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y Democracia
Ronald Dworkin
Liberalismo, Constitución
y Democracia
isl~ •..
delaluna
Dworkin, Ronald
1S13N 987-20673-1-7
ISBN 987-20673-1-7
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Ronald Dworkin El Liberalismo
descubierto las vinculaciones del liberalismo con la explotación. a su habilidad para romper con las categorías políticas estableci-
Una vez que estas supuestas conexiones fueron descubiertas se das. También en Gran Bretaña han surgido nuevas combinacio-
dijo que incluían tanto la explotación en el plano nacional co- nes de viejas posiciones: el actual gobierno laborista no parece
mo en el internacional, y la separación entre liberalismo y con- más liberal que los Tories en lo que concierne, por ejemplo, a la
servadurismo comenzó a ser pensada como una ficción. censura, y es sólo un poco más liberal en materia de inmigración
En segundo lugar, la política empezó a girar en torno a cues- o de procedimientos policiales. También los ciudadanos parecen
tiones que ya no parecían dividir el espectro político entre posi- acompañar este cambio, aunque mantengan los rótulos. Muchos
ciones liberales y conservadoras. No está claro, por ejemplo, si la que ahora se llaman a sí mismos "liberales" sostienen ideales que
preocupación por proteger el medioambiente de la contamina- solían ser conservadores: hoy día son los que se identifi~an como
ción, aun a expensas de un desarrollo económico que podría re- "liberales" quienes pretenden restringir el poder regulador del
ducir el desempleo, es una causa liberal o no. La protección al ejecutivo nacional. Es cierto que los políticos y los analistas con-
consumidor atrae por igual a los consumidores que se conside- tim'ian utilizando las viejas categorías: discuten, por ejemplo, si
ran liberales y a los que se dicen conservadores. Muchos grupos Carter es "realmente" un liberal o no, y algunos de ellos todavía
distintos -no sólo los ecologistas y los protectores del consumi- pretenden hablar para los norteamericanos liberales. Pero estas
dor- se oponen hoy día a lo que se denomina la mentalidad de categorías resultan hoy mucho más artificiales que antaño.
crecimiento, es decir, a la suposición de que aumentar la rique- Quiero sostener que una determinada concepción de la
za o el producto bruto total del país debe ser un objetivo impor- igualdad, que llamaré la concepción liberal de la igualdad, cons-
tante para el gobierno. También está de moda reclamar un ma- tituye el núcleo del liberalismo. Pero esto supone que el libera-
yor control local de las decisiones políticas por parte de grupos lismo es una moral política auténtica y coherente, y que, en con-
pequeños, no tanto porque las decisiones tomadas localmente secuencia, tiene sentido hablar de "su" principio central; sin em-
sean mejores, sino porque las relaciones políticas personales de bargo, escos acontecimientos a los que hemos pasado revista pa-
respeto mutuo y cooperación que las decisiones locales generan recen sugerir que no lo es. Los acontecimientos mencionados
son consideradas valiosas en sí mismas. El oponerse al creci- parecen prestar apoyo a la siguiente tesis escéptica. "El término
miento económico como un fin en sí mismo, y el oponerse a la 'liberalismo' ha sido usado, desde el siglo XVIII, para describir
concentración de poder parecen parte del espíritu liberal, por- diversos conjuntos de ideas políticas, sin que hubiera ninguna
que los liberales tradicionalmente se opusieron al crecimiento de convergencia de principios importante entre los grupos denomi-
las grandes empresas y defendieron la igualdad política. Pero es- nados 'liberales' en las distintas épocas. La explicación de por
tas posiciones, no obstante, condenan también las estrategias de . qué se formaron estos distintos grupos,·o de por qué fueron de-
centralización de la economía y de la organización política que, nominados ',liberales', no podemo,s. encontrarla en ningún prin-
desde el New Deal, son consideradas como estrategias distintiva- cipio común. En cambio, esa explicación hay que encontrarla en
men te liberales. la influencia que ejercieron complejas constelaciones históricas,
En tercer lugar, y como consecuencia de lo anterior, los po- en el interés de determinados grupos, en el predominio de cier-
líticos tienden cada vez menos a identificarse como "liberales" o ta retórica política y en otros factores. Uno de estos grupos de
"conservadores", y cada vez más a combinar posiciones políticas posiciones políticas se constituyó en el período del New Deal: es-
liberales con posiciones conservadoras. El presidente Carter, por te grupo combinó un énfasis en la necesidad de mayor igualdad
ejemplo, profesa posiciones liberales en materia de derechos hu- y estabilidad económica con mayor libertad civil y política para
manos y posiciones conservadoras en lo que se refiere a la impor- '.~ quienes defendían esos objetivos. Y nuestra noción contemporá-
tancia de balancear el presupuesto nacional aun a expensas de los nea de 'liberal' se ha constituido a partir de ese conjunto parti-
programas de bienestar, y muchos analistas atribuyen su triunfo cular de objetivos políticos".
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"Pero las fuerzas que formaron y mantuvieron unido ese 1' rada como un fin en sí
nora, una descripción n1ás
misma: cualquier fracaso
moral política fundamental, sino más bien de cambios en la opi-
dernllada de esta distin- c~njunto de objetivos han cambiado. Los empresarios, por nión y en las circunstancias, que arrojaron dudas sobre si las vie-
parn mantener asegurada
ción. Una tcorla política
comprehensiva es una es-
eJemplo: han descubierto que varios elementos de ese conjunto esa posición, o cualquier jas estrategias para volver realidad esa moral eran las adecuadas.
declinación en su grado de
trucmra en la cual los ele- -especialmente aquellos que promueven la estabilidad econó- Si esta perspectiva alternativa es correcta, entonces el ideal del li-
ascgur:llniento, es pro· lt111-
1ncnros están relacionados mica- juegan a su favor. Los trabajadores blancos se han dado IO una pérdida en el valor beralismo como una moral política fundamental no sólo no es
<le una manera más o me-
cuenta de que la estabilidad económica y social para las minorías de la constelación política un mito, sino que es una idea necesaria para cualquier relato
nos sistemática, de modo
étnicas constituye una amenaza para sus propios intereses. Las li- en su conj111110. Una posi-
que las posiciones políticas adecuado de la historia política moderna y para cualquier análi-
ción política derivada es
m:ls concrerns !como la bertades políticas han sido utilizadas, no solamente, y ni siquie- una posición <]UC no resul- sis adecuado del debate político contemporáneo. Esa conclu-
posición que sostiene que ra principalmente, por quienes desean alcanzar la igualdad eco- rn constitutiva para la teo- sión, desde luego, resultará atractiva a quienes siguen conside-
el impuesto a las ganancias
debe ser aumentado o re- nómica del New Deal sino también por rebeldes antisociales ría en cuesrión. rándose liberales. Pero también debe ser aceptada por los críticos
Una posición cons1imriv:1
ducido) son consecuencia que ponen en riesgo los valores de orden social y decencia públi- del liberalismo; al menos por aquellos que piensan que el libera-
no es nccesari:.unentc ab-
de posiciones más abstrac- ca que los viejos liberales no cuestionaban. El problema de Israel solllta al interior de una lismo es en esencia abusivo o destructivo de valores comunita-
tas (como la posición que
sostiene que las grandes
Y las violaciones soviéticas de los derechos de los intelectuales teoría, porque 1111,1 teoría rios importantes, o maligno por alguna otra razón. Pues estos
condujeron a los viejos liberales a abandonar la tolerancia de puede contener posiciones
desigualdades económicas críticos comprehensivistas y proselitistas deben negar que el
constimtivas diferentes}'
deben ser eliminadas), las otros tiempos hacia la Unión Soviética. Por lo tanto, el 'libera- hasta cierro punto anragtí- acuerdo liberal del New Deal haya sido una coincidencia acci-
cuales son a su vez consc-
lismo' del New Deal como conjunto de posiciones políticas, ya nicas. Aun cuando una dental de posiciones políticas.
cucncb. de posiciones to-
no es una fuerza política importante, Tal vez se forme un nuevo teoría sostenga, por ejem-
davía más abstractas (co, Pero, desde luego, nosotros no podemos decidir si es mejor
plo, <JUC una disminución
nm b posición que sostie- conjunto de posiciones que sea denominado 'liberal' por sus de- en la igualdad política es la perspectiva del escéptico o esta perspectiva alternativa que aca-
ne <JUe una comunidad de- fensores y sus críticos. Tal vez no. Esto no importa demasiado, ¡,ro /fll/lO una pérdida en bamos de proponer hasta que le proporcionemos a esta última al-
be ser políticamente esta-
porque ese nuevo conjunto, ya sea''que se lo llame liberalismo o la justicia del arreglo polí- guna teoría sobre cuáles de los elementos del conjunto de posi-
ble), las cuales podrlan ser
tico, puede, no obstante,
consecuencia de posiciones no, no tendrá ninguna conexión esencial de principios con el ciones liberales son constitutivos y cuáles son derivados. Desgra-
justificar esa pérdida con
:nín más abstract:1s. No se- viejo liberalismo. El concepto de liberalismo, como una teoría el objetivo de aumentar la ciadamente, los liberales y sus críticos discrepan respecto de esta
ría realista suponer que los
política fundamental que gestó el conjunto de causas liberales, es prosperidad, porque la cuestión, tanto entre ellos como al interior de sus propias filas.
ciudadanos y los pollticos,
un mito sin ningún poder explicativo." prosperidad del conjunto
o incluso los analistas polí- Los críticos suelen decir, por ejemplo, que los liberales están com-
es también una posición
ticos y los teóricos, organi- Esta es la visión del escéptico. Hay, sin embargo, una visión constitmiva de la teoría. prometidos con el crecimiento económico, con el aparato buro-
zan sus convicciones polí-
alternativa sobre la disolución del conjunto de ideas liberales. En En ese caso, la teoría po- crático gubernamental e industrial que éste necesita, y con la for-
ticas de ese 111odo; sin en1-
c~alquier programa político coherente hay dos elementos: posi- dría sugerir una organiza-
bargo, cualquiera que pre- ma de vida en la cual el crecimiento es perseguido como un fin
ción económica particular
tenda ruinar sus decisiones ciones políticas constitutivas que son consideradas valiosas en sí (por ejemplo u.na econo- en sí mismo, una forma de vida que enfatiza la competencia, el
políticas a partir de princi- mismas, y posiciones derivadas que son valoradas como estrate- mla que mezcle capitalis- individualismo y el consumismo. Ciertamente, es verdad quepo-
pios reconocería que una
gias, como medios para alcanzar las posiciones constitutivas. I El mo y socialismo) como el líticos que consideramos liberales paradigmáticos, como Hubert
organización semejante del
mejor equilibrio entre dos
conjunto de su pensamien- e~céptico cree que el conjunto de ideas liberales no disponía de Humphrey y Roy Jenkins, enfatizaron la necesidad de crecimien-
posiciones polí ricas consti-
to político debe ser posi- ninguna moral· política constitutiva, sino que era un conjunto mtiv:is, ninguna de las to económico. Pero, ¿es este énfasis en el crecimiento una cues-
ble, al menos en teoría.
formado por accident~ que se mantuvo unido por razones de au- cuales puede ser ignorada. tión de principios constitutivos que se debe a que el liberalismo
Por lo tanto, debemos dis-
to-interés. La visión alternativa sostiene que ese conjunto de ideas Ni la igualdad, ni el bie-
tinguir, en relación con está anudado con alguna forma de utilitarismo que considera que
nestar global serían abso-
cualquier teoría política sí tenía una moral constitutiva, y que esas ideas se separaron unas lutos, pero ambas posicio- la prosperidad det conjunto es un bien en sí misma? Si es así, en-
completa, entre posiciones
de otras porque la cuestión de cuáles son las posiciones derivadas nes serían constirurivas, tonces el desencanto de muchos liberales con la idea de creci-
políticas conscimtivas y
que mejor sirven a esa moral constitutiva se volvió menos clara. puesto que la teoría insis-
po~iciones derivadas. Una miento abona la tesis escéptica de que el liberalismo era una me-
tir/a en que si pudiera en-
posición consti:u tiva es Desde esta perspectiva, la disolución del •liberalismo del contrarse alg,ín medio pa- ra alianza temporaria de posiciones inconexas que en nuestros
,1, una posición política valo- New Deal fue consecuencia, no de un súbito desencanto con esa ,1. rJ alcanzar el mismo nivel días ha sido abandonada. ¿O se trata de una estrategia derivada
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tica durante algunos años, y que sigue siendo influyente en la vi- cas. Si, por ejemplo, digo que solamente es constitutivo del libe-
da política. Supone también que los acuerdos liberales particu- ralismo que el gobierno trate a los ciudadanos con igual respeto,
lares se forman cuando, por una u otra razón, aquellos que res- no habré establecido un principio conscicucivo con el nivel de de-
ponden a esa moral constitutiva resuelven que un determinado talle suficiente, ya que, aunque los liberales podrían argumentar
esquema de posiciones derivadas es el más adecuado para dar que codos sus esquemas políticos se derivan de ese principio, los
forma a ~na teoría política liberal práctica, y cuando otros, por conservadores, los marxistas y cal vez incluso los fascistas dirían lo
sus propias razones, se vuelven aliados en la tarea de promover mismo, respecto de sus teorías. (d) Una vez que los requisitos de
ese esquema. Tales acuerdos se rompen, y el liberalismo se frag- autenticidad, completitud y distinción sean satisfechos, entonces
menta, cuando se descubre que esas posiciones derivadas son la formulación más comprensiva y concisa de los principios cons-
inefectivas, o cuando las circunstancias económicas o sociales titutivos debe ser preferida al esquema menos comprensivo y con-
cambian de modo que las tornan inefectivas, o cuando las alian- ciso, porque tiene un mayor poder explicativo, y porque propor-
zas necesarias para constituir una fuerza política efectiva ya no se ciona una prueba más imparcial de la tesis de que estos principios
ven atraídas por el esquema. Esto no quiere decir que la moral constitutivos preceden a los acuerdos particulares y, al mismo
constitutiva del liberalismo sea la única fuerza que opera en la tiempo, los sobreviven.
