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Guia nº5.

Glandula Suprarrenales

1) Las glándulas suprarrenales (o adrenales) son dos órganos pares localizados en el espacio
retroperitoneal de la cavidad abdominal. La glándula derecha es aplanada y triangular y la glándula
izquierda tiene forma de semiluna. Ambas están incluidas en el tejido adiposo perirrenal a la altura
del polo superior de los riñones. Las glándulas suprarrenales secretan hormonas esteroides y
catecolaminas.
Las glándulas suprarrenales están cubiertas por una cápsula de tejido conjuntivo gruesa desde la
que parten tabiques que se introducen en el parénquima glandular y llevan vasos sanguíneos y
nervios. El tejido parenquimatoso secretor está organizado en dos regiones bien definidas:
• La corteza es la porción secretora de esteroides. Se ubica debajo de la cápsula y constituye
alrededor del 90 % del peso de la glándula. La corteza suprarrenal secreta un grupo
completamente diferente de hormonas, llamadas corticoesteroides. Todas estas hormonas se
sintetizan a partir del esteroide colesterol y todas poseen una fórmula química parecida
• La médula es la porción secretora de catecolaminas. Está más profunda que la corteza y forma el
centro de la glándula. La médula suprarrenal, que ocupa el 20% central de la glándula, se relaciona
desde el punto de vista funcional con el sistema nervioso simpático; secreta las hormonas
adrenalina y noradrenalina en respuesta a la estimulación simpática (hormonas catecolaminas?). A
su vez, estas hormonas provocan casi los mismos efectos que la estimulación directa de los nervios
simpáticos en todas las regiones del cuerpo.
2) Cada glándula suprarrenal se encuentra irrigada por las arterias suprarrenales superior, media e
inferior y drenada por las venas suprarrenales. Del lado izquierdo, la vena suprarrenal drena en la
vena renal izquierda, mientras que del lado derecho, la vena suprarrenal drena directamente en la
vena cava inferior. Estos vasos se ramifican antes de ingresar en la cápsula para producir muchas
arterias pequeñas que la perforan. En la cápsula, las arterias se ramifican para dar origen a tres
patrones principales de distribución sanguínea . Los vasos forman un sistema que consiste en:
• capilares capsulares que irrigan la cápsula.
• capilares sinusoidales corticales fenestrados que irrigan la corteza y después drenan en los
sinusoides capilares medulares fenestrados.
• arteriolas medulares que atraviesan la corteza, ingresan en los tabiques y llevan sangre arterial a
los sinusoides capilares medulares.
La médula tiene así una irrigación doble: sangre arterial desde las arteriolas medulares y sangre
venosa desde los capilares sinusoidales corticales que ya han irrigado la corteza. Las vénulas que
se originan a partir de los sinusoides medulares y corticales drenan en las pequeñas venas
colectoras medulosuprarrenales que se reúnen para formar la gran vena medulosuprarrenal
central, que desemboca directamente como la vena suprarrenal en la vena cava inferior en el lado
derecho y en la vena renal izquierda en el lado izquierdo.
3 y 5) La corteza suprarrenal tiene tres capas diferentes.
1. La zona glomerular, una capa delgada de células situada inmediatamente por debajo de la
cápsula, contribuye con casi el 15% a la corteza suprarrenal. Estas células son las únicas de la
glándula suprarrenal capaces de secretar cantidades importantes de aldosterona porque
contienen la enzima aldosterona sintetasa, necesaria para la síntesis de la hormona. La secreción
de estas células está controlada sobre todo por las concentraciones de angiotensina II y potasio en
el líquido extracelular; ambos estimulan la secreción de aldosterona.
2. La zona fascicular, la zona media y más ancha, representa casi el 75% de la corteza suprarrenal y
secreta los glucocorticoides cortisol y corticosterona, así como pequeñas cantidades de
andrógenos y estrógenos suprarrenales. La secreción de estas células está controlada, en gran
parte, por el eje hipotalámico-hipofisario a través de la corticotropina (ACTH).
