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Universidad Mariano Gálvez de Guatemala

Licenciatura en Psicología Clínica

Psicología Clínica

Lic. Oliva

Análisis de Dilemas

Alumna: Beatriz de Rubi Montezuma Castro

Carnet: 6972-19-20057
El examen
A veces, la decisión correcta se da en una situación muy ambigua en
la que no sabemos si hemos cometido una infracción o no. Este
dilema ético se basa en este tipo de situaciones. Nos plantea este
escenario:
"Estás en un aula de universidad realizando un examen: todos los
alumnos estáis sentados en sillas-pupitre alineadas, respondiendo a
preguntas que deben ser respondidas por escrito. En determinado
momento, llevas varios minutos intentando resolver una pregunta
que se te resiste, y viendo que no vas mal de tiempo, decides
descansar durante un par de minutos, para ver si desconectando
puedes evocar mejor los recuerdos. Sin embargo, tras llevar un rato
con la mente en blanco y sin pensar en nada en concreto y con la
mirada perdida, te das cuenta de que acabas de ver la respuesta
correcta en la hoja de respuestas de la persona que tienes delante.
Teniendo en cuenta que lo más probable es que no fueras a poder
recordar la respuesta correcta, ¿respondes a la pregunta, o la dejas en
blanco?".
Es una simple pregunta de un examen, pero... ¿debes hacerte cargo
de haber "copiado", aunque sea de manera no del todo
voluntaria? ¿O por el otro lado no tienes la culpa de que tu mirada se
haya dirigido a la hoja de examen de la otra persona?
Dilema del prisionero
El dilema del prisionero es uno de los dilemas empleados por John
Nash para explicarlos incentivos y la importancia de las decisiones
no solo propias sino también ajenas para obtener determinados
resultados, siendo necesaria la cooperación para lograr el mejor
resultado posible. Aunque es más económico que ético, también
tiene implicaciones en este sentido.
El dilema del prisionero propone la siguiente situación:
“Dos presuntos delincuentes son detenidos y encerrados, sin que
puedan comunicarse entre sí, ante la sospecha de su implicación en
un robo a un banco (o un asesinato, dependiendo de la versión). La
pena por el delito es de diez años de cárcel, pero no existen pruebas
palpables de la implicación de ninguno en estos hechos. La policía le
propone a cada uno de ellos la posibilidad de salir libre si delata al
otro. Si los dos confiesan el crimen cumplirán cada uno seis años de
prisión. Si uno lo niega y el otro proporciona pruebas de la
implicación de éste, el informador saldrá en libertad y el otro será
condenado a los diez años de cárcel. Si los dos niegan los hechos,
ambos permanecerán en prisión un año.”
En este caso, más que de moral estaríamos hablando de las
consecuencias de cada acto para uno mismo y para el otro y de cómo
el resultado depende no solo de nuestra actuación sino también de la
ajena.

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