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CAPITULO 1 11
CAPITULO 2 29
CAPITULO 3 47
CAPITULO 4 55
EPILOGO 71
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El año 2018 marca un hito en mi historia
personal que les quiero compartir; me convertí en
madre por segunda vez. Honestamente, la primera
vez que me transformé en mama, me sentí tan
mareada que mis recuerdos o la experiencia en sí
son memorias turbulentas. Es más, aún me parece
que fue hace mucho tiempo atrás, y en realidad han
pasado solo dos años.
Hoy siento, muy profundamente, que hay
muchas mujeres que se sienten o sintieron así. Yo
sé que no soy la única que ha navegado por las olas
de la maternidad intentando mantener el equilibrio y
en muchas ocasiones perdiéndolo.
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mi niña en mi, sanar el vínculo con mi propia madre
y sanar mi perspectiva de ciertas situaciones que
viví. Este libro es mi proceso, mi viaje.
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mi historia es parte de la historia de muchas
mujeres.
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eran reales. Oliver definitivamente me enseñó a fluir
y a no esperar nada de los procesos.
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CAPITULO 1
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propia madre, con tu abuela, con tu clan a menor o
mayor proporción, también con tus emociones, con
tus expectativas y las expectativas que el mundo
tiene para ti y con una sociedad que, queramos o
no, tiene puesto los ojos en tus logros (en todo
ámbito de cosas).
Mientras intentas cuidar de un nuevo ser además
estás tratando de entender, procesar e integrar
nuevas emociones, de poner en orden un nuevo
sentido de ti misma. A esto se le agrega el
cansancio físico, la falta de sueño y las
transformaciones físicas que tu cuerpo está
sufriendo y el shock del parto por el que tu cuerpo
ha pasado. Para qué hablar de quienes han sufrido
abuso obstétrico ya que requiere de energía sanar
esa herida psicológica que se suma a toda la carga
que ya llevamos, y podría seguir nombrando un sin
fin de experiencias que agregan tensión al proceso
de la maternidad y no sólo en su estado inicial, si no
que a lo largo de los primeros años. Incluso, si tu
embarazo y parto han sido tranquilos e ideales, el
proceso de ser madre siempre va a venir
acompañado del conflicto emocional y físico de una
u otra forma, en menor o mayor grado.
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Cuando me convertí en madre por primera vez me
di cuenta de que lo que yo esperaba de la
maternidad no tenía nada que ver con la realidad.
Yo esperaba sentirme completa y en la cima de la
felicidad, esperaba que la maternidad fluyera cómo
si yo supiera desde antes lo que mi bebé
necesitaba. Pero ahí estaba yo, experimentando mis
primeros episodios de ansiedad al no saber porque
ese bebé lloraba, y mi mente se inundaba de
preguntas tales como ¿Es posible sentirme de esta
manera? ¿cómo es posible no sentirme la mujer
más feliz del mundo si me he convertido en madre?
¿tengo depresión post-parto?
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Cuando me convertí en madre por segunda vez tuve
la experiencia de la vida y la muerte sumada a la de
la maternidad, y no sólo en una forma metafórica o
en un proceso interno, sino que además se
manifestó a mi alrededor, siendo yo espectadora de
lo vulnerable de la vida.
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que la doctora se refirió a la maquina del ultrasonido
como el Ferrari de los ultrasonidos en donde
podríamos ver con más detalles el cerebro de Nina
y tener más información de lo que estaba
sucediendo con ella. Llegué al hospital a hacerme el
examen, sin saber que no iba a salir de ahí en unos
días. Entré al hospital y comenzaron las
contracciones, como si Nina supiera que estábamos
ahí, que estábamos seguras. Subí al tercer piso a
hacerme el ultrasonido y mientras esperaba a que
me llamaran mi tapón mucoso se desprendió
cuando fue al baño y las contracciones comenzaron
más y más fuertes, me comencé a poner nerviosa y
le dije a mi marido “Tenemos que avisarle a alguien
o voy a tener a Nina aquí”. El le comunicó a la
enfermera y me bajaron al area de parto, me
conectaron otra vez al monitor para ver el nivel de
mis contracciones — eran fuertes, más fuertes que
las que recuerdo haber tenido con Oliver. Estuve al
menos cuatro horas ahí acostada en una sala
compartida en donde escuchaba a otras mujeres
gritar por contracciones al igual que yo, intentaba
distraerme, comencé a mirar el monitor ya que mis
contracciones venían cada tres minutos y yo las
sentía extremadamente fuertes, quería saber si eran
tan fuertes como yo las estaba sintiendo y si, de uno
a diez que marcaba el monitor en nivel de
contracciones yo estaba teniendo diez, sentía que
me desmayaba cada vez que venia una, pero no
tenia nada de dilatación. Mi marido intentando
arreglar todo, traerme mi bolso, hablar con alguien
que pudiese cuidar a Oliver y alguien que pudiese
ver a nuestros perros. Ya sabíamos que estoy iba a
ser parto, pero no sabíamos en cuantas horas o
días.
