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De Capellanes y demonios

Episodio 6

En el Paraguay existen dos religiones. Y ninguna de ellas es la Católica.

Una de ellas de la Bendición, la que te dan las madres, en un acto sencillo y solemne, te bendicen,
para lo que sea, te encomiendan al altísimo, a los ángeles, a los Santos, a la Virgen y se santiguan y
uno asintiendo, en gesto reposado, bajando la cabeza o directamente agachándola la recibe.

Y de la maldición. De las que se proclaman una sola vez, y es para toda la vida.

Natanael era un muchacho alegre, tranquilo y respetuoso. De buena familia, era el mayor entre
sus hermanos y se sentía una especie de faro y espejo para los mas chicos. No le desagradaba el
papel que tomo en una familia de 6 hermanos varones. Su pasatiempo era hacer pistas para sus
coches de miniatura. Si bien ya estaba un poco grande para eso, rondaba los 17 años , el ambiente
en el que fue criado y las circunstancias de su vida le daban un aire casi aniñado. Sus compañeros
de colegio ya se iban presentando para ser elegibles para el servicio militar, obligatorio en ese
entonces y el ni su familia contemplaba esa posibilidad. Eso le llevaba a ser un objetor, en una
época que ya no estaba tan mal visto serlo. Simplemente bastaba con una conformidad del
interesado, firma de los padres y que una ONG apoye la decisión del peticionante. Pero todo ese
trámite, más las eventuales gastadas o cargadas de los amigos del barrio lo ponían tenso. Esa
última semana casi no podía conciliar el sueño en las noches, y para colmo había iniciado una
relación secreta con una chica que vivía a una distancia relativamente corta de su casa. Eran sus
primeros escarceos amorosos, y como se había señalado, el parecía de menos edad, por actitud y
costumbres de lo que realmente era.

Paula era una chica bastante liberal, incluso para los canones de esa época. El nuevo milenio era el
tiempo ideal para personas como ella. Fresca, directa y que aprovechaba sus virtudes: joven y
bella. Tenia 19 años , había suspendido a último momento su ingreso para intentar ser Bioquimica,
ya que era lo que se esperaba de alguien que vivía en la zona de los barrios Barcequillo, Capellania
y por supuesto el más tristemente célebre de todos y que nos ocupa esta historia: Capilla del
monte. Tenia todo el tiempo, pues la mayoría de sus quehaceres terminaba muchas veces luego
del mediodía. Ayudaba en las labores a su Mama y una tia, que tenían una lavandería sobre la
avenida principal, y era lógicamente la admiración y el deseo prohibido de varios vecinos, que, si
bien la zona aun no era tan poblada, ya había los grandes atisbos de civilización y la euforia que iba
trayendo el crecimiento demográfico para una sociedad de consumo ávida de nuevas sensaciones.

Natanael había parado brevemente en una mercería, la única del barrio en donde quería comprar
unos aros, pendientes para sorprender a Paula. Eran casi las 18hs, ya iban cerrando cuando
súbitamente llego:
…. “Hola Doña Carmen que tal?, vine por esos aritos que te había dicho la vez pasada”..

Resp: “Hola che memby, ahhh si..vas a llevarlos?”…

… Si, por favor y en una cajita envuelta para regalo…

Resp: “ahhh bueno, y quien será la afortunada?”..

…”una chica, aca cerca nomas…no comento mucho, por que Mama sabes luego como es”…

Resp: “pero es de por aca”?

…”y es mas de hacia Barcequillo”

Resp: “anike nomas no te vayas de noche por ahí, que termina temprano los colectivos, ehm”

“Y si Doña Carmen, gracias, siempre me cuido”.

Termino ese dialogo y el impulso le llevo a la determinación de enfilar directo para la casa de
Paulo, como lo venían haciendo ya hacia un tiempo. Total que su Papa volvía tarde de la fábrica de
trabajar, le servían la cena y directo dormía y los otros hermanos se cuidaban ya prácticamente
solos y uno de ellos, Felipe, había recibido las instrucciones y era el más compinche y era como el
2do al mundo de los otros 4 hermanitos.

Llegar era, hasta relativamente fácil. Incluso era más conveniente ir caminando, en la hora que la
mayoría de los pobladores volvía de trabajar en la metrópoli, en su mayoría venían de Asunción, y
otros iban camino a la Universidad nacional, de manera que en la ruta coincidía con muchos
estudiantes y gente que salía de trabajar. La travesía era divertida, y hasta incluso se topaba con
algún vecino o conocido. Trataba de no pensar mucho en que un dia de esos, sus padres empiecen
a crearle problemas por sus salidas nocturnas en donde nunca daba demasiadas explicaciones.
Total, que era un chico responsable, y ya estaba por cumplir los 18 años, de manera que era un
status quo que ni unos ni otro querían romper. Toda esa situación le producía alivio esa situación
que se le presentaba de ser elegible para enrolarse en el ejército y el mero hecho de abandonar su
casa, recibir órdenes, castigos, descuereo era algo que se le antojaba inadmisible. Peor aun
viniendo de escuchar las anécdotas de un Tío, que una década antes había participado
inconscientemente de las acciones de la noche del 2 y 3 de febrero del 89, donde sus relatos
terribles y desgarradores sobre presenciar y asistir a heridos y muertos en esa acción militar, le
causaba incomodidad el solo mentarlo.

Por fin que llego a la casa de Paula.

