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Amazon y Malvinas

En estos días, fue noticia el intercambio que la empresa Amazon, a través de su Comunity
Manager (administrador de redes) mantuvo con un usuario residente en las Islas Malvinas.
Interesado éste en un servicio que la empresa brindaba en promoción a los habitantes del
Reino Unido que le había sido denegado en razón del domicilio, la empresa le manifestó que
según su interpretación, Malvinas o Falkands no son parte de aquél.

El anuncio tuvo repercusión en medios nacionales -no así en la prensa internacional- y es


interesante por el peso global de Amazon, una empresa con potencialidad de llegada a cada
domicilio del planeta, que posee más de 200 sedes en todo el mundo, no menos de 50.000
empleados (toda la administración de la UE) y un valor superior a los 150.000 millones de
dólares (comparable al PBI de un país de desarrollo medio/alto como Nueva Zelanda).
Recorriendo algunos medios especializados, arriesgamos la interpretación de la empresa: al
tratarse de un territorio de ultramar en los hechos administrado por Reino Unido (que lo
ocupó en 1833) pero supervisado por el Comité Especial de Descolonización de la ONU (que ha
reclamado una solución negociada desde 1965), sus habitantes no poseen los mismos
atributos que los nacionales británicos.

Explicamos: El Reino Unido es un estado cuya conformación actual no reniega de su antigua


condición imperial. Nace de la unión de las coronas de Inglaterra, Gales y Escocia (1707); por
eso su denominación hacía referencia a la isla que contiene a las tres naciones y a veces se
confunde “británico”, “inglés” por el predominio de Inglaterra sobre el resto. En 1800 se anexó
la otra isla, Irlanda; y en 1927 se separó la República de Irlanda (perfeccionado en 1949) pero
quedó conformando, como parte del estado británico, la Irlanda del Norte (y por ello la actual
denominación de aquél). Como se sabe el imperio británico, que tuvo su apogeo en el siglo
XIX, se extendió mediante un fuerte protagonismo militar y comercial a todos los continentes:
subsistiendo aún hoy diversas modalidades de vinculación con muchas de sus antiguas
colonias. Una forma que se profundizó en la larga transición de imperio a estado fue la
Mancomunidad de Naciones o Commonwealth, fundada en 1926 -perfeccionada en 1931 y
reestructurada en 1949-, que es un acuerdo entre la corona británica (no Inglaterra en
particular) y más de 50 estados en todo el mundo que presenta diversos capítulos en lo que se
refiere a circulación de nacionales, asuntos comerciales, aspectos de seguridad, migraciones,
etc.; y que en lo institucional determina que en esos estados soberanos, la monarquía británica
ejercerá la Jefatura de Estado, lo que se complementa con un funcionario llamado
“gobernador general” (generalmente la Corona designa a un hombre o mujer propuesto por
las autoridades civiles del país de que se trate) que representa a la corona para todo asunto
cotidiano. Se encuentran países tan diversos como Pakistán o Australia, Canadá o Uganda,
Jamaica o Malasia. La Mancomunidad -que The Crown recupera, en los diálogos
protagonizados por Thatcher, como “una pérdida de tiempo” para Inglaterra en particular-
representa más de treinta millones de kms2, y supera los 2.500 millones de habitantes.

Y luego tenemos los territorios británicos de ultramar, que son colonias aún no independizadas
o que han votado mantenerse bajo la administración del Reino Unido. No tienen
representación en el Parlamento, poseen diversos estatutos en cuanto a su condición de
nacionales o ciudadanos, manejan diversas magnitudes monetarias y 10 de estas 14, están en
la lista del Comité Especial de Descolonización de la ONU. Es útil la definición que da de ellos la
Unión Europea, una demostración de su hipocresía para intentar conjugar atavismos y su
presunta superación; pues a pesar de autoproclamarse modernos paladines del Estado de
Derecho, admiten estas figuras y en lo que refiere a Malvinas, apoyaron al Reino Unido en
1982 con un embargo de armas, prohibición de importaciones y respaldaron a Thatcher
(incluso con emplazamientos a la Argentina para que retire tropas de las islas). Dice la UE que
los TU dependen constitucionalmente de cuatro Estados Miembros (Dinamarca, Francia,
Holanda y RU). Los nacionales de esos territorios son ciudadanos europeos; pero estos
espacios no forman parte del territorio o jurisdicción europea. No son objeto directamente de
la legislación pero se benefician del estado de “asociados” que les otorga el Tratado de Lisboa.
El objeto de estas medidas, siempre según las páginas oficiales de la UE es contribuir a su
desarrollo económico y social (21 en total, entre ellos los 14 los del Reino Unido -hoy en
proceso de salida de la UE-). Para poner ejemplos, citamos Aruba (Holanda) Polinesia Francesa
o Groenlandia (Dinamarca).