forma~ión ~e acuerdos liberales, ni siquiera que sea la más pode- La segunda de estas cuatro condiciones proporciona un pun-
rosa, smo simplemente que es lo suficientemente distintiva e in- to de partida. Por lo canco, voy a repetir la lista de lo que consi-
fluyente como para dotar de sentido tanto a la idea, compartida dero proposiciones políticas del último acuerdo liberal, y, por ra-
por los liberales y sus críticos, de que el liberalismo existe, como zones de conveniencia, llamaré "liberales" a quienes sostienen esas
a la pní.ctica de discutir sobre su verdadera naturaleza. posiciones. En materia de política económica, los liberales exigen
Pero hasta aquí mi argumento ha mostrado que afirmar que que las desigualdades de riqueza sean reducidas a través de la asis-
una posición es constitutiva y no derivada dentro de una teoría tencia social y otras formas de redistribución financiadas por im-
política es una cuestión controvertida y compleja. ¿Cómo debo puestos progresivos. Creen que el gobierno debe intervenir en la
continuar entonces? Cualquier descripción satisfactoria de la mo- economía para promover la estabilidad económica, para contro-
r~li~ad constitutiva del liberalismo debe reunir las siguientes con- lar la inflación, para reducir el desempleo, y para proveer de ser-
d1c10nes. (a) Debe establecer posiciones que puedan ser constitu- vicios que nadie más proporcionaría, pero defienden una inter-
tivas de programas políticos para personas que forman parte de vención pragmática y selectiva antes que un cambio dramático de
nuest_ra ~u!tura. N~ est~y diciendo simplemente que un conjunto la libre empresa por decisiones completamente colectivas sobre la
de pnnc1p1os const1tut1Vos pueda explicar acuerdos liberales en el inversión, la producción, los precios y los salarios. Los liberales
caso de _que haya p_ersonas que sostengan esos principios, sino que también defienden la igualdad racial, y aprueban que el gobierno
un conJu1~to particular de principios nos ayuda a explicar los intervenga para asegurarla por medio de restricciones a la discri-
acuerdos liberales porque hay personas que de hecho sostienen minación tanto pública como privada en materia de educación,
esos principios. (b) Debe estar suficientemente ligada al último alquileres y empleo. Sin embargo, se oponen a otras formas de re-
acuerd?, liber~! -:--las posiciones ~olícicas que describí al principio gulación colectiva de las decisiones individuales: se oponen a la
como causas liberales reconocidas- de modo que esa moral regulación del contenido del discurso político, incluso en los ca-
constitutiva pueda ser considerada constitutiva de ese esquema en sos en que esa regulación aseguraría un mayor orden social, y se
su conjunto. En ese sentido, las restantes posiciones del esquema oponen a la regulación de la conducta y a la publicación de mate-
serán posiciones derivadas de esa moral constitutiva. (e} Debe es- rial pornográfico, incluso en los casos en que esa regulación con-
table~er l~s ~rin~ipios constitutivos con un nivel de detalle tal que taría con el apoyo de una mayoría considerable. Desconfían del
permita d1stmguir la moral polícica liberal de otras morales políti- derecho penal y aspiran a reducir las regulaciones de las conduc-
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do gue sostiene que la libertad es un ideal constitutivo tanto de la portancia a la igualdad al situarla por detrás de otras metas, como
estructura política liberal como de la conservadora no podría man- la prosperidad general o incluso la seguridad; mientras que los li-
tenerse. Incluso los conservadores más convencidos aceptan que su berales, por el contrario, valoran la igualdad relativamente más, y
libertad de manejar como les dé la gana (por ejemplo, de manejar los radicales más todavía. Nuevamente, da la impresión de que es-
de contramano por la avenida Lexington) sea invadida, no para ta. explicación está cortada a la medida de las discusiones económi-
beneficio de algún ideal político importante, sino solamente por la cas, y de que no se adecua bien a las demás discusiones. Sin embar-
conveniencia de tener reglas de tránsito ordenadas. Pero dado que go, nuevamente, sus defectos son más generales y más importan-
la regulación del tránsito conlleva una pérdida de libertad, no se tes. Deberíamos identificar más claramente el sentido en el cual la
pude decir que el conservador valore la libertad en sí misma a me- igualdad podría ser un ideal constitutivo tanto para los liberalesco-
nos que él pueda demostrar que, por alguna razón, se pierde me- mo para los conservadores. Una vez hecho esto veremos gue es en-
nos libertad al regular el tránsito que al restringir, por ejemplo, la gañoso decir que el conservador valora la igualdad menos gue el li-
libertad de expresión, o la libertad de vender lo más caro gue se beral según el mismo sentido de "igualdad". Diremos, en cambio,
pueda, o cualquier otra libertad que considere fundamental. que tiene una concepción diferente de lo que la igualdad implica.
Sin embargo, esto es precisamente lo que no puede demos- Debemos distinguir entre dos principios distintos que con-
trar, porque no disponemos de un concepto de libertad gue sea sideran la igualdad como un ideal político. 3 El primero de ellos
cuantificable del modo que esa demostración requiere. El con- exige que el gobierno trate a todos como igitales, es decir, con
servador no puede afirmar, por ejemplo, que la regulación del igual consideración y respeto. Esta no es una exigencia vacía: la
tránsito interfiere menos con lo que la mayoría de los hombres mayoría de nosotros no piensa que debemos, como individuos,
y las mujeres desean hacer, que una ley gue les prohíba defender tratar a los hijos de nuestro vecino con el mismo cuidado que
públicamente el comunismo, o una ley gue les exija que no fijen con el que tratamos a los nuestros, o tratar a todas las personas
los precios como les parezca más conveniente. La mayoría de las con el mismo respeto. No obstante, es plausible pensar que to-
personas está más preocupada por manejar que por defender el do gobierno debería tratar a codos sus ciudadanos como iguales.
comunismo, y no tienen oportunidad de fijar los precios aunque El segundo principio exige que el gobierno trace a todos como
quieran hacerlo. Esto no significa que la idea de libertades fun- iguales en la distribución de ciertos recursos vinculados con las
damentales, como la libertad de expresión, es un sinsentido. Pe- oportunidades, o al menos que intente asegurar el estado de co-
ro no podemos defender estas libertades fundamentales dicien- sas en el cual todos son iguales o más o menos iguales en ese as-
do que protegen mayor libertad de la que protege el derecho de pecto. Cualquiera, desde luego, acepta que el gobierno no pue-
manejar como nos da la gana; las libertades fundamentales son de conseguir gue todos sean iguales en todos los aspectos, pero
importantes porque valoramos algo más que lo que ellas prote- las personas discrepan respecto de hasta qué punto el gobierno
gen. Pero si esto es así, entonces no podemos explicar la diferen- debería tratar de asegurar la igualdad en relación con ciertos re-
cia entre la posición política liberal y la conservadora diciendo cursos, corno, por ejemplo, la riqueza ..
que esta úlcima protege la libertad, valorada como un fin en sí Si solamente le prestamos atención a las discusiones econó-
misma, más efectivamente gue la posición liberal. 2 mico-políticas, entonces podríamos estar justificados a decir que
Podría decirse, no obstante, que la otra mitad de la explicación los liberales quieren más igualdad qtte los conservadores en el
de la libertad y la igualdad se salva de esca crítica. Aunque no po- . sentido del segundo principio. Pero sería un error concluir que
1Véase Dworkin, 7,1/.:i11g
damos afirmar que los conservadores valoran la libertad, por sí mis- valoran más la igualdad en el sentido del primer principio, el
Riglm Srriom(y, capítulo
12, ( Los tlerrrhos ,·11 s,•rio, ma, más que los liberales, podemos decir todavía gue valoran la;·: cual es más fundamental. Sostengo que el primer principio es
5• cd., Barcelona, Aricl, igualdad menos gue ellos, y que ambas posiciones políticas se pue- más fundamental porque supongo que, tanto para los liberales
.1Véase Tt1/.:i11g Riglm
2002). den explicar de esta forma. Los conservadores tienden a restarle im- S,·rio11s(y, p. 227: como para los conservadores, el primero es constitutivo y el se-
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sus vidas con los mismos recursos; si todos los ciudadanos tuvie- un libro, o un libro en particular en lugar de otro. El mercado
ran exactamente la misma teoría de la buena vida y, por consi- también le proporcionará al trabajador una medida de cuál es el
guiente, exactamente el mismo esquema de preferencias, inclui- valor de que haya elegido realizar una actividad productiva en lu-
das las preferencias entre las diversas actividades productivas y el gar de entregarse al ocio, o de que haya elegido una actividad en
ocio, entonces el principio de igualdad de tratamiento podría ser particular y no otra. Nos dirá, a través del precio que le pone a su
satisfecho simplemente por una distribución igualitaria de todo trabajo, cuánto debería ganar o perder por su decisión de seguir
y por leyes civiles y criminales de aplicación universal. El gobier- una carrera y no otra. Estas medidas hacen que la porción que le
no organizaría la producción para maximizar el conjunto de bie- toca a cada ciudadano sea un resul_tado tanto de las preferencias
nes que todos prefieren, incluidos el trabajo y el ocio, y los dis- personales de los otros, como de las propias, y es la suma de estas
tribuiría de manera igual. preferencias personales la que fija el costo verdadero que tiene pa-
Obviamente, no existe ninguna de estas condiciones de ho- ra la comunidad satisfacer sus preferencias de bienes y activida-
mogeneidad. Pero la relevancia moral de los distintos tipos de des. La distribución igualitaria, que requiere que el costo de satis-
diferencias es muy distinta, tal como lo demuestra el siguiente facer las preferencias de una persona sea, en la medida de lo po-
ejercicio. Supongamos que se dan todas las condiciones de ho- sible, igual al costo de satisfacer las preferencias de otra, no pude
mogeneidad que mencioné, con excepción de la última: los ciu- cumplirse a menos que se establezcan este tipo de medidas.
dadanos tienen distintas teorías sobre lo bueno y, en consecuen- Conocemos las consecuencias anti-igualitarias de la libre
cia, preferencias distintas. Discrepan, por lo tanto, respecto del empresa en la práctica; por lo tanto, puede parecer paradójico
producto que debe obtenerse por medio de las materias primas, que el liberal, como legislador, elija una economía de mercado
el trabajo y los ahorros de la comunidad, y respecto de las acti- por razones de igualdad y no por razones de eficiencia. Pero, ba-
vidades que deben ser prohibidas o reguladas para hacer posibles jo la condición especial de que las personas se diferencian sólo
o facilitar otras actividades. El liberal, en tanto legislador, nece- en sus preferencias por ciertos bienes y actividades, el mercado
sita en este punto mecanismos para satisfacer los principios de es más igualitario que cualquier otra alternativa de una generali-
trato igual a pesar de estos desacuerdos. Decidirá que no hay dis- dad comparable. La alternativa más plausible consistiría en dejar
ponibles mejores mecanismos que las dos principales institucio- , que las decisiones de producción, inversión, precios y salarios
nes de nuestra propia economía política: el mercado, para deter- fueran tomadas por funcionarios en el marco de una economía
minar qué bienes deben ser producidos y cómo deben distribuir- socialista. ¿Pero qué principios deberían usar los funcionarios
se, y la democracia representativa, para tomar decisiones colecti- para tomar esas decisiones? Tal vez el liberal les diría que imita-
vas sobre qué conducta debe prohibirse o regularse para hacer ran las decisiones que tomaría un mercado que funcionara de
posible o facilitar otra conducta. Se puede esperar que cada una manera eficiente, en condiciones de competencia perfecta y de
de estas instituciones ya conocidas produzca una división más información plena. Esta imitación sería, en la práctica, mucho
igualitaria que cualquier otra forma de organización general. El menos eficiente que un mercado real. En cualquier caso, a me-
mercado, si se puede conseguir que funcione eficientemente, de- nos que el liberal tenga razones para pensar que será más eficien-
termina para cada producto un precio que refleja su costo en re- te, deberá rechazarlo. Cualquier imitación mínimamente efi-
cursos materiales·, trabajo y capital, los cuales podrían haber sido ciente de un mercado hipotético requeriría invasiones de la pri-
utilizados para producir otra cosa que alguna otra persona prefi- · vacidad para determinar qué decisiones tomarían los individuos
riera. Ese costo determina, para todos los que consumen ese p~·o- si tuvieran realmente que pagar por sus inversiones, consumos y
ducto, cuál es el precio de sus preferencias teniendo en cuentrt la decisiones laborales a precio de mercado, y esta recolección de
división igualitaria de los recursos sociales. Proporciona una me- información sería mucho más costosa que un mercado real. Ade-
dida de cuánto más debe pagar quien elige una casa en lugar de más, las suposiciones de los funcionarios sobre la manera en que
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las personas se comportarían en un mercado hipotético reflejará gunas personas tienen necesidades especiales porque son discapa-
inexorablemente las creencias de los propios funcionarios res- citadas; su discapacidad no solamente les impedirá aspirar a los
pecto de cómo deberían comportarse. En consecuencia, para el empleos más productivos y lucrativos, sino que les impedirá usar
liberal habría poco que ganar y mucho que perder en una eco- eficientemente las ganancias obtenidas en cualquier empleo que
nomía socialista en la que los funcionarios tuvieran que imitar encuentren, de modo que necesitarán más que aquellos que no
un mercado hipotético. son discapacitados para satisfacer las mismas ambiciones.
Pero cualquier otra instrucción sería una violación directa de Estas desigualdades tendrán efectos enormes, a menudo ca-
la teoría liberal sobre lo que la igualdad requiere, porque si se to- tastróficos, en la distribución provista por una economía de
ma la decisión de producir y vender bienes a un precio más ba- mercado. Pero, a diferencia de las desigualdades en las preferen-
jo que el precio de mercado, entonces, quienes prefieren esos cias, las diferencias que estas desigualdades provocan son inde-
bienes están, pro tanto, recibiendo más que una porción igual de fendibles de acuerdo con la teoría liberal de la igualdad. Para la
los recursos de la comunidad a expensas de aquellos que preferi- concepción liberal es obviamente detestable, por ejemplo, que
rían algún otro uso de los recursos. Supongamos que una de- alguien tenga más de lo que la comunidad en su conjunto le
manda limitada de libros, enfrentada a la demanda de otros usos asignaría porque él o su padre gozó de una destreza superior o
alternativos de la pulpa de madera, fija el precio de los libros más de buena suerte. Por lo canto, el legislador liberal enfrenta una
aleo de lo que lo harían los directores de una economía socialis- tarea difícil. Su concepción de la igualdad requiere un sistema
ta; aquellos que quieren libros están pagando menos por su pre- económico que produzca algunas desigualdades (aquellas que re-
ferencia de lo que requeriría el principio igualitario. Podría de- flejan los distintos costos verdaderos de bienes y oportunidades)
cirse que en una economía socialista los libros son sencillamen- pero no otras (aquellas que derivan de las diferencias en las ha-
te más valorados, porque implican un uso inherentemente más bitidades, herencias, etc.). El mercado produce tanto las desi-
valioso de los recursos sociales, al margen de la demanda popu- gualdades requeridas como las prohibidas, y no hay ningún sis-
lar de libros. No obstante, la teoría liberal de la igualdad exclu- tema alternativo que produzca las primeras sin las últimas.
ye semejante apelación al valor inherente de una teoría sobre qué El liberal se verá tentado, en consecuencia, de realizar una re-
es bueno en la vida. forma del mercado por medio de un esquema de redistribución
En una sociedad en la que las personas difirieran sólo por sus que deje el sistema de precios relativamente intacto, pero que li-
preferencias, el mercado sería, pues, preferido por sus conseCLten- mite severamente al menos las desigualdades en materia de bie-
cias igualitarias. La desigualdad de riqueza sería consecuencia só- nestar que su principio inicial prohíbe. Ninguna solución resul-
lo del hecho de que algunas preferencias son más caras que otras, tará perfecta. El liberal tal vez encontrará la mejor respuesta en
incluyendo la preferencia por el ocio frente a una actividad lucra- 1 un esquema de derechos sociales financiados por medio de im-
tiva. Pero ahora debemos regresar al mundo real. En la sociedad ' puestos redistributivos al ingreso y a la herencia del tipo conven-
real para la cual el liberal debe construir instituciones políticas, cional, que redistribuyan exactamente has(a el punto rawlsiano,
están presentes todas las otras diferencias. Los talentos no están es decir, hasta el punto en el cual el grupo de los menos aventa-
equitativamente, distribuidos, de modo que la decisión de una jados sería perjudicado más bien que beneficiado por futuras
persona de trabajar en una fábrica anees que en un estudio de transferencias. En ese caso será un capitalista renuente, que cree
abogados, o directamente de no trabajar, estará determinada en que una economía de mercado reformada de esta manera es su-
buena medida por sus habilidades más que por sus preferencias. perior, desde el punto de vista de su concepción de la igualdad,
Las instituciones, que le permiten a las personas disponer de la que cualquier alternativa socialista práctica. O puede pensar que
herencia, conducen a que los hijos de padres exitosos empiecen ' la redistribución en una economía capitalista será tan inadecua-
sus vidas con más riqueza que los hijos de padres no exitosos. Al- da, o se alcanzará al costo de una ineficiencia tan grande, que es
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ben ser tomadas por alguien. Pero el liberal dispone, con la no- tos, entonces ese derecho representa una mejora incondicional
ción de derechos procesales, de un recurso distinto para proteger de la moral política, y no un compromiso necesario aunque la-
la igualdad. Insistirá en que el procedimiento procesal sea estruc- mentable de algunos objetivos independientes.
turado de manera que permita alcanzar un margen de seguridad
en las decisiones. Sería un error suponer que el liberal piensa que
estos derechos procesales incrementarán la precisión del proceso V
criminal, es decir, la probabilidad de que cualquier decisión par-
ticular sobre culpabilidad o inocencia sea correcta. Los derechos Como dije antes, el conservador sostiene sólo una de las posibles
procesales intervienen en el procedimiento, aun al costo de la im- alternativas a la concepción liberal de la igualdad. Todas estas al-
precisión, para compensar el riesgo de que un proceso penal, es- ternativas comparten la opinión de que tratar a una persona con
pecialmente si es administrado por una clase contra otra, sea co- respeto requiere tratarla como un hombre bueno desearía ser tra-
rrompido por preferencias externas que no pueden ser eliminadas tado. El conservador cree que al hombre bueno le gustaría ser
de manera directa. Este es, desde luego, sólo un breve esbozo de tratado de acuerdo con los principios de un tipo especial de so~
cómo varios derechos civiles sustantivos y procesales se siguen de ciedad, que llamaré sociedad virtuosa, Una sociedad virtuosa tie-
la concepción liberal inicial de la igualdad, y su objetivo es suge- ne las sigtiientes características. Sus miembros comparten una
rir, antes que demostrar, el argumento más preciso que podría ser concepción sensata de la virtud, es decir, de las cualidades y dis-
utilizado para derechos más particulares. posiciones que las personas deberían tener o esforzarse por tener.
