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Mas allá de los muros de las civilizaciones un accidente sucede Enmedio de un sendero en una

arboleda. Una caravana es asaltada, personas muertas, rateros gozando de su nuevo premio
quitado de las manos frías de uno de los grupos de cambio más importantes entre las ciudades de
aquel continente. Entre todo ese terror, solo un bebe sobrevive, el cual por piedad o crueldad lo
dejan entre los arbustos de la arbolada antes de escapar con su jugoso botín.

En ese momento, el aire sopla en la arboleda y unas raíces se llevan al bebe a lo profundo de la
arboleda. Una elfa con apariencia divina merodea por un prado oculto en la arboleda ese mismo
día, levantando los brazos, disfrutando de los rayos de la luna llena que se cierne ante esa pradera
oculta. Se trata de la Dama Lunar N'enfis, en ese momento la arboleda le da a la elfa él bebe
humano que encontró aquella noche, pidiéndole que le acobije como uno más de sus hijos. Ante la
propuesta, N'enfis carga al joven humano entre sus brazos y ronda por un rato en el prado,
reflexionando. Ve en el joven un potencial para sus planes de recobrar aquello que ha perdido y
más aun, un faro de esperanza para su orden. Ante aquella reflexión, acepta la carga y cría al bebe
como suyo, oculto en la arboleda, donde aprenderá lo esencial para volverlo lo que tanto anhela su
orden, un líder.

Durante todo su crecimiento el joven humano quien llamo Beneth, aprendió el arte de la
naturaleza y la supervivencia, fue inculcado en todas las ramas de conocimiento en un templo
oculto en la arboleda junto a su madre quien, oculto su identidad de diosa durante toda su vida
para evitar que la vea como algo más que su madre. Con ayuda de personas quienes venían a
visitar la arboleda el joven humano aprendió técnicas de combate y supervivencia, lenguas y
conoció acerca de las maravillas que aguardan más haya de esta, brotando una curiosidad tan
grande de conocer el mundo que lo rodea. A la edad de 10 años un joven Beneth, ágil cual ardilla y
con un gran sentido de ubicación, aprendió todos los pasajes y las formas más eficaces de
movilizarse en la arboleda, ayudando exploradores y personas varias perdidas o en apuros en la
naturaleza. Fue entonces que la elfa llevo a su hijo a la segunda protectora de la arboleda,
protectora del submundo y hermana de la elfa, Fenh'ret, la Duquesa de las Bestias, quien se
encuentra en una cueva en la parte más oscura de la arboleda, resguardada entre sus hijos;
depredadores salvajes de diversos tamaños, y druidas y ocultistas quienes las veneran como la
diosa que es.

Sentada en su nido, emergen patas de araña del cual emerge una elfa con antenas de bicho y
melena negra, mientras va saliendo del hueco se va viendo lo demás de su cuerpo, la otra mitad de
su cuerpo es el tórax de una araña con puntas venenosas, de color rojo, negro y violeta.

N'enfis pide a su hermana que se le inculque al joven humano en las técnicas de supervivencia más
extremas que existan, para que pueda desempeñarse de la forma más adepta posible a las futuras
confrontaciones que le depararan. Ante la propuesta la duquesa acepta apoyar a su hermana, sin
embargo, le pide a cambio de esto un trato donde se volverá portadora de una fuente de magia
lunar poderosa para sus actos, a su vez, pide total lealtad al chico hasta el fin de su entrenamiento.
Sellando el pacto, el joven es separado de su madre y es inculcado a técnicas de caza despiadadas
durante tres años de las bestias que yacen en esa parte de la arboleda. Una vez terminado el
entrenamiento, la elfa le da a su hermana un collar de perlas lunares imbuidos por los poderes de
las estrellas, viendo a un Beneth con una actitud fría y un cuerpo amoldado por las situaciones más
crudas de este lado, listo para iniciar con su entrenamiento druídico del cual se percato de una
fuerte afinidad en el desde el día que lo recogió en brazos.

Durante cinco años fue educado en los templos de la arboleda cuales pertenecían a la Orden
Crepuscular, un clan de devotos de las constelaciones quienes buscan mantener el orden de la vida
cuya líder era N'enfis, paso aprendiendo y mejorando su afinidad con la naturaleza y junto a sus
enseñanzas de parte de la Duquesa fue encaminado a defender a la orden y sus propósitos con la
madre tierra, la que le permitió vivir.

Dio sus servicios al clan y sobre todo a su madre, que a pesar de su lazo familiar nunca le negó los
riesgos que este destino le encaminaban y que a pesar de toda su vida nunca dejo que la crueldad
le invadiera, seguía siendo el joven gentil que busca una vida armoniosa y tranquila, pero se
preocupaba mucho por no decepcionar a su madre.

A la edad de veintitrés años el joven tras completar su entrenamiento parte de la arboleda en


busca de una de las piedras lunares que se perdió años tras en una invasión a los prados lunares
del norte, donde se encuentra una lagrima imbuida por los astros mayores para combatir al plano
demoniaco por muchos años el cual se perdió en la invasión demoniaca hace cientos de años y que
es necesario para poder recuperar aquel sagrado lugar.

NOTAS

 La arboleda se encuentra en un tramo mercantil entre tierras élficas, enanas y humanas


conocido como el prado estelar del cual se dice es bañado por la luz de estrellas y por la
misma luna

 Hasta ahora el joven no sabe que su madre es una divinidad y la conoce con el nombre de
S’efis Lluvia-estelar

 Lleva en su travesía ropas hechas a base de cueros coloreadas de tonalidades verdosas


sacado de plantas de la arboleda cocidas con seda blanca; todo confeccionado por las
Tejedoras, hijas de la duquesa.

 Cimitarra en forma de luna Creciente con engarces arácnidos

 Catalizador de collar de piedra lunar con forma de una luna creciente con una zarpa y una
ala de águila (símbolo de la Orden Crepuscular)

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