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BIBLIOTECA: PSICOLOGIA DE HOY

Serie Menor
1. M. Davis: U Mxuclidarf «n U 28. J. Schavelzon, J. Bleger, L.
idalcsecnciá. Bleger, !. Luchina y M. Langer
2. K. R. Beutner, N. G. Hale: Psicología y cáncer. W. R. BION
Qaía para la familia dei enfermo 29. T. M. French y F. Aiexander:
mental. Psicología y asma bronquial.
3. M. Choisy: Psicoanálisis de la 30. R. Sterba: Teoría psicoaciafíti-
prostitución. ca de la libido. M. Langer: Apor­
4. J. A . M . Meerloo: Psicología te kleiniano.
de! pánico. 31. R. E. Hall: Guía para la mujer
5. R. Lindner: Relatos psicoa na tí­ embarazada.
ficos de la vida real. 32. H. R. Litchfield y L. H, Derri­
6. L. Eidelberg: Psicología de la bo: Guía para «i cuidado de su
violación. hijo.
7. R. Spitz: No y Sí. Sobre ia gé­
nesis de ia comunicación humana.
8. R. Street: Técnicas sexuales mo­
dernas.
33. M . Freud: Sigmund Freud. Mi>
padre.
34. T. Reik: El amor visto por un
psicólogo.
VOLVIENDO A
9. H. F. Tashman: Psicopatologia
sexual del matrimonio.
JO. Asociación Norteamericana de
Estudios sobre ia infancia: Guía
35. J. R. Gallagher y H. I. Ha-
rris: Problemas emociónales de ios
adolescentes.
PENSAR
para la educación sexual. 36. M. Lsnger: Fantasías eternas
11. E. Bergler: infortunio matri­ a la lux del psicoanálisis.
monial y divorcio. 37. J. L. Schulman, j. C. Kaspar
12. A. Freud y D. Buriingham: La y P. M . Barger: El aprendlsaje
guerra y los niños. de la psicoterapia.
13. R. Loewenstein: Estudio psi- 38. j. Mariano: El divorcio y la
coanalítico del antisemitismo. separación.
14. A. Freud: Psicoanálisis del ni­ 39. W. McCord y J. McCord: E|
ño. psicópata.
15. T. Reik: Treinta años con 40. M. D. Pittman: Alcoholismo.
Freud. 41. M. D. Ver n o n : Psicología de
16. Freud, Abraham, Ferenczi, la percepción.
Klein, Reik, Erikson, Lindner; 42. T. Reik: Diferencias emocio­
Grandes casos del psicoanálisis. nales entre los sexos.
17. T. Reik: Cómo se llega a ser
psicólogo. 43. -A. Comfort: La sexualidad en
18. D. W . Baruch: Nuevos méto­ la sociedad actual.
dos de educación sexual. 44. A. Stokes: La pintura y el
19. F. L. ilg y L. Bates Ames: Có­ mundo interior.
mo preparar una fiesta infantil. 45. M. N. Robinson: La mujer frí­
20. J. L. Moreno: Psicomúsica y gida. Estudio psicoanalítico.
soeiodrama. 46. Ecuación fantástica. 13 cuen­
21. S. Isaacs: Años de infancia. tos de ciencia ficción por 9 psi­
coanalistas.

G>
22. T. Reik: Confesiones de un
psicoanalista. 47. C. A. Mace: Guía psicológica
23. A. Storr: Las desviaciones se­ para el estudio y aprendizaje.
xuales. 48. R. H. Thouless: Parapsicolo­
24. T. Reik: Aventuras en la in­ gía. Método experimental.
vestigación psicoanalítica. 49. A. Freud, N. Ackerman, $
25. E. Stengel: Psicología del sui- Ferenczi, K- Abraham y D. W.
d d o y los intentos suicidas. Winnicott: Grandes casos del psi­ EDICIONES HORME S.A.E.
26. T. Reik: Psicoanálisis aplicado. coanálisis de niños.
27. T. Reik: Psicoanálisis del cri­ 50. M. Klein: E! sentimiento de
men. soledad y otros ensayos. Distribución exclusiva
EDITORIAL PAIDOS
( Continúa en la página 226)
BUENOS A IR E S
VOLUMEN

72
Título del original inglés:
Second Thoughts
Publicado por
W illiam H einem a nn M edical B ooks L im ited
London
Traducido por
DANIEL R. WAGNER
INDICE

1. Introducción 9
2. El mellizo imaginario 12
3. Notas sobre la teoría de laesquizofrenia 38
2? edición, 1977 4. Desarrollo del pensamientoesquizofrénico 55
5. Diferenciación de las personalidades psicó-
ticas y no psicóticas 64
6. Sobre la alucinación 92
7. Sobre la arrogancia 119
8. Ataques al vínculo 128
9. Una teoría del pensamiento 159
10. Comentario 165

Copyright de todas las ediciones en castellano por


EDICIONES HORME, S. A. E.
Castillo 540 Buenos Aires
Queda hecho el depósito que previene la ley 11723
IMPRESO EN LA ARGENTINA
1
INTRODUCCION

Es habitual hallar en un libro de psicoanálisis que


consiste de una compilación de artículos, cierto núme­
ro de historias clínicas; ésta obra no es una excepción.
Contiene, osténsiblemente, una reseña de la historia del,
paciente^ algunos informes detallados respecto de se­
siones^ incluyendo las asociaciones del paciente y las
interpretaciones ofrecidas por el analista. Siempre me
ha parecido que tales informes se prestan a la objeción
de que la narración y las interpretaciones dadas son
meramente dos maneras diferentes de decir la misma
cosa, o dos cosas diferentes predicadas acerca del mis­
mo hecho. Con el paso de los años, esa sospecha se
ha convertido en certeza. He intentado formular esta
convicción en tres libros, Aprendiendo de la experien­
cia, Elementos de Psicoanálisis * y Transformations.
cada uno de los cuales profundiza algo más en el
tema y hace un poco más precisas las formulaciones.
Ahora que ha llegado la ocasión de reimprimir viejos
trabajos, el cambio registrada en mis concepciones del
psicoanálisis me hace sentir reacio a publicarlos sin
mostrar en qué consiste ese cambio. Quienes deseen

* Ediciones Hormé, Buenos Aires, 1966.


VOLVIENDO A PENSAR 11
10 W . R. BION

esta revaluación parece severa, agregaré que a menos


leer los artículos tal como fueron publicados original­ que se la considere esencial dejará de haber progresos
mente, así los encontrarán, pero he añadido un co­ en la tarea psicoanalítica; hay que considerarla el pun-
mentario que traduce el cambio progresivo de opinión. 10 de partida para una nueva actitud hacia el trabajo
No creo que ningún relato que pretenda ser una expo­ científico, tanto el de los demás como el nuestro. Los
sición de hechos, sea respecto de lo que el paciente artículos están reimpresos en su forma original para
dijo o de lo que yo dije, pueda ser considerado una quienes encuentren más fácil tomarlos como informes
“relación fáctica” de lo acontecido. En primer lugar, tácticos. El comentario añadido expresa el cambio de
no atribuyo a la memoria la significación que general­ mi concepción. ,
mente se le asigna. La existencia de deformaciones
involuntarias está tan bieiTdémostrada por el mismo
psicoanálisis, que es absurdo conducirse- como si nues­
tros Informes estuvieran de algún modo exentos de los
rasgos á que aluden nuestras propias comprobaciones.
La memoria nace de la experiencia sensorial, y sólo a
ella se adapta. Dado que el psicoanálisis se ocupa de
una experiencia que no es sensorial •— ¿piensa alguien
qiíe la' ansiedad tiene forma, color u olor?-—, los re­
gistros basados en la percepción de lo que es sensorial
sólo registran los hechos sin importancia psicoanalíti-
cá. Por consiguiente, en cualquier relato de una se­
sión, aunque se lo efectúe inmediatamente después de
la misma o aunque sea obra de un maestro, no debe­
mos considerar a la memoria como otra cosa qué uná
comunicación gráfica de una experiencia emotiva. Aun­
que en el momento de escribir los relatos de casos que
figuran en este libro yo los creí fácticamente correctos
(excluyo las alteraciones efectuadas y reconocidas, en
homenaje a la discreción), deben ser considerados aho­
ra formulaciones yerbales de imágenes sensoriales, ela­
boradas para comunicar de una manera lo que pro­
bablemente es comunicado de otraj por ejemplo, como
teoría psicoanalítica, sea en el mismo artículo o en
alguna otra parte de la literatura psicoanalítica. Si
VOLVIENDO A PENSAR 13

ifundiendo el fútbol y otros deportes, de modo que


mando se descubrió que era un buen deportista, y
demás inteligente, pareció que haría una buena carre-
... gozaría de popularidad. Pero la situación econó-
mica de la familia empeoró, y se agriaron a la'vez las
relaciones domésticas, hasta que a los trece años el
2 niño tuvo un colapso nervioso del que no se recuperó
decuadamenté, pese a que volvió a trabajar, cosa que
EL MELLIZO IMAGINARIO 1 . ontinuó haciendo. La madre murió después de varios
iños de una enfermedad crónica y penosa, cuando él
tenía 17 años; el padre falleció muchos años después.
T. El paciente de cuyo análisis tomo la mayoría de En la época de la muerte de su madre agravó las cir­
mi material había sido tratado con psicoterapia du­ cunstancias el hecho de que se vio obligado a aban-
rante varios años, hasta que finalmente el terapeuta de nar su país natal y comenzar de nuevo aquí (en
aconsejó una leucotomía. Teniendo en cuenta la Inglaterra, NT).
lamentable historia familiar y las tensiones a las que 5. Cuando vino a verme, era un hombre de 43
se vio sometido el paciente en su temprana niñez, el años, ele cerca de 1,80 m de altura, delgado, de piel
médico que lo remitió hizo un pronóstico pesimista. cetrina y rasgos inexpresivos, maestro de profesión. La
2. El paciente tuvo una hermana, 18 meses mayor discusión de sus dificultades fue superficial, y sus in­
que él, que murió a causa de una enfermedad que tervenciones fueron indiferentes y monosilábicas. Acep­
ambos habían sufrido cuando aquél tenía un año; du­ tó sin entusiasmo la idea de hacer una prueba con el
rante el curso de la misma ambos padecieron una análisis.
intensa diarrea. 6. La exposición relativa a los dos años siguientes
3. La familia mantenía estrechas relaciones con sus será necesariamente sucinta. El tema central del aná­
vecinos, cuyas dos hijas, una de ellas dos años menor lisis fue la contaminación: el paciente tenía que pro­
que mi paciente y la otra siete años menor que él, teger su cabeza de la almohada haciéndola descansar
fueron sus únicos compañeros de juego hasta que tuvo en una mano; no podía estrechar la mano de otras
diez años. La menor murió en un asilo antes de la personas; sentía que contaminaba al baño en el que
guerra; la otra todavía está viva, pero en un estado confiaba para obtener una sensación de limpieza, y
de insania incurable, presuntamente esquizofrenia. que éste lo contaminaba a su vez.
4. La desunión de los padres complicó su infancia. 7. Le parecía que bebía demasiado; se preguntaba
La pasó en un país extranjero en el que se estaban si su pene no estaría erecto; no podía soportar que
alguien se sentara detrás suyo en el ómnibus; también
1 Leído ante la British Psycho-Analytical Society el 1' de 'tabía contaminación si él se sentaba detrás de otra
noviembre de 1950. persona.
W . R. BION
14
VOLVIENDO A PENSAR 15
Comenzó a sospechar que sentía impulsos sexuales sadoramente monótonas, pero con una nueva cualidad
hacia sus alumnos; al poco tiempo la sospecha se con­ que derivaba de lo que no hallo mejor modo de deno­
virtió en certidumbre, y esto lo hizo sentirse impuro. minar que el ritmo de esas asociaciones. Parecía como
En sus asociaciones desempeñaban un gran papel si fuera posible introducir dos cesuras independientes
imaginarías inyecciones terapéuticas que él habría apli­ pero coexistentes en su material. Una impartía una
cado, sintiendo luego el temor de no haber esterilizado invencible sensación de hastío y depresión; la otra, pro­
adecuadamente la aguja. ducto del hecho de que efectuaba pausas regularmente
8. Durante los dos primeros años me resultó muy
difícil estimar, a partir de sus reacciones, qué validez distribuidas en la corriente de las asociaciones, daba
tenían mis interpretaciones. En dos ocasiones, muy una impresión casi jocosa, como si estuviera diciendo:
separadas en el tiempo, supe por una fuente extra “Siga usted, es su turno ahora”.
analítica que se decía que el paciente había mejorado 10. Estudiando más profundamente el material, no­
mucho. Por mi parte no veia ninguna mejoría, y tam­ té que todas las asociaciones eran convencionales, y
poco pude observar algo que ahora creo que sucedió que invitaban a dar respuestas convencionales. Si yo
realmente, a saber, que comenzó a producirse un cam­ interrumpía el ritmo, mostraba signos de ansiedad o
bio en él hacia el final de este período. Hasta ese irritabilidad; si yo continuaba ofreciendo interpreta­
momento había hablado de un modo uniformemente ciones, que era ahora obvio que él provocaba y espe­
desprovisto de emoción, y en consecuencia sus decla­ raba a la vez, se terminaba con la sensación de haber
raciones fueron difíciles de interpretar, pues casi siem­ llegado a un punto muerto. No me sorprendió que al
pre tenían un carácter ambiguo que permitía atribuir­ comienzo de la siguiente sesión me dijera que le pare­
les distintos sentidos si se les asignaba un determinado cía que el tratamiento no conducía a ninguna parte y
contenido afectivo en una ocasión, y otro diferente no tenía ningún resultado; me preguntó muy razona­
en otra. blemente si yo pensaba que valía la pena continuar.
9 . Presentó abundante material edípico, en un nivel 11. Le cohtesté que si bien es difícil hacer estima­
muy superficial, que yo interpreté debidamente, susci­ ciones del progreso realizado en un análisis, no habla
tando una respuesta insustancial, cuando hubo alguna. razones para pensar que su evaluación no era correcta.
Tomé conciencia gradualmente, a lo largo de un Pero añadí que antes de considerar qué era lo que
período de unos tres meses, de que se estaba produ­ había que hacer necesitábamos saber qué entendíamos
ciendo un cambio en el análisis. Al principio tuve la por tratamiento. Podíamos aludir al psicoanálisis, en
impresión de que mis interpretaciones tropezaban con cuyo caso parecería conveniente buscar algún otro mé­
una indiferencia más obstinada que la habitual, y lue­ todo para tratar sus problemas. Un sentido quizá más
go que yo era un padre haciendo exhortaciones y ad­ obvio sería el de el psicoanálisis tal como yo lo prac­
vertencias ineficaces a un niño refractario. A su de­ ticaba, en cuyo caso el remedio sería un cambio de
bido tiempo se lo señalé, y se produjo un cambio difí­ analista más bien que un cambio de método. Pero
cil de formular. Las asociaciones seguían siendo can­ había otra posibilidad. Ya habíamos tenido motivos
para srtponcr que a veces se lograba un alivio de los
16 W . R . B IO N V O L V IE N D O A P E N S A R 17

síntoma^jgracias a factores incidentales respecto dei Yo había mencionado entonces que parecía que el
anáfisis; por ejemplo, la sensación de seguridad que paflehté~nó establecía distinciones claras entre lo real
dá el hecho de tener alguien a quien acudir. Tal vez y lo imaginario, pero en esa época este rasgo no tenía
él se refería inconscientemente a algún factor'de ese ia importancia que asumiría luego.
tipo? Entre las personas con las que él había hablado, sea
12. Se produjo un silencio, y dado que hemos lle­ en JáT imaginación o en la realidad, jugaba un gran
gado ahora al punto en que hay que presentar el tema papel un hombre de su misma profesión y edad simi­
a discutir, aprovecharé la oportunidad para exponer lar, con los mismos síntomas que él, casado y con hijos.
algunos detalles del análisis de los años anteriores, que Residía aún en el Continente, trabajaba mucho y con
son necesarios para entender lo que sigue. tal éxito que nadie sospechó nunca que padeciera en­
Esos detalles no fueron importantes en su momento, fermedad alguna. Estaba en condiciones de viajar li­
sino que pertenecían a la periferia de la corriente prin­ bremente, cosa que mi paciente no podía hacer. Pa­
cipal de sus asociaciones. Partían del punto en que el recía que mi paciente se comparaba desfavorablemente
paciente introducía algún nuevo episodio o anécdota coñ~cTT"
en el relato. Por ejemplo, mencionó que cierta historia Estaba, como dije, el cuñado homosexual, un hom­
le había sido contada por su cuñado, un homosexual. bre de la misma edad, quizá más fornido, pero clara­
O bien que fue a visitar a tal o cual amigo cuando mente homosexual y que sentía una atracción inces­
experimentó síntomas particularmente molestos. Su tuosa hacia la esposa de mi paciente, si es que no
círculo de conocidos era muy amplio, y dado que el mantenía una relación con ella.
tema del análisis lo daba el contenido de la historia, Había otro hombre con quien mi paciente jugaba
yo no tenía razones para prestar mucha atención a las al tenis; eso es lo único que oí decir de él.
diversas personas así mencionadas. Debo volver retros­ Había cierto número de alumnos suyos, que él con­
pectivamente sobre este aspecto de sus asociaciones, sideraba casos psiquiátricos, que le habían enviado a
que ahora se convierte en central, y no periférico. otros estudiantes. Hasta había uno que le había en­
13. Pero primero les llamo la atención sobre esto: viado a un caso psiquiátrico, y se preguntaba si no
él solía decir, “ Estaba pensando en hablar con el señor sabría cuando hizo eso que él mismo era un caso psi­
X para decirle que. . . etcétera, etcétera” . Cierto día quiátrico. (La ambigüedad en el uso del pronombre
me llamó la atención alguna peculiaridad de la fraseo­ relativo no es un defecto gramatical, sino más bien una
logía, o tal vez el carácter improbable de la observa­ expresión de la habilidad de mi paciente para trasmitir
ción, vJs^wéeunté'si realméñte había dicho lo que me mucha información, demasiada en realidad, concisa­
había relatado. “ Oh n o — conf ésto1 — , sólo me lo estoy mente. )
imaginando.” . Sé reveló luego que muchas de las con­ También mencionaba un desagradable colega, a
versaciones introducidas por la frase “ Estaba pensando quien había conocido cuando era niño, y que había sido
en hablar con el señor X ” , o “ con la señora Y ” , aun­ compañero suyo en la escuela, y que ahora enseñaba
que^ no todas ellas, eran conversaciones imaginarias. en un lugar cercano y ocasionalmente atendía a sus
18 W . R. BION VOLVIENDO A PENSAR 19
alumnos, pero que era tan inescrupulosamente entro­ ¡umbroso? Era como si se los hubiera tragado y estu­
metido que mi paciente se proponía no volver a ape­ viera sufriendo las consecuencias. ..
lar a él. Ese fue el final de la sesión. Cuando me recobré
14. Volvamos ahora al paciente, a quien dejamos de la sorpresa, recordé que a menudo habíamos tenido
silencioso despüés 'de'rñi resumen de los problemas que motivos para suponer que él sentía que albergaba den­
debía considerar antes de tomar una decisión acerca tro suyo a una familia venenosa,jjero esta fue la pri-
del tratamiento: le pregunté en qué estaba pensando. mefiT ocasión en la que se me manifestó tan dramá­
Me contestó que estaba pensando en una mujer que ticamente en el acto de introyectar objetos.
sufría dolores reumáticos. “Siempre se está quejando 15. En la .sesión siguiente el paciente dijo que ha­
de una cosa o de la otra, y yo pensé que es muy neu­ bía tenido un sueño terrible. Fue este: estaba condu­
rótica. Me limité a aconsejarle que comprara un poco ciendo un automóvil, y a punto de alcanzar a otro. Se
de amital, y la mandé a paseo.” puso al lado de éste, pero en lugar de pasarlo se man­
Esto, le dije, es probablemente una sucinta descrip­ tuvo a la par. El otro automóvil aminoró la velocidad
ción del tratamiento que yo le aplicaba, y de cuya y se detuvo, y él hizo otro tanto. De tal modo los
eficacia él dudaba. Mis interpretaciones eran para él dos autos quedaron detenidos lado a lado. El otro
vagas quejas a las que prestaba escasa atención; mu- conductor, un hombre de contextura muy parecida a
chasVfé sus asociaciones eran convencionales, y las em­ la suya, descendió, se dirigió hacia él y se inclinó
pleaba más por su efecto soporífero, similar al del ami- apoyándose en la puerta del automóvil. El paciente no
tnl, que por su valor informativo, y tenían por fin podía escapar, pues al estacionar su automóvil al lado
mantenerme ocupado sin fastidiarlo. Pero, agregué, del otro había obstruido la salida por la otra puerta,
también habría que considerar por qué esta situación mientras que el otro conductor le impedía salir por la
le resultaba tolerable^y le señalé algunas peculiarida- puerta más cercana. El otro hombre se inclinaba ame­
dés~'d& su conducta, especialmente el ritmo de “aso­ nazadoramente hacia él por la ventanilla. Se despertó
ciación - interpretación - asociación”, que indicaba que aterrorizado, y durante todo el día estuvo embargado
yo era ún mellizo suyo que lo apoyaba en una evasión por ansiedad.
burlona de mis quejas, y que aliviaba así su resenti­ 16. Interpreté el sueño de este modo: la. figura ame­
miento. Él podía identificarse con cualquiera de estos nazadora era yo mismo, que era a la vez el mellizo
tres papeles. imaginario del que él había hablado por última vez
Su respuesta fue notable. Su tono de voz cambió, y en ía sesión anterior. El mellizo era imaginario porque
dijo^ con expresión deprimida, que se sentía cansado él había impedido su nacimiento; no había en realidad
y sucio. Parecía que yo volvía a tener ante mí, eñ ningún mellizo. Su uso del mellizo como medio para
un instante, sin cambio alguno, al mismo paciente aliviar la ansiedad era por tanto ilegítimo, y el mellizo
que vi en la primera entrevista. La transformación fue estába decidido a no dejar que ahora naciera el pa­
tan repentina que me desconcertó. ¿ Qué diablos había ciente, o sea, que lograse libertad o independencia.
pasado, me pregunté, con el mellizo y el padre qúé- De mañera que éste se veía encerrado, tanto por el
20 W. R. BION VOLVIENDO A PENSAR 21

mellizo como por su propio acto de estacionar su auto­ fueran posibles los paseos de fin de semana, y ni si­
móvil tan cerca del de éste. El_ análisis había sido el quiera las vacaciones anuales; en aquel momento habia
automóvil del que no se me haBía permitido surgir tomado su primer descanso en muchos años, y ahora
etí cuanto un ser real; el sueño manifestaba su temor esos paseos se habían vuelto habituales. Dijo: “Dejo
de que en la sesión anterior yo hubiera cobrado vida a un reemplazante a cargo de mis alumnos; no tiene
sólo para impedir su huida del análisis,_al convertirme mucha experiencia, y aunque es de mi misma edad
áTmí en una personificación de la parte mala de él no estoy seguro de que pueda manejarse bien. Hay
mismo, de la que deseaba disociarse. una niña que podría sentirse mal, y a la que tal vez
17. Siguió luego un período durante el cual los ras­ haya que internar en un hospital. Esto no sería muy
gos prominentes del análisis fueron las manifestaciones difícil, pero hay que conocer un poco el asunto, pues
de introyección, proyección, escisión, y personificación si no la niña no será admitida. Habitualmente tengo
de las porciones escindidas de su personalidad. En un arreglo con un médico al que conozco bien, y que
cierto sentido esto no tenía nada de nuevo, pero como me ayuda cuando me ausento, pero un malentendido
al mismo tiempo el análisis se hizo mucho más inte­ lo ha arruinado todo”.
grado y disminuyó su temor a sus propios mecanismos, La elaboración posterior indicó que yo era la per­
estuvimos en mejores condiciones para observarlos con sona que había interferido en el entendimiento de am­
claridad. Pude darme cuenta, retrospectivamente, de bos médicos, por mi interpretación del mellizo y la
que gran parte de la ansiedad producida por las in­ consiguiente reintroyección de éste dentro del paciente.
terprefaciones efectuadas antes de la aparición def'ine- El reemplazante era una porción escindida de él mis­
llizó no era provocada sólo por el contenido de sus mo, que carecía de calificaciones en algunos aspectos,
asociaciones, sino también por el mero hecho de qué y~en particular no era capaz de hacer internar a la
vó' llamara la atención sobre sus procesos intrapsí- niña en el hospital. Sugerí que la parte de sí mismo
qdicos. a la qué había confiado a la niña era genitalmente
18. Un resultado de la mayor integración ue su aná impotente.
lisis fue que pude percatarme de que alguna” de sus 20. Después del fin de semana me contó que el
asociaciones anunciaban el tema en torno del cual se reemplazante había causado un desbarajuste y que
haría el análisis, probablemente durante varias sesio­ había atemorizado a una de las madres. Mi paciente
nes. Aprovecharé esta circunstancia para limitar mi pensaba que había que tener mucho cuidado con lo
exposición a sólo dos asociaciones; el lector puede su­ que se les decía a los padres, y el reemplazante había
poner que el material sobre el que basé mis interpreta­ suscitado ansiedad en una madre hablando demasiado
ciones fue infinitamente más abundante de lo que abiertamente de la enfermedad de la hija. El resul­
sugiere esta reseña necesariamente resumida. tado era que en el futuro ella lo quería a él y no al
19. La primera asociación se presentó antes de un otro hombre. Pensaba qúe no valía la pena usar reem­
un fin de semana que iba a pasar con algunos amigos. plazantes, pues de todas maneras el trabajo tenía que
Hasta unos seis meses antes no había pensado que hacerlo uno mismo. Contestando una pregunta mía
22 W. R, BION' 23
VOLVIENDO A PENSAR
admitió que ya antes del fin de semana le había ins­ jado en el útero y temía nacer; pero era'necesario con­
pirado preocupación el reemplazante. De modo que, siderar qué significaba esto en la situación presente;
en cierto sentido, el empleo de éste no había aliviado yo sugerí que significaba que él no confiaba en el uso*
su ansiedad ni su responsabilidad. Se quejó de que que'daría a_.suscapacidades, si se permitiera un desa­
la madre le planteaba una cantidad de exigencias, y rrollo mediante la reunificación de las diversas partes
sugirió que ella se sentía sexualmente atraída por él. escindidas de su personalidad, especialmente si dejara
! Mi interpretación fue que yo era el progenitor que
se quejaba por haber quedado en manos del inexperto qúe su odio se reintegrara como parte de sí mismo en
su'- relación conmigo. Tampoco se sentía seguro del
reemplazante. Como él me había dejado a cargo de modo en que yo respondería. Temía que si llegara a
su yo inexperto, a mi vez le había dicho cosas que lo establecerse una relación entre nosotros, siendo ambos
, habían trastornado mucho. Su ansiedad provenía del experimentados, ella desembocaría inevitablemente en
hecho de qué si se me presentaba en cuanto hombre una aversión mutua.
experimentado, esto es, potente, yo le plantearía exi­ 22. La sesión llegó a su fin, y esa noche tuvo un
gencias, particularmente sexuales, que él se sentía in­ sueño con el que comenzó la sesión siguiente. Sólo lo
capaz de satisfacer.
21. Se movió incómodamente en el diván y se puso relataré parcialmente. Dijo que un hombre se había
tenso; después de un momento replicó: “Me siento presentado con una factura y que luego se fue. La
como si estuviera enroscado, y temo que si me quedo cuenta era excesiva. Lo siguió para protestar, pero el
así voy a tener un calambre. Si me estiro me pondré hombre desapareció rápidamente, sin preocuparse pol­
rígido, voy a tocar la almohada y la voy a contaminar, los intentos que hizo mi paciente de llamar su atención
y voy a ser contaminado por ella. Me siento como si tocándole el hombro. Mi paciente se sintió invadido
estuviera en el útero”. por un furor tal como nunca antes había sentido, y se
Le dije que en este caso el útero representaba las despertó aterrorizado. Le recordé la sesión anterior, y
limitaciones que se imponía a sí mismo al sentirse obli­ su temor de lo que podía suceder si abandonaba su
gado a presentarse como el reemplazante. Durante posición constreñida; esto era el odio escindido hacia
el análisis habíamos visto que él temía que para él la mí y la aversión que le despertaban las demandas,
violencia y la agresión ocupaban el lugar de la sexua­ económicas y otras, que yo y el análisis le planteábamos.
lidad. El temor a su agresión, estrechamente asociado Clontinuó-refiriéndose a un psiquiatra a quien había
en su mente a los excrementos, le hacía retirarse a una cnctmtrado ese día. Durante la guerra había formado
posición en la que se sentía constreñido y confinado, parte de una Junta Examinadora ante la que se pre­
y por tanto a salvo del odio que liberaría en una po­ sentó mi paciente para recibir nuevo destino por ra­
sición más relajada. En realidad todo lo que sucedía zones psiquiátricas, pero rio lo reconoció. Mi paciente
es que le molestaba más que nunca una relación que lo interrogó y se enteró de que trataba a pacientes y
le imponía estas limitaciones. Podríamos haber inter­ consideraba que 50 sesiones eran suficientes. Mi pa­
pretado que su asociación indicaba que se había cobi- ciente se formó una pobre opinión de él y pensó que
no hubiera podido hacer nada en su caso si hubiera
24 W. !R. EION VOLVIENDO A PENSAR 25

