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4to. Año-Repaso-1er.

Trimestre- Año 2016- Perez, Arriola, Collomb, Lacuadra

Martes, 03 de febrero de 2015 | 07:34

Una app indica cuáles de tus amigos son tóxicos


Podemos contar los pasos, las pulsaciones, las calorías, ¿pero podemos también cuantificar
cuánto queremos a un amigo?

Eso es exactamente lo que propone una nueva app: dejar en manos de un algoritmo la valoración
y la elección de tus amistades.

Se llama pplkpr (léase people keeper, algo así como "guardián social" en español) y se sincroniza
con una pulsera que mide tu ritmo cardíaco para registrar cómo te sientes cada vez que te
encuentras con un amigo o familiar.

Además de los datos de la pulsera, que observa si tienes picos de estrés o de excitación, también
utiliza información que se introduce manualmente al responder un cuestionario.

Con el tiempo, la aplicación aprende cada vez más sobre tus emociones y cómo te afectan las
personas que frecuentas.

Así, el algoritmo busca patrones entre tus relaciones y determina qué personas tienen un impacto
positivo en tu vida y cuáles no.

Un algoritmo sentimental

La idea de que un cálculo controle nuestras decisiones emocionales puede dar escalofríos. Sin
embargo, es algo que en un punto ya hemos aceptado: por ejemplo, los sitios de citas en internet
usan algoritmos para decidir quién nos puede atraer, aunque el usuario tiene la última palabra.

Pero pplkpr lleva el rol del algoritmo un paso más allá.

Según los datos que va recogiendo, la app redacta mensajes de texto, agenda citas con las
personas que "te convienen" o borra de tu teléfono los contactos que considera tóxicos.

Básicamente, te dice con quién debes pasar más tiempo y a quién debes alejar de tu vida.

Sus creadores, los artistas Lauren McCarthy y Kyle McDonald la desarrollaron a través de una
prueba de una semana con ocho estudiantes en la Universidad Carnegie Mellon, en Estados
Unidos.

"Muchas de las decisiones que toma (la app) son cosas que a uno le costaría decidir, y tener algo
externo que lo haga por ti puede ser un alivio o a veces puede ayudar a elegir", le explicó
McDonald al sitio especializado Mashable.

Fuente:http://www.unoentrerios.com.ar
Menores: ¿imputables o inimputables?

por Juan Derdoy, María Emilia Maitini y Mariana Mazzeo

Cada vez que un hecho de violencia altera la seguridad de la población, surge el tema de la necesidad de contar con una
legislación penal juvenil, y de definir la edad a partir de la cual los chicos deben ser declarados imputables y recibir
sanciones penales.
Nuestro régimen de la minoridad establece que los menores de 16 años no tienen capacidad para cometer delito, es decir
que son inimputables. O sea, están fuera del sistema penal.
La violencia de los menores ha aumentado un 50% mientras debatimos que hacemos para corregirla. La obligación que
tenemos de rehabilitar a los menores es mucho mayor a la que tenemos con los mayores.
Mandar a un menor a un instituto de rehabilitación no lo rehabilita nada. En estos lugares existe la reproducción de la
violencia como modo de subsistencia. Se lo coloca en situaciones de mucha agresividad y de riesgo. Las condiciones
materiales de detención de los menores, son en muchos casos peores que las de los adultos.
Además debemos pensar en las consecuencias que acarrea el encierro, el temor que queda una vez que se sale; el impacto
que provoca aislarlo de la sociedad en la etapa plena de desarrollo de la personalidad; el resentimiento para con el grupo
social; el haberle quitado la infancia...; etc.
La Convención sobre los Derechos del Niño establece que la privación de la libertad de un niño se utilizará como
medida de último recurso y por el período más breve que proceda. Habla del desarrollo de mecanismos alternativos a la
institucionalización y programas de protección.
Hay muchos programas alternativos, como los tratamientos ambulatorios; los programas de fortalecimiento familiar; las
Casas del Niño; las Casas del Adolescente y se podría organizar un programa de prestación de servicios a la comunidad.
Estos métodos permiten la contención del niño en el ámbito familiar y comunitario. Todo depende de la decisión política de
los gobernantes.
Con los costos que se invierten en la institucionalización de un solo niño, se podrían organizar buenas medidas
alternativas para unos setenta chicos. No olvidemos que la sanción en el caso de los menores no es un fin en sí misma, sino
un medio para que el Estado pueda rehabilitarlo.
Porque es a partir de una edad mínima cuando comienza a cristalizarse la adquisición de responsabilidad y la capacidad
de raciocinio.
La imputabilidad atribuida a los adolescentes debe corresponder a la capacidad de autonomía y al ejercicio de derechos
que se les reconoce en la sociedad.
Mas allá de toda ideología, bajar la imputabilidad es una decisión peligrosa, porque ¿cuál es el límite? 14, 12, 10 años de
edad...
Un argumento común entre quienes se expresan a favor de bajar la edad punitiva es que esta medida es un recurso
óptimo para disuadir de futuras acciones delictivas mediante el escarmiento.
La debilidad de este argumento es notable. Es absurdo pensar que el menor que se propone la comisión de un delito, se
va a motivar en la sanción que le puede caber.
Esto no hace más que simplificar un problema más que complejo, que es el de evitar la delincuencia juvenil.
Para combatir el delito debemos trabajar fundamentalmente en la familia y en los valores. Fortalecer la familia; sacarla
de la pobreza; educar a los padres; contenerlos para que puedan educar a sus hijos e inculcarles principios y valores.

Fuente: Revista Argentina de Humanidades y Ciencias Sociales,Volumen 3, nº 2 (2005)


Disponible en: www.sai.com.ar/metodologia/rahycs/rahycs_v3_n2_06.htm
Copnaf Concordia solicitará la derivación a Paraná del menor acusado de
dos homicidios
Respecto al menor que este martes quedó imputado como autor del disparo que causó la
muerte del joven de 18 años, Ramón Acevedo en inmediaciones de J. J. Paso y Concejal Veiga,
desde el COPNAF Concordia anticiparon que solicitarán a la justicia local que el mismo sea
derivado a una residencia de dicha institución a la ciudad de Paraná. Además explicaron que al
tener 16 años y estar involucrado en una causa penal puede ser imputado y quedar alojado en un
hogar juvenil.

Cabe remarcar que el chico, identificado como Brian Romero, es el principal acusado del
homicidio de Ramón Sebastián Acevedo de 18 años, pero también es quien - hace poco menos de
un año- fue acusado como el autor del disparo que pasó fin a la vida de Erika Gonzales, que recibió
en la cabeza una bala perdida cuando el jovencito intercambiaba disparos con otro sujeto.

