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Nota
La traducción de este libro es un proyecto de Erotic By PornLove,
Just Reading. No es, ni pretende ser o sustituir al original y no tiene
ninguna relación con la editorial oficial, por lo que puede contener
errores.
—¿Gavin? —susurra.
—Gavin...
—¡Gavin!
—Gavin...
—Gavin.
—Gavin —jadea.
No habla, no se detiene.
—Gavin —gime.
—Chúpamela —ordena.
—¡Gavin!
—¿Bien? —murmura.
—Sí.
Su boca se curva.
—Eres linda.
—Suficiente.
—¿Cuánto, Gavin?
La besa la frente.
—Mucho.
—Estás ocupado.
—¿Y?
—¿Quieres romance?
Parece ofendido.
—¿Jonathan?
—Estás sonriendo.
—Oh.
—¿Era romántico?
Se encoge de hombros.
—A mí.
—¿Era romántico?
Gavin es un idiota.
—Sí, lo era.
—Excepto el romance.
—Lo sé.
Ella sonríe.
—Amor real.
Deja de moverse.
—¿Amor real?
—Sí.
—¿Y el divorcio?
—Joder, no.
Un ojo se abre.
—¿No lo harás?
Ella sonríe.
—Asegúrate que siga así —Le pasa una mano por el rostro—.
¿Dormiste bien?
Ella asiente.
—Bien.
—¿Qué ha pasado?
—No me perderás.
Se muerde el labio.
Su expresión se tensa.
—¿Lo estás?
—Solo quiero que esto termine —Han pasado más de dos años
desde el ataque que cobró la vida de Manny y la dejó marcada.
Ella le da un codazo.
Sonríe.
Sacude la cabeza.
Lyla sonríe.
—Un poco.
1Una mujer mayor sexualmente atractiva, típicamente una que tiene hijos
2Bailaral ritmo de la música popular de forma sexualmente provocativa, con
movimientos de cadera y una postura baja y en cuclillas.
—Quizá cuando las cosas se calmen puedas tener tu propia
vida —dice Lyla.
—¿Sobre qué?
—¿Lista?
Lyla respira hondo y mira hacia delante. Cierra los ojos y aleja
los recuerdos, pero se niegan a ser ignorados. Todavía puede oír el
estallido de los disparos mientras sus guardias se enfrentaban
entre sí. La adrenalina inunda su cuerpo, que quiere que entre en
modo de lucha o huida. Lyla se sienta, cierra los ojos y trata de
calmarse.
—¡Lyla!
Se aparta y sonríe.
—Gracias.
—Diablos, no.
—¿Por qué no? Míralo con ella. Confío en Marcus con Nora.
Gavin gruñe.
Gavin no responde.
—No estoy segura —le dice Lyla, y siente que Gavin mete la
mano en la espalda de su abrigo.
—¡Sí!
—¿Puedo ayudarle?
—¿Morgan?
—¿Buscas un amigo?
Aunque quería decir que sí, contestó con un “tal vez en otro
momento”.
Lyla lo mira.
—Ya lo sé.
—Sí.
—¿Lyla?
—¿Qué pasa?
Lyla se tensa.
—Quiero ir a este.
—No.
Sin discusión, sin elaboración. Simplemente, no. El dictador
diciéndole lo que puede y no puede hacer. Ella aprieta los dientes.
—¿Qué te pasa?
—Ahí estás.
—Claro.
—Mi ex.
—¿Qué ex?
—No.
—Jonathan no es así.
—Sí.
—Quiero ir a casa.
—¿Sí?
Eso la sorprende.
—No.
—Ya lo sé.
—Bien. Porque parece que estás pensando... No lo sé.
—¿Y?
—Nada.
—No.
—Carmen.
—¿Qué?
—Y tú quieres a Marcus.
Carmen se ríe.
—Pero ¿Qué?
—No puedo creer que los hayas atropellado con un auto. Eso
es totalmente rudo.
—¡Carmen!
—¿Qué?
—Estás loca.
—No creo que tenga nada que dar. Solo estoy caliente.
—¡Soy normal!
