Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Rae B. Lake
JAMESON
Wings of Diablo MC – Sede New
Orleans 01
Sinopsis:
Jameson
Nada me importa. Nada más que mis hermanos y mi club. Esas
son las únicas dos cosas en mi vida que me importan.
Mi ex se aseguró de que nunca confiaría en otra mujer y Celine
no es una excepción. El problema es que… ella tampoco confía en
mí.
Después de ser raptada, acicalada y obligada a ser el juguete más
nuevo de Thomas, puedo entender por qué.
Vi su fuerza en la orilla de un río, con las manos esposadas y un
vestido roto, mientras luchaba por su vida, y no ha dejado de luchar
desde entonces.
Mi presidente ha dado la orden de protegerla hasta que
controlemos la amenaza, pero eso significa que debo dejar que
Celine entre en las partes más oscuras de mí.
Lo que no esperaba era que ella se sintiera como en casa, y ahora
no puedo dejarla ir.
☠️ Descargo de Responsabilidad☠️
Este libro incluye varios acontecimientos gráficos traumáticos que
pueden ser preocupantes/desencadenantes para algunos lectores. Se
aconseja prudencia.
Capítulo 1
Jameson
—¡Tú, pedazo de mierda falso! ¡Cuando te ponga mis putas
manos encima, lo juro por Dios!—ladro mientras acelero mi moto. El
viento y la lluvia ligera me salpican dolorosamente la cara mientras
sigo a Christian. Solo queríamos hablar con él. No, en realidad, iba a
romperle las malditas manos por tratar de engañar a nuestro club.
Solo que realmente queríamos hablar con él primero. Debe saber que
si lo agarro le voy a romper la maldita cara, porque en el momento
en que me vio caminando hacia él en el mostrador de cambio se
largó. Ahora está en su coche averiado tratando de superarme. Mi
moto podría alcanzarlo fácilmente sin ningún problema, pero estaba
lloviznando y las carreteras estaban resbaladizas. Lo último que
quiero es terminar derrapando mientras trato de alcanzarlo.
Acelero y me acerco a él, pero la ventanilla del conductor se abre.
Instintivamente me desvío detrás del coche. Va a intentar
dispararme. No era tan jodidamente grave, pero ahora, en lugar de
golpearlo, voy a tener que volarle la puta cabeza. Me agacho,
acercándome lo más posible al cuerpo de mi moto cuando algo
pequeño, brillante y rojo sale volando por la ventanilla.
—¿Qué carajo? —Miro brevemente al suelo y casi me río a
carcajadas cuando veo que está tirando fichas por la ventanilla. Las
mismas fichas de póquer que había estado falsificando y con las que
había estado estafándonos, las está usando como arma—. Tú, tonto
de mierda. —En el fondo de mi mente, me pregunto si cree que al
deshacerse de la evidencia significa que no lo perseguiremos o si
realmente está tratando de lastimarme con grandes trozos de fichas
de plástico. De cualquier manera, no tengo tiempo para esta mierda,
Archer me estaba esperando en la casa club hacía al menos una hora.
Como vicepresidente de la sede de Nueva Orleans de los Wings of
Diablo, es mi trabajo hacer las cosas rápido y silencioso. Christian no
debería estar dándome tantos problemas.
Lanza otro lote grande de fichas por la ventanilla, caen en un
charco frente a mí. Conduzco sobre ellas, pero en el instante en que
lo hago, sé que es la maldita decisión equivocada. El plástico
resbaladizo acompañado de la lluvia que ya está en la carretera hace
que mi neumático delantero se deslice hacia un lado.
—¡Mierda!— En un instante me veo cayendo. Iba a estrellarme,
por culpa de unas malditas fichas de póquer.
La moto se desvía de un lado a otro antes de que pueda
controlarla. Chirría hasta detenerse y Christian se aleja a toda
velocidad. Respiro hondo tras mi experiencia cercana a la muerte.
Creo que es justo que Christian también la tenga.
—A la mierda con esto—gruño, mientras ardo en deseos de
perseguirlo y alcanzarlo en un santiamén. Si quiere ser un puto
imbécil, entonces lo trataré como a un puto imbécil. Miro a mi
alrededor asegurándome de que no hay policías en la zona y saco mi
pistola. Puede que lo tengan todo atado con la policía allá en la sede
madre, pero aquí en Nueva Orleans el Wings of Diablo MC está en la
lista negra del jefe de policía. Disparo a la rueda trasera de Christian
y lo oigo gritar mientras su coche, que va a toda velocidad, empieza
a dar bandazos. El maldito cabrón sigue intentando escapar.
—No me vas a perder, Christian. Solo detén el maldito coche
antes de que te mates—le grito al hombre desde una distancia
segura. Sus gritos y el chirrido de las llantas me hacen saber que no
está manejando bien el vehículo. Si sigue con esta mierda va a dar un
vuelco, entonces tendría que desenterrar su cuerpo de entre los
escombros y explicarle a Archer por qué tuve que matarlo. Ya era
bastante malo que tuviéramos que vigilar cada jodido paso con la
maldita policía local y andar por ahí con cadáveres ciertamente no
era para sonreír radiantemente.
—¡Maldición solo detente! ¡Cabrón hijo de puta!—vuelvo a gritar
cuando escucho el segundo neumático trasero estallar y veo chispas
saliendo por la parte trasera del coche. Instantáneamente freno y
retrocedo para no quedar atrapado en la estela del coche fuera de
control. Está sobre las malditas llantas en este momento. El coche se
desvía una vez más y finalmente patina hasta detenerse en la tierra
al costado de la carretera. Me acerco a su ventanilla y meto la mano.
Se encoge pensando que lo voy a lastimar. Tiene razón.
Lo golpeo con todo lo que tengo en la parte de atrás de la cabeza,
como a un niño descarriado.
—¡Eres un estúpido de mierda! ¿Vale la pena perder tu puta vida
por un par de malditas fichas de póquer? ¿Cuál diablos es tu
problema?—le grito; él simplemente se sienta allí llorando como un
bebé. Obviamente, no es un criminal empedernido—. Cierra la puta
boca con toda esa mierda del llanto. Vuelve a poner este maldito
coche en la carretera y sígueme.
—No... no puedo... por favor no me mates. No tenía otra opción.
Pongo los ojos en blanco y vuelvo a mirar al coche.
—No voy a matarte, maldita sea. Pero si intentas huir de nuevo,
te prometo que lo haré. —Lo miro a los ojos para que sepa que estoy
diciendo la verdad. No voy a estar aquí afuera persiguiendo a este
hijo de puta todo el maldito día.
—Está bien. Está bien, ya voy. —Él asiente con la cabeza. Salgo a
la calle y espero a que él haga lo mismo. Es un viaje lento ya que no
tiene gomas traseras, pero al menos las chispas de su coche iluminan
el cielo. No puedo esperar para volver a la casa club y escuchar esta
mierda.
Finalmente, después de montar por lo que parece una eternidad,
llegamos a la casa club. El gran edificio de metal ha sido mi hogar
durante algunos años y no lo haría de otra manera. Este lugar y las
personas que están adentro son mi familia, mi unidad. Esta gente
significa jodidamente todo para mí.
Estaciono la moto y camino hacia el costado del coche de
Christian. Todavía está allí lloriqueando como una maldita niña.
—¡Por el amor de Dios, cállate! Joder, sabes lo que hiciste... hazte
cargo de tus putas decisiones como un hombre.
—Por favor, no, no puedo. Te prometo que no lo volveré a hacer.
Encontraré otra manera. No tuve otra opción. Van a destruir mi vida
si no vuelvo con este dinero. Por favor, tienes que entender. Por
favor—me ruega y una parte de mí está jodidamente intrigada por lo
que está diciendo. ¿Quién diablos tiene un control tan jodido sobre él
que está dispuesto a enfrentarse a nosotros? ¿Alguien lo metió en
esto? Tendré que asegurarme de estar en la habitación con Yang
cuando lo interrogue. Yang es mucho mejor en esa mierda que yo. Yo
solo quiero darle puñetazos en la cara hasta que hable. Si no lo hace,
al menos tendré la satisfacción de saber que lo golpeé y le hice tragar
los putos dientes. Yang usa métodos muy diferentes.
—Vamos. No tengo todo el maldito día. —Estiro la mano, lo
agarro por el cuello y tiro de él hacia las puertas delanteras del club.
Arrastra los pies a cada jodido paso del camino.
—Por favor—vuelve a suplicar.
—No soy yo a quien necesitas suplicar, chico, vas a querer
guardar toda la fuerza que te queda para Bones. No es un hombre
muy indulgente. —Me río aún más fuerte cuando Christian
comienza a gimotear y llorar más fuerte. Probablemente piensa que
Bones lo va a torturar. Él podría. Oh bueno, entonces ese es su
problema.
Voy a abrir la puerta principal pero Yang la abre primero desde
adentro y me encuentra en la entrada.
—Me encargaré desde aquí. —Se estira y agarra al hombre.
—¿Qué diablos? ¿Hay alguna razón por la que no me dejes
entrar?—le pregunto, listo para saltar por su garganta en un jodido
instante. Soy el VP, no hay nadie en este maldito lugar que pueda
impedirme hacer algo excepto el maldito Archer.
—Sí, hay una razón. Tienes asuntos de los que encargarte,
Jameson.
—¿Asuntos? ¿De qué jodidos asuntos tengo que encargarme?
Porque la última vez que lo comprobé, el hombre del cuello al que te
aferras es mi puto asunto.
p
—Sí, bueno, tienes más asuntos. —Se encoge de hombros y señala
detrás de mí.
Me giro, mis ojos siguiendo la dirección que está señalando.
Tengo que entrecerrar los ojos para ver lo que quiere decir, pero
cuando veo el cabello rubio ondulado, sé exactamente quién es.
Esa perra.
Capítulo 2
Jameson
—¿Qué mierda estás haciendo aquí? ¡Te he dicho un millón de
jodidas veces que dejes de aparecer por aquí!—le gruño a Monica,
todo mi cuerpo se estremece con jodida rabia. La odio. Joder, la odio,
pero tío la amaba. Monica es mi ex esposa. Era a la que le había
enviado todos mis malditos correos electrónicos cuando me
movilizaron. Era con quien me había masturbado cuando estuve en
el campo durante jodidos meses y meses. Era con quién había
pensado que iba a tener mis hijos. Era todo para mí, pero yo no era
lo mismo para ella. Llegué temprano a casa después de un tour de
ocho meses y la encontré en la cama con el maldito gerente de la
tienda de comestibles. Ella lo había estado follando cuando yo estaba
luchando por mi vida, tratando de asegurarme de regresar a casa
con ella en una maldita pieza.
—No me hables de esa manera, Jameson. Solo quería venir a
verte, ¿es eso tan malo? ¿Puedes culparme? Te extraño. —Ella trata
de empujar sus manos alrededor de mi cuello, pero la detengo de
inmediato. No quiero que me toque, joder.
—Me importa una mierda si me extrañas. Hemos jodidamente
terminado. Recuerda que firmé todos los putos papeles y te di todo
el dinero que querías. Ahora lárgate de mi vida. —La miro por un
segundo y me giro para irme. Espero que entienda el maldito
mensaje esta vez.
—¡James, por favor! —grita y puedo escuchar las lágrimas. Las
escucho incluso antes de darme la vuelta.
—¿Por favor qué, Monica? ¿Qué diablos quieres de mí? —Me
acercó y la agarro con fuerza por los brazos—. ¿Cómo diablos puede
estar aquí llorando en mi cara después de que me hiciste pedazos
porque no pudiste mantener las putas piernas cerradas?
—Solo quiero que me hables... Por favor, Jameson. Eres todo lo
que tengo. Sabes que lo eres. Lo jodí. Soy una persona tan horrible.
Solo quiero compensarte. Quiero que me perdones.
Sacudo la cabeza, qué puto descaro.
—Bien, estás perdonada—le digo sin rodeos. Tal vez esta maldita
táctica funcione.
—Te conozco, Bull. Se necesitará mucho más que eso para
perdonarme. Dime lo que tengo que hacer, Jam. Te necesito. Te
extraño mucho. Por favor…— Ella trata de rodearme el cuello con
sus brazos otra vez, pero esta vez no la detengo—. Te deseo mucho.
Muchísimo—susurra mientras presiona sus labios brillantes contra
los míos. Me besa y gime como si fuera el mejor puto beso que ha
tenido en su vida. No puedo decir lo mismo. De hecho, se siente
como nada más que dos peces muertos moviéndose contra mi cara.
Ella se retira después de unos segundos, con una pequeña sonrisa en
su rostro.
—¿Estás a punto de jodidamente terminar?—le pregunto, no hay
nada que haya ganado aquí para que tenga esa repugnante sonrisa
en su puta cara.
—¿Por qué eres tan frío conmigo, Jameson? Soy tu esposa.
—¡Ex! Eres mi ex esposa, porque no pudiste esperar hasta que
llegara a casa del infierno para encontrar una polla para montar—le
grito en la cara, ni siquiera molesto por el hecho de que se está
alejando de mí. Debería estar jodidamente asustada de mí. Si yo
fuera cualquier otro hombre y hubiera entrado en esa escena, la
habría matado. En lugar de eso, simplemente le di una paliza y lo
dejé salir de mi casa. Monica y yo habíamos tratado de permanecer
juntos después de eso. Ella trató de convencerme de que era un error
y que realmente me amaba. Me había contado toda su triste historia.
Se sentía sola y necesitaba a alguien en la cama… un cuerpo cálido,
nada más. Podía entender eso ya que yo también estaba solo. Quería
que nuestra mierda funcionara, así que incluso después de
encontrarme con esa mierda, me quedé con ella. A pesar de eso, cada
vez que levantaba el teléfono y no sabía con quién estaba hablando o
q y q
cada vez que saludaba a algún hombre en la calle, lo cuestionaba.
Todo en lo que podía pensar era en cuántas veces lo había follado
mientras yo sufría como una pequeña perra queriendo volver con
ella. Después de unos pocos meses, comencé a resentirla. No había
forma de que volviera a confiar en ella. Una vez que esa confianza se
fue, también lo hizo la maldita relación. Solicité el divorcio y le di la
mitad de todo lo que tenía para que se largara de mi vida. Ella hizo
exactamente eso también. Hasta que descubrió que yo estaba en los
Wings of Diablo. Ahora quiere intentar que volvamos. Ahora que
sabe que estamos haciendo banca con el casino, quiere volver a ser
mi mujer. A la mierda con eso y con ella. No puedo confiar en ella.
—¿Estás tratando de decirme que crees que alguna vez habrá
alguien que te conozca mejor que yo? ¿Eh, Jam? Crees que todo esto
es mi culpa, me dejaste sola todo ese tiempo. Te fuiste a un tour tras
otro. Nunca preguntando ni por un segundo por lo que yo estaba
pasando—me grita y clava su dedo en mi pecho.
Quiero arrancarme el puto pelo. ¿De verdad está tratando de
decirme que dejar que otro hombre la follara en nuestra cama fue mi
culpa? Esta perra está más loca de lo que pensaba si ese es el caso.
—Entonces deberías haberme malditamente dejado. Podrías
haberme llamado, enviado un jodido correo electrónico, una carta,
mierda, malditas señales de humo. Deberías haber terminado antes
de que llegara a casa y tuviera que entrar y ver esa mierda. Eso es lo
que deberías haber hecho. Si realmente te preocupabas por mí como
sigues diciendo que lo haces, ¡entonces eso es exactamente lo que
habrías hecho!
—Jameson, solo escucha… —Se acerca a mí otra vez, pero
retrocedo.
—¡Monica! Te voy a decir esta mierda una puta vez más. Apártate
de mí. Mantente lejos de mi club y lárgate de mi vida. No te quiero,
y nunca volveremos a estar juntos. No me importa una mierda lo
que tengas que decir. ¡Así que vete a la mierda! —La miro fijamente,
e incluso a través de los ríos de lágrimas que corren por su rostro, no
desisto. No hay nada que pueda decirme o hacer que me haga
cambiar de opinión. Tuvo su oportunidad y la cagó. Una vez que
pierdes mi maldita confianza, eso es todo.
—Jameson, por favor—suplica de nuevo, pero me doy la vuelta y
me dirijo a la casa club, dejándola a ella y a su maldito quejoso culo
gimiendo en el jardín delantero. No tenía tiempo para su mierda.
Tenía asuntos más importantes que atender con mis hermanos.
Capítulo 3
Jameson
—Lo juro... no puedo decíroslo. No quiero ningún problema con
vosotros. Nunca lo quise, pero esto fue lo único que se me ocurrió
hacer. —Christian está sentado en la trastienda, con lágrimas y
mocos corriendo por su rostro. Yang y Rags se paran sobre él, pero
por el aspecto de las cosas, todavía ni siquiera lo han golpeado.
