Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Concursos Mercantiles y Quiebras
Concursos Mercantiles y Quiebras
SUSPENSION DE PAGOS
Tipo: ARTICULO
Autor: Lic. Antonio Franck Cabrera
Socio de Franck, Galicia, Duclaud y Robles S.C.
E-mail: afranck@fgdr.com.mx
................................
I. LA LEY DE QUIEBRAS Y SUSPENSION DE PAGOS
La LQSP se expidió en 1943 con el propósito de buscar la rehabilitación de las empresas que,
debido a sus problemas económicos y financieros, incurriesen en el incumplimiento generalizado
de sus obligaciones líquidas y exigibles. En caso de no lograrse este objetivo, a la empresa se le
declaraba en quiebra y se procedía a su enajenación.
La LQSP regulaba dos figuras: la quiebra y la suspensión de pagos. La primera podía ser solicitada
por el deudor, cualquiera de sus acreedores o el Ministerio Público o podía ser declarada de oficio
por un juez. En contraste, la suspensión de pagos otorgaba un beneficio al comerciante para
prevenir su posible quiebra y, por lo tanto, sólo podía ser solicitada por el deudor.
Los principales actores que participaban en el procedimiento concursal eran el juez, el síndico, la
intervención y la junta de acreedores. El juez era el rector del procedimiento y contaba con amplios
poderes, ya que en repetidas ocasiones durante el procedimiento se requería de su aprobación.
La junta de acreedores tenía cuatro funciones principales: (i) el reconocimiento de créditos, (ii) la
aprobación de un convenio, (iii) dirigir la intervención y (iv) examinar la actuación del síndico.
Al declarase la suspensión de pagos o la quiebra, todas las obligaciones del deudor se daban por
vencidas, dejaban de causar intereses y se suspendía su pago. Acto seguido a su designación, el
síndico debía proceder a levantar un inventario, iniciar el reconocimiento de créditos, elaborar un
dictamen sobre la situación financiera del deudor y evaluar las posibilidades de reestructuración de
los pasivos del deudor.
El siguiente paso era convocar a una junta de acreedores para el reconocimiento de créditos, en la
que el juez debía abrir el debate contradictorio para cada crédito.
El excesivo poder de negociación de los deudores, se prestaba a abusos por parte de éstos. Lo
anterior, aumentaba los costos de mantener en operación empresas que, en principio, debían ser
liquidadas. Peor aún, podían declararse en suspensión de pagos comerciantes que tenían
capacidad de pago y que aprovechaban los beneficios de esa figura para incumplir en sus
obligaciones.
La participación de los acreedores era limitada. Por ejemplo: (i) sólo el juez podía convocar a juntas
de acreedores, (ii) los acreedores no participaban en el nombramiento del síndico, (iii) los
mecanismos para la aprobación de un convenio eran arbitrarios y complejos, y (iv) el juez decidía
sobre la mejor forma de enajenación de los activos del comerciante.
La ley ignoraba diferencias importantes entre los acreedores. Por ejemplo: los mecanismos de
aprobación del Convenio no distinguían entre clases de acreedores.
Falta de supervisión adecuada de los síndicos. Los síndicos con frecuencia carecían de los
conocimientos necesarios en materia administrativa, financiera y contable y no estaban sujetos a
ningún mecanismo formal de acreditación o supervisión de sus funciones. Lo anterior obraba en
detrimento de la credibilidad del procedimiento.
Los criterios más importantes que orientaron el desarrollo de la LCM fueron los siguientes:
4. Alinear los incentivos para facilitar un arreglo voluntario entre los deudores y acreedores;
6. Apoyar a los jueces en aspectos técnicos y administrativos del procedimiento, para que puedan
enfocar sus esfuerzos a las tareas jurisdiccionales, y
En esta sección se presentan los aspectos más importantes de la LCM , que permitirían eliminar
los principales problemas que, bajo la legislación anterior, propicianban abusos y alargan
innecesariamente los procesos.
Un solo proceso, el concurso mercantil, con dos etapas: conciliación y quiebra. Cuando una
empresa cae en los supuestos de esta Ley, se abre un periodo de conciliación con el objeto de que
el deudor y los acreedores puedan alcanzar un convenio que evite la quiebra de la empresa.
Cuando no sea posible alcanzar un convenio, o bien éste se incumpla, se procede a la segunda
etapa, en la que un especialista realiza la enajenación de la empresa en las condiciones en que se
logre el máximo valor posible, mediante un procedimiento transparente. Con el producto de la
venta se pagan las obligaciones del deudor.
La autoridad fiscal cancelará las multas, recargos y otros accesorios que se hubieren
causado de acuerdo a lo establecido en el Código Fiscal de la Federación . Se establece que
la autoridad fiscal cancelará las multas, recargos y otros accesorios que se hubieren
causado a partir de la sentencia de declaración de concurso mercantil, con el fin de facilitar
un convenio entre el comerciante y sus acreedores. Adicionalmente, se faculta al
comerciante y al conciliador a negociar con las autoridades fiscales condonaciones y
autorizaciones, con el propósito de que pueda ofrecer a sus demás acreedores un convenio
más atractivo. Por otra parte, se decidió que para efectos del pago de los créditos fiscales
en caso de que no hubiere convenio, la autoridad fiscal podrá incluir, en la determinación
del monto de sus créditos, a dichos accesorios. Las reformas a los artículos 144, 146 y 146-
B del Código Fiscal de la Federación publicadas el 31 de diciembre de 1999 reflejan dichas
consideraciones.
Actualización del valor de las obligaciones. Con la sentencia que declara el estado de concurso,
todos los créditos se dan por vencidos y se suspende su pago. Sin embargo, los créditos
garantizados continuarán causando los intereses ordinarios originalmente acordados (hasta donde
alcance la garantía). Por su parte, los créditos comunes se convertirán a su equivalente en UDIs a
la fecha de la sentencia para evitar su minusvalía. Con esto, se propicia la equidad y justicia en el
trato a los acreedores y se reduce un incentivo de los deudores a recurrir al concurso
abusivamente con el propósito de depreciar sus obligaciones.
Medidas cautelares. Al momento de dar curso a la demanda, el Juez podrá solicitar la opinión de
un especialista sobre la conveniencia de dictar medidas cautelares para la protección de la
empresa y de los intereses de los acreedores. En estas medidas se incluyen la posibilidad de
separar al deudor de la administración, la prohibición al deudor para realizar operaciones de
enajenación o gravamen de los activos sociales, el embargo de determinados bienes, y la orden de
arraigar al deudor. Adicionalmente, se incluyó la posibilidad de que el juez de oficio o bien, a
solicitud del propio comerciante, pueda dictar las providencias precautorias que considere
necesarias para la protección de la viabilidad de la empresa.
Los derechos de los trabajadores se amplían a los salarios devengados de los últimos dos
años. Con el fin de brindar mayor protección a los trabajadores, se amplía a dos años, el mandato
establecido en fracción XXIII del apartado A del artículo 123 constitucional.