En diálogo con Diario Río Uruguay, el titular del Consejo Provincial del Niño, el Adolescente y la
Familia (COPNAF) de Concordia, Fernando Rouger explicó que “en el primer hecho en el que
estuvó involucrado tenía 15 años, es decir que era inimputable”. En ese entonces la justicia llevó a
adelante una cautelar y el menor quedó alojado por noventa días en una residencia para chicos
con causas penales.

"Después que se cumplió ese periodo y como es inimputable, si seguía dentro de la residencia
era privación ilegítima de la libertad. Entonces se decidió que fuera a vivir con el tío que se
domicilia en el barrio Constitución. Es decir con la intención que no estuviera más en el barrio
donde había tenido el primer conflicto” justificó Rouger.

De todos modos, según dijo el responsable del COPNAF, “se continuó con un acompañamiento
y seguimiento del chico que en este caso cuando es por causas penales lo lleva adelante el SAC
(Servicio de Acompañamiento en la Comunidad), así que se le hacia el seguimiento pero tampoco
se lo puede perseguir todo el día”.

La fiscalía interviniente en la mañana de este martes comunicó al Consejo Provincial del Niño,
el Adolescente y la Familia a una audiencia para este miércoles, donde nosotros “vamos a solicitar
el traslado a la ciudad de Paraná para que pueda estar en una residencia perteneciente al
COPNAF” adelantó el entrevistado.

Fuente: Elonce.com, 11/02/2015


El último Messi Por Eduardo Sacheri

Esta escena es frecuente, en los colegios secundarios. El docente, de pie en el frente del aula, menciona uno a uno a
los alumnos para que se acerquen a recibir las evaluaciones corregidas. A medida que las entrega el profesor, puede
deslizar algún comentario vinculado con cómo le ha ido a cada quien. "Bien, González, bien ahí" o "Todavía falta, Tursi"; o
"Te felicito, Zimerman". Otros comentarios el docente suele callárselos, por estrictas reglas de prudencia. Nada de andar
diciendo "Con vos siento que explico al divino botón", o "Me encantaría conocerte la letra porque siempre me entregás
en blanco", o "Agarrá los libros que no muerden". No. Esas cosas no se dicen, aunque a veces se piensen.
A medida que los alumnos las reciben, sus compañeros los asaltan con la típica pregunta de qué se sacaron. Algunos
alzan el mentón y dicen, orgullosos: "Nueve". Otros alzan el mentón y dicen, orgullosos: "Tres". Otros esconden las notas,
por pudor, por vergüenza, por modestia. Pero hay una situación que a veces sucede y me genera una fuerte
contradicción. Sucede cuando un chico o una chica de desempeño excelente, de esos de "siempre-se-saca-diez", vuelve a
su banco con un siete, o con un seis. Algunos lo toman con naturalidad. Pero otros no. En ocasiones uno los ve cabizbajos,
ofuscados, tensos. No falta el compañero que, desde la propia mediocridad de su rendimiento escolar, siente llegar el
momento de la venganza. "Che, qué te paso, en tu casa qué te van a decir, cómo puede ser, te vas a llevar Historia" y
estupideces así.
Y uno, como profesor, duda. ¿Es mejor intervenir? ¿Decirle al bromista que se calle? ¿Dejar que el muy buen alumno
se defienda como mejor le parezca? ¿Entenderlo como una oportunidad para que aprenda a enfrentar la mala, cuando lo
que toca es la mala, o la más o menos mala? ¿Qué hago, en mi rol de profesor? ¿Le digo algo para aligerarle la presión, o
lo dejo en paz, como para que procese su frustración del modo que pueda? ¿Le recuerdo lo bueno que es, para que se
relaje y disfrute, o respeto el altísimo nivel en el que ha decidido poner la vara de su rendimiento?
En estos días no puedo evitar pensar en Lionel Messi en términos parecidos. Una especie de alumno de rendimiento
perfecto que, de repente y sin aviso, tiene unos cuantos meses de bajón que los demás no entienden. Bajón relativo, por
supuesto. Comparado con los otros sigue siendo un alumno superlativo, de diez casi constante, con algún nueve perdido
por ahí. Pero, comparado con él mismo, hace meses que ha bajado algunos puntos. Hace un tiempo que vuelve a sentarse
a su banco con un ocho, con un siete, con un seis. Después de una catarata de títulos tan abigarrada que nos hizo suponer
que era perpetua, en esta temporada no ganó ninguno. No ganó la Liga, no ganó la Copa del Rey, no ganó la Champions.
Colmo de los colmos: tampoco ganó el Balón de Oro. De repente son todos sietes. Algunos seis.
¡Era humano, mirá vos! Lástima que venimos a descubrir semejante circunstancia -él y nosotros- justo cuando
pretendemos, desde nuestro confín del mundo, que nos lleve de la mano al título que esperamos desde hace 28 años.
Casi todos los argentinos nos acercábamos a él desde la suspicacia. Con esa altanería que tanto nos gusta ejercer, con
ese desgano de gente ocupada en asuntos trascendentes
Por mucho tiempo casi todos los argentinos nos acercábamos a él desde la suspicacia. Con esa altanería que tanto nos
gusta ejercer, con ese desgano de gente ocupada en asuntos trascendentes, nos permitíamos deslizar un "Sí, todo muy
lindo, pero el pibe ese, en la Selección, no juega ni la cuarta parte de lo que juega en el Barcelona." Palabra más, palabra
menos, con o sin chistido despectivo al final, ese fue durante bastante tiempo el modo de zanjar, entre nosotros, el
"affaire Messi".
Después sucedieron algunas cosas. Buenas cosas. Un partido de Eliminatorias en Colombia que arranca para
catástrofe y termina en sinfonía, un equipo que se acomoda, un par de resultados que suman, un pibe que gambetea y
que lidera y que comanda y que le clava tres pepas memorables a Brasil en un amistoso y que te lleva al Mundial en
volandas, y de repente resulta que por fin, por fin apareció este pibe, ese Messi que antes no, después ese Messi que
ahora sí. Y entonces, el cielo con las manos. El mejor alumno que responde en la Argentina sacándose excelente-diez-
felicitado igualito, igualito que en España.
Hasta que de repente...las cosas parecen torcerse. Allá, en Barcelona, donde nunca antes se habían torcido.
Lesiones en ese pibe que parecía tan hecho de oro como de hierro. Rumores. Dudas. ¿Cómo que el Bayern los elimina de
la Champions 2013? Igual ganan la Liga, claro, pero qué querés, la Liga no es lo mismo.
Y la nueva temporada, y más dudas. Y el pibe que vuelve a su pupitre a veces con un nueve, a veces con un ocho, con
un siete, cosas así. Aprueba, seguro, pero no le sobra nada.
¿En qué grupo de alumnos debemos poner a Lionel Messi? Tengo para mí que es de esos a los que no les gusta que
uno se acerque en el recreo a preguntarles si están mal, si les pasa algo, si necesitan ayuda. Que es de esos que prefieren
que uno siga con la clase como si tal cosa, sin llamar la atención. Que saben que a veces pasan cosas malas. Pero eso:
pasan, y como pasan, se terminan. Y mientras tanto aprenden lo poquito que les falta aprender. Para después sí. Para
después meter un diez detrás de otro. Volver a la costumbre de lucir casi perfectos. Pero más sobrios, más enteros, más
sabios. Como si debajo de la cáscara de las primeras apariencias estuviese la persona final, definitiva, que estaba
aprendiendo a ser.
El tiempo dirá quién es el último Messi. El más profundo. El que vive debajo de los que ya hemos conocido. El
tiempo y el fútbol.