intentado curarle sus síntomas en 50 sesiones. Durante 24. Podemos considerar a esta asociación como el
este interrogatorio exteriormente cordial, había sentido punto de partida de una investigación que esclareció
un intenso odio hacia él. Añadió que todavía se sen­ dos problemas: primero, el material inconsciente que
tía tenso. Le dije que me estaba comparando favora­ había expresado, y segundo, la manera en que el pa­
blemente cdrr-HSfe' psiquiatra, pero que el incidente ciente pudo traer ese material a la conciencia.
entrañaba una advertencia de la interrogación a la A medida que avanzó el análisis, pudimos demostrar
que yo sería sometido si intercambiáramos papeles. que esta asociación, con sus variaciones siguientes,
expresaba resumidamente los siguientes temas:
23. Hacia esta época la relación conmigo, era mucho 1. Yo era el primer oculista, quien en realidad dijo
más realista, y manifestaba todos los signos de coope­ que la alumna que sufría la afección era un objeto
rar para investigar su problema. Era posible, como interno, infectado por los objetos malos que él tenía
antes no lo había sido, preguntarle detalles y pedirle dentro de sí, y por el cual nada podía hacerse. Yo
explicaciones acerca de sus asociaciones cada vez que era también el segundo oculista, quien dijo que la
parecía necesario para comprender mejor el material alumna había sido afectada por los excrementos, las
que estaba presentando. espiroquetas y los bacilos del paciente, todas varieda­
Comenzó ahora una serie de asociaciones en las que des de malos penes, por la cual nada podía hacerse,
enviaba a diversos alumnos a consultar a un especia­ pero él tendría que intentarlo igualmente; Tendría que
lista. cúrarla con su pene, pues yo no remediaría los daños
La siguiente asociación que mencionaré fue la se­ causados por él, y en cualquier caso se trataba de un
gunda de su tipo. Dijo: “Tengo una alumna con una objeto; y él tendría que curarla sin ninguna recom­
afección en los ojoS. Un oculista dijo que era una pensa placentera. Yo era también el cirujano de los
infección. De todos modos, no podía hacerse nadáal ojos que lo amenazaba con la castración. Él había
respecto, pero el padre dijo que quería otra opinión. dedicado algunas horas ansiosas a una correspondencia
De manera que tuve que enviarla a otro oculista, y cuyo propósito era que ninguna cuestión de celos y
ahora me' encuentro con una cantidad de trabajo que ninguna fricción interfiriera en la relación entre los
no quisiera hacer; ella es una carga. Tengo que hacer dos oculistas y entre ambos y él mismo. De modo que
una serie de entrevistas. El segundo oculista no difiere se .trataba de lograr la cooperación armoniosa de los
mucho eií el diagnóstico del primero, pero piensa que mellizos.
vale la pena intentar algo. El primero no creyó que '2. El primer oculista, pasivo, representaba sus ex­
valiera la pena molestarse,'y supongo que es por eso periencias psicoterapéuticas anteriores, que no lo ha­
que el padre de mi alumna lo consideró un poco negli­ bían molestado mucho ni a él ni a sus objetos. El
gente. De cualquier modo, tengo que encargarme de segundo oculista era el psicoanálisis que le estaba ofre­
esto ahora. Hay que hacerle un análisis de sangre ciendo una creciente toma de conciencia, y atrayén­
para ver si1tiene sífilis^ Tendría, que haberse hecho dolo hacia la sexualidad genital y una situación ame­
antes”. nazadora concomitante.
26 W . R. BION
i VOLVIENDO A PENSAR 27
3. El primer oculista, pasivo, era la madre, y el se­
gundo, activo, el padre, a quienes había tratado de lestaba toda interpretación que tuviera el más ligero
poner en armonía en su correspondencia con ambos. matiz que él pudiera tomar como una incursión en el
25. Me referiré ahora al modo en que el análisis dominio del diagnóstico y el tratamiento; pero yo po­
iluminó el segundo problema, la manera en que el día ser yo mismo, y no meramente un mellizo á quien
paciente llevó el material a la conciencia. él pudiera darle la forma que quisiera. Si interpretara
Lo primero que señalaré es que con su asociación las manifestaciones dé mi paciente en términos de un
estamos de vuelta en el tema de la contaminación. La juego terapéutico con un niño, consideraría a los dos
muchacha tenía una infección, sea tuberculosis, sífilis oculistas como partes de su cuerpo, posiblemente sus
u otra no aclarada. El mismo paciente notó espontá­ dos ojos a los que habría que armonizar para lograr
neamente que no había mencionado la posibilidad de la" visión binocular. La enferma sería algún objeto
diabetes, aunque en el caso real se la había conside­ recuperado de su interior, a! que se sometería al escru­
rado. De modo que estábamos repitiendo un tópico tinio de sus ojos y de un intelecto en desarrollo, inda­
que en los últimos dos años y medio de análisis había gación que se efectúa así sobre un objeto externalizado.
sido frecuentemente tratado, diríamos oralmente, pero Los resultados de este escrutinio no fueron totalmen­
que ahora tendría que ser investigado por otros me­ te ^tranquilizadores, pues, por un lado, no hubo com­
dios. pleta armonía entre los dos oculistas, por otro lado, el
f La consulta a los dos oculistas indicaba un método diagnóstico fue oscuro, y finalmente, se pudo prever
visual de investigación. Además, se manifestaba una la imposición de nuevas y pesadas responsabilidades, a
modificación del tema de los mellizos, los dos ocu­ saber, una revisión de la sexualidad oral y una explo­
listas. ración de la sexualidad genital. En este momento ob­
< 26 . El resultado de esta nueva investigación había
servé que el paciente había comenzado a llamar ciru­
' sido un mayor optimismo, pero también nuevas cargas jano de los ojos al oculista. Guando se lo hice notar,
ly responsabilidades; entre estas se contaban la posibi­ me dijo que el cirujano no había creído necesaria una
lidad de una sexualidad genital, un nuevo ensayo en operación.
la sexualidad oral que él había descuidado, el retiro de Ño me sorprendió enterarme en la sesión siguiente
sangre del objeto, posiblemente contaminada, y la desque otro alumno había sido enviado a una consulta
,aplicación de inyecciones. médica, esta vez con un cirujano de garganta, nariz y
Los oculistas, especialmente el segundo, representa­ oído, y también ésta vez a solicitud del padre. Al
ban también el refuerzo de los instrumentos de inves­ narrar el episodio expresó sentimientos persecutorios
tigación por algo parecido al intelecto: se suponía que respecto del cirujano en cuestión. Había tenido lugar
ellos sabían más que él. un retroceso a los niveles auditivo, olfativo y orab Mi
Durante este período fue evidente que el paciente interpretación fue que había sentido que era impo­
sentía mi presencia y que hasta la consideraba necesa­ sible mantener su progreso, y que se sentía perseguido
ria. Pero yo no debía interferir. Al paciente le mo- no sólo por las razones ya aducidas sino también por­
que el psicoanálisis, un método que involucraba el
28 W . R . B IO N V O L V IE N D O A P E N S A R 29

examen de sus problemas con todos sus sentidos, inclu­ una intensidad emocional que nunca tuvo antes de la
yendo la vista y el intelecto, era mucho más trabajoso aparición del mellizo imaginario. Ya he observado
que la psicoterapia; implicaba 1) una coordinación que el análisis no pareció ejercer ningún efecto sobre
laboriosa, que él no había podido lograr; 2) la acep­ el material edípico de la primera fase. En este punto
tación'de todas Tas partes escindidas de su personalidad del análisis pareció demostrar una mayor confianza
que él había personificado y externalízado; 3) la im­ en sus métodos de verificación de la realidad, en la
posición de responsabilidades que no era capaz de lealidad, y en su yo.
asumir, y 4) la amenaza de una castración punitiva, 28. He completado ya la presentación del material
que él no podía tolerar. Le recordé el sueño del pintor clínico del análisis de este paciente que consideré ne­
que le había presentado una factura excesiva, y le dije cesaria. En la siguiente exposición tendré que referir­
que yo era objeto de su animadversión porque fe im­ me a asociaciones de otros dos pacientes, y en home­
ponía esas responsabilidades y castigos y lo obligaba a naje a la claridad propongo que llamemos “ A ” al
retirarse a niveles que él ya había encontrado intolera­ paciente del que he hablado hasta aquí, “ B” y “ C”
bles^ Le señalé que, dado que él había dicho que el respectivamente a los otros dos.
cirujano de garganta, nariz y oído había estado de El primer punto que examinaré es la maestría y la
acuerdo con que su tratamiento era correcto, parecía confianza manifestadas por el paciente “ A ” en el em­
como, si todos los niveles indicaran que él era respon­ pleo de los mecanismos de introyección, proyección, y
sable^^ tenía el deber de restaurar el objeto lesionado. disociación, y en la personificación de las partes escin­
S
27. Le dije al paciente que debíamos tener en cuen­ didas de sí mismo. Sus reacciones contrastaban, du­
ta que el único elemento que no sufría alteración en rante el período que he descripto, con las del paciente
ninguna circunstancia era su conciencia, y que pare­ “ B” , mellizo real y una personalidad más perturbada,
cía tan exigente que él se veía llevado por ella de una que apelaba a fantasías relativas a un mellizo idéntico
situación apremiante e intimidatoria a otra similar. que parecían cumplir las mismas funciones que el me­
Las oscilaciones del paciente le ayudaron a probar llizo imaginario de “ A ” . JEste paciente parecía estar
sus métodos de verificación de la realidad, permitién­ luchando siempre con^uñTmaterial imposible de ma­
dole comparar sus descubrimientos de las fases oral y nejar. Describía los objetos introyectados como cubos
ocular. El objeto lesionado había sido concienzuda­ déTaeéro bruñido; durante las sesiones se quejaba de
mente estudiado en el nivel oral antes de someterlo al dolores en la boca, el estómago y el ano. Ingería los
escrutinio de los “ oculistas”'. No obstante, el paso a alimentos a través de un finísimo tubo; las asociaciones
los oculistas suscitó gran ansiedad y tensión, pues en co’n las que Intentaba hallar alivio en el análisis eran
lugar de resolver el problema del objeto lesionado re­ tenues y espasmódicas. Su mellizo real parecía ser un
veló la presencia de la situación edípica, que él no material tan intratable para la fantasía como lo eran
podía tolerar. La posterior sucesión de avances y re­ los alimentos. El paciente “ A ” personificaba tan bien
gresiones tuvo el fin de permitirle fortalecer el yo; pudo sus disociaciones que en algunas sesiones, como diji­
luego enfrentar la situación edípica, que ahora tenía mos, nos imaginábamos estar observando una sesión
30 W . R. BION
VOLVIENDO A PENSAR 31
de juego terapéutico con un niño. “B” parecía sentirse eran los padres en coito, a quienes él deseaba destruir
tan pobremente dotado para la exploración de las ten­ con su mirada penetrante, sádica, de rayos X, y que
siones interiores como para el contacto con la realidad, en consecuencia temía que su genitalidad fuera ame­
mientras que “A”, especialmente en las sesiones con­ nazada por el escrutinio destructor de los padres. Res­
sagradas a las consultas, cuando parecía capaz de to­ pondió con un equívoco de múltiple sentido, diciendo
lerar mi presencia en cuanto persona autónoma, me que no era digno de confianza. Tan pronto lo dijo
daba la impresión de estar demostrando, a través de comenzó a quejarse de indigestión, expresó su temor
'sus personificaciones, su esfuerzo por salvar el abismo de tener que volver al hospital, y durante el resto de
que lo separaba de la realidad, y al hacerlo introducía ¡a sesión manifestó temores respecto de los alimentos.
un factor que suscitaba esperanzas respecto del desen­ Este paciente se quejaba con frecuencia de que lo
lace de su análisis. En su verificación de la realidad perturbaba del mismo modo concluir que sus observa­
el paciente sometía también a prueba, con creciente ciones eran correctas, en cuyo caso la realidad era
confianza en los resultados, sus mecanismos para veri­ terrible, o que eran incorrectas, en cuyo caso su estado
ficar la realidad. mental era terrible. Su equívoco indicaba que, a dife­
rencia de “A”, no sentía confianza en su instrumento
29 A este respecto me parece diferir del paciente
. de investigación, el ojo y todo lo que este representaba,
“C”, del que mencionaré una asociación que no indi­ en los padres que el ojo le revelaba, ni en el yo que
caba tal confianza en la realidad ni en sus medios para tenia que asimilar el resultado de la investigación.
verificarla. “C” me contó, al regresar al análisis des­ Como “A”, regresó a un nivel oral.
pués de haber estado en un hospital, donde se había 30 Pasaré ahora a una sesión con el ya mencionado
considerado la posibilidad de tratarlo con rayos X y
.
paciente “B”. Dijo: “Creo que vi a su paciente ante­
se la habla descartado, pensando que entrañaba el rior. Vine temprano y estuve esperando. Anoche mi
peligro de la destrucción de la función genital, que mellizo me tuvo despierto toda la noche con un inter­
habla estado al lado de un paciente a quien se le hizo minable galimatías, como hace esa gente. Todo el
una transfusión de sangre, y que el donante de la tiempo tenía ganas de irme a la cama. Gracias al
misma era primo suyo. Dijo que las madres de estos psicoanálisis puedo penetrar en la mente del hombre
primos eran mellizas, y añadió, meditabundo, que su que- trabaja en la mesa de al lado mío. Me puedo
hermana tenía mellizos. Continuó diciendo que su reír de él”.
médico tenia el mismo nombre que el médico que lo Interpreté que el mellizo era mi paciente anterior,
había tratado un poco antes, cuando había sufrido que lo había hecho esperar con su galimatías. Pero
una indigestión estando en el extranjero. Hizo una podía reírse de él ahora, pues sabía cómo debía sen­
pausa y luego dijo que tenía un ojo débil, y que ade­ tirse al estar él excluido.
más veía doble si lo usaba solo. Ese defecto visual “B” continuó: “Mi laboratorista acostumbra usar el
podía ser corregido con anteojos, pero le desagradaba microscopio ordinario, pero yo prefiero el binocular.
usarlos; le corregía la visión, pero le hacían sentirse No hay duda de que con éste se puede ver mucho
bizco. Hice la interpretación de que los dos primos
32 W . R. B IO N
V O L V IE N D O A PENSAR 33
mejor. En parte él está de acuerdo conmigo. He
estado pensando cuanto mejor tratamiento se puede mente el microscopio binocular se fundaban en parte
lograr si se tiene más dinero, y esto por supuesto lo en el temor de que este hiciera parecer a un peque­
mejora más” . ñísimo mellizo un enorme padre. En el momento de
Comenté que el psicoanálisis o yo mismo le dába­ esta asociación no estaba preparado para ver juntos a
mos una visión binocular. Como resultado tenía un un padre y una madre, aunque su asociación indicaba
mayor conocimiento, y sentía que esto le ofrecía la la posibilidad de que fuera revelada una escena de ese
curación. tipo, en el caso de que se perfeccionaran sus instru­
Continuó: “ La vida es muy complicada. Usted me mentos de investigación y su habilidad para usarlos.
hace las cosas difíciles” . Esta insinuación también estaba implícita en la afir­
Repliqué: “ Usted siente ahora que la m ejor visión mación de que yo le hacía las cosas muy difíciles. Su
que le dan los dos ojos, uno de los cuales es el análisis, pretensión de poseer una intuición psicoanalítica indi­
le muestra más cosas que la mala visión monocular; caba que yo desempeñaba e1 papel del mellizo idéntico,
le hace darse cuenta de que la vida es muy complicada el mellizo imaginario de te paciente.
y difícil. Le ha hecho ver al otro paciente que viene La sesión que U , ,acrípto me indicó que “ B” había
aquí” . llegado a un punto en el que era posible interpretarme
Continuó: “ No pude comer mi almuerzo. Tenía como al mellizo idéntico. Hasta ese momento el ma­
muy buen aspecto, pero me dio náuseas” . terial edípico, aunque manifiesto, se refería como en
Le contesté: “ Cuando usted vio aquí al otro pacien­ el caso de “ A” en su primera etapa a un nivel super­
te, sus ojos le hicieron pensar que el análisis era muy ficial, y la interpretación surtía escaso efecto. Sus
agradable. Ahora comprueba que lo está envenenan­ declaraciones acerca de la necesidad de adiestrarse en
do, y no se siente capaz de aguantarlo. Tiene la im­ el uso del microscopio binocular indican una creciente
presión de que el galimatías del otro paciente, como sensación de realidad en relación con sus medios para
usted lo llama, es algo que él ha dejado para enve­ establecer contacto, y una mayor confianza en su ca­
nenarlo” . pacidad de explorar las tensiones intrapsíquicas, mien­
Continuó: “ Por supuesto, al principio es muy difí­ tras que en toda la parte anterior de su análisis yo
cil usar el microscopio binocular. Hay que aprender aparecía reiteradamente com o su cerebro, encargado
a usarlo, pero después es mucho mejor que el ordi­ de hacer la investigación por él; y esto me lleva al
nario” .
siguiente tema. ¿Por qué fue tan importante en el
Le contesté: “ Usted siente que si usa a su análisis caso de “A ” la aparición del mellizo imaginario? Y si
para penetrar en la gente y reírse de ella no ha apren­ fue tan importante, ¿por qué durante tanto tiempo los
dido a usarlo adecuadamente, y además los otros a fenómenos asociados a ella ocuparon una posición pe­
quienes usted mira le retribuyen su ataque” .
riférica, y no central?
31. El análisis ulterior mostró que las dudas que
La respuesta que sugiero es que el mellizo imagina- ■
tenía respecto de su capacidad de emplear directa­
rio data de su primera relación, y es una expresión de
34 W. R . B IO N V O L V IE N D O A PENSAR 35

' su incapacidad de tolerar un objeto que no estaba to­ rrollo del yo” ;* ¿tuvo una significación similar en el
talmente bajo su control. La función del mellizo ima­ desarrollo de “A” en el período que he intentado
ginario era por lo tanto negar una realidad distinta de exponer?
él mismo. Mi segundo interrogante se relaciona con el papel,i
Junto a esta negación de la realidad exterior estaba que jugó la visión en las asociaciones de estos tres pa­
su incapacidad de tolerar las realidades psíquicas in­ cientes. En todos estos casos parecía estar vinculada
ternas, y costó mucho trabajo hacer que esa tolerancia con el desarrollo del intelecto, como lo atestiguan el
fuera mayor. Cuando disminuyeron los temores que oculista consultado en el caso de “A”, yo mismo en el
le inspiraban sus mecanismos psíquicos, le fue posible papel de cerebro en el de “B”, y también yo en un
permitirles manifestar su presencia trasladando su re­ papel similar, del que no he tenido tiempo de hablar,
presentación a una posición más central en la corriente en el caso de “C”, y vinculada además en todos ellos f
de sus asociaciones. Recién cuando pude demostrar con la emergencia de la sexualidad genital y la si­
qué malo era yo en todos los niveles de su mente le tuación edípica. Además, cada uno de los pacientes, f
fue posible, primero, advertir sus mecanismos de diso­ según su modo individual, parecían tener problemas
ciación y personificación, y luego emplearlos a la in­ semejantes que los molestaban casi como si tuvieran
versa, por decirlo así, para establecer el contacto que relación con la visión misma. “A” destacó los esfuer­
originalmente ellos Rabian servido para destruir. Una zos que le costaba mantener una relación armónica
con los dos oculistas; “B” comparó los méritos de los
vez puesto de manifiesto el mellizo im aginario^' me
microscopios monocular y binocular; “G” habló de ,1a
concedió la existencia "en "cuanto persona real, y no
necesidad de usar anteojos para corregir su vista. To- -
una cosa creada por él mismo, hasta el momento ya dos parecían sentir que se les habían impuesto nuevas
mencionado en que se me permitió existir más o menos
cargas; en el caso de “A” lo hizo el segundo oculista,
pasivamente, observando su juego, y finalmente en en el de “B” yo mismo al hacerle las cosas difíciles, y
calidad de asesor. En la sesión con “B” que ya he
en el de “C” él dijo que los anteojos lo hacían sentir
descripto, pese a algunas apariencias en contrario, se­ bizco.
guía siendo sólo un mellizo idéntico.
En todos los casos mencionados la potencia visual
32. He dejado para el final dos hipótesis que plan­
representaba la aparición de una nueva capacidad para
tean cuestiones que no intentaré tratar de resolver. La explorar el ambiente; ha sido posible demostrar que
primera se refiere a la personificación de las partes
a este respecto los pacientes experimentaban el análisis
escindidas, punto sobre el que ya llamé la atención. como un incremento de su armamento para la inves­
f Es posible que la capacidad de personificar desdobla­
tigación, y por tanto era probable que reactivara emo­
mientos de la personalidad sea de algún modo análoga ciones asociadas a muy tempranos progresos del desa-
a la capacidad de la formación de símbolos a la que
se ha referido la señora Klein en su trabajo sobre “La * Véase M. Klein, Contribuciones al psicoanálisis, Buenos
importancia de la formación de símbolos en el desa- Aires, Hormé, 1964.
36 W. R. BION VOLVIENDO A PENSAR 37

rrollo psicológico que tuvieron el efecto similar de enfrentar un complejo edípico afectivamente cargado.
aumentar las capacidades. Sentían que el aumento de Por mi paite, no me ha sido posible interpretar el
poder les exigía un aumento de la comprensión inte­ material que me presentaron estos pacientes como
lectual. manifestación de un desarrollo puramente psicológico,
i 33. En todos los casos los poderes recién adquiridos divorciado de todo desarrollo físico concurrente. Me
lueron empleados para resolver un problema ya exis­ pregunté si el desarrollo psicológico no estaría vincu­
tente, pero se comprobó que revelaban nuevos proble­ lado con él desarrollo del control ocular de la misma
mas que requerían solución. Tenemos así que “A”, manera" en que problemas de desarrollo asociados a la
que parecía preocupado por el problema del objeto
interno lesionado y lo enfrentó con sus nuevos poderes, sr
agresión oral coinciden con la aparición de los dientes,
esto es así, tendríamos que preguntarnos si estos
procesos patológicos, que anuncian el complejo de
se encontró amenazado por la relación entre padre e
hijo. “B” mostró el mismo proceso, expresado en el des­ Edipo, no se aproximan a los primeros cuatro meses
cubrimiento de un mellizo de ningún modo idéntico de la vida del individuo. La importancia de esto para
que tenía una relación con una madre. Lo mismo la estimación del carácter correcto o erróneo de la
sucedió con “C”, pero se trató aquí de un primo que concepción de la señora Klein acerca de la temprana
recibía una transfusión de sangre donada por otro, data de la fase edípica es obvia;* si la experiencia de
í' Los tres pacientes parecían sentir que el problema otros observadores parece confirmar mis impresiones
í había existido siempre pero que su revelación prove­ puede darnos razones incidentales para inclinarnos a
nía de una mayor capacidad para la toma de con­ ubicar la fase preedípica en una edad temprana.
ciencia.
i Pudimos por tanto determinar que en todos los casos
la regresión eludía 1) el aumento de la capacidad pro­
ducido por el desarrollo psicológico, 2) los fenómenos
llevados a la conciencia por esa mayor capacidad, y
3) el desarrollo fisiológico, asociado al desarrollo psi­
cológico que revelaba la relación entre los padres
i externos.
| En todos los casos tuve la impresión de que el pa­
ciente sentía que la visión creaba problemas relativos
al dominio de un nuevo órgano sensorial. Paralelo a
esto estaba el sentimiento de que el desarrollo de la
psiquis, como el de la capacidad visual, implicaba la
emergencia de la situación edípica. En el caso de “A”
* Véase M. Klein, “El complejo de Edipo a la luz de las
fue muy notable el cambio de un tratamiento ligero y ansiedades tempranas” en Contribuciones al psicoanálisis, Bs.
superficial de la situación edípica a los esfuerzos por Aires, Hormé, 1964.
V O L V IE N D O A P E N S A R 39