3. La zona reticular, la capa más profunda de la corteza, secreta los andrógenos suprarrenales
deshidroepiandrosterona (DHEA) y androstenodiona, así como pequeñas cantidades de
estrógenos y pueden intervenir otros factores tales como la hormona corticótropa estimuladora
de los andrógenos, liberada por la hipófisis. Sin embargo, los mecanismos que regulan la
producción suprarrenal de andrógenos no se conocen tan bien como los de los glucocorticoides y
mineralocorticoides.
La porción central de la glándula suprarrenal, la médula, está compuesta por el parénquima de
células epitelioides grandes y pálidas, denominadas células cromafines (células medulares), tejido
conjuntivo, capilares sinusoidales abundantes y nervios. Las células cromafines son, en efecto,
neuronas modificadas. Muchas fibras nerviosas simpáticas presinápticas mielínicas pasan
directamente a las células cromafines de la médula. Cuando los impulsos nerviosos transportados
por las fibras simpáticas alcanzan las células cromafines secretoras de catecolaminas, liberan sus
productos de secreción
Por consiguiente, las hormonas de la corteza suprarrenal ejercen un control sobre la morfología de
las células cromafines e impiden que se formen evaginaciones nerviosas Las células cromafines,
por lo tanto, se parecen más a las células endocrinas típicas, ya que su producto de secreción
ingresa en el torrente sanguíneo a través de los capilares fenestrados.
● Las células de una población contienen sólo vesículas de centro denso que son de gran
tamaño. Estas células secretan noradrenalina.
● Las células de otra población contienen vesículas que son más pequeñas, más homogéneas
y menos densas. Estas células secretan adrenalina.
6) Aproximadamente del 90 al 95% del cortisol plasmático se une a las proteínas del plasma, sobre
todo a una globulina denominada globulina fijadora del cortisol o transcortina, y en menor grado,
a la albúmina. Esta unión tan fuerte a las proteínas del plasma reduce la velocidad de eliminación
del cortisol plasmático; por tanto, el cortisol posee una semivida relativamente larga, de 60 a 90
min. Tan solo el 60% de la aldosterona circulante se une a las proteínas del plasma, de modo que
el 40% queda en forma libre; en consecuencia, su semivida es bastante reducida, de unos 20 min.
7) *Receptores intracelulares, que están ubicados dentro de la célula, son utilizados por las
hormonas esteroides, las hormonas tiroideas y las vitaminas A y D. la actividad de la ARN
polimerasa.
8) Los mineralocorticoides reciben este nombre porque afectan sobre todo a los electrólitos (los
«minerales») del compartimiento extracelular, especialmente al sodio y al potasio. Los
glucocorticoides se denominan así porque poseen efectos importantes de aumento de la
glucemia. Además, influyen en el metabolismo de las proteínas y de los lípidos, con efectos tan
importantes para la función del organismo como los que producen sobre el metabolismo de los
hidratos de carbono.
Se han aislado más de 30 esteroides de la corteza suprarrenal, pero tan solo dos son
determinantes para la función endocrina normal del cuerpo humano: la aldosterona, que es el
mineralocorticoide principal, y el cortisol, que es el glucocorticoide principal.
Algunas hormonas sexuales masculinas moderadamente activas, conocidas como andrógenos
suprarrenales (la más importante es la deshidroepiandrosterona) se secretan constantemente por
la corteza suprarrenal, sobre todo durante la vida fetal. En general, los andrógenos suprarrenales
solo ejercen efectos leves en el ser humano. Quizá, parte del desarrollo inicial de los órganos
sexuales masculinos se deba a la secreción infantil de estos andrógenos suprarrenales, que
también ejercen efectos discretos en el sexo femenino, no solo antes de la pubertad, sino también
durante el resto de la vida. Gran parte del crecimiento del vello púbico y axilar de la mujer es
consecuencia de la acción de estas hormonas.
Algunos andrógenos suprarrenales se transforman en testosterona, la principal hormona sexual
masculina, en los tejidos extrasuprarrenales, lo que explica sin duda casi toda su actividad
androgénica.