Fuente: http://www.lanacion.com.ar- 07 de junio de 2014 (Texto adaptado)

 Lean el siguiente texto e identifiquen la superestructura argumentativa

Carta de lectores
Padres y límites
Señor Director:

"Quería felicitar al señor Roberto Arostegui, quien ha mandado una carta de lectores ( 26/4) con el título «Padres
y límites». Allí hizo su crítica a las salidas nocturnas de los adolescentes de hoy.

"Yo, desde mi punto de vista juvenil, ya que tengo 18 años y he experimentado las noches tal cual las ha
planteado el señor Arostegui, escribo para expresar que estoy totalmente de acuerdo. Las noches son largas,
comenzamos temprano y terminamos muy tarde. Esto nos lleva a aburrirnos con la rutina de todos los viernes o
sábados y a buscar otro tipo de diversiones en las cuales quedamos expuestos al alcohol y a las drogas.

"¿Cómo uno de nosotros puede hacer que esto cambie? Es casi imposible: nadie hace caso porque estás a la par y
si no seguís a la masa, sos «rara». Uno se siente que no encaja y pasa a estar fuera del grupo.
Es cierto que gran parte depende de la actitud de uno y de los valores que cada chico tiene inculcados, pero si
pudieran ayudarnos desde el Gobierno fijando horarios y poniendo más límites, sería más fácil. Se necesitan
cambios al respecto. Los accidentes, las enfermedades y las consecuencias que están ocasionando nuestras
salidas son cada vez mayores y en algunos casos llegan a tragedias. Nosotros llamamos la atención, mandamos
señales indirectas e inconscientemente hay algo detrás que hace que, a gritos, pidamos ayuda.

" ¿Por qué seguir viviendo la locura de todas las noches? ¿Por qué seguir arruinando nuestras vidas?

"La diversión pasa por otro lado; no necesitamos todo este artificio para pasarla bien. Tenemos gran cantidad de
herramientas al alcance de nuestras manos para cambiarlo, todos podemos, pero necesitamos ayuda."

Delfina Salas
Estudiante de Comunicación Social -DNI 35.323.511
La Nación, 09-06-09
1- ¿Cuál es el punto de partida con que se inicia la carta?
2- ¿Qué tesis se puede inferir?
3- ¿Qué pedido surge de toda la carta? ¿Con qué argumentos lo sostiene?
4- Identifiquen las siguientes estrategias: concesión-refutación y preguntas retóricas.
5- ¿Qué características tiene este tipo de texto argumentativo? ¿Quién es el emisor? ¿En qué se diferencia de los
anteriores?

Pasos para la escritura de un texto argumentativo


a- Piensen para qué y para quién lo escribirán.
b- Expliciten la tesis que van a defender. No olviden que debe formularse con una oración bimembre afirmativa o
negativa que exprese una opinión.
c- Escriban los argumentos que van a utilizar para demostrar su tesis y las ideas que van a refutar.
d- Busquen un título que atraiga a los lectores.
e- Utilicen estrategias argumentativas para dar validez a sus argumentos.
f- No olviden usar los conectores adecuados para relacionar las ideas.
g- Retomen en la conclusión su tesis y escriban el cierre adecuado al texto.
h- Construyan correctamente los párrafos y relacionen las ideas de cada párrafo y de estos entre sí.
i- Revisen la puntuación y la ortografía.
 A escribir se aprende… escribiendo
¿Qué pedirían ustedes y con qué argumentos sostendrían su solicitud? Escriban una carta de lectores para
enviar al diario del lugar donde viven.

OPINION

Este texto es mío, tuyo, nuestro


Por:  Beatriz Sarlo

La noticia informaba que profesores ingleses de colegio secundario reclamaron un programa que les permitiera
comprobar si párrafos o páginas enteras de los trabajos de sus alumnos habían sido bajados de internet y
copiados literalmente. Ya otras veces se han escuchado las quejas de docentes que sospechan de trabajos
apócrifos, robados de alguna parte, y se sienten como una viejita ante un cuento del tío. No me explico bien por
qué esos temores no eran habituales antes, cuando cualquier alumno de un país con buenas bibliotecas
escolares podía copiar párrafos enteros de varios libros. Se dirá que hay menos libros en esas bibliotecas que
páginas en la web. Es cierto, pero la estafa era igualmente posible, como sabe cualquiera que haya padecido la
tentación de apropiarse de un párrafo ajeno, escrito sobre papel o en pantalla. Se dirá también que las breves
acciones de copiar y pegar implican un gasto tan mínimo de energía que aquel estudiante, para quien copiar un
párrafo del libro era un esfuerzo sobrehumano, hoy puede terminar su tarea con dos o tres golpes de tecla. Son
las pequeñas transgresiones intelectuales que protagoniza un estudiante decidido a ahorrar tiempo para
dedicarlo a cosas que juzga más atractivas. Ahora se aprovecha el protoplasma derramado en la web; antes, la
confección de machetes laboriosos en letra microscópica era la forma clásica para enfrentar el desafío de una
prueba escrita. Como hay nostalgia por lo más insospechable, he escuchado decir que los machetes exigían, por
lo menos, que el propio usuario los preparara, lo cual implicaba un trabajo que se parecía al de estudiar. Porque,
finalmente, ¿qué era un machete sino el más eficaz resumen de un tema, ordenado y sinóptico? Internet, con su
dispositivo de copia y pegado, vuelve nostálgicos a quienes piensan que es la tecnología la que decide a un
estudiante a presentar como propio un rutilante apócrifo bajado de la red. Es cierto que internet facilita las
cosas, pero se las facilita a todo el mundo que tenga acceso a ella: a los maestros, a los profesores, a los
alumnos, a los investigadores.

