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Resumen
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Capítulo 1
Abril, 1974
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Una lágrima rodó por su nariz hasta el porche.
Rápidamente secó sus ojos con la manga de su chaqueta
antes de mirar hacia los lados para asegurarse de que no
había nadie alrededor. Había muchos vaqueros que vivían
en el rancho, y la última cosa que Sidney quería era que
alguien se lo contase a su papá.
1Acondicionar, reparar.
Escuchó botas en las escaleras y se sentó
rápidamente, limpiando con un pestañeo su última
lágrima. Grady Nash, el nuevo vaquero del rancho, se
dirigió hacia Sidney. Intentó cubrir el daño del porche con
sus manos.
2 La Pirámide Transamérica (Transamerica Pyramid en inglés) es el edificio más alto (260 metros) de la ciudad de San
Francisco, en California. Su característica forma piramidal junto con el Puente Golden Gate le confieren a San Francisco
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uno de los edificios más reconocidos del planeta. Diseñado por el arquitecto americano William Pereira, su construcción
comenzó en 1969 y terminó en 1972.
—Ya he terminado mis tareas, —intentó explicarle
Sidney.
—¿Sidney?
Septiembre 1977
3 Los chéroqui (en inglés: Chérokee,) son los indígenas de Norteamérica que habitaban el
territorio actual de los estados de Alabama, Georgia, Kentucky, Carolina del Norte, Carolina del
17 Sur, Tennessee y Virginia en el sudeste de los Estados Unidos cuando los europeos contactaron
con ellos en el siglo XVI. Con posterioridad, la mayoría de los chéroquis fueron forzados a
trasladarse a la Meseta Ozark (Oklahoma). Los chéroquis eran uno de los pueblos que se
agrupaban en las Cinco Tribus Civilizadas.
Luego de extender la manta en el lomo blanco y
negro de Rosie, levantó la silla de montar. ¿Cuántas
veces en los últimos años había sacado el tótem del cajón
para mirarlo?.
Mayo, 1982
21 4 La Universidad Estatal de Pennsylvania (Penn State) es un multicampus de estado, relacionado con la concesión de la
tierra, el espacio a la concesión pública, la investigación universitaria con campus e instalaciones a lo largo de
Pennsylvania, en Estados Unidos. Fundada en 1855, la universidad tiene una triple misión en la enseñanza, investigación
y servicio público. Su misión de instrucción incluye pregrado, postgrado, profesionales y educación continua ofrecidos a
través de las instrucciones residentes y la entrega en línea.
¡Mierda! Que me disparen ahora. —Sí, —murmuró
Sidney asintiendo. Tenía la sensación de que sería un
largo y difícil verano.
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Capítulo 2
Diciembre, 1984
—Mamá me llevaba.
—Nash.
—Sí, bueno.
—Claro.
—Claro.
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Capítulo 3
—Yo te ayudo.
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Después de hacer el café, Sidney consideró ponerse una
camisa, pero la forma apreciativa en la mirada de Nash lo
detuvo. Por primera vez, Nash había enviado señales
suficientemente fuertes como para que Sidney lo pudiera
considerar. El descubrimiento de que Nash era gay emocionó a
Sidney. No sólo eso, sino que Nash había mirado realmente a
Sidney con un grado de deseo. ¡Maldita sea!
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—Me encantaba hacer esto cuando era un niño, —dijo
Sidney desde la sala de estar.
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‘Años’. La declaración retiró a Nash en el momento. Retiró
su mano y trató de alejarse, pero Sidney continuó aferrándose a
él. —No puedo hacer esto, —Nash murmuró, rodando sobre su
espalda.
—Entonces no lo olvides.
—¡Infiernos sí!
—Quédate conmigo.
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Sabiendo que iba a meterlo en problemas, pero incapaz de
aguantar, Sidney lanzó el arnés. —No vuelvas a hacer eso con él
nunca más, —gritó a su padre
Sidney saltó del paso lateral del remolque y corrió hacia la
parte posterior. —¿Puedo conseguir otra cuerda?
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Capítulo 4
5Chaps: pantalones de cuero grueso sin asiento, se usa sobre los pantalones normales por los trabajadores
de los ranchos para proteger sus piernas.
Extendió la mano y tiró de Sidney a sus brazos—. Muchas
gracias
—Tiempo.
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—¿Eh?
6White Shoulders ; Perfume de Elizabeth Arden (orig. de Evyan) Año de producción: 1949
Notas de fragancia: florales clásicos como la gardenia, ámbar lila, musgo de roble, y el jazmín.
—White Shoulders. —Sidney hizo nota mental para
comprar una botella una vez que regresara a la escuela. Mierda,
eso no funcionaría. Por mucho que amaba las cosas de su
mamá, nunca debía llevarlas a la escuela. Josh se pasaría el día
entero mofándose de él si encontrara el perfume en el cajón de
los calcetines de Sidney.
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Después de crear un lugar cómodo, y de hacer turnos para
leer, Nash miró la pesada bolsa de dormir sobre su regazo. Echó
una mirada a Diablo a través de los listones de la puerta del
establo antes de recoger su libro.
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Sidney no estaba mirando hacia abajo al lugar donde se
encontraba Nash, él parecía estar mirando algo en la habitación.
En Nash reinó el deseo de correr al lado de Sidney. No fue hasta
que vio a Sidney secarse los ojos, que decidió actuar sobre sus
sentimientos.
—¿Tú le dijiste?
—¿Te vas?
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Capítulo 5
—Eso es porque nunca has visto una gran polla antes. Está
bien. No voy a tomar tu falta de experiencia en tu contra. —A
pesar de que Sidney se quejó, no podía dejar de sonreír. Josh
tenía una manera de hacerle olvidar sus problemas, al menos
por un tiempo.
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Evidentemente Josh notó la acción. —Oye, ¿quieres que
llame a casa y vea si a mi hermano de doce años, se le han
quedado pequeñas algunas de sus ropas? Estoy seguro de que
mamá estaría feliz de enviártelas.
—¡Demonios, sí!
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Cuando la nieve en el rancho poco a poco se fue
derritiendo, Nash comenzó a avanzar con Diablo. Las cicatrices
en el caballo asustado todavía se notaban y no dejaba montar a
Nash, pero al menos ya no se asustaba de su toque.
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—¿Qué?
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8 El condado de West Chester es el asiento del condado de Chester, Pensilvania, Estados Unidos. La
población era 17.861. Es parte del área metropolitana de Filadelfia-Camden-Wilmington.
—No puedo evitarlo, —dijo Josh con una sonrisa—. Algo
acerca de estar en casa saca el niño en hay en mí.
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9 Byplaty; juego escénico secundario, acciones, gestos, etc pasando a un lado de la acción principal y la
conversación, como en una obra de teatro.