—A mamá no le importa.
—Es humano.
Carmen resopla.
—Háblame de él.
—¿Quién?
—Es lindo.
—¿Y?
Es cierto.
—Lo sé.
Lyla se prepara.
—¿Por qué?
Se tensa.
—¿Quién es él?
—¿Quién?
—No importa.
—Dime.
—Es Jonathan.
—¿Jonathan?
—Mi ex.
Ladea la cabeza.
—Me reconoció.
—Sí.
—¿Hablas en serio?
Ella parpadea.
—¿Sentir?
—Sí. Sentir.
—¿Y? —insiste.
—¿Por qué?
—¡No lo conoces!
—¿Lo amas?
—No, no lo amo.
Gavin la mira fijamente durante un largo minuto, casi como
si estuviera sopesando la verdad de su respuesta, antes de tenderle
la mano.
—Ven aquí.
—Más tarde.
—¡Gavin!
—Te llamaré.
—No veo por qué debería decírtelo, ya que está claro que tú
misma no ofreces esa información —dice en voz baja.
—Gavin, no puedes...
—Te ha tocado.
—¿Qué?
—No importa por qué lo hiciste. ¡Lo hiciste y tengo que vivir
con esos recuerdos!
—Suéltame.
Gavin no se mueve ni habla.
—¡Atrás, Gavin!
—Ya lo sé.
—Estoy contigo.
—No soportaré a otro hombre en tu mente —Él mete su polla
entre los muslos de ella, que están aprisionados—. No puedo
tenerte cuestionando lo que tenemos.
—A ti.
—A ti.
—Di mi nombre.
—Gavin Pyre.
Le sostiene la barbilla.
Gavin la folla con fuerza hasta que ella explota bajo él,
rompiendo una uña mientras le araña la espalda.
—No.
—Nunca me dejarás.
Gavin maldice.
—Lyla...
—Estoy trabajando.
—Por favor.
Intenta aligerar su estado de ánimo haciendo un mohín
escandaloso. Sus ojos se calientan un poco. Se abalanza sobre él,
besándolo y empujándolo hasta que termina debajo de ella. Se
balancea contra él solo porque se siente tan jodidamente bien.
—Lyla.
—Por favor.
—¿Qué?
—No lo hagas.
Gavin gruñe.
—Vamos a ducharnos.
—Descubrió lo de Jonathan.
Ella suspira.
—Sí.
—Lo sé.
—Ambos. Inmediatamente.
Se tensa.
—No lo hagas.
Marcus le sonríe.
—Nada.
—No.
—¿Puedes hackearlo?
—¿Algo más?
Marcus asiente.
—Lo tienes.
—¿Sí?
—No.
—¿Qué tipo?
—No lo sé.
—¿Dónde está?
—De caza.
—Entendido, jefe.
Santana no sabe con quién se está metiendo. Pensó que su
operación de drogas era demasiado grande para que alguien lo
tocara. Se equivocaba. El fantasma dejó entrar a Santana en la
ciudad y su suciedad se extendió profunda y rápidamente. Gavin
envió a Santana un aviso de que ha recuperado su trono y esta fue
la respuesta de Santana: dos hombres. Qué insulto. Santana tiene
fama de ser brutal en su país, pero Gavin también la tiene. No le
importa no tener el poderío de Santana. Va a destriparlo... y atender
a Huskin después.
CAPÍTULO 06
Lyla
Lyla apunta y dispara. La pistola tiembla en su mano. El
impacto le sube por el brazo, pero se mantiene firme. Vacía la
pistola, la recarga y avanza, disparando con una precisión
constante y concentrada. El sonido metálico resuena en sus oídos.
Imagina que las placas de metal son la escoria de los bajos mundos.
—¡Alto!
—Estás mejorando.
Ella asiente.
—Lo siento.
—Estoy mejorando.
—¿Eso es todo?
—Eso es bueno.
Se encoge de hombros.
—Carmen.
—¿Qué?
—¿Qué?
—Lyla.
Su corazón se hunde..
Él no habla.
—De acuerdo.