 Los que no tienen acceso a la red, los más pobres, están tristemente condenados a la honestidad intelectual.
Sería bastante sencillo imaginar estrategias que no fueran policiales para descubrir a los que se copian. Si los
profesores reclaman un programa que haga temblar las pantallas de sus computadoras cuando ingresen un
texto supuestamente bajado de internet, es porque necesitan una División de Delitos Informáticos trabajando a
su lado. Policía científica al servicio de la relación pedagógica. La fórmula es lamentable por varias razones. La
primera es que ese maestro o profesor no se siente capaz de distinguir entre un apócrifo y el texto producido
verdaderamente por sus alumnos. Es posible que existan casos límite: chicos que escriban como la mayoría de
las páginas de internet, o páginas de internet que (como El Rincón del Vago) estén alimentadas por textos
redactados por otros chicos y, por lo tanto, se parezcan a los trabajos que un maestro recibe de sus alumnos.
Pero, más allá de esta eventualidad, se espera que los profesores sean capaces de hipotetizar qué tipo y nivel de
textos escriben sus alumnos; si eso les resulta complicado es porque no han llegado a conocerlos y, en ese caso,
cambiemos de tema, hablemos de que están agobiados de trabajo, o de que hay demasiados alumnos por
curso, o cualquier otro argumento institucional que no va al centro de la cuestión. La segunda razón remite a la
extensión del trabajo escrito por un estudiante. 

No estamos hablando de monografías universitarias. En la escuela media, lograr que se escriban tres párrafos
(unas 400 palabras) que incluyan una cantidad mínima de oraciones subordinadas es un objetivo respetable.
Tendría que pensar que todo está perdido si los profesores no pueden leerlos con algún nivel de certeza
respecto de su autenticidad. Existen los recalcitrantes habilidosos, es cierto. Pero su performance puede ser
impecable por corto tiempo. La tercera razón es que los profesores deberían estar en condiciones de imaginar
un tipo de trabajo escrito que obstaculice el cuatrerismo digital de sus estudiantes. Se me ocurren cosas
verdaderamente obvias. Que los alumnos hagan lo que quieran con los materiales encontrados en internet pero
limitados a un párrafo que sea obligatorio explicar, incluso parafrasear. Ese párrafo puede provenir de cualquier
parte (de un libro o de una página web) y los estudiantes deberán demostrar que lo han comprendido y que lo
que bajan de la red son las pruebas de esa comprensión. Vuelvo a una vieja idea: la explicación de texto, no la
improvisación libre sobre un tema con porciones de web pegadas aquí y allá, sino la demostración de que se ha
entendido. No hay nada peor que la libertad fofa de decir lo que "me parece", ni nada más banal que un "yo
pienso" que, en realidad, no piensa nada sino que revisita sin saberlo prejuicios y lugares comunes. Con el plagio
de la web se paga la manía de llamar a cualquier actividad "investigar". Para "investigar" hay que aprender a leer
bien.

Http://edant.clarin.com/diario/2008/03/02/sociedad/s-01618971.htm

OPINION

¿Quién podrá contagiarles la pasión?


Por:  Beatriz Sarlo

Un cuestionario pregunta qué libros deberían leerse en el secundario. Escondida, aunque no


mucho, detrás de la pregunta hay otra: ¿qué le puede interesar leer a un estudiante? Se da por
descontado que no le interesa nada de nada y la pregunta trata de ver si quienes responden al
cuestionario son capaces de armar algunas trampitas para que los estudiantes, sin darse cuenta,
caigan como chorlitos, nunca más puedan dejar los libros y se conviertan en personas diferentes a
sus padres (que no leen) y sus profesores (de los que no tenemos información, aunque sería
bueno preocuparse un poco por cuánto leen todos los profesores y maestros: una encuesta no
vendría mal). 

Debo confesar que no sé con qué páginas de libros se puede inducir a un adolescente a que quede
sentado en un rincón, ensimismado en la lectura. Hace poco le preguntaron a Pete Sampras, uno
de los grandes tenistas de todos los tiempos, pausado y cortés, refinado, tenaz e inteligente, qué
libro estaba leyendo. Contestó: "No soy un hombre muy de libros". Insistieron, inexplicablemente
porque la respuesta era clara, y dijo que no estaba leyendo nada, como de costumbre. 

Mi habitualmente adormilado nacionalismo pegó un salto. Hay un tenista argentino que lee libros
y llegó a octavos de final en Roland Garros, lo cual no es decir poco: Martín Vassallo Argüello, que
ahora tiene un sitio, segundosaque.com, cuya curiosidad, para mí, es que en su puesta a punto
colaboró el editor y, sobre todo, poeta, Luis Tedesco (devoto tenista, por otra parte). Pero Vassallo
Argüello no es la norma. Hace poco, el simpatiquísimo chipriota radicado en Francia Marcos
Baghdatis, número 18 del mundo, dijo que nunca, nunca, nunca en su vida había leído un libro.
Salvo error u omisión por la que me disculpo de antemano, entre los primeros veinte tenistas, sólo
David Ferrer, un durísimo español, lee libros y pese a eso le está yendo muy bien (se sabe, además,
que no le gusta prestarlos). 

Es posible suponer que James Blake que, antes de convertirse en profesional, jugó para la
universidad de Harvard y estudió allí, tuvo la obligación de leerlos. En general, los tenistas viajan
con la PlayStation, el reproductor de cd y dvd, según nos enteramos el común de los mortales por
internet y los diarios. Por ignorancia aún mayor, no voy a referirme a otros deportes. La mención
de los tenistas, cuya vida, una vez que se abandonan las primeras decenas de rankeados, es
bastante dura, y dentro de esas primeras decenas exige disciplinas casi religiosas, ilustra
solamente sobre un hecho: mucha gente muy exitosa no lee nada de nada. La presentación de un
lector modelo no garantiza que se alcance la bienaventurada meta de que los alumnos de los
colegios argentinos se vuelquen de modo masivo y entusiasta a la lectura. 

Ni siquiera enterarse de que Fito Páez lee y escribe pudo persuadir a una generación, que hoy ya
dejó el secundario, a imitarlo. Una publicación inglesa sobre libros informa que el negocio mueve
casi tantos millones de esterlinas como el del pan. Literalmente, en Gran Bretaña, los libros se
venden como pan. Y, sin embargo, abundan el descontento y las críticas. Cualquiera que haya
viajado alguna vez en un subterráneo parisino, salvo que estuviera dormido, se habrá sorprendido
por la cantidad de gente leyendo libros, best-sellers y de los otros. Sin embargo, también la
educación francesa revisa sus estrategias para que los estudiantes lean. De todos modos, la media
de préstamo por habitante en las bibliotecas europeas es de cinco libros por año (en Dinamarca se
prestan 16 libros). Sin embargo, de manera permanente, se examinan las políticas de bibliotecas y
se rediseñan sus locales para que sean cada vez más atractivos, entendiendo, como en todo el
planeta, que atractivo quiere decir que haya muchas computadoras con acceso a internet, así los
lectores no dilapidan su tiempo miserablemente leyendo libros, como anota el ácido columnista
de una revista londinense. En los últimos tiempos, se ha dicho que los padres deben apoyar a la
escuela en esa tarea de cumplimiento diferido que es la de persuadir a los adolescentes a que
lean. La idea parece tomada de un dibujo edificante: un living-comedor donde un padre o una
madre están sentados con su hijo o hija, un libro en la mano y caras de felicidad. Se dice que los
padres deben leer ante sus hijos y mostrarse, falsa o verdaderamente, apasionados por los libros. 