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¿Dónde estaba mi doctor? Ese doctor que me había
negado el ultrasonido, pero que no tuvo opción. Yo
ya había pasado todo el día ahí y a eso de las siete
de la tarde apareció un doctor, otro doctor porque el
que me había visto un par de veces estaba
ocupado1. Me llevaron con contracciones a hacerme
el ultrasonido. Entre contracciones le explicamos al
doctor que Nina venia con un problema y nos dijo:
Ustedes decidan si sale ahora por cesárea o
esperamos a que te dilates en las próximas horas o
días y pujas. Con mi marido nos miramos y lo
miramos pidiendo con la mirada por favor un
consejo, nos miró de vuelta y nos dijo: Bueno,
decidan, yo estaré abajo en una reunión vuelvo en
una hora. Y ahí quedamos, desconcertados pero
necesitábamos actuar rápido y dentro de nosotros
sabíamos que el parto normal podría afectar más su
condición si la cabeza pasaba por el canal vaginal
por la presión. Cesárea sería. Yo no estaba
preparada para cesárea, aunque sabía que podría
ser una opción, pero era lo mejor para Nina y el
parto era de ella. Pedí la epidural — ¡por favor
alguien que me ponga la epidural que siento que me
muero del dolor! — El anestesista estaba ocupado
en otra cirugía. La epidural llegó 15 minutos antes
de la cesárea.
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1 A diferencia de Chile, en estados Unidos muchas
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Mientras estaba recostada en el pabellón recuerdo
como los asistentes conversaban de sus vidas, de
sus hijos y de a donde se irían de vacaciones,
dentro de mi yo pensaba “Este es nuestro momento,
de Nina y mío”. Me hubiese gustado que hubiesen
dejado la charla personal para después de la
operación, que no me hubiesen ignorado. Dejaron
entrar a mi marido cinco minutos antes, casi junto
con el doctor. La cesárea fue rápida, pero me sentí
como un animal en la carnicería. Nina salió de mi,
lloramos de emoción al verla, ella puso su boca en
mi piel y eso fue el comienzo de un amor infinito.
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este tipo. Y ahora se llevaban una parte de mí, mi
existencia no volvería a ser la misma luego de vivir
ese dolor de separación de mi recién nacida.
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En el mes de Junio Nina fue sometida a su primera
cirugía cerebral en donde se drenó el líquido extra
que contenía su cerebro. Se evaluaría si necesitaría
la válvula dependiendo de si su cuerpo reaccionaba
positivamente o no al procedimiento. En el proceso
de su recuperación enfrentamos el momento más
difícil de nuestras vidas hasta ahora: como resultado
de la cirugía, el cerebro sufrió irritabilidad lo que se
tradujo en convulsiones.
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Me percaté entonces que yo había quedado
emocionalmente herida, el tercer trauma se había
instalado en mí. El dolor de ver a tu hijo o hija pasar
por situaciones difíciles, especialmente situaciones
que ponen en riesgo la salud cualquiera sea (léase
salud física, mental, emocional) y el dolor de no
poder estar con tu otro u otros hijos es más de lo
que yo nunca podría haber imaginado. Te invade la
culpa y la tristeza, y es aquí y en otros casos
cuando la maternidad y el sentido de auto-
compasión son puestos a prueba.
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bebé pasó internada un mes en donde mi pareja
venia solo 1 vez a la semana. Qué muy duro para mi.