—¿Todo bien afuera? —Yang se vuelve hacia mí, él sabe cómo me
pongo después de que Monica decide hacerme una visita. La mujer
siempre me pone nervioso. Si hay algo que puedo decir sobre ella es
que es muy perseverante. No importa cuántas veces le diga que se
vaya a la mierda, sé que volverá. Puede ser en una semana o un
maldito mes, pero estoy seguro de que ésta no será la última vez que
sepa de ella. Regresará.
—Sí. Todo está bien. ¿Qué pasa con este pedazo de mierda? ¿Qué
te está diciendo?
Yang se ríe y se vuelve hacia él.
—No mucho, solo lo he estado escuchando lloriquear como una
maldita niña.
—No me lastiméis, por favor—llorisquea Christian de nuevo.
—¡Oye, cierra la boca! —Una voz dura recorre la habitación.
Asomo la cabeza y miro a Archer. Ni siquiera sabía que estaba aquí.
No es raro que aparezca en los interrogatorios, pero no esperaba que
apareciera en éste. Por lo general, todo lo que sucede con el casino
nos lo deja a nosotros. Archer no es el hombre más grande, pero
llama la atención. Él tampoco tiene que gritar. Solo el tono de su
maldita voz suele ser suficiente para que los bastardos hagan lo que
él quiere que hagan.
Christian trata de darse la vuelta y ver quién está hablando, pero
no puede ubicar a Archer. Sin embargo, detuvo el llanto, lo cual es
una puta bendición.
Archer camina por el lado opuesto de él. Christian es tan
malditamente asustadizo que casi salta de su puto asiento cuando se
gira para verlo tan cerca.
—Dame una razón por la que no debería matarte ahora mismo.
Dime por qué debería dejarte salir de aquí.
El rostro del hombre se desmorona instantáneamente como si
fuera a comenzar a llorar de nuevo.
—Y si vuelves a empezar con esa mierda, te juro que te pondré
una maldita bala en la boca solo para que te calles. Deja de llorar y
habla. —Archer retrocede y cruza los brazos sobre el pecho.
—Ok, ok, lo siento. No estoy acostumbrado a esto. Lo siento. —
Christian intenta recuperarse.
—¿Quién diablos te está haciendo falsificar nuestra mierda?—le
pregunta Rags.
—No puedo decírtelo—responde Christian.
Archer saca su arma y se la muestra.
—Creo que podrías estar un poco confundido, ¿crees que tienes
una opción? O nos dices lo que queremos saber o te matamos. No
hay término medio. Te sientas aquí asustado de que alguien más
pueda matarte cuando somos nosotros los que te apuntan con un
arma en la cabeza. Ahora intentemos esto de nuevo.
—¿Quién es?—dice Yang.
—¿Puedes prometer que no dejarás que me atrape?—pregunta
Christian. Puedo ver que lo dice en serio. A quienquiera que tenga
miedo, realmente le teme.
—No puedo prometerte una mierda, pero te prometo que no te
mataré—dice Archer.
—Bien, bien. Es René—dice Christian y todo su cuerpo cae, como
si toda la tensión se hubiera drenado de su cuerpo.
—René, uf... ¿por qué ese jodido hombre sigue apareciendo? —
Miro a Archer, que está de pie atrás mirando al techo. René es
alguien que ha estado en nuestro radar desde hace bastante tiempo.
Dirige una especie de club clandestino de boxeo. Parece que le está
yendo bien. Excepto que más y más personas están desapareciendo o
en aprietos, porque están en deuda con René.
—¿Qué es exactamente lo que quiere contigo?—pregunta Yang.
—Necesito darle cincuenta mil dólares. Tengo que llevárselos el
sábado o me va a obligar a desviar los medicamentos que son para la
comunidad. Quiere venderlos en el mercado negro, medicamentos
para el cáncer y cosas así. Si hago eso, perderé mi licencia y mi
trabajo.
—¿Qué mierda? ¿Qué diablos va a hacer con esa mierda? Quiero
decir, ¿cuánto cuesta realmente el medicamento que él cree que
venderlo en el mercado negro realmente va a significarle mucha
ganancia?—pregunto sin entender realmente la necesidad de
medicamentos contra el cáncer.
—¿Estás bromeando? Hay ciertos medicamentos que pueden
costar diez mil dólares cada uno. La mayoría de las veces el seguro
se encargará de eso, pero hay otras veces en que las personas tienen
que pagar sus medicamentos de su bolsillo. Si ellos pueden
obtenerlo a través de fuentes clandestinas, definitivamente lo harán.
Escucha, tengo familia, hijos. No puedo ir a la cárcel y si le doy el
medicamento, no hay forma de que no me atrapen. El sistema es a
prueba de fallas y mi firma estaría por todas partes.
—Entonces, ¿pensaste que vendrías y nos estafarías en su lugar?
—pregunta Yang.
—Era la única otra opción, tus fichas son muy sencillas. No me
llevó mucho tiempo hacer las réplicas. No lo volveré a hacer.
Encontraré otra manera. —Christian asiente con la cabeza y cuando
ve que nadie está buscando sus armas, continúa—. Puedo ayudarlos,
puedo hacer otras cosas. Solía ser un falsificador, pero no lo he hecho
desde hace mucho tiempo. Podría hacer cosas como esa, si lo
necesitarais.
—Mmm, no lo sé. Parece que René te tiene atrapado. No sabemos
si vas a vivir lo suficiente como para sernos de alguna utilidad. —
Yang se encoge de hombros y se aleja.
—Rags, quédate con él, asegúrate de que no tenga ideas—ordeno
y el resto de nosotros salimos de la pequeña habitación trasera. No
había nada más que Christian nos fuese a dar. Era un jugador de
bajo nivel, solo hacía lo que sabía hacer para asegurarse de que su
familia todavía lo tuviera cerca. Por supuesto, había escogido el
jodido blanco equivocado. Aunque realmente no puedo culparlo por
hacer lo que tenía que hacer para asegurarse de que cuidaran de su
familia. Yo haría lo mismo por mis hermanos.
—¿Qué opinas?—me pregunta Archer mientras Yang y yo
salimos de la habitación.
—Creo que el bastardo está diciendo la verdad. No hay manera
con todo ese llanto de que crea que está tratando de engañarnos.
Está asustado y ésta era su salida.
—Entonces, ¿estás diciendo que deberíamos dejarlo ir después de
que nos robó? ¿Qué dice eso sobre nosotros? ¿Qué pueden
vencernos fácilmente?—pregunta Yang y sus ojos se lanzan hacia
Archer.
Nuestro presidente era callado y sereno, pero probablemente
también era una de las personas más peligrosas que había conocido
en mi vida, uno de mis amigos más cercanos y un hermano de
armas.
Archer era un francotirador del ejército y yo era su localizador.
Íbamos a todos lados juntos y también nos metíamos en toda la
mierda juntos. Él sabía todo sobre Monica y cómo yo quería tener
hijos algún día cuando terminaran todos mis tours. Sí, nunca la
engañé, pero Monica tenía razón cuando dijo que la dejé sola para ir
de tour en tour. Algo sobre la libertad, cuando no nos estaban
disparando, me tenía hipnotizado. No me di cuenta de que tenía
tanto efecto en ella. Supongo que no la conocía tan bien como
pensaba.
A Archer, por otro lado, lo conocía muy bien. Sabía cuántas veces
rebotaba su pierna cuando tenía que usar el baño, lo que significaba
cada maldita exhalación larga, que había visto algo antes de saber
qué era, y también sabía que él disparándole a aquella niña le había
roto una parte que nunca volvería. Cuando dejó la unidad, no se lo
reproché. Sabía que se estaba muriendo por dentro y que no había
forma de que pudiera hacer su trabajo.
—Estoy diciendo que podemos mostrar un poco de misericordia
—responde Archer.
—¿Misericordia? Él nos robó—repite Yang.
—Lo sé. Pero tenemos más de lo que necesitamos y ahora
tenemos más información. Sabemos que nuestras fichas deben
cambiarse porque se falsifican fácilmente. Tenemos una nueva
conexión con alguien que es un maestro de la falsificación.
Honestamente, si no fuera por el hecho de que el hombre era tan
jodidamente asustadizo, nunca nos hubiéramos dado cuenta de que
estaba engañándonos. Esas fichas soy perfectas. —Archer dice lo que
piensa e incluso si Yang quiere ir en una dirección diferente, no va a
suceder. Archer puede haber pedido nuestra opinión, pero en esta
situación, no iba a usarla.
—¿Qué quieres hacer con él mientras tanto? No sé si me siento
bien dejándolo ir sabiendo que tiene un pez gordo como René detrás
de él. ¿Quieres alojarlo?
—Sí, pero no aquí. Lo último que necesito es que intente falsificar
algo aquí. Averigua si hace llaves y esa mierda. —Archer niega con
la cabeza, sonriendo levemente—. Te dejaré para que arregles la
mierda, Jameson. Asegúrate de que él y su familia estén en un lugar
seguro hasta que arreglemos esta mierda con René.
Lo veo alejarse, pero todavía hay una cosa que no está clara.
¿Cómo diablos vamos a encontrar a René? Está tan profundamente
oculto que ni siquiera yo sé cómo es el hombre. Todo lo que sé es
que la gente le tiene miedo y están haciendo cosas estúpidas para
asegurarse de que no le deben ninguna deuda.
—¿Cómo diablos vamos a encontrarlo, Archer? Nadie sabe cómo
es el hombre.
—Supongo que es hora de que vayamos de caza. —Archer sonríe
y continúa alejándose.
Capítulo 4
Celine
—¡Papá! ¡Vamos! ¡Levanta las manos!—grito a todo pulmón. La
multitud ruge, pero sé que me escucha. Lo que no sé es qué carajo
está haciendo. Mi padre es uno de los mejores boxeadores del
mundo, sin duda, y aquí está dejando que este hombre de segunda
categoría le llene la cara de puñetazos.
Lo veo mirarme y una profunda mirada de desesperación le
cruza el rostro. Por lo general, cuando está peleando, mi padre está
concentrado, sonriendo todo el tiempo. En este momento, parece que
odia lo que hace. Nunca lo he visto así.
—¿Qué estás haciendo, papá? ¡Defiéndete!—le grito. Cuando su
oponente lo golpea con un fuerte gancho de derecha, veo a mi padre
trastabillar hacia atrás. Sé que algo anda mal. Trato de salir
corriendo de mi asiento para poder llegar a donde está, pero la
seguridad me impide cruzar la línea.
—Déjame, tengo que ir allí. Algo anda mal. ¿No ves que algo
anda mal?—le grito al hombre, pero mantengo los ojos en mi padre.
A los treinta y siete años, mi padre prácticamente se había alejado de
los circuitos de boxeo tradicionales, pero encontró una nueva
multitud en el boxeo clandestino. Pagaban bastante bien, pero nada
como la bolsa que obtendría si todavía estuviera en el circuito
profesional. La mejor parte se debe a que aún no ha perdido una
pelea. Era el campeón indiscutible y ahora estaba peleando como si
fuera su primera vez en el ring.
Suena la campana indicando el final del tercer round, y veo como
mi padre camina lentamente hacia su esquina. No parece que esté
herido o confundido, solo se ve triste.
—¡Papá!—vuelvo a gritarle y cuando me mira a los ojos, puedo
ver que los suyos están llorosos. Parece que va a llorar. ¿Qué carajo
está pasando?
—Lo siento—modula con los labios antes de que vuelva a sonar
la campana y tenga que levantarse para el siguiente round.
¿Perdón? ¿Perdón por qué?
Su postura está completamente fuera de lugar, y ni siquiera tiene
la guardia alta. ¿Por qué deja la barbilla bien abierta? Veo que ni
siquiera está poniendo el mínimo esfuerzo como debería y sé por
qué pide perdón. Mi padre va a amañar esta pelea. Está perdiendo a
propósito.
—¡No! ¡No lo hagas, papá!—le grito y trato de abrirme paso de
nuevo a través de la seguridad. Otro guardia tiene que venir y tratar
de someterme ya que estoy luchando mucho. Observo a mi padre
lanzar un golpe ridículamente anunciado, pero antes de que pueda
siquiera hacer contacto con su oponente, el hombre se derrumba
dramáticamente en el suelo.
—¿Qué diablos? —Toda la multitud se queda en silencio.
Todos quieren saber la misma maldita mierda. ¿Cómo diablos el
hombre que estaba golpeando a mi padre durante toda la puta pelea
terminó en la colchoneta boca arriba?
—¡Buuuu!—comienzan a gritar y a despotricar todos porque
sienten que los acaban de estafar. Mi padre sigue siendo el campeón,
pero es muy obvio que el hombre al que supuestamente acaba de
noquear amañó la pelea.
Vuelvo a mirar a mi padre y ahora la mirada de tristeza es
reemplazada por una completa mirada de sorpresa, seguida de
miedo y pánico.
—¡Celine! ¡Malditamente no te muevas!—grita y salta por encima
de las cuerdas sin siquiera detenerse a quitarse los guantes o
limpiarse la sangre de la cara. Se abre paso entre los guardias de
seguridad que me retienen, me agarra las manos, y juntos
comenzamos a correr.
—¿Qué está pasando, papá? —Trato de sacar la mano de su mano
enguantada, pero consigue un mejor agarre y sigue tirando de mí.
—¡Mantén el ritmo, Celine! Joder, mantén el ritmo. La cagué.
¡Mierda! ¡Me la jugaron! Todavía estamos corriendo, y él está sin
aliento. Sin embargo, esto no tiene ningún sentido.
—¿Quién te la jugó? ¿Qué está pasando?—le pregunto, pero es
como si mis palabras le entraran por un oído y le salieran por el otro.
No se molesta en tratar de explicarme nada en este momento.
Cuando logramos salir, mi padre corre hacia el medio de la calle
frente a un taxi en movimiento. Antes de que pudiera detenerse del
todo, me está empujando en el asiento trasero. Recita una dirección y
el taxista sale disparado antes de que pueda respirar
profundamente.
—Por el amor de Dios, ¿qué está pasando, papá? —Me giro para
mirar al hombre con el que he pasado toda mi vida. Él me había
criado después de que mi madre falleciera. Era un padre adolescente
que no tenía nada que ofrecerme, excepto lo que podía lograr con
sus manos. La lucha había puesto comida en mi estómago. Nunca lo
había visto asustado. Ahora mira por encima de sus hombros como
si esperara que alguien saliera de las sombras.
—La cagué, Celine—repite.
—¿Qué diablos significa eso? ¿Cómo la cagaste, papá? Solo
háblame—lo insto.
—He estado apostando de nuevo. Sé que te dije que me
detendría, y lo estaba haciendo muy bien por un tiempo, pero me
metí hasta el cuello. Pensé que sería capaz de salir sin que lo
supieras, pero se puso malo.
Tomo unas cuantas respiraciones profundas y trato de mantener
la voz uniforme.
—¿Cuánto les debes, papá?
—Doscientos mil dólares.
Casi se me salen los ojos de las órbitas.
—¡Doscientos! ¡Qué mierda! ¿Cómo diablos? ¿Por qué? —No
podía entender cómo diablos se había endeudado tanto.
—No lo sé, bebé, lo siento muchísimo.
—Está bien. Está bien, podremos pagarlo. Tomará algún tiempo,
pero podremos pagarlo.
—Ese es el problema. Se suponía que debía perder la pelea. René
dijo que, si no perdía la pelea, él vendría por una forma de pago
diferente.
¿René? Incluso yo sabía que deberle a René era la peor
posibilidad. El hijo de René, Thomas, había estado tratando de estar
conmigo durante mucho tiempo, pero nunca le permití que tuviera
nada conmigo. Thomas era lo que me gusta llamar un debilucho. No
es que no tuviera masa corporal o fuera enfermizamente pequeño,
pero estaba segura que, si las cosas se ponían malas, él sería el
primero en llorar y correr hacia su papi. Si voy a estar con alguien,
será alguien que sepa que se hará cargo y no se asustará de una
pelea, incluso si sabe que no habrá nadie allí para salvar su culo.
—¿Cuál es el otro pago?
—No te preocupes por eso, no te preocupes. Me aseguraré de
obtener el dinero. Solo tenemos que esquivarlo un poco.
—¡Papá! ¿Cuál es el otro pago?—le pregunto de nuevo, el hecho
de que no me lo diga me pone nerviosa. ¿Tiene que ver conmigo?
¿Es por eso que estaba tan desesperado por llegar a mí después de
que terminó la pelea? El hombre solo ahora se quita los guantes. ¿De
qué mierda se trata esto?
—René te quiere para Thomas. Dijo que, si no perdía la pelea, te
tomaría como forma de pago.
Las lágrimas brotan de mis ojos, ¿cómo me pudo hacer eso? ¿Por
qué aceptaría tenerme como parte del pago de su deuda?
—Papá... ¿por qué? —Mi voz se quiebra con toda la emoción.
Sabía que me amaba, pero tal vez no era tanto como pensaba. El taxi
se detiene frente a nuestra pequeña casa y salimos. Papá todavía está
en los pantaloncitos de boxeo y sin camiseta. Los guantes ahora
atados juntos y colgando sobre su cuello.