Sidney entrecerró los ojos a Josh, prometiendo venganza.
—Estoy bien, —le dijo.
—¿Qué?
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10Hombre grande e importante dentro de una tribu, en este caso hace referencia a que era un chico
importante dentro del campus.
—Pero se ve caliente en ti. —Lucas se apagó y se retorció
en su silla—. Quiero decir, es lo que eres.
—¿Cómo dices?
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Con una grande, torpe y borracha sonrisa en su rostro,
Josh los saludó con la servilleta y con el número telefónico de
Verónica en él, delante de la cara de Sidney. —Te dije que
valdría la pena todos los problemas.
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—¿Necesitas un trago?
¿Josh?
—Es bueno que tu papá este aquí sin embargo. Tal vez
debería dejaros a los dos solos por un tiempo.
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—Descansa un poco si puedes.
«A Josh
Sidney se quedó mirando la luz del techo. Tal vez Nash tenía
razón. Tal vez sus vidas eran demasiado diferentes para que
funcionase.
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Nash siguió a Jackson a la cafetería del hospital.
—Sí.
—Sí.
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—Claro, pero ¿estás realmente dispuesto a perder tu
trabajo? Porque ambos sabemos lo mucho que odia
Bridgewater12. Él va a venderlo tan pronto como descubra la
verdad.
Nash negó con la cabeza. —De todos modos, no es tu
decisión. —Nash puso su mente en movimiento—. Ya verás...
Voy a conseguir que Sidney vuelva al rancho para que pueda
sanar. ¿Por qué no te vas de la casa y sigues adelante hasta
Colorado para estar con tu nueva esposa?. Nosotros no te
necesitamos.
—¿Quién demonios te crees que eres? No puedes darme
órdenes en mi casa, —sostuvo Jackson.
Nash se dio cuenta de que estaban empezando a llamar la
atención de la gente de alrededor. —Tal vez no, pero Sidney
puede. ¿Debo ir y contarle todos tus sucios y pequeños
secretos? —Era la última cosa que quería hacer Nash, claro,
Sidney merecía la verdad sobre el rancho, pero no sobre el
engaño de su padre. Saber que Jackson se avergonzaba de su
propio hijo le haría más daño a Sidney de lo que Jackson valía la
pena.
—Bien, pero déjame manejar esto a mi manera, y mantén
tus sucias manos fuera de mi hijo hasta que me haya ido.
—Tienes cuatro días. Sidney debería ser dado de alta en
dos, te voy a dar dos más para que recojas tu mierda.
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12Bridgewater, significa Puente de agua, así es como se llama el pueblo donde está ubicado el rancho de
Sidney.
Capítulo 7
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Nash se detuvo delante del establo y se ubicó en su lugar
habitual. No vio la camioneta de Jackson en la entrada, pero él
había prometido dar al hombre un día más antes de que tuviera
que limpiar la casa. Al bajar de la camioneta, vio a Tommy y Steve
trabajando cerca del corral. —¿Qué sucedió? Parece que lo golpeó
un tornado.
Tommy terminó golpeando un clavo antes de mirar a la cara
de Nash. —El jefe llegó corriendo y pasó a través de él con su
camión por accidente.
Sí, apostó a que no fue un accidente. —¿Cuándo fue eso?
—Ayer. Cuando él vino a comprobar a Diablo, —respondió
Steve.
La columna vertebral de Nash se puso rígida. Había
sospechado durante mucho tiempo que era Jackson quien había
azotado al pobre caballo, y el pensamiento del hombre pasando a
ver el caballo no le sentó bien. —¿Él está bien?
—¿Jackson? —Preguntó Tommy.
—Diablos, no. Quiero decir Diablo, —aclaró Nash.
—Como siempre. Eres al único al que le permite acercarse,
pero nosotros lo logramos. —Tommy echó el sombrero de vaquero
hacia atrás en su línea de visión y se reunió con la mirada de
Nash—. ¿Y el niño?.
Nash no estaba seguro de qué decir a los trabajadores del
rancho. Se había acostumbrado tanto a restar importancia a las
lesiones de Sidney, que dudó por un segundo decirles a los chicos
que Sidney estaba bien, pero Nash sabía la verdad. Tarde o
temprano verían a Sidney. Nash decidió que era mejor preparar a
los hombres para esa ocasión en lugar de que Sidney viera sus
expresiones en estado de shock.
Antes de que pudiera pronunciar las palabras, Tommy dejó su
martillo y se dirigió a Nash. —¿Qué tan mal?
Nash asintió con la cabeza. —Tuvo suerte, no me
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Capítulo 8
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Nash aparcó a un lado de la carretera, detrás de la camioneta
del rancho frente al cementerio de la familia Running E. La pared
de piedra que rodeaba el lugar de descanso, siempre le sorprendía.
El muro había sido construido más de cien años antes y no había
una piedra fuera de lugar.
Vio a Sidney en una manta debajo del viejo nogal que daba
sombra a la tumba de su madre. Nash recordó el rechazo de
Jackson por tener que enterrar a su esposa en ese lugar en
particular. A Jackson no le había gustado la idea de que las raíces
del árbol finalmente destruyeran el ataúd de Elizabeth. Elizabeth
había sacudido sólo la cabeza y había tratado de explicar a su
marido que al convertirse en parte del árbol, viviría para siempre.
—Oye, —saludó a Sidney—. Lonnie me dijo que estabas aquí—
. Nash se sentó en la esquina de la manta y apoyó su espalda
contra el árbol. Se quitó el sombrero de vaquero y lo puso sobre la
hierba.
Los ojos Sidney permanecieron cerrados, pero Nash sabía que
el joven no estaba dormido.—Puedo sentirla aquí
—Ya lo sé. —Nash había encontrado la salida a su angustia en
la tumba de la madre de Sidney en más de una ocasión en los
últimos años. No había dudas en la mente de Nash de por qué
Sidney estaba buscando la comodidad de su mamá. La
conversación en el granero no había ido bien. Nash sabía que había
sonado más duro de lo que había pretendido, pero es que no podía
creer qué Sidney cuestionaba su lealtad. No fue hasta después de
que él se alejó que se dio cuenta de por qué Sidney se preocupaba.
—Conozco a Reece desde hace casi ocho años. Y he sido un
maldito para él la misma cantidad de tiempo, —comenzó Nash.
—No creo que quiera escuchar esto, —murmuró Sidney.
—Estoy seguro de que no, pero déjame terminar. Lo que iba a
decir es que me he tirado a Reece en los últimos ocho años y nunca
sentí que era algo más que una jodida. ¡Maldita sea! Una noche
contigo y yo sabía lo que era hacer el amor de verdad. Suena cursi
como el infierno, pero no puedo volver atrás. Me tienes.