· De este modo, el liberal, atraído hacia el mercado y la demo- Comparten esta concepción de la virtud no sólo privadamente,
cracia por razones claramente igualitarias, descubre que estas como individuos, sino también públicamente: creen que su co-
instituciones producirán resultados no igualitarios a menos que munidad, en su actividad social y política, exhibe virtudes, y que
añada a su esquema distintos tipos de derechos civiles. Estos de- ellos tienen la responsabilidad, como ciudadanos, de promover
rechos funcionarán como cartas de triunfo al ser invocados por esas virtudes. En ese sentido, tratan a las vidas de los otros
los ciudadanos; permitirán a los individuos resistirse a decisiones miembros de su comunidad como una parte de sus propias vi-
particulares a pesar de que esas decisiones hayan sido alcanzadas das. La posición conservadora no es la única que se basa en este
por medio del funcionamiento normal de instituciones genera- ideal de la sociedad virtuosa {también lo hacen algunas formas
les, las cuales no sori en sí mismas desafiadas por esta resistencia. de socialismo). Pero el conservador se distingue por su creencia
La justificación última de estos derechos es que son necesarios de que su propia sociedad, con sus instituciones presentes, es
para proteger un igual cuidado y respeto; pero no deben ser en- una sociedad virtuosa por la razón especial de que su historia y
tendidos como derechos que representan a una igualdad enfren- su experiencia común son mejores guías para alcanzar la virtud
tada con otras metas o principios correspondientes a la democra- que cualquier deducción no histórica, y en consecuencia abs-
cia o al mercado. Por ejemplo, la conocida idea de que los dere- tracta, extraída de ciertos principios.
chos de redistribución están justificados por un ideal de igual- Supongamos que se le pide a un conservador que esboce una
dad que, en ciertos casos, tiene prioridad frente a los ideales de Constitución para una sociedad como la nuestra, sociedad que
eficiencia del mercado, no tiene sentido para la teoría liberal. Pa- él considera virtuosa. Al igual que el liberal, reconocerá un gran
ra el liberal, los derechos están justificados, no sobre la base de mérito a la democracia en el plano de lo político y al mercado
un principio independiente que esté en competencia con la j~§- en el de lo económico. Sin embargo, el atractivo de escas insti-
tificación de las instituciones políticas y económicas, sino sobfe tuciones es muy diferente para el conservador que para el libe-
la base del perfeccionamiento de esas instituciones. Si los argu- ral. El mercado, en la práctica, le asigna una mayor recompensa
mentos liberales a favor de un derecho en particular son corree- a quienes, por tener las virtudes del talento y la industria, sumí-
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Ronald Dworkin El Liberalismo
nisrran más de lo que desean a los otros miembros de la socie- El conservador tampoco encontrará en la democracia repre-
dad virtuosa; y esto es, para el conservador, el paradigma de lo sentativa los mismos defectos que el liberal. El conservador no
justo en materia de distribución. La democracia distribuye las aspira a excluir las preferencias externas, morales o de otro tipo,
oportunidades, por medio de la ley civil y penal, de la manera del proceso democrático por medio de un esquema de derechos
en que los ciudadanos de una sociedad virtuosa quieren que sea civiles; por el contrario, para él el mérito de la democracia con-
distribuida, y ese proceso ampliará el margen para la actividad siste en que permite que las preferencias externas sean converti-
virtuosa y reducirá el margen para la viciosa más que cualquier das en una moral pública. Pero el conservador encontrará en la
otra técnica no democrática. La democracia tiene, además, una democracia otros defectos, y considerará un esquema de dere-
yentaja adicional que ninguna otra técnica podría tener, a saber: chos distinto para disminuir la injusticia.
permite a la comunidad hacer uso del proceso legislativo para El mercado distribuye recompensas por talentos valorados
reafirmar, como comunidad, su concepción pública de la virtud. en la sociedad virtuosa, pero dado que estos talentos están desi-
El atractivo que nuestras instituciones tienen para el conserva- gualmente distribuidos, la riqueza se concentrará, y el rico que-
dor es, por lo tanto, muy diferente del que tienen para el liberal. dará a merced de una mayoría política envidiosa, deseosa de to-
Dado que tanto el conservador como el liberal encontrarán ütiles mar por la ley lo que no puede conseguir por medio de su capa-
nuestras instituciones, aunque por diferentes razones, la existencia cidad. La justicia requiere alguna protección para el que tiene
de estas instituciones no será un punto de controversia entre am- éxito. El conservador deseará (como ha deseado históricamente)
bos. Pero discreparán tajantemente respecto de qué recursos correc- limitar la ampliación del derecho de voto hacia los grupos más
tivos, bajo la forma de derechos ipdividuales, son necesarios para pasibles de sentir envidia. Pero hay, incluso en la concepción
preservar la justicia, y este desacuerdo no será sólo una cuestión de conservadora, un conflicto aparente entre el ideal de igualdad
grado. El liberal, como ya dije, encuentra al mercado deficiente abstracta y la negación del derecho de voto a vastos sectores de
principalmente porque permite que diferencias moralmente irrele- la población. De todos modos, si el conservadurismo quiere ser
vantes, como las diferencias en el talento, incidan sobre la distribu- políticamente poderoso, no debe amenazar con excluir del po-
ción, y, por lo canto, considera que quienes tienen menos talento der político a aquellos cuyo consentimiento necesita. El conser-
según la vara del mercado, tienen derecho a alguna forma de redis- vador se sentirá mucho más atraído por la idea, políticamente
tribución por razones de justicia. Pero el conservador valora sólo la mucho más plausible, de derechos de propiedad.
característica del mercado que premia los talentos valorados por la Estos derechos tienen la misma fuerza, aunque un conteni-
comunidad, porque éstos son virtudes. Por consiguiente, no verá do radicalmente distinto, que los derechos civiles del liberalis-
ningún mérito genuino, sino sólo conveniencia, en la idea de redis- mo. El liberal aceptará, por sus propias razones, algún derecho
tribución. Dejará lugar, desde luego, para la virtud de la caridad, ya de propiedad, porque considera que la soberanía sobre cierto es-
que es una virtud que forma parte del catálogo público de virtudes; pectro de posesiones personales es esencia.! para la dignidad. Pe-
pero preferirá la caridad privada a la pública, por ser una expresión ro el conservador luchará por derechos de propiedad de un tipo
más pura de esa virtud. Aceptará también la caridad pública parti- muy diferente; éste quiere derechos que protejan, no un mínimo
cularmente cuando ésta sirva para retener la lealtad política de dominio sobre un espectro de posesiones deseables, sino un do-
aquellos que, de otro modo, sufrirían demasiado como para tole- minio ilimitado sobre todo lo que ha sido adquirido por medio
rar una sociedad capitalista. No obstante, la caridad pública, ya sea de una institución que premia el talento.
que se justifique sobre la base de la virtud o de la conveniencia, s1;- Desde luego, el conservador no seguirá al liberal en su preo-
r,í para el conservador un compromiso con la jusrificación primrt- cupación por la existencia de derechos procesales. Aceptará las
ria del mercado y no una mejora en esa justificación primaria, co- instituciones básicas de la legislación criminal y del proceso de
mo lo es la redistribución para el liberal. enjuiciamiento como adecuadas; pero verá en la posible absolu-
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Ronald Dworkin El Liberalismo
ción del sospechoso, no solamente una ineficiencia en la estrate- Ford, en su segundo debate con Carter, expuso la posición con-
gia de la fiscalía, sino también una afrenta al principio básico se- servadora respecto del control de armas con suma claridad. Los
gún el cual censurar el vicio es indispensable para que la virtud conservadores razonables no discuten que la posesión privada e
sea honrada. Creerá, por lo tanto, que los procesos criminales jus- irrescricta de armas conduce a la violencia, ya que pone en circu-
tos son aquellos que incrementan la probabilidad de que las de- lación armas que serán usadas por personas malas para hacer el
cisiones referidas a la culpabilidad o a la inocencia sean acertadas. mal. Pero (según el presidente Ford) si enfrentamos ese problema
El conservador defenderá derechos contra l.¡. interrogación o la no permitiéndole a las personas de bien tener armas, estamos cas-
autoincriminación cuando, por ejemplo, es~& derechos parezcan tigando a la gente equivocada. Por supuesto, es distintivo de la
necesarios para evitar que se utilice la tortura para sacarle una posición conservadora considerar la regulación como una conde-
confesión a un inocente; pero ya no le importarán estos derechos na y, en consecuencia, como un castigo. No obstante, debe con-
cuando la no-coerción pueda ser garantizada de otra manera. siderar la regulación de ese modo, ya que cree que en una socie-
El conservador dotado de un sentido de la justicia se preo- dad virtuosa las oportunidades deben ser distribuidas con vistas a
cupará por la discriminación racial, pero su preocupación será promover los actos virtuosos a expensas de los viciosos.
distinta que la del liberal, y los remedios que prescribirá también
serán diferentes. La distinción entre igualdad de oportunidades
e igualdad de resultados es crucial para el conservador: las insti- VI
tuciones del mercado y de la democracia representativa no pue-
den alcanzar el objetivo que el conservador espera que al~ancen Para concluir voy a decir algo, aunque no demasiado, sobre dos de
a menos que cada ciudadano tenga iguales oportunidades de ca- las muchas preguntas importantes suscitadas por este trabajo. La
pitalizar sus talentos y otras virtudes en la contienda a la que es- primera está planteada en la primera sección. ¿La teoría del libera-
tas instituciones dan lugar. Pero como el conservador sabe que lismo que describí responde a la tesis del escéptico? ¿Explica nues-
estas virtudes están distribuidas desigualmente, también sabe tra incertidumbre presente respecto de qué requiere el liberalismo
que el resultado de la igualdad de oportunidades será necesaria- hoy día, y respecto de si es una teoría política genuina y sosteni-
mente la desigualdad de los -resultados. ble? Un parte importante de esa incertidumbre puede ser rastrea-
El conservador con sentido de la justicia debe, en conse- da, como ya afirmé, en las dudas sobre la conexión entre el libera-
cuencia, prestar atención a la acusación de que los prejuicios van lismo y la idea de crecimiento económico, la cual, de pronto, se
en contra de la igualdad de oportunidades entre los miembros ha convertido en un arcaísmo. Generalmente se piensa que algu-
de las distintas razas, y debe aceptar que los remedios diseñados na forma de utilitarismo que efectivamente considera al creci-
para reinstaurar la igualdad son justos. Pero se opondrá perma- miento como un fin en sí mismo es constitutiva del liberalismo;
nentemente a cualquier forma de "acción afirmativa" que conce- pero si mi argumento es exitoso demuestra que esta opinión es
da oportunidades especiales, como cupos en facultades de medi- equivocada. El crecimiento económico, tal y como es medido
cina o en empleos, sobre la base de criterios que no sean la con- usualmente, era un elemento derivado en el liberalismo del New
cepción adecuada, de la relación entre virtud y recompensa. DMi pues parecía desempeñar un papel útil para la realización de
La cuestión del control de armas, que hasta aquí no he men- la compleja distribución igualitaria de recursos que el liberalismo
cionado, es un excelente ejemplo del poder que tiene la moral po- exige. Si ahora resulta que el crecimiento económico obstaculiza
lítica constitutiva del conservador. El conservador aprueba ~el la concepción liberal de la igualdad, entonces el liberal puede pro-
control de las prácticas y las publicaciones sexuales, pero se o¡fo- poner rechazar o restringir el crecimiento. Si, en cambio, el efecto
ne al control paralelo de propiedad o uso de armas, aunque ob- del crecimiento es motivo de debate, corno creo que es, entonces
viamente las armas son más peligrosas que el sexo. El presidente los liberales no tendrán una opinión categórica sobre este tema.
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El Liberalismo
Ronald Dworkin
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Ronald Dwurkin
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l. El problema
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Ronald ÜWORKIN Igualdad, Democracia y Conscirución
los jueces no sean elegidos. Sabemos que en las complejas demo- vas. Lts disposiciones abiertamente estructurales son aquellas que
cracias representativas la :'º!untad de la mayoría no puede gober- construyen y definen los poderes, instrumentos y agencias del go-
nar siempre. Pero normalmente aceptamos que en una democra- bierno: estipulan cuándo tendrán lugar las elecciones, quién vota-
cia la mayoría debería gobernar; creemos que a pesar de que son rá, y por cuánto tiempo se desempeñarán los funcionarios electos.
necesarias en la práctica las estructuras institucionales que aíslan Por supuesto, estas disposiciones pueden ser no democráticas: po-
de la opinión popular a los funcionarios, son también indeseables drían limitar el sufragio a una pequeña parte de la población, por
en principio. Pero cuando las constituciones establecen límites al ejemplo. Pero las disposiciones estructurales no son no democráti-
poder de la mayoría, aquella suposición democrática es dejada de cas sólo porque no pueden ser cambiadas por el mero voto mayo-
lado: no se pretende, entonces, que las decisiones reflejen la vo- ritario. Si las instituciones generadas mediante las disposiciones es-
luntad de la mayoría. Todo funcionario jura lealtad a la tructurales son democráticas -si establecen un sufragio práctica-
Constitución, y es así que tiene la responsabilidad de desafiar a la mente universal entre los adultos competentes, y una razonable res-
voluntad popular cuando las garantías constitucionales están en ponsabilidad de los funcionarios frente al electorado- entonces el
juego. Pero esa responsabilidad es más vívida cuando se solicita a hecho de que una mayoría actual no pueda cambiar la Constitu-
los jueces que evalüen las leyes promulgadas previamente; esto es, ción cada vez que desee consolidar su poder y evitar que se formen
tácitamente consideradas constitucionales por otros funcionarios. nuevas mayorías en el futuro, mejora la democracia.
Los jueces reclaman así un derecho y un deber a tomar posición Por supuesto, las disposiciones restrictivas son de una espe-
frente a lo que los representantes de la mayoría consideran apro- cie diferente, porque establecen límites al poder de que dispone
piado y en interés de la comunidad corno un todo, la mayoría segün las disposiciones estructurales explícitas. En la
Es así que la revisión judicial no es no democrática excepcio- Constitución de los EE.UU., las disposiciones restrictivas se esta-
nalmente, o cuando funciona mal -como sucede con otras ins- blecen principalmente en el Bill of Rights: las primeras diez en-
timciones- sino que constantemente no lo es, cuando funcio- miendas y las que se agregaron luego de la Guerra de Secesión.
na correctamente. O eso cree la mayoría de Íos comentadores y Entre otras cosas, estas disposiciones prohiben que tanto el go-
académicos. Muchos de ellos, aunque no todos, creen que la re- bierno nacional como los estaduales limiten la libertad de expre-
visión judicial es una institución justa y sabia; muchos, aunque sión, o dispongan de la vida o propiedad sin el debido proceso
no todos, creen que los EE.UU. y Canadá son mejores comuni- legal, o nieguen a cualquiera la igual protección de la ley, o mo-
dades políticas sólo porque no son democracias perfectas. Pero difiquen ciertos procedimientos criminales establecidos, y así su-
casi todos admiten que la revisión judicial compromete los prin- cesivamente. Son las disposiciones restrictivas aquellas que los
cipios democráticos. Los juristas que consideran esto como una juristas tienen en mente cuando reclaman o admiten que la
falla muy seria de las Constituciones, están deseosos de que las Constitución es inherentemente no democrática. Dan por sen-
mismas sean interpretadas en forma estrecha, de modo de mini- tado que las disposiciones estructurales generan una democracia
mizar ese defecto. Quienes creen que dicha falla es menos seria, genuina; y, por lo tanto, que cualquier límite que la Constitu-
y por ello apoyan una interpretación más generosa, acuerdan, sin ción establezca al poder de la mayoría para hacer lo que consi-
embargo, en que se trata de una falla; apoyan la Constitución dere correcto o mejor, no es democrático.
ponderadamente, a pesar de tal debilidad.
