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El Alma, la Mente

y el Psicoanalista
David Rosenfeld

El Alma, la Mente
y el Psicoanalista
La creación del encuadre psicoanalítico
en pacientes con rasgos psicóticos

EDEN Publishinig.com
Rosenfeld, David
El alma, la mente y el psicoanalista. La creación del encuadre
psicoanalítico en pacientes con rasgos psicóticos / David Rosenfeld. -
1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : David Rosenfeld, 2018.
260 p. ; 22 x 15 cm.
1.Psicoanalisis

Autor: David Rosenfeld

Mail: eden_publisher@gmail.com

© 2013 by David Rosenfeld

Título original: The soul, the mind and the psychoanalyst

Primera edición: Abril de 2018


por David Rosenfeld
EDEN Publishing.com

© 2018 Todos los derechos reservados


Dedicatoria

A mi querida familia, Estela, Deborah, Daniel, Karin, Rolando, Ezequiel y Támara;


mi agradecimiento a Robert Wallerstein, Norbert Freedman, Paul Williams
y Alain de Mijolla, así como a Thomas Ogden, con quien también compartimos nuestro
interés por la poesía y Jorge Luis Borges
Para la edición en español me gustaría dedicar el libro
a Carlos y Popi: amigos de la infancia
Agradecimientos

Un agradecimiento muy especial a los colegas que han organiza» mis


clases, conferencias y supervisiones en el exterior. A los colegas de la Sociedad
Psicoanalítica de París (SPP), a los colegas de la Sociedad Psicoanalítica
Francesa (SPF) que junto a GERPEN (Grupo de investigación sobre niñez)
han organizado conjuntamente mis conferencias supervisiones en Paris estos
últimos cuatro años consecutivos.
A los colegas que han organizado y me han invitado a dar conferencias
en estos últimos cinco años de las Sociedades Alemanas de Frankfurt, Kassel,
Tubingen, Stuttgart y el Congreso Tustin-Autism en Berlín. Agradezco a la
Sociedad Psicoanalítica de Dinamarca Suecia las invitaciones de estos últimos
años, así como a la Sociedad Psicoanalítica de Barcelona y especialmente a la
Sociedad Psicoanalítica de San Francisco, la Sociedad Psicoanalítica de Kiev,
Ucrania, la Universidad de Lyon 2, Francia, así como la Sociedad
Psicoanalítica PSYKE de Estambul, Turquía. Un agradecimiento muy
especial a los colegas de la British Psychoanalytical Society por haberme
honrado este año con la posibilidad de dar una conferencia y dirigir un
seminario clínico. Del mismo modo quiero mostrar mi agradecimiento a la
Tavistock Clinic of London.

David Rosenfeld
Sobre el autor

David Rosenfeld estudió y se formó en Buenos Aires, Argentina. Ha


vivido y estudiado en París, Londres y los Estados Unidos de Norteamérica.
Es Profesor Consulto en la Universidad de Buenos Aires, Facultad de
Medicina en el Departamento de Salud Mental y Psiquiatría. Es analista
didacta de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires. Fue vice-presidente
de la Asociación Psicoanalítica Internacional (International Psychoanalytic
Association—-IPA).
Los premios internacionales otorgados a sus trabajos científicos
incluyen:
President Jefferson Award de la Universidad de Virginia, Estados
Unidos de Norteamérica; "por sus excepcionales logros en el campo
del psicoanálisis" (1993).
Sigourney Award; "por su sobresaliente contribución al psicoanálisis"
otorgado en Nueva York (1996).
Premio de Honor entregado por: The Boyer House Foundation
(Berkley—The United States of America) en el año 1999, "for his
contributíons to the psychoanalytic psychotherapy of severely
regressed patients". La ceremonia de entrega se realizó en el Congreso
Internacional de Psicoanálisis (IPA) celebrado en Chile.
Hayman Prize; "otorgado al mejor trabajo publicado" en los últimos
dos años. La ceremonia de entrega del premio se realizó en el Congreso
Internacional de Psicoanálisis de Berlín (2007).
Índice

15 | Prólogo por Thomas Ogden


23 | Presentación por Tania Estrada
29 | Prefacio por David Rosenfeld
33 | Capítulo 1 11 de septiembre de 1973: dictadura militar y episodio psicótico
71 | Capítulo 2 Trastornos de la alimentación: técnica psicoanalítica
103 | Capítulo 3 Abuso de drogas, la regresión y las relaciones de objeto primitivas
139 | Capítulo 4 Adicción psicótica a los videojuegos
167 | Capítulo 5 Escuchar e interpretar a un paciente psicótico
185 | Capítulo 6 Encapsulamiento autista
199 | Capítulo 7 Imagen corporal psicótica
231 | Capítulo 8 Diálogo con Shakespeare y Jean-Paul Sartre sobre psicoanálisis
y metodología científica
251 | Anexos
253 | Reconocimientos
DAVID ROSENFELD

Prólogo

Thomas Ogden
(Director del Centro de Investigación Psicoanalítico
sobre Psicosis de San Francisco, California, U.S.A.)

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EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

E n el trascurso de la lectura de este libro, el lector se beneficiará de la


inusual oportunidad de acompañar a David Rosenfeld, una de las
mentes más originales del psicoanálisis en la actualidad, al hacer su trabajo
analítico. En este prólogo, examino dos capítulos que, para mí, capturan lo
más importante y original sobre la forma en que Rosenfeld piensa y trabaja
como psicoanalista.
Comenzaré con el capítulo 1, "11 de septiembre de 1973: dictadura
militar y episodio psicótico". Aquí Rosenfeld presenta su trabajo con un
hombre cuyos padres fueron secuestrados un 11 de septiembre por la
dictadura militar de Pinochet. El paciente, Abelardo, que tenía 18 meses de
edad en ese momento, fue atendido por sus vecinos durante los primeros
años de la "desaparición" y tortura de sus padres. (La fecha —11 de sep-
tiembre— oscila en el texto entre erguirse como símbolo de una experiencia
individual y resaltar como símbolo de cuando el mundo se colapsó).
Rosenfeld se reunió con Abelardo por primera vez cuando el paciente
tenía 23 años de edad. Abelardo recientemente había sido dado de alta de un
hospital psiquiátrico donde recibió tratamiento por una psicosis crónica. La
entrevista inicial se realizó en un café para que el paciente pudiera hablar sin
la presencia de su abuela, con quien estaba viviendo. Al hacerlo así, Rosenfeld
mostró al paciente —sin decirlo— cómo trabaja como analista, es decir, que
construye un encuadre analítico que refleja lo que el paciente es y lo que éste
necesita para hacer uso del proceso analítico. El encuadre, elaborado de esta
manera para cada paciente, es una gran declaración personal hecha por el
analista al paciente.
Los primeros meses de análisis implicaron la creación de un medio
confiable para Abelardo. Al preguntarle por qué no le llamaba por teléfono
cuando se despertaba de una pesadilla, Rosenfeld le comunicó que, además
de sus sesiones diarias (a veces dos sesiones al día), estaba a su disposición
(en ese momento del tratamiento) cuando fuera necesario como una madre
para un bebé. Esto fue de gran importancia emocional para Abelardo como
lo refleja en su declaración (psicótica): "¡Qué bueno que en Buenos Aires hay
librerías abiertas en la noche!"
Cabe destacar que el enfoque de Rosenfeld para trabajar con Abelardo
supuso mucho más que el suministro de holding descrita arriba; también se
centró en verbalizar con símbolos la experiencia del paciente psicótico. El
trabajo interpretativo está guiado en cada momento por la experiencia
contratransferencial. Por ejemplo, cuando Abelardo habló de manera confusa
y desordenada acerca de un libro que trae deshojado, del divorcio de sus
padres y de la gota que derramó el vaso otra vez, Rosenfeld respondió: "la
gota—el divorcio—que deshojó el libro que es tu cabeza, se desató tu cabeza,
luego fue la psicosis, la hospitalización". Este tipo de intervenciones capturan
con palabras no sólo el significado de la experiencia fragmentada del paciente,

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DAVID ROSENFELD

sino "la música" de la experiencia del paciente, es decir, el estado de sensación


desarticulada que tuvo su origen en un período anterior al desarrollo del
lenguaje del paciente. La intervención de Rosenfeld, un conjunto de palabras
y frases en cascada, siguió un camino que permite comprender la manera en
que el paciente experimentó su vida, y también puede hacerlo más
comprensible para el paciente. Esos sentimientos preverbales eran demasiado
dolorosos para Abelardo como para verbalizarlos, mucho menos para
organizarlos en pensamiento de un proceso secundario. La insoportable
intensidad de la experiencia temprana se apoderó de la capacidad de Abelardo
para pensar o soñar dicha situación traumática.
Rosenfeld describe una sesión en la que Abelardo inició diciendo que
cuando salió de la sesión anterior, trató de tomar el autobús de vuelta a casa,
pero se encontró con varios choferes que trataban de enloquecerlo. Rosenfeld
interpretó esta experiencia como una expresión del miedo de Abelardo de que
Rosenfeld también estuviera loco y desviara el análisis de tal manera que le
ofrecería regresar al hospital psiquiátrico. (La comunicación de Abelardo de
su desconfianza hacia Rosenfeld —desplazada en el delirio— refleja no sólo
su miedo a Rosenfeld, sino también su sentido de seguridad y libertad,
mientras que con Rosenfeld experimentaba y expresaba cualquier estado
emocional, a pesar de la forma violenta y destructiva que podían ser para
Abelardo.) Poco después en esta sesión, el paciente —de modo totalmente
inesperado— comenzó a cantar una canción de cuna. Rosenfeld, sin dudarlo
un instante, cantó la canción con el paciente durante más de diez minutos.
Luego cantaron otras canciones infantiles. Cada vez que leo esa parte de la
descripción de Rosenfeld de su trabajo con este paciente, me impresiona su
extraordinaria intuición para captar lo que está sucediendo en la relación
analítica. La espontaneidad de Rosenfeld le transmitió tanto al paciente, a
través de la música, y entrar en esa experiencia enternecedora con Abelardo.
La opinión de Rosenfeld sobre ese momento del análisis —el paciente
cantando con él— es una forma de dar vida en el análisis a una muy temprana
experiencia amorosa de Abelardo con su madre, que había sido protegida por
el encapsulamiento autista. Esta conceptualización de la función del
encapsula-miento autista, como un santuario en el cual las experiencias
tempranas pueden estar a salvo de fragmentación psicótica, es original de
Rosenfeld. Esta idea, a mi juicio, representa una importante contribución a la
comprensión psicoanalítica del papel de las defensas autistas en la
personalidad psicótica.
Pero no fue sólo el pensamiento creativo psicoanalítico lo que le
permitió a Rosenfeld tratar con éxito a Abelardo. Tan importante fue su amor
por el paciente: "A decir verdad, era un lujo tener a un paciente que después
de ser hospitalizado en un psiquiátrico pudiera comunicarse a través de la
emoción, la belleza y la estética de la poesía y la música".

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EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

Además de ser un extraordinario médico y teórico, Rosenfeld también


es un maestro excepcional. Transmite lúcida y sucintamente sus ideas sobre
el papel central de la experiencia contratransferencial del analista. Visualiza la
contratransferencia como una señal que se utiliza para pensar y no para
expulsar o interpretar. "[Es] una hipótesis que el terapeuta crea en el ámbito
de trabajo... la contratransferencia puede ser una herramienta muy útil... para
descubrir lo que el paciente nos hace sentir y no puede expresar con palabras".
La admiración de Rosenfeld por el poder y la belleza del proceso analítico se
transmite con la belleza de su propio uso del lenguaje: "[...] pienso que algunas
cosas no se pueden traducir en palabras. ¿Cómo puedo poner la música de las
sesiones en palabras? ¿Pueden los estados de dolor, terror, sufrimiento y
felicidad transmitirse sólo» en palabras? [...] (Citando a Borges): '¿cómo
transmitir a otros el infinito, que mi temerosa memoria apenas abarca?'"

***

El segundo de los dos capítulos a los que me referiré es el capítulo 4,


"Adicción psicótica a los videojuegos". Lorenzo, un adolescente de 17 años,
fue remitido a Rosenfeld debido a un historial de violencia que requirió
hospitalización psiquiátrica. Lorenzo era adicto a jugar videojuegos donde los
personajes participaban en ataques feroces y se mataban entre ellos. Cuando
el padre del paciente, un tanto desesperado, intentó agarrar los videojuegos
de su hijo, éste se enrabietó y rompió todos los muebles de la casa. En otra
ocasión, cuando los padres del paciente trataban de conseguir que saliera de
una galería de videojuegos antes de que derrotara a un personaje, Lorenzo
rompió la máquina y la ventana de la galería.
El psiquiatra del hospital prohibió a Lorenzo el uso de videojuegos en
el hospital y cuando regresara a casa. Los padres de Lorenzo fueron incapaces
de controlarlo en casa y conseguir que fuera a la escuela —donde se sintió
atacado por sus maestros y compañeros—. En la entrevista inicial con
Lorenzo y sus padres, Rosenfeld modificó el encuadre analítico: le dijo al
paciente que no le impediría jugar videojuegos, más bien "quería jugar con él
a fin de comprenderlo mejor... También le dije que estaríamos hablando
juntos... y que cuando él estuviera un poco mejor, podríamos ir a una galería
de videojuegos".
Lorenzo, que estuvo furioso con Rosenfeld hasta ese punto de la
entrevista inicial (llamándolo loco), se calmó y lo aceptó como su médico.
Rosenfeld intuía que cualquier intento de separar a Lorenzo de sus
videojuegos sería experimentado por él como una amenaza a su vida y que se
debía comenzar el análisis demostrando que él no tenía ningún deseo de
despojarlo de lo que fuera necesario para su supervivencia. Esa capacidad de
saber quién es el paciente y cómo trasmitirle que se comprende al paciente

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DAVID ROSENFELD

—como hizo Rosenfeld en este encuentro— es algo que no se puede enseñar.


Cada analista tiene que desarrollar esa capacidad por sí mismo. Pero es una
gran ayuda tener modelos como Rosenfeld que nos brindan un sentido de qué
es a lo que aspiramos.
Los primeros meses del análisis estuvieron marcados no sólo por una
transferencia psicótica, sino también por movimientos físicos por parte de
Lorenzo —tales como caminar de puntillas y llevar a cabo un gran número
de rituales obsesivos— que recordó a Rosenfeld la sintomatología del
encapsulamiento en pacientes autistas. Lorenzo y Rosenfeld jugaron
videojuegos durante las sesiones. De esta manera, Rosenfeld trató de obtener
entrada al terrorífico mundo de Lorenzo, que estaba poblado por salvajes
personajes de videojuegos.
Las cosas no avanzaron tranquilamente al inicio. Lorenzo se enfureció
con Rosenfeld cuando no podía controlar a uno de los personajes del
videojuego. Rosenfeld comprendió que los personajes de los videojuegos eran
tan reales para Lorenzo como eran el mismo Rosenfeld, los padres del
paciente, los maestros y compañeros de escuela. En una ocasión, Lorenzo
empezó en franco delirio después de jugar un videojuego de láser con
Rosenfeld. Estaba en estado de pánico cuando regresó a casa después de la
sesión. Su madre lo calmó haciéndole un traje de papel de aluminio que el
paciente creía podía protegerlo de los rayos láser invasores. Rosenfeld tomó
la decisión fundamental de no hospitalizar a Lorenzo y lo vio dos veces al día,
todos los días de la semana. Rosenfeld explica que lo hizo "porque estaba
interesado en observar el origen transferencial que disparó el delirio". Y añade
entre paréntesis: "De este modo trato de razonar como psicoanalista". Yo
añadiría: esta es la clase de momentos clínicos en que el lector aprende mucho
sobre el coraje y la creencia en el paciente y en el proceso psicoanalítico que
son necesarios si uno hace psicoanálisis con pacientes psicóticos.
Con inquietud considerable por parte de Rosenfeld, él y Lorenzo
jugaron el videojuego que precipitó la ruptura psicótica y el estado de pánico.
No creo que esto perjudicara a Lorenzo, ya que Rosenfeld, al no
hospitalizarlo, estaba tratando de acompañarlo por los rincones más
aterradores de su mundo. Después de perder un partido, Lorenzo —todavía
vistiendo su traje protector— no respondió con ansiedad persecutoria, pero
sí con palabras usadas como símbolos: "Doctor Rosenfeld, cuando tu ganas
puedes transformarte en otros personajes, así que si te mato ahora todavía
estás vivo y te conviertes en otro personaje".
Lorenzo explicó de esta manera las leyes de su mundo de objetos
internos: no hay persona o personaje peligroso que sea asesinado. Más bien,
el personaje se transforma en una interminable serie de personajes o personas
peligrosas. Rosenfeld entendió por primera vez que los personajes de los
videojuegos se transforman por sí mismos en personas/personajes peligrosos

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EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

en la vida del paciente fuera de los videojuegos y viceversa. Esta era "la piedra
de Rosetta" que permitió a Rosenfeld comprender la manera en que él y los
personajes de la pantalla pueden transformarse y fragmentarse en
innumerables objetos persecutorios.
Después de un período de trabajo analítico basado en estos
entendimientos de la manera como operaba el mundo delirante de Lorenzo,
Rosenfeld y él jugaron un videojuego en 3-D en una galería de videojuegos.
El juego creaba la ilusión de imágenes volando fuera de la pantalla. Esta
experiencia lanzó al paciente en un estado de terror. Lorenzo y Rosenfeld —
junto con el psiquiatra que le prescribió los medicamentos— fueron a una
cafetería cercana, donde tomaron té. "Sólo después de que le preguntamos
nos explicó con más detalle lo que sintió". Esta experiencia sirvió de base para
que Lorenzo desarrollara —por primera vez— la capacidad para diferenciar
entre las dos dimensiones del personaje en la pantalla y las tres dimensiones
de las personas fuera de la pantalla. En otras palabras, Lorenzo empezó a ser
capaz de crear un espacio entre el símbolo y lo simbolizado, entre lo animado
y lo inanimado, entre la realidad y la fantasía.
El comentario detallado de Rosenfeld de esta experiencia clínica
proporciona al lector la oportunidad de acompañarlo paso a paso en su
trabajo psicoanalítico con su paciente psicótico: "Lo importante es ser
capaces de pensar psicoanalíticamente acerca de la transferencia, la
contratransferencia y el mundo interno del paciente. Nadie me impide pensar
como psicoanalista, ya sea que esté caminando por el hospital con el paciente,
o si voy a un centro comercial a jugar videojuegos. Aquí, lo importante es
crear un espacio mental en común que sea apropiado para el holding y el trabajo
psicoanalítico".
Aquí también está el núcleo de lo que para mí es extraordinario de la
manera en que Rosenfeld se conduce como analista: intuye y se convierte en
el analista que el paciente necesita en cualquier momento dado del análisis.
Rosenfeld analiza prácticamente en cualquier encuadre, y el tipo de análisis
está determinado por la situación analítica. En el análisis de Lorenzo, a veces
fue un analista que viajó con él a un mundo delirante y psicótico,
transformándose en una interminable serie de personajes que se movían
dentro y fuera de una pantalla de video; y otras veces fue un psicoanalista que,
en un café, lo sostuvo —metafóricamente— cuando él mismo se reconstituyó
después de un período de desintegración psicótica; y en otras ocasiones, hacía
interpretaciones transferenciales que indicaban el mecanismo de la
identificación proyectiva que el paciente usaba para descargar en Rosenfeld
su mente, y como consecuencia Rosenfeld experimentó —en la forma del
chofer de autobús— que Lorenzo intentaba enloquecerlo. Ninguna de estas
formas de análisis es inadecuada, aunque estén aisladas de las maneras
tradicionales. Rosenfeld demuestra la manera en que intuitivamente se movía

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DAVID ROSENFELD

entre una variedad de maneras de ser analista en su trabajo analítico con


Lorenzo.
Para concluir, elegí hablar de estos dos capítulos no sólo porque son
—para mí— de los más emotivos e intelectualmente poderosos de esta rica
colección, sino también porque —a mi parecer— representan dos de las más
importantes contribuciones de la última década en la comprensión del
tratamiento psicoanalítico con pacientes psicóticos.

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EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

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DAVID ROSENFELD

Presentación

Tania Estrada Palma

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EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

L a clínica psicoanalítica es el eje central de este libro. El alma, la mente y el


psicoanalista nos conmueve ante el sufrimiento psíquico del paciente y la
intensa movilidad afectiva del analista, cualidades que serán una constante en
los casos expuestos. La autenticidad del trabajo del Rosenfeld hacen de esta
obra algo muy especial, ya que demuestra modificaciones en la técnica
tradicional así como una gran honestidad en el encuentro psicoanalítico;
resuena afectivamente con el paciente; contiene su aparato mental; constituye
un espacio mental en común.
Al adentrarnos en la lectura resulta evidente la sensibilidad del autor
para la creación de un setting particular para cada uno de sus pacientes, donde
la contratransferencia será la herramienta clave en el trabajo psicoanalítico.
En este punto destaca la pertinencia en el ajuste del encuadre psicoanalítico,
siempre y cuando se establezca una posición mental específica —que es la del
psicoanalista— y nos deja apreciar que éste hay que pensarlo con rigurosidad
científica y no con rigidez. De esta forma es en un café donde inicia el proceso
analítico de Abelardo (capítulo 1), a sus 23 años de edad, después de haber
sido dado de alta del hospital por presentar un episodio psicótico. El paciente
fue víctima de una separación dramática y temprana, ya que a los 18 meses de
edad sus padres fueron desaparecidos por la dictadura militar chilena.
Posteriormente, se da el asesinato del abuelo y la huida con su abuela a Brasil.
Finalmente, son liberados los padres y, más tarde, el divorcio de los mismos
es lo que precipita el quiebre psicótico en el paciente.
Rosenfeld nos lleva de la mano en la construcción del setting que le
permitirá a su analizado penetrar en los sufrimientos intolerables e
innombrables, como recordar las torturas que escuchó de niño a las que fue
sometida la madre durante la dictadura. Recordar y elaborar se volverán en sí
una tortura para el paciente. El autor nos plantea cómo contener el aparato
mental del paciente en la mente del analista, lo que los lleva, como pareja
analítica, acceder al encapsulamiento autista.; es en una sesión donde
Abelardo recupera los aspectos sanos de su infancia —preservados— al
cantar canciones de cuna.
Por otro lado, entender la dinámica de los mecanismos autistas para
preservar los vínculos infantiles y el sufrimiento de los abandonos tempranos,
será lo sobresaliente en el caso Julia (capítulo 2), quien presenta un quiebre
psicótico al sentir que el mundo se acaba cuando su novio rompe con ella
dejándola parada en medio de la calle; sensación que la remite al abandono
sufrido de bebé cuando al ir por la calle, su madre cae en estado de coma.
Esta separación abrupta quedará simbolizada en un sueño: "mi madre muere
y luego muero yo también".
La contención de esta chica tiene que ver con el proceso nutricio-
afectivo. A través de las sesiones resulta evidente que el trastorno de
alimentación (eating disorder) se amalgama con el trastorno de la escucha (hearing

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DAVID ROSENFELD

disorder). Las interpretaciones apuntan a señalar que la paciente no logra tragar


las palabras del analista, ya que primero presenta un lenguaje imparable, no
permitiendo ninguna intervención del analista y, después de las sesiones,
presenta episodios de bulimia, vomitando comida y contenidos, mostrándose
incapaz de nutrirse con las interpretaciones.
Rosenfeld nos muestra su técnica para generar ese espacio mental,
imprescindible para trabajar con el sufrimiento psíquico incapaz de retener
los alimentos y los afectos. Además, nos comparte la importancia de que el
analista funcione como un receptáculo de las experiencias primitivas que no
encuentran voz, ni palabras para ser nombradas. Es a través de la
contratransferencia que Rosenfeld decodifica los mensajes y mediante la
interpretación —aunada al tono, cadencia y voz del analista— calma, contiene
y nutre al analizado.
La invasión mental a la cual es sometido Rosenfeld y la fuerza
emocional de las experiencias que vive junto a cada uno de sus pacientes,
llevan al autor a plantearse hipótesis alternas. Rosenfeld advierte que el reto
con pacientes adictos a las drogas es evitar volverse un objeto inanimado, casi
tóxico, y la herramienta para identificar esta sensación es la
contratransferencia. El caso de Jorge (capítulo 3), un paciente adicto a las
drogas de 34 años de edad, está marcado por diferentes pérdidas, ya que a la
edad de dos años muere su madre en una explosión de gas, a los 5 años fallece
su abuela y en la adolescencia su tía. Todas estas fechas permanecían confusas
en su cabeza y la contención en terapia lo llevó a tratar de ordenarlas.
Rosenfeld también intenta reconstruir las fechas y le señala que la tía muere
cuando él tenía 25 años, edad en la que inició en las drogas. El paciente se
colapsa, resultando ser una sesión clave, ya que la interpretación del intento
de suicidio a través de las drogas, como una forma de reunirse con la madre,
tomó un sentido definitivo para el paciente.
El autor nos plantea que el impacto del insight lleva a estos pacientes a
expeler los contenidos mentales para evitar el dolor, expulsando las partes
sanas. La posibilidad de recrear un espacio donde el paciente se sienta
contenido, con la certeza de que no se va a fragmentar por nombrar la agonía
propia o la del otro, es lo que le permite dejar de actuar dicho sufrimiento.
Rosenfeld explica que cuando hay una pérdida traumática como parte de un
proceso de sobrevivencia se da un blindaje de las identificaciones tempranas
para preservar al sí-mismo de la pérdida total, quedando los aspectos sanos
coagulados en otro espacio mental que el análisis logra recuperar.
Rosenfeld destaca al setting como una creación dialéctica que da al
paciente una sensación de sostenimiento que permite ir construyendo un
espacio mental en común. Es así que el autor propone jugar videojuegos con
Lorenzo (capítulo 4), un joven de 17 años diagnosticado con esquizofrenia,
quien presentaba reacciones violentas y confundía los personajes de la pantalla

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EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

con las personas de la vida real. Las sesiones se vuelven persecutorias y


Lorenzo siente un gran temor por la venganza, elaborando fantasías delirantes
basadas en la misma mecánica de los videojuegos. Así que cuando Rosenfeld
ganaba, su personaje podía fragmentarse en otros y continuar la persecución
del paciente. Esta situación era trasladada por el analizado a la vida real. De
esta forma, a los ojos de Lorenzo, Rosenfeld se fragmentaba y se convertía en
sus compañeros de la escuela quienes lo atacaban y lo perseguían. El
propósito del analista era sacarlo de la pantalla virtual y lograr que se conectara
con el mundo real. A través del videojuego es que Rosenfeld penetra en el
mundo interno de Lorenzo, analizando el sistema de defensas intercambiables
que van modificándose durante el tratamiento, tales como la identificación
proyectiva, las ecuaciones simbólicas, la confusión entre lo humano y lo
inanimado, y las maniobras autistas, que ligadas al videojuego, le provocan
sensaciones en el cuerpo. Todas estas defensas eran utilizadas para evitar
desaparecer y preservar lo básico de su identidad.
Consecuentemente, el autor nos plantea otro enfoque sobre la reacción
terapéutica negativa y el insight. Apreciamos con Lorenzo este ataque al
aparato perceptual de sí mismo, que al estar proyectado sobre el terapeuta se
transforma en un ataque violento al cuerpo y mente del analista; es así que
Rosenfeld pone en juego su psiquismo y su cuerpo como una opción para
sostener el aparato mental de cada uno de sus pacientes. El fenómeno de
proyección del aparato mental también lo observamos en el caso Carlos
(capítulo 5) como una reacción ante la amenaza de sentir o contener el
sufrimiento. Este joven de 21 años había tenido un episodio psicótico seis
meses antes de ver al psicoanalista. El autor nos expone cómo ir conformando
el setting que le permite al analista tolerar la invasión, hacer interpretaciones y
contener el afecto, mientras que el paciente pasa de un lenguaje confuso hasta
llevarle sueños elaborados.
Efectivamente, Rosenfeld desarrolla el modelo de encapsulamiento
autista (capítulo 6), destacando que es un mecanismo utilizado para preservar
la identidad y las relaciones del mundo infantil que pueden volver a ser usadas
por el adulto. También el autor nos muestra el método para la pesquisa de
escenas infantiles mantenidas en la estructura psíquica. A través de diferentes
casos va ejemplificando el encapsulamiento en pacientes que se someten a un
trasplante de órgano, que sufren de adicciones, trastornos psicosomáticos, o
que han sobrevivido a la persecución Nazi.
Asimismo, Rosenfeld plantea un nuevo concepto de la imagen
corporal psicótica, que puede presentarse tanto en neuróticos como en
psicóticos. La tesis principal apunta a que el núcleo de la imagen corporal
psicótica está representada por la noción de líquido. Son las paredes de las
venas y las arterias las que ejercen la función normal de la piel, tanto como
contención del sí-mismo como la separación y diferenciación con el

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DAVID ROSENFELD

mundo externo. El autor subraya que un cambio en la sustancia de líquido a


semi-sólido o sólido nos da la pauta de una modificación en la conexión con
la imagen corporal que tiene el paciente de sí mismo.
El autor presenta varios casos donde observamos la expresión de la
noción de la imagen corporal psicótica mediante un padecimiento
psicosomático, como es el caso de Inés (capítulo 7) quien sufría de úlceras
necrosadas en zonas mucosas, que se le intensificaban ante crisis emocionales
y ante la sensación de abandono. El trabajo que hace con otros pacientes que
presentan hipertensión, colitis ulcerosa con sangrado, presión baja y
problemas asmáticos le permiten profundizar en los niveles más primarios y
proponer su modelo de la imagen corporal psicótica, el cual se constituye
como una maniobra de sobrevivencia ante la falla del sistema de contención
que proporcionó la madre. Más adelante en el desarrollo, estos individuos
recurrirán a esta imagen corporal psicótica para expresar su miedo ante la
pérdida del objeto y la mayoría presentarán fantasías de vaciamiento y
expulsión de objetos persecutorios representadas en la pérdida de fluidos
corporales como el semen, la orina, la sangre o las heces mediante la diarrea.
En el último apartado (capítulo 8) el autor nos conduce en el análisis
de la construcción de la teoría freudiana y la incorporación de hipótesis
auxiliares para lograr detectar el núcleo central de la teoría, todo ello expuesto
de una manera dinámica a través de una discusión grupal. Rosenfeld destaca
la función epistemológica que tenemos los analistas con nuestros pacientes:
"hacerle conocer algo al paciente y después evaluar el conocimiento que éste
adquirió"; lo que nos plantea una liga constante con la investigación, con la
formulación de hipótesis y con una postura de observación ante cada uno de
nuestros pacientes y de nosotros mismos.
La lectura de la obra nos permite acompañar a Rosenfeld en la
generación del conocimiento científico, donde nos muestra cómo los
movimientos en cada sesión lo llevan a modificar su modelo interpretativo y
a generar nuevas hipótesis, basándose en la contratransferencia, que le
permitan hilar el síntoma con las motivaciones del paciente. El autor nos
presenta hallazgos contundentes en el trabajo con pacientes psicóticos o
severamente perturbados. Nos muestra cómo construir un espacio analítico
mediante la contención y la disposición afectiva del analista, para trabajar con
los contenidos ominosos y sacar a la luz los encapsulamientos. Las hipótesis
que arroja el autor demuestran lo novedoso que resulta su aproximación
terapéutica, logrando de esta manera saltos teóricos de profundo
enriquecimiento para la ciencia psicoanalítica. De esta manera es un deleite
acompañar a un innovador del psicoanálisis en la producción creativa del
setting analítico y en el abordaje de la singularidad de cada uno de sus pacientes.

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EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

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DAVID ROSENFELD

Prefacio

David Rosenfeld

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EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

A unque soy un psicoanalista con una formación psicoanalítica clásica que


ha trabajado, y sigue trabajando, con pacientes neuróticos, también he
pasado los últimos treinta años psicoanalizando a pacientes severamente
perturbados. Como psicoanalista, en automático pienso psicoanalíticamente,
ya sea que esté tratando a un paciente neurótico o a uno que esté pasando por
un episodio psicótico. Es de segunda índole pensar psicoanalíticamente la
transferencia, el mundo interno, las pulsiones, emociones, sentimientos y
relaciones internas y externas. En este libro, deseo compartir mis
pensamientos y experiencias acerca de este fascinante, complicado y
demandante trabajo.
El factor en común de todos los casos es cómo se crea el encuadre
psicoanalítico: la internalización y la comprensión en la mente del paciente
con la sensación de las horas establecidas y la relación transferencial con el
psicoanalista. Esto significa que en pacientes sanos o neuróticos el encuadre
también toma mucho tiempo para ser internalizado: se trata de la creación
dialéctica, que se construye sólo después de un período de tiempo
relativamente largo. Mi curiosidad científica se vio favorecida porque tuve la
buena fortuna de recibir enseñanzas y consejos de grandes maestros en
psicoanálisis. Ellos guiaron mis pasos a través del terreno misterioso de la
mente, especialmente de los aspectos más regresivos, primitivos y psicóticos.
Sólo con la ayuda de estos maestros fui capaz de aventurarme en esos
misterios y, como lo describo en este libro, encontrar el coraje para trabajar
del modo como pienso: que el psicoanálisis es posible incluso en los casos
más severos y agudos.
Hay una condición importante para estos tratamientos que aprendí al
tratar a pacientes neuróticos, especialmente niños —más específicamente—
niños autistas. El paciente debe ser atendido al primer signo de enfermedad.
Si no son tratados a tiempo, se vuelven rígidos y crónicos. Mis colegas y
maestros en Francia y Londres que tratan a niños autistas están totalmente de
acuerdo con esta opinión.
Estoy agradecido de que tuve la oportunidad de vivir y estudiar en
París, supervisé con maestros en Londres por muchos, muchos años, y viví,
visité y estudié en ambas costas de los Estados Unidos. Aprendí de muchos
médicos y la integración de todas estas ideas me permiten ser flexible con el
trabajo clínico y la teoría.
Por supuesto, no niego la importancia de los excelentes profesores y
analistas que tuve en Buenos Aires, ya que me iniciaron en una carrera que
comenzó cuando era muy joven.
En uno de los hospitales psiquiátricos —que evoca a la Edad Media—
donde hice parte de mi residencia en psiquiatría, aprendí lo que no hay que
hacer con un ser humano que está sufriendo un episodio psicótico. Aprender
qué hacer y qué no hacer es igualmente importante.

30
DAVID ROSENFELD

Este libro está destinado a ser sentido y pensado. Se le pide al lector


que lea entre líneas, que imagine y sienta más allá de las palabras de la página.
Espero que lo que he escrito se convierta en un diálogo emotivo entre mi
lector y yo.
En un soneto, Shakespeare escribió: "Para mí eres lo mismo que el pan
para la vida, o que los aguaceros en mayo para el campo [...]".1 Estoy pidiendo
este tipo de compromiso al lector porque las palabras no son suficientes para
expresar lo que sienten el psicoanalista y su joven paciente cuando éste habla
por primera vez acerca de las torturas sufridas por su familia en una dictadura
latinoamericana.
Las palabras escritas no son suficientes para expresar las emociones
que rescata un paciente a través de las canciones de cuna, recapturando y
recuperando una infancia perdida. Tampoco son suficientes para transmitir
las emociones de un psicoanalista cuando, después de un largo y aparente
tratamiento exitoso, un paciente adicto regresa a las drogas. O lo que siente
un paciente —sus emociones y sollozos— que, repetidamente dibuja la cara,
labios, cejas, mejillas y ojos de una mujer y un día, por casualidad, encuentra
la única foto de su madre, que murió poco después de su nacimiento,
sosteniéndolo en sus brazos, siendo la foto de la mujer que había dibujado
una y otra vez. Las palabras de una página no son suficientes para expresar el
impacto en este paciente al descubrir que había conservado la imagen interna
de su madre y, a lo largo de los años, había dibujado compulsivamente en
cientos de cuadros los pedazos de su rostro. Lo que se puede experimentar
en una hora de sesión podrían ser años de vida. Shakespeare describió esto
mejor de lo que yo podría: "Porque en un minuto hay muchos días" (Romeo y
Julieta, acto ni, escena 5).2
Como el poeta Jorge Luis Borges solía decir en sus conferencias y
escritos, las palabras escritas no son suficientes para expresar lo que el poeta
quiere decir; cito las dificultades en la expresión a través de la palabra escrita:
"Traducir el espíritu es una intención tan enorme y tan fantasmal que bien
puede quedar como inofensiva".3
Quiero señalar mi firme creencia de que también aprendí psicoanálisis
de poetas como Shakespeare y Borges, y de los grandes filósofos que estudié
en la universidad. Mi sentido común e intuición, sin embargo, no lo aprendí
en los libros: lo aprendí en el hogar, en la infancia.
Como se darán cuenta, en todo el libro cito constantemente a
Shakespeare y Borges, pues capturan de manera hermosa la experiencia del

1 William Shakespeare, "Sonnet 75", en The globe illustrated Shakespeare: The complete works
annotated. Nueva York, Greenwich House/Crown, 1979. ("Soneto 75", en Sonetos. Madrid,
Hiperión, 1993, p. 165).
2 W. Shakespeare, op. cit.
3 Jorge Luis Borges, Historia de la eternidad. Buenos Aires, Emecé, 1953, pp. 105-106.

31
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

psicoanálisis. El poeta escribe que las palabras nunca expresan la totalidad del
pensamiento y del sentimiento. Shakespeare escribió sobre esta diferencia:

Deja pues que mis libros aporten la elocuencia


[...] de mi pecho locuaz;
[...]
Lo que el amor callado ha escrito, a leer aprende,
que escuchar con los ojos, sutileza es de amor.4
William Shakespeare, Soneto 23

4W. Shakespeare, "Sonnet 23", en op. cit. ("Soneto 23” en Sonetos. Madrid, Hiperión, 1993, p.
61).

32
DAVID ROSENFELD

Capítulo 1

11 de septiembre de 1973:
dictadura militar y episodio psicótico

Aun en el caso de estados que se han distanciado tanto de la realidad efectiva del
mundo exterior como ocurre en una confusión alucinatoria [...] en un rincón de su
alma se escondía en aquel tiempo una persona normal.

Sigmund Freud, Esquema de psicoanálisis

33
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

E n esta historia clínica describo el relato de un joven paciente que podría


considerarse un caso paradigmático, pues ilustra los efectos producidos
por las dictaduras militares sudamericanas.
Desde una perspectiva metodológica, el terapeuta se enfrenta a la difícil
tarea de siempre pensar como psicoanalista, a pesar de los acontecimientos
reales y traumáticos sufridos por el paciente, en términos de la dinámica
inconsciente del paciente en la transferencia, mientras también contempla su
mundo infantil y especialmente, a la de poder llevar a un nivel verbal la terrible
experiencia traumática de un niño menor de 2 años de edad, que fue entregado
a un vecino mientras sus padres eran secuestrados por militares y luego
trasladados a centros secretos de detención y tortura.
El estrés traumático para un niño, desprovisto de la capacidad para
anticipar el peligro, enfrentado a la terrible y abrupta desaparición de los
rostros y voces de sus padres, es algo muy difícil de trabajar. Dicho estrés
queda para siempre grabado en la mente receptiva del niño, que es propenso
a una gran sensibilidad y sufrimiento en relación a la separación y el abandono.
Por esta razón traté de prestar especial atención en la despedida al final de
cada sesión (véase la sesión en que el paciente se convierte en mariposa).
La abuela se hizo cargo del niño y cumplió un papel fundamental:
reconstruyó pérdidas internas y relaciones externas.
En las sesiones, la infancia y la historia familiar se mencionaban de
manera confusa y desordenada, y algunas veces se actuaba en la sesión con el
silencio. Se reconstruyó, desarmó y reorganizó otra vez en la mente del
paciente y en la mía también.
En otras ocasiones, la historia se actuó dentro de la sesión, destruía almohadas
y vestía ropa sucia, se veía como un bebé de 18 meses de edad.
A lo largo de las entrevistas poco a poco descubrí cómo los padres
habían sido perseguidos y terriblemente torturados por militares y gente del
servicio secreto de la dictadura de Pinochet.
Con el tiempo pudieron escapar de su país, Chile, y se escondieron en
una abadía en Brasil. Pero allí fueron acosados por el servicio secreto, desde
que la dictadura de Brasil —como las que hubo en Argentina, Uruguay y
Chile— organizaron el Plan Cóndor, con el que persiguieron, torturaron y
asesinaron a todos aquellos que se oponían a sus dictaduras.
Más tarde, la familia escapó a un suburbio de Buenos Aires donde
seguían viviendo.
La historia clínica comienza con el tratamiento del paciente en la ciudad
de Buenos Aires, que comenzó después de que fue dado de alta de un hospital
psiquiátrico donde estuvo internado a causa de un episodio psicótico.
El título hace referencia a u n hecho histórico que ocurrió el 11 de
septiembre de 1973: el día en que inició en Chile el golpe de Estado, cuando
Pinochet ordenó atacar y bombardear el palacio presidencial, asesinando al

34
DAVID ROSENFELD

presidente Salvador Allende —elegido en elecciones libres— y a miembros


de su gabinete.
Esta es la otra historia.

ABELARDO

Problemas metodológicos

Mi planteamiento para el tratamiento de este paciente incluyó tomar en cuenta


lo real, es decir, la realidad de la desaparición de sus padres cuando él tenía 18
meses de edad y, como consecuencia, la destrucción real de la relación familiar.
En otro polo, traté de seguir pensando como psicoanalista, a fin de compren-
der su mundo interno, así como la transferencia, la repetición de los traumas
infantiles y la psicosis en la transferencia.
Uno se pregunta si es posible mantenerse, como psicoanalista, dentro
de los límites estrictos del frío cientificismo y evitar abandonar o cambiar de
postura cuando se enfrenta a los hechos graves y terribles en que las
dictaduras sangrientas destruyen vidas y mentes. Esto describe la complejidad
del tratamiento.
Deseo discutir la difícil tarea, en estas situaciones extremas, de un
psicoanalista que está tratando a un paciente, así como al niño dentro de este
paciente.
Aunque no pude omitir mi intensa respuesta emocional a las
descripciones del paciente, traté de trabajar con los instrumentos de la ciencia
psicoanalítica.5
Las conclusiones clínicas y teóricas, así como los modelos utilizados en
este trabajo clínico pueden ser aplicados a casos similares.
En cuanto a la técnica analítica, traté de ser muy cauto y no demasiado
intrusivo, a fin de evitar interpretaciones apresuradas, dada la fragilidad del
paciente, y porque supuse que las palabras se podían sentir como una tortura
para sus oídos (véase la sesión cuando dice: "¡No me torture, doctor!").
También esperé cuidadosamente el material adecuado antes de
interpretar su problema sexual, el cual emergía de su mundo interno mezclado
con la tortura y abuso sexual sufrido por su madre en manos de los militares.
En las conclusiones incluí una sección sobre los orígenes infantiles de
su confusión mental, sobre todo por los dobles mensajes de la familia.

5 Gregorio Klimovsky, El método científico en psicología y psicopatología. Buenos Aires, Nueva Visión,
1971 y "Estructura y validez de las teorías científicas", en David Ziziemsky (ed.), Métodos de
investigación en biología y psicopatología. Buenos Aires, Nueva Visión, 1980.

35
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

El rol del padre, así como el conflicto edípico, se describen en las


conclusiones.
Se describe la confusión de la propia identidad con el cuerpo femenino de la
madre, así como las fantasías de su mundo interno. (Por ejemplo: en una
ocasión, el paciente dijo: "La verdad es que a veces cuando me despierto y me
miro en el espejo... creo que estoy viendo la cara de mi mamá...").
El orden del material lo seleccioné así, con el fin de mostrar lo que
ocurre en la transferencia entre el paciente y el analista, incluyendo acting out o
actuaciones en la sesión, que van desde sollozos hasta la violencia, así como
las intensas y emotivas experiencias contratransferenciales del terapeuta. Usé
algunos modelos que fueron útiles para comprender la dinámica mental, así
como los momentos de confusión psicótica.
El paciente recrea en la transferencia sus primeros meses de vida y su
episodio psicótico.
Uno de los métodos de investigación empleado es el encapsulamiento
autista: la encapsulación de fragmentos de relaciones infantiles positivas en la
mente del paciente.6
Otro modelo básico es el que, frente a un severo trauma real, todas las
introyecciones e identificaciones introyectivas pueden desaparecer.
Por esta razón, me moví entre dos polos del problema: uno, la
posibilidad de que todo lo introyectado puede desaparecer; y otro, los
aspectos más saludables que se encuentran autísticamente encapsulados en un
espacio mental diferente. Cuando las introyecciones desaparecen, a veces
pueden ser recuperadas. En mi experiencia tratando a sobrevivientes que
huían de los nazis en Europa, algunos recordaban su primer nombre o su
lengua materna —alemán, italiano, etcétera—, mientras que otros recordaban
canciones y música de aquellos primeros años.
Este paciente, en última instancia, creía que había perdido también sus
relaciones emocionales internas.
Aparte de los momentos psicóticos y de confusión mental del paciente,
también investigamos y descubrimos los sistemas de comunicación de la
familia: dobles mensajes y mensajes contradictorios, así como una percepción
distorsionada de la realidad, sobre todo por parte de la madre. Fue importante
detectar que la madre de Abelardo tendía a darle dobles mensajes, así como
la forma en que distorsionaba su percepción de la realidad, con anécdotas
simples que producían un intenso efecto en la mente del joven paciente. Por
ejemplo, ella le dijo que había ido a hablar con el psicoanalista porque él se lo
había pedido, lo cual no era cierto. Éste es el fundamento de la patología y
fragilidad mental familiar, además de la propia patología y dinámica del

6 David Rosenfeld, The psychotic: Aspects of the personality. Londres, Karnac, 1992.

36
DAVID ROSENFELD

paciente. También se relaciona con el papel del padre, como veremos en las
conclusiones teóricas.
Somos psicoanalistas y también maestros, ya que enseñamos al
paciente otros aspectos del mundo y de la realidad y, por supuesto, de la
realidad interna.
El psicoanálisis, además de interpretar, enseña a los pacientes a que
sean epistemólogos de sí mismos.

EL TRATAMIENTO

La primera entrevista

Realicé la primera entrevista en la casa donde vivía Abelardo, la casa de su


abuela, con quien estaba viviendo.
El paciente, un joven de 23 años, apenas salía de su cama y estaba muy
aislado de sus amigos.
Fui a verlo a las 11 a. m.
Entró a la sala como adormilado y se veía desaliñado y sucio. Me pareció que
estaba sobremedicado.
Tanto el paciente como su abuela —una persona muy cariñosa—
dijeron que no lograba despertar, por lo que volvió a la cama. Regresó a las 2
p. m.
Cuando se levantó, hablamos de un tratamiento futuro conmigo, y me
preguntó si podríamos tomar un espresso en la cafetería de la esquina, ya que
no quería que su abuela escuchara. Acepté.

El paciente salió conmigo, desaliñado y despeinado. Comenzó a hablar de su


hospitalización psiquiátrica y, después, de su medicamento. Dijo que lo hacía
sentirse "aturdido, mareado, somnoliento".
Siguió hablando sobre su estado de abulia y soledad. Explicó que prefería
vivir con su abuela, quien era muy cariñosa con él, más que con su madre o
su padre, quienes se divorciaron.
Me dijo que no le gustaba ir a los bailes o fiestas y agregó que tenía pocos
amigos, con los que salía a comer.
Expresó su interés en conocer los beneficios de un tratamiento individual
conmigo y hablamos de ello. Estuvimos de acuerdo en tener otra entrevista a
las 5 p. m.

Durante ese intervalo, hablé con el psiquiatra que lo medicaba, quien


era agradable y correcto. Le dije que me parecía que el paciente estaba
sobremedicado. La terapeuta familiar vino a hablar conmigo insinuando que
no creía que el joven Abelardo necesitara terapia individual, pues ella "ya
estaba atendiendo a la familia".

37
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

A las 5 de la tarde me reuní de nuevo con el paciente. Se veía más


arreglado y dijo que había tomado una ducha.

Le comenté lo que hablado con el psiquiatra y la terapeuta familiar que los


atendía a él y a su familia. Abelardo me miró con sorpresa y dijo: "Pero...
pero yo no voy a las reuniones familiares. Ella sólo atiende a mi mamá y a mi
hermana y a veces llama a mi padre..." No oculté mi expresión de sorpresa y
disgusto, y le dije que eso fue lo que la terapeuta familiar me dijo.
Luego me dijo que esa noche iría a cenar con un amigo. Añadió que
realmente salía en muy raras ocasiones con amigos.
Entonces hablamos acerca del tratamiento que iniciaría conmigo, el cual
un miembro de la familia estuvo de acuerdo en pagar.
Él y su abuela decidieron que se mudaría a la casa de una tía que vivía
cerca de mi consultorio, ya que la casa en la que estaba viviendo estaba muy
lejos, en otra ciudad al sur de Buenos Aires.
Le ofrecí una sesión al día, y, como en otros casos como el suyo, le pedí
que viniera dos veces al día durante los primeros dos o tres meses. Abelardo
aceptó mi oferta de tratamiento.
Luego le expliqué cómo sería el tratamiento conmigo. Le dije que el inicio
sería muy intenso, que siempre es así en estos casos.

El libro se deshojó (Primera sesión)

Abelardo llegó a mi consultorio. Ahora se queda en casa de su tía, que vive


cerca de mi consultorio, de modo que puede tener una sesión diaria.

La apariencia física del paciente es un desorden total: viste tenis demasiado


grandes para él, calcetines gruesos que caen hasta los tobillos, un short,
calcetines de diferentes colores, ambas piernas velludas, una camiseta sucia y
un sombrero de vaquero, con el cabello suelto por todos lados.
De inmediato me dice que acaba de llegar de la casa de su tía; le pregunto,
"¿Cómo estás? ¿Cómo te va?" La respuesta del paciente me sorprende. Dice:
"Bueno, lo estoy haciendo bien con el alcohol". Luego agrega: "No sé qué
hacer, me levanto a las 5 a. m., no sé qué hacer, no sé qué hacer... doy vueltas
y leo. Me levanto, doy vueltas, salgo a caminar. A las 5 a. m. no hay nadie en
las calles de la ciudad".
Pregunto si tuvo una pesadilla o "vio algo" que pudo haberlo despertado
repentinamente. El paciente responde tangencial-mente: "Iba caminando
solo". Le pregunto "¿Has pensado en venir aquí o llamarme en la noche?" El
paciente sólo responde: "No sé, no sé, yo caminaba y caminaba". Me dice que
caminó hacia el centro de la ciudad donde hay varias librerías y leyó algunas
páginas de poesía, añadiendo: "¡Qué bueno que en Buenos Aires hay librerías
abiertas en la noche!" (Pensé en la relación transferencial: que en este nuevo
tratamiento descubrió un lugar donde podía ir y ser aceptado.)

38
DAVID ROSENFELD

El paciente dice que caminó por una avenida muy conocida del centro, y
aunque prefirió hablar del libro de poesía que compró para calmarse, el
terapeuta pensó que se trataba de la narración de una persona que tuvo una
pesadilla que no podía quitarse de encima. Fue sólo un sentimiento
contratransferencial. Al final de la sesión, le digo que es una buena señal el
que haya pensado en venir y obtener un tratamiento conmigo, y que si se
despierta alguna vez de una pesadilla, sería bueno para él que viniera o me
llamara por teléfono. El paciente responde: "Sí, yo podría hacer eso, me va a
ayudar".
Después menciona extractos del libro que compró, que considero
narraciones en forma de poesía, escritos por personas que han sufrido. No
interpreto esto, trato de ser muy prudente y discreto con este paciente tan
frágil.
Entonces Abelardo dice que el libro se deshojó. Interpreto que puede
arreglarse y encuadernarse otra vez. Pero él también está hablando de su
cabeza, de su yo, de querer otra vez unir, ligar, solidificar su cabeza y su yo:
"Con el libro que me traes, lo que pasa dentro de tu cabeza, dentro de ti
mismo, deshojado y derrumbado, quieres que yo te integre y te arregle". El
paciente responde directamente. Pregunta: "¿Así que si algo se rompe se
puede arreglar?"

Recuperar el interior de la mente

Abelardo continúa (las fechas de su historia no son claras y se corrigen a


medida que avanza el tratamiento): "A los 6 años, ya estábamos escapando de
los militares y el cuarto año de secundaria fue la gota que derramó el vaso otra
vez... en ese momento mi padre pidió el divorcio".
Intervine: "la gota—el divorcio—que deshojó el libro que es tu cabeza, se
desató tu cabeza, luego fue la psicosis, la hospitalización".
El paciente cae en un intenso y largo silencio, parece conmovido por mi
interpretación.
Al final de la sesión el paciente dice: "Me escuchas, pero no sé si estás
interesado o si sufres como yo". Y agrega, "Vas bien, viniste a mi ciudad a
entrevistarme... ¿podré tener mi independencia?"
Luego dice: "Le tengo miedo a la vida, doctor Rosenfeld. Espero que puedas
ayudarme ahora, ¿sabes?... temo relacionarme con las personas..."
Contesto que quizá, desde que me conoció, tiene miedo o desconfía de mí...
Responde: "Usted habla con un tono de voz firme y yo hablo con un tono
débil... no muy fuerte..."
Cerca del final de la sesión cuenta anécdotas sobre su madre; dice que si él
le cuenta un problema, ella comienza a llorar. Le digo al paciente que yo, el
doctor Rosenfeld, soy diferente.
Abelardo dice: "Mi querido abuelo fue brutalmente asesinado por la
dictadura. ¡Todos ellos desaparecieron!"
Interpreto: "Abelardo, lo más terrible de la desaparición es que tú crees que
también desaparecieron dentro de tu mente. Dentro de tu mente, no sólo

39
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

afuera. Mi trabajo es tratar de que recuperes a mamá, papá y abuelo dentro de


ti, para que no te sientas completamente vacío".
(Su abuelo, un periodista de un periódico de oposición, fue torturado y
asesinado, y su cuerpo fue abandonado dentro de un coche en una avenida
del centro de la ciudad de Córdoba, Argentina. Esta fue una advertencia a los
opositores de la dictadura, que serían perseguidos de la misma forma en
cualquier país que vivieran. A esto se le llamó el Plan Cóndor.)

La mente rota—las almohadas destruidas

En esta sesión, al comienzo del tratamiento psicoanalítico conmigo, Abelardo


llegó puntual a su cita. Mostraré cómo revivió y actuó, en el espacio
psicoanalítico, algo que le pasó durante el episodio psicótico.

Interpreto que no es fácil tolerar lo que pasa en su mundo interno, y lo


que sucedió en la realidad. Pero mi trabajo conteniéndolo y ayudándolo
a poner los hechos en palabras es importante. Se puede leer que es la
primera vez que el paciente pone en palabras y describe verbalmente
las torturas terribles que sufrió su madre. También reactúa lo que le
ocurrió en el episodio psicótico: rompiendo objetos, violencia,
comiendo arroz crudo. Y hasta repite en la sesión una posición física
que me recordó a un paciente esquizofrénico que solía ver.
El romper objetos también expresa cómo su mente se quebró: el
recipiente se rompió, o mejor dicho, las almohadas. Me muestra cómo
su mente se rompió, se esparció y se fragmentó en pedazos, como el
libro deshojado de la sesión anterior.
Como suele ocurrir con personas torturadas o sobrevivientes de
campos de concentración nazi, sus padres nunca le dijeron a Abelardo
los detalles de lo sucedido, pero él escuchaba detrás de una puerta
mientras su madre hablaba de eso con algunos amigos.
Por un momento, mis emociones contratransferenciales son tan
intensas que no puedo decir nada, pero después le digo que: "lo
indecible comienza a expresarse en palabras".
Luego interpreto el mundo interno y cómo esto "aún continúa dentro
de su mente".

¡O Lear, Lear, Lear!

¡O Lear, Lear, Lear! ¡Golpea, golpea esta puerta que dejó


escapar la razón y dio entrada a la locura!

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DAVID ROSENFELD

William Shakespeare, Rey Lear7

En una sesión de los primeros tres meses, el paciente comienza


diciendo que está sufriendo mucho. Interpreto: "Con mi ayuda puedes
hablar de lo que es triste, algo que no es fácil para ti tolerar... Pero
también vas a recuperar los buenos momentos que llevas dentro y que
tuviste en tu vida..."
Después de un silencio, el paciente responde: "Pero no puedo
soportarlo. No puedo soportar saber que le hicieron a mi mamá comer
mierda, comer excremento, la obligaron a poner en su boca lo que
defecó. La oí cuando le dijo esto a otras personas... eso es lo triste. Sé
que los militares de Pinochet los torturaron. Sé que tenían perros
doberman para violar a las mujeres. Y la gente de Pinochet hizo que
comieran la mierda que cagaban. Los perros doberman violando, la
mierda en su boca... eso es lo que el grupo de Pinochet hizo, el Plan
Cóndor".
No puedo decir nada, tengo la piel enchinada, estoy paralizado, tan
profundo es el impacto emocional que las lágrimas vienen a mis ojos.
Abelardo permanece en silencio, como asombrado por las cosas
terribles que dijo, que está explicando con detalle por primera vez. El
horror de lo indecible empieza a expresarse en palabras. Largo silencio.
Analista [A]: Sé que esto es terrible, y que pasa cada día... en tu mente,
día y noche... pero escucha, soy una persona fuerte y te voy a ayudar.
El paciente se levanta, toma una almohada del sofá y la arroja, da
vueltas, se golpea en el suelo, contra la pared, rompe el cuero de la
almohada y la destruye.
Toma otra almohada y se estrella contra el suelo, contra el sofá, y la
destruye. Grita.
Destruye otra almohada.
Me quedo en silencio tratando de tomar esto como un mensaje, como
una comunicación no verbal. La contratransferencia es muy intensa.
El paciente se sienta, agitado y tenso.
Paciente [P]: No tomé la medicina, no tomé más Meleril (clorhidrato
de tiorizadina).
A: Es bueno que te deshagas de la tristeza, el dolor, la soledad, lo
intolerable, lo que tu mente no puede contener, de que se salga, que lo
evacúes rompiendo y gritando. Pero el dolor mental es tan grande que
también requirió medicación.
Abelardo grita y grita, da alaridos y maldice.

7William Shakespeare, The globe illustrated Shakespeare: The complete works an-notated. Nueva York,
Greenwich House/Crown, 1979.

41
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

Toma otra almohada y la estrella contra las paredes. En ese momento,


le digo que tenga cuidado con el cuadro, que casi rompió el vidrio.
Antes del final de la sesión dice que está pensando en los amigos que
va a visitar y sobre todo en una amiga, una chica de la escuela.

La ropa de la madre; el rol del padre

En los primeros seis meses, era común que el paciente preguntara por el tipo
de relación que tenía con su padre y, sobre todo, trató de averiguar qué estaba
pasando con su madre.
Usó una anécdota para describir el modelo o tipo de relación que su
padre tenía con él: "Me habla por teléfono, habla rápido y cuelga de inmediato.
Él es así... habla rápido y cuelga". Agregó: "Yo era joven y mi papá me dejaba
notitas con direcciones de prostitutas para que fuera... Yo no estaba listo".
Mientras el tratamiento continuó, él repasó otras anécdotas cuando su
padre mostró una actitud similar en su niñez y adolescencia. Redescubrió y
reconstruyó el papel de su padre quien, en el pasado, a menudo desaparecía
súbitamente justo cuando su hijo más lo necesitaba. Pero al mismo tiempo,
en la adolescencia, Abelardo tenía la imagen interna de su padre lleno de
bondad, asumiendo un papel de guía y protector. Como suele suceder en
algunos casos, el padre abandonó al niño: desilusiones repentinas causadas
por alguien en quien confiamos causan depresiones graves.
En otras sesiones, interpreté que su estado de confusión era provocado
por su incapacidad para lograr una disociación o una división útil que le
ayudara a preservar una parte de su padre, quien también era una buena
persona que en casa no causó problemas. En otras palabras, el rol del padre
sólo existía si el hijo se portaba bien; en caso contrario, el hijo sentía la
desaparición no sólo del rol del padre externo, sino también de la imagen
interna del padre. Esta reevaluación de su relación con la imagen interna del
padre fue útil para comprender los momentos de desaparición y pérdida de
objetos internos que experimentó como un vacío total. Esto ocurrió de nuevo
cuando el padre consiguió el divorcio.
En lo que respecta a su madre, Abelardo dice: "Me dijo que amenazó con
suicidarse si seguían torturándola".
A: Esto se fijó en tu mente, que debías tener cuidado con ella porque podría
suicidarse, incluso hoy en día. Tú crees que incluso hoy.
P: (Silencio muy largo).
A:. Creo que estás pensando acerca de lo que dije, la forma en que la apoyas,
la acompañas y la cuidas, y lo que me dijiste hace unos días también sucede,
que te vistes con la ropa de tu madre.

42
DAVID ROSENFELD

Le recuerdo a detalle la sesión cuando me dijo que se vestía con la ropa de


su madre y le interpreté que era una manera de no estar solo, de vivir dentro
de un cuerpo femenino, de fusionarse con ella.
Luego le digo: "Cuando estás solo, angustiado, así como estuviste cuando
tus padres fueron detenidos y torturados, ¿qué haces para encontrar a tu
madre? En esos momentos de completo abandono, la forma de resolverlo y
evitar que desaparecieras era ponerte la ropa de tu madre. Ésa era la manera
de estar dentro de ella, con ella".
El paciente me miró con ojos saltones, sorprendido por recuperar este
material que me había dicho en otra sesión.
P: ¡Qué lío!
En otra sesión, relacionado a esto, Abelardo me dice que una tarde se reunió
con sus amigos de la secundaria, pero a pesar de estar feliz por verlos,
comenzó a aburrirse. Dijo, "me aburrí".
Interpreté que tal vez dijo "aburrido" porque también revivió, mientras
estaba con ellos, algunas cosas tristes de la secundaria. Y en vez de decir "estoy
triste", algunas personas dicen "estoy aburrido".
A: Tal vez a través de ellos reviviste muchos recuerdos. Porque encubriste
cosas tristes, también tapaste buenos momentos de tu vida, como el periodo
en Buenos Aires, pero la parte triste te dominó ayer, y por eso dices "me
aburrí".
Tras un largo silencio, el paciente se levanta y grita; grita y grita cada vez más
fuerte.
P: ¡Hijo de puta! ¡Hijo de puta! Estoy feliz, el otro día fuimos a casa del
dictador Videla, para un escrache (un escrache —en la jerga local— se refiere a
que las personas se reúnen en la puerta delantera de la casa de alguien para
gritarle insultos durante muchas horas, como signo de protesta) para
exponerlo. De uno de los departamentos salió una mujer a gritarle a los
muchachos, fui y la maldije.
Le grité: "¡Perra! Aquí asesinaron a mi abuelo. Y usted viene a decirnos que
no debemos gritar para protestar porque el ruido le molesta. ¡Perra!
¿Sabes qué, doctor Rosenfeld? No recuerdo la fecha en que mataron a mi
abuelo. ¡Qué horror lo que le hicieron a mi abuelo! ¡Qué horror! ¡Qué horror!".
Después de un silencio, Abelardo se pone a cantar un bello poema de un
compositor que adora: "La fiesta continúa, la gente sigue. Aquí está su boleta
de voto...". Luego canta una bella canción, una samba sobre alguien que
vuelve.
Después dice que un compositor chileno escribió un poema sobre la lucha
política en Chile: "Lloro con cada recuerdo a pesar de que me contengo...
Lloro con rabia por fuera, pero muy adentro... cómo quitar de mi alma lo que
me dejaron negro..." (El autor es Víctor Jara, un músico y poeta chileno, preso
en un estadio de fútbol junto con miles de presos políticos en la dictadura de
Pinochet. Su mano derecha fue amputada con una espada delante de todos
los presos en ese estadio, por eso nunca pudo volver a tocar la guitarra.)
A: Hoy fuiste capaz de poner en emoción cosas terribles, cantando de una
forma estética: las veces que tuviste que escapar, la tortura, cuando te tuviste

43
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

que ir con tu abuela, el asesinato de tu abuelo, cuando tuviste que escapar a


Brasil, luego a Buenos Aires, donde estuvieron escondidos por un tiempo...
luego a otro vecindario en Buenos Aires, te reuniste con tus padres... y
repentinamente tu papá los deja, los abandona... ¿y sabes qué pasó en tu
cabeza? Se rompió en pequeños pedazos.
El paciente coge un trozo de papel y lo rompe en pedazos.
A: Eso es lo que pasó en tu cabeza. Lo que le hiciste hace un momento al
trozo de papel es lo que le pasó a tu cabeza, tu pequeña cabeza se rompió de
esa manera, no podía soportar tanto dolor, se rompió en pequeños pedazos,
ese trozo de papel roto es lo que ocurrió dentro de tu mente. P: Es el pasado
el que ahora regresa.

El chofer loco del camión

Durante estos primeros meses de tratamiento, la desconfianza de Abelardo


hacia el terapeuta obviamente iba a surgir.
Tal vez esta sesión expresa claramente la dinámica de la transferencia.
Así empezamos a comprender su episodio psicótico, que describió así:

P: Cuando salí de la última sesión, tomé el camión y le dije al chofer: "un


boleto para Belgrano". El chofer dijo: "éste no es el camión, toma el que va
en la dirección contraria". Así que crucé la calle y tomé el camión que iba hacia
el otro lado. Y el siguiente chofer me dijo: "No, estás equivocado, es del otro
lado". ¿Sabes, doctor Rosenfeld? Los choferes están locos, locos... No se
puede confiar en nadie, me vuelven loco. (Largo silencio.)
A: Tal vez piensas que yo también soy un chofer loco, que te voy a llevar a
donde sea en este tratamiento. Quizá tienes miedo de que manejaré el
tratamiento tan mal que tendrás que regresar al hospital donde estuviste
hospitalizado. Así expresas tu miedo, tu desconfianza hacia mí. Al igual que
con el chofer loco, no sabes si estoy conduciendo bien o mal este tratamiento.
P :(risas): Bueno, la verdad es que cuando estaba en el hospital, un doctor
solía venir a hablar conmigo un poco, otro ni siquiera me hablaba... me traían
de aquí para allá.
A:. Es bueno que expreses tu desconfianza en mí.
Tras un largo silencio el paciente empieza a cantar por más de diez minutos:
"El mago de Tribilin, El mago de Tribilin..."
El terapeuta canta con él durante diez minutos una melodía hermosa, una
canción que cantan los niños en Buenos Aires.
Luego cantamos otra canción, llamada "La vuelta manzana".
P: ¡Hurra! ¡Viva, doctor Rosenfeld! ¡Cantas conmigo, hurra, doctor
Rosenfeld! ¡Esto fue bueno! El otro terapeuta que tenía era callado, a veces
estaba totalmente mudo los 50 minutos de la sesión, era una locura.
A: ¿Cuánto tiempo estuviste con el psicólogo?
P: Me fui de inmediato, no hablaba.

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DAVID ROSENFELD

En otro momento de la sesión, su forma de estar presente es muy extraña,


rara. Su cuerpo está totalmente suspendido en el aire, sostenido de la siguiente
manera: la cabeza y la nuca están en el sofá, y los pies y talones sobre la mesa.
El resto está totalmente en el aire, como si tuviera una tabla apoyada en un
extremo por la nuca y los talones en el otro.
A: Esto es lo que sentiste ayer cuando no tuviste la sesión, solo y en el aire,
sin ningún apoyo.
(El terapeuta recordó que una vez tuvo un paciente esquizofrénico que tomó
esta posición catatónica y se quedó así la hora entera.)
Después de un silencio, Abelardo me dice:
P: Al final de la secundaria tuve un episodio psicótico y me hospitalizaron.
Mi hermana tenía 8 años. Fue una época loca, solía comer arroz crudo. ¿Qué
podría significar?
A: Tragaste las cosas no comestibles de la vida... No tanto el arroz crudo,
sino piedras, dolores, abandono, el asesinato del abuelo, la tortura de tus
padres... ¿Qué más pudiste haber hecho más que dividir tu cabeza en
pedacitos y derramarla? Porque no puedes soportar tanto dolor.
P: La verdad es que es mucho sufrimiento... Luego nos mudamos a otro
vecindario donde llega el metro... oh, no, era otra casa... era otra casa... Me
confundí. ¿Sabes? Fue muy difícil cuando mi papá se fue de casa. Otra vez me
confundía con lugares, espacios y fechas.
A: Papá te dejó después de mucho sufrimiento, era como tragar rocas o
arroz, no pudiste digerir eso... no pudiste tragarlo.
P: Che ("che" en la jerga argentina es una manera informal de decir "hey" o
"tú", fue tomado de una palabra utilizada por los indígenas nativos, en cuya
lengua "che" significa "señor"). Che, doctor, tienes razón. Rocas... eso fue lo
que tragué de la vida.
Al salir, el paciente dice: "Este fin de semana me gustaría tener una sesión.
Te necesito. Te necesito".

El miedo en la transferencia

Durante el primer año de tratamiento Abelardo era propenso a espantarse en


momentos de gran cercanía emocional con el terapeuta. El siguiente
fragmento narra una ocasión durante ese periodo mostrando estas
oscilaciones.

P: El portero de este edificio es un nazi. Es un hijo de puta, azotó la puerta


después de que me fui. Ese tipo rubio con cara de nazi... No sé por qué, me
acordé de un masajista en Chile que me daba masajes, como agarrando mi

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EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

cuello, para mí era bueno. Una vez me dijo: "Te voy a dar un masaje en la
espalda". Me bajó los calzoncillos y me asusté. Me tocó el culo... Me pregunto
qué quería hacerme.
A. ¿Qué pensaste? P: No sé, me
asusté.
A: Te baja los calzoncillos, te masajea. Dime, ¿pensaste que iba a tener una
relación homosexual? P: Bueno... Sí...
A. Me estás hablando acerca de tu miedo de que si vienes dos veces al día y
me necesitas, necesitas un psicoanalista varón, tal vez pienses que vas a dejar
de ser un chico. ¿No te parece que estás hablando de tu miedo a no ser un
chico, o de temores homosexuales acerca de mí? No confundas sentir afecto
por mí con ser homosexual. Eres sólo un niño pequeño que necesita ayuda.

Este material clínico sugiere fantasías transferenciales homosexuales. Dicho


de otro modo, podemos inferir la existencia de fantasías transferenciales
homosexuales por lo que el paciente relata al analista.
Es posible que el surgimiento y la discusión, durante el tratamiento, de
fantasías eróticas e incestuosas con mujeres sean formas de mostrarse a sí
mismo como un hombre que se excita con las mujeres, escapando así de sus
sentimientos eróticos homosexuales femeninos hacia el terapeuta.8
Podemos suponer que buscaba al padre jugando el rol de una mujer,
creyendo que era la única manera de ser amado.
Podemos desarrollar esta teoría pensando en términos de u n a confusión
masculino-femenino o ambivalencia.
En esta sesión, sus fantasías homosexuales en relación a mí aparecieron
con mayor claridad.

La música: canciones de cuna

Filomela, con melodía Canta nuestra dulce canción de cuna,


Lulla, Lulla, canción de cuna, Lulla, Lulla, canción de cuna.
William Shakespeare, Sueño de una noche de
verano

La cápsula autista se abre y lo sano y protegido que se mantuvo en el


encapsulamiento autista sale: las canciones de cuna. Esto demuestra cómo el
mecanismo de encapsulamiento autista es utilizado para preservar aspectos

8Cf. Sigmund Freud, "Some neurotic mechanisms in jealousy, paranoia and homosexuality",
en The standard edition of the complete psychological works of Sigmund Freud, vol. XVIII. Londres,
Hogarth Press, 1955. ("Sobre algunos mecanismos neuróticos en los celos, la paranoia y la
homosexualidad", en Obras completas, t. XVIII. Trad. de José L. Etcheverry. Buenos Aires,
Amorrortu, 1986, pp. 213-226).

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DAVID ROSENFELD

infantiles saludables, que aparecen de repente en la sesión. Este es el ejemplo


de las canciones de cuna que aparecen en una sesión.
Las primeras canciones que cantó eran canciones infantiles. Algunas
eran canciones de cuna. Me pedía que cantara con él. Por ejemplo, "El mago
de Tribilin" (que más tarde se relacionó conmigo como si yo fuera un mago
que podía curarlo).
Otra canción infantil era "La vuelta manzana", una canción muy
conocida por los niños.
Abelardo recupera las canciones de cuna y las recuerda y actualiza
conmigo; recrea su mundo infantil, que perdió cuando tenía 18 meses de edad.
Con algunos pacientes psicóticos y severamente perturbados, el
terapeuta tiene que recrear en la transferencia lo que nunca antes existió.9
La aparición de música y canciones infantiles con el analista es un
ejemplo de cómo lo que está oculto o encapsulado puede salir de repente y
revivirse. Pero esto no produce un efecto de confusión, como sucede cuando
lo que se disocia o se separa regresa bruscamente al yo. Esta vez, lo hace en
un encuadre psicoanalítico. Esta fase de canciones de cuna y canciones infan-
tiles, requiere un doble esfuerzo: ( l ) para recuperar y vivificar las canciones
infantiles y (2) para recuperar lo que se paralizó en el desarrollo de Abelardo
desde que tenía 18 meses de edad. Esta es la readquisición de partes del yo.10
Creo que estas partes del yo pueden ser recreadas sólo cuando hay
estabilidad y serenidad en una relación que cuida al paciente y lo contiene, en
este caso, un psicoanalista que lo ayuda a recrear no sólo canciones infantiles,
sino también aspectos del yo infantil. Asimismo, la fusión o simbiosis se
recrea al cantar a dúo, el paciente y yo podemos recuperar la simbiosis con
los padres, rota y destrozada cuando tenía 18 meses de edad y que perturbó
su desarrollo hacia una pubertad y adolescencia sana.
La música que canta Abelardo representa diversas etapas de su vida.
Es posible pensar que al cantar a dúo con su terapeuta, diversos periodos y
aspectos de su yo se unan.
Durante el final del primer año de tratamiento tuvimos sesiones como
la siguiente, donde la música creó un vínculo emocional muy fuerte entre
paciente y terapeuta.