Si no consideramos el territorio antártico que reclama Gran Bretaña, Malvinas es el territorio


más grande de los 14 (más de 12.000 kms2), pero está lejos de ser el más poblado. Para dar
una idea, la provincia de Tierra del Fuego -la Isla Grande- es el doble de extensa, y posee más
de 150.000 habitantes en tres ciudades. Malvinas apenas sobrepasa los 3600 habitantes,
posee un solo municipio (Puerto Argentino) que concentra el 90% de los habitantes y el resto
son asentamientos (6 en total). Los territorios de ultramar tienen asistencia militar, financiera,
regímenes especiales en diferentes órdenes institucionales, administrativos, fiscales,
monetarios, migratorios, etc., pero carecen de estatuto de ciudadanos plenos del Reino Unido,
salvo casos en particular como los malvinenses desde 1983 (con sucesivas modificaciones, bajo
ciertos supuestos, probablemente no considerado por Amazon desde el punto de vista
logístico) y los nacidos en Gibraltar (por ser parte del espacio único europeo, habrá que ver
cómo eso impacta además de en la ciudadanía de la UE, en la propia británica). Fue sorpresa
enterarse de que RU no cuenta a los territorios de ultramar con “casos propios” para la
estadística de Covid.

Síntoma del agotamiento: la BBC y Malvinas

El sostenimiento forzado de este dominio muestra señales de agotamiento. Ya en la década


pasada, la BBC suspendió sus servicios periodísticos específicos para las Malvinas, lo que
generó disputas en Londres sobre su significancia institucional. En esta década, el multimedio
estatal ha vuelto a estar en muchas polémicas referidas a las islas. Ha publicado por una parte
información relativa a su versión de los hechos. En su momento, la BBC ha tenido grandes
enfrentamientos con Margaret Thatcher por las drásticas reformas estructuras que la ex
premier impuso desde su llegada al gobierno, con dramáticos recortes de fondos públicos y
con lo que se dijo entonces fueron “imposiciones” a la línea editorial del multimedio. Hay un
interesante informe titulado “Cómo la guerra de las Malvinas puso a prueba la imparcialidad
de la BBC” que da cuenta de ello del inesperado rol que tuvo el servicio latinoamericano del
multimedio y la creación de una frecuencia en AM y FM que se retransmitía en Uruguay y
Chile.

Las diversas notas que pueden encontrarse, particularmente a partir del trigésimo aniversario
de la guerra librada en 1982, refieren a hechos de significancia histórica como la
desclasificación de archivos de la época, que mostrarían que el gobierno británico pudo haber
ignorado señales ciertas emitidas desde la embajada en Buenos Aires sobre un inminente
desembarco argentino (lo que justifica la renuncia del canciller Carrington a tres días del
desembarco), a la vez de mostrar que Reino Unido contó con valioso soporte en el Chile de
Pinochet, incluso con visitas de oficiales de alto rango a Londres (de incógnito) en pleno
conflicto.
Otras notas de BBC ponen cierto color sobre la situación actual de Malvinas: una familia galesa
que decidió vender su granja (una isla del archipiélago) porque las dificultades para sostenerla,
los avances en la tarea de retirar minas en los campos que aún quedan bajo esa condición (y
en tal caso si es razonable hacerlo o mantener su inaccesibilidad al humano al estar
delimitados), las opiniones de los británicos sobre las islas (partiendo del gran apoyo popular
que tuvieron), que si bien muestran que el público sigue apoyando en términos generales la
presencia británica en estos territorios, un significativo sector de los consultados no tiene una
posición sobre el tema (entre el 24 y el 30% según diferentes encuestas). También se
recuperan opiniones de los isleños en otro informe hecho en Malvinas, en contra de la
soberanía argentina que incluso indagan sobre las reales intenciones del gobierno militar de
1982. Se menciona en otro reporte el libro publicado por el uruguayo Juan Ackermann y el
argentino Alfredo Villegas llamado “Las Malvinas ¿Son uruguayas?” que desarrolla una tesis a
partir de un tratado entre España y Uruguay en 1841. La diplomacia no ha profundizado esta
línea aunque despierta indirectamente una vía de análisis: la del “estado tapón” que fue
precisamente la tesis inglesa, corporizada por el legatario británico lord Strangford, cuando
Gran Bretaña convención a Argentina y Brasil, tras el triunfo argentino en Ituzaingó (1827) de
terminar las disputas por la Banda Oriental o Provincia Cisplatina y admitir la creación del
Estado Oriental del Uruguay. ¿Explorar una “tercera vía” será política, social, logística,
económica y militarmente posible?

Dejamos para el final el escándalo en Tierra del Fuego protagonizado durante 2014, por los
entonces empleados de BBC Jeremy Clarkson, James May y Richard Hammond, cuando en el
marco de su programa The Grand Tour trajeron a la Isla Grande autos con patentes británicas
falsas, alusivas a la guerra. Se impidió por el gobierno fueguino que el programa se filme en
espacios públicos y los presentadores, repudiados, se fueron de la Isla insultando a sus
habitantes por diversas redes. Con el tiempo los tres presentadores dejaron de trabajar para la
BBC. Pero, paradójicamente, hoy son empleados de una firma que invertirá más de doscientos
millones de dólares para tenerlos entre sus programas por tres temporadas. Se trata de
Amazon (aunque se despegó de los dichos de Clarkson sobre Argentina).

Al final, dan ganas de ser Maradona y hacerles, a todos, los dos goles. Los dos.

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