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Sidney, finalmente abrió los ojos y volvió la cabeza hacia
Nash. —¿Es guapo?
—Sí. —Nash se trasladó a tumbarse junto a Sidney. Trazó
algunas de las cicatrices pequeñas y oscuras que Sidney tenía en la
cabeza—. Puedo ver lo que significan tus cicatrices. —Él pasó la
mano por la pequeña cantidad de vello negro—. Sé que no lo crees,
pero tengo la sensación de que no volveremos a ver nunca más al
antiguo Sidney. Creo que estamos viendo la cara de un hombre que
conducía un coche cuando la vida de un amigo cambió para
siempre.
Sidney rápidamente dio la vuelta, desplazando la mano de
Nash. —Por supuesto que me siento culpable. ¿Cómo puedo no
hacerlo cuando me enfrento a lo que hice cada jodida vez que me
miro en un espejo?
—Me gustaría poder agitar una varita mágica y quitarte la
culpa, pero no puedo. Y no me digas que no sientes lo que sientes,
porque estoy seguro de que estaría pasando por las mismas
emociones si nuestras posiciones se invirtieran. Pero vamos a salir
adelante. Vamos a salir de esto. —Nash le puso una mano en el
centro del pecho a Sidney.
Sidney reunió su mirada con la de Nash, con lágrimas en los
ojos.—Besé a Lucas.
La confesión hecha a Nash se sentía insegura. —¿Es eso todo
lo que hiciste con él?
Sidney sacudió la cabeza como si estuviera frustrado. —No es
el beso. El beso no significó nada.
—Entonces, ¿qué? —Nash le preguntó, confundido.
—Se desabrochó el cinturón para poder darme un beso
mientras conducía esa noche.
El impacto de la declaración desconcertó a Nash por un
momento. Se acaba de colocar allí y se quedó mirando a Sidney.
—¿Entiendes ahora? Creo que Josh lo sabe. Yo creo que por
eso él no puede soportar verme o hablarme.
Nash se deslizó más cerca de Sidney antes de tirar al hombre
137 en sus brazos. A pesar de que entendía la culpa de Sidney, Nash
sabía que no estaba solo. —Si eres culpable, yo también lo soy por
empujarte lejos como lo hice. Tal vez así el beso nunca hubiera
sucedido. Y a menos que tú desabrocharas el cinturón de seguridad
de Lucas, él también tiene parte de culpa.
Con su mejilla herida apoyada en el pecho de Nash, Sidney se
apretó más fuerte al hombre. —¡Te amo!
—Te amo también. —Nash pensó en su reunión con Reece. A
pesar de que era importante hablar con Reece en persona, él no se
atrevía a dejar a Sidney por la noche—. Voy a llamar a Reece y le
diré que no puedo esta noche.
—No tienes por qué —Sidney murmuró.
—Sí, es verdad. Él tiene una idea de lo que está pasando de
todos modos, así que estoy seguro que lo entenderá si cambio la
hora.
Sidney se trasladó a descansar su barbilla en el pecho de
Nash. —Tengo que ir a Hutch en algún momento para obtener una
copia del testamento de mi madre. Tal vez vosotros dos podáis
tomar una copa o algo así, mientras lo hago.
Nash miró al cielo a través de las ramas del árbol. ¿Para
Sidney se trataba de compromiso, o era simplemente la esperanza
de controlar el tiempo que pasara con Reece? ¿Qué importaba?
Nash sólo necesitaba hablar con Reece durante el tiempo suficiente
para poner fin a las cosas con respeto. —Suena bien, —dijo
finalmente.
Sidney se deslizó hasta que estuvieron cara a cara. —¿Vas a
volver a verlo una vez que regrese a la escuela?
Mirando los grandes ojos verdes de Sidney, Nash no podía
imaginar a nadie más que tomara su lugar. —No. —En su corazón,
él sabía que se estaba condenando a una vida de soledad. Aunque
Sidney regresara al rancho de vez en cuando, Nash nunca tendría
la vida doméstica que siempre había deseado secretamente.
Sidney sonrió. La cicatriz fresca podría desaparecer, pero la
sonrisa de Sidney había sido alterada para siempre. En lugar de la
juvenil sonrisa que Nash había llegado a querer, la cicatriz hacía
que los labios de Sidney se estiraran hacia arriba, creando una
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sonrisa más libertina. Nash pensó que la cicatriz hizo a Sidney aún
más sexy de lo que ya era. Sacó la cabeza de Sidney fuera de su
pecho con un beso profundo.
Sin pensarlo, Nash se subió en la parte superior de Sidney. Él
rompió el beso y se quedó mirando al hombre que era dueño de su
corazón. —¿Te hago daño?
—Nunca, —respondió Sidney antes de empujar la lengua en la
boca de Nash.
Nash se sujetó en sus antebrazos, con la esperanza de
mantener la mayor parte de su peso fuera de Sidney y de su aun
no sanado torso. El contacto directo de sus pollas era lo que
necesitaba Sidney. Su cuerpo frente a la erección que el deseo
había causado en Sidney. Se podía conseguir con facilidad que los
dos se corrieran sin follar, pero Nash quería escuchar bien alto a
Sidney, algo que sólo parecía lograr mientras lo montaba duro.
Con un gemido, Nash rompió el beso. —Tenemos que ir a
casa. Ahora. —Se ajustó la erección atrapada en sus pantalones
después de ponerse de pie. Nash le tendió la mano—. ¿Me sigues?
Sidney dejó que Nash lo ayudara a ponerse en pie. —Voy a
estar justo detrás de ti. Sólo déjame decir un adiós rápido.
Nash tomó la parte posterior de la cabeza de Sidney en su
lugar mientras saqueaba la boca sexy una vez más con la lengua.
—¡Date prisa! Estoy a punto de correrme en mis pantalones
vaqueros.
—Pues bien, creo que es mejor que llegues a casa para
solucionarlo. —Sidney presionó su cuerpo contra la polla de Nash—.
Coge la manta.
Nash se alejó antes de recoger la manta de la tierra. Vio cómo
se inclinó Sidney para colocar un beso en la lápida de Elizabeth. No
podía oír lo que Sidney susurró al granito negro, pero cuando se
puso de pie, su mirada era de total paz.
Se dirigieron cogidos la mano fuera del cementerio. Nash
ayudó a Sidney a subir al camión del rancho. —Tengo que pasar
por mi casa un segundo, pero estaré en el rancho enseguida.
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Nash tenía que llamar a Reece, pero hacerlo desde casa de
Sidney parecía una falta de respeto. Aparcó en la entrada de su
casa y marcó antes de entrar en el interior. Tenía que hacerlo
rápido.
—Oye, —respondió Reece—. Estaba a punto de saltar a la
ducha.
