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DILEMAS ÉTICOS

DISCUSIÓN POR GRUPOS Y DEBATE GENERAL

1. Dilema de Heinz
Uno de los dilemas éticos más conocidos es el dilema de Heinz, propuesto por Kohlberg para analizar el nivel de
desarrollo moral de los niños y adolescentes (infiriéndose a partir del tipo de respuesta, el porqué de la respuesta
dada, el nivel de obediencia a las normas o la relativa importancia que pueda tener su seguimiento en algunos casos). Este
dilema se presenta de la siguiente manera:
“La mujer de Heinz está enferma de cáncer, y se espera que muera pronto si no se hace nada por salvarla. Sin embargo,
existe un medicamento experimental que los médicos creen que puede salvar su vida: una forma de radio que un
farmacéutico acaba de descubrir. Aunque esta sustancia es cara, el farmacéutico en cuestión está cobrando muchas veces
más cantidad de dinero de lo que le cuesta producirla (le cuesta 1.000 dólares y cobra 5.000). Heinz reúne todo el dinero que
puede para comprarla, contando con la ayuda y el préstamo de dinero de todos sus conocidos, pero solo alcanza a reunir
2.500 dólares de los 5.000 que cuesta el producto. Heinz acude al farmacéutico, a quien le dice que su esposa se muere y a
quien le pide que le venda el medicamento a menor precio o que le deje pagar la mitad más tarde. El farmacéutico sin
embargo se niega, aduciendo que debe ganar dinero con él ya que ha sido quien lo ha descubierto. Dicho esto, Heinz se
desespera y se plantea robar la medicina.” ¿Qué debería hacer?

 Artículo relacionado: "La teoría del desarrollo moral de Lawrence Kohlberg"

2. Dilema del tranvía


El dilema del tranvía o del tren es otro clásico entre los dilemas éticos/morales, creado por Philippa Foot. En este dilema se
propone lo siguiente:
“Un tranvía/tren circula fuera de control y a toda velocidad por una vía, poco antes de un cambio de agujas. En esta vía hay
atadas cinco personas, que morirán si el tren/tranvía les alcanza. Tú te encuentras delante del cambio de agujas y tienes la
posibilidad de hacer que el vehículo se desvíe a otra vía, pero en el que se encuentra atada una persona. Desviar el
tranvía/tren hará que muera una persona. No hacerlo, que mueran cinco. ¿Qué harías?”
Este dilema dispone además de múltiples variantes, pudiendo complicar en gran medida la elección. Por ejemplo, la
elección puede estar en que puede detener el tranvía, pero ello hará que descarrile con una posibilidad del 50% de que
todos sus ocupantes mueran (y 50% de que todos se salven). O se puede buscar más la implicación emocional del sujeto:
proponer que en una de las vías hay cinco o más personas que morirán si no se hace nada y en la otra una, pero que esta
una es la pareja, hijo/a, padre/madre, hermano/a o familiar del sujeto. O bien un niño.

3. Dilema del prisionero


El dilema del prisionero es uno de los dilemas empleados por John Nash para explicarlos incentivos y la importancia de las
decisiones no solo propias sino también ajenas para obtener determinados resultados, siendo necesaria la cooperación para
lograr el mejor resultado posible. Aunque es más económico que ético, también tiene implicaciones en este
sentido.
El dilema del prisionero propone la siguiente situación:
“Dos presuntos delincuentes son detenidos y encerrados, sin que puedan comunicarse entre sí, ante la sospecha de su
implicación en un robo a un banco (o un asesinato, dependiendo de la versión). La pena por el delito es de diez años de
cárcel, pero no existen pruebas palpables de la implicación de ninguno en estos hechos. La policía le propone a cada uno de
ellos la posibilidad de salir libre si delata al otro. Si los dos confiesan el crimen cumplirán cada uno seis años de prisión. Si
uno lo niega y el otro proporciona pruebas de la implicación de éste, el informador saldrá en libertad y el otro será
condenado a los diez años de cárcel. Si los dos niegan los hechos, ambos permanecerán en prisión un año.”
En este caso, más que de moral estaríamos hablando de las consecuencias de cada acto para uno mismo y para el
otro y de cómo el resultado depende no solo de nuestra actuación sino también de la ajena.

4. El ladrón noble
Este dilema plantea lo siguiente:
“Somos testigos de cómo un hombre roba un banco. Sin embargo, observamos que el ladrón no se queda el dinero, sino que
lo entrega a un orfanato que carece de recursos para sustentar a los huérfanos que en él viven. Podemos denunciar el robo,
pero si lo hacemos es probable que el dinero que el orfanato ahora puede usar para alimentar y cuidar a los niños tenga que
devolver lo robado”.
Por un lado, el sujeto ha cometido un delito, pero por otro lo ha hecho por una buena causa. ¿Qué hacer? El dilema puede
complicarse si se añade, por ejemplo, que durante el atraco al banco ha muerto una persona.

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