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Plantel 18
Grado: 1 semestre
Grupo: A
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Serenidad, donde las estaciones del año
dictaban la vida cotidiana de sus habitantes. En este lugar, la magia era una fuerza
palpable que fluía con cada cambio de la naturaleza.
En el corazón de Serenidad, vivía una joven llamada Clara, cuyo don especial era
comunicarse con las criaturas mágicas que habitaban en los bosques circundantes. Un
día, mientras exploraba el bosque de primavera, conoció a un zorro parlante llamado
Zafiro. Este encantador compañero le contó sobre un antiguo artefacto mágico oculto en
el rincón más remoto del bosque, conocido como la “Esfera de las Estaciones”.
Según la leyenda, la esfera tenía el poder de controlar las estaciones del año y, por ende,
la armonía en Serenidad. Clara, intrigada y llena de valentía, decidió emprender un viaje
para encontrar la esfera y proteger la paz en su querido pueblo.
Al llegar al rincón más remoto, Clara encontró la Esfera de las Estaciones. Al tocarla con
la llave mágica, sintió una conexión profunda con el flujo de la magia que la rodeaba. Con
cuidado y sabiduría, usó la esfera para restaurar el equilibrio en las estaciones del año,
asegurando la prosperidad continua de su pueblo. De vuelta en Serenidad, Clara fue
recibida como heroína. La gente del pueblo le agradeció por su valentía y dedicación.
Aprendieron que, aunque la magia estaba presente en el mundo, también requería
respeto y responsabilidad para mantener el equilibrio.
Y así, en el tranquilo pueblo de Serenidad, la vida floreció en armonía gracias a la valentía
de una joven y su conexión con la magia que abrazaba su mundo.
Sin embargo, la paz trajo consigo nuevos desafíos. Algunos individuos ambiciosos,
atraídos por el poder de la esfera, intentaron obtener el control para sus propios fines.
Clara, junto con sus aprendices y aliados mágicos, se convirtió en la defensora del
equilibrio, asegurando que la magia se utilizara para el bien común y no para la ambición
egoísta.
A medida que el tiempo avanzaba, Clara comprendió que la verdadera magia no residía
solo en artefactos mágicos, sino en la conexión entre las personas y la naturaleza. Con
ese conocimiento, guió a su pueblo hacia una era de cooperación y respeto por el mundo
mágico que los rodeaba.
Al llegar el día en que Clara sintió que su misión estaba completa, reunió a sus
aprendices y les entregó la responsabilidad de ser los guardianes de la magia en
Serenidad. Clara, enriquecida por las experiencias y amistades que había cosechado,
decidió emprender un nuevo viaje, explorando otros rincones del mundo donde la magia
aún necesitaba ser comprendida y protegida.
Con el paso del tiempo, la historia de Clara se convirtió en una leyenda que se contaba
alrededor de fogatas y en las noches estrelladas. Serenidad prosperó, no solo como un
lugar de magia, sino como un faro de sabiduría y comprensión en un mundo que anhelaba
armonía.