9 L. Bryce Boyer, Countertransferenceand regression. Northvale, Nueva Jersey, Jason Aronson, 1999;
Harold Searles, Countertransference and related subjects. Nueva York, International Universities
Press, 1979; Vamik Volkan, The Seed of Madness. Madison, Connecticut, International
Universities Press, 1997; Robert Wallerstein, "Between chaos and petrification: A summary of
the Fifth IPA conference of training analysts", en International Journal of Psychoanalysis, núm. 74,
1993, pp. 165-178 y R. Wallerstein, "One psychoanalysis or many?", en International Journal of
Psychoanalysis, núm. 69 (l), 1998, pp. 5-21.
10 John Steiner, "Interpretative enactments and the analytic setting", en International Journal of

Psychoanalysis, núm. 87, 2006, pp. 315-320.

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EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

Esta sesión tiene momentos muy conmovedores, cuando Abelardo expresa


su relación conmigo a través de la música y canciones. Trato de incluirme en
este vínculo emocional con él a través de la música. Comienza a cantar "El
pasado me condena" y el tango "Volver": "Volver con la frente marchita, las
nieves del tiempo platearon mi sien", sigue cantando y me invita a cantar.
Cantamos. Está mucho más relajado.
P: Estoy menos atado y tenso con la nueva medicina. El doctor V, el que me
cambió la medicina, es conocido en todo el mundo. Mi psicoanalista es el
doctor Rosenfeld. ¡Cuánta diferencia con el psicólogo! El otro no hablaba.
¡Qué manera de perder el tiempo! Voy a cantar una de un compositor cubano,
Silvio Rodríguez, y otra de una venezolana. ¿Sabes? Tuve una novia
venezolana. Voy a cantar una canción llamada "Los tontos". Tiene que ver
con creer o no creer en alguien. Estoy cantando mucho, ¿ves? ¿Sabes?, fui a
ver un partido de fútbol y empecé a cantar con los fans: "Dale Boca, dale
Boca". Y hoy voy a cantar lo mismo: "Dale doctor Rosenfeld, Dale doctor
Rosenfeld". Me siento bien cantando otra vez. Debe ser que las cosas
regresan, ¿verdad? Después de muchos años.
Y dice en inglés:
P: Estoy aquí, doctor Rosenfeld, creo en ti, estoy aquí y estoy loco por ti,
pero loco. Loco (continúa en español) estaba el chofer. Quizá tú estás loco
también.
¿Qué te parece si en vez de decir eso, cantamos "El día que me quieras"?
"El día que me quieras, la rosa que engalana se vestirá de fiesta con su mejor
color... La noche que me quieras no habrá armonía única, el amanecer será
brillante". (Este es el tango más poético y afectuoso cantado por el ídolo de
todos los tiempos de la canción argentina, Carlos Gardel.) Cantemos a dúo el
tango "Volver": "Volver, con la frente marchita, las nieves del tiempo han
plateado mi sien. Sentir que es un soplo la vida, que veinte años no es nada,
que febril la mirada, errante en las sombras, te busca y te nombra..."
¡Qué hermoso es cantar a dúo, che, doctor Rosenfeld!
A: Es una manera de estar unidos, fusionados. En este momento confías en
mí.

La sesión completa, cantando a dueto juntos, fue una comunicación


emocional como pocas veces he visto en mi consultorio: una comunicación
emocional a través de la estética de la música y la poesía. (A decir verdad, era
un lujo tener a un paciente que, después de estar hospitalizado en un
psiquiátrico, pudiera comunicarse a través de la emoción, la belleza y la esté-
tica de la poesía y la música.)

Un bebé de 18 meses de edad en la sesión

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DAVID ROSENFELD

Días y noches pasaron sobre esa desesperación de su carne, pero una


mañana se despertó, miró las borrosas cosas que lo rodeaban e
inexplicablemente sintió, como quien reconoce una música o una voz,
que ya le había ocurrido todo eso y que lo había encarado con temor,
pero también con júbilo, esperanza y curiosidad. Entonces descendió a
su memoria, que le pareció interminable, y logró sacar de aquel
vértigo el recuerdo perdido...

Jorge Luis Borges, El Hacedor11

Esta sesión es un ejemplo de regresión en la transferencia, donde Abelardo


reactuó el abandono traumático de sus padres cuando tenía 18 meses de edad.
Pero esta vez puede verbalizarlo y ser contenido por el psicoanalista. Vemos
también su miedo a una ruptura (la mariposa), cuando dice adiós antes de un
viaje.
Hacia el final del primer año de tratamiento, el paciente pidió volver a
su ciudad. Le ofrecieron un trabajo que le permitiría ayudar económicamente
a su familia. Consideró la opción de levantarse temprano y estudiar otra vez.
Pero el miedo de que no estuviera en tratamiento unos meses hizo que
regresaran viejos terrores. Describo un momento en la sesión.

P: Temo que me convertiré en mariposa. A: Explica un poco mejor porque


no comprendo. (El paciente explica.)
A: ¿Será que tienes miedo de ser una persona frágil, que cuando tomes el
vuelo puede ser que te derribe el viento, que caigas a la primera ráfaga y te
vuelvas loco? Recuerdo que me dijiste que los primeros días cuando estuviste
hospitalizado en el psiquiátrico, había una mujer que pensaba que era una
mariposa transparente.
P: Ah, sí. Ella pensaba que era una mariposa frágil y transparente. Tan
delgada y transparente como una mariposa. Tienes razón, lo recuerdo, ella era
la que nunca quería comer. ¡Che, doctor Rosenfeld, tienes una memoria! ¡De
verdad te acuerdas!

Es muy importante para el paciente descubrir que el analista memoriza todo


lo que el paciente dice y siente. Es el modo en que el paciente siente que está
contenido en la mente del psicoanalista.

A: Ahora mismo, que vas a regresar un par de meses a tu ciudad, te da miedo


que si no estoy ahí te vuelvas loco y te hospitalicen otra vez... Por eso tienes
miedo de ser una mariposa frágil que caiga en otra psicosis.

11 Jorge Luis Borges, Antología personal. Barcelona, Sol 90, 2001.

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EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

Esta decisión final y la despedida ejemplifican el periodo cuando trabajamos


en las experiencias intensas de lo que significa una separación para Abelardo.
Es un ejemplo de cuan frágil y sensible es a las separaciones, por sus
experiencias de rupturas irreversibles o muertes. Aquí, en este ejemplo, Abe-
lardo lo verbaliza en lugar de actuarlo en una psicosis, como ocurrió cuando
su padre abandonó el hogar. Despedirse de mí es rectificar la partida
traumática del padre. Y, por supuesto, concentra y representa todas las
separaciones y pérdidas abruptas que sufrió desde los 18 meses de edad.
También explica algo más sobre el episodio psicótico, así como su experiencia
de caer en el vacío, que Tustin llama 'el agujero negro'.12
Podemos contribuir con algunos modelos en relación a la experiencia
de despedirse: en el mundo interno de Abelardo el vaciamiento del yo es
equivalente a perder introyecciones. Se incluye al cuerpo en esta experiencia
de pérdida. Parte del cuerpo se va o "desaparece" junto con el objeto perdido,
con el cual el sujeto está relacionado.
Un modelo puede ser el siguiente: cuando quitan el pezón de la boca
del bebé, debido a una intensa fusión: el bebé siente que cuando el pezón se
va, también se van sus labios, paladar y lengua.
Es importante destacar que algunos pacientes no simbolizan.13 Otros
se expresan sólo en lenguaje corporal a través de enfermedades
psicosomáticas. En otro trabajo,14 describo a una paciente que, cada vez que
se despedía o antes de las vacaciones del terapeuta, desarrollaba lesiones
sangrantes en labios y paladar. Durante unas largas vacaciones del terapeuta
tuvo que ingresar en la unidad de terapia intensiva debido a sus lesiones.
En esos casos, el destete no es normal, y en cada separación se
experimenta la pérdida de partes del cuerpo.
Esto es lo que sucede en la transferencia conmigo. Abelardo también cree que
pierde partes de su cuerpo y que se queda solo con las alas de una mariposa
frágil (véase la sesión en la que se convierte en mariposa). Lo llamativo de este
caso es que la fantasía logra ser verbalizada.
Después de un par de meses, Abelardo regresó a las sesiones y algo muy
conmovedor e importante sucedió:
La sesión comienza con el paciente pidiendo agua.
Luego toca el escritorio... pasa la mano sobre él, toca y siente con cuidado los
muebles... Después se sienta en el suelo como un niño... se sienta sobre una
almohada... y mira fijamente hacia mi cara.

12 Francés Tustin, The protective shell in children and adults. Londres, Karnac, 1990. (El cascarón
protector en niños y adultos. Buenos Aires, Amorrortu, 1992).
13 Hanna Segal, "Fantasy and reality", en International Journal of Psychoanalysis, núm. 75 (2), 1994,

pp. 395-401.
14 D. Rosenfeld, op. cit.

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DAVID ROSENFELD

En esta sesión, invoco toda mi experiencia como analista de niños y a


mis observaciones sobre el vínculo madre-bebé.
En los momentos de transferencia primaria o transferencia psicótica y
en los instantes en que se convierte en un bebé de 18 meses de edad, mi
técnica está más cerca del psicoanálisis de niños, pero sigue siendo
psicoanálisis y análisis de transferencia.
Los primeros contactos entre la madre y el bebé son recreados en la
transferencia a través de: (l) el contacto visual; (2) las vocalizaciones o
balbuceos del bebé que son repetidos por los padres; (3) melodías cantadas
con la madre o el padre; (4) es interesante relacionarlo con algo que observé
en Noruega, donde las madres nativas en Laponia tienen una melodía especial
y única para cada uno de sus hijos, una melodía sin palabras llamada jokl, que
nunca se confunde con las de sus otros hijos; (5) cuando el paciente toca,
acaricia, y siente los muebles de mi consultorio, está actualizando, actuando
el contacto inicial de la piel del bebé con su madre; (6) el contacto con la piel,
junto con las voces y olores familiares, crean la noción de madre o de piel
psicológica que lo envuelve y lo contiene.15
Éste es un ejemplo de lo que Abelardo no puede expresar; es el analista
quien debe ponerlo en palabras. En cada tratamiento, el paciente necesita
actuar lo innombrable, en especial este paciente, que envía mensajes no
verbales de una época en que no poseía lenguaje para expresarse a sí mismo.

Entonces interpreto:
A: Reconoces este mueble, cada rincón de mi consultorio... Es como si
estuvieras diciendo: "¿Dónde estoy?... ¿En qué país? ¿Chile, la abadía en
Brasil... Argentina...? ... ¿Y quién eres tú, doctor?"
Me miras para saber con quién estás... con papá, mamá... ¿O soy el vecino
que te acogió cuando tenías año y medio? Estás reviviendo tu año y medio...
haciendo conmigo lo que pasó cuando perdiste las caras y sonrisas de papá,
mamá y abuelo...
Hoy estás reviviendo eso...
P (se recuesta sobre las almohadas en el suelo... silencio): Tampoco sabía
quién era el vecino. (Silencio.)
P-. Todos esos cambios son terribles.

15 Annie Anzieu, "Detachement, renoncement, separation" en Didier Houzel y Claudine


Geissmann (eds.), L'enfant, ses parents et le psychanalyste. París, Bayard, 2000. (E l niño, sus padres y el
psicoanalista. Madrid, Síntesis, 2006); Esther Bick, "The experience of the skin in early object
relations", en International Journal of Psychoanalysis, núm. 49 (3), 1968, pp. 484-486. Véase Meg
Harris Williams (ed.), Collected papers of Martha Harris and Esther Bick. Strathtay, Escocia,
Clunie Press, 1987; S. Freud, "Remembering, repeating and working-through", en op. cit., vol.
XII. ("Recordar, repetir y reelaborar", en op. cit, t. XII, pp. 145-157) y Susan Reid (ed.),
Developments in infant observation: The Tavistock model. Londres, Routledge, 1997.

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EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

A: Así es como experimentaste separarte de mí varios meses... Es como si


Abelardo regresa a casa y se le dificulta reconocer los rostros perdidos del
doctor David, papá, mamá... Hoy estás como cuando tenías año y medio...
"¿De quién es esta cara, de quien perdí contacto... estos ojos... es el doctor
David... quién es...?"
P: ¿Cómo puedo confiar en una cara nueva si antes todo terminó muy mal?

"Abelardo y Eloísa"

Abelardo y Eloísa es la historia de amor más famosa situada en el París de


1108, y los poetas y músicos describen el castigo sexual de esta historia de
amor.
En esta sesión interpreto lo que sucede en el mundo interno del
paciente, así como las relaciones con los objetos introyectados en su mundo
infantil. Trabajo psicoanalíticamente verbalizándole al paciente sus primeras
introyecciones como base para comprender lo que sucede en su mundo
interno. Hasta ese momento, él había tenido pocas posibilidades de soñar o
hablar de ello. Ni podía verbalizar ni simbolizar.
Esta es la base de los trastornos del desarrollo, tanto sexual como de
la personalidad entera. Por esta razón incluí, al final de la sesión, un fragmento
de otra sesión que se centra en la sexualidad.
Abelardo inicia la sesión diciendo:

P: Soñé que estaba con una chica, Eloísa... una amiga de la secundaria que estaba un año
arriba de mí... pero vestida, y bailamos... Es mi primer sueño de tipo erótico.
(Silencio.)
Enseguida dice que vio un partido de fútbol con amigos, dice que tuvo
bastante miedo cuando hubo una pelea... "los aficionados estaban tirando
cosas... la policía, con sus perros, sacaron sus macanas para separar a la gente...
los aficionados... con las macanas de la policía y los perros ladrando cerca de
las personas... Me asusté..."
A: Eso ocurrió, es verdad, pero lo más importante es lo que tienes en tu
mundo interno... dentro de tu mente desde que eras niño... Esa escena que
tienes todo el tiempo, día y noche... esa cosa de que todo sexo es tortura,
perros que muerden y violan... la picana eléctrica, golpes con macanas...
Todas esas terribles fantasías sádicas de que así es una relación sexual te
contienen... te inhiben, te detienen, te paralizan... y esa creencia de que coger
es una tortura, las palizas, la picana eléctrica o las bombas que matan, todavía
están dentro de ti... ése es tu mundo interno, Abelardo... ése es el objetivo de
las fantasías, inhibirte para tener relaciones sexuales.
(Silencio.)
A: La semana pasada te dije algo que te angustió y me respondiste gritando,
"¡Vamos, doctor, no me trates mal!", como si creyeras que soy un torturador,

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DAVID ROSENFELD

y tú gritando como bien sabes que tu madre gritó cuando ellos la torturaron...
los militares...
P: Esto es demasiado, todo esto es demasiado...
(Silencio.)
P: Es más fácil ir al estadio a ver fútbol... Necesito un poco de
entretenimiento... ¿sabes?

El mundo interno y la escena primaria

La escena primaria es sólo una fantasía que puede dominar al yo. Así como el
niño imagina que su mente está llena de objetos en movimiento, también
imagina que el interior de otras personas está lleno de objetos. Proyecta lo
que sucede en su mente, y cree que sucede en el cuerpo de su madre. Esto
sólo ocurre si el niño encuentra un espacio receptivo, en otras palabras, una
madre que le ofrezca un espacio en su interior.
Si ese espacio falta, entramos al recién descubierto mundo de niños sin
identificación proyectiva, es decir, el mundo del autismo.16

Eros

En otra sesión, aparece nuevo material. Al año y medio de tratamiento,


aunque aún no podía tener relaciones sexuales, el paciente relató otro sueño
sexual:

P: Anoche soñé que una niña estaba sentada desnuda en mi regazo. To estaba
muy caliente, excitado, con el pene erecto.
¿Es mejor tener relaciones sexuales o masturbarse que tener sueños
eróticos?
Le digo que este sueño es una señal muy importante de que, incluso en medio
del terror que permanece en su mente infantil, el sexo puede aparecer.17
A: No tuviste una adolescencia sana, ni una sexualidad sana. Es que, para
encubrir las cosas tristes como las torturas, las migraciones, la desaparición de
tus padres, el asesinato de tu abuelo, el abandono de tu papá, la hospitalización
psiquiátrica... Para encubrir las cosas tristes, también tapaste los buenos mo-
mentos de tu vida...
(Llora en silencio.)

Pinocho: etapa final del tratamiento

16 E Tustin, Autistic barriers in neuroticpatients. Londres, Karnac, 1986. (Barreras autistas en pacientes
neuróticos. Buenos Aires, Amorrortu, 1989).
17 André Green, Les chames d'Éros. París, Odile Jacob, 1997. (Las cadenas de Eros. Buenos Aires,

Amorrortu, 1997).

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EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

Considero que la etapa final del tratamiento inició cuando el paciente, junto
con su abuela, decidió regresar a vivir a su país de origen. Debo explicar que
su padre, así como su madre y su pareja nueva, regresaron a Chile y
encontraron trabajo. En las sesiones de los meses siguientes, el material aludía
a que su vida, su trabajo y sus estudios fueran en un país diferente, pero
también, especialmente, en cómo se las arreglaría para mantener contacto
conmigo.
Cuando se fijó la fecha de regreso a Chile, Abelardo frecuentemente
me preguntaba cuántos días quedaban antes de su partida. Nos pusimos de
acuerdo en que cada dos o tres meses volvería para controlar su medicamento
con el doctor V. Y para tener sesiones conmigo.
Lo importante en esas fases finales es que el paciente podía hablar de la
separación, despedirse, expresar con palabras o canciones el dolor físico y
mental.
Mis emociones contratransferenciales acerca de la despedida y el fin
del tratamiento me hicieron pensar de nuevo sobre la fragilidad "mariposesca"
(butterflyliké) de Abelardo en las sesiones anteriores. Pensé que siempre tendría
necesidad de algún tipo de apoyo y tratamiento.
Después de la despedida, recordé y tarareé durante muchos días una
hermosa canción brasileña. La letra dice:

Tristeza no tiene fin


Felicidad sí
La felicidad es como una pluma
Que el viento va llevando por el aire
Vuela tan leve
Y lleva una vida breve
Precisa que haya viento sin parar
Tristeza no tiene fin
Felicidad sí.
Vinicius de Moraes y Antonio Carlos Jobim,
A felicidade

Esta sesión representa bastante bien la etapa final del tratamiento, describe
los cambios estructurales en la mente y en el cuerpo de Abelardo, así como
en su imagen corporal:
El paciente, al igual que otras veces, está caminando y deambulando alrededor
del consultorio. En un momento dado pasa por mi librero y toma el libro
Pinocho, de Collodi, en versión original. Observa los dibujos originales y se da

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DAVID ROSENFELD

cuenta que en uno de ellos Pinocho está tirado, arrojado al suelo, esparcido.
Señala con el dedo el dibujo, sin hablar.18
Interpreto: "Quieres mostrarme, sin palabras, lo que le sucedió al pequeño
Abelardo cuando tenía 18 meses de edad: lo echaron de una ventana a la
casa del vecino para salvarlo de los militares que arrasaron con la casa de tus
padres. En el dibujo también ves lo que sentiste cuando te arrojaron al suelo
de esa manera y te llevaron a la casa de tu abuela".
Abelardo sigue hojeando el libro y ve un dibujo de cuando Pinocho muere
y revive. Su dedo señala el dibujo donde aparece el hada protectora,
reviviéndolo y curándolo.
A: Con el dibujo y tu silencio me estás mostrando cuan terrible se siente
que algunas partes de Abelardo han estado muriendo desde que tenía 18
meses de edad. Es como si hubieran matado el desarrollo de un niño. Esa es
la parte del niño Abelardo, de ti mismo, que ves en el dibujo, las cosas que
murieron durante tu vida. Pero también me muestras que es posible revivir y
hacer que un cuerpo de madera vuelva a la vida —un cuerpo desgarbado
tirado al suelo de la casa de un vecino— y hacer un niño de carne y huesos
para que renazca, que sienta su cuerpo, sus emociones, sus alegrías y su
erotismo.
(El paciente permanece en silencio con los ojos tristes.)
A: Abelardo, escúchame: cuando bloqueas estas cosas tristes que sufriste,
congelas cosas felices de tu vida. Porque también tuviste cosas felices en tu
vida.
P: Es como si yo no sintiera mi cuerpo. Como que mi adolescencia pasó y
nunca sentí mi cuerpo, como si mi cuerpo no existiera.
(Después de algunas asociaciones del paciente, interpreté): A: Lo que me
estás diciendo es cómo bloqueaste y congelaste tus experiencias físicas y
sexuales. Y lo que es peor, dejaste de sentir que había un cuerpo, que el
cuerpo de carne y huesos desapareció. Lo que hiciste con tu cuerpo fue lo
mismo que hiciste con muchas cosas felices y hermosas de la vida, que
también has tenido. Ahora tienes sueños sexuales con el pene erecto.
Eres como Pinocho, que pasa de ser un muñeco de madera y termina por
convertirse en un ser humano, un niño de carne y huesos.
Eso es Pinocho hoy, en la sesión.

CONCLUSIONES I

Seleccioné las sesiones de los primeros meses de tratamiento que transmiten


lo más intenso, terrible, primitivo y desenfrenado del mundo interno de
Abelardo. Ese mundo interno es reactuado durante la sesión psicoanalítica.

18 D. Rosenfeld, "Toxicomanie, addiction, et transfert psychotique", en Alain de Mijolla (ed.),


Dictionnaire International de la psychanalyse. Paris, Calmann-Levy, 2001. (Diccionario internacional de
psicoanálisis. Madrid, Akal, 2007).

55
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

Contratransferencia

En cuanto a la contratransferencia, describí el momento que me conmovió


hasta las lágrimas cuando Abelardo me habló de las torturas que su madre
sufrió. También sentí emociones intensas cuando, en otra sesión, me dijo
cómo un hombre —refiriéndose, por supuesto, a su padre— fue torturado
con picanas eléctricas.
Cuando Abelardo dejó el tratamiento para volver a Chile, describí
cómo, sin hacerlo conscientemente, estuve tarareando una bella melodía por
varios días, luego me di cuenta que expresaba mis preocupaciones acerca del
futuro del paciente. Esta canción, de Jobim y Vinicius, expresó claramente
mi preocupación contratransferencial. En otras palabras, aunque utilicé
melodías y canciones para expresar mi sentimiento contratransferencial,
también se relaciona con la sesión en la que Abelardo se sentía como una
mariposa frágil.
Metodológicamente, la contratransferencia es una hipótesis que el
terapeuta crea en su campo de trabajo. No es una certeza sino una hipótesis
de trabajo que se debe utilizar para pensar. Los niños, adolescentes, pacientes
neuróticos y psicóticos nos transmiten sentimientos intensos a través de
mecanismos sobre los que sabemos muy poco todavía: proyección, identifica-
ción proyectiva, mensajes paradójicos, fonología o música de la voz, frases
incompletas o perturbaciones sintácticas y semánticas, etcétera. Desde el
punto de vista de la información, la forma en que un paciente habla es tan rica
como la fuente de recuerdos o sueños que posee un neurótico. Sostengo que
es un mensaje para ser decodificado.19
El abuelo ideal

El abuelo asesinado es una persona que existió como un ideal en las mentes
de la abuela y el nieto. Por otra parte, es como si al ser recordado y admirado
por tanta gente en su país, ellos tuvieran que mantener viva a su figura. Esta
figura ideal sustituye la figura del verdadero padre y sirvió como un buen
modelo de identificación.

19 Cf. Didier Anzieu, A skin for thought. Londres, Karnac, 1986; A. de Mijolla, op. cit; Jean
Laplanche y Jean Baptiste Pontalis, The Language of Psychoanalysis. Londres, Hogarth Press, 1973.
(Diccionario de psicoanálisis. Barcelona, Labor, 1981). Publicado por primera vez como Vocabulaire
de la psychanalyse. París, puf, 1967; David Liberman, Lingüística, interacción comunicativa y proceso
psicoanalítico. Buenos Aires, Nueva Visión, 1972; Thomas Ogden, Subjects of Analysis. Northvale,
Nueva Jersey, Jason Aronson, 1994 y Bent Rosembaum y Harly Sonne, The Language of Psychosis.
Nueva York, NYU Press, 1988.

56
DAVID ROSENFELD

El poema al final del capítulo cita a don Quijote, el caballero que lucha
por sus ideales contra los molinos de viento... lo que hizo el abuelo de
Abelardo.

La agresión y la técnica

Debemos ser muy cautelosos en la técnica analítica y no interpretar muy


pronto la agresión y el odio en pacientes que han sufrido eventos terribles y
traumáticos. Por ejemplo, no recuerdo que un analista interprete "odio y celos
de su hermana pequeña" a un paciente cuya hermana pequeña fue asesinada
delante de él por nazis mientras eran llevados al campo de concentración de
Auschwitz.20
Winnicott también estaba interesado en el rol del padre En Collected
papers: Through Paediatrics to Psychoanalysis21 cementa sobre el papel del padre
como proveedor de holding a la madre, dando su apoyo al afrontar los
problemas.22
Traumas o decepciones graves empañan, borran y causan la pérdida de
introyecciones anteriores o de relaciones de objeto internalizadas.
Ampliaré algunas ideas respecto al encapsulamiento autista. Uso el modelo o
la hipótesis del encapsulamiento autista para explicar por qué algunos
pacientes son capaces de crear mecanismos para preservar relaciones
infantiles. El autismo es un estado mental creado con el fin de tener una capa
protectora contra todo lo externo que se experimenta como peligroso.
Esta defensa autista extrema es un sistema de supervivencia para no
desaparecer. Se trata de "ser o no ser". Estos niños o construyen defensas o
siente que son aniquilados y desaparecen. Esto es muy diferente a los procesos
de escisión o represión en las histerias. La teoría del encapsulamiento autista,
como un sistema eficaz para preservar recuerdos de la infancia, ha sido
asumida y aceptada por Francés Tustin,23 quien escribió: "Influido por un
artículo de Rosenfeld, me di cuenta que el autismo tiene una función de
protección y preservación".

20 Cf. Emil Branik y Karen Rosenfeld-Prusak, "Identity problems of Jewish adolescents in


Germany", en Hubertus Adam, Children: War and persecution. Osnabrück, Alemania, Secólo
Verlag, 1995; Friedrich Wilhelm Eickhoff, "Identification and its vicissitudes in the context of
the Nazi phenomenon", en International Journal of Psychoanalysis, núm. 67, 1986, pp. 38-44; Gisela
Perren-Klinger, "Psychotrauma: A change in perspective. From patbology to coping, from
individual to community, from victim to survivor", en H. Adam, op. cit.
21 Donald Winnicott, Collected papers: Through Paediatrics to Psychoanalysis. Londres,

Tavistock/Hogarth Press, 1992. (Existe una reimpresión por Karnac, 1992).


22 Alfredo Painceira Plot, Clínica psicoanalítica a partir de la obra de Winnicott. Buenos Aires, Lumen,

1998.
23 F. Tustin, "L'autisme psychogénétique", en D. Houzel y C. Geissmann (eds.), op. cit.

57
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

En el modelo de encapsulamiento hay un blindaje de identificaciones


tempranas que resultan estar bastante bien conservadas; en el caso de
Abelardo eran la música y las canciones de cuna. Las primeras relaciones de
objeto estuvieron bien "conservadas" en su mente, se dieron a conocer sólo
por un momento en el análisis cuando se sentía contenido, en una relación
estable.
Esto depende de la estructura mental previa del paciente y de la
posibilidad de contar con un sustituto útil de sus padres desaparecidos, en
este caso, su abuela, desde que tenía 18 meses de edad. Esto es importante,
especialmente a una edad en que se experimenta el tiempo con una
sensibilidad extrema e intensa y cuando los minutos de ausencia pueden
significar largos meses de ausencia en la mente de un bebé. Separaciones
cortas o cambios microscópicos pueden provocar enormes efectos en niños
sensibles.24
La siguiente descripción de Álvarez y Reid expresa esta sensibilidad:

Hay un río en el sureste de Alaska, donde cada primavera un pequeño cambio


en la temperatura —desde cero a sólo un grado— derrite un glaciar. El
diminuto cambio provoca grandes cascadas de hielo, a veces de veinte pisos
de altura, cayendo. Esto provoca movimiento: todo está agitado. El río trae
sedimentos y el agua de mar regresa a la bahía. El resultado es una rueda
masiva de fertilidad, un gran estofado botánico y biológico de fauna silvestre
y plancton.25

Al igual que el glaciar, algunas formas de autismo responden al


pequeño cambio en la temperatura emocional del niño o de alguien cercano
a él: traen en sí enormes cascadas de emociones, que el niño puede encontrar
difícil de regular.
Shakespeare también expresa la especial sensibilidad a la experiencia
del tiempo cuando Hamlet sale de noche a buscar el fantasma que quizá es el
espíritu de su padre. El diálogo comienza al anochecer, cuando Hamlet grita:
"¡Ángeles y ministros de piedad, defendédnos!" Y luego: "Si te he hablar...
Hamlet, mi rey, mi padre, soberano de Dinamarca... ¡oh! Respóndeme, no me
atormentes con la duda".26
Lo sorprendente es que sólo unos párrafos más adelante Shakespeare
nos dice que ha llegado el amanecer. La experiencia interna del paso del

24 Julia Corominas, Psicopatología arcaica y desarrollo: ensayo psicoanalítico. Barcelona, Paidós, 1998;
Pierre Ferrari, "Modele psychanalytique de compréhension de l'autisme et des psychoses
infantiles precoces", Conferencia presentada en el Congreso Internacional de Autismo, Buenos
Aires, 1997 y C. Geissmann y P. Geissmann, "Croissance d'une pensée: Psychanalyse d'une
enfant autiste", en D. Houzel y C. Geissmann (eds.), op. cit.
25 Anne Álvarez y Susan Reid, Autism and Personality. Londres, Routledge, 1999.
26 W. Shakespeare, op. cit.

58
DAVID ROSENFELD

tiempo es lo que nos quiere transmitir. Esto demuestra lo que Abelardo pudo
haber sentido cuando tenía 18 meses de edad.
Houzel27 describe cómo un niño, con los medios psíquicos que posee
en ese momento, a veces es incapaz de enfrentar pérdidas y separaciones
bruscas. Señala que cuando los niños autistas expresan estas experiencias
dolorosas de amputación, casi siempre las ubican en la boca.
Houzel también dice que, con el fin de evitar catástrofes y colapsos
mentales, cuando hay separaciones bruscas, un sustituto maternal es capaz de
detener lo que Houzel llama "angustias de caída". Usa una metáfora espacial
para explicar que cuando la comunicación del bebé es exitosa, es como si un
alpinista asegurara un lugar en el hielo para colgarse y ascender, evitando una
caída mortal desde lo alto de la montaña. Esto también se relaciona con la
descripción de Winnicott de lo que él llama "depresión psicótica".28

Contener al paciente en la transferencia

Contener a un paciente —holding— significa, en la transferencia, mostrarle


que uno recuerda lo que el paciente dijo meses atrás. Así es como el paciente
"descubre", en la transferencia, que es contenido en la mente y la memoria
del otro.
Eso es lo que hice cuando recordé a la señora mariposa de la que me
habló meses antes. La feliz y entusiasta respuesta de Abelardo es una mezcla
de felicidad al ser sostenido en la mente del terapeuta. Esto es lo que hice:
que experimentara ser contenido en la mente del terapeuta.

27 D. Houzel, "Le traumatisme de la naissance", en D. Houzel y c. Geissmann (eds.), op. cit., pp.
447-458
28 D. Winnicott, "Transitional objects and transitional phenomena", en op. cit., pp. 229-242.

59
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

CONCLUSIONES II

Manejo técnico

Puesto que no hay pérdida del sentido de realidad, no hay ideas delirantes, ni
alucinaciones.
En algún momento del análisis se volvió técnicamente importante
decirle a Abelardo que yo no era una persona depresiva y que podía recibir
todo su sufrimiento. En otras palabras, durante el tratamiento le permití
desplegar y repetir en la transferencia toda su historia infantil con su padre y
madre. Con base al material transferencial, podemos decir que el paciente era
un niño que siempre trataba de cuidar a sus padres deprimidos, débiles y
frágiles. Así como Freud nos dice,29 en todo el tratamiento le permití que ese
lazo infantil se desarrollara en la transferencia. El terapeuta representó en la
transferencia los lazos de un niño tratando de cuidar a sus padres depresivos
y frágiles.
Desde el punto de vista técnico, prefiero trabajar con esos lazos sólo
dentro de la transferencia. En otras palabras, en el tratamiento con pacientes
que pueden pasar meses sin mencionar las palabras "madre" o "padre",
primero hago que revivan en la transferencia conmigo esos intensos lazos y
afectos. Esto sucedió sólo cuando estuve en condiciones de interpretarle al
paciente que "no soy una persona depresiva, melancólica y suicida que tienes
que cuidar..." Más tarde el paciente descubrió por sí mismo —con ayuda de
mis interpretaciones— que no soy una madre depresiva, ni alguien que va a
cometer suicidio. A través del análisis de la transferencia le hice comprender
que yo estaba allí para cuidarlo, comunicándole la imagen de un analista firme,
proporcionando seguridad y contención con una voz fuerte.
Al utilizar determinada voz, fuerte y firme, es posible comunicar, a
través de la música de la voz, una imagen de seguridad y contención.30
Probablemente la melodía de la voz o fonología, como se llama en
teoría de la comunicación, es el elemento más importante que tenemos para
transmitir una imagen fuerte y sólida del analista. Es un aspecto técnico del
tratamiento que sugiero a mis colegas tengan en cuenta.

29 S. Freud, "Some reflections on schoolboy psychology", en op. cit., vol. xm. ("Sobre la
psicología del colegial", en op. cit., t. XIII, pp. 243-250).
30 D. Liberman, op. cit.

60
DAVID ROSENFELD

Teoría: el rol del padre

Un proceso de creación y aprendizaje, que llamamos "el rol del padre", es un


proceso dinámico en lugar de una definición estática.
En el caso de Abelardo, también fue importante analizar la culpa del
paciente por el abandono del padre, así como su culpa edípica por encargarse
del rol paterno.
Cabe destacar el importante papel que el padre juega en una fase muy
temprana; este tema ha sido abordado por varios autores. Freud, en muchos
de sus escritos, fue el primero en describir la función temprana del padre;31
este concepto también fue desarrollado por Klein32 y sus seguidores.
Klein dice que el niño busca los aspectos del padre en el cuerpo de la
madre. Además, su teoría desarrolla una idea acerca del complejo de Edipo.
Enlaza el complejo a ansiedades tempranas: muy tempranamente estas
situaciones de ansiedad y culpa causan una fijación extrema en las etapas
iniciales de la organización libidinal y, recíprocamente, una excesiva tendencia
a regresionar a etapas iniciales. Así, el desarrollo edípico es obstaculizado y la
organización genital no puede establecerse firmemente. En el caso que
presentamos aquí, así como en otros casos, el complejo de Edipo empieza a
desarrollarse con normalidad cuando se desploman las principales ansiedades.
Klein piensa en algo más que una relación con objetos parciales y
sugiere que el niño asocia la percepción de esos objetos parciales con su madre
y padre. Señala que la frustración y satisfacción dan forma a la relación entre
el bebé y el pecho bueno y amado, y el pecho malo y odiado, y añade: "Estas
dos relaciones conflictivas con el pecho materno se transfieren en la relación
ulterior con el pene del padre".33
Meltzer piensa que el coito o la escena primaria es una escena
imaginada en el mundo interno del niño, donde los objetos internos están en
movimiento. El yo puede alcanzar una identificación proyectiva dentro de los
objetos internos.

31 Cf S. Freud, "Sexuality in the aetiology of the neuroses", en op. cit, vol. iii; "Extracts from the
Fliess papers", en op. cit., vol. I; "The interpretation of dreams", en op. cit, vol. V; "Three essays
on sexuality", en op. cit., vol. VII: "On the sexual theories of children", en op. cit.., vol. IX y
"Tótem and taboo", en op. cit., vol. XIII. ("La sexualidad en la etiología de las neurosis", en op.
cit, t. ni, pp. 251-276; "Fragmentos de la correspondencia con Fliess", en op. cit, t. I, pp. 211-
32S; "La interpretación de los sueños", en op. cit., t. V, pp. 354-611; "Tres ensayos de teoría
sexual", en op. cit., t. VII, pp. 109-222; "Sobre las teorías sexuales infantiles", en op. cit, t. IX, pp.
183-201 y "Tótem y tabú", en op. cit, t. XIII, pp. 1-162).
32 Melanie Klein, "The Oedipus complex in the light of early anxieties", en The writings of Melanie

Klein: Love, guilt and reparation and other works, vol. 1. Londres, Hogarth Press, 1975, pp. 370-419.
(Existe una reimpresión por Karnac, 1992). (Obras completas. Amor, culpa y reparación, t. I. Buenos
Aires, Paidós, 1990, pp. 372-421).
33 Idem.

61
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

El nivel pre-edípico que se desarrolla en la cita anterior de Klein, así


como el papel precoz de la madre, se discute en el siguiente pasaje de Freud:
"Tal vez sería mejor decir 'con los padres', porque antes de que un niño llegue
a un conocimiento definitivo de la diferencia entre los sexos, de la falta de un
pene, no hace distinciones de valor entre su padre y su madre".34
Para subrayar la importancia pre-edípica de la madre para una buena
identificación con el padre, me gustaría transcribir una de las mejores
descripciones de Freud sobre la función inicial de la madre, que es tan
importante en el caso de Abelardo.
En su trabajo "Psicología de las masas y análisis del yo",35 en el capítulo
sobre identificación, Freud dice: "El psicoanálisis conoce la identificación
como la más temprana exteriorización de una ligazón afectiva con otra
persona".36
En una descripción que es fundamental para la creación de la vida
mental del paciente, Freud también hace hincapié en la importancia temprana
de la madre:

Muestra, entonces, dos lazos psicológicamente diversos: con la madre, una


directa investidura sexual de objeto; con el padre, una identificación que lo
toma por modelo. Ambos coexisten un tiempo, sin influirse ni perturbarse entre sí. Pero
la unificación de la vida anímica avanza sin cesar, y a consecuencia de ella
ambos lazos confluyen a la postre, y por una confluencia nace el complejo de
Edipo normal.37

Las identificaciones e introyecciones en este caso clínico no son la


única explicación posible que nos permite entender todas las psicosis. Éstas
no siempre son causadas por una alteración de identificaciones, o por la
identificación con una madre o un padre psicótico.
Freud comienza a considerar la identificación como el mecanismo más
importante y vital del aparato psíquico —con efectos constitutivos y
modificables sobre dicho aparato—, especialmente en su artículo sobre el
narcisismo cuando describe el ideal del yo y la conciencia moral.38

34 S. Freud, "Neurosis and psychosis", en op. cit, vol. xix y "On narcissism: An
introduction", en op. cit., vol. XIV. ("Neurosis y psicosis", en op. cit., t. XIX, pp.
151-159 e "Introducción del narcisismo", en op. cit., t. XIV, pp. 65-98).
35 S. Freud, "Group psychology and the analysis of the ego", en op. cit., vol. XVIII. ("Psicología

de las masas y análisis del yo", en op. cit., t. XVIII, pp. 63-136).
36 Ibid., p. 99.
37 Idem. (Las cursivas son mías).
38 S. Freud, "On narcissism: An introduction", en op. cit, vol. XIV. ("Introducción del

narcisismo", en op. cit., t. XIV, pp. 65-98).

62
DAVID ROSENFELD

En "Duelo y melancolía"39 utiliza el término “identificación” para este


mecanismo. Describe el paso de una elección de objeto narcisista hacia la
elaboración del duelo de la pérdida del objeto, y cómo el duelo patológico
lleva a una identificación narcisista. De ahí, el objeto forma parte del aparato
psíquico.
La expresión “la sombra del objeto cae sobre el yo” es una metáfora.
El objeto ha entrado al aparato psíquico como parte del yo. Esta parte se
disocia y forma un vínculo con el resto del yo. Así es como Freud explica el
origen del superyó: a partir del duelo por los objetos edípicos. Las
identificaciones narcisistas tienen lugar a través de elecciones de objeto
narcisistas. Estas identificaciones refuerzan las identificaciones primarias.40
No es muy cierto que las identificaciones secundarias tienen mejor
pronóstico que las primarias: el problema son las identificaciones perturbadas,
y el pronóstico no depende de si es primaria o secundaria. Son hechos del
desarrollo.
Estas identificaciones, además de las introyecciones resultantes del
duelo por los objetos edípicos, constituyen el superyó. Las identificaciones
primarias toman lugar en un estadio anterior; las identificaciones secundarias
se crean más tarde, como resultado del duelo por el objeto.41
En sus conferencias sobre las teorías de Freud, Avenburg42 dice que
los conceptos freudianos de identificación primaria y secundaria no son
unívocos, y la definición depende del interés de Freud y del nivel de análisis
en sus distintos trabajos. Añade que en algunos textos de Freud las
identificaciones pre-edípicas pueden entenderse como primarias, mientras
que en otros es evidente que todas las identificaciones secundarias siguen a
una identificación edípica.

39 S. Freud, "Mourning and melancholia", en op. cit., vol. xiv. ("Duelo y melancolía", en op. cit.,
t. XIV, pp. 235-255).
40 Cf. Jorge Ahumada, "On narcissistic identification and the shadow of the object"', en

International Review of Psychoanalysis, núm. 17, 1990, pp. 177-187; Guillermo Brudny, "Represión
primaria. Sus acepciones en la obra de Freud", en Cuarenta años de psicoanálisis en Chile. Santiago
de Chile, Asociación Psi-coanalítica Chilena/Ananké, 1991 y S. Freud, "Moses and
Monotheism", en op. cit., vol. XXIII. ("Moisés y la religión monoteísta", en op. cit., t. XXIII, pp.
52-132).
41 Wilfred Bion, Second thoughts. Londres, William Heinemann, 1967. (Existe una reimpresión

por Karnac, 1984). (Volviendo a pensar. Buenos Aires, Hormé-Paidós, 2006); Horacio
Etchegoyen, The fundamentáis of psychoanalytic tech-nique. Londres, Karnac, 1999. (Los fundamentos
de la técnica psicoanalltica. Buenos Aires, Amorrortu, 2003); S. Freud, "Group psychology and the
analysis of the ego", en op. cit., vol. XVIII. ("Psicología de las masas y análisis del yo", en op. cit.,
t. XVIII, pp. 63-136); S. Freud, "Neurosis and psychosis", en op. cit., vol. XIX. ("Neurosis y
psicosis", en op. cit, t. XIX, pp. 151-159); S. Freud, "The dissolution of the Oedipus complex",
en op. cit., vol. XIX. ("El sepultamiento del complejo de Edipo", en op. cit., t. xix, pp. 177-187).
42 Ricardo Avenburg, El aparato psíquico y la realidad. Buenos Aires, Nueva Visión, 1991.

63
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

Las identificaciones son huellas mnémicas de percepciones y como tal,


de acuerdo con Freud, no se pierden; a diferencia de las relaciones entre las
huellas mnémicas que son las que se pierden.43
Creo que todas las identificaciones se pueden perder como resultado
de un episodio traumático, como ya he descrito en un trabajo sobre la
identificación en el contexto del nazismo. Los pacientes pueden perder a sus
padres introyectados, entre otros problemas, a causa de las paradojas
pragmáticas a las que se ven sometidos: si el individuo se identifica con su
padre como un hombre, lo matan porque es hombre, y si se identifica con él
como un judío, lo matan porque es judío.44
Lo mismo le ocurre a nuestro paciente Abelardo, quien pierde la
identificación con su padre, a pesar de que la pérdida no es permanente. La
desaparición del padre cuando Abelardo tiene 18 meses de edad y, más tarde,
el abandono del mismo a partir del divorcio provocan en él la misma paradoja
pragmática (típico de la psicosis): "Esto es porque él no me ama, significa que
nunca me amó, por lo que no puedo usar nada de lo que él me ha dado. Todo
era una mentira". Así es como su propio yo decodifica el abandono del padre
tras el divorcio.
El asesinato edípico, la culpa causada por la fantasía de un asesinato
edípico, agrava el problema; en este caso, el divorcio y abandono del padre
desmantela las estructuras del yo. La recuperación de esas estructuras es,
dentro de lo posible, la función del psicoanalista. Esto se puede ver en mi
trabajo con la transferencia. Las identificaciones introyectivas no permanecen
inmutables. Hay movimientos y cambios. Las introyecciones también pueden
perderse, al igual que los vínculos de las relaciones entre huellas mnémicas.45
Como clínico, estoy interesado en la creación o reconstrucción del rol
del padre en el contexto de la transferencia. El orden, lo que está permitido,
los límites de tiempo, horarios fijos y demás reglas del encuadre son algunas
maneras de crear un orden y sentido de las diferencias, y de hacer posible que
exista un universo semántico en común.
Cada miembro de la familia puede cumplir con aspectos parciales del
rol del padre e incluso suplirlo en algunos casos. Lo importante es que la tarea
o función paterna se encarga de aclarar, desenredar y separar, como lo que se
conoce en la teoría de la comunicación, los mensajes paradójicos o paradojas
pragmáticas, además de ayudar a sacar al niño de ahí.

43 S. Freud, "Neurosis and psychosis", en op. cit, vol. XIX. ("Neurosis y psicosis", en op. cit., t.
XIX, pp. 151-159).
44 D. Rosenfeld, "Identification and the Nazi phenomenon", en International Journal of

Psychoanalysis, núm. 67, 1986, pp. 53-64.


45 D. Rosenfeld, The psychotic: Aspects of the personality.

64
DAVID ROSENFELD

Estos son los mensajes que los especialistas en la teoría de la


comunicación definen como capaces de causar efectos reales y concretos, y
de modificar al yo y la conducta del receptor del mensaje.46
En particular, quiero hacer hincapié en los dobles mensajes, reglas
contradictorias, respuestas tangenciales, comentarios descalificatorios,
etcétera, que son capaces de, literalmente, enloquecer al niño que los recibe;
de ahí que el término "pragmático" sea usado para identificarlos, ya que estos
mensajes causan efectos reales y concretos.
El rol del padre tiene una función de decodificador. En la psicosis este
papel es inexistente; no se rectifican los mensajes paradójicos emitidos por la
madre o por otros miembros del núcleo familiar. El envío de dobles mensajes
no ayudan al niño a salir de las paradojas pragmáticas en las que están
inmersos los dos. Tengamos en cuenta que la esencia de los mensajes para-
dójicos es que nada de lo que el niño hace o dice es considerado correcto o
adecuado; cualquiera que sea su respuesta, se considerará equivocada. Al niño
le queda una salida: fragmentar su yo, volverse loco, o tratar de eliminar la
fuente del mensaje, ya sea fuera o dentro de sí mismo. El papel del padre sólo
se cumple cuando la ansiedad primaria del niño encuentra un holding adecuado
o cuando el rol paterno existe como una presencia psicológica y no sólo física.
La presencia real del padre dentro de una familia no garantiza la existencia de
la función paterna: algunos padres están presentes durante todo el día y
ausentes psicológicamente. El verdadero alimento para el yo es el cuidado
psicológico y afectivo.
En resumen: el papel del padre es especialmente importante y
significativo en las etapas pre-edípicas. Su ausencia es la raíz de la psicosis, y
el rol del padre en la fase edípica sólo viene después. Volveré sobre este tema
más adelante.
Anteriormente dijimos que el rol del padre es un papel que el grupo
pequeño o grupo primario, donde el niño se desarrolla, debe de realizar. Es
un papel de holding, de contener los afectos, angustias y miedos. Es
complementario e indisoluble de la función materna, y ambos constituyen un
proceso dialéctico.
El padre debe estar disponible para recibir las identificaciones
proyectivas y modificarlas antes de enviarlas de vuelta, y debe ser capaz de
resistir ante las identificaciones proyectivas que son invasivas o parasitarias.
Debe tener tiempo y espacio disponible.
Una característica de la capacidad receptiva del padre es que debe
complementarse con el papel femenino, receptivo y maternal, en su capacidad

46 D. Liberman, op. cit.; Helmut Thoma y Horst Kachele, Lehrbuch derpsychoan-alytischen


therapie:praxis, vol. 2. Berlín, Springer-Verlag, 1988 y Paul Watzlawick, Janet Beavin y Don
Jackson, Pragmatics of human communication. Nueva York, Norton, 1967. (Teoría de la comunicación.
Barcelona, Herder, 2002).

65
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

para contener temores, afectos y ansiedades psicóticas, así como


identificaciones proyectivas parasitarias, todo dentro del espacio interior del
niño. Ser receptivo no significa ser mujer o femenino. La receptividad es
indispensable para contener al niño, para crearle una envoltura psicológica —
una especie de piel protectora— y esta tarea involucra a los dos padres.
Algunos conceptos del espacio interior, de la receptividad, vinculados al
cuerpo femenino, capaces de impulsar y darle nacimiento al niño, obviamente
pertenecen exclusivamente a la mujer-madre.
Si no hay un espacio de madre y padre, como un conjunto, disponible
para recibir las identificaciones proyectivas del niño, él no aprenderá a
desarrollar esas identificaciones útiles, como tampoco las introyectivas. Así
como los hermanos unidos pueden sustituir la ausencia de la madre, la
cohesión del grupo puede sustituir el papel del padre ausente.
El rol del padre es útil sólo cuando cumple con las necesidades de cada
etapa que el niño pasa en la evolución del desarrollo. Un rol paterno constante
y seguro, así como un afecto firme, son indispensables para que el niño confíe
en ellos. La inconsistencia puede causar decepciones. Las decepciones graves
o traumas pueden difuminar o borrar al objeto y causar pérdidas de
introyecciones previas o relaciones de objeto anteriormente internalizadas.
Hay una constante necesidad de apoyo, asistencia y ayuda al mundo interno,
de modo que pueda contener objetos que poseen funciones y roles para que
emerja el desarrollo de las fantasías.
La escena primaria actúa roles paternos y maternos en movimiento; se
trata de un escenario lleno de personajes. La ausencia de un tercero hace difícil
concebir un espacio tridimensional, como ya he observado en el curso de mi
trabajo con los niños.
Es bien sabido que el rol del padre, del verdadero padre, juega el papel
de liderazgo en el complejo de Edipo; su estructuración y resolución son
fundamentales para la estructuración mental. Por lo tanto, hago hincapié en
que el rol del padre es una función de decodificador de mensajes, un
facilitador del grupo primario.
Una de las facetas del rol del padre consiste en proporcionar una
coherencia afectiva a las sensaciones y percepciones del mundo de los objetos
vivientes que rodean al niño. Esta función no puede estar separada de la
función materna.
La persona del sexo masculino que juega el papel del padre debe
permitir y fomentar la identificación sexual masculina, hacer posible la
diferenciación de los sexos, lo que llevará a la conclusión de un largo proceso
del desarrollo. Esto sólo se puede lograr cuando es posible diferenciar lo
exterior de lo interior, el yo del tú, el espacio mental lleno del vacío, y a través
de la creación del concepto psicológico de una piel que envuelve y contiene,
con voces, olores, tacto y melodías familiares.

66
DAVID ROSENFELD

Sólo cuando las funciones pre-edípicas se cumplen será posible entrar


en el mundo de los objetos totales y el complejo de Edipo descrito por Freud.
Sólo entonces la ansiedad depresiva y las identificaciones introyectivas del
objeto total pueden ser experimentadas. En algunas sociedades, los códigos
sociales asignan al hombre-padre la función de hacer frente a la realidad
exterior. Pero a través de mi experiencia con pacientes gravemente enfermos
—adictos a las drogas, pacientes psicóticos, etcétera— me entero de la
existencia de micro-culturas que tienen sus códigos particulares.
Obviamente, una estructura y un conjunto de relaciones y vínculos
están involucrados, y el hijo o hija está incluido dentro de ese conjunto global.
El niño tiene sus propias fantasías y formas de manejar la ansiedad esquizoide,
paranoide y depresiva. El niño puede tener trastornos que afectan la recepción
de introyecciones dentro de su mundo interno; también puede tener una
manera particular de usar identificaciones proyectivas, ya sea a través de una
comunicación normal o bien en un estilo exagerado, masivo u omnipotente.
Está también la envidia y el odio.
El rol del padre también puede ser asignado por el niño. Un bebé
volteando la cabeza, rechazando el pecho y desestimando el cuidado de la
madre es un niño que no le permite a su madre ser madre. Lo mismo sucede
con los niños que no le permiten a su padre ser padre.
El rol del padre no existe como una cosa-en-sí. Todo lo contrario: este
papel es un largo y, probablemente, interminable proceso dialéctico de
creación y aprendizaje.

Abandono y separaciones en la infancia y su relación con dificultades sexuales: dificultades


sexuales y fantasías de castración

Examinemos ahora el tema de la castración: también se puede hablar de


castración edípica o pre-edípica —más primitiva—. La castración primitiva es
percibida como la pérdida o desintegración de partes del cuerpo. McDougall
lo describe de la siguiente manera:

La ansiedad de separación es el prototipo de la angustia de castración, y la


presencia y ausencia de la madre son los factores en torno al cual la primera
estructuración edípica se construirá. [...] El trauma de la castración primitiva,
expresado como el temor a la desintegración del cuerpo y pérdida de
identidad, indefectiblemente deja sus huellas en trastornos sexuales. 47

47Joyce McDougall, "Identification, neoneeds and neosexualities", en L. Bryce Boyer y Peter


Giovacchini (eds.), Master clinicians on treating the regressed patient. Northvale, Nueva Jersey, Jason
Aronson, 1990, pp. 189-210.

67
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

Jones define un cierto tipo de castración primaria y la describe como


una pérdida total de la libido y estimulación a través del contacto sexual: la
llama aphanisis.48
Sobre el tema del rol del padre, me gustaría citar "Un recuerdo infantil
de Leonardo da Vinci" de Freud,49 donde describe diferentes situaciones:

1. El papel que el padre desempeña en el desarrollo erótico del hijo.


2. Los padres que están ausentes desde el principio: "[...] he recibido
una impresión más fuerte de aquellos casos en que el padre faltó desde el
comienzo o desapareció tempranamente [...]", dice Freud.
3. La función del padre en la elección del sexo opuesto. Cito a Freud:
"De todos modos, parece como si la presencia de un padre fuerte asegurara
al hijo varón, en la elección de objeto, la decisión correcta por alguien del
sexo opuesto". En esta interacción dialéctica, las figuras masculinas y
femeninas son necesarias.
En "Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci", Freud describe el
modelo de la ruptura traumática que causa alteraciones tempranas en el yo.
Es importante destacar el interés de Freud por las alteraciones tempranas del
yo, no sólo en el trabajo sobre Leonardo, sino también en "Análisis terminable
e interminable".50
En el material clínico del paciente Abelardo, me gustaría hacer hincapié
en la importancia del material pre-edípico, así como la importancia del rol
temprano de la madre.
También el material clínico sugiere fantasías transferenciales
homosexuales; en otras palabras, podemos inferir la existencia de estas
fantasías que el paciente usa para relacionarse con el terapeuta, queriendo y
temiendo que sucedan.
Es posible que el surgimiento y discusión de fantasías eróticas e
incestuosas durante el tratamiento eran la manera en que podía mostrarse
como un hombre que se excitaba con las mujeres, escapando así de los
sentimientos erótico homosexuales femeninos hacia el terapeuta.
Podemos suponer que buscaba al padre jugando el rol de una mujer,
creyendo que era la única manera en que podría ser amado. Podemos ampliar
esta teoría al pensar en términos de una confusión masculino-femenino o
ambivalencia.
PALABRAS FINALES

48 Ernest Jones, Sigmund Freud: Life and Work. Londres, Hogarth Press, 1962.
49 S. Freud, "Leonardo Da Vinci and a memory of his childhood", en op. cit., vol. XI. ("Un
recuerdo infantil de Leonardo da Vinci", en op. cit., t. XI, pp. 53-127).
50 S. Freud, "Analysis terminable and interminable", en op. cit., vol. XXIII. ("Análisis terminable

e interminable", en op. cit., t. XXIII, pp. 211-254); Joseph Sandler, (ed.), On Freud's "Analysis
terminable and interminable". New Haven, Connecticut, Yale University Press, 1991.

68
DAVID ROSENFELD

En pocas palabras: el encapsulamiento autista, que preserva los elementos


más valiosos del yo frente a un mundo externo aterrador, también puede
conservar muchas de las introyecciones e identificaciones y evitar la pérdida
total. Hay niños cuyas heridas internas están siempre abiertas y son
sumamente dolorosas. Uno de los objetivos del encapsulamiento autista es
preservar la introyección previa de una personalidad que ha sido integrada
apresuradamente.
Un modelo puede ser creado, con base en la experiencia, demostrando
que muchos niños, en el proceso de encapsulamiento autista, están aislados
en una "bolsa" funcional, de modo que el proceso de desarrollo parece
continuar con normalidad. Ésta es mi hipótesis traspolada a pacientes adultos.
Dejaré a los lectores la tarea de elaborar sus propias conclusiones de
estas discusiones teóricas, después de examinar el caso clínico que presento
aquí.
Sin embargo, a veces la teoría por sí sola no puede abarcar en su
totalidad la riqueza y dialéctica del psicoanálisis clínico. La práctica clínica,
con su juego de identificaciones proyectivas, introyecciones, y el intercambio
dialéctico de la transferencia/ contratransferencia, es a menudo mucho más
rica, más dinámica y más dialéctica que la mayoría de las teorías. Al concluir
este trabajo, pienso que algunas cosas no se pueden traducir en palabras.
¿Cómo puedo poner la música de las sesiones en palabras? ¿Pueden los
estados de dolor, terror, sufrimiento y felicidad transmitirse sólo en palabras?
Lo que quiero decir lo expresa mejor el poeta Jorge Luis Borges:
"Arribo ahora al centro de mi relato y empieza mi desesperación de escritor.
Todo lenguaje es un alfabeto de símbolos cuyo ejercicio presupone un pasado
que los interlocutores comparten. Y ¿cómo transmitir a los otros el infinito,
que mi temerosa memoria apenas abarca?"51
Hemos visto, en este historial clínico, a Abelardo trayendo muchas
cosas, entre ellas, la música de su infancia. Como dice el poeta:

Se creía acabado, solo y pobre,


sin saber de qué música era dueño,
atravesando el fondo de algún sueño,
por el que ya andaban don Quijote y Sancho.
Jorge Luis Borges, Un soldado de Urbina 52

51 J. L. Borges, op. cit.


52 Idem.

69
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

70
DAVID ROSENFELD

Capítulo 2

Trastornos de la alimentación:
técnica psicoanalítica

¿Quién falto de alimento, no confesará que le falta? ¿Quién puede ocultar su


hambre, hasta que cae de inanición? Nuestras voces y nuestros gemidos
hacen resonar fuertemente, el aire de nuestras desgracias.

William Shakespeare, Pericles

71
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

U n día recibo un llamado telefónico diciendo que era una ex paciente


mía. Me dice que es Julia, que está de paseo por Buenos Aires, con su
marido y sus 3 hijos, con los que vive en Escocia.
Su acento inglés era muy intenso y recordé que ella vivía, durante su
adolescencia, en una comunidad galesa, en el sur de Argentina, donde
hablaban en inglés.
Me pregunta si puede venir con el marido y los hijos para saludarme, a
lo que respondo que con mucho gusto.
Viene con su marido, un escocés alto, de pelo entre rubio y pelirrojo, y
tres chicos de 3, 4 y 6 años. Chicos muy simpáticos que sólo hablaban inglés.
Me cuentan que la empresa pesquera donde ella trabajaba de joven, de
enlatado de pescado en la Patagonia argentina, la mandó a trabajar a Escocia
y ahí conoció a su marido. Actualmente, ella ayuda en la empresa de Escocia,
dado que es egresada en Economía.
La paciente estaba medianamente obesa o con sobrepeso, ya no era la
pequeña —entre esbelta y flaca— que yo había tratado 10 años atrás. Mientras
los niños jugaban con algunos juguetes que les dejé en el consultorio, le contó
al marido que ella venía cuando era muy joven, porque tenía problemas de
alimentación y era muy flaca.
Me cuenta que está muy bien con todo lo que cambió y que ahora está
viviendo feliz en Escocia con su familia; que no le costó trabajo adaptarse
porque ella vivía, en su juventud, con la comunidad galesa.
Estuvimos recordando anécdotas de ella durante el tratamiento. Ella
contó delante del marido en voz baja, para que no escucharan los hijos, cómo
le contaba al psicoanalista las veces que se provocaba vómitos... Y por la cara
del marido, parece que nunca se lo había contado. Por sus ojos de sorpresa,
parece que no le había contado al marido de sus trastornos de alimentación y
vómitos que se provocaba cuando era joven. El marido, con típico humor
escocés, comentó que ahora come a veces demasiado. Se rieron los dos y yo
también.
Relataron cómo era la vida, la rutina, el trabajo, la pesca y la venta en
la Unión Europea, y que estaban muy bien. Me trajeron como regalo una lata
de arenque ahumado y otra de arenque al curry.
Dialogué con los niños en inglés. Eran muy simpáticos y activos y me
contaron sobre su escuela y kindergarten y los deportes que practicaban. Fue
todo muy agradable y después de charlar con la paciente, los niños y el marido,
fue que pensé contar la historia del tratamiento de una paciente con trastornos
de la alimentación que atendí 10 años atrás.
A continuación paso a describir el tratamiento.
En esta exposición describo la psicopatología de una adolescente
femenina con trastornos de la alimentación, oscilando entre la bulimia

72
DAVID ROSENFELD

y la anorexia. Enfatizo y pongo de relieve sobre todo el manejo técnico,


basado en interpretaciones transferenciales.
Discuto la importancia que tuvo para ella separarse abruptamente de
su madre, quien estuvo gravemente enferma. El material de un sueño muestra
cómo se experimenta ahora y cómo experimentó la separación cuando era
una bebé. La paciente relata: "mi madre muere y luego yo muero". Así expresa
de manera simbólica y evidente, cómo experimentó ser abruptamente
abandonada.
Este modelo de trauma, que se reactiva con cada separación o pérdida
de una relación de objeto, muestra que ella es una mujer joven con un tipo de
hipersensibilidad que encontramos en los autistas, en quienes la ruptura de
una relación es experimentada como aniquilación y pérdida de partes del
cuerpo.53 Por esta razón considero importante prestar especial atención a las
despedidas y sesiones perdidas.
En el trascurso de la exposición del trabajo clínico sugiero modelos
teóricos (que se resumen al final), que muestran cómo la bulimia, anorexia y
vómitos tienen diferentes explicaciones subyacentes: no hay explicación
unánime o lineal, ya que depende de la transferencia y el estado
psicopatológico del paciente.
Deseo subrayar que no es importante que los vómitos, la bulimia y la
anorexia ya existieran antes de comenzar el tratamiento, porque considero
que, en mi papel de psicoanalista, "toda experiencia debe adquirir significado
en la transferencia". Por tanto, el material clínico muestra cómo su
psicopatología lentamente adquiere sentido en la transferencia conmigo.
La transferencia maneja estos trastornos como un déficit de
introyección que se manifiesta en dificultades para escuchar, lo que significa
que se alimenta a través de las orejas y la escucha. Son mis palabras lo que la
nutren.
Esta exposición no se limita sólo a los trastornos de la alimentación: es
el análisis de una grave psicopatología subyacente, compuesta, por ejemplo,
de conducta agresiva y autodestructiva.
Parte de este material surge después de varios meses de tratamiento, en
forma de sueños que dan palabra a los miedos más profundos de la paciente,
miedo a la locura, al suicidio, a la violencia y a la venganza (ver el sueño de
venganza). En varios sueños, como en los cuentos de hadas, hay serpientes y
colmillos de perros que atacan. Esto ayuda a iluminar las más oscuras,
primitivas y terribles fantasías de los bebés.

53 Francés Tustin, The protective shell in children and adults. Londres, Karnac, 1990. ( E l cascarón
protector en niños y adultos. Buenos Aires, Amorrortu, 1992).

73
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

Así, a través de los sueños y el material clínico, empecé a entender la


relación delirante de la paciente con su madre, y me permitieron crear
hipótesis sobre su relación con los objetos internos.
Sistemáticamente me enfoqué en preguntarle si escuchaba y
comprendía cada una de mis interpretaciones, por temor a que pudiera
evacuarlas, expulsarlas o vomitarlas de su mente.
Por último, ilustro la intensa relación transferencial con la descripción
de algunas sesiones clave.
Para efectos de mostrar la técnica psicoanalítica, sólo discuto los
primeros dos años de tratamiento. El tratamiento duró cinco años.

JULIA

Historia clínica

Los padres solicitan una entrevista para ellos y su hija de 16 años, que yo
acepto. La madre habla del comportamiento impulsivo y violento de su hija
hacia ella; dice que se dio cuenta que se provoca el vómito, otra razón por la
que me consultan. La madre habla más, mientras la chica le responde cortante
y amargamente, no acepta de buena gana el tratamiento conmigo. El padre
interviene en raras ocasiones. Cuando era joven, su padre fue enviado a la
costa de la Patagonia argentina a una gran industria pesquera escocesa para
organizar y establecer una fábrica de embalaje y exportación de pescados y
mariscos de alta calidad. Mientras estuvo ahí, conoció a su esposa, miembro
de la comunidad galesa del sur de Argentina. Ella era maestra en una ciudad
donde la mayoría de los habitantes eran descendientes de inmigrantes galeses,
además de ser directora del Museo de Cultura de Gales. La madre de la
paciente vivía con toda su familia, y su padre muy pronto envió boletos a sus
padres para venir de Europa.
Le sugerí a la chica que viniera a verme para una serie de entrevistas,
pero ella rompió el acuerdo en algún momento y dejó de venir.
Un año más tarde, recibí una llamada telefónica solicitando
tratamiento, y en esa ocasión la chica aceptó venir cuatro sesiones a la semana.
Después de la primera entrevista me dice, muy angustiada, que después
de cierto episodio tuvo que ser hospitalizada en una clínica psiquiátrica. Dice
que ocurrió después de que el muchacho que llama su novio (Adam) la dejó
en la acera y le dijo que no quería verla más.
Durante una entrevista conjunta, su madre explicó lo que sucedió
antes de la hospitalización psiquiátrica, ya que Julia borró y disoció una parte
de este recuerdo.

74
DAVID ROSENFELD

Lo que sucedió fue que Julia llegó a casa, rompió los muebles, destrozó
las ventanas y atacó a su padre, fracturándole los huesos, mientras estaba
poseída por un flujo imparable de palabras. Todo esto fue tan imposible de
controlar que decidieron hospitalizarla.
La paciente reconstruyó todos estos acontecimientos sólo más tarde.
Durante las primeras entrevistas es evidente una constante fantasía de
suicidio (que ya tenía al hospitalizarla). En ese momento insistí en que los
primeros meses el tratamiento tendría lugar todos los días, de lunes a sábado,
en vista de la ansiedad y fantasías suicidas de la paciente.
En las sesiones iniciales también me habló de sus crisis de bulimia,
seguidas de vómitos.
Voy a narrar partes del primer año y, especialmente, del segundo año
de tratamiento, el período de los sueños más frecuentes.

El caparazón lingüístico

En las primeras sesiones Julia utiliza un lenguaje rápido e imparable, que me


es imposible tomar la palabra para preguntar o interpretar cualquier cosa. Este
enorme flujo de palabras crea una pared impenetrable, un caparazón que hace
imposible que el analista penetre por medio de las palabras o interpretaciones.
Me acerqué a este hecho desde la perspectiva lingüística y le dije que ella me
detenía para que yo no interviniera, que se negaba a escucharme y eso equivalía
a no prestar oído a las palabras o alimentos. En la sesión, la alimentación se
realiza a través del oído en lugar de la boca.

En otra ocasión, su madre llamó porque estaba muy preocupada por la


relación violenta con su hija. En una entrevista, me relató las primeras
semanas de vida de la paciente. Luego de haber dado a luz a su hija por
cesárea, la madre tuvo hemorragias graves mientras caminaba con su bebé por
una acera. La madre cayó en un coma profundo que la dejó hospitalizada e
incapaz de cuidar a su bebé durante ocho meses.
Una vecina la reconoció y llevó a la bebé con su abuela, quien se hizo
cargo de ella con mucho amor y cariño sus primeros ocho meses de vida. Sus
dos abuelas y un abuelo son personas extremadamente importantes para Julia.
Durante las primeras semanas de tratamiento, la paciente me contó que
faltaba a la escuela, se provocaba el vómito y permanecía en silencio durante
largos periodos de tiempo tras el cual decía que estaba cansada de todo y que
quería morir.
Pasó varios minutos mostrándome calcomanías de personajes de
caricaturas llamadas 'Las Chicas Superpoderosas': niñas pequeñas que vuelan
y tienen poderes como Superman. Por lo general, se pegaba las calcomanías
en las uñas de sus manos, y se atiborraba de dulces que sacaba de una caja que
tenía una imagen de 'Las Chicas Superpoderosas'.

75
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

Al inicio del tratamiento, Julia me habló de sus grandes crisis de


bulimia o atracones de comida, especialmente después de salir de las sesiones.
Interpreté esto como que era incapaz de escucharme, era incapaz de
introyectarme. Por eso comía lo que fuera que no se pudiera recibir, ni comer
a través del oído.
También interpreté la relación transferencial en sus narraciones de
vómitos por las mañanas o en la noche: me vomita, vomita una persona o
vomita una interpretación. A medida que el lector puede ver, manejo la
transferencia psicoanalítica de una manera estricta: lo que significa comer y
vomitar al psicoanalista y sus interpretaciones.
Al inicio de su tratamiento, la paciente se mudó a un departamento en
la ciudad, ya que sus padres trabajan en la industria pesquera en otra ciudad
portuaria. Durante ese tiempo, hubo descripciones de violencia y peleas
frecuentes con su madre, así como consumo de drogas con sus compañeros
de escuela.
Con frecuencia perdió sesiones sin avisar, algo que es bastante común
en pacientes anoréxicos.54
Sistemáticamente interpreté este hecho como si ella me vomitara.
Aunque la paciente estaba muy delgada, decía que estaba demasiado
gorda, una típica alteración de la imagen corporal en este tipo de pacientes.
Interpreté que había muchos kilos de locura en su cabeza, que prefería
verlos en su cuerpo como kilos de peso. Esta interpretación de los kilos de
locura causó en la paciente una reacción emocional intensa, así como
pesadillas.
En el curso del primer año me habló de muchos jóvenes con quienes
chateaba por internet; y a lo largo de los meses, poco a poco, aprendí de su
precoz e intensa sexualidad, que comenzó cuando tenía 13 años.
A lo largo de los meses, también me habló de sus citas con hombres,
por lo general jóvenes, pero también algunos mayores, con quien tenía
relaciones sexuales.
La descripción del que llamaba "mi novio Adam", quien le dijo en una
cafetería que no la amaba, y en la acera le dijo: "Vete, no quiero verte más",
lo mencionó cada vez más claro en las sesiones siguientes, así como el
impacto provocado por el episodio agudo que requirió hospitalización
psiquiátrica.
Lo siguiente es un extracto tomado de una sesión del primer año de
tratamiento, que muestra cómo el episodio de abandono se reactivó tras haber
sido abandonada en las primeras semanas de su infancia.

54 Phillip Wilson, Charles Hogan, y Ira Mintz (eds.), Psychodynamic technique in the treatment of the
eating disorders. Northvale, Nueva Jersey, Jason Aronson, 1992.

76
DAVID ROSENFELD

En esta sesión, Julia habla de un libro de Spitz, con fotos de bebés que sufren
de depresión tras ser abandonados en hospitales y guarderías después de
nacer. Se muestra cómo los niños abandonados en guarderías, dejados allí por
sus padres muchas horas del día, empiezan a deprimirse cuando cambian a las
enfermeras, y sufren efectos secundarios en forma de trastornos físicos y
mentales, así como problemas de alimentación. Le digo que todavía está
hablando de sí misma.
La paciente grita: "¡No, no, eso no tiene nada que ver conmigo! ¡No! ¡No!
¡No!"
Le digo: "Lo que estás diciendo tiene que ver con lo que pasó cuando,
después de tu nacimiento, tu madre enfermó gravemente; por desgracia,
estuvo al borde de la muerte y fue obligatorio hospitalizarse y dejarte. Esto
quedó grabado en tu mente, como cincelado en piedra. Pero lo niegas. Haces
lo mismo con mis palabras. Las vomitas y las expulsas".
Entonces me cuenta un sueño: ella está en la cocina lavando cuchillos.
¿Quiere matar a su madre? ¿O tiene miedo que su madre la mate? En cualquier
caso, el sueño se asocia con el hecho de matar o ser matada por su madre.
Dice que, en otra escena, aparece su padre, con un cuchillo en la mano. Vuelve
a decir que lo que más temía (porque tenía miedo en el sueño) era que su
madre llegara por detrás con un cuchillo y la apuñalara.
Cuchillos, en el fregadero, cubiertos de sangre: le pido asociaciones y
pregunto sobre su menstruación. Sorprendida, me mira a los ojos y dice: "Sí,
claro. Tuve el sueño después de empezar mi periodo".
Ella tiene relaciones sexuales sin protección.
Dice: "Lo único que se me ocurre hablar es de ese tipo Adam, el único que
considero mi novio, quien me dejó en la cafetería, me dejó sola, corrí tras él
por la acera, pero me gritó y me dejó. En la banqueta sentí que era el fin del
mundo".
Él gritó que la dejaba, se fue y ella se quedó sola; esto fue el fin del mundo.
Ese día, cuando llegó a casa, destrozó todo.
Más tarde, en la sesión podemos escuchar y hablar un poco más en calma.
Le digo que revivió en la escena de la cafetería, cuando Adam la dejó
abandonada en la banqueta y le gritó que la dejaba... lo que todavía está
grabado en su mente, de sus primeros meses de vida: una mamá que tuvo una
hemorragia fatal y la dejó abandonada en la banqueta. Para ella, eso fue el fin
del mundo, porque no volvió a ver ese rostro, oír esa voz, o recuperar a su
mamá hasta varios meses más tarde (los meses cuando sus abuelas se hicieron
cargo de ella).55
La paciente no responde y cambia de tema.
Repito que lo que sintió fue ser abandonada en su primera infancia debido
a la repentina hemorragia de su madre. Y revivió esta experiencia una vez más,
fue el fin del mundo, la aniquilación, el abandono, y que desafortunadamente

55 Pierre Ferrari, "Enfants présentant une problématique abandonnique", en Journal de la


Psychanalyse de l'Enfant, núm. 4, 1987 y Jacques Hochmann, La consolation. París, Odile Jacob,
1994.