Mi hija tenía todos los problemas de un bebé
prematuro: vómito, problemas de peso, no comía
sola, problemas de respiración, etc. Le dieron de
alta finalmente con dos kilos y medio. Pero dos
semanas después se ahogó yo estando sola con ella
(mi pareja se había ido Al caribe con su familia, mi
nena no tenia ni siquiera 2 meses). Todo salió bien y
pudimos volver a casa. Fue ahí que hice cambio de
vida y me decidí a estudiar algo relacionado con
niños para poder trabajar con niños y padres para
poder ayudarlos y guiarlos. Ahora las cosas van
bien, pero el cambio de vida fue extremo.”
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bien, creo que todo se empezó a arreglar cuando mi
hijo entró a la sala cuna, el tener tiempo para mi
nuevamente, y además verlo cómo crecía, aprendía
cosas nuevas en el jardín y ver que se fue haciendo
cada día más independiente, dentro de lo esperado
para su edad obviamente. Contra todas mis
aprehensiones, la experiencia de la sala cuna fue
muy buena. Y para cerrar mi historia, sigo pensando
que ser mamá de este torbellino ha sido lo mejor de
mi vida pero también lo más difícil.”
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La hormona Oxitocina es la que nos permite, al
momento de ser madres, poder enfocar toda
nuestra atención en nuestros bebés, pero al mismo
tiempo de que el bebé nace, nace una madre y
mientras luchamos con retener la mujer que éramos
la situación que se da dentro de nosotras es un tira
y encoge. La Oxitocina tira nuestra atención hacia
ese nuevo ser, pero nuestro cerebro y sentido de
Ser empuja nuestra atención hacia nosotras mismas
y hacia nuestras necesidades ya sea físicas,
emocionales o espirituales, y esa dinámica de
disyuntiva -- que es totalmente normal -- es la que
hace que percibamos la maternidad como una
transición compleja y muchas veces difícil de
disfrutar. La doctora Alexandra Sack menciona
"Desde un punto de vista Neurocientífico, las
emociones de la Madrescencia tienen que ver más
con los cambios químicos en tu cerebro que acerca
de las cosas que la ciencia no puede explicar."
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Desde el punto de vista de la doctora Sack hay
algunos comportamientos o aspectos psicológicos
que son transversales en toda madre y que
experimentamos en esta transición, tales como:
- Transgeneracional/Intergeneracional: positivo o
negativo tu identidad materna y como maternas está
basado en el estilo de tu madre o los conceptos que
ella te transmitió con su ejemplo y la de ella en su
propia madre, y así sucesivamente. Es por esto que
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convertirse en madre te brinda una oportunidad
hermosa (y en ocasiones dolorosa) para sanar. En
cierto modo, puedes volver a experimentar tu propia
infancia en el acto de crianza, repitiendo lo que fue
positivo, mientras tratas de mejorar lo que crees que
puedes hacer mejor.
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Este testimonio es un extracto del artículo que
escribió Tammy para la revista virtual Mujer y Punto3
y como Tammy muchas mujeres si sufren de
depresión post-parto pero muchas otras mujeres y
madres han sido diagnosticadas erróneamente y
medicadas erróneamente. El testimonio de Tammy
es el testimonio que más escucho y leo de mujeres
como tú y como yo -- y sí que he escuchado muchos
testimonios en el proceso investigativo de este libro
--, en donde las palabras más comunes al referirse
a la experiencia de la maternidad son: culpa,
enfocarte completamente en el bebé y olvidarte de
ti, frustración, juicio constante, miedo y ansiedad.
Mientras que cada testimonio e historia es único
acerca de la transición de convertirse en madre, hay
aspectos universales y transversales en esta
experiencia que todas compartimos.
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3http://www.mujerypunto.com/soy-mama-tuve-
depresion-post-parto-y-hoy-soy-feliz/
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"Durante el proceso de Madrescencia las personas
esperan que seas feliz mientras estás perdiendo
control sobre cómo te sientes y como te ves"
menciona la doctora Alexandra Sack en su blog.
Muchas de nosotras hemos visto en las redes
sociales a la madre que parece que tiene todo bajo
control, que se ve perfecta, es eficiente y tiene
tiempo para todo. Si tu sientes que como madre no
puedes llegar a ese nivel es porque eres normal.