—¿Esperar a qué?
—A ti.
—Te amo.
—La próxima vez que esté en casa, hazme ese baile —dice.
—¿Qué baile?
—¿Quién es?
—Mi madre.
Lyla suspira.
No.
¿Todo bien?
Gavin la mira. No tiene que ver sus ojos para saber que está
enfadado. Ha estado tenso desde el momento en que ella llegó. Le
agarra la nuca y aprieta. Una advertencia. Lyla aprieta los dientes.
Es la primera vez que deja a Nora para ir a una aparicion. Es un
gran día para ella y no dejará que lo arruine. Cuando Alice corre
hacia ellos, Lyla le sonríe.
Se ríe.
Oh, lo siento.
No sabía mucho sobre Rafael, aparte del hecho que era guapo,
Gavin lo detestaba y dirigía una red de prostitución. Mira al
hermano de Rafael que aún no ha dicho nada. No se parece a Rafael
ni a su pervertido padre.
Sí, Pyre.
¿Cuál es tu apellido?
Trataba de evitar ese dato. Levanta la barbilla.
Lyla Pyre.
¿Perdón?
¿Estás bien?
Steven no responde. Su rostro está inmóvil como un lago.
Cuando estaban en el bar, Steven se mostró incómodo cuando se
ofreció a invitarla a una copa y ahora está simplemente... en blanco.
Eso la sorprende.
Le gustan los cuchillos dice Paul, con los ojos brillantes.
He oído que sabes algo sobre eso.
Vamos.
Ella se sobresalta.
¿Qué?
No lo sabía.
Sacude la cabeza.
Si Gavin descubre que están aquí, podría acabar con ellos.
No está de buen humor.
Lyla abre la boca para discutir cuando Alice corre hacia ella.
¿Oyes eso? exclama Alice.
Lyla.
Lyla.
Necesitaba verte.
¿Por qué?
¿Sobre qué?
Tengo hambre.
Hay una extensión en el vestíbulo.
Baño.
Lyla palidece.
Entonces no te lo diré.
¿Te diviertes?
Carmen asiente.
Lyla se relaja.
Lyla se ríe.
Es bueno escuchar eso. Hay tan pocas cosas buenas que
reportar estos días.
Sí. ¿Cómo está Nora? ¿Ha llorado? Lyla mueve el pie con
nerviosismo. Es la primera vez que deja a Nora con alguien y no
puede disfrutar del todo. Desde luego, después de todo lo que ha
pasado, es un milagro que deje a Nora.
¿Ala Pyre?
Su familia...
No, no lo sabía.
Grosero murmura.
Tengo mucho que hacer hoy.
¿Cómo qué?
¡No! grita.
Lyla.
Pero puedo...
¡Lyla!
¿Hay fuego?
¡No!
Lyla.
¡Pasa mi bolso!
Su corazón se aprieta.
Esto tiene que ver con que tu marido es un jefe del crimen,
¿no? pregunta Jonathan.
¿Dónde te alojas?
¿Por qué?
Mi marido va a enloquecer cuando se entere que has estado
en el evento de hoy. ¿Cómo pudiste ser tan tonto?
Vamos.
Pero...
Jonathan tiene que irse mañana. Si Gavin no viene por él, los
miembros de la banda de Santana podrían hacerlo. Tiene que
hacerle entender lo jodidamente serio que es esto.
Soy yo susurra.
Lo sé.
Tengo que irme. Tienes que olvidar lo que has visto hoy. Mi
marido te matará si se entera de esto. Usa tus habilidades
informáticas para desaparecer.
Jonathan, no lo hagas.
¿Quién eres?
No la suelta.
La mira fijamente.
Has cambiado.
¡Gavin, no!
Muévete, Lyla.
Él se mueve para tener un tiro claro y ella se pone de puntillas
para cubrir a Jonathan:
¡Gavin, para!
¡Gavin, no!
¿Porque lo amas?
No hay respuesta.
Gavin, no puedes...
Su corazón se detiene.
No.
Apártate de mi camino.
¿El actor?
Sí.
Lo sospechaba.