La idea es simpática para la familia de clase media que tiene padre, madre, living-comedor y un
poco de tiempo libre. Pero hay familias donde los padres están ausentes porque están ganándose
la vida o simplemente se han ido, hay familias donde los padres llegan reventados después de
quince horas de trabajo, hay viviendas donde no hay living- comedor. La escuela es todo lo que
tienen los chicos pobres, a sus padres lo que puede exigírseles es que los manden a ella. En las
primeras décadas del siglo XX, la Argentina alfabetizó a centenares de miles de hijos de
inmigrantes y a nadie se le ocurría pedirles a esos padres que se sentaran a leerles a sus chicos,
simplemente porque muchos eran analfabetos. 

Http://www.clarin.com/diario/2008/06/08/sociedad/s-01689431.htm
Los hijos del pensamiento débil
Por Sergio Sinay
PARA LA NACION, 22 DE JULIO DE 2008

Si los adolescentes que colocaron un preservativo en la cabeza de su profesora y luego intentaron


prenderle fuego al pelo en verdad no lo hicieron, y lo que se ve en Internet es, según la propia
víctima, "un trucaje", esos muchachotes tienen un futuro asegurado como especialistas en efectos
especiales. Si, gracias a una disposición de las autoridades "educativas" mendocinas ya no habrá
aplazos para los alumnos de esa provincia, así los pobres estudiantes no se sienten presionados,
¿por qué no darles por cumplidos sus cursos lectivos en cuanto inician la escolaridad, cerrar las
escuelas e irse todos, funcionarios, maestros y alumnos, a hacer otra cosa? Si los alumnos del
Colegio Nacional de Buenos Aires se creen con capacidad y derecho de cogobernar la institución
(capacidad y derecho de la cual muchos padres parecen estar convencidos), sin haber completado
ni su aprendizaje ni su maduración como personas, ¿por qué no designar a algunos de ellos como
ministros en el tan deficiente y necesitado gabinete nacional?

Hace pocos días, me tocó compartir un panel, ante un nutrido auditorio de padres, con el ministro
de Educación del gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Mariano Narodowski, y le oí decir que la
urgencia de estos tiempos, en el hogar y en la escuela, es restaurar la asimetría entre padres e
hijos, docentes y alumnos, adultos y jóvenes. Frente a la inquietante y cotidiana deserción de esa
necesaria, nutricia y orientadora asimetría por parte de padres, funcionarios educativos y adultos
con responsabilidades políticas y sociales, tales palabras son casi subversivas.

En efecto, subvierten un "orden" en el cual se les ha cedido a los niños, a los adolescentes y al
concepto de "juventud" en general un poder extendido y, con ese poder, se los ha dejado a la
deriva, sin referencias, sin contención, sin orientaciones éticas. La "falta de tiempo", la presunta
"ingobernabilidad" de los chicos y jóvenes, la caprichosa creencia de que ellos "son más
inteligentes de lo que éramos nosotros", la resignación a que "hoy el mundo es así", figuran entre
las muchas excusas que cubren lo que es lisa y llanamente el abandono de una responsabilidad
adquirida por propia decisión.

Nadie está obligado a ser padre ni a ser funcionario. Por lo tanto, si eligió serlo (y hay muchas
maneras de elegir, incluso algunas que no lo parecen), el deber moral esencial consiste en marcar
límites que ayuden a crecer y a madurar, en transmitir valores con la presencia y la conducta (no
por medio del discurso pomposo y vacío), en sostener convicciones con las acciones, en disponer
de tiempo, en abandonar el clientelismo político y la demagogia paterno-materna con la que se
quiere, en vano, ser "ídolo" de los chicos, los mismos chicos a los que, en la práctica, se deja
huérfanos aunque se los mande a los mejores colegios, se les compren los celulares más caros y se
les levanten los aplazos y sanciones. A veces se confunde amar a los hijos con sacárselos de
encima, y educar con reclutar. Una sanción es siempre parte de un contrato. Indica que tales actos
tendrán tales consecuencias y, al cumplirse, trasciende el "castigo". En realidad, enseña que
responsabilidad es responder por los efectos de nuestros actos.
En la era del "pensamiento débil", como el filósofo italiano Gianni Vattimo denominó al
pensamiento de la posmodernidad (incierto, relativista, sin afirmaciones, ambiguo, difuso,
fragmentario, hecho de medias verdades, carente de compromiso), decir "sanción" suena a
proponer el autoritarismo. El concepto de "derechos humanos", malversado y manipulado desde
el poder, es rápidamente invocado como escudo protector. Algunos padres y funcionarios dicen
que en un país que ha conocido la violencia y el autoritarismo, ellos no serán autoritarios con sus
hijos o con los alumnos sobre los que deben legislar y cuya enseñanza deben administrar.

Ese argumento es la victoria final del verdadero autoritarismo. Con ello se abdica de la
responsabilidad. Al educar, criar y enseñar con la mirada puesta en "lo que me hicieron", me saco
la responsabilidad de lo que hago hoy, aquí. No soy responsable; transfiero culpas al pasado.
Quizás es lo que hagan mañana los chicos de hoy. Tienen de quien aprenderlo. Esos padres y
autoridades son prisioneros del "autoritarismo" que creen rechazar, porque aquél (así sea por la
negativa) determina sus conductas, está vivo y presente en ellos, es decir, en la sociedad. Sólo con
autoridad lograrán dejarlo atrás.

En este diario, Mario Bunge decía hace poco, con certeza, que urge una declaración de deberes y
derechos humanos. Tiene razón. Un término sólo adquiere significado en presencia del otro. Como
todo lo que es esencial a la existencia, se trata de opuestos complementarios y necesarios (no de
opuestos enemigos, como temen las mentes estrechas cuando asoman la polaridad y la
diversidad). Lo mismo dijo en su momento Simone Weill, la gran pensadora humanista (admirada
por Albert Camus) que convirtió sus ideas y su compromiso en acción en la Francia ocupada, antes
de morir de tuberculosis en 1943, en Ashford, Inglaterra. Weill sostenía no sólo que derechos y
deberes van juntos, sino que los deberes anteceden a los derechos. Sin duda, nada más alejado del
pensamiento débil.

