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El VALOR DE LA VIDA

BENITES GAMA MELISSA

LILA DURÁN
(Docente Democracia)

COLEGIO GIMNASIO LOS PIRINEOS

BOGOTÁ D.C

2020
El valor de la vida
La sociedad colombiana se ha convertido en un mar de sangre, donde la búsqueda del buen
porvenir es nula, el querer es no poder, y las acciones de los civiles valen más que las
palabras de la autoridad y los políticos. Si el pueblo colombiano es oprimido por la función
pública y la sociedad está siendo asesinada bajo las manos del Gobierno, las elites e incluso
entre los mismos ¿Qué le espera a la formación del país según el contexto de los hechos
cotidianos correspondiente a situaciones indignantes?
Durante la historia colombiana se ha podido reflejar la cantidad de hechos contundentes
que ha marcado significativamente el proceso del país, en su gran parte representado por
violencia; mujeres, niños, estudiantes, trabajadores, entre otros, han sido víctimas de las
armas contra el pueblo. La policía nacional despierta miedo, la encargada de asegurar la
solidez de la población ahora está a la disposición de matar sin pretextos, sin justificación,
esa que tiene la función de plasmar la protección a la civilización, ahora la descarta. El
pueblo colombiano está completamente cansado de las acciones erróneas que toman las
autoridades, y aunque predomina el miedo sobre el futuro de los colombianos, las
manifestaciones son una forma clara para abrir y desprender las fuerzas de un pueblo
agotado antes problemáticas constantes. Se puede evidenciar que el principal perjudicado
de las decisiones inconscientes es la sociedad, Y a pesar de la diversidad de opiniones,
puntos de vista e ideologías políticas, los seres humanos pertenecientes a la nación buscan
justicia por mano propia respecto a las ocurrencias arbitrarias, por parte de quienes dicen
buscar, hallar y aplicar bienestar. Este aspecto puede ser mejor explicado con los hechos
que tomaron fecha el 9 de septiembre del 2020, Un padre de familia, un abogado,
profesional y digno de vivir, un hombre que prevalecía para crear un mejor entorno y
generar vibra y energía fue asesinado por parte de la policía Nacional con un aparato que
no está permitido dentro de las normas establecidas, y las suplicas del individuo no fueron
suficientes para liberarse de la opresión y la violencia tan notoria que estaban ejerciendo sin
justa causa, el pueblo se unifica cuando directamente afecta su tranquilidad, aunque he ahí
el interrogante ¿cuándo fue última vez que la paz se evidenció con certeza? Sería
completamente normal no saber la respuesta, porque la mentalidad está llena de situaciones
frente a las masacres, los feminicidios, la violencia intrafamiliar, la desprotección a la
comunidad indígena, por lo tanto, la tranquilidad se ha desvanecido o inclusivo nunca
estuvo. El protestar se toma como vandalismo cuando es la máxima expresión de gritar por
el futuro, por fortalecer el contraponerse a cada extralimitación, y es un derecho hacer valer
la vida, lo que la compone y, en efecto, lo que le espera en un entorno arraigado a la muerte
no es óptimo.
Dilan Cruz, otra víctima del abuso de poder, del Estado, de los que creen que pueden tomar
cartas en el asunto sin límites, sin fronteras y sin consecuencias, era un joven que velaba
por sus derechos, por su futuro, un estudiante que buscaba mejores oportunidades ya que la
probabilidad de ser pobre y no poder acceder a una educación optima es algo que el
gobierno normalizó. La inteligencia de las personas es exponencial, pero no puede
aprovecharse por la falta de posibilidades, por lo tanto, su derecho a marchar por un
porvenir prometedor era sinónimo de querer dar paso firme y proyectar una demostración
representativa de lo que Colombia es capaz de hacer por la estabilidad. Miles de personas
salieron a protestar, no solo de forma individual sino colectiva. Cuando la problemática
pasó a mayores panoramas, a Dilan se le ofreció un cupo en una universidad prestigiada,
¿esto quiere decir que se debe estar en la cama de un hospital para merecer un futuro
solido? Esto es Colombia, compuesta por infinidad de casos similares.
Por otro lado, han salido a la luz fuertes declaraciones de mujeres que aseguran haber sido
violadas por autoridades públicas. La cantidad de violaciones y maltratos son más que
notorios día a día, el asesinar a una mujer por simple hecho de serlo, una continua violencia
y la manifestación más brutal de una sociedad patriarcal. El feminicidio no puede