77
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

expresó con gritos, violencia y locura lo que se quedó grabado en una bebé de
meses abandonada en la banqueta.
Agrego: "En tu mente o psique, en tu mundo interno, ese chico Adam
repitió en la banqueta exactamente lo que tu madre hizo cuando eras una bebé.
Mira, estás tratando de poner en palabras la historia del primer mes de vida
con tu madre. Estás tratando por primera vez de darle palabras". Le digo que
esto es importante. "El pasado nunca es el pasado".

Al final del primer año de tratamiento, su vómito, bulimia y consumo


de drogas se agravaron y la relación con su madre empeoró, al punto que Julia
no le permitió alojarse en el departamento de la ciudad.

El sueño de la cocina sucia

Un mes más tarde Julia me habla de la cantidad de intercambios por


chat que mantiene con gente que no conoce a través de ICQ;56 le piden
su foto y ella se las envía.
Su manera de hablar monótona y formal, casi intelectual, provoca una
contratransferencia de lejanía y distancia. Me cuenta que conoció a un
joven que le habló muy triste de la muerte de su padre y la depresión
psicótica de su madre.
En el transcurso de la sesión le demostré que quizá, cuando ella
pasaba por una depresión severa, cuidaba una parte de sí misma al
proyectarse sobre otro, como si estuviera delante de un espejo.
Por último, interpreté que prefería cuidar a alguien más y verse
proyectada en otra persona: es mejor ver la paja en el ojo ajeno que ver
la viga en el propio.
Al comienzo de otra sesión en esa semana, me cuenta un sueño: su
cocina está sucia, con comida sucia y platos sin lavar... esparcidos por
toda la mesa y el piso de su casa... Pregunto si este sueño encaja con
experiencias físicas de diarrea o menstruación. Sí, dice, estoy
menstruando y vomito todos los días. Entonces dice que no quiere
visitar a sus abuelos; con base en el material de la sesión anterior, le
digo que está muy asustada y angustiada por la grave enfermedad de su
abuela que la crió, y esto despierta su temor de verla morir.

Las siguientes dos semanas deja de ir varias sesiones, por supuesto, sin
avisar. Este comportamiento es típico de las personas que vomitan: vomitan
al terapeuta. A causa de su tristeza y dolor por la enfermedad de la abuela, no
puede tolerar sus propios aspectos tristes y enfermos. Esto es lo que hace:

56El ICQ ('I seek you') era un sistema de comunicación virtual muy popular en aquella época;
un tipo de messenger chat. (N. del edit.)

78
DAVID ROSENFELD

no ir a su sesión es equivalente a no pensar. Cree que al vomitar elimina


pensamientos, dolor, pena, tristeza y locura. Vomita y expulsa partes de su
mente. No hay espacio mental para contener su dolor.

Repite que el alimento que acaba de masticar parece algo sucio; le digo que es
porque piensa que ese alimento se convierte en heces. Pienso en la relación
entre el bebé y la leche de la madre: en su fantasía, el bebé defeca en el pecho
materno, el cual está, por eso, invadido de heces. Por lo tanto, en el retorno
de lo proyectado ella bebe excrementos en vez de leche.
También en sus sueños proyecta odio por el pecho materno; por lo tanto,
en lugar de recibir leche, cree que está recibiendo cuchillos y serpientes.
Al comentar que está menstruando, regreso a la interpretación del sueño y
al punto en que ella también cree que su cuerpo está lleno de sangre, popó,
comida sucia y vómito, que conforman los kilos de más que la hacen muy
gorda. Las interpretaciones se centran en el hecho de que cuanto más se
engaña sobre este tema, el cual expresa sus fantasías hipocondríacas de
suciedad, más vómitos se provoca.
Repito que no venir a una sesión es equivalente a vomitar.

La omnipotencia y su relación con la anorexia

Julia dice que tuvo un sueño en el que ella es más grande, una mujer adulta, pero
sale con un chico de 12 años de edad.
Le pido que me ayude a comprender su sueño. Para mi gran sorpresa, la
paciente dice: "No sé, tal vez mentalmente tengo 12 años de edad, como
dices".
Le digo: "Tú misma te disfrazaste de una mujer madura y proyectaste tu
parte infantil en una niña de 12 años de edad. Pero en el sueño aparece un
aspecto masculino tuyo. Sabes que se trata de la historia de tu vida infantil:
presentas dos aspectos de tu mundo interior. Aquí apareces como un niño,
como si siempre tuvieras miedo de ser una niña femenina, una mujer". Le
recuerdo que tuvo un sueño en el que ella está en la cama con un travestí. "Era un
travestí, pero no sabía si se trataba de una mujer o un hombre vestido como
mujer". Tal vez el sueño de hoy es la continuación del otro, en el que no sabías
si en la cama estaba un hombre o una mujer contigo. Pero creo que eres tú,
con tus problemas de identidad, cuando tenías 10 o 12 años de edad no sabías
si eras niña o niño.
Entonces le explico mis ideas: hago la conexión entre la anorexia y la
omnipotencia infantil que la empuja a querer ser una adulta, o mejor dicho,
una pseudo-adulta: así no tendría necesidad de pecho o alimentos. Es la misma
omnipotencia la que hace que en su sueño tenga un pene, de modo que no
tendría necesidad de un hombre. Esto es lo mismo que decir: "Yo soy el pecho
y me amamanto, también tengo pene y no dependo de un hombre".
Tras un largo silencio, para mi sorpresa, ella se levanta, toma su bolso, saca
un álbum de fotos, y dice que quiere mostrármelo. Son fotos de su infancia,

79
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

fotos de gran belleza de cuando era niña. Me enseña una foto de su pequeña
prima, con quien solía jugar; jugaban al matrimonio: eran una pareja. Veo las
fotos de cuando tenía dos años, sonriendo, y en otra se ve muy triste, a la
misma edad...
En varias fotos su padre la abraza cariñosamente.

Durante cuatro días estuvo sin comer, luego se fue al otro extremo,
con episodios de atracones y bulimia, porque no podía escucharme y nutrirse
de mis interpretaciones.
Desde la perspectiva de la teoría psicoanalítica, creo que lo que la
paciente absorbía no era introyectado y su psique lo vomitaba, lo que
provocaba una grave perturbación en su capacidad para pensar y, en
consecuencia, de su entendimiento de la teoría del pensamiento. Por ejemplo,
no puede estudiar y aprobar con éxito sus cursos y exámenes.

Sueño de una mujer con pene,


problemas de identidad sexual

En este material, mi propósito es ilustrar las alteraciones en la identidad sexual


de la paciente.

En el sueño hay una bailarina de club nocturno, muy audaz y bien vestida, pero con un
pene enorme: es una mujer, pero tiene pene. Julia añade que tal vez es un vibrador.
Cuando le pido que me dé algunos detalles, agrega que tuvo el sueño después
de una cita con un hombre. Dice: "Sí, es cierto que Juan compró un vibrador,
lo usamos y tuve orgasmos con él".
A la semana siguiente hay una variante de este sueño: está en su
departamento con su pareja, pero ella tiene un pene real. Cree que tiene
relaciones sexuales con su pene y su pareja es pasiva.
Le pregunto si, después de todo, en su sueño, su pareja es un hombre, o si
pertenece a un género diferente. Dice que sólo recuerda que ella tenía un pene.
Luego dice que un primo de la infancia vivió en la misma casa con ella.
Recuerda muchas salidas juntos y anécdotas de su niñez y que él solía ponerse
celoso si ella jugaba con otros niños.
Le pregunto si cree que todo esto se relaciona con juegos sexuales que pudo
haber jugado con su primo menor. La paciente dice que sí, que acostumbraban
mostrarse uno a otro sus órganos sexuales, ella le preguntaba por qué él tenía
pene y ella no; también lo tocaba y se dejaba tocar por él. 57

57 Annie Anzieu, "Detachement, renoncement, separation", en Didier Houzel y Claudine


Geissmann (eds.), L'enfant, ses parents et le psychanalyste. París, Bayard, 2000. (El niño, sus padres y
el psicoanalista. Madrid, Síntesis, 2006); André Green, Les chames d´Éros. París, Odile Jacob, 1997.
(Las cadenas de Eros. Buenos Aires, Amorrortu, 1997) y Donald Meltzer, "Adhesive
identification", en Contemporary Psychoanalysis, núm. 11, 1975, pp. 289-310.

80
DAVID ROSENFELD

Le digo que el sueño de tener un pene fue y siempre es la fantasía de la


Supermujer, que tiene sus propios pechos y pene, sin necesidad de hombres
o madre, para alimentarse o amamantarse, lo que le recuerda mis
interpretaciones de su omnipotencia infantil que le permite no depender de
nadie.

Reemergencia de ideas suicidas,


oscilaciones maníaco-depresivas

Julia me dice que fue al bautizo del bebé de una amiga suya, una compañera
de la escuela, lo que le hizo pensar que hay compañeras de su edad que ya son
madres. Cambia de tema y me dice que estuvo sola el viernes en la noche y el
sábado en la mañana, ya que estuvo tan desesperada que soñó que se mataba.58
En mi contratransferencia, la reaparición de estas fantasías suicidas
provocó graves preocupaciones, tanto emocionales como de hombre de
ciencia.59
Trato de traducir en palabras su grave fantasía de suicidio; ésta ya había
aparecido al inicio del tratamiento, y de nuevo después de su hospitalización;
por lo menos esto es lo que su madre me dijo, que Julia tuvo tales
pensamientos cuando fue hospitalizada. La paciente, en una especie de
repudio, dice: "Bueno, para mí, era más importante enojarme en casa con mi
familia, quienes me daban mucho de comer, me obligaban a comer, así que
yo explotaba y vomitaba".
Le digo que tengo la intención de prescribirle un medicamento, y que
llamaré a sus padres para hablarles acerca de sus ideas suicidas. Incluso llamé
a mi equipo de colegas, pensando en términos de hospitalización. Le digo que
tiene que venir a verme dos veces al día toda la semana.

La psicopatología de la madre

En vista del peligro de suicidio, le dije a su madre que viniera a verme


urgentemente para hablarle del peligro en que estaba su hija, de la necesidad
de intensificar su tratamiento a dos sesiones al día y de la probabilidad de
hospitalización.
Su respuesta fue sorprendente: "No puedo pagar muchas sesiones".

58 Melanie Klein, "A contribution to the psychogenesis of manic-depressive states", en


Contributions to psychoanalysis. Londres, Hogarth Press, 1968. ("Contribución a la psicogénesis de los
estados maníaco-depresivos", en Obras completas. Amor, culpa y reparación, t. 1. Buenos Aires, Paidós,
1990, pp. 267-295).
59 L. Bryce Boyer, Countertransference and regression. Northvale, Nueva Jersey, Jason Aronson,

1999; Harold Searles, Countertransference and related subjects. Nueva York, International
Universities Press, 1979 y Robert Wallerstein, "Borderline disorders: Report on the 4th IPA
research conference", en International Journal of Psychoanalysis, núm. 75, 1994, pp. 763-774.

81
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

Le expliqué la gravedad del caso y el peligro de suicidio.


Respondió: "La enviaré a un hospital público".
Le contesté que ahí no recibiría la atención que necesita, que tendría
que esperar mucho tiempo y que los médicos la verían sólo una vez por
semana.
Le dije: "Si un paciente necesita tomar un antibiótico tres veces al día,
usted no puede decidir darle sólo una dosis a la semana. Eso es lo que está
haciendo".
Se trataba de una familia adinerada, dueña de varias fábricas y, por lo
tanto, sin problemas económicos. La madre parecía distante de la situación
de urgencia y peligro que le transmití. En esa entrevista, descubrí mucho más
de esta madre de lo que me decía la paciente. Del mismo modo que ahora
evitó contactar con las fantasías de suicidio y el riesgo que corría su hija,
tampoco pudo contactar con las emociones, dolor, pesadillas o terrores
durante la infancia de su hija.
Esto fue confirmado poco a poco por el material clínico de la paciente.
Su madre era incapaz de meterse en la mente de su hija para comprender sus
emociones.
Desde el punto de vista teórico, me gustaría subrayar que no tenía una
'identificación proyectiva útil', según lo descrito por Herbert Rosenfeld.60

Vómitos y trastornos del pensamiento

Dos semanas después, los vómitos se incrementaron, lo que hacía más difícil
que la paciente escuchara y pensara en las sesiones; vomitar es equivalente a
no escucharme, ser incapaz de absorber las palabras para pensar: lo que
significa no comprender.
Luego de unos días, se fue al extremo opuesto y presentó crisis de
bulimia. Cada evento de bulimia era un acting out que consistía en atracones
compulsivos cada que salía de la sesión, precisamente porque no era capaz de
escucharme y nutrirse de mis interpretaciones.
En diez días vino a cuatro sesiones, y cada vez, cuando llegaba a su
casa en la noche, se provocaba el vómito.
Le dije: "Trata de pensar conmigo: ¿qué vomitas? ¿Vomitas lo que te
digo? Piensa en la persona a la que vomitas, o quizá vomitas una parte de ti".
En el plano teórico, creo que lo que absorbía no era introyectado y su
aparato psíquico lo vomitaba causando una severa alteración en la capacidad
o habilidad para introyectar y pensar. Por eso no podía estudiar y aprobar sus
exámenes.

Herbert Rosenfeld. Impasse and interpretation. Londres, Tavistock, 1987. (Impasse e interpretación.
60

Madrid, Tecnipublicaciones, 1990).

82
DAVID ROSENFELD

El sueño más importante en su vida:


"cuando su madre muere, siente que ella misma se muere"

En el segundo año de tratamiento, la paciente tuvo intensas experiencias de


separación del analista, luego de las vacaciones. Este material fue fundamental
para lograr un mejor insight, por consiguiente, ayudó a producir
modificaciones positivas en la vida de la paciente.61

Después de la ausencia del terapeuta por diez días de vacaciones, Julia


inició la sesión diciendo que tuvo dos sueños.

Sueño 1:
Este tuvo gran impacto en ella y en mí. En él, su madre muere e
inmediatamente después, ella también muere. Dice que está muy sorprendida,
cree que es el sueño más importante en su vida. Hacia el final, interpreto que
ya es capaz de traducir en sueños, simbolizar en sueños, lo que pasó con ella
en su temprana infancia. Cuando me fui por diez días, desaparecí, al igual que
su madre desapareció. La bebé experimentó la muerte y sintió que también
moría, desapareció, dejó de existir, se sintió aniquilada, y ahora su mente no
puede concebir la idea de que va a recuperarme.
Repito mis interpretaciones: la desaparición de la figura que conoce muy
bien, el olor y la voz familiar así como la niña que habita en ella, es lo mismo
que ver a su mamá gravemente enferma, que desapareció cuando fue
hospitalizada cuando Julia nació, y entonces la niña Julia también desapareció.
Insisto diciéndole que finalmente tiene la oportunidad de expresar todo esto
en un sueño, todo esto que se grabó en ella; por eso dice que es el sueño más
importante en su vida.62

Sueño 2:
Aquí, sueña con el joven que ella llama "Adam, el primer novio del que me enamoré".
No es por azar que aparece después del sueño en el que su madre y ella
mueren.
Interpreto: traes ahora la segunda parte del sueño, en la que tu madre te deja
en la acera.
Completo la interpretación diciendo que la experiencia se repite cuando este
novio la deja en la banqueta y le dice que no la ama; debemos tener en cuenta
que la hospitalizaron después de esto. Hoy lo expresa en el sueño, mientras

61 Alfredo Painceira Plot,


Clínica psicoanalítica a partir de la obra de Winnicott. Buenos Aires, Lumen,
1998.
62 D. Houzel, "Les angoisses d'anéantissement du nourrisson", en Psychiatrie Francaise, núm. 3,

1988, pp. 19-27.

83
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

que antes no podía hacerlo porque tuvo una crisis psicótica. Insisto sobre todo
en la transferencia: este sueño también refleja la experiencia de mi ausencia.

Sueño 3:
Para mi sorpresa, en la siguiente sesión trae otro sueño con "el novio Adam".
Están en la cama desnudos, pero ella no piensa tener relaciones sexuales.
Dice que tenía un miedo terrible de perderlo y deseaba mucho que fuera a
verla, pero cuando fue a verla, ella cerró la puerta. Agrega: "De ese modo, él
no pudo salir el fin de semana, lo atrapé, lo encerré bajo llave dentro de mi
casa... Cuando sospeché que me dejaba para estar con otras chicas, también
lo engañé, me fui a la cama con dos compañeros de la escuela y con otro
tipo que conocí".

Desde muy joven, se involucró en una hiperactividad sexual maniaca,


creyendo que era la manera de recuperar lazos perdidos; atacaba y destruía a
quien la abandonaba. Utilizó este método como arma en contra de quien la
dejara. Pero a pesar de toda su actividad sexual maniaca, la experiencia 'del
fin del mundo' producida tras el abandono no podía ser elaborada, por lo que
siempre insistía en ella.
Este material es interesante porque ofrece una teoría sobre la
'identificación proyectiva parasitaria'.63
En el siguiente sueño vemos de nuevo cómo las separaciones
conducen a la paciente a revivir su infancia perdida. Un elemento notable de
este sueño es su intento de comprender las voces de su infancia:

Julia dice: "Sueño que oigo la voz de mi abuela, yo estaba inmersa en un pantano, y ella
viene a salvarme".
Respondo: "Creo que en este sueño muestras cómo buscaste mi voz cuando
yo no estaba, tal y como buscaste la de tu abuela, quien te mecía y cantaba
canciones de cuna".
Vemos más claramente que ella me buscó y necesitó de mi voz, así como
necesitó la voz de su abuela.
Entonces le digo que para ella un día de ausencia es como un año de
abandono, si me voy por una semana, ella siente que nunca me encontrará de
nuevo. El concepto de reencontrarnos otra vez le parece inconcebible.

El sueño del balcón

El sueño clave para comprender el origen de su terror y venganza, que permite


la revelación del delirio de vengarse de su madre, el que llamamos el "sueño
del balcón", es un momento muy importante en el segundo año de
tratamiento. En el sueño, ella está en un balcón, y luego descubre que está en el suelo,

63 H. Rosenfeld, op. cit.

84
DAVID ROSENFELD

sobre la banqueta. El sueño proporciona la clave para comprender la aparición


de la transferencia conmigo, su miedo a mi venganza, porque perdió sesiones
sin avisarme. Me tiene miedo cuando declara que el doctor Rosenfeld no dirá
"hola" nunca más. Me cuenta su sueño:

Ella estaba en la banqueta, con uno de sus amigos varones; no supo si era ese Adam que
la abandonó, cuando tuvo que ser hospitalizada, o si era otro amigo.
Dice: "En mi sueño, este chico pasó por la banqueta, pero no me saludó".
Le pregunto si no piensa que este sueño quizá evoca el hecho de que yo iba
a verla hoy, después de que perdió cuatro sesiones sin avisarme.
La paciente permanece en silencio.

Aquí, en la transferencia, se revela el origen del temor por mi venganza,


un temor por la venganza de su madre después de su nacimiento. Este sueño
me permite ver en la transferencia el delirio de venganza y las luchas en su
mundo interior (su psique). Ahora bien, esto se puede trabajar en la
transferencia.64

La lucha entre las partes sanas


y las partes enfermas de su mundo interior

En su sueño, Julia está tomando una siesta, y hay dos personas: la primera es ella, que
dice: "No voy a ir ahí, no voy a ir ahí". La otra dice: "Está bien, está bien, ve ahí, ve ahí".
Le digo que tal vez su sueño se refiere a una Julia eme quiere venir a su
sesión y ser confiable, y una segunda Julia que sospecha y tiene miedo de
contar lo que pasa con sus sentimientos y emociones. Pero, en cualquier caso,
es un sueño que tiene que ver conmigo, que concierne a la transferencia. Le
explico que se trata de dos partes de ella misma, una que es confiable y otra
que sospecha. Subrayo que ése es su mundo interior, su psique.

Este sueño fue muy importante para mostrarle que hay dos aspectos
en ella: uno que tiene miedo y sospecha, que no quiere venir, y otro, la parte
saludable, que dice que sí quiere venir. Tal vez este sueño explica por qué
pierde sesiones sin avisar. Es porque hay una lucha en su mundo interno,
dentro de su psique.

Cuenta un sueño impactante: está con su madre, quien es muy amigable, casi
como si se tratara de dos amigas o compañeras de la escuela, nada que ver con
una madre y una hija. Las dos van a dar un paseo con el mismo hombre. En

64 Sigmund Freud, "The dynamics of transference", en The standard edition of the complete
psychological works of Sigmund Freud, vol. XII. Londres, Hogarth Press, 1955. ("Sobre la dinámica
de la transferencia", en Obras completas, t. XII. Trad. de José L. Etcheverry. Buenos Aires,
Amorrortu, 1986, pp. 93-105).

85
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

el sueño, ella es la adulta, mientras que la madre es una niña débil, y las dos
comparten al padre. Interpreto que ella es la omnipotente, mientras que la
madre es la Julia débil, frágil e impotente. Se trata de la identificación
proyectiva de sus partes débiles e infantiles sobre su madre.

Tengo la impresión de que esta interpretación tiene un impacto


emocional en ella. Pero responde, como de costumbre, con comentarios
maníacos, diciéndome con cuántos jóvenes chatea en internet.

Segundo año de tratamiento

La recuperación de los objetos internos:


las canciones de su infancia

Si es del amor la música sustento,


seguid tocando, hartadme de armonía,
que hastiado el dulce anhelo enferme y muera.
William Shakespeare, Noche de Reyes65

Al final de una sesión del segundo año, después de un largo silencio, Julia dice
que escuchó algo de música, un tango titulado "Quejas del bandoneón", que
la hizo llorar, no sabe muy bien por qué. Le pido que me ayude a descubrir la
causa de su emoción. Me quiere decir algo más: dice que escuchó este tango
cuando estaba en casa de sus abuelos, y agrega: "acabo de acordarme, es el
tango que mi abuelo solía tocar y me lo cantaba cuando era niña, cuando viví
con ellos".
La paciente recuperó a través de esta música las canciones de cuna y canciones
de su infancia: es un tango que su abuelo hizo canción de cuna, quien la cuidó
junto con su abuela mientras su madre estaba en el hospital, hasta que tuvo 8
meses de edad. Este abuelo murió cuando Julia tenía 12 años. Habló de la
muerte de este abuelo muy querido.
La contratransferencia es de intensa emoción y gran contacto emocional con
la paciente.66

Cuando hablo de la intensa y precoz vida sexual que inició a la edad de


13 años, señalo que tal vez todas sus relaciones sexuales podrían ser una
intensa búsqueda de objetos, sobre todo de un objeto amado y perdido, su
abuelo, quien era muy cercano cuando ella tenía 12 años. Pero él murió. Él la

65 William Shakespeare, The globe illustrated Shakespeare: The complete works an-notated. Nueva York,
Greenwich House/Crown, 1979.
66 Thomas Ogden, "The music of what happens' in poetry and psychoanalysis", en Conversations

at the frontier of dreaming. Northvale, Nueva Jersey, Jason Aronson, 2001.

86
DAVID ROSENFELD

crió y trabajamos intensamente este impacto emocional, la tristeza y el duelo.


Trataba de encontrar a su objeto perdido —su abuelo muerto— a través de
la sexualidad y sus crisis de bulimia. Karl Abraham nos ofrece una maravillosa
descripción de sadismo oral e introyección caníbal.67
Durante este periodo, hablamos y analizamos la depresión psicótica del
padre. Le pregunté mucho sobre la enfermedad de su padre; a pesar de mi
insistencia e intervenciones, señalando que este tema era muy importante
aunque asustara y entristeciera, su respuesta fue siempre el silencio.
En mi experiencia con los trastornos de anorexia, me parece que el
comer lentamente se debe a un mecanismo de ecuación simbólica.68
En este caso, hay confusión entre un padre que sufre un trastorno
psiquiátrico y los alimentos que no se pueden tragar. Es como si los pacientes
dijeran: "No quiero tragar la locura de mi padre" o "No quiero tragar la locura
de mi familia". En mi experiencia con pacientes anoréxicos que tienen un
padre psicótico, estas expresiones surgen con frecuencia.

Es capaz de pedir ayuda:


la aparición de la dependencia infantil útil

Creo que cuando la paciente recupera lazos a través de las canciones infantiles,
es capaz de acercarse a mí: con este material pide sesiones más frecuentes, es
decir, más alimento. En el teléfono, la paciente me dijo: "Quiero una sesión
extra".

Esta sesión fue para contarme un sueño que la angustió profundamente:


Estaba en la cama de su padre, pero con Juan, un amigo. Pero en el sueño
tenía miedo de ser vista por su madre.
Otro sueño sigue de éste, en el que se encuentra desnuda entre papá y mamá;
lo importante es que tuvo este sueño después de una semana entera que perdió
sesiones sin avisarme.
Este sueño nos muestra cómo ocupa las defensas, en una búsqueda edípica
sexualizada, en contra de la soledad que ella misma provoca por no venir a las
sesiones.
Mi interpretación provoca en la paciente un gran impacto y un silencio
profundo. Le digo que, cuando se dio cuenta que estaba sola, trató de
meterse en mi cama; creyó que la única manera de no sentirse sola y
recuperarme sería metiéndose sexualmente en mi cama, entre mi esposa y yo.

67 Karl Abraham, Notes on investigation and treatment of manic-depressive states.


Londres, Karnac, 1979.
("Notas sobre la investigación y tratamiento psicoanalíticos de la locura maníaco-depresiva y
condiciones asociadas", en Psicoanálisis clínico. Buenos Aires, Aguilar, 2008, pp. 124-141).
68 Hanna Segal, "Fantasy and reality", en International Journal of Psychoanalysis, núm. 75 (2), 1994,

pp. 395-401.

87
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

Lágrimas y sollozos

En la siguiente sesión ocurre un evento muy intenso: Julia llora, solloza, habla
de formar una relación estable con su novio, que es sereno y cariñoso, y platica
sobre el embarazo.
Dice que lloró mucho la noche anterior y que, en medio de una crisis de
llanto, llamó a su madre y le dijo: "Mamá, ven, te necesito". Nada tan intenso
le había sucedido.

Las interpretaciones sugieren que la paciente reconoce que hay una


niña impotente que finalmente trata de admitir que necesita cuidados. Ella lo
reconoce.
Me muestra que lloró y sintió miedo: no es una Supermujer.

Surge la culpa: la posición depresiva

La paciente decidió vivir en su departamento con su pareja, pero regresó su


patología. Peleó con su novio y lo corrió. Después de este episodio de gritos
y violencia verbal, su novio, Juan, me llamó por teléfono, muy asustado, y me
dijo que Julia tuvo una crisis de violencia en casa de los padres de ella, que
perdió el control y lo corrió gritando, le dijo que se fuera, y que él tiene miedo
de que esta pérdida de control raye en la locura.
Lo tranquilicé y le dije que iba a tratar de entender, pero que también
me ayudara a calmarla. Me dio la impresión de que era una persona muy
tranquila.
Después de las siguientes cuatro sesiones la paciente decidió llamar a
Juan para pedirle que regresara a vivir con ella. Durante la sesión, estaba muy
sensible, sobre todo muy impresionada por la tranquila y serena actitud de su
novio, quien no se enojó o reaccionó violentamente. Nunca tuvo una pareja
como él. Lloró y sollozó durante la sesión y me dijo algo que rara vez decía:
que se sentía muy culpable por haber tratado tan mal a su pareja.
Teóricamente comprendí lo que pasó en ella: el comienzo de una
percepción de dolor y reparación, que es el inicio de la posición depresiva.69

Después de un fin de semana Julia dice que soñó que su novio, Juan, estaba con
una amiga que trataba de seducirlo en la cama. Pero ella llegó, lanzó un grito y él se
levantó de la cama, asustado. De repente, su novio tenía el pelo blanco.
La paciente comenta: "un poco descabellado".

69C. Geissmann y P. Geissmann, "Croissance d'une pensée: Psychanalyse d'une enfant autiste",
en D. Houzel y C. Geissmann (eds.), op. cit.; D. Houzel, "L'alliance thérapeutique", ibid. y M.
Klein, op. cit.

88
DAVID ROSENFELD

El captura varios ratones en el dormitorio, e inmediatamente aparece una serpiente que


quiere comerse a los ratones; Juan le arroja a la serpiente algunos ratones. Pero la
serpiente, queriendo atrapar al ratón que Juan tiene en la mano, lo muerde. T "ella lo
muerde con sus colmillos".
Obviamente, esto también es un modelo de la relación sádico-oral de la
paciente con el pecho de la madre en los primeros meses de vida.
Entonces le digo: Tú lo atacas con tus colmillos, como una serpiente,
porque fue a una fiesta y te dejó sola. Es el círculo vicioso que existe en tu
psique.
Ahora puede simbolizar todo esto en un sueño. Y esta capacidad es algo
nuevo que ha adquirido en los últimos meses. 70

REFLEXIONES

Recapitulando, es evidente que esta paciente presenta una patología grave,


marcada por una gran inestabilidad emocional, fluctuaciones en el estado de
ánimo, trastornos de la alimentación, severas alteraciones en su imagen
corporal, actividad sexual desenfrenada, erotización prematura de las
relaciones, sexualidad polimorfa; suponemos que la mayoría de estas
características son por una búsqueda de lazos, de contacto piel con piel, y
cierta excitación como una defensa contra la soledad. También describimos
las explosiones agresivas y desorganizadas; la primera cuando su novio la
abandonó en la acera y la segunda durante su hospitalización. Además, tiene
ideas suicidas y un sentimiento de vacío interior, que por supuesto, no puede
llenar con objetos concretos como los alimentos. Los sentimientos de culpa
y la posición depresiva surgen sólo después de un largo periodo de
tratamiento (como describo en la primera parte del caso). Resaltamos su im-
periosa necesidad de cercanía e intimidad, su incapacidad para generar
relaciones estables y sólidas que la mantengan satisfecha.
Describimos a una mujer joven con una enorme sensibilidad al
enfrentar cualquier cosa que experimenta como el abandono de sus objetos
significativos (véase, por ejemplo, la sesión después de mi regreso de
vacaciones).
La búsqueda de estímulos sensoriales de manera autística,71
movimientos de la mano y otros gestos de tipo autista, así como la constante
búsqueda de sensaciones corporales a través de la estimulación de la mucosa
oral y vaginal (como en el caso de algunas niñas autistas) me llevó a pensar

70 James Grotstein, Who is the dreamer who dreams the dream? Londres, Routledge, 2000; Pere Folch
y Terttu Eskelinen, "Symbolisation, jen et transferí", en Revue Francaise de Psychanalyse, núm. 6,
1989, pp. 1829-1842.
71 F. Tustin, "L'autisme psychogénétique", en D. Houzel y C. Geissmann (eds.), op. cit.

89
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

que esta paciente, durante sus primeras semanas de vida, utilizó mecanismos
de defensa autistas para sobrevivir.

***

La teoría de Ogden de 'la posición autista-contigua' nos permite una mejor


comprensión y elucidación de los mecanismos de búsqueda de contigüidad
que utiliza esta paciente en sus relaciones. Ogden la define de la siguiente
manera:

La posición autista-contigua se concibe como una organización psicológica


más primitiva que las posiciones ideadas por Klein. Esta posición representa
una elaboración y una extensión de los trabajos de Bick,72 Meltzer73 y Tustin.74
La posición autista-contigua se asocia a una forma de generar experiencias
caracterizadas por impresiones proto-simbólicas de experiencias sensoriales
que, asociadas, contribuyen a constituir una experiencia de superficies unidas.
El movimiento rítmico-temporal y las experiencias de contigüidad sensorial
(sobre todo en la superficie de la piel) contribuyen al sentido elemental de
continuidad del ser con el tiempo. Estas experiencias son generadas en la
matriz invisible de la madre ambiental. Las relaciones con los objetos (que no
se sienten como objetos) se producen en la forma de experiencias de formas
y objetos autosensoriales.75
Estos usos idiosincrásicos organizadores de las experiencias sensibles de
suavidad y dureza, representan dos de las facetas del proceso por el cual se
organiza la base sensorial de toda experiencia.

Y añade que:

El modo autista-contiguo proporciona gran parte de la base sensorial de la


experiencia [...]; el modo esquizo-paranoide genera una parte importante de la
naturaleza inmediata y vital de la experiencia concreta que se simboliza; el
modo depresivo permite la creación de un yo histórico capaz de interpretar.
Estas tres posiciones se relacionan entre sí, tanto diacrónica como
sincrónicamente. En otras palabras, hay una relación cronológica y secuencial
entre estas tres posiciones (un desarrollo progresivo que va desde lo primitivo

72 Esther Bick, "The experience of the skin in early object relations", en International Journal of
Psychoanalysis, núm. 49 (3), 1968, pp. 484-486. Véase Meg Harria Williams (ed.), Collected paper of
Martha Harris and Esther Bick. Strathtay, Escocia, Clunie Press, 1987.
73 D. Meltzer, "Adhesive identification", en op. cit., pp. 289-310.
74 F. Tustin, Autistic barriers in neurotic patients. Londres, Karnac, 1986. (Barreras autistas en

pacientes neuróticos. Buenos Aires, Amorrortu, 1989).


75 F. Tustin, "Autistic encapsulation in neurotic patients", en L. Bryce Boyer y Peter

Giovacchini (eds.), Master clinicians on treating the regressed patient. Northvale, Nueva Jersey, Jason
Aronson, 1990.

90
DAVID ROSENFELD

hasta la madurez, de lo presimbólico a lo simbólico, de lo pre-subjetivo a lo


subjetivo, desde lo a-histórico a lo histórico, etcétera).76

Otra parte de la psique de la paciente, con algunos rasgos neuróticos,


se adaptó a la realidad y pudo utilizar determinados mecanismos de
identificación proyectiva. El concepto de 'identificación proyectiva útil'77 para
la comunicación aparece sólo al final del segundo año de tratamiento, cuando
en la paciente surgen sentimientos de culpa y empieza a comprender el sufri-
miento que provoca en los demás.
Este grupo de síntomas y patologías también podrían interpretarse
conceptualmente a través de las teorías fundamentales de Kernberg
relacionadas a casos borderline.78 Esta descripción no excluye todas las teorías
que describo al final de mi exposición, cuando desarrollo los conceptos
teóricos.
Otro elemento importante para el tratamiento de pacientes que sufren
de patologías graves es decodificar y entender la experiencia de la
contratransferencia.

***

Destaco la importancia de la labor realizada en la transferencia y la


contratransferencia. El análisis cuidadoso de los sentimientos
contratransferenciales se convierte en un elemento técnico fundamental: el
analista debe ser capaz de descifrar y traducir en palabras, si es posible, y de
contener al paciente. Este es un instrumento indispensable. Soy
extremadamente cuidadoso cuando verbalizo interpretaciones
transferenciales. Concedo suficiente tiempo para desplegar el mundo interno
y escuchar (comprender) los mensajes del niño a través de dibujos, juegos y
pesadillas. El tratamiento psicoanalítico se centra en la interpretación, la
transferencia, el manejo de la contratransferencia y el mundo interno así como
en la interpretación de sueños y pesadillas. Hacemos todo esto sin olvidar la
importancia del encuadre. La cura analítica de niños me ayuda cada vez más
a entender y a penetrar mejor en el mundo infantil de mis pacientes adultos.
El diagnóstico y tratamiento psicoanalítico tempranos son la base de
un mejor diagnóstico y prevención de enfermedad mental en adultos.
El estudio de la relación madre-bebé en los primeros años de vida ha
enriquecido el contacto del terapeuta con pacientes niños y adultos. El
psicoanálisis con niños nos lleva a crear nuevos modelos que permiten

76 T. Ogden, Subjects of analysis. Northvale, Nueva Jersey, Jason Aronson, 1994, pp. 36-38.
77 H. Rosenfeld, op. cit.
78 Otto Kernberg, Severe personality disorder. New Haven, Connecticut, Yale University Press,

1984. (Trastornos graves de la personalidad. México, Manual Moderno, 1992).

91
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

mejorar nuestra comprensión de los niveles más primitivos del


funcionamiento mental. El concepto de 'bolsa autista' o de encapsulamiento
autista puede permanecer aislado o coexistir con los aspectos sanos o
neuróticos de la personalidad; también permite un enfoque diferente de
patologías graves.
En mi puesto en la Jefatura de Psiquiatría de la Facultad de Medicina,
enseño la importancia de la prevención. Por esta razón, el tema introductorio
trata de la relación madre-bebé y los primeros años de vida. Considero
fundamental el diagnóstico temprano.79

***

En el segundo año de tratamiento, surgió la posibilidad de que la paciente


expresara simbólicamente en sueños lo que anteriormente expresaba sólo a
través de acting out o actuaciones. Naturalmente, fue importante que recordara
sus sueños para que pudiera llevarlos a las sesiones.
Las palabras que la paciente utiliza para describir el sueño que
considera "El más sorprendente, el más importante en su vida" son muy
importantes. Éste es el sueño donde la paciente y su madre mueren. Se trata
de un simple y breve sueño, pero precisamente por esa sobriedad es trágico.
Aquí vemos, como rara vez tenemos ocasión de ver, el papel de la madre que
da vida e identidad a una bebé y una niña, y cómo su ausencia provoca estados
de 'no-vida'. Estos estados, como subraya Painceira Plot,80 pueden perturbar
la creación del espacio transicional y el objeto transicional. El objeto externo
real es lo que contribuye a mantener vivo el objeto interno. Agrego que los
traumas catastróficos también pueden transformar este objeto en vacío, o
bien, como lo describo en mi artículo sobre el "fenómeno nazi",81 cualquier

79 Alain de Mijolla (ed.), Dictionnaire International de la psychanalyse. París, Calmann-Levy, 2001.


(Diccionario internacional de psicoanálisis. Madrid, Akal, 2007); David Rosenfeld, "Freud: An
imaginary dialogue", en Joseph Sandler (ed.), On Freud's "Analysis terminable and interminable".
New Haven, Connecticut, Yale University Press, 1991, pp. 142-162; D. Rosenfeld, The psychotic:
Aspects of the personality. Londres, Karnac, 1992; D. Rosenfeld, "Le role du pére dans la
psychose", en D. Houzel y C. Geissmann (eds.), op. cit; D. Rosenfeld, "Psychotic addiction to
computer and videogames", en Paul Williams (ed.), A language for psychosis. Londres, Whurr,
2001, pp. 175-198 y D. Rosenfeld, "Toxicomanie, addiction, et transferí psychotique", en A.
de Mijolla (ed.), op. cit.
80 A. Painceira Plot, op. cit.
81 D. Rosenfeld, "Identification and the Nazi phenomenon", en International Journal of

Psychoanalysis, num. 67, 1986, pp. 53-64; "Freud: An imaginary dialogue", en J. Sandler (ed.), op.
cit., pp. 142-162; The psychotic: Aspects of the personality; "Le role du pére dans la psychose", en D.
Houzel y C. Geissmann (eds.), op. cit.; "Psychotic addiction to computer and videogames", en
P. Williams (ed.), op. cit, pp. 175-198 y "Toxicomanie, addiction, et transferí psychotique", en
A. de Mijolla (ed.), op. cit.

92
DAVID ROSENFELD

objeto introyectado puede desaparecer después de traumas de la magnitud


como los de un campo de concentración.
La agresividad de la paciente es una defensa que sirve como una
manera temporal de evitar la fragmentación y para unificar los fragmentos de
su ser, según describió Winnicott.82 Es importante subrayar que tal vez el
objetivo es la unificación del yo.83

***

Los conceptos de omnipotencia del yo y su importancia en numerosos


síntomas patológicos se describen y discuten a lo largo del caso.
Es conveniente recordar que, para el tratamiento de pacientes que
sufren patologías graves, más allá de aplicar la técnica psicoanalítica, el
psicoanalista se convierte en una pantalla para la recepción y proyección de
las experiencias primitivas del paciente. Estas proyecciones no siempre se
expresan verbalmente, ya que durante las primeras semanas de vida no hay
lenguaje. A través de diversos desvíos y laberintos conectados con la sintaxis,
la fonología de la voz, la ausencia y presencia en las sesiones, el psicoanalista
está obligado a recibir las experiencias primitivas que el paciente no puede
expresar con palabras.
Esto es parte del concepto de contratransferencia; la supervisión
constante por colegas y maestros es necesaria, y las primeras emociones
contratransferenciales no deben interpretarse demasiado pronto, antes tienen
que ser decodificadas y sometidas a supervisión.
Siguiendo a Freud, podríamos suponer que esta paciente se ha
mantenido en las etapas de funcionamiento oral y anal. La abrupta y
traumática separación de su madre generó un estado que bordea con un
estado narcisista, y después de muchas, muchas sesiones ella parece ir más allá
de lo que Freud llamó una psiconeurosis de defensa.84 Esta paciente fue
incapaz de desarrollar las etapas de sadismo oral y sadismo anal, las cuales
aparecen perturbadas. El retorno de la agresión del sadismo oral y anal se
vuelve contra sí misma y se convierte en melancolía, que emerge en forma de
fantasías suicidas, como Freud describe en "Duelo y melancolía". 85 También

82 Donald Winnicott, "Ego integration in child development", en The maturational processes and
the facilitating environment. Nueva York, International Universities Press, 1965, pp. 53-63. (Los
procesos de maduración y el ambiente facilitador. Buenos Aires, Paidós, 1994).
83 Vamik Volkan, The infantile psychotic self and its fates. Northvale, Nueva Jersey, Jason Aronson,

1996. P. Williams, "Psychotic developments in a sexually abused borderline patient", en P.


Williams, op. cit.
84 S. Freud, "The neuropsychoses of defence", op. cit., vol. III. ("Las neuropsicosis de defensa",

en op. cit., t III, pp. 41-61).


85 S. Freud, "Mourning and melancholia", en op. cit., vol. XIV. ("Duelo y melancolía", en op. cit,

t. XIV, pp. 235-255).

93
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

se observa el retorno del sadismo oral en el sueño de los cuchillos y de nuevo


en el sueño de los colmillos de la serpiente. El retorno de estas agresiones se
transforma en el objeto fóbico, que ella llama 'madre'. (Describo esta compleja
relación con su madre en toda la exposición del caso.)
Hacia el final del segundo año de tratamiento grandes cambios son
conmovedores, cuando la paciente es capaz de llorar y sollozar, y menciona
la palabra culpa. A continuación, se discuten las modificaciones (el cambio)
en mis modelos de interpretación después de la entrevista con la madre. La
paciente establece una ecuación simbólica, como lo describió Segal,86 entre el
espacio de su psique y el espacio de su departamento.

***

Las teorías que hemos descrito no contradicen la descripción de mecanismos


autistas, que son mucho más primitivos. Surgen en diferentes niveles del
material clínico. Así como ella tiene mecanismos autistas, también presenta
rasgos más neuróticos y desarrollados donde funciona la identificación
proyectiva.
La búsqueda de la sensorialidad en la mucosa bucal encierra y atrapa a
la paciente en un mundo de sensaciones corporales, de modo que vive como
dentro de una concha, sin posibilidad de hacer contacto con la proyección y
la introyección, mecanismos que por consiguiente permanecen bloqueados.
Como mencionó Meltzer,87 esto es muy anterior a las nociones de un esfínter
mental, esfínter anal o masturbación anal.
La barrera de protección contra estímulos que el sistema conciente
puede recibir depende de cada individuo: permite el paso de estímulos en
cantidades adaptadas a cada individuo.
La conceptualización de Freud es un punto de vista diferente para
comprender el delirio de la paciente en relación con el objeto-madre
internalizada, cuando dice que el delirio es un intento de reconectarse con el
mundo de los objetos.88

METODOLOGÍA

En el plano metodológico, este capítulo propone que pueden haber varias


explicaciones para un mismo fenómeno clínico. Quisiera subrayar que una

86 H. Segal, "Fantasy and reality", en op. cit., pp. 395-401.


87 D. Meltzer, Studies in extended metapsychology. Strathtay, Escocia, Clunie
Press, 1986. (Metapsicología ampliada. Buenos Aires, Spatia, 1998).
88 S. Freud, "The unconscious", en op. cit., vol. XIV. ("Lo inconciente", en op. cit., t. XIV, pp.

153-213).

94
DAVID ROSENFELD

sola teoría o explicación lineal no basta para explicar todos los fenómenos
clínicos que describimos en esta paciente.
Propongo varios modelos de interpretación: (1) la lingüística; (2) la
forma de "vomitar" al analista; (3) las dificultades para el desarrollo de la
memoria y el pensamiento, asociado a una incapacidad para recibir e
introyectar palabras con el fin de simbolizar y pensar; (4) la bulimia, que se
manifiesta con el acto de salir de su sesión para comer un objeto concreto, ya
que la paciente no puede absorber en el plano simbólico las palabras y los
pensamientos.

Experiencias de catástrofe frente a un abandono brutal

Como dije anteriormente, en la psique de la paciente hay una eclosión de


experiencias de sus aspectos más primitivos. Esto ocurre, por ejemplo,
después de mis vacaciones. La paciente, en lugar de reaccionar con violencia
o con unas crisis de bulimia, puede contribuir estos aspectos en un sueño que
llama "el sueño más importante en mi vida": "Soñé que mamá murió, y
después yo me moría".
Este sueño refleja, en forma condensada, cómo una niña recibe el
concepto de identidad a través de la contención, afecto y contacto corporal
con su madre. Cuando esta relación es introyectada, un vínculo estable se crea
y provee contención en el mundo interno. Este proceso es el origen de la
creación del espacio mental.
La paciente, quien no puede contener su ansiedad, terrores y odio en
su espacio mental limitado, sólo puede expulsar lo intolerable en actos
concretos, por ejemplo, el vómito y las peleas.
La creación del espacio mental es un proceso dialéctico largo y
continuo. Como dice Winnicott, la presencia estable y constante de una madre
o un objeto capaz de contener es necesaria para que sea posible mantener las
introyecciones previas.
Mis conceptos89 muestran cómo todas las introyecciones pueden
desaparecer cuando hay un trauma grave, como en el caso de los campos de
exterminio; si bien es cierto que estas situaciones son traumáticas, el informe
de Winnicott se refiere al desarrollo normal.

El descubrimiento de nuevas hipótesis: un ejemplo

En el trascurso de la entrevista con su madre, descubrí aspectos relativos a


ella que Julia nunca expresó en el material clínico. Me refiero al momento en

89D. Rosenfeld, "Psychic changes in the paternal image", en International Journal qf Psychoanalysis,
núm. 73, 1992, pp. 757-771 y D. Rosenfeld, The psychotic: Aspects qf the personality.

95
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

que la madre, emocionalmente distante, no siente ningún interés por el riesgo


de suicidio que enfrenta su hija (véase la sesión de la entrevista con la madre).
En este punto, las ideas de Boyer90 y Searles91 fueron muy útiles.
Después de la entrevista, cambié el modelo interpretativo de mis
intervenciones, insistiendo más en señalar que perdía las sesiones porque creía
que yo no podía contenerla, escucharla y recibir sus temores con el afecto y
la serenidad de un terapeuta, es decir, explícitamente me diferencié del objeto-
interno-madre. Le demostré que soy diferente a su madre, quien nunca fue
capaz de contactar con el peligro de sus fantasías suicidas. Empecé a trabajar
e interpretar en este sentido: su madre tuvo una falta de empatía durante toda
su infancia y adolescencia; su madre no fue un elemento estable en su vida
real. No todos sus problemas se derivaron de la abrupta separación en las
primeras semanas de vida.
Este enfoque me permitió continuar con el tratamiento desde una
nueva perspectiva. La búsqueda de abrazos, caricias y contacto con la piel,
por parte de Julia desde su inicio precoz a las relaciones sexuales a los 1 2 o
1 3 años de edad, era una pseudo-sexualidad en la que buscaba contención y
holding.
También buscó estimulación sensorial en la mucosa de la vagina y de
la boca a través de la comida, como hacen los niños autistas. Para ellos, las
sensaciones corporales son la forma más primitiva de sentir que existen y no
desaparecen.
Propuse nuevos modelos para explicar el vómito. En un principio,
interpreté que ella vomitaba mis palabras, mis interpretaciones.
Tras el sueño en el que una amiga de ella la vomitó y ella a su amiga,
modifiqué mi teoría sobre el vómito, incluyendo el modelo de identificación
proyectiva y el retorno de lo proyectado, es decir, utilicé una perspectiva
diferente para entender el vómito.
Después del sueño en el que tiene miedo de que su madre la ataque
con cuchillos ensangrentados, incluyo en mis interpretaciones que el vómito es
una forma concreta de expresar su odio y deseo de matar a su madre.
En ese momento, surge material respecto a los hijos que su madre ya
no pudo tener porque fue sometida a una histerectomía después del
nacimiento de Julia. Ella cree que tiene la culpa de esto y, por ende, la fuerza
persecutoria de un superyó primitivo y cruel aumenta.
El vómito adquiere diferentes significados: le ayuda a expulsar partes
de su psique y su yo, ya que no puede tolerar la existencia en su interior de
una niña frágil que necesita ayuda del terapeuta (véase el sueño en el que una
parte de ella dice "ve a la sesión" y la otra dice "no vayas").

90 L. B. Boyer, op. cit.


91 H. Searles, op. cit.

96
DAVID ROSENFELD

Cuando descubro alteraciones en su imagen corporal, especialmente


durante la menstruación, añado una nueva hipótesis ad hoc. En el material
clínico describo el incremento de vómitos en la paciente cuando imagina su
cuerpo lleno de heces y sangre.
Estas fantasías sobre su imagen corporal me permiten, desde una nueva
perspectiva, crear nuevos modelos teóricos para entender la psicopatología y
observar el cuadro clínico de vómitos, que se incrementaban durante su
periodo menstrual.
En referencia a las teorías sobre la violencia, la paciente estaba a
menudo desorganizada y caótica, sin noción de culpa. Sólo al final del segundo
año de tratamiento, cuando surge la noción de culpa por primera vez de
manera verbal y vivencial, es que la posición depresiva comienza.92
Me gustaría añadir que formulé mis teorías sobre violencia en
esquizofrénicos, con base en mi experiencia en el tratamiento de pacientes
psicóticos.93
Otro modelo teórico que uso, que complementa los que describí
anteriormente, es aquel en el que describo la omnipotencia del yo y su relación
con la anorexia, ya que la paciente cree que es, como un personaje de
caricaturas, la "supermujer" todopoderosa.
En otras ocasiones, interpreto su omnipotencia con base en sus sueños:
en algunos, hay travestís con pene; en otros, mujeres con pene; y en otro ella
posee su propio pene, mientras está teniendo relaciones sexuales con su
novio.
Mis teorías se modifican dialécticamente y se enriquecen con nuevos
puntos de vista sobre su omnipotencia. Mis interpretaciones se centran más
en su falta de necesitar un pene, pechos, alimentos o terapeuta.
Así, vemos que una teoría única no es suficiente para explicar el
comportamiento general de la paciente.
Las diferentes hipótesis no son mutuamente contradictorias, y los
modelos que propongo no se excluyen entre sí. En efecto, a veces hay diversas
motivaciones inconscientes para un comportamiento idéntico. Por esta razón
no propongo una teoría general sino que sugiero todos estos modelos de
mediano alcance o hipótesis que tienen un lugar en el marco de la teoría
psicoanalítica.
Algunos pueden sugerir que todo está incluido en la teoría del principio
de placer, mientras que otros lo explican por el instinto de muerte. Éstas son
las teorías generales del psicoanálisis que podemos aplicar, incluidas en la
mayoría del material presentado.

92 M. Klein, op. cit.


93 D. Rosenfeld, "Psychic changes in the paternal image", en op. cit., pp. 757-771 y D. Rosenfeld,
The psychotic: Aspects of the personality.

97
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

Sin embargo, los modelos que uso están más cerca de la práctica clínica.
Hago hincapié en que los modelos que utilizo son de mediano alcance
y que algunos son más estables que otros. En otras palabras, algunos modelos
son útiles porque ayudan a explicar un hecho en la clínica psicoanalítica, o
como ocurre en la física nuclear, con el modelo inventado por Niels Bohr de
los electrones que giran alrededor del átomo. Los modelos son inventados
por mentes creativas y son útiles siempre y cuando expliquen los hechos.
Las hipótesis que propongo son "preponderantes" y pueden probarse
o corroborarse por medio de su utilidad para la psicoterapia.
También es bueno señalar que, a nivel metodológico, el cambio de
mecanismos de defensa depende del contexto y el momento de la
transferencia. Así, vemos cómo el terapeuta modifica sus modelos para
comprender e interpretar, en el camino hacia el descubrimiento de nuevos
laberintos de la mente.
Como ya he dicho, aunque el síntoma sea sólo uno, puede tener
explicaciones y motivaciones diferentes. Desentrañarlo depende de la
capacidad creativa del terapeuta para inventar nuevos modelos.

***

Durante el segundo año de tratamiento, grandes cambios se pusieron en


marcha cuando la paciente fue capaz de llorar y sollozar, y cuando mencionó
la palabra culpa. A continuación, se analizan las modificaciones (cambios) en
mis modelos de interpretación después de la entrevista con la madre. También
señalé e interpreté la importancia de su acting out, cuando la paciente echó del
departamento a su madre y no le permitió volver. Las interpretaciones se
vincularon a la ecuación simbólica,94 que la paciente hizo: el espacio en su
mente es igual al espacio del departamento.

Bulimia y sexualidad: Josefina

Hay otros tipos de trastornos de la alimentación que, a diferencia del caso


clínico analizado a profundidad en este capítulo, están claramente
relacionados con sustitutos de satisfacción sexual. A continuación presento
una viñeta clínica para mostrar el ejemplo de una paciente a quien llamaré
Josefina. Ella era de baja estatura y sonriente, aunque su risa era fuerte y tenía
un matiz maníaco. Su ropa estaba muy descuidada y generalmente traía el
cabello despeinado. Cuando inició el tratamiento pesaba 162 kilos. Tenía 37
años.

94 H. Segal, "Fantasy and reality", en op. cit., pp. 395-401.

98
DAVID ROSENFELD

La paciente solicitó tratamiento conmigo después de haberse separado


de su pareja, con quien vivió por cuatro años. Apoyó a este hombre e incluso
le dio dinero.
Josefina hablaba muy rápido. Sus crisis de bulimia se repitieron en la
comunicación transferencial. Durante muchos meses, en mis
interpretaciones, le señalaba cómo antes de que yo terminara de hablar, me
interrumpía y seguía hablando rápido. Mis interpretaciones se propusieron
mostrarle cómo ella no terminaba de masticar y comer lo que le daba con mis
palabras y de esta manera "no podía absorber lo que le decía en la sesión".
No digería ni asimilaba lo que yo le decía, por lo tanto, siempre estaba con
hambre al final de la sesión. Durante meses, las interpretaciones se centraron
en señalarle cómo el oído funciona como la boca, pero que ella no concluía
la sesión, por lo que al final de la misma a menudo estaba enojada, diciendo
que se iba sin solucionar todos sus problemas. Le dije que estos fines de
sesión, que finalizó de la misma manera por meses, se debían a que no
escuchaba todo lo que yo le decía, que me interrumpía con avidez, con
hambre, pidiendo más y más soluciones. Mis interpretaciones se centraron en
mostrarle que se comportaba en la sesión como lo hacía con la comida. Se iba
rápido, pero sin terminar de escuchar y, por lo tanto, sin terminar de
introyectar. Trabajamos de manera constante en el déficit de introyección.
Los niveles de sexualidad en relación con la bulimia hicieron más
evidente que era difícil para Josefina encontrar parejas sexuales transitorias.
Uno de sus muchos compañeros sexuales fue un taxista paraguayo que con
frecuencia la recogía del trabajo. Las relaciones sexuales eran como sus crisis
de bulimia: de repente sentía hambre sexual y tenían relaciones sexuales allí
mismo en el taxi, rápida y abruptamente. Luego, por lo común ella le decía
que la dejara: parecía vomitarlo después de un atracón de sexo rápido.
Pero cuando esta pareja y otros dos que ella buscaba para este tipo de
relación sexual rápida la dejaron, comenzó a sustituir la falta de relaciones
sexuales con enormes ingestiones de alimento cada vez que se sentía frustrada
por no tener relaciones sexuales. Los detalles de sus atracones de comida son
muy interesantes: si ella estaba sexualmente excitada y le faltaba el taxista,
sustituía la falta de relaciones sexuales con un banquete de alimentos típicos
de Paraguay. En otra ocasión, ella se estaba masturbando, pensando en el
buen sexo que tuvo con un brasileño durante un verano, pero ella se atiborró
con grandes ingestiones de guisos y postres de Brasil en restaurantes que
sirven comida brasileña. Otros momentos de intensa excitación sexual se
sustituían por cenas en el más lujoso restaurante de Buenos Aires.

99
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

Esta viñeta breve es para mostrar que hay otros eventos que llevan a
las crisis de comida o bulimia; la sustitución de la sexualidad con atracones de
comida fue descrita ya en los primeros años del psicoanálisis.95

El método científico

El método científico no se limita a la formulación de grandes teorías: trata de


encontrar explicaciones que nos permitan detectar lo que está presente en los
fenómenos de estudio. Por lo tanto, podemos crear explicaciones ad hoc,
puesto que la teoría general es a menudo insuficiente para comprender lo que
ocurre en el trabajo clínico.
Todo depende del talento creativo del investigador. En metodología,
tratamos de comprender lo que sucedió en cada momento específico. Incluso
en el método hipotético-deductivo, las hipótesis ad hoc sólo se aceptarán
cuando permitan una investigación independiente.
Quiero subrayar que los modelos que uso son cercanos a lo que ocurre
en determinado contexto limitado.

La teoría general del psicoanálisis y las hipótesis ad hoc

Las teorías generales del psicoanálisis, como el principio de placer y el instinto


de muerte no se invalidan por hipótesis de medio alcance o modelos que
expliquen mejor (más ampliamente) el trabajo realizado en la transferencia.
Las hipótesis ad hoc se aplican cuando la teoría general es insuficiente
para explicar el hecho, ya sea en física, química o psicoanálisis.
En este caso, una hipótesis ad hoc se crea para añadirse a la teoría
general. Si en el trascurso de un experimento químico una reacción no
concuerda con la teoría general, el investigador puede adoptar diversas
actitudes: puede pensar que ( l ) la teoría general es errónea; (2) que es su culpa,
que es estúpido o que no sabe cómo hacerlo correctamente; o (3) que hay
residuos o impurezas que intervienen. En este último caso, creará una hipó-
tesis ad hoc cuando decida investigar los residuos e impurezas. Y esta actitud
es útil para la investigación.96
Algunos pueden preguntar qué ocurre en el psicoanálisis. Creo que
aquí, también, pueden surgir "residuos e impurezas": por ejemplo, cuando el
terapeuta es incapaz de manejar sus dificultades y emociones en la
contratransferencia, o cuando tiene problemas personales. Si el terapeuta no
es capaz de decodificar y detectar su propia contratransferencia, provoca

95 Otto Fenichel, The psychoanalytic theory of neurosis. Nueva York, Norton, 1945. (Teoría
psicoanalítica de las neurosis. Buenos Aires, Paidós, 1986).
96 Gregorio Klimovsky, "Estructura y validez de las teorías científicas", en David Ziziemsky

(ed.), Métodos de investigación en biología y psicopatología. Buenos Aires, Nueva Visión, 1980.

100
DAVID ROSENFELD

impurezas en el campo de observación y en el tratamiento. Por eso es impor-


tante que todo psicoanalista tome supervisión y regrese al tratamiento
psicoanalítico de vez en cuando con el fin de descifrar su propia
contratransferencia.
La decodificación de la contratransferencia es el elemento central para
futuras investigaciones. Es como el uso del ciclotrón en la física nuclear para la producción
de imágenes a color en lugar de las antiguas imágenes en blanco y negro.

RESUMEN

Las teorías que hemos descrito en realidad no contradicen la descripción de


los mecanismos autistas, ya que estos últimos son mucho más primitivos.
Aunque también emergen en diferentes niveles del material clínico. Mientras
el paciente tiene mecanismos autistas, también presenta aspectos neuróticos
y desarrollados, en los que funciona la identificación proyectiva.
La búsqueda de la sensorialidad en la mucosa bucal encierra y atrapa a
la paciente en un mundo de sensaciones corporales, por lo que vive como
dentro de una concha, donde no hay manera de hacer contacto con
proyecciones o introyecciones y, en consecuencia, estos mecanismos también
permanecen bloqueados. Esta situación es previa a la adquisición de cualquier
noción de esfínter mental, esfínter anal o masturbación anal.
La barrera protectora contra estímulos que el sistema conciente recibe
depende de cada individuo.
La conceptualización de Freud es un punto de vista diferente para
comprender el delirio de la paciente en relación con el objeto-madre
internalizada, cuando dice que el delirio es un intento de reconectarse con el
mundo de los objetos.97
Este caso pone de relieve la importancia del trabajo microscópico en
la transferencia y la necesidad de crear hipótesis y modelos que mejoren el
acceso a ciertas psicopatologías específicas, así como la decodificación de la
contratransferencia, sobre todo en pacientes cuya primitiva transferencia
psicótica perturba el campo psicoanalítico.

97S. Freud, "The unconscious", en op. cit., vol. XIV. ("Lo inconciente", en op. cit., t. XIV, pp.
153-213).

101
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

102
DAVID ROSENFELD

Capítulo 3

Abuso de drogas, la regresión y


las relaciones de objeto primarias

Y estamos tan mezclados el uno al otro,


ella medio viva, y yo medio muerto.

Víctor Hugo, Booz dormido

103
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

Este capítulo desarrolla una conceptualización de la dinámica y psicopatología


de las estructuras de los adictos a las drogas. Propongo una clasificación
teórica y presento una historia clínica detallada, completada con material
clínico y sueños. También presento conceptos relacionados con el uso técnico
de la contratransferencia.
Mi objetivo aquí es subrayar mi punto de vista de que muchos
pacientes adictos a las drogas tienen diferentes estructuras psicopatológicas
subyacentes, y que debemos abordarlos a través de una aplicación diferente a
la técnica psicoanalítica, dependiendo de su dinámica específica. Debido a mi
experiencia clínica con tales pacientes, puedo conceptualizar estas ideas y
clasificar diferentes tipos de pacientes de acuerdo a una serie de modelos.
Esta propuesta de clasificación debe considerarse un modelo de
investigación. Cuando un modelo se inventa, adquiere fuerza desde la
perspectiva explicativa. No quiere decir que el modelo represente la máxima
verdad, sino más bien, que es útil para una etapa específica de la investigación.
El modelo no es una entidad que se puede observar a un nivel concreto. Por
ejemplo, los físicos nucleares ven los efectos de los átomos, pero no ven los
átomos. En el caso del psicoanálisis, podemos observar los efectos clínicos,
las manifestaciones del modelo, en varios tipos de pacientes. La ciencia es la
capacidad de descubrir hechos detrás de las observaciones. El poder de la
ciencia descansa precisamente en los modelos teóricos que se sitúan detrás de
la observación y en la posibilidad de observar los modelos desde un plano
empírico.

CATEGORÍAS DEL ABUSO DE DROGAS

Proponemos una clasificación de diferentes tipos de drogadictos que será útil


para evaluar el estado clínico y el pronóstico de los pacientes, así como el
abordaje terapéutico.

Tipo A

Este grupo se compone de pacientes que necesitan sentirse envueltos por las
sensaciones que la droga les produce; están en busca de una envoltura o
sustituto de la piel. En estos pacientes, por lo general, encontramos menos
duelo patológico que en otros casos, y siempre que estén en tratamiento, su
pronóstico es más favorable.
Los pacientes de Tipo A traen sueños a las sesiones con más facilidad
que otros drogadictos. Algunos de sus sueños se relacionan con sustitutos de
la piel: ropa, abrigos, pieles de animales o pelo.

104
DAVID ROSENFELD

Por lo general, toman la droga por vía oral y rara vez se inyectan. En
sus fantasías, la droga se asocia con una impresión de calidez y brillo en su
piel, de modo que la sustancia parece proporcionarles la sensación de ser
sostenidos. Naturalmente, en la transferencia esto se convierte en agresión
contra el terapeuta, ya que al sentirse omnipotentes gracias a la droga, quieren
controlarse a sí mismos y rechazan el cuidado o el tratamiento que el terapeuta
les ofrece.
Los pacientes de Tipo A tienen una adaptación a la realidad más
neurótica que otros tipos. Muchos de estos casos son provocados por factores
internos reforzados por situaciones reales de luto. Por lo general, aceptan el
tratamiento analítico.

Tipo B

Este tipo se compone de pacientes en los que encontramos un proceso de


duelo patológico, porque se identifican con un objeto muerto de quien no se
pueden diferenciar. Estos pacientes no tienen noción del peligro; no tienen
percepción del riesgo. Sus mentes carecen de esta noción porque se sienten
muertos. Por lo tanto, se exponen a situaciones de alto riesgo en las que sus
vidas están en peligro. Conducen a 150 kilómetros por hora en una calle
citadina o a 200 kilómetros por hora en la carretera, o cruzan una avenida
transitada cuando el semáforo está en rojo. Desafían a la muerte; si sobreviven
el punto más peligroso, sienten como si hubieran resucitado. En ocasiones,
una prueba de vida o muerte se representa por el consumo de drogas al borde
de la sobredosis, como el caso de mi paciente Felipe, que se identificó con su
padre y hermano, ambos muertos en un accidente automovilístico mientras
conducían a 150 kilómetros por hora, así como con una hija que murió
cuando tenía 4 años. Este paciente se sometía voluntariamente a situaciones
de peligro que sonaban absurdas, como conducir exactamente a la misma
velocidad a la que su padre y hermano murieron, o caminar sobre la cornisa
de un departamento ubicado en un edificio alto.98
Es muy difícil, como psicoanalistas, darnos cuenta que estamos frente
a una persona muerta, una persona que se siente muerta, un paciente
totalmente identificado y mezclado con un objeto muerto debido a un
proceso de duelo patológico, y a veces es difícil entender que todo lo que el
paciente hace cuando desafía a la muerte es una actividad encaminada a
sentirse vivo durante un corto tiempo. En estos casos, toda la interpretación
técnica debe reconsiderarse.

98Véase el caso Felipe en David Rosenfeld, The psychotic: Aspects of the personality. Londres,
Karnac, 1992.

105
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

Dentro del Tipo B hay un subtipo, en el que además está presente un


superyó cruel y persecutorio, que acusa y genera intensos sentimientos de
culpa en el paciente, no permitiendo un trabajo de duelo normal. A menudo,
este subtipo de pacientes usa drogas como medio para eludir sus terribles
sentimientos de culpa y la persecución despiadada de su superyó. Sin embar-
go, es importante tener en cuenta que podemos encontrar una estructura
psíquica más integrada (como vemos en pacientes melancólicos), a través de
la cual experimentan culpa depresiva, sobre todo cuando son hospitalizados.
(Hospitalización significa contención.)
En este sentido, es importante dilucidar si el paciente acepta la
hospitalización porque está convencido de que es necesario, o si se ajusta
solamente para complacer a otra persona (un familiar o el analista). En el
último ejemplo, la hospitalización resulta inútil. Éste es un riesgo significativo
en los pacientes, ya que los adictos a las drogas son mentirosos habituales.
A diferencia de los pacientes histéricos, que tratan de impresionar a los
analistas con su mitomanía, los drogadictos construyen un mundo propio y
quieren que el analista crea en ellos. Pero, si el analista les cree, los pacientes
confirman que es realidad lo que han construido. Por lo tanto, los pacientes
suponen que comparten la misma droga con el analista, que hace que los dos
vean la misma realidad.
Así, para los adictos Tipo B, el consumo de drogas tiene dos objetivos: ( l )
los estimula y los provee con sensaciones intensas cuando se sienten muertos,
debido a su identificación con u n objeto muerto; (2) les permite evadir a su
superyó cruel y persecutorio, que genera en ellos u n intenso e insoportable
sentimiento de culpa.
En este grupo encontramos más promiscuidad sexual como acting out,
donde es frecuente la combinación de orgías sexuales y el consumo de drogas.
También presentan la mayor tasa de terminación y/o fracaso de tratamiento,
sobre todo en el caso de personas que viven en grupos y todos los miembros
son adictos a las drogas. Prefieren vivir o establecer vínculos con esos grupos
en lugar de padecer el aislamiento y la soledad. A veces es imposible luchar
contra estas estructuras de grupo. Muchos de estos fracasos me han enseñado
lecciones que he aplicado con éxito en otros pacientes, dado que el fracaso es
también una fuente de conocimiento.

Tipo C

En esta categoría, encontramos a los pacientes, que cuando eran niños,


tuvieron algunos rasgos autistas y sobrevivieron creando su propio mundo de
sensaciones y sentimientos. De acuerdo con Francés Tustin, considero estos
sentimientos típicos de los niños autistas. Estos pacientes adultos funcionan

106
DAVID ROSENFELD

con un encapsulamiento autista.99 Mi propia hipótesis difiere un poco de la


de Tustin. En 1985 postulé que el encapsulamiento también desempeña un
papel en la protección y preservación de una parte del yo. Mi teoría fue
aceptada por Tustin.100 Este mecanismo está completamente desvinculado de
la represión y la disociación (o escisión), y es muy diferente en niveles teóricos
y clínicos.
Las sensaciones autistas son sensaciones autogeneradas de
preeminente importancia para estos niños. Tustin dice: "Por su excesiva
concentración en sensaciones generadas por su propio cuerpo no se dan
cuenta de las sensaciones con más relevancia objetiva. Por ejemplo, muchos
de estos niños no se dan cuenta que se lastiman si se caen".101
Volviendo a nuestros adultos adictos: los pacientes Tipo C se limitan
a la paradoja de que si no logran esas sensaciones autistas, creen que van a
desaparecer o morir, y si recurren a las drogas para obtenerlas, pueden morir
de una sobredosis. Estos son casos graves y extremos, con escasa
probabilidad de cura.
Estos pacientes difieren de los casos Tipo B, que a menudo se
muestran renuentes a expresarse. Rara vez participan en actividades de
promiscuidad sexual o acting outs, y su conducta cotidiana muestra poca
violencia o vivacidad.
Quiero hacer una digresión y enfatizar que los pacientes que consumen
drogas por vía intravenosa tienen un funcionamiento mental basado en una
imagen corporal psicótica, una fantasía inconsciente de que sus cuerpos no
tienen piel o músculos y se componen sólo de fluidos vitales o sangre.102 En
mi opinión, la noción extrema de la concepción de la imagen corporal
psicótica es la idea de que el cuerpo sólo contiene líquido o algún derivado de
la sangre, y está recubierto por una pared arterial o venosa. Estas vainas
vasculares asumen las funciones psicológicas que normalmente cumplen la

99 Susana Dupetit, La drogadicción y las drogas. Buenos Aires, Kargieman, 1985; André Green, On
private madness. Nueva York, International Universities Press, 1990. ( D e locuras privadas. Buenos
Aires, Amorrortu, 1990); Benito López, "Los afectos y el narcisismo", en Psicoanálisis, núm. 3
(5), 1983, pp. 26-46; Salomón Resnik, The theatre qf the dream. Londres, Tavistock, 1987. (Teatros
del sueño. Madrid, Tecnipublicaciones, 1986); Harold Searles, "Unconscious identification", en
L. Bryce Boyer y Peter Giovacchini (eds.), Master clinicians on treating the regressed patient.
Northvale, Nueva Jersey, Jason Aronson, 1990, pp. 21 1-226 y Francés Tustin, Autistic barriers
in neurotic patients. Londres, Karnac, 1986. (Barreras autistas en pacientes neuróticos. Buenos Aires,
Amorrortu, 1989).
100 F. Tustin, The protective shell in children and adults. Londres, Karnac, 1990. ( E l cascarón protector

en niños y adultos. Buenos Aires, Amorrortu, 1992).


101 F. Tustin, op. cit., p. 17.
102 D. Rosenfeld, "Psychotic body image", en L. B. Boyer y P. Giovacchini (eds.), op. cit., pp.

165-188 y D. Rosenfeld, op. cit.

