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INDICE

Sinopsis
Aclaración
Advertencia
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Gracias
Sobre la Autora
SINOPSIS

ACLARACIÓN

Este trabajo es de fans para fans, ningún participante de ese


proyecto ha recibido remuneración alguna. Por favor com-
parte en privado y no acudas a las fuentes oficiales de las
autoras a solicitar las traducciones de fans, ni mucho me-
nos nombres a los foros o a las fuentes de donde provienen
estos trabajos.

¡¡¡¡¡Cuida tus grupos y blogs!!!!!!


ADVERTENCIA

Este es un ROMANCE OSCURO. Si tienes algún tipo


de desencadenante, puede que este no sea el mundo
para ti. Si tienes preguntas sobredesencadenantes
específicos, puedes enviar un correo electrónico a mi
asistenteen roryassistant@gmail.com.
Capítulo 1

BENNETT: ¿VAS A VENIR? ¿SÍ O NO?


Directo. Al grano. Pero actúa como si todavía me
diera una opción. Muy del estilo de Bennett.
Miro fijamente el mensaje de mi vecino por un
momento. Soy plenamente consciente de que sabe que
lo he leído, pero responder sólo le dará laoportunidad
de convencerme de hacer algo que no me apetece. Él y
sus mejores amigos van a dar una de sus infames fiestas
esta noche. Sin padres. Copiosas cantidades de alcohol.
Todo centrado en los cinco tipos más notorios de Ho-
llow Hill. Los forasteros los llaman “Los Cuervos”, por-
que ese es el nombrede sus padres cuando eran jóve-
nes. Siguieron los pasos de sus padres y fueron a Ho-
llow Hill Prep, la academia masculina más prestigiosa
de la zona. No sé muy bien por qué sus padres se lla-
maban “Los Cuervos”, aparte del hecho de que eran, y
siguen siendo hasta hoy, un grupo muy unido y nadie
se cruza con ellos. Hay todo tipo de rumores sobre ellos
y las cosas que han hecho, y esas leyendas se han trans-
mitido a sus hijos. Pero es como ellos han dicho, si hu-
bieran hecho la mitad de las cosas que la gente dice, ya
estarían muertos.
Bennett y Mason Slade son medio hermanos, pero
para la gente que no los conoce son prácticamente ge-
melos. Son los más jóvenes de “Los Cuervos”, ya que
se graduaron hace unos meses como yo. Han vivido al
lado de mi tío Rhett desde que yo pueda recordar. “Los
Cuervos” se iban todo el año escolar, pero cuando vol-
vían a casa en verano, causaban estragos en nuestro pe-
queño pueblo de montaña. Fui a la secundaria de Ho-
llow Hill. Es donde todos los demás en Hollow Hill van
a la escuela, y es mucho más agradable que las escuelas
de la montaña. Los niños que viven en el Violent Peak
son educados en casa o bajan al instituto de Hollow Hill
todos los días.
Tras la muerte de mi madre, tuve que mudarme
con mi tío, su hijo Grey, su hija Haley y su hijastra
Emerson. No tengo ni idea de dónde está mi padre y, a
los dieciocho años, no me interesa averiguarlo. Se ha
perdido todas las cosas importantes de mi vida, y real-
mente no puedo imaginar una excusa lo suficiente-
mente buena como para perdonarlo.
“Los Cuervos” son tratados como la realeza debido a
su dinero antiguo, su poder y su naturaleza violenta.
Pero fue cuando el tío Rhett y el Señor Slade fundaron
Construcciones Hollow Hill, que se hicieron más ricos
que Dios. Las lujosas mansiones tipo cabaña que cons-
truyen los han convertido en dos de los tres hombres
más ricos de la montaña. Tanner es el mayor de los
Cuervos con veintidós años y su hermano Remington
tiene veinte, la misma edad que Grey. El padre de Tan-
ner y Remington se unió al tío Rhett y al señor Slade y
ayudó aduplicar el tamaño de la empresa tanto en valor
como en producción.
“Los Cuervos” pueden tener cualquier mujer en
esta montaña que quieran, y probablemente también en
otros lugares. Y créeme, todos han tenido su parte justa.
Por eso, cuando me emborraché el fin de semana pa-
sado y besé a Bennetty a Mason, no pensé que fuera a
ser un gran problema para ellos. Había pasado un año
entero desde que Grey me advirtió que me mantuviera
alejada de ellos,y ciertamente no era la única chica
con la que estaban esa noche. Que unsimple beso
cause tanto caos me parece una locura. No sé por qué
se empeñan en hablar de ello. Hollow Hill es un lugar
pequeño, y todos “Los Cuervos” han pasado por las
mismas chicas. ¿Cómo es esto diferente? No tengo ga-
nas de lidiar con una gran explosión, así que he estado
evitando a todos los que he podido desde esa noche.
He estada enamorada de los hermanos Slade desde an-
tes de saber lo que eran los enamoramientos. Y nunca
fue una cuestión de indecisión en la que me gustara
Bennett un verano y luego Mason al siguiente. Siempre
he querido a los dos por igual a pesar de lo diferentes
que son. Sin embargo, nunca les diría eso. Complicaría
las cosas y no les daría la satisfacción de inclinarme
ante ellos como hace todo el mundo. Desde una mirada
de un extraño, parecen y actúan casi igual. Son altos,
ambos tienen una complexión delgada de nadador,
pelo oscuro desordenado y una sonrisa arrogante que
debería considerarse letal. Pero los ojos de Bennett son
más verdes que azules, y los de Mason son de un azul
tan claro como la cascada del Violent Peak. Bennett es
tranquilo, un oyente, a menos que esté apoyando a Ma-
son. Entonces, es conocido por golpear a alguien en el
trasero. Mason es rápido para usar sus puños, mientras
que a Bennett le gusta joder la mente de su presa antes
de acabar con ella. “Los Cuervos” tienen suficiente di-
nero en sus fondos fiduciarios para comprar cualquier
cosa o persona que quieran. Pero, aun así, es raro verlos
sin esas franelas destartaladas y gorras de béisbol raí-
das.
Mason: Ven. Ahora.
Idiota exigente. Ese es Mason.
Pongo los ojos en blanco al notar una diferencia más
entre los hermanos Slade.
Bennett tiene un vocabulario más amplio.
Yo: No me siento bien. Voy a saltarme esta.
No es una completa mentira. Realmente siento náu-
seas. Dejé que misemociones se escaparan de mí y la
cagué de forma estrepitosa. Sé que han hablado, que se
han dicho que me he encargado de besarlos a las dos.
Bennett: Podemos ir a buscarte. ¿Si eso es lo que quie-
res?
No es una pregunta. Conozco a Bennett lo suficien-
temente bien como para saber cuándo está fingiendo
ser amable para llevarme a donde quiere.
Mason: Mentira. Ven. O iremos a por ti.
Mason no finge nada.
Me tumbo en la cama, con el antebrazo cubriendo
mi cara y un profundo suspiro abandonando mis pul-
mones. Así es la cosa. Con ellos siempre somos noso-
tros. ―Vendremos a buscarte. Ven a pasar el rato con
nosotros.― Y sin embargo, no pueden entender la idea
de que quiero a los dos. He ocultado mis sentimientos
porque tener a cualquiera de “Los Cuervos” en mi lado
malo no es algo que nadie quiere hacer. Ellos tienen su
propia moral, su propio código que todos siguen. Las
reglas externas no importan. Nada está fuera de los lí-
mites para “Los Cuervos”. Consiguen lo que quieren a
cualquier precio.
Pero el fin de semana pasado, después de todo un
año ocultando missentimientos, cedí y bajé mis inhibi-
ciones. Comenzó con Bennett. Se cernía sobre mí mien-
tras jugaba al flip cup 1, presionándome por detrás
como hace a veces cuando intenta ponerme nerviosa.
Enseguida me di la vuelta, le agarrépor uno de sus
cincelados pómulos y planté mis labios contra los su-
yos. Y no estoy hablando de un beso en los labios
cuando estás borracho y sales con amigos. Hablo del
tipo de beso que te arrebata el alma y te encogen los
dedos de los pies. Cuando me di cuenta de lo que había
hecho y con quién, me aparté de él y salí corriendo de
la habitación. Me encontré en el patio trasero y me pre-
paré para volver a mi casa y revolcarme en mi estupi-
dez cuando una mano fuerte me agarró, haciendo que
un grito saliera de mi garganta. Recuerdo que le miré
fijamente a los ojos mientras me tapaba la boca con su
gran palma. Mason no tuvo la oportunidad de averi-
guar por qué estaba a punto de caminar el kilómetro y
medio de vuelta a mi casa o por qué estaba angustiada.
Aparté sus dedos de mis labios y redoblé mi mala