Debo destacar por lo tanto que a mi parecer Ja


peculiaridad de las relaciones de objeto del esquizo­
frénico es la particularidad más relevante de la esqui­
zofrenia^ Su importancia desde mi punto de vista
deriva d e _la capacidad del pensamiento verbal de
aclarar la naturaleza de estas relaciones de objeto, en
relación con las cuales son una función subordinada.
N O TA S SOBRE L A TEORIA DE L A
35. El material es extraído del análisis de seis pa­
cientes, dos eran toxicómanos, uno padecía un estado
ESQU IZOFRENIA 1
ansioso obsesivo con rasgos esquizoides y el resto esqui­
zofrénicos con alucinaciones bien evidentes en un pe­
A ) IN T R O D U C C IO N ríodo entre cuatro y cinco años de análisis. De estos
tres últimos dos presentaban marcados rasgos paranoi-
34. En este capítulo trataré el uso del lenguaje por des y uno rasgos depresivos.
el paciente esquizofrénico y la importancia del mismo No me he apartado del procedimiento psicoanalítico
en la teoría y práctica del análisis. Más tarde discu­ que usualmente empleo en los neuróticos, teniendo
tiré los puntos de vista de otros psicoanalistas, que siempre cuidado de tomar ambos aspectos positivo y
han contribuido al crecimiento de mis propios cono­
negativo de la transferencia.
cimientos. No haré eso ahora, pero debo aclarar para
una mejor comprensión que aunque no hago recono­
cimientos específicos del hecho, la obra de Melanie
B) N A T U R A L E Z A DE LA OBSE R VA C IO N
Klein ocupa un lugar central en mi teoría psicoana-
lítica de la esquizofrenia. Doy por sentado que la EN Q U E ESTAN BASADAS LAS
explicación de términos, tales como “ identificación IN TE R PR E TA C IO N ES
proyectiva” y “ posiciones paranoide y depresiva” son
conocidos a través de su trabajo. La evidencia de las interpretaciones debe ser bus­
Aproximándome al tema a través de la considera­ cada en la contratransferencia, en los actos y en las
ción del pensamiento verbal corro el riesgo aparente asociaciones del paciente.
de descuidar la naturaleza de las relaciones de objeto La contratransferencia juega un papel importante
del esquizofrénico. en el análisis de los esquizofrénicos, pero no tengo el
propósito de referirme a esto ahora, por lo tanto pasaré
1 Publicado en el International Journal of Psycho-Analysis,
t. X X X V , n’ 2, 1954. Este trabajo fue presentado en el Sym-
a las asociaciones libres del paciente.
posium “ La psicología de la esquizofrenia” en el 18’ Con­
greso Internacional de Psicoanálisis el 28 de julio de 1953.
40 VV. R. BION VOLVIENDO A PENSAR 41
el paciente entra en la habitación, me da un cálido
C) LENGUAJE ESQUIZOFRENICO apretón de manos y mirándome fijamente en los ojos
dice: “Pienso que las sesiones no duran mucho, pero
\ 36 El lenguaje es empleado por los esquizofrénicos
. deténgame cuando salga”. Sé por experiencias ante­
de tres maneras: como un modo de actuar, como mé­ riores que este paciente se queja de que las sesiones
todo de comunicación y como modo de pensamiento. son muy pocas y que interfieren con su tiempo
El esquizofrénico demuestra preferencia por la ac­ libre. Intentó escindirme incitándome a dar dos inter­
ción en las mismas oportunidades en que otros pa­ pretaciones al mismo tiempo y esto fue visto en su
cientes se darían cuenta que es necesario pensar, por siguiente asociación cuando dijo: “¿Cómo sabe el as­
ejemplo: se acercaría a un piano para demostrar el censor qué hacer cuando aprieto dos botones al mismo
movimiento, comprendiendo así cómo alguien puede tiempo?”
locar el piano. Recíprocamente, si tiene un problema Mi segundo ejemplo tiene muchas implicaciones, en
cuya solución depende de la acción, ejemplo: estando las que no quiero entrar ahora por su importancia sobre
en un lugar y quisiera estar en otro, recurre al pen­ el tema del insomnio. La técnica depende de la com­
samiento, pensamiento omnipotente, como una forma binación de dos elementos incompatibles como ser: el
de transporte. paciente habla de un modo somnoliénto, calculado
Quiero referirme por el momento al uso del pensa­ para dormir al analista; al mismo tiempo estimula
miento como modo de acción que sirve,“ á sea a Ta la curiosidad del analista. La intención es entonces,
escisión del objeto o a la identificación proyectiva. dividir al analista a quién no le permite dormir ni
Hago notar que esto es solamente un aspecto de las mantenerse despierto.
relaciones de objeto del esquizofrénico en la cual él Mustiaré un tercer ejemplo de escisión, más ade­
disocia o bien sale y entra de sus objetos. lante, cuando describa la división, por parte de un
El primero de esos modos está al servicio de la iden­ paciente, del lenguaje del propio analista.
tificación proyectiva. El paciente’usa las palabras có­ Volviendo ahora a las dificultades del esquizofré­
mo cosas o como partes escindidas de él que trata de nico con el lenguaje, como un modo de pensamiento;
colocar dentro del analista. Una consecuencia típica he aquí una secuencia de asociaciones durante una
de esta conducta fue el comportamiento de ún paciente sola sesión pero separadas entre sí por intervalos de
que sentía que penetraba dentro de mí en el comienzo cuatro a cinco minutos.
de cada sesión y tenía que ser sacado al final de la “Tengo un problema y estoy tratando de resolverlo.”
misma. “Cuando niño nunca tuve fantasías.”
El lenguaje es nuevamente empleado como modo de “Sabia que no eran hechos, por eso los detuve.”
actuar para lá escisión de sus objetos. Esto se pone “Hoy en día no sueño.”
de relieve cuando el analista es identificado con sus Después de una pausa continuó con tono turbado:
perseguidores internos, pero también se emplea en otros “Yo no sé qué hacer ahora”. Le dije: “Hace un año
momentos. Daré dos ejemplos del uso de este lenguaje: usted me dijo que no era un gran pensador, justa-
42 W. R. BION VOLVIENDO A PENSAR 43
mente ahora dijo que estaba resolviendo un proble­ Los pensamientos verbales agudizan la conciencia de
ma, obviamente usted está pensando algo”. realidad psíquica y por lo tanto de la depresión que
Paciente. Sí. va unida a la destrucción y a la pérdida de objetos
Analista. Pero usted continuó con el pensamiento buenos.
de que no tenía fantasías en la niñez y después que La presencia de perseguidores internos como otro
no tenía sueños, luego dijo que no sabía qué hacer. aspecto de la realidad psíquica es similarmente más
Tiene que significar que sin fantasías ni sueños usted reconocida inconscientemente. El paciente siente que
no posee los medios con los cuales podría pensar su la asociación entre la posición depresiva y el pensa­
problema. miento verbal es de causa a efecto, creencia basada
El paciente aceptó esta inferpretación y comenzó a en su capacidad de integrar, y esto agrega una causa
hablar con marcada libertad y coherencia. La refe­ más a su odio al análisis bien evidente, dado que es
rencia a la inhibición de la fantasía como una severa un tratamiento que emplea pensamientos verbales en
incapacidad que obstaculiza el desarrollo, apoya las la solución de los problemas mentales.
observaciones de Melanie Klein en su artículo “Una El paciente en esta etapa se asusta del analista, aun
contribución a la teoría de la inhibición intelectual” *. cuando admite que se siente mejor, pero, y aquí está
\ 37. La marcada escisión en el esquizofrénico le di- el núcleo de nuestro problema, muestra todos los sig­
' ficulta para manejar el uso de los símbolos y por con­ nos de no querer tener nada que ver con su capacidad
siguiente el uso de sustantivos y verbos. naciente de pensamiento verbal. Esto lo deja para el
Es necesario demostrarle estas dificultades tal como analista, o como pienso es más correcto decir, que el
Aparecen y pronto daré un ejemplo. analista es sentido como más capaz de guardarle en
| La capacidad de formar símbolos depende: sí dicha capacidad, sin que ocurran desastres. Pese a
1) De la habilidad de aprehender objetos totales. todo el trabajo hecho, el paciente parece haber rever­
2) Del abandono de la posición esquizoparanoide tido al uso del lenguaje que he descripto como carac­
con su consiguiente escisión. terístico del esquizofrénico antes del análisis. Tiene
3) De la reunión de las partes escindidas y la en­ una capacidad verbal mayor, pero prefiere emplearla
trada en la posición depresiva. tal como lo hacía antes, cuando era de poca monta.
Dado que los pensamientos verbales dependen de
la habilidad de integrar, no es sorprendente encontrar D) DESARROLLO DE LA CAPACIDAD
que su emergencia esté íntimamente ligada con la po­ DE PENSAMIENTO VERBAL
sición depresiva, la cual tal como fue señalada por
Melanie Klein, es una fase de activa síntesis e inte­ 38. Para explicar porqué el paciente utiliza poco
gración. esta mayor capacidad tengo que remitirme a una ex­
* Véase Buenos Aires, Hor- periencia que parece tener un significado relevante
mé, 1964.
Contribuciones al psicoanálisis.
para él.
44 W . R. BION VOLVIENDO A PENSAR 45
Un paciente me dijo: ‘'Soy un prisionero del psico­ Irónico analizado durante cinco años; describo lo esen­
análisis” ; más tarde agregó: “No puedo escapar”. cial de dos sesiones. Tengo que advertir que la sín­
Algunos meses después, dice: “No puedo salir de tesis me ha obligado a dejar de lado muchas formu­
mi estado mental”. laciones repetidas que de hecho podrían mitigar la
Una masa de material, del cual mencionar sólo las crudeza de las interpretaciones tales como las repro­
citas no le hace justicia, se ha acumulado en tres años duzco. Pienso que la interpretación debe ser hecha
para dar la impresión de que el paciente se sentía inca­ en un lenguaje simple, exacto y maduro.
paz de escapar de una prisión que algunas veces pare­ Paciente. Recogí un pequeño pedazo de piel de mi
cía ser yo, otras veces el psicoanálisis y algunas veces su cara y me siento bastante vacío.
estado mental, que era una constante lucha con sus Analista. El trozo de piel es su pene que usted ha
propios objetos internos. Por lo tanto, muestra la arrancado y todo su interior se ha ido con él.
misma actitud hacia el pensamiento verbal que res­ Paciente. No entiendo. . . pene. . . sólo sílabas.
pecto a su potencia y su capacidad para el trabajo Analista. Usted ha disociado mi palabra “pene” en
y el amor. sílabas y ahora no significa nada.
El problema al cual me dirijo puede entenderse Paciente. No sé lo que significa pero quiero decir
mejor si es visto como perteneciente al momento en “si no puedo deletrear, no puedo pensar”.
que ,el paciente siente que ha efectuado su huida. La Analista. Ahora ha dividido las sílabas en letras, no
huida parece contribuir al sentimiento del paciente, puede deletrear, es decir no puede unir las letras para
que a veces deja vislumbrar que está mejor, pero hacer palabras. Por eso no puede pensar.
le ha costado caro. Este mismo paciente dijo: “He El paciente comenzó la siguiente sesión con asocia­
perdido mis palabras” y significó con esto, como lo ciones sin nexo y se quejó de que no podía pensar.
revelo él análisis posterior, que el instrumento con el Le recordé su sesión anterior, y entonces pudo tener
cual realizó su huida había sido perdido en el proceso. un lenguaje correcto.
La palabra, la capacidad de pensamiento verbal, im­ Paciente. No puedo encontrar ninguna comida in­
portantes para progresos futuros, habían desaparecido. teresante.
Gomo extensión parece que siente que ha alcanzado Analista. Usted siente que todo ha sido comido.
este paso como un castigo por emplear el instrumento Paciente. No me siento capaz de comprar ropas
del pensamiento verbal gara escapar de su estado men- nuevas y mis medias están llenas de agujeros.
tal anterior: de aquí la reluctancia descripta por mí, Analista. Al arrancar el pequeño trozo de piel ayer,
para usar su mayor capacidad verbal excepto como usted se lastimó tanto que no puede comprarse ropas:
un modo de acción. usted está vacío y no tiene nada con qué comprarlas.
Aquí presento el ejemplo prometido cuando hablaba Paciente. Aun cuando tienen agujeros aprietan mi
de las dificultades que causaba la escisión esquizofré­ pie.
nica en la formación de símbolos y en el desarrollo Analista. No sólo arrancó su pene sino el mío. Así
del pensamiento verbal. El paciente era un esquizo- no hay comida interesante, sólo un agujero como en
46 W . R. BION VOLVIENDO A PENSAR 47
una inedia. Pero aun esta media está llena de agu­ en cambio él compara con todo objeto imaginable
jeros, todos hechos por usted, que se han reunido para capaz de incluir un espacio. Además, debiéramos pen­
apretar, maltratar y lastimar su pie. sar que la multiplicidad de estas pequeñas cavidades
Esta y otras sesiones siguientes confirmaron que sen­ le impedirán usarlas como un sustituto del genital
tía que había comido su pene y por lo tanto no que­ femenino”.
daba comida interesante, sólo un agujero, pero este Del caso de Tausk, él dice: “Tirándose de las me­
agujero era ahora tan perseguidor que él tenía que dias estaba afligido por la idea de que debía separar
escindirlo. Como resultado de la división el agujero los puntos del tejido, es decir, los agujeros y cada
se transformó en una masa de agujeros que se reunían agujero era para él un símbolo del orificio del genital
de un modo perseguidor para apretar su pie. femenino”. Citando el caso de Reitler, dice que el
La costumbre de este paciente de pellizcarse había paciente “encontró la explicación de que su pie sim­
sido elaborada durante tres años. Al principio sólo se bolizada el pene; ponerse la media representaba un
ocupaba de los puntos negros y citaré de la descrip­ acto de onanismo”.
ción de Freud tres casos; uno obsen-ado por él mismo, Volveré ahora a mi paciente en una sesión diez días
otro por el doctor Tausk y otro por R. Reitler que más tarde. Una lágrima surgió de sus ojos y dijo con
tienen semejanza con mi paciente. una mezcla de desesperación y reproche: “Las lágri­
Están tomados de su trabajo El inconsciente (1915). mas salen ahora de mis oídos”. Este tipo de asociación
De su paciente, Freud dijo que “él se aisló de los ahora me era conocida, de manera que me di cuenta
intereses de la vida a consecuencia de la condición que se me había planteado un problema de interpre­
poco saludable de la piel de su cara”. Declara que tación. Pero para esta época el paciente que había
tiene “puntos negros” y que tiene huecos profundos estado analizándose durante seis años, fue capaz de
en su cara visibles a todo el mundo. Freud dice que un relativo grado de identificación con el analista y
estaba elaborando su complejo de castración sobre la así obtuve su ayuda. No trataré de describir las etapas
piel de su cara y comenzó a pensar que había un por medio de las cuales llegué a las conclusiones que
hueco profundo en todo lugar donde había sacado ahora expongo. Los pasos fueron laboriosos y lentos
un “punto negro”. Él continuó diciendo: “La cavidad a pesar de que teníamos el material de seis años de
que entonces aparece como consecuencia de su acto análisis al cual podíamos recurrir.
culposo, es el genital femenino, es decir, representa Parecía que lamentaba haber cometido un error, que
el cumplimiento de la amenaza de castración (o la afirmaba la sospecha de que su capacidad de comu­
fantasía que lo representa) por causa del onanismo”. nicación verbal estaba perturbada. Parecía que su
Freud compara estas formaciones sustitutivas con las frase era sólo un ejemplo más de su incapacidad de
del histérico diciendo: “Un pequeño agujero tal como unir palabras en una forma adecuada.
el poro de la piel es poco probable que sea interpre­ Después que esto fue discutido se vio que las lágri­
tado por un histérico como símbolo de la vagina que mas eran cosas malas como también el sudor que
48 W. R. BION VOLVIENDO A PENSAR " 49
emanaba de los huecos de su piel cuando se había ías palabras si no lo hacía cruelmente. En un mo­
quitado los “puntos negros” u otras cosas de la piel. mento dado pareció darse cuenta que su asociación
Su sentimiento sobre las lágrimas de sus-oídos mostró había sido el punto de partida de muchas discusiones.
ser similar a sus sentimientos sobre la orina que salía Después murmuró, “un montón de gente”. Al elabo­
del agujero que quedaba en una. persona a quien se rar esto pareció que se había apartado de la idea de
le había arrancado el pene: la mala orina todavía que su capacidad verbal estaba siendo irremediable­
salía. mente destruida por los ataques a los cuales estaba
Cuando me dijo que no podía oír muy bien, sujeta nuestra conversación, para llegar a la idea de
aproveché su comentario para recordarle que en todo que su comunicación verbal era extremadamente
caso debíamos saber porqué su mente estaba llena de voraz.
tales pensamientos en el momento presente, y le sugerí Esta voracidad era suministrada por su escindirse
que él sentía que su oído estaba defectuoso porque en muchas personas, pudiendo él estar en distintos
; mis palabras eran ahogadas por las lágrimas que ema­ lugares al mismo tiempo para oír las distintas inter­
naban de sus oídos. pretaciones que yo, también disociado en “montones
Cuando notó que tampoco podía hablar muy bien, de gente”, era capaz de dar simultáneamente, en lugar
sugerí que era porque sentía que su lengua había sido de una a una. Su voracidad y los ataques sobre la
arrancada y lo habían dejado sólo con el oído. comunicación verbal por los perseguidores internos es­
Esto fue seguido por lo que pareció una serie com­ taban por lo tanto relacionados uno coh otro.
pletamente caótica de palabras y ruidos. Interpreté 39. Es evidente que este paciente sentía que la diso­
que sentía que tenía la lengua, pero que era tan mala ciación había destruido su capacidad para pensar. Esto
como su oído, emitiendo un torrente de lenguaje des­ ero lo más serio para él, porque ya no sentía que la
truido. En una palabra, parecía que a pesar de sus acción le ofrecía una solución para el tipo de problema
deseos y de los míos no podíamos comunicarnos o bien con el que ahora estaba luchando. Este estado es equi­
él sentía que no podíamos comunicarnos. Sugerí que parado por el paciente con la locura. Cree que ha
sentía que tenía un objeto muy malo v hostil dentro perdido su capacidad para el pensamiento verbal por­
suyo que estaba tratando nuestro intercambio verbal que lo ha dejado dentro de su estado mental anterior,
con el mismo tipo de ataque destructivo que sentía o' dentro del psicoanalista o del psicoanálisis. Cree
haber lanzado contra el coito de sus padres, va sea también que su capacidad para el pensamiento verbal
sexual o verbal. le ha sido quitada por el analista a quien ve ahora
Al principio parecía sentir muy agudamente los de­ cómo una persona terrorífica. Ambas creencias dan
fectos en su capacidad de comunicarse o pensar v origen a ansiedades características. La creencia que
hubo mucho juego de palabras con la pronunciación la ha dejado en su estado mental anterior, como he­
de la palabra lágrimas (teers o tares en lugar de tears). mos visto, contribuyó a hacerle pensar que estaba loco.
Ponía el énfasis sobre todo en su incapacidad para Cree que nunca será capaz de progresar a menos que
unir los objetos, las palabras, o la pronunciación de vuelva a su anterior estado mental para recuperarla
50 W . R. BION VOLVIENDO A PENSAR 51
y no se atreve a hacerlo porque le teme, y además de la “prisión del psicoanálisis” o estado mental en el
teme verse aprisionado de nuevo por él. La creencia cual se sintió anteriormente encerrado, sin esperanza
de que e! analista le ha quitado su capacidad para el de salir. Aparentemente el paciente no se da cuenta
pensamiento verbal le hace temer el uso de su recién de que algo existe fuera del consultorio, no hay ningún
encontrada capacidad para el pensamiento verbal, por­ informe de actividad externa. Hay meramente una
que ésto podría despertar el odio del analista e indu­ existencia alejada del psicoanalista de la que nada
cirlo a repetir el ataque. es conocido salvo que él está “bien” o “mejor” y una
Para el paciente la conquista del pensamiento verbal relación con el analista que el paciente dice que es
ha sido un acontecimiento desgraciado. El pensamien­ mala. Los intervalos entre las sesiones son admitidos
to verbal está entremezclado con catástrofes y una y temidos. Se queja que está loco, expresa su miedo
dolorosa emoción de depresión, y el paciente recurre a las alucinaciones y a las ilusiones y es extremada­
a la identificación proyectiva, lo disocia y lo mete den­ mente cuidadoso en su comportamiento por temor a
tro del analista. Los resultados son otra vez desgra­ volverse loco. Vivenciar las emociones que pertenecen
ciados para el paciente, siente jihqra que la falta de a esta fase lleva hacia una evaluación más alta del ob­
esta capacidad, es lo mismo que estar Toco. jeto externo a costa del interno alucinado. Esto depen­
Por otro lado al reasumir esta capacidad le parece de del análisis de las alucinaciones del paciente y su
i ser inseparable de la depresión y teme darse cuenta, insistencia en dar a los objetos reales un papel subordi­
¡esta vez en un nivel de realidad, de que está loco, nado. Si esto se logra el analista ve delante suyo el yo y
j Este hecho tiende a dar realidad a la fantasía del relaciones objétales más normales en proceso del desa­
paciente sobre los resultados catastróficos que se acu­ rrollo. Doy por sentado que se ha hecho una adecuada
mularían si corriera el riesgo de la reintroyección de elaboración de los procesos de disociación y de la
¡su capacidad para el pensamiento verbal. No se debe ansiedad persecutoria subyacente como también de la
suponer que el paciente deja sin tocar sus problemas reintegración. H. Rosenfeld ha descripto algunos de
durante esta fase. De cuando en cuando dará al ana­ los peligros de esta fase. Mis experiencias confirman
lista una información precisa y completa de ellos. El sus hallazgos. He observado el progreso de múltiples
problema del analista es el temor del paciente, ahora divisiones a cuatro y de cuatro a dos y la gran ansiedad
bien manifiesto, al intentar comprender psicoanalíti- a medida que se desarrolla la integración con la ten­
camenfé lo que significa para él, en parte porque en­ dencia a volver a una desintegración violenta. Esto
tiende ahora que el psicoanálisis exige de él ese mismo es debido a la intolerancia respecto de la posición
pensamiento verbal que él teme. depresiva, de los perseguidores internos y del pensa­
Hasta ahora he tratado el problema de la comuni­ miento verbal. Si la escisión ha sido adecuadamente
cación entre el analista y el paciente esquizofrénico. elaborada, la tendencia de dividir el objeto y el yo al
Ahora consideraré la experiencia que adquiere el pa­ mismo tiempo, es controlada. Cada sesión es un paso
ciente, cuando atraviesa por el proceso de alcanzar hacia el desarrollo del yo.
suficiente dominio de la expresión verbal para salir
52 VV. R. BION VOLVIENDO A PENSAR 53
quien ha logrado, después de tantos años llevarlo a la
E) REALIZACION DE LA LOCURA reálízación' emocional de hechos que el paciente ha
tratado toda su vida de evitar. .
40. Una de las dificultades al tratar de aclarar el Esto puede ser más difícil, porque cuando el primer
fenómeno complejo de la relación del esquizofrénico ataque de pánico empieza a disminuir, el paciente
con sus objetos es que si el intento es exitoso es trai­ mismo empezará a sugerir que se siente mejor. Se debe
cioneramente engañoso. Ahora haré el balance tra­ dar a esto su debido valor, pero hay que tratar de evitar
tando el fenómeno que ya he descripto desde otro pun­ que sea utilizado para demorar la investigación en de­
to de vista. Deseo tomar el relato en el punto en que tállemele las ramificaciones en la situación analítica de
las partes separadas son reunidas, el paciente escapa los cambios causados en las relaciones de objeto del
de su estado mental y se introduce la posición depre­ paciente por la realización de su locura.
siva. En particular, deseo llamar la atención a esta
concatenación de los hechos cuando es aclarado por
los datos obtenidos a través del desarrollo de una capa­ F) RESULTADOS
cidad del pensamiento verbal. He aclarado que éste
es punto de cambio más importante de todo el aná­ 41. No estoy todavía preparado para ofrecer una
lisis. De modo que se podría tener la impresión de información precisa de las perspectivas del tratamiento,
que en este punto el análisis entra en aguas tranqui­ a excepción de decir que dos de los tres esquizofrénicos
las. Es necesario entonces, no dejarles ninguna ilusión a quienes me refiero, están ahora ganándose la vida.
al respecto. Lo que sucede, si_el analista ha tenido Creo que siguiendo el camino que he indicado arriba,
cierto, éxito, es que ha llevado al paciente a tomar hay razón para anticipar que el esquizofrénico podrá
conciencia de la realidad psíquica. Él paciente se da alcanzar su propia forma de ajuste a la realidad, que
cuenta que tiene alucionaciones e ilusiones, puede sen­ podrá sin menoscabo llevar el título de una “cura”
tirse incapaz de comer y sufrir de insomnio. El pa­ aunque no sea del mismo tipo que aquel logrado por
ciente tendrá intensos sentimientos de odio hacia el pacientes menos perturbados. Repito que no creo que
analista, dirá categóricamente que es loco y expresará cualquier cura, por más limitada que sea, será alcan­
coh intensa convicción y odio que el analista lo ha zada si llegado el punto que he tratado de aclarar, el
llevado a ésk,situación. El_ analista debe esperar que analista trata de reasegurar al paciente y deshace de
¡a’preocupación por el bienestar del paciente por parte ese modo todo el buen trabajo que ha llevado a que
de Tá familia la llevará a intervenir y debe estar pre­ éste pueda darse cuenta de la severidad de su con­
parado para dar una explicación satisfactoria de la dición.
alarmante situación. Debe forzarse por mantenerse en En este punto se ha logrado una oportunidad que
pugna con la cirugía y los tratamientos biológicos (elec- no se debe perder para explorar con el paciente qué
troshock) y no permitir al paciente retroceder de su es lo que quiere decir, hacer, trabajos analíticos o de
admisión de que está loco o del odio hacia su analista, cualquier otro tipo, cuando se es loco.
54 VV. R. BION

Las experiencias que he descripto me obligan a con­


cluir que al comienzo de la posición depresiva infantil,
los elementos del pensamiento verbal aumentan en in­
tensidad y en profundidad. En consecuencia los do­
lores de la realidad psíquica son exacerbados por ello y
el paciente al regresar a la posición esquizoparanoide,
se volverá destructivamente contra su capacidad em­ 4
brionaria para el pensamiento verbal como uno de los
elementos que lo han llevado a su dolor. DESARROLLO DEL PENSAMIENTO
ESQUIZOFRENICO 1

42. En este capítulo que debe ser considerado como


una introducción preliminar planteo tres cosas: a) Dis­
cuto hasta qué punto la personalidad psicótica difiere
de la no psicótica. b) Examino la naturaleza de esa
divergencia, c) Desarrollo las consecuencias de la mis­
ma. La experiencia en el Congreso de Ginebra de­
mostró que una tentativa de dar ilustraciones clínicas,
en un capítulo tan condensado como éste, confunde
más que esclarece. La presente versión, por consi­
guiente, está restringida .a una descripción teórica.
Las conclusiones a las cuales yo llego están basadas
en contactos analíticos con enfermos esquizofrénicos y
corroboradas en la práctica. El hecho de que yo haya
logrado cierto grado de esclarecimiento, se debe prin­
cipalmente a tres obras de estudio. Como ellas ocupan
un lugar muy importante en este capítulo, voy a re­
cordarlas.
Primera: la descripción de Freud, a la cual me re­
ferí en el artículo para el Congreso de Londres de
1953, sobre el aparato psíquico activado por las pre-
1 Leído en el Congreso Psicoanalítico de Ginebra, 24-28
de julio de 1955.
56 W . R. BION VOLVIENDO A PENSAR 57

siones del principio, de la realidad y, en particular, de relaciones de objeto, entre las cuales la transferencia
por esa parte del mismo que trata del reconocimiento es la principal, cuya fragilidad está en contraste mar-
consciente de impresiones sensoriales. :ado con la tenacidad con la cual se mantiene. La
Segunda: las sugerencias de Freud en El malestar prematurez, la fragilidad y la tenacidad son patognó-
en la cultura sobre la importancia del conflicto entre micas y se derivan del miedo a la aniquilación por
los instintos de Vida y de Muerte. ios instintos de muerte. El esquizofrénico está preocu-
Aunque Freud pareció retroceder sobre este punto; pádo^con este interminable conflicto, entre la destruc­
el mismo fue tratado por Melanie Klein. Melanie Klein tividad por un lado y el sadismo por otro.
cree que este conflicto persiste durante toda la vida,
y esta creencia es de gran importancia, me parece, TRANSFERENCIA
para la comprensión de la esquizofrenia.
Tercera: la descripción de Melanie Klein sobre fan­ Las, relaciones con el analista son prematuras, pre­
tasías de ataques sádicos al pecho, hechas por el niño cipitadas y muy dependientes. Cuando el paciente las
durante la fase esquizoparanoide, y su descubrimiento intensifica por la presión de sus instintos de vida y
de la identificación proyectiva. La identificación pro- muerte, dos fuerzas concurrentes de fenómenos se ma­
yectiva es una disociación de una parte de la perso­ nifiestan: Primera, la identificación proyectiva, con
nalidad del paciente y una proyección de la misma en el analista como objeto, se transforma en hiperactiva;
el objeto en el cual se instala, a veces como persegui­ resultando estados dolorosos y confusos tales como
dor, dejando empobrecida a la psiquis de la cual se Rosenfeld los ha descripto. Segunda, las actividades
ha separado. mentales y otras mediante las cuales el impulso do­
Los disturbios esquizofrénicos provienen de una in­ minante (sea instintos de vida o instintos de muerte)
teracción entre a) el ambiente y b) la personalidad. lucha para expresarse; están sometidas en seguida a
En este capítulo dejo a un lado el ambiente y dirijo una mutilación por el impulso dominado momentá-,
la atención sobre cuatro rasgos fundamentales de la neamerste.
personalidad esquizofrénica. El primero, es un predo­ * Encontrándose el paciente impulsado por el deseo
minio de impulsos destructivos tan fuerte, que hasta de escapar de los estados confusionales, y atormentado
los impulsos de amor, son invadidos por ellos y conver­ por las mutilaciones, se esfuerza en restaurar las res­
tidos en sadismo. tringidas relaciones; la transferencia se vuelve otra vez
El segundo, es un odio a la realidad, el cual como informe, como es característica de ella. No importa
Freud indicó, se extiende a todos los aspectos de la sfel paciente pasa derecho a mi consultorio, como si
psiquis que ayudan a reconocerla. Yo agrego el odio apenas estuviese consciente de mi presencia, o si de­
de la realidad interna y todo lo que contribuya a sü muestra una afabilidad expansiva y sin humor; k res­
reconocimiento. .El tercero, se deriva de estos dos y tricción de las relaciones es evidente. La restricción y
es un miedo continuo a una aniquilación inminente. la expansión se suceden alternativamente durante todo
El cuarto, es una formación precipitada y prematura el análisis.
58 W. R. B IO N V O L V IE N D O A P E N S A R 59