—Luché con él, Celine. Luché para que eligieran otra cosa. Pero
no importaba, no había forma de que no fuera a perder la pelea.
Daría mi cinturón por ti un millón de veces. Ellos lo sabían y creo
que es por eso que el otro hijo de puta cayó antes de que pudiera dar
el golpe final. Me tendieron una trampa. —Sus ojos permanecen en
los míos mientras pasa la mano por mi cabello y mis mejillas. Está
tocando cada parte de mí como si pensara que voy a desaparecer.
No, no hay nadie que pueda decirme que mi padre no me amaba.
Sabía que lo hacía.
—Te tendieron una trampa, porque me quieren. Siempre se trata
del jodido Thomas. Ese bastardo de polla flácida.
—Por favor, deja de hablar de las pollas de los hombres—me dice
mi padre mientras se encoge, toma mi mano y me lleva hacia la casa.
Puede que tenga veintiún años, pero todavía se siente incómodo al
hablarme de chicos y esas cosas. Típico padre que no cree que nadie
sea lo suficientemente bueno para su pequeña.
—¿Qué vamos a hacer?—le pregunto mientras abre la puerta de
la casa, y entramos rápidamente.
—Solo tenemos que salir de la ciudad para…
La luz al otro lado de la habitación se enciende y, en la silla, veo a
René.
—Oh, no, por favor no me digáis que ya os vais a ir. Quiero decir
que eso sería de muy mal gusto, especialmente porque tuvimos un
acuerdo de caballeros. ¿No estás tratando de faltar a tu palabra,
verdad, Lex?
Mi padre me empuja bruscamente a su espalda. Estoy segura de
que quiere que huya, pero sé que si lo hago le dispararán. René no
tiene reparos en matar a nadie cuando se trata de su negocio. No hay
forma de que me dejara ir sin que mi padre pagara el precio.
—A la mierda con eso, jugaste conmigo. No hay acuerdo. Me
dijiste que me mantuviera de pie hasta el cuarto asalto, que lanzara
un golpe y dejara que contraatacara para noquearme. Eso es
exactamente lo que hice, pero tu hombre desplomó.
—Supongo que no conoces tu fuerza. —René se encoge de
hombros y se levanta de la silla que teníamos junto al sofá.
—¿Estás totalmente loco? No lo toqué. Se cayó solo.
—Ah, bueno, no sé qué decirte sobre eso. Pero la buena noticia es
que sigues siendo el campeón y estoy seguro de que habrá mucha
gente viniendo por ti para que tengas una oportunidad por el
cinturón.
—Me importa una mierda ese cinturón. Sabes que iba a perder
esa maldita pelea. No estuve de acuerdo con esto—gruñe mi padre y
da un paso amenazante hacia René.
—Me importa una mierda lo que ibas a hacer. Todo lo que me
importa es mi maldito dinero. La maldita deuda que tienes conmigo
y que vas a pagar de la manera que acordamos. Te dije que perdieras
la maldita pelea o tendría a tu hija para mi hijo. Se acerca el
cumpleaños de Thomas y se muere por tener la compañía de tu hija.
Realmente no será tan malo. Te lo prometo.
—¡Vete a la mierda, tendrás que matarme primero! —Mi padre se
abalanza sobre el hombre, pero dos guardias lo agarran de
inmediato. O al menos lo intentaron. Mi padre levantó las manos en
una postura perfecta.
Un rápido combo de tres golpes en la cara de uno de los guardias
es suficiente para noquearlo. Mi padre gira la cabeza hacia el
próximo guardia y procede a noquearlo también. No es hasta que
siento el frío acero presionando contra mi cabeza que me doy cuenta
de que mi padre no ganará esta pelea.
—¿Quizás necesites volver a evaluar qué carajo estás haciendo,
Lex?—dice René detrás de mí.
René es un hombre alto, por lo menos ocho centímetros más del
metro ochenta y tres. Tiene hombros anchos, cabello ondulado y una
barba perfectamente arreglada. Si no fuera por las vetas grises en sus
patillas, nunca hubiera sabido que era un hombre mayor. Tampoco
sentí ni un solo temblor en su mano. Estaba seguro de su decisión. Si
mi padre cargaba contra él, apretaría el gatillo. Me mantuve
completamente inmóvil mientras miraba la ira y la determinación
desaparecer de los ojos de mi padre. Sabía que tenía que parar. Sabía
que tenía que dejarme ir para que ambos saliéramos vivos de esta
habitación.
—Celine... —Mi nombre salió apenas en un susurro de la boca de
mi padre.
—Está bien papá, estaré bien, te lo prometo. Encontraré una
manera de salir de esto—le digo y le doy una pequeña sonrisa. Lo
necesito para mantenerse en marcha. Si iba a encontrar una manera
de sobrevivir a lo que Thomas había planeado para mí, necesito
saber que mi padre estará bien.
Parece que está resuelto a dejar que esto suceda, pero luego niega
con la cabeza y vuelve a intentar llegar a René.
—Por favor, dame otra manera. Déjala ir, ella no tiene nada que
ver con nada de esto. Te prometo que trabajaré el doble. Haré lo que
necesites que haga... si la dejas ir.
—Lo siento, mi Thomas ha sido lo suficientemente paciente. Será
un buen regalo de cumpleaños para él. Además, ya sabes cómo son
los jóvenes, pronto se cansará de ella. Volverá contigo en poco
tiempo. Solo déjalo que se divierta primero.
No puedo detener el gemido que sale de mi boca. ¿Divertirse?
Solo puedo imaginar cuál es su tipo de diversión. Estoy segura de
que Thomas está tratando de demostrarles a todos cuán hombre es
en realidad.
—Joder, no, por favor—llora mi padre por primera vez en mi
vida. Esto lo está destrozando.
—Sé fuerte, papá. —Intento que se concentre. Necesito que no
haga nada imprudente o loco para obligarlos a lastimarlo. Si lo
lastiman, no hay forma de que pueda sobrevivir.
—Creo que es suficiente vínculo familiar por ahora. Dile a tu
padre que lo verás más tarde. —René aleja el arma de mi cabeza y se
asegura de ponerla en un lugar donde no pueda alcanzarla.
—Mírame, papá. —Intento poner tanta fuerza en mi voz como
puedo. Claro, esto fue su culpa y era aterrador, pero eso no
significaba que no pudiera salir de eso. Era una mujer fuerte. Me
había enseñado a pararme sobre mis propios pies. Era una
luchadora. Cuando sus ojos empapados de lágrimas finalmente se
levantan para mirarme, digo—. Te veré más tarde. Asegúrate de que
todavía estás cerca, ¿me escuchaste?
Quiero que me prometa que va a estar bien. No quiero que lo que
está pasando aquí lo rompa. No quiero que se pierda solo porque
está sin mí por un tiempo. Debe mantenerse fuerte para que cuando
pueda salir, pueda apoyarme en él.
Se seca los ojos y se pone de pie.
—Ok, podemos trabajar en esto. Lo siento mucho, Celine... lo
siento mucho—se disculpa una y otra vez mientras René me da la
vuelta y salimos por la puerta. No tengo idea de adónde me está
llevando, pero estoy segura de que no va a ser a un paseo por el
parque.
Capítulo 5
Celine
En cuanto me meto en el elegante coche que está esperando a
René, sé que mi vida está a punto de cambiar para peor.
—¡Date prisa, perra!—dice uno de los guardias mientras trato
lentamente de llegar al lado opuesto del asiento. Me empuja a través
de éste con el pie.
—¿Qué carajo esperas que haga, volar?—le espeto. René me
agarra por el pelo y tira de mí.
—Oh, cariño, creo que necesitas aclarar algunas cosas. Será mejor
que te fijes con quién estás hablando. Ésta no es tu casa. No estás
hablando con uno de tus amigos. Te prometo que si mantienes la
actitud de tienes ahora, me aseguraré de que no te entreguen a mi
hijo en las mejores condiciones. Conoce tu maldito rol, eres una
mascota, nada más. —Me suelta el pelo y caigo al suelo del asiento
trasero del coche. No estaba acostumbrada a que alguien me pusiera
las manos encima y no tomar represalias.
Sin embargo, tengo que esperar mi momento. Tengo que superar
lo que sea esto, si quiero sobrevivir lo suficiente para volver a casa.
Conducen por un largo rato hasta que se detienen en una casa
sencilla de dos pisos. Es pequeña y agradable, excepto que, en el
interior, en lugar de los muebles normales y las chucherías, hay filas
y filas de suministros médicos. Es como una trastienda para los
médicos. Asumo que todo lo que sucede en esta casa es ilegal. René
camina frente a mí y me empuja hacia una puerta, pero no dice una
palabra.
—¿Qué es lo que quieres?
Me golpea con fuerza en la nuca como un padre lo haría con un
niño rebelde. Me hace hervir, pero no puedo reaccionar. Tengo que
jodidamente aceptarlo.
—No actúes ahora como una estúpida. Entra en la habitación—
me responde
Abro la puerta y en la habitación hay un hombre alto y rubio con
una bata blanca de laboratorio. Supongo que es doctor. Me mira una
vez, pero no hay más cumplidos.
—Quítate la ropa y súbete a la mesa. —Señala la mesa que parece
de plástico que está en el centro de la habitación.
—¿Por qué carajo me tengo que quitar la ropa? ¿Quién diablos
eres tú?— Retrocedo cuando me doy cuenta de que no me va a dar
privacidad en absoluto.
—Estás aquí para un examen, son de rutina. Desnúdate—repite el
doctor.
—No. No necesito un examen físico—respondo antes de que una
correa gruesa se conecte con mi trasero.
Caigo al suelo, gritando de sorpresa y dolor mientras observo a
un tranquilo René parado sobre mí con un cinturón envuelto
alrededor de su mano.
—No puedo creer que tenga que decirte esto otra vez tan pronto.
No eres más que una maldita mascota. Si. Él. Dice. Desnúdate.
Entonces. Desnúdate. Maldita. Sea. —Deja caer el cinturón sobre mi
piel mientras exclama cada palabra. Lloro y trato de alejarme de él,
pero me tira hacia atrás y continúa golpeándome. Después de lo que
se siente como una eternidad y estoy segura de que mi piel está
abierta por la paliza, se detiene—. Ahora, levántate y quítate la puta
ropa. Ya me estás haciendo perder jodido tiempo—me gruñe René.
Hago lo mejor que puedo. Me duelen tanto las piernas por los
golpes del cinturón que me caigo un par de veces antes de poder
levantarme y empezar a quitarme la ropa. Cuando me vuelvo,
puedo ver que René todavía está en la habitación.
Dudo por un segundo pensando que tal vez se vaya. Preferiría
estar sola para hacer este acto humillante que está exigiendo, pero se
queda.
—¿Crees que no voy a examinar los bienes después de gastar
todo ese dinero en ti? Quiero ver exactamente qué obtendrá mi hijo
por esa pelea que arruiné. —Se cruza de brazos y simplemente se
relaja contra el marco de la puerta.
Mi cuerpo tiembla ligeramente cuando me vuelvo hacia el
médico y me quito la ropa. Cuando no tenía nada más que mi sostén
y ropa interior, escuché a René soltar un resoplido.
—Entiendo la atracción. Aunque no es de mi gusto particular. —
Me giro en su dirección y él se encoge de hombros mientras gira y
sale de la habitación. Aparentemente, su parte del examen había
terminado.
—La ropa interior también—dice el doctor apartando mis ojos de
la puerta por la que acababa de salir René.
—¿Para qué?—le digo a través de mi mandíbula apretada.
—Muchacha, por favor, no me hagas llamarlo aquí. Si crees que
el cinturón fue malo, solo empeorará a partir de ahí. Solo haz lo que
te estoy pidiendo. Quítate todo. Esto es un chequeo completo.
Asiento y en ese momento puedo ver el cansancio en el rostro del
hombre. Los profundos círculos oscuros que están debajo de sus ojos
y la forma en que parece no tener energía para pelear conmigo.
Apostaría mucho dinero a que el doctor también está aquí en contra
de su voluntad. Que esto es un jodido pago de una deuda que tiene
que hacer.
—Está bien, cooperaré, pero ¿puedes decirme por qué sucede
esto? ¿Por qué quiere que me revises?
—Hubo una puta traída al círculo interno que tenía VIH. Se abrió
camino a través de muchos de sus hombres, algunos de ellos
contrajeron el virus mortal mientras que otros no. A partir de
entonces, a él le gusta asegurarse de que todos en su equipo gozan
de una salud ideal. Es obligatorio que todos se hagan la prueba. Al
menos una vez cada tres meses—responde el doctor y me subo a la
camilla completamente desnuda. Él agarra mi sostén y mi ropa
interior y los coloca en una bolsa de basura. Supongo que no los
recuperaré.
—También se supone que debo anotar cualquier marca de
identificación o deformidad que puedas tener. Cualquier cosa en la
que alguien pueda tener que hacer algún mantenimiento contigo—
continúa explicando mientras comienza la parte del examen físico
que pone a prueba mis capacidades neurológicas.
—¿Mantenimiento? No creo que esté aquí para un
mantenimiento. Una vez que Thomas se canse de mí, me dejará ir—
digo e incluso mientras escucho las palabras saliendo de mi boca, sé
lo jodidamente ingenua que sueno.
—Lo siento chica... una vez que estás adentro, estás adentro para
quedarte. —El médico termina esa parte del examen y saca un
electrocardiógrafo, me acuesta y me coloca los electrodos en el
cuerpo. Sabía que todo iba a volver en plena forma. Mi padre
siempre se aseguró de que tuviera la mejor atención. No creo que
haya pasado un año sin que me haya perdido un chequeo.
—Ok, todo eso se ve bien, ahora ven y pon tus piernas en los
estribos—. El doctor dice mientras lo veo lubricando un espéculo de
metal.
—Espera, no tengo ETS ni nada. Estoy limpia. Lo juro. —Tengo
miedo, porque no se sabe lo rudo que va a ser. Lo último que quiero
es que me revienten la cereza con un jodido espéculo.
—Tengo que hacer una prueba de Papanicolaou. —El doctor
resopla, claramente enojado porque una vez más le estaba haciendo
pasar un mal rato.
—Mira, sé que no me debes nada, pero puedes ser amable. Nunca
he…— Dejo que las palabras se apaguen y veo que su rostro se
ilumina después de un segundo con él captando la idea.
Deja el espéculo y toma uno más pequeño, lo lubrica y se sienta
en el pequeño taburete rodante entre mis piernas.
—Ok, déjame echar un vistazo rápido. Esto será rápido. —Es
todo muy incómodo, pero es honesto cuando dice que todo
y p q
terminará rápido. Toma algunas muestras de células y echa un
vistazo rápido, luego ha terminado.
—Gracias por eso—le digo sabiendo que esto podría haber ido
mucho peor.
—No me des las gracias. No he hecho nada más que lo que debo
hacer. Puedes volver a ponerte la ropa. —Se da la vuelta y se acerca
a un pequeño escritorio. Empaca los pequeños tubos de ensayo con
las muestras y toma notas en una pequeña carpeta.
Me apresuro a ponerme la ropa, sin las bragas, ni el sostén, y me
siento en la mesa. Espero que limpien esto antes de cada paciente. El
médico vuelve a levantarse con unos cuantos tubos más y otro kit.
Los coloca a mi lado en la mesa de examen y me encuentro
apartándome de él. Odio las malditas agujas.
—Tengo que sacarte un poco de sangre y habrás terminado. Esta
es solo la prueba rápida, pero la prueba de sangre será más
concluyente.
Asiento con la cabeza y espero a que haga lo que tiene que hacer.
Desliza el hisopo alrededor de mi boca varias veces antes de
colocarlo en un pequeño tubo, lo cierra de forma segura y agita la
solución de un lado a otro. Toma alrededor de cuatro tubos de
sangre y, al igual que antes, es tan gentil como puede ser.
—¿Cuál es tu nombre?—pregunto mientras saca el último tubo
de sangre.
—Guppie.
—¿Guppie? ¿Te gusta el pez?—digo con una sonrisa vacilante en
mi rostro.
—Sí, supongo que a mi madre no le caía bien. —Él se encoge de
hombros mientras la misma sonrisa vacilante trata de florecer en su
rostro.
—¿Estás aquí para coquetear con las perras o para trabajar?
Porque estoy seguro de que podemos encontrarte mucho más
trabajo que hacer si lo necesitas. —René se para en la puerta
mirando. Guppie se da la vuelta y se aleja de mí, sin siquiera
responder lo que le acaba de decir. No estaba coqueteando conmigo.
Solo estaba siendo amable, pero supongo que en la mente de René
eso es lo mismo.
—¿Dónde diablos están sus resultados? —René extiende la mano
y Guppie coloca la misma carpeta manilla en la que estaba
escribiendo en su palma.
René la abre y voltea la página.
—Mmm, ¿podrías creerlo? Mi chico se consiguió una maldita
virgen. ¡Qué apropiado! —René deja caer la carpeta en una de las
mesas auxiliares y se pasea hacia mí como un felino midiendo a su
presa—. Es una pena, tu padre podría haber conseguido mucho más
por ti. —Me agarra la cara por la barbilla, pero la arranco. Sé que no
debería estar peleando en este momento, pero no puedo evitarlo.