1
Juego de voltea el vaso.
decisión. Atraje su boca hacia la mía y me llené de sus
labios carnosos.
Pensé que seguramente Mason me apartaría, llama-
ría inmediatamente a Grey y le contaría lo que había
hecho. Pero en lugar de eso me acercó y profundizó el
beso, su gran palma se deslizó por mi espalda antes de
posarse enmi trasero. Fueron sus dedos los que se cla-
varon en mi carne y me hicieron volver a la realidad.
Me alejé de él y corrí lo más rápido que pude hacia
la cabaña del tío Rhett.
Mason no debe haber querido atraparme, porque
hice todo el camino de vuelta a la casa y me encerré en
ella antes de oír el ruido de las botas en el porche. Me
di cuenta de que no lo había dejado atrás cuando oí un
segundo parde pasos y las voces de Mason y Bennett
discutiendo.
Me deslicé hasta el suelo y cerré los ojos, esperando
a que se fueran. Los he evitado desde entonces: he ig-
norado todos los mensajes, me he escondidoen mi ha-
bitación cada vez que han venido a ver a Grey. Bennett
ha sido cordialen sus mensajes, diciéndome que sólo
quieren hablar conmigo. Mason ha dicho a bocajarro
que tengo que elegir entre ellos. ¿Cómo es eso justo? Se
follan a toda la población femenina de Hollow Hill sin
ningún tipo de compromiso, pero yo no puedo besar a
más de un chico sin que se les tuerzan las bragas.
Me muerdo el labio y vuelvo a mirar los textos.
Tengo que afrontar esto de frente. Estoy confundida so-
bre lo que debemos hacer, no sobre lo que siento. Puede
que no haya una forma de resolver esto, pero al menos
tengo queintentarlo.
Yo: Bien.
Me levanto de un salto y abro de un empujón las
pesadas puertas de maderade mi armario y busco algo
que ponerme. Si quieren jugar a este juego, harían bien
en recordar que soy la única que puede anticiparse a
todos sus movimientos. Si quieren quemar Hollow Hill
hasta los cimientos haciéndome elegir cuál de ellos con-
sigue arruinar mi vida. Traeré los malditos fósforos.
Capítulo 2

BENNETT NO ES LA PRIMERA PERSONA QUE VEO AL


ENTRAR EN LA LUJOSA CABAÑA DE LOS SLADE, pero se-
guro que es la primera en la que me fijo. Está en el só-
tano que se extiende por toda la casa. Está sentado en
la barra, con una cerveza en una mano y observando a
todo el mundo bailar, beber y mezclarse como si fueran
susmarionetas. Su desordenado pelo negro le tapa los
ojos y parece estar aburridísimo. Lo veo mirar su telé-
fono antes de que levante la vista y sus ojos se posen en
mí y en mi ajustado vestido de seda verde. No parece
un multimillonario, vestido con vaqueros oscuros y
una franela de tartán azul y verde que ha dejado des-
abrochada únicamente para mostrar sus tonificados ab-
dominales y su pecho. Tiene un tatuaje, el mismo
cuervo sentado sobre una calavera que todos “Los
Cuervos” tienen en el esternón. Sospecho que no pa-
sará mucho tiempo hasta que esté cubierto de tatuajes
como algunos de “Los Cuervos” más antiguos.
Al instante se pone rígido, endereza su postura y
me mira como si nunca hubiera puesto los ojos en mí.
Más concretamente, me mira como si quisiera posar so-
bre mí mucho más que sus ojos. No estoy segura de si
quiere su boca en mi piel o sus manos alrededor de mi
cuello. La fiesta no es más que un ruido de fondo que
zumba a mi alrededor, y tomo la decisión de ponérselo
tan difícil como pueda. Las cosas cambiarán esta noche
entre los tres y las mariposas furiosas que intentan ase-
sinarme desde dentro me dicen que no será para bien.
Perderé a los dos, porque sé en mi corazón que nunca
podría elegir. Incluso si uno de ellos no me quisiera, se-
guiría queriendo a los dos por igual. No sería justo para
el que eligiera porque nunca tendría cada parte de mí.
Miro a mi alrededor, asegurándome de no mirar a
Bennett. Reconozco a mucha de la gente aquí esta no-
che, pero no soy amiga de la mayoría de ellos. Cuando
estás envuelto en “Los Cuervos” de Hollow Hill, no
deja mucho espacio para hacer amigos fuera de su
círculo. Sólo somos yo y otras tres chicas. Somos las que
nos mantenemos estrechamente dentro del círculo,
queramos o no. No es algo de lo que se haya hablado
explícitamente, pero cuando estás emparentada con
uno de “Los Cuervos” de alguna manera que parezca
importante, no tardas en sentirte entre la realeza y un
paria. Todo el mundo quiere especular y hablar de no-
sotros, pero no muchos son lo suficientemente valien-
tes como para acercarse a nosotros. A “Los Cuervos”
les gusta luchar, y son tan brutales como la montaña
que los crió. En Hollow Hill no hay consecuencias.

―¿Te has vestido como una puta por mí? ¿O es por Ma-
son?― Bennett se burla directamente en mi oído
cuando finalmente se acerca a mí. Está celoso deque los
otros chicos miren la forma en que la tela se adhiere a
mi cuerpo, y eso me hace gracia. Nadie en esta casa se-
ría tan tonto como para acercarse a mí para cualquier
cosa sin el permiso de “Los Cuervos”. No tendrían nin-
gún reparo en llevar a alguien al bosque y cortarle el
cuello. Ya lo han demostrado, y el recuerdo me hace
temblar. El terreno de Hollow Hill es brutal e
implacable, pero no es nada comparado con la ira de un
“Cuervo”.
La botella de cerveza fría en la mano de Bennett
me roza el brazo desnudo cuando la levanta para dar
un trago antes de bajarla para presionarla contra mis
labios. Le miro bajo unas gruesas pestañas cubiertas de
rímel y le quito la botella de las manos antes de bajar el
resto.

―Bueno, es una fiesta de “Los Cuervos”, supuse


que debía intentar encajar.― Finalmente le respondo,
elevando mi voz en una molesta octava para imitar a
laschicas de mi escuela que los adoran. ―Dioses entre
campesinos, ¿no es así como te llaman?
Sus labios se perfilan con dureza y estudia mi ros-
tro con frialdad, como si supiera algo que yo no sé, y
levanta el pulgar para limpiar el exceso de líquido de
mi labio inferior. Saco la lengua para acariciar su piel y
nunca he visto que los ojos de Bennett se oscurezcan
tanto. Al instante, su otra mano se acerca a mi larga
melena pelirroja y su pulgar me separa los labios. Sus
ojos no se apartan de mi boca mientras chupo con
fuerza, burlándome de él, jugando al juego que él y Ma-
son empezaron, mejor de lo que ninguno de los dos po-
dría imaginar.
Veo el momento en que Bennett recuerda que esta-
mos en medio de la mayor fiesta que probablemente
haya visto Hollow Hill. Me quita el pulgar de la boca,
pero sus dedos parecen apretarse en mi pelo. Estudia
mi cara, y es la primera vez que veo a uno de los her-
manos Slade parecer inseguro.
Bien. Ahora sabes cómo nos sentimos los mortales.
Doy el primer golpe de la noche cuando le quito la
mano del pelo y enlazo mis dedos con los suyos, mucho
más grandes. Lo arrastro hasta la amplia barra como si
fuera una muñeca de trapo de dos metros. Cuando lle-
gamos a laencimera de granito repleta de una variedad
de licores caros, me doy cuenta de que mi primo Grey
está pensativo mientras llena un par de vasos de chupito
para unas chicas que nunca conoceré más allá de un nivel
superficial. Supongo que se ha encargado de preparar
todas las bebidas esta noche. Pongo los ojos en blanco
porque eso es tan de Grey. No sabe divertirse ni rela-
jarse. O trabaja o se queja, y cuando me mira, me doy
cuenta de que esta noche va a hacer ambas cosas.