;epción consciente de la realidad interna y externa,


LA D IV E R G E N C IA el paciente logra un estado en que no se siente ni vivo
ni muerto.
43. En resumen: dejando a un lado el efecto del Este aparato de percepción consciente está íntima­
ambiente externo, la personalidad esquizofrénica de­ mente relacionado con el pensamiento verbal y con
pende de la existencia en el paciente de cuatro carac­ :odo lo que provee, en la etapa primitiva a que me
terísticas: a) Un conflicto nunca resuelto entre los refiero, la base de su comienzo.
instintos de vida y muerte; b) un predominio de im­ La identificación proyectiva de la percepción cons­
pulsos destructivos; c) odio a la realidad interna y ciente, y los com ienzos. del pensamiento verbal, aso­
externa; d) una relación de objeto frágil pero tenaz. ciados con ella, constituyen el factor central en la
Estas características extrañas hacen que el paciente distinción entre la personalidad psicótica y la no psicó-
esquizofrénico progrese de la posición esquizopara- cicá. A mi parecer,' esto ocurre al principio de la vida
noide a la depresiva, de una manera muy distinta de dél paciente. Estos ataques contra el yo y contra la
la personalidad no psicótica. Esta diferencia surge del base del pensamiento verbal naciente, y la identifica­
hecho de que este conjunto de características conduce ción proyectiva de los fragmentos, aseguran que desde
al uso masivo de la identificación proyectiva. Por con­ este punto en adelante habrá una divergencia cada
siguiente, es a la identificación proyectiva que quiero vez más amplia entre las partes psicóticas y no psicó-
referirme ahora, pero mi examen de ella, será limitado ticas de la personalidad hasta que, al fin, se siente que
a su despliegue por el esquizofrénico contra todo aquel no hay manera de atravesar el abismo.
aparato de percepción que, según Freud, es activado
por las exigencias del principio de la realidad.
D E STIN O DE LOS FR A G M EN TO S
EXPU LSADOS
D IV E R G E N C IA DE LA PERSON ALIDAD
PSIC O TIC A DE LA N O P SIC O TIC A 45. En la medida en que la destrucción sea exitosa,
el paciente experimenta un fracaso en su capacidad
44. Ya mencioné la concepción de Melanie Klein de p e rcep ción .T od a s sus impresiones sensoriales pa­
de la posición esquizoparanoide, y el pagel importante recen haber sufrido una mutilación de una naturaleza
desempeñado en ella por las fantasías infantiles y ata­ que haría pensar que han sido atacadas, como el pecho
ques sádicos al pecho materno. Ataques idénticos se es atacado en las fantasías sádicas del bebé. El pa­
dirigen contra el aparato de percepción, desde el prin­ ciente se ve encarcelado, en el estado mentál a que
cipio de la vida. Ésta parte de la personalidad es re­ ha llegado e incapaz de escaparse de él, porque siente
cortada, dividida en fragmentos pequeños, y entonces la falta del aparato de percepción de la realidad, el
usando la identificación proyectiva es expulsada de la cüar hace posible la huida y la libertad misma, hacia
personalidad. Habiéndose librado del aparato de per- lá cual él quisiera escapar. Este sentido de encarcela-
60 W . R. BION VOLVIENDO A PENSAR 61
miento es intensificado por la presencia amenazante Dado que estas partículas son usadas por el paciente
de los fragmentos expulsados dentro de cuyos movi­ como si fuesen prototipos de ideas —que llegarán a
mientos planetarios, él se encuentra confinado. La convertirse en palabras más tarde— esta invasión del
naturaleza de este encarcelamiento se aclarará median­ fragmento de la personalidad por el objeto contenido
te la discusión del destino de estos fragmentos expul­ pero controlador, hace sentir al paciente que las pala­
sados a la cual me voy a referir ahora. bras son realmente las cosas reales que designan, y
Dentro de la fantasía del paciente las partículas por eso conducen a las confusiones descriptas por
expulsadas del yo tienen una existencia independiente Segal, que provienen del hecho que el paciente no sim­
ejncbñtrolada fuera de la personalidad. Pero, sea que boliza sino iguala.
contengan objetos externos o que sean contenidas por
ellos, desempeñan allí sus funciones, como si la ordalía CONSECUENCIAS PARA EL PACIENTE
a que han sido sometidas sirviera sólo para incremen­
tar su número y provocar hostilidad contra la psiquis 47 El paciente se mueve ahora no en un mundo
que las ha rechazado. Por consiguiente, el paciente se .
de sueños, sino en un mundo de objetos que ordina­
ve rodeado de objetos grotescos, cuya naturaleza pa­ riamente son los accesorios de los sueños. Estos objetos
saré a. describir. primitivos pero complejos, tienen características que
en personas no psicóticas pertenecen a la materia, a
LAS PARTICULAS objetos anales, a los sentidos, a ideas, al superyó y a
las demás cualidades de la personalidad. Uno de los
46 Cada partícula es sentidá como si fuera un ob­ resultados, es que el paciente trata de usar objetos
.
jeto reaTexterno que es encapsulado en un fragmento reales como si fueran ideas, y se encuentra perplejo
de la personalidad, que lo ha envuelto. El carácter cuándo eílos obedecen a las leyes de la ciencia natural
de esta partícula completa, dependerá en parte, del y ño a las del funcionamiento mental,
objeto real; por ejemplo, un gramófono y, parcial­ í La identificación proyectiva se encuentra relacionada
mente, del carácter de la partícula de la personalidad con la incapacidad de la personalidad psicótica de
que íos envuelve. Si el fragmento de la personalidad introyectar. Si desea asimilar una interpretación, o si
es relacionado con la vista, el gramófono al pasar el quiere traer de vuelta aquellos objetos que acabo de
disco se ve como mirando al paciente; si es relacio­ describir, lo logra por la identificación proyectiva dada
nado con el oído, entonces el gramófono al pasar el jvuelta, y por el mismo camino. Esta situación fue su­
disco se ve como escuchando al paciente. El objeto cintamente expresada por el paciente que dije que
enojado, por verse envuelto, se distiende por decirlo usaba el intestino como un cerebro. Cuando le dije
así, cubre y controla el fragmento de la personalidad que él había tragado algo (es decir, que lo había en­
que lo envuelve; en ese sentido la partícula es vivida tendido) me contestó: “El intestino no traga”. La
como convertida en una cosa. doctora Segal ha descripto en su artículo, que tuve la
62 W . R . B IO N V O LV IE N D O A P E N S A R 63

suerte de leer antes del congreso, algunas de las vici­ f El hacer una tentativa de pensar involucra un con-
situdes de pacientes en la posición depresiva. Yo qui­ trol y por consiguiente un retorno a la personalidad
siera agregar ahora, que gracias a ese empleo de la 1 de las partículas expulsadas y de sus derivados. La
identificación proyectiva, el paciente, no puede integrar identificación proyectiva es entonces invertida, y la
sus'objetos sólo puede aglomerar y comprimirlos. Sea' I aglomeración concomitante, y la compresión conducen
que sienta que algo ha sido puesto dentro de él, o que a una verbalización muy compacta. Este tipo de cons­
él mismo lo ha introyectado, experimenta la entrada trucción es más apropiado para la música que para
del objeto como un asalto, una retaliación de parte ia articulación de palabras tal como se emplean en la
del mismo por su propia intrusión violenta dentro de él. comunicación no psicótica.
Además, ya que estas partículas, como lo hemos
i descripto, son cosificadas, el paciente puede sentirse
REPRESION | dividido, por su reentrada. Y también,, dado que es-
48. Es claro entonces, que mientras la personalidad ' tas partículas incluyen fragmentos de percepción cons­
no psicótica, o una parte de tal personalidad, emplea ciente de impresiones sensoriales, se experimentan los
la represión, la psicótica ha empleado la identificación ! sentidos como dolorosamente comprimidos y agudi­
proyectiva. Por consiguiente, no hay represión, y lo zados, hasta un punto intolerable. Se puede ver que
que debería ser su “inconsciente” es reemplazado por el paciente está dominado por alucinaciones táctiles,
el mundo de accesorios de los sueños en el cual, según auditivas y visuales intensamente dolorosas. La depre­
mí descripción, se mueve. sión y la ansiedad, dado que dependen del mismo
mecanismo, son intensificadas similarmente hasta que
el paciente se ve obligado a tratar con estas emociones
PENSAMIENTO VERBAL
de la manera descripta por Segal.
49. El comienzo del pensamiento verbal que he des-
cripto como perteneciendo a la posición depresiva, se
encuentra gravemente perturbado, porque es el que CONCLUSION
sintetiza y articula las impresiones, y es esencia para'
la percepción de la realidad interna y externa: por 50. Mi experiencia de estas teorías en la práctica
esa razón es sometido a continuos ataques como los me ha convencido de que el tratamiento de la persona­
que he descripto. lidad psicótica no tendrá éxito hasta que los ataques
Además, una excesiva identificación proyectiva en destructivos del paciente a su yo y la sustitución por
=la posición esquizoparanoide, impidió la suave intro- la represión y la introyección de la identificación pro-
■yección y asimilación de impresiones sensoriales, y por i yectiva, hayan sido elaboradas. Es más, yo considero
consiguiente, el establecimiento de la base firme de que hasta en el neurótico, hay una personalidad psi­
buenos objetos del cual depende la iniciación del pen­ cótica que tiene que ser tratada de igual manera antes
samiento verbal. de lograr éxito.
VOLVIENDO A PENSAR 65
52. Debo mi esclarecimiento de los puntos oscuros
que persisten en el análisis de psicóticos principalmente
a tres trabajos. Como son cruciales para la compren­
sión de lo que sigue, voy a recordárselos: Primero: la
descripción de Freud (2) que cité en mi trabajo al
Congreso de Londres de 1953 (1), sobre el aparato
5 mental que es puesto en actividad por las demandas
del principio de realidad y en particular, aquella parte
DIFERENCIACION DE LAS PERSONALIDADES del mismo que está en relación con la conciencia de
PSICOTICAS Y NO PSICOTICAS 1 los órganos de los sentidos. Segundo: la descripción
de M. Klein (5) sobre los ataques sádicos fantaseados
por el niño contra el pecho durante la fase esquizopa-
51. El tema de este trabajo, es el de que la diferen­ ranoide, y tercero: sii descubrimiento de la identifica­
ciación entre las personalidades psicóticas y no psicó­ ción proyectiva (7). Por este mecanismo, el paciente
ticas, depende de diminutas esciciones de toda aquella escinde una parte de su personalidad y la proyecta en
parle de la personalidad que está referida a la con- el objeto donde se instala, a veces, como perseguidor,
cienci5g!3ff de la realidad interna y externa, y la ex­ pero dejando la psiquis de la cual se escindió empo­
pulsión de estos fragmentos de tal forma, que ellos brecida.
entran dentro o engolfan sus objetos. Describiré este 53 Por temor de que se suponga que atribuyo el
.
proceso en detalle y luego discutiré sus consecuencias desarrollo de una esquizofrenia exclusivamente a cier­
y cómo afecta el tratamiento. tos mecanismos separados de la personalidad que los
Estas conclusiones derivaron del contacto analítico emplea, enumeraré cuáles son las precondiciones que
con esquizofrénicos y las he comprobado en mi prác­ yo supongo necesarias para que estos mecanismos ope­
tica. Les llamo la atención sobre ellas, porque me lle­ ren y sobre los que quiero focalizar la atención de
varon a consecuencias analíticamente significativas en ustedes. Está el ambiente, que no discutiré por ahora,
mis pacientes y que no deben ser confundidas ni con y la personalidad, que debe poseer cuatro rasgos esen­
las remisiones conocidas muy bien por los psiquiatras, ciales: Una preponderancia de impulsos destructivos
o con Tesa clase de mejoría que es imposible referir a tan grande, que aun el impulso a amar, es cubierto
las interpretaciones que se han hecho o a cualquier por él y convertido en sadismo; un odio de la realidad
cuerpo coherente de teoría psicoanalítica. Pienso que interna y externa que se extiende a todo lo que pueda
las mejorías que he visto, merecen una investigación despertar conciencia de la misma; pánico de aniqui­
psicoanalítica. lación inminente (7), y finalmente, la formación de
relación de objetos prematura y precipitada, con cuya
1 “Differentiation of the psychotic from the non-psychotic primera línea está la transferencia, y cuya fragilidad
personalities”. Int. ]. Psa. 38, 3-4, 1957. contrasta notoriamente con la tenacidad con la que
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es mantenida. Esa prematuridad, esa fragilidad, y la te­ rato de tomar conciencia de la realidad que Freud des­
nacidad, son patognomónicos y tienen una derivación cribió como entrando en juego ante el requerimiento
importante sobre el conflicto, nunca decidido en el del principio de realidad; y además, a una excesiva
esquizofrénico, entre los instintos de vida y de muerte. proyección de estos fragmentos de la personalidad en
54. Antes de que consideremos los mecanismos que objetos externos.
resultan de estas características, quiero exponer breve­ He descripto algunos aspectos de estas teorías en mi
mente algunos puntos referentes a la transferencia. El trabajo para el Congreso Internacional de 1953 (1),
vínculo con el analista es prematuro, precipitado y de cuando hablaba de la asociación de la posición depre­
una intensa dependencia; cuando bajo la presión de siva, con el desarrollo del pensamiento verbal y la sig­
sus instintos de vida y muerte, el paciente ensancha el nificancia de esta asociación para la toma de concien­
contacto, se ponen de manifiesto dos corrientes con­ cia de la realidad interna y externa. En este trabajo
currentes de fenómenos. Primero, la escisión de su retomo el mismo tema, solamente que en un estadio
personalidad y la proyección de los fragmentos dentro más temprano, diríamos, el comienzo de la vida del
del analista (es decir, la identificación proyectiva) que paciente. M e refiero a fenómenos de la posición esqui-
se hace hiperactiva con los consecuentes estados confu- zoparanoide que posteriormente están asociados cdn
sionales que Rosenfeld (9) ha descripto. Segundo: Jas el comienzo del pensamiento verbal. Espero que esto
actividades mentales y toda otra a través de las cuales surja así de aquí.
el impulso dominante, sea de vida o de muerte, trata 56. Las teorías de Freud y Melanie Klein a las cua­
de expresarse, "son de inmediato sujetas a mutilaciones les me referí' anteriormente, deben ser consideradas
p o r el im pulso tem porariam en te su bordin ad o. E l p a ­ ahora con más detalle. En su trabajo Neurosis y psi­
ciente perseguido por esas mutilaciones, y tratando de cosis de 1924, Freud definía uno de los hechos que
escapar al estado confusional, retoma a una relación mejor distinguía la neurosis de la psicosis: “ En la
restringida. Oscilaciones entre tentativas de ensanchar primera, el yo, en virtud de su lealtad a la realidad,
el contacto y tentativas de restringirlo se suceden con­ suprime una parte del ello (la vida instintiva) mientras
tinuamente a lo largo del análisis. que en la psicosis, el mismo yo está al servicio del ello,
55. Volviendo ahora a las características que enun­ y se retira de una parte de la realidad” (4). Presumo
cié como intrínsecas de la personalidad esquizofrénica, que cuando Freud habla de la lealtad del yo a la reali­
diré que constituyen un legado que asegura que su dad, habla del desarrollo que él describe que tiene
lugar cuando el principio de realidad se instituye. D i­
poseedor progresará a través de las posiciones esqui-
ce: “ Las nuevas demandas hacen necesario una suce­
zoparanoide y depresiva de una manera marcadamen­
sión de adaptaciones en el aparato mental, que a causa
te diferente de los que no tienen dichas características.
de nuestros conocimientos insuficientes o inciertos, sólo
La ^diferencia gira alrededor del hecho de que esta
podemos detallar en forma muy elemental” . Luego
combinación de cualidades lleva a fragmentaciones
apunta la siguiente lista: La mayor importancia de
mínimas de la personalidad, particularmente del apa­
los órganos de los sentidos dirigidos hacia el mundo
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exterior y de la conciencia ligada a ellos; la atención los fenómenos que estamos acostumbrados a asociar
a la que considera una función especial que investiga con la neurosis, nunca están ausentes y, sirven para
el mundo exterior para que sus señales sean ya fami­ complicar el análisis, cuando se ha hecho un progreso
liares si una necesidad interna urgente emerge; un suficiente al estar presentes en medio de material psi-
sistema de notación cuya tarea es la de depositar los cótícó. Sobre el hecho de que el yo mantiene contacto
resultados de esta actividad periódica de la conciencia, con la-'realidad, depende justamente la existencia de
y que él describe como una parte de lo que llamamos una personalidad no psicótica paralela, pero oscure­
memoria; el juicio, que debe decidir si una idea par­ cida por la personalidad psicótica.
ticular es verdadera o falsa; el empleo de la. descarga 57. Mi segunda modificación, es la de que el retiro
motora para una alteración apropiada de la realidad de la realidad, es una ilusión, no un hecho y emerge
y no simplemente como una descarga del aparato men­ dél despliegue de identificación proyectiva en contra
tal de un incremento de estímulo; y finalmente, el del aparato mental enumerado por Freud. Es tal la
pensamiento que es el que según Freud, hace posible predominancia de esta fantasía, que parece evidente
tolerar la frustración, que es un acompañante inevita­ que no es fantasía, sino un hecho para el paciente,
ble de la acción, en virtud de sus cualidades de forma quien actúa como si su aparato perceptual pudiera ser
experimental de acción. Como veremos, yo extiendo escindido en diminutos fragmentos y proyectado en
mucho más la función e importancia del pensamiento, sus objetos.
pero por lo demás, acepto esta clasificación de las fun­ Como resultado de estas modificaciones llegamos a
ciones del yo, que Freud adelantó putativamente, ha­ la conclusión que pacientes bastante enfermos, tanto
ciendo concreta la parte de la personalidad que trato como para ser clasificados como psicóticos, contienen
en este trabajo. en su psiquis, una parte no psicótica de la personali­
Concuerda con la experiencia clínica y esclarece su­ dad, víctima de los múltiples mecanismos neuróticos
cesos que habría encontrado infinitamente más oscuros con los cuales el psicoanálisis nos ha familiarizado; y
sin ella. una parte psicótica de la personalidad, mucho más
Haré dos modificaciones en la descripción de Freud dominante que la parte no psicótica, que existe pero
para acercarla más a los hechos. No creo, al menos como una yuxtaposición negativa con la anterior, y
en cuanto a los pacientes que encontramos en nuestra por la cual se ve oscurecida.
práctica analítica, que el yo se retire nunca totalmente Una concomitancia al odio de la realidad que
de la realidad. Diría que su contacto con la realidad, Freud remarcó, son las fantasías de ataques sádicos al
está encubierto, por la predominancia en la mente y la pecho, que ocurren en el niño psicótico, y que Melanie
conducta del paciente, de una fantasía omnipotente Klein describió, como parte de la fase esquizoparanoi-
encaminada a destruir, tanto la realidad como la con­ de (8). Quiero destacar que en esta fase, el psicótico,
ciencia de la misma, y así entonces, alcanzar un estado escinde sus objetos, y simultáneamente toda la parte
que no es ni la vida ni la muerte. Desde que el con­ de su personalidad que le daría conciencia de la reali­
tacto con la realidad nunca se pierde completamente, dad que él odia., en muy diminutos fragmentos, y es
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por eso, que el sentimiento del psicótico, es que no el sentido como que está escuchando al paciente. El
podrá nunca restaurar sus objetosPo su yo.' Como re- objeto, enojado por la situación, se hincha, .diríamos.,
sultádo de estos ataques de escisión, todos'aquellos, y cubre y controla la pieza de la personalidad que la
aspectos de su personalidad que le proveerían de fun­ engolfa; es en ese sentido que la partícula de la perso­
damentos para la comprensión intuitiva de sí mismo nalidad se jia vuelto una “cosa”._Dado que estas par­
y dé otros, están perturbados desde el comienzo. Todas tículas son de las cuales depende el paciente para
las' funciones que Freud describió, como una respuesta usarlas como prototipo de ideas —posteriormente para
evolutiva al principio de la realidad en estadios poste­ formar la matriz de la cual emergerán las palabras—
riores, es decir, conciencia de las impresiones senso­ esté~dommio de una parte de la personalidad por el
riales, la atención, lar'tnéfxioria, el juicio, el pensamien- objeto .contenido pero controlador, lleva al paciente, a
tdfha atraído contra ellosj en una forma tan primaria sentir^ que las palabras son en verdad las cosas que
como pueden poseerla al comienzo de la vida, los.ata­ nombran, y esto, aumenta la confusión, descripta por
ques sádicos de escisiones eviscerantes que las condu- Segal, porque el paciente equipara pero no simboliza.
cénlTésfar diminutamente fragmentadas y luego a ser A causa ae que el paciente, usa estos objetos bizarros,
expulsadas de la personalidad, para penetrar o enquis- para_obtener sus pensamientos, nos lleva ahora a un
tar los objetos. En la fantasía del paciente, las par­ nuevo problema. Si consideramos que uno de losxobje-
tículas del yo expelidas, llevan una existencia inde­ tivos del paciente para usar la escisión y la identifica­
pendiente e incontrolada, tanto sea contenidas en, o ción proyectiva, es la de desprenderse de la conciencia
conteniendo los objetos externos; continúan ejerciendo de la realidad, está claro que podría, adquirir el má­
sus funciones como si la expulsión S"ta cual han sido ximo de separación de la realidad,' con la mayor eco­
sujetas, hubiera servido solamente, para aumentar su nomía de esfuerzo, si pudiera lanzar estos ataques
número y provocar hostilidad contra la psiquis que destructivos contra el vínculo, cualquiera que este sea,
las había expulsado. En consecuencia, el paciente se qú5“coiiecta las impresiones de sus sentidos con la con-
siente como rodeado por objetos bizarros cuya natu­ ciehcÍa7~En mi trabajo para el Congreso Internacional
raleza-describiré a continuación. de 1953’ ( 1), mostré que la conciencia de la realidad
58. fiada partícula es sentida como consistiendo de psíquica, depende del desarrollo de la capacidad del
un objeto real que estaría encapsulado en una paTte pensamiento verbal, cuyos fundamentos están ligados
dé la personalidad que lo ha engullido. La naturaleza con~Ta "posición depresiva. Es imposible considerar
de esta partícula, completa, dependerá parcialmente, esté ahora. Los referiré al trabajo de Melanie Klein
del carácter del objeto real, digamos, un gramófono, y de 1930, sobre “La importancia de la formación de
parcialmente del carácter de la partícula de la perso­ los símbolos en el desarrollo del yo” (6), y al trabajo
nalidad que le ha engolfado. Si la parte de la perso­ para la Sociedad Británica de Psicología en 1953 de
nalidad, está en la relación con la visión, cuando el Hanna Segal (10) . En este último Segal demuestra
gramófono suena, será sentido como observando al la importancia de. la formación de símbolos y explora
paciente; si lo está con la audición, el gramófono tiene su relación con el pensamiento verba! y las tendencias
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reparatorias normalmente asociadas con la posición conciencia ligada a” las impresiones sensoriales. Me
depresiva. Y o hago referencia aquí a un estadio más apoyo en su afirmación hecha doce años más tarde
temprano de la misma historia. Creo que el daño que en su trabajo El Yo y el Ello. Allí dice que la pre­
se hace mucho más evidente en la posición depresiva, gunta: “ ¿C óm o se hace una cosa consciente?” puede
en realidad se inició en la fase esquizoparanoide, cuan­ ser más ventajosamente planteada: “ ¿ Cómo una cosa
do se echan las bases para el pensamiento primitivo, se hace preconsciente?” Y la respuesta sería: “ C o­
pero que no llega a establecerse a causa de la exage­ nectándose con las imágenes verbales que le corres­
ración de la escisión y de la identificación proyectiva. ponden” (3). En mi trabajo de 1953 (1) dije que
el pensamiento verbal está ligado con la conciencia de
59. Freud atribuye al pensamiento, la función de
la realidad psíquica; pienso que esto también es cierto,
proveer un medio para restringir la acción. Pero ade­
más dice: “ Es probable que el pensar sea originaria­ en cuanto al pensamiento preverbal del cual hablo
mente inconsciente, ya que emergió de la mera idea­ ahora. En vista de lo que he dicho de los ataques dél
ción y viró a las relaciones entre las impresiones de psicótico sobre el aparato mental que le permite tomar
objeto, y que luego se revistió con cualidades percepti­ conciencia de la realidad externa e interna, se podría
bles para la conciencia solamente a través de su cone­ esperar que el despliegue de identificación proyectiva
xión con las huellas mnémicas de las palabras” (2). sería particularmente severo, en contra del pensamien­
Mis experiencias me han llevado a suponer que existe to, de cualquier clase que sea, que estuviese dirigido
déíHe el comienzo, alguna clase de pensamiento, refe- a relaciones entre las impresiones de objeto; porque
ride—a lo que llamaríamos ideografía y visión, más si este vínculo pudiera ser roto, o mejor aún, no
q'uO"á las palabras y al oído. Este pensamiento, de­ forjarse nunca, por lo menos la conciencia de la reali­
pende de una capacidad paramuna introyección y pro­ dad podría ser destruida, aunque la realidad misma
yección de objetos equilibrada y a fortiori de la toma nunca lo fuera. Pero, en verdad, el trabajo de destruc­
ción ya está hecho a medias, por lo menos dado que
de conciencia de los mismos. _ Esto, está dentro de la
capacidad de la parte ño psicótica de la personalidad, el material del cual se forma el pensamiento en el no
en parte, a causa de la escisión y expulsión del aparato psicótico mediante una introyección y 'proyección,
de la conciencia que he descripto, y en parte, por equilibrada, no está disponible para la parte psicótica
razones que voy a describir ahora. ■déla personalidad, a causa de que la proyección e
introyección han sido desplazadas por la identificación
Gracias a las operaciones de la parte no psicótica
proyectiva y solo quedan los objetos bizarros que he
de M.personalidad, el paciente es consciente de que
descripto!
la introyección conduce a la formación del pensamien­
to inconsciente del cual Freud habla como “ aplicado i 60. En realidad, no solamente el pensamiento pri­
a las relaciones entre las impresiones de objetos” . Creo mitivo es atacado a causa de que conecta las impre-
ahora que es este pensamiento inconsciente el que siones sensoriales de la realidad con la conciencia, sino
Freud define como aplicado a las relaciones entre las ¡que dada la mayor destructividad del psicótico los
impresiones de objeto el que es responsable por “ la procesos de escisión se extienden a los vínculos, dentro
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del proceso mismo del pensamiento. Tal como lo im­ mentos, hace que desde aquí en adelante haya una
plica la frase de Freud de que el pensamiento redunda divergencia cada vez mayor entre las partes psicóticas
en las relaciones entre las impresiones de objeto, esta y no' psicóticas de la personalidad, hasta que al fin
primitiva matriz de ideografías, de la cual surge el el espacio entre ambas es sentido como imposible de
pensamiento, contiene en sí misma eslabones entre una ser cubierto.
ideografía y otra. Todos éstos son atacados, hasta que | 61. Para el paciente, las consecuencias son de que
finalmente, dos objetos, no pueden ser puestos en con­ ahora se mueve, no en un mundo de sueños, sino en
tacto de manera tal de dejar a cada uno sus cuali­ un mundo de objetos que ordinariamente constituyen
dades intrínsecas intactas y además con la capacidad los artefactos de los sueños. Las impresiones de sus
de producir un nuevo objeto mental a través de él. sentidos parecen haber sufrido una mutilación, tal co­
Consecuentemente, la formación de símbolos cuya efec­ mo si hubieran sido atacados, en la forma en que el
tividad-terapéutica depende de la posibilidad de juntar pecho es sentido que fue atacado en las fantasías sá­
dos objetos, de manera tal que su semejanza sea mani- dicas del niño (5). El paciente se siente prisionero en
fiestaT y sin embargo, su diferencia quede inalterada, ese estado mental al que ha llegado, e incapaz de es­
resulta muy dificultoso. En un estadio aun posterior, caparse, a causa de que siente que le falta el aparato
el' resultado de estos ataques de escisión se ven en la de la conciencia de la realidad, que es simultáneamente
negación de la articulación como principio para la la llave de escape y la libertad a la cual escaparía.
combinación de las palabras. Esto no significa que La sensación de aprisionamiento se intensifica por la
los objetos no pueden ser juntacfos; como mostraré más amenazadora presencia de los fragmentos expulsados,
adelante cuando hable de la aglomeración, esto no es dentro de cuyo movimiento planetario se halla el pa­
cierto de ninguná manera. Pop otra parte, desde que ciente. Estos objetos, primitivos pero complejos, par­
“lo que conecta” no solo ha sido minuciosamente frag­ ticipan de las cualidades que en la personalidad no
mentado, sino también proyectado dentro de objetos y psicótica, son peculiares a la materia, objetos anales,
unido con otros objetos bizarros, el paciente se siente sensaciones, ideas y superyó.
rodeado por minúsculos eslabones que estando impreg­ 62. La diversidad de tales objetos, al depender de
nados ahora con crueldad, unen objetos cruelmente. la sensación en la cual están sumergidos, advierte más
Para concluir la descripción de la fragmentación del de lo que la rápida indicación que he dado del modo
yo y su expulsión en, y alrededor de sus objetos, diré que se originan. La Reacción de estos objetos con el
que creo que estos procesos que he descripto son el material del pensamiento ideográfico, lleva al paciente
factor central, en tanto que tal factor pueda ser aisla­ á confundir objetos reales con ideas primitivas; y luego
do sin distorsión, en la diferenciación de la parte aTá confusión, cuando obedecen las leyes de las cien­
psicótica de la no psicótica de la personalidad. Esto cias naturales y no las del funcionamiento mental.
tiene lugar en el comienzo de la vida del paciente. Si el paciente desea recuperar uno de estos objetos, en
Los ataques sádicos sobre el yo y sobre la matriz del una tentativa de restitución de su yo, y en análisis
pensamiento, y la identificación proyectiva de los frag­ justamente, se siente impelido a hacer tal tentativa,
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tiene que recuperarlos por una identificación proyec- ría estar reemplazado por un mundo de elementos de
tiva revertida y por el mismo camino por el cual fue­ los sueños.
ron expelidas. Ya sea que sienta que uno de estos 64. Trataré ahora de describir una sesión real; es
objetos ha sido puesto de vuelta por el analista, o que una experiencia clínica basada en estas teorías más
sienta que él los ha retomado, lo mismo sentirá el bien que una descripción de las experiencias sobre las
ingreso como una agresión. El grado extremo al cual cuales basé estas teorías, pero espero que podré señalar
ha llevado la escisión de los objetos y del yo, hace que el material de sesiones previas que me llevaron a inter­
cualquier tentativa de síntesis sea muy dificultosa. pretar las cosas tal como lo hice.
Además, como se ha librado de “lo que junta”, su El paciente, en el momento de esta sesión, de la que
capacidad para la articulación, sus métodos para la describo una pequeña parte, ha estado viniendo por
síntesis son sentidos como macilentos; puede compri­ espacio de seis años. A veces llegaba con 45 minutos
mir pero no puede juntar; puede fundir pero no pue­ de atraso, pero nunca perdió una sesión; las sesiones
de articular. Como resultado de la eyección y al igual nunca sobrepasaron su límite de hora. Esta mañana
que toda otra partícula expelida, la capacidad para llegó con 15 minutos de atraso y se tiró sobre el diván.
juntar es sentida mucho peor que lo que era cuando Empleó cierto tiempo, en girar de un lado para otro,
fue evacuada. Toda articulación que tiene lugar, es ostensiblemente tratando de acomodarse. Al final,
hecha vengativamente, es decir, de una manera ex­ dijo: “No creo que consiga hacer algo hoy; debí haber
llamado a mi madre”. Hizo una pausa y luego prosi­
presamente contraria a los deseos del paciente en ese guió: “No; pensé que iba a ser así”, una pausa más
momento. En el curso del análisis, este proceso de prolongada y entonces: “Nada más que cosas inmun­
compresión o aglomeración pierde algo de su malig­ das y olores” ; y luego: “Creo que he perdido mi vista”.
nidad y entonces emergen nuevos problemas. Habían pasado 25 minutos, y yo hice aquí una inter­
63. Debo llamar la atención de ustedes a un punto pretación; pero antes de repetirla, quisiera relatar al­
que requiere un trabajo por sí mismo y por lo tanto gún material previo, que espero hará más comprensible
no puedo más que mencionarlo aquí. Está implícito mi intervención.
en mi descripción que la personalidad psicótica o Cuando el paciente maniobraba en el diván, le esta­
parte de la personalidad, ha usado la escisión y la ba observando algo que era familiar para mí. Cinco
identificación proyectiva como sustituto de la repre­ años antes me había explicado que su médico le acon­
sión. Cuando y donde la parte no psicótica de la per­ sejó una operación para la hernia y que su incomo­
sonalidad, recurre a la represión como modo de eli­ didad y sus movimientos eran a causa de la misma.
minar ciertas tendencias de la mente, tanto sea de la Pero era evidente que se trataba más que de la hernia y
conciencia como de otras formas de manifestación y la actividad racional. Le había preguntado a veces,
actividad, la parte psicótica de la personalidad intenta cuál era la causa de estos movimientos y a estas pre­
librarse del aparato del cual la psiquis depende para guntas respondió: “Nada”. Otra vez dijo: “No sé”.
llevar a cabo las represiones; el inconsciente parece­ Sentí que ese “nada” era una invitación velada a que
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me ocupara de mis propias cosas, tanto como la ne­ es realmente una hernia” dije. “No tengo idea, res­
gación de algo muy malo. Proseguí a través de sema­ pondió, sólo una hernia.” Quedé sintiendo que su
nas y años observando sus movimientos. Un pañuelo “no tengo idea”, era igual al “Sin ideas”, acerca de
fue acomodado cerca de su bolsillo derecho; arqueó los sueños y los movimientos, pero por lo menos en
su espalda ¿seguramente un gesto sexual? Un encen­ aquella sesión no pude ir más lejos. A este respecto
dedor se escapó de su bolsillo. ¿Lo levantaría? Sí. No. los movimientos y los sueños eran francos ejemplos de
Tal vez, no. Bueno, sí. Fue recogido del suelo y colo­ tentativas mutiladas de cooperación, y acerca de esto
cado al lado del pañuelo. Inmediatamente una llu­ también le había llamado la atención.
via de monedas, corrió sobre el diván hasta el suelo. 65. Se les ocurrirá, como a menudo se me ha ocu­
El paciente quedó tieso y esperó. Sus gestos parecieron rrido a mí, que estaba observando una serie de presen­
sugerir que tal vez fue imprudente recoger el encen­ taciones dramáticas minúsculas, preparaciones para el
dedor, pues había provocado la caída de las monedas. baño o la alimentación de un bebé,, o el ..cambio de
Esperó alerta, furtivamente. Y finalmente hizo la ob­ pañales, o una seducción sexual. Más a menudo, sería
servación que transcribí. Me acordé de sus descrip­ correcto decir, que la presentación era un conglome­
ciones producidas a lo largo de muchos meses, acerca rado, de.pedazos sacados de un número de tales escenas,
de las tortuosas maniobras que tenía que emprender y fue esta impresión que me llevó finalmente a su­
antes de ir al toilette, o bajar para el desayuno o tele­ poner que estaba observando una actividad ideomótd-
fonear a su madre. Yo estaba acostumbrado a recor­ ía, es decir, un medio de expresar una idea sin nom­
dar muchas de sus asociaciones libres que podían ser brarla. De aquí hay un corto paso a pensar que esta
fácilmente apropiadas, para la conducta que mostró clase de actividad motora, es la que Freud ha descrip-
en ésta como en muchas otras mañanas. Pero éstas to como característica de la supremacía del principio
fueron ahora mis asociaciones, y una vez que probé del placer (1). Porque en cuanto que yo estaba obser­
hacer uso del material en una interpretación, esa fue vando fenómenos psicóticos, el_paciento ño podía estar
exactamente la respuesta que él había dado. Una actuando como respuesta a lá percepción de realidad
interpretación que recordé, había tenido buen resul­ externa; estaba mostrando la clase de descarga motora
tado. que Freud describió como bajo la supremacía del prin-
Le señalé entonces que él había sentido más o me­ cipio del placer “ha servido para descargar el apa­
nos lo mismo acerca de estos movimientos que lo que rato mental del. incremento de estímulos, y para llevar
había sentido acerca de un sueño que me había con­ a" cabo tal tarea ha enviado inervaciones hacia el
tado -—no tenía idea acerca del sueño, ni idea acerca interior del cuerpo (expresiones gesticulares de afec­
de los movimientos. “Sí”, dijo. “Eso es.” “Y sin em­ to)”. Esta impresión, fue la que tuve de nuevo cuando
bargo, repliqué, usted una vez tuvo una idea acerca el paciente dijo: “No creo que pueda hacer algo hoy”.
de esto; pensó que era la hernia.” “Eso no es nada” Era una observación que podía referirse a la probabi­
replicó, y se quedó callado, casi astutamente diría, lidad de producir material para interpretaciones, o
para ver si yo había pescado el punto. “Así que nada igualmente a la probabilidad de que yo produjera al-
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guna interpretación. “Debiera haber telefoneado a mi que con esto, él expresaba una negación celosa de mi
madre”, podía significar que su fracaso en hacerlo era insight.
el castigo por no ser capaz de hacer análisis. También 66. Cuando el paciente dijo, después de una pausa,
significaba que su madre sabría cómo hacerlo —ella que él sabía que esto sería así, presumí con seguridad
podría obtener asociaciones de su material, o inter­ que era yo el que tenía pocas probabilidades de hacer
pretaciones de mí; algo dependía de lo que su madre algo en esa sesión y que su madre era alguna persona
significara para él, pero en este punto yo estaba a o cosa que podría habilitarlo para manejarse más sa­
oscuras. Ella apareció en el análisis como una simple tisfactoriamente. Esta impresión se fortificó más por
mujer trabajadora que había tenido que salir a trabajar la próxima asociación.
para mantener la familia; este punto de vista era sos­ Si las teorías que describí son correctas, entonces, en
tenido con el mismo grado de convicción con que cualquier situación dada, un paciente que está sufi­
sellaba sus afirmaciones de que la familia era extre­ cientemente enfermo como éste, que se hallaba inter­
madamente rica. Se dignó concederme algunos vis­ nado, tiene dos problemas para resolver: uno, pertene­
tazos de ella, como una mujer con tal cantidad de ciente a la parte no psicótica de la personalidad, y otro
compromisos sociales que le restaba escasísimo tiempo de la parte psicótica. En este caso particular, y en
para satisfacer las necesidades tanto del paciente, que este particular momento, la personalidad psicótica y
era su hijo mayor, o de su hija, dos años mayor que sus problemas todavía oscurecían la personalidad no
el paciente, o del resto de la familia. La describió, si psicótica y sus problemas. Sin embargo, como espero
algo tan inarticulado puede ser llamado descripción, mostrar, la última podía ser discernible en el material.
privada de sentido común o cultura, y sin embargo La personalidad no psicótica estaba preocupada con
habituada a visitar galerías de arte de fama interna­ un problema neurótico, es decir, un problema que se
cional. Me dejó inferir que en la crianza de los niños centraba en la resolución de un conflicto de ideas y
fue ignorante y afanosa en extremo. Puedo decir que emociones, al cual había dado lugar las operaciones
para esa época a la que me estoy refiriendo, conocía del yo. Pero la personalidad psicótica estaba dedicada
poco más de su madre real que lo que habría conocido al problema de reparar el yo, y la clave de esto residía
una persona que se ha librado de su yo en la forma en el temor de haber perdido su vista. Desde que era
que he descripto como típica de la personalidad psicó- el problema psicótico el que se imponía, me encaré
tica. Sin embargo, tenía estas impresiones y otras que con él tomando primero su última asociación. L e,
omito, y sobre ellas basé mis interpretaciones. La res­ dije que esas cosas y olores inmundos era lo que él
puesta del paciente a estas interpretaciones fueron de sentía que me había obligado a hacer, y que sentía que
franco rechazo y absoluta inadmisibilidad a causa de mé había compelido a defecar esas cosas y olores in­
ser equivocadas, o acertadas, pero inoportunamente mundos, incluyendo la vista que él había puesto en mí.
dichas, por ser sentidas, como que yo había estado El paciente saltó convulsivamente y lo vi escudriñar
usando su mente (en verdad sería su capacidad de cuidadosamente lo que parecía ser el aire que lo ro­
contacto con la realidad) sin su permiso. Se observará deaba. Entonces le dije que se sentía rodeado por
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pedazos de cosas malas y mal olientes de sí mismo, de la personalidad a causa de que la parte psicótica
iricluyéndo sus ojos que él sentía haber expulsado por era la dominante, y en esta parte, el suceso era mera­
su año. Replicó: “No puedo ver”. Entonces le dije mente significante como una ideografía para la cual
que _sentía que había perdido la vista y su habilidad no había una necesidad inmediata. Cuando por fin
para hablar a su madre o a mí, cuando se había libra­ el hecho irrumpió en el análisis, tuvo la apariencia
do de esas habilidades, evacuándolas para evitar el superficialmente, de una especie de reacción diferida;
dolor. pero tal punto de vista depende de la suposición que
67 . En esta última interpretación, yo usaba una se­ la asociación de los anteojos oscuros era una expresión
sión de varios meses antes, en la cual, el paciente se del conflicto neurótico en la parte no psicótica. Y en
quejaba de que el análisis era una tortura, una tortura verdad, no era una expresión diferida de un conflicto
de recuerdos. Le mostré entonces, como lo había evi­ de la parte no psicótica, sino como mostraré, la movi­
denciado en esta sesión con sus saltos convulsivos, que lización de una ideografía necesaria para la parte
él Había conseguido anestesiarse librándose de sus re­ psicótica para reparar de inmediato al yo dañado por
cuerdos y de cualquier otra cosa que pudiera hacerle el exceso de identificación proyectiva que he descripto.
sentir dolor. Tales obstrucciones de hechos que pasan originalmente
Eí dijo: “Mi cabeza se está partiendo; pueden ser en silencio, no son importantes por su aparición dife­
mis anteojos oscuros”. Unos cinco meses antes, yo rida, sino porque evidencian la actividad de la parte
había estado usando anteojos oscuros; el hecho no psicótica de la personalidad.
había producido reacción visible alguna desde ese día Suponiendo entonces que los anteojos oscuros son
hasta ahora; pero es menos sorpresivo el asunto si con­ aquí la comunicación verbal de una ideografía, es ne­
sideramos que al usar anteojos oscuros, yo fui sentido cesario determinar la interpretación de la ideografía.
por él como uno de los objetos a los cuales me había Temo que deberé comprimir tal vez hasta hacer in­
referido cuando describí el destino de las partículas comprensible, las evidencias que poseo. Los anteojos
expelidas del yo. Ya expliqué que la personalidad psi- contenían un recuerdo de la mamadera. Había dos
cótica parece que tuviera que esperar la ocurren­ anteojos o mamaderas, o sea, que se parecían al pe­
cia de un suceso apto, antes de que se sienta en cho. Eran oscuros a causa del desagrado y del enojo.
posesión de una ideografía apropiada para usarla en Eran de vidrio para vengarse de sus intentos de ver
la comunicación consigo mismo o con los otros. Re­ a través de ellos cuando eran pechos. Eran oscuros a
cíprocamente, otros sucesos que podrían haber tenido causa de que él esperaba a la oscuridad para espiar a
significación inmediata para la personalidad no psi- sus padres en coito. Eran oscuros a causa de que había
cótica, son desaprovechados a causa de que son senti­ tomado la mamadera, no para sacar leche, sino para
dos significantes, solamente como ideografías que no ver lo que sus padres hicieron. Eran oscuros porque
sirven para una necesidad inmediata. En el ejemplo él los había tragado y no solamente la leche que con­
presente el problema creado por mi uso de los anteojos tenían. Y eran oscuros a causa de que los buenos obje­
oscuros, estaba oscurecido para la parte no psicótica tos claros se habían hecho negros y malolientes dentro
84 W. R. BION VOLVIENDO A PENSAR 85