107
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

piel, los músculos y el esqueleto. No hay más que una vaga noción de una
pared que contiene sangre o líquidos vitales.
A su vez, como se puede observar en las crisis asociadas con una
psicosis aguda, el paciente percibe que esta membrana que contiene a la sangre
se ha roto o se ha dañado, resultando en una pérdida de contenido corporal,
dejando el cuerpo vacío, sin contención y/o apoyo tanto interno como
externo. A veces la experiencia de estar vacío se expresa lingüísticamente
mediante un repentino e incesante flujo verbal: el paciente no puede dejar de
hablar.
La noción de una imagen corporal psicótica no se limita a los casos
clínicos que son, fenomenológicamente, psicóticos. Puede presentarse en
personas neuróticamente adaptados a la realidad; diría incluso que la imagen
corporal psicótica prevalece en personalidades que pueden estar muy bien
adaptadas a la realidad como, por ejemplo, en algunos casos psicosomáticos.
Esta concepción psicótica del cuerpo roto e invadido, que hasta ese momento
tuvo otro tipo de funcionamiento mental, en los trastornos psicosomáticos se
expresa a través de las palabras o bien de manera no verbal a través del
lenguaje corporal.
En este punto me gustaría añadir un comentario acerca de la
contratransferencia en el tratamiento de pacientes adictos a las drogas. En
estos casos, la mayoría de las dificultades serias que el terapeuta tiene que
enfrentar en su contratransferencia es evitar convertirse en una droga o un
objeto inanimado, ya que éste es el papel que los pacientes constantemente lo
obligan a jugar a través de la proyección. Cuando un terapeuta empieza a
sentir en la contratransferencia que responde de manera mecánica, que se
siente como un objeto inanimado o que descubre que habla y responde
cuando lo desea el paciente, se está enfrentando a signos contra-
transferenciales que debe ser capaz de utilizar para evitar errores y salvarse a
sí mismo, tanto como analista inteligente como ser humano sensible. Si el
terapeuta detecta estos sentimientos a tiempo, rescatará el tratamiento de la
monotonía, rigidez y falta de interpretaciones de los aspectos regresivos y
psicóticos que conducen a años de un pseudotratamiento ineficaz.
En la siguiente sección presento los aspectos clínicos y terapéuticos del
caso de un paciente de 34 años, adicto a las drogas, que llamaré Jorge.

JORGE

En diciembre cuando el paciente inicialmente se presentó en la clínica privada,


nos dijo que venía a cumplir el deseo de sus padres: tenía problemas en casa
y peleas violentas con su madrastra. Apenas mencionó que usaba drogas de
vez en cuando. Se presentó sólo dos veces y no tomó el medicamento

108
DAVID ROSENFELD

prescrito. Un año más tarde, sus padres solicitaron una cita en mi consultorio
privado.

Primera fase del tratamiento

El padre de Jorge lo acompañó a la entrevista inicial. Siendo una persona


amable, demostró cariño y preocupación por su hijo. Dijo que su esposa, la
mamá de Jorge, murió cuando él tenía 2 años. Más tarde se casó con la
madrastra de Jorge.
El padre, que parecía muy preocupado, dijo: "Mire los ojos (de Jorge),
enrojecidos por toda esa droga. Él no hace nada, no trabaja, no ejerce su
profesión... ha sido arrestado dos veces por posesión de drogas... trae a
amigos cuestionables a la casa a tomar drogas y alcohol, y se pone muy
enojado si les pido que se vayan". Agregó con tristeza: "Hace tiempo amenazó
con matarme y luego suicidarse... Esto es todo lo que puedo aguantar... Le
traigo a mi hijo para ver si acepta la ayuda, yo ya no puedo... esto es más de
lo que puedo soportar..."
Durante la misma entrevista, el paciente dio su propia versión de los
últimos años de su vida. En sus comentarios se hace responsable de su
consumo de drogas diciendo que las usa muy poco, que fue detenido durante
una redada de la policía pero sólo tenía una dosis de cocaína. En otra ocasión,
un amigo lo acusó falsamente con la policía. Dijo: "Mi madre me acosa
constantemente para saber a dónde voy o a quién veo".
Su actitud y sus comentarios eran muy parecidos a los de la mayoría de
los adictos que siempre tratan de minimizar, distorsionar o tergiversar la
realidad: en corto, no creí que dijera la verdad. En esa ocasión también señaló
que sólo venía a verme con el fin de tranquilizar a su padre, porque "lo quiero
y no quiero romper su corazón". Cuando le sugerí que esta vez él debía
acercarse a recibir tratamiento, dijo que lo haría, sólo por su padre. Le
recomendé que buscara ayuda terapéutica para que yo pudiera ayudarle con
los problemas sobre los que no podía hablar con sus padres.
Cuando dije "madrastra", Jorge reaccionó inmediatamente y dijo: "mi
madre". Aproveché la ocasión para comentar: "Tu madre murió cuando eras
niño". Esta declaración movilizó en el paciente emociones y afectos muy
viejos y primitivos. Le remarqué que con su reacción a la palabra "madrastra"
me estaba demostrando que todavía era un niño pequeño que no había
aceptado la muerte de su madre: "Creo que eres un huérfano de dos años y te
niegas a darte cuenta de ello".
La reacción del padre a mi comentario también fue muy significativa:
derramó una lágrima y movió ligeramente su silla. Era obvio que no quería
que su hijo viera que estaba conmovido. Por último, les dije a ambos que

109
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

había un proceso de duelo no resuelto y que sería bueno que pudieran venir
a la próxima entrevista.
No volvieron. Tres meses más tarde, ambos padres llamaron, muy
angustiados, diciendo que Jorge perdió el control: amenazó a su padre con un
cuchillo durante una pelea violenta. Después de esto, los visité y decidí enviar
a miembros especializados de mi equipo a la casa del paciente, quien aceptó
sumisamente la hospitalización.
La primera vez que lo vi en la clínica, Jorge estaba descuidado, sucio,
despeinado y con sobrepeso. A pesar de su actitud de rechazo violento hacia
mí y todos los que lo rodeaban, insistí con firmeza y calma en mantenerlo
hospitalizado a fin de realizar una revisión completa, e instituí un programa
de rehabilitación para que dejara la droga que había estado abusando desde
hace años. A pesar de su negatividad, Jorge parecía cumplir gustosamente con
mi decisión de tratarlo en un régimen de hospitalización con terapia
psicoanalítica intensiva. El primer mes tuvimos una sesión diaria, después dos,
ya sea porque yo lo considerara necesario o bien porque él mismo pedía la
sesión extra. Por otra parte, Jorge comenzó a integrarse con los pacientes
dentro del grupo terapéutico en la clínica, aceptó el medicamento específico
que se le prescribió y empezó una dieta para perder peso.
En las reuniones con el personal de la clínica presenté el caso y
comenté acerca de mis impresiones del paciente. Dije que sentía que el
paciente a veces me rechazaba, como cuando inició el tratamiento. Por otra
parte, durante ese mes, por momentos parecía estar muy bien adaptado y este
exceso de adaptación me parecía falso, meramente formal. Yo solía acumular
información de esas reuniones. También recibí información de la terapia
grupal en la que Jorge participó con los otros pacientes, así como de sus clases
de música y dibujo. Como ya mencioné, sentía la típica contratransferencia
con un paciente adicto a las drogas, cuando uno tiende a sentirse como si
fuera una droga, un objeto inanimado o una máquina siendo operada por el
paciente. Como terapeuta, nunca podía estar seguro si el paciente estaba
tratando de halagarme al cumplir con todos los reglamentos de la clínica al
actuar formalmente "bien".
No era la primera vez que tenía este tipo de sentimiento
contratransferencial con un paciente adicto. Durante los primeros meses del
tratamiento, estos pacientes a veces se disfrazan como sobreadaptados, por
una variedad de razones: a veces para aplacar al terapeuta, otras veces para
ocultar el consumo de drogas o guardar en secreto perversiones sexuales.
Cabe señalar que la hospitalización tuvo que hacerse cumplir con una
orden médica y judicial. Mi actitud firme tuvo un impacto muy positivo en

110
DAVID ROSENFELD

Jorge, que más tarde confirmó en una conferencia que le dio a otros
pacientes.103
Durante la primera semana de tratamiento, el tema central era la
aparente adaptación de Jorge a la hospitalización. En una reunión con
terapeutas, trabajadores sociales y otros, comenté sobre su excesiva buena
adaptación, parecía artificial y solamente para complacernos. Su cooperación
parecía una farsa.
Fue necesario mostrarle a Jorge el objetivo real de su hospitalización.
Cuando hospitalizo a un paciente de este tipo, mi objetivo es tratar sus facetas
locas y adictas, que a veces pueden llevarle al suicidio. La hospitalización le
garantiza al paciente atención adecuada las 24 horas al día, especialmente por
los aspectos psicóticos de su personalidad. También le permite expresar sus
partes normales y desarrolladas, como veremos más adelante en este caso. La
hospitalización significa contención y holding porque es necesario que el
terapeuta proteja y acompañe al paciente cuando sienta culpa, tristeza, dolor
o angustia catastrófica. En resumen, la hospitalización posibilita contener la
expresión del componente de salud, y proteger al paciente de la faceta
psicótica y adicta a las drogas que lo esclaviza. Además, en este caso, mi firme
decisión de hospitalizar al paciente demostró que yo era más fuerte que la
droga.104
En el transcurso de este periodo de tratamiento, en varias ocasiones
Jorge solicitó dos sesiones al día, debido a las crisis de ansiedad.
Jorge vivió los últimos años en un ambiente de desorden, abandono,
drogas y alcohol, en un espacio mental que nombró "la alcantarilla". Ese lugar
físico era un "pueblo miserable" donde abusó de drogas y vivió con
prostitutas, drogadictos y todo tipo de delincuentes. Durante una sesión que
solicitó en la clínica, le demostré que intentaba sepultarse en "la alcantarilla"
de la muerte, que cometía suicidio a través del uso de drogas con el objetivo
de enterrarse con su madre muerta. Así tuve la oportunidad de mostrarle que
quería o trataba de morir como su madre había muerto, en un intento de
reunirse con ella. Trabajé en dos niveles de su aspecto psicótico: la
identificación con su madre muerta relacionado con el uso de drogas para
sentirse vivo y el intento de suicidio para reunirse con ella en la tumba.
Descubrir este aspecto de la identificación fue muy importante para el
tratamiento. Jorge empezó a mostrar interés por las clases de dibujo y pintura
en la clínica.
Esa semana empezamos a trabajar en la desconfianza que Jorge sentía
hacia mí. También profundizamos en su historia infantil, de la cual recordó
sólo hechos nebulosos. Por ejemplo, señaló que nunca había visto una foto

103 Ver infra los detalles de esta conferencia, p. 196 y ss.


104 D. Rosenfeld, op. cit.

111
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

de su madre, ni siquiera las fotos de la boda de sus padres. Sospechaba que


su madrastra había destruido las fotos.
En este punto, cuando Jorge dijo que pensaba que su madrastra había
destruido las fotos de su madre, las fotos de él mismo cuando tenía 1 o 2 años
de edad y las fotos de la boda de sus padres, confieso que sentí en mi
contratransferencia que tal vez era una exageración o una fantasía mitómana.
La mitomanía es típica de los pacientes drogadictos, así que pensé que era
probablemente una fantasía de una madrastra maligna y destructora.
En la actualidad, mucho después de este periodo de tratamiento, quiero

Dibujo 1. El ojo

afirmar que éstas no eran fantasías concebidas por el paciente, sino una
realidad confirmada posteriormente, de modo que lo que Jorge dijo era cierto.
El lector puede preguntarse cómo pude saber esto. Durante una entrevista
con el padre, la madrastra y Jorge, tuvieron lugar los siguientes deslices: les
pregunté si tenían una foto de la madre de Jorge, porque estaba muy
sorprendido de ver los dibujos de ojos y labios que Jorge había hecho. Tenía
la impresión de que dibujaba exactamente los labios y ojos de su madre, lo
cual se confirmó más tarde cuando, en la única foto que se pudo obtener, ella
tenía los mismos ojos y la misma sonrisa. (Esto se puede ver en los dibujos 1
y 2). Durante la entrevista que estoy describiendo, el padre de Jorge le dijo a
su esposa: "Pero tú rompiste todas las fotos", y ella respondió "No, yo no
rompí nada". Entonces el padre, en su débil respuesta acostumbrada, dijo con
tono conciliador: "No, no, por supuesto, probablemente se perdieron..."
Jorge miró a uno y a otro con los ojos desorbitados y en ese momento con-
firmé los hechos. (Dicho sea de paso, quisiera mencionar que la única foto
que finalmente se pudo obtener fue encontrada en los archivos de un
fotógrafo famoso en Argentina.)105

105 Ver infra (Anexos).

112
DAVID ROSENFELD

Segunda fase del tratamiento

En una de las clases de arte a la que asistió Jorge, dibujó un cuadro que
mostraba meteoritos cayendo de derecha a izquierda. Tituló el dibujo
"Meteoritos que caen del cielo". La imagen transmite una gran sensación de
movimiento (como puede verse en el dibujo 3). En una de nuestras sesiones
Jorge dijo que los meteoritos venían del cielo. De repente, recordó que
cuando era niño, a menudo pensaba que su madre muerta estaba en el cielo.
Estos dos elementos y su dibujo vinculado a su memoria me llevó a
interpretar que él pensaba que era perseguido desde el cielo, acusado y
declarado culpable por la muerte de su madre. El dibujo era una especie de
radiografía o imagen de su propia mente. Así es como él pensaba que los
meteoritos o su madre lo perseguían desde el cielo.

Ahora bien, es importante destacar que dos procesos defensivos se


asocian en el yo de este paciente: parece que hay un profundo duelo temprano,
que lo ha llevado a identificarse con un objeto muerto, y la presencia de un

113
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

superyó cruel (los meteoritos) que lo acosan y acusan, generando una intensa
culpa e impidiendo una elaboración normal de luto.
Jorge dibujó en otro cuadro objetos redondos y dijo que eran "ojos"
que lo miraban. Le pregunté: "¿Te miran o te persiguen?" Las imágenes de la
pintura evocan formas que el paciente asociaba con ojos y pechos, elementos
sobresalientes en el espacio visual de un bebé.106 Le dije que quizá estos
dibujos mostraban su imagen mental o la mayoría de las fantasías primarias
con su madre, que había guardado en su mente.
Estos dibujos parecían mostrar un aspecto de la estructura más
primitiva del mundo interior de Jorge: algo lo perseguía desde el cielo y caía
en su cabeza, o bien, unos ojos lo miraban o lo observaban.

Tercera fase del tratamiento

En el trascurso de este periodo con Jorge como paciente interno, tuve la


oportunidad de ver, sin ser visto, la forma en que calmó a otro paciente que,
en un arranque agresivo, ofendió a su esposa con insultos verbales. Durante
la sesión que tuvimos después de este incidente le mostré su identificación
proyectiva hacia el paciente que perdió el control y que llegó a ser agresivo,
furioso y frenético, lastimando a todos a su alrededor. En esta escena Jorge
vio a alguien dominado por las drogas, que hería y destruía a otras personas.
Interpreté que se vio reflejado en el otro paciente, cuando estaba bajo la
influencia de las drogas y se volvía loco. Cuando se dio cuenta de todo esto
comenzó a sollozar y temblar sintiendo angustia. Así, se vino abajo su
armadura de mentiras y pretextos, y admitió que cuando estaba drogado, le
hacía exactamente lo mismo a su amado padre. Fue entonces cuando le
comenté que tal vez pensaba que hizo lo mismo con su madre; tal vez pensaba
que la destruyó cuando era niño. Las lágrimas de Jorge expresaron que sentía
una auténtica culpa depresiva.
Evité esconderme de él o mitigar sus aspectos de odio y destrucción.
Por el contrario, creo que siempre es útil para el paciente que los traiga a las
sesiones y que el terapeuta los intérprete en la transferencia. Creo que la
aceptación y contención de estos aspectos —y quizá más importante,
interpretarlos de ser posible, — permitirá que el paciente pierda la mayor
parte de su omnipotencia al ver cómo el terapeuta interpreta sus elementos
destructivos y no muere.
Probablemente sólo trabajando con pacientes severamente
perturbados, psicóticos hospitalizados o adictos a las drogas, el terapeuta

106Esther Bick, "The experience of the skin in early object relations", en International Journal of
Psychoanalysis, núm. 49 (3), 1968, pp. 484-486. Véase Meg I larris Williams (ed.), Collected papers
of Martha Harris and Esther Bick. Strathtay, Escocia, Clunie Press, 1987 y Manuel Pérez Sánchez,
Observación de niños. Barcelona, Paidós, 1986.

114
DAVID ROSENFELD

realmente observa y siente el impacto de estos elementos que están fuera del
ámbito de la comunicación neurótica racional, normal, y verbal.
En el trascurso del tratamiento psicoanalítico con pacientes psicóticos,
los sentimientos contratransferenciales que surgen son de tal magnitud que
sólo pueden ser experimentados conscientemente. Los médicos que no están
acostumbrados a tratar pacientes severamente perturbados encuentran
dificultades al entender esos sentimientos contratransferenciales, porque ellos
mismos no han experimentado su intensidad emocional.
En ocasiones, me conmuevo mucho después de una sesión individual
con un paciente. En este caso en específico, así sucedió cuando lo vi llorando,
temblando y comunicando su dolor.
Lo que estoy tratando de señalar es el enorme esfuerzo que hace el
terapeuta cuando se enfrenta a situaciones extremas de violencia, dolor y
desintegración, el esfuerzo que sea necesario para decodificar la
contratransferencia a fin de interpretar con eficacia psicoanalítica.
El trabajo psicoanalítico con pacientes gravemente perturbados no es
una tarea fácil: puede, en ocasiones, invadir la mente del terapeuta e incluso
su vida familiar. Quiero subrayar la importancia de compartir y supervisar con
un colega estos asuntos. Las emociones que el paciente nos obliga a
experimentar son muy intensas, ya que no ha encontrado a alguien capaz de
recibirlas y contenerlas: el paciente proyecta en la mente del terapeuta muchos
de los sentimientos que jamás podría expresar. Por ejemplo, Jorge nunca pudo
llorar o mostrar su tremendo dolor y culpa, porque no tuvo una madre quien
lo pudiera sostener, o una abuela, ya que murió cuando él tenía 5 años.

La foto de la madre

Han hecho de pintores mis ojos y en el cuadro


de mi corazón fijas están tus formas bellas,
siendo mi cuerpo el marco que las contiene y da
[..]
Ya ves qué buen servicio el de unos ojos a otros:
mis ojos han trazado tu figura, y los tuyos
ventanas en mi pecho son por las que disfruta
al asomarse el sol para mirarte a ti;
pero le falta un algo al arte de los ojos,
pues pintan lo que ven, y el corazón ignoran.
William Shakespeare, Soneto 24

Le pregunté a Jorge si su padre podría buscar una foto de su madre y él, ya


que no había ninguna en la casa.
En sus clases de arte, Jorge pintó acuarelas realmente hermosas, pero
era evidente que siempre pintaba los ojos de un color específico y los labios

115
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

con una sonrisa muy especial. Debemos recordar que empezó dibujando
meteoritos que lo perseguían desde el cielo, o nubes que se convertían en
monstruos y lo atormentaban. Fue recuperando imágenes, algún tipo de imá-
genes mentales de su madre, que casi había borrado y olvidado.
Es importante señalar que cuando le pedí una foto de su madre y él,
fue porque mi contratransferencia coincidió con lo que él y yo estábamos
observando en los cuadros. Cuando digo "observando en los cuadros", me
refiero a que a veces pasaba una hora o dos hablando de una de sus pinturas.
En este punto, quisiera expresar lo que sentí cuando Jorge me trajo una
foto. Fue una emoción intensa que me puso la piel china. Creo que él sintió
lo mismo cuando vio la foto y cuando me la mostró: tenía los ojos húmedos,
estaba a punto de las lágrimas. Me conmovió muchísimo, primero que todo
al verlo como un niño pequeño, ya que se parecía mucho a como él es ahora.
La sonrisa de su madre, sus ojos, sus labios, sus cejas, su manera tan amorosa
de mirarlo y sonreírle, la forma en que él miraba los ojos de su madre, en todo
esto hubo una estética y un impacto emocional en mí que me resulta difícil de
describir. Tal vez mi sensibilidad personal me hizo sentir todo esto, pero creo
que fui el receptor de los sentimientos de Jorge que proyectó sobre mí. A
muchos lectores les puede resultar difícil comprender por qué, cuando este
paciente me pidió que fuera con él para obtener una copia de una foto que
me quería dar, accedí. No era sólo una simple copia lo que me quería dar:
quería depositar en mí la imagen y el recuerdo más preciado que tenía en su
mente, el de su madre. En otras palabras, la técnica analítica es muy
importante, y también lo es el encuadre, pero si voy con un paciente a
conseguir una copia y pienso como psicoanalista en transferencia, todavía soy
un psicoanalista.

En la siguiente sesión, Jorge rompió en llanto. No podía expresar en palabras


lo que sentía, sólo hacía un gesto con la mano en su pecho tratando de
transmitir que sus sentimientos eran genuinos y profundos. Me sugirió que
fuéramos a tomar una taza de café, pero respondí que sería mejor seguir con
nuestra sesión porque yo podría proporcionar holding y contención a su dolor
y emociones. Después de un rato, le dije que él había dibujado la imagen de
su madre antes de esto, con sus mejillas, sus ojos y su sonrisa. Señaló muchos
detalles de la fotografía y pude sentir cómo se aliviaba su angustia.
Se sentía angustiado pero aliviado por descubrir la sonrisa de su madre, con
labios grandes, carnosos y dulces, muy similares a la imagen que dibujó en
hermosos colores. El paciente comenzó a descubrir cómo se vio reflejado en
la fotografía, lo feliz que parecía, sostenido por los brazos de su madre, y la
media sonrisa de la madre sugería una alegría interior, como la Gioconda,
porque ella lo sostenía. Entonces le pregunté qué más sintió, vio, o pensó
cuando miró la fotografía. Señaló con el dedo sus labios y ojos. Me di cuenta
de que no podía hablar y no podía contener sus lágrimas. Le comenté que

116
DAVID ROSENFELD

estaba muy agitado por ver por primera vez la foto de su madre con él, y
agregué: "Creo que los dos estamos muy conmovidos al ver que sus labios y
sus ojos grandes se parecen tanto a los que pintaste". El asintió con la cabeza
en acuerdo, todavía incapaz de hablar. Luego dijo que los dibujos de los ojos
de su madre se parecían a los de la foto.
Esto significó que estaba empezando a poner su confianza y afecto en mí, y
este cambio de papel en la transferencia demostró ser muy importante: dejé
de ser la madrastra del paciente en la que no se podía confiar y me convertí
en la madre que lo nutre y protege.

***
En otra sesión le dije a Jorge que trataríamos de recuperar al niño tranquilo y
sereno que estaba dentro de él, y respondió: "Nosotros irradiamos serenidad,
mi madre y yo..." Por un largo rato guardó silencio, mirando fijamente a la
pared blanca. Entonces dije: "Esto que estás viendo ahora, el vacío, la pared
blanca, es lo que siente un niño ante la desaparición de una madre sonriente y
feliz. Tal vez sentiste que en vez de la cara de tu madre, de su sonrisa y
expresión pacífica, verías una pared blanca". La cara de Jorge se puso tensa y
triste e interpreté: "Cuando miraste el vacío y pensaste en la desaparición de
tu madre, tal vez tu rostro se puso tenso y sombrío, como hace un momento".
Me dijo que repitiera la interpretación, y repetí: "Es como si ese niño
sonriendo hubiera desaparecido con la muerte de tu madre, y es lo que has
estado reviviendo desde entonces: la muerte de un niño sonriendo".

En la siguiente sesión, Jorge me dijo que, por primera vez, le preguntó


a su padre y a un primo acerca de su historia infantil, algo que nadie le había
informado antes.
Lo que describo a continuación tomó varias semanas reconstruirlo.
Tuvimos que armarlo como un rompecabezas de la siguiente manera: en
primer lugar, Jorge no estaba seguro de si su madre habría muerto cuando él
tenía 2 o 3 años. Su padre le dijo que su abuela les cocinaba todos los días.
Ella parecía haber sido una persona extraordinaria, pero murió cuando Jorge
tenía 5 años.
En estas sesiones, me dijo lo siguiente: "Recordar la muerte de mi
abuela y mi tía, que murió unos años después, fue como la explosión de un
volcán". Pensaba que tenía 13 o 14 años cuando su tía había muerto, pero
luego descubrió que no fue así. Recordó que siendo un niño, en la escuela
miraba el cielo y pensaba que su abuela estaba ahí. Durante la escuela primaria
deseaba que su abuela volviera del cielo. Interpreté que ahora podía recordar
y armar una historia porque se sentía contenido y apoyado por mí.
Explosión de la mente—explosión del boiler

El lunes siguiente, Jorge me dijo que se enteró que su madre había muerto al
explotar un boiler: se quemó gravemente y estuvo en agonía durante dos

117
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

semanas. Dijo: "Debió haber sido terrible..." Y agregó: "Le dije a mi primo
que el primer muerto que vi fue a mi tía, a quien amaba tanto". Interpreté:
"Esta es la primera vez que realmente puedes enterrar a tu madre muerta, a tu
abuela y a tu tía". Sólo con la muerte de su tía trajo todo junto: el velorio, el
entierro y el duelo por su madre y abuela.
Luego me habló de otro paciente de la clínica, que fue a dar un paseo
acompañado por un miembro del personal, y que había pedido ir a una
cafetería a comer un postre. Este paciente, Luis, reconoció en el lugar a una
vendedora de drogas, y se escapó al baño para encontrarla y recibir un poco
de cocaína. Todo fue tan rápido que el psicólogo no vio nada. Jorge añadió
que tuvo la fantasía de pedir permiso para salir e ir al mismo lugar. Interpreté:
"Ten en cuenta que las ganas de ir a la cafetería para obtener un poco de
cocaína, son como si con las drogas escaparas de las cosas que has hablado.
Acabamos de decir cómo pudiste enterrar a tu tía, a tu abuela y a tu madre,
todas juntas. Y sentiste tanto dolor y angustia que pensaste que tu cabeza iba
a estallar de dolor. Debes darte cuenta que corres a buscar drogas
precisamente cuando estás en ese estado mental de sufrimiento. Es como si te
convirtieras en un niño, aplastado por el dolor, y trataras de ocultarlo tomando
drogas".
Cerca del final de la sesión surgió nuevo material que me dio la oportunidad
de interpretar otro aspecto de su búsqueda de drogas. Le dije que tal vez era
una venganza, una forma de menospreciarme porque no llegué el fin de
semana y lo dejé solo. Era como demostrar que no me necesitaba más, que
podía llevarse bien con la droga.107
Jorge negó esto diciendo que su deseo de ir a la cafetería para comprar
cocaína no tenía nada que ver con la venganza. La sesión estaba a punto de
finalizar cuando le dije: "No puedes tolerar la espera, no comprendes lo que
significa decir adiós o reunirte otra vez con alguien. Crees que decir adiós es
el final, como la muerte. Algo así te ocurrió ayer domingo, cuando perdimos
la sesión".

En este punto, quisiera comentar mi contratransferencia cuando el


paciente trae material sobre otro paciente de la clínica. Es muy importante
comunicar lo que sentí y pensé cuando descubrí en este material una parte del
propio paciente proyectada en otra persona. Lo pensé como un ataque contra
el terapeuta porque lo abandoné un par de días sin sesión. El paciente se
desquita usando drogas. Es una forma de defensa omnipotente y maníaca,
que en su fantasía le permite cuidar de sí mismo, no necesita de nadie. En este
caso, repitió en la transferencia, como adulto, las formas más infantiles y
primitivas de sus primeros años, para defenderse con un sistema basado en la

107 H. Garzoli, "Una revisión sobre los conceptos de drogadicción y adicción de transferencia",
Conferencia presentada en la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires, marzo, 1991; S.
Resnik, op. cit. y Herbert Rosenfeld, Impasse and interpretation. Londres, Tavistock, 1987. (Impasse
e interpretación. Madrid, Tecnipublicaciones, 1990).

118
DAVID ROSENFELD

omnipotencia narcisista en la que él es el pecho omnipotente que se cuida a


sí mismo y no necesita otro alimento externo.
Esta fantasía, que tiene características de un asalto criminal al terapeuta,
con el paciente fantaseando la búsqueda de drogas, genera afectos
contratransferenciales. Un terapeuta relativamente sensible —tal como creo
que soy— sale de la sesión con cierta desesperanza, al ver que todo se
derrumba sólo por una sesión que se canceló. Es como si todo el trabajo
anterior no hubiera servido de nada: el paciente regresó a su defensa primitiva
o a su sistema de supervivencia. La desesperación que siente el terapeuta es la
proyección de la misma desesperación del paciente causada por sus pérdidas
y muertes.
Es importante decodificar esta desesperación para desentrañarla desde
situaciones personales. El paciente sintió mi ausencia como un abandono
catastrófico, ya que para él todas las separaciones se experimentan como una
madre que muere y lo abandona para siempre. Le falta el concepto mental de
reencuentro, de recuperación futura de un objeto. La noción de futuro está
perturbada a nivel simbólico.
Mi abandono y su reacción de represalia puede ser visto desde otra
perspectiva, o sobre la base de otra hipótesis. Su odio, su venganza, el ataque
contra el terapeuta a través de la búsqueda de drogas, todo parece basarse en
la concepción delirante de la muerte de su madre. Esta concepción delirante
surgiría muchos años después. Y, como ocurre siempre con cualquier estudio
sobre la contratransferencia, se escribe de ella cuando uno se da cuenta de lo
que ha sucedido.

La sesión del impacto y el insight.


el lugar del tiempo, el lugar de los duelos, el lugar del dolor

En la sesión del día siguiente, Jorge empezó a hablar de la semana de agonía


que pasó su madre. Dijo que podía imaginar su dolor. Interpreté: "¿Esto te
hace pensar en lo que has hecho estos últimos años, abusando de las drogas,
al borde de la agonía, pero sin morir?" Entonces dije: "Tratabas de repetir los
momentos de agonía, pero no morías", y agregué: "Creo que te mezclabas con
tu madre y te identificabas con su proceso de muerte; tratabas de ser una
madre que está al borde de la muerte".
Jorge estaba frente a mí, sentado en una silla giratoria; se acercó y me pidió,
como sorprendido, como alguien que comprende y siente el impacto, que le
explicara. Reinterpreté: "Exactamente, estos últimos años te convertiste en
una madre en agonía, agonizando, pero no muerta". Seguí: "En otras oca-
siones trataste de suicidarte para que te enterraran con tu madre. Estas eran
tus dos maneras de ver a tu madre: en primer lugar, jugando el papel de tu
madre muriendo y, en segundo lugar, con tus fantasías suicidas, queriendo ser
enterrado con ella".

119
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

Jorge se quedó en silencio, pensativo y sin moverse por largo tiempo, con
los brazos descansando sobre la mesa. Dijo: "¿Sabes doctor?, traté de
averiguar las fechas y me di cuenta que mi tía, quien fue el primer muerto que
toqué y enterré, en realidad murió muchos años después de lo que siempre
pensé. La toqué cuando estaba muerta, y ocurrió cuando yo tenía 25 años. De
seguro uno se confunde con las fechas, ¿no?"
Interpreté que es realmente difícil reconstruir una historia, un rompecabezas
que abarca tanto dolor, pena y muerte, con un niño que sufre a causa de la
muerte de sus seres queridos. Luego añadí una interpretación transferencial
diciendo que quizá armaría su historia porque sentía que yo lo contenía y le
proporcionaba holding, y porque yo no tenía miedo de las cosas que me decía.
Yo podía ser fuerte y soportar tanta tristeza.
Jorge se preguntó cómo pudo cometer un error con las fechas y eventos de
su vida.
Admito que contratransferencialmente me quedé absorto, tratando de
resolver las fechas de los duelos y el inicio de su hábito de abuso de las drogas.
Entonces dije: "Pero Jorge, estoy pensando que comenzaste a tomar drogas
hace nueve años. ¿Te das cuenta que empezaste a dragarte cuando murió tu
tía y la enterraron, exactamente a los 25 años, la edad que tenía tu madre
cuando murió?"
Jorge, estando en su silla, literalmente se cayó hacia atrás. Se desplomó sobre
su espalda, estuvo pálido y mudo los minutos restantes de nuestra sesión.
Contratransferencialmente, también sentí un fuerte impacto emocional, y
respeté el silencio y el insight de Jorge. Sólo cuando le dije que su tiempo había
terminado Jorge me dijo, muy suavemente, mientras me daba la mano: "Sí,
empecé con las drogas después de la muerte de mi tía", y le contesté: "Es muy
comprensible que mezcles fechas y épocas, ya que no sabías en realidad si
estabas enterrando a tu tía, a tu abuela o a tu madre. No sabías si tenías 2, 5 o
17 años... todo era un lío en tu cabeza".

Hoy, después de revisar mis notas y la evolución del paciente, puedo


afirmar que esta sesión fue un hito muy importante en el análisis: en primer
lugar, porque vivimos juntos su colapso de la silla; segundo, porque le ayudó
a diferenciar sus duelos y asignar fechas precisas para ellos. Fue como
ayudarlo a encontrar a un niño de 2 años deteriorado y fragmentado; esto
significaba localizar a un niño que se mantuvo borroso en el tiempo y el
espacio.
Jorge transcribió esta sesión en una libreta de bolsillo, que poco a poco
se convirtió en un diario, donde tomó notas y escribió sus fantasías, así como
algunos cuentos y poemas.
El resto de la semana, el análisis se centró en esta sesión. Me leyó lo que había
escrito, pequeñas historias que pensaba. Me dijo que también leía algo de esto
en la terapia de grupo. Le dije que me gustaba cómo escribía. Para mi sorpresa,
me mostró un libro de poemas muy antiguo que perteneció a su madre y me
pidió que leyera uno de los poemas. Le dije mi opinión: pensé que era

120
DAVID ROSENFELD

hermoso, muy emotivo y dramático, y él respondió: "Estos poemas fueron


escritos por mi padre bajo un pseudónimo. Mi padre nunca volvió a escribir
poemas después de que murió mi madre". Después me leyó un cuento que
escribió la noche anterior: una combinación de poesía, emoción, drama y
miedo. Dije que estaba recuperando y reviviendo algo que había desaparecido
en su padre, algo que se había paralizado por la muerte de su madre. Es decir,
estaba resucitando algo que era vital para su padre, quien acostumbraba
escribir cuentos y poemas. Entonces dijo: "Mi padre es muy feliz cuando le
leo mis cuentos y poemas".

El reloj del tiempo: el viaje interior, el viaje a la infancia

El otro día, salimos de la clínica. Me pidió que fuera con él para conseguir sus
dibujos y una copia de la fotografía de su madre. Había dos motivos: el
primero era conseguir las fotocopias, y el segundo porque quería mostrarme
la casa donde vivió hasta los 8 años.
Durante el paseo hablamos de muchas cosas. Aproveché la ocasión para
interpretar que él había perdido al niño que sonreía con su madre en la foto y
que cuando tuviéramos las copias, buscaríamos a alguien para que cuidara a
ese niño. Así que al darme una copia de la foto, me pedía que cuidara de ese
niño y le proporcionara holding.
Jorge escuchó atentamente y pensativo. Agregué: "Para evitar el dolor que
sentiste cuando desapareció tu madre, expulsaste de tu mente al niño que
sufría, y también expulsaste al niño que sonreía". Jorge sintió el impacto;
entendió, sintió y experimentó (vivió) la interpretación con un impacto
emocional que rara vez sentía.
Jorge me llevó al edificio donde vivió con su madre los primeros años de su
vida, hasta que tuvo 8 años. Mientras estuvimos ahí, dijo: "¿Sabes?, me
acuerdo del reloj y la estatua, también del jardín". Luego añadió que le gustaría
vivir ahí otra vez, que averiguaría si había un departamento en renta.
Le comenté que el verdadero viaje se llevó a cabo dentro de su mente, un
viaje a su pasado y su infancia, y esto era más importante que vivir otra vez
donde vivió cuando era niño. Le dije que el reloj y el jardín indicaban que el
viaje se realizaba a través del tiempo: "Lo importante es el viaje interior".
En la siguiente sesión, Jorge leyó dos hermosos cuentos cortos relacionados
con su infancia. Después me contó un sueño:
Estaba tomando un tren directo de Roma a las pirámides de Egipto. Dijo
que el viaje fue algo fantástico porque no necesitó trasbordar. Era como si la
vía fuera de una sola pieza, yendo directamente y sin obstáculos a través de
las montañas, mares y desiertos.
Vimos que hizo el viaje a su pasado, trazando la historia de su familia. En la
vida real, su familia está relacionada con la región geográfica de las pirámides.
Ambos coincidimos en que este sueño era el viaje a su mundo interior, al
mundo de su infancia. También significó traer de vuelta la sesión que tuvimos
en nuestro paseo para ver la casa donde vivió cuando era niño. En su sueño,
Jorge trajo todas esas cosas que descubrió en su análisis conmigo: representó

121
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

el viaje que tuvimos hacia su niñez y su pasado, la historia de las pirámides,


las tumbas de su madre, tía y abuela.
También interpreté: "Pudiste hacer este viaje y tener este sueño porque,
como muestra el sueño, hay un vagón en un tren fuerte y sólido, apoyado por
vías de acero, mostrando mi papel como terapeuta. Debido a que en este
tratamiento te sientes contenido y envuelto, te atreves a hacer el largo viaje de
Roma a Egipto".

Cuarta etapa del tratamiento

Uno de los días que podía recibir la visita de sus padres, la madrastra fue el
blanco de insultos verbales y violentos por parte de Jorge. En otra ocasión
hizo lo mismo con su padre.
Durante esos meses, yo era incapaz de comprender todos los
mecanismos que generaban tanta violencia. Durante varias semanas,
interpreté en la transferencia. Le dije que su agresión y odio violento contra
mí probablemente se debía al hecho de que lo había hospitalizado contra su
voluntad. Interpreté la violencia contra su madrastra y su padre como un acting
out, es decir, un sentimiento transferencial hacia mí era actuado y evacuado
sobre otra persona.
Comprendí algo de toda esa violencia cuando Jorge, con un pase
especial de la clínica para salir a caminar, se dirigía a casa. Comprendí las
reacciones que surgieron en la madrastra por los progresos realizados por
Jorge (especialmente por su salida de la clínica) de una manera muy directa y
simple, ya que se dirigían contra mí.
Explicaré esto ahora.

Contratransferencia y salida de la clínica

Después de varios meses, cuando Jorge fue dado de alta como paciente
interno, su madrastra comenzó a acosarme por teléfono, dado que me hacía
responsable del hecho de que Jorge estaba "molestando a todos en la casa", a
pesar de que ella me había suplicado que lo curara a fin de que regresara a
casa. Las cosas que decía la madrastra no justificaban sus quejas. Jorge
continuó su tratamiento en mi consultorio y asistía a la terapia de grupo en la
clínica.
Ante esta acusación, le dije que si Jorge estaba en casa era porque se
sentía mejor. Ella respondió: "Claro, usted está enojado. conmigo". Le dije:
"No, no estoy enojado con usted". Usaba dobles mensajes y paradojas
pragmáticas al decirme que "yo la estaba lastimando". Ella cambió todo y
ahora me acusaba.
Debo admitir que en mi contratransferencia sentí un fuerte impacto
emocional, porque descubrí el rostro oculto de su mente. Las cosas que dijo
122
DAVID ROSENFELD

permitieron darme cuenta de que muchas cosas habían cambiado: primero,


estaba enojada porque Jorge estaba mejor; segundo, inventó la idea de que yo
estaba enojado con ella (un delirio que no comprobó); y tercero, me acusó de
ser culpable de lastimarla a través de mi enojo. Pensé que esto era una
inoculación de culpa y era difícil detenerla, porque el receptor estaba
confundido por el doble mensaje.108
Sin embargo, este episodio me permitió comprender, desde el punto
de vista de la contratransferencia, los efectos de los mensajes enloquecedores
que dejan al receptor confundido y atrapado. Confieso que sentí algunas de
estas emociones y tuve la oportunidad de escapar cuando recuperé mi
distancia. Entonces comprendí que Jorge recibía a diario este tipo de
mensajes; en otras palabras, fui objeto de mensajes enloquecedores y acu-
saciones generadoras de culpa: la madrastra me hizo lo que hacía con Jorge
cada día. El uso técnico de la contratransferencia fue muy eficaz para
ayudarme a descubrir la estructura familiar y el sistema de comunicación
disfuncional en el que Jorge estaba atrapado. Cada vez que me contaba alguna
anécdota acerca de su madrastra, le mostré e interpreté para él lo que
descubría desde el punto de vista de mi contratransferencia. A este nivel, la
interpretación consistió en decodificar los dobles mensajes enloquecedores y
generadores de culpa que su madrastra le seguía enviando y de los que él era
objeto, sin darse cuenta de ello.
En otra ocasión, le señalé que cuando recurrió a las drogas y el alcohol,
fue después que su madrastra lo inoculó con culpa. Añadí algo que fuimos
trabajando: la madrastra era una representación real y actual de la madre
muerta de su infancia. Desde los 2 años, las fantasías de Jorge y su mente
estuvieron llenas de meteoritos o de una madre que lo perseguía y acusaba
desde el cielo. Esto es porque las acusaciones de su madrastra evocaban las
acusaciones de su infancia, el superyó cruel y severo en que su madre se
convirtió en su fantástico mundo infantil (meteoritos que lo perseguían desde
el cielo).
El efecto terapéutico de un adecuado uso técnico de la
contratransferencia fue de suma importancia, porque me permitió desde la
distancia aclarar y resolver los dobles mensajes de la madrastra y el sistema de
comunicación familiar. Esos mensajes eran la última gota, y muchas veces
Jorge sintió el impulso de salir de casa y consumir drogas en un intento de
diluir, disolver y fragmentar la culpabilidad engañosa que sentía ante las acu-
saciones externas de su madrastra y las acusaciones internas de su superyó.109

108 David Liberman, "Affective response of the analyst to the patient's communication", en
International Journal of Psychoanalysis, núm. 59, 1978, pp. 335-340.
109 Sigmund Freud, "Mourning and melancholia", en The standard edition of the complete psychological

works of Sigmund Freud, vol. xiv. Londres, Hogarth Press, 1955. ("Duelo y melancolía", en Obras
completas, t. XIV. Trad. de José L. Etcheverry. Buenos Aires, Amorrortu, 1986, pp. 235-255);

123
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

Este trabajo psicoanalítico me permitió comprender lo que fue la causa


desencadenante de su actuaciones. Por otra parte, durante todo el tratamiento
interpreté todas sus emociones y fantasías transferenciales como posibles
factores desencadenantes de los actos impulsivos cuando usaba drogas. El
paciente era capaz de generar emociones en mi contratransferencia.

Uso técnico de la contratransferencia

Como digo en mi libro:

Metodológicamente, la contratransferencia es una hipótesis que el terapeuta


crea en su campo de trabajo. No es una certeza, sino una hipótesis de trabajo
que debe utilizar para pensar. Los pacientes psicóticos nos transmiten
sentimientos intensos a través de mecanismos de los que hasta el momento
aún sabemos muy poco (proyección, identificación proyectiva, mensajes
paradójicos, fonología o la música de la voz, frases incompletas, trastornos
sintácticos y semánticos, etcétera).110

A veces la teoría no comprende ni explica la riqueza, la dinámica y la


dialéctica de la práctica clínica. Por ejemplo, mientras Freud teorizaba la
contratransferencia como un problema —tal vez oponiéndose a Ferenczi,
quien la utilizó de forma inadecuada: besaba a sus pacientes, etcétera— al
mismo tiempo la utilizó con sus pacientes y tomó notas sobre su propia con-
tratransferencia, como lo hizo en el caso del Hombre de las Ratas.111
Algunos lectores insisten en que la contratransferencia es inquietante.
Yo diría que tienen razón, pero sólo si el terapeuta no percibe lo que significa
la contratransferencia, y si no sabe cómo usarla o qué hacer en la técnica. Las
investigaciones sobre la contratransferencia suelen estar por escrito una vez
que comprendemos casi todo.
Pero la contratransferencia puede ser una herramienta de gran utilidad
si descubrimos qué es lo que el paciente nos hace sentir que no puede expresar

A. Green, op. cit. y Thomas Ogden, The matrix of the mind. Northvale, Nueva Jersey, Jason
Aronson, 1986.
110 D. Rosenfeld, op. cit., p. 79.
111 L. B. Boyer, "Historical developmeat of psychoanalytic psychotherapy of the

schizophrenias: Freud's contribution", en L. Bryce Boyer y P. Giovacchini (eds.), Psychoanalytic


treatment of schizophrenic, borderline and characterological disorders. Nueva York, Jason Aronson, 1982,
pp. 35-70; D. Rosenfeld, "Handling of resistances in adult patients", en International Journal of
Psychoanalysis, núm. 61, 1980, pp. 71-83 y D. Rosenfeld, "Freud: An imaginary dialogue", en
Joseph Sandler (ed.), On Freud's "Analysis terminable and interminable". New Haven, Connecticut,
Yale University Press, 1991, pp. 142-162.

124
DAVID ROSENFELD

en palabras, mismas que nunca existieron para expresar su mundo infantil


caótico.112

La hospitalización de su padre

En la época en que Jorge fue dado de alta de la clínica, su padre tuvo un


accidente: se cayó y se fracturó la cadera. Jorge sintió mucha angustia hasta
que trasladaron a su padre a un hospital donde se sometería a una cirugía
cuando fueran elegidos el médico y el anestesiólogo. Luego sintió verdadero
dolor y pena que, como él mismo comentó, "nunca antes fui capaz de sentir
o tolerar".
Jorge tuvo que elegir al cirujano y hacer los arreglos en el hospital.
Siguió llegando puntual a todas sus sesiones, e incluso me telefoneó para
decirme cómo estaban su padre y él. Jorge estuvo en tratamiento como
paciente ambulatorio y asistió a la terapia de grupo en la clínica, donde
descubrió cuan afectuosos y solidarios se portaron todos los otros pacientes.
Se dio cuenta de que muchos de estos pacientes "locos" en realidad eran más
cariñosos que algunos miembros de su familia, que lo dejaron solo durante
esa época difícil. En varias sesiones durante este tiempo, sospeché que estuvo
tomando drogas la noche anterior, cuando se quedaba para cuidar a su padre:
más de una vez llegó a la sesión con los ojos enrojecidos y aliento alcohólico.

El sueño de los altavoces

Mientras su padre estuvo en el hospital, Jorge tuvo este sueño: "Dos altavoces
están en llamas; yo estoy en otra habitación. Luego aparece una figura; quizá es mi padre o
mi terapeuta". Lo que es importante en este sueño es que hay altavoces, o
amplificadores, o algún dispositivo de ese tipo, y se están quemando. Jorge
asoció y dijo que la noche anterior salió de la casa luego de regañar a su
madrastra.
Durante esta sesión percibí que se sentía abrumado, que no podía soportar
la presión de ver a su padre enfermo. Luego me contó el episodio con su
madrastra: ella le dijo que no saliera de la casa en la noche, o lo "quemaría
vivo". Jorge se volteó contra ella y le gritó todo tipo de insultos, de modo que
ella se calló por primera vez en su vida. Respondí: "Esto es significativo,
porque tu madre se quemó viva... Creo que estás trayendo una explicación del
sueño de los altavoces... ¿Dónde murió tu madre?".
Jorge señaló el Hospital Rivadavia, frente a la calle donde estábamos.
Lo llevé a la ventana y le pregunté si conocía qué sala. Dijo que no.

112L. B. Boyer, "Countertransference and technique in working with the regressed patient:
Further remarks", en International Journal of Psychoanalysis, núm. 70, 1989, pp. 701-704 y Heinrich
Racker, Transference and countertransference. Nueva York, International Universities Press, 1968.
(Estudios sobre técnica psicoanalítica. México, Paidós, 1990).

125
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

Le dije: "Este edificio de la derecha, justo enfrente de mi oficina, tiene más


de 100 años. Es la morgue. Tu madre entró y salió por esa puerta".
Jorge estaba muy impresionado. Tenía los ojos rojos (pensé que había
tomado drogas). "Así que mi madre salió por esa puerta", repitió.
"Sí", dije, "así que por lo menos conoces dónde está la morgue, donde ella
entró y salió".
Jorge miró de nuevo a través de la ventana, se levantó y se sentó otra vez.
Interpreté: "Creo que el sueño tiene algo que ver con la amplificación de los
ruidos de tu padre". Jorge me dijo que no durmió en toda la noche por las
quejas de su padre, a pesar de que se encontraba a varias habitaciones de
distancia. Le dije que quiso quemar la amplificación en su cabeza de las quejas
de su padre, porque pensó que su padre estaba muriendo. Al igual que los
gemidos que tenía en la cabeza de una madre en agonía y muriendo, esto se
amplificó y regresó del pasado bajo la apariencia de su padre, quien pensó que
ahora se estaba muriendo. Para Jorge, era como su madre muriendo otra vez,
y ambas cosas se confundieron en su mente.
"Cuando mi padre gemía de dolor", dijo, "imaginé que mi madre debió haber
pasado por lo mismo".
"Hay más", continué. "Tus gritos y lágrimas cuando eras un niño pequeño,
solo, sin encontrar la cara de tu madre, su voz y su sonrisa. ¿Cómo murió tu
madre?"
"De las quemaduras..."
"...también la voz de tu madre se quemó y desapareció; esos altavoces,
llevando música, melodías y esa voz se quemaron y desaparecieron para
siempre. Ayer te asustaste por la amplificación de los gemidos de tu padre;
tenías miedo que muriera así como tu madre murió por las quemaduras". Y
agregué: "Tal vez por eso ayer hablaste mucho sobre música, sobre Mahler,
sobre la sinfonía de Mahler, sobre la madre muerta".
"Después de todo", le dije, "la emoción de una madre no está hecha de
palabras verbales: es música, es un sentimiento, tal vez por eso algunas voces
y melodías te conmueven y tienen un impacto en ti".

El sueño del toro y el caballo

Jorge trajo un sueño acerca de una carrera entre un caballo y un toro. Dijo: "El toro
llevaba ventaja, estaba ganando. La pista era cuadrada, con ángulos rectos, lo que parecía
extraño. Yo estaba en un extremo de la pista, en el interior de una casa, viendo la carrera".
Cuando dibujó un diagrama del hipódromo, le pregunté por qué supuso que
había ángulos rectos. Entonces pensé que los ángulos podrían representar los
cambios abruptos en sus estados de ánimo en esta carrera analítica.
Entonces Jorge recordó otra parte del sueño: "No, creo que fue diferente. No
estaban en una carrera, estaban tirando de una diligencia, el caballo y el toro juntos".
El sueño se desplaza a otra escena: "El caballo se escapó, corrió fuera de control,
como un animal salvaje; corrió como loco hasta que un jinete saltó en su espalda y lo sometió.
Fue como una escena de un western de Tom Mix o una película del Zorro".

126
DAVID ROSENFELD

Trabajamos y reflexionamos sobre el sueño. Interpreté que una parte de él


mismo era como un animal salvaje en libertad; mientras que otra trata de
apoderarse de las riendas para controlar la parte salvaje. La escena donde el
jinete controla al caballo representa una parte racional y ordenada que pone
bajo control sus aspectos impulsivos y locos. Le dije: "Es la primera vez en un
sueño que apareces como observador (un yo observador), viendo la carrera
desde el exterior, la carrera del tratamiento, la carrera de tu vida, la carrera de
tu mundo interno. Es la primera vez que aparece un aspecto sano tuyo,
tratando de controlar, para impedir, para cuidar algo. Es el comienzo del
insight. También es importante que no es cualquier carroza, sino una diligencia.
Una diligencia es un medio de transporte con un propósito, un objetivo y una
meta que se ha de alcanzar: llegar a un lugar. Esto muestra que hay una
perspectiva para el futuro".
Después añadí: "Otro elemento importante es que al final el toro, el caballo
y el jinete terminan tirando en la misma dirección".

Este sueño volvió a aparecer y trabajamos en él otras sesiones, especialmente


sobre el papel del terapeuta en la carrera analítica.

El sueño de la pistola Magnum

Jorge volvió a contar otro sueño. Viajaba en un autobús. Ahí un grupo de personas
comenzó una pelea con otro grupo. Uno de los individuos sacó un rifle 'cuerno de chivo' y le
disparó a un hombre. El hombre que murió y quien cayó al suelo, parecía ser alguien que
Jorge conocía. Luego el hombre que tenía el rifle le apuntó y disparó a Jorge.
Primero Jorge dijo que fue asesinado, pero inmediatamente agregó: "No,
realmente no me mató, porque otra persona en el mismo autobús le disparó
con una pistola Magnum; lo mató y se escapó".
El sueño continuó con una escena en la que Jorge escapó en un coche. En su
huida, descubrió que la policía lo seguía. Y agregó: "Yo estaba con un paciente de la clínica,
Marcos, el que tuvo un accidente automovilístico bajo la influencia de las drogas, y tuvo una
secuela neurológica; estaba casi descerebrado".
En otra escena, 15 policías pasaron a su lado y uno de ellos lo reconoció. "Entonces",
dijo, "tomé un arma y me disparé en la boca". Le pregunté si su sueño terminó ahí
y dijo que eso era todo. En cuanto al disparo en la boca, le pregunté si podría
ser una fantasía de suicidio, y dijo: "Cometer suicidio con una Magnum es
como tomar cocaína". Y agregó: "La pistola Magnum me recuerda el modelo
que utilizó uno de los policías".
Es importante que en el sueño Jorge no murió después de dispararse. Sólo
tenía un agujero en el paladar y la nariz. Así que le pregunté si no era como
aquel agujero o perforación de quienes se meten cocaína a su nariz. Asintió
con la cabeza, y agregué: "Eres, junto con Marcos, el paciente hospitalizado
que está 'casi descerebrado', porque en el sueño Marcos parece representar
una parte de ti (una parte de tu propio yo), una parte loca tratando de cometer
suicidio mediante el abuso de las drogas".

127
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

Conforme analizábamos el sueño, comprendíamos mejor las primeras


escenas: en este sueño hay una guerra, un conflicto que tenía lugar en la mente
de Jorge. El autobús parece representar el interior de su mente.
Entonces le pregunté por la persona que disparó y mató, y dijo: "Lo extraño
es que disparó y parece que me mató, pero no lo hizo, porque alguien le
disparó primero".
Intenté interpretar y le dije que dentro del autobús, dentro de su mente,
había una parte suya que disparó y quiso asesinar otra parte de él. Es como si
el loco estuviera tratando de matar al niño huérfano y triste que está dentro de
él, un poco como hacer que desapareciera la tristeza en él.
Interpreto que el sueño podría ser visto como una guerra entre una parte
sana y una parte loca y asesina, un conflicto siempre presente dentro de él. 113
La confusión de las situaciones y personajes expresan la confusión en su
mundo interno.
Jorge recordó espontáneamente una anécdota en la que un policía le mostró
una pistola. Le pregunté si en este recuerdo el policía lo perseguía y dijo que
no, que se ayudaban entre sí. Comenté que, no obstante, en este sueño había
muchos policías persiguiéndolo. Luego agregué algo que le generó un fuerte
impacto emocional: "Los policías que te persiguen en el sueño se parecen a
los meteoritos que te persiguen, los famosos meteoritos de tu dibujo que ya
hemos analizado. Ambos son expresiones de lo que está sucediendo dentro
de ti, en tu mente, te persiguen personas, meteoritos, la policía, o tal vez
piensas que una madre te persigue y te acusa".
Trabajamos una hora analizando este sueño. Cerca del final de la sesión,
Jorge me preguntó si podría venir al día siguiente. Le dije que probablemente
él estaba preocupado porque no pude asistir las últimas dos sesiones por
motivos personales (se enteró a través de los doctores de la clínica que había
muerto

113 Cf. Wilfred Bion, Second thoughts. Londres, William Heinemann, 1967. (Existe una
reimpresión por Karnac, 1984). (Volviendo a pensar. Buenos Aires, Hormé-Paidós, 2006); Wilhelm
Eickhoff, "Identification and its vicissitudes in the context of the Nazi phenomenon", en
International Journal of Psychoanalysis, núm. 67, 1986, pp. 33-44; Otto Kernberg, "Technical
considerations in the treatment of borderline personality organization", en Joseph LeBoit y
Attilio Capponi (eds.), Advances in psychotherapy of the borderline patient. Nueva York, Jason
Aronson, 1979, pp. 269-305; O. Kernberg, Severe personality disorders. New Haven, Connecticut,
Yale University Press, 1984. (Trastornos graves de la personalidad. México, Manual Moderno, 1992);
O. Kernberg, Internal world and external reality. Nueva York, Jason Aronson, 1985; D. Rosenfeld,
"Psychic changes in the paternal image", en International Journal of Psychoanalysis, núm. 73, pp.
757-771; Lore Schacht, "La planéte imaginaire", en Journal de la Psy-chanalyse de L'enfant, núm. 5,
1988, pp. 235-262; Hanna Segal, "Some aspects of the analysis of a schizophrenic", en
International Journal of Psychoanalysis, núm. 31, 1950, pp. 286-278; H. Segal, The work of Hanna
Segal Londres, Karnac, 1986; John Steiner, "The defensive function of pathological
organizations", en L. B. Boyer y P. L. Giovacchini (eds.), Master clinicians on treating the regressed
patient. Northvale, Nueva Jersey, Jason Aronson, 1990, pp. 97-116 y Philip Wilson, "Family
psychopathology", en Philip Wilson e Ira Mintz, Psychosomatic symptoms. Northvale, Nueva
Jersey, Jason Aronson, 1989, pp. 63-82.

128
DAVID ROSENFELD

un pariente mío). Así que le dije: "Creo que el sueño también expresa algo
que sucede conmigo, o mejor aún, en contra de mí, porque te dejo plantado
por dos sesiones. (No lo vi un día y medio.) Tu reacción contra mí parece
venir de un niño agresivo y loco que se siente abandonado; quizá te sentiste
furioso, sentiste que me disparabas".
Luego asoció este sueño con uno posterior, en el que arrojó comida por la
ventana de un autobús en el que viajaba. Pensé que este material indicaba el alimento
analítico que vomita, escupe o tira por la ventana. Pensé que tirar la comida
significaba tirar el alimento analítico, en otras palabras, las interpretaciones del
terapeuta. También sentí, sin decirlo, que tirar la comida muestra sus
relaciones de objeto durante una primera fase oral en su infancia. Asocié esto
con el sueño del tiroteo en el autobús, sobre todo la parte donde se pegó un
tiro en la boca. Esto me llevó a la hipótesis de que en lugar de dispararme
porque lo abandoné dos sesiones, él mezcló el yo con el objeto.
Entonces sugerí una interpretación: "Parece que hay otra lectura de este
sueño. Te sentiste muy enojado, sentiste odio y deseaste dispararme a mí,
Rosenfeld, porque te abandoné dos sesiones".
Seguí: "Porque no comprendes y no puedes soportar las despedidas o
separaciones, ya que crees que todas las despedidas son la muerte final y
decisiva, así que tampoco puedes soportar la espera, no puedes tolerar la
demora". Agregué: "Me convertí en una madre que te abandona y muere, y te
convertiste en un niño que quiere dispararme. Pero te confundes, y en vez de
dispararle a Rosenfeld, te disparas a ti mismo".
Interpreté: "Me odias tanto que tienes miedo que tome alguna venganza
horrible. Y es por eso que, en tu sueño, me convierto en los policías que te
están persiguiendo. Es como si yo, persiguiéndote, me convierto en los
meteoritos y en la madre que te persiguen y acusan dentro de tu mente".

Última fase del tratamiento

En la clínica donde Jorge fue internado, los pacientes llevan a cabo


conferencias y charlas. Una ocasión, tanto los pacientes como el personal,
acordaron en invitar a un antiguo paciente para que hablara sobre su
experiencia. Los pacientes sugirieron invitar a Jorge, y todos estuvieron de
acuerdo en la elección.
Jorge narró una anécdota de siete meses después de su hospitalización,
cuando era paciente externo. Me trajo su conferencia por escrito y transcribo
a continuación algunas partes. Esta narración la considero de gran valor: en
cierto modo, es como si el paciente colaborara en un trabajo científico, dando
su propia versión de su enfermedad, su tratamiento y su hospitalización. He
aquí su reporte:

129
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

"Bueno, voy a estar hablando acerca de mi experiencia personal. Y puedes o


no relacionar mi experiencia a la tuya. Espero que pueda ser útil para ti. No te
voy a dar ningún consejo o solución a los problemas, ya sean generales o
específicos. Me limitaré a contarte acerca de mi experiencia en esta clínica.
"En términos generales, vi que había tres tipos de pacientes: los que fueron
forzados a venir, como en mi caso, que fui traído contra mi voluntad, y sin mi
consentimiento; los que vienen por su propia voluntad, pero sólo para
complacer a otros; y los que vienen porque realmente quieren curarse, y no
sólo para agradar a alguien más, ya sean sus padres, un hermano o una esposa.
"Creo que el tipo en el que estoy incluido es el más complejo. Me tomó
alrededor de 25 días sólo para empezar el tratamiento.
"En mi caso, en la primera semana yo estaba en total y absoluta sublevación,
todo lo que quería era salir corriendo, estaba rodeado de enemigos, estaba
muy enojado, y no aceptaba nada: no quería que ellos me dijeran ni explicaran
nada; yo no entendía nada, y nada estaba bien...
"La segunda semana empecé a 'esconderme'; me di cuenta que la mejor
solución era fingir que estaba mejorando, a fin de largarme de aquí.
"Y entonces, después de la segunda semana, empecé a sentir algunos
cambios, lo que me hizo pensar que algo estaba pasando, que alguna
información me estaba llegando y estaba procesándose en mi cabeza y me
hacía entender cosas que nunca había comprendido. Por ejemplo, muy, muy
lentamente, disminuyó mi ansiedad. Mis hábitos alimenticios estaban
cambiando porque disminuía mi ansiedad. Podía empezar a pensar.
"Comencé a sentir placer cuando el día estaba soleado, lo que parecía
imposible para mí. Empecé a mantener una apariencia de orden en mis cosas:
siempre había sido terriblemente descuidado. Después de la tercera semana,
poco a poco me empecé a sentir a gusto, sin saber ni siquiera por qué. Lo
fundamental es que comencé a sentir que quería comunicarme, tanto con los
médicos como con los pacientes, decirles algo acerca de mis sentimientos; éste
era un aspecto de mi personalidad que estuvo totalmente inactivo.
"Junto con todos estos nuevos signos empecé a descubrirme, comencé a
armar un rompecabezas, el enigma de lo que me había sucedido, lo que sabía
que había pasado pero no podía reconocer como importante; en mi caso, la
muerte de mi madre y el impacto que tuvo en mi vida.
"Estaba durmiendo muy bien y empecé a recordar mis sueños; esto fue
alrededor de 25 días después de ser hospitalizado, y no había recordado un
sueño desde la edad de 7 u 8 años. Entonces comencé un tipo de estudio de
mí mismo, a un nivel bastante profundo, que abarcó mis dibujos, sueños,
escritos y cosas que dije durante el tratamiento, tanto en las sesiones privadas
como en la terapia de grupo, donde traje cosas muy personales y dolorosas.
"Lo que quiero comentar aquí es que entré al análisis sin darme cuenta de
ello. Un día me di cuenta de que estaba hablando con mi terapeuta y sentí que
me estaba comunicando, que alguien escuchaba y lo que yo decía me ayudaba.
Sentí que no estaba bajo tanta presión por más tiempo.
"En ese momento, junto con el análisis y los cambios sutiles, empecé a tener
sentimiento diferentes, como ser capaz de sentir melancolía, tristeza o pena,

130
DAVID ROSENFELD

que nunca pude sentir antes, ya que siempre fui más bien eufórico o estaba
lleno de ansiedad, poco a poco la obsesión por la cocaína empezó a disminuir
lentamente, así como la constante necesidad de hablar de ella y la tentación a
usarla. Esto me sorprendió porque podía recordar que durante los primeros
días hablábamos sólo de drogas. Era como estar en las drogas sin drogas.
"Tenía todo el rompecabezas resuelto, pero realmente no podía sentir.
Pregunté si algún día yo sería capaz de llorar por la muerte de mi madre: era
difícil de creer. Pero sucedió: en el trascurso de una sesión, lloré con mi
terapeuta durante 40 minutos viendo la foto de mi madre, era una sensación
de descompresión que no podía... es muy difícil explicar lo que sentí en mi
pecho, como si mi pecho estuviera a punto de estallar, quería sentir lo que más tarde
mi terapeuta me dijo que era el dolor psíquico. Le expliqué la sensación y él
me habló del dolor psíquico. Me dolía realmente, como si alguien me hubiera
picado en el pecho. El dolor permaneció cuatro o cinco días. Creo que fue el
primer paso para realmente mejorar.
"Bueno, la última cosa que quería decirles es que, aunque la primera fase de
mi tratamiento acabó, siento que es sólo un cambio de habitat, ahora vivo fuera
de la pecera donde aprendí a nadar en el mar, por lo que ahora ellos me han
soltado a la calle. Regreso en un horario ordenado, personas expertas me
cuidan, y ahora tengo que empezar a cuidar de mí mismo, consciente de los
peligros que me rodean. Porque creo que estoy en el umbral de mi cura, ahora
todo es más fácil de lo que era cuando empecé aquí. Yo creo que cuando fui
hospitalizado, me estaba volviendo loco, y ahora tengo la oportunidad de no
volverme loco. Creo que todos... bueno, por lo menos tengo dos Jorges en mi
cabeza, el loco era Goliat y Jorge era David, ahora David está creciendo y Goliat
está perdiendo fuerza, de modo que ahora todo es más fácil, y al final yo puedo
ganar. Tengo la intención de seguir con mi análisis, vengo a terapia de grupo
una vez por semana, y de lunes a sábado tendré sesiones con mi analista. Estoy
construyendo un importante continente de afectos para mí. Estoy planeando
un calendario para mi próximo trabajo que me ayudará a tener orden, a fin de
no dispersarme. Estoy muy consciente de ciertos temores, por ejemplo, pensé
que habían desaparecido la semana pasada, pero ahora me doy cuenta de que
hay algunos miedos que se pueden controlar. Pero precisamente mi liberación
realmente significa una continuación de mi tratamiento como paciente
externo".

131
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

ANEXO AL TEMA DE LA CONTRATRANSFERENCIA

La recuperación, las reacciones de la familia,


y su impacto en la contratransferencia

En el presente anexo me gustaría discutir la frecuencia con la que los


terapeutas reciben ataques y quejas de la familia justo en el momento en que
los pacientes psicóticos son dados de alta del hospital y regresan a sus hogares.
Aunque no siempre sucede, sí ocurre con frecuencia. Por supuesto, también
hay familias que agradecen la recuperación.
Después de haber sido dado de alta, Jorge continuó el tratamiento en
mi consultorio, todos los días, de lunes a sábado, durante varios meses.
Es importante destacar que encontró un trabajo tres meses después de
este periodo de tratamiento, a pesar de que en ese momento la recesión
económica hacía muy difícil encontrar un empleo. El paciente hizo un
esfuerzo evidente y mostró un gran sentido de responsabilidad a fin de
cumplir con sus horas de trabajo y sus horas de sesiones. Sin embargo,
cuando dejó la clínica, su madrastra empezó a quejarse. Me llamaba por
teléfono o aprovechaba cualquier oportunidad para venir al consultorio a
pagarme y quejarse de Jorge: al principio porque no trabajaba y cuando
encontró trabajo porque "no ganaba suficiente dinero". Yo solía recibir esas
quejas y críticas. Jorge me dijo que ella también lo molestaba en casa
constantemente.
En las reuniones con mi equipo de la clínica, donde evalué la evolución
de Jorge dentro del grupo terapéutico al que seguía asistiendo, uno de mis
colegas señaló que la reacción de la madrastra mostró una contradicción
significativa: cuando el paciente fue hospitalizado, ella me suplicó para que lo
curara, pero una vez que se recuperó y fue dado de alta, me llamó por teléfono
para decirme que no lo soportaba en casa.
Ella parecía funcionar con Jorge como un superyó cruel y primitivo, y
como un ideal del yo tan exigente que nada de lo que él hacía la satisfacía. Por
otra parte, estas demandas se convirtieron en acusaciones en su inconsciente.
En el inconsciente primitivo de Jorge, las acusaciones de su madrastra estaban
relacionadas con una crítica muy específica: si todo lo que hacía estaba mal,
también era acusado por la muerte de su madre.
Por supuesto, como psicoanalista con experiencia en pacientes
gravemente perturbados, supuse que éstas podrían ser reacciones agresivas, o
una reacción terapéutica negativa, reflejada en su transferencia conmigo. Pero
el lector debe recordar que la reacción de la familia fue real y concreta. En la
contratransferencia, es importante no asumir el papel y las reacciones del yo
del paciente.

132
DAVID ROSENFELD

Permítanme subrayar que este tipo de ataque procedente de la familia


de algunos pacientes psicóticos es muy común en el momento en que estos
pacientes muestran una evolución favorable, por lo general, en el momento
en que son dados de alta de la clínica y regresan a su grupo familiar.
En estos casos, siempre recuerdo lo que aprendí de uno de mis
maestros, Pichón Riviére, quien dijo que cuando el terapeuta devuelve un
paciente psicótico recuperado al grupo familiar, la familia tiene miedo de
recibir de vuelta la parte psicótica de ellos mismos que se proyectaba en el
paciente.114 Sobre este tema, otros autores tienen ideas muy similares.115
Con base en mi propia experiencia, puedo agregar otros elementos a
estos puntos de vista. La familia percibe como una acusación la recuperación
y regreso al grupo familiar de un paciente psicótico socialmente adaptado. El
lector se preguntará por qué. En ocasiones, los padres se sienten acusados por
no haber cuidado o curado al paciente, y ven el éxito terapéutico como algo
que ellos mismos no pudieron lograr. En otras palabras, en sus mentes lo
importante no es que el terapeuta haya curado al paciente, sino más bien, que
el terapeuta, al lograr lo que los padres no pudieron alcanzar, los acusa: los
padres perciben el éxito terapéutico como una acusación de ineptitud.

CONCLUSIONES

En este capítulo ofrecí una exposición detallada de una gran cantidad de


material clínico de mi trabajo con un paciente muy regresivo, primero cuando
fue hospitalizado y luego mientras estuvo en sesiones privadas en mi
consultorio.
Desde un punto de vista metodológico, creo que el psicoanálisis es,
entre otras cosas, un método de observación, en el que se lleva a cabo una
observación minuciosa y microscópica de las pequeñas variaciones que toman
lugar en la transferencia, y se observa en la siguiente sesión cómo el paciente
recibe, transforma, expulsa o sueña las interpretaciones de la sesión anterior.
También existe una teoría general del psicoanálisis que nos ayuda a
explicar diferentes situaciones clínicas.
El lector se dará cuenta que utilizo lo que se conoce en metodología
como teorías o hipótesis ad hoc, por ejemplo, la noción de que hay una parte
del yo que es más regresiva, más enferma o más destructiva, que ataca,
destruye o inhibe la parte sana del yo del paciente. Este concepto es la raíz de
muchas de mis interpretaciones.

Enrique Pichon-Riviére, Del psicoanálisis a la psicología social. Buenos Aires, Galerna, 1972.
114
115 H. Rosenfeld, op. cit. y H. Searles, "Unconscious identification", en L. B.
Boyer y P. L. Giovacchini (eds.), op. cit., pp. 211-226.

133
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

Otra hipótesis ad hoc implica trabajar con la parte infantil de un niño de


2 o 3 años de edad detenido en el tiempo y el espacio, ante la muerte de su
madre. El lector advierte cómo trato de rescatar a ese niño, para que pueda
expresar por sí mismo (con pintura y lenguaje no verbal) sus emociones y
experiencias, hasta que ese aspecto de su infancia se exprese en sueños y se
viva intensamente en la transferencia conmigo, como en el caso de la sesión
de la foto de su madre.
Mi técnica consiste en proporcionar al paciente fuerza, contención,
holding y firmeza para que aquellos aspectos puedan surgir sin causar miedo.
El psicoanalista proporciona fortaleza a través de un fijo encuadre analítico,
un riguroso horario de sesiones, una voz tranquila y calmada, que transmita
calidez, afecto y contención.
El lector también puede observar cómo constantemente interpreto, en
la transferencia, el miedo del paciente, o mejor dicho, el niño asustado que
vive dentro del paciente, al tratar la muerte o desaparición del terapeuta cada
vez que se va después de una sesión.
Hay que tener en cuenta los meses que transcurren antes de que un
paciente crea en la contención estable de su terapeuta (el sueño del viaje en
tren).
El principal secreto del psicoanálisis es que el trabajo se haga en
transferencia. Considero que un psicoanalista es alguien que piensa que todo
lo que su paciente le dice es un mensaje acerca de su relación con el terapeuta.
Esto no significa que la interpretación sucede todo el tiempo, a una velocidad
de vértigo, o que todo tiene que ser interpretado. Por lo general, el mensaje
que envía el paciente debe ser decodificado en el momento adecuado, en el
aquí y el ahora, incluyendo los antecedentes genéticos, ya sean sabidos o
sospechados.
El psicoanalista también tiene la tarea de trabajar con el mundo interno
del paciente. El lector notará el meticuloso cuidado con el que exploro e
interpreto lo que ocurre en el yo interno del paciente (me refiero a la detallada
interpretación de las diferentes partes del yo en el sueño de los disparos en el
autobús); en otras palabras, los diversos aspectos de su yo: el niño sonriente,
el niño triste, el niño loco, el niño decrépito y afligido que hay dentro de él.
Interpreto los aspectos del yo, ya sea en sus sueños o en la transferencia
conmigo, o bien la interpretación surge cuando le muestro, por ejemplo, que
trata de suicidarse y enterrarse en un intento por encontrar a su madre muerta.
El lector observa que me mantengo alerta ante cualquier fantasía de
suicidio o mentiras que son típicas en los adictos a las drogas. Aquí quiero
subrayar que en los adictos la mentira es una manera de obligar al terapeuta a
participar en un mundo ficticio, alucinatorio y delirante.