―Ponte algo de ropa ―dice con un chasquido, qui-


tándose el sombrero que lleva hacia atrás y volvién-
dolo a colocar sobre sus ondas castañas. Ese es sutic.
Todos los Cuervos tienen uno que parece salir justo an-
tes de estar listos para chasquear. Cuando Grey está
agitado, ese sombrero debe salir de sucabeza una do-
cena de veces.
Sonrío, bajando los ojos a su torso desnudo antes
de mirarlo fijamente a losojos. Su pecho y sus brazos
están salpicados de tatuajes. ―Ponte una camiseta, ca-
riño.― Le digo, cogiendo el Shirley Temple de su mano
que estoy segura de que ha hecho para mí solo para ser
una mierda. Doy un largo y decidido trago del dulce
líquido carbonatado, definitivamente no alcohólico, an-
tes de darle la espalda.
Puedo sentir la risa que retumba en el pecho de
Bennett cuando se acerca por detrás de mí y me cuesta
todo lo que hay en mí no sonreír cuando Grey frunce el
ceño. Si hay algo que odia más que llevar una camisa,
es tratar conmigo. De hecho, me sorprende que esté
aquí. Aunque es un “Cuervo”, no suele aparecer en
ninguna de sus fiestas llamativas. No es su estilo, y ade-
más es dos años mayor que yo. Siento que el brazo de
Bennett me rodea y su palma se desliza por mi estó-
mago, descansando justo debajo de mis pechos.
Aspiro con fuerza y mi pecho se agita, lo que hace
que Grey enarque una ceja enfadada.
Jesús, perdón por respirar.
Está listo para romper un cuello esta noche y enton-
ces se me ocurre que sólo hay una razón por la que
Grey estaría aquí listo para morderle la polla a todo el
mundo.
Echo un vistazo a la fiesta poco iluminada y la
busco, utilizando mi movimiento como excusa para
frotar mi culo contra el muslo de Bennett. En cambio,
mi mirada se detiene en Remington, sentado en uno de
los caros sofás de cuero. La dulce Mia está de pie frente
a él, riéndose como una niña mientras levanta uno de
sus pies de tacón para apoyarlo en su muslo. Siento que
mi cara se sonroja al ver el momento íntimo entre ellos.
Le coge el tobillo con suavidady se detiene brevemente
para frotar el pulgar sobre la tobillera de plata que lo
adorna antes de desatar la correa del tacón. Su mano se
desliza por su pantorrilla antes de que ella retire el pie
y lo sustituya por el otro para que él repita el movi-
miento.
Estoy bastante segura de que están juntos, pero nin-
guno de ellos lo admitiránunca si lo están. Siempre ha
habido una química entre ellos que es fascinante de ver.
Es como si compartieran un cerebro a veces. Ella ter-
mina sus frases y él parece adivinar cada movimiento
de ella. Remington es un capullo de grado A como el
resto de “Los Cuervos”, pero está prendado de ella.
Mia siempre lo niega, dice que es tabú, mal, nunca lo
harían. Es Remington quien lo delata. Vigila a Mia
como si estuviera obsesionado con ella, pero también
hay una dulzura que posee con ella que no se parece a
nada que haya visto. Especialmente de un “Cuervo”.
Yano lo veo con chicas al azar, y eso es prueba sufi-
ciente para mí. Porque las zorras de fiesta al azar son el
pasatiempo favorito de “Los Cuervos”. Le sujeta los
tacones con una de sus manos y la guía hacia las esca-
leras para abandonar la fiesta. Todavía es pronto, pero
recuerdo que Grey dijo que Remington iba a bajar a la
montaña para recoger una nueva moto de calle ma-
ñana, y supongo que incluso los todopoderosos “Cuer-
vos” necesitan su sueño reparador. O se van a casa a fo-
llar.
Sonrío en torno a mi pajilla cuando siento que Ben-
nett utiliza su mano libre para agarrarme de la cadera,
tirando de mí con más fuerza contra él. Me muevo a
propósito sobre mis talones, frotando mi culo contra
él. Quiero que me diga lo mucho que me desea, en
lugar de hacerme elegir. Inclino la barbilla, fingiendo
estar preocupada por ver a la gente.
Encuentro lo que tiene a Grey tan envuelto cuando
veo a Emerson, la hermanastra de Grey, bailando con
su verdadera hermana. No estoy segura de cómo Haley
y Emerson han convencido al tío Rhett para que les deje
salir de casa, pero estoy segura de que me enteraré de
todo esta noche cuando lleguemos a casa. Haley está
achispada, y casi me río de sus movimientos inconexos.
Su pelo no es tan brillante como el mío, pero los cortos
mechones de color castaño barren su cara cuando casi
se cae de la mesa. La larga melena rubia clara de Emer-
son rebota con el movimiento, al igual que su amplio
pecho. Lleva mi vestido negro de tirantes. Le dije que
podía quedárselo, sobre todo porque es su favorito, y
sólo un poco porque Grey le dijo que no podía llevarlo
fuera de casa. Es largo y tiene una abertura que llega
hasta la cadera, mostrando sus atléticas piernas. Es más
baja que yo, y aunque dice que mide 1,65 metros, estoy
seguro de que eso es sólo cuando lleva los tacones de
10 centímetros que le presté. Haley es alta, como su her-
mano. Bueno, no solo como Grey, pero es más alta que
cualquiera de nosotras. Me río mientras Haley intenta
ajustarse la minifalda que le ha prestado Emerson y, al
mismo tiempo, acepta un chupito de un tipo al que no
he visto antes. Tiene el pelo rubio desgreñado y lleva
un polo a rayas. Debe ser nuevo, porque sólo dos tipos
de tipos se acercan a las chicas “Cuervo”. Los nuevos
en la ciudad, y los completamente estúpidos que se
acercan a ellas más de una vez. Todos los estúpidos ya
están muertos.
El chico nuevo le ofrece a Emerson un chupito que
ella acepta, pero no bebe. Pero le permite tomar su
mano entre las suyas mientras se balancea al ritmo de
la música. Mira por encima del hombro en nuestra di-
rección y sonríe directamente a Grey. Y ahí va el som-
brero de Grey de nuevo, y no pasa ni un instante antes
de que él la despida con ambas manos. Nunca lo admi-
tiría, pero sé que siente algo por Emerson. El pro-
blema es que Rhett lo asesinaría porque crecieron
juntos, y piensa en Emerson como su propia hija. Yo di-
ría que incluso Haley se sale con la suya más que Emer-
son. Pero creo que eso tiene más que ver con Grey que
con Rhett. Incluso cuando la madre de Emerson se fue
en medio de la noche cuando ella tenía ocho años, Rhett
se hizo responsable de ella.

―Les dije a esas dos que se fueran a casa hace una hora
―dice Grey en voz baja, señalando con el dedo índice
en dirección a Emerson y Haley. Porsupuesto que lo
hizo. Ninguna mujer que viva en su casa puede diver-
tirse, nunca. Esas son sus reglas, a pesar de que proba-
blemente se vaya de aquí esta noche con varias chicas
con las que nunca volverá a hablar.