No lo sé.
No puedo...
¿Tatuar mi cara?
Gavin no es un matón.
No te engañes. Gavin sobrevive en los bajos mundos porque
es tan despiadado y cruel como ellos. Los entiende porque él es
ellos. Solo tiene dinero, poder y una empresa legítima que dirigir.
Sí.
El periodista asiente.
Sí.
Lo intentaré.
Esa es mi chica.
Perra. Te odio.
En el sótano.
Lyla mueve los ojos hacia la tía Isabel, que está viendo las
noticias. Carmen le da un fuerte apretón a Lyla antes de soltarla.
Continúa.
¿Quién?
Jonathan, mi ex.
Mierda, Lyla.
Sí.
Lo he hecho.
¿Qué?
Él... no es normal.
Lo hará.
Ahí está.
¿Quién?
¿Qué?
¿Puede?
No.
¿Qué le dijiste?
Lo sé.
Carmen suspira.
Hola, Alice.
Sí.
Antes que Lyla pueda responder, Alice cuelga. Lyla deja caer
su rostro sobre el edredón. Si ella no hubiera aparecido, nada de
esto habría ocurrido.
CAPÍTULO 10
Lyla
Lyla.
Media hora.
¿Con qué?
Imbécil murmura.
De acuerdo.
Mi lealtad es para ambos. Hice lo que pensé que era mejor.
Si no hubieras sangrado ya por ella, te dispararía Un
músculo hace tictac en la mandíbula de Gavin. Lárgate de aquí,
Blade, y apaga las cámaras.
Sí.
Su corazón se hunde.
Sí.
¿Qué quería?
Quería un cierre.
¿Es eso cierto? ¿Y cómo creía que iba a conseguirlo?
Ella se estremece.
Sí.
Nuestro mundo.
¿Qué?
Chupa ordena.
Tenemos que...
Hazlo, Lyla.
Gavin...
Gavin...
Gavin...
No hables.
Gavin coloca sus caderas firmemente contra su culo y se
balancea mientras se inclina sobre ella. Puede sentir su polla
presionada firmemente entre sus nalgas. Cuando le lame la nuca
con la lengua, ella se mueve inquieta.
Gavin jadea.
¡Gavin!
No.
Mira el manto de cielo negro que hay sobre ella. No hay ningún
pájaro volando en lo alto ni ninguna estrella fugaz que indique que
todo va a ir bien. Este es el mundo real, donde el bien no siempre
vence al mal.
Lo superarás.
¿Y?
¿Así cómo?
¿Y si no quiero?
Gavin.
¿De quién?
Stark.
¿Eli Stark?
Si. Es un informante, vende información. Dio la ubicación
del hospital.
Z no hace preguntas.
Una pausa.
¿Señor?
Gavin recarga su arma y sale para ver si hay más trabajo que
hacer. Por desgracia, sus hombres ya se han encargado de todo.
Los que creían estar a salvo en las cabañas están ahora esparcidos
por la arena. Sus hombres conocen el procedimiento y ya están
cargando los cadáveres en el todoterreno para transportarlos y
enterrarlos en el desierto, donde nunca los encontrarán.
Resuelto.
Buen trabajo.
Gavin llama a Z.
¿Conseguiste su ubicación?
Está en el hospital.
La adrenalina corre por sus venas. El monstruo que lleva
dentro ruge con la necesidad de acabar con este cabrón. Se traga
su necesidad de mutilar los cadáveres y se lava las manos antes de
salir. Se mete en su auto y no tiene que hacer ninguna señal para
que un grupo de hombres lo siga. Seis hombres dejan lo que
estaban haciendo y suben a un todoterreno.
¿Día tranquilo?
No gracias a ti dice amargamente. Debes tener ganas de
morir para matar a Santana. Agitaste un avispero y no tienes la
mano de obra que vas a necesitar.
¿Entregarselo a quién?
Lo haré.
Paul se burla.
Es demasiado poderoso. Está por encima de sus
posibilidades. Nos está dando...
Se puso del lado del hombre que ocupó mi lugar dice
Gavin. ¿Sabes algo de eso?