entenderse como un asesinato individual sino como la expresión máxima de la violencia, en
la que el sometimiento a los cuerpos de las mujeres y la extinción de sus vidas tiene por
objetivo mantener la discriminación y la subordinación de todas. No se busca solución para
los casos, la denuncia ya no es la opción más efectiva, un violador y represor no se le da la
condena que verdaderamente merece generando desmotivación en el género femenino de
caminar libres y con voz. Su vestimenta, su edad, su forma de caminar o de actuar no
determina querer ser tocada o tener el objetivo de provocar, no es así, y como única opción
se ve reflejada a estar aislada frente a cada situación que surja incomodidad. Un ejemplo es
el caso de violación por parte de militares a una menor de edad indígena en Guaviare, una
pequeña secuestrada y violada en el batallón durante varios días, no solo siendo una forma
de despreciar a la comunidad indígena sino fomentar el abuso sexual. La mayor parte de
estas victimas son asesinadas, dejando el caso en nulo o con un proceso lento y
desordenado.
Las elites, esas que se encargan de la distribución de la riqueza, y por una parte generan
pobreza, las cuales buscan empoderarse bajo términos informulables y por supuesto, con
corrupción, esas que promulgan su autoridad e implantan miedo, sin embargo, ¿Colombia
es un país que se ha enfatizado en la libre expresión? En definitivo no, los periodistas no
pueden desatar la verdad de los hechos, la sociedad no pueda plantear pruebas contundentes
y racionales para inculpar a los principales encargados de la injusticia porque se trataría de
un caso de falacia, la manipulación mediática pone en primer plano la información más
insignificante y de menor relevancia, haciendo a los seres humanos más desequilibrados, si
la orientación sexual, creencia religiosa o ideal político es distinto o está en contraste con
los demás se es juzgado, abusado, criticado, humillado e incluso asesinado, pero por qué?
Si no afecta de manera directa al desarrollo eficaz de la población, porque a lo largo de los
años se acumuló odio, rencor, engaño e impotencia que ya no es manejable por el contexto
drástico, por los conceptos errados e ilógicos. Uno de los ejemplos más característicos es el
narcotráfico, que abordó durante determinado tiempo a Colombia. Pablo Escobar,
considerado como el mayor narcotraficante, pero en ciertas condiciones amado y valorado
la por comunidad de Medellin, ¿por haber colaborado a la gente pobre? ¿Por haber
realizado proyectos en busca del “bienestar”? ¿Dinero sucio?, el cual daña a los seres
humanos con sustancias psicoactivas, entonces los resultados no son estimados; un hombre
que mandó a asesinar a cada persona que se cruzará en el frente para incriminarlo o
desenmascarar información de la situación, solo injusticia, solo violencia, ese fue el
ejemplar durante años, ya no hay veracidad en las acciones y los propósitos establecidos
por el gobierno colombiano.
En conclusión, el cambio parte no solo de la consciencia de voto, si no de las conductas
humanas para traspasar las barreras de violencia y adentrase a la idea de un entorno
conformado por compromiso, disciplina y fortalecimiento mutuo. El problema es el es
sistema, la falta de ética y moral, teniendo en cuenta que los principios y valores no son
tomados como un pilar para el desarrollo social, si no solo como el factor integro de un
individuo, todo debe ser enfatizado más allá de la visión ya planteada, pero la preocupación
de los jóvenes también debe ser demostrada mediante la educación y la perseverancia, es
decir, manifestar no es vandalizar cuando la sociedad se siente atosigada en manos del
gobierno dominante, comprado e ilícito. La ambición es un concepto cuidadoso, todos
merecen los resultados eficaces en base a su esfuerzo, no al dinero, no a la materialidad, la
inteligencia es la clave del éxito, el implicarse a adquirir mas conocimiento, sin repercutir e
inferir en cuestiones incorrectas, siendo así una demostración breve de la transformación de
un país lleno de ímpetu. El valor de la vida es el formato de la pasión de los sueños y la
acaricia de las visiones, no se arrebata, los errores son parte del máximo alcance, el proceso
debe hacer énfasis en una mente nutrida y exhausta del sometimiento. Lo que le espera a
Colombia solo puede predecirse en base a los hechos actuales.

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