Sin embargo, es importante notar algo que parecerá obvio: na-
die puede creer en forma sensata que cada sec;ción de una 11. Respuestas familiares
Constitución nacional típica es necesariamente no democrática. La ;
mayoría de las Constituciones contemporáneas escritas contienen Los constitucionalistas norteamericanos han respondido a lo
disposiciones expresamente estructurales y expresamente restricti- que suponen es el problema de la democracia en una varied'ad de
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Ronald Dworkin Igualdad, Democracia y Constitución
modos que debemos tener en cuenta. Un grupo de ellos se cuando las disposiciones restrictivas puedan evitar que las actua-
muestra desafiante, y concede que la Constitución no es demo- les mayorías hagan lo que deseen, el ataque a los valores demo-
crática. Sostiene este grupo que la democracia no lo es todo, y cráticos no sería tan grave en tanto las restricciones fueron im-
que la protección de los derechos individuales, cuando éstos son puestas por amplias mayorías anteriores, y no por jueces que no
amenazados, es más importante que realizar la voluntad de la fueron elegidos ni representan a nadie.
mayoría. Desean que las disposiciones restrictivas de la Consti- La respuesta historicista produce una Constitución extrema-
tución se interpreten conforme a ese generoso espíritu; e invitan damente conservadora, incluso anticuada, que favorece los arre-
a la Suprema Corte a reforzar, completa y decididamente, los glos políticos y económicos establecidos. Por cierto, indudable-
principios morales que,:;egún creen, deberían limitar a la demo- mente esto es parte del atractivo que ejerce sobre mucha gente,
cracia. Tengo cierta simpatía por esta posición frente al proble- y ayuda a explicar por qué continúa siendo influyente a pesar de
ma. Pero se encuentra con dos objeciones familiares que es ne- sus confusiones e insuficiencias filosóficas casi autoevidentes. 2
cesario responder. En primer lugar, creemos que sólo en una de- Sin embargo, al menos en los EE.UU., el historicismo está cho-
mocracia puede el gobierno tratar a las personas como iguales. cando consigo mismo, pues la evidencia histórica muestra en
¿Cómo podría justificarse poner en cuestión a la democracia en forma patente que los estadistas fundadores. no pretendían que
alguna ocasión? En segundo lugar, la democracia no es sólo un sus opiniones en asuntos de moralidad política fueran decisivas
derecho entre otros, sino una teoría acerca de cómo una comu- para la interpretación de la Constitución. Tuvieron la intención
nidad debería decidir qué otros derechos respetará. Es así que, si 1
de que el documento fuera interpretado de acuerdo con la más
Véase Dworkin, lnw's
respecto de lo que cuenta como libertad de expresión y de cómo E111¡,i1,: (Cambridge, adecuada comprensión de la moralidad política, no sólo con la
ésta debería ser protegida, preferimos las opiniones de los jueces Mass.: Tlic Belknap Press que de hecho alcanzaron cuando lo escribieron.
de la Suprema Corte a las de la mayoría democrática, contradi- of Harvard Univcrsicy, Debe distinguirse el historicismo de una respuesta harto di-
1989) Capítulo I o (El im-
ríamos nuestras más básicas suposiciones acerca del modo en perio d,· In /~¡•, Barcelona, ferente, el pasivismo, el cual también produce interpretaciones
que deberían ser elegidos los valores en una comunidad. La real Gcdisa, 1992). constitucionales afines al status quo. El pasivismo rescata a la de-
contraposición, digamos, no es entre la democracia y otros valo- mocracia de la constricción constitucional al insistir en interpre-
.I (1954), 347 u.s. 483.
res, sino entre métodos democráticos y métodos elitistas para de- taciones que, en lo posible, entiendan las disposiciones restricti-
cidir qué otros valores se reconocerán. 4Véase Hand, The Bill of vas de la Constitución en su conjunto bajo el supuesto de que le
Todas las demás respuestas familiares que describiré aceptan Rights (Cambridge, Mass.: dan pod.er a la mayoría para hacer cualquier cosa que no sea evi-
Harvard Universicy Press,
que la democracia debe ser lo más importante, y que, por lo tan- dentemente irracional. Learned Hand, el gran Juez norteameri-
1958) pp. 54-5.
to, un sistema constitucional de restricciones debería interpre- cano, fue quien más se acercó a una defensa de la postura pasi-
tarse y aplicarse de manera de suavizar, tanto como sea posible, ; Véase, por ejemplo, la vista pura: esto lo condujo a dudar de la corrección incluso de la
su carácter antidemocrático. La respuesta historicista insiste en opini6n coincidenre del más famosa decisión de la Suprema Corte: Brown v. Board of
Juez Frnnkfurrcr en
que tal cosa puede ser mejor lograda.si se permite que las dispo- Amerimu Fedemtion of Educrttion, 3 que declaró que la segregación racial en las escuelas
siciones constitucionales limiten a las mayorías sólo en el grado l,thor v. A111rricm1 Smh & públicas, aun impuesta por la mayoría, constituye una ofensa
real y concretamente previsto por mayorías pasadas -las super Door Co. (1948); 335 contra la garantía constitucional de igual protección de la ley. 4
mayorías- que promulgaron originalmente dichas disposicio-
u.s. 538 PP· 542 SS. Otros famosos juristas y jueces, incluyendo al Juez Felix Frank-
nes. De este modo, los historicistas estudian los registros de los 1' Véase, por ejemplo, furter5 y el Profesor Alexander Bickel, 6 adhirieron a fuertes ver-
debates y convenciones constitucionales para descubrir evide9- Bickcl, The lemt D1111ge- siones de esta posición, si bien menos comprometidas. Sin em-
ivm Brm11h, 2° ed. (New
cia acerca de aquello que los estadistas de antaño, mientras juz- bargo, el pasivismo padece de muchos defectos jurisprudencia-
Havcn & London; Yalc
gaban reflejar las opiniones de sus representados, pensaron que Univcrsicy Press, 1986) les, y su estrategia básica, que consiste en tratar de entender las
impedirían hacer a las mayorías futuras. Después de todo, atín pp. 237-39. disposiciones restrictivas como si no existieran, es difícil de re-
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Ronald Dworkin Igualdad, Democracia y Constitución
conciliar con la idea de que la Constitución es parte del derecho abstractas de la Constitución de los EE.UU. Por cierro, no absuel-
de una comunidad. ve del cargo de no democráticas ni siquiera a algunas de las más
La respuesta más interesante al problema de la democracia es directas y obvias cláusulas de la Constitución. El libre ejercicio
el refinado enfoque que en su forma más elegante presenta John de la religión que garantiza la Primera Enmienda, y las disposi-
Hart Ely. 7 Ely señala que algunas disposiciones constitucionales ciones de la misma que impiden a las mayorías establecer una
expresamente restrictivas son, desde el punto de vista funcional, iglesia particular, no parecen estructurales desde el punto de vis-
también estructurales: dichas disposiciones restrictivas, lejos de ta funcional. Tampoco las cláusulas del Bi/L ofRights que regulan
poner en riesgo la democracia, son necesarias para generarla. el proceso y el procedimiento criminal, o las que niegan a la ma-
Considérese, por ejemplo, la restricción constitucional común yoría el poder de imponer penas crueles e inusuales. Es así que
que prohibe a los parlamentos recortar la libertad de expresión. el intento de Ely de rescatar a la democracia de la Constitución
Desde el momento en que las elecciones son muestras de la vo- es, como de hecho termina aceptando, sólo un éxito parcial.
luntad popular sólo en tanto el público esté completamente in-
formado, evitar que los funcionarios censuren las expresiones
protege la democracia en lugar de subvertirla, incluso si la mayo- 111. Concepciones de la democracia
ría deseara esa censura. Es así que un derecho constitucional a la
libertad de expresión es, según nuestra clasificación, tanto restric- Propondré una respuesta diferente, que desafía los supuestos que
tivo como estructural desde el punto de vista funcional. comparten las otras respuestas familiares; esto es, que el proble-
Ely aplica el mismo análisis a otras disposiciones expresamen- ma de la democracia es genuino e insoluble. Creo que la cues-
te restrictivas. Dice, por ejemplo, que la prescripción de que la tión fue mal interpretada y exagerada porque los constituciona-
mayoría no discrimine por motivos raciales mediante la segrega- listas se concentraron demasiado en lo que dice y hace la Cons-
ción en las escuelas públicas no debilita, antes bien, mejora la de- titución, y en cómo debería ser interpretada, y no lo suficiente
mocracia, porque el poder político no es igual cuando la discri- en aquello que la democracia realmente es. Comenzaré con una
minación sistemática y la falta de educación le quita a un grupo observación inocente pero importante: la democracia, como
la influencia política y la autoconciencia que tienen otros. Pero cualquier otra forma de gobierno, implica acción colectiva. Me
intenta trazar una línea bastante precisa entre aquellas estipula- refiero sólo a que en la descripción de cualquier forma comple-
ciones restrictivas que podrían ser sensatamente consideradas co- ja de gobierno, debemos reconocer unidades de acción en las
mo estructurales desde el punto de vista funcional, de las que no. cuales los actores son grupos, no individuos particulares. Expre-
No se sigue de su postura, continúa, que una regla constitucional samos que en una democracia el gobierno es por el pueblo. Con
que, por ejemplo, prohiba a la mayoría declarar a la homosexua- esto queremos decir que el pueblo, en forma colectiva, hace cier-
7
John Han El)•,
lidad o el aborto como actos criminales, sea democrática. Tal li- tas cosas -por ejemplo, elegir a sus líderes- que ningún indi-
D,·111ocm,y mu/ Distrust: A mitación constitucional no sería necesaria para asegurar que los viduo haría o podría hacer por sí mismo.
Theory o/}11,liánl N,·1,i,w homosexuales o las mujeres que deseen abortar tengan el mismo Sin embargo, existen dos clases de acción colectiva -estadís-
(Cambridge, Mass.:
Harvard Univcrsi1y l'rcss,
poder político que otras personas; si pierden una batalla política tica y comunitaria [communal]- y nuestra concepción de la de-
1986), cap!rulos 4 )' 5. no será por falta de educación o de poder electoral respecto de sus mocracia mostrará qué clase de acción colectiva requiere el gobier-
oponentes. Será porque sus posturas son demasiado impopulares, no democrático. La acción colectiva es estadística cuando lo que
M John Han Ely, "Thc
y su número demasiado escaso como para ganar en una lucha el grupo hace es sólo una función, aproximada o precisa, de lo que
Wages of Crying Wolf: A
Commen! on Roe v. electoral justa, y de eso es de lo que se trata la democracia. 8 · los miembros individuales hacen por sí; esto es, sin ninguna con-
\'(1,,/e" (1973) 82 Yalc Es así que el enfoque de Ely, al menos desde su perspectiva, ciencia de estar haciendo algo como grupo. Podríamos decir: el
L. J. 920 a 923. no justificaría una interpretación ampliada de las cláusulas más pueblo canadiense desea una política económica más agresiva e in-
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Ronald Dworkin Igualdad, Democracia y Constitución
tervencionisca. Describimos así una clase de acción colectiva: nin- La distinción entre acción estadística y comunitaria nos per-
gün canadiense podría actuar de algün modo que hiciera verdade- mite dos lecturas diferentes del tópico de que la democracia su-
ra la afirmación de que el pueblo canadiense desea algo en parti- pone acción colectiva; dos lecturas diferentes de la promesa de
cular. Pero la referencia al pueblo canadiense es, sin embargo, só- Lincoln de que la democracia es el gobierno del pueblo, por el
lo y simplemente una forma de hablar: no creemos que realmen- pueblo y para el pueblo. La primera es la versión estadística de
te exista un gran personaje llamado El Pueblo Canadiense, con sus tales ideas: en una democracia las decisiones políticas se toman
propias opiniones. Nuestra observación sólo abre un juicio esta- en función de los votos o decisiones o deseos de los ciudadanos
dístico aproximado acerca de lo que (se dice que) cree la mayoría individualmente considerados. En esta lectura, la democracia es
de los canadienses, o lo que piensa la mayoría de los canadienses diferente de otras formas de gobierno p9rque en ésta la función
que reflexiona acerca de la cuestión, o algo así. También podría- en cuestión es mayoritaria, .o al menos pluralista, mientras que
mos decir: el mercado de divisas elevó ayer el precio del yen. Nue- en ott'as formas se realizan funciones estadísticas distintas. La se-
vamente describimos una acción colectiva: el mercado de divisas gunda es la lectura comunitaria: en una democracia, es una en-
sólo puede ser afectado de modo sustancial por un amplio grupo tidad distinta -el pueblo como cal- quien toma las decisiones
de banqueros y hombres de negocios. Pero, de nuevo, nuestra re- políticas en lugar de los ciudadanos individuales. La intención
ferencia a una entidad colectiva, el mercado de divisas, no se su- de dicha formulación es recordarnos la voluntad general de
pone que señala una entidad real. Sin cambiar de ningün modo el Rousseau, que me inclino a interpretar afín a una concepción
significado de lo que decimos, podríamos estar sosteniendo una comunitaria, no estadística, de la democracia.
afirmación abiertamente estadística: que los efectos combinados Nuestra respuesta al supuesto conflicto entre democracia y
de un amplio conjunto de transacciones individuales causó la su- Constitución dependerá de la concepción de la democracia que
bida del precio del yen en la ültima jornada. aceptemos, porque ambas trazan la línea entre disposiciones
Por otro lado, la acción colectiva es comunitaria cuando no funcionalmente estructurales y disposiciones restrictivas en dis-
puede reducirse simplemente a una función estadística de la ac- tintos lugares. En la lectura estadística, las disposiciones del pri-
ción individual; porque es colectiva en el más profundo sentido mer tipo están limitadas principalmente a aquellas explícita-
en que requiere de los individuos que asuman la existencia del mente estructurales -las que definen quien votará, cuántos
grupo como entidad o fenómeno por sí mismo. El ejemplo de la miembros del parlamento o congreso se elegirán, qué propor-
culpa colectiva, poderoso aunque familiar, es aquí pertinente. ción de ellos será necesaria para promulgar la legislación, y así
Los alemanes se sienten responsables por lo que hizo Alemania, sucesivamente. También podrían incluirse, siguiendo a Ely, al-
no solamente por lo que hicieron otros alemanes; su noción de gunas disposiciones restrictivas necesarias para que con las ex-
la responsabilidad los hace sentirse conectados con el terror na- plícitamente estructurales se pueda lograr cierta igualdad de po-
zi del siguiente modo: pertenecen a la naci6n que cometió esos der político, como por ejemplo las que protegen la libertad de
crímenes. Adapto aquí otro ejemplo, esta vez tomado de John expresión y de prensa. Pero en la concepción comunitaria de la
Rawls. Una orquesta puede interpretar una sinfonía, lo que nin- democracia no es necesario que las disposiciones estructurales
gl'1n ml'1sico por sep~rado podría hacer; sin embargo, no es éste se limiten a cuestiones de procedimiento y organización. Una
'J J. Rawls, A Throiy of
j11Stice (Cambridge, Mass.: un caso de acción colectiva estadística porque es esencial que mayor reflexión podría mostrar, por ejemplo, que la acción co-
Harvar<l University Prcss, una interpretación orquestal no sea sólo una función específica . lectiva comunitaria sólo es posible si los miembros de la comu-
1971) pp. 523-4 11. 4 nidad comparten ciertos ideales; si así fuera, mantener tales
de la interpretación apropiada por parte de cada müsico, sino
( 7eorlrt de l,1 Justicirt, 2º
cd., M~xico, Fondo de que se trata de que éstos toquen como orquesta, con la intención;' ideales por 1nedio de límites a la decisión mayoritaria sería una
Cultura Económica, de realizar una contribución al desempeño grupal, y no como cuestión de estructurar la democracia antes que de cualificada
1995). una serie de interpretaciones individuales aisladas.9 o socavarla.