Steven no se mueve.
¿Sí o no?
Han pasado casi tres años desde que la madre de Eli entró en
coma, y, sin embargo, él no ha tirado del carro. El rastro de sangre
que dejó tras su ataque es la prueba que siente algo por ella, pero
su falta de voluntad para dejarla ir revela su profunda devoción y
amor. Las facturas del hospital son cuantiosas y se acumulan
rápidamente. ¿Será por eso que Stark lo traicionó?
¿Hola?
¿Jonathan?
Por supuesto.
Se muerde el labio.
Jonathan, no puedes quedarte ahí. Traté de hablar con él,
pero...
Lyla se congela.
¿Lo viste?
No tiene ni idea.
No.
¿Servirá de algo?
Probablemente no.
Se le aprieta el estómago.
¡No me importa!
Lyla, cálmate.
Si tú lo dices.
Tú también.
Oh.
Sí.
Si Alice supiera...
Alice aparta los brazos y da un paso atrás, solo para notar que
Marcus sostiene a Nora. La preocupación desaparece del rostro de
Alice. Da un salto y aplaude.
¿Café?
¡Sí! dicen los tres a la vez.
¿Te quedaste allí hasta las diez? ¿No llegaste ayer a las seis?
¡Lyla!
¡No lo quiero!
Alice parpadea.
Llamé a Jonathan.
¡Lyla, no lo hiciste!
¡Está vivo!
Vete, Satanás.
¿Cómo se las arreglan los hombres para ver a sus mujeres con
otra persona? Gavin se sienta hacia delante, con los codos apoyados
en las rodillas y las manos cruzadas como si estuviera rezando.
Respira hondo y lo deja salir lentamente cuando todo en él quiere
destruir este ordenado apartamento y convertirlo en el desorden en
el que se está convirtiendo él. ¿Tiene Huskin más fotografías de
ella? ¿Fotografías desnuda? El pecho de Gavin se expande con la
necesidad de rugir, pero ahoga a su demonio y trata de embutirlo
de nuevo en las oscuras profundidades. Destrozar el apartamento
de Huskin no servirá para calmar su necesidad de venganza.
Necesita a Huskin para lograr esa hazaña.
No, no lo hiciste.
Te dije que amo a mi marido. Estoy casada y tengo una hija.
Adiós, Lyla.
Bastardo perspicaz.
Suficientes.
Huskin parpadea.
Estás armado.
Lyla no me dejaría.
¿Estás seguro?
Huskin se congela.
Sí.
Huskin suspira.
No.
¿No?
Sí, señor.
Claro.
Pyre.
Hace años que no habla con Eli Stark, pero aún reconoce su
voz. Stark tardó menos de un día en darse cuenta que su madre ha
desaparecido.
Entendido, jefe.
No.
Déjame acompañarte.
La última vez que Gavin estuvo aquí fue para asistir al funeral
de Marco y Margaret Roman. Su padre se quedó en Nueva York
durante meses para consolar a los más pequeños y ayudar a Roque
a establecerse como nuevo jefe del clan Roman.
¡Jesucristo!
¡Hijo de puta!
Whisky. Puro.
No me digas.
Gavin asiente.
Mi mujer lo es todo para mí.
Lyla es diferente.
¿Por qué?
Todavía no lo he atrapado.
Gavin asiente.
El silencio reina.
Sí.
Yo lo haré.
Angel.
¿Estás seguro?
Viva Las Vegas. Joder, sí. Esto está resultando ser una
noche interesante.
Créelo.
¡Gavin! grita.
No, gracias.
Angel le sonríe.
Esta noche.
¿Lo prometes?
Por supuesto.
Lo fue.
Carmen la aprieta.
Medianoche.
¿El Sádico?
Sí.
No puedo creer que no le hayas dicho que tenías una hija.
Lyla se estremece. Carmen estaba allí cuando hizo su última
llamada a Jonathan. Oír la devastación en su voz le hizo llorar.
Sigue haciéndole daño y no sabe cómo parar.
¡Pero si no es un imbécil!
No.
No.