―Saluda a tu hermana de mi parte ―me burlo, de-


jando mi vaso vacío en la barra. No necesito especificar
que me refiero a Emerson porque él odia que la llame
así. Es la única razón por la que Haley y yo lo hacemos
tan a menudo.
Espero que Grey me devuelva algo hiriente, pero
nunca me lo tomo a pecho. Sólo trata de ocultar la erec-
ción que siente por su hermanastra. En lugarde arreme-
ter verbalmente, agarra la encimera con tanta fuerza
que me sorprende que no se desmorone bajo las yemas
de sus dedos mientras le sueltaa Bennett. ―Quítala de
mi vista.― Se me revuelve el estómago ante la connota-
ción. Ahora soy el problema de Bennett, y el concepto
me excita y me asusta a la vez.
Sonaría duro para alguien que no conoce a Grey
como nosotros. Grey no es tan rápido para lanzar un
golpe como Mason, pero tampoco controla susemocio-
nes como Bennett. A Bennett le gusta incitar al miedo,
y a Mason sólo le gusta sentir cómo se rompen los hue-
sos bajo sus manos. Bennett no se inmuta ante el tono
de Grey, pero puedo sentir la tensión entre ellos. No
estoy segura de cuánto sabe Grey sobre el último fin de
semana, no es del tipo que seacerca a mí para hablar de
ello. He hecho mi cama y él me dejará acostarme en ella.
Siento que Bennett deja que un mechón de mi pelo
se deslice lentamente por su dedo mientras observa a
Grey con atención. Ahora mismo está jugando con los
dos. Grey frunce el ceño antes de lanzar prácticamente
un trago de vodka a la bonita morena que no ha hecho
nada malo, salvo pedir una copa y planear mental-
mente su futuro con él. A algunos “Cuervos” les en-
canta la atención femenina que cosechan por el simple
hecho de existir. Grey sólo la quiere al final de la noche,
y si se saliera con la suya, no tendría que hablar con
ellas.
La morena le señala el fuerte brazo tatuado y abre
la boca para hablar, pero Grey la corta. ―No me han
dolido, no puedes tocarlos.― Ella parpadea sorpren-
dida, como si él acabara de golpearla en la cara. Y siento
que, si ella no capta la indirecta pronto, él podría ha-
cerlo.
Cuando finalmente desaparece entre la multitud,
Grey vuelve a centrar su atención en nosotros y observo
cómo utiliza su franela desechada para limpiar la barra.
Veo que quiere decir algo, y seguro que no se está
conteniendo para evitar mi sentimientos. Se levanta el
sombrero y se pasa una mano agitada por el pelo antes
de bajarse la visera con fuerza sobre la cabeza.
Las ondas castañas asoman por el lado del som-
brero, y yo intento ocultar mi sonrisa porque en ese mo-
mento me recuerda al chico que nos dejaba a mí, a Ha-
ley y a Emerson conducir sus vehículos de cuatro rue-
das. Siempre asumía la culpa cuando Rhett se enfadaba
por los daños cuando inevitablemente los destrozába-
mos. Casi me río a carcajadas al recordarlo, porque
suena dulce, hasta que nos lo echaba en cara y nos obli-
gaba a hacer sus tareas. Haley y yo siempre hacíamos
lo que él quería porque le teníamos miedoa Rhett. Sin
embargo, Emerson no. Ella hacía que nos castigaran
sólo para ir defrente con Grey.
Mi sonrisa se desvanece cuando Grey apoya el
codo en la encimera y me increpa. ―Te advertí que no
te acercaras a las pollas de “Los Cuervos”. Y como una
puta imbécil has hecho sonar dos de sus jaulas.― Se me
revuelve el estómago cuando saca una botella de cer-
veza de debajo de la barra y le quita la tapa. Sela lleva
a los labios, pero no bebe. En cambio, me dedica una
sonrisa cruel. ―Si te destrozan, no quiero ver ni una
puta lágrima.
No he llorado en Grey en mucho tiempo, y puede
contener la respiración si cree que alguna vez lo haré.
No hay tiempo para replicar porque Bennett me le-
vanta y me echa por encima de su hombro, apoyando
su mano en la mejilla de mi culo. Sospecho que no se
trata de un valiente esfuerzo por protegerme de Grey.
Supongo quese pone celoso cuando no es él quien es
cruel conmigo. No protesto, sino quele doy un mano-
tazo en el culo mientras me cuelgo de su espalda. No
estoy segura de adónde vamos, sólo sé que es exacta-
mente adónde necesito ir. Tengoque arreglar esto con
él y con Mason. Ni yo misma lo entiendo. He tratado
de racionalizarlo una y otra vez, que debería ser capaz
de elegir entre ellos. Seguramente uno de ellos tiene
algo que el otro no tiene. Tal vez si pudiera quitarme
de encima la intensa atracción que siento por ambos,
podría ver con más claridad lo que necesito. Lo que
ellos necesitan. Pero ahora mismo no puedo ver a uno
sin el otro. No puedo verme sin ninguno de los dos. La
conclusión es que quiero a los dos imbéciles. Y si soy
sincera, sus actitudes dominantes y su comportamiento
de imbéciles no me disuaden. No importa lo terribles
que sean, no importa lo mucho que me cabreen, siguen
haciéndome mojar.
Mi estómago se aprieta cuando un pensamiento
pasa por mi mente.
Mason.
Siento el hombro de Bennett a través de una pesada
puerta y, en cuanto el aire de la noche de verano me
golpea, me doy cuenta de que estamos en el patio tra-
sero. Está oscuro, y sé que es a propósito, porque toda
su propiedad está equipada con iluminación. Cuando
me deja en el suelo, todavía estoy un poco mareada
por la forma en que me ha traído hasta aquí.
Debe notar mi inestabilidad porque me coge por el
codo antes de que tropiece y caiga en la piscina empo-
trada.

―¿Dónde está Mason?― Mi voz es claramente audi-


ble porque la fiesta no es más que un zumbido apagado
y murmullos.
Mis ojos recorren la piscina iluminada hasta que
lo veo. Su pelo oscuro está mojado y sus ojos me devo-
ran, observando cada centímetro de mi piel expuesta.
―Nuestro juguete por fin ha decidido salir a jugar.― La
voz de Mason no es más que amarga. Y estoy más jo-
dida de la cabeza de lo que pensaba porque mis pezo-
nes se tensan y mi coño palpita ante la connotación.
Nuestro juguete. No el suyo. El suyo para jugar.
Se siente normal, y no debería. Debería sentir ver-
güenza por querer dejar que uno de ellos me use, y mu-
cho menos los dos. Sé que eso es todo lo que será por-
que eso es lo que hacen “Los Cuervos” después de
todo. Pero no me siento avergonzada en absoluto.No
me importa, y todo lo que siento es deseo y necesidad.
Siento el pecho de Bennett presionando contra mi
espalda y su mano se desplaza hasta la parte delantera
de mi cuello, apretando con fuerza mientras su boca
desciende hasta mi hombro para besar la piel desnuda.
Me estremezco ante las señales contradictorias. Su beso
es tan suave, como si apreciara la sensación de mi
cuerpo, como si nunca hubiera sentido a otra mujer
bajo su boca. Pero su agarre en mi garganta es furioso,
y ahora sé que, pase lo que pase entre nosotros, se va a
asegurar de que me arrepienta. Estoy absolutamente
segura de que la combinación de sus dedos y la mirada
acalorada de Mason será mi perdición.
Bennett sonríe contra mi hombro cuando jadeo
por el aliento que me ha robado de los pulmones antes
de decir: ―¿Por qué no vamos a nadar?― Me preparo
cuando percibo su tono amenazante. En cuanto llego al
agua, me doy cuenta de que mis fósforos, los que estú-
pidamente creí que iban a incendiar todo el mundo de
los hermanos Slade, no sirven para este juego. Tengo
la sensación de que no soy más que un peón que ha
caído en su trampa y se ha prendido fuego.
Capítulo 3

NO ESTOY SEGURA DE CUÁL DE ELLOS ME SOSTIENE


BAJO EL AGUA CALIENTE, pero mis pulmones arden
cuando me saca para respirar.