134
DAVID ROSENFELD

Si el terapeuta no detecta las mentiras, el paciente considera que los dos


comparten el consumo de las drogas y la nueva realidad inventada: su
neorrealidad.116
El proceso de duelo y sus vicisitudes deben ser objeto de constante
trabajo e interpretación; esto es necesario en pacientes de clasificación Tipo
B, donde el duelo y la melancolía son el tema central.
El lector observará que, desde un punto de vista metodológico,
considero toda interpretación como una hipótesis o modelo a ser ponderada.
Por esta razón, muchas de mis interpretaciones son sugerencias, modelos o
hipótesis que le propongo al paciente, en las que trabajamos juntos para
comprender un sueño —como el sueño del toro y el caballo— y las interpreta-
ciones son hechas junto con el paciente.
Como se indica en el título de este capítulo, detecto e interpreto
relaciones de objeto primitivas sólo cuando emergen (por ejemplo, el disparo
en la boca del revólver Magnum es un modelo de la relación infantil con el
pecho y el pezón en su boca).117
El objetivo del psicoanálisis es revivir (o re-actuar) en la transferencia
aquellas relaciones de objeto tempranas. Es sólo a través de la intensa y
emotiva experiencia de la transferencia que se puede lograr una modificación
permanente de las estructuras mentales del paciente.
En otras ocasiones, sugiero hipótesis de relaciones de objeto
tempranas, como cuando el paciente se queda en silencio frente a una pared
blanca.
Las construcciones y reconstrucciones118 se realizan en forma conjunta
entre el paciente y el terapeuta. En este caso, es de suma importancia la
construcción de la historia en fechas, años, épocas y espacios. Ubicar el
tiempo pasado significa que uno enfrenta el hecho de que esos tiempos se han
ido para siempre. Para este paciente, admitir el paso del tiempo significa re-
conocer la desaparición o muerte de los objetos.
El concepto del paso del tiempo es muy importante en pacientes
regresivos; negarlo es equivalente a negar el duelo y vivir en un presente
continuo, que a su vez, significa mantener una identificación psicótica con
una madre agonizante o un muerto. Es un pasado que nunca deja de ser
pasado.
También trabajo con el modelo sobre las drogas, que a menudo es una
manera de preferir la droga en vez de las palabras del terapeuta. Con

116 Joyce McDougall, "Identification, neoneeds and neosexualities", en L. Bryce Boyer y Peter
Giovacchini (eds.), op. cit., pp. 189-210.
117 Anne-Marie Sandler, "Concluding discussion", en J. Sandler (ed.), Projection, identification,

projective identification. Londres, Karnac, 1988.


118 S. Freud, "Constructions in analysis", en op. cit., vol. XXIII. ("Construcciones en el análisis",

en op. cit., t. XXIII, pp. 255-270).

135
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

frecuencia recurro a la teoría de la comunicación y las paradojas pragmáticas,


propongo que son muy importantes en este tipo de pacientes.
El campo de la contratransferencia es el que considero más
prometedor y fructífero para adquirir conocimientos acerca de pacientes
psicóticos y regresivos. La búsqueda impulsiva de drogas —en general
cocaína, nunca drogas intravenosas— es provocada por una fantasía
dominante, por el mundo externo, o por un elemento en la transferencia.
En cuanto a la identificación proyectiva, el lector puede observar su
aplicación técnica en la práctica clínica cuando interpreto cómo una parte del
yo del paciente se proyecta en otra persona. Mi interpretación le permite
reintroyectar aspectos de su yo que proyectó hacia el exterior.
El modelo del superyó primitivo, sádico y cruel puede observarse en la
práctica clínica cuando el paciente siente las demandas internas que éste le
impone.
Otro modelo que propongo es que muchos adictos a las drogas (sobre
todo de Tipo B) se identifican y mezclan con objetos y personas muertas.
Esto significa que en realidad tratamos a una persona muerta, no a una viva.
Éste no sólo es un modelo teórico útil, sino una influencia en nuestro enfoque
técnico con pacientes adictos.
He sugerido varias hipótesis alternativas, de acuerdo a la etapa de la
transferencia, de cómo hacer que el paciente comprenda los impulsos que lo
llevaron al abuso de las drogas. Por sí sola, una teoría no sería capaz de
explicar las fantasías que provocan su consumo de drogas.
En resumen, he trascrito aquí una experiencia real y vital,
complementada con conceptualizaciones teóricas y clínicas. Espero le sea útil
a aquellos que trabajan con este tipo de pacientes. Sólo agrego que el estudio
de pacientes psicóticos y muy regresivos es un ámbito desconocido en el que
sólo estamos empezando a aventurarnos.
Por supuesto, nuevos campos implican dificultades, y nadie puede
expresarlo mejor que Shakespeare:

Si fuese tan fácil hacer como saber lo que es preferible,


las capillas serían catedrales; las cabañas de los pobres, palacios de príncipes.
William Shakespeare, El mercader de Venecia

136
DAVID ROSENFELD

EPÍLOGO

Al momento de terminar las correcciones finales de este volumen, asistí a un


Congreso Internacional sobre Educación Infantil. Un participante del
congreso, un joven impecablemente vestido con traje gris y corbata, lentes
con montura de oro y pelo corto, se acercó y me dijo: "Hola, soy Jorge".
Mi sorpresa y emoción fue muy grande, nos miramos y saludamos con
un apretón de manos; espontáneamente, de corazón, nos dimos un gran
abrazo, él con lágrimas en los ojos y yo con los ojos húmedos por la emoción.
Él era un profesor especializado en la enseñanza de jóvenes y trabajaba
muy feliz en esta actividad.

137
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

138
DAVID ROSENFELD

Capítulo 4

Adicción psicótica a los videojuegos

139
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

E l término "adicción", del latín addictus, significa "esclavo de sus deudas".


Hablamos metafóricamente de una conducta adictiva cuando nos
referimos a una fuerte dependencia a algo, por ejemplo, a una droga. A veces
la adicción a las sustancias se sustituye por la adicción a una actividad. En este
capítulo, que ilustra el caso de Lorenzo, quien es adicto a los videojuegos y a
las computadoras, presentaré hipótesis teóricas relativas a estos tipos de
adicción y su tratamiento.

LORENZO

Primer encuentro

El primer contacto de la madre de Lorenzo conmigo fue por teléfono:


acordamos una cita, y cuando le pregunté si asistiría su hijo, explicó que
Lorenzo, de 17 años, estuvo hospitalizado en una clínica psiquiátrica después
de un episodio violento. Detalló: "Ellos lo diagnosticaron con esquizofrenia".
Quiso saber si el padre debía venir también; le dije que sí y agregué que
prefería ver a Lorenzo también. Los conocí en mi consultorio en la primera
entrevista. Se sentaron frente a mí: el muchacho a mi izquierda, el padre más
atrás, un poco distante, a mi derecha, y la madre entre ellos. Ella comenzó a
contarme la historia de Lorenzo: tenía muchos problemas al relacionarse con
la gente, problemas conductuales, era muy violento y agregó, "Lo sacamos del
hospital hace un mes, porque quería cambiar de tratamiento y de doctor".
Lorenzo era un joven de 17 años de edad, de estatura mediana, delgado
pero atlético y de cabello castaño oscuro. Caminaba de una manera bastante
extraña. Sólo después de iniciar el tratamiento me di cuenta que a veces
entraba a mi consultorio de puntillas, en un modo de andar extraño. Los ojos
de Lorenzo cambiaban y fluctuaban constantemente. Creo que estaba tenso
e hiperquinético, tal vez por los medicamentos que tomaba. La madre dijo:
"Lorenzo ha tenido problemas de comunicación desde los 12 o 13 años de
edad. Casi no tiene amigos, pero se relaciona muy bien con sus dos hermanas,
que son dos y cuatro años menores que él. Tuvo que repetir un año en la
escuela porque tiene problemas para concentrarse en sus estudios. Estos
problemas son el resultado de jugar videojuegos día y noche todo el año". El
padre, que no era muy comunicativo, dijo, "Lorenzo se involucra tanto en
estos juegos que es imposible conseguir que se detenga". Explicaron que
Lorenzo elige juegos muy violentos, con personajes que se atacan y golpean
entre sí: los juegos están llenos de golpes, asesinatos y peleas de karate. Les
pregunté por qué estuvo hospitalizado, y el padre dijo: "Sí, sí, autoricé la
hospitalización porque una noche, cuando traté de detenerlo, rompió todos
los muebles de la casa". La madre agregó: "En la noche teníamos peleas

140
DAVID ROSENFELD

violentas; rompía las ventanas, golpeaba puertas y armarios. Una vez, en una
galería de videojuegos, Lorenzo no pudo vencer al personaje que lo atacaba,
y no hubo manera de quitarlo de la pantalla. Finalmente rompió la máquina y
la ventana de la galería, y lo detuvimos con ayuda de otras personas. Los
propietarios de la tienda querían llamar a la policía". El padre añadió: "Un
muchacho con tantos problemas de aprendizaje y semejante violencia es
incurable: debe ser genético". Creo que el padre, en presencia de su hijo y en
la primera entrevista, transmitía una sensación de desesperanza. Como
veremos, en el trascurso del tratamiento la madre hacía lo que podía para
ayudar a su hijo, acompañarlo a sus sesiones, llevarlo a la escuela, etcétera.
Traté de hablar con el muchacho, pero él no podía fijar la mirada en
nada. Me recordó a un niño asustado y aterrorizado; el tipo de imagen que a
veces podemos observar en los bebés durante su primer año de vida. Le
pregunté qué pasaba en los videojuegos, qué sentía, si lo estimulaban. El
paciente se enfureció, se puso de pie, y me gritó: "¡Este psicoanalista está loco!
¡Mira lo que me está diciendo, está hablando de sexo, está loco, loco!" Mi
intervención provocó esta reacción: el hecho de que el paciente se pusiera de
pie y reaccionara tan violento me sugirió algún tipo de diagnóstico diferencial.
Le pregunté qué podía decirme acerca de su hospitalización, y respondió:
"¡Estoy enojado contigo, no confío en ti! ¡Estás loco!" En ese momento
recordé que es muy común que los pacientes psicóticos lleven a cabo una
poderosa identificación proyectiva de su locura en el terapeuta e insinúen que
el terapeuta está loco para creer que cuando éste habla le regresa su propia
locura. Es su propia locura, proyectada en la mente del terapeuta, lo que crea
la angustia.
Lorenzo me dijo una versión de su hospitalización: "Estaba jugando
en una galería de videojuegos y ellos querían hacer que yo me fuera. Grité
porque no tenían derecho a hacer que me fuera. No había terminado de jugar.
No había ganado ni perdido. Y luego me sacaron de ahí, me llevaron a la
clínica, y no me dejaron jugar más". Le pregunté otra vez si ellos no lo dejaron
jugar, y Lorenzo respondió: "Los psiquiatras confiscaron la consola de
videojuegos que tengo en casa y me prohibieron que me acercara a los
videojuegos". Los padres explicaron que era una orden estricta del psiquiatra.
Después de unos meses de tratamiento, se comprobó lo que el paciente había
recordado, que uno de los psiquiatras fue a su casa acompañado por un abo-
gado y, con tal de que no hubiera duda acerca de la seriedad de la prohibición,
escribieron un documento notarial que afirmaba que serían confiscados
todos los videojuegos.
A partir de entonces, me di cuenta de que todos los personajes del
mundo interno de Lorenzo estaban presentes en la pantalla, pero eran
proyectados a un escenario exterior donde él podía matarlos, o ellos podían
perseguirlo. Cuando se enteró de que yo no iba a prohibirle jugar con sus

141
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

videojuegos, y que además yo quería jugar con él a fin de comprenderlo mejor,


Lorenzo dejó la actitud de enojo, mientras sus padres le preguntaron si me
aceptaba como su médico. Le dije que esperaba volverlo a ver en tratamiento
y que haría todo lo posible para ayudarlo a sentirse mejor en un tiempo
relativamente corto. También le dije que hablaríamos juntos, que poco a poco
se le explicaría lo que le pasaba, y que cuando él estuviera un poco mejor,
iríamos juntos a una galería de videojuegos. Al parecer estas fueron las
palabras clave para ingresar al mundo privado del paciente, porque dijo: "Este
médico está loco pero acepto el tratamiento porque al menos promete ir
conmigo a los videojuegos". Después de una semana de entrevistas diarias,
consideré que no necesitaba ser hospitalizado por segunda vez, y empezamos
a trabajar con mi equipo, donde un psiquiatra estaría a cargo del medicamento
y un psicólogo se ocuparía de las emergencias cuando yo estaba
temporalmente ausente. Todos los miembros del equipo también son
psicoanalistas. La familia de Lorenzo vive en una ciudad a pocas horas de
Buenos Aires, por lo que organicé un calendario de sesiones, y decidieron que
cuando estuvieran en Buenos Aires se quedarían en casa de la abuela de
Lorenzo, quien vive cerca de mi consultorio. Lorenzo se quedó en casa de su
abuela los primeros cuatro meses de tratamiento y tenía cuatro sesiones a la
semana.
Durante los primeros meses, constantemente me llamaba por teléfono,
gritando y lamentándose. A los cuatro meses del tratamiento regresó a la
escuela y a menudo me telefoneaba lleno de angustia antes de salir de su casa
para ir a la escuela secundaria. Tres años después el paciente telefoneó de vez
en cuando para transmitir sus angustias. Después de cuatro meses decidí que
Lorenzo era capaz de regresar a la escuela. Éste fue un reto personal. Actué
de un modo opuesto a su padre. Su padre le decía repetidamente que nunca
se curaría y que su problema era genético. Como el tratamiento de Lorenzo
prosiguió durante los años, poco a poco descubrí cómo, en su búsqueda de
sensaciones físicas y corporales, Lorenzo estaba atrapado en las luces, los
colores y los sonidos de los videojuegos. Me di cuenta de que realizaba
movimientos repetitivos con su cuerpo, no podía enfocar la mirada, giraba su
cuerpo mientras caminaba, golpeaba los talones o caminaba de puntillas
cuando entraba a mi consultorio, o se lavaba las manos al iniciar las sesiones.
En otras palabras: descubrimos en Lorenzo experiencias primitivas,
mecanismos obsesivos y movimientos similares a fijaciones o
encapsulamientos autistas desde la temprana infancia, las cuales pensé se
relacionaban con la grave depresión de su madre antes de su nacimiento.

La importancia del trabajo en equipo: el enfoque multidisciplinario

142
DAVID ROSENFELD

El tratamiento se planteó como un trabajo en equipo y no solamente de un


psicoanalista. Como hago habitualmente, veo al paciente con el psiquiatra y
el psicólogo clínico. El psiquiatra se encarga del medicamento y la terapia
familiar. Para mí es importante hacer explícita mi posición científico-clínica:
es necesario, cuando tratamos a un paciente psicótico o severamente
regresionado, que al mismo tiempo la familia esté en tratamiento.
Consideramos que el paciente es un portavoz del grupo familiar, y es
importante detectarlo directamente en las sesiones de terapia familiar,119 así
como interpretar los mensajes paradójicos, los dobles mensajes, las órdenes
contradictorias y sus efectos psicógenos. El psiquiatra también se ocupa de
las emergencias si estoy fuera de la ciudad el fin de semana. El psicólogo
interviene cuando el paciente tiene que ser visto en su casa, y durante mis
vacaciones de verano lo visita en su casa y lo ve en su consultorio. Este equipo
tuvo reuniones con regularidad y una comunicación frecuente. Cuando
necesito arreglar la hospitalización de un paciente en una clínica psiquiátrica,
por lo general, incluyo en el equipo a un psicólogo o residente, que funciona
como asistente calificado o como representante del equipo. Él o ella pasan
con el paciente cerca de dos horas cada tarde y cuando el paciente puede,
salen con él un rato. Cuando el paciente mejora, esta persona lo acompaña a
mi consultorio para las sesiones.
Nuestro criterio para hospitalizar a un paciente es la necesidad de
contener su parte psicótica las 24 horas del día. Al mismo tiempo, también
intentamos recuperar los aspectos fragmentados del paciente a través de los
informes que recibimos del personal y los residentes médicos de la clínica u
hospital.

Violencia y delirios

Ahora voy a comentar algunos ejemplos de violencia con delirios y


transferencia psicótica durante el primer año de tratamiento. A menudo
Lorenzo empezaba las sesiones con rituales obsesivos, como caminar con los
pies juntos, golpeando los talones, y entraba a la habitación con el pie
derecho, saltaba dos veces, se lavaba las manos antes de entrar, por unos
minutos caminaba de aquí para allá alrededor de mi consultorio o hacía
piruetas mientras hablaba. Desde la primera sesión estos giros y movimientos
me recordaron a lo que se ve en los niños autistas, y pensé en las
características del encapsulamiento autista. La violencia verbal continuó al
inicio de las sesiones, sobre todo porque, según él, el terapeuta podría

119Antonello Corréale, "Famiglia e psicosi", en Rivista Interazioni, núm. 1, 1994, pp. 136-139;
Antonino Ferro, Nella stanza d'analisi. Milán, Cortina Raffaello, 1996 y Enrique Pichon-Riviére,
Del psicoanálisis a la psicología social. Buenos Aires, Galerna, 1972.

143
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

lastimarlo. También mostró violencia verbal en el hogar y algunas veces dijo


que no quería venir a la sesión. Su madre lo ayudaba a que cambiara de
opinión; lo llevaba y lo acompañaba al consultorio cada sesión.
A través de Lorenzo empecé a conocer los personajes y las características de
los videojuegos que lo consumían. De hecho, fue clínicamente importante
que yo aprendiera lo que le ocurría al paciente mientras jugaba, por lo que
decidí acompañarlo a una galería de videojuegos para conocer a los personajes
con los que jugaba, y aquellos que identificaba conmigo y con el psiquiatra de
mi equipo. El paciente proyectó mis atributos en algunos de estos personajes.
Él quería jugar un juego llamado Street Killer, y otro llamado Street Fighter,
ambos son extremadamente violentos: hay que matar a los personajes con
una espada, cortarles la garganta o golpearlos agresivamente. Cuando jugó
conmigo, Lorenzo ganó la mayor parte del tiempo y experimentó un triunfo
omnipotente. Pero después de ganar en los juegos, venía a la sesión
aterrorizado porque había ganado, como si me hubiera matado y cortado la
garganta. El mismo tema era proyectado en muchos objetos externos; tenía
miedo de la venganza, de ser acosado por un compañero de la escuela o por
alguien en la calle, y temía que me volviera alguien peligroso que aplastaría su
cabeza y lo enloqueciera. En las sesiones, unas veces me veía como peligroso,
y en otras proyectaba sobre el mundo exterior una parte mía que podría
lastimarlo. Confundía a la gente de la pantalla de televisión con las personas
externas y reales, y esto sucedió en relación a mí. Éste era un dramático
ejemplo de una ecuación simbólica. El terror que sentía acerca de lo que
podría hacerle después de que me golpeaba en los videojuegos generaba en
Lorenzo fantasías delirantes que eran muy difíciles de manejar en la
transferencia. En estos casos, la técnica psicoanalítica requirió relacionar los
miedos delirantes de la transferencia con el hecho de que pensaba que me
había matado cuando yo representaba a uno de los personajes de un
videojuego. Mi contratransferencia es difícil de comunicar en tan sólo unas
pocas palabras, especialmente en vista de las largas horas que pasé recibiendo
su enojo y rabietas cada vez que el juego no respondía a su deseo, además de
la dificultad que tuve para ingresar al —para mí— desconocido mundo de los
videojuegos y sus personajes con nombres misteriosos. Fue un enorme
ejercicio de contención y holding. También tuve la obligación de aprender las
características y nombres de todos los personajes del videojuego. La tarea más
importante fue poner en juego en la relación transferencial con el terapeuta
lo proyectado en el objeto inanimado, la pantalla del videojuego o la
computadora. Mi tarea más importante fue llevarlo lejos de la pantalla y
conectarlo con el ser humano vivo y real que soy. A menudo era posible ver
cómo los pensamientos de Lorenzo se hacían concretos: no había, entonces,
diferencia entre el símbolo y lo simbolizado. La palabra 'demoler' reflejaba su
miedo a lo que yo le haría durante la sesión y exactamente lo que le hizo al

144
DAVID ROSENFELD

personaje del videojuego: le destruye la cabeza con una espada o un golpe


karateca.

Viñeta clínica, primer año de tratamiento

Un día jugamos un videojuego particularmente vicioso donde los personajes


peleaban con rayos láser. Una semana después, el paciente comenzó a tener
un miedo persecutorio. Pensaba que sus compañeros de escuela lo dañarían y
entró en un franco delirio, con miedo de que lo atacarían con un rayo láser.
Se negó a salir a la calle a menos que vistiera un traje protector contra rayos
láser. Su madre lo calmó y le hizo un traje de papel aluminio. Lorenzo dijo que
se sentía protegido contra los rayos láser. Este delirio se amplificó y se
desarrolló al grado de que no fue a la escuela unos días. El psiquiatra
incrementó y modificó el medicamento antipsicótico. Consideramos la
hospitalización, pero decidimos esperar una semana porque me interesaba ver
el origen transferencial que disparó el delirio (éste es el modo en que trato de
razonar como psicoanalista). Tuvo dos sesiones diarias, incluso el fin de
semana. Lorenzo vestía su traje protector y dijo que quería volver a jugar el
videojuego que jugó la última vez. Acepté a regañadientes, pero también con
una buena dosis de curiosidad. Después de la segunda sesión de ese día, se
quitó el traje de aluminio y jugamos el videojuego de rayos láser. Lorenzo ganó
la primera vez y luego yo gané el segundo partido; cuando estábamos a punto
de comenzar la tercera ronda, me dijo: "doctor Rosenfeld, cuando tú ganas
puedes transformarte en otros personajes, así que si te mato ahora todavía
estás vivo y te conviertes en otro personaje". Me transformo en alguien
proyectado en múltiples y variados personajes e incluso si me mata sigo siendo
peligroso: sigo viviendo a través de otros personajes del videojuego. Yo soy un
objeto mutante que se convierte en otros objetos que todavía lo persiguen con
rayos láser. Esta es una ecuación simbólica, un trastorno de la percepción y de
la diferenciación de la realidad externa y la interna. En ese momento me di
cuenta de esta característica del videojuego, así pude descifrar y trabajar
psicoanalíticamente sobre el origen de su delirio de ser atacado con rayos láser.
Me transformé y fragmenté en sus múltiples compañeros de la escuela, y desde
ahí lo atacaba con rayos láser. Esta descripción de que yo resucitaba y me
convertía en muchos otros personajes fue la clave, el código descifrado, la
piedra de Rosetta, que me permitió el acceso al delirio en el cual los diferentes
y múltiples personajes malos de la vida real se convertían en los aspectos
fragmentados de Rosenfeld, el analista de Lorenzo. Nos apartamos de la
pantalla y entramos a la vida real. Sobre esta base interpreté que cuando gané
el juego, mi personaje se convirtió en un imitante, y él era todos los personajes
del videojuego. Pero ya que el paciente confundía la fantasía con la vida real,
Rosenfeld se convirtió en un personaje fragmentado y podía convertirse en
cualquiera de sus compañeros de clase que lo acosaban.

145
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

El paciente creía que yo lo perseguía no sólo a través de los personajes


de la pantalla, sino también a través de cientos de personas en el mundo real.
Su necesidad del traje de aluminio era una pieza de concretización psicótica
que, cuando aparece en la transferencia, ilustra cómo el paciente desplaza en
el escenario del mundo real sus sentimientos y experiencias con el psi-
coanalista. Después de interpretar en la transferencia el origen del delirio, y
después de un intenso trabajo, fui capaz de resolver lo que parecía ser una
psicosis clínica con episodios delirantes. El trabajo de Boyer me fue muy útil
como guía para el manejo de mi contratransferencia.120 Después de superado
este episodio, el paciente regresó a la escuela.
Un mes más tarde, Lorenzo quiso probar un videojuego de realidad
virtual tridimensional (3D). El psiquiatra y yo fuimos con él y decidimos jugar
un videojuego que representaba un avión de combate. Durante el juego, el
paciente sufrió un ataque de pánico cuando vio los objetos lanzándose hacia
él, estaba abrumado por el efecto 3D. Creo que en ese momento sintió con
más intensidad que nunca su miedo a la persecución retaliatoria que podía
atacar a su mente. En un frenesí de pánico salió corriendo del lugar y se negó
a jugar otra vez. Este evento fue crucial porque con este juego el paciente
descubrió que un avión de dos dimensiones no es igual que un espacio con
profundidad y de tercera dimensión. Esto coincidió con su descubrimiento
de que la imagen en vivo de Rosenfeld no es igual que la imagen de los
personajes y objetos que aparecen en una pantalla plana. Creo que sus
aspectos de encapsulamiento autista experimentaron una especie de
evolución de la percepción espacial de dos dimensiones a una
tridimensionalidad.
Esta experiencia con la tercera dimensión en el nuevo videojuego
indicó un cambio estructural en la mente de Lorenzo: ya no era una pantalla
plana. Empezábamos a dejar el plano bidimensional para entrar en la persona
real. Recuerdo que después de este juego nos reunimos con el psiquiatra.
Tratamos pie calmar el pánico de Lorenzo en una cafetería cercana, donde
tomamos té y después le pedimos que nos explicara con más detalle lo que
sintió cuando los aviones volaban hacia él en la tercera dimensión.
Durante una de las sesiones posteriores el paciente expresó su miedo a
fracasar dos de los cursos en la escuela e interpreté que creía que había un
objeto interno dentro de su propio yo, que lo atacaba, abusaba de él, o le decía
que si reprobaba un curso o un examen, era porque estaba enfermo. Entonces

120 Véase L. Bryce Boyer, The regressed patient. Northvale, Nueva Jersey, Jason Aronson, 1983;
"Countertransference and technique", en L. Bryce Boyer y Peter Giovacchini (eds.), Master
clinicians on treating the regressed patient. Northvale, Nueva Jersey, Jason Aronson, 1990, pp. 303-
324; "Countertransference: Brief history and clinical issues with regressed patients", en L. B.
Boyer y P. Giovacchini (eds.), op. cit. y Countertransference and regression. Northvale, Nueva Jersey,
Jason Aronson, 1999.

146
DAVID ROSENFELD

llevé esto a la transferencia y le dije que a menudo experimentaba lo mismo


conmigo. Le pedí que me leyera el ensayo que escribió para su clase de francés:
inventó la historia de un turista que va a París y estaba muy bien escrito. Creo
que me necesitaba para que le devolviera sus aspectos valiosos y saludables,
que evacuó y depositó en mí. Yo fui consciente de este mecanismo, por lo que
interpreté primero el mecanismo de proyección, y sólo entonces le comuniqué
mi asombro ante el ensayo, que me había hecho pensar que tal vez lo había
copiado.
Durante una época Lorenzo siguió adicto a los videojuegos y a su
violencia. Su relación con algunos de los personajes en el videojuego parecía
una folie a deux, según lo descrito por Nicoló Corighiano y Francesco Borgia.121
Una vez, cuando estaba viendo un musical en la televisión con sus padres y
hermanas, apareció una escena de violencia; el paciente se levantó, gritó "hay
que poner fin a esta lucha", saltó sobre el televisor y rompió la pantalla con la
cabeza. Éste es quizá el ejemplo más significativo y dramático de cómo él
quería detener las batallas entre sus objetos internos que seguían dentro de su
mente y, al mismo tiempo, literalmente, detener la parte que se proyectaba en
la pantalla del televisor. No creo poder encontrar un mejor ejemplo de una
ecuación simbólica, donde la mente se equipara al objeto inanimado, en este
caso, el aparato televisivo. Segal ha hecho contribuciones útiles relacionadas
a la interacción de la fantasía y la realidad a través de la distinción entre el
símbolo y la ecuación simbólica (en donde se combinan fantasía y realidad).122
Segal postula que los primeros procesos de desarrollo simbólico y sus
variables patológicas son analizables si se entiende la relación paciente-
analista, ya que esto ofrece la oportunidad de explorar y analizar la influencia
de la fantasía y la realidad en la percepción y el comportamiento del paciente
hacia el analista. Estas ideas ofrecidas por Segal son extremadamente
importantes para la técnica y el trabajo clínico, porque a veces el analista debe
decodificar quién es él mismo como psicoanalista: un individuo, una fantasía
o una ecuación simbólica. Las ideas de Segal me permitieron replantear mi
estudio y comprensión de la contratransferencia.

Nintendo vs Sega—colaboración y transición

Nintendo vs Sega

121 Ana Maria Nicoló Corighiano y Francesco Borgia, "Tra l'intrapsichico e l'in-terpersonale.
La folie á deux: come ipotesi-modello di un funzionamento inter-personale", en Rivista
Interazioni, núm. 1, 1995, pp. 40-51.
122 Hanna Segal, "Fantasy and reality", en International Journal of Psychoanalysis, núm. 75 (2), 1994,

pp. 395-401

147
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

Como parte del tratamiento acostumbrábamos ir a la galería de videojuegos


donde yo podía analizar y estudiar a los personajes de sus juegos favoritos.
Usé la hora de juego como si fuera el análisis de un niño, pero con los juguetes
modernos de hoy en día, los videojuegos. Llegué a conocer a los personajes y
me introduje en su mundo interno. A Lorenzo le devolvieron su pequeño
videojuego, el cual fue confiscado por recomendación de su terapeuta
anterior, a lo cual se acercó un nuevo problema: los juegos de Sega no son
compatibles con los juegos de Nintendo. El paciente habló de los problemas
que tuvo cuando trató de conectar los videojuegos con la consola que tenía
en casa. Interpreté acerca de los problemas que tuvo para "conectar", para
conectarse conmigo, y la dificultad al buscar un sistema a través del cual
pudiéramos tener un diálogo, con dos mentes diferentes, al igual que Sega y
Nintendo.

Colaboración y transición

Durante una sesión Lorenzo comentó que jugó con un videojuego, pero era
la primera vez que el paciente elegía un juego sin decapitaciones, sin golpes de
kárate, sin sables y sin espadas. Dijo que eligió este juego "porque hay un
mono que tiene que saltar sobre un río para salvar su vida, y el mono se
encuentra con una rana gigante, tan grande como el escritorio de su con-
sultorio. La rana le dice al mono que se monte en su espalda y saltan a la otra
orilla del río. Luego viene otro animal, quien le da de comer al mono un
plátano". El paciente dijo que se fue temprano a la cama, pero que pensó por
horas en este juego. Yo interpreté que era la primera vez que jugaba un
videojuego donde había una colaboración y ayuda en lugar de peleas, golpes y
asesinatos. "En el juego que elegiste, se reúnen para ayudar a alguien", y
agregué, "lo que viste en el juego es como lo que pasa conmigo en la sesión.
Yo te apoyo, como la rana, te ayudo a saltar y cruzar el río. Te transporto en
mi espalda y te doy alimento mental, que en el juego es el plátano".
En esta sesión tuvimos una buena comunicación, tanto así que por un
momento él yacía en el diván como si éste fuera una rana grande que lo
apoyaba. Ésta era la primera vez que usaba el diván. Antes se quedaba parado
o caminaba alrededor del consultorio.

Durante las sesiones siguientes, Lorenzo trajo de nuevo a la rana y


comentó mis interpretaciones y sobre cómo su terapeuta y el diván le daban
apoyo. Rara vez mostraba buen humor, pero un día comenzó bromeando,
riendo e imitando al mono, diciendo: "Yo soy un mono y tú eres una rana".
Los padres se reunían periódicamente con el psiquiatra.123 El paciente dijo que
esas entrevistas le recordaban al juego del mono y la rana. Le expliqué que eso

123Maria Grazia Cancrini y Massimo Pelli, "Lavorare con' le famiglie e lavorare 'sulle' famiglie:
alcune riflessioni tra approccio sistemático e intervento psicoeducazionale", en Rivista

148
DAVID ROSENFELD

era debido a que el psiquiatra y yo somos las dos personas que lo ayudamos.
"Tú nunca viste a dos personas trabajar juntas para ayudarte. Sobre todo,
hablas de discusiones y peleas". En ese momento el paciente recordó: "En mi
cumpleaños, mi madre cocinó comida china en una olla grande y justo antes
de cortar el pastel mis padres comenzaron a insultarse porque ella dijo que él
no la ayudaba en la limpieza, o a pagar mi tratamiento, o a preparar la cena
para mi cumpleaños. Terminaron arrojándose el sartén en sus cabezas".
Interpreté: "Te das cuenta de que cualquier niño se puede volver loco con
peleas como éstas, sobre todo si es su cumpleaños". Creo que el mundo real
exterior tiene un impacto e intensifica el trastorno mental del paciente.
Lorenzo sobrevivió a las peleas de sus padres proyectándolos en la pantalla
de videojuegos, así desalojaba de su mente las cosas que sucedían con los
objetos reales: vació su cabeza de los eventos reales en su casa. Desde mi
punto de vista, el nivel de violencia que mi paciente experimentó en su casa
fue alto y muy perturbador, por eso le indiqué a los padres que necesitaban
tener entrevistas periódicas con el psiquiatra, lo cual resultó útil porque la
familia decidió quedarse unos días en la ciudad.124 Ésta era la primera vez que
el paciente salía de excursión con su padre, quien lo llevó al cine y a dar un
paseo por la ciudad.

Lorenzo es capaz de expresar odio y enojo

Lorenzo empezó a temer que sería hospitalizado otra vez y recordó la primera
vez que esto sucedió durante la Navidad. Dijo, "Los que me enviaron al
hospital deben haber sido judíos o ateos, porque no les importó". En ese
momento Lorenzo comentó cosas que su padre le dijo y que lo
desconcertaron (debo admitir que también me desconcertó a mí): "Mi padre
dice que si alguna vez me caso, tendré que pasar por lo que él está pasando,
está a punto de separarse de mi madre". Lorenzo saltaba y corría por todo mi
consultorio cuando gritó: "Por qué diablos me tuvo, si ahora no le interesa
este matrimonio. ¡Podría matarlo, podría matarlo, podría matarlo!" Interpreté
que hace esto en los videojuegos: proyecta en los personajes de la pantalla el
odio que siente por su padre. Subrayé que por primera vez era capaz de gritar
el odio hacia su padre, gritar que quiere matarlo. "Antes, todo esto era secreto
y era evacuado de tu mente en la pantalla del televisor. Es muy importante
que tengas fantasías de odio y muerte, esto no significa que' realmente lo

Interazioni, núm. 1, 1995, pp. 151-158 y Giuseppe Martini, "Dinamiche tra gli operatori dei
servizi di salute mentale e i genitori dei pazienti psicotici: un terreno che scotta", en Rivista
Interazioni, núm. 1, 1995. pp. 81-94.
124 Ezio Maria Izzo, "Más allá de la interpretación", Conferencia presentada en el congreso de

la Asociación Psicoanalítica Argentina, abril, 2000.

149
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

mates". Lorenzo siguió gritando y corriendo alrededor del consultorio, así que
repetí las palabras para estar seguro de que las escuchara.

Colaboración

Varios meses después, justo antes de que yo tuviera que salir de la ciudad por
diez días, Lorenzo parecía sereno al inicio de la sesión hasta que dijo: "Mi
madre rompió un transformador y no sé si se puede arreglar; no sé si el técnico
pueda hacer buenas conexiones... No sé si seré capaz de ponerme al día con
las clases que perdí en la escuela, tal vez me harán un examen del medio
ambiente y la salud... Pensé que estaría molesto porque hoy llegué un poco
tarde". Le comenté que quizá tiene miedo de los sustitutos —un psicólogo y
un psiquiatra— que tomarían mi lugar durante mi ausencia. Lorenzo se
preguntó si las conexiones humanas pueden ser reemplazadas y buenas, e in-
terpreté: "Tú crees que la comunicación conmigo se romperá, y no sabes si lo
que llamas un 'transformador roto' se puede arreglar". Después de permanecer
en silencio, me dijo que rentó algunas películas que planeaba ver con su abuela.
Le recordé que había una época en la que sólo rentaba videojuegos violentos,
llenos de monstruos, en los que no había seres humanos.

Dibujos, letras y sueños: el inicio de la simbolización

La fase de los dibujos

Durante esta fase, Lorenzo, en la sesión, me pidió un bloc de hojas de papel


y comenzó a dibujar mujeres bellas y esbeltas. Por otra parte, esbozó en negro
a los hombres, muy esquemáticamente, y esto me condujo a pensar que
dibujaba algo acerca de sus problemas de identidad y su imagen corporal (en
parte masculina y en parte femenina). Fue curioso ver cómo, en pocos días,
su funcionamiento fluctuó entre partes psicóticas y neuróticas de su
personalidad. Lorenzo vivía lejos de la ciudad, por lo que a veces
agrupábamos cuatro sesiones el fin de semana.

La semana antes de que yo saliera, Lorenzo fantaseó que tenía un orificio entre
el ano y los testículos. La fantasía acerca de la ausencia del terapeuta apareció
como un orificio en su cuerpo, o un vacío en sus relaciones objétales, y en un
nivel diferente podría representar una operación en los testículos que tuvo a
los 11 años, y quizá también el vacío que dejó la muerte de su abuelo.
Ausencia, vacío, muerte y pérdida de masculinidad se mezclan o igualan en la
fantasía del agujero. Además, podría representar una confusión en la identidad
sexual, en parte masculina y en parte femenina (posiblemente porque a
menudo su madre lo había convertido en partes de su cuerpo y su mente).

150
DAVID ROSENFELD

Volkan125 y Quinodoz126 afirman que pacientes transexuales que se han


sometido a cirugía, a menudo la madre es quien, a través de su fantasía,
determina la identidad del género de su hijo. Volkan dice que la percepción
que la madre inculca en su hijo es el meollo del 'núcleo del yo infantil' desde
el que evolucionará el futuro desarrollo del yo. "Su futura confusión de
identidad de género puede verse en las fantasías de la madre acerca de él, que
depositó en la representación evolutiva del sí-mismo del niño, y que
permaneció como una parte psicótica".

La fase de las cartas

El paciente siguió con crisis de pánico y gritos, especialmente antes de ir a la


escuela. En este estado, a menudo me llamaba por teléfono. Su terror y su
violencia se incrementaron hacia el final del ciclo escolar: golpeaba las puertas
de su casa, tenía miedo de reprobar y creía que sus maestros y compañeros de
escuela eran sus enemigos. Durante estos meses, la transferencia se caracterizó
por su violencia contra mí, con reclamos y acusaciones: "¿Por qué no me
curas? ¡Quieres hipnotizarme!" Esta violencia me provocó intensos
sentimientos contratransferenciales. Sin embargo, el manejo técnico de la
contratransferencia siempre es útil. La violencia está ahora contra una persona
humana y no hacia una pantalla. Otros cambios tuvieron lugar que merecen
tomarse en cuenta: en lugar de jugar a matar a través de sus personajes de
videojuegos, comenzó a escribir largas cartas que luego trajo al consultorio.

La carta en tinta roja

El paciente trajo una hoja de papel grande, del tamaño de un pizarrón, en el


que escribió con tinta roja la siguiente lista: "Gente a la que debo matar: mis
compañeros de la escuela, porque piensan que soy un idiota y se burlan de mí;
Carolina, por la decepción del amor eterno; los profesores que quieren que
repruebe; el maestro que me dio una baja calificación; matar a la escuela por
todos lo que están ahí y los maestros que piensan que soy estúpido. Matar a
las parejas y los enamorados, porque ellos me muestran lo que nunca tendré.
Matar a Rosenfeld por no estar conmigo cuando más lo necesito y por
abandonarme al final de cada sesión, y por marcar un tiempo límite en cada
sesión en lugar de estar conmigo cuando lo necesito. También quiero matarlo
por aceptar dinero de mi madre cada que vengo a sesión... Al equipo de fútbol
brasileño por derrotar a Argentina... A mi padre, por hacerme perder todas las
ilusiones de mi vida y por hablarme fría y bruscamente, por decirme que me
tendrá hospitalizado y vendrá a visitarme cada seis meses".

125 Vamik Volkan, The infantile psychotic self and its fates. Northvale, Nueva Jersey, Jason Aronson,
1996 y V Volkan, The Seed of Madness. Madison, Connecticut, International Universities Press,
1997.
126 Jean-Michel Quinodoz, “Female homosexual patients in analysis", en International Journal of

Psychoanalysis, núm. 70, 1989, pp. 55-63.

151
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

Me leyó: "El doctor Rosenfeld es un hijo de puta. Todo lo que hace es


rebajar a mi padre frente de mí y degradarme delante de mi padre, realmente
quiere demolerme, y me molesta sobre mi masturbación mientras veo a las
mujeres en la televisión". Cuando terminó de leer, rompió la página.

El paciente fue capaz de transmitir un mensaje verbal, leer y ser


escuchado. Éste fue el inicio de la simbolización y fue un gran cambio desde
años anteriores, cuando pasaba las noches matando a personajes a través de
videojuegos violentos. Vemos el surgimiento de los niveles edípicos,
mezclado con niveles pregenitales, pero ahora el paciente los expresó durante
la sesión en un espacio delimitado, ya no en la pantalla plana y bidimensional
de sus videojuegos.

Los sueños

Durante el tercer año de tratamiento, Lorenzo empezó a recordar sus sueños


y a traerlos a las sesiones. Esta fase también se caracterizó por una mayor
erotización, con fantasías sexuales, y mayor masturbación. Al principio, las
imágenes en sus sueños o de su imaginación se parecían a las de sus cómics,
donde las mujeres están dibujadas como criaturas exuberantes, eróticas y
sensuales. Estoy de acuerdo con Green127 en que el instinto sexual es una
pulsión vital de esta exacerbación sexual, y vale la pena señalar que esto ocurre
en el momento en que pueden verbalizarse e interpretarse los conflictos
primitivos y las ansiedades pregenitales. A veces, el tremendo despertar sexual
que sintió el paciente fue experimentado como un instinto que lo enloquecía.
La incapacidad para contener las ansiedades primitivas y la poderosa
excitación refleja el mismo problema, tal vez porque ambos se cimientan en
el espacio mental del yo, que a veces no está adecuado para contener los
instintos y ansiedades.128 El afecto y la cercanía disparan tanto su temor de no
ser un varón como su miedo a la homosexualidad.

El sueño con la L

127 Véase André Green, Le discours vivant. París, PUF, 1977. ( E l discurso vivo. Valencia,
Promolibro, 1998); A. Green, La folie privée. París, Gallimard, 1992. (De locuras privadas. Buenos
Aires, Amorrortu, 1990); A. Green, "La sexualité a-t-elle un quelconque rapport avec la
psychanalyse?", en Revue Francaise de Psychanalyse, núm. 60, 1996, pp. 829-848 y A. Green, Les
chames d'Éros. París, Odile Jacob, 1997. (Las cadenas de Eros. Buenos Aires, Amorrortu, 1997).
128 Sigmund Freud, "On narcissism: An introduction", en The standard edition of the complete

psychological works of Sigmund Freud, vol. XIV. Londres, Hogarth Press, 1955. ("Introducción del
narcisismo", en Obras completas, t. XIV. Trad. de José L. Etcheverry. Buenos Aires, Amorrortu,
1986, pp. 65-98) y S. Freud, "Remembering, repeating and working-through", en op. cit., vol.
XII. ("Recordar, repetir y reelaborar", en op. cit., t. XII, pp. 145-157).

152
DAVID ROSENFELD

Durante la siguiente sesión, el paciente dijo que una vez más su padre
le dijo que "hay cosas que no pueden cambiar". Añadió que su padre y sus
compañeros de la escuela piensan que es "raro" y un poco loco. Interpreté que
quizá él confundía a las personas reales con los personajes imaginarios de su
cabeza que lo llamaban "raro". Continuó diciendo que su hermana le gritó
"loco" y, entonces, la golpeó. Decidí darle una segunda sesión ese día, porque
yo tenía miedo de que se volviera violento contra sus hermanas. Esto es
cuando descubrimos que la violencia era su defensa contra la excitación sexual.
Lorenzo se sintió contenido por mí ese día, y en la siguiente sesión relató un
sueño: "Me veo como una mujer y busco un nombre como el mío, con una
L, como Lorenzo, y es Leonora. No sé si tengo un pene o no". Interpreté su
temor a perder su identidad sexual como varón; temía que si recibía afecto o
era atendido por su terapeuta (que es un hombre) él sería homosexual, o se
convertiría en una mujer. Agregué que él pensaba que esta era la única manera
en que podía ser aceptado y amado por mí. Lorenzo creía que para ser amado
por su padre, él tenía que ser una mujer, al igual que sus hermanas, porque
eran las consentidas de su padre. Lorenzo respondió a la interpretación con
un comentario sexual: "Mi compañera Carolina me excita". Y me dijo que
también se excitó cuando vio besándose en una motocicleta a una pareja de
estudiantes de su escuela.129 Al final de la sesión dijo que su abuela va a la casa
de sus padres cuando no hay peleas; a él le gustaría que su abuela fuera con
mayor frecuencia, así él podría venir más a menudo a las sesiones.

Creo que aquí podemos ver cómo él tenía miedo de no ser aceptado como
hombre por un terapeuta varón. Además, surgió la falta de diferenciación
primitiva con el cuerpo femenino de su madre. Tenía miedo de acercarse a su
médico, de descubrir que podía sentir afecto por él, y esto llevó a producir
sueños como el anterior. Ésta es una repetición transferencial de su historia
con su padre.

Reacciones terapéuticas negativas e insights

Reacciones terapéuticas negativas

Las reacciones terapéuticas negativas (RTNs), como las describe Freud130


aparecen después de los progresos logrados durante el tratamiento,
especialmente en pacientes neuróticos. A partir de determinadas variedades
de RTNs, he descrito un tipo silencioso en pacientes severamente

129 Salomón Resnik, "Erotizzazione e psicosi nella famiglia", en Rivista Interazioni, núm. 1, 1994,
pp. 73-81.
130 S. Freud, "The ego and the id", en op. cit., vol. XIX, pp. 49-50. ("El yo y el

ello", en op. cit., t. XIX, pp. 50-51) y S. Freud, "New introductory lectures on
psychoanalysis", en op. cit., vol. XXII, pp. 109-110 ("Nuevas conferencias de
introducción al psicoanálisis", en op. cit., t. XXII).

153
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

perturbados o psicóticos.131 En mi experiencia con pacientes psicóticos, he


notado que con el surgimiento de la percepción de insight —simplemente con
su aparición— los pacientes psicóticos atacan con violencia al terapeuta, y he
desarrollado una hipótesis que puede explicar este mecanismo. El aparato
perceptual del paciente, capaz del insight, se vacía, se evacúa y se proyecta
sobre el terapeuta. Cuando el paciente empieza a tener un primer esbozo de
insight, un esbozo de percepción de quién es, quiere atacar su percepción de sí
mismo. El siguiente paso consiste en atacar a su propio aparato perceptual,
que ha sido evacuado y proyectado sobre el terapeuta y, por lo tanto, ataca el
cuerpo y la mente del terapeuta. Cuando digo "ataca" me refiero a
experiencias reales en tratamientos de pacientes psicóticos. Esta teoría difiere
de la de Searles sobre la violencia en los pacientes esquizofrénicos.132
Lorenzo, nuestro paciente, después de sus momentos de insight,
acercándose a la posición depresiva, empieza a percibir quién era cuando era
psicótico y quién es ahora. Las llamadas RTNs no siempre pueden explicarse
por la teoría de la envidia, que es extremadamente útil en otras patologías,
como nos enseñó Klein.133

Algunos sueños relacionados con el insight

Cuando Lorenzo llegó a la siguiente sesión, estaba angustiado, pero no tenía


miedo. Recordó que una vez más sus padres pelearon en el comedor y
terminaron lanzándose ollas. Luego dijo que tuvo un sueño: "Yo estaba con un
adulto, debí haber tenido unos 12 años de edad. El adulto podría haber sido un tío o un
abuelo.
Era de noche y pasábamos por un lugar con todo tipo de pandillas y delincuentes. Un
tren, que venía de donde vive mi abuelo, llegó. Mi tío y yo tuvimos que luchar contra todas
ellas". (Utilizó el pronombre femenino, "ellas".)
En mi contratransferencia pensé que "ellas" podrían ser las pandillas, como
un desliz femenino de la lengua, pero también podría ser un cambio de sexo
como en los personajes de los videojuegos. En ese momento pensé que

131 David Rosenfeld, The psychotic: Aspects of the personality. Londres, Karnac, 1992.
132 Harold Searles, "Transference psychosis in the psychotherapy of schizophrenia", en Collected
papers on schizophrenia and related subjects. Londres, Hogarth Press / Karnac, 1986.
133 Melanie Klein, The writings of Melante Klein: Love, guilt and reparation and other works, vol. 1.

Londres, Hogarth Press, 1975. (Existe una reimpresión por Karnac, 1992). (Obras completas.
Amor, culpa y reparación, t. 1. Buenos Aires, Paidós, 1988). M. Klein, The writings of Melanie Klein:
Envy and gratitude and other works, vol. 3. Londres, Hogarth Press, 1975. (Existe una reimpresión
por Karnac, 1993). (Obras completas. Envidia y gratitud, t. 3. Buenos Aires, Paidós, 1988).

154
DAVID ROSENFELD

Lorenzo intentaba sobrevivir a las peleas y gritos reales de sus padres tratando
de proyectar y vaciar su mente de ellos, ya sea en un videojuego o en un sueño.
El paciente continuó su relato: "Entonces yo estaba con mi tío y maté a la mujer, a
la grande, y la arrojé a las vías del tren: el golpe que se dio en los rieles la mató. Entonces
sugerí matar a la joven. Luego vino una mujer fea, como una bruja o una niñera delgada,
huesuda y fea. Estaba con una chica de mi edad que era tan malvada como ella". Le pedí
que explicara por qué había tantas mujeres, y exactamente quién estaba con
quién, y explicó: "Por la mirada en sus caras, creo que todas me querían derrotado,
querían golpearme, se defendieron bien, pero hubo un estancamiento. No podía hacer nada
por ellas y ellas no podían hacer nada por mí. Entonces me di cuenta de que me gustaba
una de las jóvenes". Un poco abrumado por la confusión de personajes, le
pregunté de qué joven estaba hablando, y respondió: "La veo con pelo rubio y
largo, una parte lacia, pero con algunos rizos, de piel blanca; y entonces pensé que esta chica
no valía la pena, pero aun así la obligué a estar conmigo esa noche. Puse mi brazo alrededor
de su cintura y nos fuimos caminando como si fuéramos una pareja. Luego el adulto en el
sueño cambió en mi abuelo y me dijo Ahora, todos nosotros lo estamos haciendo bien.
Mi abuelo nos siguió y nos cuidó".
Analista [A]: ¿Él te protegía de algún peligro?
Paciente [P]: Yo era un niño de 12 años; no me avergonzaba si mi abuelito
me cuidaba.
A: ¿Quizá yo era el abuelo?
P: No, no. El abuelo era mi abuelo. Lo extraño desde que murió. Sería
maravilloso tener a mi abuelo y a una novia como ella. (La voz de Lorenzo
cambió dramáticamente a medida que decía estas palabras; durante sus años
de tratamiento nunca mostró tanta emoción).
A: Háblame de tu abuelo.
P: Creo que tenía 11 años. Oh sí, él me quería mucho y yo también lo quería.
Luego dijo que en su sueño había un restaurante donde él iba con su novia, era un
lugar muy sencillo, pero servían buena comida. En la contratransferencia me sentí
conmovido y recordé vívidamente una escena importante de mi infancia con
mi querido abuelo. En mi contratransferencia deduje que Lorenzo se sintió
conmovido cuando habló de su abuelo a quien tanto amaba, y ahora encontró
en su tratamiento un lugar donde se sentía bien, un lugar sencillo, pero con
buena y abundante comida. "Al final, no entramos al restaurante, el abuelo nos llevó
a otro lugar porque tenía que trabajar", dijo.
A: Éste es el primer sueño en el que recuperas a tu abuelo, quien te amó
tanto. En tu sueño, te protege de tus miedos y lo recuperas; este personaje fue
tan importante cuando eras un niño, como cuando te sentiste protegido por
mí de tus pesadillas y monstruos que te persiguen en tu interior.
La sesión terminó en silencio, lo cual fue distinto para él, pero yo sentí que
Lorenzo estaba en el proceso de recuperar a sus objetos internos.

La fase del insight y la dependencia infantil

En otra sesión, Lorenzo trajo una carta que me leyó:

155
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

"Está bien doctor, entiendo que durante las sesiones debo responder por mí
mismo, y no a través de la mente de cualquier otra persona: (a) siento muchos
tipos de odios, pero me pregunto por qué todos mis odios deben dirigirse a ti;
(b) los videojuegos representan mi mente; (c) los rituales que realizo están
destinados a limpiar mis odios y (d) tengo miedo que me hagas algo en
venganza por mi odio hacia ti".
El siguiente punto en su carta es muy importante y lo cito literal: "El
desarrollo de mi mente depende del videojuego, pero sólo en parte. Tengo el
absoluto derecho a atacarte si te comportas como un imbécil de mierda".
Debemos recordar que una vez me enseñó cómo quería atacarme, lo que él
llamó defenderse a sí mismo, y mientras se paseaba por mi consultorio desde
atrás apretó mi cabeza y mi cuello para mostrarme lo que me liaría. Admito
que tuve miedo. En ese momento recordé que tuve un paciente esquizofrénico
que una vez me dio un puñetazo en la cara porque, como dijo, me parecía a
su padre, por mis lentes y el bigote. Pero una vez que me contuve, descifré su
actuación y comprendí que lo que hizo es lo que continuamente temía que yo
le haría a su mente. "Hay un videojuego que nunca puedo vencer; ¿cuándo
podré dejarlo de jugar, seré incapaz de detenerme una vez que lo empiece?
¿Acaso nunca se borrará el videojuego de mi mente?" Estas palabras que el
paciente pensó, habló y escribió, son una señal de que comprendió las
interpretaciones que indican que los personajes luchan y se matan unos a otros
en los videojuegos, y lo que a él tanto le fascinó estaba en su mente desde que
era un niño, ya que sus padres peleaban, se mataban uno a otro en un coito
sádico, con él en medio, en un videojuego mental aterrador. En la misma carta,
algunos fragmentos reflejan sus aspectos infantiles, necesitados de ayuda, con
más claridad que nunca, cuando escribió: "Conozco a un chico que, si eres
bueno, realmente te necesita, porque él lleva una vida miserable, no puede
encontrar la paz dentro de sí mismo". La lista pasó a otros temas relacionados
con su identidad masculina, lo que trajo a las sesiones bajo distintos disfraces:
"Creo que me quedaré chaparro... Ya no eyaculo más... ¿Acaso está muerto en
mí el hombre?"

Admito que después de la sesión me sentí sorprendido y conmovido


cuando reflexioné que esto lo escribió el mismo joven que fue hospitalizado
en una institución psiquiátrica cuando me pidieron, por primera vez, que lo
tratara.

CONCLUSIONES TEÓRICAS

En mi opinión, una percepción exacta de la contratransferencia es ante todo


el resultado de un buen tratamiento psicoanalítico del propio terapeuta y se
asocia con la responsable supervisión de su trabajo. Si tomamos fotografías
en blanco y negro terminaremos con imágenes en blanco y negro y casi

156
DAVID ROSENFELD

podríamos decir que el color no existe. Lo mismo ocurre si trabajamos sin


toda la riqueza que proporciona el uso adecuado de la contratransferencia.

El encuadre o marco psicoanalítico

El encuadre es una creación dialéctica que tiene lugar durante un período de


tiempo. El paciente y el terapeuta lo crean juntos. El encuadre consiste en lo
que es fijo o formal —las horas, el lugar o espacio, los honorarios— y lo que
es móvil, el aspecto dinámico, el proceso que ocurre dentro del encuadre.
Esto es esencialmente una relación humana. Podemos decir que esta relación
interpersonal o intrapersonal es empática y es un intento por conocer acerca
del inconsciente, del mundo interno, los objetos internos, y el desarrollo de la
transferencia primitiva que se despliega. En particular, se toma en cuenta la
contratransferencia a fin de decodificar niveles primitivos de comunicación
que en la infancia no tuvieron palabras para su expresión. La
contratransferencia será la herramienta más importante para investigar la
psicosis. El orden, la hora del día y el lugar son importantes, así como los
mensajes que transmiten estabilidad y orden en la relación objetal, en lugar
del caos y el desorden que se experimentan como desorganización psíquica
en la mente del terapeuta. En mi trabajo habitual con pacientes hospitalizados,
ya sea en hospitales o clínicas psiquiátricas privadas, siempre veo al paciente
a las mismas horas establecidas. Pero en otros momentos del proceso,
especialmente en algunas psicosis agudas, es más importante la parte dinámica
del proceso, y en este caso, el marco o encuadre es la creación del holding y del
espacio mental en el campo psicoanalítico.134 La interpretación y actitud del
analista como una persona es fundamental para la creación del holding. Dentro
del espacio mental del holding incluimos al equipo, con el que siempre se
comparte el trabajo. Me refiero al psiquiatra y al psicólogo, así como a los
residentes y asistentes del hospital que tienen contacto con el paciente
mientras está hospitalizado. En el caso de Lorenzo hice todo lo posible para
proteger el encuadre, a pesar de las dificultades del paciente y la intimidante
tarea que enfrentó el equipo. El paciente debe experimentar al equipo como
una unidad adecuada y de holding. Lo importante es ser capaces de pensar
psicoanalíticamente acerca de la transferencia y del mundo interno del
paciente, así como de la contratransferencia. Nadie me impide pensar como
psicoanalista, ya sea que esté caminando por el hospital con el paciente, o si

134 Annie Anzieu, "Cadrages. Construction du cadre, construction du Moi", en Journal de la


Psychanalyse de l'Enfant, núm. 2, 1986, pp. 64-77; Vincenzo Bonaminio, "Cracking up. The work
of the unconscious experience. Christopher Bollas", en International Journal of Psychoanalysis, núm.
83, 2002, pp. 304-309 y Alfredo Painceira Plot, Clínica psicoanalítica a partir de la obra de Winnicott.
Buenos Aires, Lumen, 1998.

157
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

voy a un centro comercial a jugar videojuegos. Aquí, lo importante es crear


un espacio mental en común que sea apropiado para el holding y el trabajo
psicoanalítico. Incluso en un encuadre clásico, que incluye un diván, a veces
la existencia del psicoanalista puede ser negada. En mi paciente Lorenzo,
vemos que no todo podía basarse en elementos simbólicos o verbales. Es el
psicoanalista quien debe decodificar y diferenciar estas distorsiones o distintos
sistemas de comunicación.
El marco o encuadre es más que algo pasivo, como señala Goldberg.

La disposición ambiental de holding que Winnicott nos ha revelado implica


mucho más que un estado pasivo de empatía: de hecho, el holding ambiental a
veces debe ser creado y buscado activamente dentro del terapeuta, un proceso
que puede implicarle a éste una gran cantidad de actividad y lucha interna [y]
no necesariamente alguna actividad externa, más bien una cierta actividad o
vivencia interna con estados mentales internos. 135

Lorenzo tenía varios mecanismos de defensa simultáneos que se


utilizaron indistintamente y se modificaron a lo largo del tratamiento. Algunos
de estos son:

• una poderosa identificación proyectiva;


• ecuaciones simbólicas;
• confusión, especialmente entre lo humano y lo inanimado, y
• un comportamiento basado en maniobras o mecanismos autistas.

Identificación proyectiva

El paciente videoadicto vació su mente en el espacio imaginario representado


por la pantalla y proyectó sobre los personajes su mundo interno; él era como
un guante volteado que vaciaba su contenido en la pantalla. Los personajes
en los videojuegos —imaginarios en la pantalla, pero con cierto parecido con
personas de la infancia— se convirtieron en reales para él y lo perseguían con
una implacable sed de venganza. El paciente ejercía un poder omnipotente
sobre estos personajes a través de poderosos mecanismos obsesivos, pero
temía que lo tratarían como él trataba a los personajes en los videojuegos.

Ecuación simbólica

135 Peter Goldberg, "The holding environment. Conscious and unconscious elements in the
building of a therapeutic framework", en L. B. Boyer y P. Giovacchini (eds.), Master clinicians on
treating the regressed patient. Northvale, Nueva Jersey, Jason Aronson, 1990.

158
DAVID ROSENFELD

El mundo real exterior también se proyecta sobre la pantalla del videojuego.


Para explicar este tipo de funcionamiento, utilizo el modelo teórico descrito
por Segal,136 que encuentro útil para explicar las diferencias entre un símbolo
y una ecuación simbólica. Segal insiste en lo que yo creo que es crucial para
nuestro trabajo con pacientes severamente perturbados: los primeros
procesos de simbolización, así como las alteraciones o distorsiones
patológicas a las que el símbolo se somete, pueden ser analizados y
comprendidos debido a que salen a la superficie en la relación analista-
paciente. Aquí es donde nosotros como analistas tenemos la oportunidad de
analizar la influencia de la fantasía en la realidad y cómo sostiene las
percepciones del paciente. Nuestra tarea más importante es entender cómo el
paciente distorsiona su percepción del analista. "En un simbolismo concreto,
el símbolo es equivalente a lo que es simbolizado.
El simbolismo concreto conduce a un error de percepción y a creencias
falsas".137

Transferencia e interpretaciones

Al vaciar su mente a través de la identificación proyectiva, el paciente provoca


estados de confusión. Propongo que Lorenzo no podía renunciar a sus
videojuegos porque necesitaba evacuar en el mundo exterior —en un mundo
no-humano— la violencia, el odio, el asesinato y el sexo brutal que ocupaban
sus fantasías. Por lo tanto, hasta que no mata a los personajes que lo persiguen
y que él odia, no puede abandonar el videojuego o la pantalla. En lo que
respecta a la técnica y transferencia, usamos el concepto de transferencia
psicótica, también llamada transferencia primitiva, delirante o regresiva, para
describir un tipo de transferencia que tiene intensas características primitivas
y afectos indiferenciados basados en objetos parciales.138

Sensaciones autistas

Con frecuencia, los pacientes autistas se provocan sensaciones en su propio


cuerpo a fin de crear maniobras protectoras. A través de sentimientos o
sensaciones corporales crean lo que Tustin llamó "un mundo de sensaciones

136H. Segal, "Fantasy and reality", en op. cit., pp. 395-401.


137Ídem.
138 D. Rosenfeld, "Psychic changes in the paternal image", en International Journal of

Psychoanalysis, núm. 73, 1992, pp. 757-771 y D. Rosenfeld, "Toxicomanie, addiction, et transferí
psychotique", en Alain de Mijolla (ed.), Dictionnaire International de la psychanalyse. París, Calmann-
Levy, 2001. (Diccionario internacional de psicoanálisis. Madrid, Akal, 2007).

159
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

que los envuelve y en el cual viven".139Éste es un sistema primitivo de


supervivencia y una forma de lograr un concepto de identidad igualmente
primitivo; una manera de evitar que desaparezcan. Los niños autistas, por lo
general, tocan o se frotan contra los objetos del consultorio. Pueden, por
ejemplo, lamer las ventanas o los muebles, o frotar con sus brazos y manos
las cortinas o la ropa del analista. Buscan sensaciones corporales a fin de crear
un escudo protector. He encontrado algunos pacientes adictos a las drogas
que cuando eran niños, tuvieron algunos rasgos autistas y sobrevivieron al
crear su propio mundo de sensaciones a través de las drogas. En adolescentes
y adultos la búsqueda de este tipo de sensaciones se logra con drogas cada vez
más fuertes a fin de tratar de obtener poderosas sensaciones corporales, lo
que refleja cómo los niños autistas obtienen estas experiencias sensoriales a
través de los movimientos corporales.140 Los niños autistas usan maniobras
autistas para rodearse de un mundo de estímulos sensoriales a fin de
protegerse de todo lo que es aterrador en el exterior. Éste es un mundo de
sensaciones creadas por su propio cuerpo, y éstas se experimentan de una
manera concreta. Al usar partes del cuerpo de esta manera, el objetivo
principal es no dejar pasar las amenazas de ataques físicos y, en definitiva, la
aniquilación. Para ellos, cualquier separación o ausencia es un desgarramiento,
y cualquier ausencia se experimenta como un agujero. Por ejemplo, este
paciente fue capaz de simbolizar una fantasía cuando interrumpí el
tratamiento porque tuve que salir. Expresó con un sueño que tenía un agujero,
un hueco, entre el ano y los testículos. Expresó esta separación y pérdida
como una pérdida de una parte de su cuerpo. Dice Tustin: "Los pacientes
autistas son temerosos a pesar de tener este escudo protector".141
Hemos descrito algunas conductas de nuestro paciente Lorenzo, que
también observamos en el tratamiento de niños autistas. Un ejemplo es que
llegaba de puntillas a mi consultorio: para ser precisos, de la punta de sus
dedos gordos. Otra actividad eran sus giros alrededor del consultorio, que es
típico de los movimientos repetitivos de los niños autistas.142 Otra era su
búsqueda repetitiva de estímulos sensoriales al girar sus dedos y manos y
frotárselas vigorosamente. Creo que la maniobra autista más estrechamente
relacionada con su adicción a los videojuegos y la computadora era su intento

139 Francés Tustin, The protective shell in children and adults. Londres, Karnac, 1990. ( E l cascarón
protector en niños y adultos. Buenos Aires, Amorrortu, 1992).
140 D. Rosenfeld, "Primitive object relations in drug addict patients", en L. B. Boyer y P.

Giovacchini (eds.), Master clinicians on treating the regressed patient. Northvale, Nueva Jersey, Jason
Aronson, 1990 y D. Rosenfeld, "Le rôle du pére dans la psychose", en Didier Houzel y Claudine
Geissmann (eds.), L'enfant, ses parents et le psychanalyste. París, Bayard, 2000. ( E l niño, sus padres y
el psicoanalista. Madrid, Síntesis, 2006).
141 F. Tustin, op. cit.
142 Susan Reid (ed.), Developments in infant observation. Londres, Routledge, 1997.

160
DAVID ROSENFELD

autista de obtener estímulos sensoriales a través de las luces brillantes y los


colores de la pantalla de video, los ruidos fuertes de sus juegos y las
vibraciones que sentía en su cuerpo. Ésta es otra manera de obtener, como lo
define Tustin, sensaciones corporales. Los niños autistas, absorbidos y
atrapados en el mundo sensorial, no pueden utilizar la proyección y, por lo
tanto, son incapaces de hacer contacto con el exterior por medio de la
identificación proyectiva.143 El aprendizaje se demora y, por supuesto, la sim-
bolización se detiene.
La contribución de Ogden sobre la 'posición autista-contigua' es
particularmente importante para la teoría y la clínica.144 En esta posición, las
experiencias sensoriales primitivas proporcionan al yo un sentido de
cohesión, una envoltura para la piel. Para Ogden, éste es el punto de partida
para la formación de una estructura rudimentaria de la subjetividad y una
experiencia incipiente de un yo integrado. Ésta sigue siendo un área no-
simbólica, una no-separación del yo y del objeto.
En cuanto al efecto de la televisión, videojuegos y computadoras en la
mente del niño durante la primera etapa de la infancia, me gustaría comentar
algunas cuestiones interesantes descritas por Amati Mehler,145 sobre la
influencia de la televisión y los videojuegos en los procesos mentales de los
niños. Amati Mehler dice que "los padres y los maestros se han interesado y
alarmado cada vez más por la invasión de los videojuegos". Ciertamente, la
inquietante cuestión del "niño tecnológico", simbolizado en un congreso por
una caricatura que representaba a un niño con una gorra (computadora) en la
cabeza, propone un área de estudio que ha sido, en gran parte, inexplorada.
Un reciente congreso acerca del mismo tema se tituló "El niño on-off", en
referencia al uso desinhibido de todo tipo de botones y teclas. Sabemos que
el desarrollo y funcionamiento de la psique resulta de la interacción única y
variable entre el equipo intelectual innato exquisitamente individual en cada
niño, y el mundo que lo rodea. La mente se construye en virtud de las
experiencias y percepciones que tenemos en el ámbito de las relaciones
humanas y el medio ambiente que nos rodea. Por lo tanto, no podemos evitar
pensar en los cambios que se producen en la organización psíquica de los
niños. La falta de límites o diferenciación entre el verdadero horror y la ficción

143 Wilfred Bion, "Differentiation of the psychotic from the non-psychotic personalities", en
Second thoughts. Londres, Karnac, 1984. (Volviendo a pensar. Buenos Aires, Hormé-Paidós, 2006).
144 Thomas Ogden, "Analyzing the matrix of transference", en L. B. Boyer y P. Giovacchini

(eds.), op. cit. y T. Ogden, Subjects of analysis. Northvale, Nueva Jersey, Jason Aronson, 1994.
145 Cf. Los artículos de Jacqueline Amati Mehler, "Il bambino e la tecnología", en ULISSE

Enciclopedia della ricerca della scoperta, vol. 13. Milán, Riuniti, 1987; "Reflessione sul 'Bambino
Tecnológico'", en Rivista di Picoanalisi, 1992 e "Informazione e formazione della mente", en
Anna Panepucci y Teresa Corsi Piacentini (eds.), Individuo e societá nelpensiero psicoanalítico e filosófico
contemporáneo. Milán, Franco Angeli, 1997.

161
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

son introyectados cada vez más con una naturaleza imperturbable. Esto
conduce a una invasión masiva del campo perceptivo e influye en el tiempo y
en el modo de reacción a los eventos que, a fin de ser mentalizados y
elaborados, requieren de un espacio interior y tiempo adecuados.
Posteriormente, Amati Mehler dice:

Estamos particularmente interesados en establecer los límites dentro de


ciertos objetos, tales como televisores o computadoras —cuando se usan a
una edad muy temprana o inadecuada— pueden interferir con el modo en el
que el yo interno establece la capacidad subjetiva de valorar y, en general,
comprender los eventos y la información procedente ya sea del mundo interno
o externo.146

Y añade (asignando valor a los aspectos introyectivos de la invasión


externa):

En particular me detendré en la interacción con la computadora y la televisión.


Esto no quiere decir que los videojuegos u otros juegos electrónicos, a los que
me referiré más adelante, no son importantes, pero creo que la televisión y la
computadora son los instrumentos que tienen mayor influencia en la
adaptación de los mecanismos mentales y, sobre todo, en el desarrollo de la
función simbólica.
Ésta es una de las principales razones de la alarma expresada años atrás,
cuando la computadora fue triunfal-mente promocionada —mientras más
pronto mejor— con el argumento de que estimulaba el desarrollo de los
procesos lógicos en los niños. Pero ¿cómo podemos usar la lógica cuando un
adecuado sentido de la realidad aún no se ha desarrollado? ¿O cuando aún no
puede distinguirse la ficción de la realidad? Una secuencia de los hechos puede
ser muy lógica y verdadera, pero su adecuación a determinada situación
requiere juicios más complejos y la apreciación de otras circunstancias con-
textúales.

Amati Mehler continúa:

El juego es uno de los elementos más importantes en la vida de los niños,


porque es el ámbito natural para experimentar la diferencia entre ficción y
realidad, entre los objetos animados e inanimados, construcción y destrucción,
encontrar y perder, placer y frustración, interés y aburrimiento, entre la
interacción con uno mismo y con los demás.

Y sobre la influencia de la televisión en los niños menores de 6 años


de edad, dice:

146 J. Amati Mehler, "II bambino e la tecnología", en op. cit.

162
DAVID ROSENFELD

La excesiva indulgencia de la televisión disminuye la capacidad de los niños


para centrarse en un problema durante un tiempo suficiente. Éste es un punto
muy relevante, ya que la atención, un requisito fundamental para el
aprendizaje, puede estar comprometida antes de entrar a la escuela. La
capacidad de formación de representaciones mentales también se ve afectada,
y éstos son los cimientos para, más tarde, categorizar operaciones mentales
más complejas. La televisión, en contraste con la lectura o el juego, se opone
a la experimentación, exploración y cualquier serie de otros mecanismos.
Pero mientras nuestras fantasías brotan espontáneamente desde dentro, las
imágenes que habitan en nuestra cabeza cuando (pasivamente) vemos la
televisión, vienen de fuera.

COMENTARIOS FINALES Y RESUMEN

En este capítulo presentamos el material clínico de un joven adicto a los


videojuegos y juegos de computadora. Presentamos el material clínico,
incluyendo los sueños. Ofrecimos hipótesis acerca de los mecanismos
empleados por el paciente y creemos que tales hipótesis pueden ser útiles para
la comprensión de otros pacientes con una psicopatología similar.
Describimos los mecanismos de identificación proyectiva, ecuación simbóli-
ca, mecanismos o defensas confusas y mecanismos autistas. En esta
conclusión y resumen me gustaría ampliar el concepto de mecanismos
autistas, especialmente las características del encapsulamiento autista, las
cuales puede manifestar un paciente que al mismo tiempo funciona de una
manera razonablemente adaptada a la realidad con la otra parte de su yo
neurótico.147 Como mencioné antes, al llevar a cabo un estudio profundo de
los mecanismos utilizados por el paciente, debemos buscar diferentes
mecanismos. Pero quiero hacer hincapié en las áreas del encapsulamiento
autista ya que parte del material parece enfocarse en mecanismos de este tipo.
En el modelo del encapsulamiento existe una protección o identificación
temprana que luego resultó estar bastante bien conservada en este paciente.
Me permito sugerir, como modelo explicativo, que existe una interacción
dialéctica entre todos los sistemas: uno dirigido a encapsular —que no
significa integrar, sino preservar— y así proteger las identificaciones, y otro
que, a pesar de todo, pierde identificaciones valiosas a consecuencia de las
poderosas identificaciones proyectivas. El drama interno se desarrolla entre
estos mecanismos. Técnicamente es conveniente tener en cuenta todos estos

147 Sydney Klein, “Autistic phenomena in neurotic patients", en International Journal of


Psychoanalysis, núm. 61, 1980, pp. 395-402 y F. Tustin, Autistic barriers in neurotic patients. Londres:
Karnac, 1986. (Barreras autistas en pacientes neuróticos. Buenos Aires, Amorrortu, 1989).