Todas lidiamos o hemos tenido que lidiar con
momentos de caos, de frustración, de duda hacia
nosotras y de culpa. Pero de dos cosas estoy
segura:
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CAPITULO 2
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contenerme, especialmente en el proceso de
transición.
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cosas y atravesar procesos porque sientes miedo
de que algo malo te suceda, la idea es sanar porque
te amas y quieres lo mejor para ti.
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4 Método de origen biológico, centrado
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La solución a cualquier dificultad externa es, en
parte, enfrentar la misma dentro del yo. Este lugar
en el yo es el lugar donde siempre tenemos acceso
y poder.
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Porque todos, hombres y mujeres, tenemos un
sentido "maternal" que se desarrolla gracias a
nuestra propia madre y lo veo día a día con el
sentido maternal que mi hijo muestra por su
hermana pequeña. Y si la madre falta, si ella no nos
acompaña en el camino, la vida simplemente se
reduce a una etapa de tiempo por sobrevivir.
El mundo entero sabe, como inconsciente colectivo,
que tener una madre ausente, castrante, dura, fría,
indiferente, chantajista, manipuladora, vengativa,
inmadura es carecer de una vida plena y próspera.
Es vivir una vida adivinando lo correcto y lo
incorrecto, acertando y equivocando.
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que con la sola mirada nos indica si hemos errado o
hemos atinado, una madre que nos contiene.
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Las mejores relaciones madre-hija son más
recíprocas. Esto no significa que tu madre te esté
contando todos los detalles importantes de su vida
de pareja, solo significa que te tomas un tiempo de
la conversación para descubrir cómo le va en lugar
de hacerlo solo sobre ti las 24 horas del día, los 7
días de la semana. Tenemos una tendencia a culpar
a los que amamos por cualquier desprecio
percibido, pero las relaciones más sanas minimizan
este tipo de comportamiento. La culpa no es una
sensación agradable. Intentamos evitarlo; cuando
no podemos, tratamos de deshacernos de él, a
veces tratando de culpar a otros a través de la
acción psicológica llamada "proyección", el
psicoanalista estadounidense Jody Davies llama a
esto un sentimiento de "papa caliente": un
sentimiento que es demasiado doloroso para
sostenerlo, tratamos de pasarlo a otra persona.
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Lo que tú y ella, y todos nosotros que luchamos con
los sentimientos de culpa, realmente queremos es
ser perdonados, saber que no todos somos malos.
Sin embargo, a menudo terminamos obteniendo
exactamente lo contrario. Es posible que tu madre
"provocadora de culpa" simplemente quiera saber
que tú piensas que es una buena persona, tal como
tú quieres que ella te haga saber a ti que ella piensa
que tú eres buena persona. Es posible que desee
escuchar que sus hijos la aman, incluso mientras
ella te aleja a ti y a tus hermanos con su ira y culpa.
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2. Intenta por un momento ponerte en sus zapatos.
Para hacer este ejercicio más fácil puedes
preguntarle cómo fue su experiencia y qué es lo
que recuerda de tu infancia y de cuando ella se
convirtió en madre.
3. Sé compasiva contigo misma y con tus propios
sentimientos de culpa. Una forma de lograr
trabajar en la compasión es reconocer primero el
momento difícil que estás viviendo o el conflicto
emocional en voz alta o para ti misma, acepta y
admite que más personas pasan por lo mismo
que tú, date permiso para ser compasiva y
paciente contigo en este difícil momento.
4. R e c u e r d a q u e t ú t i e n e s n e c e s i d a d e s
emocionales y los demás también.
5. Evita etiquetar (mala madre, mala hija, etc).
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Si bien la madre es un símbolo de amor y
agradecimiento, debemos ser conscientes de que al
igual que el padre, son tan solo figuras formativas
pero de ninguna manera personajes sagrados e
intocables. Me parece que por creencia universal,
por costumbre o por cultura, conocer a una madre
ausente, por ejemplo, pareciera algo imposible. Sin
embargo, una gran cantidad de mis clientes que son
hijos, expresan haber tenido o tener una madre
ausente en su vida, y muchas veces llevan mucho
tiempo o una vida entera sin saber que tienen ese
vacío emocional a causa de una madre ausente.