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Supongo a esta altura que sólo la lectura estadística parecerá te es el rasgo de la concepción estadística que parece tan obvia-
· plausible o aceptable. Muchos pensarán que la lectura comuni- mente incompatible con la mayor parte de las limitaciones cons-
taria es, en el mejor de los casos, una especie de mistificación he- titucionales a la voluntad mayoritaria. Por lo tanto, deberíamos
geliana, y en el peor, una puerta abierta a la opresión totalitaria preguntarnos a qué valor político sirve una concepción estadís-
justificada sobre la idea de que el Estado es más importante que tica de la democracia bajo una interpretación que requiera una
los individuos. Comprendo estos temores, y creo que los filóso- función mayoritaria. ¿Por qué deberíamos desear una forma de
fos son, en parte, responsables de los mismos por equivocarse en gobierno en la cual las decisiones colectivas sean sólo aquellas
la identificación de importantes características de tipos usuales apoyadas por la mayoría de la gente?
de acción colectiva, como por ejemplo el de la orquesta, que no Debemos tomar nota de la respuesta epistemológica a dicha
es misterioso ni amenazante. Rousseau ilustra tanto el atractivo pregunta, pero sólo para rechazarla: es más probable que la ma-
de una mejor descripción de la acción política colectiva, como la yoría, antes que cualquier otro grupo, esté en lo correcto acerca
confusión en la que cae al descuidar la distinción entre lo que de qué decisiones políticas deberían tomarse. Este argumento
llamaré acción colectiva comunitaria integrada, que insiste en la bien podría ser convincente, al menos en principio, respecto de
importancia de lo individual, y acción colectiva comunitaria decisiones políticas sensibles a las preferencias: cuando el carác-
monol!tica, que niega tal importancia. ter y distribución de las preferencias de la gente en parce deter-
Ya habrán inferido que intentaré defender la idea de que la minan qué decisión es la correcta. 11 Si la cuestión surge respec-
mejor descripción de la democracia, para nosotros, está en la to de si la comunidad debería utilizar fondos presupuestados pa-
concepción comunitaria de la acción colectiva en su forma inte- ra construir un estadio de béisbol o una pisca de hockey sobre
grada, no monolítica. Tengo para ello dos razones. Primero, creo hielo, y creemos que la decisión debería depender de cuál de
que la descripción comunitaria es más atractiva que la estadísti- ellos sería más utilizado, la mejor forma de descubrir la respues-
ca como cuestión de moralidad política. Segundo, la descripción ta parecería ser un proceso político mayoritario. Pero no tene-
comunitaria ofrece una mejor interpretación de las comunidades mos razones generales para creer que sea más probable que la
políticas canadiense y estadounidense, en lo que se incluyen tan- mayoría esté en lo correcto en cuestiones insensibles a las prefe-
to la democracia como las limitaciones constitucionales a la vo- rencias; esto es, cuando los hechos acerca de preferencias u opi-
luntad mayoritaria. Sin embargo, y dado que la segunda de es- niones son sustancialmente irrelevantes. El hecho de que lama-
111 No menciono a lo largo
tas afirmaciones depende en parte de la primera, me concentra- yoría de los ciudadanos apruebe la pena capital, por ejemplo, no
de este ensayo las conoci- ré en é~ca a lo largo del presente ensayo, y comenzaré mi argu- 11 Explico la diferencia en-
es en sí mismo un argumento en favor de su corrección moral.
das dificultades que para mentación señalando defectos e insuficiencias internas severas tre decisiones políticas Dado que la cuestión acerca de si los individuos tienen derechos
11110 concepción estadística de la popular lectura estadística de la democracia. sensibles y no sensibles a morales que la mayoría debe respetar es claramente insensible a
de la democracia se deri- las preforencias, )' presento
van cid Teorema de la Im-
las preferencias -sería absurdo suponer que los ciudadanos par-
más cjcrnplos, en un tt'-
posibilidad de Arrow, las cience artículo, parte cid
ticulares tuvieran esos derechos sólo si la mayoría afirmara que
cuales son <le canícrcr réc- IY. Igualdad de poder cual resun10 en csra sec- los tienen- el argumento epistemológico no puede justificar la
nico }' raramentl~ de i111- ción. Véase Dworki11, pretensión de que la concepción estadística de la democracia sea
portancia pr:ícrica. tvle "Whar is Et1ualiry? Parr 4:
concentro, por el contra- Si la democracia es cuestión de decisiones políticas que represen- la correcta.
Polirical Equaliry" (1987)
rio, en defectos que hacen tan cierta función de las decisiones individuales de los miembros 22 Univ. ufSnn Fr1111. l. Cualquier justificación plausible de dicha concepción debe
no deseable a la concep- R,•11. 1. En esta sección estar basada en la igualdad e imparcialidad; no en la probable
de la comunidad, entonces -como ya expresara- debería tra-
ción estadística, no los que también me apoyo en un
simplemc,icc sugieren que tarse de una función mayoritaria, o por lo menos una función corrección de las respuestas que alcance la mayoría. Considérese
artículo acerca de la igual-
no puede ser realizada en que no permita que una decisión política sea tomada incluso si dad <]lle preparé para l:i
el siguiente argumento. La igualdad política -tratar a las perso-
coda su a111plirud. el electorado le brindara menos apoyo que a otra diferente. 10 Es- Enciclopedia lraliana. nas como iguales en la distribución del poder político- signifi-
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Ronald Dworkin
Igualdad, Democracia y Constitución
ca hacer iguales a las personas respecto de su poder político, y es- rructuras y prácticas políticas norteamericanas, por ejemplo, sin
to sólo puede ser logrado mediante una regla de la mayoría esta- destruir al mismo tiempo el sistema representativo de gobierno,
dística. Si el argumento es acertado, entonces üno de los más de modo de dar a cada ciudadano norteamericano en edad de
fundamentales ideales políticos -el de que una organización votar el mismo poder sobre los asuntos nacionales que tendría
política debe tratar a sus miembros como iguales- contiene un un congresista, por no hablar del presidente? Es así que una con-
dilema en su núcleo. Un aspecto de la igualdad -el input, la di- cepción de la igualdad política que requiera igualdad de poder
mensión procedimental- recomienda un sistema político en el político parecería estar atrapada en un dilema desde el comien-
cual la mayoría es libre de privar a las minorías del otro aspecto zo. Si sólo insiste en la igualdad horizontal, entre los goberna-
que requiere la igualdad; a saber, un interés igual y una parte dos, sus más estrictos requerimientos podrían ser satisfechos por
igual en el gobierno. Es así que la pregunta acerca de si tratar a tiranías claramente no democráticas. Si también reclama igual-
las personas como iguales realmente significa hacer igual el po- dad vertical, entonces es totalmente irrealista.
der político, es de gran importancia para la filosofía política. De-
beríamos comenzar nuestro intento de responderla preguntán-
donos de qué igualdad de poder político se trata en realidad. De B. Impacto e influencia
hecho, la igualdad de poder admite diferentes interpretaciones y
lecturas, y es esencial distinguirlas a fin de comprender por qué Debemos tener presente ese amenazante dilema cuando consi-
existe confusión en torno a las mismas. deremos qué podría significar la igualdad de poder. Es necesario
distinguir dos interpretaciones: igualdad de impacto e igualdad
de influencia. La diferencia intuitiva es la siguiente: el impacto
A. Dimensiones vertical y horizontal de alguien en política es la diferencia que puede producir, por sí
solo, al votar o elegir una decisión en lugar de otra. La influen-
¿Cómo se mide el poder político? ¿Bajo qué circunstancias es cia de alguien, por otro lado, es la diferencia que puede marcar
igual? Cualquier respuesta adecuada debe considerar el poder no sólo por sí sino también guiando o induciendo a otros a creer
político respecto de dos dimensiones: no sólo la horizontal, que o votar o elegir como él lo hace.
compara el poder de los diferentes ciudadanos particulares, o La distinción entre impacto e influencia políticas sugiere un
grupos de ellos, entre sí; sino también la vertical, que compara escape al dilema que describí. Obviamente, la igualdad vertical de
el poder de los ciudadanos particulares con el de los funciona- poder político es imposible si significa igualdad de impacto polí-
rios públicos. Si la igualdad política es cuestión de igual poder tico. La estructura representativa es necesariamente una en la cual
político, ambas dimensiones deben figurar en la descripción. La el impacto es, desde el punto de vista vertical, marcadamente di-
i~ualdad horizontal del poder es apenas suficiente para propor- ferente. Pero sí tiene sentido apelar a la igualdad vertical, como
cJOnar algo que podamos reconocer como una democracia ge- ideal, si la igualdad en cuestión es la de influencia. Incluso pode-
nuina. En las dictaduras totalitarias, los ciudadanos particulares mos describir un sistema completamente representativo en el
tienen igual poder político, a saber: ninguno. Las pseudo-demo- cual se mantiene la igualdad de influencia, al menos con un gra-
cracias cínicas de partido único, son usualmente cuidadosas en do de precisión que podemos medir. Supóngase que los funcio-
proporcionar a cada ciudadano uno y sólo un voto, para ese par- narios aceptan que tienen el deber de votar como desea de ellos
tido. Es así que la dimensión vertical debe entrar en escena. la mayoría de sus representados. Supóngase que las elecciones tie-
Sin embargo, parece increíble que pueda existir una genui- \ nen lugar con frecuencia suficiente, que la comunicación entre
na igualdad vertical de poder en democracias representativas ca- funcionarios y votantes es adecuada, y que los mecanismos de re-
les como Canadá o los EE.UU. ¿Cómo podrían revisarse las es- vocación son aceptablemente eficientes y económicos, de modo
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tal que los funcionarios se atienen al referido deber. En tales cir- Sin embargo, la igualdad de influencia en la dimensión ho-
cunstancias se materializaría una aproximada igualdad vertical. rizontal parece ser un ideal mucho más interesante que en la di-
f?ad~ qu~ el senador X votaría por una reducción de impuestos mensión vertical. Pero esa apariencia es engañosa. El principal
s1 y solo s1 creyera que la mayoría de sus electores estaría de acuer- atractivo de la igualdad de influencia horizontal radica en la con-
do con ello, el dato de que tal senador prefiera la reducción no vicción de que es injusto que algunos ciudadanos tengan mucha
incr~menta la prob~bilidad subjetiva de que vote a favor más que más influencia política que otros, sólo por ser mucho más ricos.
la misma preferencia por parte de cualquier otro de sus electores. Pero podemos explicar esta intuición de dos maneras. Por cier-
Tampoco sería plausible entender, desde la perspectiva hori- to, podemos sostener que descansa en el supuesto de que cual-
zontal, la igualdad de poder en el sentido de igual impacto, pe- quier falla importante en la igualdad de influencia entre los ciu-
ro por la razón opuesta. La igualdad de impacto no es una me- dadanos particulares, es un seria falla en la igualdad política. O
ta demasiado exigente, sino demasiado poco exigente. Un im- podemos explicarla en una forma que de ningún modo apele,
pacto !gua! requiere que cada ciudadano competente tenga uno como ideal general, a la igualdad de influencia. Podríamos decir,
Y el mismo voto, así como el esquema una persona-un voto. Pe- por ejemplo, que es injusto que algunas personas tengan tanto
ro esto no hace nada por justificar un aserto central que sostene- dinero como un Rockefeller, porque eso viola los principios dis-
mos respecto de la democracia: que la misma necesita no sólo tributivos de igualdad; y agregaríamos entonces que la despro-
del ~uf~·~gio extendido sino tam_bién de libertad de expresión y porcionada influencia política que su riqueza le permite es una
asoc1acwn, y otros derechos y libertades políticas. Mi impacto consecuencia particularmente deplorable de tal injusticia, por-
en política es inferior al suyo si la censura me niega el derecho que le permite, entre otras cosas, perpetuar y multiplicar sus
de_ presentar mis ~piniones al público, al tiempo que se lo per- otras ventajas injustas.
mite a usted. O SI usted es lo bastante rico como para controlar Por supuesto, estas dos formas de objetar la influencia políti-
un periódico, mientras que yo soy tan pobre que no puedo com- ca de un Rockefeller son muy diferentes. La primera es insensible
prar siquiera un ejemplar. Necesitamos ir más allá, de la idea del al origen de su desproporcionada influencia; supone que la in-
impacto igual a la de la igual influencia, y comenzar a explicar fluencia combinada, de cualquier origen, debe ser igual. La se-
por qué la censura de las opiniones niega la igualdad de poder gunda no efectt'ia ninguna suposición acerca de influencias com-
político. binadas; condena la influencia de un Rockefeller sólo a causa del
particular origen de la misma. Podemos contrastar esas dos obje-
ciones imaginándonos un mundo en el cual la primera se aplique
C. ¿Debería ser igual la influencia? pero no la segunda. Supóngase que las metas distributivas de
igualdad económica son alcanzadas razonablemente bien, si bien
¿Pero es realmente la igualdad de influencia un ideal atractivo? todavía algunas personas ejercen mayor influencia política que
~No de~eríam~s dudar respecto de perfeccionar la igualdad de otras. Podrían tener esa influencia por una variedad de razones,
1~fluenc1a vertical según el modo en el que vimos que esto es po- pero supondré que éstas son inobjetables en sí mismas, pues es-
sible: mediante la insistencia en que los funcionarios actúen tamos considerando si deberíamos oponernos a la influencia de-
siempr_e como la mayoría de sus electores desea, y la adopción de sigual como tal. Estas personas influyentes, a diferencia de otras,
mecanismos electorales que castiguen a quienes no lo hacen así? podrían haber decidido emplear en campañas políticas una parte
¿Queremos realmente estar tan cerca como podamos para asegu- mayor de sus inicialmente iguales recursos, por ejempl?. O po-
rarnos de su obediencia? Por el contrario, ¿no quisiéramos, al ;;· drían haber hecho una mayor inversión en estudios y entrena-
menos en asuntos insensibles a las preferencias, que nuestros miento, lo cual haría más probable que otras personas los consul-
funcionarios nos guíen en lugar de que sigan nuestras opiniones? ten o atiendan sus consejos. O podrían haber llevado unas vidas
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Ron.ild Dworkin Igualdad, Democracia y Constitución
de tan conspicuos logros o virtudes, que otras personas confiarían política como consecuencia de una preocupación intensa y com-
más en ellas, o estarían más dispuestas a seguirlas. No obstante, partida por la justicia y corrección de los resultados [de ese com-
podría aplicárseles la primera forma de objeción a la influencia de promiso]. Alienta a los ciudadanos a enorgullecerse o avergon-
un Rockefeller. Consideraríamos la mayor influencia de personas zarse del éxito o fracaso de la comunidad como si de sí mismos
políticamente motivadas, o experimentadas, o carismáticas, co- se tratara; apunta a esa meta comunitaria de la actividad políti-
mo un defecto en la organización política, y tomaríamos las me- ca. Sin embargo, el ideal de igual influencia desafía dicha aspira-
didas que pudiéramos a fin de eliminarla o reducirla. Pero la se- ción. Cuando la gente se molesta por no tener mucha influen-
gunda forma de objeción fallaría a menos que encontremos algu- cia, o se resiente por no tener la suficiente, su preocupación co-
na otra razón, independiente de cualquier supuesto de que la in- lectiva es sólo cuestión de apariencias; continúa pensando que el
fluencia política debería ser igual, para oponernos a una situación poder político es un recurso discreto en lugar de una responsa-
en la que algunas personas están más políticamente motivadas, o bilidad colectiva.