―Eres un puto psicópata ―escupo la acusación y gol-


peo a ciegas su pecho. Sólo me encuentro con las risas
de ambos porque, por supuesto, están orgullosos de es-
tar desquiciados.
Los vi matar a alguien. Sé de lo que son capaz,
y, aun así, no les tengomiedo. No los quiero menos.
En todo caso, los quiero aún más. He intentadoocultar
mis sentimientos, hacer lo mejor para ellos, pero ya no
puedo ocultarlo.
Este pensamiento me recuerda inmediatamente
al verano pasado, cuandoun chico de mi escuela no
dejaba de molestarme en una fiesta organizada en casa
de los Slade. Se llamaba Daniel, y su hermana había
sido invitada a la fiesta por Tanner. Siempre intentaba
que aparecieran nuevas chicas en las fiestas, porque
“Los Cuervos” no tardaban en recorrer la población fe-
menina de Hollow Hill. Daniel se coló en la fiesta con
el pretexto de vigilar a su hermana.Pensé que lo tenía
controlado cuando le dije que se alejara de mí. Pero no
entendió la indirecta. Siguió intentando subirme a su
regazo y la única formade alejarme de él fue aceptar
que nos encontráramos arriba, donde podríamos estar
solos. En lugar de eso, salí por la puerta trasera para
dar un paseoalrededor de la piscina y tratar de recupe-
rar el aliento. Acababa de terminar mi bebida cuando
se me acercó de nuevo.

―Daniel, por favor, para ―supliqué, cuando me


obligó a besarle. Intenté luchar contra él cuando me
manoseó los pechos. Grité y le arañé la cara, pero sentía
como si él tuviera ocho brazos y mi cuerpo fuera de
gelatina. Se rió enmi cara y me tapó la boca con una de
sus pálidas manos. No había bebido tanto, pero todo
empezó a volverse borroso. Recuerdo el sonido de mi
camisa desgarrándose justo cuando me la arrancó.
Nunca vi a Bennett acercarse a nosotros, pero recuerdo
la sensación de que me abrazaba y el sonido de los pu-
ños de Mason golpeando a Daniel casi hasta la muerte.
Todavía respiraba cuando Grey nos encontró y
Bennett me pasó a él.Recuerdo que me sentí mal al estar
fuera de los brazos de Bennett. Giré el cuello cuando
Grey trató de ver cómo estaba. No quería mirarlo, que-
ría mirar aBennett y a Mason. Me habían salvado, Da-
niel ya no podía hacerme daño. Podían haberse dete-
nido entonces y haber llamado a la policía si querían.
Me había atacado, y había pruebas más que suficientes
de ello. Pero eso no es lo que hacen “Los Cuervos”.
Mason lo había golpeado hasta el punto de que no
era más que una masa ensangrentada sobre el cemento,
y supe, al ver que Bennett empujaba a su hermano
fuera de Daniel y se arrodillaba a su lado, que no para-
rían hasta matarlo. La cara de Mason se torció en una
mueca salvaje cuando sus ojos se encontraron con los
míos. Su mirada se dirigió a mi pecho y volvió a mi cara
antes de salir a toda prisa hacia el bosque. Incluso en
mi estado de confusión, pude ver lo enfadado que es-
taba, incluso después de todo lo que acababa de hacer.

―Termínalo. Tenemos que limpiar esta mierda


―dijo Grey, pero Bennett no se inmutó ni dejó de mirar
a Daniel. Grey dirigió su atención hacia mí entonces,
sus ojos duros y molestos. ―¿Por qué coño estabas
aquí?― Nadie le dijo por qué Mason estaba golpeando
a Daniel, ni cuál era mi participación. Mirando hacia
atrás, es obvio que Grey y los hermanos Slade hablaban
más de mí de lo que yo sabía. Él era el que no quería
que se involucraran conmigo. Sabía que nunca sería ca-
paz de elegir entre ellos, ni, aunque mi vida dependiera
de ello.

―¿Necesitas ayuda?― Bennett miró con desprecio


a Daniel, cuyo brazo y mano se retorcían tratando de
agarrar a cualquiera que quisiera ayudarle. No podía
hablar, y los jadeos y sonidos confusos de súplicas de
piedad atrapados en su garganta me daban ganas de
vomitar. Me habría violado si no hubieran aparecido.
No me habría mostrado nada de la misericordia que su-
plicaba ahora,pero verle, maltrecho y golpeado, era ab-
solutamente repugnante.
Bennett podría haberlo matado rápidamente, pero
en lugar de eso, abrió su navaja y la movió de un lado
a otro en el aire, esperando a ver si los ojos de Daniel la
seguían. Quería que supiera lo que se avecinaba, que le
dolería, y queera su propia culpa estar en esta situación.

―Te dijimos que estaba fuera de los límites. Te di-


jimos que no tocaras lo que esnuestro.― Bennett final-
mente dijo con los dientes apretados. Fue entonces
cuando me di cuenta de que Mason y Bennett habían
estado observándome toda la noche. Lo habían visto
persiguiéndome, e incluso le habían advertido que me
dejara en paz. ¿Por qué no lo detuvieron? Lo echaron
de la fiesta antes de que me encontrara. Si hubieran
llegado unos minutos más tarde, ya estaría hecho. No
habría sido capaz de detenerlo mucho más tiempo.

―¡Hazlo!― Grey ordenó de nuevo.


―No jodas con “Los Cuervos”―. Las palabras sona-
ron como una maldición al salir de los labios de Bennett
antes de degollar a Daniel y ver cómo la sangre salía a
chorros de su cuello. Los ojos de Daniel se apagaron, y
finalmente dejé salir el aliento que había estado conte-
niendo. Cuando Bennett se levantó, rozando con sus
manos ensangrentadas la camisa de franela desabro-
chada que llevaba, sus ojos me recorrieron sólo un mo-
mento antes de volverse hacia el bosque que rodeaba la
propiedad. Sentía los ojos muy pesados, como si estu-
viera luchando por mi vida para mantenerlos abiertos.

―Encontraré a Mason, llévala adentro.― Le dijo a


Grey, que seguíasujetándome con un agarre de hierro,
como si yo fuera un saco de patatas quede alguna ma-
nera le hiciera enfadar. Bennett se quitó la franela y
se la tiró aGrey, asintiendo hacia mí. ―Cúbrela.― Sólo
entonces me di cuenta lo desgarrada que estaba mi ca-
misa, y de lo pesados que se habían vuelto mis brazos.
No fui al hospital al día siguiente porque Bennett me
aseguró que lo detuvieron antes de que me desmayara,
y no necesitaba que me hicieran pruebas para saber que
Daniel había echado algo en mi bebida.
La noche siguiente vi a los cinco chicos enrollar a
Daniel en una alfombra que, según Grey, valía más que
la vida de Daniel. Grey, Tanner y Remington viajaron
en la base del camión con el cuerpo. Con Bennett al vo-
lante, yo iba entre él y su hermano todo el camino hasta
Violent Peak, donde finalmente quemaríamos el
cuerpo. No estaba en estado de shock; no era la primera
vez que oía que “Los Cuervos” mataban a alguien por
tocar lo que era suyo. Simplemente no me había dado
cuenta de que Mason y Bennett sentían que yo les per-
tenecía. Grey podría decir que era por su lealtad a él y
a “Los Cuervos”, pero vi la ira desenfrenada que retor-
cía el rostro de Mason mientras golpeaba a Daniel. Oí
el odio, que goteaba como veneno de las palabras con
las que Bennett se burlaba de él. Recuerdo las manos
manchadas de sangre de Mason, y cómo no podía dejar
de mirarlas.
Fue Bennett quien puso su palma en mi muslo con
brusquedad, en lo que supuse que era su intento de re-
confortarme. Mason me agarró por la cara y me miró
fijamente al alma cuando dijo. ―Mataré a cualquier
puto que te toque.― Sólo soltó su agarre de mi barbilla
cuando Bennett habló, con los dientes apretados por la
ira y sus dedos clavados en mi muslo. ―Nadie volverá
a tocarte, Tessa.― Mis ojos se encontraron con los
suyos y mi estómago serevolvió, de la misma manera
que lo hizo cuando los dedos manchados de sangre de
Mason me apretaron la mandíbula.
Más tarde vi cómo Mason y Bennett cavaban el
agujero que sería el lugarde descanso final de Daniel.
Tanner y Remington lo arrojaron del camión y la alfom-
bra se apartó de su cara mientras el polvo se levantaba
a nuestro alrededor por su peso golpeando el suelo.
Mason había golpeado su cara tan severamente que
no estaba reconocible. Y Bennett había logrado casi de-
capitarlo con nada más que pura rabia y una navaja.
No fue ninguno de los hermanos Slade quien me
dijo que tendría que elegir entre ellos. Fue Grey quien
me agarró del brazo y me empujó hacia el lado del con-
ductor del camión. ―Tienes que alejarte de los dos.