Cuando los padres desertan de sus funciones y reclaman junto a sus hijos, apañándolos ante el
"autoritarismo" de las reglas de convivencia y educación, desmerecen un derecho esencial de los
chicos: el de conocer con qué limites crecer y formarse, el derecho a ser guiados por personas con
más experiencia y autoridad que ellos, el derecho a que se les transmitan valores por medio del
cumplimento activo de esos valores, el derecho a conocer en profundidad la noción de
responsabilidad, el derecho a conocer el principio de causa y efecto.

Si no se les respeta ese derecho, ¿qué sociedad conformarán en su adultez? Días atrás fui
depositario de la amarga confesión de un director de escuela pronto a jubilarse tras 40 años de
docencia. Desalentado por la ausencia de los padres, por banales reclamos a la escuela de
progenitores que se excusan de ejercer sus funciones, decía: "Lo único que me alivia de mi retiro
es que ya no tendré que lidiar con los hijos de quienes hoy son alumnos. Viendo lo que sus padres
hacen con ellos, cómo miran para otro lado, no quiero pensar en ese futuro". Cuando un docente,
tras cuarenta años, no quiere pensar en el futuro porque ve el material con el que se construirá,
algo demasiado grave ocurre.

En una notable entrevista radial que le hizo Mario Mactas, la profesora Nélida Baigorria (una de las
voces más lúcidas y autorizadas del país en materia educativa) recordó algo que ella misma había
vaticinado hace más de una década. Dijo, por entonces, que nos acercábamos a una nueva y sutil
forma de fascismo. "Allá y entonces se decía que elDuce  tenía toda la razón y se le temía", señaló.
"Hoy y aquí se dice que los chicos tienen toda la razón." Y cuando no se les teme, se los adula. El
pensamiento débil puede empollar fascismo y autoritarismos.

Las sociedades no nacen de repollos ni son improntas de un instante. Se forjan en el tiempo, a


fuego lento, con la responsabilidad (asumida o no) de sus integrantes. La sociedad del futuro la
forjan los padres, los funcionarios educativos, los adultos de hoy. De esto, sí, los chicos están
absueltos. Pero no de sus deberes.

 Lean atentamente el título y predigan sobre qué tratará el texto.


Propósito de lectura: descubrir las estrategias argumentativas

Opinión

Quitémonos la máscara

“ Mozo, traiga otra copa”, pide un tango añejo; “Tomo y obligo, mándese un trago”, exige otro.
Desde tiempos inmemoriales, han existido referencias socioculturales que evocan al alcohol como una
suerte de fetiche entre poetas, letristas, artistas, intelectuales.
Sin embargo, adicción, vocablo que proviene del griego adiccere que significa “abandonado/a”,
nos muestra otra faceta que es necesario analizar. Efectivamente, en nuestra época el alcohol, la droga
más popular, constituye una nueva forma de esclavitud de la que urge tomar conciencia. Lo adictos
quedan “encadenados” a satisfacer la oferta de un mercado, siniestro, que ha llevado al ser humano a
su máxima degradación. Como un tsunami, sus efectos son devastadores y afectan a toda la sociedad.
Esta droga, aceptada en la cultura occidental, cobra víctimas entre los adolescentes en forma
alarmante. Esto es así porque si bien se advierte a los jóvenes mediante campañas de prevención,
estas no son eficaces, ya que no se controla adecuadamente su venta. “Hacer la previa”, frase del
cronolecto adolescente, se ha transformado en un ritual frente al cual la indiferencia del adulto no
pone límites.
El National Institute on Drug Abuse de los Estados Unidos ha realizado investigaciones sobre el
consumo del alcohol y ha llegado a la conclusión de que es la droga que mata más personas por año;
por ejemplo, los casos de coma alcohólico, accidentes, crímenes, etc. Además, su consumo en exceso,
trae aparejadas otras consecuencias: la destrucción de una sustancia imprescindible del sistema
nervioso, la mielina central y periférica, y lesiones del hepatocrito en el hígado, por lo que puede llegar
a provocar la muerte por cirrosis. Como la marihuana, disminuye el flujo de sangre y anula la actividad
de ciertos neurotransmisores, principalmente del lóbulo frontal, por lo que los consumidores se
vuelven desinhibidos y adoptan conductas que los perjudican. A largo plazo, provoca el mismo daño
que la cocaína.
Por cierto, como se afirma, las cosas no son buenas o malas por sí mismas. Un cuchillo puede ser
bueno para cortar alimentos, pero se puede convertir en algo muy malo si se usa para matar a una
persona. Así, el alcohol ingerido en forma medida es inofensivo, pero su abuso lo transforma en
mortífero.
¿Dónde reside el problema? En el sujeto, ya que los que tienen una personalidad vulnerable son
proclives a caer en la dependencia; por eso los adolescentes constituyen la franja etaria de mayor
riesgo. Enfrentan la edad más difícil de su vida y además son presionados por la imagen publicitaria
que tiene el alcohol.
Como afirma el refrán, “más vale prevenir que curar”, porque si bien es cierto que un adicto puede
recuperarse, las marcas quedan tanto en lo biológico como en lo psicológico, sin contar el costo
económico que implica.
El problema de las adicciones involucra a muchos actores (la familia, la escuela, las instituciones
políticas y sociales) y debería ser enfocado multidisciplinariamente. No debemos permanecer ciegos y
sordos a lo que les está pasando a los jóvenes. Ellos deben ser informados y educados para tener la
libertad de decidir sobre un flagelo que no perdona, que seduce y también mata. No podemos
permitir que se los manipule como a marionetas.
Toda la sociedad debe tomar conciencia y asumir el compromiso de la prevención para bajar la
oferta y la demanda de un mercado que mueve fortunas a costa de la vida de muchos seres humanos.
Quitémonos de una vez las máscaras de la indiferencia y de la hipocresía.
Fundación Despegar, www-despegar.org.ar

1- Coincidieron sus predicciones con la temática del texto?