Sí.
Sin dudarlo.
Su corazón da un salto.
¿Qué?
¿Ahora?
Se ha ido.
Se la llevaron.
¡Lyla, contrólate!
¿Qué?
¿Qué mierda?
Joder.
Disparos.
Es él. El Sádico está aquí para que pueda acabar con él.
Lyla saca su pistola y se levanta.
¡Rápido!
Vamos, Lyla.
¿Qué? ¿Cómo...?
Blade sale por un estrecho camino de tierra con solo los faros
del quad como luz. Es como una horrible atracción de Disneylandia.
Las roderas hacen que Lyla apriete las piernas alrededor de Beau y
se aferre a Nora para salvar su vida. Suben pendientes empinadas
y luego se precipitan cuesta abajo. La tierra da paso a la arena y
siguen adelante. El hecho que Gavin haya labrado una ruta de
escape a través de las montañas es increíble. La planificación y el
trabajo que se debe haber llevado a cabo es alucinante.
Sí.
No sabemos qué más nos tiene reservado ese cabrón esta
noche. Deberías descansar mientras puedas.
Lyla.
¿Qué?
Sí.
¿Lyla?
¿Sí?
¿Dónde está?
No me toques.
Así que ha vuelto a sus viejos trucos, ¿eh? se burla. ¿Te
deja embarazada y luego se va y te deja lidiar con su desastre?
Inteligente.
Eso espero.
¿Lyla?
Carmen, vete.
Quince minutos.
La tienen.
¿A dónde viajan?
No.
¿Lyla?
¿E ir a dónde?
De acuerdo.
¿Quién es?
Se le cierra la garganta.
¿Lyla?
Está muerto.
¿Qué? ¿Quién?
Joder.
Sal de la casa.
Lyla, corre.
¿Y mamá?
Pero el teléfono...
Ve, Carmen.
Lyla, no.
¡Prométeme!
Ve, Carmen.
Debe haber sido la hija. Pyre se casó con ella por una razón.
Se dice que está acumulando una buena cuenta. Mató a algunos
chicos durante las dos últimas carreras Le da un codazo a su
camarada. ¿Crees que nos dejará probar a la hija?
Se agarra la entrepierna.
No.
No.
Un segundo.
¿Dónde?
Queda un tipo.
¡No!
Lyla.
Levanta la cabeza y ve a Carmen con Nora atada a su pecho,
pistola en mano. Lyla cierra los ojos mientras el alivio la invade en
una ola embriagadora que la deja mareada.
Carmen asiente.
Perras estúpidas.
¿Dónde está?
¿Dónde?
No.
Tienen a mi madre.
Gavin dijo...
El hielo se astilla.
Gavin va a...
No lo hagas.
Lo sé.
¿Lyla?
Aquí.
Necesito...
Mírame.
¿Está viva?
Lyla...
Lyla.
Nadie se mueve.
¡Quítenselos de encima!
¡Está viva!
Lo siento. Su voz suena tan muerta como ella se siente.
Él no se detiene.
Lyla.
Blade le alisa el cabello antes de levantarse con ella en brazos.
Se mueve con rapidez. Ella entierra el rostro contra su pecho, cierra
los ojos y trata de contener sus violentas emociones.
Sédame susurra.
¿Qué?
Sédame.
¿Segura?
Lyla.
No hay nada que puedas hacer por ella, Lyla dice Blade.
Su corazón se detiene.
¿Ella esta...?
¿Comió Nora?
Abraza a Nora.
Lyla parpadea.
¿Qué?
Carmen resopla.
Fue el primero.
Lo sé.
Carmen suelta un grito desgarrador y lanza un puñetazo al
aire. Un segundo más tarde, golpea extrañamente el suelo con un
pie, como si tratara de apagar un incendio.
¿Hacer qué?
¿Tía Beatrice?
¿Por qué?
Mi mente se quedó en blanco y yo solo... Yo solo...
¿Lyla?
Lyla, deja que Gavin haga lo que mejor sabe hacer. Te estás
poniendo en riesgo...
Carmen suspira.
