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El documento analiza la discriminación que sufren las personas de bajos recursos en la Argentina. Señala que a pesar de la existencia de los derechos humanos universales, el estado no los garantiza plenamente para todos, permitiendo la reproducción de discursos estigmatizantes. Desde la escuela, se generan mecanismos de exclusión basados en las diferencias económicas entre los niños. Además, los medios de comunicación y las propias instituciones estatales contribuyen a la deshumanización de las personas pobres y la naturalización
El documento analiza la discriminación que sufren las personas de bajos recursos en la Argentina. Señala que a pesar de la existencia de los derechos humanos universales, el estado no los garantiza plenamente para todos, permitiendo la reproducción de discursos estigmatizantes. Desde la escuela, se generan mecanismos de exclusión basados en las diferencias económicas entre los niños. Además, los medios de comunicación y las propias instituciones estatales contribuyen a la deshumanización de las personas pobres y la naturalización
El documento analiza la discriminación que sufren las personas de bajos recursos en la Argentina. Señala que a pesar de la existencia de los derechos humanos universales, el estado no los garantiza plenamente para todos, permitiendo la reproducción de discursos estigmatizantes. Desde la escuela, se generan mecanismos de exclusión basados en las diferencias económicas entre los niños. Además, los medios de comunicación y las propias instituciones estatales contribuyen a la deshumanización de las personas pobres y la naturalización
Trabajo Práctico Nº 2 Nicolás Rodriguez 5to C Derechos Humanos y Discriminación
Que tienen los pobres en la cabeza
La exposición trata sobre una problemática social en la cual estamos sumergidos.
Se refiere a la discriminación que sufre un sector social de nuestro país por el hecho de tener un poder adquisitivo por debajo de la media. Para que no exista ningún tipo de diferencia históricamente se crearon los derechos humanos universales. Todos los estados que firmaron este tratado se comprometieron a respetarlo y garantizarlo. Sin ellos no podríamos satisfacer nuestras necesidades ni desarrollar plenamente nuestras capacidades. Son esenciales y básicos. Al ser universales se garantiza el cumplimiento de estos a todas las personas por igual. Y acá una de las problemáticas. En el relato se expresa el estigma que reciben las personas que pertenecen a este sector social. La pobreza es una realidad que no puede ser invisibilizada. La reproducción de estos discursos discriminatorios es estructural porque el principal actor en toda esta cadena es el estado. Es responsable porque tendría que sancionar la discriminación y promover la diversidad social, étnica y cultural. A los pobres se les niegan derechos básicos. Y estos ni siquiera saben que los tienen. El estado tiene el deber de garantizarlos. La existencia generalizada de prácticas de discriminación implica que el Estado, no está cumpliendo con alguna de sus obligaciones de respeto, protección, garantía, y promoción del derecho de las personas a no ser discriminadas. La discriminación es considerada delito en el estado Argentino, lamentablemente esto no implica que no se realice. Existe una desinformación abrupta sobre los derechos y las leyes en los cuales habitamos. Esta desinformación es un sinónimo de desigualdad. En el relato expresa que uno se da cuenta de que es pobre cuando va a la escuela, lugar donde se crea una diversidad social interesante. Desde pequeño estos mecanismos de reproducción del estigma de la diferencia con el otro es moneda corriente. La diferencia económica entre los niños es el factor más agravante de toda esta situación. La construcción con el otro de lo que “tiene”, lo que “no tiene”, como se comporta y la exclusión es una práctica discriminatoria que se dio a lo largo de la historia. Si bien estamos viviendo tiempos de cambio donde se promueven pensamientos de igualdad de condiciones y derechos, este hábito discriminatorio se sigue reproduciendo (de diferentes maneras y escalas) porque abarca una construcción estructural de la moral de nuestra sociedad. Ésta mirada hacia el otro, sobre lo que “hace”, que “no hace” que “tiene” que “no tiene”, etc, genera separación, exclusión, división, violencia. Por eso es normal que un pibe de la villa no tenga razones por las cuales levantarse e ir a la escuela, ir a trabajar, porque nunca se brindó una contención o una situación en la que se genere un desarrollo pleno de sus capacidades sin ser condenado por su situación socioeconómica. Todo este discurso se sustenta con la influencia que tienen los medios de comunicación en la sociedad y las instituciones estatales que hasta violan los derechos humanos básicos. En los noticieros ponen títulos como: “Pibe de 17 años en una balacera contra un escuadrón policial” y seguido a eso, “Por suerte no hay oficiales de la fuerza heridos”. Es nefasto que se reproduzca ese discurso de violencia que tiene una gran carga ideológica que es naturalizada, que se va inculcando cada vez más. La importancia que se le da a una institución que se sabe por demás que infringe todos los derechos de las personas, y el menosprecio hacia una persona de 17 años, que quién sabe porque tuvo que agarrar un arma y cruzar tiros con un montón de policías. Hay una grande deshumanización en la reproducción de estos discursos. Los órganos estatales más importantes para la igualdad y la humanización (la justicia), la mayoría de las veces son los menos humanos. Este problema estructural no es algo que solamente el estado tiene que cambiar, la sociedad también es un actor principal. Es un trabajo conjunto. El cambio se está gestando y es un largo camino por recorrer.