entrenadas, o son más carismáticas que otras. Una sociedad atractiva también alimenta una meta ulterior
Considérese la queja, común y totalmente justificada, de que para la actividad política: que los ciudadanos tengan tanta liber-
en la mayoría de las sociedades las mujeres tienen demasiado po- tad como sea posible para extender su vida moral y experiencia
co poder de cualquier cipo. Quien acepte esta postura debería sos- en política. Pero la gente que acepta la igualdad de in_fluencia co-
tener que una organización social es defectuosa a menos que en mo restricción política no puede considerar su vida política co-
cualquier asunto la mujer promedio tenga la misma influencia mo agencia moral, porque tal restricción corrompe la premisa
(medida en alguna forma determinada) que el hombre promedio. cardinal de la convicción moral: que sólo la verdad cuenta. Una
Sin embargo, aun sosteniendo la misma queja podría querer de- campaña política que se aucoimponga límites_ de !nflue~cia no
cirse algo muy diferente: no que hombres y mujeres deban, como sería agencia moral sino un minué de deferencias sm sentido. Es
cuestión de derecho o de ideales, tener la misma influencia en pro- así que el ideal de igualdad de influencia, incluso si pudiera lo-
medio, sino que la menor influencia que actualmente tienen las grarse, sería atractivo sólo dentro de una co~unidad en la cu~l
mujeres es resultado de una combinación de injusticia económi- la política fuera parte de la actividad económica, otro escena'.·10
ca, estereotipos, y otras formas de opresión y prejuicio, algunas de en el cual cada persona se esfuerza sólo para alcanzar una meJor
las cuales, cal vez, son tan profundas que estarían incrustadas en la vida para sí, su familia y amigos. Este ideal es extraño a una for-
cultura de la comunidad. De nuevo, la diferencia entre ambas ma de política genuinamente republicana, en la cual cada uno
posturas surge claramente si tratamos de imaginar una sociedad de los ciudadanos se empeña por la comunidad como un todo.
en la cual la discriminación económica, social y cultural contra las
mujeres haya sido eliminada. Si en dicha sociedad el poder pro-
medio de hombres y mujeres es desigual -como podría suceder, V. Acción comunitaria colectiva
en ambas direcciones- ¿sería considerado ese hecho, por sí mis-
mo, un defecto de la organización social? Es así que el ideal de igualdad de poder político, una idea t~n ~a-
Una vez que nos damos cuenta de que nuestras más serias tura! para muchos filósofos, es tanto implausible como art1fic1al.
preocupaciones acerca de la desigualdad del poder político pue- Afortunadamente, sus defectos sirven también como borradores
den ser explicadas sin apelar al ideal de la igualdad de influencia, para una concepción alternativa de la democracia, basada no en
somos libres de considerar si tenemos alguna razón, que vaya la comprensión estadística de la acción colectiva, sino en la com-
más allá del deseo de explicar dichas preocupaciones, para acep- prensión comunitaria. Pero la construcción de la mis~a debe
tar ese ideal. En mi opinión, no las tenemos. Una comunidad comenzar aún anees, enfrentando un problema ya menc10nado:
política atractiva desea que sus ciudadanos se comprometan en que la concepción comunitaria parece muy exuberante desde el
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Ronald Dworkin Igualdad, Democracia y Constitución
pun~o de vi~~a metafísico, y demasiado peligrosa desde el punto a su equipo. En tales casos, las actitudes de los individuos crean
de vista pol1t1co, como para cumplir dicho papel. Debemos ave- y presuponen una nueva unidad de responsabilidad: el grupo.
riguar si, y cómo, podemos dar sentido a una genuina acción co- Podríamos decir que el grupo es la unidad que ha actuado bien
munitaria sin añadir dudosas entidades colectivas al mobiliario o mal, y que los individuos comparten la responsabilidad en for-
del universo; y también si, y cómo, la democracia concebida co- ma derivada, porque son miembros de aquel.
mo acción comunitaria puede ser liberal en lugar de totalitada. Nuevamente, la unidad de juicio usual o normal para todas
De hecho, podríamos llevar adelante ambos proyectos al mis- las acciones es el individuo, al menos en nuestra cultura. El res-
mo tiempo si exploramos la siguiente sugerencia: la acción comu- peto por mí mismo necesariamente requiere, creo, que formule
nitaria no depende de la prioridad ontológica de la comunidad mis propios juicios acerca de la clase de vida a llevar, del trato a
s~bre el indivi~uo, sino de una cierta clase de actitudes compar- los otros, y de qué consideraré como buen o mal desempeño de
tidas_ por los mismos. ¿Qué actitudes? La respuesta es compleja, y mi labor. No intento decir que deba (o pueda) formular tales jui-
requiere de una serie de distinciones. Siempre que actuamos en cios en forma totalmente privada, sin consultas o influencias de
forma autoconsciente, con un sentido de que lo que hacemos es otras personas de mi cultura, sino que debería estar satisfecho
importante y puede ser bien o mal hecho, efectuamos implícita- porque, en última instancia, estoy actuando en base a conviccio-
mente dos suposiciones acerca de la unidad de acción en cues- nes que formé por mí mismo, no plegándome a lo que otros
tión. Primero, suponemos una particular unidad de responsabili- consideran correcto que haga. Pero algunas personas, al menos
dad, con lo que me refiero a la persona o grupo en cuyo crédito por momentos, rechazan la opinión de que actúan como unida-
o descrédito, logro o fracaso, redunda la acción; y, segundo, una des individuales de juicio. Se consideran a sí mismos como
particular unidad de juicio, con lo que me refiero a la persona 0 miembros de un grupo al que compete formular juicios éticos y
grupo cuyas convicciones acerca de lo correcto o erróneo corres- morales en nombre de sus integrantes. No sólo creen que su pro-
ponde que utilicemos en dicha evaluación. pio juicio respecto de tales cuestiones estará inevitablemente in-
.. Durante la mayor parte del tiempo, la unidad de responsa- fluenciado por su cultura, sino que también debería estarlo;
b1lidad que cada persona asume es ella misma actuando como piensan que, en el fondo, la justicia y la ética están constituidas
individuo. Lo cual sigue siendo verdadero en casos de acción co·- por la cultura. Un alemán que en los años 30 hubiera aceptado
lectiva estadística. Los norteamericanos hemos envenenado la una unidad colectiva de juicio, no habría sentido vergüenza por
atmósfera, pero la mayoría de nosotros sólo acepta responsabili- las atrocidades nazis, porque su nación aprobaba cales atrocida-
dad por los actos de cada uno. Sin embargo, ya conocemos ca- des como triunfos históricos .
sos en que esto no es así. Muchos alemanes que no nacieron si- . Podemos utilizar estas distinciones para reexponer y ampliar
no después de la Segunda Guerra Mundial, no obstante asumen nuestras ideas acerca de la acción colectiva. Distinguimos la ac-
una responsabilidad colectiva por lo que hizo su país antes y du- ción colectiva estadística de la comunitaria del siguiente modo.
rante el conflicto. Dichas acciones no son propias de ellos en En la acción colectiva estadística, los actores individuales consi-
tanto individuos, sin embargo muchos creen que, en alguna deran también individual la unidad de acción pertinente. Cuan-
compleja medida, co¡nparren la responsabilidad por las mismas. do los operadores del mercado de divisas elevan el precio del
Los müsicos de una saludable orquesta consideran el desempe- yen, cada uno de ellos actüa por sí y atiende a su propio éxito o
ño de la misma en términos paralelos: suponen que han triunfa- fracaso, no al del grupo de operadores como un todo. Sin em-
do sólo si la orquesta como un todo tuvo éxito. Los miembros bargo, en el caso de la acción colectiva comunitaria los actores
de un buen equipo de béisbol adoptan la misma actitud frente J individuales comparten actitudes que !1acen que la unidad per-
al éxito o al fracaso del equipo como un todo: cada jugador sien- tinente de responsabilidad sea tanto colectiva como individual.
te que de alguna manera ha fracasado si esto fue lo que sucedió Los müsicos consideran a la orquesta como una unidad de res-
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Ronald Dworkin Igualdad, Democracia y Constitución
ponsabilidad separada y distinta -dicen que la orquesta tocó unidad colectiva de responsabilidad, lo cual significa que, en
bien o mal. Comparten la responsabilidad colectiva a través de tanto ciudadanos, comparten las responsabilidades que derivan
lo que aquella realiza, y, por lo tanto, son vulnerables al éxito 0 de todo aquello que su gobierno hace en su actuar oficial. Pero
fracaso colectivos más allá de sus desempeños individuales. La mientras que el pueblo constituye una unidad de responsabili-
acción colectiva comunitaria no es cuestión de prioridad meta- dad distintiva, no conforma una unidad colectiva de juicio. En
física sino (podríamos decir) étíca. 12 una democracia comunitaria, cada ciudadano insiste en que sus
Ahora estamos en posición de distinguir dos formas de ac- convicciones políticas son, en todo sentido relevante, asunto su-
ción colectiva comunitaria: integrada y monolítica. En el caso de yo; que es responsabilidad particular suya decidir qué espera de
la acción colectiva integrada, las actitudes compartidas de los su nación para considerar que hizo lo correcto; y si ha tenido éxi-
participantes crean una unidad colectiva de responsabilidad, no to, y en qué medida. Como sugerí anteriormente, la constitu-
así una unidad colectiva de juicio: ésta _permanece completa- ción estructural de una democracia concebida en esos términos
mente individual. En el caso de la acción monolítica, por el con- debe ser diferente, y más compleja, que la de una democracia es-
trario, tanto la unidad de responsabilidad como la unidad de jui- tadística. Construimos una democracia estadística mediante la
cio se hacen colectivas. Nuevamente, ésta es una cuestión de ac- elección de cierta estructura de poderes y funciones entre los ciu-
ritudes compartidas. Compárese una buena orquesta con un dadanos, los funcionarios y las instituciones, que permita que las
despotismo teocrático. En la primera, se espera que los músicos decisiones políticas coincidan aproximadamente con la voluntad
desarrollen y conserven su propio sentido del logro musical: su de la mayoría. Se necesita más que eso para una democracia co-
orgullo respecto de lo que hizo la orquesta se basa en los propios munitaria: instituciones formativas y supuestos que hagan surgir
juicios individuales y autoconscientes acerca del mérito musical. y alimenten las dos actitudes democráticas necesarias: responsa-
En _un despotismo teocrático, por otro lado, cualquiera que sos- bilidad colectiva y juicio individual.
tuviera un conjunto independiente de convicciones sería un re- ¿Qué instituciones y supuestos genera y promueve la demo-
volucionario, incluso si sus convicciones independientes adhirie- cracia en dicha concepción? El estudio de otras formas de acción
ran a la teocracia. Tal comunidad se juzga a sí misma. comunitaria integrada podría ser de utilidad para responder esa
Es así que, una vez que rechazamos la tesis mayoritaria de pregunta, pero sólo hasta cierto punto, porque pocas de dichas
que la democracia es acción colectiva sólo en el sentido estadís- formas serían ejemplos de democracias. (Mientras que, por
tico, debernos at'111 elegir entre dos lecturas alternativas de la idea ejemplo, una orquesta podría estar organizada democráticamen-
de que es colectiva en el sentido comunitario. Podemos tratar a te, pocas efectivamente se organizan así, y por cierto no las me-
la democracia como cuestión de acción colectiva integrada 0 jores. Un equipo de fútbol organizado democráticamente no se-
monolítica. Por supuesto, debemos elegir la primera; presenté ría efectivo, y sí probablemente suicida). Sería mejor analizar di-
las alternativas sólo para mostrar las diferencias. En el resto de rectamente el caso político, y utilizaré para ello la siguiente es-
este ensayo trataré de construir un descripción de la democracia trategia interpretativa. Comenzaremos con un número de su-
como gobierno por el pueblo, entendidas las personas como puestos pre-interpretativos acerca de cómo sería en la práctica
iguales en el sentido comunitario integrado. una buena democracia: que el voto esté ampliamente extendido
según la fórmula una persona-un voto, que el valor de las liber-
12 Para una descripción tades de expresión, asociación, manifestación, religión y con-
m,ls dcrallada de la priori- VI. Democracia como integración ciencia sea reconocido y protegido, que ningún grupo de ciuda-
dad étirn, véase mi artícu- danos sea vea excluido de participar en la economía de su comu-
lo "Liberal Communiry"
( 1989) 77 Cnlif L. R,•,,_ En una democracia genuina, el pueblo gobierna no en forma es- nidad, y así sucesivamente. Habrá que ver en qué medida po-
479 (véase nora I su¡,m). tadística sino comunitaria. Considera a su nación como una drán justificarse dichas instituciones y supuestos familiares sobre
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Ronald Dworkin
Igualdad, Democracia y Constitución
presuposiciones estructurales: que produzcan y mantengan un abiertos a todos. Un esquema de ese tipo satisface el principio,
agente comunitario integrado, el pueblo, en el marco del cual los como no lo haría ninguna desviación sustancial del mismo. La
ci_udadano~ ind!viduales figuren como miembros iguales. Orga- historia, que agrega significados a las estructuras, juega un rol en
nizaré la d1scus1ón alrededor de las tres grandes contribuciones dicho juicio. Dado que los esquemas electorales que no estaban
que, según se cree, las instituciones políticas familiares realizan a basados en el sufragio igual usualmente reflejaban opiniones ta-
tal fin. Las mismas les dan a los ciudadanos individuales una les como la de que los ricos merecían gobernar y no los pobres,
p~rte en el colectivo, un interés [stake] en él, e independencia del o que algunas razas carecían de los derechos o capacidades de
mismo. que gozan otras, o que un sexo estaba, y debía estar, subordina-
do al otro, cualquier desviación actual del esquema una persona-
un voto, debería ser sospechosa de cargar con una significación
A. El principio de participación similar, ofensiva hacia el principio de participación. Pero esto no
es invariablemente así, y a veces la historia no condena sino que
En una democracia entendida como gobierno comunitario de protege ciertas instituciones que se desvían del esquema una per-
iguales, a cada persona debe ofrecérsele un rol que le permita sona-un voto. La historia explica la composición del Senado de
marcar una diferencia en el carácter de las decisiones políticas, y los EE.UU., por ejemplo, en una forma no odiosa. Podrían justi-
la fuerza de ese rol -la magnitud de la diferencia que pueda ficarse, al menos en principio, otras desviaciones del esquema
marc~r--:- no debe estar estructuralmente fijada, o limitada por una persona-un voto no ofensivas hacia el principio de partici-
supos1c1011es acerca de su valía, talento o habilidades. La prime- pación, que incluyen, por ejemplo, arreglos distritales que per-
ra parte ~e esce_principio -todos deben tener un rol- vale pa- mitan especiales poderes de voto a grupos con necesidades par-
ra cualquier u111dad colectiva de acción: nadie cuenta como par- ticulares.