—Pero cada gema tiene sus defectos, ¿verdad? Vamos a tener que
vencer esa veta rebelde que tienes. No te preocupes, tenemos un par
de días antes del gran día de Thomas. Me aseguraré de que estes
totalmente recuperada—me promete René y me abofetea con fuerza
un lado de la cara.
Trato de no mirarlo. Aunque por mi vida, sé que lo que sea que
haya planeado me va a dejar todo, menos bien recuperada. De
hecho, estoy casi segura de que me va a dejar más destrozada que
nunca en mi vida.
Capítulo 6
Celine
Han pasado tres días desde la última vez que vi a mi padre.
Todos los días me despierto esperando que él irrumpa por la puerta
y me salve. Espero a que salte por la ventana como el maldito
Spiderman y me robe. Nunca sucede y cuanto más me quedo aquí,
más me doy cuenta de que él nunca podrá hacer eso. Hay demasiada
seguridad alrededor para que pueda hacer algo así. Tendría que salir
por mi cuenta o estaría atrapada aquí hasta que Thomas terminara
conmigo. Eso nunca sucedería ya que Thomas está completamente
obsesionado conmigo.
—¡Perra!
Ya me he acostumbrado tanto a la palabra que ni me molesta, ni
el hecho de que supiera que se referían a mí. Salgo a una pequeña
habitación donde René y algunos otros hombres están sentados,
bebiendo y fumando. Hay una mujer en medio del suelo
inconsciente y sangrando. No sé si está muerta o no, pero claramente
está cerca de estarlo.
Me lanzo hacia donde ella está y la toco, tratando de ayudarla.
—Me alegro de que parezcas tan interesada en ayudarla, dejó un
maldito desastre. Límpialo.
Cuando miro hacia abajo, me doy cuenta de que mezclado con el
charco de sangre también hay vómito y mierda. Debe estar muerta.
Estaba arrodillada en toda su inmundicia.
—¿Qué mierda? —Intento retroceder, pero René chasquea los
dedos para que le preste atención. Estoy empezando a darme cuenta
de las pequeñas señales y saber qué es lo que lo enoja. Es
sorprendente lo rápido que alguien puede aprender cuando se trata
de su supervivencia.
—Límpialo—me ordena.
Mi cabeza cae y pongo los ojos en blanco de manera que él no
pueda verme. No quiero que se dé cuenta de que nada de lo que
pueda decir es una falta de respeto.
Trato de pararme.
—¿No escuchaste lo que dije, perra?—me gruñe.
—Sí, te escuché. Solo necesito conseguir algo para limpiarlo.
—Usa tus malditas manos. —Una leve sonrisa cruza su rostro y
veo el desafío en sus ojos mientras espera que me defienda. No lo
haré. Sé que solo están buscando una excusa para golpearme. Hasta
ahora, he tenido suerte de que ninguno de ellos haya intentado
castigarme sexualmente. Iba a tratar de mantenerlo así.
Vuelvo a mirar hacia el suelo y la suciedad. Miro mis manos y no
puedo creer que esté a punto de hacer esto. Comienzo a usar los
bordes de mi mano y junto la mugre en una pila en el medio del
suelo. Hay una lata en la habitación que uso para meter la mugre.
No hay forma de que pueda quitar completamente el líquido del
suelo. Cuando tengo la mayor parte en la lata, lo miro para ver qué
otras tareas humillantes tiene él para mí.
—Te dije que lo limpiaras. —Me exige, apoyándose en el borde
de la silla.
—Lo hice. No puedo recoger nada más con mis manos.
—Usa tu camiseta entonces—sugiere uno de sus invitados
mientras toma un sorbo de su bebida y se ríe. Lo miro con una
mirada de incredulidad. Quiere que limpie esto con la única
camiseta que tengo. Cuando René ve lo molesta que esto me pone,
simplemente se ríe más fuerte.
Sacudo la cabeza y me la quito. No llevo sostén, así que mis tetas
están completamente descubiertas.
—Joder, René, ¿qué te puedo dar por ésta? Quiero arrancarle uno
de esos pezones de un mordisco—dice otro de los invitados y lo veo
inclinarse hacia atrás para palmear su polla descaradamente.
—Nah, ésta no está a la venta. Le dije a mi chico que le iba a
regalar algo especial para su cumpleaños y este pedazo de culo
virgen es algo que estoy seguro que le encantará. —René toma su
cigarro y le da una calada larga.
—¿Virgen?—dice el hombre.
—Ciento por ciento virgen certificada.
—¡Joder! Necesito esa mierda. —Uno de sus invitados se levanta
de su asiento, con una mirada salvaje y enloquecida en los ojos.
—Ejem. —René llama la atención de su invitado—. Ésta está
prohibida. Si me entero de que alguien la folla, me aseguraré de que
no vea el próximo amanecer. Déjala en paz. Mira, pero no toques.
—Oh hombre, siempre guardas lo mejor para ti—gime uno de los
hombres y aparta la mirada de mí.
—Eso es porque soy el jefe. —René se ríe mientras sigo limpiando
la mugre lo mejor que puedo. Al menos sé que no tengo que
preocuparme por eso. Aun así, no quiero relajarme ante este
conocimiento. A pesar de eso, no puedo evitar
a ser divertida.
Ella accede a ir. Tampoco hizo falta mucho para convencerla.
Estuvo de acuerdo en el momento en que le dije que todos
estaríamos allí y que nos aseguraríamos de que estuviera protegida.
Cuando le expliqué que le íbamos a dar a René la oportunidad de
cesar y desistir, se echó a reír. No lindas risitas femeninas, sino
carcajadas con la cabeza hacia atrás y las manos en la barriga. Ella
dijo que no tenía ningún problema en mostrarnos quién era, pero
que no sabía dónde estaba y tampoco creía que hablar sirviera de
nada. Ninguno de nosotros lo cree, pero a Archer le gusta asegurarse
de que hagamos todo de la manera correcta. Éste es su
procedimiento… cada cosa en su maldito lugar.
—¿Cómo carajo es que sabes acerca de esta mierda?—suelto a
través del micrófono en el casco hablando con Pirate. Sabía
exactamente dónde estaría René esta noche. Aparentemente, hay
una gran pelea.
—¿Estás bromeando? ¿Sabes cuánto dinero se está gastando en
esta pelea? Siempre sé dónde está el puto dinero. —Pirate olfatea
como si pudiera oler el dinero en el aire a pesar de que todos
montamos lentamente por las calles secundarias de Bataria Drive.
—Oís, dejaos de jodidas charlas y mantened vuestros malditos
ojos bien abiertos—ladra Archer en el micrófono y todos nos
callamos. No había nadie en el mundo que pudiera decir que Archer
no podía liderar un jodido grupo.
Archer, yo, Shyne, Pirate, Bones y Gator estamos en nuestras
motos, mientras que nuestros dos prospectos, Clay y Mark, están en
el automóvil con Celine detrás de nosotros.
—Puta mierda—dice Shyne cuando nos detenemos en el gran
estacionamiento. No había ninguna razón para que fuéramos
silenciosos. Hay tanta maldita gente aquí que nadie se habría fijado
en nosotros. Me resulta incomprensible cómo la policía no vino a
revisar esta mierda. Es como si ni siquiera quisieran admitir que algo
así estaba sucediendo cuando tenían las malditas luces encendidas
en su patio trasero.
—Archer, si las cosas salen mal, no tenemos muchas salidas—
dice Bones cuando nos detenemos. Miro hacia el coche tratando de
atrapar la mirada de Celine. Ella está mirando en ambas direcciones.
—Copiado—dice Archer al otro lado de la línea.
Vamos a necesitar acercarnos más, pero esto es lo más cerca que
quiero que esté Celine. No quiero que ninguno de ellos la vea.
—Jameson, mira si Celine puede señalarte dónde está—dice
Archer mientras mantiene la moto al ralentí.
—Sí.
Todo el estacionamiento está cubierto con luces brillantes para
que las personas en el centro sean completamente visibles. Hay
muchos coches estacionados, por lo que hay algo de cobertura.
Excepto que no estoy seguro de poder poner a Celine en una
posición en la que pueda decirnos si uno de los hombres es René.
Tenía una idea de quién era, pero necesitábamos estar seguros.
Salto de la moto y corro hacia su puerta. Cuando la abro, ella
rápidamente trata de salir, sabía para qué estaba aquí.
—Espera. —Extendí una mano para mantenerla en el coche.
—¿Qué ocurre?
—No voy a dejar que vayas hasta allí. Si te pongo detrás de uno
de los coches, ¿crees que podrías ver desde aquí? Prefiero que te
quedes lo más lejos posible.
Se muerde el labio por un segundo.
—¿Quién te va a cuidar la espalda?
Ajá. No esperaba que estuviera preocupada por quién me está
cuidando las espaldas, pero supongo que tiene sentido. Quiero decir,
soy lo único que tiene que está cerca de un aliado y si soy herido,
ella está sola otra vez.
—No te preocupes por mí cariño, voy a estar bien. —Agarro su
mano y nos mantenemos a cubierto, pero la acerco a otro automóvil
que tiene una línea de visión clara hacia el área principal donde se
llevan a cabo las peleas.
—Ese, con el traje gris—dice ella inmediatamente.
—Ok, eso es lo que pensé, vamos, volvamos al coche. —Me
apresuro y la vuelvo a subir al coche.
—Mark, Clay quedaos aquí con ella—ordeno a los prospectos.
—Espera, ¿no crees que deberías quedarte atrás? ¿O a mitad de
camino? —Celine mira a su alrededor de nuevo, con los puños
apretados y la tensión subiendo por sus músculos tensos.
—No puedo, tengo que entrar, pero puedes hablar conmigo a
través del sistema de comunicación del automóvil, todos tenemos
receptores en los oídos. Así que, si algo está pasando, háznoslo
saber. —Espero que esto sea suficiente para ella, porque es todo lo
que puedo hacer ahora.
Ella asiente una vez y me dirijo hacia Archer. No sale del coche,
pero me mira mientras me acerco al peligro.
—El de gris—le hago saber a Archer cuando me acerco detrás de
él.
—Está bien, vamos todos.
Dejamos nuestras motos estacionadas y caminamos hacia la zona
densamente poblada.
—¿Qué diablos es esto?—pregunta Shyne.
Cuando miro alrededor, veo un grupo gritando. Hay un grupo de
tipos en una pelea tipo Royal Rumble1, todos golpeándose y
pateándose entre ellos. Esto no es solo un golpe hasta que estás fuera
del espacio, están golpeando a las personas hasta la muerte.
—Él no va a querer hablar, Archer. Este hombre está loco—le
susurro y trato de retroceder.
—Jame-th-st-beh…
Hay algo de estática entrando por el auricular, pero no puedo
distinguirlo.
—¿Celine?—susurro, pero no escucho nada en respuesta—.
¿Clay? — Cuando no escucho nada, miro hacia donde está Archer—.
Algo está pasando. — Él también está presionando el auricular
contra su oído. Tampoco puede entender lo que está pasando.
—Vuelve allí. —Archer se endereza un poco más de lo que
debería y todos vemos la única marca que dice que estamos
jodidos… un punto rojo brillante.
—¡No!—grita Shyne y se lanza hacia Archer. En el momento en
que caen al coche, la ventanilla detrás de ellos estalla. Una bala
cortando el aire a solo unos centímetros de donde estaba Archer.
Estos cabrones nos estaban disparando.
—¡Joder, volved! —Archer evalúa rápidamente la situación, pero
esta vez se asegura de mantenerse a cubierto.
Todos retrocedemos, pero si saben que estábamos escondidos
entre todos estos coches, entonces es muy probable que ya sepan que
Celine está aquí.
—Maldita sea, Celine, respóndeme. —Intento acelerar el paso,
pero antes de que pueda dar otro paso, una bala rebota en la parte
trasera del coche en el que estoy apoyado.
—A la mierda esto, abrid fuego. —Archer se pone a cubierto y
comienza a buscar a cualquiera de los tiradores.
—¡Es una maldita emboscada!—grita Bones y dispara un par de
veces.
Estos bastardos nos estaban rodeando.
—¡Jameson! —Una Celine distorsionada llega a través de mi
auricular, pero no puedo moverme. Si le pasa algo, no creo que
pueda perdonármelo. Yo hice esto. Quiero correr hacia donde está,
pero todo lo que puedo hacer es luchar para salir de esto.
Capítulo 12
Celine
Trato de mantener mis ojos pegados a la espalda de Jameson,
pero pronto entran y salen de los coches estacionados y no puedo
seguirlos.
—Relájate, ellos saben lo que están haciendo—dice el que creo
que llaman Clay.
—¿Relajarme? ¿Estás bromeando? ¿Crees que solo porque tienen
una pelea en un estacionamiento estos hijos de puta no saben lo que
están haciendo? René no es alguien a quien quieras subestimar. —
Pongo los ojos en blanco y trato de localizar de nuevo dónde está
Jameson. No quiero pensar que su líder no sabe lo que está
haciendo. A pesar de eso, tengo la sensación de que no conoce qué
tan serio es René con su negocio. Cuando Jameson me dijo que
Archer quería hablar con el tipo, quise decirle que de ninguna
manera René lo escucharía. Tiene visiones de gobernar todo lo
clandestino. No hay forma de que retroceda solo porque alguien se
lo pida. No importa qué demostración de fuerza hagan.
—¿Dónde están?—siseo más para mí que para cualquier otra
persona.
—A las diez en punto—dice el que llaman Mark.
—¿Qué?
—Arriba a la izquierda. —Señala y mis ojos siguen su dedo.
Me sorprende encontrar que estoy aliviada. Jameson puede ser
un poco rudo, pero sé que está siendo sincero conmigo. Quiere
ayudarme. En un mundo lleno de personas que solo se cuidan a sí
mismas, encontré a Jameson en el momento en que más lo
necesitaba.
—Ok, bien. Ahora, ¿qué están haciendo?—pregunto a los tipos en
el asiento delantero. Jameson y el resto de ellos parecen estar
acurrucados. Era como si no quisieran avanzar. La pelea continuaba.
René todavía estaba parado allí. No puedo verlo nítidamente, pero
puedo identificarlo.
—Ellos deben estar viendo algo que no les gusta. Archer no va a
entrar en algo para lo que no sienta que estamos preparados. Es
inteligente—lo elogia Mark.
Mis ojos se mueven más a la izquierda, lejos de la pelea que está
ocurriendo en el estacionamiento brillantemente iluminado. Algo se
mueve, muchos algo.
—¿Puedes ver eso, Mark? Algo se está moviendo por allí. ¿Ellos
pueden verlo? —Sé que ponerme nerviosa no va a servir, pero tengo
que advertirles.
—Mierda, eso no está en su línea de visión. Están demasiado
juntos. Maldición. —Clay presiona un botón que activa el sistema de
comunicación que todos tienen conectado.
—¿Archer? ¿Puedes oírme, Archer? —Nada. Nadie responde.
—Oh, no. —Giro la cabeza hacia el extremo derecho y veo más
gente entrando. Están atrapados, alguien debe haberlos visto llegar.
—Tenemos que entrar, Mark. ¿Puedes llegar a ellos?—dice Clay y
saca un arma.
—¿Qué carajo están esperando? ¡Id jodidamente ahí y ayudadlos!
—Esto no estaba sucediendo lo suficientemente rápido. Ellos estaban
sentados allí hablando de lo que debería suceder. Cuando deberían
estar fuera del coche y corriendo para ayudar a Jameson. Ayudar a
sus hermanos.
Abro la puerta del coche, pero antes de que pueda dar un paso,
alguien se acerca y me empuja hacia atrás en el asiento por la
garganta.
—¡Mierda! ¡Suéltame! —Trato de gritar, pero todo parece
ahogado.
—¡Vete a la mierda! —Clay se vuelve para ayudar, pero hay
alguien más en su ventanilla sacándolo y otro del lado de Mark.
—¿Quieres ver esto? René va a estar muy feliz de que Thomas
reciba su regalo después de todo. Sabíamos que volverías, perra—
gruñe el hombre mientras se presiona contra mí en el asiento trasero.
Era el mismo hombre en el maldito ferry de anoche. El que me había
dicho sobre lo que le gusta hacer a Thomas con las mujeres que le da
su padre.
Golpeo mi cabeza hacia adelante y conecto con su rostro. Se
detiene y se agarra la cara.
—¡Mierda! ¡Debería matarte por esta mierda!—ladra, pero está lo
suficientemente lejos de mí como para poder arrastrarme debajo de
él. Hago exactamente eso y me deslizo hacia la puerta opuesta.
Cuando mi cuerpo cae al suelo fuera del coche, escucho un disparo y
el hombre que sostenía a Mark se desploma.