—Me alegro de encontrarte a tiempo entonces. Lo siento, algo
ha surgido y tengo que cancelar la cita, pero yo esperaba que te
pudieras reunir conmigo durante el almuerzo de mañana.
—¿Almuerzo? No lo sé. Tal vez. —Reece suspiró—. Se ha
acabado, ¿no?
—Sí —confirmó Nash—. Pero eso no quiere decir que aún no
podamos ser amigos.
Reece se quedó callado por unos momentos, y Nash tenía
miedo de lo que se avecinaba. —Mira, —comenzó Reece—. No
necesitamos quedar para comer.
—¿Estás diciendo que no quieres siquiera que seamos amigos?
—preguntó Nash. A pesar de que sabía que nunca podría
enamorarse de Reece, todavía era un chico divertido con quien
hablar.
—Dame un poco de tiempo.
—Sí, está bien. —Nash se estremeció ante el dolor que detectó
en la voz de Reece. Su relación había sido sexual, ¿verdad? Nash se
preguntó si había cambiado Reece en alguna parte a lo largo de la
relación. A pesar de que se odiaba por haber causado dolor a su
amigo, Nash no había prometido nada más que un par de horas de
satisfacción mutua.
La llamada terminó sin que ninguno de ellos dijera adiós. Tal
vez fue mejor así. Nash colgó el teléfono antes de regresar a su
camión. Había hecho lo correcto, lo único, entonces ¿por qué se
sentía como un pedazo de mierda por hacerlo?.
El corto trayecto en coche de la casa al rancho enfrió su ardor,
pero no su amor.
Al llegar a la hacienda, salió de la camioneta y observó a
Sidney salir de la granja. La vista de Sidney, su silueta contra el sol
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Capítulo 9
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Septiembre 1987
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Capítulo 10
Junio 1989
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Llevando una nevera pequeña y una bolsa con hamburguesas,
Nash entró en el establo. Sidney estaba manteniendo la vigilia en la
plaza de Diablo, con la mirada perdida en el espacio. Hacía horas
que ya había conducido el cuerpo de Buckwheat'll al crematorio
detrás de la oficina del veterinario.
—Oye, —saludó Nash, inclinándose para darle un beso rápido
a Sidney—. Pensé que podrías tener hambre. —Puso la nevera en el
suelo, junto a Sidney antes de tirar una paca de paja para poder
sentarse—. ¿Cómo está?
Sidney se encogió de hombros. —El sedante extra que le puso
Doc no ha desaparecido todavía, pero tengo miedo de lo que pasará
cuando lo haga.
Nash buscó en la bolsa y sacó una hamburguesa con queso. —
Come.
Sidney negó con la cabeza. —No, gracias.
El instinto de Nash fue discutir con el hombre más joven y
obligarle a comer algo, pero al final, devolvió la hamburguesa a la
bolsa y la puso en la parte superior de la nevera.
—He estado pensando en mi papá, —dijo Sidney después de
unos momentos.
—¿En serio? —Sidney no había mencionado a Jackson en más
de un año.
—Sí. Se quedó con ella hasta el final. Vio a la mujer que
amaba morir en sus brazos. —Sidney miró a Nash—. Él nunca fue el
mismo después de eso. No es que él fuera un príncipe antes,
pero...
Nash le tendió los brazos. —Ven aquí, bebé.
Sidney tomó la oferta de Nash inmediatamente y se subió en
su regazo. Nash trató de envolver con sus brazos en un capullo
protector al hombre que amaba.
—Prométeme algo, —susurró Sidney.
160 —Cualquier cosa, —dijo Nash.
—Si algo me pasara a mí, prométeme que no dejarás que la
pena te cambie como mi papá y Josh hicieron.
Nash se cubrió la cara con el pelo largo de Sidney. Sidney no
había mencionado a Josh ni a Lucas desde que dejó de ir al hospital
de rehabilitación casi dos años antes. Lucas había pedido verlo,
pero Josh se había negado a hablar todavía a Sidney. Aunque la
condición de Lucas era permanente, él había trabajado duro para
recuperar el uso de su voz. De acuerdo con Sidney, la visita había
sido muy emotiva, pero no tuvieron de que hablar.
—No puedo prometer eso, —Nash finalmente respondió.
Sidney se echó hacia atrás lo suficiente como para mirar a los
ojos de Nash. Abrió la boca como si fuera a discutir, pero la cerró
con un suspiro. —Creo que yo tampoco podría prometerlo, —dijo
después de unos minutos.
Nash siguió abrazando a Sidney hasta que el interior del
granero se puso tan oscuro que ya no podían ver a Diablo. —
¿Quieres que vaya y coja los sacos de dormir?
—Sí.
Nash depositó de nuevo a Sidney en su silla. —No tardaré
mucho.
163
Después de hacer la llamada a Doc, Sidney subió corriendo a
su cuarto de baño y sacó el botiquín de primeros auxilios. Las
heridas en la piel de las manos y la barbilla no eran graves, pero
necesitaban ser limpiadas y desinfectadas. Comenzó con un jabón
antibacteriano, haciendo una mueca mientras iba limpiando las
áreas lesionadas. La mirada de Sidney volvió a la caja de metal
blanco que su madre había llenado de suministros de primeros
auxilios. A pesar de que probablemente debería utilizar el alcohol,
cogió el peróxido en su lugar.
Sidney sonrió mientras servía el incoloro líquido claro en la
palma en su mano izquierda. Recordó lo fascinado que se sintió
cuando era un niño y su madre le vertió agua oxigenada en la
herida que se había hecho ese día y se formaron burbujas de
espuma blanca.
Giró la muñeca y se puso una buena cantidad en la palma de
la mano antes de llevar el mentón hacia abajo para sumergirlo en
el antiséptico. Sidney se quedó mirando su reflejo en el espejo
cuando las burbujas hicieron su trabajo.
Satisfecho y esperando que no se infectara a corto plazo,
Sidney se puso un par de pantalones cortos antes de regresar a la
planta baja. Decidió hacer café ya que dudaba que cualquiera de
los dos fuera capaz de dormir. Diablo tendría que ser incinerado,
pero no serían capaces de lograrlo hasta que los peones llegaran al
trabajo.
Con un café en la mano, Sidney miró por la ventana por
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encima del fregadero de la cocina. A pesar de que sabía que la
muerte de Diablo lo perseguiría durante los próximos años, era
Nash quien más le preocupaba. El tormento en la expresión de
Nash cuando había entregado el arma a Sidney y le ordenó
regresar a la casa para llamar al Doc siempre quedaría grabado en
su memoria. Él había sabido sin que Nash lo dijera que planeaba
quedarse en el granero y limpiar la sangre antes de que los
trabajadores del rancho llegaran a trabajar. Nunca en su vida
Sidney había visto tanta sangre.