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su vida y la ha alejado de disfrutar la vida con
quienes ama y de crear recuerdos de infancia con
sus hijos. Otra madre que conocí se pasó los
primeros diez años de su hija trabajando sin cesar y
los siguientes ocho años sumida en una depresión
debido a que dejó de trabajar para convertirse en
dueña de casa y madre de tiempo completo,
mientras su marido trabajaba. Estos son ejemplos
comunes de madres ausente emocionalmente, que
no necesitan ser agresivas o abandonar fisicamente
a sus hijos, pero que no están presentes en
consciencia, están sumidas en su mundo interno y
sobrepasadas por el.
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¿Qué puede pasar si yo vivo una vida con una
madre ausente? Que en mis relaciones amorosas y/
o laborales, yo siempre estaré buscando a la madre
que no tuve. Yo saldré al mundo a buscar un
“suplente” de mi madre. Por lo tanto, seguramente
me enamoraré inconscientemente de un hombre o
una mujer, que sea doble de madre. Una madre
simbólica que sí me ame, que me cuide, que me
alimente emocionalmente, que me ponga límites,
que reconozca mi valía, que no me abandone, etc.
Las madres ausentes, ya sea físicamente ausentes
o emocionalmente ausentes, suelen dejar en los
hijos o hijas una emoción permanente de “baja
autoestima”. Porque si la persona que más debería
amarme en este mundo no estuvo para mí, es que
seguramente yo debo ser poco importante.
Eso a la larga, tan solo provocará que yo vaya de
relación en relación, buscando un amor que jamás
tuve. Buscando ser importante para los demás.
Reconocida o reconocido por los demás e incluso,
puede provocar en los hijos una negación profunda
a tener hijos “para no repetir el patrón”. O bien, unas
ganas por tener muchos hijos “para comprobar que
yo si puedo ser buena madre”.
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convierten en “raras”. Mujeres que se rehúsan a
engendrar se convierten en “raras”. Porque además,
no solo basta con ser mamá, ahora se trata de ser
una “extraordinaria buena madre”. En dar todo por
los hijos, en sacrificarse por los hijos. Y como miles
y miles de mujeres entran en ese juego de
obediencia, están naciendo cientos y cientos de
niños con una madre ausente porque jamás fue
sueño de ella el ser madre, tan solo cumplió con lo
que la familia, la sociedad, sus creencias o una
religión le solicitaba.
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tener este conflicto de relaciones y no haberlo
notado aún porque se puede estar escondiendo en
un sobrepeso, en una adición a la azúcar, en una
intolerancia a la lactosa o en un rechazo a la comida
por ejemplo, en algo completamente desconectado
para ti a tu vínculo materno.
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Las enfermedades son el resultado y lo que vemos
como efecto de una causa oculta o que aún no
hemos develado, una raíz silente, muchas veces
que no recordamos ya que pertenece a nuestra
infancia o que en otros casos no queremos recordar
para protegernos psicológicamente del sufrimiento
de la realidad. Sin embargo, la ausencia de la
madre puede ser tan dolorosa que es capaz de
transformarnos en monstruos o en trapos,
transformarnos en oscuras sombras flotando vacíos.
El poder que ejerce una madre es tan poderoso que
en sí mismo constituye lo que somos a lo largo de
nuestra vida, o eso nos han hecho creer. De la
madre tomamos ejemplo, y de la madre
aprendemos lo que no somos y lo que no queremos
ser. De la madre recibimos libertad y al mismo
tiempo de la madre recibimos las limitaciones por lo
que tener una madre resulta en una gran
enseñanza, un reto a vencer, una seguridad, una
motivación, al mismo tiempo que recibimos
autoestima, confianza, carácter y fuerza. La madre
bien establecida nos entrega además la capacidad
de crear abundancia, entonces cuando nuestra
relación con nuestra madre o figura materna es
saludable se potencia de forma directa nuestra
certeza, que es la que nos ayuda a crear y
manifestar, la madre al representar alimento y la
base de la vida nos ayuda entonces a crear
abundancia. A diferencia del padre, que una de las
cosas que nos entrega una relación saludable con la
figura paterna es la capacidad de encontrar nuestra
pasión en la vida o nuestro propósito.