—¡Mierda! ¡Espera, Clay! —Mark salta sobre el capó del coche,
todo muy al estilo de una película de acción, el arma que usó para
matar al hombre todavía está en sus manos. Me meto en el coche y
presiono el botón que nos permite hablar con el resto de los
hombres. Grito por Jameson, pero no escucho nada a cambio. Clay y
Mark luchan contra los dos hombres que están en el vehículo.
Agarro un arma que uno de los guardias había dejado caer al suelo y
corro en la dirección en la que vi por última vez a Jameson y al resto
de los hombres. Están inmovilizados ahí, en un pequeño semicírculo
que se cierra sobre ellos. No durarán mucho en la posición en la que
se encuentran. Puede que no sea la mejor tiradora, pero puedo
apuntar y saber qué extremo del arma es el peligroso.
Apunto a la espalda de uno de los guardias y aprieto el gatillo. La
bala da en el blanco, aunque no es un disparo letal. Es suficiente para
que algunas de las armas que estaban apuntando a los tipos se
vuelvan hacia mí. Es una apertura. Encuentro otro guardia al que
puedo disparar. Esta bala no da en el blanco, simplemente rebota en
el coche que está justo al lado de él. Él también se vuelve hacia mí.
—¡Volvamos a las malditas motos! ¡Ahora!—oigo gritar a Archer.
Vuelan más balas, pero ahora me doy cuenta de que todas me
apuntan. Me tiro al suelo y me cubro la cabeza lo mejor que puedo.
Grito y espero a que las balas se detengan, pero parece que nunca lo
hacen.
Me giro para ver a Mark y Clay, están disparando y tratando de
alejar a los pocos guardias que quedan del resto de los muchachos.
Está funcionando. Escucho pasos que se acercan a mí y cuando
miro por la esquina, veo a todos los hombres de los Wings of Diablo
dirigiéndose hacia sus motos.
—¡Vamos! —Jameson se detiene justo a mi lado y me sienta en la
parte trasera de su moto antes de salir corriendo del área.
Mark y Clay regresan al coche y nos siguen. Para cuando
regresamos a la casa club, no puedo dejar de temblar. Apenas espero
a que Jameson se detenga por completo antes de saltar de la moto y
correr a la habitación que me dejaron tener. No escapé de una
situación peligrosa para regresar a otra. Mi padre me había
enseñado algo mejor que esta mierda. ¿Qué mierda estaba haciendo
yo aquí?
—Celine, espera. —Jameson corre detrás de mí. Me duele la
pierna, pero no disminuyo la velocidad. Me siento como una maldita
idiota.
—No.
—¿Qué diablos quieres decir con no? —Me agarra antes de que
entre en la habitación.
—¿A qué diablos crees que me refiero? Dije que planeaba volver
con mi padre esta mañana, pero en lugar de eso, te dejé
convencerme de seguir con este estúpido plan. Te dije que él no te
escucharía. Te dije que no era ese tipo de hombre, pero tu gente
insistió. Pasé la última hora preocupándome de que me dispararan
en la cabeza. No necesito ese tipo de estrés. Así que no, no voy a
reducir la velocidad. Voy a recoger lo que tengo aquí y voy a ir a
algún lugar donde me sienta segura, con personas que se
preocuparán por mi seguridad. —Me giro y trato de abrir la puerta
de la habitación. Mi rodilla se dobla ligeramente y siseo de dolor.
—¿Qué ocurre?—pregunta Jameson, pero no respondo.
¿ p g p p
Doy otro paso y pasa lo mismo. Debo haberme torcido la rodilla.
Ahora que estoy bajando de mi subidón de adrenalina, siento todo el
dolor.
—¿Qué ocurre?—me pregunta de nuevo, pero esta vez su voz es
más fuerte que antes. No me está gritando, pero puedo decir que no
quiere ser ignorado.
—Nada, solo me lastimé un poco la rodilla o eso creo. Estoy bien.
—Me inclino un poco y trato de masajear el dolor de mi pierna.
Escucho un gruñido. Pero antes de que pueda volver a enderezarme
para preguntarle qué había dicho, ya me tenía en sus brazos y me
estaba llevando a la habitación.
—¿Ella está bien?—pregunta Archer desde dónde está parado en
el área principal del club. Todo el mundo está conmocionado. Me
siento un poco como una imbécil ahora que me doy cuenta de que
estoy siendo egoísta. Todos estaban en la misma maldita posición.
Podrían haberlos matado a todos junto conmigo. Peleando mi
maldita pelea.
—Sí, me encargo—responde Jameson antes de llevarme a la
habitación y patear la puerta para cerrarla detrás de nosotros. Me
coloca en la cama y se cierne cerca de mí—. Déjame ver.
—¿Qué?—pregunto e inclino mi cabeza hacia un lado. ¿Qué está
pidiendo ver? No hay nada que él pueda ver.
—La rodilla, muéstramela.
—No puedo subirme estos leggins por la pierna—explico.
—Entonces, quítatelos. Quiero ver tu pierna. —No me da la
opción de decirle que no. Podría pelear con él, pero sé que no
importa lo que diga, no cederá. Estoy acostumbrada a poner a
prueba a todos los que me rodean. Por lo general, soy quien tiene el
control y el mando sin importar lo que esté sucediendo, pero la
dominación de Jameson me hace caer en un papel de sumisión. Es
jodidamente molesto, pero intrigante.
—De acuerdo.
Me pongo de pie, pero mientras lo hago mi rodilla se dobla de
nuevo y termino cayendo hacia adelante. Jameson está ahí para
atraparme antes de que pueda caer de cara al suelo. Mi pierna debe
estar más estropeada de lo que creo. Dejo que mis manos agarren
sus brazos y, en contra de mi buen juicio, aprieto ligeramente sus
bíceps. El hombre es enorme con cabello oscuro, ojos oscuros, barba
desaliñada y músculos por todas partes. No creo que haya un lugar
blando en su cuerpo. Sus ojos son intensos, cuentan toda una historia
que estoy deseando escuchar. Sus manos me agarran con seguridad
y su piel callosa raspa contra la mía suave.
—¿Lo tienes?—pregunta con la voz más suave.
—Sí, lo tengo. Gracias. —Salgo de su abrazo y rápidamente
deslizo mis dedos en la cinturilla de las medias que me dio para
bajarlas. No tengo ropa interior, pero no es la primera vez que me ve
desnuda.
Me empuja sobre la cama y agarra la sábana para cubrir mi coño
expuesto.
Levanta mi pierna y esos dedos ásperos que acababa de tratar de
memorizar en mi brazo se deslizan sobre mis piernas. Presiona
ligeramente mi rodilla y me estremezco por el dolor.
—No creo que esté roto o algo por el estilo. Tal vez solo un fuerte
moretón—dice antes de soltar mi pierna.
—¿Qué, ahora estamos jugando al doctor? ¿Puedo examinarte yo
esta vez? —Me río al pensar en el juego que solía jugar cuando era
niña.
—Eres libre de examinarme cuando quieras, cariño. —Me lanza
una media sonrisa y tengo que contenerme para no abalanzarme
sobre él. Mierda, este hombre es probablemente la persona con
mayor carga sexual con la que he estado en contacto en mi vida. Sin
embargo, tenía que mantener mis ojos en el premio. Tenía que
asegurarme de no distraerme con este atractivo hombre con todo su
encanto. Me pongo de pie para tener algo de distancia entre
nosotros, asegurándome de subirme los leggins en el proceso.
—Lo siento, eso no está sucediendo. —Cruzo los brazos sobre el
pecho y trato de dar un paso atrás—. ¿Vas a volver a tu habitación
ahora o qué?
Un golpe en la puerta rompe la tensión en la habitación. Cuando
giro la cabeza para ver quién es, hay una mujer delgada parada allí.
Sus ojos están muy abiertos y hay una salpicadura de pecas a lo
largo de sus pómulos altos.
No sé quién es ella. El hecho de que todavía no había visto a otra
mujer en este lugar me inquietó desde el principio.
—Daria, ¿qué haces levantada tan tarde, nena? —Jameson se
acerca y la besa en la mejilla. Tal vez esta es su mujer. No puedo
evitar los celos que cobran vida en mis venas. ¿Por qué diablos estoy
celosa en primer lugar?
—Oh, sabes que no puedo dormir cuando estáis fuera. Tenía que
asegurarme de que él llegara bien a casa. ¿Te importa si hablo un
poco con ella? También tengo algunas cosas para ella. —Muestra sus
manos llenas de ropa y algo de comida. Cosas que necesito
desesperadamente en este momento. Especialmente esa comida.
—Sí, iré a ver a Archer. Avisadme si necesitáis algo, muchachas.
—Jameson me lanza una mirada y sale de la habitación tan rápido
como entramos.
—Lo siento, te juro que no pasaba nada. —Ella debe estar
queriendo patearme el culo. Sé que si una chica se sentara desnuda
frente a mi hombre, estaría más que un poco molesta.
—¿Eh?—pregunta ella.
—Solo me revisaba la rodilla, no pasaba nada más.
Se ríe un poco antes de venir a sentarse a mi lado.
—Incluso si algo estuviera pasando, no es de mi incumbencia. —
Ella me sonríe y me entrega el plato de comida.
—Espera, ¿qué quieres decir? Pensé que Jameson era tu hombre.
—No, en lo más mínimo. Estoy casada con Archer. Jameson es
solo mi hermano. Por cierto, soy Daria. —Extiende la mano y tengo
y y g
que dejar el plato para estrecharla
—Oh, encantado de conocerte. Soy Celine.
—Entonces, ¿qué tan malo fue? —Entrecierra los ojos y se
muerde la comisura del labio como si estuviera esperando que le
diera malas noticias.
—Fue lo peor que he experimentado, puedo decirte eso. —Aparto
la mirada por un segundo, antes de preguntarle—. Si Jameson no es
tu hombre, ¿qué pasa con los apodos cariñosos? ¿Nena?. —No sé por
qué me importa tanto, no es asunto mío.
—Oh, Jameson está lleno de encanto. Todo el mundo es su nena.
—Ella me sonríe—. Él es así con todas, aunque tengo que decir que
es diferente contigo.
¿Diferente? ¿Cómo?
—¿De qué estás hablando? Él no me está tratando diferente.
—Oh, no lo ves, pero todos lo hacemos. La vacilación, la
protección, la confianza, ninguna de esas son cosas que Jam regala
fácilmente. Puede parecer un verdadero pez frío, pero realmente se
está calentando contigo. Incluso apostaría a que el hombre está un
poco enamorado de ti.
Ahora es mi turno de reírme.
—Absolutamente no. Soy una carga para él. Claro, está haciendo
lo que tiene que hacer para mantenerme a salvo. Pero estoy segura
de que preferiría estar en otro lugar haciendo cualquier otra cosa en
este momento.
Se levanta de la cama y deja la pila de ropa allí para mí.
—No puedo estar en desacuerdo contigo en eso. Solo creo que tal
vez le gustaría estar haciendo algo más en este momento mientras tú
estás con él.
Abro la boca para replicar, pero ella levanta la mano para
detenerme.
—Entiendo que no lo veas, pero ten cuidado con él, está bien. La
última mujer en la que confió lo hizo pedazos. No le hagas eso, ok. Si
los sentimientos no son mutuos, díselo y no lo compliques.
No sabía de dónde estaba sacando su información. No hay forma
de que tenga ningún tipo de sentimientos por mí además de enojo y
molestia. Aunque no quiero discutir con ella. Está tratando de
ayudarme, así que lo mínimo que puedo hacer es ser amable con
ella.
—Está bien, haré lo mejor que pueda. —Le sonrío y ella me la
devuelve antes de marcharse. Podía decirle una pequeña mentira
piadosa si eso la tranquilizaba.
Capítulo 13
Celine
Paso el resto de la noche demasiado excitada para dormir. Me
duele la rodilla, pero me obligo a caminar de un lado a otro en la
pequeña habitación para luchar contra el dolor.
Camina hasta que te sientas mejor, Celine.
Ese era el eslogan de mi padre cuando era una niña y me
lastimaba. No era muy consentidor y como mi madre no estaba, me
enseñó a ser fuerte. No había una sola lesión que no hubiera tratado
de quitarme caminando. Después de tres o cuatro docenas de rondas
caminando, el dolor ha disminuido un poco.
—¿Qué estás haciendo?
Salto cuando me doy cuenta de que la puerta está abierta y
Jameson me está mirando.
—¡Que carajo! —Mi mano golpea instintivamente mi pecho como
si fuera a evitar que se me salga el corazón—. ¡No aprendiste la
lección la última vez! ¡Golpear!—le gruño dejando caer la mano a mi
costado. Por suerte esta vez no estoy desnuda, llevo puesto el
conjunto de pijama que Daria me había dejado. Es mucho más
cómodo que lo que Jameson me había dado para usar.
—Bueno, sabía que estabas despierta, porque sonaba como si
estuvieras tratando de despertar a los muertos con tu caminar sin
parar. ¿Alguna vez te quedas quieta o es algo que no has aprendido?
Maldita sea, ni siquiera pensé que alguien me escucharía, pero
creo que lo he estado haciendo desde hace un tiempo.
—Lo siento. No puedo dormir. Me siento un poco ansiosa—
admito a pesar de que solo decir las palabras es suficiente para que
mire hacia el suelo. No me gustaba sentirme débil o vulnerable.
—¿Te sentirías mejor si duermo aquí contigo?—pregunta con su
rostro completamente desprovisto de cualquier humor. Por
supuesto, pensaría que solo estaba tratando de entrar en la misma
habitación que yo para poder meterse en mis bragas. Excepto que
puedo ver en su rostro que solo quiere que me sienta cómoda, tener
sexo conmigo es lo último que tiene en mente en este momento. Se lo
agradezco, porque tiene razón. Me sentiría mucho más segura si
estuviera con alguien en quien confiara.
—Sí—digo en un suspiro.
Él asiente una vez y vuelve a su habitación. Regresa unos
segundos después con una manta y una almohada. Dejándolos en el
suelo, me da la espalda. Puedo ver las grandes manchas azul oscuro
en su espalda. Deben ser moretones de la pelea de esta noche.
—Puedes dormir en la cama conmigo. —Mis ojos se abren como
platos, nunca he dormido en una cama con ningún hombre además
de mi padre antes en mi vida. Sé que solo le estoy diciendo que
puede dormir en la cama conmigo, porque no quiero que se lastime
más. Aun así, la facilidad con la que esas palabras salieron de mi
boca es asombrosa.
—Estaré bien en el suelo. —Continúa extendiendo la manta. Él no
se va a rendir. Parece que todo lo que sucede entre nosotros dos es
una lucha por el poder. Sin embargo, ésta es una pelea que estoy
segura de que no voy a perder. No le voy a dar la oportunidad.
—Malditos hombres, nunca escuchan—murmuro por lo bajo y
me dirijo hacia donde había dejado sus cosas. Recojo su almohada y
la tiro sobre la cama, frente a mi lado. La cama no es muy grande,
solo tamaño Queen. Sin embargo, es lo suficientemente grande para
que los dos podamos dormir cómodamente.
—Métete en la cama, Jameson. No es necesario que duermas en el
suelo.
Él suspira y se dirige hacia la cama.
—Lo que sea… solo deja de caminar de un lado a otro antes de
que te lastimes más la rodilla de lo que ya lo estás haciendo—
murmura él antes de dejarse caer en la cama y palmear el colchón
para que pueda unirme a él. Me rindo y hago lo que me pide. Me
acuesto boca arriba sintiéndome rígida. Estoy tan incómoda que no
me duermo. En cambio, solo escucho su respiración lenta mientras
se queda dormido y lo envidio.
Aprovecho esta oportunidad para darme la vuelta y mirarlo. Es
verdaderamente un hombre hermoso. Sus rasgos oscuros están
completamente relajados mientras duerme semi-pacíficamente. Ojalá
pudiera entrar en su cabeza y averiguar por qué se esfuerza tanto.
Me refiero a que ya podría haberme soltado. Había llegado al límite
de donde la mayoría de los buenos samaritanos habrían ido, pero en
lugar de eso, tomó mi lucha como propia. ¿Por qué? No me conoce.
Tampoco conoce a mi padre. Todo lo que sabe es que necesito ayuda
y está dispuesto a dármela. Él es igual con el resto de las personas de
su club, dispuesto a hacer lo que sea necesario para ayudarlos. Es tan
raro que encuentres a alguien de este calibre hoy en día.
—No, abajo... joder—gime y puedo ver el comienzo de una
pesadilla. Sé lo que va a pasar si lo dejo ir por este camino. No quiero
despertarlo sobresaltado, pero tampoco quiero que su puta mano
vuelva a rodearme el cuello. Froto una mano por su brazo y trato de
sacudirlo para que se despierte, pero no hace nada. Pongo un poco
más de fuerza en mis movimientos, pero todavía no se despierta.
Muevo mi mano hasta la nuca y tiro ligeramente de la pequeña
cantidad de cabello allí atrás con una mano mientras uso la otra
mano para sacudirlo de nuevo. Tal vez si combino un poco de dolor
con una sacudida, lograré que se despierte.
—Jameson, despierta, estás teniendo una pesadilla.