de ellos. Todos estos atributos fueron logrados a través Paciente. El fin de semana; no sé si aguantaré.
de las operaciones de la parte no psicótica de la per­ Esto es un ejemplo de la forma en la cual el pa­
sonalidad. Agregado a estas características, estaban ciente sentía que había reparado su capacidad de con­
aquellas que he descripto como perteneciéndoles como tacto y podía por lo tanto decirme que era lo cjue
parte del yo expulsada por identificación proyectiva; sucedía a su alrededor. Este era un fenómeno ya
por ejemplo, su odio por sí mismo, como parte de sí familiar para él y no se lo interpreté. En cambio le
mismo, que él había rechazado. Usando este cúmulo dije:
de experiencias analíticas, y aun concentrado en el Analista. Usted siente que debe poder seguir sin
problema psicótico, es decir, fa necesidad de reparar mí. Pero para conseguirlo, siente que necesita poder*
el yo para poder encarar las demandas de la situación ver qué sucede a su alrededor, aun para poder comu­
externa, le dije: nicarse conmigo; para poder contactar conmigo a la
Analista. Su vista ha vuelto a ponerse dentro suyo, distancia, tal como hace con su madre, cuando usted
pero le parte la cabeza; usted la siente como una vista le telefonea; así que trató de reobtener su habilidad
muy mala a causa de lo que usted le ha hecho a ella para mirar y hablar de mí.
antes. Paciente. Brillante interpretación. (Con brusca con­
Paciente (moviéndose con dolor, como si protegiera vulsión.) ¡Dios mío!
su canal posterior). Nada. Analista. Siente que puede ver y comprender ahora,
Analista. Parecería ser su canal posterior. pero lo que ve es tan brillante, que le causa un in­
Paciente. Censuras morales. tenso dolor.
Le dije que su vista, los anteojos oscuros, fueron sen­ Paciente (apretando sus puños y mostrando mucha
tidos como una conciencia que le castigaba, en parte, tensión y ansiedad). Lo odio.
porque había tratado de librarse de ellos para evitar Analista. Cuando usted ve, aquello que usted mira,
dolor, y en parte, porque él los había usado para es­ —la pausa del fin de semana y las cosas que espía en la
piarme, así como había espiado a sus padres. No siento oscuridad— lo llenan de odio y de admiración ha­
que haya hecho justicia a lo compacto de la asociación. cia mí.
Se observará que no he podido ofrecer una suges­
tión, en cuanto a que podía estar estimulando estas Creo que en este punto la restauración del yo im­
reacciones en el paciente. Esto no es extraño porque plicó que el paciente se había enfrentado con su pro­
estoy tratando con un problema psicótico que al con­ blema no psicótico, la resolución de sus conflictos
trario del no psicótico, está relacionado precisamente neuróticos. Pienso así por las reacciones de las siguien­
con la destrucción de todo el aparato mental que trae tes semanas en que mostró su incapacidad de tolerar
conciencia de los estímulos de realidad, y por consi­ los conflictos neuróticos estimulados por la realidad y
guiente, no puede discernirse la naturaleza y ni aun la sus tentativas de resolverlos por identificación proyec­
existencia de tales estímulos. Sin embargo, la siguiente tiva. A esto seguía tentativas de usarme como su yo,
observación del paciente dio la clave. ansiedades acerca de su insania, posteriores tentativas
86 W . R. BION VOL'VIENDO A PENSAR 87
para reparar su yo y volver a la realidad y la neurosis; ciencia de la realidad interna y externa, es de esperar
y así el ciclo se repetía. que estará sujeto una y otra vez, a lo largo del aná­
68. He descripto esta parte de una sesión en detalle, lisis, a destructivas escisiones e identificaciones pro-
porque puede ser usada para ilustrar varios puntos sin yectivas. He descripto el comienzo del pensamiento
sobrecargar al lector con un número de ejemplos dife­ verbal como perteneciendo a la posición depresiva,
rentes de asociaciones e interpretaciones. Lamento pero la depresión propia de esta fase, es en sí misma,
tener que excluir material muy llamativo y dramático, algo por lo cual la personalidad psicótica protesta, y
porque incluirlo implicaría agregar una abrumadora en consecuencia, el desarrollo del pensamiento verbal
cantidad de descripción del diario análisis con su carga cae bajo ese ataque, siendo sus elementos expulsados
de claras incomprensiones, errores y demás, lo que de la personalidad a medida que se desarrollan por la
produciría un cuadro completamente confuso. Al mis­ identificación proyectiva cada vez que ocurre la depre­
mo tiempo, no quiero dejar dudas de que el approach sión. En su trabajo del Congreso Internacional de
que describo, es el que según mi opinión, produce 1955, Hanna Segal (11) describió la manera por la
sorprendentes resultados. El cambio que tuvo lugar en cual la psiquis maneja la depresión; los remitiría a
este paciente durante las semanas en las que pude aquella descripción complementándola con esa parte
demostrar el interjuego que acabo de describir, fue tal de la posición depresiva que he incluido aquí, en la
que creo cualquier analista lo aceptaría de veras como discusión sobre el desarrollo del pensamiento verbal.
una mejoría psicoanalítica. La conducta del paciente Pero dije que aun en la fase más temprana, la posición
se ablandó; su expresión se hizo mucho menos tensa. esquizoparanoide, los procesos del pensamiento que ya
En los comienzos y finales de sesiones podía mirarme estarían en desarrollo son también destruidos. En este
a los ojos y no me evadía, ni como era frecuente antes, estadio no hay problema de pensamiento verbal sino
fijaba la mirada lejos como si yo fuera la superficie solamente progreso de un pensamiento primitivo de
de un espejo delante de la cual él ensayaba algún tipo preverbal. Una identificación proyectiva excesiva
drama interior, peculiaridad que me ayudó a menudo, en este estadio tan temprano impide una introyección
a darme cuenta de que yo no era una persona real adecuada y la asimilación de las impresiones senso­
para él. Infortunadamente estos fenómenos no son riales, y por lo tanto niega a la personalidad una base
fáciles de describir, y no intento hacerlo, porque quiero firme sobre la cual la iniciación del pensamiento pre­
llamar la atención sobre una mejoría que he encon­ verbal pueda proseguir. Además, no solamente el
trado, y aún encuentro en otros pacientes, sorpren­ pensamiento es atacado por ser en sí mismo un ele­
dente y desconcertante. Como toca el tema principal mento vincular, sino que los factores que llevan a la
de este trabajo, volveré sobre él retomando la discusión coherencia de los pensamientos en sí, son igualmente
teórica que he interrumpido para introducir mi ejem­ atacados en tal forma, que al final los elementos del
plo clínico. pensamiento, las unidades diría, de las cuales se cons­
69. Si el pensamiento verbal es lo que sintetiza y truye el pensamiento, ya no pueden ser articuladas.
articula las impresiones y es así esencial para la con­ El desarrollo del pensamiento verbal, por consiguiente.
88 W . R. BION VOLVIENDO A PENSAR 89
está comprometido tanto por los ataques continuos que mente avanzado. El almacenaje de tal suceso para ser
he descripto como típicos en la posición depresiva, usado como ideografía, se aproxima a la descripción
como por el'hecho de la larga historia de ataques so­ de Freud de la búsqueda de datos de manera tal, que
bre cualquier clase de pensamiento, de cualquier clase ya’seaíT familiares si surge una urgente necesidad in­
que preceda. terna, como una función de atención, como uno de
El esfuerzo de pensar que es una parte del eje cen­ lolTásjaéctos del yo. Y también nos muestra, si bien
tral 'de todo el proceso de reparación del yo, incluye rudimentariamente en este ejemplo, una ingeniosa
el jjso de modos preverbales primitivos que han’ sufri­ aglomeración que sirve para transmitir significados.
do la mutilación y la identificación proyectiva. Lo que La* mejoría sorpresiva y desconcertante de que hablé,
significa que las partículas del yo expulsadas, y sus tendría que ver con esto de la aglomeración ingeniosa.
acúmulos, tienen que volver a estar bajo control y por Porque encontré, no solamente que los pacientes re­
lo tanto dentro de la personalidad. La identificación curren más y más al pensamiento verbal ordinario,
proyectiva es entonces revertida y los objetos vuel­ mostrando así un aumento de la capacidad del mismo
ven por el mismo camino por el que fueron expelidos. y una consideración mayor por el analista como ser
Esto fue expresado por un paciente que decía que humano, sino que se hacen cada vez más hábiles en
tenía que usar un intestino y no un cerebro para pen­ el manejo de este lenguaje más bien aglomerado cjue
sar" y reforzó la agudeza de su descripción corrigién­
dome en una ocasión posterior, cuando le hablé de articulado. Lo importante del lenguaje civilizado es
haber tomado algo tragándolo; el intestino no traga, que simplifica grandemente las tareas del pensador o
me dijo. Para volver, estos objetos deben ser compri­ del que habla. Con tal instrumento los problemas
midos. Debido a la hostilidad con que. fue rechazada pueden ser resueltos, a causa de que por lo menos
la función de articulación, ahora un objeto, los objetos pueden ser establecidos, sin el mismo ciertos interro­
solamente pueden ser unidos inapropiadamente o aglo­ gantes, cualquiera que sea su importancia, no podrían
merados. Sugerí en mi ejemplo clínico, que los anteo­ siquiera ser propuestos. Lo extraordinario es el tour
jos oscuros eran un ejemplo de esta clase de aglome­ de forcé por el cual primitivos modos de pensamiento
ración de objetos bizarros que eran el producto de la son usados por el paciente para establecer temas de
identificación proyectiva del yo. Además, debido a la gran complejidad. Y esto mejora aun con nuevos y
incapacidad del paciente para distinguir entre tales bien recibidos progresos. Y digo bien recibidos, por­
objetos y los objetos reales, es que debe esperar por que aún no estoy satisfecho de que sea correcto ignorar
sucesos apropiados que lo provean con ideografías que el contenido de una asociación porque trabajar con
sus'impulsos de comunicar requieren. Este caso fue lo ella tendría al analista hablando infinitamente más
recíproco de esto, es decir, un ejemplo de almacenaje tiempo que al paciente. ¿ Cuál es por ejemplo la inter­
de un suceso no a cuenta de su significación neurótica, pretación correcta del contenido de “censuras mora­
sino por su valor como ideografía. Esto significa que les”? Y habiéndolo decidido, ¿cuál es el procedimiento
este particular uso de los anteojos oscuros es franca­ correcto? ¿Hasta donde debe seguir uno la aclaración?
90 W . R. BION VOLVIENDO A PENSAR 91
Las partículas que deben ser empleadas participan su yo y la substitución de la identificación proyectiva
de las cualidades de las cosas. El paciente parece sen­ por la represión e introyección deben ser elaboradas.
tir ésto como un obstáculo adicional en sus reentradas. Considero que esto es también verdad eryri neurótico
Como esos objetos expelidos por identificación pro- severo, en quien creo hay una personalidad psicótica
yectiva se vuelven infinitamente peores después de la oculta por la neurosis tanto como la personalidad neu­
expulsión que lo que eran cuando fueron originaria­ rótica está oculta por la psicosis en el psicótico, y que
mente expelidos, el paciente se siente forzado, asaltado, tiene que ser descubierta.y tratada.
y torturado por este reingreso, aun deseado por él.
Esto se ve en el ejemplo que di por el movimiento
convulsivo del paciente y por su sorprendente reacción
a la “brillante” interpretación. Pero esto último, tam­ BIBLIOGRAFIA
bién. muestra que los sentidos, como parte del yo' ex­
pelido, también son "dolorosamente comprimidos al 1) Bion, W. R. (1953). “Notas sobre la teoría de la es­
reingresar.'.Esta'es a menudo la explicación de las ex­ quizofrenia” . Int. J. Psycho-Anal., vol. 35, 1954. Cap.
•IV de este libro.
tremadamente dolorosas alucinaciones táctiles, auditi­ 2) Freud, S. (1911). “Los dos principios del suceder psí­
vas"}- visuales presas de las cuales parece estar labo­ quico”. Bibl. Nueva, tomo 2, pág. 495.
rando. La depresión y la ansiedad, estando sujetas a 3) — (1923). El yo y el ello. Bibl. Nueva, tomo 2, pág. 9.
4) — (1924). Neurosis y psicosis. Bibl. Nueva, tomo 2,
lós mismos mecanismos, son igualmente intensificadas pág. 449.
hasta que el paciente se ve obligado a encararlas con la 5) Klein, M. (1928). “Estadios tempranos del complejo
identificación proyectiva, como ha descripto Segal. edípico”, en Contribuciones en psicoanálisis, Buenos Ai­
res, Hormé, 1964.
6) — (1930). “La importancia de la formación de los sím­
bolos en el desarrollo del yo”, en Contribuciones al psi­
CONCLUSION coanálisis, Buenos Aires, Hormé, 1964.
7) — 1946). “Notas sobre algunos mecanismos esquizoides” ,
70. La experiencia de estas teorías en la práctica en Desarrollos en psicoanálisis, Buenos Aires. Hormé,
1967.
me ha convencido que ellas tienen real valor y con­
8) — Desarrollos en psicoanálisis, Buenos Aires, Hormé,
ducen a mejorías que todo psicoanalista debe sentir 1967.
como merecedoras de prueba y escrutinio. Recípro­ 9) Rosenfeld, H. (1952). “Tranference-phenomena and
camente, no creo que pueda lograrse un progreso real Tranference-analysis in an Acute Catatonic Schizoprenic
con psicóticos hasta que no se dé todo el valor a la Patient”. Int. J. Psycho-Anal., vol. 33.
10) Segal, H. (1955). “Paper on Symbol-formation read to
divergencia entre la personalidad psicótica y no psicó- the Medical Section of the British Psychological Society” .
tica, y en particular al rol de la identificación pro­ 11) — (1956). “Depression in the Schizophrenic” . Int. J.
yectiva en la parte psicótica de la personalidad como Psycho-Anal., vol. 37.
reemplazante de la regresión en la parte neurótica de
la personalidad. El ataque destructivo del paciente a
VOLVIENDO A PENSAR 93