―No les pedí que... ― Empecé, pero me hizo un


gesto para que me fuera, quitándose el sombrero y fro-
tándose una mano en el pelo desordenado.

―No me importa qué coño ha pasado o por qué


creen que el puto sol sale y se pone en tu vagina. Nos
va a joder a todos. Acabarán matándose entre ellos. Re-
trocede, joder ―gruñó antes de ponerse en marcha ha-
cia la fosa recién cavada.
Fue entonces cuando supe que tratar de elegir en-
tre ellos sería inútil. Después de eso, mantuve mi dis-
tancia, lo mejor que pude. Y ellos lo respetaron, más o
menos. Nunca sacaron a relucir aquella noche, y sospe-
ché que era cosa de Grey. Sin embargo, les gustaba ron-
darme, burlarse de mí, ponerme a prueba, un pequeño
juego tácito entre los tres hasta la noche en que los besé
a ambos.
Vuelvo al presente cuando Bennett me suelta y me
quito el pelo de los ojos mientras piso el agua. La mal-
vada sonrisa de Mason me saluda, y sus ojos se oscure-
cen mientras me empuja hacia atrás contra el duro
cuerpo de Bennett.

―¿Por qué nuestra putita se escondía de noso-


tros?― Bennett aprieta mis mechones mojados y tira de
mi cabeza hacia atrás para exponer mi cuello.

―No sé ―digo con sorna―. Déjame ir. Quiero ir a


casa. No quiero jugar a tu estúpido juego.― Inclino aún
más la barbilla, pero mis ojos se cierran cuando siento
sus labios en mi cuello―. He venido aquí esta noche
para decirte eso ―miento.

´ ―Parecía que estabas disfrutando de nuestro


juego el fin de semana pasado.―La voz de Mason hace
que abra los ojos. Está menos enfadado que antes, y
puedo oír el deseo que siente por mí. Mi coño se aprieta
al ver que sus ojos se fijan en mi pecho, tomando mis
pezones endurecidos que sobresalen a través de mi
vestido mojado.
Necesito salir de aquí antes de que me coman viva.
No me voy a recuperar si me alejo de los dos, pero al
menos no sabré lo que me pierdo si corto por lo sano.
Bennett retrocede hasta quedar a ras de la pared
de la piscina y siento quesu dureza me presiona el culo.
Me doy cuenta de que debe haberse quitado la ropa an-
tes de seguirme al agua, porque sólo lleva calzoncillos.
Debería gritar, hacer lo que sea para salir de aquí antes
de que sea demasiado tarde, pero en lugar de eso
vuelvo a apretarme contra él y mis ojos no se apartan
de los de Mason. Hay rabia en sus profundidades, trai-
ción cuando las manos de Bennett se deslizan por mi
torso y acarician mis pechos.

―Tienes que elegir ―dice Bennett contra mi oído y


sus palabras se sienten como un puñetazo en las tri-
pas―. No compartimos nuestros juguetes.
―Nunca pedí ser uno de tus juguetes ―muerdo
con una risa amarga―. No los apunté con una pistola a
ninguno de los dos esa noche. Me devolviste el beso
de buena gana. Pero supongo que el consentimiento no
es algo con lo que ninguno de los dos esté familiari-
zado.― Intento zafarme de Bennett, pero es demasiado
fuerte.

―Nunca he tenido una queja antes. ¿Y tú, Ma-


son?― Bennett se ríe de mí, y Mason no responde. En
cambio, sus ojos están pegados a los dedos de Bennett
que parecen tener mente propia. Me pellizca los pezo-
nes a través del vestido antes de tirar de la tela hacia
abajo, exponiéndolos a su hermano―. Me gusta cuando
luchas. Ambos sabemos que nunca te alejarás de mí.
Quiero enfadarme. Quiero mandarlos a la mierda,
pero sus atenciones se sienten demasiado bien. Dejo de
luchar contra él porque creo que el cabrón se está exci-
tando. No puedo ocultar el gemido que se me escapa
de los labios, y elsonido de mi propio placer hace que
mis mejillas ardan de vergüenza. Masonse acerca, sus
labios casi rozan los míos, pero se detiene para bur-
larse de mícon la idea. Quiero sentir su boca en mis
labios. Me esfuerzo por no verbalizarlo, por suplicarle
algo que podría darme fácilmente, pero que no hará
porque es un imbécil arrogante.
Bennett sigue jugando con mis pezones con una
mano, y su otra mano se desplaza hasta mi muslo, ti-
rando de mi vestido hacia arriba y por encima de mis
caderas con demasiada avidez para un tipo que puede
conseguir lo que quiera de quien quiera. Su polla se
frota contra el encaje que cubre mi culo y jadeo. Quiero
más. No me importa lo que me hagan, sólo quiero más.
Los labios de Mason se ciernen sobre los míos
mientras desliza su muslo entre los míos y sus dedos
encuentran mi cuello, agarrando lo suficiente como
para hacerme abrir los ojos.

―Te damos a elegir.― Mason retumba contra mi


boca mientras su muslo rechina contra mi sensible clí-
toris―. Sabíamos que eras especial.― Su voz es baja,
suave, y hace que mi coño se apriete. Lo quiero dentro
de mí mientras su hermano me sujeta con fuerza.

―Es que no creíamos que nos quisieras a los dos


―añade Bennett, y su máscara se desvanece. Puedo per-
cibir lo enfadado que está conmigo, a pesar de lo mu-
cho que intenta ocultarlo.
Mis ojos se ponen en blanco cuando siento la boca
de Bennett en mi cuello.Es demasiado. Me tocan por to-
das partes y, sin embargo, necesito que hagan mucho
más.

―Presta atención ―me regaña Mason, tomando el


relevo y agarrando uno demis pezones y tirando de él.
El placer y el dolor se disparan directamente a mi clíto-
ris y muevo las caderas, susurrando su nombre.

―Nunca podría elegir. Imposible ―jadeo, echando


la cabeza hacia atrás y sacando el pecho hacia Mason.
Las manos de Bennett se mueven hacia mis caderas, ti-
rando de mis bragas, sabiendo que no se moverán con
la forma en que estamos enredados. Mason se inclina
hacia delante y su lengua me acaricia el pezón, hacién-
dome desear más. Siento que voy a explotar si no toma
el capullo endurecido entre sus labios. ―Más. Necesito
más, por favor ―le ruego, pero no cede. Su cálido
aliento y sus labios chocando con mi pezón me están
provocando hasta el punto de que quiero romper a llo-
rar de frustración.

―Elige ―exige Bennett, con su aliento cálido con-


tra la concha de mi oreja.
Lucho, intentando zafarme de su agarre, y me sor-
prende que me deje. Sólo para que Mason me atraiga
hacia su torso, y mis piernas rodeen instintivamente sus
caderas. Oigo cómo se agita el agua mientras Mason me
ajusta, guiando su polla para que presione mi clítoris.
Le agarro por los hombros mientras se acerca a las es-
caleras. Necesito alejarme de ellos antes de cometer el
mayor error de mi vida y rogarles que me follen. Me
han torturado por un beso, qué harán si... no puedo ni
imaginarlo.
―Bájame ―lo fulmino con la mirada, pero no se in-
muta. Sería propio de ellos dos pasearme por la fiesta,
con las tetas al aire y el vestido empapado,sólo para
castigarme porque no se han salido con la suya. Me en-
cuentrointentando acercarme al cuerpo de Mason a pe-
sar de que mi cerebro me grita que tengo que poner la
mayor distancia posible entre los hermanos Slade y yo.