te de un agente colectivo a menos que esté en posición de mar- El principio de participación también explica por qué las li-
car una diferencia en lo que tal agente haga. Si soy sensato, no bertades políticas, como las de expresión y protesta, son parte de
puedo considerarme miembro de la Filarmónica de Berlín, in- la idea de democracia. Si a cada ciudadano se le otorga un rol en
cluso si hubiera miembros de la misma dispuestos a considerar- la política que signifique una genuina posibilidad de marcar una
me uno más, en tanto no tenga papel alguno en sus presentacio- diferencia, entonces, y particularmente en una gran comunidad
nes. El principio de participación sólo es democrático en virtud política, se le debe permitir tanto voz como voto. Un esquema
de su segunda parte, que insiste en que cada miembro tenga un de voto que limite la participación de la mayoría de los ciudada-
ro! que cu~1plir que sea consistente con el supuesto de que es un nos a votar por sí o por no a la finalización del debate, no refor-
miembro igual. Esta parte del principio explica por qué una or- zaría ni justificaría la actitud democrática. Y una censura que se-
questa no es ordinariamente una democracia. El director no es leccione ciertas cuestiones violaría la segunda parte del principio
elegido por los miembros; les es impuesto, y el poder que para de participación, que estipula que los poderes políticos de las
definir y determinar la interpretación del agente colectivo ejerce personas no pueden ser limitados por regulaciones que violen el
sobr~ ellos, es asignado por fuera de la comunidad, con la justi- igual respeto. Sin embargo, no he reintroducido la idea de igual-
ficación de que posee talentos especiales que los miembros co- dad de influencia que rechacé anteriormente. La democracia, en
munes no poseen. La democracia no puede ser así. la concepción comunitaria, requiere que cada uno de los ciuda-
El principio de participación es suficiente para explicar por danos individuales se encuentre en posición de marcar una dife-
qué asociamos la democracia con el sufragio universal o casi uni- rencia, como así también que su poder de marcarla no sea limi-
versal, con esquemas de voto singular, y con estructuras de re- tado, vis rt vis el poder de otros, por estructuras o regulaciones
presentación que, en principio, hacen a los cargos p(1blicos que en sí mismas nieguen el respeto igual. Sin embargo, dichas
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Ronal<l Dworkin Igualdad, Democracia y Constitución
estipulaciones, juntas, no sugieren un requisito positivo de que políticas? Las concepciones estadísticas de la democracia tienen
cada ciudadano en efecto tenga, o incluso esté en posición de te- al menos el mérito de explicar la opinión común de que la de-
ner, tanta influencia sobre las decisiones colectivas como cual- mocracia es sólo uno de nuestros ideales políticos entre otros,
quier otro. No aspiran a un estado de cosas en el cual una per- que no se confunde con la justicia, y que, por lo tanto, un siste-
sona no pueda lograr mayor influencia sobre sus conciudadanos ma político democrático puede producir resultados injustos. La
en virtud del atractivo de su causa, su personalidad, argumentos concepción comunitaria de la democracia, precisamente porque
o conv1cc1ones. disuelve la línea entre justicia sustantiva y procedimental, pare-
ce amenazar esa distinción aparentemente válida y útil. Sin em-
bargo, podemos conjurar esa amenaza y producir un análisis más
B. El principio de. interés logrado de la democracia comunitaria, si aceptamos que el prin-
cipio de interés no requiere que una comunidad, a fin de ser te-
En una democracia comunitariamente entendida, las decisiones nida como democrática, deba haber alcanzado la mejor o más
colectivas deben reflejar igual consideración por los intereses de correcta comprensión de aquello que la idea de igual considera-
todos sus miembros. Nuevamente, este principio de interés re- ción efectivamente requiere, sino sólo que debe aceptar dicha
fleja nuestra comprensión de la idea básica de la agencia comu- idea como requisito abstracto. Sus estructuras económicas, so-
nitaria. La calidad de miembro de una unidad colectiva de res- ciales y legales deben ser tales que puedan ser, en su mayor par-
ponsabilidad implica reciprocidad: una persona no pertenece a te, justificadas por alguna interpretación de buena fe acerca de
una unidad colectiva que comparte éxitos y fracasos a menos lo que requiere la igual consideración ..
que sea tratada por los otros miembros como tal, y tratarla de ese Supóngase que usted y yo pensamos que el utilitarismo es
modo significa aceptar que el impacto de la acción colectiva en una descripción insatisfactoria de la igual consideración, y que
la vida e intereses de ese miembro es tan importante para el éxi- las decisiones políticas utilitaristas son a menudo injustas. No
to final de la acción como el impacto en la vida e intereses de obstante, podemos creer que una comunidad satisface el prin-
cualquier otro. Mientras que incluso los alemanes que se opusie- cipio de interés si sus decisiones políticas coinciden con una
ron activamente a Hitler sienten, en cierta medida, una respon- comprensión utilitarista de la igual consideración, y si esta
sabilidad colectiva por sus crímenes, sería absurdo, incluso per- comprensión es considerada correcta por la mayor parte de sus
verso, que los judíos alemanes sientan tal cosa. Es así que la con- miembros, incluso si tenemos por incorrectas muchas de sus
cepción comunitaria de la democracia explica una intuición que decisiones efectivas. De este modo, retenemos la idea de que la
muchos de nosotros compartimos: una sociedad en la que lama- democracia es sólo una entre las virtudes políticas. Sin embar-
yoría distribuye inequitativamente los recursos no es democráti- go, habrá un límite al grado en el cual una democracia genuina
ca ni justa. La concepción comunitaria reúne la justicia procedi- puede ser injusta. Un sistema político con sufragio igual, en el
mental con la sustantiva mediante la insistencia en que la demo- cual la mayoría se distribuya todo a sí misma, sin ninguna con-
cracia significa gobierno por y para el pueblo; bajo esta concep- sideración por el destino de alguna minoría racial o de-otro ti-
ción, la distinción entre esas dos visiones de la justicia es sólo su- po, según la concepción comunitaria no contará como una de-
perficial. La cuestión acerca de cómo la comunidad trata a sus mocracia injusta, sino que directamente no contará como de-
miembros es parte de lo que determina si estos pertenecen, y, mocracia. Esto no es, creo, un problema grave para la concep-
por lo tanto, si las decisiones políticas son tomadas por un agen- ción comunitaria, porque nuestros supuestos pre-interpretati-
te colectivo que los incluya. vos rechazan la idea de que las decisiones resultantes nunca son
¿Transforma el principio del interés a la democracia en un relevantes a la hora de decidir si un régimen es democrático.
agujero negro dentro del cual colapsan todas las otras virtudes
66 67
Ronald Dworkin Igualdad, Democracia y Constitución
C. El principio de independencia directos para dar forma a las convicciones de sus ciudadanos.
Cualquier ambición colectiva de dictar las convicciones indivi-
1., En cualquier caso de ac-
El principio de interés distingue la democracia comunitaria de la duales socavaría la democracia comunitaria en una de dos for-
ción comunitaria imegrada,
debe trazarse una línea en- meramente estadística. Una tiranía mayoritaria, en la cual a las mas. Si la ambición colectiva es general, y abarca el rango com-
tre lo privado y lo colc-cti- minorías les es sistemáticamente negada la justa participación, pleto de creencias y opiniones individuales, como sucede en el
vo, cnrre aquellas cucsrio-
podría, sin embargo, ser una perfecta democracia estadística. despotismo teocrático, entonces la existencia misma de tal am-
nc.·s c1uc propia1nc11re son
de responsabilidad colccriva Cuando insistimos en que una genuina democracia debe tratar bición niega el carácter integrado de la comunidad: apunta a una
y a,p,ellas <]lle deben dejar- a todos con igual consideración, damos un paso decisivo hacia situación totalmente monolítica. Si la ambición colectiva es se-
se a la decisión individual una forma de acción colectiva más profunda, en la cual la fór- lectiva y discriminatoria -si sólo se encamina a eliminar ciertas
indepcndiemc. En una or-
questa saludable, como ya
mula "nosotros, el pueblo" se entiende que no incluye a la ma- creencias colectivamente juzgadas erróneas o degradantes- en-
dije, l:'Sa línea se traza cnrrc yoría sino a todos, actuando comunitariamente. El tercer prin- tonces imposibilita la integración de aquellos ciudadanos a quie-
la imerpretación )' la capa- cipio -el principio de independencia- se hace necesario para nes pretende reformar, porque los excluye completamente de la
cidad de juicio. Los mí1si-
una distinción ulterior: que la democracia comunitaria sea en- comunidad. La independencia del juicio es una condición es-
cos aceptan que la or,1ues-
tendida en una forma integrada en lugar de monolítica. Los ciu- t das indi\'iduales incluidn
tructural de pertenencia en una comunidad integrada. Del mis-
ta, a. rravés de su director, mucho m;Ís que b capaci-
colcctivameme decidid có- dadanos de una democracia integrada deben ser alentados a con- dad de juicio. Por ejemplo, mo modo en que para un judío alenún sería absurdo aceptar la
mo ejecutará cada uno una
siderar que el juicio moral y ético es responsabilidad propia en no es parte de la vida colec- responsabilidad colectiva por las atrocidades nazis, lo sería que
sinlunfa, y aceptan la res- riva de una orqucsca d l)llC
ponsabilidad colecti\'a por
lugar de responsabilidad de la unidad colectiva; de otro modo pudiera pensarme a mí mismo compartiendo una responsabili-
ésr~1 tlcdda con quiénes se
la imerpretación incluso en no conformarán una democracia sino una tiranía monolítica. casar,ín sus mic1nl>ros. Pero dad colectiva integrada dentro de un grupo que niega mi capa-
caso de desacuerdo con las Por lo tanto, el principio de independencia insiste en que un go- la idea que enfatizo aquí, cidad de juzgar por mí mismo.
decisiones del director. Ca- l)ll(' en una comunidad in-
da uno podría pensar que
bierno democrático no debe determinar el pensamiento de los El principio de independencia tiene consecuencias cruciales
tegrada la vida colectiva no
la orquesta -y, por lo tan- ciudadanos acerca de cuestiones del juzgar político, moral O éti- puede moldear el juicio de
para el análisis de la democracia. Se agrega, en primer lugar, al
to, ellos mismos- ha fra- co; sino que, por el contrario, debe promover una situación que sus miembros individuales caso desarrollado bajo el principio de participación que conside-
casado debido al mal gusto
aliente a los ciudadanos a arribar a creencias en tales materias Jisrint,unenrc de cómo raba a las libertades políticas ca-estructurales con la democracia.
del director, o porque sus ellos lo harlan, tiene una
decisiones fueron equivoca- por medio de su convicción reflexiva e individua!. U Insiste en el lugar estructural de las garantías constitucionales de
importancia marcada, casi
das. Pero no podrían acep- Como dije antes, es innegable que las personalidades de la definicional, porque esta- libertad de expresión, asociación y religión, todas las cuales son
tar como. parte de la \'ida
gente están influenciadas por -y, en algún nivel abstracto, limi- blece condiciones mínimas necesarias para permitir y alentar a los individuos a que acepten
comunitaria de la orquesta para lJllL' cuak1uicr comuni-
que aquel decida no sólo tadas a- lo que esté disponible en su cultura:, en sus prácticas, la responsabilidad por sus propias personalidades y conviccio-
dad, del ripo que fuera, :1s-
cómo deberfan tocar, sino ejemplos y vocabularios. Y, por supuesto, todos tenemos y debe- pirc a ser integrada )' no nes. Más aún, el principio de independencia tiene una conse-
rambién <]lié deberían pen- ríamos tener un interés en el valor de las vidas que llevan nues- monolítica. cuencia ulterior que sorprenderá a muchos. Hace que cierta for-
sar acerca de esa decisión.
Si lo hicieran, emonces la
tros conciudadanos, no sólo en las de nuestros hijos, parientes y ma de tolerancia liberal a moralidades sexuales y personales im-
¡,¡ Para una discusión m:ís
orquesta dejaría de mosrrar amigos. Y, por supuesto, deberíamos pensar y razonar juntos general accrc:1 de l:1 com-
populares sea parte de las condiciones mismas de la democracia.
una forma imegrada de ac- acerca de la buena vida, en diálogo mutuo antes que en solitario plejidad de los remas <JllC Debo ser cuidadoso para no sugerir que este principio -o, por
ción colectiva: se habría surgen de la cuestión de l:1
confinamiento monástic_o. El principio de independencia no cierto, cualquier otro principio- sea suficiente para deshacerse
vuclro monolítica. Por su- rolerancia liberal, véase
puesro, la línea <JUe separa niega ni prohibe nada de esto. Tampoco prohibe a la comunidad de todos los ternas que surjan a partir de la cuestión de la impo-
j
Dworkin, "Liberal
la vida colecriva de una co-_ intentar modificar las opiniones de los ciudadanos por medio de 11
Com1nunity 1 (s11pn1, 11ota sición de una moralidad. Se han utilizado una gran variedad de
munidad imegrada de l:ts
la persuasión; esto es, a través de medios que mejoren las habili- 11), )' Fomul,uiow oflib,- argumentos en defensa de restricciones no liberales a la libertad
vidas individuales de sus ml Eq11,,li1_y, 1989 Tr11111er
miembros refleja otras ca- dades cognitivas, no que las deterioren. Pero el principio sostie- :-.: de elección de las personas en temas de ética y moralidad perso-
Fm111d,11io11 lec1111·er,
racterísticas de su organiza- ne que la democracia, según la concepción correcta, se subvier- University of Utah Press nal y ética, y los contraargumentos liberales deben ser adecuados
.¡, ción, y en todo caso las vi- te cuando la comunidad adopta medios coactivos, ocultos O in- (\'éase nota I mprn). a aquellos a los que se oponen. 14 Mi punto aquí, nuevamente, es
68 69
Ronald Dworkin
Igualdad, Democracia y Constitución
limitado pero crucial: no se trata de que la tolerancia liberal sea, cado de la democracia; parece ilegítimo decidir un debate fun-
en c_ualquier circunstancia, una condición de justicia, sino que damental de moralidad política apelando a una definición. Pero
en cierta forma es una condición de la democracia, entendida se- no es ése el modo correcto de interpretar esta sección de mi ar-
gün la concepción comunitaria. gumento. Aun si estuviera en lo correcto en que una interpreta-
. Alguien podría objetar que el principio de independencia no ción comunitaria de la democracia transforma a la tolerancia li-
tiene nada que ver con la tolerancia liberal al comportamiento se- beral en parte de lo que la democracia es, quienes rechazan el li-
xual o de otro tipo, porque los principios protegen la libertad de beralismo pueden rechazar también la interpretación comunita-
j~icio y no la libertad de acción. Es verdad que las leyes que pro- ria en favor de la estadística. Si la democracia es estadística -go-
hiben la hom~sexualidad, por ejemplo, apuntan a la conducta y bierno de la mayoría- entonces la tolerancia liberal debería ser
no al pensamiento. Pero dicha distinción es demasiado tosca defendida, no como parte del significado de democracia sino co-
cuando el interés individual del actor en su propia conducta es mo una cuestión de justicia. Es así que mi argumento debería ser
mucho más importante que las consecuencias para terceros. En construido, no tratando de establecer una cuestión importante
otro tipo de casos, cuando la conducta de una persona no tiene mediante el fiat de una definición, sino intentando ubicar esa
e~ec_tos i_mportantes sobre otras, una comunidad integrada debe cuestión dentro de una mayor, al mostrar cómo el viejo debate
d1st1nguir entre creencia y conducta: prohibirá lo que juzgue co- acerca de la imposición de una moralidad se conecta al debate
mo conducta dañosa, pero dejará al actor la libertad de creer y ar- más general acerca de cómo deberíamos comprender un gobier-
gumentar que tal decisión fue errónea y debería ser revertida. Mas no democrático. Parece paradójico que una concepción de la de-
cuando el daño putativo recae principalmente sobre el valor ético mocracia explícitamente colectivista produzca una forma de li-
de la propia vida del actor, entonces la distinción entre conducta beralismo que siempre se creyó individualista. Pero tal sensación
'y juicio pierde su sentido. Tener compromisos éticos, así como te- refleja una inadecuada comprensión de la variedad y compleji-
ner creencias religiosas, incluye vivir bajo su luz: una comunidad dad de la interpretación colectivista de la acción política. 15
viola el principio de independencia tanto si vuelve irrelevantes las 1' Debemos considerar las
70 71
., 1
Ronald Dworkin
Igualdad, Democracia y Constitución
mi tan a la democracia, sino que son necesarias para generarla. Ely el gobierno debe respetar. Esas disposiciones, y otras, abierta-
tenía en mente la concepción estadística de la democracia, y por mente restringen lo que puede hacer una mayoría, pero no pa-
lo tanto negó que muchas disposiciones restrictivas, incluyendo, recen susceptibles de traducción estructural a la concepción es-
por ejemplo, la cláusula del debido proceso -entendida ésta co- tadística de la democracia, como reconoce Ely. Pero disposicio-
mo otorgando a los homosexuales un derecho a la privacidad- nes restrictivas como esas bien podrían parecer estructurales en
pudieran ser consideradas estructurales. Creyó que todas las limi-
taciones constitucionales restrictivas, excepto aquellas que, direc-
ta o indirectamente, inejoran la capacidad de la política para des-
.l
..
una concepción comunitaria de la democracia. La libertad de re-
ligión es claramente requerida por el principio de independen-
cia, por ejemplo. El procedimiento criminal es mucho más com-
cubrir la voluntad de la mayoría, son antidemocráticas. .$.
plicado, pero ciertas restricciones a lo que la mayoría puede ha-
Pero supóngase que sustituimos la visión estadística que t cer al sospechoso de un crimen, operan, en la medida de lo po-
adopta Ely por la descripción comunitaria de la democracia. sible, como protección de la pertenencia de las personas a una
Muchas más disposiciones restrictivas serán, entonces, candida- comunidad responsable. La presunción de inocencia, de la cual
tas para tener un status estructural. No quisiera decir que una vez derivan muchas de las restricciones procedimentales familiares,
que aceptemos la interpretación comunitaria de la democracia, es una presunción de pertenencia contínua. Y la Novena En-
pueda afirmarse que cada disposición de la Carca canadiense o mienda podría ser entendida como el reconocimiento de que los
de la Constitución de los EE.UU. tal como fuera interpretada por individuos tienen todos los derechos necesarios para proteger su
las Supremas Cortes de ambos países, genere y proteja a la de- posición como miembros iguales de una unidad [agency] de go-
mocracia en lugar de ponerla en riesgo, Los redactores de una bierno comunitaria e integrada.