No es gracioso.
Carmen solloza.
Soy de la familia.
¿Perdón?
Angel la mira de arriba abajo.
¿Quién es usted?
Al hospital.
Angel asiente.
¿Tu madre?
Angel Roman.
¿Estás de visita?
Tal vez cuando todo esto termine puedas dice Angel con
facilidad, mientras cambia de marcha y se pone las gafas de espejo.
Sí.
La mira.
Sí.
Gavin también.
Sí.
Estás temblando.
¿Cómo, exactamente?
Le aprieta la mano.
¿Perdón?
Lyla está tan distraída con las primitivas vistas de Angel que
casi la distrae de lo que está a punto de encontrar. Lyla se acerca
al mostrador de la UCI y cuando da el nombre de su madre, recibe
una mirada recelosa. No está segura de sí es por la naturaleza de
las lesiones de su madre, porque la enfermera se enteró de su
desmadre de esta mañana o por la cantidad de hombres que la
rodean.
¿Hambre?
¿Luci?
Mi hermana.
Veinticinco.
Sí, pero eso no significa que tenga que casarme. Soy feliz
con sobrinas y sobrinos... y primos. Muchos primos. Estoy hecho
para proteger, ese es mi trabajo.
Eres molesto.
Sí.
¿La conoces?
¿Cuándo?
Blade mira a Angel y luego a su comida.
Gavin gime.
Ella está con él, sin duda. Está tan con él que, si no estuviera
esposada, le estaría clavando las garras en la espalda y ordenándole
que la folle con fuerza.
No puedo hacer esto otra vez, Lyla. Mi corazón no puede
soportarlo dice Gavin, mientras se mece dentro de ella. Esto
tiene que terminar. Ahora.
Eres hermosa.
Ya sabes qué clase de hombre soy dice Gavin, con los ojos
clavados en los de ella. No soy el imbécil que se hace a un lado
mientras otro hombre que tiene historia con mi mujer hace una
jugada. Ningún hombre puede tocarte. Ningún hombre puede
interponerse entre nosotros. No se protege a otro hombre de mí.
Huskin se excedió. Conoce los rumores sobre mí y aun así hizo una
jugada por ti, una que sabía que podía significar su vida. Él tomó
esa decisión.
Pero...
No puede creerlo.
Gavin resopla.
¡Quítate, Gavin!
¿Sigues enfadada?
Gavin, no puedes...
¿Hablas en serio?
Lo pensaré.
Es... interesante.
Ella asiente.
Le agarra el rostro.
Lo siento.
¡Lyla!
¿Quién eres?
Angel Roman.
Estoy bien.
¿Carmen?
Lo haré.
Gavin asiente.
De caza.
No.
Lyla.
Gavin.
Eso parece.
Cuida de ella.
Gavin.
Gavin.
Promételo, Carmen.
Así que Lucifer está ayudando al tipo que mato al tío Manny
conjetura Angel.
Parece que sí.
¿Entonces dónde?
En el infierno.
¿Infierno?
¿Un qué?
—Sí.
¿Así que crees que Lucifer secuestró a Lyla para que ustedes
dos puedan batirse en duelo a muerte? pregunta Angel.
Hace cinco años. El día después que Lyla lo dejara por
primera vez.
Por supuesto.
Sí.
Tengo la sensación que esta noche va a ser entretenida,
chicos. Sus ojos recorren a los tres y asiente. Muy entretenida.
Dámela.
¿Me conoces?
Lucifer se ríe.
¿Estás seguro?
Sí.
Dímelo tú.
¿Cuál es?
¿Quieres un espectáculo?
Siempre.
Entonces te daremos uno decreta Blade. Todos nosotros
lucharemos.
¿Qué?
Encontré una razón para vivir. Al igual que las mujeres
que utilizaba, el infierno era otra salida. Cuando Lyla se fue, cambió
todo. No se dio cuenta que la amaba hasta que desapareció.
Averiguar lo que le pasó se convirtió en una obsesión, un impulso
que superó su demonio destructivo. La pelea con Lucifer fue la
última vez que se dio el gusto y luego se enfrió hasta recuperarla.