disfrazadas, provienen del análisis de un paciente al


que se había diagnosticado como esquizofrénico, pero
que actualmente ya no lo es. Arrojaron luz sobre el
caso las experiencias con otros dos pacientes sometidos
al análisis y que recibieron el mismo diagnóstico. Es­
pero ofrecer el mínimo de hechos necesarios para la
comprensión, y pasaré de inmediato a las descripciones
clínicas.
SOBRE LA ALUCINACION1 72. El paciente ha llegado puntualmente y yo lo he
hecho pasar. Com o lo he estado analizando durante
algunos años y ya hemos trabajado bastante no me
71. Las descripciones de alucinaciones de las que sorprende que se presente sin mayor ceremonia, aun­
tengo conocimiento carecen de la precisión necesaria que no siempre lo ha hecho así. Al entrar en la habi­
para ofrecer material para la interpretación psicoana- tación me dirige una rápida mirada; ese franco escru­
lítica. En este trabajo expongo algunas observaciones tinio es un fenómeno que ha aparecido en los últimos
detalladas de alucinaciones y los resultados posteriores. seis meses, y sigue siendo una novedad. Mientras yo
Espero demostrarles que esta observación de los pro­ cierro la puerta va hasta el pie del diván, de cara a
cesos alucinatorios es esencial y fecunda. la almohada y a mi sillón, y permanece inmóvil, con
El contenido del trabajo es muy circunscripto, y se ha los hombros caídos, las rodillas dobladas y la cabeza
excluido gran cantidad de material que hubiera con­ inclinada hacia el sillón, hasta qüe paso al lado suyo
tribuido a una mayor claridad. Debo indicar dos im­ y me dispongo a sentarme. Tan ligados a los míos
portantes clases de hechos que sufren esta limitación. parecen sus movimientos que cuando comienzo a sen­
tarme parece soltarse un resorte en él. Cuando des­
En primer lugar, todo el material de este trabajo de­
ciendo para sentarme se vuelve hacia la izquierda, lenta
riva de la aplicación práctica de las teorías que expuse
y suavemente, com o si algo fuera a derramarse o a
en el trabajo presentado a la British Psycho-Analytical
romperse si hiciera un movimiento precipitado. Cuan­
Society el 6 de octubre de 1955 sobre la “ Diferencia­
do he terminado de sentarme se interrumpen sus m o­
ción de las personalidades psicóticas y no psicóticas” . vimientos, com o si ambos fuéramos parte de un mismo
Me veo obligado a dar por supuesto que el lector
juguete mecánico. El paciente, que ahora me da la
conoce esas teorías y el reconocimiento que entonces
espalda, se detiene en un momento en que su mirada
expresé de mi deuda con la obra de Melanie Klein y
se dirige hacia el suelo, cerca del ángulo del cuarto
sus colaboradores en este campo. En segundo lugar, que estaría a su derecha y frente suyo si estuviera
debo destacar que las descripciones clínicas, aunque reclinado en el diván. Esta pausa dura apenas un se­
gundo y termina con un estremecimiento de la cabeza
1 International Journal of Psycho-Analysis, vol. 39, parte
5, 1958. v los hombros tan leve y rápido que podría suponer
94 W . R. BION VOLVIENDO A PENSAR 95
que me he equivocado. Sin embargo, marca el fin de he referido era la señal de que ya se la había comple­
una fase y el comienzo de la siguiente; el paciente se tado. Entonces, y sólo entonces, comenzaba la aluci­
sienta en el diván preparándose para acostarse en el nación. No quiero decir que esto me fuera revelado
mismo. por la conducta del paciente en esta serie de sesiones.
Se reclina lentamente, con la vista fija en el mismo Se fue manifestando gradualmente a lo largo de años
ángulo del suelo, la cabeza moviéndose hacia adelante hasta que finalmente noté, cosa que a su debido tiempo
de tanto en tanto mientras se acuesta, como si temiera él me confirmó, que sentía que sus órganos sensoriales
perder la visión de ese rincón. Su examen es circuns­ expulsaban así como recibían. Propongo esto como el
pecto, parece tratar de evitar las consecuencias de ser primer paso para comprender los fenómenos alucina-
sorprendido durante el'mismo. torios : si el paciente dice que ve un objeto ello puede
Finalmente está acostado; después de unas pocas significar que ha percibido un objeto externo o que
miradas subrepticias más se queda quieto. Luego ha­ está expeliendo un objeto a través de sus ojos si dice
bla : “Me siento muy vacío. No he comido casi nada, que oye algo ello puede significar que está expulsando
pero no puede ser por eso. No, es inútil; hoy no podré unjom dojdjque no es^ lo mismo que hacer un ruido;
hacer nada más”. Queda nuevamente en silencio. si dice que siente algo eso puede significar que está
Hasta el momento esta sesión no difiere demasiado expulsando una sensación táctil a través de la piel. La
de muchas otras. No sé bien cuándo comienzo a per­ conciencia del doble significado que pueden tener dos"
catarme, entre las diversas formas de apertura, de los verbos relativos a los sentidos para el psicótico puede
rasgos sobre los que he llamado la atención. La pauta permitirnos a veces percibir un proceso alucinatorio
seguramente ha sido la misma a menudo, aunque en­ antes de que se manifieste por signos más familiares.
cubierta por otros rasgos que requerían más urgente Pasemos ahora al contenido de la alucinación: ¿ qué
interpretación. Era una experiencia común con este es? Primero restringiré mi atención al objeto supues­
paciente el darme cuenta gradualmente de una pauta tamente depositado en el ángulo de la habitación:
de conducta que, al reconocerla, me parecía ya fami­ hago esto porque, a juzgar por las miradas del pacien­
liar. Por el momento deseo referirme solamente a un te, se trata de lo que más le preocupa. Evidentemente
aspecto que tiene que ver con la alucinación. es un objeto hostil: su expulsión ha dejado vacío al
Guando, el .paciente me miraba, estaba llevándose paciente; su presencia lo amenaza y le hace temer que
una parte mía dentro de él. La tomaba con sus ojos, ya no podrá hacer otro uso de la sesión. Esto me lo
como luego se lo interpreté, como si con los ojos pu­ hacen saber el carácter de su inspección del objeto y
diera succionar algo de mí. Esto me era retirado antes el significado fácilmente accesible de sus frases inco­
de sentarme y luego expulsado también por los ojos, nexas, en su nivel superficial.
de modo que quedaba depositado en el ángulo dere­ Pero tengo presente además el final de la sesión del
cho de la habitación, donde él podía observarlo mien­ día anterior. El paciente se había mostrado hostil, y
tras descansaba en el diván. La expulsión se comple­ manifestó temores de asesinarme. Pude demostrarle
taba en pocos minutos. El estremecimiento al que me que estaba escindiendo sentimientos penosos, princi-
96 W . R. BION VOLVIENDO A PENSAR 97
pálmente envidia y deseos de venganza, de los que reunía con tal violencia que aparecían la fisión y la
esperaba desembarazarse introduciéndolos en mí. Allí fusión en términos de explosiones atómicas. El des­
terminó la sesión. Melanie Klein ha indicado que doblamiento que yo había observado a lo largo de
este mecanismo le ocasiona problemas al paciente sus­ todo el análisis fue cambiando de carácter hasta que
citando temor al analista, que ahora contiene a una en el ejemplo que he dado se lo efectúa con una sua­
parte mala de aquél. El análisis de este paciente me vidad y una consideración hacia la estructura y la
había familiarizado con esta secuencia, de modo que función psíquicas, que cabe dudar de que la natu­
estaba en condiciones de prever que una sesión con raleza intrínseca de la actividad siga justificando una
este final se prolongaría en la siguiente. Y eso es lo apelación que está basada en la evolución histórica del
que sucedió; lo ocurrido en la sesión que estoy descri­ análisis del paciente. Freud usó indiferentemente los
biendo demostró que tenía razón en interpretar su términos desdoblamiento y disociación (“Algunos as­
conducta como un intento de retirarme esos malos pectos de un estudio comparativo de las parálisis his­
aspectos de él, antes de afrontar el tema principal de térica y orgánica” ), pero me parece que los fenómenos
la sesión, la ingestión de la cura. que he observado en este y en otros pacientes con
73. Las alucinaciones y la fantasía de que los sen­ trastornos graves responden mejor al término “desdo­
tidos emiten tanto como reciben indican la gravedad blamiento” * tal como lo usa Melanie Klein, dejando
del trastorno del paciente, pero hay que señalar un al término “disociación” libre para su empleo en los
aspecto benigno del síntoma que antes no se mani­ casos de actividades más benignas. Los procesos de
festaba. El desdoblamiento, el uso evacuatorio de los desdoblamiento originales manifestados por este pa­
sentidos y las alucinaciones eran empleados al servicio ciente 'erañ violentos y se proponían producir minúscu­
del deseo de curación, y podemos considerarlos por las fragmentaciones y ocasionar separaciones totalmen­
consiguiente actividades creadoras. La comparación te opuestas a las líneas divisorias naturales entre una
de esta experiencia con otras anteriores puede arrojar parte o una función de la psiquis y otra. La disocia­
luz sobre todas ellas. En primer lugar, la última expe­ ción, en cambio, parece ser menos violenta y respetar
riencia tiene una coherencia y un grado de integración los límites naturales entre objetos totales, y en realidad
ausentes en las sesiones anteriores. Hasta las frases sigue esas líneas demarcatorias al efectuar la separa­
inconexas trasmitían una impresión sin gran dificultad, ción; el paciente que disocia es capaz de sufrir una
y la curiosa síntesis de movimientos en la que se ar­ depresión. Me parece también que la disociación re­
monizan paciente y analista a modo de autómatas vela la dependencia de un pensamiento verbal ele­
reúne a dos objetos, aunque la relación entre ambos mental preexistente, como lo indicaría la afirmación
esté desprovista de vida. Finalmente, el desdobla­ de Freud en el sentido de que “en las parálisis histé­
miento es similar al que ha descripto Melanie Klein ricas interviene la idea popular de los órganos y del
como separación del pecho bueno y el pecho malo,
del amor y el odio. Este paciente había intentado por * Splitting: Ha sido traducido indistintamente como des­
lo menos tres años y medio antes reunir objetos. Los doblamiento o escisión. (N. del T .)
98 W . R. BION
VOLVIENDO A PENSAR 99
\ cuerpo en general”. Cuando desee destacar el aspecto de otros datos para apoyar la interpretación, de ma­
evolutivo de la actividad en la historia del análisis del nera que respondí: “Supongo que ahora está viendo
paciente seguiré usando el término desdoblamiento; a ese hombre enfrente suyo”. Contestó: “Se ha puesto
cuando desee hablar de un proceso benigno vinculado todo oscuro. No puedo ver. Estoy encerrado”. Esta
con la parte no psicótica de la personalidad hablaré respuesta puede parecer enigmática, como me lo pa­
de disociación. reció a mí, hasta que me di cuenta de que cuando
Espero que esté claro ahora que estoy hablando de mecanismos psicóticos ocupaban el primer plano de
un paciente psicótico que ha llegado a una etapa en su actividad mental el paciente pensaba que yo em­
la que podemos observar impulsos creadores, y pode­ pleaba los mismos mecanismos y modos de pensamien­
mos inclusive considerarlos como motivos de mecanis­ to. Teniendo en cuenta este hecho pude darme cuenta
mos mentales que al comienzo de su análisis parecían de que el paciente pensaba que seguramente yo había
estar totalmente subordinados a impulsos destructivos. visto al hombre que era visible para él. Como expliqué
En esta ocasión no le di al paciente las explicaciones en otro lugar, los objetos extraños de los que se siente
que he ofrecido aquí pues, como he dicho, él estaba rodeada la parte psicótica de la personalidad en los
ya familiarizado con el hecho de que no estaba seguro momentos de hiperactividad de la identificación pro-
de si una sensación dada era el signo de que había yectiva se componen siempre de una variedad de ele­
introducido algo dentro suyo o el signo de que había mentos, uno de los cuales es una parte de la misma
expulsado o estaba expulsando algo. Puedo dar una personalidad del paciente. Por consiguiente, si yo ha­
idea de algunas de las dificultades de interpretación bía visto a ese hombre, había succionado a través de
mencionando un episodio de una de las primeras se­ mis ojos una parte de la personalidad del paciente,
siones en las que comenzó a hacerse evidente la natu­ mezclada con ese objeto. Se observará que describo
raleza de la experiencia alucinatoria. Había llamado con algún detalle las manifestaciones clínicas de los
la atención del paciente hacia el hecho de que cuando estados de confusión mental que han sido descriptos
él decía, con todas las muestras de una ansiedad per­ por Melanie Klein y confirmados por Herbert Ro-
secutoria, “Se me llenan los ojos de lágrimas”, quería senfeld. Por lo tanto le dije que él sentía que una
decir que esas lágrimas llegaban a sus ojos desde afue­ parte de sí mismo había sido devorada por mis ojos,
ra y que iban a dejarlo ciego. Luego de eso se sentó que no habían ingerido solamente al hombre que vio
y se quedó mirando fijamen'e la pared opuesta, con sino también a un trozo de él mismo.
una postura muy similar a la que exhibía al expulsar Para volver a la sesión que constituye la fuente prin­
un objeto depositándolo en el ángulo derecho de la cipal de mi material clínico para este trabajo, haré
habitación, y que ya he descripto. Cuando, según me una descripción resumida a partir del momento de mi
parecía, la evacuación se había completado, dijo: “Un interpretación de la actividad alucinatoria como in­
hombre me dijo que estaba bien sentirse deprimido”. tento del paciente de manipular las partes peligrosas
Yo estaba seguro de ser el hombre en cuestión y de de su personalidad. He dicho que después de sus
que eso era lo que me había oído decir, pero carecía frases inconexas el paciente volvió a caer en silencio.
i 00 W . R. BION VOLVIENDO A PENSAR 101

Mientras yo exponía mi interpretación hizo movimien­ todo lo sucedido en la sesión hasta ese momento, como
tos convulsivos, limitados casi enteramente a la parte si se tratara de un palimpsesto en el que era necesario
superior de su cuerpo. Parecía experimentar cada sí­ buscar otra configuración por debajo de lo ya revelado
laba proferida por mí como una puñalada. Se lo se­ en mi interpretación. Antes de entrar a tratar esta
ñalé y me dijo que sentía que una cosa muy mala le configuración le interpreté al paciente un aspecto de
estaba siendo introducida violentamente, en parte por la situación hacia el que llamo la atención de ustedes.
mí, que según él pensaba estaba tratando de desem­ Me refiero al hecho de que el paciente juega un papel
barazarme del objeto que él había dejado dentro mío, dominante, y expresa, con desusada intensidad, la con­
y en parte por él mismo, pese a que había tomado la fianza en su capacidad de comunicar cosas que le pa­
precaución de no comer casi nada. Su apetito persistía, recen de interés a una persona a quien considera apta
aunque él no quería ser voraz porque sentía que ya para comprenderlas. Pero, le dije, yo era además una
no ejercía ningún control sobre esa voracidad. parte del cuadro que él había pintado, por cuanto
No expliqué mi referencia a la voracidad porque había hecho de él mismo y de mí dos autómatas en
supuse que por el trabajo analítico anterior el paciente una relación recíproca, pero carente de vida. Con­
ya estaba familiarizado con el hecho de que a menudo testó : “La radio de al lado me tuvo despierto anoche”.
empleaba sus ojos como órganos de ingestión, para Yo sabía que él asociaba fuertes sentimientos per­
satisfacer su apetito, aunque el objeto se esforzara por secutorios a todo aparato eléctrico, y le dije que se
preservarse negándole el contacto físico. En este caso sentía atacado por la electricidad que para él era si­
mi suposición fue correcta, pero en realidad he com­ milar a la vida y el sexo que él les había quitado a
probado a menudo que esas hipótesis, que si son acer­ los dos objetos que había expulsado de sí mismo al pin­
tadas me permiten desembarazar la interpretación de tar su cuadro. “Eso es”, contestó, y agregó que no
un exceso de detalles, no están al alcance de la com­ sabía qué iba a suceder después de la sesión, que ter­
prensión del paciente hasta el momento en que se de­ minó precisamente en este momento.
sarrolla su capacidad de integración. De esta sesión, como de algunas otras en las que se
Los movimientos convulsivos cesaron y él dijo: “He logró un grado similar de integración, el paciente dijo
pintado un cuadro”. Su silencio posterior significaba que había sido una “buena” sesión, y en cierta medida
que ya estaba en mi poder el material para la inter­ se puede considerar a esto una gratificante confirma­
pretación siguiente. ción de mis propias estimaciones. Pero yo había no­
74. Hay que buscar los contornos del cuadro pin­ tado que tales sesiones eran sucedidas con gran regu­
tado por el paciente en la totalidad del material del laridad por “malas” sesiones, por sesiones en las que
que mi interpretación ha esclarecido hasta el momento el paciente parecía regresar a un estado de ánimo rea­
sólo un aspecto, a saber, aquél que yo consideré cen­ cio a la cooperación, y presentaba un material que
trado en el objeto malo que él había retirado de mí con frecuencia me resultaba casi imposible interpretar.
y depositado de inmediato en el ángulo derecho de Su preocupación por lo que podría suceder después de
la habitación. Por consiguiente yo debía considerar la sesión mencionada se debía parcialmente a que él
102 W . R. BION VOLVIENDO A PENSAR

mismo se daba cuenta de ese hecho. No le agradaba- estar molesta. Tal vez fue por mi voz. Pero el café
la perspectiva de perder lo que ahora consideraba un era realmente bueno. No sé por qué no tendría que
estado de ánimo agradable, o sea, aquél que acompa­ gustarme. Cuando pasé por los establos me pare:::
ñaba a su conciencia de cooperación. El análisis de que las paredes estaban combadas hacia afuera. Volví
esto había revelado cierto número de otras causas, tales más tarde, pero todo estaba bien”. No puedo recons­
como: el odio o la envidia del analista o del paciente, truir lo que siguió. Continuó hablando, vacilante, c: n
o de la colaboración de ambos, en pro de una buena pequeñas pausas, durante cinco minutos o más. En
tarea creadora; un método para expiar los sentimientos conjunto, la muestra que he dado representa bastante
de culpa asociados al hecho de estarse beneficiando; o bien al material, excepto en cuanto a las referencia;
la expiación de los sentimientos de culpa por haber al café y a los establos, que en esta etapa del análisis
incurrido en algo que, siendo una cooperación cordial, tenían ya muchas asociaciones para el paciente y para
era para el paciente un acto sexual. Esto último pro­ mí, pero el material posterior no tenía ningún valor
bablemente se aplica en particular a la sesión que he asociativo que yo pudiera percibir, cualquiera que
descripto, dado que en mi interpretación se implicaba fuese su sentido para él.
que existía un vínculo sexual, aunque se lo negara. 75. Como he dicho, yo estaba familiarizado con este
En efecto, la sesión siguiente tuvo muchos de los tipo de conducta. Había sido lo común en las primeras
rasgos de una de las llamadas malas sesiones, aunque fases del análisis y era habitual después de “buenas”
si la expongo no es porque no arrojara luz sobre nues­ sesiones, pero debo agregar algo para aclarar el ca­
tros problemas, sino precisamente porque lo hizo. Me rácter del problema que hube de enfrentar en esta
resulta muy difícil describirla porque no es posible sesión. Aunque no lo muestra el relato que he hecho,
tomar notas, aunque se lo intente inmediatamente des­ este paciente era capaz de una expresión verbal cohe­
pués de terminar la sesión, de largas verbalizaciones rente. Durante el último año, en cierta ocasión n:e
cuyo significado, en caso de tener alguno, es elusivo. había demostrado que era capaz de hacer un examen
Puedo asegurar que la descripción de la conducta que psicoanalítico de una experiencia afectiva que habla
pude interpretar es razonablemente exacta. tenido, con una buena comprensión de su estado de
El paciente entró, me dirigió una rápida mirada, ánimo y del trabajo analítico realizado en los años
esperó que yo llegara a mi silla, y luego se acostó sin anteriores. Había sido en respuesta a una interpreta­
más rodeos. Con voz monótona dijo: “No sé qué es ción que le pareció que menoscababa su inteligencia,
lo que podré hacer hoy. En realidad estuve bastante aunque en realidad había mostrado lo mucho que ha­
bien ayer”. En este punto noté que su atención comen­ bía aprendido y el uso que era capaz de darle. Nada
zaba a errar, y que vacilaba al hablar. Esta introduc­ podía contrastar tanto con el estado de ánimo c ae
ción era muy común como preludio a una mala sesión. manifestó en ese arranque que el estado de ánimo cae
Prosiguió: “Me siento realmente ansioso. Un poco. mostraba habitualmente, y que era el que exhibía er.
Pero supongo que eso no importa”. Continuó, vol­ la sesión de la que hablo ahora. Parecía como si fuera
viéndose más incoherente: “Pedí un café. Ella pareció necesario repetir todas las interpretaciones que yo ya
104 W. R. BION VOLVIENDO A PENSAR 105
había ofrecido, pero era igualmente obvio que esas en condiciones de ir más allá de unas pocas sugestiones,
interpretaciones no le dirían nada nuevo. Y en efecto, bastante obvias, como la de que a él le parecía que eso
su respuesta a la interpretación que yo hice demostró era algo importante que debía contarme, o la de que
que mi suposición era correcta. Le señalé que él me él pensaba que yo era una persona que podría enten­
estaba mostrando “cuánto” podía hacer, pero sin pre­ derlo.
ocuparse por la calidad. Contestó que había colocado 76. No puedo decir qué fue lo que en esta sesión
su gramófono en el asiento, lo que era su manera de rne hizo darme cuenta por primera vez de que el pa­
indicar que mi interpretación combinaba las caracte­ ciente tenía una alucinación. Tal vez fue el hecho de
rísticas de un disco que él ya conocía y de una defe­ que manipulaba al análisis y a mí mismo de tal modo
cación. Muy poco después conjeturé acertadamente que yo sentía que no era ya un objeto independiente,
que esta respuesta era mucho más que una simple sino que él me trataba como a una alucinación. Tuve
crítica. la sospecha de que cuando dijo que había puesto su
Yo no deseaba repetir interpretaciones que casi se­ gramófono en el asiento me estaba negando vida y
guramente él podía hacer por sí mismo, pero hubo existencia independiente en la silla analítica, y estaba
casos dudosos en los que me pareció que la repetición considerando a mis interpretaciones alucinaciones audi­
era necesaria. Los efectos de estas interpretaciones no tivas. No hice de inmediato esta interpretación, sino
me alentaron a intentos ulteriores del mismo tipo. que dije que según parecía él estaba reactivando un
Sentí que había agotado mis explicaciones, y me es­ estado de ánimo que podíamos suponer que ahora era
forcé más por indagar las posibles causas del retorno para él importante conservar, en cuanto objeto bueno.
del paciente a una pauta de conducta que parecía des­ Su respuesta fue mover la cabeza y los ojos como si
mentir la eficacia de todo enfoque analítico de sus mis palabras fueran objetos visibles que pasaran sobre
problemas. Algo había sucedido, ¿pero qué? Le llamé su cabeza para ir a chocar contra la pared opuesta.
la atención sobre el hecho de que estaba teniendo lo Ya había manifestado esta conducta en una fase ante­
que él llamaba a menudo una “mala” sesión, y que rior, y yo la había presenciado también en otros pa­
seguramente había una razón para eso. Pareció acep­ cientes. Rodrigué presenció un comportamiento simi­
tar el hecho, pero no dio ninguna explicación, ni pude lar en un niño psicótico. En ocasiones anteriores in­
yo descubrir ninguna en el material presentado. La terpreté esa conducta diciéndole que significaba que
única razón que no se me ocurrió, pero que según lo él veía mis palabras como si fueran cosas, y las seguía
indicaron sucesos posteriores podría haberme dado al­ con la vista. Se mostró aliviado, y casi divertido, y
guna comprensión del material, fue la posibilidad de pareció estar de acuerdo con que veía mis palabras
que hubiera tenido un sueño. como si fueran objetos evacuados, al modo de trozos
Este paciente había comenzado a relatarme ocasio­ de excrementos. Pensé entonces que la alucinación
nalmente sus sueños. Este era un hecho relativamente tenía un efecto tranquilizador, pues veía que mis in­
reciente, databa de sólo tres o cuatro meses atrás, pero terpretaciones, que él consideraba objetos persecuto­
ante la ausencia de asociaciones no me había sentido rios, pasaban por encima de él sin hacerle daño. Le
106 W . R. BION
VOLVIENDO A PENSAR 107
dije que nuevamente estaba viendo cosas que pasaban ción le permitió seguir con sus asociaciones. Fueron
sobre su cabeza, y le recordé las ocasiones anteriores. similares a las del comienzo de la sesión, pero .con una
Esta vez se mostró ansioso y dijo: “Me siento vacío. diferencia. Dijo que había visto un cuadro en D. . .
Es mejor que cierre los ojos”. Permaneció en silencio Incluía un pene. Se lamentó de haber arruinado un
y muy ansioso, y luego dijo, según me pareció un poco cuadro haciéndolo hermoso en lugar de feo. Luego
a modo de disculpa: “Tengo que usar mis oídos. dijo: “Todos los sonidos se convierten en cosas que
Parece que estoy oyendo muy mal”. Esta asociación veo en tomo mío”. Le interpreté que nuevamente
me hizo percatar de que él no veía una relación directa estaba transformando a mis interpretaciones en soni­
entre yo mismo y la pared opuesta, como supuse que dos, que evacuaba luego a través de los ojos, de modo
había sucedido en ocasiones anteriores. Estaba reci­ que las veía como objetos que lo rodeaban. Contestó:
biendo mi interpretación por los oídos, pero de una “Entonces todo lo que me rodea está hecho por mí.
manera que le parecía “muy mal”, o sea, cruel y des­ Esto es megalomanía”. Después de una pausa dijo:
tructiva. De ser así, las interpretaciones eran absor­ “Me gusta mucho su interpretación”. Entre parénte­
bidas y transformadas por sus oídos, y expulsadas por sis, debo agregar que a partir de este momento pude
sus ojos. Esto me pareció tan extraordinario que sólo darme cuenta de que era muy común que este pacien­
después de un momento se me ocurrió una explicación. te, al recibir una interpretación que por alguna razón
La presenté en la siguiente interpretación: “Usted está le disgustaba, diera muestras de estar alucinado. Se
sintiendo, le dije, que sus oídos mascan y destruyen movía hacia adelante en el diván, como si mirara algo
todo lo que yo le digo. Se siente tan ansioso por des­ en uno de los ángulos más apartados del cuarto. Se
embarazarse de ello que de inmediato expele los trozos hizo evidente que estas eran repeticiones frecuentes
por los ojos”. Le recordé que cuando había deseado del mecanismo que he estado describiendo. Más ade­
lante me referiré a algunas de las implicaciones de
vorazmente ingerir algo, lo había ingerido por los ojos, este sustituto de la negación.
pues con los ojos podía llegar a cosas lejanas que no 77. A partir de aquí sus asociaciones se volvieron
podía tocar con la boca. Proseguí: “Ahora está usan­ menos coherentes. Lamentablemente no puedo refe­
do los ojos con el fin opuesto, es decir, para arrojar rirme a este material con precisión, por razones que
esos fragmentos desmenuzados de interpretación tan espero se harán evidentes. Las asociaciones parecían
lejos como sea posible”. El paciente pareció sentirse consistir de fragmentos de frases, referencias inconexas
muy atemorizado, pero había un tono de alivio en su a lo que yo supuse eran hechos reales, y cierta cantidad
voz cuando dijo estar de acuerdo. Le llamé la aten­ de material que tenía sentido para mí porque había
ción sobre su temor. Respondió que se sentía dema­ aparecido en otras sesiones. Durante bastante tiempo
siado débil para continuar; “Me estoy desvaneciendo”. concentré mi atención en este desfile de asociaciones,
Le sugerí que me tenía miedo porque sentía que me dejando de lado el peculiar acompañamiento consti­
estaba destruyendo a mí mismo junto con mis interpre­ tuido por un continuo comentario sobre el modo en
taciones, y también porque él no podía obtener sufi­ que se sentía. Cuando este comentario se hizo notorio,
cientes interpretaciones para curarse. Esta interpreta­
108 W. R. BION VOLVIENDO A PENSAR 109