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la relación de este núcleo con el desarrollo y éxito
del ser humano en sus diferentes facetas de
r e a l i z a c i ó n . S e g ú n H e l l i n g e r, h a c e r e s t a
introspección ayuda al individuo a conocer y mejorar
los ámbitos de su vida, siendo aplicable la
constelación a nivel personal y profesional. El éxito
profesional, así como en el ámbito general, guarda
una vinculación directa con la relación que se tiene
con la madre, pues es la madre quien da la vida.
Por eso quien tiene éxito laboral está al servicio de
la vida, refiere Hellinger. Entonces, si el sujeto tiene
una buena relación con su madre es una manera de
-a través del éxito laboral- decirle a la mamá que se
está al servicio de la vida al igual que ella lo estuvo
al concebirlo y cuidar de él.
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a la vida, llevando un estilo cómodo y agradable
para consigo. La madre da la vida. Como se trata a
mamá, le tratará la vida.
Estudiarlo desde otro punto de vista y preguntarse
cómo están las relaciones interpersonales es una de
las maneras para saber si se tiene o no una buena
comunicación y cercanía con la madre. Cabe
destacar que para que el dinero trabaje, rinda y se
multiplique, hay que darlo, de lo contrario se
estancarán la profesión y en consecuencia el éxito.
A través de este se puede honrar también a los
padres, proporcionándoles satisfacción, bienes y
atenciones con el dinero.
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reflejada en la abundancia monetaria, ya que
mientras más fluidez exista en las tareas realizadas
a nivel profesional, mejorarán y aumentarán los
ingresos.
En este sentido, analizar las relaciones con padre y
madre, así como trabajar para mejorarlas o
fortalecerlas, traerá éxito y prosperidad. Para
Hellinger y las Constelaciones Familiares, la
realización como profesional y la obtención de
riquezas materiales, no se alcanza o propicia desde
lo externo, sino desde el interior de cada ser.
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CAPITULO 3
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¿Cuántas veces en un solo día, hacemos todo lo
posible por quedar bien con los demás, para luego
descubrir que nosotros quedamos inconformes con
lo sucedido? Y ni hablemos de esto si analizamos
por completo nuestra vida. Terminamos comiendo lo
que no nos gusta, por no lastimar a la mamá,
paseando en un lugar que no nos agrada, por no
ofender a nuestra pareja. Terminamos comprando
algo que no necesitábamos, por no herir al
vendedor que lo ofrecía, contratando un servicio que
no utilizamos, por no saber decir que no al que
llamó. Terminamos aceptando darle unas monedas
al chico que nos limpió el parabrisas dejándolo peor
que como estaba. Terminamos pagando dinero extra
para obtener un vaso más grande de refresco en el
cine, cuando bien sabemos que no lo tomaremos
todo, pero como nos dio vergüenza decir que no, lo
hacemos.
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heridos, los ofendidos o si nosotros éramos los que
nos sentíamos mal.
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Y en eso llega tu hermana o tu hermano o te llama
diciendo: ¿En serio no irás a la fiesta de
cumpleaños de papá? Cómo eres egoísta, tanto que
te dio mi papá, cómo puedes pensar tan sólo en ti.
Deberías ir por él, para que no esté triste. Además,
ya sabes que él mismo prepara tu postre favorito.
Así que cambia tus planes de ese día, porque tienes
que ir con papá, siempre ha sido así.
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que necesariamente vamos a repetir los mismos
errores de nuestros padres. De hecho,
independientemente de la angustia o el trauma que
sufrimos en la vida temprana, lo más importante es
cuánto hemos podido sentir todo el dolor de nuestra
infancia y crear una narrativa coherente de nuestra
experiencia. Al procesar lo que nos sucedió,
podemos relacionarnos mejor con nuestros propios
hijos y brindarles el cuidado que necesitan.
Podemos llegar a reconocer que nuestras
reacciones "instintivas" no siempre son
representativas de cómo queremos ser como
padres. Y podemos empezar a entender por qué
nuestros hijos nos activan de la manera en que lo
hacen.
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mismos, los presionamos para que sean como
nosotros o sobresalgan en formas que no pudimos.