Jameson jadea y sus ojos se abren. Su mano se envuelve alrededor
de mi cuello, pero esta vez en la parte de atrás. Me tira hacia abajo y
me besa suavemente en la boca. Un pequeño chillido sale de mi
garganta, pero no me alejo. Siempre me he apartado cuando alguien
me ha besado. He tenido muchos novios en el pasado. Por lo
general, ninguno de ellos pasa una o dos semanas antes de que
rompamos y una de las razones principales es que nunca hay chispa.
Un suave beso de Jameson es suficiente para que una ráfaga de
electricidad recorra todo mi cuerpo, diferente a cualquier cosa que
haya sentido antes.
No sé cómo responder más que dejar que me bese. Una parte de
mí tiene miedo de que, si trato de moverme o algo así, el hechizo se
romperá.
Me besa de nuevo. Un gemido sale de su boca y no puedo evitar
mi propio gemido en respuesta.
Siento sus pestañas aleteando contra mi piel y él sacude su cabeza
hacia atrás,
—Oh mierda, Celine. Lo siento. Estaba dormido. No era mi
intención.
No era su intención, probablemente ese fue el mejor beso que he
tenido en mi vida y me está diciendo que no fue su intención
besarme. Voy a llamar una mentira a eso. No sé qué está pasando
con nosotros o si algo está pasando por su parte. Sin embargo, no
hay forma de que yo sea la única que sintió esa chispa.
Inclino mi cara hacia abajo y presiono mi boca contra la suya,
besándolo tan suavemente como me estaba besando él hacía un
segundo. La piel de gallina estalla en mis brazos cuando la misma
electricidad que había sentido momentos antes comienza a
atravesarme.
Si no sentía nada, entonces podría alejarse. No se aleja.
Su mano agarra mi nuca y me acerca a él, los suaves besos se
convierten en besos agresivos y necesitados. Lo empujo hacia abajo
tratando de ponerlo en la posición que quiero, pero rápidamente
gira y me tira debajo de él. Agarra una pierna y la levanta sobre su
cadera, la tela suave no hace nada para amortiguar la sensación de
su polla dura contra sus pantalones de dormir. Estoy tan
sorprendida cuando mis caderas comienzan a moverse por su
cuenta. Dios, quiero más de él. Esto está pasando tan jodidamente
rápido. Quiero tomar el control, es solo mi manera. Mis manos se
extienden sobre su piel, los músculos de sus hombros y espalda
giran con cada uno de sus movimientos. Froto ligeramente las
manos, solo para ver si puedo hacer que gima como lo hizo antes.
Suelta un suspiro de dolor, deja de besarme por un segundo y un
gruñido profundo vibra en su pecho.
—¿Sabes lo que estás haciendo, cariño? —Su voz es áspera y toca
una cuerda muy dentro de mí. Comienza una quemadura que sé que
él va a poder apagar.
—Ni idea. ¿Estoy haciendo algo? —Mis caderas se mueven hacia
él de nuevo y sus ojos se cierran en algo que parece cercano a la
agonía. A pesar de eso los sonidos que salen de su boca me hacen
creer que le gusta.
—Maldición no juegues conmigo. —Sus ojos se abren y me
inmovilizan contra el colchón. Estoy jugando un juego que nunca
antes había jugado y, por más divertido que sea, sé que no estoy
lista.
—Bien, si no quieres jugar, no jugaremos. —Me encojo de
hombros y desvío la mirada como si ya no estuviera interesada en lo
que estábamos haciendo, incluso si mi cuerpo me grita que continúe.
No llegué a los veintitrés siendo virgen si no fuera capaz de lidiar
con las tentaciones. Tendría que encargarme yo misma de las cosas
en la ducha.
—Esa es una buena elección. Tenemos que mantener la cabeza en
orden hasta que descubramos qué está pasando. —Suena como que
lo está diciendo más para sí mismo que para mí, así que no
respondo. Estoy segura de que cualquier cosa que salga de mi boca
en este momento sería más una rabieta que algo que se consideraría
inteligente. Me doy la vuelta hacia mi lado un poco insegura de lo
que se supone que sucederá a continuación. Envuelve su brazo
alrededor de mi cintura y me tira contra él. Su cuerpo amoldándose
al mío y su forma de decirme que no está enojado porque he elegido
no seguir adelante.
—Problemas—murmura antes de que escuche que su respiración
se equilibra y se vuelve a dormir. Sonrío ante la idea de que soy
quien se está metiendo debajo de su piel. Puede que éste no sea el
juego al que estoy acostumbrada, pero creo que lo voy a disfrutar.
Capítulo 14
Celine
A la mañana siguiente, cuando me despierto, Jameson ya no está
en la cama conmigo. Es una sensación molesta despertarse
esperando algo y que no esté. Me meto en la ducha y hago lo mejor
que puedo para aliviar un poco de la tensión acumulada anoche. No
toma mucho tiempo y las imágenes de Jameson que tengo
almacenadas en mi memoria lo hacen aún más placentero. El deseo
disminuye, pero no desaparece por completo. Bajo las escaleras para
ver a Daria y a otra mujer en la cocina. Tienen la radio encendida,
pero está baja. Las dos están cocinando y el aroma de lo que sea que
estén haciendo hace que mi estómago gruña con anticipación.
Daria me ve en la puerta y sonríe. Le devuelvo el gesto y me
dirijo a la cocina. Estas personas me han vestido, me han alimentado,
han luchado por mí e incluso casi han muerto por mí. Lo menos que
puedo hacer es ayudar a preparar el desayuno.
—Hola, soy Tink, soy la prima de Shyne. —Adelantó el codo para
que lo golpeara, ya que sus manos estaban hundidas hasta las
muñecas en la masa de galletas. Golpeo su codo y me presento.
—¿Hacéis esto todos los días, chicas? No sé qué es, pero huele
divino.
—Oh, sí, más o menos. Aunque no me importa; los hombres
necesitan comer y si los dejamos a su suerte, comerían comida china
día y noche. Prefiero que Luke no tenga un ataque al corazón
todavía. —Daria se ríe mientras voltea algunas tortitas antes de
centrar su atención en las salchichas en la sartén de al lado.
—¿Puedo ayudar?—les pregunto queriendo sentirme útil.
—¿Sabes cocinar?—me pregunta Tink con una ceja levantada con
escepticismo. Para una mujer tan pequeña, estoy segura de que era
una cosa.
—No soy Emeril Lagasse, pero puedo defenderme.
—¡Nadie se compare con Emeril, niña! Haz lo que quieras—dice
Tink con entusiasmo.
Voy a la nevera y saco lo que necesitaría para un buen revuelto
de huevos. Me pongo a trabajar cortando las verduras y balanceando
mis caderas al ritmo de la música que está sonando.
—¿Los hombres están durmiendo?
—Oh, no, la mayoría de los muchachos aquí son ex militares, por
lo que generalmente se levantan al amanecer. Nunca necesito un
despertador con Luke. —Daria se ríe.
—¿Quién es Luke? —Esta era la segunda vez que decía ese
nombre y no sabía quién diablos era.
—Oh, lo siento, probablemente lo conozcas como Archer. Luke es
su verdadero nombre. —Ella se inclina y susurra—. Sin embargo, no
le digas que te lo dije.
Ambas comenzamos a reírnos como estudiantes de secundaria.
Me arriesgo y extiendo mi mano hacia donde está la radio y la subo
un poco.
—¡A la mierda con eso! ¡Si vas a hacerlo, hazlo bien! —Tink se
estira hacia atrás y enciende la radio al máximo. La música alta se
distorsiona ligeramente a medida que se abre paso a través de los
diminutos altavoces.
—¡Esooo! —Saca las manos de la masa. Su pequeño cuerpo
comienza a girar, moviendo las caderas en pequeños círculos
haciendo todo lo posible para imitar a Shakira ya que suena su
canción.
—¿Qué diablos está pasando aquí? Pensé que íbamos a conseguir
algo de comida. No sabía que también iba a haber un espectáculo. —
Pirate asoma la cabeza por la pequeña ventana que conduce del área
principal a la cocina. Tiene un palillo en la boca y una sonrisa en los
labios mientras observa a Tink girar y balancearse.
—¿Te gusta esto, bebé? —Tink le lanza un guiño que me hace
preguntarme si ella está con él. Parece tener poco más de cuarenta
años. Aunque no soy de los que juzgan a alguien en función de la
edad, siempre que ambas partes sean legales, eso es todo lo que me
importa.
Un fuerte sonido de arcadas brota desde un lado. Me giro para
ver a Shyne y Jameson parados en la puerta observándola.
—¿Qué diablos estás haciendo? ¿Tienes un ataque?—se burla
Shyne de su prima.
—No lo odies, el hecho de que no tengas ningún ritmo no
significa que no puedas apreciar que yo lo tengo. Soy la mejor
bailarina de la familia y lo sabes.
—Sí, también sé que no tenemos bailarines en nuestra familia.
Entonces, podrías ser lo mejor de lo peor.
—Eso no dice mucho sobre ti—intervengo, aunque estaba claro
que no me estaba hablando a mí. Nunca he sido una persona tímida.
El hecho de que me llevaran y me obligaran a hacer una mierda con
la que la mayoría de la gente tiene pesadillas no significa que
cambiaría quién era yo. De hecho, solo me animó a disfrutar más de
la vida—. Quiero decir, lo último que escuché es que a las mujeres
les gusta un hombre que sabe cómo mantener un buen ritmo. —Me
encojo de hombros y miro hacia otro lado.
—¡Oh! —Tink se tapa la boca con la mano y ríe a carcajadas—.
¡Escuchaste esa mierda, Shyne, ella dijo que tu follada es basura!
—¡Qué carajo! Eso no es lo que quise decir. Puedo mantener ese
ritmo. ¡Puedo mantenerlo toda la noche!
—¿Hermano? —Pirate lo mira con una sonrisa incrédula.
—¿A quién le mientes?—dice Jameson justo al lado de él.
—Ok, maldición, puedo mantener el maldito ritmo durante una
buena hora. Luego voy a necesitar un sándwich o algo así.
Echo la cabeza hacia atrás y empiezo a reír junto con todos en la
cocina. A continuación suena una canción de Dua Lipa en la radio.
La amo y la música básicamente obliga a mi cuerpo a moverse. Dejo
el cuchillo y agarro a Daria que empieza a bailar. Las dos bailamos
con Tink, pasando un buen rato, haciendo movimientos tontos hasta
que la atención de Daria se desvía por completo. De alguna manera,
Archer había entrado en la cocina sin que ninguno de nosotros se
diera cuenta y acercó una silla. Todo el cuerpo de Daria se vuelve
hacia él como si hiciera sonar un silbato imaginario que solo ella
puede oír.
—No vuelvan a empezar con esta mierda. Mi novio no está aquí
—gime Tink y sigue bailando conmigo.
—¿Qué mierda?—pregunto moviendo mis ojos de la escena que
se desarrolla entre Daria y Archer, a Tink.
—Ajá, ya verás. —Ella se ríe antes de agarrar mi mano para que
hagamos un giro tonto.
Ahora Daria y Archer están en mi línea de visión directa y puedo
decir de qué está hablando. La tensión sexual en la habitación pasó
de inexistente a sofocante. Daria mantiene el contacto visual con su
esposo y mueve su cuerpo sensualmente mientras él la mira
fijamente. Espero que su expresión se rompa, espero que pierda el
control como he visto hacer a tantos hombres en el pasado. Pero él
no.
Daria hace un movimiento sexy donde tiene que inclinarse hacia
adelante y poner sus brazos sobre sus hombros. Sus pequeños
pechos ahora completamente expuestos para él y solo para él. Eso
inclina la balanza. Archer tira de ella con fuerza. Tan fuerte que cae
en su regazo. Él le da una palmada fuerte en el culo y su cabeza cae
en el hueco de su cuello. Él usa su mano libre para abrazarla con
fuerza mientras le susurra algo al oído. Veo su mano apretarse y un
rubor se arrastra por su cuello. Solo puedo imaginarme qué diablos
le está diciendo.
—Ves, te lo dije—dice Tink a mi lado.
Me río un poco, pero es un poco más entrecortado que lo
habitual. Quiero saber qué le está diciendo.
—Parece que necesitas algo para distraerte un poco.
Mi cabeza gira hacia un lado y atrapo a Jameson justo cuando
desliza su brazo alrededor de mi cintura y me acerca a él. Es
increíble lo sigiloso que es para un hombre tan grande. A medida
que comienza a moverse al ritmo de la canción, también me
sorprende lo elegante que es. Solo me toma un segundo olvidarme
por completo de lo que estaba pasando con Archer y Daria, mientras
él me guía en un baile sensual. Más bien un balanceo de caderas,
pero con cada inmersión y giro, mi cuerpo se mueve junto con el
suyo.
—Parece que puedes mantener un buen ritmo—susurro, y tengo
que contenerme para no ponerme una mano en la boca. Mis mejillas
arden de vergüenza, pero él no se ríe.
Inclina la cabeza hacia abajo para que su boca esté cerca de mi
oído.
—Estoy empezando a pensar que quieres averiguarlo de primera
mano.
Un pequeño jadeo sale de mi boca, pero me apresuro a
responder.
—¿Y si lo hago? —Inclino la cabeza hacia atrás y lo miro a los
ojos. Quiero ver hasta dónde puedo empujarlo. Probar los límites
está en mi ADN.
—Eso es algo que puedo ofrecer, cariño. —Me acerca más para
que pueda sentir su polla presionando mi abdomen. No sé el tamaño
promedio de un hombre, pero seguramente no se siente como si
estuviera por debajo del promedio.
—Ves, te lo dije—dice Daria detrás de mí y es su voz la que
rompe el hechizo bajo el que Jameson me tiene.
Cuando me giro para mirarla, puedo ver la sonrisa descarada en
su rostro.
—¿Me dijiste qué? —Me giro en el agarre de Jameson
—Sabes exactamente lo que te dije. Sigue negándolo si quieres. —
Daria se encoge de hombros y se vuelve hacia Archer.
Por supuesto, recuerdo lo que me dijo. Me dijo que Jameson se
estaba abriendo a mí, que estaba más cerca de mí de lo que
aparentaba. Le dije que era una tontería, pero incluso yo sé por la
forma en que me abraza que está sintiendo algo. Podría ser pura
lujuria, pero podría ser otra cosa.
—¿Qué clase de mierda es ésta? Todo el mundo se ha
emborrachado y yo estoy aquí esclavizada sobre una cocina caliente
sola. —Tink se apresura a volver a las tortitas que Daria había dejado
en la sartén, por el color estaban a solo unos segundos de estar
demasiado cocidas.
—Oh, mierda, ya voy. —Me alejo de Jameson y siento una
pequeña punzada de decepción porque no puedo permanecer en sus
brazos por más tiempo. Voy a necesitar averiguar qué está pasando
con él y voy a tener que hacerlo pronto.
Capítulo 15
Jameson
Nos sentamos en el área principal a desayunar, no es nada nuevo.
Por lo general, cuando no hay problemas con los asuntos del club,
así es como comenzamos todos los días. En familia compartiendo
risas y comida.
Es una de las razones por las que Archer me llamó para que me
uniera a su club por lo que no tuve que pensarlo dos veces. La
familia significa todo para mí, y mis hermanos son mi familia. La
mayoría de los miembros parchados habían estado en el ejército,
aunque solo fuera por unos meses. Algo acerca de pasar por esa
experiencia saca a la superficie quién es una persona. O el ejército te
convierte en un mejor hombre o te hace peor. A veces un poco de
ambos. Estar en el ejército me mostró que daría cualquier cosa para
proteger a mi familia y que haría cualquier cosa para ser parte de
una.
Cuando miro alrededor de la mesa viendo a todos comer y hablar
con entusiasmo, es difícil para mí creer que anoche estuvimos en un
tiroteo con los guardias de uno de los nombres más notorios del
mundo del hampa aquí en Nueva Orleans. Claro, es algo con lo que
tendremos que lidiar, pero en este momento estábamos seguros y
disfrutando de nuestra comida.
Clavo el tenedor en el resto de los huevos revueltos que Celine
había hecho y como con el primer puto bocado, mis papilas
gustativas estallan de placer. Dios, esa mujer puede cocinar.
Mis ojos se lanzan hacia ella, pero está absorta en una
conversación con Tink. Está bien, me da una buena oportunidad de
observarla. Tiene que ser una de las mujeres de voluntad más fuerte
que he conocido en mi vida, desafiante ni siquiera comienza a
describirla. Anoche, cuando la escuché gritar por mí a través del
micrófono, sentí que mi alma estaba siendo arrancada del cuerpo. Le
prometí que iba a cuidar de ella y no lo hice. De hecho, cuando todos
estábamos inmovilizados, estaba casi seguro de que al menos uno de
nosotros iba a caer, pero fue ella quien nos salvó. Había distraído a
los guardias lo suficiente como para que pudiéramos huir. Ella me
había salvado cuando se suponía que debía ser yo quien la salvara.