163
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

mecanismos. Necesitamos prestar atención a los mecanismos de


identificación proyectiva a fin de evitar un vaciamiento mental debido a la
proyección masiva. Esto puede llevar a un vaciamiento mental, a graves
estados de confusión o incluso a la pérdida o desmembramiento de
identificaciones tempranas. También juega un papel importante en los trastor-
nos que utilizan las ecuaciones simbólicas. El encapsulamiento es una forma
de aislarse y protegerse del mundo externo, en contra de lo desconocido: el
no-yo. Se trata de niños cuyas heridas internas son dolorosas y están siempre
abiertas. Uno de los objetivos es preservar la integración prematura de la
personalidad, que ocurrió demasiado rápido.

CONCLUSIÓN

Con base en la experiencia se puede concluir que en muchos niños neuróticos


el proceso de encapsulamiento autista secundario se aisló en una 'bolsa' de
funcionamiento, de modo que el proceso de desarrollo parecía continuar con
normalidad. Esta es mi hipótesis transferida a pacientes adultos.148
Dos años después de que Lorenzo interrumpió el tratamiento
conmigo, vino a verme, siguiendo el consejo de su psicoanalista actual, que
salió de vacaciones y sugirió la necesidad de contención. Lorenzo vino al
consultorio y vi a un joven delgado, vestido muy elegante y bien peinado (lo
cual nunca había sido el caso en el pasado). Dijo que estaba compartiendo un
departamento con su hermana en el centro de Buenos Aires y que ambos
estudiaban. Esto no sería posible si hubieran permanecido en casa de sus
padres, que está muy lejos de las grandes escuelas, colegios y universidades.
Después, Lorenzo me comentó que había presentado el examen del curso de
inglés y que había aprobado el primer certificado. Ahora estaba a punto de
presentar otro examen de inglés, para un nivel superior. Debido a esto estaba
muy violento y ansioso y se había peleado con su hermana mayor. Más tarde,
cuando recordó las discusiones en la casa de sus padres, negó cuando ellos se
peleaban e incluso que se tiraban la comida durante su fiesta de cumpleaños.
Creo que el olvido o la negación a veces se manifiesta en pacientes
severamente perturbados, cuando depositan en su terapeuta épocas locas de
su vida o de extrema enfermedad y que luego se niegan a tolerar el recordar y
volver a sufrir estas épocas. También hablamos y recordamos los buenos
momentos mientras estuvo en tratamiento conmigo, en especial, cuando

148 D. Rosenfeld, "Identification and the Nazi phenomenon", en International Journal of


Psychoanalysis, núm. 67, 1986, pp. 53-64. La hipótesis de que el encapsulamiento autista es
también útil para preservar las identificaciones tempranas, fue descrito originalmente por el
autor en este mismo artículo.

164
DAVID ROSENFELD

terminó la escuela secundaria y ganó tres premios: a la mejor calificación en


Economía y Matemáticas, el mejor en francés y un premio a las mejores
calificaciones en su clase.

165
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

166
DAVID ROSENFELD

Capítulo 5

Escuchar e interpretar a un paciente psicótico

167
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

E spero demostrar, a través de una descripción clínica detallada, la


utilidad de la técnica psicoanalítica para el tratamiento de pacientes
psicóticos o gravemente regresionados, así como comunicar mi propia
experiencia al detectar indicios sutiles de la transferencia.
Expongo sólo un periodo muy limitado en el tratamiento de un
paciente: las entrevistas iniciales y los primeros meses del tratamiento.
Describo momentos de transferencia psicótica y luego el trabajo
psicoanalítico durante el episodio psicótico. Por lo tanto, espero estimular la
discusión teórica con base en datos clínicos y de esta manera sugerir una serie
de temas a debatir, en particular, la relación entre los modelos o teorías y su
influencia sobre la técnica interpretativa.
En primer lugar quiero ampliar el concepto de psicosis y la parte
psicótica de la personalidad. La descripción de Freud149 sobre la escisión del
yo en las psicosis, en una parte normal y otra que separa al yo de la realidad,
tiene una importancia fundamental para la comprensión de las mismas.
En el trascurso del tratamiento, el analista se vale de la parte neurótica
del paciente, con su mínima capacidad de verbalización, a fin de establecer
una relación transferencial. En otras palabras, de acuerdo a la definición de
Freud150 podemos inferir que en cada psicótico hay una parte neurótica, y esta
parte puede ser la base para el establecimiento de una relación transferencial.
Abraham151 comenzó a sugerir, percibir y afirmar que hay transferencia en la
esquizofrenia. Como señala Freud: "Aun en el caso de estados que se han
distanciado tanto de la realidad efectiva del mundo exterior como ocurre en
una confusión alucinatoria [...] en un rincón de su alma se escondía en aquel
tiempo una persona normal".152 Y añade: "Se forman dos posturas psíquicas
en vez de una postura única: la que toma en cuenta la realidad objetiva, la
normal, y otra que bajo el influjo de lo pulsional desase al yo de la realidad.

149 Sigmund Freud, "Splitting of the ego iri the process of defence", en The standardedition of the
complete psychological works of Sigmund Freud, vol. XXIII. Londres, Hogarth Press, 1955. ("La
escisión del yo en el proceso defensivo", en Obras completas, t. XXIII. Trad. de José L.
Etcheverry. Buenos Aires, Amorrortu, 1986, pp. 271-278).
150 S. Freud, "The dynamics of transference", en op. cit., vol. XII. ("Sobre la dinámica de la

transferencia", en op. cit, t. XII, pp. 93-105).


151 Cf. Los artículos de Karl Abraham, "The psychosexual differences between hysteria and

dementia praecox", en Selected papers of Karl Abraham. Londres, Hogarth Press, 1973. ("Las
diferencias psicosexuales entre la histeria y la demencia precoz", en Psicoanálisis clínico. Buenos
Aires, Aguilar, 2008, pp. 55-69); "Notes on the psychoanalytic investigation and treatment of
manic-depressive insanity and allied conditions", en op. cit., pp. 137-156. ("Notas sobre la
investigación y tratamientos psicoanalíticos de la locura maníaco-depresiva y condiciones
asociadas", en op. cit., pp. 124-141) y "The first pregenital stage of the libido", en op. cit., pp.
248-279. ("La primera etapa pregenital de la libido", en op. cit., pp. 225-253).
152 S. Freud, "An outline of psychoanalysis", en op. cit., vol. XXIII, pp. 201-202. ("Esquema del

psicoanálisis", en op. cit., t. XXIII, p. 203).

168
DAVID ROSENFELD

Las dos coexisten una junto a la otra".153 Insisto, entonces, que una parte sana
es necesaria para poder trabajar con un paciente psicótico. Como dice
Shakespeare:

[...] de la nada no puede hacerse nada.


William Shakespeare, Rey Lear154

Herbert Rosenfeld definió el término transferencia psicótica:

Los pacientes psicóticos proyectan sus sentimientos porque están o se creen


demasiado asustados como para enfrentarlos. El analista, sin embargo, al
igual que los padres en un desarrollo más normal, tiene el potencial tanto
para enfrentar los sentimientos y pensar en ellos, y es esta capacidad la que
poco a poco le ofrece al paciente para que la desarrolle por sí mismo. 155

Kernberg también describe episodios psicóticos cortos y transitorios


en pacientes borderline.156 En su libro más reciente desarrolló los conceptos
teóricos y clínicos de sadismo, agresión y violencia. Estoy de acuerdo con la
propuesta técnica de Kernberg, a saber, de no interpretar la identificación
proyectiva en los momentos de transferencia psicótica. Herbert Rosenfeld
dice algo similar en su libro Impasse and Interpretation.157

CARLOS

El paciente, a quien llamaré Carlos, me fue referido para consulta seis meses
después de que tuvo un episodio psicótico. El cuadro psicótico fue percibido
por su familia cuando el paciente regresó de sus vacaciones, y se hizo más
agudo y exuberante mientras pasó un par de días en una casa de fin de semana.
Para entonces él y su novia decidieron finalizar su relación. En la actualidad
tengo buenas razones para creer que tuvo un episodio previo
aproximadamente un año antes, del cual su familia parecía no tener

153 Ibid., p. 202. (pp. 203-204).


154 William Shakespeare, El rey Lear y pequeños poemas. Buenos Aires, Espasa, 1945, p. 34.
155 Herbert Rosenfeld, "Transference psychosis in the borderline", en Joseph LeBoit y Attilio

Capponi (eds.), Advances in psychotherapy of the borderline patient. Nueva York, Jason Aronson, 1979,
pp. 485-510.
156 Otto Kernberg, "Technical considerations in the treatment of borderline personality

organization", en J. LeBoit y A. Capponi (eds.), op. cit., pp. 269-305 y O. Kernberg, Aggression
in personality disorders and perversions. New Haven, Connecticut, Yale University Press, 1992. (La
agresión en las perversiones y en los desórdenes de la personalidad. Buenos Aires, Paidós, 1997).
157 H. Rosenfeld. Impasse and interpretation. Londres, Tavistock, 1987. (Impasse e interpretación.

Madrid, Tecnipublicaciones, 1990).

169
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

conocimiento y que, de acuerdo a la descripción, fue de naturaleza


confusional.
El episodio psicótico que lo llevó a consulta presentó, como me fue
dicho, un ataque exuberante y delirante junto con un lenguaje desorganizado.
El paciente empezó a nombrarse con los nombres de algunos de los grandes
jugadores de tenis y, sosteniendo una raqueta de tenis en la mano, en un
momento dijo que era Bjórn Borg, Jimmy Connors o Guillermo Vilas. Luego
asumió su identidad. Según su familia, hablaba en forma incoherente e
ininteligible.
El paciente, de 21 años de edad, vivía con sus padres y una hermana.
Sus parientes me dijeron que el episodio psicótico del paciente los tomó por
sorpresa: "Fue una completa sorpresa para nosotros, porque era un chico muy
calmado, ordenado y pacífico. Fue un shock, un escándalo, verlo hablar y
correr, o responder de manera delirante en la casa de campo donde también
estaban otros amigos". Mencionaron, casi de pasada, que al paciente le
resultaba difícil estudiar y pasaba horas interminables tratando de organizarse
y preparándose para sus exámenes.
Acordamos en un contrato según el cual el tratamiento comenzaría en
una base de cinco horas a la semana. Además, sugerí que la familia se
entrevistara más adelante con un psicoanalista muy conocido. La prescripción
de medicamentos se dejó en manos de mi equipo de colaboradores y el
paciente finalizó su tratamiento anterior con un psicoterapeuta silvestre.

La entrevista y el primer sueño

Carlos me impresionó por inexpresivo y poco comunicativo, no hacía gestos


que transmitieran estados afectivos. Nunca me miró a la cara. Era reservado
y parecía estar acorazado y/o bloqueado. Su padre lo acompañó a la primera
entrevista. En el momento de la consulta, Carlos había terminado la escuela
secundaria y estaba tratando de entrar a la Escuela de Bellas Artes, ya que era
músico y pintor.
En su primera entrevista el paciente parecía asustado. Durante varios
meses de tratamiento psicoanalítico (por lo general, uno de los miembros de
la familia lo acompañaba a mi consultorio), Carlos utilizaba un lenguaje
obsesivo que incluía la repetición de frases, conceptos y estructuras
gramaticales de tipo idiosincrásico, que eran difíciles o imposibles de
entender. Quería demostrar que su lógica y su pensamiento realmente
trabajaban; le demostré que utilizaba la lógica del pensamiento como una
defensa contra el temor de una nueva desorganización psicótica.
Esto sucedió con frecuencia durante los primeros meses y siempre
generó en mí, como su terapeuta, fuertes sentimientos contratransferenciales.
(La cuestión de la contratransferencia en esos momentos de duda obsesiva —

170
DAVID ROSENFELD

o de desorganización psicótica, desesperación o amenazas de suicidio— es tal


vez el eje central sobre el que en el futuro se enfocará la investigación en
pacientes psicóticos o regresivos.) A veces traía por escrito descripciones de
los sentimientos que experimentó durante un episodio psicótico o de
sentimientos que encontraba incomprensibles.
El padre de Carlos quedó huérfano a los 9 años, y su abuelo materno,
que vivió con ellos, murió dolorosamente de cáncer. Carlos fue muy cariñoso
con el abuelo, éste dormía en el cuarto al lado de él y pasó ahí muchos meses
en agonía antes de su muerte.
A veces el paciente mezclaba el tiempo de sus sesiones. Un día miró su
agenda y dijo algo que me sorprendió: "Mi madre escribe las cosas en mi diario
y tiene que verlo todas las mañanas, y ella ha hecho esto durante muchos años.
Ella anota todo en la agenda y arregla mi horario todas las mañanas".

Después del quinto mes Carlos trajo su primer sueño, del que se despertó muy
agitado. Entró al consultorio sorprendido de que había soñado.
Carlos soñó que estaba cruzando un estacionamiento; su papá estaba detrás de
él y su mamá estaba detrás de su papá. Entraron a un gran edificio por la puerta principal.
En ese momento no sabía a dónde iba. Caminaron por un pasillo y tomaron el ascensor
hasta el piso superior: sus padres, el operador del ascensor y el abuelo se quedaron de pie
cerca de Carlos. A medida que el ascensor subía, el paciente sufría una transformación: ya
no era de carne y huesos, era como una muñeca hecha de cristal transparente. Cuando
llegaron al piso superior, Carlos estaba preocupado por su fragilidad. Cuando salieron del
ascensor, el abuelo desapareció, pero una enfermera los llevó a una sala y dijo que el abuelo
estaba ahí. En ese momento Carlos ya no era de cristal y sintió que iba a estar muy triste.
Cuando llegó a la cama de su abuelo, su madre estaba detrás de él, y pensó que su hermana
venía por el pasillo.
Le pedí que me aclarara y me diera más detalles del sueño. El paciente
cooperó y yo interpreté: "El hecho de que puedas soñar es una prueba de que
tienes más confianza en el tratamiento, por ahora tienes a alguien a quien
contarle tu sueño". Además, le dije, era la primera vez que traía un sueño en
el que estaba tratando de elaborar la muerte de alguien a quien amó
tiernamente en su infancia. El sueño también mostró una parte importante de
la personalidad del paciente. En realidad, Carlos (como se representa en el
sueño) estaba mostrando que era una persona frágil que, ante un
acontecimiento traumático como la muerte de su abuelo, se dio cuenta de su
fragilidad.
Le dije que estaba mostrando una parte de sí mismo en el sueño, una
persona frágil, de cristal, que podía tolerar —sin fragmentarse o romperse—
estar cerca de la cama de su abuelo enfermo. Mientras estuvo en el elevador
de pie junto a su abuelo, su cuerpo, su mente, y su yo eran frágiles, sin
embargo, no estaban fragmentados y parecía estar contenido por los per-
sonajes del ascensor —aquellos de su infancia— como si fueran una especie
de piel o contenedor.

171
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

La otra parte del sueño —cuando entró a la sala del hospital y vio a su abuelo
en la cama— implica traer al consultorio todo su dolor por la enfermedad de
su abuelo. Luego dije que el aspecto más importante del sueño era que él iba
a visitar a su abuelo y a despedirse de él por primera vez en su vida. El paciente
respondió: "Nunca le di importancia a la muerte de mi abuelo, y siempre pensé
que no me preocupé en absoluto. Nunca pensé que sentí algo".
Después le dije que tal vez nunca fue capaz de decirle adiós a su abuelo
porque nadie le ayudó a enfrentar su tristeza y dolor. Mencionamos el hecho
de que su madre sufrió una depresión grave y su padre se hizo depresivo y
aislado después de la muerte del abuelo. Entonces le dije: "Parece que aquí
encontraste un lugar desde el que puedes empezar a trabajar este doloroso
duelo infantil". Añadí que el sueño parecía reflejar su creencia de que él era un
ser frágil hecho de cristal, que podía fragmentarse en cualquier momento.

En sesiones posteriores Carlos regresó a este sueño y así me di cuenta


e interpreté que el estacionamiento también significaba que en su tratamiento
encontró —su padre siempre lo llevaba a mi consultorio— un lugar donde
podía estacionar su mente; podía entrar a un edificio y hacer un largo viaje a
su mundo interior, el cual estaba representado por el espacio del elevador
donde hizo un viaje analítico acompañado por todos sus objetos internos.158
Algún tiempo después tuve la oportunidad de obtener una completa y
detallada imagen de su madre. El paciente la describió como una mujer
dominante y exigente, que no podía tolerar el desorden y que era intrusiva
pero también afectuosa, así como básicamente depresiva. En otro momento
describió a su padre como un hombre que hacía una cara muy triste si lo
contradecían y, sobre todo, cuando otro niño estaba en la casa, alguien quien
tenía que ser atendido.

Dos sueños sobre la identidad y la transferencia

El lunes de ese mismo mes Carlos trajo un sueño muy importante, que
condensa la transferencia y su historia de vida, en particular lo que respecta a
la pérdida de la identidad personal. Entró desaliñado al consultorio. No se
había afeitado y tenía una expresión de asombro. Dijo que tuvo una pesadilla
de la que se despertó gritando y angustiado. Éste fue el sueño:
"Tú estabas en frente de mí, pero eras una especie de demonio, y con diferentes facciones.
Túpelo era tieso, largo y resaltaba sobre tu frente... tus ojos eran extraños. Entonces
hablamos de algo que me asustó. T aquí está la parte más aterradora: mi cara empezó a
cambiar, a transformarse, poco a poco fue cambiando y comenzó a ser otra cara. Mi cara
estaba cambiando, mis mejillas, mi boca, mi nariz, muy lentamente; el sentimiento fue
tan vivido, ese sentimiento de estar transformándome, que me desperté
gritando y sudando y desperté a toda mi familia. Todos corrieron a mi

158 Thomas Ogden, The matrix of the mind. Northvale, Nueva Jersey, Jason Aronson, 1986.

172
DAVID ROSENFELD

habitación y se quedaron conmigo". Luego agregó algo muy significativo:


"Pero esa persona no me hizo nada, me di cuenta de que no me hizo nada".
Después de preguntarle acerca de algunos detalles del sueño, interpreté que
el sueño condensó de una manera plástica todo lo que estaba tomando lugar
en su relación conmigo. Sintió que recibir una interpretación diseñada para
hacerle pensar, significaba que yo iba a cambiar su identidad, representado en
el sueño por su cara; él creía que yo podía cambiar su rostro, como si yo fuera
un monstruo. "Además, da razón de la crisis transferencial que estás pasando
y el episodio psicótico del año pasado, cuando pensabas que la gente traía
cosas por medio del sueño, tu miedo a mi deseo de cambiar tu identidad".
Hice hincapié en su última observación, porque yo lo vi como un signo de
esperanza. El final, que agregó luego de despertar, era esperanzador. Después
de todo, en el sueño expresó su terror de recibir algo de mí, pero también dijo:
"[Él] no me hizo nada".

El sueño se analizó en el trascurso de varias sesiones, en parte porque


fue un sueño clave que mostró su historia y su crisis de identidad y porque
después de varios días el paciente seguía bajo el impacto de la pesadilla. Le
señalé que traer el sueño era una manera de mostrar confianza en mí, más
precisamente, era la prueba de su confianza en mí como un analista capaz de
contenerlo con sus miedos y pesadillas.

Una semana después Carlos narró un nuevo sueño. Él había escrito una
pieza de música y la llevó con su maestro de música. Se sintió feliz al componerla,
pero su maestro hizo tantas correcciones que la composición se transformó en algo
muy diferente. Al final, sólo se quedaron las correcciones hechas por el maestro de
música. Él estaba triste porque su propia composición musical desapareció. Le pedí
aclaraciones y más detalles de cada una de las diferentes partes del
sueño.
Interpreté que el sueño era una continuación del anterior acerca de la
transformación o del cambio de su cara. Aquí yo era el maestro a quien
le trajo pensamientos e ideas personales. Pero él tenía miedo de que yo
cambiara sus ideas, probablemente errando en una interpretación, la
cual le di para estimular su pensamiento, por las correcciones que
modificarían o acabarían con su forma de pensar, o lo que es más
importante, modificarían su identidad. Este fue el aspecto más urgente
o importante de lo que estaba sucediendo en la relación transferencial
conmigo. Trajo algo que formó parte de su propio pensamiento o
identidad personal y pensó que yo la corregiría o modificaría, o en
última instancia que yo lo convertiría en una parte mía. Él temía que
cuando saliera de mi consultorio no tendría su propio pensamiento
sino las correcciones; la personalidad y la identidad de Rosenfeld, su

173
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

maestro de música. Las asociaciones del paciente confirmaron la


adecuación de esta línea interpretativa.

Durante muchas semanas Carlos utilizó un lenguaje monótono, repetitivo y


obsesivo, desprovisto de emoción y lleno de palabras vacías y huecas. En ese
momento escribí en mis notas que, aparte de transmitir aburrimiento y
monotonía, incluyó elementos nuevos: quejas y reproches. Esto continuó
varias semanas hasta que un día del sexto mes de tratamiento trajo un sueño
que parecía anunciar el regreso de una escisión o una parte psicótica. Así lo
dijo el paciente:

Vi platillos voladores acercarse desde lejos, desde el espacio. Seres extraterrestres como los
de la película E. T. (El Extraterrestre) caen.
Me sentí aterrorizado cuando vi acercarse los platillos voladores del espacio y más
aterrorizado cuando comenzaron a acercarse los extraterrestres.
Luego de pedirle aclaraciones y asociaciones, interpreté que los platillos
voladores y los seres extraterrestres son una parte desconocida de él mismo
que fueron previamente disociadas, proyectadas lejos de él, en otra galaxia o
un espacio muy alejado de su mente. Le sugerí que era una parte trastornada
o loca que él no reconocía como propia.

El sueño muestra el funcionamiento mental de la parte más


regresionada o trastornada del paciente. Este sueño de los extraterrestres
reapareció en el tratamiento, con un significado diferente: cuanto más se
acercaban los extraterrestres, ya no eran tan aterradores ni hostiles. Pero esto
correspondía a la segunda versión del sueño, no a la primera. La dinámica
mental del paciente parece ser como sigue: Carlos hace escisiones masivas y
proyecta esos contenidos afuera.159 El sueño me preocupó por una posible
invasión renovada de la parte psicótica en el aparato mental del paciente.

Consideraciones clínicas acerca de estos sueños

En el sueño de los platillos voladores, elegí interpretar las dinámicas del


mundo interno del paciente (el retorno de las partes del yo que fueron
proyectadas). En cambio, en los otros dos sueños, escogí interpretar la

159 Melanie Klein, "The psychotherapy of the psychoses", en The writings of Melanie Klein: Love,
guilt and reparation and other works, vol. 1. Londres, Hogarth Press, 1975, pp. 233-235. (Existe una
reimpresión por Karnac, 1992). ("La psicoterapia en las psicosis", en Obras completas. Amor, culpa
y reparación, t. 1. Buenos Aires, Paidós, 1988, pp. 238-240). Hanna Segal, Introduction to the work
of Melanie Klein. Londres, Karnac, 1988. (Introducción a la obra de Melanie Klein. Buenos Aires,
Paidós, 2002).

174
DAVID ROSENFELD

dinámica transferencial. Podríamos decir que el hecho de que el paciente pudo


traer sueños a la sesión se conceptualiza como su primer intento en diferenciar
entre el mundo interno y el mundo externo.
Como se observa en el primer sueño (en el que Carlos está con su abuelo),
podemos asumir que de esta manera el paciente trae su vínculo libidinal con
su abuelo; tal vez estaba buscando un vínculo cariñoso e infantil.
Podríamos tratar de comparar el sueño de la transformación de la cara
y el sueño de la composición musical. En el primero el paciente expresó la
modificación a través del cuerpo; en el segundo hubo un elemento
intermediario más simbólico. Ahí, la partitura musical implica un lenguaje
verbal primitivo.160 El paciente parecía distanciarse de su cuerpo, es decir,
cambió a otro nivel de representación. El primer sueño correspondía a un
nivel narcisista o hipocondríaco.161 En el sueño del cuerpo hecho de vidrio
(cuando visitó a su abuelo) había una evidente fantasía corporal, que podía ser
una fantasía hipocondríaca.

Abrazando al padre

Esta etapa fue seguida de muchas semanas durante las cuales Carlos hacía
comentarios detallados y obsesivos. En varias ocasiones trajo cuadernos en
los que escribía sus ideas, reflexiones obsesivas acerca de una pregunta, una
idea o un problema. Otras veces leía lo que escribió en el trascurso del
episodio psicótico. El paciente venía regularmente a sus sesiones, con
frecuencia acompañado por un miembro de la familia, pero a veces solo.
Interpreté sus narraciones obsesivas como defensas lógicas contra la
desorganización.

Un día, después de una sesión en la que logró comunicarse bien conmigo,


Carlos presentó algunos cambios en su lenguaje o sistema obsesivo. Me dijo
que se sintió débil al caminar por la calle y tuvo que sostenerse del hombro de
su padre. "Eso me asustó mucho", dijo. "Después de que abracé a papá, me
sentí paralizado. Se paralizó mi pie izquierdo". Interpreté: "Tú quieres
sostenerte del hombro de tu papá, como lo haría un niño. El niño dentro de
ti quiso abrazar a papá". Agregué, "Quizás tuviste miedo porque pensaste que
era algo que un niño no haría, y paralizaste una parte de ti que consideras
como una parte femenina".
Más tarde en esta sesión interpreté: "Es como si dentro de ti un niño dijo,
'Quiero ayuda de papá, eso es todo'. Pero tienes miedo y por eso paralizaste

160 Ricardo Avenburg, comunicación personal, 1992.


161 Jorge Ahumada, "On narcissistic identification and the shadow of the object", en
International Review of Psychoanalysis, núm. 17, 1990, pp. 177-187 y Benito López, "Una distorsión
semántico-pragmática: el paciente del discurso ininterrumpido", en Psicoanálisis, núm. 7 (1-2),
1985, pp. 279-300.

175
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

la parte femenina que temes cada vez que te acercas a papá o a un hombre.
Yo, Rosenfeld, soy un hombre, y quizá lo que te pasó tiene que ver con el
miedo a acercarte a mí".
Parecía claro que intensas fantasías homosexuales se expresaban a través de
sensaciones corporales. Otro de los temas teóricos para discusión tiene que
ver con la técnica analítica para interpretar la aparición de niveles sexuales e
histéricos que coinciden con niveles pregenitales en muchos pacientes. Sin
embargo, otro tema de discusión teórica es la elección del analista del nivel de
desarrollo del paciente que interpretará en ese momento.
El resto de la sesión se le dedicó a demostrarle a Carlos que su expresión de
afecto hacia su padre era también una forma de comunicación conmigo, que
quería abrazarme, mostrarme su afecto, pero esto lo aterrorizaba. Le dije que
quizá incluso pensar en mí y recordarme con cariño fuera de la sesión podría
experimentarse como espantoso.

El episodio psicótico

Durante la semana en que el paciente comenzó a desorganizarse, su


comunicación conmigo se caracterizó por una gran emoción y afecto. Pocos
días antes vimos que podía abrazar a su padre, una muestra inusual de afecto
que lo había agitado.

Un día, el paciente pensó en voz alta, "le pedí a mi terapeuta familiar que me
matara, entonces que tomara mi cuello con fuerza". Le dije otra vez que lo
que quería realmente era matar a la parte loca dentro de él que lo controlaba,
pero debía tomar en cuenta que para hacerlo se lo pedía a un psicoanalista,
tanto en la noche anterior como en ese momento. "Además, lo que quieres es
matar la parte que crees que es una mujer si se acerca a mí, como cuando se
acercó a tu papá y lo abrazaste". Entonces agregué: "Pero yo trataré de curarte
con palabras. No hay necesidad de matar las partes locas y femeninas".
En los últimos minutos de la sesión el paciente recuperó un nuevo recuerdo
infantil. "¿Sabes una cosa, doctor? Cuando yo era un niño, me vestían de
esmoquin cuando había fiestas de cumpleaños de los niños de la escuela, y a
veces usaba guantes blancos para ir a la fiesta y no ensuciarme". Luego agregó:
"Me siento como si estuviera lejos de aquí, me siento tieso". Le dije: "Es como
si cada vez que me dices algo, te asustas y terminas alejándote, sientes que
estás muy lejos. Es como si repitieras conmigo la historia con tu papá".

La crisis

En la siguiente sesión, el paciente se conectó conmigo. Parecía mucho más


relajado, su cuerpo menos rígido y me dijo que tuvo relaciones sexuales con
su novia. Entonces dijo que algo extraño le sucedió, sensaciones corporales
que nunca antes había tenido y se asustó, "como si fueran sensaciones atemo-
rizantes que venían de afuera". El agregó, "Sucedió mientras tenía un orgasmo

176
DAVID ROSENFELD

durante el sexo". (Quiero aclarar que hasta ese momento el paciente nunca
había mencionado sentimientos o relaciones sexuales.) "Las sensaciones
corporales que tienes ahora", le dije, "son similares al sueño con platillos
voladores y seres extraterrestres".
Al día siguiente, los padres de Carlos me llamaron por teléfono para
decirme que el paciente se desorganizó y estaba muy agitado. Esa mañana
Carlos llegó a mi consultorio aterrorizado y rígido, dijo: "Estoy delirando,
estoy psicótico". "Estoy controlado telepáticamente". "Tengo sensaciones
extrañas y estoy loco". "Afuera en la calle hay hombres que son mitad
hombres y mitad mujeres... Estoy delirando, estoy controlado telepáti-
camente desde el exterior y siento cosas extrañas en todo mi cuerpo, me
hacen sentir cosas raras..."
Le dije que se calmara, que días anteriores y en las últimas sesiones estuvo
bien, con comunicación afectiva conmigo, como quizá nunca la había tenido.
Le dije, "Quizá este es tu miedo". "Tienes una fantasía acerca de mí, un tipo
de delirio de lo que te pasa conmigo aquí, y entonces proyectas eso en la calle
y ves en los demás lo que te sucede aquí. Lo que ocurre es algo que se origina
exclusivamente en tus propias emociones hacia mí y lo que sientes aquí
conmigo. Nunca tuviste tales emociones intensas porque nunca permitiste que
sucediera... o bien, fuiste un niño forzado a disfrazarse en un esmoquin, todo
rígido teniendo que reprimir sus afectos. Crees que el mostrar afecto aquí
implica pérdida de control mental o algún otro tipo de locura. Además,
imaginas o supones que te convertirás en mujer si eres cariñoso".
En la misma sesión el paciente movió la silla y estiró las piernas, tenía sus
zapatos arriba de mi escritorio, casi frente a mi cara. Luego bajó sus pies,
caminó alrededor del consultorio, bastante enojado, y tomó algunos platos de
barro que estaban puestos en macetas y los arrojó violentamente contra el
suelo.
Después de romper los platos, el paciente dijo: "Tú me controlas". Intepreté,
"Tú crees que esto sucede cuando recuerdas o piensas en mis interpretaciones
después de la sesión". Enfático, "crees que recibir mis palabras es lo mismo
que recibir órdenes. Es por eso que sientes que estoy controlándote telepá-
ticamente desde la distancia. Crees que te dirijo telepáticamente, y quizá esto
es porque hubo una historia real con tu madre: ella dirigía todo lo que hacías
y terminaste pensando que yo haría lo mismo contigo". El paciente respondió,
"Si recibo una interpretación, entonces me convierto en la interpretación".

Por la noche los padres del paciente, el psiquiatra y el psicoanalista a


cargo de la terapia familiar se pusieron en contacto conmigo y me dijeron lo
que sucedió ese día en el transcurso de la sesión de la terapia familiar. Carlos
se puso violento: agarró su cuello y luego trató de agarrar al psiquiatra por el
cuello. Era la primera vez que atacaba físicamente al psiquiatra. Ante esta
reacción violenta, el psiquiatra le dio una inyección para tranquilizarlo, a la
que el paciente no se opuso.

177
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

También me dijeron que en el trascurso de la sesión, el paciente estuvo


hablando de "penes, falos, tener relaciones sexuales con sus padres", y con
insistencia repetía que estaba psicótico. En la conversación que tuve con su
madre, ella comentó que Carlos veía "penes y hombres en todas partes",
como si tuviera alucinaciones. Sin embargo, parecía estar calmado en ese
momento, gracias al sedante.

En la sesión conmigo la mañana siguiente, Carlos afirmó otra vez que era
influenciado y estaba convencido que era dirigido telepáticamente por el
exterior, "en la calle, los hombres son mitad hombres y mitad mujeres".
A lo largo de mis intervenciones continué la línea interpretativa adoptada
en las sesiones anteriores. Luego volvió a hablar de "penes y falos" y me leyó
un libro que trataba de esos temas. Expresó ideas suicidas, por lo que decidí
su hospitalización inmediata.

Cuando terminó la sesión le expliqué a sus padres, delante de Carlos, que el


surgimiento repetido de la idea suicida me llevó a decidir hospitalizarlo.

Hospitalización

En la clínica pasé varias horas con el paciente para contener su angustia y


desorganización, pero también interpreté sus fantasías.

Mientras caminábamos a su habitación, Carlos comenzó a expresar una


fantasía delirante. Repetía una y otra vez: "Todo esto es una mentira. Tú no
eres doctor y aquellas personas abajo en el comedor tampoco son médicos ni
pacientes".
Cuando llegamos a su habitación, me senté y Carlos se sentó en la cama
como si la estuviera probando. Cuando parecía más relajado, abrió el armario
para poner ahí su ropa: eso me tranquilizó porque significaba que aceptaba su
hospitalización y permanencia en la clínica. De pronto sucedió algo
inesperado, algo que a mí y al personal nos impactó profundamente.
Cuando el paciente abrió el armario para poner ahí su ropa, tomó los
ganchos y gritó: "Tú me mientes... Yo sé que todas las personas de allá abajo
son actores. Ésta es la evidencia indiscutible: éste es el Hotel Ritz".
Profundamente impactado, brinqué. Al mismo tiempo vino un doctor
porque había escuchado los gritos. El paciente estaba fuera de sí pero
triunfante, pues comprobó su idea delirante y la omnipotencia característica
de la psicosis. Sacó los ganchos y me los mostró, uno por uno. De hecho, los
ganchos realmente pertenecieron al Hotel Ritz: las palabras 'Hotel Ritz-
Buenos Aires' estaban escritas en todos ellos.
Es difícil para mí describir lo que sucedió entre el momento cuando el
paciente vio los ganchos y gritó que estaba confirmando, con evidencias, su
delirio de omnipotencia, y el momento cuando llegó el médico y le explicó a
Carlos que un paciente extranjero estuvo en esa habitación, alguien que antes

178
DAVID ROSENFELD

de su hospitalización se había hospedado en el Hotel Ritz y trajo consigo los


ganchos. El médico repitió esta explicación aproximadamente media hora,
mientras Carlos escuchaba con atención. Más tarde, cuando se calmó un poco,
fuimos a todas las habitaciones de la clínica para mostrarle los ganchos de
todos los armarios. Afortunadamente, el nombre de la clínica estaba escrito
en todos ellos.
Sin embargo, continuó la búsqueda de pruebas, y en un momento Carlos
dijo que la mujer que vio en el comedor no era paciente y nos pidió que le
mostráramos la habitación donde se alojaba esa mujer. La jefa de enfermeras
le pidió permiso a las pacientes femeninas para mostrar las habitaciones y
luego le dijo a Carlos que podía verlas. El paciente se tranquilizó un poco.
Le dije que necesitaba saber que el área femenina —es decir, su propia parte
femenina— estaba muy lejos, sin mezclarse con su parte masculina. Insistí en
que necesitaba corroborar que dormiría con su parte masculina: es decir, en el
área de los hombres.

Éste fue el impactante episodio en el que el paciente pensó que había


encontrado las pruebas que corroboraban su omnipotencia psicótica.
Regresamos a su habitación y me quedé para acompañarlo en la aceptación y
elaboración de su hospitalización. Cuando me fui, después de un mutuo
"Hasta mañana", Carlos me pidió que no cerrara la puerta entre su habitación
y la habitación de uno de los médicos.

***

Teníamos tiempos y días fijos para la sesión psicoanalítica. Yo estaba


terminando una sesión mientras sus padres, en una de las visitas al hospital,
estaban sentados en la sala de espera.

Me acerqué a saludarlos y escuché a su mamá decirle al paciente: "Te ves


como si estuvieras curado, estás curado, no necesitas estar aquí, ya estás
curado, tu cara se ve curada". Esto lo repitió varias veces.
Para mi gran sorpresa, el paciente respondió "Madre, estoy muy enfermo, y
estoy aquí porque quiero estar bien". Yo sólo comenté: "Trate de no confundir
a un paciente que descubre qué es lo que está enfermo en él y que quiere
recuperarse".

Un par de semanas después de este incidente, el paciente ya no estaba


hospitalizado y venía a mi consultorio para sesiones individuales. El paciente
estuvo dos sesiones en silencio, pero luego, en una voz suave y quebrada,
dijo:

"Mi madre me prohibió decírtelo... (largo silencio)... pero mi madre me lleva


con un médico extravagante que me da pociones mágicas y hace magia con

179
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

sus manos y lee las cartas del Tarot". Dijo: "mi madre me prohibió..." [...]
"pero ella dice que este médico me curará mejor que tú..."
Por suerte pude guardar en silencio mi reacción emocional
contratransferencial (que traté de poner por escrito después de la sesión) y,
calmado, le dije al paciente que quería una entrevista con él y con sus padres
para hablar acerca de esto.

Decidimos tener la entrevista junto con el psicoanalista familiar. Le


pregunté a la madre si lo que Carlos me dijo era cierto: "que lo llevaba con
un médico extravagante diciéndole que es mejor que yo". Su única reacción
fue gritarle al joven, "¡Por qué le dijiste!"
Enfrente de Carlos, le dije a los padres: (l) "Ustedes no pueden soportar
la idea de dejar de controlar la cabeza de Carlos, como si fuera un títere y ser
usted la única que controle su mente". (2) "Usted le hace creer que soy
estúpido e inepto y la única que es útil es la madre". (3) "Esto es lo mismo
que hace con Carlos y su padre: le hace creer que su padre es estúpido, un
idiota, así como le hace creer que soy estúpido, un idiota que no sabe cómo
curar". (4) "Así es como conduce a Carlos a la locura". (5) "Está celosa de que
su hijo se halla independizado de usted y quiere seguir tratándolo como parte
de su cuerpo y de su mente".
En la siguiente sesión individual le pregunté al paciente qué pensó y si
entendió lo que dije. Respondió que al principio se asustó por la violenta
reacción de su padre cuando manifesté que también era tratado como un
tonto. Y agregó: "No pude dormir la noche entera, pero comprendí mucho
más acerca de cómo funciona mi familia".
La evolución ulterior del paciente fue buena, en el sentido de que
continuó con las sesiones en el consultorio. Pero la madre fue celosa en
demasía cuando él solicitó una beca en el extranjero para distanciarse de su
familia.

COMENTARIOS TEÓRICOS Y TÉCNICOS

Mi propósito en este capítulo ha sido exponer cómo interpreto y cómo utilizo


los modelos teóricos en la práctica psicoanalítica —específicamente en la
técnica con un paciente psicótico— y describir mis intensos sentimientos
contratransferenciales en relación a él. En este caso particular un importante
requisito técnico era tomar en cuenta la necesidad de evitar ser invasivo o
intrusivo, como la madre del paciente.
Con un paciente que ha tenido un episodio delirante (mi paciente
pensó que era controlado telepáticamente), las interpretaciones no deben
declararse con rigidez, sino como sugerencias a modo de preguntas, porque

180
DAVID ROSENFELD

él puede tomar las declaraciones interpretativas como órdenes que tiene que
llevar a cabo; por ejemplo: "¿Crees que los platillos voladores que vienen del
exterior podrían ser una parte de tí? ¿Qué piensas? ¿Podría ser algo como
eso?"
Otro aspecto técnico a tener en cuenta es que el analista tiene que ser
cauteloso y debe evitar el anticipado uso de palabras que el paciente pueda
distorsionar, así como interpretaciones sobre niveles edípicos y sexuales.
Sugiero evitar palabras que el paciente pueda tomar como
definiciones de identidad, acusaciones o seducciones. El uso prematuro de
la palabra "homosexual" puede ser arriesgado. Al principio, el terapeuta debe
decir que el paciente se siente "débil o no muy fuerte si confía en el
terapeuta", "se siente frágil" o "femenino" o "menos varonil". Sólo después
de muchos meses utilizo la palabra "homosexual", y sólo si el paciente trae
material evidente en un sueño, fantasía o delirio. Lo mismo aplica para
fantasías agresivas o asesinas dirigidas al terapeuta u objetos internos,
paternos o maternos.
Es cierto que estos elementos —homosexualidad y agresión— están
allí desde el inicio del tratamiento, pero sugiero que debemos ser muy
cuidadosos al interpretarlos. Esperé mucho tiempo antes de hacer una
interpretación directa de la agresión del paciente, y lo hice sólo con base en
un sueño en el que el paciente chocaba y estropeaba el coche de su madre.
Por cierto, en ese momento me enteré de que el coche estaba a nombre de su
madre. En el sueño, el paciente estaba acompañado por un hombre.
Es importante señalar que a través de mi trabajo analítico con este
paciente traté de reunir los aspectos fragmentados, dispersos y proyectados
del yo, una tarea extremadamente difícil.
El analista hace un gran esfuerzo para integrar sus sentimientos
contratransferenciales con sus pensamientos y fundamentos teóricos. Como
señala Schafer,162 rara vez podemos dejar atrás todas las teorías en las que
fuimos entrenados; tenemos nuestro propio mapa interno y lo utilizamos en
el trascurso del análisis. Puedo agregar que aceptamos y utilizamos las teorías
con base en nuestros afectos e historia de vida, y probablemente nuestras
historias infantiles son tan importantes como lo que aprendimos de los libros
y de los maestros. Acepto las teorías y las utilizo como un mapa interno, pero
las acepto con base en mi experiencia afectiva y emocional. Quizá aprendí
más de mi abuela que de las teorías, a fin de construir un modelo y ser capaz
de escuchar, comprender y pensar acerca de un ser humano que habla de su
vida y sus sentimientos. Creo que mi historia personal determinó la forma en
que uso mi mapa teórico interno.

162 Roy Schafer, comunicación personal, 1993.

181
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

Traté de exponer cómo podemos aplicar algunas de las teorías que se


emplean en el tratamiento psicoanalítico de pacientes cuya transferencia
muestra características regresivas, también descritas como psicóticas o
delirantes. Creo que las teorías no cambian a los pacientes. Son valiosas para
explicar la psicopatología más o menos en términos generales. Lo que la teoría
cambia es la explicación, pero no la patología real del paciente o su cuadro
clínico.
En efecto, creo que un aspecto importante de este capítulo es el
informe clínico detallado y el uso práctico y técnico de los modelos teóricos.
Searles dice que las teorías son útiles o no en función del momento por el que
está pasando el paciente.163 Green, un autor importante en el campo de la
teoría psicoanalítica, es otro clínico que se ha ocupado de esta cuestión.164
Boyer, un verdadero maestro en la investigación de pacientes
psicóticos o severamente perturbados, dice algo muy interesante acerca de
las situaciones de impasse y contratransferencia:

El tipo de impasse psicoanalítico descrito anteriormente se debe a una


combinación de factores que dan lugar a un tipo específico de interacción
entre la psicopatología del paciente, su representación del yo y el ideal del yo
del analista. En cada uno de los casos citados, el impasse fue transitorio porque
el analista fue capaz de resolver la reacción contratransferencial que creó el
impasse. El impasse surgió en cada caso porque el analista buscó eliminar su
propia incomodidad al esperar que el paciente cambiara las manifestaciones
de su psicopatología.
La cuestión que se plantea es si es inevitable que el analista se sienta
perturbado. Debido a las particulares adaptaciones del carácter, para el
paciente es necesario provocar ciertas reacciones en el analista como desarro-
llo de la relación transferencial. ¿Pero se le debe permitir al paciente tener
éxito? Si uno estuviera familiarizado con tales situaciones y pudiera
anticiparlas, quizá sería posible simplemente analizarlas sin sentir conmoción
personal.165

163 Harold Searles, Countertransference and related subjects. Nueva York, International Universities
Press, 1979.
164 André Green, On prívate madness. Nueva York, International Universities Press, 1990. (De

locuras privadas. Buenos Aires, Amorrortu, 1990).


165 L. Bryce Boyer, "Historical development of psychoanalytic psychotherapy of the

schizophrenias: Freud's contribution", en L. Bryce Boyer y Peter Giovacchini (eds.),


Psychoanalytic treatment of schizophrenic, borderline and characterological disorders. Nueva York, Jason
Aronson, 1982, p. 83.

182
DAVID ROSENFELD

En su contribución a Master Clinicians, Boyer se refiere a la evolución


de la técnica psicoanalítica con relación a la contra transferencia.166 Su opinión
coincide con la mía cuando enfatiza la importancia de utilizar la
contratransferencia en el tratamiento psicoanalítico de pacientes severamente
regresionados. Me gustaría subrayar una vez más que, en mi opinión, el futuro
de la investigación de pacientes psicóticos o gravemente perturbados depende
de dos factores: en primer lugar, la capacidad del terapeuta para contener los
intensos afectos y emociones que despiertan este tipo de pacientes, y en
segundo lugar, la detección y decodificación de los mensajes que el paciente
nos envía a través de medios verbales y no verbales, así como de sistemas de
comunicación de los cuales todavía sabemos muy poco. Estos pacientes nos
obligan a experimentar intensas emociones que no pueden sentir ni expresar
en palabras. Nuestra tarea como terapeutas es descifrar esas emociones, en el
trascurso de la supervisión o el análisis personal, a fin de distinguir
adecuadamente los aspectos personales de lo que es proyectado o
comunicado por los pacientes a través de diferentes medios.
Creo que estas hipótesis cambian la teoría del insight y el espacio mental.
En el tratamiento de pacientes psicóticos, el insight a veces toma lugar, primero
en la mente del terapeuta y no en la del paciente, debido a que el espacio
mental del paciente se proyecta en la mente del terapeuta. Ésta es parte de
una teoría más amplia en la que explico la violencia de los pacientes
esquizofrénicos. A veces estos pacientes atacan al terapeuta, lo golpean
violentamente y sin piedad, porque su aparato perceptual se proyectó en la
mente del terapeuta. Lo que ellos atacan o tratan de matar, por lo tanto, es su
propio aparato perceptual ubicado en otro espacio, en la cabeza de alguien
más, cuando detectan experiencias dolorosas que no pueden tolerar.
La siguiente cita de Freud nos ayuda a reflexionar hoy en día,
especialmente en lo que respecta al tratamiento de pacientes severamente
perturbados: "[...] hemos notado que cada psicoanalista sólo llega hasta donde
se lo permiten sus propios complejos y resistencias interiores [...]".167
En este capítulo la contratransferencia se utiliza en el sentido de ciertos
sentimientos, ciertos afectos que el terapeuta experimenta cuando confronta
hechos concretos en el campo de la transferencia y su relación emocional con
el paciente. Por lo tanto, es una señal —sólo una señal— que necesita ser
descifrada, reflexionada y finalmente evaluada por el terapeuta para
comprender mejor y no proyectarla. El terapeuta debe traducir en palabras
los sentimientos evocados por el paciente a través del lenguaje preverbal, o a

166 L. B. Boyer, "Countertransference and technique", en L. B. Boyer y P. Giovacchini (eds.),


Master clinicians on treating the regressed patient. Northvale, Nueva Jersey, Jason Aronson, 1990, pp.
303-324.
167 S. Freud, "Future prospects in psychoanalytic therapy", en op. cit., vol. XI, p. 145. ("Las

perspectivas futuras de la terapia psicoanalítica", en op. cit., t. XI, p. 136).

183
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

través de la fonología o la música de su voz. Por encima de todo, debe


diferenciar estos sentimientos de sus problemas neuróticos personales.
La contratransferencia es un fenómeno que puede arrojar luz sobre
ciertos elementos del psicoanálisis clínico si se tiene en mente durante todas
las investigaciones. En mi opinión, es una herramienta indispensable,
especialmente para pacientes psicóticos o muy perturbados.

En ocasiones es posible que no se exprese abiertamente como un


hecho o un fenómeno, y proviene de una definición metodológica a
priori de nuestros objetivos. Si tomamos fotos en blanco y negro,
podríamos decir que el color no existe, pero por supuesto, también
existen fotografías a color. Lo mismo sucede con la gran riqueza
proporcionada por el adecuado uso de la contratransferencia.168

168 David Rosenfeld, The psychotic: Aspects of the personality. Londres, Karnac, 1992, p. 83.

184
DAVID ROSENFELD

Capítulo 6

Encapsulamiento autista

185
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

E n el congreso de Hamburgo en 1985, propuse la teoría del encapsula-


miento autista: una parte de la mente que también "conserva" las partes
del mundo infantil, la identidad individual y las relaciones, como veremos en
el material clínico.
La hipótesis difiere de la de Francés Tustin. Mi propuesta es que estos
mecanismos, que los niños autistas utilizan como defensas, los pacientes
adultos los pueden utilizar otra vez en partes de su mente. A diferencia de
Tustin, demuestro que los utilizan para preservar. En este capítulo, analizo la
importancia de los mecanismos o defensas autistas en pacientes que son
adictos a las drogas.
En otra parte de este capítulo se muestra la importancia de los
mecanismos o defensas autistas en pacientes que reciben trasplantes de
órganos. Estos pacientes se provocan estímulos sensoriales en el cuerpo —
sensaciones corporales— como formas defensivas de llenar el vacío que
sienten en una parte de su cuerpo cuyo órgano original fue extraído.
Además, me gustaría presentar al lector un problema nuevo:
actualmente, en la práctica psicoanalítica, recibimos casos de personas que se
sometieron a trasplantes de órganos vitales y como consecuencia
desarrollaron una hipocondría —y a veces, una psicosis o enfermedades
psicosomáticas— basada en un específico mecanismo psicodinámico. Estos
pacientes con trastornos psicosomáticos generalmente presentan mecanis-
mos autistas. Al igual que los niños autistas, están envueltos en un mundo de
sensaciones corporales y táctiles. Sus síntomas psicosomáticos le dan a este
tipo de pacientes un "sentido de ser", similar a las sensaciones corporales
autistas que logran los niños al presionar una parte de su cuerpo contra un
objeto duro. Este uso de sensaciones corporales —la desaparición o aniqui-
lación de una identidad primitiva— hace difícil de curar a estos pacientes.
Incluso en pacientes que parecen utilizar mecanismos más sanos o
neuróticos, puede ser muy útil buscar bolsas autistas. También es interesante
observar cómo estas bolsas autistas muy primitivas son ocultadas por
aparentes conductas sexuales
0 neuróticas.169
Como señala Tustin,170 los pacientes con autismo son temerosos, a
pesar de tener este "escudo protector", porque sienten que hay un agujero en
él. También afirma que incluso partes de sus cuerpos son utilizadas por estos
niños como objetos autistas que crean un conjunto de sensaciones que les

169 Cf. Los libros de Francés Tustin, Autistic barriers in neurotic patients. Londres, Karnac, 1986.
(Barreras autistas en pacientes neuróticos. Buenos Aires, Amorrortu, 1989) y Theprotective shell in
children and adults. Londres, Karnac, 1990. ( E l cascarón protector en niños y adultos. Buenos Aires,
Amorrortu, 1992).
170 F. Tustin, "To be or not to be': A study of autism", en Winnicott Studies, núm. 3, 1988, pp.

43-55.

186
DAVID ROSENFELD

proporcionan la ilusión de ser impenetrables, todopoderosos, seguros y


protegidos. Hoy creo que los "agujeros" en el cuerpo que experimentan los
pacientes adultos pueden ser llenados con trastornos psicosomáticos. Así
como el niño autista descrito por Tustin cubre los "agujeros" a través del uso
de mecanismos autistas, los síntomas psicosomáticos con sensaciones
corporales pueden ser utilizados para provocar un "sentido de ser", una
experiencia de identidad muy primitiva.

TRASPLANTE DE ÓRGANOS Y
SENSACIONES CORPORALES AUTISTAS

Para este caso revisé mis ideas. Creo que, con los revolucionarios avances
quirúrgicos de los últimos años, los pacientes, en realidad, pierden partes
vitales de su propio cuerpo. Para cubrir esta pérdida, el paciente crea un
"escudo protector", al igual que hacen los niños autistas, para cubrir el
"agujero negro" que queda después del evento de la pérdida. Como
consecuencia, los pacientes con trasplantes a menudo presentan síntomas
hipocondríacos. Mi pensamiento hoy, después de tratar y supervisar un
número de casos de pacientes con trasplante de órganos, es que estos
pacientes repiten la misma evolución y los mismos mecanismos descritos por
Francis Tustin en sus estudios de casos de autismo infantil. Los niños autistas
sufren una terrible depresión después de su nacimiento porque tienen la
sensación de que perdieron una parte vital de su cuerpo y la parte vital que
perdieron se representó como un "agujero negro". El "agujero negro" es tan
terrorífico que necesitaron cubrirlo con un "escudo protector".
Cuando un adulto se somete a un trasplante de órgano vital, como
consecuencia necesita cubrir la pérdida, y lo hace desarrollando una
hipocondría, ésta siendo una especie de cubierta protectora mental que
mantendrá a la mente ocupada rumiando y repitiendo lo que le sucedió a la
parte del cuerpo que fue separada. Si no es exitoso este mecanismo para
cubrir el agujero, entonces, estos pacientes se vuelven psicóticos y delirantes.
Mi conclusión es que estos pacientes sometidos a trasplantes parecen repetir
las mismas maniobras y los mismos mecanismos de defensa que utilizan los
niños autistas que se trasladan del autismo a la psicosis.
En mi libro, The psychotic: Aspects of the personality,171 presenté el caso de
un paciente con trasplante de corazón sobre el que ahora tengo nuevos
pensamientos. Me gustaría establecer claramente dos aspectos que son
evidentes en el siguiente caso clínico: la psicosis de transferencia y los delirios
—expresados en la interacción transferencia-contratransferencia— y el papel

171 David Rosenfeld, The psychotic: Aspects of the personality. Londres, Karnac, 1992.

187
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

del padre en la evolución de este paciente. Estos dos elementos, con el


encuadre de las sesiones, permitieron al terapeuta detectar el rechazo del
órgano trasplantado.
En el material clínico podemos ver cómo el paciente a veces se
convertía en su propio padre: imitaba su voz, su acento y sus manierismos.
En otras ocasiones se convirtió en su propio hijo, quien murió a la edad de
19 años. Creía que él resucitaba a su hijo mientras llevaba dentro de sí el
corazón trasplantado de un joven de la misma edad. En un momento durante
el tratamiento, representó al padre cuidando a su hijo, y entonces fue cuando
cuidó mejor el corazón del joven que fantaseaba que era su propio hijo, a
quien había protegido.

HAMLET

El paciente, a quien llamaremos Hamlet, de 51 años de edad, buscó


tratamiento psicoanalítico después de que le dijeron que tenía que someterse
a una cirugía de corazón, con indicación de un trasplante de corazón. Él
estaba en un estado de extrema angustia y desesperación, y en esta condición
inició el tratamiento. Parecía ser una persona inteligente, atenta, reflexiva,
sensible. Se divorció y se volvió a casar, y tenía una hija de 10 años de edad.
Uno de los hijos de Hamlet murió pocos años antes, a la edad de 19 años;
antes de eso, el padre de Hamlet había muerto también. Su madre murió
cuando él tenía 2 años. Había estado muy enferma durante un año después
del nacimiento de su segundo hijo.
Hamlet se preparó para la cirugía de corazón; esperaba el momento en
que fuera donado un corazón para el trasplante. El donante resultó ser un
joven atleta que murió en un accidente de coche. Después de la cirugía, una
vez que le autorizaron abandonar la unidad de terapia intensiva, Hamlet
reanudó el análisis.
En una de las sesiones, el paciente recibió al analista en su cuarto de
hospital, gritando: "¡Fuera, intruso! ¡No quiero intrusos, me estás
invadiendo!" Durante este episodio el paciente se encontraba en un estado
delirante, en el cual el analista era uno de los intrusos que lo invadían. Aclaro
que este delirio no apareció al día siguiente del trasplante, ni inmediatamente
después de su salida de la unidad de terapia intensiva, sino más bien, cuando
estaba a punto de ser dado de alta del hospital. El analista veía a Hamlet todos
los días, y cuando Hamlet estaba cerca de su recuperación y dada de alta, de
pronto y sorpresivamente recibió al terapeuta en ese estado delirante, que
impactó al terapeuta. (El terapeuta hizo una nota después de la sesión, en el
sentido de que creía que este delirio podría indicar, en la transferencia, un
rechazo al terapeuta, y temía que pudiera presagiar o indicar el rechazo de
Hamlet al trasplante.) Creo que el paciente proyectó en el espacio exterior —

188
DAVID ROSENFELD

en la habitación del hospital o en el consultorio— y en la transferencia, el


despliegue de su mundo interior de algo que, de manera delirante o
persecutoria, sintió que se había metido en su cuerpo. La habitación parecía
representar su cuerpo, en la que el corazón ajeno o el analista eran los
intrusos.172 Suponemos que en este espacio fue que rechazó al terapeuta.
¿Podría ser posible que también rechazara la introyección de las figuras
primitivas protectoras de su infancia, posiblemente su madre-pecho y su
padre? ¿Es el espectro, el fantasma, que llega como un intruso, el fantasma
de su madre o el de su hijo? ¿Es el fantasma de Hamlet que está
reapareciendo?
Además, creemos que reaccionó a ésta muy especial situación de la
misma forma en que experimentó sus lazos infantiles o introyecciones. Al día
siguiente, una biopsia de corazón de rutina mostró signos de rechazo, y el
cardiólogo le pidió al terapeuta que preparara psicológicamente al paciente
para recibir la noticia del rechazo, lo que implicaba que su dada de alta se
retrasaría. (Aquí no decimos que el psicoanálisis siempre puede detectar el
rechazo del trasplante. Sólo presentamos una interpretación de la experiencia
como una hipótesis de que el paciente rechazó una parte de sí mismo, de su
nueva identidad, o algo que venía del exterior, que era muy peligroso y que lo
invadía).

La siguiente sesión inició así: el paciente dijo que en el hospital, con los
médicos y las enfermeras, sentía que era cuidado, ya que acudían tan pronto
como él los llamaba. Utilizando las mismas palabras que el analista, agregó que
la expectativa de ir a casa lo hacía sentir impotente, sin protección y en peligro.
El terapeuta interpretó que la expectativa de volver a casa también significaba
que estaba bien y cada vez mejor, que se reuniría con su familia y, sobre todo,
que se reuniría con su pequeña hija, a quien extrañaba mucho.
En otra parte de la sesión, el terapeuta interpretó que la hija pequeña
representaba la parte infantil del paciente, la cual quedó desprotegida. El
paciente continuó diciendo que "el intruso estaba dentro de él y que tenía que
realizar ejercicios de inmovilización mental y enviar mensajes desde su mente
hacia su corazón enfermo a fin de lograr la armonía entre su mente y su
corazón". (Son notables las semejanzas con algunas fases del caso Schreber.)
El terapeuta le dijo al paciente que el corazón intruso era el corazón sano.

Después de un periodo de recuperación, el paciente fue dado de alta.


De octubre en adelante fue capaz de salir, caminar y asistir al consultorio. El
insomnio que le afectaba se hizo menos grave. A veces llegaba: 1) con la parte
más adulta de su yo; 2) como un niño de dos años asustado, como llegó al

172Harold Searles, The nonhuman environment. Nueva York, International Universities Press,
1960.

189
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

inicio de su tratamiento; 3) como una parte del yo omnipotente; 4) con su


parte adolescente; 5) confundido con su hijo adolescente, a quien trajo a la
vida y lo resucitó dentro de sí mismo, mientras llevaba en su interior el
corazón de un joven que creía era su hijo, o el corazón de su hijo; 6)
pareciéndose a su padre, cuando imitaba su voz, acento y manierismos
verbales; o 7) como la madre que proyectó, en la dinámica transferencial,
sobre el terapeuta, quién asumió el papel de la madre (o de la abuela, quien
lo cuidó amorosamente cuando era un niño).
Fue en este momento que el material sobre de los aspectos femeninos
del paciente, que él confundió con homosexualidad, se volvió más claro: se
trataba de una temprana o total identificación narcisista con su madre, que se
hizo más intensa dos años después, cuando ella murió. Pudimos ver que para
él, buscar y estar con su madre era de hecho como convertirse y ser la madre-
mujer-femenina. En momentos de regresión, esta era la manera en que podía
encontrar a su madre, aunque a expensas de sentirse atado y confundido con
una mujer. Su defensa ante esto consistía en: 1. Escapadas sexuales
promiscuas —particularmente algunos años antes— para demostrarse a sí
mismo que tenía un pene y que era un hombre para muchas mujeres; y 2.
Actuando como un niño con un yo omnipotente, tratando de probar que no
necesitaba nada de nadie, el pecho, la madre, el terapeuta. Todo esto mezclado
con un intenso pánico homosexual.

SENSACIONES CORPORALES AUTISTAS


EN ADICTOS A LOS DROGAS

Propongo una nueva hipótesis, basada en los mecanismos autistas en


pacientes adictos a las drogas.
Los pacientes de Tipo C necesitan provocarse sensaciones corporales
con una droga. En mi libro The psychotic: Aspects of the personality.173 propuse una
clasificación de los diferentes tipos de adictos a las drogas, que puede ser útil
para evaluar el estado clínico y pronóstico de estos pacientes, así como el
abordaje terapéutico.174

El señor A

Uno de mis pacientes, el señor A, tenía una madre que sufrió de un grave
estado depresivo posparto. Luego sufrió otro estado depresivo después de la

173 D. Rosenfeld, op. cit.


174 Ver supra la sección "Categorías del abuso de drogas" en el capítulo 3.

190
DAVID ROSENFELD

muerte de su padre, el abuelo de mi paciente, cuando el señor A tenía 5 años


de edad.

Durante la primera entrevista con él y un miembro de su familia, nos llamó la


atención que el abuelo se había suicidado. En una sesión, durante el
tratamiento, el señor A me mostró un álbum de fotografías. Las fotografías
exponían con toda claridad el estado mental de la madre. En una se podía ver
a la madre tirada en el suelo en un estado depresivo, viendo a la nada, mientras
que el señor A, de 3 años de edad, intentaba con una mano llegar a su padre,
quien estaba de pie detrás de ella.

En otro caso, discutido en un seminario clínico, una niña de 5 años de


edad, diagnosticada como autista, se provocaba sensaciones corporales
presionando la lengua alrededor de sus labios. Como repetía esto
constantemente, se hicieron llagas en sus labios y tenía dificultad para comer.
La tuvieron que poner en la unidad de terapia intensiva. También se negaba a
comer por que prefería su propia sensación corporal, con la que se sentía
protegida de los peligros del mundo exterior.
En general, los pacientes Tipo C son niños con rasgos autistas que
sobrevivieron creando su propio mundo de sensaciones controladas. Sin
embargo, su adaptación es muy frágil. Frente a cualquier tipo de catástrofe
interna o externa, repiten su temprano funcionamiento autista mediante el
consumo de drogas u otras actividades corporales que les provocan sensa-
ciones corporales.
En el caso del señor A, su madre murió cuando él tenía 12 años de
edad. Un año más tarde, empezó a probar las drogas, al parecer en un esfuerzo
por negar esta situación insoportablemente dolorosa, pero también encontró,
en las drogas, sus sensaciones corporales para vivir dentro de ellas, como en
su temprana infancia. Yo veo a este tipo de paciente no sólo como un adicto
a las drogas, sino como un sobreviviente.
Incluso con un buen tratamiento y algo de hospitalización, no siempre
se puede tener éxito con estos pacientes. Son prisioneros de una paradoja
pragmática: usan drogas para obtener sensaciones autistas muy primitivas que
parecen necesarias para sobrevivir y protegerse, como dentro de un "escudo".
Tienen miedo de no poder obtener estas sensaciones a través de las drogas,
debido a que perderán todo sentido de identidad y desaparecerán. Sin
embargo, si continúan con su nivel de consumo de drogas, cada día se
intoxicarán más, y al final pueden morir. Esta es la verdadera paradoja
pragmática: Lo que sea que decidan, ya sea abandonar el consumo de drogas
o continuar con ellas, siempre será malo para ellos.

191
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

ENCAPSULAMIENTO AUTISTA PARA


PRESERVAR LA INFANCIA Y LA IDENTIDAD

Me gustaría presentar el uso del concepto de encapsulamiento autista en el


tratamiento de sobrevivientes de la persecución nazi. Estos son pacientes que
utilizaron mecanismos autistas como una manera de preservar la identidad y
los recuerdos de la infancia. Presentaré el resumen de un caso para mostrar
cómo se aplica a la teoría de Tustin.

Mario

El paciente Mario, que tenía más de 40 años de edad, parecía más joven. Era
alto, de pelo oscuro y complexión atlética, a pesar de lo cual su miedo,
angustia y aislamiento eran evidentes. En la primera entrevista, habló de su
problema: había regresado un dolor de estómago. Su médico diagnosticó
úlcera gástrica y le aconsejó iniciar un tratamiento psicoanalítico. Él era un
típico representante de la comunidad sefardí judeo-española de la ciudad
búlgara en la que nació. Roustchouk, en el Bajo Danubio, era una ciudad
maravillosa para un niño. Personas de diferentes orígenes vivían ahí y
hablaban siete u ocho idiomas. Cuando le pregunté acerca de su padre, Mario
dijo que era un hombre amable y cariñoso, que todo el mundo lo amaba y
que con frecuencia jugaba con él. También recordó que su padre se burlaba
de él cuando no podía pronunciar correctamente ciertas palabras.
Sus primeros recuerdos temerosos se remontaban a sus 8 años, época
en que los alemanes bombardearon Roustchouk.
Mario recordó la sangre, los cuerpos mutilados, la muerte y el terror. Los
nazis buscaban a su padre, pero Mario y él salieron de la ciudad disfrazados
de musulmanes. Llegaron a la costa de Dalmacia, pero ahí detuvieron al
padre de Mario. Por suerte, él cayó en manos del ejército italiano y fue puesto
en libertad. Desde entonces, los italianos e Italia se convirtieron en un sím-
bolo de admiración. Mario y su padre huyeron a Trieste, donde los "hombres
de negro" los ataron con cadenas y los llevaron a la ciudad de Turín, donde
fueron puestos en libertad y luego les dieron hospedaje. Después de eso,
Mario vivió solo en un orfanato. Esos meses fueron como largos años para
él.175
Algún tiempo después llegó a Buenos Aires, donde un pariente
consiguió un trabajo para él en una pequeña fábrica. Mientras tanto se enteró
de que sus abuelos y dos hermanos de su madre habían sido asesinados en

175 Cf. Los artículos de D. Rosenfeld, "Understanding varieties of autistic encapsulation: A


homage to Francés Tustin", en Theodore Mitrani y Judith Mitrani (eds.), Encounters with autistic
states. Northvale, Nueva Jersey, Jason Aronson, 1997 y "Der 11 September: Militárdiktatur und
psychotische Episode", en Jahrbuch der Psychoanalyse, núm. 50, 2005.

192
DAVID ROSENFELD

Bulgaria. Tenía más de 30 años de edad cuando tuvo su primera relación


sexual.
Durante sus primeros tres años de análisis, el paciente conservó su
apariencia justa y formal, su pseudo-identidad y su estilo lingüístico narrativo-
obsesivo para describir hechos reales y hablar acerca del compromiso a su
trabajo. Mientras supervisé este caso, el terapeuta de Mario y yo intentamos
diversas hipótesis acerca de los enfoques técnicos a fin de ponerse en contacto
con las áreas encapsuladas o supuestamente disociadas. Uno de estos
enfoques fue sugerir que, ya que una de las siguientes sesiones coincidía con
la festividad judía más importante, el Día del Perdón o Yom Kipur, el
terapeuta podría dejar claro que si el paciente no quería venir a su sesión, no
tenía que hacerlo, es decir, su terapeuta respetaba que fuera un judío y no tenía
que ocultarlo otra vez.

Tres sesiones más tarde, algo completamente nuevo sucedió: el material que
trajo el paciente mostró qué tan importante era para él su identidad judía. Esto
no se había manifestado antes; parecía encapsulado y apartado, conservado
por el paciente, como mejor pudo dentro de su yo. En esta sesión, recordó la
época en que solía subirse en los hombros de su abuelo y se impregnaba del
olor peculiar de su cabello. Él fue tan lejos al decir: "Me parece olerlo en la
sesión". Luego le dijo al terapeuta que vio Holocausto en la televisión y describió
un episodio de la película en el que un padre de familia se reunía con un
hermano y caminaban juntos a lo largo de las vías del ferrocarril.
En ese momento, el paciente se detuvo. Su mente parecía estar en blanco,
permaneció en silencio, se saltó la siguiente escena y empezó a hablar de otra
parte de la película. El terapeuta, que había visto Holocausto, le señaló su error,
diciéndole que se detuvo, que permaneció en silencio y que luego continuó
hablando tras saltarse toda una escena en la que el padre caminaba con un
hombre llamado Moisés. El tono de voz del paciente sufrió un cambio
abrupto, y profundamente impresionado dijo: "Doctor, usted tiene razón.
Acabo de recordar que mi nombre es Moisés". El paciente vivía en Argentina
desde hacía más de 30 años, y en ese tiempo el nombre nunca había llegado a
su conciencia, ni había hablado de ello ni lo había mencionado en casa. Él
tenía 14 años cuando llegó, y fue como si desde entonces, parte de su identidad
se mantuviera encapsulada; ahora, después de una larga hibernación, surgió de
nuevo, bien conservada, en el trascurso de una sesión. Profundamente
conmovido y tratando de superar su propia sorpresa, su terapeuta le preguntó:
"Pero entonces, ¿tu nombre no es Mario sino Moisés?" "Doctor, acabo de
recordar que solían llamarme Misha, como diminutivo de Moshe".
En otra sesión, el paciente informó que asistió a un evento importante en la
tradición judía: la celebración, conocida como Bar Mitzvah, del hijo de 13 años
de edad de su pareja. Evidentemente conmovido, el paciente dijo que se
encontró a sí mismo llorando en la sinagoga. Agregó que sintió miedo y que,
como en sus sueños, de repente se llenó de emociones y recuerdos:

193
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

Roustchouk, voces llamándole Misha, una imagen de sí mismo en los


hombros de su abuelo, el fuerte olor del cabello de su abuelo.
Entonces le dijo al terapeuta: "Nunca recuperaré el nombre porque
destruyeron la oficina donde registraron mi verdadero nombre". El paciente
permaneció abrumado por profundas emociones durante el resto de la sesión.
También surgieron sentimientos y recuerdos infantiles relacionados con su
padre, antes de la persecución nazi. Esto hizo posible enfrentar el duelo por
la muerte de su padre desde otra perspectiva, por ejemplo, el recuerdo de
alguna travesura. Cuando era niño, Mario quitó la silla en la que su padre
estaba a punto de sentarse, por lo que se cayó.
La guerra de 1982 entre Argentina e Inglaterra sobre las Islas Malvinas
despertó en Mario-Moshe sentimientos de terror exacerbado. Aunque en el
trascurso de la sesión dijo, "Esto es demasiado para un niño", nuestra creencia
era que ahora tenía nuevos y mejores recursos para enfrentar esta guerra, así
como el rapto y secuestro de personas en las calles de Buenos Aires durante
el régimen militar, que siempre le recordaban el día que se llevaron a su padre
y lo enviaron a la cárcel.
Recuerdos infantiles surgieron repentinamente y en forma desordenada. El
paciente se dio cuenta de que había un "agujero", un hueco, en su infancia.
Un día le preguntó a su madre qué había ocurrido en sus primeros años en la
ciudad de Roustchouk. La madre le contó sucesos y anécdotas, entre ellos,
uno en el que un vecino le dio un regalo. El paciente, durante la sesión, en un
estado de profunda regresión, inintencionadamente, habló en italiano. De esta
manera expresó, muy concretamente, la regresión lingüística que se permitió.
Y, como dice Canetti:

[...] ahora ha llegado a la meta de su viaje; ahora levanta su velo;


ahora ilumina los veinte años transcurridos en los que ha vivido
mudo a nuestro lado. No hubiera podido decir tantas cosas si no
hubiera estado mudo durante este tiempo [...]

Elias Canetti, La provincia del hombre176


Problema psicosomático basado en las sensaciones corporales autistas

Clara

Para ilustrar esto, presentaré una corta viñeta: el caso de una paciente
que llamaré Clara. Esta paciente trataba de mantener un tenue "sentido de
ser" y un primitivo sentido de identidad provocándose sensaciones
corporales. Creo que ésta era la única manera en que era capaz de sentir que
existía.

176Elias Canetti, La provincia del hombre. Madrid, Taurus, 1982, p. 36. Canetti fue galardonado
con el Premio Nobel de Literatura en 1981.

194
DAVID ROSENFELD

Clara tenía 24 años cuando me la envió un colega para tratamiento


psicoanalítico. Llegó a mi consultorio con un aspecto tan desaliñado que me
dio la impresión de que estaba psicótica. Me dijo que estaba bajo tratamiento
psiquiátrico y que recibía medicamento por una psicosis transitoria, la cual
inició cuando estaba en tratamiento en una clínica para bajar de peso.
Su padre vino con ella a la primera entrevista y me dijo que Clara tenía
el delirio de que los hombres la seguían. En la clínica, sintió que uno de los
enfermeros la perseguía. Clara y su padre también mencionaron que con
frecuencia ella mojaba la cama durante la noche. Clara era negra y, cuando
empezó el tratamiento, me explicó que su madre biológica era negra y de otro
país. Clara fue adoptada por una familia blanca. Sus padres adoptivos se
divorciaron cuando ella tenía 14 años, por lo que ahora vivía con su padre en
Buenos Aires. Cuando tenía 11 años, le sucedió algo muy importante. Ella se
mudó de una provincia muy lejana a Buenos Aires, dejando atrás a su abuela
materna adoptiva.
Durante nuestro trabajo juntos, Clara, a menudo repetía comentarios
que otros terapeutas le hicieron durante tratamientos anteriores, como si
fueran slogans. Por ejemplo, en una ocasión me dijo que se masturbaba con la
orina. Nunca estuve seguro de si decía esto porque realmente lo hacía o más
bien porque fue algo que los demás le dijeron.