Podemos esperar que lleven a cabo nuestros
propios sueños o persigan nuestros intereses, en
lugar de encontrar los propios. Cuando nos
proyectamos a nuestros hijos, no los vemos como
las personas distintas que realmente son. Podemos
pasar por alto la marca: satisfacer las "necesidades"
que creemos que tienen en lugar de proporcionarles
una respuesta en sintonía y comportarnos como si
fuéramos padres de nuestra infancia.
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Por otro lado, no importa cuán buenas sean
nuestras intenciones, estamos obligados a sentirnos
motivados por nuestros hijos en momentos de
frustración. A menudo nos sentimos provocados por
situaciones del día actual que nos recuerdan el
dolor de nuestro pasado, incluso si no somos
conscientes de que es lo que está creando esos
sentimientos de angustia. A menudo, en estos
momentos nos sentimos transportados a la vieja y
dolorosa situación. Podemos actuar de manera que
sean parentales o infantiles, pero en realidad no
somos nosotros mismos. Para darte un ejemplo
personal, ayer fui con mi hijo Oliver a su primera
visita al dentista, este tema para mí como niña ha
sido siempre traumático y estresante. Cuando era
niña le temía al dentista y fue tanto mi temor que
para que me pudiese atender una de las sesiones la
asistente de la doctora se lanzó encima de mí para
que no me moviera de la silla y me obligaron a abrir
la boca. Si, esto en un país como Estados Unidos
es abuso infantil, pero no en el Chile de los años
noventas. Así que tan pronto como entré ayer a la
consulta del dentista con Oliver comencé a sudar y
todas las memorias de mi propia infancia con el
dentista se refrescaron, mi ansiedad no paró hasta
que comencé a ver que Oliver estaba teniendo una
experiencia realmente agradable y pude hacerme
consciente de que mi experiencia es diferente a la
de el, y eso esta perfectamente bien.
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CAPITULO 4
!55
conscientemente en respuesta a tu experiencia
infantil. Cabe recalcar nuevamente que este libro no
busca denigrar a nuestras madres y está lejos de
eso. Es simplemente un reconocimiento de la
humanidad de nuestra madre (en otras palabras,
sus limitaciones) y la realidad de que muchos de
nosotros (si es que no todos) podríamos
beneficiarnos de un trabajo más consciente y activo
de renovación psicológica en nuestras vidas. Y
ahora como adultos, es nuestra responsabilidad
hacer este trabajo por nosotros mismos para crecer,
sanar y mostrarnos por nuestras vidas de la manera
más completa posible, especialmente cuando tu
ahora estás o estarás en el rol de madre, pero una
madre consciente.
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interna. Comencé a entender que no necesitas
convertirte en la mejor amiga de tu madre, que ni
siquiera necesitas que te guste la forma de ser que
tiene tu madre. Sanar a la madre conlleva algo más
profundo.
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estado de ánimo no era tan optimista como el mío:
no estaba particularmente hablador y parecía
bastante negativo sobre el trabajo que estaba
haciendo.Tomé esto muy personalmente y me volví
fría y callada casi de inmediato, y eventualmente di
el paso muy juvenil de colgarle. ¿¡Cómo se atreve a
arruinar mi perfecta noche de verano !?
———————————————————————
8 www.tinybuddah.com sitio web que entrega
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Si comienzas a observar te vas a dar cuenta que
manejamos expectativas siempre y para cada
relación que tenemos y en la relación con nuestra
madre no es diferente. Pero como somos adultos,
podemos comenzar a responsabilizarnos de traer a
un nuevo nivel de entendimiento nuestras propias
expectativas y traerlas a la realidad. En la mayoría
de los casos, la forma en que alguien reacciona o
actúa tiene muy poco que ver contigo y mucho que
ver con ellos mismos. Entonces para sanar el
vínculo con tu propia madre ¿Se acepta a la madre
y ya? ¿Y que hago con lo que yo llevo a cuestas?
Estas eran todas mis preguntas y siempre sentí que
la respuesta no era suficiente, incluso por un
periodo de tiempo corto experimenté exponer a mis
clientes a la resolución de “honrar a la madre” y
todos reaccionaban de la misma manera: ¿Cómo
hago eso?