2- ¿Cuál es la intención del autor?
3- Deduzcan por el contexto el significado de añejo, fetiche, proclives, etaria, flagelo, hipocresía.
4- ¿Qué tesis defiende? Seleccionar la adecuada:
- Los adolescentes, los más vulnerables al alcohol.
- El problema de las adicciones debe ser enfocado multidisciplinariamente.
- El alcohol es la nueva forma de esclavitud de la que urge tomar conciencia.
5- ¿Descubrieron estrategias argumentativas tales como analogía, cita de autoridad,
ejemplificación, concesión, refutación y causa-consecuencia? De lo contrario, relean e
identifíquenlas.
6- ¿Qué modalizadores se utilizan en el segundo párrafo? ¿Con qué finalidad?
7- ¿Qué actos de habla pueden identificar en el último párrafo? Marquen los adecuados:
Informar- alertar- exigir- comprometer

La copa del olvido


En su libro Alcoholismo, el doctor Gerardo Palacios afirma que “el alcohol no es un
alimento natural y, mucho menos, necesario para la vida del hombre. Es siempre nocivo y tan
sólo tolerado, si es ingerido en pequeñas cantidades espaciadas. Es una droga que por
intrincados mecanismos enzimáticos, crea una dependencia psicológica y metamorfosea la
personalidad original”.
En los Estados Unidos, el alcoholismo es responsable de alrededor de la mitad de los
accidentes de tránsito, de un tercio de los suicidios y de 14 mil muertes anuales por cirrosis.
El alcohol siempre causa daño. Interfiere en todos los procesos metabólicos, lo que impide
la absorción de vitaminas y proteínas. También produce amnesias más o menos prolongadas. Y
actúa como depresor del sistema nervioso central, da origen a las desagradables
manifestaciones del síndrome de abstinencia cuando baja su concentración en sangre. Entre
ellas, el delirium tremens representa el grado más grave. Este peligroso episodio, que puede
llevar a la muerte, suele terminar en un sueño profundo con amnesia casi completa o puede
llevar a la muerte. Se trata de una vivencia tan desestabilizante, que muchos enfermos
comienzan su tratamiento después de haberla padecido. Además de los estragos psicofísicos, el
alcoholismo, cuando se hace crónico, causa graves trastornos en la vida social del intoxicado. 
El peligro no consiste en beber dos copas de 150 cm2 divididas, en dos comidas, sino en la
incapacidad de detener la ingesta de alcohol una vez iniciada. Esa pérdida de control ya es una
manifestación de dependencia.
Los especialistas coinciden en considerar al alcoholismo como una sociopatía, por lo tanto,
hacen hincapié en que para abordar el problema, es necesario recurrir a un enfoque integral. 
Por ello, es de suma importancia la detección precoz de la patología vinculada con el consumo
excesivo de alcohol y la implementación de acciones de prevención primaria.
El doctor Camilo Verruno, médico psiquiatra, explica que el tratamiento específico consta
de tres partes: la desintoxicación, la deshabituación y la reinserción socio-laboral. “La
desintoxicación consta de un proceso de hidratación, vitaminoterapia, administración de
medicamentos generales, de magnesio y algún desintoxicante. Después, si es necesario, se
indican psicofármacos” En esta etapa, que dura alrededor de treinta días, se dan
generalmente buenos resultados, pero el problema aparece en la deshabituación y en la
reinserción social que son procesos que llevan alrededor de un año cada uno. Aquí se
presentan situaciones conflictivas en las que el enfermo tiene que aprender a no recurrir a la
bebida para atenuarlas. Es mucho más conveniente detener un alcoholismo incipiente que
curar una pancreatitis, una cirrosis, una hemorragia cerebral, un delirium tremens. En los
momentos actuales, se contemplan los cuadros terminales y no la enfermedad cuando está
comenzando.
Revista Nueva (texto adaptado)

a- “La copa del olvido es el título de un tango de Alberto Vacarezza. ¿Cómo se llama este
recurso de insertar un texto en otro, aunque sólo sea un título?
b- El Dr. Palacios ¿aprueba o critica el tratamiento actual del alcoholismo? Señalen el
fragmento.
c- ¿Qué significan en el texto las expresiones: “intrincados mecanismos enzimáticos […]
personalidad original”; “cirrosis”; “síndrome de abstinencia”; “delirium tremens”;
patología”; pancreatitis”?
d- Expliquen cómo están formadas las siguientes palabras: sociopatía, sociolaboral,
desintoxicación, deshabituación, reinserción, hidratación, vitaminoterapia, alcoholismo,
hemorragia.
e- Se han subrayado algunos conectores: indiquen el tipo de relación que establecen entre
las ideas.
f- Este texto presenta dos tipos de organización. ¿Cuáles son? Descúbranlos y grafiquen la
información.

La copa del olvido


¡Mozo! Traiga otra copa
y sírvase de algo el que quiera tomar,
que ando muy solo y estoy muy triste
desde que supe la cruel verdad.

¡Mozo! Traiga otra copa


que anoche, juntos, los vi a los dos...
Quise vengarme, matarla quise,
pero un impulso me serenó.

Salí a la calle desconcertado,


sin saber cómo hasta aquí llegué
a preguntar a los hombres sabios,
a preguntarles qué debo hacer...

Olvide, amigo—dirán algunos—,


pero olvidarla no puede ser...
Y si la mato, vivir sin ella,
vivir sin ella nunca podré.

¡Mozo! Traiga otra copa


y sírvase de algo el que quiera tomar...
Quiero alegrarme con este vino
a ver si el vino me hace oluidar.
¡Mozo! Traiga otra copa
y sírvase de algo el que quiera tomar.
Alberto Vaccarezza

a- ¿Quién es el “yo poético”?¿A quién habla? ¿Es a algún amigo?


b- Subrayen en el texto las expresiones que indican las causas por las que bebe.
c- La bebida, ¿soluciona los problemas? ¿Con qué argumentos convencerían a alguien de que
el vino no ayuda a superarlos?
d- ¿Qué modo verbal predomina en el texto? ¿Por qué?
e- Encierren en un círculo los vocativos.
f- “La copa del olvido”, dos textos con el mismo título. Completen el siguiente cuadro
comparativo:

Categorías “La copa del olvido” “La copa del olvido” (tango)
Tipología textual

Intencionalidad

Función del lenguaje

Trama

Significado del título

A escribir se aprende…escribiendo
 Elaboren una carta de lectores argumentando respecto del expendio de bebidas
alcohólicas a menores de edad.
……………………………………………………………………………………………………………………………..

Para afilar las neuronas


a- ¿Qué denuncias acerca de la realidad surgen de los textos leídos? ¿Contribuyen a
desarrollar la conciencia crítica? Fundamenten.
A leer, que el mundo desaparece
A propósito del próximo Día del Niño, yo quiero preguntarles si la lectura es algo de lo cual las
familias pueden desentenderse.