Supongo que podía sentir que la estaba mirando, porque sus ojos
se clavaron en los míos y se sobresalta cuando ve que la estoy
mirando. Sus ojos se entrecierran en mi dirección cuando se da
cuenta de que no voy a apartar la mirada.
Ella niega con la cabeza como si estuviera confundida y nerviosa
cuando finalmente aparta la mirada de mí. Lo que sea, Tink ya no
tiene su atención. Estoy llegando a ella. No dejo de mirarla y el
creciente rubor en sus mejillas me divierte. Para alguien que es todo
valor y lucha, seguro que se altera con bastante facilidad. La observo
seguir tratando de mantenerse al día con la conversación que está
teniendo con Tink. De vez en cuando, se toca la cara o se esconde
detrás del escudo marrón miel que llama cabello. Aunque nada de
esa mierda me detiene. Me gusta que se avergüence, se está
convirtiendo rápidamente en una de las mejores partes de mi día.
—Er, creo que debo haber comido demasiado. Voy a buscar una
botella de agua. —Celine le da a Tink una sonrisa suave, pero no se
molesta en mirarme.
—Oh, está bien. Tómate tu tiempo. —Tink se vuelve y comienza a
hablar con Shyne.
Mis ojos siguen a Celine mientras se levanta de la mesa y camina
hacia la cocina en la parte de atrás. Solo ha estado aquí unos días,
pero se siente como si perteneciera al lugar. Tiene los puños cerrados
y, aunque sé que ya ha estado en la cocina varias veces, parece
insegura.
Empujo mi plato y me pongo de pie rápidamente.
—¿A dónde diablos crees que vas?—me pregunta Bones con un
palillo de dientes y una sonrisa astuta en los labios.
—Estoy sediento.
—Sí, sediento de un poco del coño de esa chica. —Se ríe y le doy
una patada en el tobillo mientras me alejo de la mesa para seguir a
Celine. Ella no se da la vuelta. Me detengo para examinarla de nuevo
cuando dobla la esquina hacia la entrada de la cocina y se detiene.
Su tensión está disparada y parece físicamente extenuante para
ella relajar los hombros. Esa mierda tiene todo el jodido sentido del
mundo, había estado en un jodido tiroteo, un señor del crimen ilegal
la está buscando, queriendo dársela a su hijo, y está separada de su
familia. También, me volvería loco con la tensión. Doy otro paso así
que estoy a no más de un paso detrás de ella y espero. Mueve los
hombros lentamente y luego inclina el cuello de lado a lado mientras
respira profundamente por última vez. Se da la vuelta y se estrella
contra mi pecho.
—¿Pareces estar buscando algo?
—No, solo quería algo de beber. No estaba husmeando ni nada
por el estilo. —Sus hombros recién relajados se vuelven rígidos
ahora que pensaba que estaba en problemas.
—Ah, bueno, el agua está por aquí. —Me estiro por encima de su
hombro asegurándome de estar lo más cerca posible de ella sin
llegar a tocarla. Sus labios tiemblan cuando levanta la cabeza en mi
dirección—. A menos, por supuesto, que estuvieras esperando algo
más.
—¿Qué estaría esperando?
—Creo que me estabas esperando, pero no estoy seguro. —Doy
otro paso adelante y, aunque intenta mantenerse firme, no tiene más
remedio que retroceder. Sigo avanzando hasta que ella está contra la
pared y tengo una mano sobre su cabeza—. Cariño, no soy el tipo de
hombre que juega. Sé que has pasado por algunas cosas, pero
normalmente no espero cuando quiero algo.
Su labio inferior sale disparado y lo humedece suavemente. Gimo
y me muevo más cerca. La jodida mierda de lo loco que me está
volviendo es que ni siquiera parece darse cuenta de que lo está
haciendo.
—¿Tengo algo que quieres?
—Joder, sí—gruño antes de dejar caer mi boca sobre la de ella,
fusionando rápidamente nuestros labios. Muerdo y lamo sus labios
mientras mi lengua se desliza sobre la suya. Su respiración se vuelve
acelerada mientras enrosca sus manos detrás de mi cuello y las sube
por la nuca hasta mi cabello. Se aferra a mí con fuerza y gime cada
vez que me alejo un poco. La camiseta que Daria le dio para que se
pusiera hace el trabajo de mantenerla vestida, pero es lo
suficientemente delgada como para sentir lo duros que están sus
pezones.
—Eres tan malditamente sexy—murmuro y dejo que mis manos
se abran camino debajo de la camiseta. Su piel es suave y tersa. Su
cuerpo se arquea ligeramente mientras arrastro mi mano hacia su
pecho. Si quiere que me detenga, será mejor que diga algo, porque
hasta que lo haga voy a seguir adelante.
—Jameson. Yo no... yo —Ella gime y esto es lo más vulnerable
que la he escuchado. Eso enciende el jodido anhelo que tengo por
ella a toda marcha.
—Shh, no pienses. Solo deja que me encargue de ti. —Agarro su
cara y la inclino hacia un lado para poder llegar a su cuello. Chupo
con fuerza esa piel suave mientras mi otra mano libre le masajea un
pezón.
Ella se agarra a mis hombros y me aprieta con fuerza, tratando de
acercarme aún más a su cuerpo. Si me acerco más, estaremos
follando. No es que sea algo a lo que me oponga. Simplemente no
creo que ella quiera follar cuando mis hermanos están a solo unos
metros de nosotros.
Cuando sus caderas comienzan a menearse, me alejo por un
momento y la agarro por la cintura. Al diablo con esto, mi polla está
demasiado dura para tener una maldita sesión de besos. Quiero
sentir su coño envuelto a mi alrededor. La levanto para que sus
piernas estén envueltas alrededor de mi cintura y pueda llevarla a
mi habitación.
—¡Jameson! —me llama Pirate.
¡No! Si hubiera algún puto día en el que desearía estar
jodidamente sordo, sería ahora mismo.
—¡Qué!—grito sin bajarla. Cuando deja caer su rostro contra el
mío y comienza a mordisquear suavemente mi oreja, casi la dejo caer
—. Maldita sea, cariño... me estás matando. Espera. —Aprieto su
culo masajeando las apretadas nalgas redondas que me esperan
debajo de sus pantalones.
—Vamos, tenemos compañía.
Joder, esta mierda no puede estar pasando ahora mismo. Ella se
ríe levemente, lo que se convierte en un gimoteo deprimido.
—Supongo que no está destinado a ser. —Ella patea sus pies un
par de veces y tengo que soltarla. Se desliza hacia abajo y su coño
ejerce presión sobre mí ya dolorosa polla. La última zorra del club
que había follado no hizo nada para satisfacerme. Solo besar a Celine
me había excitado más de lo que me excitó todo el tiempo que estuve
follando con esa otra mujer.
—Al diablo con eso, no hemos terminado aquí. Déjame
comprobar lo que sea esta mierda y vamos a terminar lo que
empezaste.
Ella puso los ojos en blanco y una sonrisa juguetona cruzó su
rostro.
—Promesas, promesas.
Retrocedo poco a poco hacia ella, pero sé que si empiezo a tocarla
de nuevo no voy a parar.
Pirate no me habría llamado si no fuera para algo para lo que
necesitaba estar presente. Quienquiera que esté aquí será mejor que
tenga algo bueno que decir o me voy a cabrear.
Capítulo 16
Celine
Mantengo la sonrisa en mi rostro mientras lo veo arreglarse los
pantalones y la camiseta, así no parece que estuvimos aquí
besándonos como adolescentes. No quiero que vea lo devastada que
estoy porque no podemos terminar lo que acabamos de empezar. No
sé lo que está pasando conmigo. Excepto que se siente como si cada
una de las emociones que nunca experimenté en la escuela
secundaria hubieran surgido a la superficie en el instante en que
deslizó su mano debajo de la tela de mi camiseta. Lo deseo. Joder, lo
deseo.
—Vamos. —Extiende la mano, sin molestarse en ver si quería ir
con él. Solo supuso. De hecho, lo ordenó. Quiero quedarme aquí solo
porque me está ordenando que haga algo. A pesar de eso me rindo,
pongo mi mano en la suya y me tira detrás de él.
No tuvimos sexo, pero un poco de emoción me hace sentir como
si estuviera en una neblina sexual.
—Este hombre dice que necesita hablar con Celine, Jameson—
dice Shyne y así la felicidad que estaba sintiendo se evapora.
Miro por encima del hombro de Jameson y puedo ver a uno de
los guardias de René.
—Oh, no—murmuro y retrocedo unos pasos.
—Oye, ¿qué diablos está pasando? —Jameson se vuelve hacia mí
y trata de agarrar mi mano de nuevo. La arranco. Tengo que escapar.
Tengo que largarme de aquí. El hombre al que habían dejado entrar
era uno de los guardias que se suponía que me vigilarían en el barco.
—¿Me estás devolviendo? —Mi voz se quiebra con el terror que
estoy tratando de mantener a raya. ¿Pensaron que la pelea de anoche
fue demasiado? ¿Qué no valía la pena protegerme?
—¿Qué? No. ¿De qué estás hablando? —Jameson da otro paso
hacia mí.
—Dijo que es tu amigo, que tiene un mensaje de tu padre—dice
Shyne claramente confundido acerca de lo que estaba pasando
conmigo.
—¡Una mierda lo es! No es amigo mío—gruño antes de volverme
a mirar a Jameson—. Es uno de los guardias que me mantuvo
encerrada por orden de René—le siseo.
—¿Que carajo? —Pirate saca su arma y apunta al hombre.
Todos los que están armados en la habitación sacan sus armas
mientras los demás se mueven para proteger a las mujeres.
—Debes estar loco por venir aquí. ¿Qué carajo pensaste que iba a
pasar? ¿Que te dejaríamos salir de aquí con ella?—le escupe Archer.
El guardia me mira.
—Tienes que volver. No hay otra opción— dice el hombre, pero
no es tan contundente como hubiera pensado y hasta una lágrima
cae de su ojo.
—No lo haré.
—Tienes que hacerlo. René los matará a todos, a las personas que
no conoces, a las que conoces, hasta que alguien te devuelva a él. Él
sabe que fue este club el que estuvo allí anoche y sabe que tú estás
aquí. Tienes que volver.
—Puedes patear ladrillos, pedazo de mierda. Dile a tu jefe que
Celine ahora está con nosotros y que no irá a ninguna parte. —
Jameson agarra el hueco de mi brazo y tira de mí hacia atrás.
—Vete de aquí antes de que haga que te arrepientas de haberte
despertado esta mañana—le gruñe Bones al hombre.
—Ya me arrepiento—susurra el guardia—. No puedo irme sin
ella—dice más fuerte para que todos puedan escucharlo.
—Bien, hagámoslo de la jodida manera difícil. —Yang da unos
pasos hacia adelante, pero antes de que pueda acercarse al guardia,
el hombre comienza a quitarse la ropa—. Sí, no sé qué diablos…
Yang no terminó las palabras que salían de su boca. En cambio,
solo se queda boquiabierto cuando el hombre se desnudó hasta
quedar en una camiseta con un yeso abdominal completo de lo que
parecía ser una plastilina gris. Fue solo cuando vi las luces
intermitentes y el pequeño reloj digital pegado a su pecho que me di
cuenta de lo que estaba viendo. Todas esas cosas eran una puta
bomba.
—¡Oh mierda! ¡Oh maldita mierda! —Todo el mundo se aleja de
él rápidamente.
—No puedo irme de aquí sin ti y no puedo quedarme—dice el
guardia y más luces comienzan a parpadear—. Si no sales por esa
puerta conmigo, la van a detonar. Si alguien trata de irse, la
detonarán. Tienes que venir conmigo.
Miro alrededor del espacio y veo a todos los que están allí. No
puedo dejar que paguen el precio de los pecados de mi padre. Yo,
bueno, pero ellos no.
—Está bien, voy a ir.
—¡Un carajo lo harás!—ladra Jameson y me agarra con más
fuerza. Trato de alejarme de él, pero su agarre es fuerte.
—Tienes que dejarme ir, esa mierda matará a todos aquí. Tengo
que irme. —Tiro de nuevo, pero no me suelta.
—¡No!—me grita.
Tiro y pateo, haciendo todo lo que me han enseñado a no hacer
en una situación en la que me sostienen mientras las lágrimas y el
miedo se apoderan de cualquier pensamiento lógico que haya
tenido.
—¡Suéltame! ¡Suéltame ahora mismo! ¡No puedes hacer esto!
Yang corre hacia donde estoy y trata de ayudar a Jameson a
detenerme. Escucho más gritos cuando las luces en el pecho del
hombre comienzan a parpadear más rápido, dándonos a todos una
advertencia ominosa de que está a punto de explotar.
—¡Archer, tenemos que largarnos de aquí!—grita Pirate tirando a
las mujeres con él.
—¡No! ¡Va a explotar!—grita el guardia. Sus ojos escanean la
multitud rápidamente antes de que aterrice en Archer. Sus ojos
rebotan hacia la etiqueta en su chaleco que dice presidente y luego
retrocede—. Mátame... por favor—dice rápidamente el hombre.
—¿Qué? —Mi corazón está saliendo de mi pecho—. No, solo
déjame hacer esto. ¡Nadie tiene que morir! Déjame ir. —Tiro más
fuerte. Esto no puede estar pasando.
—Vamos hombre, no quiero irme así. Sólo mátame—dice el
guardia y mira de nuevo a Archer.
—¡Mierda! —Archer toma el arma de Shyne y apunta a la cabeza
del hombre—. ¿Cuánto tiempo más?
—Tres minutos como máximo—dice el hombre y cierra los ojos.
Ya está resignado al hecho de que está a punto de morir.
Todavía estoy tratando de liberarme. No quiero que nadie muera,
aunque sea una mierda y no quiero que nadie mate por mí. No
quiero nada de esto.
—¡Por favor déjame ir! —Finalmente me giro hacia Jameson y lo
miro por un segundo. Quiero que vea el dolor que siento en este
momento. Él no se mueve.
—Lo siento, cariño, eso no está sucediendo—dice en voz baja,
pero no muestra indicios de relajarse.
Dejo caer la cabeza; nunca he estado tan derrotado en mi vida.
Suena un disparo solitario y de repente hay una ráfaga de acción.
En el momento en que el hombre cae al suelo todos corren hacia él
empujándonos a los demás.
—¡Clay! ¡Ven ahora!—grita Archer—. Ve a buscarlo ahora mismo.
Yang corre hacia la parte de atrás y literalmente regresa
arrastrando a Clay detrás de él. Lo habían despertado para que
muriera.
—¡Oh mierda! ¿Qué diablos? —Cuando el joven prospecto mira y
nota el montículo de carne con la bomba en el suelo, se endereza
para correr y dejarse caer cerca del cuerpo. Trabaja rápido tirando y
arrancando cables.
Miro por encima del hombro y observo al muchacho antes de
volver a centrar mi atención en Jameson. Estoy seguro de que cada
segundo que pase será el último, pensando que cada vez que Clay
mueva la bomba, explotará.
—¿Qué está haciendo? ¿Por qué está jugando con eso?
—Clay es probablemente el único aquí que puede desactivar esa
mierda. Era un especialista en EOD en el servicio, así obtuvo su
nombre. Claymore (NdelT: mina antipersonal).
Está respirando rápido, pero se asegura de enviarme un guiño
antes de volver a concentrarse en Clay.
—¡Seguro!—grita Clay y levanta los brazos por encima de la
cabeza como si acabara de terminar un examen.
—Sacad a este bastardo de aquí. Retira esos explosivos, Clay.
Yang, Shyne, Pirate, sacad vuestros culos y ved si hay alguien cerca.
Jameson quédate con Celine—ladra Archer sus órdenes rápidamente
y todos se mueven para hacer lo que dice. Levanto las manos y me
dirijo a la habitación en la que me permiten quedarme. Están
tratando de asegurar su casa club, pero ¿de qué jodidamente servirá
eso cuando la razón por la que los están persiguiendo duerme en
una de sus camas? Mientras esté aquí, ninguno de ellos estará a
salvo.
Capítulo 17
Jameson
—Espera un segundo, Celine. —Vuelvo a verificar que todos en
la casa club estén a salvo y luego me giro para ir hacia ella. Se está
moviendo rápidamente hacia el dormitorio. Tengo la sensación de
que, si llega allí antes de que la alcance, no podré volver a hablar
con ella esta mañana.
—¿Celine?—vuelvo a llamarla, pero aun así no se detiene.
—¡Por el amor de Dios, solo detente, Celine! —La alcanzo justo
cuando está entrando a la habitación y tratando de cerrar la puerta
bruscamente. Bloqueo el cierre con mi antebrazo. Empuja con fuerza,
pero incluso con todo su peso no es más fuerte que yo.
—Sal—me ladra y mira como si esperara que reaccionara a la
agresión en su tono.
—No voy a ir a ningún lado. ¿A qué diablos estás jugando?—le
respondo bruscamente.