El accidente de coche pasó por su mente, sólo que había sido
la sangre de Sidney la que cubría el interior del coche en ese tramo
de carretera de Nueva Jersey. Lucas había tenido lesiones internas.
Por primera vez desde el accidente, una imagen de Josh llegó a su
memoria saliendo de las profundidades de la mente de Sidney.
Recordó que estaba acostado en el asiento delantero, el
animal seguía en el medio, a la mitad del coche. Josh estaba
gritando a un vehículo en marcha en busca de ayuda. Sidney había
tratado de hablar, de decir a Josh que su hermano había salido a
través del parabrisas, pero las palabras no quisieron venir.
La cara de Josh cuando se sacó la camisa y la llevó a la mejilla
de Sidney fue misteriosamente igual a la expresión que había visto
a Nash en el granero. Era la primera vez que Sidney recordaba a
Josh disculparse. Una y otra vez Josh decía a Sidney cuánto lo
sentía. ¿Por qué Josh se disculpaba con él?.
Una vez que Sidney fue capaz de decirle a Josh que fuera a
ayudar a Lucas, los ojos de Josh se habían abierto asustados. Josh
se había echado hacia atrás y se cubrió la boca con la mano. Sidney
no había entendido la reacción, todavía no lo hacía.
Sidney se frotó el pecho. El dolor que venía de los recuerdos
de esa noche era peor esta vez. Había pasado un tiempo desde que
había tratado de llegar a Josh. Tal vez debería intentarlo de nuevo
antes de que pasara mucho más tiempo.
Con la nueva resolución de reparar una vieja amistad que
significaba el mundo para él, Sidney llenó un termo con café recién
hecho y se fue hacia el granero.
Al entrar en el granero, Sidney no vio de inmediato a Nash,
165 pero oyó un ruido procedente de la plaza de Diablo. —Yo traje café,
—dijo, cruzando la extensión.
—Pensé que te había dicho que te quedaras en casa —dijo
Nash con la voz ronca.
Sidney continuó andando. Al ver a Nash estuvo a punto de
dejar caer el termo al suelo. Lo sostuvo a tiempo y lo colocó en una
esquina, con el corazón acelerado. —Pensé que tal vez me
necesitaras, —dijo, pasando por encima de la piscina de sangre
más grande en la que estaba arrodillado Nash.
Nash siguió mirando el enorme agujero en la cabeza de
Diablo. —Lo que necesito es que tú no seas tocado por esto. Vuelve
a casa.
—No, —susurró Sidney, poniendo su mano en el centro de la
espalda de Nash.
Eso fue todo lo que tomó para conseguir finalmente la
atención de Nash. Nash parpadeó varias veces antes de mirar en
dirección a Sidney. La expresión confusa en la cara de Nash lo decía
todo. —No tengo diez años, Nash. No puedes arreglarlo todo para
mí. —Sidney hizo un gesto hacia el caballo muerto—. ¿Esto? Esta
es la vida real. Es feo y sucio, pero tiene que ser limpiado, y quiero
ayudar.
Los ojos de Nash se llenaron de lágrimas. —De acuerdo. —Él
respiró hondo antes de darle un beso en los labios a Sidney—. Voy
a ir al cobertizo a coger una bolsa de aceite absorbente. Comienza
a limpiarlo con el serrín.
Cuando Nash comenzó a ponerse en pie, Sidney agarró su
mano y tiró de él hacia abajo. Había algo en la voz de Nash que lo
preocupaba, y Sidney no podía dejar pasar el momento sin
tranquilizarse a sí mismo. —¿Estás bien?
Nash rompió el contacto de los ojos y miró a Diablo, una vez
más. —Lo voy a estar. —Nash besó a Sidney de nuevo, más
profundamente y con más emoción.
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Septiembre de 1989
P
ara cuando Nash llegó con su camión al rancho eran casi
las 11:30 y todavía tenía algunas horas de trabajo que
hacer antes de que pudiera irse a la cama. Comenzó a ir hacia el
granero, pero se frenó cuando vio al gran Bronco15 de Sidney
estacionado junto a la casa. —¿Qué coño?
Nash estacionó al lado del Bronco y salió. Se sorprendió al ver
a Sidney sentado en el porche oscuro fumando un cigarrillo, un
hábito que Nash pensó que el joven había abandonado años antes.
—¿Qué ha sucedido?
Sidney exhaló una bocanada de humo. —Yo estaba a punto de
preguntar lo mismo.
Algo en el tono de Sidney detuvo a Nash en seco. —Bueno,
como puedes ver, estoy llegando a casa. Yo tenía algo que hacer.
La pregunta es, ¿por qué estás en casa un jueves?
Sidney apagó el cigarrillo en la hierba marrón al lado del
porche. —Te llamé antes. Lonnie me dijo que fuiste a Hutch otra
vez. —Sidney se levantó y puso las manos sobre sus caderas—.
Has estado yendo allí mucho últimamente.
—Sí. —Cuanto más hablaba Sidney, más loco se estaba
volviendo Nash.
—Sólo es que una de las razones por las se me ocurrió que
estarías visitando Hutch tan a menudo, es que estuvieras viendo a
Reece, así que conduje hasta allí, pero tu camioneta no estaba.
Nash dio un paso atrás. La acusación lo hirió en lo más
profundo, y si no tenía cuidado, podría decirle a Sidney cosas de la
que después se arrepentiría. Giró sobre sus talones y se fue hacia
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170 16 GED, Desarrollo Educativo General. Las pruebas son un grupo de cinco temas que, cuando se pasa, certifica que
el beneficiario de América o de Canadá de la escuela secundaria, ha obtenido las habilidades académicas de nivel.
El GED es también conocido como un Diploma de Educación General, Diploma de Equivalencia General,
Licenciado o título de equivalencia.
estado tomando algunos cursos de actualización por lo que
finalmente podría convertirme en un graduado de escuela
secundaria.
Sidney envolvió con sus brazos la cintura de Nash, pero no
sirvió de nada para el estado de ánimo del hombre. Miró hacia
abajo y se quedó mirando los grandes ojos verdes de Sidney.—
¿Tienes alguna idea de lo mucho que me duele saber qué piensas
que había hecho trampas contigo?. ¡Maldición! He dedicado toda mi
vida adulta a ti.
Nash se alejó del abrazo de Sidney. —Vamos a la casa. Sólo
necesito algo de tiempo para calmarme.
—Me siento un tonto por dudar, —dijo Sidney, tratando una
vez más de atraer a Nash.
Nash se alejó. —Por favor, Sidney, dame unos minutos.
Aunque era obvio que Sidney no quería ir a ninguna parte,
finalmente suspiró y se alejó del establo. Nash abrió la puerta en el
puesto de Diablo y entró. Se sentó en el suelo desnudo, de
espaldas contra la pared y rápidamente se vino abajo.