me percaté de la siguiente pauta: asociación, asocia­ noche, mientras estaba en la cama, y probablemente
ción, asociación, “realmente un poco ansioso”, asocia­ mientras dormía. Pensé que los “sueños” tenían tan­
ción, asociación, “sí, ligeramente deprimido”, asocia­ tas características comunes con las alucinaciones que
ciones, “un poco ansioso ahora”, y así siguiendo. Su era posible que verdaderas experiencias alucinatorias
comportamiento era singular, pero la sesión terminó en el consultorio arrojaran luz sobre el sueño psicótico.
sin que yo pudiera hacerme ninguna idea clara acerca A partir de lo que he dicho acerca de las alucinaciones
de lo que sucedía. Le dije que no sabíamos por qué se llega fácilmente a la suposición de que cuando un
se habían desvanecido toda su intuición y su conoci­ paciente psicótico dice que ha tenido un sueño, piensa
miento analíticos. “Sí”, dijo compasivamente, y si era que su aparato perceptivo expulsa algo y que el sueño
posible expresar con una palabra “y creo que también es una evacuación mental estrictamente análoga a una
su intuición ha desaparecido”, eso quiso decir este “sí”. evacuación intestinal. El paciente no puede hablar de
En la sesión siguiente comenzó a expresarse con la un sueño sin mucho trabajo analítico previo, y no pue­
naturalidad que manifestaba en las raras ocasiones en de dejar de sentir, habiendo participado en "eseTrir-
las que hablaba de modo racional y coherente. “Hace bajo analítico, que si excreta un sueño tiene que ha­
uno o dos días, dijo, tuve un sueño peculiar.” Du­ berlo ingerido antes en alguna oportunidad. Dicho
rante esta breve comunicación su voz fue adquiriendo brevemente, para el pñcotico el sueno es la evacuación
un tono deprimido, y al final del mismo toda natu­ de un material que ha sido ingerido durante las horas
ralidad había desaparecido. “Usted figuraba en él”, de vigilia. Es necesario mucho tiempo para que el
agregó, y se hizo evidente que no iba a enterarme de sueño psicótico se haga lo bastante coherente como
nada más respecto al sueño, por lo menos por el mo­ para ser comunicable. Dudo de que antes de esto se
mento, y que no ofrecería asociaciones sobre el par­ lo ponga en relación con objetos percibidos. Después,
ticular. Eso no me preocupó demasiado pues ya había creo que siempre se lo hace. Teniendo esto en cuenta,
llegado a ciertas conclusiones acerca del carácter de la comprensión del sueño del paciente se hace más
los sueños psicóticos. Había observado que sólo des­ fácil. Subsiste empero un problema: ¿por qué dice el
pués de un considerable trabajo analítico el paciente paciente que ha tenido un sueño peculiar? Yo espe­
psicótico llega a mencionar un sueño, y que cuando lo raba que la sesión esclarecería este punto. Entretanto
hace parece pensar que ha dicho todo lo necesario dije que este sueño y la “buena” sesión habían sido la
una vez que ha comunicado el hecho de que ha tenido causa, que no habíamos encontrado, de la reactivación
un sueño. Me pareció que esperaba que yo dijera del estado de ánimo que se presentó en la “mala”
algo. No me resultaba claro por qué el paciente lla­ sesión. “Yo estaba loco”, contestó. Ya antes había
maba sueño a su experiencia, ni de qué manera la aplicado los calificativos de “loco” o “insano” al refe­
distinguía de otras experiencias que, aunque él las rirse a los estados de ánimo en que las alucinaciones,
había descripto de diversos modos, a mí me parecieron la escisión, la identificación proyectiva y la confusión
ser alucinaciones. Llegué a la conclusión de que el eran elementos dominantes. Yo no hacía comentarios
paciente se refería a algo que le había sucedido de al respecto, pero empleaba el término “loco” cuando
110 W . R. BION VOLVIENDO A PENSAR 111
servía como método rápido para referirse a este com­ “Su sueño lo ha asustado y perturbado porque cuando
plejo estádo de ánimo. También lo usé ahora. Le yo aparecí en él usted pensó que era una persona real
dije: “Usted parece sentirse loco cuando niega mis que su mente había engullido y estaba perdiendo du­
interpretaciones absorbiéndolas y expulsándolas de in­ rante el sueño. Le hizo pensar que durante el análisis
mediato. Seguramente ha sentido que ellas tienen algo estuvo destruyendo vorazmente una persona real y no
que ver con el sueño peculiar. ¿Por qué se está mo­ meramente una cosa”. De inmediato comenzó a hablar
viendo así?” muy racionalmente de una visita que proyectaba ha­
Mi pregunta fue suscitada por una serie de contor­ cerle a su hermano. Le señalé el cambio de su con­
siones convulsivas del tórax. Dijo que no sabía. “Mis ducta a partir del momento en que le hice la inter­
pensamientos van demasiado rápido.” pretación de su sueño. “¿Qué sueño?”, contestó. Y
78. Cada vez que el paciente se había conducido de luego, como para disimular su confusión, agregó: “Oh,
este modo, por lo menos en las últimas etapas de su sí, creo qué lo había olvidado”, pero no tuve la im­
análisis, me había hecho recordar la descripción que presión de que lo hubiera recordado. Un poco después
hace Freud de la actividad motriz antes del estable­ dijo que creía que había hecho algún progreso, pero
cimiento del principio de realidad, señalando que ella que se sentía muy deprimido, no sabía por qué. El
no está dirigida a la alteración del ambiente sino trabajo analítico realizado en las dos semanas siguien­
a desembarazar al “aparato psíquico de la acumu­ tes me convenció de que mis sospechas respecto de su
lación de estímulos”. Le dije que ese era su modo sueño y las interpretaciones basadas en ellas eran sus­
de manifestar sus sentimientos. “Como sonreír”, re­ tancialmente correctas. Vi confirmada mi impresión
plicó. Entonces cesaron sus movimientos, y comenzó de que la aparición de objetos completos en los sueños,
una serie de asociaciones que tenían las mismas carac­ y también'BfTotros contextos, es a la vez un signo de
terísticas que las presentadas en la última parte de la progreso y ¿1 anuncio de una depresión que puede
sesión anterior. Preguntándome aun por qué el pa­ alcanzar una peligrosa intensidad si no se investiga
ciente consideraría peculiar al sueño, escuché sus aso­ su fuente. La “peculiaridad” del sueño, para el psicó-
ciaciones inconexas, acompañadas por los comentarios tieo, no reside en su irracionalidad, su incoherencia y
de “ansioso”, “ligeramente ansioso”, y “deprimido”. su fragmentación, sino en la revelación de objetos que
Después de algún tiempo me pareció percibir una pau­ el paciente ve como objetos totales, aptos por lo tanto-
ta. Era como si su serie de asociaciones fuera una para suscitar los intensos sentimientos de culpa y de­
prolongada evacuación; algunas frases eran inconexas, presión que Melanie Klein ha vinculado con el co­
otras más articuladas. Aunque no podía estar seguro mienzo de la posición depresiva. Se ve en su presencia
de eso, pensé que su mención de la ansiedad estaba una prueba de que objetos reales y ^valiosos han sido
asociada al material más fragmentario, mientras que destruidos. Sin embargo, el pasaje inmediato a la
decía estar deprimido cuando los segmentos tendían a fragmentación no ofrece ningún alivio real, como lo
formar conjuntos más articulados. Por lo tanto, le dije: hé señalado al exponer la corriente asociativa acompa­
ñada por los comentarios del paciente sobre sus sentí-
112 W . R. BION VOLVIENDO A PENSAR 113
mientas, pues se limita a reemplazar la depresión por 79. La comprensión del material requiere una refe­
la ansiedacTpersecutoria. rencia a ciertos fenómenos colaterales. Durante el pe­
» La situación que estoy describiendo presenta dos ríodo que estoy describiendo, el paciente se quejaba
rasgos peligrosos. H. Rosenfeld ha observado que el de que no podía distinguir lo real de lo irreal, de que
paciente que compagina fragmentos para formar un no sabía si algo era una alucinación o no. En mi tra­
objeto completo puede sentirse tan perturbado por la bajo sobre la “Diferenciación de las personalidades
cohesión de los fragmentos que se produce una frag­ psicóticas y no psicóticas” he señalado una de las con­
mentación inmediata y explosiva. En mi trabajo titu­ secuencias del uso excesivo de la identificación proyec-
lado “Algunas notas sobre la teoría de la esquizofre­ tiva, a saber, un estado en el cual el paciente se siente
nia” confirmé ese hecho, y me parece conveniente rodeado de objetos extraños, compuestos en parte de
comparar los datos allí presentados con esta oscilación objetos reales y en parte de fragmentos de la persona­
menos explosiva pero peligrosa que estoy exponiendo lidad, especialmente aquellos aspectos de la personali­
ahora. El peligro reside en la posibilidad del suicidio, dad que Freud consideró que se presentan en el curso
o bien en la del regreso a la posición esquizoparanoide del desarrollo normal bajo el signo del principio de
que se caracteriza por una fragmentación secundaria realidad. Entre ellos estaba la capacidad de juicio del
impuesta sobre la ya grave fragmentación primaria paciente. Su queja de que no podía distinguir lo real
que Melanie Klein ha señalado como característica de de lo irreal era una de las consecuencias de la expul­
la posición esquizoparanoide. Parecería como si el sión de su psiquis, mediante el mecanismo de identi­
paciente, regresando de la posición depresiva, se vol­ ficación proyectiva, de la capacidad de juzgar. Par­
viera con odio y ansiedad aun mayores contra los frag­ tiendo de la teoría que propuse en esa ocasión sería
mentos que han demostrado su capacidad de unirse, y natural suponer que entre esos objetos extraños sería
los escindiera meticulosamente; el resultado es el peli­ posible hallar algo análogo a la capacidad de juzgar.
gro de una fragmentación tan minuciosa que la repa­ Mi experiencia me ha persuadido de que hay que
ración del yo se hace imposible y la situación del pa­ buscar estos objetos extraños particulares en las co­
ciente es irremediable. munmente llamadas “ideas delirantes” del paciente. En
Considero que esta fase de progreso hacia, y retirada su trabajo sobre “Construcciones en análisis” (1937)
de, la posición depresiva es crítica, y una de las razones Freud sugiere que las ideas delirantes pueden ser los
es que el peligro de suicidio puede oscurecer la impor­ “equivalentes de las construcciones que elaboramos en
tancia del regreso a la posición esquizoparanoide, y el curso del tratamiento analítico, intentos de explica­
en particular el hecho de que la fragmentación secun­ ción y curación”, pero señala que en las condiciones
daria es un elemento inherente de esa retirada, y si de la psicosis serán necesariamente ineficaces. Durante
no se lo percibe y se lo interpreta, puede no sólo com­ este período del análisis noté que las ideas delirantes
prometer los posibles progresos del análisis sino tam­ del paciente tenían ese carácter, y que algunas de ellas
bién invertir la dirección del proceso anunciando un eran intentos de emplear los objetos extraños al servicio
deterioro del que el paciente no podrá recuperarse. de una intuición terapéutica. De ser así, el hecho pue-
V O LV IE N D O A P E N S A R 115
114 W . R. B IO N

homicida que Freud describió como bajo la influencia


de permitir una definición de la relación entre idea del principio de placer. Freud sugirió que en esa etapa
delirante y alucinación. las acciones del paciente no tienen por fin producir
80. Terminaré esta exposición con dos comentarios un cambio en el medio circundante sino descargar los
que me parecen de interés. El primero se refiere a la estímulos acumulados en el aparato psíquico, y corres­
naturaleza de las experiencias alucinatorias que he ponden por consiguiente a los movimientos musculares
descripto. Parecen estar más próximas a las que Freud del tipo involucrado en los cambios del semblante y la
llamó alucinaciones histéricas que a las psicóticas. que expresión. Supongamos que en tal estado de ánimo el
sólo aparecieron en las fases anteriores del análisis. paciente siente el impulso de expresar sentimientos
Me inclino a pensar que este hecho está en relación amorosos hacia una joven a quien ve como posible
directa con un aumento de la capacidad del paciente consorte; y además, que siente contrariado ese propó­
para tolerar la depresión. La diferenciación de los sito por la presencia de sensaciones de impotencia y de
dos tipos de alucinación, histérica y psicótica, puede sentimientos de odio y envidia hacia los padres que él
referirse a una diferencia en el contenido. La aluci­ cree que poseen, negándole a él su uso, el pecho o el
nación histérica contiene objetos totales y esta'aSociada pene que otorgan a su poseedor potencia en la expre­
a la depresión; la alucinación psicótica contiene ele=- sión del amor. En esta situación lo dominan senti­
meñtos análogos á objetos parciales. En el paciente mientos de impotencia, envidia y odio que son acre­
psicótico encontramos ambos tipos de alucinación. centados por una sensación de frustración y de inca­
Concluiré este trabajo llamando la atención sobre cier­ pacidad de tolerar la frustración. Por encima de todo
tos aspectos acerca de los cuales no puedo extenderme está la sensación de un amor obstruido. De inmediato
en esta ocasión. En primer lugar, granjparte de la siente la urgente necesidad de desembarazar a su psi-
intensidad del temoT del paciente a cometer un asesi­ quis del odio y la envidia destructores, en aras de la
nato proviene de su creencia de que ya ha cometido expresión de los sentimientos de amor hacia su objeto.
uno. Las razones de esta creencia aparecen en asocia­ La ausencia de impulsos a alterar el ambiente y elj
ciones de las que he dado un ejemplo en el episodio ansia de rapidez asociada a la incapacidad de to-1
a modo de charada en el que ambos estábamos aco­ lerar la frustración, contribuyen a imponer una acción ■
plados actuando como autómatas sin vida. Se recor­ muscular del tipo que es característico de la fase de
dará que en ese caso él se hace culpable de eliminar
predominio del principio de placer; pues la experien­
una vida que luego se convierte en objeto persecutorio, cia le ha demostrado al paciente que una acción de
la radio que equivale a la electricidad, el sexo y la
esa clase logra su propósito mucho más rápidamente
vida misma. El episodio muestra cómo escapa a la que una acción dirigida a alterar el medio. La des­
culpa apelando a una persecución por parte de la vida
carga de la psiquis por medio de la alucinación, o sea
que se ha destruido. En segundo lugar, la conciencia el uso del aparato sensorial en sentido inverso, es re­
que tiene el paciente de la medida en que está domi­ forzada por una acción muscular que debe ser consi­
nado por un estado de ánimo apropiado a esa fase del derada como un complejo equivalente del ceño; la
desarrollo, intensifica el temor a efectuar un ataque
116 W . R. BION VOLVIENDO A PENSAR 117
musculatura no se limita a asumir una expresión de tructivo, y conciencia homicida. Complica aun más j
odio asesino, sino que lleva a cabo un ataque homi­ la situación el hecho de que, si bien es cierto que el
cida real. Por consiguiente, hay que considerar al acto paciente se siente libre para amar, al menos en su in­
resultante una actividad ideo-motriz, y el paciente lo tención, la violencia de la explosión lo despoja hasta
experimenta como perteneciente a esa clase de fenó­ de sus sentimientos de amor.
menos que yo he descripto como la creación de objetos 81. Por todo lo dicho puede verse que en el caso de
extraños. No siente que ha alterado su ambiente, pero que el paciente cometa un ataque real se suscita unaj
sí que ahora está en libertad de amar a su objeto sin compleja situación, que en homenaje a la simplicidad'
la presencia de sentimientos opuestos de impotencia, podríamos reducir a los siguientes elementos. Primero:
odio o envidia. Pero ese alivio es efímero. Esta des­ apelación por parte del paciente a una fantasía de
cripción es una aproximación al estado de ánimo del omnipotencia como modo de amar a su objeto. Se­
que tiene una penosa conciencia la parte no psicótica gundo: una manifestación externa, que de hecho,
de la personalidad del paciente. Ese estado de ánimo aunque no por intención del paciente, afecta al medio
contribuye a su temor a cualquier progreso que pueda circundante y de paso le ofrece al analista material
conducirlo a establecer vinculaciones amorosas, que da­ para basar sus interpretaciones. Tercero: en casos
rían origen al deseo de expresar su amor, y luego a la extremos, una reacción de la sociedad ante esa mani­
intolerancia de la frustración ocasionada por la exis­ festación externa, que a su vez es compleja y está
tencia de sus impulsos destructivos, y a verse abrumado compuesta, entre otros elementos, por reacciones psi-
por la parte psicótica de su personalidad, pues sólo en cóticas típicas de una colusión inconsciente al recibir
ella podrá encontrar mecanismos que prometan la so­ las identificaciones proyectivas de uno de sus miembros.
lución instantánea de los problemas causados por la Cuarto: la apelación a la identificación proyectiva
presencia de emociones indeseables. Por lo tanto, el como sustituto de la represión, a la que me he refe­
paciente tiene buenas razones para temer. En términos rido el 6 de octubre de 1955, implica una débil capa­
analíticos su situación puede ser descripta’aE: el pa­ cidad de negación, lo que es demostrado por la ape­
ciente desea amar. Sintiéndose incapaz de tolerar la lación a ataques destructores contra el aparato percep­
frustración recurre a un ataque asesino, o a un ataque tivo y por el uso del aparato perceptivo, del que no
simbólico, como medio de desembarazar a su psiquis es capaz de desembarazarse, para la expulsión de los
de las emociones no deseadas. El ataque no es sino estímulos indeseables que va recibiendo. El intento
la expresión exterior de una explosiva identificación del paciente de desembarazarse de su aparato percep­
proyectiva en virtud de la Cual su odio, junto con tivo conduce a una hipertrofia compensatoria de las
fragmentos de su personalidad, es esparcido sobre los impresiones sensoriales, por ejemplo, la percepción a
, objetos reales, incluyendo otras personas, que lo ro­ la distancia de lord Adrián. Quinto: el peligro de
dean. Ahora se siente libre para amar, pero está ro­ que en el curso del análisis el paciente se vuelva incu­
deado de objetos extraños, cada uno de los cuales es rable debido a una retirada no analizada desde la po­
una combinación de personas y cosas reales, odio des­ sición depresiva a la esquizoparanoide, durante la cual
118 W . R. B IO N

una escisión secundaria puede superponerse a la esci­


sión primaria intrínseca a su experiencia original de
ia posición esquizoparanoide; el peligro reside en la
extrema fragmentación que resulta de esta renovada
escisión y en la consiguiente imposibilidad de efectuar
reparación alguna. Sexto: la relación de la depresión
con la aparición en el material expulsado de su perso­
nalidad de elementos que el paciente siente como ob­ 7
jetos totales. Séptimo: la necesidad de que el analista
SOBRE LA ARROGANCIA 1
se percate de que las alucinaciones son mucho más
frecuentes de lo que se piensa, y de que su aparición
depende del hecho de que, siendo reversibles los sen­
tidos un objeto puede ser para el paciente, no algo 83. En este trabajo me propopgo ocuparme de la
aparición, en el material que presta 'cierta clase de pa­
que existe independientemente, sino una excreción, o,
ciente, de referencias a la'curíosidad, la arrogancia y
como nosotros diríamos, una alucinación. Un notable
^estupidez, tan dispersas y alejadas unas de otras que
ejemplo de esto es el caso en que el paciente ve doble
con un solo ojo. Octavo: la relación de la hiperacción es" posible que no se advierta su relación. Sugeriré que
de la expulsión con la megalomanía. 1¿'aparición de esas referencias debe ser considerada
por el analista como una indicación de que está frente
82. Esta lista resumida puede servir para indicar
a un desastre psicológico. El sentido que le doy al tér­
las posibilidades que abre para la investigación ulterior
mino “arrogancia” está ligado a la suposición de que
el intento de observar atenta y minuciosamente las
en la personalidad donde predominan los instintos de
alucinaciones, cuya conveniencia espero haber demos­
trado. vida el orgullo se convierte en respeto a sí mismo,
mientras que cuando predominan los instintos de
muerte, aquél se convierte en arrogancia.
*La sgparación de estas referencias y la ausencia de
indicios acerca de su relación prueban que se ha pro­
ducido un desastre. Para aclarar la vinculación entre
esas referencias, repasaré el mito de Edipo desde un
punto de vista según el cual el crimen sexual es un
elemento periférico de una trama en la que el crimen
fundamental es la arrogancia de Edipo al hacer voto
de descubrir la verdad a cualquier precio.
1 Trabajo leído en el 209 Congreso de la Asociación Psico-
analítica Internacional, realizado en París, en julio y agosto
de 1957.
1.20 W . R. BION VOLVIENDO A PENSAR 121
84. Este desplazamiento del énfasis lleva al centro cho, que ya debe ser evidente, de que el_procedimient<
de la historia a los siguientes elementos: la esfinge, analítico mismo es una manifestación de la curiosidad,
que plantea un enigma y se destruye a sí misma cuan­ a la que se experimenta como un componente intrín­
do aquél es resuelto, el ciego Tiresias, que posee cono­ seco del desastre. En consecuencia, el mismo hecho de
cimiento y deplora la resolución del Rey de tratar de analizar al paciente convierte al analista en partícipe
adquirirlo, el oráculo que provoca la indagación que déf desencadenamiento de la regresión, y el análisis se
el profeta deplora, y el Rey que, concluida la misma, convierte así en aciirig aut. Esto es algo que hay que
queda ciego y se exilia. Esta es la trama cuyos ele­ evitar si se quiere que el análisis tenga éxito. Pero no
mentos son discemibles entre las ruinas de la psiquis, he podido determinar el modo de hacerlo. El otro
y hacia los cuales nos llevan las referencias dispersas curso posible es aceptar como inevitables a la regre­
a la curiosidad, la arrogancia y la estupidez. sión y el acting out, y tratar de sacar provecho de
Dije que esas referencias son significativas en cierta ellos. Creo que esto puede hacerse, pero implica una
clase de paciente; la clase a que aludo es aquella en interpretación detallada de los acontecimientos que
¡a que están activos mecanismos psicóticos, que deben tienen 'lugar en la sesión, y que son manifestaciones
ser puestos al descubierto analíticamente para que se activas de los mecanismos dé escisión é identificación
pueda lograr una estabilidad duradera. En la prác­ proyectiva y de sus fenómenos subsidiarios, los estados
tica, el análisis de un paciente de esta clase sigue en confusionales, la despersonalización y la alucinación,
apariencia la pauta a que nos tiene habituados el tra­ descriptos por Melanie Klein, Segal y Rosenfeld conm
tamiento de las neurosis, pero con la importante dife­ parte del análisis de los pacientes psicóticos.
rencia de que la mejoría en el estado del paciente no 86. En esta fase del análisis la transferencia presen­
, guarda proporción con el trabajo analítico realizado. ta la peculiaridad, aparte de los rasgos que he señalado
Para recapitular diremos que el analista que está tra­ en "trabajos anteriores, de dirigirse al analista en cuanto
tando a un paciente aparentemente neurótico debe tal. Se revela esto en el hecho de que el analista, y
considerar a una respuesta terapéutica negativa unida el mismo paciente en cuanto se identifica con él, son
a la aparición de referencias dispersas e inconexas a vistos, sucesivamente, como ciegos, estúpidos, suicidas,
la curiosidad, la arrogancia y la estupidez, como evi­ curiosos y arrogantes. Luego agregaré algo más acerca
dencia de que está en presencia de una catástrofe psi­ dé la arrogancia. Hay que destacar que en esta fase
cológica de la que tendrá que ocuparse. el paciente no parece tener otro problema que la exis­
85. Puede suponerse que la aparición de una de es­ tencia del analista. Además, recogiendo una analogía
tas referencias en el análisis ofrece un modo de enfocar de Freud podemos decir que el panorama que se pre­
el problema, y así es en realidad. El analista debe senta es similar al del descubrimiento por un arqueó­
considerar referencias a cualquiera de esas tres cuali­ logo de las huellas, no ya de una civilización primitiva,
dades un hecho importante que requiere investigación sino de una catástrofe primitiva. En términos analí­
y que provocará resistencias más fuertes que las habi­ ticos se puede esperar que las investigaciones empren­
tuales. Lamentablemente complica el problema el he didas tengan por resultado la reconstrucción del yo.
W . R. BION
122
VOLVIENDO A PENSAR 123
Pero en detrimento de esta finalidad obra el hecho de pectiva equilibrada. Esta parecería ser la señal que
qúfTeTprócedimiento analítico se ha convertido en un desencadena estallidos de envidia y odio.
acting oüt de ataques destructores lanzados contra
el yo, cada vez que se lo percibe; ya sea que se ma­ 88. Dedicaré lo que resta de este trabajo a la des­
nifieste en el paciente o en el analista. Estos ataques cripción del aspecto clínico del material al que hasta
se asemejan mucho a la descripción que hiciera Mela- ahora me he referido desde un punto de vista teórico.
ñíe“K.Iein de los ataques que en su fantasía realiza el El paciente en cuestión no se condujo en ningún mo­
bebé contra el pecho. mento de una manera que justificara en mi opinión,
87. Si pasamos ahora a considerar cuál es el aspecto
un diagnóstico de psicosis; sin embargo, exhibió los ras­
de la realidad que la hace tan odiosa para el paciente gos que he mencionado, a saber, referencias dispersas
qué éste se ve inducido a destruir al yo que lo pone a la curiosidad, la arrogancia y la estupidez, mostrando
en contacto con ella, sería natural suponer que se además una inadecuada respuesta terapéutica. En el
traía de la situación edípica orientada sexualmente, y período del que me ocupo se había hecho clara la sig­
en verdad he encontrado muchos elementos que apo­ nificación de estos rasgos, y yo había podido ofrecerle
algunas indicaciones acerca de su interrelación y de la
yan esa hipótesis. Cuando se ha avanzado lo bastante creciente frecuencia de su aparición en el primer plano
en la reconstitución déTycTcomo'para que sea percep- de su material. El paciente describió como loca o in­
tibfe"hr situación edípica, es muy común comprobar sana su conducta en las sesiones, y manifestó ansiedad
que esto desencadena nuevos ataques contra el yo. Pe­ por su incapacidad de comportarse de una manera que
ro hay indicios de que otro elemento está jugando un su experiencia en el análisis le había demostrado que
papel importante en la inducción de ataques destruc­ era conducente a nuevos progresos terapéuticos. Por
tores contra el yo y en su consiguiente desintegración. mi parte, me impresionó ei hecho de que durante va­
La clave está en las referencias a la arrogancia, que yo rias sesiones seguidas pareció estar desprovisto de la
prometí examinar más profundamente. comprensión psicológica y el discernimiento que por
Dicho brevemente, se hace evidente que la asunción anteriores experiencias yo sabía que él poseía. Ade­
por el paciente o el analista de las cualidades requeri­ más, el material presentado era enteramente similar
das para la indagación de la verdad, y en especial de al que yo había conocido én el análisis de pacientes
la capacidad de tolerar las tensiones involucradas en la psicóticos, o sea que la identificación proyectiva era
introyección de las identificaciones proyectivas de otra muy común y que los estados de confusión y desperso­
persona, está asociada con intensas emociones. En nalización eran fáciles de percibir en el paciente, y se
otras palabras, la meta implícita del psicoanálisis, la manifestaban con frecuencia. Durante algunos meses
búsqueda de la verdad a cualquier costo, es experi­ las sesiones fueron totalmente absorbidas por mecanis­
mentada como sinónimo de la pretensión de poder dar mos psicóticos, hasta el punto de que me asombró el
cabida a los aspectos escindidos y descartados de otras hecho de que el paciente prosiguiera su vida extra­
personalidades manteniendo al mismo tiempo una pers­ analítica sin exhibir, por lo que yo sabía, ningún de­
terioro en su condición.
124 W . R. BION VOLVIENDO A PENSAR 125
89. No me extenderé acerca de esta etapa, pues se modo muy similar. Mi perplejidad persistió hasta que
aplican a ella las exposiciones anteriores del análisis cierto día, en un momento lúcido, el paciente dijo que
de pacientes psicóticos. Concentraré mi atención en se preguntaba si yo podría soportar eso. Esto me dio
ese aspecto del análisis vinculado con una forma par­ una pista: sabia por lo menos que había algo que yo
ticular de objeto interno. podía sobrellevar y él aparentemente no. El paciente
En su forma más simple este material se presentó en se percató de que se sentía obstruido en su propósito
sesiones en las que las asociaciones del paciente care­ de “establecer un contacto creador conmigo, y que la
cían de coherencia y consistían en “frases” notable­ fuerza obstructora estaba a veces en él mismo, a veces
mente defectuosas en lo que atañe a uno u otro aspecto eh mí, y otras veces en otra parte no conocida. Ade­
gramatical del inglés hablado. Por ejemplo, mencio­ más, la obstrucción se efectuaba por medios distintos
naba un objeto importante sin emplear pronombre ni dé la mutilación de las comunicaciones verbales. Él
verbo, o bien aparecía una forma verbal significativa paciente ya había expresado claramente que el objeto
tal como ' ir a patinar” sin ninguna mención de quién o la fuerza responsable de la obstrucción escapaba a
era el sujeto de la acción ni dónde tenía lugar, y la su Control.
situación se reproducía en una cantidad aparentemente 90. El próximo paso tuvo lugar cuando el paciente
inagotable de variaciones. Por lo tanto, pareció impo­ dijo que yo era la fuerza obstructora, y que mi carac­
sible establecer una relación analíticamente eficaz por terística sobresaliente era “que era incapaz de soportar
medio de la comunicación verbal. La frustración fue eso”. Tomé entonces como base la hipótesis de que el
una característica común del analista y el paciente. objeto perseguidor que no permitía ninguna relación
Esto en sí mismo no era nuevo, y en cierta ocasión, creadora era uno que “no podía soportar eso”, pero
durante una sesión en la que se mostró relativamente seguí en la ignorancia respecto de qué era “eso”. Fue
lúcido, el paciente observó que la comunicación estaba tentador suponer que “eso” era cualquier relación crea­
tan mutilada que era imposible realizar una tarea dora, que le resultaba intolerable al objeto perseguidor
creadora, y consideró improbable cualquier tipo de porsu envidia y su odio hacia la pareja creadora. La­
curación. Ya estaba familiarizado con la ansiedad se­ mentablemente esto no me llevó más lejos, pues era un
xual inherente a esa conducta, de modo que pareció aspecto del material que ya había sido esclarecido sin
razonable suponer que se produciría luego algún pro­ que se produjera ningún progreso. Por consiguiente,
greso, por lo que resultó aun más sorprendente que nc el problema de qué era “eso” siguió sin solución.
sucediera tal cosa; por el contrario, la ansiedad del Antes de continuar la exposición de este punto, debo
paciente aumentó. Me vi obligado a suponer, por ra­ mencionar un rasgo del material que había conducido
zones teóricas, que había tenido lugar algún progreso, a esta situación, pues ayuda a comprender el paso si­
y que se había producido un cambio en su conducta guiente. Durante todo el período al que me he estado
que yo no percibía. Teniendo presente esta hipótesis refiriendo, la's referencias a la curiosidad, la arrogancia
procuré hallar algún indicio respecto del carácter del y la estupidez se hicieron más frecuentes, y su interre­
cambio. Entretanto, las sesiones continuaron de un lación fue más obvia. La estupidez era deliberada, y
126 W . R . B IO N
V O LV IE N D O A P E N S A R 127