—No puedes ser tan jodidamente tonto, Jameson. Sé que ves lo
que está pasando aquí. No entres aquí y trates de hacerme ignorar lo
que acaba de suceder. —Ella lanza la mano en el aire como si me
estuviera despidiendo. Esa mierda no va a suceder, no voy a ser
despedido. Sé exactamente qué diablos pasó ahí fuera. También sé
que ella estaba dispuesta a entregarse a pesar de que la teníamos
cubierta. Quiero saber por qué.
—Es exactamente por eso que te estoy preguntando qué diablos
está pasando, porque no quiero ignorar lo que sucedió afuera. ¿Por
qué diablos ibas a ir con ese bastardo?
—¿Por qué? ¿Estás hablando en serio? —Me mira con los ojos
entrecerrados antes de dar otro paso en mi dirección y cruza los
brazos sobre el pecho—. Dime, Jameson, ¿antes de que él apareciera
cuántas personas han entrado en tu casa club con suficientes
explosivos en el pecho para volar todo el edificio?
—Ninguna—respondo inmediatamente dado que no es algo que
nos haya sucedido antes.
—Precisamente esa mierda nunca sucedió, y probablemente
nunca hubiera sucedido si tu club no hubiera puesto vuestros cuellos
en juego por mí. Ahora no son solo ellos tampoco. Son todos,
Archer, Daria, Pirate. Todos ellos que potencialmente pueden morir,
debido a la mierda de mi familia. No puedo vivir con eso, Jameson.
Me dijiste antes que no jugabas, bueno, este es un maldito juego que
no quiero jugar. Cuando se trata de tu seguridad y la seguridad de
tu familia, no me arriesgaré. —Veo sus ojos inundarse de lágrimas,
pero se niega a parpadear y liberarlas. Aprieta la mandíbula con
fuerza y solo me mira esperando que diga algo que la haga pelear.
—Joder mujer, ¿de dónde carajo has venido? —La agarro del
cuello y la atraigo hacia mí. Ella jadea sorprendida antes de que
golpee mis labios contra los suyos. Sus ojos se cierran de golpe y dos
grandes lágrimas se deslizan por cada lado de su cara. Estaba
dispuesta a entregarse para asegurarse de que estamos bien. Está
dispuesta a arriesgar su vida por la familia. Nuestras bocas se
mueven juntas como si hubieran sido hechas para estar juntas, un
calce perfecto. Nuestras lenguas luchan y se entrelazan en el calor de
nuestras bocas mientras mis manos vagan libremente por su culo y
caderas. Antes de nuestra visita ya estaba excitado con mi deseo por
ella, pero ahora no es el momento. Ella trata de agarrarse a mis
brazos mientras la empujo hacia atrás.
—Celine, cariño, escúchame. —Me inclino ligeramente para estar
a la altura de sus ojos. No quiero que se pierda ni una puta palabra
que salga de mi boca—. Nunca volverás a hacer una mierda como
esa. Te di mi palabra de que te protegería, mi club te dio su palabra.
Sabíamos en lo que podíamos meternos cuando decidimos hacer eso.
Puedo apreciar que quieras y estés dispuesta a hacerlo, asegurándote
de que nadie pierda la vida por ti. Pero si incluso intentas salir de
esta casa club y sacrificarte—tomo un puñado de su cabello y tiro
hacia atrás para poder erguirme y mirarla desde arriba—, caminaré
por el maldito infierno para traerte de vuelta. Mataré a cualquiera
que se interponga en mi camino, más vidas perdidas, más malditas
pesadillas. No me obligues a hacer esa mierda—le gruño y su boca
se abre ligeramente. Espero que pelee, sabiendo que ella quiere
hacerlo. Puedo ver el fuego en sus ojos, las llamas del desafío. Sin
embargo, en lugar de pelear, cierra la boca y asiente una vez.
—Gracias, cariño. —Me inclino de nuevo y la beso con ternura
esta vez.
—Odio esta mierda. Realmente la odio. —Ella exhala y cierra los
ojos. El peso del día pesado sobre sus hombros.
—Todos la odiamos, pero hacemos lo que tenemos que hacer por
aquellos que nos importan.
—Mmm, ¿así que te importo? —Sonríe y se muerde el labio
inferior.
—No sé cómo llamarlo, pero creo que Daria cree que sí.
Ella se ríe.
—Sí. Me dijo que tuviera cuidado contigo.
—¿Qué diablos significa eso? ¿Que soy frágil o algo así? —¿Qué
diablos me pasaba para que Daria tuviera que advertir a las personas
que fueran amables conmigo?
—Parece pensar que eres cerrado con la gente y que me estaba
metiendo debajo de tu piel.
—Cerrado es una forma de describirme con las mujeres, supongo
que puedo ver por qué diría eso.
—¿Por qué? ¿Qué te hizo cerrarte? —Celine camina hacia la cama
y se sienta, pero mantiene toda su atención en mí.
—Bueno, si hubieras estado aquí para el show de mierda que fue
Monica, entonces sabrías por qué estoy cerrado. Me cuesta mucho
confiar en las mujeres. Mi ex me engañó mientras estaba desplegado,
llegué a casa y los atrapé en nuestra maldita cama.
Ella sisea con fingido dolor.
—Ay. Eso debe haber sido duro.
—Lo fue, mi culo idiota quería que funcionara. Creía que la
amaba, y nunca volví a confiar en ella después de eso. Nos
divorciamos, pero una vez que se enteró de que era parte de este
club, aumentó su deseo de volver conmigo. No es sólo ella tampoco.
Todas las mujeres con las que he estado siempre parecen estar detrás
de algo más. Por lo general, no me importa porque sé con certeza
que no obtendrán nada de mí, pero también eso hizo que me
volviera distante con las mujeres. —Cuando la miro de nuevo, ella
está mirando al suelo pateando su pie.
—Suena como que tienes muchas mujeres. —Ella me mira y me
da una sonrisa tímida.
Joder, sonaba como si dijera que tenía un barco lleno de mujeres
esperando.
—Oh, carajo, no, no estoy de acuerdo con una mierda como esa.
Tener una mujer es un maldito trabajo, si no estoy seguro de querer
asumir toda esa maldita responsabilidad, ni siquiera les dejo pensar
que tienen una oportunidad conmigo. Estoy libre y limpio.
—¿Qué pasa con tu ex-esposa? Dijiste que todavía está aquí. No
creo que sea prudente de tu parte mmm... —Ella mira a su alrededor
como si estuviera un poco incómoda—. Tal vez no debería pasar
nada con nosotros, si todavía estás yendo y viniendo con ella. —Sus
ojos atrapan los míos y se quedan clavados.
Me siento a su lado en la cama y tiro de ella para que se gire
ligeramente hacia mí.
—Celine, Monica no significa nada para mí. Ni siquiera la dejo
entrar a la casa club. Cuando estoy con alguien, soy completa y
jodidamente exclusivo. No me gusta compartir lo que me pertenece.
—¿No te gusta compartir? A mí tampoco. Es todo mío. —Sus
labios apenas se separan mientras me dice esas palabras
entrecortadas y sus ojos se enfocan de nuevo en mis labios.
—¿Y entonces, cariño? ¿Crees que estás jodidamente lista para
esa responsabilidad?—le pregunto manteniendo mi cara lo más
inexpresiva posible. Ella asiente con la cabeza, sí.
—Espero que te des cuenta de lo que estás diciendo. Traté de
dejarte en paz, porque te prometí que te mantendría a salvo. Se
supone que yo follando tus sesos no esté en ese plan. Yo embistiendo
en tu coño, mientras trata de ordeñarme, no se supone que sea para
lo que estás aquí. Soy celoso, posesivo y lo tomo cuando quiero que
algo sea todo mío. Así que asegúrate de que quieres eso.
Cuando ella gime y asiente con la cabeza de nuevo, sé que estoy
jodidamente perdido. No había querido a nadie así desde Monica.
Esa mierda había terminado mal y, como todo un tonto cliché,
prometí que ni siquiera querría volver a hacer esa mierda. Celine me
hace faltar a mi palabra. Ya confío en ella y nunca sentí que buscaba
algo más que mantenerse a salvo. Si ese es el precio que tengo que
pagar para estar con Celine, lo pagaría de inmediato.
Capítulo 18
Celine
—¿Estás ahí, Jam?
Giro la cabeza hacia un lado y empiezo a reír, acabábamos de
empezar a besarnos de nuevo y parece que el destino no quiere que
pasemos de la segunda base.
—¡Qué mierda! ¿Qué? —Jameson golpea con la mano la cama
junto a mi cabeza.
—Lo siento, Archer dice que se supone que debes volver a salir.
—Clay es el que habla a través de la puerta. De repente necesito
levantarme. Es el que más cerca estuvo del peligro, de la bomba.
Esos últimos minutos podrían haber acabado con su vida.
Aparto de un empujón a Jameson y me dirijo a la puerta. Cuando
la abro, Clay da un paso atrás, sobresaltado por el repentino
movimiento.
—Oye, ¿estás bien?
—Mmm, sí. —Clay trata de sonreír, pero la vena en el costado de
su cuello todavía late a un kilómetro por minuto.
—¿Estás seguro? Quiero decir que esa mierda fue intensa.
¿Jameson me dijo que hiciste ese tipo de cosas en el ejército? —No
quería entrometerme si él no quería que me entrometiera, pero
tampoco quería que tuviera que pensar solo en ese trauma si él
tampoco quería.
Jameson sale por la puerta agachándose para besarme el cuello
una vez antes de dejarnos a los dos en la entrada.
—Oye, nada de hombres en mi maldita habitación. ¿Entendido?
—dice, ligeramente vuelto en nuestra dirección.
Tiro del brazo de Clay y sonrío, pero Jameson no está jugando.
Honestamente, siento que si estuviera en la habitación a solas con
Clay en este momento, perdería la cabeza. Ni siquiera importa si es
alguien a quien conoce. Si vamos a tener una oportunidad de lo que
sea que esté pasando entre nosotros, él tendrá que bajar el tono de
esa mierda. Soy una mujer adulta si quiero estar en la misma puta
habitación que un hombre, lo haré. Soy una boxeadora por el amor
de Dios y la mayoría de las personas que conozco son hombres.
Pongo los ojos en blanco y suelto a Clay. Los ojos del joven
prospecto se mueven nerviosamente entre Jameson y yo. Cuando
Jameson sigue alejándose, Clay respira hondo, pero se asegura de
dar un paso atrás.
—No te preocupes por él, no va a hacer nada—le digo,
apoyándome en la puerta para que sepa que no vamos a entrar.
—Ok, no quiero que se enoje. Ellos ya lo tienen contra nosotros,
los prospectos, debido a todas las pequeñas cagadas, no sé si Mark lo
logrará.
—¿Qué? Por qué?
—Dejó que un hombre con una bomba atada al pecho entrara a la
casa club. Estaba de guardia, eso es algo que debería haber
detectado.
—Sí, pero la bomba fue moldeada a su cuerpo. ¿Cómo se suponía
que iba a saberlo?
—Espero que lo vean así. —Creo que nunca antes había visto a
alguien tan desesperado por ingresar a un club y fui a una escuela
secundaria donde había tres niveles de animadoras.
—¿Trabajaste mucho con bombas antes?
—Sí, por eso me llaman Clay. Me encargaban encontrar y
desmantelar cualquier mina o bomba que estuviera en el camino de
mi unidad. Es un trabajo rápido de una forma u otra. O lo hago o
estoy muerto. —Se encoge de hombros.
—Eso es una mierda. Lamento que hayas tenido que hacer eso
por mí. Estoy segura de que nunca querrás volver a ver otra bomba.
—¿Qué? —Me mira por un segundo como si estuviera tratando
de averiguar cómo decir lo que quiera decir a continuación—. Si
estás con Jameson, y parece que lo estás, entonces ahora eres una de
nosotras. Vería un millón de bombas al día si eso significara que
podría ser parte de esta familia y mantenerlos a salvo.
Mis cejas se levantan, el nivel de lealtad que tiene este grupo es
asombroso.
—Bueno, gracias de todos modos, y no le hagas caso a Jameson,
si quieres venir a hablar conmigo, siempre estaré aquí. —Le doy una
palmadita suave en el hombro. Asiente con la cabeza una vez antes
de darse la vuelta y caminar en la dirección opuesta. Me apoyo
contra la puerta por unos minutos más tratando de pensar en lo que
ha pasado en los últimos días. Mi vida había pasado de ser tranquila
y repetitiva a un completo caos. Sé que Jameson hará todo lo posible
para mantenerme a salvo, pero hay tantos elementos que están fuera
de su control. Tantas personas que pueden salir lastimada: él, su
club, sus familias, mi padre.
Todavía no he podido ponerme en contacto con mi padre. Creo
en mi corazón que todavía está vivo, pero las dudas y el pánico
comienzan a asaltarme. ¿Qué pasa si lo atraparon antes de que
pudiese salir de la ciudad? ¿Qué pasa si lo están lastimando para
que regrese con Thomas? René estaba dispuesto a enviar a uno de
los suyos aquí para que muriera, para tratar de sacarme para que
supiera que podría estar haciéndole eso o algo peor a mi padre.
Se escuchan pisadas en el extremo opuesto del pasillo y veo un
cuerpo que viene por la esquina.
—Celine, vamos, bebé. —Tink está de pie junto a la esquina y me
hace señas para que me acerque a ella.
—¿Que está pasando? —Me apresuro hacia la mujer que parece
enojada.
—Archer está a punto de comenzar a dar sus órdenes, parece que
vamos a entrar en un encierro.
—¿Encierro? ¿Qué diablos es eso?
—Dejaré que Archer te informe. —Tink asiente antes de tomarme
de la mano y dirigirnos al área principal. Todos los miembros están
allí, las mujeres e incluso algunas personas que no reconocí.
—¿Has podido contactar a tu padre, Celine?—me pregunta
Archer antes de que tenga tiempo de ubicarme por completo.
—No, su teléfono sigue sonando, pero aún no responde. Debería
pasar por la casa, tal vez lo perdió.
—Absolutamente no—dice Archer rápidamente descartando mi
idea.
Abro la boca para replicar, pero un fuerte tirón en mi mano hace
que me calle. Jameson está a mi lado y trata de señalar que ahora no
es el momento de dar pelea. Creo que nunca entenderé la política
que conlleva estar en un club de moteros.
—Encontramos evidencia que nos dice que había al menos otras
cuatro personas acampadas afuera. Las huellas tampoco son frescas,
lo que significa que René tiene gente observándonos. Sé que a todos
os gusta vuestra libertad, pero no me arriesgaré a que alguno de
vosotros sea lastimado o capturado, porque no estamos tan seguros
como deberíamos. Estoy llamando a un encierro.
Una oleada de gemidos e insultos proviene de la pequeña
multitud en la sala.
—¡Oíd! ¡Cerrad la puta boca! Vuestro presidente dio una maldita
orden, aguantáosla y aceptadla—grita Bones, haciendo restallar las
palabras y que todos detengan sus protestas.
—Lo entiendo, confiad en mí. No quiero quedarme atrapado
aquí, ni en ningún otro lugar, pero es mejor prevenir que curar.
Traed aquí a vuestras familias y a cualquiera que creáis que podría
ser un objetivo. Tenemos espacio más que suficiente y si no lo
tenemos, haremos lugar. Celine, sé que tu padre es primordial en
todo esto, pero una vez que ordene el confinamiento, no podrás salir.
Sigue intentándolo, por teléfono y por cualquier otra forma en la que
creas que podrías comunicarte con él. No quiero que te estreses por
él durante el confinamiento. —Asiente una vez hacia mí, pero luego
continúa hablando con el resto de los miembros parchados—. Si
necesitamos algo de afuera, tendremos respaldo en todo momento.
Si vais a la maldita tienda de la esquina a comprar una cerveza,
debéis tener al menos cuatro hijos de puta con vosotros. ¿Todos lo
entendieron?
—Sí.
—¿Qué pasa con René? No creo que vaya a retroceder. ¿Qué
vamos a hacer con él?—pregunta Yang.
—Solo vamos a tener que enseñarle algunos modales.
Preocupémonos por traer a todos nuestros seres queridos aquí
primero, luego podemos concentrarnos en un plan para acabar con
él. —Puede que Archer no sea el hombre más grande de la sala, ni el
más ruidoso, pero algo en su personalidad exige obediencia. Su aura
es dominante.
—Yang reúnelos, quiero que las puertas estén cerradas a las 8
p.m. esta noche.
Con eso, todos se dividieron en pequeños grupos para preparar
la casa club
Colmillo
Corrección
La 99
Edición
El Jefe
Diseño
Max
Notas
[←1]
Royal Rumble es un evento pago para ver lucha libre
profesional. Es una lucha estilo Battle Royal donde gana el
último que queda en pie y cuyos participantes entran en
intervalos cronometrados.
[←2]
En el football americano o canadiense, un sack, conocido como
captura del mariscal de campo, ocurre cual el mariscal es
tacleado o sale del campo de juego detrás de la línea de
confrontación o scrimmage, antes de lanzar un pase con las
manos adelante.