No fue la acusación en sí la que consiguió aferrarse a él, fue la
primera mirada real a la fragilidad de su relación. ¿Qué pasaría si
seguía adelante con su plan para cambiar su futuro entero sólo
para ver que al final la relación se quedaba en algún lugar del
camino?.
Nash se quitó el sombrero antes de apoyar la cabeza contra la
pared que separaba la plaza de Diablo de la siguiente. Había
tratado de impulsar los recuerdos de la noche de la muerte del
caballo detrás de él, pero simplemente no se irían. Le estaba
afectando a su trabajo. Rara vez quería saber nada con el ganado o
los caballos restantes. Nash sabía la verdad. Él ya estaba retirado,
diciendo adiós a su antigua vida. Había visto la verdad de su
situación la noche en que se había visto obligado a poner una bala
en la cabeza de Diablo.
Nash se puso de pie y se reacomodó el sombrero en la cabeza.
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Sólo podía imaginar lo que Sidney estaba haciendo en ese
momento. No tenía dudas de que el hombre estaría dando vueltas
en el porche, fumando uno de esos cigarrillos de mierda. Esa era
otra cosa que ellos dos necesitaban acomodar, y por Dios, Nash no
tenía intención de dejar salir el sol sin encontrar algún tipo de
solución a sus problemas.
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Una sonrisa profunda floreció en el alma de Sidney. —Ya lo sé.
Podría decirse que lo sabía desde el momento en que me salvaste
el culo cuando pintaste el porche de mi padre después de haber
levantado la pintura del suelo.
Nash se echó a reír. Él se acercó y tomó el lubricante de la
mesita de noche. —¿Así que cuando lo supiste?
Sidney pensó volver por encima de todo lo que Nash había
hecho por él. —Tú me dijiste que era sexy, incluso cuando me
quedé sin pelo.
—Tú lo eras. —Nash estaba al borde del agujero de Sidney con
sus dedos, acariciándolo.
—No lo habría sido para cualquiera que no me amara. Fue
entonces cuando lo supe. —Sidney sintió que los ojos le picaban al
admitirlo. Él parpadeó rápidamente para quitar la humedad—. Por
cierto, me enamoré de ti el día que llevaste la lata de pintura para
el porche.
Nash metió dos dedos en el canal de Sidney cuando él se
inclinó hacia abajo a por un beso. No pasó mucho tiempo antes de
que el cuerpo Sidney necesitara más. Metió la mano entre ellos y
dio una palmada en la mano a Nash, que no tenía deseos de
romper el beso.
Nash retiró su lengua y se echó a reír otra vez. —Bueno, tomé
la indirecta. —Quitó los dedos antes de volver con su polla.
Sidney respiró hondo antes de exhalar cuando la longitud de
Nash se abrió camino dentro de él. Con una mano en su propio
pecho, Sidney apretó uno de sus pezones sensibles antes de llegar
con la mano libre a torturar el pecho Nash.
Nash dejó escapar un gruñido y empujó sus caderas cuando
Sidney pellizcó la carne tierna. —Tú sabes que me vuelves loco.
—Sí. —Sidney lo hizo de nuevo, aplicando más fuerza aún.
Cada vez que apretaba su propio pezón, lo sintió en su polla.
Nash gruñó y reubicó las piernas de Sidney sobre sus
hombros. Él comenzó a moverse dentro y fuera del cuerpo de
Sidney, con cortos y rápidos movimientos. Justo cuando Sidney se
176 fue acostumbrando al ritmo, Nash cambió.
Profundo y duro, Nash golpeó contra el agujero de Sidney
haciendo que Sidney chillara. ¿De dónde diablos había salido eso?.
Nash se echó a reír y sacudió la cabeza antes de volver a
golpear una vez más profundo.
¡Rechinada! Sidney lloró cuando sus dientes chocaron. —Tú no
puedes ir más profundo, amor.
—¿En serio? Vamos a estar seguros. —Nash prácticamente
dobló a Sidney en dos antes de empezar de nuevo.
Con cada golpe de la polla Nash, Sidney se acercaba al clímax.
Su semen comenzó a gotear desde la cabeza de su polla a su
pecho. Fue una de las cosas más eróticas que había experimentado
nunca. —Más, —suplicó.
Nash contestó con un gruñido y empujó sus caderas,
recolocándose a sí mismo contra el culo de Sidney después de
empujar a fondo.
Sydney gritó el nombre de Nash cuando el primer chorro de
semen salió de su polla. La semilla caliente cayó sobre su barbilla.
Sidney rápidamente inclinó la cabeza hacia abajo y abrió la boca,
con la esperanza de atrapar el gusto de sí mismo en la lengua.
A pesar de que Sidney sólo fue capaz de capturar unas gotas,
fueron suficientes para desestabilizar a Nash.
—No te lo tragues, —ordenó a Nash, su rostro extasiado por la
intensidad de su orgasmo.
Sidney deslizó la amarga simiente ligeramente en la lengua
extendida, mientras que Nash salía de su clímax. Quitó las piernas
de los hombros de Nash y tiró del hombre que amaba encima de él.
La lengua de Nash bailando a través de la de Sidney,
capturando la esencia de Sidney, antes de profundizar en el interior
con un beso profundo.
Sidney se quejó en el beso cuando la suavizada polla de Nash
salió de su cuerpo. Su estómago gruñó, recordándole a Sidney que
no había comido en horas, pero estaba demasiado cómodo para
moverse. Él sonrió a pesar del sondeo de la lengua en el interior de
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Noviembre de 1989
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Con Nash muy involucrado en ver el partido de fútbol con el
resto de los hombres Ballentine, Sidney se retiró a la cocina. Tal
vez ayudar a Maggie con los platos haría que el tiempo pasase más
rápido. —¿Puedo ayudarte?
Metida hasta los codos en el agua jabonosa, Maggie sonrió. —
Por supuesto. Coge un trapo del cajón.
Sidney siguió las instrucciones antes de tomar posición al lado
de Maggie. —¿El lavavajillas está estropeado?
—No. —Ella sostuvo un plato—. Estos pertenecieron a la
madre de Alan. Llegaron a mí con instrucciones estrictas de no
ponerlos jamás en el lavaplatos. —Maggie sonrió abiertamente—.
Antes de que nosotros los consiguiéramos, solamente usábamos
platos ordinarios. No estoy segura, pero pienso que mi suegra
solamente quiso torturarme durante vacaciones.
Sidney se rió entre dientes —Usted debería haber tenido niñas
en lugar de los niños.
—O que los muchachos estuvieran interesados en casarse y
proveerme con nueras, —comentó Maggie de espaldas.