“entrá, pero no hagas ruido”

Nathanel: “pero que paso? “


No hubo mucho preámbulo. Se miraron, se besaron y Paula ya de por si ligera de ropa, procedió a
desnudarse y el visitante a la misma velocidad. Besos intensos, toques, aromas y fluidos se
mezclaron en un rápido coito.

“te gusto”?

N: “Por supuesto…y mucho…por eso te traje esto”

Se corta bremente el momento del dialogo, por que los dos sin saberlo tienen una sensación de
ahogo, como que el aire se había esfumado de la pieza y el silencio fue roto por el ladrido de unos
perros.

“escuchaste eso?”, vos también sentiste que parecía que te faltaba aire”?

N: “siii, que fue??? Que paso…decime, te juro que me asuste de repente”.

“No se que fue, pero fue muy raro”. “Bueno, pero, a ver que me trajiste”

N: “espero te guste”

Sus ojos se quedaron como platos, mirando el par de aros. Eran enchapados en oro, y tenían la
forma de una cruz. Sus ojos estaban como perdidos. El ruido de los ladridos ya se había disipado,
pero la forma de sos pendientes le causaron una curiosidad y un triste recuerdo.

“están muy lindos Nathan, pero me recuerda a la cruz de mi abuelo que esta aca a 2 cuadras.
Nunca te conte la historia, fallecio hace unos años en extrañas circunstancias”

N:, “no , no lo sabia. Bueno, lo siento, pese que te iban a gustar”.

“claro que me gustan. Por eso hoy quiero que te quedes a dormir. Vamos a prender la tv”.

N: “te super agradezco, pero yo de volver a casa. Sabes como son alla”

“Bueno, pero cuídate. Deberías quedarte. Es peligroso el camino de retorno, no hay nada por las
calles”.

Cuando termino de decir esto, Nathanel ya se estaba vistiendo. Se sentía confundido, ofuscado y
la situación en vez de procurarle un escape o una distracción a eso días de incertidumbre, lo único
que hizo fue ponerle nervioso. Preferia que ella no lo viese asi, de manera que se despidió, y
raudamente se marcho.

“Pero Nathan…no te enojes………todo va a salir bien”.


No había reparado en la hora, eran las 00 de la noche, y no había un alma por las calles. Era
caminar 100 metros, 200 metros ver una propiedad , luego otros 200, 300 más y ver solo la calle,
los faros de iluminación y debajo los arboles y terrenos baldios.

Una de las ultimas cosas que había recordado de los que conocían la zona, le habían dicho que
trate de caminar siempre del lado visible, por mas que repentinamente pudiera atravesar la
avenida un automóvil sospechoso, o una moto , en el peor de los casos de algun asaltante, lo
mejor siempre era ir sobre la ruta.

Hacia relativo calor para la hora que había salido de su casa, pero a la vuelta se sentía una
corriente fresca, casi fría y a lo lejos , siguiendo la estela de las luces de los alumbrados públicos se
iba acercando una bruma, formaciones de neblina que le iban dando una forma semi fantasmal al
trayecto.

En un momento dado , pasa rápidamente un vehiculo y deja una estela de polvareda y luces en
sentido contrario; una vez salido del campo visual ve a relativa larga distancia un gran árbol, que
contrastaba completamente con los plantados en la zona. Y a los pies del mismo, un perro negro
que estaba como comiendo algo ahí.

Nathanel avanzo y perpendicularmente se iba acercando mas el quería pasar ya esa zona, puesto
que era prácticamente mitad del camino y era como un gran terreno baldio que llevaban como 4
manzanas juntas que se unian y tenían una misma forma extraña pues daba la impresión que fue
delineada a propósito.

La curiosidad pudo mas, de modo que no evito resistirse a acercarse y mirar ese gran árbol que
generaba en una gran sombra en el medio de la oscuridad que del lado del camino estaba
iluminada por faros públicos. El perro había desaparecido, se quedo contemplando lo extraño y lo
inmenso de ese gran baldio, y luego decidio seguir.

Algunos pasos mas adelante, en un momento siente una especie de presencia, no necesariamente
animal para luego sentir un frio que le recorria la espalda, y una respiración con un aliento
caluroso y fuerte, casi fétido. Se detuvo, y mientras trataba de hilar las ideas, el olor se había
vuelto nauseabundo y ahora, el perro negro que estaba comiendo a los pies del árbol, estaba ahí,
cara a cara y era bastante mas grande lo que había visto en principio.

Sintio la lengua del perro, y luego como se percibió rodeado para luego sentir entre sus muslos
que esa gran masa de músculos y pelos, estaba intentando como abrir las piernas y pasar por
debajo.

Ahí sintió el terror y mil horas se hicieron en un un segundo, de manera que su instinto de
conservación y ex boy scout le hizo actuar rápido, de manera que empezó a golpear para alejar al
perro y luego golpearle con una piedra. Le había incluso dado patadas, que ni el perro sintió ni el
tampoco pudo calibrar con que tanta fuerza. De ahí en más, hubo un forcejeo y luego la
resignación del perro que así como súbitamente y por donde menos se le esperaba, apareció, de la
misma se hizo humo.
De venida, y ya superado ese súbito trance , pasa una motocicleta, un señor relativamente
conocido de la zona, con las luces prendidos le dice “que haces vos por aca a esta hora”

En eso, sin darse cuenta casi y viniendo como en una especie de trance recuerda que el vecino en
moto que había pasado, le había dicho que abandone ese lugar cuanto antes, y que eran zona de
tierra maldita.

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