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El bar

En esas noches de frío, donde hay muy poco que hacer, se


reunieron en el bar de Lucho Gomez ,el Juancho,el Pepe y el
Jacinto, eran amigos desde chicos, cada uno tenía hoy actividades
diferentes, corría la caña Legui, unas papitas fritas un salamín
feteado, y algún que otro aditamento que don Gomez conocedor
de su clientela traía a medida que su botella bajaba y la alegría
subía.
La mesa estaba instalada al lado de un gran fogón, en las otras
había poca gente ya que era un día de semana. Colgaban en las
paredes toda clase de cuadros con fotos muy antiguas del lugar lo
que le daba al sitio un halo de emotividad especial, algún recuerdo
que había dejado aquel famoso que había pasado en una de sus
giras.
El Juancho, un tanto entonado, vendedor de repuestos, gran
contador de chistes, bromas y algún que otro chimento, trató de
captar la atención diciendo: escuchen lo que me sucedió. Hace un
tiempo en unos de mis viajes, iba muy tranquilo, noche estrellada,
luna llena lo que regalaba una gran claridad, de repente a lo lejos
veo una persona, era bastante raro por que en ese lugar no se
veían casas, reflexioné ¿qué hago?... gran dilema, si era alguien
que necesitaba algo, bien, pero si por casualidad era un asaltante
de esos que suelen andar por la ruta, cuándo volviera a mi casa la
flaca me iba a querer colgar. Mientras mi cabeza parecía una
licuadora de reflexiones,ya más cerca veo que se trataba de una
joven. Paro en la banquina, abro la puerta y la piba sin mediar
palabra sube, me mira y se acomoda en el asiento, flaquita, muy
blanca, un tanto extraña. Pensé, que se creé esta ¿Miss Universo
que ni buenas noches dijo?, ya me estaba arrepintiendo de mi
generosidad, cuándo murmuró que necesitaba llegar al próximo
pueblo, bueno por lo menos no era muda, ahí se terminó todo
diálogo, me sentía incómodo, y enojado, porque desde que ella
subió, parecía que la calefacción no andaba, chiflidos de aire
helado pasaban por mi cuello y encima nada, ni una palabra para
acortar el camino.
Cuándo estábamos llegando a la curva anterior al sitio donde tenía
que bajar, hay amigos que cagazo, se empezó a sentir un olor
nauseabundo, pensé, se tiró un pedo la muy asquerosa, sumado a
eso destellos de luces que me encandilaron y casi me hacen salir
de la ruta, cuándo todo esto pasó y una calma extraña me rodeó,
miro a mi acompañante,¿ pueden creer lo que pasó? Ya no estaba.
Encima, cuándo llego a casa y le cuento a la flaca, me miró con
esos ojos que meten miedo cuando quieren y como un juez dando
su sentencia me dijo, Juancho eso no te lo crees ni vos, te
levantaste una piba y ahora querés justificarte…. Fantasma tu
abuela, que en paz descanse!!!!!! .
Agarró la valija y se fue a casa de su madre por un mes, y de allá
me mandaba audios muy campante y burlona preguntando, ¿te
queda comida?, ¿tenés ropa limpia?, bueno si la respuesta es no,
salí a la ruta buscá la piba y que ella te atienda.

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