Continuaron lavando y secando platos con la conversación
ociosa. Sidney extendió el tiempo todo lo que pudo hasta que
finalmente, puso sus cartas sobre la mesa. —¿Josh me echa la
culpa?
Limpiando la salsera, Maggie de pronto se quedó pensativa. —
No. Josh parece llevar una gran cantidad de culpa por el accidente.
Se odia por que los llevó a todos, especialmente después de que le
dije que no quería que fuerais. ¿Sabías tú que no ha probado una
gota de licor desde entonces? Esa es otra cosa que le molesta. Él
sabe que si no hubiera estado borracho, Lucas hubiera ido seguro
en el asiento trasero.
—Nada de esto fue culpa de Josh, —argumentó Sidney.
—Lo que pasó, pasó. No fue culpa de nadie. Es curioso cómo
Lucas parece ser el único que lo entiende. —Maggie le dio a Sidney
una sonrisa tranquilizadora—. Si conozco a mi hijo, Josh debe de
estar probablemente detrás en el garaje fumando.
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Nash estaba haciendo la maleta con su ropa cuando se
produjo un golpe en la puerta. Miró a la puerta del baño cerrada,
esperando que el sonido no hubiera alertado a Sidney. En su
camino hacia la puerta, Nash tomó la tarjeta de acceso. Tenía una
buena idea de quién era su visitante, y él sería un maldito entupido
si dejaba entrar a Josh en la habitación.
Salió a la sala en silencio antes de cerrar la puerta detrás de
él. —¿Qué quieres, Josh?
Con las manos en los bolsillos de los pantalones vaqueros,
Josh arrastró los pies de un pie a otro. —Tengo que hablar a
Sidney.
—No, no lo harás. Lo que necesitas es dejar a un lado lo que
te está ahogando y buscar ayuda. —Nash entrecerró los ojos—.
Antes de arrastrar a dos buenos hombres contigo.
—Ya lo sé. —Josh sacó las manos de los bolsillos antes de
frotar sus ojos—. Eso es lo que vine a decirle. Hablé con mi familia
y ellos han aceptado ayudarme a cuidar de Lucas, necesito
alejarme un tiempo para lograrlo.
Benignidad. Nash tuvo que recordarse a sí mismo a la familia
de Josh y la intención de Sidney. Tal vez ayudaría a Josh si él viera
de primera mano lo feliz que era por lo general Sidney. —Hay una
casa vacía en el rancho si te interesa. No te puedo prometer
cualquier tipo de vida nocturna, pero está tranquilo a menos que el
ganado este ruidoso.
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Josh inclinó la cabeza hacia un lado. —Gracias, voy a pensar
en ello. —Miró a la puerta cerrada—. ¿Vas a decirle que estuve
aquí?
—Se lo diré. —Nash se cruzó de brazos—. Eres un tonto si no
haces todo lo que esté en tu mano para recuperarlo. —El sacudió su
cabeza—. Un hombre no podría pedir un mejor amigo que Sidney.
—Ya lo sé —murmuró Josh.
Nash sacó su billetera y se le entregó a Josh una de las
tarjetas de Runnig E. —Ahí está la dirección. No te vamos a buscar
otra vez. El siguiente paso es tuyo.
La manzana de Adán de Josh se movió arriba y abajo varias
veces antes de contestar. —Entiendo.
Con un gesto final, Nash volvió a la habitación. El seguro como
el infierno esperaba que Josh entendiera, porque la próxima vez
que el hombre hiriera a Sidney, Nash se ocuparía de la situación a
su manera.
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Capítulo 12
Marzo de 1990
Mayo de 1990
Junio de 1990
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Cedió, como de costumbre. Nash empujó primero dos dedos
en su interior. El cuerpo de Sidney estaba tan acostumbrado a la
polla de Nash, que no pasó mucho tiempo antes de que él estuviera
listo.
Sidney buscó a ciegas tras de sí y encontró la botella de
lubricante. Mientras que Nash seguía atormentando al hombre más
pequeño con los dedos, Sidney comenzó su propia tortura
acariciando la polla de Nash.
Un roce de la uña de Sidney justo debajo de la corona de Nash
y este estuvo a punto de entrar en el acto. Nash quitó la mano del
culo de Sidney antes de rodar al hombre sobre su estómago.
Nash reposicionó a Sidney hasta que sus rodillas estaban
debajo de él y su culo en el aire. Nash se sentó sobre sus talones y
se lamió los labios. A pesar de que odiaba el sabor del lubricante,
no pudo resistirse a correr la lengua por la arrugada piel un par de
veces.
—Estoy cerca de correrme en dos segundos, —dijo Sidney
desde su almohada.
Nash sabía que Sidney esperaba que se detuviera, pero Nash
no siempre hacía lo que se esperaba de él. Se inclinó de nuevo e
introdujo la punta de la lengua en el agujero de Sidney.
—¡Joder! —Sidney aullaba. Su agujero se cerró en torno a la
lengua de Nash y se corrió sobre las sábanas a continuación.
Antes de que Sidney pudiera colapsar, Nash le dio la vuelta.
Agarró una almohada y la colocó en la parte baja de la espalda de
Sidney como apoyo. —¿Bien?
Aun jadeando por la fuerza de su clímax, Sidney asintió con la
cabeza. Se agachó y sostuvo las piernas flexionadas y separadas.
—¿Es una sugerencia? —Nash se echó a reír.
Sidney sonrió a cambio. —Una orden —consiguió decir.
—Oh, me gusta que me des órdenes. —Nash alineó su polla en
el agujero de Sidney. Una vez pasado el anillo exterior de los
músculos, Nash empujó dentro en un movimiento suave. El calor
del cuerpo de Sidney sacó un gemido inmediato de Nash.
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Tal vez hacer que se viniera antes Sidney no fue tan buena
idea después de todo. Nash no tenía esperanza alguna de durar
mucho más para darle a Sidney un segundo orgasmo, tenía la
necesidad de proporcionar a Sidney un poco del dolor que parecía
disfrutar tanto.
Nash comenzó a un ritmo duro en el fondo, sin dar tiempo a
Sidney a que se adaptase plenamente a la invasión.
Sidney golpeó la cabeza contra la almohada. —¡Ahhh, mierda!.
Satisfecho por obtener los resultados que buscaba, enganchó
las piernas de Sidney sobre sus hombros para liberar sus manos.
Mientras continuaba el asalto al culo de Sidney, Nash pellizcó los
pezones de su amante con fuerza.
—Más fuerte, —gritó Sidney.
Nash no estaba seguro de si Sidney se refería a la follada o a
la tortura en sus pezones, por lo que decidió darle de los dos. Con
cada empuje que daba, las bolas de Nash golpeaban contra el liso
culo de Sidney. El sonido de la piel sobre la piel, junto con los
gruñidos de Nash y los gemidos de Sidney, hizo una sinfonía
erótica. Nash sabía que podía escuchar esa música por el resto de
su vida.