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No coloquemos en la madre, el pretexto perfecto
para no crecer como seres humanos o el pretexto
para no luchar por aquello que merecemos. Tener
una madre ausente o no tener una madre, no es
una razón válida para dejarnos caer y vivir vacíos
buscando error tras error para luego utilizar el
pretexto mundialmente aceptado de: “es que como
no estaba mi mamá…”
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maternal, nuestro instinto cazador. Ya sea por lo que
vivimos con ella, o sea por lo que carecimos. Tan
solo se trata de comprender que con madre o sin
ella, el camino que vinimos a recorrer es el mismo y
solo nuestro y contamos con nuestra propia
capacidad de identificar peligros o riesgos. Somos
capaces de auto imponernos límites, crear sueños y
cumplirlos. Somos capaces de ser sensibles ante
algo tierno y de ser duros a la hora de defendernos.
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- Siento frustración porque me ocultaste
información sobre _____.
- Siento tristeza porque no me defendiste ante
______ cuando lo necesité.
- Siento enojo porque preferiste ________ que
estar conmigo.
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canal de tu existencia. La lista se puede
complementar con cosas como:
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generalmente sabotean tu capacidad para participar
en relaciones saludables y disfrutar la vida.
La forma en que se manifiestan las heridas
maternas para cada uno de nosotros es de forma
única y compleja, ya sea de forma netamente
emocional en conflicto en relaciones, de forma física
con enfermedades o conflictos físicos y hasta con
un gran sentimiento de estar perdido en el mundo.
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-Vergüenza, creer que algo está fundamentalmente
mal contigo o que no eres digno de amar.
-Mantenerse pequeño (físicamente,
emocionalmente o mentalmente) por temor a entrar
completamente en tu poder.
-Sentirse implacablemente necesitado en sus
relaciones y buscar aprobación constante de otros.
-Sentirse resentido y amargado por tus propios hijos
o lo que significa ser una mujer en este mundo.
-Nunca, pero nunca te sientes lo suficientemente
bien sin importar lo que parezcas hacer.
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Lo mismo sucede con nuestra madre. Ya sabemos
que no podemos cambiar a los demás ni nuestras
experiencias, pero si de algo estamos seguros es
que podemos cambiar todo en nosotros. Al
maternarte comienzas a crear esta figura materna
en ti misma con todas las características positivas
que deseaste que tu propia madre tuviese y que no
tiene. Hagamos una lista:
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tres características de esta lista o características
que tu hayas creado que sean positivas y que crees
que a ti te faltaron en tu infancia y trabajes con una
característica a la vez — no te empujes tan fuerte
desde un principio — a crear eso en ti misma. Por
ejemplo si quieres trabajar el ser una madre
compasiva:
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de los demás porque aún tienes miedo del rechazo
que experimentaste con tu madre. En este caso el
trabajo de maternarte nuevamente sería exponerte y
comunicar tu necesidad independiente de si esto te
hace salir de tu zona cómoda — cuando salimos de
la zona cómoda , ósea lo habitual, es cuando
realmente estamos haciendo el trabajo — y
aprender a tolerar el sentirte vulnerable.
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- Crear una rutina que te aliente a relajarte y te
reconforte a la hora de acostarse.
- Leer libros para padres (¡incluso si no tiene hijos
aún!) Lo que puede brindarte una excelente visión
de las necesidades de desarrollo de los niños de
diferentes edades y lo que es apropiado y
necesario para los padres en ese momento.
- Solicitar y permitirte recibir apoyo, ya sea de tu
terapeuta, tus amigos, etc.
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también está viviendo su camino, haciendo aquello
que vino aprender. Es tan sólo una compañera en
nuestro salón de clases. El curso, aprobar el curso,
dependerá de nosotros y no de ella. No es mejor un
ser humano sin madre que uno con madre. Todos,
absolutamente todos, tenemos la misma capacidad
intuitiva, amorosa, intelectual. Las mismas
responsabilidades y habilidades, y tan solo se
requiere de nuestra voluntad para avanzar airosos.
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EPÍLOGO
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también necesitamos aprender a honrar a nuestros
hijos, ya que no puedes pedir lo que no puedes dar.
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