―¿Nos quieres a los dos? Te daremos una muestra


de tu pequeña fantasía ―gruñe Mason mientras me
lleva al cenador. Me arroja en el lujoso sofá exterior,
justo al lado de donde Bennett ya ha emigrado. Mi
mano roza algo frío y duro y, antes de mirar, sé que es
una de sus pistolas. El hecho de que esté encima de
unos vaqueros negros y una franela roja y negra me
dice que es Mason. Antes de que pueda hacer nada,
Bennett me agarra por el pelo y tira de mi cabeza hacia
su regazo con brusquedad. Vuelve a hablar, pero me
cuesta concentrarme, pero le oigo decir. ―Y entonces
elegirás, o te irás a la mierda de esta montaña.
No me da tiempo a responder, porque Bennett me le-
vanta y me pone de rodillas. Su boca está sobre la mía,
devorando mis labios como si pensara que no los vol-
vería a probar. Jadeo en su boca cuando siento que Ma-
son me arranca las bragas. No está de humor para per-
der el tiempo, porque ya está detrás de mí, con sus ma-
nos en mis nalgas y su boca en mi coño.

―¿Le gusta a mi putita la lengua de mi hermano


en su coño?― Bennett pregunta cuando nuestros labios
se separan. Sus dedos rodean mi garganta, cortándome
el aire y aumentando el placer que Mason me está
dando.Sólo puedo gemir cuando la lengua de Mason
encuentra mi clítoris y Bennett aprieta uno de mis pe-
chos antes de pellizcar el pico endurecido entre sus de-
dos―.¿Tienes el coño tan rosa como tus pezones?― Su
mano en mi garganta se aprieta bruscamente antes de
dejarme respirar―. Seguro que sí.
Esa debe ser la señal de Mason, porque me da una
palmada en el culo y luego me tumba de espaldas con
tanta facilidad que ahora me siento como un muñeco
de trapo. Sus labios carnosos brillan y me mira fija-
mente antes de tirarde mis caderas hacia el borde del
sofá.

―Una chica más débil ya habría tomado una deci-


sión ―lo dice como si fueraun insulto, pero el signifi-
cado no se me escapa. Nunca me he echado atrás ante
los hermanos Slade y realmente creo que esa es toda la
razón por la que su atención está siempre en mí.
Con su boca fuera de mí, mi mente está menos nu-
blada. Me apoyo en los codos y le respondo. ―Puedes
follarme hasta que me muera, y seguiría sin elegir.

―No me tientes, joder ―gruñe antes de volver a


acercar sus labios a mi dolorido núcleo. Me separa los
labios y su lengua se desliza a propósito contrami clíto-
ris antes de empezar a chupar el manojo de nervios. De-
bería vigilar mi boca porque si sigue así, puede que no
salga viva de esto.
Me doy cuenta de que Bennett está de pie ahora,
mirando cómo Mason me lame el coño. Su mano baja
para pellizcarme un pezón y yo aprovecho para acer-
carme y frotar el bulto de su ropa interior oscura y em-
papada. No duda en bajar la banda, liberando su dura
polla. La cojo con la mano como si hubiera hecho esto
un millón de veces antes, cuando realmente no tengo ni
idea de lo que estoy haciendo. Mi cuerpo está en piloto
automático mientras observo cómo se contorsiona su
cara de placer mientras lo acaricio. Utilizo mi otra
mano para recorrer suavemente el pelo de Mason, ani-
mándole.
Mason se detiene bruscamente, mirándome fija-
mente. ―No me toques así, joder.― Retiro mis manos
de su pelo y mi otra mano de la polla de Bennett como
si me hubieran abofeteado. Si la mirada que me echa es
un indicio, no está fuera de lo posible. Inclina la cabeza
hacia Bennett antes de decir. ―Sujétala.
Empiezo a incorporarme, no estoy segura de que
me guste la idea de estar sujeta y no tener ningún con-
trol en esta situación. El miedo y la expectación
recorren mi cuerpo. Siento que mi coño se contrae. Los
quiero dentro de mí.
Bennett se arrodilla en el sofá a mi lado y, en lugar
de sujetar mis manos como creía que quería Mason, me
presiona contra el cojín con una mano fuerte que me
rodea el cuello.
Lleva mi mano de nuevo a su polla y la siento
palpitar en mi agarre.Bennett me observa mientras
tomo mi mano libre y la deslizo por la parte inferior de
su estómago. La necesidad de sentir toda su piel bajo
mis dedos me consume. Sus abdominales son duros y
cálidos, y me alegro cuando se contraen bajo mi con-
tacto. Vuelvo a sentirme rechazada cuando Bennett em-
puja mi mano para que deje de acariciar su piel. ―No
lo hagas ―me advierte y vuelve a poner mi mano sobre
su dureza.
Mason separa más mis piernas y vuelve a bajar sus
labios hacia mi clítoris, lamiendo y mordiendo como si
conociera cada uno de mis pensamientos y el deseo de
mi cuerpo. Me agito, levantando las caderas, inten-
tando acercarme a su boca. Necesito más. Necesito co-
rrerme, y él se retira a propósito cada vez que siente
que estoy cerca.

―Te correrás cuando te digamos que te puedes co-


rrer ―se burla Bennett, apretándome más en el sofá. Lo
acaricio con más firmeza y me siento reivindicada
cuando echa la cabeza hacia atrás por un momento,
perdiéndoseen el placer que le estoy dando. Yo hago lo
mismo, cerrando los ojos ygimiendo mientras la lengua
de Mason rodea mi clítoris.

―Abre los ojos ―exige Bennett cuando mis ojos se po-


nen en blanco al acercarse mi orgasmo. Cuando no obe-
dezco, me da una fuerte bofetada en la mejilla, para que
mi garganta se libere de su agarre. Cuando mis ojos se
dirigen a él, me sonríe fríamente. ―Buena chica.― Se
apoya con las manos en elrespaldo del sofá y empuja
su polla contra mis labios. Me la meto en la boca con
avidez, lamiendo el tronco y chupando la punta.
Gruñe, moviendo las caderas con fuerza y demasiado
rápido para que me prepare. Sus ojos no se apartan de
mi boca mientras su polla me amordaza hasta que me
lloran los ojos. Levanto la mano para limpiar las lágri-
mas caídas de mis mejillas, pero Bennett no quiere.
Me agarra las manos y las sujeta al respaldo del
sofá mientras las palabras de Grey resuenan en mi
mente.
Ni una puta lágrima.
Cuando Mason se burla de mi abertura, pero no
desliza un dedo dentro, gimo alrededor del grosor de
Bennett, intentando respirar por la nariz al mismo
tiempo. Bennett es normalmente el que no pierde el
control, pero lo veo romperse. Él empuja más fuerte y
mueve una de sus manos hacia mis pechos, tirando y
jalando de mis pezones y enviando sacudidas de placer
directamente a mi clítoris. Me gusta cada centímetro de
él, tragando con fuerza alrededor de su longitud.

―Voy a correrme ―dice, y las yemas de sus dedos


vuelven a acercarse a mi garganta y mantienen mi ca-
beza inmóvil. Me abro más, dejando que me golpee en
la parte posterior de la garganta. Un líquido cálido me
llena la boca justo cuando siento que Mason desliza un
dedo dentro de mi estrecha abertura.
Eso es todo lo que se necesita. Me tiemblan las
piernas y me corro en la cara de Mason, y él no da se-
ñales de ceder. Debería estar nerviosa porque cual-
quiera podría salir en cualquier momento y ver lo que
estamos haciendo, pero no me importa.