En medio de todo esto, Nash hizo una nota mental de
asegurarse de cerrar las ventanas antes de follar a Sidney una vez
que se mudaran a los suburbios. Ahí fuera en el país de Dios, ellos
podrían hacer tanto ruido como quisieran, pero a no ser que ellos
quisieran completamente enajenar a sus vecinos, tendrían que ser
más calmados una vez que estuvieran en la ciudad. Esa era una
razón más de que el campo era mejor, en opinión de Nash.
Una vez la polla de Sidney se había endurecido de nuevo,
Nash pellizcó uno de los pezones del hombre más joven. Nash
cubrió su mano alrededor de la polla de Sidney y presionó el pulgar
contra la raja que goteaba.
Los ojos de Sidney se iluminaron con la nueva sensación.
—Maldita sea, eres hermoso, —gruñó Nash.
La fosas nasales de Sidney se abrieron en una inspiración
197 cuando Nash dio una palmada en sus bolas.
—¿Tienes más de esa semilla dulce para mí? —Nash pidió, con
los dientes apretados. Joder, se tenía que correr.
—Sííííí —siseó Sidney cuando el primer chorro de semen salió
de su polla.
Eso fue todo lo que Nash necesitó para dar rienda suelta a su
cuerpo. Él empujó su polla en la medida que pudo cuando entró en
Sidney. El orgasmo fue tan intenso, que la expresión de Nash
parecía como si estuviera sintiendo dolor, y en cierto modo, era así.
Se desplomó en la parte superior de Sidney, con el miedo de
que nunca volvería a ser capaz de respirar. ¿De dónde diablos
había salido eso?. Seguramente que estaba envejeciendo, pero aún
tenía sólo treinta y cuatro. Él abrió la boca, tratando de hacer llegar
suficiente oxígeno a sus pulmones para no perder el conocimiento.
—¿Estás bien?.
Nash oyó la pregunta, pero aún no estaba en condiciones de
responder a sí que asintió con la cabeza, con la esperanza de sacar
el incidente fuera. Trató de empujar la preocupación de su mente.
Esta sólo era una muy, muy buena cogida, trató de decirse a sí
mismo.
Sidney chupó el lóbulo de la oreja de Nash en su boca antes
de susurrar: —Lo mejor.
Nash cerró los ojos. —Sí —consiguió decir.
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Sidney estaba en el porche con Tommy y su esposa, Brynn,
mientras que Nash se despedía de los caballos. —Gracias por
mantener a Rosie, —dijo—. Sé que no va a vivir mucho más tiempo
y el pensamiento de que viva sus últimos años en el rancho de otra
persona no le cayó bien a Nash.
—Es un buen caballo, —dijo Tommy.
—Sí —asintió Sidney. Su corazón le dolía por Nash. No sólo
dejaba atrás el rancho que había llegado a amar, además ambos
sabían que su vieja camioneta no podría hacer el viaje de diez
horas.
Sidney había aconsejado usar el remolque sobre el que ellos
podrían transportar la camioneta para él, pero Nash había rehusado
la oferta. Él había dicho que era tiempo de seguir adelante y
comprar algo más nuevo.
Sidney no podía dejar de preguntarse si había más cosas que
le recordarían a Nash por qué no debería salir de la hacienda. Al
final, Nash había vendido la camioneta a Tommy para su hijo de
quince años de edad. Sidney había llevado a Tommy a un lado y le
explicó el significado de la camioneta para Nash, y Tommy se había
comprometido a asegurarse de que su hijo tuviera buen cuidado de
ella.
Nash salió del granero, limpiándose los ojos.
—¿Vais a conducir directo? —Tommy preguntó mientras Brynn
desaparecía en la casa.
—Sí. Con suerte llegaremos a Lake Forest antes de la
medianoche, —respondió Sidney, con los ojos sin dejar nunca al
hombre que caminaba hacia la casa del rancho. ¿Cómo iba a ser
capaz de pagar a Nash por el sacrificio que estaba a punto de
hacer?
Sidney parpadeó, las lágrimas amenazaban con salir cuando
Nash subió al porche para unirse a él. —¿Cuántas golosinas le diste
a Rosie? —preguntó, tratando de alejar la tristeza evidente en la
cara de Nash.
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Funcionó. Nash sonrió y apoyó su mano en la parte baja de la
espalda de Sidney. —Las suficientes para hacer que me recuerde.
—No tienes que preocuparte. Es bastante difícil olvidarte. —
Sidney se acercó al lado de Nash.
La puerta de tela metálica se abrió y salió Brynn llevando una
nevera portátil. —Yo lo llené de todo, un par de sándwiches y
algunas de mis galletas hechas en casa de avena con pasas, —dijo,
entregándole la nevera a Nash.
Nash se quitó el sombrero de vaquero. —Gracias.
Sidney se quedó mirando el familiar Stetson17. Se preguntó si
Nash seguiría usándolo una vez que comenzaran su vida juntos en
Chicago.
—Bueno, será mejor que nos marchemos. —Nash se acercó y
estrechó la mano de Tommy.
Una vez que Nash se trasladó hacia Brynn, Sidney dio un
abrazo a Tommy. —Cuida de él.
Tommy asintió con la cabeza. —Lo haré.
Sidney dio un paso atrás antes de pasar a Brynn. No conocía
bien a la esposa de Tommy, pero le dio un abrazo de todos modos.
—Cuidaros.
—Ten cuidado, —dijo, liberando a Sidney.
Sidney siguió a Nash hacia los camiones alquilados. Abrió la
puerta, pero no entró de inmediato. Él le dio al lugar una última
mirada.
—¿Sidney? —Nash llamó mientras arrancaba el motor.
—Sí. —Sidney echó un vistazo por encima de Nash y rió—.
Lamento admitirlo, pero aún voy a echar de menos aquel gallinero
de pollos. —Él subió y se colocó en el asiento, acordándose de
ponerse el cinturón de seguridad.
—Vamos a volver a visitarla, —murmuró Nash.
Sidney podría decir que Nash estaba haciendo un gran
esfuerzo para no ponerse nervioso. —Claro que lo haremos, —él
200
estuvo de acuerdo, llegando a apretar más la mano de Nash—.
Muchas gracias.
17 Sombrero vaquero.
Nash le dio la vuelta a mano y entrelazó sus dedos con los de
Sidney. —Donde tú vayas, yo voy. Siempre y sin remordimientos.
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Carol Lynne
Sobre la Autora
http://www.carol-lynne.net/
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Coordinación del proyecto:
Pervi
Traducción:
Mireiyu / Pervi
Corrección:
Iso / Lou
Edición y formato:
The Dream of Desire