Por Rogelio Demarchi

En un pequeño ensayo editado por el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación,


La gran ocasión. La escuela como sociedad de lectura (2006), Graciela Montes sostiene que "la
lectura no es algo de lo que la escuela pueda desentenderse". Descuento que estamos todos de
acuerdo.
Ahora, a propósito del próximo Día del Niño, yo quiero preguntarles si la lectura es algo de lo cual
las familias pueden desentenderse.
Lectura tras lectura, dice Montes, un lector "se va volviendo más astuto en la búsqueda de
indicios, más libre en pensamiento, más ágil en puntos de vista, más ancho en horizontes".
Y como vivimos en una sociedad de escritura, "no es lo mismo leer que no leer". Leer demanda
una "actitud de lectura": tomarse un tiempo para mirar bien lo que tenemos delante de los ojos;
enfrentar con confianza algo que tal vez, en principio, no se comprenda; buscar indicios; construir
sentido.
Finalmente, quien aprende a leer textos termina leyendo imágenes, paisajes, gestos, rostros,
cuerpos, miradas, emociones.
Si leer provoca todo eso, y todo eso da cuenta de una persona tranquila, segura, observadora,
perspicaz, inteligente, ¿por qué no regalamos libros a nuestros niños? ¿Por qué no incentivamos la
lectura en casa?
Por el contrario, se afirma con frecuencia que los chicos no leen, y las evaluaciones escolares nos
advierten en reiteradas oportunidades que no entienden lo que leen.
Según Montes, decir que los chicos no entienden lo que leen significa que no pueden construir un
sentido a partir de lo leído, o que han construido "un sentido que se considera aberrante" y
entonces le hacen decir al texto lo que el texto no dice.
Eso ocurre cada vez que lo leído resbala por nuestra atención y no deja huella. Y esa falta de
atención podría estar alimentada por una valorización simbólica negativa, por una ausencia de
significación intelectual del acto mismo de leer (¿qué sentido tiene; qué gano con hacerlo; para
qué me sirve?).
Humanizando metafóricamente la lectura, Montes nos ayuda a comprender que convertirnos en
lectores nos sirve -si de utilitarismo se trata- hasta para relacionarnos mejor con las demás
personas, comunicarles nuestro afecto y aceptar las diferencias. Porque para entender un texto
"habrá que entrar en tratos con él, abrazarlo, explorarlo, hacerle frente". El texto, todo texto, es
un otro que tiene algo para decirme si yo soy capaz de prestarme a esa comunicación tan especial,
si abro un tiempo y le doy lugar.
Por cierto, todo lo que le hace bien al niño le hace bien al adulto. Entonces, como siempre es
bueno recordar el niño que fuimos, haya o no niños a nuestro alrededor, ¿por qué no nos
regalamos esta semana un buen libro y el placer de que el mundo entero desaparezca mientras lo
leemos?
www.lavoz.com.ar/columna/leer-que-el-mundo-desaparece
Sin máscaras
El internet ha permitido relacionarnos con gente de otros países, pero no hay que olvidarse de las
personas que tenemos cerca, a aquellas a las que podemos hablar, ver, oir, oler y sentir.
Vivimos en la aldea global. Hoy, como nunca antes en la historia, las distancias se han acortado y con
sólo un “clic” podemos saber qué pasa en otras partes del mundo. Tenemos la oportunidad de conocer
personas de otras culturas y remotos lugares. Más aún, para algunos la pantalla de la computadora se
ha convertido en el medio perfecto de expresión con el cual pueden llegar a miles de personas.
En principio esto sería maravilloso, si no fuera porque en algunos casos esta tremenda herramienta, que
es el Internet, aleja al individuo de las personas más cercanas, de la familia y los amigos. Estamos, al
parecer, en una etapa en la que es más fácil comunicarse con el cibernauta que no conocemos, que con
las personas cercanas. Seamos francos, aunque la red nos ofrece múltiples opciones para acercarnos al
conocimiento, las salas de chat son las más asediadas.
Parece imposible que antes tu mejor amigo era de carne y hueso y estaba a tu lado para reír y llorar
contigo, y ahora, resulta más factible abrir tus sentimientos con alguien que tal vez nunca conozcas
personalmente. Y mientras tanto, parece como si levantáramos una muralla alrededor de nosotros, para
que la gente cercana no pueda vernos ni conocernos.

Parece una paradoja que en medio de esta globalización, estemos perdiendo la capacidad de
comunicarnos. En medio de tanto ruido, de tanta prisa, a veces no queremos ni recordar quiénes somos.
Nos escondemos detrás de una máscara o detrás de un muro. Conoces a diez personas de Europa en el
chat, pero no conoces al vecino. Que nadie traspase el muro. El contacto humano parece que molesta,
¡como si no fuera vital! No mirar al otro, no hablar al otro, no tocar al otro.
¡Mira, habla, toca, abraza! ¿Has visto alguna vez iluminarse la mirada de un niño al saludarlo al pasar?
¿Has sentido latir junto a tu pecho el corazón de tu madre, tu hijo, tu pareja? No hay por qué negarnos
ese placer, tan solo por defender muros que no sirven más que para aislarnos.
¿Acaso tenemos miedo de mostrarnos cómo somos? Conócete a ti mismo. Acéptate y podrás empezar a
modificar algo en ti. Es la única manera de empezar a quitar “las máscaras que dividen al hombre de los
hombres, al hombre de sí mismo”, según supo expresar tan poéticamente Octavio Paz. Aunque sin ella
te sientas vulnerable, ten por seguro que el hecho de quitarte la máscara te acercará a los tuyos. Ya no
te escondas, recuerda que quienes te aman, te aceptan. Son tu motor para crecer, para acercarte a tus
metas.
Quitémonos la máscara y será más fácil comunicarnos con nuestros seres queridos. Hagámoslo antes de
que ellos terminen por levantar su propio muro.
Martha Matamoros
http://www.sermexico.org.mx/articulovalor.php?modo=detalle&idarticulo=897&idvalor=14&version=1

Actividad
1- Escribe un par de ideas de cada parte de la argumentación que encuentras en la lectura.
Tesis
Argumentación
Conclusión
2- Escribe una argumentación exponiendo tus ideas a favor o en contra de la Lectura.
Recuerda seguir los pasos siguientes:
a) Plantea la opinión que tengas sobre el tema.
b) Desarrolla tus ideas.
c) Fundamenta tu opinión con razones concretas.
d) Escribe la conclusión.

Interpretación de texto

Leer el texto de Beatriz Sarlo, “Este texto es mío, tuyo, nuestro” y responder a las siguientes
preguntas:

1- ¿Qué noticia motiva la reflexión de la autora?

2- ¿Qué similitudes y diferencias hay, para la autora, entre las copias de hoy y las de ayer?

3- ¿Por qué -siempre para la autora- sería lamentable instaurar una policía informática que
"defendiera" a los docentes?

4- ¿Cuál es la solución a la problemática planteada por la autora?

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