Blade se mueve.
Lyla es especial.
¿Su padre?
¿Tienes un hijo?
¿Qué más?
Blade asiente.
Lyla y tu hija.
Bien.
¿Eh?
Puedes enseñarle a Nora cuando crea que está lista para
saber esa mierda dice Gavin. Con suerte, Lucifer habría sido
asesinado antes que llegue ese momento. Si no lo está... se
encargará de él cuando llegue el momento.
No.
Trato.
Sesenta y seis.
Detente.
¡Detente!
¿En serio?
¿Lyla?
Su corazón da un vuelco.
La esperanza florece. Oh, Dios. Oh, Dios. Por favor, que sea
Blade. Ella obedecerá sus dictados por el resto de su vida si es él.
Nadie responde.
Se hace el silencio.
¿Qué?
Sabes que no tengo nada que ver con esto, ¿verdad? Eli
murmura en voz baja.
¿Burdel?
Aquí.
¿Por qué?
¿Quién es?
Gavin se tensa.
No.
¿Te apuntas?
¿Estamos listos?
¿Quién es?
No la mira.
No lo estás.
Esto es el infierno.
Lucifer resopla.
—Y así será.
—Ven.
—Todos saben por qué estoy aquí —dice Gavin, por encima
del sonido sordo de la batalla que tiene lugar en el foso de arena y
de los últimos respiros de los enmascarados—. Y yo sé por qué
están aquí.
—Y está muerto.
—Entréguenlo.
—¿No puedo?
Lyla se sacude.
—¿Qué?
Nadie la oye. Los hombres se miran unos a otros, tratando de
comunicarse en silencio.
—No.
—¡Cuchillo! —grita.
—¡No puedo!
—Tú...
—¿No es hermoso?
—Tú...
Eres tú susurra.
Sus ojos brillan con rabia en su rostro pálido y anguloso.
Es él jadea.
¿Quién?
Gavin se congela.
¿Qué?
¿Estás herida?
No.
Joder.
Destruyó a Manny.
Había cambiado.
Los ojos de Lucifer se entrecierran antes de centrarse en
Gavin, que la estrecha contra él.
Lucifer asiente.
Lucifer resopla.
Están en la casa.
¿Blade?
No.
¿Estás herida?
Maldito Lucifer.
Me has quitado diez años de vida, pero estoy bien. Nora está
dormida. ¿Vas a venir a casa?
Sí.
Carmen suspira.
Sí.
Te amo.
No.
Gavin.
Ella parpadea.
¿Qué?
¿Qué?
Maldito Lucifer.
La mira fijamente.
Vamos.
Blade les guía por el pasillo blanco. Angel y Eli están junto al
ascensor esperándolos. Están vestidos igual que Gavin y Blade.
Angel la mira de arriba abajo y no se inmuta al ver su pecho lleno
de cicatrices.
¿Estás bien?
Viviré.
¿Buscas un trabajo?
Angel se ríe.
Eli asiente.
Lo sé.
¡Gavin!
Genial.
Lyla.
¿Qué?
Está despierta.
Lyla se congela.
¿Qué?
Por aquí.
Pat.
El corazón de Lyla se detiene en su pecho. Su padre. Su madre
lo ama más que a la vida misma. Por supuesto, su nombre sería el
primero en aparecer en sus labios. Lyla inclina la cabeza y trata de
pensar en qué decir. Su madre le aprieta la mano con urgencia y
vuelve a decir su nombre. Su interior se rebela. No puede mirar a
los ojos de su madre y admitir lo que ha hecho.
Lyla.
Vete.
Gavin, ¿qué...?
Está hecho.
Sí.
Sí.
Levanta la vista.
—¿Qué estatua?
Ella se sacude.
Él frunce el ceño.
—¿Caballo?
—¿Semental negro? —Un animal majestuoso atenuaría la
atmósfera provocativa de estatuas desnudas con anatomía
ampliada que prefiere Manny—. ¿Tal vez un halcón o un águila?
—Él es mi papá.
La mortificación la envuelve.
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