La paciente comenzó a recuperar recuerdos que le pedí que trajera a las


sesiones. Recordó cómo, durante su primer año de vida, estaba absolutamente
inmóvil, rígida y en silencio. Me dijo que pesó 2.5 kilos al nacer y que su madre
adoptiva tenía tanto miedo de lastimar a una "cosa pequeña" que nunca la tocó
con sus manos, sino solamente con una cobija de lana. Nunca se atrevió a
cargar a Clara. Los miembros de su familia recordaban a Clara acostada en su
cuna absolutamente rígida e inmóvil. Estaba siempre en silencio, con sus
pequeños brazos cruzados delante del pecho. Me pareció que Clara formó un
rígido caparazón a fin de protegerse ella misma. En la sesión interpreté los
momentos que sentía que ella estaba haciendo lo mismo conmigo en la
transferencia, y señalé cómo siempre llegaba a las sesiones absolutamente
envuelta en un chai que nunca se quitaba.
En otra sesión, habló de la persona que más amaba en su vida: su abuela
adoptiva, de quien se separó a la edad de 11 años cuando su familia se mudó
a Buenos Aires. En el momento de esta sesión, la abuela aún vivía. La abuela
era muy cariñosa, contuvo a Clara cuando era una niña y la mantenía muy
cerca de ella en sus brazos. Siempre acariciaba a Clara. Ella era la única que la
ayudaba a vestirse, la ayudaba con sus tareas de la escuela y la llevaba a pasear.
Clara dijo en repetidas ocasiones: "la amo profundamente". Descubrí en esta
sesión que la paciente se sintió absolutamente vacía y sufrió una terrible y
catastrófica pérdida afectiva cuando se mudó a la ciudad, perdiendo el
contacto diario con su abuela adoptiva. Cuando recuperamos estos sucesos
durante la sesión, Clara dijo: "Siento un agujero en mi alma".

195
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

Dos meses más tarde, al inicio de una sesión Clara trajo un sueño. El sueño
era de una profesora de geografía de tez blanca de la escuela primaria de Clara. Clara fue
la única niña negra en su escuela en Buenos Aires. Recordó que esta profesora
era la única en quien podía confiar, especialmente, con respecto a sus
sentimientos de soledad. En su sueño, la maestra tenía la piel negra, al igual que
Clara y no la piel blanca como su familia adoptiva o su querida abuela. Con base en sus
asociaciones, le dije que en el sueño parecía transformar a su abuela —quien
vivía en ese momento, aunque anciana y enferma— en una mujer joven con
quien podía hablar con facilidad, tal como lo pudo hacer antes de los 11 años,
la edad que tenía cuando se trasladó a Buenos Aires. 177
Le pedí a Clara que recordara que en el sueño ella es una niña en la escuela
primaria, antes de mudarse a la ciudad. Sin embargo, también interpreté que
la maestra también podría ser su madre biológica, representada por la piel
negra, quien tenía el mismo color que Clara. Añadí que tal vez el sueño
apareció hoy por dos razones: la primera, porque la abuela estaba más enferma
que antes, y la segunda, porque sintió que encontró —en el terapeuta— una
persona a quien podía confiarle sus sentimientos y emociones.

Desde que se mudó a Buenos Aires, la paciente comenzó a provocarse


sensaciones dentro de su propio cuerpo como una forma de sentir que estaba
llena en vez de vacía. Lograba esto al comer compulsivamente y reteniendo
en su vejiga grandes cantidades de orina. Después de un par de meses empecé
a comprender que el orinarse en la cama no era de la variedad típica, es decir,
debido a la pérdida de control de la vejiga, sino que retenía la orina durante el
tiempo que pudiera aguantar a fin de tener la sensación de estar
completamente llena. Sólo cuando estaba llena y a punto de estallar corría al
baño. A menudo, mojaba su cama en su intento por llegar al baño.

En esa misma sesión me dijo que durante su episodio psicótico, había


subido 20 kilos. Interpreté que para ella era muy importante sentir que
estaba llena y no vacía mediante la retención de la orina hasta que
estuviera a punto de reventar, o al comer compulsivamente, a fin de
sentirse llena. No tomé estas acciones a nivel sexual/masturbatorio,
sino a un nivel más primitivo: estar vacía o no-vacía, estar llena o no,
por lo tanto, existir y tener un "sentido de ser" o estar muerta. La
paciente respondió rápidamente que ella también retenía las heces, y

177 Gilbert Kliman, "The cornerstone method: In-classroom therapy for seriously disturbed
preschoolers", Conferencia presentada en la American Academy of Child and Adolescent
Psychiatry, Chicago, octubre, 1998. (Abstract en: Saentific bulletin of the childrens psychological health
center, en www.cphc-sf. org). D. Rosenfeld, "Psychic changes in the paternal image", en
International Journal of Psychoanalysis, núm. 73, 1992, pp. 757-771 y D. Rosenfeld, "Toxico-manie,
addiction, et transfert psychotique", en Alain de Mijolla (ed.), Dictionnaire international de la
psychanalyse. París, Calmann-Levy, 2001. (Diccionario internacional de psicoanálisis. Madrid, Akal,
2007).

196
DAVID ROSENFELD

luego me preguntó si esto podría ser por la misma razón. Le respondí


que pensaba que probablemente hacía esto desde que era una niña a
fin de sentir que ella estaba completa.
En la siguiente sesión Clara empezó a contar más acerca de la
experiencia de haber perdido a su abuela. Lloró inconsolablemente
durante toda la sesión. Dijo, en sus propias palabras, que ahora
comprendía que esa pérdida era la razón por la que comía mucho y
retenía la orina. Añadí: "Si no obtienes esta sensación en tu cuerpo,
supones que perderás tu sentido de ser y dejarás de existir".

Al mismo tiempo, pensé algo que le mencioné a la paciente: que la


bulimia era una manera de buscar experiencias sensoriales. Mientras escribo
estas líneas, pienso que esas sensaciones corporales son similares a aquellas
que tienen en la primera infancia los niños autistas, y que esta paciente hacía
lo mismo, aunque fuera adulta. Aunque un niño autista se meta algo duro o
metálico en la boca, el oído o el ano, esta paciente, como adulta, creaba las
mismas sensaciones al comer o mediante la retención de heces u orina. Desde
mi punto de vista, ésta era la manera de provocarse sensaciones corporales
dentro de su cuerpo. En el nivel más primitivo, esta paciente trataba de so-
brevivir las terribles y dolorosas pérdidas obteniendo un sentido primario de
identidad.
En cuanto al delirio psicótico de Clara de que los hombres la
perseguían, creo que también se relaciona con sus intentos de supervivencia.
En su delirio ella es el centro del mundo, el centro de atención de todos los
hombres. Para ella, era mejor ser el centro de persecución que sentir que fue
abandonada a la soledad, de niña por su madre biológica, luego por la madre
adoptiva, quien no la tocaría, y más tarde por su abuela adoptiva.
Clara trataba de obtener una sensación de mucho poder y un sentido
de omnipotencia. Tustin sugiere que este estado de omnipotencia difiere del
que se refieren los psicoanalistas, en general. En este caso, la paciente utilizó
una parte de su propio cuerpo como un objeto autista, el cual le
proporcionaba la sensación de dureza. Un niño autista en la misma situación
se siente invulnerable, impenetrable, acorazado y seguro. Los "agujeros" se
llenan por un conjunto de subsensaciones —la forma autista— que son
reconfortantes y tranquilizantes. Esto es lo que creo que sucedió con Clara:
ella utilizó su propio cuerpo y sustancias corporales como objetos autistas
para crear la sensación de que ella era totalmente impenetrable e invulnerable
y que nada podría destruirla.
Cuando tratamos a estos pacientes adultos, ellos desarrollan
gradualmente más de un sentido de su propia existencia y se mitigan sus
terrores. Utilizando este concepto, podemos empezar a comprender de una
manera muy diferente muchos trastornos psicosomáticos.

197
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

198
DAVID ROSENFELD

Capítulo 7

Imagen corporal psicótica

Aprende esto, Tomás,


Y serás un refugio para tus amigos,
Y un aro de oro para unir a tus hermanos, Para
que el vaso de la sangre que los une...
William Shakespeare, Enrique IV Segunda parte.

199
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

E ste capítulo es una conceptualización teórica de la imagen corporal,


basada en la psicoterapia psicoanalítica con pacientes psicóticos que
han pasado por crisis agudas, así como algunos trastornos psicosomáticos.
Trataré de definir y describir, desde un punto de vista clínico, un nuevo
concepto de imagen corporal psicótica e imagen corporal neurótica.
Cuando Freud habla del cuerpo, se refiere a la proyección del yo en la
superficie del cuerpo y describe la organización de la libido en el cuerpo. 178
También se ocupa del desarrollo de las zonas erógenas, la forma en que se
representan y su importancia en la formación del yo corporal. El desarrollo
de la libido sexual se lleva a cabo en las zonas de mayor concentración que
están en contacto con el mundo externo, de ahí la gran importancia de los
orificios y su relación con el mundo externo; la relación de cada uno de ellos
con el mundo exterior prevalece en las diferentes etapas del desarrollo.
Anzieu señala que Freud no limita la llamada fase oral a las experiencias
relacionadas únicamente con la zona buco-faríngea y el placer de chupar.179
Subraya la importancia del placer posterior derivado de la sensación de
completud interior. Anzieu agrega que al igual que la boca proporciona la
primera experiencia de un contacto de diferenciación y de incorporación,
sintiendo completud interior, también proporcionaría al bebé una experiencia
más penetrante y duradera: la percepción de una masa central, una plenitud,
un centro de gravedad (ésta es una propuesta, por lo general, descuidada en
la literatura psicoanalítica). Anzieu utiliza el término yo-piel (moi-peau) para
describir una imagen utilizada por el pensamiento del niño durante las fases
tempranas del desarrollo para representarse a sí mismo como uno mismo, con
base en su experiencia de la superficie del cuerpo. Esto corresponde al
periodo en el que el "yo psíquico" empieza a diferenciarse del "yo corporal"
desde un punto de vista operativo, pero sigue fusionado a nivel figurativo.
Bick ha presentado una gran cantidad de material clínico para describir
el desarrollo y crecimiento de una percepción mental de la piel y su relación
con la introyección y la identificación proyectiva.180

178 Sigmund Freud, "On narcissism: An introduction", en The standard edition of the complete
psychological works of Sigmund Freud, vol. XIV. Londres, Hogarth Press, 1955. ("Introducción del
narcisismo", en Obras completas, t. XIV. Trad. de José L. Etcheverry. Buenos Aires, Amorrortu,
1986, pp. 65-98).
179 Didier Anzieu, "Le moi-peau", en Nouvelle Revue de Psychanalyse, núm. 9, 1974, pp. 195-208

y D. Anzieu et al., Les enveloppes psychiques. París, Dunod, 1987. (Las envolturas psíquicas. Buenos
Aires, Amorrortu, 1990).
180 Esther Bick, "The experience of the skin in early object relations", en International Journal of

Psychoanalysis, núm. 49 (3), 1968, pp. 484-486. Véase Meg Harris Williams (ed.), Collectedpapers of
Martha Harris and Esther Bick. Strathtay, Escocia, Clunie Press, 1987 y E. Bick, "Further
considerations on the skin in early relations. Findings from infant observations integrated into
child and adult analysis", en British Journal of Psychotherapy, núm. 2, 1986, pp. 292-299.

200
DAVID ROSENFELD

Previamente he discutido las ideas acerca de la imagen corporal y su


relación con la noción que tiene el paciente sobre la piel.181 En este trabajo
describí cómo un paciente que sufría de un trastorno en la piel actuó, en su
relación conmigo, el periodo de su infancia en el que se originaron estos
trastornos. Además, en sus sesiones repitió uno de los aspectos del cuento de
hadas Peau d'Ane ("Piel de asno"). Este paciente sintió que había perdido su
piel, comparando su experiencia con la de un cangrejo que perdió su
caparazón, y tenía miedo de convertirse en una amiba o una babosa sin
ninguna envoltura externa o un endoesqueleto. Cuando discutí este caso con
Esther Bick, detectamos los mecanismos que empleó el paciente para creer
que podía penetrar al objeto a fin de vivir parasitariamente dentro de la piel
del otro.182
Me gustaría distinguir estos casos y los que ahora voy a discutir:
pacientes en los que el concepto de piel se perdió. En lugar de intentar
explicar las perturbaciones en la noción de piel, describiré un cierto tipo de
imagen corporal donde este concepto no existe. Otro nuevo concepto es la
noción de líquidos como el núcleo de la imagen corporal psicótica y su
posible transformación en sustancias sólidas o semisólidas que indican un
cambio en relación con la imagen corporal, es decir, un núcleo del yo más
integrado, que muestra un tipo diferente de estructuración del yo y de la
imagen corporal. Esto puede verse, por ejemplo, en el material de una
paciente, Inés, cuando sueña por primera vez algo semi-sólido, una goma de
mascar, en su boca.183 Por imagen corporal psicótica me refiero a la noción más
primitiva de la imagen corporal que se observa en ciertos pacientes cuyo
trabajo empieza mientras están regresionados o que se regresionan durante
el tratamiento. Desde mi punto de vista, la idea extrema de lo que puede
concebirse como imagen corporal psicótica es la idea de que el cuerpo sólo
contiene líquidos u otro derivado de la sangre, y que está recubierto por una
pared o paredes de venas o arterias. Estas vainas vasculares se hacen cargo
de las funciones psicológicas que normalmente cumple la piel real, los
músculos y el esqueleto. Existe sólo una vaga noción de una pared que
contiene sangre o líquidos vitales.

181 David Rosenfeld, "Trastornos en la piel y el esquema corporal. Identificación proyectiva y


el cuento infantil 'Piel de Asno'", en Revista de Psicoanálisis, núm. 2, 1975, pp. 309-330.
182 Véase las obras de D. Rosenfeld, "Hypochondriasis, somatic delusion and body scheme in

psychoanalytic practice", en International Journal of Psychoanalysis, núm. 65, 1984, pp. 377-387;
"Distorsions des actes", en Nouvelle Revue de Psychanalyse, núm. 30, 1985, pp. 191-199;
"Identification and the Nazi phenomenon", en International Journal of Psychoanalysis, núm. 67,
1986, pp. 53-64 y Psychoanalysis andgroups. Londres, Karnac, 1988. Ver infra la transcripción de
Julián, p. 345.
183 Ver infra, p. 317.

201
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

A su vez, esta membrana que contiene la sangre —como se observa


sobre todo en crisis asociadas con psicosis agudas— puede percibirse como
rota o dañada y esto puede resultar en una pérdida de los contenidos
corporales, dejando vacío al cuerpo, sin contención y/o apoyo externo o
interno. A veces la experiencia de quedarse vacío se expresa lingüísticamente
a través de un repentino e incesante flujo verbal: el paciente no puede dejar
de hablar.
La noción de una imagen corporal psicótica no se limita a los casos
clínicos que son fenomenológicamente psicóticos: puede presentarse en
personalidades neuróticamente adaptadas a la realidad. Incluso me atrevería a
decir que la imagen corporal psicótica prevalece en personalidades muy bien
ajustadas a la realidad, por ejemplo, en algunos casos psicosomáticos.184 En
los trastornos psicosomáticos esta concepción psicótica del cuerpo se abre
paso e invade lo que hasta ese momento era un tipo diferente de
funcionamiento mental, y se expresa a través de las palabras o el lenguaje
corporal. Además, la regresión al concepto de la imagen corporal psicótica se
produce durante periodos de crisis personales, como he observado en
pacientes después de una cirugía cardiovascular.185
Podemos hablar de una imagen corporal neurótica —cercana a la noción
de normalidad— cuando hay una representación mental inconsciente de la
piel que cubre con calidez y que contiene la imagen del cuerpo. La noción
psicológica normal de piel es la que representan los padres que sostienen con
calidez y contienen el cuerpo del niño.186

TRASCRIPCIÓN 1

Inés

"Estoy loca en la sangre".


(Palabras de Inés en el trascurso de una sesión).

Este material se refiere a Inés, una paciente en cuyo funcionamiento


prevalece la imagen corporal psicótica, un hecho que expresó a través de
lenguaje corporal en una enfermedad psicosomática. La paciente, una mujer

184 Ver infra la sección sobre trastornos de la piel en el caso de Julián.


185 D. Rosenfeld, The psychotic: Aspects of the personality. Londres, Karnac, 1992.
186 E. Bick, "The experience of the skin in early object relations", en op. cit., pp. 484-486. Véase

M. Harris (ed.), op. cit.; E. Bick, "Further considerations on the skin in early relations. Findings
from infant observations integrated into child and adult analysis", en op. cit., pp. 292-299 y
Francés Tustin, Autistic barriers m neurotic patients. Londres, Karnac, 1986. (Barreras autistas en
pacientes neuróticos. Buenos Aires, Amorrortu, 1989).

202
DAVID ROSENFELD

de 26 años de edad, dijo que se percató de su enfermedad después de que ella


y su novio terminaron su relación. Ella quería ser tratada porque "estoy de-
primida, me quiero morir". Dijo que su enfermedad consistía en úlceras
necrosadas en diversas áreas de la mucosa y la piel, y de acuerdo a los muchos
médicos que la diagnosticaron y trataron, su origen era desconocido. Los
médicos la consideraron un caso perdido en vista de la gravedad de su
enfermedad: cuando se exponía a una crisis emocional, se agravaba la
inflamación vascular y la necrosis de las mucosas de la boca, la laringe y los
labios. En una de esas ocasiones, no pudo hablar ni comer durante seis meses
y tuvo que ser alimentada por vía intravenosa. Una crisis aguda dio lugar a un
coma que duró tres días. La paciente agregó, "Ya no hay un pronóstico para
mi enfermedad", y "En este momento no tengo tantas úlceras necrosadas en
mis piernas".
Sintetizo brevemente un fenómeno sorprendente. Cada vez que Inés
se marchaba, su reacción transferencial se entendía como una evidencia de la
imagen corporal psicótica. Cuando sentía que era abandonada, sus
ulceraciones se hacían más graves y aumentaba el sangrado y la secreción.
Cuando empezó a mejorar, tuvo una respuesta defensiva física, una vasocons-
tricción de las arteriolas que redujeron tanto la necrosis de la dermis como de
la mucosa.
Este caso es típico de la manera en que se vuelve rígido el uso y
funcionamiento de la imagen corporal psicótica. En tiempos de crisis, el
resurgimiento de la antigua imagen corporal psicótica se vuelve crónico, y esto
sucede en casos de autismo infantil o psicótico, donde lo que una vez fue
autismo primario más tarde se convierte en algo patológico.187
Tres años de tratamiento condujeron a una comprensión de la
naturaleza de la transferencia de la paciente, que nos permitió estudiar con
mayor detenimiento —casi microscópico— el origen de su necrosis y sus
dolores hemorrágicos, que se correlacionaron con las fases específicas de la
transferencia analítica. Inés pudo decir que sentía algo antes de la aparición de
sus llagas. Este fue el primer paso, una pequeña verdad. Empezó a percibir
afectos en lugar de expresarlos en concreto a través de su cuerpo. Con base
en la imagen corporal psicótica, la menstruación significaba para esta paciente
que su yo corporal iba a vaciarse completamente de sangre. Ese mismo año
se sometió a una cirugía plástica para rehacer su boca y labios, deformados
por la grave necrosis en la piel y mucosa. Aquí podemos estudiar con mayor

187Cf. Las obras de F. Tustin, Autism and chüdhood psychosis. Londres, Hogarth Press, 1972.
(Autismo y psicosis infantiles. Buenos Aires, Paidós, 1981); Autistic states in children. Londres,
Routledge, 1981. (Estados autísticos en los niños. Buenos Aires, Paidós, 1987) y Autistic barriers in
neurotic patients. Londres, Karnac, 1986. (Barreras autistas en pacientes neuróticos. Buenos Aires,
Amorrortu, 1989).

203
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

detalle el material asociado con la relación entre el pezón y la boca, es decir,


la relación transferencial con su terapeuta femenina.
Debido a la falta de límites psicológicos entre su cuerpo y el pecho de
la terapeuta que ella imaginaba chupando, cada separación o pérdida
significaba para ella que: 1. El pezón tomaba o arrancaba fragmentos de su
propia piel, el pezón la descortizaba, privándola de los límites externos de su
cuerpo. 2. Hay una fantasía de ataque asesino contra los objetos que la
abandonan: en este periodo fue posible comprender las razones más pro-
fundas que provocaron el trastorno orgánico en relación con la pérdida de su
novio. 3. El objeto perdido se lleva consigo piezas de la membrana y ella
sangra a través de sus poros. 4. La confusión de sujeto-objeto-labios-pezón
conduce a atacar al objeto en un espacio no diferenciado dentro de su cuerpo,
por lo tanto, atacar al pezón implica un ataque contra sus propios labios. La
falta de límites (fusión)188 es la razón por la cual, al atacar al objeto que la
abandona, se identifica con partes de la superficie de su propio cuerpo. Esto
explica cómo puede atacar y destruir la envoltura de su propio cuerpo: se
queda con las paredes venosas y arteriales que contienen la sangre como su
única concepción de una imagen corporal. En este caso, las paredes arteriales y
venosas asumen la función que debería cumplir la piel normal.
Con relación en la experiencia transferencial, fue posible detectar, con
base en el material de la infancia, que su madre se embarazó de nuevo cuando
la paciente aún no tenía 12 meses de edad; en otras palabras, fue
prematuramente abandonada por su madre con respecto a sus necesidades de
afecto y durante el periodo de estructuración de la imagen corporal.189 Antes
de las vacaciones hubo una nueva intensificación de la sensación de
desangrarse, manifestada principalmente en términos corporales —úlceras y
necrosis— durante la ausencia de la terapeuta. Me gustaría destacar que aquí
me ocupo de la experiencia psicológica de la noción de una piel protectora que
cubre y protege al cuerpo. Lo mismo aplica para la noción psicológica de que
el cuerpo de Inés es una especie de gran arteria o vena a punto de ser
perforada, pero de ninguna manera me refiero al cuerpo orgánico en concreto,
o a su anatomía, como se estudia en anatomía o histología.

188 Margaret Mahler, On human symbiosis and the vicissitudes of individuation, vol. 1. Nueva York,
International Universities Press, 1968. (Simbiosis humana: Las vicisitudes de la individuación. México,
Joaquín Mortiz, 1980); y Harold Searles, Countertransference and related subjects. Nueva York,
International Universities Press, 1979.
189 Karl Abraham, Sekctedpapers on psychoanalysis. Londres, Hogarth Press, 1945; Paul

Schilder, "Psychoanalysis of space", en International Journal of Psychoanalysis, núm. 16, 1935, pp.
274-295 y Clifford Scott, "Some embryological, neuro-logical, psychiatric and psychoanalytical
implications of the body scheme", en International Journal of Psychoanalysis, núm. 29, 1948, pp.
141-155.

204
DAVID ROSENFELD

En mi opinión, el tipo de hipocondría centrada en y expresada a través de la


imagen corporal psicótica es diferente de todas las demás, no sólo porque se
refiere a la sangre o la imagen corporal psicótica, sino también porque, en mi
experiencia, esto involucra el peligro de accidentes o intentos suicidas. Me
refiero a métodos más activos que aquellos entendidos por Pierre Marty,
Michel de M'Uzan y Christian David.190 Todo lo relacionado con la imagen
corporal psicótica corresponde a un nivel más primitivo y psicótico. Aquí,
como en el caso de otros pacientes, la fantasía de los que sufren de leucemia
es un ejemplo de un trastorno hipocondríaco centrado en la imagen corporal
psicótica. Esto puede indicar cualquier cosa desde quedarse vacíos de sangre
hasta un grave delirio de persecución con relación a monstruos u organismos
que se comen la sangre o en un intento por lograr un control hipocondríaco.
Estos delirios a veces provocan intentos de suicidio, como cortarse las venas
o expulsar y deshacerse de los objetos persecutorios que ya invadieron la
imagen corporal psicótica. Es posible que surjan fantasías hipocondríacas
transitorias acerca de la sangre en cada personalidad neurótica, y siempre
sucederá así cuando haya un resurgimiento de la imagen corporal basada en
la imagen corporal psicótica.
Trataré de ilustrar este punto presentando el material onírico de Inés.
Cabe señalar que en el caso de pacientes gravemente perturbados, los sueños
nocturnos aparecen sólo después de un largo periodo de tratamiento.

El primer sueño, seis años después del inicio del tratamiento, trata de un chicle
que la paciente tiene y guarda en su boca. Esta es la primera vez que hay una
representación de algo que ella guarda. Por otra parte, es semi-sólido —
diferente al fluido que rezuma a través de todos sus poros— y, además, se
centra en una zona erógena circunscrita: la boca.

Hubo una época en la que simbolizaba sus fantasías a través de los


sueños, mientras que los trastornos de la imagen corporal se expresaban a un
nivel lingüístico de una manera muy peculiar; por ejemplo, los orificios no
aparecían en su piel sino en su discurso, cuando empezó a perder la estructura
lingüística normal, es decir, la "piel social". A nivel lingüístico, la desorga-
nización del habla puede expresar una desestructuración de la imagen
corporal.191 La pérdida de la superficie del cuerpo o de la piel se expresaba
ahora como la pérdida de la envoltura estructurada del discurso, pero sin llegar
al punto de desintegración psicótica a nivel lingüístico. Durante este periodo

190 Pierre Marty, Michel de M'Uzan y Christian David, L'investigation psychosomatique. París,
PUF, 1963, p. 355 y Marión Michel Oliner, Cultivating Freud's garden in France. Northvale, Nueva
Jersey, Jason Aronson, 1988.
191 David Liberman, Lingüística, interacción comunicativa y proceso psicoanalítico. Buenos Aires, Nueva

Visión, 1972.

205
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

la paciente soñó con "un pequeño vestido de lana, tejido y con agujeros, regalado a una
niña': fragmentos de la piel-vestido que la cubrían de forma incompleta. El
hecho de que el material del sueño mostrara que la pérdida o la vacuidad no
estaba relacionada con el líquido o la sangre y que los materiales más sólidos
que son más fáciles de retener —por ejemplo, las heces sólidas— comenzaran
a aparecer, es una pista muy importante que marca el comienzo —aunque
sólo sea el comienzo— de su funcionamiento con base en una imagen
corporal neurótica y muestra que la imagen corporal psicótica no era tan
dominante. En el contenido de este sueño el cuerpo también es vaciado de su
contenido, pero esta vez no son sólo líquidos o sangre, sino también heces
que son duras y que parecen un pene.192 Además de ser más sólidas, se
introducen dentro de un orificio (la vagina) en su propio cuerpo que las
contiene.
Con respecto a la imagen corporal psicótica, esto lo expresó a un nivel
de desarrollo diferente.

La paciente dice en el trascurso de una sesión: "¡Oh! Me acordé de un sueño...


Yo estaba en la sala de espera, riéndome, cuando me acordé. ¿Se acabó la
sesión?" (Se ríe.) "Saqué una... no sé cómo llamarlo... puff... ouch... uff...".
(Hace ruidos.) "Me quedaba en silencio para ver la expresión de tu cara". La
terapeuta señala que ella, a diferencia de la paciente, no se alarma ni se asusta.
Entonces la paciente parece creerle a la terapeuta y continúa: "Bueno, salió
mierda, una muy larga... ¡Dios mío! No era pegajosa, no se desintegraba... para
ponerla dentro de mi vagina... ¡vaya fantasía de masturbación!"

Seis años después de comenzar el tratamiento, la paciente trajo un


sueño que incluía material relacionado con la pérdida de sangre asociado a la
menstruación, en el que mostraba que una toalla no estaba manchada con
sangre menstrual. Sin embargo, la menstruación no se expresó como antes, es
decir, cuando creía que implicaba un sangrado por todos los poros (algo que
le recordaba cada mes). Ahora parecía que negaba la mancha de sangre en la
toalla, y esto implicaba una negación de pérdida de sangre, lo cual era más
cercano a la contención que a quedarse vacía. Esto era el equivalente a lo que
la paciente expresó antes a través de las llagas: ahora había una manifestación
simbólica en el hecho de que la sangre no salía y no manchaba. Ahora lo
importante es que ella podría soñar y simbolizar esto. Antes había expresado
a través de la imagen corporal psicótica su sensación de vacío y dolor a través
de las lesiones en su piel. Cuando se puede crear un espacio interior,193 y

192 Sigmund Freud y Fiza Ribeiro-Hawelka, L'Homme aux rats: Journal d'une analyse. París, PUF,
1974.
193 E. Bick, "The experience of the skin in early object relations", en op. cit., pp. 484-486. Véase

M. Harris (ed.), op. cit.

206
DAVID ROSENFELD

también un espacio mental entre el paciente y el terapeuta,194 comienza una


nueva etapa. En una paciente con una enfermedad tan grave, esta etapa trae
consigo la esperanza de que la lucha o la batalla dejará de expresarse a través
del cuerpo y alcanzará niveles de transferencia mental.
Esperamos, como dice Shakespeare, que:

[...] si Dios concede buen suceso


A la contienda que sangra a nuestras puertas,
Llevaremos la juventud a más altos combates [...]
William Shakespeare, Enrique IV. Segunda parte.

He observado que en diversos trastornos clínicos a veces desaparece la


idea de membrana protectora o de piel, especialmente cuando hay una pérdida
de objeto o desestructuración. Estos pacientes conservan la idea de que el
resto de su cuerpo continúa pegado con el de sus madres: cuando ella se va,
el niño siente que se lleva partes de su cuerpo con ella. Estos pacientes se
quedan sin piel cada vez que hay una separación o se pierde una relación. Así,
en periodos de crisis, de duelo, y debido a la pérdida de objeto, reaccionan
como sigue: la función de los vasos sanguíneos como membrana contenedora
del yo reacciona a la sensación del vacío. Bick sugiere el concepto de una
segunda piel como sustituto de la noción psicológica de una piel externa; esta
segunda piel a veces se logra a través de la hiperactividad muscular. En los
neuróticos pueden ser ideas hipocondríacas relacionadas con la imagen
corporal psicótica, como los que sufren de leucemia o hemofilia.
Clínicamente, bajo estas circunstancias prevalece una imagen corporal
psicótica. Cada trastorno hipocondríaco expresado a través de la imagen
corporal psicótica debe alertarnos de la posibilidad de un intento de suicidio
o un accidente de naturaleza suicida. La probabilidad de riesgo de suicidio
también se toma en cuenta en casos de adicción a las drogas en los que
prevalece una imagen corporal psicótica, por ejemplo, la autoadministración
intravenosa de drogas o cuando el paciente tiene fantasías hipocondríacas
acerca de la posibilidad de una infección en la sangre. Por ejemplo, un
paciente puede inyectarse antibióticos por vía intravenosa con base en una
fantasía hipocondríaca.195
La idea de desangrarse tiene su origen en las primeras relaciones
infantiles y en experiencias basadas en relaciones de objeto corporales; cada
actividad psíquica se basa en una función biológica. Por ejemplo, el concepto

194 D. Anzieu, "Le moi-peau", en op. cit., pp. 195-208; D. Anzieu et al, op. cit. y Donald Winnicott,
Collected papers: Through Paediatrics to Psychoanalysis. Londres, Tavistock / Hogarth Press, 1992.
(Existe una reimpresión por Karnac, 1992).
195 Antonio Santamaría, "El paciente, la enfermedad y la muerte en psicoanálisis", Conferencia

presentada en el XII Congreso Psicoanalítico Latinoamericano, Ciudad de México, julio, 1978.

207
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

de identificación proyectiva no surge en un niño a manera de un concepto


teórico abstracto; sino que se deriva de las experiencias corporales y de las
relaciones de objeto: por ejemplo, sacando la lengua para buscar el pezón pero
sin encontrarlo. Según Tustin,196 el bebé siente que cae en el vacío, y forma el
modelo de quedarse vacío a través de la identificación proyectiva. La mano
de un bebé que intenta agarrar el pecho y no puede encontrarlo es un modelo
similar. La mano y el intento de agarrar el pecho me permiten expresar mi
propio modelo en relación a la imagen corporal psicótica. Cuando un niño
trata de agarrar el pecho con su mano y no lo encuentra, puede, en un segundo
paso, tratar de contenerse presionando con fuerza sus dedos contra la palma
de su mano, al grado de hacerse daño con las uñas. Pero si este sistema de
auto-contención no funciona y no hay otro, la idea es plantear que las arterias
y las venas comienzan a funcionar como la palma de la mano a fin de lograr
la autocontención: se cierran o se contraen en un esfuerzo desesperado por
lograr la autocontención, pero al nivel de la imagen corporal psicótica. La idea
de piel se desplaza a la noción de paredes vasculares. Según lo descrito por
Bick, el concepto normal que el bebé o paciente regresionado puede derivar
de su relación primaria con el pecho, es el de una boca con un pezón que tiene
una piel tibia, acompañada de una voz y olor familiar.197 Pero cuando una
relación se basa en la imagen corporal psicótica, parece que la relación con el
pecho se establece sin la noción de un pezón cubierto por piel. Un líquido se
fusiona con otro líquido: leche, saliva, sangre, todo un cóctel de líquidos.
Esto es particularmente cierto cuando un niño es separado de su
madre o la pierde, el niño experimenta el abandono del objeto materno no
como la pérdida del pezón desde el interior de su boca, sino como si fuera
despellejado, y como si la madre, cuando lo deja, tomara de él la superficie
externa o la piel que recubre su cuerpo. Debido a que el bebé experimenta
su piel como una continuidad de la piel de la madre, y la semejanza de la piel
con la pared vascular, es que surge la imagen corporal psicótica.
Mi propuesta es que esta noción de autocontención psicológica
proporcionada por una pared o por venas o arterias puede ser la raíz de ciertos
trastornos psicosomáticos.
A menudo, en pacientes esquizofrénicos surge la noción de líquidos
que se derraman, cuando expresan su sensación de vacío al nivel de la imagen
corporal psicótica. He observado que, tras muchos años de tratamiento, y si
el paciente mejora, en lugar de perder líquidos o sangre, a veces empiezan a
expresar fantasías de quedarse vacíos de sustancias sólidas, por ejemplo, a
través de los sueños en los que el coche pierde aceite, y luego de sustancias

196 F. Tustin, Autistic barriers in neurotic patients. Londres, Karnac, 1986. (Barreras autistas en pacientes
neuróticos. Buenos Aires, Amorrortu, 1989).
197 E. Bick, "The experience of the skin in early object relations", en op. cit., pp. 484-486. Véase

M. Harris (ed.), op. cit.

208
DAVID ROSENFELD

más sólidas, como las heces. Creo que es sólo aquí cuando empiezan a
manifestarse las ideas, a un nivel retentivo-anal, sobre el control del objeto.
Por ejemplo, después de seis años de tratamiento con un paciente
esquizofrénico, y antes de las vacaciones, ya no sueña que se queda vacío de
líquidos o sangre, sino sueña que pierde heces sólidas, y esto se acompaña de
un periodo de masturbación anal. Por otra parte, en la imagen corporal
psicótica las nociones acerca de vaciarse corresponden a un nivel más
narcisista, y el paciente se vacía no a través de una zona erógena sino a través
de los poros.
Creo que sólo después de esta etapa, la masturbación anal tal como la
describió Meltzer,198 puede ser analizada. Sospecho que cuando prevalece la
imagen corporal psicótica, la función del recto, del ano, y de la masturbación
anal carece de la estructuración que tiene cuando se basa en la imagen corporal
neurótica. (Esta formulación es importante porque implica la necesidad de
enfoques técnicos a la masturbación anal, que involucren un timing sensible y
diferentes niveles de interpretación. Esto es diferente de la teoría de Meltzer.)
Avenburg199 nos ha hecho conscientes de la gran similitud entre lo que
describo aquí y el concepto del estancamiento (estasis) de la libido que
formuló Freud, quien habló como si lo que se estancara fuera un líquido. Es
pues, un proceso de fluidización, de pérdida de calidad, de indiferenciación,
similar a lo que sucede en la imagen corporal psicótica cuando un líquido se
mezcla con otro y en la que se pierde la diferenciación del yo. De acuerdo a
Avenburg, la palabra alemana Stauung utilizada por Freud se refiere
específicamente a detener el flujo de un líquido.
Con base en mi experiencia con pacientes regresivos, actualmente estoy
más convencido de la posible relación entre la hipertensión y el concepto de
imagen corporal psicótica. A través de sueños y fantasías traídas
sistemáticamente al material de análisis, un paciente reveló que se concebía a
sí mismo como que no poseía ni piel ni músculos, pero en cambio, imaginaba
que sus sensaciones de movimiento se producían exclusivamente por
contracciones y otros movimientos de las arterias. Los siguientes dos
ejemplos provienen de pacientes bajo supervisión.

La primera paciente desarrolla hipocondría e imagina que tiene hipertensión;


se toma la presión arterial cinco o seis veces al día en un esfuerzo por
corroborar su fantasía. Lo que es de especial interés es que concibe su cuerpo
como una bolsa de fluidos o de sangre que se vacía. La hipertensión imaginaria
la defiende contra la sensación de vacío y la hipertensión se concibe como
resultado de estar llena de sangre.

198 Donald Meltzer, "The relation of anal masturbation to projective identification", en


International Journal of Psychoanalysis, núm. 47, 1966, pp. 335-342.
199 Ricardo Avenburg, El aparato psíquico y la realidad. Buenos Aires, Nueva Visión, 1991.

209
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

La hipertensión de un segundo paciente se desarrolló en una enfermedad


psicosomática. El inicio de su presión arterial alta coincidió con su acting out
de abandonar un mes su psicoanálisis, antes de las vacaciones de verano; ella
requirió tratamiento médico. Cuando reanudó el tratamiento, desapareció su
hipertensión. Esta paciente también funciona con una imagen corporal
psicótica. Al no estar en condiciones de aportar una respuesta fisiológica u
otro tipo de explicación médica para esta observación, recurro a citar las
palabras de un eminente investigador en hipertensión, aún cuando no se
originan de este caso. "La hipertensión es un acertijo envuelto en un misterio
dentro de un enigma".200

Modelos, filosofía de la ciencia y metodología

Los conceptos descritos constituyen, desde el punto de vista metodológico,


un modelo explicativo. Muchas de las hipótesis que formulamos resultan de
lo que en el campo de la metodología se conoce como generalización
inductiva. Pero si hago una hipótesis o modelo como modelo explicativo,
aunque sea de base empírica, no hay razón para que sea de un nivel muy bajo
de abstracción; por el contrario, puede alcanzar un alto nivel explicativo,
precisamente como un modelo. La teoría atómica, por ejemplo, se formuló
no con base en la observación directa, sino a partir de un modelo
explicativo.201
Cada modelo es un patrón de símbolos, normas y propuestas que son
consideradas, parcial o totalmente, como lo más coherente con el conjunto
de postulados existentes. Así, cada modelo postula su correspondencia con la
realidad, la posibilidad de establecer su utilidad en la estructura de la realidad.
Cabe señalar que la construcción de un modelo es una creación de lógica
interna y, como tal, a veces se puede utilizar como una función del modelo
cultural. Como en el caso de Niels Bohr, el modelo fue inventado. En la
práctica psicoanalítica a veces pueden encontrarse ejemplos como el que
presento, y es porque el esquema corporal psicótico es un modelo explicativo
útil para una variedad de casos clínicos. Este modelo me ayuda a incorporar
en una sola idea desarrollos genéticos y conceptos transferenciales que se
aplican a pacientes esquizofrénicos y psicosomáticos, y a otros pacientes
cuando están regresionados. Cuando inventamos un modelo, lo encontramos
útil primero para un paciente en particular y luego también para otros
pacientes. Si le agrego algo coherente, una teoría genética del desarrollo de los
lazos infantiles que se demuestra empíricamente en la transferencia con el

200 Irvine Page y Harriet Durstan, "Persistence of normal blood pressure after discontinuing
treatment in hypertensive patients", en Circulation, núm. 25, 1962, p. 433.
201 P. Meadows, Modelos, sistemas y ciencia. Buenos Aires, UBA, 1969.

210
DAVID ROSENFELD

terapeuta, puedo decir que ya es una hipótesis de un alto nivel de abstracción,


e incluso puedo desarrollar una teoría sólida, si aprueba el examen del filósofo
Karl Popper.202 El esquema corporal psicótico es una entidad no observable,
pero cuando inventamos el modelo, se hace importante desde el punto de
vista explicativo. Esto no quiere decir que el modelo represente la verdad
última, sino que por el momento sólo es un modelo útil.
Tal vez el origen de este modelo científico se describa mejor a través
de las observaciones clínicas: 1. Dos de mis pacientes esquizofrénicos me
mostraron sus uñas o sus manos y declararon que estaban perdiendo sangre,
toda su sangre; 2. Con frecuencia los pacientes que se someten a una cirugía
cardiaca tienen delirios, en el trascurso del cual dicen, por ejemplo, que no les
dejaron nada, excepto las venas y las arterias, y 3. Otro paciente psicótico dejó
de hablar de su presión arterial baja, pero eventualmente me decía, "No quiero
que me quiten el callo, porque si lo hago, ellos se darán cuenta de que estoy
hueco y que ya no hay sangre en mi cuerpo". Por eso tuve que crear un nuevo
y diferente modelo explicativo: cuando este paciente psicótico habla de su
"presión arterial baja", realmente quiere decir que está sangrando o que no le
queda sangre en su cuerpo. Entonces la observación se completó con los
pacientes psicosomáticos y el modelo adquirió una importancia
fundamental.203
En otras palabras, el modelo comenzó a evolucionar y mostrar su
utilidad para diversos casos psicopatológicos y luego se convirtió en un
modelo más amplio. Si a continuación agrego una hipótesis sobre su origen
genético-histórico, su evolución y cómo se muestra en la transferencia, se
convierte en una teoría bastante completa y aceptable, si se corrobora con las
observaciones clínicas.
El modelo comenzó a utilizarse para todos estos "casos
psicopatológicos", y lo encontré útil desde el punto de vista explicativo.
Cuando lo apliqué, por ejemplo, a un caso psicosomático grave (Inés),
modifiqué no sólo la teoría sino también el enfoque interpretativo y, por lo
tanto, las posibilidades de supervivencia de una paciente psicosomática
gravemente enferma. La evolución clínica y los pronósticos que surgieron
pueden ser muy novedosos.

Pedro

Otro paciente, Pedro, tuvo un episodio delirante después de la extirpación de


un tumor cerebral (benigno) y, en el trascurso de una sesión, dijo: "Tengo
miedo de tener leucemia... Empiezo a desesperarme... a preocuparme".

202 Karl Popper, Conjectures and refutations. Nueva York, Basic Books, 1965. (Conjeturas y
refutaciones. Barcelona, Paidós, 1983). Ver infra cap. 8.
203 Ver supra el caso de Inés.

211
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

En ese momento le pregunté: "¿Por qué pensaste en leucemia?"


Y el paciente respondió de inmediato: "Por la destrucción de los glóbulos
rojos a causa del tumor. Como si tuviera miedo de quedarme vacío... vaciado
de sangre... como si yo fuera suave por todas partes".
Entonces le pregunté: "¿Suave?"
Él respondió: "Sí, todo suave... como un saco lleno de sangre. Tengo miedo
de tener una hemorragia, y que todo eso... salga..."

Es notable la precisión con la que el paciente expresa sus fantasías


referentes a su imagen corporal. La concepción del cuerpo como un saco
lleno de fluidos vitales o sangre —el esquema corporal psicótico primitivo—
aquí está claramente formulado en un nivel verbal. El paciente lo expresa con
palabras, mientras que Inés actuó a través del cuerpo, comportamientos y
hemorragias en la piel, porque no podía simbolizarlos verbalmente.
También encontré este modelo muy útil para otros cuadros
psicosomáticos, tales como la colitis ulcerosa, es decir, pacientes con diarrea
y pérdida de sangre a través de los intestinos. Postulamos que esta enfermedad
se podría explicar con base en el modelo del esquema corporal psicótico
primitivo e invita a su validación. En varios pacientes con colitis ulcerosa he
observado que la fantasía estaba más estrechamente relacionada con el
sangrado que con el nivel anal. Estos pacientes dejan que una parte de sus
intestinos expresen los niveles más primitivos y regresivos de su yo, y en este
nivel expresan sus emociones, persecuciones, penas y agresiones.
La sangre se pierde a través de algún tipo de piel, en este caso, los
intestinos (Inés la pierde a través de la mucosa bucal y la piel de sus manos y
pies). El paciente con colitis ulcerosa sangra o pierde fluidos vitales, pero a
través de otro tipo de piel. Los dos son similares con respecto al modelo de
relación de objeto infantil. Por lo tanto, quisiera insistir una vez más en que
las ideas de fluido vital y sangre constituyen un modelo de observación
diferente que proporciona otro enfoque a pacientes con colitis ulcerosa, que
solían ser entendidos sólo en relación con la etapa anal.
Estos pacientes conciben de manera diferente su imagen corporal, y se
trata de un nuevo modelo para futuras investigaciones.
Otro ejemplo es H, una mujer de 30 años de edad, quien, antes de las
vacaciones de verano, soñó que perdió su cuero cabelludo, parte del lado derecho del
cráneo, y también el cerebro, y vio, en el sueño, sólo una arteria del lado derecho, una arteria
cerebral de gran tamaño. Esta arteria, que contenía sangre, perdió un pedazo de la pared
en la parte superior derecha. Tenía miedo de tener una hemorragia a través de ese lado
abierto de la arteria. Esta era su manera de expresar sus sentimientos en relación
con mi partida. Pero exactamente un año después, es decir, otra vez antes de
las vacaciones, tuvo el mismo sueño, pero con una diferencia fundamental:
que la arteria estaba entera y no se volvió a abrir.

212
DAVID ROSENFELD

No todos los pacientes son capaces de expresar tales sentimientos


transferenciales, regresivos y profundos, a través de imágenes corporales.
Puede ser que esta teoría sea válida sólo para aquellos pacientes que lo
expresan de esta manera. Creo que este modelo o hipótesis ayudará a muchos
analistas a estar más alerta y les proporcionará un marco metodológico más
adecuado para una comprensión exacta de estas observaciones clínicas.
Metodológicamente, muchas observaciones clínicas sueltas e
inconexas pueden integrarse por medio de una hipótesis diseñada para
explicar un mayor número de hechos observados en la práctica psicoanalítica.
El modelo del esquema corporal primitivo, por ejemplo, también me
ayudó a crear nuevas hipótesis relacionadas con un tipo de hipocondría de
diferente origen y dinámica.204

TRASCRIPCIÓN 2

A fin de mostrar cómo un paciente psicótico se expresa a nivel de imagen


corporal, presento dos breves viñetas clínicas. Estos pacientes expresan, a
través de imágenes visuales o corporales, las nociones más primitivas de su
yo, lo que llamamos esquema corporal o imagen corporal. La primera viñeta
es un caso relacionado con Juan, un paciente de 19 años de edad de un
supervisando; la segunda son fragmentos del material clínico relacionado con
Pedro, un paciente tratado por mí. Seremos capaces de observar la forma en
la que intervengo e interpreto la transferencia en una psicosis postoperatoria
arraigada principalmente en las fantasías acerca de un esquema corporal
psicótico y primitivo.

Juan

Juan inició el tratamiento en julio, cuando, después de un viaje, fue


hospitalizado por una crisis psicótica aguda. Al inicio de la primera entrevista
dijo, "Cada vez que conozco a una chica, me rindo, me enamoro y sangro en
ella". También dijo en varias ocasiones, "me quiero matar; no hay amor
recíproco, sangro en ella". Fijó sus ojos en los ojos del terapeuta y le dijo algo
que repetiría varias veces en el trascurso de su tratamiento, "Tus ojos me dan
vida". (Es habitual durante este tipo de episodio agudo que el paciente fije sus
ojos en los del terapeuta, como cuando un bebé mira a los ojos de su madre
durante la lactancia.)

204D. Rosenfeld, "Distorsions des actes", en Nouvelle Revue de Psychanalyse, núm. 30, 1985, pp.
191-199.

213
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

En la primera sesión Juan verbalizó otra fantasía del vaciamiento que ocurre
en presencia de la imagen corporal psicótica: "Vine al mundo a sangrarme por
el amor que le tengo a todos los seres humanos. Yo estoy pagando mi culpa
por mis pecados". Después agregó: "Me masturbo y la gente lo ve en mi cara".
Este material, es decir, que la gente del mundo exterior ve algo específico en
su cara, parece un intento de restitución a través de un delirio autorreferencial.
Relató un sueño: "To iba a la escuela. Me encontré con Miriam pero, doctor, incluso
si quisiera no podría amarla más. ¿Vas a ver la pelea de (Carlos) Monzón hoy?"
(Aquí podemos ver que el sueño y el material en vigilia se mezclan en la
descripción, que apuntan a un estado mental de ensoñación.)
Al parecer esto se retoma en la siguiente sesión: "El sufrimiento me impide
amar". La comprensión de este concepto es esencial para entender el
sufrimiento de un paciente psicótico. Luego describió otra fantasía de la
existencia vaciada en la imagen corporal primitiva o psicótica, hablando de
vacas que matan al carnicero que está a punto de masacrarlas. En ese mo-
mento entendimos este material como una fantasía retaliatoria en la que un
pecho-vaca se vuelve vengativo.

Otro posible significado es que el intento de desangrar el pecho de su


madre muy pronto se convierte en su propia hemorragia, mostrando la
prevalencia de la imagen corporal psicótica. Este material reapareció una
semana después, al tener miedo de desmayarse si iba a una fiesta. Es
interesante distinguir entre diferentes diagnósticos: el miedo a "sentirse
enfermo o tener la presión arterial baja" en un caso de histeria o angustia
histérica, donde el cuerpo expresa directamente la enfermedad y, a un nivel
de esquizofrenia, cuando un paciente habla de sentirse enfermo o tener la
presión arterial baja, es probable que haya vaciado y perdido sangre en la
sesión anterior. Lo mismo puede ser cierto para distinguir el material de
pacientes que hablan de "tener una presión arterial baja" o de "sentirse vacíos
o débiles por dentro". Es importante hacer un diagnóstico diferencial entre
un paciente depresivo que expresa su tristeza diciendo que su presión arterial
es baja y un paciente esquizofrénico que, en el trascurso de su tratamiento
conmigo, habla de tener la presión arterial baja, lo cual podríamos entender
como una fantasía de haberse vaciado. Algunos meses más tarde dijo que su
cuerpo estaba hueco; es decir, experimentó la imagen corporal psicótica. En
otra ocasión, cuando se le tuvo que extirpar una verruga, sintió pánico porque,
"Si esa verruga o callo es extirpada, sabrán que estoy hueco por dentro". Es
decir, aunque fenómeno lógicamente son las mismas palabras que utiliza un
neurótico depresivo, este paciente psicótico expresó su experiencia de va-
ciamiento del interior de su cuerpo y la presencia o prevalencia de la imagen
corporal psicótica.
Pero volvamos a Juan, nuestro paciente:

214
DAVID ROSENFELD

En diciembre, tuvo otro episodio de fragmentación; ahora lo expresó


a través de la identificación proyectiva siendo muchas piezas en la forma de
miles de tarjetas que repartía.
Pero, ¿cómo regresó en marzo, después de las vacaciones de verano?
Ya no habló de las tarjetas que repartió. En lugar de eso, se regresionó, y dijo
que estaba "vacío y hueco": funcionaba al nivel de la imagen corporal
psicótica. Este material perduró hasta julio.
En marzo del año siguiente tuvo otra fantasía relacionada con el
vaciado de la imagen corporal psicótica: El paciente dijo que su madre "me
quita algo de mí y me dejó vacío". Una semana después organizó un delirio y
produjo material que incluía un sátiro en forma de pene o un sátiro
persecutorio.
En junio del mismo año volvió a soñar acerca de la imagen corporal
regresionada: no le quedaba nada, excepto su esqueleto pero sin ningún otro
sostén. Aquí la fantasía de ser vaciado de líquidos y sangre parecía ser un tipo
de castigo por la posibilidad de conservar el esqueleto. En mi experiencia —
no importa qué tan enfermo esté el paciente— en sueños o dibujos, el
esqueleto por sí mismo siempre indica, a largo plazo, una identificación con
el padre o la función paterna. Algunos pacientes consideran que el pene le
ofrece firmeza al pecho. También puede ser el padre, quien es capaz de cuidar
a la madre lactante. Pensé que la masturbación compulsiva de Juan era un
intento de demostrar, entre otras cosas, que si por lo menos un poco de
líquido salía del interior de su cuerpo, no estaba completamente vacío, lo que
reducía la intolerable sensación de absoluta vacuidad que implicaba la locura.
Este paciente esquizofrénico sentía que las relaciones sexuales eran
equivalentes a la hemorragia; una crisis psicótica aguda era una forma de
expresar el vaciamiento en el coito, mientras que el delirio era un intento de
restitución relacionado con lo que experimentó como el sangrado del
cuerpo/ yo. Durante las siguientes vacaciones de verano, fue incapaz de
retener una imagen de la terapeuta. A raíz de la pérdida de su representación
intrapsíquica como objeto, en marzo experimentó la fusión con ella como el
fluido en una vaina vascular. El trajo una fantasía delirante restitutiva: se
sentía capaz de encontrar a Dios, con quien se identificó y a quien alucinaba.
En mayo, el paciente describió su fantasía de sangrado durante el coito.
(Imaginarse una hemorragia durante el coito es la raíz de muchos casos de
impotencia sexual difíciles de curar y se derivan de la imagen corporal
psicótica.) Antes de tener relaciones sexuales le disparó a varios gatos y los
vio sangrar hasta la muerte. Más adelante expresó la pérdida del objeto a un
nivel de la imagen corporal psicótica: "Tengo miedo de quedarme vacío y
perderte".
Un año después, en junio, por primera vez expresó con claridad que se
quedaba hueco y se vaciaba de algo bueno: es decir, tuvo lugar una introyección

215
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

de la terapeuta benevolente. Al expresar su gratitud hacia su terapeuta dijo


que al perderla "uno se vacía de lo que es bueno". En otra área psicótica, por
supuesto, mantenía la creencia de que él era Dios y que el diablo estaba en los
demás.
Al final del año, antes de las vacaciones, las fantasías relacionadas con
la separación de su terapeuta se expresaron en términos de sangre y de la
imagen corporal psicótica, a través de una fantasía de anastomosis (unión) y
fusión con la terapeuta.205 En diciembre dijo: "Si mi sangre se derrama, los
otros que existan después de mí también la derramarán".
En marzo del año siguiente, después del final de las vacaciones,
desarrolló un delirio, intensificado por el hecho de que sus sesiones se
redujeron de cinco a cuatro veces por semana. Trató de compensar el objeto
perdido y el sentimiento de vacío alucinando el cuerpo de una niña.
Comprendimos que significaba la búsqueda del pecho perdido que se llevaba
a cabo por medio de una identificación con el pecho, y que trataba de
acercarse a la terapeuta con base en esta identificación femenina.
Tres meses después, el paciente trató de restablecer su relación con la
terapeuta a través de un delirio organizado, algo mejor que la pérdida
completa del objeto. Así que eligió un cantante, Sandro, con quien se
identificó a través de una relación homosexual fantaseada. Aquí me gustaría
señalar algo importante: ésta es la primera aparición de un nivel estético de
histeria relacionado con la sangre o la imagen corporal psicótica. Por lo
general, para el paciente, la experiencia de pérdida de objeto debido a la
pérdida de una sola sesión significó el fin del mundo y se expresó al nivel de
la imagen corporal psicótica como la pérdida de sangre. Esta vez, expresó el
quedarse vacío de sangre a un nivel estético, como sucede con ciertos
pacientes que alcanzan el nivel de histeria. Habló acerca de condones que
eran rojos como la sangre y de otros que eran azules. La aparición del color
rojo y azul expresa el vaciado de la sangre o de la imagen corporal psicótica
en algunos pacientes con intentos de expresarlo en el plano estético-histérico.
Garzoli informó que una paciente soñó que "en la camilla tuvo una visión
transparente de sí misma, en la que podía ver con claridad gruesas venas
azules y arterias rojas".206 Un ejemplo de esto se encuentra en la película de
Bob Fosse, All That Jazz, cuando el ballet al final expresa la angustia de
muerte del protagonista, que baila con sus venas y arterias dibujadas en azul
y rojo en todo su cuerpo.
Una vez que Juan se quedó vacío de líquidos de la imagen corporal
psicótica, trató de compensarlo desarrollando un estricto orden obsesivo en

205 H. Searles, "The sources of anxiety in paranoid schizophrenia", en British Journal of Medical
Psychology, núm. 34, 1961, pp. 129-141.
206 Elsa Garzoli, "La interpretación y los sueños", en Simposio de la Asociación Psicoanalítica

de Buenos Aires, 1979.

216
DAVID ROSENFELD

relación con los horarios, etcétera. El nivel obsesivo era nuevo y proporcionó
pistas muy importantes para tener en cuenta y comprender cómo se comportó
en diciembre. Por primera vez sus fantasías pre-separativas no incluyeron
sangrado.
En julio pudo expresar a nivel verbal las fantasías de vaciamiento de su
imagen corporal psicótica: "Antes me sentía vacío, podría rechazarte al
masturbarme. Ahora no puedo". En ocasiones anteriores las crisis psicóticas
de pérdida de semen, líquidos o sangre se igualaban en su pensamiento y
causaban el vacío total. Además, ahora el paciente expresó en un aparente
nivel sexual genital cómo trataba de expulsar sus objetos persecutorios. Esto
es muy interesante desde el punto de vista clínico: si se hubiera quedado fijado
en el nivel de la sangre, el diagnóstico sería diferente. Por ejemplo, los
pacientes que tienen delirios de objetos persecutorios —la madre, por
ejem¬plo—» fijados al nivel de su imagen corporal psicótica, intentan
cortarse las venas a fin de deshacerse de los miles de objetos persecutorios
que tienen en la sangre.
Quiero dejar en claro que cuando hablo de objetos persecutorios en
pacientes muy perturbados, quiero decir que son auténticos delirios, a veces
no expresados plenamente al nivel verbal. Por ejemplo, algunos pacientes
toman dosis altas de diuréticos a fin de expulsar, a través de la orina, objetos
persecutorios que están fijados en líquidos corporales. Para ampliar la
observación anterior, llegué a la conclusión de que cada expulsión de los
objetos persecutorios a través de los líquidos corporales —como la sangre, la
orina, etcétera— debe alertarnos más acerca del potencial suicida del paciente.
Por ejemplo, en el caso de los adictos que toman anfetaminas, es interesante
observar si creen que la fantasía que acompaña a la ingesta de la droga les
ayuda a expulsar partes del cuerpo, tales como la orina o las heces que les
impiden pensar; se debe prestar especial atención a una posible fantasía
suicida oculta, o lo que es lo mismo, una propensión al suicidio o accidentes
inducidos por las drogas.207
Volviendo a Juan, llegó un momento en el que expresó su vacío en
todos los niveles posibles. Me gustaría agregar que la imagen corporal
psicótica, al quedarse vacía de líquidos o sangre, puede expresarse
verbalmente, pero cuando se expresa en el cuerpo sin ningún tipo de
simbolización verbal, nos enfrentamos con algún tipo de trastorno
psicosomático. Éste es un tipo muy peculiar de disociación descrito por
Liberman.208

207 L. Bryce Boyer, "Analytic experiences in work with regressed patients", en Peter
Giovacchini y L. Bryce Boyer (eds.), Technicalfaetón in the treatment of the severely disturbedpatient.
Northvale, Nueva Jersey, Jason Aronson, 1990, pp. 65-106 y The regressed patient. Northvale,
Nueva Jersey, Jason Aronson, 1983.
208 D. Liberman, op. cit.

217
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

Pedro

Ahora presentaré algunos fragmentos de un material clínico referente a uno


de mis pacientes, un prestigioso cirujano veterinario en su provincia.
De acuerdo con sus familiares, Pedro pasó por periodos en los que
perdió el control de la realidad. Un psiquiatra que lo vio pensó que el
incremento en su ingesta de alcohol era un esfuerzo para no ser consciente
de los periodos de desorganización mental. Durante dos años lo trataron con
psicoterapia de apoyo y le prescribieron medicamento.
Los parientes de Pedro lo llevaron a su primera cita. Aparentaba más
edad que sus 43 años y parecía estar exhausto. Vivía con su madre y dos
hermanos. Su padre había muerto cinco años antes de mieloma múltiple.
Durante la primera sesión el paciente estaba orientado en cuanto a
tiempo y lugar, pero estaba confundido y se sentía perseguido. Anteriormente
había tratado de escapar de los episodios de delirio persecutorio huyendo de
su casa, mientras portaba armas de fuego y/o bebía grandes cantidades de
alcohol.
Al notar que tenía ciertos problemas del habla y nistagmo, lo referí con
un neurólogo, quien encontró un tumor diseminado en el quiasma óptico; de
inmediato se le recomendó una neurocirugía. Pedro estaba aterrado y me
pidió que permaneciera a su lado todos los días que estuviera internado en el
hospital y, sobre todo, me pidió que sostuviera su mano cuando fuera
anestesiado. Mientras apretaba firmemente mi mano, dijo: "Papá, papá..."
La extensión y complejidad del caso me impide transcribirlo en su
totalidad, por lo que sólo presentaré breves fragmentos correspondientes al
período post-operatorio. Este material trae a la luz de una manera muy clara
las imágenes más primitivas del esquema corporal del paciente, y al mismo
tiempo muestra mis interpretaciones de la transferencia. Ruego a los lectores
interpretar mi breve relato como un ejemplo de cómo un paciente expresa el
modelo de la imagen corporal psicótica.
Pedro sufrió de inmediato un episodio psicótico postoperatorio: un
delirio en el que estaba convencido de que le extraían fluidos vitales, líquido
cefalorraquídeo, sangre, semen y orina de su cuerpo. La tercera noche
después de la operación verificó que no estuviera completamente vacío de
líquido, y para ello, tuvo relaciones sexuales con su novia en la cama del
hospital. Su intención, según sus propias palabras, fue "para ver si salía
cualquier líquido". Esto ocurrió cuando los médicos del hospital me
despertaron a las 2 a. m. y fui de inmediato a medianoche.
Durante el periodo postoperatorio, Pedro osciló entre estados
confusionales y de semiclaridad. A veces estaba convencido de que él o yo era
su padre muerto.

218
DAVID ROSENFELD

Ahora voy a reproducir partes del material correspondiente a la primera


semana después de la operación. Estos fragmentos subrayan las fantasías
acerca de la imagen corporal o el esquema corporal de Pedro y muestran la
manera en que intervine cuando se identificó con su padre muerto y creía que
yo lo perseguía.

1. Durante una sesión de la primera semana después de la operación, el


paciente dijo:

Paciente [P]: Quiero orinar tres veces al día pero me da miedo. Voy a orinar.
Analista [A]: Tienes miedo de ir a orinar...
P: Me asusta porque... (tartamudea) ¿sabes? Puede ser que me moje,
¿verdad? En realidad, trato de no orinar mucho. Me aguanto.
A: ¿Qué dijiste? ¿Qué tienes miedo de orinar?
P (en lenguaje confuso y tartamudeando): Sí, tengo miedo de orinar, tengo
miedo de sangrar... que la sangre salga, ¿sabes? Que al orinar salga sangre
escurriendo y que podría sangrar hasta morir... Tengo miedo de que el tumor
se aloje en la vejiga, la próstata, los testículos... Creo que tengo metástasis en
la médula ósea.

En este y el siguiente material se hizo cada vez más claro que el paciente
estaba convencido de lo siguiente: 1. que no estaba extirpado el tumor; 2. que
había metástasis malignas; 3. que él era su padre con cáncer de médula ósea,
y 4. que yo lo estaba engañando así como su padre fue engañado.
Una sesión después en la semana, ocurrió el siguiente diálogo:

P. Bueno... uh... anoche defequé y también oriné, ¿verdad? A: ¿Y siguió el miedo?


P: Bueno, el miedo parece... uh... ¿Cómo era la materia fecal?... Le dije a mamá... porque
estaba conmigo, parece como que tenía miedo de ir solo al baño, ¿verdad?
A: ¿Y qué pensaste?
P: Bueno, pensé que sangraría o algo así.
A: ¿Pensaste que saldría mucha sangre?
P. Bueno, sí... Creo que como una hemorragia externa. Hice que mi mamá viera lo que
salió.
A: Ah... ¿y le creíste a tu mamá cuando vio las heces o tuviste que mirar?
P: No... Yo... uhh... Sí, le creí, me dijo que es... (tartamudea) no muy... dura, dijo... fue
un poco, podríamos decir, pulposa.
A: ¿Y creíste que era sangre o tuviste que mirar?
P: No... no... no... le creí que no era sangre... veme... pero también miré... También miré.
A: Ah, viste, por si acaso.
P: Sí, sí, sí... También miré, sí.

2. En la tercera semana después de la operación observamos mi intervención


en la transferencia psicótica. Debo dejar en claro que la transferencia

219
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

delirante aumentaba cada vez que le extraían de la columna líquido


cefalorraquídeo para examinarlo. Me convertí en alguien que lo lastimaba o
que tomaba sus fluidos vitales, un vampiro. (Le prescribieron un
medicamento anticonvulsivo y estaba aprehensivo, creyendo que varias
personas trataban de hacerle daño).
Durante una sesión después de dejar el hospital, Pedro dijo:

P: Sí, pensé en el hecho de que no podrías hacerme daño... que no me decías


la verdad y que no solucionabas mi problema, ¿sabes? ...que no tendría...
miedo de salir a la calle, de caminar... Parece que al estar internado aquí, parece
que sería mejor... esto es como estar aturdido al tomar píldoras que me hacen
sentir un poco mareado... y... como estoy aturdido, como en un sueño, ¿sabes?
Parece que no me gusta pensar... la realidad de la operación, ¿no? ...me
estremece... parece que me darían miedo los tratamientos que tendría que
tomar, ¿verdad? El pinchazo, el Epamin (medicamento anticonvulsivo).
A: Pero quizá sea que también me temes... crees que todo el mundo te hará
daño... incluyéndome.
P. Eso, eso, que ellos me dañan (tartamudea), que no podrían hacerme
superar el tumor... que no me aman, ¿sabes? Que todo el mundo me está
mintiendo como a un niño, ¿verdad? Y los vivo con desconfianza y con...
podríamos decir al borde de la separación, ¿sabes? ...sin pisar firmemente, así
parecería, ¿no es cierto? La tierra se puede dividir en cualquier momento...
(silencio) y yo estaría avergonzado de llorar, ¿sabes? Es por eso que es como
si la rabia se apoderara de mí, parece que hago eso antes de llorar delante de
usted... de... hoy (tartamudez)... estaba llorando enfrente de mi madre,
¿verdad? Esta mañana me hizo tener confianza, ¿ves? Pero me puse a llorar
porque me explicó el caso de Pinky, una niña que tenía metástasis y una serie
de operaciones.

3. El siguiente fragmento, que ocurrió durante la tercera semana después de


la operación, representa mi interpretación de la transferencia relacionada con
la identificación psicótica donde el paciente cree que él es el padre con cáncer
en la médula ósea.
Durante la sesión, mientras hablaba de sus comidas, Pedro dijo:

P: Es como si esto fuera... uh... el deseo de ganar peso, ¿no crees?


A: ¿Tienes miedo de perder peso?
P: Parece ser así. Papá perdió peso cuando tuvo el mieloma.
A: ¿Te das cuenta que este pánico que tienes es porque crees que eres tu
padre?
P: Parece como si yo fuera papá con todos los mismos síntomas, ¿no? Yo
cojearía, el medicamento me destruiría, como la diálisis lo destruyó, ¿verdad?
Es como si tuviera el tumor... y el tumor me invadiera todo, que la operación
fuera demasiado tarde, ¿sabes? Que tú mentías en el diagnóstico, cuando me
lo leíste... ¿cómo se llama?

220
DAVID ROSENFELD

A: ¿El anatomopatológico?
P: El anatomopatológico, sí.
A: Hablas como si estuvieras convencido de que todavía tienes la
enfermedad, cáncer de médula ósea, y que los médicos no han solucionado
nada. Entonces, ahora has dejado de ser Pedro y te conviertes en papá, piensas
que eres papá con el mieloma y me haces tomar el lugar de Pedro quien está
engañándote, y piensas que eres papá... ¿Me entendiste? Y crees que te engaño
como engañaron a tu padre con el diagnóstico... y pretendes o crees ser el papá
al que engañaron...

Varios días después, la aceptación gradual de esta interpretación alivió


esta particular regresión psicótica. A través de su tratamiento, la
interpretación fue el medio habitual de ayudarlo a revertir las regresiones
psicóticas. Aunque en este ejemplo no se enfatizó el uso de la regresión como
defensa, éste fue un elemento casi habitual de las interpretaciones eficaces.
A continuación expongo cómo la fantasía de la hemorragia se expresa
en el cuerpo a través de una grave enfermedad donde una paciente realmente
sangraba... ella sangra por la piel.

TRASCRIPCIÓN 3

Ahora presentaré un caso clínico basado en la envoltura de la piel y no


específicamente con base en la imagen corporal psicótica.

Trastornos psicosomáticos en la piel debido a un abandono temprano

Julián

Julián209 era un paciente de 35 años de edad. Desde su infancia era asmático y


a partir de entonces tenía eczema y alteraciones eruptivas en toda su piel,
misma que se descarapelaba constantemente. Era un investigador en el campo
de la entomología. En el año que estuvo en análisis conmigo, tuve la
oportunidad de demostrar que inoculaba a otros con su depresión. En el
trascurso de su vida tuvo una serie de amigos suicidas y melancólicos, lo cual
caracterizaba su manera de relacionarse con las personas. Parecía que elegía a
sus amigos sobre una base sadomasoquista proyectando sus propias
tendencias suicidas y una tendencia a funcionar como el parásito de un
huésped (la otra persona). Buscó amigos con rasgos melancólicos, gente que
necesitara gente, con quienes estableció una folie á deux en la que Julián
parasitaba al otro con su melancolía. Se identificó con el objeto que el otro

209 D. Rosenfeld, Psychoanalysis and groups. Londres, Karnac, 1988, pp. 65-77.

221
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

deseaba, a través del cual también se convirtió en un ideal del yo para sus
amigos, a quienes ayudaba y aconsejaba.
En las sesiones sutilmente menospreciaba el análisis. Él se oponía a
todo lo que yo le dijera y luego trataba de "cooperar" a fin de "ayudarme",
para que no me "sintiera mal". Como yo no lograba nada hasta ese momento,
él lo compensaba haciéndome el favor de ser mi paciente. De este modo, me
transformó en el necesitado y destructivo, y me ayudaba proyectando en mí
su propia parte destructiva. Esto era una defensa contra la envidia a través
de la identificación proyectiva de sus propios aspectos devaluados y
dependientes. Se convirtió en el pecho nutricio y negó su necesidad de ayuda,
una situación que parecía estar conectada con su experiencia de relaciones de
objeto tempranas. De acuerdo al paciente, su madre se "libró de él" en su
primer año de vida y lo amamantó una nodriza contratada. La nodriza
hablaba un dialecto diferente. En este sentido, se puede hacer una
construcción: a saber, la hipótesis de que su madre tuvo una psicosis
posparto. Del mismo modo, la lengua hablada por su nodriza corresponde al
lenguaje idiosincrásico de la madre durante ese periodo, que se refiere a ser
comprendido sólo por ella.
El padre parecía psicótico, con una fachada de adaptación social
bastante frágil. Habló de todo y nada y comentó hechos conocidos solamente
por él. Comenzaba una frase, se interrumpía él mismo y luego continuaba con
otra idea. De acuerdo al paciente, su padre a veces se volvía incoherente e
inundaba a su hijo con su propio caos. Por lo tanto, el padre parecía ser un
hombre incoherente y la madre tuvo que aguantarlo.
El paciente se esforzaba por convertirme en una especie de autómata
que daba las respuestas que él mandaba a través de su material. Estas
respuestas no eran una sorpresa para él, sino más bien, era lo que esperaba.
Yo parecía ser una nodriza contratada que apareció cuando él me llamó, no
para satisfacerlo, sino para gratificarme, como si yo fuera el necesitado. En
realidad, se trataba de una situación de esclavitud mutua, en la él decía lo que
él creía que yo quería escuchar y trataba de hacerme decir lo que él esperaba.
Al invertir su relación real de dependencia y haciendo que la nodriza lo
necesitara a él—una situación que incluyó algunos elementos de realidad, ya
que era una nodriza contratada— utilizó una defensa contra su herida
narcisista y el sentimiento de dependencia. Sin embargo, al mismo tiempo, en
última instancia establecía un vínculo mecánico con los demás.