Constitución pueden tener como propósito tanto limitar como Incluso las disposiciones restrictivas que Ely reconoce como
generar una democracia comunitaria, y ~un cuando el propósi- estructurales desde el punto de vista funcional son entendidas de
to sólo sea generarla, ellos, o los tribunales que los interpretan modo más plausible según la concepción comunitaria. El mode-
__ podrían no comprender qué requiere una democracia comuni- lo estadístico enfatiza, por ejemplo, los beneficios de dirigirse li-
taria. ~o es mi intención sostener la absurda afirmación de que bremente a una audiencia, porque es más probable que las elec-
toda restricción del poder mayoritario mejora la democracia, si- ciones indiquen la verdadera voluntad de la mayoría en tanto la
no sólo que la gama de restricciones que la mejoran es mucho gente en general esté mejor informada. El modelo comunitario
más amplia y variada una vez que reconocemos que el gobierno nos permite considerar la libre expresión, con carácter estructu-
por el ?.ueblo es comunitario y no estadístico.
ral, desde el lado del hablante, porque tal aspecto de dicha liber-
tad protege el principio de independencia. (Después de todo, lo
que protege directamente la Primera Enmienda es el derecho del
A. Las dispo~iciones bdsicas hablante de hablar, no el derecho de la audiencia a escuchar). El
1
tema de las garantías constitucionales contra la discriminación
Vimos qLI;e el análisis de Ely no incluiría algunas de las partes 1
racial, como requerimiento estructural de la democracia, es be-
más important_es del Bi!l of Rights. Entre ellas se encuentran las 1
neficiado de forma aún más evidente con el cambio de la con-
garantías del libre ejercicio de la religiót) y la prohibición de una 1
cepción estadística a la comunitaria. Podemos imaginar una si-
iglesia oficial, en la Primera Enmienda; las disposiciones de 1~ 1
rnación en la que la discriminación racial sistemática afecte las
Cuarta y Quinta Enmienda que prohiben castigos crueles e inu- ;¡ capacidades políticas de los miembros de la minoría; su posición
~uales,~y la misteriosa Novena Enmienda, que contempla lapo- f.. .1 relativamente pobre como grupo podría ser causada, no por fal-
sibilidad ·de que los ciudadanos tengan derechos más allá de los 1 ta de educación, poder o conciencia política, sino sólo porque
específicamente descript.os en las otras Enmiendas, derechos que 1
1 son sobrepasados electoralmente por una mayoría que los exclu-
'¡
72
j 73
Ronald Dworkin
Igualdad, Democracia y Constitución
Y~ c~nscientemente de su consideración. La concepción comu- la democracia nos permite comprender a las disposiciones cons-
n1tana, al hacer del principio de interés parte de la democracia titucionales restrictivas como partes importantes de la historia
o~rec~ ~na ~esc~ipción más directa y persuasiva de por qué 1~ democrática, no como poniéndola en riesgo. Haremos lo mejor
d1scnmmac1ón sistemática sería antidemocrática incluso en tales por el orden legal en su conjunto si no subordinamos ninguna de
circunstancias. sus características estructurales centrales a las otras, si interpreta-
mos las cláusulas restrictivas como expresiones de principios po-
líticos y morales que protegen a la democracia, no como residuos
B. Interpretación judicial de la historia política, o lastres que deberían ignorarse en la me-
dida de lo posible.
Mi preoc~1pa~ión princ!pal, sin embargo, no son las disposicio- No podré mostrar en detalle aquí las implicancias de esta idea
nes const1tuc1onales abiertamente restrictivas, o las no contro- para la adjudicación constitucional. Sólo puedo sugerir, de un
vertidas, sino las más abstractas, como -en la Constitución de modo general, de qué manera una variedad de disposiciones res-
los EE.UU.- las d_el debido proceso e igual protección. El gran trictivas son interpretadas, con sentido democrático, por los prin-
debate acerca de s1 la Constitución es consistente con la demo- cipios conductores de la concepción comunitaria. Ya vimos cómo
cracia se concentra en tales cláusulas, porque las diferentes res- sustenta a las libertades políticas el principio de participación. La
puestas producen diferentes posturas acerca de cómo debería de- garantía constitucional de libre expresión, por ejemplo, es indis-
cidir la Suprema Corre los casos particulares, tal como vimos al pensable para permitir a las personas que consideren la actividad
comienzo. ¿Cómo se ve afectado este debate si entendemos a la política como una extensión de su agencia moral. 17 El principio
democracia como comunitaria en lugar de estadística? de interés permite apreciar la sensatez del enfoque que ha desa-
Cualquier interpretación judicial debería tener como fin una rrollado la Suprema Corte de los EE.UU. para interpretar la abs-
descripción coherente del orden legal en su conjunto. 16 Es así tracra cláusula de igual protección. Las distinciones elaboradas
que, en una democracia, toda interpretación del derecho consti- por la Corte, como el examen laxo [relaxed scrutiny] y estricto, y
tucional debería considerar, justamente, el hecho de la democra- los tests de relación racional [racional relationship] y de interés
cia. Debemos preferir interpretaciones de las cláusulas de debido compulsivo [compelling incerest], si bien toscos y abiertos a me-
p~·oceso o ig~1~l protección que _sean consístentes con los princi- joras, son respuestas a las necesidades que impone el principio de
P_J~s democrat~cos'. tal como repiten los juristas que impulsan de- interés a la interpretación judicial. 18 Dicho pi·incipio requiere
CISlones const1tuc1onales conservadoras. Pero la moneda tiene que exista un tribunal que distinga los casos en los que el gobier-
otra cara. Dado que nuestras naciones tienen Constituciones con no de la mayoría intenta, de buena fe, mostrar igual considera-
disposiciones restrictivas, cualquier interpretación de nuestras de- ción por todos los ciudadanos -algo que ningún tribunal debe-
mocracias debería ser consistente con el hecho de que rechaza- ría desvirtuar-, de casos en los que la decisión del gobierno im-
17 Referir a la panc 4 de
mos el may~ritarismo irrestricto. En la medida en que veamos a este trabajo.
plica prejuicio o parridismo en lugar de igual consideración; ése
la clen~oc1:ac1a como estadística, y por lo tanto implacablemente es el momento en el que los tribunales deben proteger la demo-
mayornana, estos dos requisitos para una acertada interpretación IX Véase L,urcncc H. Tribe, cracia protegiendo a aquellos a quienes afecta el prejuicio.
de nuestro derecho, no podrán ser satisfechos. Debemos conten- A111erim11 Comtillltiorinl
[1110, 2º ed. (Mincola,
El principio de independencia sugiere una estrategia para
tarnos con incómodos compromisos, como el desafío, el histori- N.Y.: The Foundation evaluar la jurisprudencia de la Suprema Corre acerca de la priva-
cismo o el pasivismo, que niegan la integridad de nuestro sistema Prcss, 1ne., 1988) pp. cidad. Considérese un problema que actualmente ocupa gran
legal en su nivel más básico. Sin embargo, cuando cambiamos a 1451-66 (examen laxo y
parte del escenario constitucional, tanto en los EE.UU. como en
L,11o's estricto) )' pp. 1439-51
I<, Véase mi obra la concepción comunitaria de la democracia, la integridad se po- (tests de relación racional Canadá: el aborto. ¿Tienen las mujeres el derecho constitucional
E111¡,irc, (su¡,m, 1101;1 2). 1
ne nuevamente a nuestro alcance. Porque dicha interpretación de e interés compulsivo). a una justa oportunidad de poner término al embarazo si así lo
:1
;i
74 ;,¡._ 75
Ronald Dworkin Igualdad, Democracia y Constitución
desean? El principio de independencia entra en escena sólo des- des que ya existen, las cuales, si se permitiera la continuación del
pués de responder otra pregunta. Muchas personas creen que el proceso natural, se convertirían, casi con toda seguridad, en se-
feto, a partir del momento de la concepción, es una persona des- res humanos al cabo de nueve meses? El segundo argumento re-
de el punto de vista constitucional; esto es, una persona digna de conoce algo innegable: que la decisión de una mujer acerca del
la igual protección de la ley que estipula la Cuarta Enmienda de aborto es profunda y moldea la personalidad. El argumento ape-
la Constitución de los EE.UU. Si están en lo correcto, entonces la a un supuesto derecho comunitario a insistir en que ciertos
las mujeres no pueden tener un derecho irrestricto a una oportu- escfodares morales y éticos sean cumplidos por todos los ciuda-
nidad de abortar: si una nación o un Estado debe mostrar tanta danos, para que la comunidad pueda decidir colectivamente qué
consideración por el feto como por la madre, entonces clara- tipo de comunidad será.
mente podrá negarle el aborto a la última por su propia conve- Pero en una democracia entendida comunitariamente, el
niencia si ésta sabe y reconoce el riesgo de quedar embarazada primer argumento -acerca del interés común en la protección
luego de una relación sexual. (Por cierto, hay un fuerte argu- del feto- deberá confrontarse con el principio de interés. Si
mento a favor de que el Estado debe negarle la oportunidad de bien una democracia comunitaria puede perseguir una variedad
abortar en tales circunsrancias). 19 Es así que la pregunta acerca de políticas que beneficien a quienes no son miembros, debe ha-
de si un feto, bajo la mejor interpretación del derecho en su con- cerlo de tal modo que no agobie a ciertos miembros hasta negar-
junto, es una persona desde el punto de vista constitucional, es les igual consideración. Una ley contra el aborto que tenga efec-
básica y crucial. Ésta es una cuestión muy diferente del proble- to desde la concepción, tendría consecuencias salvajes para las
ma metafísico, en torno al cual han debatido teólogos y filóso- mujeres, particularmente aquellas pobres y escasamente educa-
fos por muchos siglos: si un feto es realmente una persona. Tal das, y sería un obstáculo realmente grave para la igualdad eco-
vez, la más acertada teoría filosófica muestre que algunos anima- nómica y social de las mismas.
les son personas. Pero incluso así no se seguiría -y tampoco pa- El principio de independencia está implicado en el segundo
rece probable- que la mejor interpretación de las Constitucio- argumento, porque coda suposición de que una comunidad tie-
nes de los EE.UU. y Canadá sea la que reconozca a esos animales ne derecho a establecer estándares morales para el conjunto de
como personas desde el punto de visea constitucional, can dig- sus ciudadanos, claramente lo contradice. En una democracia
nas de consideración como los seres humanos corrientes. comunitaria genuina, "gobierno del pueblo" quiere decir un go-
Mi postura es que, desde el punto de visea del derecho cons- bierno que permita que cada persona sea responsable del desa-
19 En dos arcículus Jcl
Nnv York Re11iew vfllooks,
titucional de los EE.UU., el feto no es una persona desde el mo- rrollo de su propia personalidad ética y moral. Es apenas defen-
argmnenro escas aserciones mento de la concepción. Ni tampoco, creo, bajo la Carca cana- dible un argumento a favor de que la comunidad tome por sí
y amplio los demás ,ugu- diense. Pero aquí no acaba el problema respecto de si la mujer misma decisiones particulares en tales cuestiones si las mismas
menros de esca sección, en
tiene un derecho constitucional a una oportunidad de abortar, fueran especialmente serias o profundas; cal circunstancia haría
d comexro de la reciente
decisión de b Suprema porque la comunidad de hecho se permite proteger la existencia que la violación del principio de independencia fuera aún más
Corte en \'ílelJSter v. Rr¡,ro- de seres y c_osas que no son personas dignas de igual considera- grave, no menos.
,/11ctio11 s,,rvices. Véase
ción. Se esgrimen dos argumentos a favor de reconocer a una co- No pretendo que estos comentarios, cortos y quizá opacos,
"Thc Grcat Abortion Ca-
se", New lfo-k R,•11ir:111 of munidad el derecho de prohibir el aborto aun si el feto no fue- constituyan un argumento completo respecto de la constitucio-
Books (Junc 24, 1989). vol. ra una persona desde el punto de visea constitucional. El prime- nalidad de estipulaciones y regulaciones en contra del aborto.
.'16, nº 11 a 49, y "Thc ro apela al interés comunitario en la supervivencia y bienestar de Los presento sólo como ejemplos que nos ayudan a concentrar-
Funorc ofAburrion", Nrw
Yo,-k Rei,iew of/Jooks
la vida potencial. Si, por ejemplo, se permite a una comunidad nos en la diferencia entre las dos concepciones de la democracia
(Septcmber 28, 1989), vol. proteger a las personas futuras a través de una política conserva- que estuvimos discutiendo. Los constitucionalisras consideran la
36, nº 14 a 47. cionista, ¿por qué no habría de tener derecho a proteger entida- cuestión del aborto como un obvio ejemplo del supuesto con-
76 77
Ronald Oworkin
'
madre. 1
,
ba una rotunda prohibición del aborto el interés e independen- nosotros, el pueblo, en los estrados .......................... . 41
cia de las mujeres como miembros de una genuina comunidad 1 l. El proble1na ............................. _. .............................. . 43
democrática. Por supuesto, aun si decidimos que las leyes estric- II. Respuestas fan1iliares ................... ••...... •··· •••·· ·· ······ · ··· 45
tas contra el aborto son inconsistentes con una democracia co- III. Concepciones de la democracia··:···················•·"······ 49
munitaria, por las razones que traté de sugerir o por otras, no se IV. Igualdad de poder .................................................... 52
sigue que tales leyes sean inconstitucionales, porgue hay muchas V. Acción comunitaria colectiva ................................... 59
cosas relevantes para el juicio constitucional que van más allá de VI. Democracia como integración ................ •· •··· •· ··· ·· · ·· · 62
la moralidad política. Pero las consideraciones acerca de la de- VII Comunidad y Co11stitución ..................................... 71
mocracia, si fueran releva·nces de algún modo, serían argumen-
tos a favor de la decisión de la Suprema Corte en Roe v. IBtde,
no en contra de la misma. En la concepción comunitaria, la de-
mocracia y las restricciones constitucionales no son antagonistas,
sino qtie, en principio, van de la mano.
78