―Enséñame ―exhala Bennett, con la espalda incli-


nada, aún inclinado sobre mí. Abro la boca y aplano la
lengua, dejándole ver el charco blanco de su liberación
cubriendo mi lengua antes de volver a meterla en la
boca y tragarcon un gemido.
Grito cuando Mason añade un segundo dedo.
Nunca he tenido sexo y sus dedos son gruesos y lar-
gos. Me mira con ojos oscuros y sigue agarrando mi
muslo tembloroso con una mano. Introduce y saca
los dedos rápidamente yluego repite el movimiento
lentamente, amenazando con llevarme al borde de otra
liberación. ―No puedo ―jadeo―. Necesito un descanso.

―Levántate ―exige Mason mientras sigue su


ejemplo y empuja sus calzoncillos al suelo. Siento que
el sofá se hunde a mi lado cuando Bennett se sienta, y
me esfuerzo por levantarme con las piernas tambalean-
tes. El brazo de Bennett sale para sujetarme. Creo que
me va a empujar para que me arrodille, pero en lugar
de eso, me sube a su regazo. Es como si se movieran en
sincroníacuando Bennett me abre las piernas para Ma-
son y luego desliza sus manos hacia arriba para acari-
ciar mis tetas con rudeza.
Veo que Mason está molesto por la mirada que
lanza a Bennett, y supongo que no le gusta ver las ma-
nos de su hermano sobre mi cuerpo. En lugar de discu-
tir sobre ello, se aprieta la polla con una mano y con la
otra frota sus dedos por mi sensible raja. Miro hacia
abajo, fascinada por lo que veo cuando introduce su
dedo en mi interior. Cuando vuelve a añadir otro
dedo, dejo caerla cabeza contra el hombro de Bennett.
No sé cuánto más puedo aguantar. Se siente tan bien,
demasiado bien.
―Abre los ojos ―ordena Bennett, pellizcando mi
pezón con fuerza y chupando mi cuello. Mason mete y
saca los dedos, enroscándolos deliciosamente dentro
de mí. Sacudo las caderas, rogando en silencio que vaya
más rápido, más fuerte, que me folle. Pero Bennett me
agarra de la cadera, tirando de mí hacia abajo y obli-
gándome a dejar que Mason tenga todo el control. ―Si
quieres ser nuestra putita, tienes que actuar como tal.
Veo cómo Mason levanta sus dedos, metiéndome-
los en la boca con brusquedad. Una sonrisa perversa
levanta su labio superior mientras chupo, mostrándole
lo que quiero hacer con su polla. Debe perder la pacien-
cia porque me empuja hacia delante y no me da ningún
aviso antes de meterme su dura polla en la boca. Me
agarro a sus costados, tratando de estabilizarme mien-
tras me folla la boca, apretando mi pelo rojo con una de
sus manos. Bennett me agarra la cadera con una mano
y el muslo con la otra, desplazándome para que mi
húmedo coño se deslice a lo largo de su endurecida po-
lla. Cuando se frota contra mi clítoris, gimo, zumbando
alrededor de la polla de Mason.
Más. Necesito más. Necesito sentir su polla pal-
pitante deslizándose dentroy fuera de mí. Quiero ro-
garle, suplicarle que me dé lo que necesito. Pero todo
lo que sale son gruñidos descuidados y húmedos alre-
dedor de la polla de Mason.
Mason es más duro que Bennett, follando mi gar-
ganta brutalmente, pero noesperaría menos. Se adueña
de todo mi ser sin reparos. Mis ojos se humedecen, ha-
ciendo que las lágrimas caigan en cascada desde mis
pestañas hasta mis mejillas. Veo la excitación brillar en
los ojos de Mason mientras se limpia las gotas con el
pulgar y se lo lleva a los labios. Antes de que me dé
cuenta, está gimiendo, manteniendo mi cabeza quieta
mientras tengo arcadas alrededor de su longitud. No
me avisa cuando se corre, pero su cara es absolu-
tamente hermosa cuando se retuerce de placer. Es algo
que nunca olvidaré, estoysegura.
No espero que ninguno de los hermanos Slade
me abrace o diga cosasdulces cuando han terminado,
pero tampoco espero que Bennett me empuje de su re-
gazo ni que Mason me empuje al cemento delante de
él. Me agacho para subirme el vestido aún mojado por
encima del pecho, pero Mason me aparta la mano. Oigo
a Bennett moverse detrás de mí, pero lo único que
puedo hacer es mirar fijamente a los ojos de Mason. La
ira sigue ahí, pero también hay algo más. Quiere que
tome una decisión y, a pesar de las amenazas que lan-
zan, los hermanos Slade saben que no pueden obli-
garme a elegir a uno de los dos. Lo he demostrado una
y otra vez a lo largo de los años.
Cuando Bennett regresa, mi espalda se agarrota al
instante cuando me pone algo de metal pesado en la
nuca. Al instante sé que es la pistola de Mason que ha-
bía sido desechada en el sofá, probablemente dejada
fuera por esta misma razón. Todo el mundo en la mon-
taña tiene armas, es la única forma de estar a salvo en
la naturaleza. No es la primera vez que veo a Bennett
apuntar a la cabeza de alguien con un arma, pero sí es
la primera vez que me encuentro en el lado equivo-
cado.
Es Mason quien habla, sus ojos nunca vacilan.
―Pistola en la cabeza. ¿A quién de nosotros quieres?"
La ira me recorre cuando escupo las palabras.
―Aprieta el puto gatillo.― Losojos de Mason se encien-
den de rabia y su mandíbula se desencaja. De repente,
me alegro de que sea Bennett quien tenga la pistola.
Es Bennett quien me pone de pie, haciéndome gi-
rar para que me enfrente a él, probablemente inseguro
de que siga burlándose de Mason hasta que me dispare
en la cabeza.

―Los dos te queremos. Todo de ti. No vamos a


compartir. No eras unaopción para nosotros hasta que
cambiaste las reglas el fin de semana pasado. Túempe-
zaste este puto juego y nosotros vamos a terminarlo.―
Sus manos son más suaves esta vez cuando me coge la
cara, pero sus palabras son duras.
―¿Y si no elijo? ―Me alejo de él, dejando suficiente
espacio entre los tres para poder respirar.

―Haremos de tu vida una pesadilla ―amenaza Ma-


son.
Empiezo a decir que ya lo hacen, que sus condi-
ciones no son justas, pero me corto, dándome cuenta de
lo infantil que suena. Veo lo desgraciados quelos estoy
haciendo, y sé que si me quedo aquí solo conseguiré
hacerles daño a los dos y hacer que se odien.
No digo ni una palabra más a ninguno de los dos.
Me subo el vestido por encima del pecho y no me mo-
lesto en buscar mis zapatos o mi ropa interior.

―¡Tessa! ―me llaman los dos una vez cuando me


doy la vuelta y corro hacialos árboles que separan los
límites de nuestra propiedad. Respiro cuando siento el
dolor agudo de los palos y las piedras bajo mis pies. Si
me caigo y muero ahora mismo, será mejor que la hu-
millación de volver a enfrentarme a los hermanos
Slade.
Esta vez, cuando llego a casa y cierro la puerta tras
de mí, no me persiguen.Sé lo que tengo que hacer. Rá-
pidamente le envío un mensaje a Remington paraver si
me puede llevar antes de subir a mi habitación para ha-
cer la maleta tranquilamente.
Mason y Bennett tendrán siempre mi corazón,
pero no seré responsable de que se odien. Mis senti-
mientos son crudos, frescos y están por todas partes. Lo
único que sé con seguridad es que, si alguna vez vuelvo
a Hollow Hill, habrá un infierno absoluto que pagar.
GRACIAS POR LEER

El libro de Bennett y Mason se publicará en 2022.


SOBRE LA AUTORA

Rory Ireland es una autora nueva en la escena decidida


a sacar esas ideas de su cabeza y llevarlas al papel. Su
lema es Fuckboys in Flannel porqueno hay nada que
le guste más que un tío bueno vestido de franela con
una gorra al revés siendo el antihéroe por el que todos
nos desmayamos.

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