Por primera vez en un lunes, Julián trajo un sueño después del fin de semana.
Entró, miró el diván y dijo: "Este diván de cuero se ve como un orinal, está
sucio, la piel luce arrugada por un lado: se ve como una sábana usada". Se
sentó, y añadió: "Mis brazos están hinchados por los piquetes de mosquitos,
me picaron en todo los brazos, aquí y aquí" (me mostró sus brazos y hombros

222
DAVID ROSENFELD

hasta el cuello, incluyendo la parte inferior de la mandíbula). Luego dijo:


"Recibí una carta de mi hermano, que está en la casa de mi madre. El me
escribe que la casa de mamá siempre es la misma. Tú sabes el tipo, una casa
grande en una provincia lejana. Las ventanas no se abren, quizá una vez al año
si pasa un visitante. Todo es un lugar encerrado, con olor a moho, suciedad y
reclusión que es horrible, espantoso y opresivo. Y mi hermano me dice que
ella sirvió las galletas viejas de siempre. ¿Sabes cómo son? Ella no ofrece una
galleta de menos de un año. Las mantiene en latas cerradas y no te las dará
cuando le pidas una; sólo cuando estén viejas, cubiertas de moho y ya no
puedan comerse, entonces abre la lata y las ofrece a los niños o las visitas. El
olor en esa sala, esa sala enorme, es insoportable. Mi hermano también me
dijo que estuvo en una boda y que hicieron las bromas de costumbre. Por
ejemplo, la novia y el novio estaban en la fiesta y cuando sirvieron la sopa,
uno de los invitados defecó en la sopa para que los demás se comieran la
mierda. Es repugnante mezclar la sopa o la comida con mierda".
Inmediatamente, agregó: "Tuve un sueño, un sueño donde caía en un pozo profundo,
caía en un pozo muy profundo, quizá con lodo en el fondo. Estaba callado y no sabía cómo
salir. Traté de salir del pozo donde había barro y tierra, donde había una especie de clavos"
(me mostró el tamaño), "aproximadamente 40 centímetros, medio metro de largo.
Algunos estaban bien clavados en la pared, otros estaban sueltos, otros estaban en mal
estado, algunos estaban doblado Traté de subir el pozo a través de los clavos que me
rodeaban. Como estaban sueltos, me resbalaba y me caía o me perforaban por todas partes.
Trataba de subir; me sentía ahogado, asfixiado, estaba cubierto de lodo. Después de un
gran esfuerzo, cuando estaba agotado, perforado por todas partes, resbalándome, logré
treparme en los clavos que cubrían las paredes y llegué arriba, cerca de la superficie. Esa no
era la salida. Antes de eso había escaleras de mármol y luego cambió la escena. Tas escaleras
eran de mármol, de piedras pulidas, con una hermosa luz artificial, y ahora pude salir,
subiendo unas hermosas escaleras que conducían a una sala, como si fuera la salida de una
sala o un vestíbulo muy bonito ".
Esto lo asoció con el recuerdo de una ocasión en la que estuvo
absolutamente solo en un campo, sin sus padres, en busca de ranas o
renacuajos para evitar los sentimientos de soledad. Tropezó y cayó en un
charco. Narró este episodio para referirse a "cosas que hago cuando estoy
solo". Esta situación se vinculó a una época en la que sus padres lo dejaron en
otra casa (tomen en cuenta la conexión entre esta época de su vida y su
experiencia temprana de ser amamantado por una nodriza contratada). Asoció
este hecho con sus días de la secundaria. Estuvo en la escuela todo el día y
con algunos compañeros que robaron pan de una panadería.
El material de Julián se interpretó de la siguiente manera. Tuve que
abandonarlo el viernes y no sintió que un analista lo apoyara, nadie lo sostuvo
en brazos, cayó en un pozo profundo donde no había nada para aferrarse,
como un bebé que siente que su madre, en lugar de sostenerlo para alimentarlo
y abrazarlo, lo suelta, de repente lo deja caer y, lo que es peor, lo deja solo sin
comida. El hecho de que la escena ocurriera en la oscuridad representa la
época en que el bebé se queda solo, como se sintió durante el fin de semana.
Señalé que esto fue lo que sintió desde el viernes y por eso trató de introducirse

223
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

en mí, para robar las galletas, la comida, los pensamientos que tuviera, ya que
no lo sostuve y lo dejé caer.

Es necesario hacer hincapié una vez más que éste es el primer sueño
que trajo el paciente en lunes. Por otra parte, el sueño muestra evidencia de
las emociones que experimentó por primera vez después de un fin de semana.
La escalera de clavos representa mis brazos transformados en algo que
lo perfora. Tuvo que introducirse en mí, violenta e intrusivamente, a fin de
vaciarme de mis contenidos (las galletas que guardó) y vengativamente se
sintió rodeado de dientes. (En una comunicación personal, Esther Bick
agrega que los clavos realmente simbolizan sus uñas, las cuales representan
la primera expresión de un contacto agresivo anterior a los dientes. Estos
pueden volverse en contra de uno mismo: por ejemplo, cuando uno aprieta
los puños con furia. Encontramos en esto un ejemplo de un intento de
autocontención ilusoria, en la que el bebé cree que es su propia armadura,
antes de que los suministros reales de un objeto externo le permitan
proyectar. Los clavos representan las uñas en su doble rol —agresivo y de
autocontención— ya que también le ayudan a sostenerse, a apoyarse, a evitar
que se caiga y que suba.) En su fantasía Julián me transformó en la madre
que mantiene la valiosa comida analítica en una caja y que sólo se la da mucho
más tarde (un año más tarde, la siguiente semana), cuando ya está podrida.
Su ataque voraz incluyó elementos orales y excretores que utilizó para
desacreditarme.
Pero, como hemos visto, el interior se volvió en su contra, con clavos
que lo hirieron, que fueron los mismos dientes con los que me atacó, y así
corroboré una hipótesis por su referencia a la apariencia del diván y las heces,
ya que cambió elementos valiosos en algo repugnante. En el mismo sentido
están sus alusiones a los mosquitos-dientes que se vuelven en contra de él.
Por lo tanto, me convertí en un objeto que se volvía vengativo contra él, con
las mismas armas que utilizó para atacarme. Los clavos parecen ser
equivalentes a los dientes (por ejemplo, hay un dicho, "colgarse por diente y
uña" [To hang by tooth and nail]), y en este sentido el material clínico parece
indicar una búsqueda de autoayuda cuando experimenta una falta de
contención ambiental. Esta búsqueda consiste —como la del bebé que, al
estar solo, cierra los puños y clava las uñas en la palmas de sus manos— tanto
en la ilusión de autosuficiencia e independencia de los demás, y como un
ataque equivalente a lo que vivió el bebé al sentirse abandonado. Por otra
parte, en la siguiente sesión se aclaró otro aspecto en relación a las escaleras
de mármol en la superficie del pozo. Él relaciona esto a la entrada del edificio
donde está mi consultorio, es decir, con entrar a un mundo sólido y más
luminoso, el lunes, cuando sintió que había algo bajo sus pies. (Los últimos
diez años he llevado a cabo una investigación sobre ciertos trastornos

224
DAVID ROSENFELD

psicosomáticos de la articulación temporal-mandibular, con dolor y


contracciones persistentes, y encontré tres factores desde el punto de vista
psicoanalítico: l ) la ilusión de autosuficiencia en relación a los sentimientos
de abandono; 2) ataque melancólico sobre un objeto; y 3) encerrarse en sí
mismo en contra de la fantasía de agotamiento psicótico, temor a la falta de
contención y el cierre de los orificios; miedo a quedarse vacío.)
A lo largo del fin de semana el paciente permaneció preso en mi
interior, como en el pozo que soñó. Por esta razón el diván seguía siendo el
fondo del pozo hasta el lunes: un orinal con lodo, orina, mierda y clavos que
lo persiguieron y perforaron. También por esta razón aludió a la piel hinchada
y al sentimiento de estar rodeado de una serie de objetos dañinos. A partir del
material acerca de la actitud de su madre con las galletas, también pudimos
deducir las experiencias del paciente al haber estado retenido en el interior de
ella sólo para expulsarlo, como si él fuera excremento. También está la
fantasía de que el pecho materno le da leche podrida y por eso él fue
condenado a tener una nodriza, lo que a su vez, fue el equivalente a ser
alimentado por un pecho con contenidos putrefactos.
La respuesta del paciente a mi interpretación fue la siguiente: "Sólo con mi
esposa no tengo miedo de entregarme, de introducirme en ella. Por el
contrario, tengo mucho miedo con P y G (amantes)". Después de un breve
silencio, dijo: "Estoy pensando en algo, no sé por qué, pero supongo que tiene
que ver con esto. Pienso en cangrejos y babosas, gusanos, medusas porque
dan la impresión de ser animales débiles que se despliegan, se dispersan. No
tienen consistencia, especialmente las medusas, ya que no tienen caparazón.
Siempre pensé lo mismo de los cangrejos de río, que si se les retirara su coraza,
se convertirían en ese tipo de animales: babeantes, diluidos, expansivos".
Le señalé su necesidad de introducirse en otra piel, dentro de mí, dentro de
su esposa, dentro de P o G, a fin de sentirse rodeado y no difuso. Esto es lo
que hizo en el sueño, para sentirse dentro de un caparazón analítico
envolvente, a pesar de que me devoraba por dentro, como vimos un momento
antes. (Herbert Rosenfeld señala que hay pacientes que tratan de penetrar, no
a través de la fantasía de masticar el pezón sino a través de otros medios, tales
como traspasar la piel del otro).210
"Cuando la piel o el caparazón del cangrejo de río se cae, no sé cómo decir
esto, creo que es algo de lo que siempre tuve miedo de mí mismo, como si me
fuera a quedar sin esqueleto, inerte, débil, sin nada, difuso. Ya sabes, las
medusas siempre fueron mi problema, incluso escribí al respecto. No sé si
succiono, si robo al hacer que la gente hable, pero recordé algo que me dijiste
una vez, que hago que la gente conteste, que responda, les saco las respuestas,
les saco cosas, es como vaciarlos".

210Véanse las obras de Herbert Rosenfeld, Psychotic states. Londres, Hogarth Press, 1965.
{Estados psicóticos. Buenos Aires, Hormé, 1998) e Impasse and interpretation. Londres, Tavistock,
1987. (Impasse e interpretación. Madrid, Tecnipublicaciones, 1990).

225
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

Interpreté que quería introducirse dentro de mí, vivir dentro de mi piel, y


que de viernes a lunes lo intentó al recurrir a otro caparazón, el pozo. Trató
de ser como un parásito. (Bick sugiere que este paciente parecía funcionar
como un parásito externo, es decir, se adhería al otro externo.) Pero entonces,
después de haberse introducido dentro de mí con violencia y avaricia, con
fantasías de morder, orinar y defecar, terminó con la sensación de que lo
rodeaban y perforaban su piel; el diván se fusionó con su piel y lo limó con
orina y heces, como una venganza. El paciente pensó en la interpretación.

Además, todo lo que refirió con el nombre de "armadura" corresponde


a un tipo especial de sistema defensivo del paciente, el cual tuvo éxito en
detectar después de varias semanas de arduo trabajo, que incluyó la
elaboración de mis sentimientos contratransferenciales, desde que me sentí
como un autómata condicionado y manipulado. Por último, cuando entendí
que las formulaciones lingüísticas de Julián eran una especie de preguntas
diluidas e implícitas que inducían a una sola respuesta posible, descubrí que la
armadura correspondía a su sistema defensivo.
Con respecto al material relacionado con un caparazón, es evidente su
conexión con la hipótesis de Bick de una segunda piel, una hipótesis (pie, en
el contexto de esta sesión se vincula a otras formulaciones para tomar en cuenta:
las referentes al terror. De hecho, parecía que Julián construyó la "armadura
protectora" a pesar de la armadura restrictiva como una defensa contra el
terror. Su dependencia de esta segunda piel lo protegió, de este modo, de la
pérdida masiva del control de sus propias emociones.
Las referencias a sus dificultades para entregarse parecen ilustrar la
hipótesis de Winnicott de que el falso self debe entregarse al yo.211 También
parecen ilustrar la fantasía de Julián sobre la falta de una madre que contuviera
sus proyecciones, junto con el material de la sala asfixiante. Sin embargo, el
hecho de que trajo un sueño de estas características en un lunes es un signo
de una mayor capacidad de entrega, de alguna esperanza de que él sería capaz
de superar su impotencia para establecer lazos de dependencia útil. El final
"feliz" del sueño tiene que ver con la superación de su identificación
proyectiva omnipotente (armadura) y las torturas resultantes ante la idea de la
sesión inminente. En este sentido, el sueño crea una especie de puente o
enlace entre las experiencias del fin de semana y su comunicación en la sesión.

Después de permanecer en silencio durante un tiempo, Julián habló sobre M,


una mujer joven con la que fue impotente. La conoció en una época "muy
loca". Pensó que la había engañado y que quizá lo mismo le sucedía ahora con
otra mujer joven, con quien tenía miedo de ser impotente otra vez. Interpreté
que tenía miedo de destruirse a sí mismo y quedar atrapado, asfixiado —como

211 D. Winnicott, "Le corp et le self", Nouvelle Revue de Psychanalyse, núm. 3, 1971, pp. 37-48.

226
DAVID ROSENFELD

cuando sufrió asma— vengativamente por mí. Tenía miedo de que, en lugar
de los cuidados y la buena comida, yo le devolvería excrementos, y al mismo
tiempo, quedaría atrapado dentro de mí, como con M, el equivalente de estar
dentro de una madre que lo indujo al asma, que cerró las ventanas, y que lo
rodeó de mal olor, moho y aire envenenado. Tenía miedo di' que yo le diera
algo no comestible, interpretaciones-galletas inútiles. Esto parece
corresponder a un momento de confusión en el que no diferenciaba entre
odio y afecto, así como cuando tuvo miedo de recibir una reintroyección
violenta de mi parte.212

Por otra parte, este paciente mostraba una hiperactividad muscular en


sus actividades diarias, que parecía ser una compensación por la falta de un
contenedor adecuado (la piel). Con esta actividad muscular su cuerpo perdía
energía, como si le faltara algo para contenerlo. Con esta actividad trataba de
encontrar los límites de su yo, pero este intento no siempre era exitoso y sus
energías se desvanecían. Así, la actividad muscular parecía relacionarse con la
necesidad de una descarga motora inmediata de ansiedades, en lugar de una
capacidad para controlar sus propios músculos, que sólo podía adquirirse a
través de una noción de una piel mejor organizada. Esta opinión coincide con
las ideas de Bick acerca de la creación de una "segunda piel" a través de la
actividad muscular exagerada.
Con respecto a este material clínico, quiero subrayar un determinado
tipo de identificación proyectiva omnipotente, observado en ciertos pacientes
que en su fantasía siguen encarcelados en el interior del cuerpo del terapeuta,
con toda su piel rodeada de perforaciones, con dientes nocivos y excrementos
que amenazan con asfixiarlos o quemarlos, como consecuencia de haber
entrado al interior del objeto, que lo atacan a través de diferentes partes del
cuerpo. En su fantasía, estos pacientes utilizan los orificios de los órganos de
los padres para penetrar. En este material, un orificio inexistente es elegido
omnipotentemente, como si el paciente estuviera convencido de que es po-
sible acceder al interior del otro a través de cualquier zona de su imagen
corporal.
El paciente también se identifica con el objeto a través de una
identificación proyectiva violenta, es decir, termina dentro del objeto,
confundido con él y experimentando lo que le sucede al otro, como señalaron
Donald Meltzer y Herbert Rosenfeld.213 En su lugar, prefiero seguir la
descripción teórica y clínica ofrecida por el paciente, es decir, el retorno a la
penetración con dientes y uñas desde el exterior y reviviendo en la sesión la

212H. Rosenfeld, op. cit.


213 D. Meltzer, "The relation of anal masturbation to projective identification",
en op. cit., pp. 335-342; H. Rosenfeld, Psychotic states; Impasse and interpretation.

227
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

continuación del sueño. (Además, siempre considero importante detectar la


continuación de un sueño en el trascurso de una sesión.)
Todo esto constituye un conjunto de hipótesis que nos permite
comprender de una forma diferente las alteraciones de la piel en algunos
pacientes.
Con respecto a Julián, los trastornos en la piel afectaban a todo su
cuerpo, conectado con el hecho de que era asmático. Hay que recordar que
los asmáticos son personas que experimentan la pérdida del objeto al nivel de
la piel en términos de frío. En el caso de Julián es, además, una agresión contra
la piel (en el sueño), es decir, un ataque a la parte del yo que experimenta la
soledad. La perforación también representa el dolor por la pérdida del objeto.
Algunos pacientes utilizan la mano que rasca la piel como un equivalente del
objeto retaliatorio que fue atacado y que se vuelve en contra del yo, del que
previamente fue una víctima.
Según lo descrito por Winnicott, Julián se parece a aquellos pacientes
que muestran una tendencia por recurrir a un falso self.214 Estos pacientes
presentan una armadura de falsa madurez, que incluye un subdesarrollo
fundamental del yo.
En el caso de Irene, una paciente adicta a las drogas a la (pie me referí
en un trabajo anterior,215 la falta de una piel contenedora parecía determinar
su necesidad de consumir drogas, un forma diseñada para experimentar el
estímulo cutáneo del calor, es decir, de un contenedor, lo contrario a la falta
del objeto. Ella penetró el interior del objeto inanimado, la droga, para que la
envolviera.

TRASCRIPCIÓN 4

Juana

Ahora voy a considerar otro caso: una mujer que parecía tener menos
problemas significativos en relación a la piel. Juana, de 25 años, recurrió a una
intensa identificación proyectiva omnipotente a fin de introducirse en el
objeto. Con frecuencia ella se perdía dentro del otro, una situación que se
manifestó a través de los silencios prolongados en el trascurso de la sesión,
en formas catatónicas, o bien con una tensión física extrema.

Un día Juana trajo el siguiente sueño: "Varios ladrones entran en una casa,
desordenan todo y roban todas las gallinas y la ropa que encuentran en el

214 D. Winnicott, "Le corp et le self", en op. cit., pp. 37-48.


215 D. Rosenfeld, Clínica psicoanalítica. Buenos Aires, Galerna, 1976.

228
DAVID ROSENFELD

interior". El material clínico anterior tenía que ver con su deseo de restablecer
un vínculo con una madre que no fuera tan mezquina y acaparadora como la
suya. En la siguiente sesión entró y dijo, "Oh, pero este diván es un tenedor
para tallar en lugar de un inodoro". Desde sus asociaciones comprendimos
que vio filosos tenedores para tallar en el cuero del diván, en los cojines, y (pie
no había nada que pudiera recibir su defecación.

Esto implicó que en la sesión anterior la paciente hiciera una


identificación proyectiva violenta en el interior del terapeuta, expresado a
través del sueño, en la que ella robó gallinas (alimentos) y ropa (piel), que le
permitieron sentirse rodeada de una piel que la envolvía. Pero, al atacar con
orina, heces y dientes, llegó a la siguiente sesión sintiéndose rodeada de los
mismos elementos agresivos que utilizó para atacar al terapeuta, que ahora se
dirigían contra sí misma. El diván apareció como el cuerpo dentro del cual
ella estaba rodeada por los elementos agresivos que utilizó previamente
contra el terapeuta (dientes-cartas que tallan y las heces). En el sueño, las
ropas fueron robadas y hubo una referencia a las gallinas, que, por supuesto,
tienen plumas. La fantasía subyacente de Juana era que, en relación con el fin
de semana analítico, tuvo que robar el contenido del terapeuta para no morir
de hambre. Este ataque contra el interior del analista es cualitativamente
diferente del de Julián y se relaciona con la angustia de castración en la mujer
(fantasías de un pene-bebé que destruye su interior).
En cuanto a la catatonía en las sesiones, parecía ser la expresión de un
intento de controlar sus emociones, sobre todo, su resentimiento cuando no
se sentía comprendida y tenía fantasías acerca de un ataque impaciente y
ávido, a fin de obtener lo que el terapeuta guardaba de ella. Sin embargo, este
control afectaba sólo a los músculos voluntarios y, por ello, tenía que ver con
una conversión histérica. La contraparte era la posibilidad de dramatizar los
conflictos, a diferencia de lo que sucedía con Julián, cuyos conflictos
involucraban un órgano y tenía que ver con una enfermedad psicosomática,
la cual era mucho más difícil de superar. Los conflictos de Juana parecían más
asociados con la maternidad (gallinas) y, por otra parte, la ropa no era
equivalente a un caparazón, como se observa en el caso de Julián, sino algo
menos rígido, en la naturaleza de la preservación del cuerpo en lugar de la
restricción de su desarrollo.

Correlaciones entre el material clínico


y "Piel de asno" de Perrault

En el cuento "Piel de asno", de Charles Perrault, la princesa se pone la piel


sucia de un asno, lo que equivale a una sobreestimación de las heces. La chica
lo hace a causa de la pérdida de objeto, la soledad por la muerte de su madre.

229
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

Por ende, aquí encontramos una clara conexión entre los dos materiales. La
joven y el paciente consideran a la piel, por una parte, como generada por
ellos y por la otra, como si se tratara de la superficie de otro cuerpo. Por otro
lado, el "tesoro" de la madre del paciente, las galletas, tienen una connotación
anal, y lo mismo puede decirse de la sopa en la boda. Esto es similar a las
riquezas (monedas de oro) creadas por el asno a través de la defecación.
Otras similitudes se pueden encontrar en este estudio de caso. En el
cuento y en el material clínico observamos una pseudo-genitalidad precoz
como defensa contra la elaboración de las pérdidas. También encontramos
otro aspecto, por lo general, asociado con una pseudo-genitalidad precoz: la
hiperquinesia como la contención yoica y un intento de reestablecer la propia
identidad. Por lo tanto, la hiperquinesia funciona como una segunda piel que
contiene los sentimientos; pero al mismo tiempo, implica un intento
rudimentario por regular las distancias interpersonales, al servicio de atraer o
rechazar.
La paciente repitió en la transferencia varios aspectos de la historia de
la princesa, incluyendo el duelo y el uso de una segunda piel, que después
luchó por deshacerse de ella. Lo que se refiere al diván como un orinal o piel
arrugada indica que el conflicto y el sueño continúan en la sesión. Además, se
manifiestan los aspectos de una pseudo-genitalidad defensiva contra el
sentimiento de pérdida.

230
DAVID ROSENFELD

Capítulo 8

Diálogo con Shakespeare y Jean-Paul Sartre


sobre psicoanálisis y metodología científica

Teatro es todo el mundo;


en él los hombres y las mujeres son actores todos;
y tienen sus entradas y salidas.
Muchos papeles representa el hombre [...]

William Shakespeare, Como gustéis

231
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

EL MÉTODO DE FREUD

David Rosenfeld [DR]: Iniciamos este seminario expresando las dudas que
tenemos sobre 'Análisis terminable e interminable".216
Gerardo: ¿Cuál fue el contexto personal y social de Freud al tratar este
tema?
Elsa: Freud expresó que el objetivo principal era repensar acerca de lo
que el psicoanálisis había logrado con los pacientes.
Goyo: Es un balance de su vida en 1937. Con los nazis ya en Alemania
quizá pensó que él, como científico, era incapaz de curar estas enfermedades:
cáncer, nazismo y guerra. Así que retoma los conceptos de instinto de
destrucción, pulsión de muerte y la posibilidad de un equilibrio entre Eros y
Tánatos.
Arturo: Freud trató de abordar la cuestión desde el campo de la
investigación con lo que él estaba familiarizado, con el psicoanálisis. En
particular, se interesó en situaciones donde no se alcanza una curación
completa, por lo que examinó los casos clínicos conocidos por él.
Elsa: También se pregunta si debería reducirse la duración del
tratamiento, si era posible una cura permanente y si el paciente podría ser
vacunado para no enfermar de nuevo.
Coco: ¡A pesar de que tenía mucho que decir acerca de la posibilidad de
reducir el tiempo, de hecho lo que Freud logró fue prolongar nuestro análisis
didáctico de tres semanas a seis años!
Elsa: Para mí es casi un testamento de su vida, su trabajo y sus dudas.
Aída: ...con el objetivo de localizar los obstáculos de la cura.
Goyo: En lugar de tratar de confirmar lo que cura, Freud buscó los
obstáculos. Su trabajo es un modelo de cómo un investigador y epistemólogo
de la ciencia debe explorar una zona desconocida de la que todavía es en gran
parte ignorante. Demuestra un enfoque específico de investigación en la
filosofía de la ciencia. La epistemología se ocupa de validar, verificar o refutar
las teorías y los modelos que creamos en la ciencia. Estudia cómo se producen
las teorías científicas y el conocimiento científico en general, e investiga los
criterios para aceptar o rechazar una teoría.
DR: Karl Popper presentó y defendió la idea de que lo más importante
en la ciencia no es tratar de verificar, sino de refutar una teoría. Si es errónea,
puede descartarse, pero si no está equivocada mostrará su fuerza al no dejarse

216 Sigmund Freud, "Analysis terminable and interminable", en The standard edition of the complete
psychological works of Sigmund Freud, vol. XXIII. Londres, Hogarth Press, 1955. ("Análisis
terminable e interminable", en Obras completas, t. XXIII. Trad. de José L. Etcheverry. Buenos
Aires, Amorrortu, 1986, pp. 211-254).

232
DAVID ROSENFELD

refutar.217 Al refutar las teorías se reduce el riesgo de error. Una de las


lecciones más valiosas que Freud nos enseñó es cómo un académico debe
enfrentar nuevos problemas y dificultades.
Goyo: Otro científico podría cuestionar el valor de la teoría
psicoanalítica en vista de los fracasos clínicos. Si se toma como criterio la cura
o mejoría de los pacientes, puede creerse que si no se curan, la teoría no sirve...
DR: Freud creía en su teoría y no la abandonó, aunque, según los
modelos epistemológicos ortodoxos, parecería que la refutó. La opinión de
Freud era que podían agregarse hipótesis ad hoc, auxiliares o
complementarias. Éstas señalan áreas locales de dificultad sin causar un
colapso en la teoría. En este trabajo,218 tal hipótesis se refiere a las alteraciones
tempranas del yo que no tomó en cuenta. Para Freud, un fracaso no significa
que una teoría sea completamente errónea. El núcleo de la teoría puede estar
correcto y permanecer intacto. Freud pensó que no se analizaron
suficientemente o no se tomaron en cuenta factores adicionales. Aquí el
epistemólogo que hay en Freud trataría de encontrar hipótesis auxiliares, ya
sea para rastrear lo que hizo falta o para preservar el núcleo de su teoría. La
táctica que adoptó a fin de averiguar dónde fallaron las hipótesis anteriores
fue la de examinar qué nuevas hipótesis auxiliares podían agregarse.
Goyo: Cuando hablamos de "obstáculos", lo que queremos decir es que
Freud buscó factores desconocidos que pudieran ser responsables de la
peculiaridad de los resultados clínicos.
Gerardo: Estaba más inclinado a buscar los factores epistemológicos
que le permitieran mantener la teoría. En la búsqueda de hipótesis auxiliares
para explicar las fallas, Freud examinó los factores más cercanos a la situación
clínica que determinaron el fracaso. Él lo hizo mucho antes, en el caso Dora,
en el que después de encontrar las dificultades, descubrió los factores que
llevaron al acting out o a la interrupción del análisis.
DR: Una vez más, trató de redondear su teoría con hipótesis
adicionales apropiadas. Podríamos decir que Freud trató de complementar
su teoría presentando nuevos modelos para explicar las dificultades. Si esta
táctica tenía éxito, la teoría se enriquecía. Me gustaría subrayar que Freud no
se desanimó por las dificultades que encontró y no abandonó su teoría. Su
actitud era de reexaminar el problema y esto lo llevó a descubrimientos
importantes.
Elsa: Yo creo que Freud mostró un desánimo parcial cuando escribió:
"Todo progreso nunca es sino la mitad de grande de lo que al comienzo se
esperaba".219

217 Karl Popper, Conjectures and refutations. Nueva York, Basic Books, 1965. (Conjeturas y
refutaciones. Barcelona, Paidós, 1983).
218 S. Freud, op. cit.
219 Ibid., p. 228. (p. 231).

233
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

DR: Como el portavoz de la teoría analítica, no se dejó vencer.


Conservó y utilizó esta teoría. Así, al tratar de descubrir los obstáculos
responsables de los aparentes fracasos del análisis, redescubrió la existencia
de graves y primitivas alteraciones del yo, algo que antes no consideró en toda
su magnitud.
Arturo: ¿Se refirió antes a las alteraciones del yo?
DR. Habló del yo en la década de 1890, en "Sobre la psicoterapia de la
histeria" (en Estudios sobre la histeria),220 aunque aquí lo vinculó con una fuerza
instintiva. En El yo y el ello,221 lo presenta como una organización que tiene
funciones y propiedades específicas. En "Neurosis y Psicosis"222 describe un
yo que se restringe, modifica y deforma para adaptarse. Se interesó en esta
cuestión cuando planteó la estructura del yo en Introducción del narcisismo.223
Arturo: También quisiera mencionar el libro sobre Leonardo,224 en el
que se refirió a la elección de objeto narcisista. Ahí apareció el yo como una
estructura.
Bruno: No olvidemos a Schreber.
Arturo: Recordemos que antes de Freud se usaba un concepto
dinámico de fuerza, la represión se oponía a lo reprimido. Él puso más énfasis
en las defensas que alteran la estructura misma del yo.
Coco: Otro problema que Freud planteó fue el papel del aspecto
constitucional versus lo traumático. Escribió, "No hay ninguna duda de que
la etiología traumática ofrece al análisis, con mucho, la oportunidad más
favorable. [...] Sólo en un caso así se puede hablar de un análisis terminado
definitivamente".225
Elsa: En otro párrafo, Freud se refiere a las modificaciones innatas del
yo, debido a los mecanismos de defensa que exacerban las alteraciones del yo.
Aída: Pero aquí explica que las alteraciones del yo son de origen mixto.
"La etiología de todas las perturbaciones neuróticas es mixta. [...] Por regla

220 S. Freud, "Studies on hysteria", en op. cit., vol. II. ("Estudios sobre la histeria", en op. cit., t.
II, pp. 1-313).

221 S. Freud, "The ego and the id", en op. cit., vol. XIX. ("El yo y el ello", en op. cit, t. XIX, pp.
1-66).
222 S. Freud, "Neurosis and psychosis", en op. cit., vol. XIX. ("Neurosis y psicosis", en op. cit., t.

XIX, pp. 151-15.9).

223S. Freud, "On narcissism: An introduction", en op. cit., vol. XIV. ("Introducción del
narcisismo", en op. cit., t. XIV, pp. 65-98).

224S. Freud, "Leonardo Da Vinci and a memory of his childhood", en op. cit., vol. XI. ("Un
recuerdo infantil de Leonardo da Vinci", en op. cit., t. XI, pp. 53-127).

225 S. Freud, "Analysis terminable and interminable", en op. cit., vol. XXIII, p.
220. (p. 223).

234
DAVID ROSENFELD

general, hay una acción conjugada de ambos factores, el constitucional y el


accidental".226

TRAUMA

Coco: Me parece que la palabra trauma, como la utilizó Freud, aquí significa
algo externo.
Arturo: La concepción freudiana de trauma en la parte V de este artículo
no es la misma que en Más allá del principio de placer,227 donde se refiere a que la
excitación rompe la barrera contra estímulos.
Bruno: Yo creo que aquí no se habla de neurosis traumática en sentido
externo, sino de la descarga interna de una cantidad de libido. Desde este
punto de vista, el trauma puede ser una cantidad normal de libido que ingresa
al aparato psíquico y sorprende al yo débil. Cuando se refiere al factor traumático,
se refiere a la psiconeurosis.
Goyo: Para mí, trauma significa una relación entre la entrada de una
cantidad de libido y las defensas. Tiene lugar siempre que la cantidad de
excitación supera las barreras defensivas.
Arturo: Yo lo veo de otra manera. Creo que el trauma aquí se relaciona
no con los factores internos sino con los externos, como en los trabajos sobre
la histeria.
Bruno: Esta excitación puede provenir del interior o del exterior. Si
viene del exterior, estamos tratando con una neurosis traumática. Si proviene
de una fuente interna, estamos en el campo de las psiconeurosis de etiología
traumática.
Arturo: Me gustaría agregar que el concepto de trauma como se utiliza
en Más allá del principio de placer es visto como algo que provoca alteraciones en
el yo. Pero me gustaría destacar que Freud,228 en este artículo, dio mayor
sentido a su concepto de trauma de 40 años antes, cuando habló sobre la
histeria.
Coco: Dices que la cantidad de excitación viene solamente del exterior...
Arturo: Pero me pregunto si los desarrollos que tuvieron lugar en la
práctica fueron paralelos en la teoría. En este seminario estoy a favor de la
persona que duda que las teorías evolucionan con el paso del tiempo. ¿No
será que una teoría sufre regresiones en lugar de avanzar en línea recta?

226Ídem
227S. Freud, "Beyond the pleasure principie", en op. cit., vol. XVIII. ("Más allá del principio de
placer", en op. cit., t. XVIII, pp. 1-62).

228S. Freud, "Analysis terminable and interminable", en op. cit, vol. XXIII. ("Análisis
terminable e interminable", en op. cit, t. XXIII, pp. 211-254).

235
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

Gerardo: En cambio, en este grupo yo soy el único que piensa que las
teorías evolucionan y crecen a lo largo de una línea recta de desarrollo.
DR: Creo que la gente olvida que hay argumentos de Freud que tienen
que ver con pensamientos, periodos y épocas diferentes.
Jean-Paul: Todo pensamiento pasa por diferentes periodos de
crecimiento y retroceso, el proceso es dialéctico.
Goyo: ¡Qué interesante problema metodológico! Creo que esta
discusión ilustra de manera concreta el flujo y reflujo de la historia de una
teoría y, en general, de la metodología de las ciencias...
DR: La fuerza del trauma y el yo es una relación dialéctica. El concepto
de estructuras y subestructuras relacionadas entre sí y la dialéctica dualista de
los conflictos son fundamentales en la obra de Freud.

PARA PENSARSE

Arturo: En "Sobre la psicoterapia de la histeria", Freud replanteó su método


de tratamiento y la catarsis, y 40 años después descubrió que era necesario un
cambio en el enfoque técnico de la interpretación. "Si se interpreta sólo el ello
(y no el yo) [...] habremos interpretado sólo para nosotros, no para el
analizado".229
DR: En cuanto a la técnica y la formulación de interpretaciones, lo que
dices me sugiere que a veces el dar un mensaje no significa que se recibe,
escucha, clasifica, comprende o decodifica por el receptor. Las teorías de la
comunicación actuales lanzan una gran cantidad de luz acerca de los
problemas específicos involucrados.
Aída: Lo que dices está en el texto de Freud: "Uno ha aumentado el
saber del paciente, sin alterar nada más en él".230
Jean-Paul: Sobre esto dijo algo en los artículos sobre técnica. En éste
sólo agregó una nueva comprensión estructural.
Goyo: Este punto es uno de los "obstáculos" para la cura, que podemos
identificar como uno de los temas en la teoría de la comunicación. Retomando
lo que tú decías, la opinión de Freud es que las teorías y técnicas no eran
malas, sino que eran incompletas para que el paciente adquiriera
conocimientos. Conforme aumente el conocimiento teórico del analista, éste
será capaz de modificar su técnica y se elevará el alcance del tratamiento.
DR: Sí, pero tengan en cuenta que tenemos un trabajo difícil. Después
de todo, no sólo tenemos que asegurar que el paciente adquiera cierto
conocimiento, sino también hay que juzgar las teorías que el paciente hace de
sí mismo. La epistemología del psicoanálisis es mucho más activa que la del

229 Ibid., p. 238. ( p. 240).


230 Ibid., p. 233. ( p. 246).

236
DAVID ROSENFELD

físico, quien no tiene este problema. El psicoanálisis plantea un problema


epistemológico fascinante porque, además de lo que sucede en otras ciencias,
donde el científico actúa sobre el material y observa cómo responde, el
psicoanalista desempeña una función epistemológica específica: hace que el
paciente conozca algo y evalúa el conocimiento que adquirió.
Coco: Es complicado porque en esta función él también participa como
persona.
Gerardo: Éste es uno de los obstáculos que Freud incluye en el extenso
encabezado de "obstáculos al tratamiento".
Aída: En otras palabras, de nuevo se pone de manifiesto que los
obstáculos no son el resultado de errores en la teoría psicoanalítica, sino que
indican áreas de investigación que todavía no se llevan a cabo. Esto incluye
las limitaciones del terapeuta como persona.
Goyo: Freud fue un epistemólogo que modificó las hipótesis auxiliares
del psicoanálisis a fin de conservar una teoría. Las hipótesis auxiliares eran
las que no estaban completas, por ejemplo, una vez que se revisó y
reconceptualizó la infancia del
Hombre de los Lobos, su narcisismo arcaico, sus regresiones
paranoides y su agresión, se descubrió una psicopatología mucho más
extensa y grave.
DR: Es lo mismo con Newton. No hay necesidad de cambiar la teoría
de Newton porque de pronto alguien descubre una parte del cielo que no se
investigó lo suficiente, y en la que hay una masa inquietante. Éste no es un
defecto en la teoría, sino una nueva pieza de información que se incluye y se
tomará en cuenta en cálculos futuros. Si vinculamos esto con la práctica
clínica, había problemas relacionados con alteraciones previas del yo que aún
no se descubrían y como consecuencia no se estudiaban. Para caracterizar este
factor desconocido, es necesario crear nuevas hipótesis. La táctica
epistemológica adecuada es la que nos permitirá penetrar más en este factor
desconocido. Un obstáculo de esto es el nombre que le damos a lo que todavía
no se conoce ni investiga y que cambia el resultado de nuestras predicciones.
Coco: ¡Cuántos psicoanalistas y científicos han creído que ya lo sabían
todo!
Elsa: Siempre se descubre algo nuevo que puede incorporarse
adecuadamente en la propia teoría.
Gerardo: Incluso podemos creer que la metapsicología de Freud fue una
iniciativa de creación teórica, que creó una metapsicología para cada peculiar
o particular tipo de paciente. De esta manera, tenemos la dicotomía
consciente/inconsciente para las histerias; yo, ello y superyó para pacientes
melancólicos, depresivos, esquizoides, etcétera.
Elsa: A veces ni siquiera los mismos creadores aprecian por completo
las implicaciones teóricas de sus propios descubrimientos.

237
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

DR: Algo parecido le ocurrió a Einstein. Revolucionario como fue,


cuando Heisenbergy sus seguidores argumentaron, basados en las ideas del
maestro, que las leyes últimas del universo podrían ser probabilísticas y no
deterministas, Einstein se apartó y pronunció la famosa frase: "Dios no juega
a los dados".
Coco: Hay muchas cosas que todavía no conocemos.
William: "Hay algo más en el cielo y la tierra..." ("There are more things in
heaven and earth..." Hamlet, acto I, escena 5).
Aída: Cuando Freud describe las resistencias para descubrir las
resistencias, teoriza sobre algo desconocido hasta entonces.
Arturo: No del todo. En Inhibición, síntoma y angustia describe una
de las resistencias del yo.231
Aída: En "Análisis terminable e interminable" la cita en cuestión es:
"no cabría contar con una resistencia al descubrimiento de resistencias. No
obstante, sucede lo siguiente. [...] El yo deja de compartir nuestro empeño por
poner de descubierto al ello".232
Bruno: Este trabajo sirvió de base para teorías posteriores, tales como
la noción del desarrollo del yo de Hartmann,233 y los conceptos de autonomía,
cambios en los estados de la organización del yo, adaptación, percepción,
etcétera, desarrollados por Hartmann y Anna Freud en su libro El yo y los
mecanismos de defensa,234 citado en el trabajo de Freud.
DR: De acuerdo a Blum,235 otros autores estadounidenses subrayan la
importancia de este trabajo al estimular sus ideas e intereses en la teoría y
patogénesis del desarrollo evolutivo.
Aída: Mientras que otros, por ejemplo, Melanie Klein,236 enfatizan los
aspectos tempranos de las relaciones de objeto infantiles.

231 S. Freud, "Inhibitions, symptoms and anxiety", en op. cit., vol. XX. ("Inhibición, síntoma y
angustia", en op. cit., t. XX, pp. 71-161).
232 S. Freud, "Analysis terminable and interminable", en op. cit., vol. XXIII, p. 239. (p. 241).
233 Heinz Hartmann, Essays on ego psychology. Londres, Hogarth Press, 1964. (Ensayos sobre la

psicología del yo. México, FCE, 1990).


234 Anna Freud, The ego and the mechanisms of defence. Nueva York, International Universities Press,

1936. (El yo y los mecanismos de defensa. Buenos Aires, Paidós, 1974).


235 Harold Blum, "Analysis terminable and interminable: A half century ret-rospective", en

International Journal of Psychoanalysis, núm. 68 (l), 1987, pp. 37-47.


236 Melanie Klein, The writings of Melanie Klein: Envy and gratitude and other works, vol. 3.

Londres, Hogarth Press, 1975. (Existe una reimpresión por Kar-nac, 1993). Obras completas.
Envidia y gratitud, t. 3. Buenos Aires, Paidós, 1988).

238
DAVID ROSENFELD

ANALIZABILIDAD

DR: ¿A qué tipo de pacientes se refiere Freud y en qué tipo de analistas piensa?
Gerardo: Los pacientes que veo en mi práctica hospitalaria —
borderline, psicóticos y adictos a las drogas— creo que son diferentes a los
que Freud alude aquí.
Arturo: Pero recordemos que Freud nos enseñó acerca de las patologías
graves con casos como los de Schreber, el Hombre de las Ratas y el Hombre
de los Lobos.
DR: ¿Qué concepto de analizabilidad tienen en mente cada uno de
ustedes?
Aída: Lo que Freud dice es que un paciente no es susceptible de análisis
si tiene una alteración estructural del yo.
Goyo: Además de los criterios de analizabilidad propuestos por Freud,
hoy tenemos la capacidad, 50 años después, de hacer nuevos y mejores
diagnósticos con los nuevos conocimientos teóricos que tenemos. No es lo
mismo un cuadro clínico psico-somático, una neurosis, un caso borderline y
una psicosis transitoria.
Aída: Me sorprende que aquí Freud no incluye los conceptos teóricos
de enfermedades psicosomáticas y el lenguaje no verbal.
Arturo: Me parece que en el trabajo sobre el presidente Wilson
desarrolló algo sobre enfermedades psicosomáticas.
DR: Volviendo al tema de la analizabilidad de un paciente, creo que
hoy en día sabemos más acerca de las nociones de conflicto intersistémico e
intrasistémico, debilidad del yo, reacción terapéutica negativa —sea verdadera
o falsa— y formas primitivas de transferencia, a veces llamadas transferencias
delirantes, psicóticas o altamente regresivas.
Aída: Al interesarme en el análisis de niños, me gustaría agregar que,
por ayudarnos a localizar o fechar los conflictos dentro del yo en el desarrollo
del paciente, este trabajo contribuyó al permitir que los análisis de niños
comenzaran a una edad más temprana. Esto cambió nuestras ideas sobre el
pronóstico y la analizabilidad.
Gerardo: Tuvo el mismo efecto en las psicosis.
Aída: Me gustaría preguntar sobre la parte donde Freud dice: "En
estados de crisis aguda, el análisis es poco menos que inutilizable".237
Coco: ¿Se refiere a estados internos agudos —por ejemplo, un yo
absorbido por el duelo— o situaciones externas agudas, o crisis psicóticas
agudas?
Arturo: En "Sobre la psicoterapia de la histeria" hay una referencia al
cuadro clínico de histeria aguda. Freud tenía la sensación de que todo lo que

237 S. Freud, "Analysis terminable and interminable", en op. cit., vol. XXIII, p. 232. (p. 234).

239
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

le decía al paciente se diluía en medio de esta sintomatología aguda. Sin


embargo, parece que se preguntó si el tratamiento en estados agudos previene
la aparición de síntomas posteriores.
Gerardo: Si puedo responderte, en el tema de la psicosis aguda, diría que
ahora estamos en condiciones de afrontar e investigar episodios de psicosis
aguda con más conocimientos teóricos y técnicos de los que teníamos hace
50 años. Los trabajos de Herbert Rosenfeld238 y Harold Searles239 ilustran
claramente la utilidad de interpretaciones estrictamente psicoanalíticas en el
tratamiento de pacientes psicóticos. ¿Esto no podría indicar u n cambio en el
concepto de analizabilidad desde 1937?
DR: Dado que este artículo nos hace pensar acerca del concepto de
analizabilidad, me gustaría sugerir los desarrollos en las, teorías de la
comunicación de Bateson,240 Watzlawick241 y Liberman.242 Liberman los
aplicó al psicoanálisis argumentando que el concepto de analizabilidad no se
considera desde el punto de vista del diagnóstico de una sola persona sino
que depende de la posibilidad de establecer una buena comunicación entre
los miembros de la pareja analítica. Algunos analistas, debido a sus
características personales y conocimiento teórico, no trabajan bien con
determinados pacientes.
Aída: ¿Crees que este artículo alentó el análisis de niños psicóticos o
muy perturbados?
DR: Yo diría que sí, lo hizo al fomentar el análisis de trastornos y
alteraciones más tempranos del yo. Una frase de Freud despierta mi interés,
de que estas resistencias "están segregadas dentro del yo".243 En la edición
alemana la palabra gesondert se tradujo como "segregada". En cambio Freud
no utiliza la palabra Spaltung, más cercana a disociación o splitting. Quiero su-
brayar este punto porque toca un campo de investigación que particularmente
me fascina: el de las piezas que quedan encapsuladas pero segregadas dentro del yo.
Esto se vincula con el área del autismo y psicosis infantil y en especial de
núcleos autistas encapsulados que se mantienen en pacientes adultos, de

238 Herbert Rosenfeld, Impasse and interpretation. Londres, Tavistock, 1987. (Impasse e interpretación.
Madrid, Tecnipublicaciones, 1990).
239 Harold Searles, Countertransference and related subjects. Nueva York, International Universities

Press, 1979.
240 Gregory Bateson y Don Jackson, "Some varieties of pathogenic organiza-don", en David

Rioch y Edwin Weinstein (eds.), Disorders of communication. Baltimore, Maryland, Williams &
Wilkins, pp. 270-283
241 Paul Watzlawick, Janet Beavin y Don Jackson, Pragmatics of human communication. Nueva York,

Norton, 1967. (Teoría de la comunicación. Barcelona, Herder, 2002).


242 David Liberman, Lingüística, interacción comunicativa y proceso psicoanalítico. Buenos Aires, Nueva

Visión, 1972.
243 S. Freud, "Analysis terminable and interminable", en op. cit., vol. XXIII, p. 239. (p. 241).

(Las cursivas son mías).

240
DAVID ROSENFELD

acuerdo con algunos conceptos recientes. Estos núcleos aislados pueden


resurgir de una manera distinta a través de aspectos disociados o divididos.
Éste es un mecanismo que define nuevas formas de diagnóstico en la práctica
clínica.

SENTIMIENTOS, AFECTOS, PASIONES Y ENFERMEDADES

Aída: La reacción terapéutica negativa como un obstáculo que aparece antes de


cualquier progreso en el tratamiento es un fenómeno claro acerca del cual no
hay discusiones.
DR: Siempre que detectes cuándo hay un progreso, que en cualquier caso,
tienes tu propia definición personal. El analista no siempre advierte las
reacciones terapéuticas negativas, ya que con frecuencia adoptan una forma
oculta y silenciosa. No tratamos con hechos concretos y estáticos como los
de la física. En otras palabras, cualquier concepto es relativo y depende de la
definición dada por el analista en el campo clínico. Lo mismo sucede con el
concepto de acting out. No es un hecho concreto, una "cosa en sí". Es sólo una
definición que doy en el campo psicoanalítico a una acción que realiza el
paciente. Entonces si yo la defino, la agrego al bagaje teórico que traigo
conmigo. Aprendan a pensar que todo es relativo...
Aída: Pero la reacción terapéutica negativa es un obstáculo...
DR: No, insisto en la relatividad del concepto. Por ejemplo, la reacción
terapéutica negativa puede ser un progreso en casos de patología de carácter
obsesivo, en estados esquizoides silenciosos y en pacientes que descubren que
discutir no es lo mismo que matar. En la psicosis, la aparente reacción
terapéutica negativa puede ser un intento por preservar un trozo del self
reconstruido en el tratamiento y el paciente tiene miedo de que se lo roben.
En un segundo análisis, puede ser una reacción violenta contra el terapeuta
anterior. Este último tipo de reacción terapéutica negativa puede ser
superado, si se diagnostica a tiempo.
Aída: Podemos extendernos desde los problemas de Ferenczi con su ex-
analista Freud hasta los problemas de terminación del análisis y análisis didáctico.
Bruno: Sí. Un punto clave es que lo que el analista recibió en su propio
análisis debe seguir funcionando dentro de él. Freud dice: "[...] se cuenta con
que las incitaciones recibidas en el análisis propio no han de finalizar una vez
cesado aquel, con que los procesos de la recomposición del yo continuarán
de manera espontánea en el analizado [...]".244
DR: Un análisis puede ser terminable para el terapeuta, pero interminable en
la mente del paciente.

244 Ibid., p.249. (p.250).

241
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

Gerardo: Los cambios en la vida personal o científica de un psicoanalista


generalmente suelen replantearle los valores que recibió de su propio análisis.
Incluso pueden cuestionarse los aspectos buenos de este tratamiento.
Coco: Durante la dictadura militar en Argentina, alrededor de 1977, entre
pacientes y terapeutas había opiniones políticas opuestas, diferentes o
contrarias.
Elsa: Algo parecido les ocurrió a los psicoanalistas en 1937 en la
Sociedad de Berlín, con los nazis en el poder.
Goyo: Me parece notable esta hermosa frase: "Por último, no se olvide
que el vínculo analítico se funda en el amor a la verdad, es decir, en el
reconocimiento de la realidad objetiva, y excluye toda ilusión y todo
engaño".245
DR. Ser honesto como terapeuta significa enseñar a la gente a no falsear
la realidad.
William: "Y sobre todo... sé sincero contigo mismo, y de ello se seguirá
como la noche al día, que no puedes ser falso con nadie..." ("This above all: to
thine own self be true and it must follow, as the night the day, thou canst not then be false
to any man..." Hamlet, acto I, escena 3).
Coco: En nombre de los neuróticos —perdón, de los psicoanalistas, ya
que todos somos un poco neuróticos— me gustaría remarcar esta frase: "Uno
no se propondrá como meta limitar todas las peculiaridades humanas a favor
de una normalidad esquemática, ni demandará que los "analizados a fondo"
no registren pasiones ni puedan desarrollar conflictos internos de ninguna
índole".246
William: "¿Acaso no tenemos nuestros ojos, nuestras manos, nuestros
órganos, dimensiones, sentidos, afectos, pasiones, acaso no estamos nutridos
del mismo alimento, no estamos sujetos a las mismas enfermedades?
¿Curados por los mismos medios? ¿No estamos acaso calentados y enfriados
por el mismo verano y el mismo invierno? Si nos lastiman, ¿acaso no
sangramos? Si nos cosquillean, ¿acaso no reímos?" ("Have we not eyes? Have we
not hands, organs, dimensions, senses, affections, passions? Fed with the samefood, subject
to the same diseases, healed by the same means, warmed and cooled by the same winter and
summer? If you prick us, do we not bleed? If you tickle us, do we not laugh?" El mercader
de Venecía, acto III, escena l).
D:. Como escribió Lagache,247 la noción de conflicto es inherente a la
estructura psíquica. Simplemente tenemos que saber que somos seres
humanos, pero con una cualidad muy especial. Cuando Freud habla de la

245 Ibid., p.248. (p.249).


246 Ibid., p.250. (p.251).
247 Daniel Lagache, "La psychanalysc et la structure de la personnalité", en La Psychanalyse, núm.

6, 1961.

242
DAVID ROSENFELD

capacidad de introspección y auto-observación, creo que ésta es una de las


cuestiones más importantes, así como la capacidad de aprender a aprender.
Goyo: Después de todo, si el analista no tiene una función
epistemofílica, si no tiene curiosidad e imaginación y es incapaz de aprender
a aprender, se verá muy reducida su capacidad para la investigación
psicoanalítica.
Elsa: ¿Cuál será el futuro de la investigación?
DR: Estamos hablando del terapeuta. Creo que los psicoanalistas
deben estar preparados para adquirir nuevos conocimientos y tolerar más el
impacto de pacientes severamente perturbados en tratamientos largos. El
futuro del análisis a nivel clínico requiere una mayor capacidad para estudiar
los tipos de transferencias más primitivas llamadas psicóticas, delirantes o
altamente regresivas, que dan lugar a intensos y muy extraños efectos
contratransferenciales en los terapeutas. En particular, éstos se ven en
pacientes regresivos, muy perturbados, borderline, psicóticos y adictos a las
drogas.
Bruno: ¿Cuál es la diferencia con la transferencia neurótica?
DR: La transferencia psicótica es cuantitativamente mucho más intensa
que otros tipos de transferencia. Cualitativamente tiene más características
delirantes que en las neurosis. La transferencia psicótica es la convicción total y
absoluta del paciente acerca de una creencia delirante que tiene relación con
su terapeuta y —más importante— actúa en consecuencia. El acting out en
consecuencia es importante en casos donde esta transferencia psicótica no se
manifiesta abiertamente pero está oculta o silenciosa y sólo detectamos los
efectos.
Coco: Cuántas cosas tenemos que aprender...
DR: Lo más importante es la sensibilidad humana y el sentido común.
Me parece que, por desgracia, esto no se aprende en seminarios
psicoanalíticos.
Bruno: Freud nos hace pensar en la contratransferencia.
DR: Porque una cosa es la empatía —ser capaz de sentir con el
paciente— mientras que en la técnica analítica lo importante es no hacer
confesiones. Tenemos que usar nuestros sentimientos simplemente como una
señal para comprender, después decodificar y ponerlo en palabras en el timing
adecuado. Así es como explicamos algunos aspectos del término
contratransferencia.
Gerardo: El analista también debe haber recibido una formación técnica
y no debe utilizar a los pacientes para proyectar sus propios problemas, como
Freud señala claramente en su artículo. Él dice: "Numerosos analistas han
aprendido a aplicar unos mecanismos de defensa que les permiten desviar de

243
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

la persona propia ciertas consecuencias y exigencias del análisis, probable-


mente dirigiéndolas a otros [...]".248
William: "[...] Es esa clase de personas que elige por apariencia, que no
sabe más de lo que muestran sus ojos enamorados de la superficialidad, que
no penetra en el interior de las cosas sino que, como ciertos pájaros, fabrica
su nido a la intemperie, sobre el muro exterior" ("[...] By the fool multitude, that
choose by show, not learning more than the fond eye doth teach, which pries not the interior,
but, líke the martlet, builds in the weather on the outward wall" El mercader de
Venecia, acto II, escena 9).

ANTES Y DESPUÉS

Coco: En la época que Freud trabajó el caso del Hombre de los Lobos, ¿estaba
buscando el origen traumático del trastorno?
DR: Sí, pero también algo más. Buscó el síntoma como una transacción
que podría seguir investigando, paso a paso, en la infancia del paciente.
Describió los deseos sexuales infantiles, la escena primaria y las fantasías de
castración del Hombre de los Lobos. "Pulsiones y destino de pulsión"249 se
basó en parte de lo que Freud aprendió del Hombre de los Lobos.
Goyo: Aquí vemos otra vez cómo una teoría de alto nivel general es el
resultado de la observación con un paciente específico o un grupo de
pacientes.
Coco: ¿En 1937 cómo lo conceptualizó Freud?
Arturo: En Inhibición, síntoma y angustia replanteó la neurosis del Hombre
de los Lobos desde el punto de vista de su teoría de la angustia, su nueva
teoría del conflicto y una nueva teoría de las defensas. En 1937 se trasladó a
un nuevo concepto de psicopatología.
Bruno: Así que en 1937 Freud tenía más que decir acerca del yo en el
caso del Hombre de los Lobos. El intento de coordinar las demandas del ello,
del superyó y del mundo externo, y el fracaso del yo para lograr esta
coordinación, lo llevó a ubicar la falla en una etapa del desarrollo temprano.
Pasó de analizar los síntomas a estudiar la patología en relación con el yo.
Aída: Ahora estaba pensando en términos de pulsión de vida y de
muerte. Esta interacción entre Eros y Tánatos es uno de los factores
determinantes del pronóstico.
DR: Hemos visto cómo Freud modificó la descripción del conflicto
desde el punto de vista estructural y del conflicto pulsional. No habló de un
conflicto entre la libido narcisista y la libido objetal, sino de un conflicto entre

248S. Freud, "Analysis terminable and interminable", en op. cit., vol. XXIII, p. 249. (p. 250).
249S. Freud, “Instincts and their vicissitudes", en op. cit., v. XIV. ("Pulsiones y destino de
pulsión", en op. cit., t. XIV, pp. 105-134).

244
DAVID ROSENFELD

Eros y Tánatos. Él no dijo que la pasividad del Hombre de los Lobos dio
lugar a sus actitudes masoquistas, sino que habló de un masoquismo primario.
Arturo: En 1937, el masoquismo del Hombre de los Lobos parece estar
dentro de una base, es decir, relacionado con la intensidad de las pulsiones y
la estructura innata del yo. Es un aparente "obstáculo" para la cura.
Goyo: De esta manera se explica cómo pueden cambiar la
conceptualización y el pronóstico de un paciente a medida que cambian el
marco de referencia y las teorías, así como los nuevos conocimientos
adquiridos.
Jean-Paul. Doctor R, ¿hoy cómo estudiaría al Hombre de los Lobos?
DR: Preferiría mirar la relación transferencial entre paciente y
terapeuta, y estudiar las reacciones contratransferenciales de Freud (si pudiera
encontrarlas) en sus notas. Esto ya lo hice con el material del Hombre de las
Ratas en un artículo sobre el manejo de las resistencias.250 Un ejemplo de mi
enfoque podría ser la especulación de que la fantasía del Hombre de los Lobos
de tener una operación en la nariz se debió a que se confundió con Freud, al
querer someterse a una operación en su rostro en el momento en que Freud
se operaba un tumor en la boca.
William: La realidad podría ser peor que cualquier sueño.

TERMINACIÓN

Elsa: El concepto de Freud de un final natural de un análisis lo hace a uno


pensar. ¿Tenía uno o varios significados?
Jean-Paul: Cada escuela tiene una forma diferente de entenderlo y
teorizarlo, o puede adoptar diferentes criterios relacionados con el desarrollo
de un análisis. Es bastante difícil distinguir claramente entre conceptos o ideas
de una fase de terminación y la noción de un fin natural. Creo que son dos
aspectos de un mismo problema.
DR: Sí, para algunas escuelas el objetivo puede ser alcanzar la
genitalidad. Para otras, trabajar a través de lo que los kleinianos llaman la
posición depresiva. Para otras, la resolución de la simbiosis y la
indiferenciación. Algunas tienen el criterio de una estructura del yo
autosuficiente con defensas adecuadas, mientras que otras se refieren a la
posibilidad de expresarlo en palabras. Luego están aquellas para quienes la
terminación del análisis será identificable en la transferencia analítica, con la
posibilidad lingüística de medir el mayor flujo de información y el aumento

250David Rosenfeld, "The handling of resistances in adult patients", en International Journal of


Psychoanalysis, núm. 61, 1989, pp. 71-83.

245
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

de transmisión lingüística de los afectos en la comunicación humana. Otros


buscan indicios de cambios en la fonología y la música de la voz en la
terminación analítica. Todo esto es sumamente interesante. Y todos sabemos
acerca de la elaboración, sueños, insight, etcétera.
Gerardo: Algunos de nosotros tenemos en tratamiento psicoanalítico a
pacientes severamente perturbados. Aprendimos a tratar a los pacientes durante
un tiempo mucho más largo. Así que los criterios para la terminación también están
conectados con la gravedad de la psicopatología.
DR: No todos los pacientes pueden separarse e introyectar. Para
algunos, la separación es equivalente a una catástrofe, al fin del mundo, a ser
flagelados, a quedarse sin piel y en carne viva. Pero esto se descubrió después
de muchos años, con sutiles pistas lingüísticas que aparecen una o dos veces
al año en el análisis, o en el lenguaje psicosomático. Esto se puede teorizar de
muchas maneras. Pero los tratamientos que se extienden durante muchos
años son necesarios. Hay mucho de lo que todavía no sabemos.

EL PÉNDULO

Arturo: Me parece que cuando Freud habla de las alteraciones del yo, incluye
aspectos técnicos que sugirió antes: "Muchas veces el resultado es que el yo
ha pagado un precio demasiado alto por los servicios que ellos le prestan".251
Elsa: En el caso Dora, Freud dice que primero nos ocupamos del
inconsciente y luego del yo, mientras que en otras ocasiones nos ocupamos
de la resistencia. Poco a poco reconceptualiza todo el modelo, que es ni más
ni menos el psicoanálisis que crea y desarrolla dialécticamente.
Bruno: Es claro que aparecen defensas que no se oponen al yo o a lo
reprimido, sino más bien alteran la estructura del mismo yo. Este punto me
parece fundamental.
Coco: No entiendo eso del péndulo.252
Aída: Yo creo que dice que, en el mismo tratamiento y en el mismo
paciente, se procede de la resistencia a lo reprimido, de lo reprimido a la
resistencia, o si se quiere, a los mecanismos de defensa, que aparecen en la
superficie. Hay un flujo y reflujo.
Goyo: En un principio los protagonistas eran el ello y la sexualidad
infantil. Sin embargo, en 1937 tenemos una interacción entre el yo y el ello.
De ahí el péndulo. ¿Y el superyó?

251 S. Freud, "Analysis terminable and interminable", en op. cit., vol. XXIII, p.
237. (p. 239).
252 Ibid., p. 238. (p. 239).

246
DAVID ROSENFELD

Arturo: Me parece que es lo mismo que Freud describió en El yo y el


ello.253 No creo que haya cambiado mucho. El superyó se hunde más en el
ello.
Bruno: Puedo decir que "empobrecido" no significa "alterado". En 1937
Freud habla de las alteraciones. Creo que apunta a otra cosa, a saber, el tipo de
alteraciones descritas en "Neurosis y psicosis"254 y en "La escisión del yo en
el proceso de defensa".255 Estoy muy seguro de que en 1937 estaba pensando
más acerca de la estructura real del yo.
Arturo: Sigo pensando que esto se explica —de hecho, mejor— en
"Sobre la psicoterapia de la histeria".256
DR: No se trata de modelos rígidos. Creo que el hecho de que a veces
utilice las mismas palabras no implica que signifiquen lo mismo. Después de
todo, en el contexto de los modelos de distintos niveles, la misma palabra
viene a formar parte de la estructura de un modelo más complejo y dinámico
y adquiere un significado diferente.
Goyo: Pensé que antes se trataba de hacer consciente lo inconsciente.
Ahora no. Ahora Freud dice que hacer consciente un conflicto no es
suficiente para resolverlo y que surge algo nuevo, "nuevas resistencias en el
yo", resistencias al descubrimiento de las resistencias.
Arturo: Esto también se relaciona con Inhibición, síntoma y angustia,257
donde habla de los cinco tipos de resistencia. Uno de estos, la resistencia del
superyó, se liga al sentimiento inconsciente de culpa y se relaciona con la
reacción terapéutica negativa, que menciona en este artículo como uno de los
obstáculos para la cura.
DR: El quinto tipo de resistencia, la resistencia del ello, es una abstracción
teórica, pero se observa en la práctica clínica, por ejemplo en un circuito
cerrado de comunicación que se repite entre el paciente y el terapeuta.
(Algunos autores lo llaman entropía).

TERMINACIÓN, DISTORSIONES, RELATIVIDAD

Jean-Paul: ¿Los efectos observados en la terminación del análisis terapéutico


difieren de los del análisis didáctico?

253 S. Freud, "The ego and the id", en op. cit., vol. XIX. ("El yo y el ello", en op. cit., t. XIX, pp.
1-66).
254 S. Freud, "Neurosis and psychosis", en op. cit., vol. XIX. ("Neurosis y psicosis", en op. cit., t.

XIX, pp. 151-159).


255 S. Freud, "Splitting of the ego in the process of defence", en op. cit., vol. XXIII. ("La escisión

del yo en el proceso defensivo", en op. cit., t. XXIII, pp. 271-278).


256 S. Freud, "Studies on hysteria", en op. cit., vol. II. ("Estudios sobre la histeria", en op. cit., t.

II, pp. 1-313).


257 S. Freud, "Inhibitions, symptoms and anxiety", en op. cit., vol. XX. ("Inhibición, síntoma y

angustia", en op. cit., t. XX, pp. 71-161).

247
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

Aída: ¿Qué pasó con Ferenczi y sus reproches a Freud? ¿Qué fue? ¿Una
falla en el diagnóstico? ¿Una terminación prematura, ya que el análisis duró
poco tiempo? ¿Fue un problema típico de terminación no resuelta o una
reacción terapéutica negativa? Ferenczi parece muy confundido cuando
cuidó, acarició y besó a sus pacientes.
DR. Ferenczi padeció una grave confusión entre él y Freud, entre él y
sus pacientes, entre sus necesidades adultas y sus necesidades infantiles.
Confundió amor y odio, quién era él y quién era el otro. Algo similar a la
fusión de un bebé con su madre, o como estar enamorado. Un poeta lo
expresó mucho mejor: "La una mitad es vuestra, la otra a medias es vuestra,
Mía, quiero decir. Pero si mía, es vuestra, y de ese modo soy todo de vos". ("
'One half of me is yours, the other half mine own. I would say, 'but if mine, thenyours, and
so allyours").
El análisis de Ferenczi con Freud es un ejemplo de distorsión
semántica en el que la decisión de dar de alta a un paciente se considera
razonable para el analista. Sin embargo, el paciente la distorsiona y
experimenta como si su terapeuta lo rechazara o ya no lo amara.
Gerardo: La distorsión semántica es la distorsión que se produce del
significado del tratamiento.
Aída: En otras palabras, lo que es terminable para el terapeuta puede
ser recodificado por el paciente en un sentido totalmente diferente, a un nivel
más primitivo, infantil y oculto.
DR.: Podemos pensar en esto cuando llegamos al vago y ambiguo
término "fin natural", utilizado por Freud. Nos preguntamos: "natural" ¿para
qué parte del paciente? Para la parte adulta representa un significado muy
diferente que para la parte infantil, indiferenciada y simbiótica. Las partes de
la mente que viven en el nivel primitivo de indiferenciación, a nivel de
confusión y simbiosis, no pueden comprender el concepto de fin natural. Lo
encuentran incomprensible y en algunos casos incluso lo transforman
delirantemente en un ataque a sus necesidades infantiles.
Coco: Eso es lo que le sucedió a Ferenczi con Freud al final de su
tratamiento.
DR. Lo que es terminable para el terapeuta puede no serlo para el
paciente, quien en algunas partes de su mente desea cumplir o actuar
necesidades infantiles que no se resolvieron.
Elsa: ¿En la terminación del análisis del Hombre de los Lobos no
ocurrió lo mismo?
Gerardo: Es posible que se haya sentido bien cuidado por Freud, gracias
a las colectas de dinero organizadas para ayudarlo, y vemos desde este nuevo
punto de vista el hecho de que ocultó que recuperó su herencia y las joyas de
la familia. No es que fuera deshonesto o mentiroso. Estas son ideas éticas, no
psicoanalíticas. En términos psicoanalíticos, su acción expresa el deseo de

248
DAVID ROSENFELD

seguir siendo cuidado en una relación simbiótica o de apoyo maternal por un


periodo más largo de lo normal.
DR. Lo que dices puede ser correcto. Incluso es posible otro
diagnóstico clínico respecto al Hombre de los Lobos. Pero encima de todo,
lo que me interesa es que se queden con dudas, no con las cosas resueltas. Debemos
darnos cuenta que en pacientes muy perturbados hay áreas que involucran
relaciones de objeto altamente regresivas, oscuras y encapsuladas. Gran parte
de estas áreas todavía siguen siendo desconocidas. La mejor forma de
aprender es empezar a reconocer lo que aún no sabemos.
Jean-Paul: Podemos crear un modelo para representar lo que todavía no
sabemos. Imaginemos que lo desconocido está detrás de una pared y no es
visible, entonces explicamos los obstáculos mediante hipótesis adicionales.
Goyo: Cada modelo es una creación personal, pero muchas personas
confunden el modelo con la verdad absoluta, total e inalterable. El modelo,
incluido en un contexto de hipótesis de nivel superior sirve para teorizar.
Arturo: Por eso, cuando Freud habla de la base inmodificable de la
biología, ¿habla de un modelo?
DR: En sentido estricto, es una metáfora. Pero si lo interpretamos
como un modelo psicológico y lo utilizamos en un sentido psicológico, como
hace Freud (ya sea como la envidia del pene o la protesta masculina), es útil
porque pone la cuestión al nivel psicológico y esta es mi área delimitada del
trabajo psicoanalítico.

APRENDIZAJE

Aída: Me siento más cómoda si dispongo de una teoría firme con una
estructura sólida que me diga qué debo hacer.
Gerardo: Si puedo tolerar la idea de que hay cosas que no sé, me siento
más humilde ante el paciente y tengo un gran deseo de aprender.
Goyo: Una tercera solución puede ser modificar una de las teorías, pero
el punto es ser capaz de tolerar el cambio, de lo contrario uno se encuentra
en la postura de los opositores de Galileo cuando quiso cambiar una teoría: le
respondieron que se podía ver sin necesidad del telescopio, porque la
estructura del universo y la esfera celestial ya estaba totalmente explicada por
el maestro, Aristóteles.
DR. Cada uno de ustedes tres representa un modelo del movimiento
dialéctico del aprendizaje: uno lucha y desea una teoría más ordenada, estable
y rígida; otro es capaz de dudar o tener humildad ante el no saber; y otro es
capaz de buscar un nuevo enfoque, una nueva teoría. Cada uno de ustedes
expresa las diferentes fases del aprendizaje a través de la cual todos pasamos.
Es como lo que señaló Sartre acerca de la libertad: La libertad es un
proceso, una lucha constante, un objetivo que se pretende alcanzar. Decir que

249
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

uno ya es libre, que uno tiene la libertad total, es tan precipitado como decir,
en la práctica del psicoanálisis, que uno ya lo sabe todo y que no hay nada
más que aprender.
Jean-Paul: Para volver a la cuestión de la teoría, creo que en psicoanálisis
una cosa es la teoría, mientras que otra es el uso clínico que pueda hacerse de
ella.
Elsa: Las explicaciones que brinda una teoría pueden ser muy amplias
y útiles pero una teoría es incapaz de explicar todos los pacientes a los que se
aplica.
DR. Es imposible explicar a todos los pacientes mediante una sola
teoría. Sin embargo, alguna teoría en particular puede ser más aplicable para
comprender a un mayor número de pacientes.
Coco: Así que en la práctica no es tan fácil aplicar una sola teoría a todos
los pacientes por igual.
DR. Yo diría que hay una teoría psicoanalítica general que sirve de base
para proponer nuevas hipótesis adicionales. Pero las hipótesis adicionales que
se crean para casos clínicos particulares, en general, no deben ser aplicables a
todos los casos clínicos.
Coco: No es tan fácil...
William: "[...] Si fuese tan fácil hacer como saber lo que es preferible,
las capillas serían catedrales; las cabañas de los pobres, palacios de príncipes
[...]" ("[...] If to do were as easy as to know what were good to do, chapéis had been churches,
andpoor men's cot-tagesprimes' palaces [...]" El mercader de Venecia, acto I, escena 2).

250
DAVID ROSENFELD

Anexos

251
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

252
DAVID ROSENFELD

Reconocimientos

253
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

Capítulo 1, publicado por primera vez como "Der 11. September:


Militárdiktatur und psychotische Episode" Jahrbuch der Psychoanalyse. Trauma:
Neue Entwicklungen in der Psychoanalyse, 50 (2005) (Stuttgart: Fromman-Holz
Boog Verlag). (Traducido por Susan Rogers.) (También "Dictadura militar i
episodi psicotic", Revista Catalana de Psicoanalisi, 20 ( 1 -2, 2003-04). Pu-
blicación del Instituto de Psicoanálisis de Barcelona, editado y traducido por
Pere Folch.)
Capítulo 2, publicado por primera vez como "Les traumatismes des premiers
mois de la vie et leurs rapports avec les troubles de l'alimentation: anorexie,
boulimie", Journal de la Psychanalyse de l'Enfant, 37 (2005): 281-315. (Traducido
por Susan Rogers.)
Capítulo 3, publicado por primera vez como: "Drug abuse, regression, and
primitive object relations" (traducido por Liliane Hecht, con la asistencia de
L. Bryce Boyer), en: L. Bryce Boyer & P. Giovacchini (eds.), Master Clinicians
on Treating the Regressed Patient, vol. 2 (Northvale, NJ: Jason Aronson, 1993),
pp. 205-242.
Capítulo 4, publicado por primera vez como: "Psychotic addiction to video
games" (traducido por Liliane Hecht), en: P. Williams (ed.), A Language for
Psychosis (Londres: Whurr, 2001), pp. 175-198. © John Wiley & Sons Limited.
Capítulo 5, publicado por primera vez como: "Listening to and interpreting a
psychotic patient", en: J. Reppen (ed.), More Analysts at Work (Northvale, NJ:
Jason Aronson, 1997). (Versión revisada traducida por Sylvine G. Campbell.)
Capítulo 6: Versión revisada de "Understanding varieties of autistic
encapsulation: A homage to Francés Tustin", en: J. Mitrani & T. Mitrani (eds.),
Encounters with Autistic States: A memorial Tribute to Francés Tustin (Northvale,
NJ: Jason Aronson, 1997). (Traducido por Sylvine G. Campbell.)
Capítulo 7, parte del capítulo adaptado (con el orden cambiado) de:
"Psychotic body image" (traducido por Liliane Hecht), en: L. Bryce Boyer &
P. Giovacchini (eds.), Master Clinicians on Treating the Regressed Patient, vol. 1
(Northvale, NJ: Jason Aronson, 1990). Caso clínico adaptado de D. Rosenfeld,
Psychoanalysis and Groups: History and Dialectics (Londres: Karnac, 1988), pp. 65-
77.
Capítulo 8, publicado por primera vez como: "Freud: An imaginary dialogue"
(traducido por Liliane Hecht), en: J. Sandler (ed.), On Freud's "Analysis
Terminable and Interminable" (Asociación Psicoanalítica Internacional,
Educational Monographs, 1987, reimpreso por New Haven, CT Universidad
de Yale, 1991), pp. 142-162.

254
DAVID ROSENFELD

255
EL ALMA, LA MENTE Y EL PSICOANALISTA

Se terminó de imprimir en abril de 2018

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