9) Naturaleza especial de las terminaciones nerviosas simpáticas en la médula suprarrenal. Las
fibras nerviosas simpáticas preganglionares recorren, sin hacer sinapsis, todo el trayecto desde las
células del asta intermediolateral en la médula espinal, a través de la cadena simpática, después
por los nervios esplácnicos, y finalmente hasta la médula suprarrenal. Allí acaban directamente
sobre unas células neuronales modificadas que segregan adrenalina y noradrenalina hacia el
torrente circulatorio. Desde el punto de vista embriológico, estas células secretoras derivan de
tejido nervioso y en realidad no son sino neuronas posganglionares; en efecto, incluso poseen
fibras nerviosas rudimentarias, y son sus terminaciones las que segregan las hormonas
suprarrenales adrenalina y noradrenalina.
10) La inflamación consta de cinco etapas fundamentales:
1) liberación por las células dañadas del tejido de sustancias químicas que activan el proceso
inflamatorio; 2) aumento del flujo sanguíneo en la zona inflamada, inducido por alguno de los
productos liberados de los tejidos, un efecto que se denomina eritema; 3) salida de grandes
cantidades de plasma casi puro desde los capilares hacia las zonas dañadas, secundaria a un
aumento de la permeabilidad capilar, seguida de la coagulación del líquido tisular; 4) infiltración
de la zona por leucocitos, y 5) crecimiento de tejido fibroso pasados unos días o semanas, para
contribuir a la cicatrización.
El cortisol ejerce los siguientes efectos preventivos de la inflamación:
1. El cortisol estabiliza las membranas lisosómicas. Esta estabilización es uno de los efectos
antiinflamatorios de mayor interés, porque aumenta la resistencia a la rotura de las membranas
de los lisosomas intracelulares. Por tanto, en las células dañadas se produce una importante
disminución de la liberación de casi todas las enzimas proteolíticas que inducen la inflamación y
que se encuentran normalmente en los lisosomas.
2. El cortisol reduce la permeabilidad de los capilares, quizá como un efecto secundario a la menor
liberación de las enzimas proteolíticas. Este descenso de la permeabilidad impide la salida de
plasma hacia los tejidos.
3. El cortisol disminuye la migración de los leucocitos a la zona inflamada y la fagocitosis de las
células dañadas. Sin duda, estas acciones se deben al descenso, inducido por el cortisol, de la
síntesis de prostaglandinas y leucotrienos que, de otra manera, incrementarían la vasodilatación,
la permeabilidad capilar y la movilidad de los leucocitos.
4. El cortisol inhibe al sistema inmunitario y reduce mucho la multiplicación de los linfocitos, sobre
todo de los linfocitos T. A su vez, la menor cantidad de linfocitos T y de anticuerpos en la zona
inflamada amortiguan las reacciones tisulares que de otro modo fomentarían la inflamación.
5. El cortisol disminuye la fiebre, sobre todo porque reduce la liberación de interleucina 1 por los
leucocitos, uno de los principales estimuladores del sistema termorregulador hipotalámico. Por su
parte, el descenso de la temperatura deprime la vasodilatación.
Incluso después de establecida la inflamación, la administración de cortisol puede reducirla en un
plazo de horas a días. Bloquea casi todos los factores que fomentan el proceso y, además, acelera
la cicatrización. Sin embargo, es muy probable que la explicación resida en los mismos factores, en
su mayoría desconocidos, que permiten al organismo resistir muchos otros tipos de estrés físico
cuando se secretan grandes cantidades de cortisol. Quizá se deba a: 1) la movilización de los
aminoácidos y el uso de estos ácidos para reparar los tejidos dañados; 2) el incremento de la
glucogenia, que suministra glucosa adicional a los sistemas metabólicos en estado crítico; 3) el
aumento de los ácidos grasos disponibles para la energía celular, o 4) algún otro efecto del cortisol
que inactive o elimine los productos inflamatorios

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