la arrogancia^ no siempre mencionada con ese nombre, sí mismo, y de sentir por consiguiente que corno resul­
era a veces úna acusación, a veces una tentación, y tado se halla frente a un objeto ideal. A estas expe­
otras veces un crimenL El efecto acumulativo de estas riencias se asociaba la sensación de estar en contacto
referencias fue persuadirme de que su relación mutua conmigo, a la que rae inclino a considerar una forma
dependía de su asociación con el objeto obstructor. primitiva de comunicación que proporciona los cimien­
Curiosidad y estupidez seguían un mismo curso, o sea tos en los que, en última instancia, se funda ■la comu­
que si aumentaba la primera también lo hada la se- nicación verbal. De sus sentimientos hacia mí cuando
güfTda. Sentía que esto me daba un mayor conoci­ me identificaba con el objeto obstructor pude inferir
miento del carácter de la fuerza obstructora. Se hizo que éste sentía curiosidad por él, pero no podía sopor­
más claro qué era lo que el objeto no podía soportar tar que se lo hiciera receptáculo de partes de su per­
en algunas sesiones en las que se puso de manifiesto sonalidad, y por consiguiente efectuaba ataques des­
que en la medida en que yo, el analista, insistía en tructores y mutiladores, en gran parte por medio de
la ^comunicación verbal como método para hacer ex­ variedades de la estupidez, contra su capacidad de
plícitos los problemas del paciente, éste sentía que yo identificación proyectiva. En consecuencia, llegué a
estaba atacando directamente sus propios métodos de la conclusión de que la catástrofe tenía su origen en
comunicación. A partir de esto se pudo establecer que los ataques mutiladores contra esta forma muy pri­
cuando se me’ldentificaba con la fuerza obstructora, mitiva de vinculación del paciente con el analista.
lo que no podía tolerar eran los métodos de comuni­
cación del paciente. En esta etapa el paciente expe­
rimentó mi empleo de la comunicación verbal cómo CONCLUSION
un ataque mutilador contra sus métodos de comunica­
ción. A partir de este momento fue sólo cuestión de 91. En algunos casos, negarle al paciente un empleo
tiempo demostrar que el vinculo del paciente conmigo normal de la identificación proyectiva provoca un de­
sastre debido a la destrucción de un vínculo impor­
era su capacidad de emplear el mecanismo de la iden­
tante. Está involucrado en este desastre el estableci­
tificación proyectiva. Es decir que su relación con-
miento de un superyó primitivo que niega el uso de la
rnigp y su capacidad de beneficiarse con ella se basaban
identificación proyectiva. Ofrece un indicio del desas­
en la oportunidad de escindir partes de su psiquis y tre la aparición de referencias muy dispersas a la cu­
proyectarlas' sobre mí.
riosidad, la arrogancia y la estupidez.
De esto dependían una variedad de procedimientos
que el paciente sentía que le proporcionaban experien­
cias afectivamente gratificantes tales como, para men­
cionar dos, la capacidad de introducir en mí malos
sentimientos y dejarlos allí el tiempo suficiente para
que se modificaran por su permanencia en mi psiquis,
y la capacidad de introducir en mí partes buenas de
VOLVIENDO A PENSAR 129
nismo utilizado por la mente para deshacerse de frag­
mentos del yo producidos por su propia destructividad.
^Describiré primero las manifestaciones clínicas, pero
no en el orden dictado por la cronología de su apari­
ción en la consulta, sino en aquel que permita que ia
exposición de mi tesis sea lo más clara posible. Luego
8 presentaré material seleccionado para demostrar el
orden que estos mecanismos asumen cuando su interre­
ATAQUES AL VINCULO 1 lación está determinada por la dinámica de la situación
analítica. Concluiré formulando observaciones teóricas
sobre el material presentado. Los ejemplos provienen
92. En trabajos anteriores (3) he tenido ocasión, al del análisis de dos pacientes, en una etapa avanzada
referirme a la parte psicótica de la personalidad, de de sus análisis. Para conservar el anonimato, no haré
hablar de los ataques-destructivos del paciente a cual­ distinción entre los pacientes, y distorsionaré los hechos
quier cosa que siente como teniendo la función de de una manera que espero no perturbará la exactitud
vincular un objeto con otro. En el presente trabajo, de la descripción analítica.
Ime propongo mostrar el significado de este tipo de La observación de la propensión del paciente a ata­
ataque destructivo en la formación de algunos de los car el vínculo entre dos objetos, se ve simplificada
síntomas observados en casos limítrofes con la psicosis. porque el analista establece un vínculo con el paciente
El prototipo de todos los vínculos que deseo consi­ a través de la comunicación verbal y de la capacita­
derar'es el pecho o el pene primitivos. Doy por su­ ción que le presta su experiencia psicoanalítica. La
puesto una familiaridad con las descripciones de Me- relación creativa depende de esto y, por lo tanto, será
lanie Klein sobre las fantasías infantiles de ataques fácil ver los ataques que se le hacen.
sádicos al pecho (6), la escisión de sus objetos por No me ocupo aquí de las resistencias típicas a las
parte del lactante, la identificación proyectiva, que es interpretaciones, sino que amplío a las referencias que
el nombre que da al mecanismo por el cual partes de hice en mi trabajo “La diferenciación de las personali­
la personalidad son escindidas y proyectadas en objetos dades psicóticas y no psicóticas” (3), a los ataques
externos, y, finalmente, con su punto de vista sobre destructivos al pensamiento verbal mismo.
estadios tempranos del complejo de Edipo (5). Con­
sideraré los ataques fantaseados al pecho como el pro­ EJEMPLOS CLINICOS
totipo de todos los ataques a objetos que sirven de
vínculo y la identificación proyectiva como el meca- 93. Describiré ocasiones que me proporcionaron la
1 Tnt. J. Psycho-Anal., vol. 40, partes V-VI, 1959.
oportunidad de formular una interpretación al pacien­
te, en un momento en que se la podía comprender.
130 W . R . B IO N V O L V IE N D O Á P E N S A R 13,1

sobre una conducta destinada a destruir cualquier cosa que además de este miedo superficial, temía dormir
que vincule a dos objetos. porque para él representaba el escurrimiento de su
Estos son los ejemplos: propia mente. Asociaciones posteriores demostraron
que sentía que mis buenas interpretaciones eran cons­
I) Tuve oportunidad de dar al paciente una inter­
tante y permanentemente fragmentadas por él y se
pretación que explicitaba los sentimientos afectuosos
transformaban en orina mental que se escurría incon­
hacia su madre por la capacidad de ésta para tratar
trolablemente. El sueño era entonces inseparable de
con un niño difícil. El paciente intentó expresar su
la inconsciencia, a su vez idéntica a un estar sin mente,
conformidad y, aunque bastaba con decir unas pocas
estado sentido como irreparable. D ijo: “ Ahora estoy
palabras, su manifestación se vio interrumpida por un
seco” . Contesté que él sentía que estaba despierto y
tartamudeo muy pronunciado, de m odo que su comen­
podía pensar, pero que este buen estado sólo podía
tario se extendió sobre un período de un minuto y
mantenerse precariamente.
medio. Los sonidos emitidos se parecían a inspiracio­
nes forzadas por falta de aire; estos jadeos se mezcla­ III) En esta sesión el paciente trajo un material
ocasionado por el intervalo del fin de semana. Su
ban con burbujeos, como si estuviera sumergido en el
reconocimiento de tales estímulos externos se había
agua. Le llamé la atención sobre estos sonidos y él
hecho demostrable en una etapa comparativamente
mismo reconoció que eran insólitos, y proporcionó la
reciente del análisis. Hasta ese momento, su capacidad
descripción que acabo de hacer.
para aprehender la realidad era dudosa. Sabía que
II) El paciente se quejaba de que no podía dor­ tenía contacto con la realidad porque había solicitado
mir. Con muestras de miedo dijo: “ ¡N o puedo seguir él mismo análisis, pero su comportamiento durante
así!” Mediante frases entrecortadas e inconexas, daba la sesión no permitía suponerlo. Cuando interpreté
la impresión de que sentía superficialmente que alguna algunas asociaciones como prueba de que sentía que
catástrofe iba a ocurrir, quizás algo parecido a la locu­ había visto y aún estaba viendo el acto sexual entre
ra, si no lograba dormir. Refiriéndome al material de dos personas, reaccionó como si hubiera recibido un
la sesión anterior, sugerí que temía soñar si se dormía. violento golpe. En ese momento no pude decir dónde
Él lo negó y dijo que no podía pensar porque estaba había experimentado la agresión, y aun ahora, retros­
mojado. Le recordé su uso del término “ mojado” , pectivamente, no tengo una impresión clara. Sería
como expresión de desprecio hacia alguien que consi­ lógico suponer que el golpe había sido proporcionado
deraba débil y sentimental. No estuvo de acuerdo e por mi interpretación, y que, por lo tanto, vino de
indicó que el estado al cual se refería era exactamente afuera, pero mi impresión es que lo sintió como pro­
el opuesto. Por lo que sabía del paciente, sentí que viniendo de adentro; el paciente vivenciaba frecuente­
su corrección era válida en ese momento y que de mente lo que describía como un ataque a puñaladas
alguna manera el “ estar mojado” se refería a una ex­ desde adentro. Se incorporó y quedó mirando fija­
presión de odio y envidia del tipo de las que asociaba mente al espacio. Le dije que parecía ver algo. R e­
a ataques urinarios sobre un objeto. Por lo tanto, dije plicó que no podía ver lo que veía. Gracias a expe-
132 W . R. BION VOLVIENDO A PENSAR 133
riendas previas pude interpretar que sentía que estaba menos realidad para el paciente. Pero, acontecimientos
“viendo” un objeto invisible; experiencias siguien­ posteriores demostraron que podían ser correctas.
tes me convencieron que en estos dos pacientes, de V) Esta sesión, como la de mi último ejemplo, em­
cuyos análisis extraje el material para este trabajo, pezó con dos o tres observaciones como que hacía
hubo momentos en los que padecían alucinaciones vi­ calor, que el tren había estado lleno y que era miér­
suales-invisibles. Más adelante ofreceré mis razones coles; esto ocupó treinta minutos. Surgió en mí la
para suponer que en éste y en el ejemplo previo ope­ impresión de que estaba tratando de mantener el con­
raban mecanismos similares. tacto con la realidad, impresión que fue confirmada
IV) En los primeros veinte minutos de la sesión el cuando dijo, a continuación, que temía una crisis. Un
paciente hizo tres observaciones aisladas que no tenían poco después dijo que yo no lo comprendería. Inter­
ningún sentido para mí. A continuación dijo que pa­ preté que él sentía que yo era malo y no aceptaría lo
recía que una muchacha que había conocido, lo estaba que él quería poner en mí. Lo hice en estos términos
comprendiendo. Esto fue seguido por un movimiento a propósito, porque había mostrado en la sesión pre­
violento, convulsivo, que él pareció ignorar. Parecía via que sentía que mis interpretaciones eran un intento
idéntico al ataque a puñaladas que mencioné en el de expulsar sentimientos que él deseaba depositar en
último ejemplo. Traté de llamar su atención sobre mí. Su respuesta fue que sentía que había dos nubes
este movimiento, pero ignoró mi intervención de la de probabilidades en el cuarto. Interpreté que él es­
misma manera que ignoró el ataque. Dijo entonces taba tratando de deshacerse del sentimiento de que mi
que el cuarto estaba lleno de una bruma azul. Más maldad era real. Dije que esto significaba que necesi­
tarde dijo que la bruma había desaparecido, pero que taba saber si yo era realmente malo, o si vo era alguna
estaba deprimido. Interpreté que se sentía compren­ cosa mala que había provenido de dentro de él. Aun­
dido por mí. Esto era una experiencia agradable, pero que en el momento este punto no tenía una importan­
el sentimiento agradable de ser comprendido había sido cia decisiva, me pareció que el paciente trataba de
inmediatamente destruido y expulsado. Le recordé que decidir si estaba alucinado o no. Esta ansiedad, recu­
recientemente habíamos visto su uso de la palabra rrente en su análisis, se asociaba al miedo de que la
“azul” como descripción condensada de una conversa­ envidia y el odio a la capacidad de comprender, lo
ción sexual censurable. Si mi interpretación era co­ llevaba a introducir un objeto bueno y comprensivo,
rrecta y los acontecimientos posteriores así lo sugieren, para destruirlo y expulsarlo; procedimiento que había
significaba que la experiencia de ser comprendido ha­ conducido a menudo a la persecución por parte del
bía sido fragmentada, convertida en partículas de abu­ objeto destruido y expulsado. Le era importante saber
so sexual, y proyectada. Hasta este momento sentía si mi negativa a comprender era una realidad o una
que la interpretación se aproximaba a su vivencia. alucinación, pero solamente porque esto determinaba
Las interpretaciones siguientes referidas a que la des­ qué experiencias dolorosas vendrían después.
aparición de la bruma se debía a la reintroyección y VI) La mitad de la sesión transcurrió en silencio:
conversión en sentimientos depresivos, parecían tener el paciente entonces anunció que un pedazo de hierro
134 W . R. B IO S VOLVIENDO A PENSAR 135
había caído al suelo. Después hizo una serie de movi­ Estos ejemplos aclaran el proceso del soñar esqui­
mientos convulsivos en siléncio, como si sintiera que zofrénico. El paciente psicótico parece no tener sue­
lo atacaban físicamente desde adentro. Dije que no ños, o por lo menos no referirlos hasta una etapa
podía establecer contacto conmigo debido a su miedo bastante avanzada del análisis. Mi impresión actual,
a lo que ocurría dentro de él. Confirmó esto diciendo es que este período aparentemente sin sueños es un
que sentía que lo asesinaban. No sabía qué haría sin fenómeno análogo a la alucinación visual-invisible. Es
el análisis, ya que éste lo mejoraba. Dije que se sentía decir, que los sueños se componen de material tan in­
tan envidioso de él mismo y de mí, porque podíamos finitamente fragmentado, que carecen de componente
trabajar juntos para mejorarlo, que nos incorporó a visual. Cuando el paciente experimenta sueños que
los dos como un pedazo de hierro muerto y un suelo puede traer, porque han versado sobre objetos visuales,
muerto que se juntan, no para darle vida, sino para parece sentir' que estos objetos tienen una relación
asesinarlo. Se puso muy ansioso y dijo que no podía cirio s objetos invisibles de la etapa previa, análoga
seguir. Dije que no podía seguir porque estaba o muer­
to o vivo, y tan envidioso que tenía que determinar el a. las'de las heces con la orina. Los objetos que apa­
buen análisis. Hubo una disminución marcada de la recen en las experiencias que llamamos sueños, son
ansiedad, pero el resto de la sesión fue ocupada por vivénciados por el paciente como sólidos y, como tales,
observaciones aisladas sobre hechos reales que impre­ se diferencian de aquellos contenidos oníricos consis­
sionaban otra vez como un intento de mantener el tentes en un continuo de fragmentos diminutos c in­
contacto con la realidad externa como método de ne­ visibles.
gar sus fantasías. En el momento de la sesión el tema principal no
era el ataque al vínculo sino las consecuencias del ata­
que, previamente realizado, que lo había despojado
ASPECTOS COMUNES DE ESTOS del estado de ánimo necesario para poder establecer
EJEMPLOS una relación satisfactoria entre él y su cama. Aunque
no apareció en la sesión que relato, la identificación
94. Los episodios referidos fueron elegidos porque, proyectiva incontrolable (lo que el dormir significaba
en cada uno, el tema dominante era el ataque destruc­ para él) era vivenciada como un ataque destructivo
tivo a un vínculo. En el primero, el ataque se expresó contra el estado de ánimo de los padres en el coito.
en un tartamudeo, destinado a impedir que el paciente Había por lo tanto una doble ansiedad; por un lado,
utilizara el lenguaje como vínculo entre él y yo. En miedo de ser despojado de su mente; por otro, miedo
el segundo, el dormir era vivenciado por él como igual de no poder controlar sus ataques hostiles (con armas
a una identificación proyectiva que'se desarrollaba sin provenientes de la mente misma), contra el estado de
que él la pudiese controlar. Dormir significaba para ánimo que constituye el vínculo entre la pareja paren-
él que su mente, fragmentada, fluía como corriente de tai. El dormir y el no dormir eran inaceptables por
partículas agresoras. igual.
136 W . R. BION VOLVIENDO A PENSAR 137
En el tercer ejemplo, donde describo alucinaciones expulsadas de la personalidad del paciente. El hecho
visuales de objetos invisibles, somos testigos de un mo­ de que había dos nubes de probabilidades quedó sin
do de ataque a la pareja sexual. Mi interpretación, aclarar en ese momento, pero en sesiones posteriores
por lo que pude entender, fue vivenciada por él como obtuve material que me llevó a suponer que lo que
si fuera su propia sensación visual de un acto sexual en un principio era un intento de separar lo bueno de
entre los padres; esta impresión visual es diminuta­ lo malo sobrevivió en la existencia de dos objetos, pero
mente fragmentada y expulsada en partículas tan pe­ que ahora eran parecidos en que cada uno era una
queñas que constituyen los componentes invisibles de mezcla de lo bueno y lo malo. Considerando el mate­
un continuum. El procedimiento total sirve al propó­ rial de las sesiones posteriores, puedo extraer ahora
sito de impedir la vivencia de sentimientos de envidia conclusiones que no eran visibles en ese momento. Su
hacia el estado de ánimo parental por medio de una capacidad para juzgar que había sido fragmentada y
expresión inmediata de la envidia en un acto destruc­ destruida con el resto de su yo y luego expulsada, era
tivo. Más adelante haré otras aportaciones sobre este sentida por él como similar a los otros objetos bizarros
odio implícito de la. emoción y sobre la necesidad de del tipo de los que he descripto en el trabajo sobre
evitar su reconocimiento. “Diferenciación de las personalidades psicóticas y no
En el cuarto ejemplo, el relato de la muchacha que psicóticas”. Estas partículas expulsadas eran temidas
comprendía y la bruma, mi comprensión y su agrada­ debido al trato que él les había dado. Sentía que el
ble estado de ánimo, habían sido vivenciados como un discernimiento enajenado —las nubes de probabilida­
vínculo entre nosotros que podría dar lugar a un acto des— indicaban que yo era probablemente malo. Su
creativo. El vínculo había sido visto con odio y con­ sospecha de que las nubes eran hostiles y perseguidoras,
vertido en sexualidad hostil y destructiva que volviera lo llevaba a dudar del valor de la ayuda que le ofre­
estéril a la pareja analista-paciente. cían. Podrían darle un asesoramiento correcto, o uno
En el quinto ejemplo, de las dos nubes de probabi­ intencionalmente falso, tal como que un hecho era
lidades, la capacidad para comprender es el vínculo una alucinación, o viceversa; o darían lugar a lo que
que se está atacando, pero lo que interesa es el hecho del punto de vista psiquiátrico llamaríamos delirios.
de que el objeto que efectúa el ataque destructivo Las nubes tenían algunas de las cualidades del pecho
es ajeno al paciente. Además, el destructor está ata­ primitivo y eran vivenciadas como enigmáticas y ame­
cando la identificación proyectiva que el paciente vi­ nazadoras.
vencia como método de comunicación. Mientras mi En el sexto ejemplo, el relato de que un pedazo de
supuesto ataque a su método de comunicación es sen­ hierro había caído al suelo, no tuve ocasión de inter­
tido como posiblemente secundario a sus ataques envi­ pretar un aspecto del material con el cual el paciente,
diosos sobre mí, él no disocia sus sentimientos de culpa a esta altura del análisis estaba familiarizado. (De­
y su responsabilidad. Otro punto es la aparición del bería aclarar que la experiencia me había demostrado
juicio, que Freud considera un aspecto esencial del que en ocasiones, yo daba por sentada la familiariza-
predominio del principio de realidad, entre las partes ción del paciente con algún aspecto de la situación que
138 W . R. BION VOLVIENDO A PENSAR 139
estábamos tratando, y descubría luego que, a pesar
del trabajo ya hecho, se la había olvidado.) El aspecto CURIOSIDAD, ARROGANCIA Y ESTUPIDEZ
conocido que no interpreté pero que tiene importancia
en la comprensión del episodio, es que la envidia del 95. En el trabajo que presenté en el Congreso Inter­
paciente hacia la pareja de los padres habla sido evi­ nacional de 1957 (4), sugerí que la analogía que es­
tada, sustituyéndolos por la pareja yo-él. Esta evita­ tablece Freud entre el psicoanálisis y una investigación
ción había fracasado, porque la envidia y el odio esta­ arqueológica, era productiva si se la consideraba como
ban ahora dirigidos contra mí y contra él mismo. La el descubrimiento no de una civilización primitiva, si­
pareja desarrollando un acto creativo es sentido como no de un desastre primitivo. El valor de esta analogía
compartiendo una experiencia emocional envidiable; se ve disminuido porque en el análisis no nos enfren­
él, identificado también con la parte excluida, tiene al tamos con una situación estática que permita un estu­
mismo tiempo una experiencia emocional dolorosa. En dio detenido, sino con una catástrofe que permanece
muchas ocasiones el paciente, en parte a través de ex­ activamente vital y, sin embargo, incapaz de resolverse
periencias de tipo de la que he descripto en este epi­ y llegar al reposo. Esta falta de progreso en cualquier
sodio, y en parte por razones que consideraré más dirección debe ser atribuida en parte a una destrucción
tarde, sentía odio de la emoción positiva y, por lo dé la capacidad para la curiosidad, con la consiguiente
tanto, de la vida misma. Este odio contribuye al ata­ incapacidad para aprender, pero antes de considerar
que homicida contra lo que vincula a la pareja contra esto, debo aclarar un .punto que apenas se esboza en
la pareja misma y contra el objeto engendrado por la los ejemplos que he presentado.
pareja. En el episodio que describo, el paciente está Los ataques al vínculo se originan en lo que Melanie
sufriendo las consecuencias de sus ataques tempranos Klein llama la fase esquizoparanoide. Este período es­
al estado de ánimo que forma el vínculo entre la pa­ tá dominado por relaciones con objetos parciales (8).
reja creativa y de su identificación tanto con el estado Si se tiene en cuenta que el ^paciente establece una
de ánimo de odio como con el creativo. relación de objeto-parcial con él niTsmo, y también
En esta y en las precedentes ilustraciones, se obser­ con objetos que no forman parte de él, se comprenden
van elementos que sugieren la formación de un objeto frases como “parecería” que son muy utilizadas por
perseguidor y hostil, o de una aglomeración de tales los pacientes muy perturbados, en aquellas ocasiones
objetos que expresa su hostilidad de una manera muy en que un paciente menos perturbado diría “yo pienso”
importante para producir el predominio de mecanis­ o “yo creo”. Cuando el paciente dice “parecería”, se
mos psicóticos en el paciente; las características que refiere muchas veces a un sentimiento —un sentimien­
he conferido a la aglomeración de objetos perseguido­ to 'de “parece”— que forma parte de su mente y sin
res tienen la cualidad de un superyó primitivo y ho­ embargo no es sentido como parte de un objeto total.
micida. El concepto de objetos parciales como análogo a una
estructura anatómica, que se ve favorecido porque el
140 W . R. BION VOLVIENDO A PENSAR 141
paciente utiliza imágenes concretas como unidades de
pensamiento, es engañoso, porque la relación de obje­ NEGACION DE GRADOS NORMALES DE
to-parcial no se establece con las estructuras anatómi­ IDENTIFICACION PROYECTIVA
cas, sino con la función, no con la anatomía sino con
la fisiología, no con el pecho sino con la alimentación, 96 . Utilizo el término “vínculo” porque deseo con­
el envenenar, el amar, el odiar. Esto contribuye a la siderar Ta relación del paciente con una función más
impresión de un desastre dinámico, no estático. El que con el objeto que desempeña esa función; me
problema a solucionar en este nivel temprano y super­ interesa no sólo el pecho o el pene o el pensamiento
ficial, debe ser encarado, en lenguaje adulto, mediante verbal, sino su función de proporcionar un vínculo
la pregunta: “¿qué es algo?”, y no mediante la pre­ entre dos objetos.
gunta: “¿por qué es algo?”, porque el “¿por qué?” En sus “Notas sobre algunos mecanismos esquizoi­
ha'sido disociado a través de la culpa. Aquellos pro­ des” (7), Melanie Klein habla de la importancia del
blemas cuya solución dependen de un conocimiento de uso excesivo de la escisión y de la identificación pro-
causa, no pueden ser planteados y mucho menos, re­ yectiva para producir una personalidad muy perturba­
da. También habla de la “introyección del objeto
sueltos. Esto produce una situación en la cual el pa­ bueno, en primer término el pecho de la madre, como
ciente parece no tener problemas, salvo aquellos plan­ prerrequisito para un desarrollo normal”. Voy a su­
teados por la existencia de analista y paciente. Su poner, sin definir los límites de la normalidad, que
preocupación versa sobre qué es esta o aquella función, existe un grado normal de identificación proyectiva
que reconoce como tal, aunque no puede aprehender que, junto con la identificación introyectiva, constituye
la totalidad de la que la función forma parte. De aquí el fundamento para el desarrollo normal.
se desprende que nunca se plantea porqué el analista Esta impresión deriva en parte de un aspecto del
o el paciente están ahí, o porqué algo fue dicho, hecho análisis de un paciente, difícil de interpretar, porque
o sentido, y que tampoco puede pensar en que se no se mostraba en ningún momento suficientemente
intente alterar las causas de algunos estados de ánimo. obvio como para motivar una interpretación que se
Y como “¿qué?” nunca puede ser contestado sin apoyara en hechos convincentes. El paciente recurría
“¿cómo?” o “¿por qué?”, se producen más dificulta­ a lo largo de su análisis, a la identificación proyectiva
des. Dejaré esta cuestión de lado para considerar al­ con una persistencia que sugería que se trataba de un
gunos de los mecanismos utilizados por el lactante para mecanismo del cual nunca había podido valerse sufi­
resolver el problema del “¿qué?” cuando se plantea cientemente; el análisis le daba una oportunidad para
en una relación con un objeto parcial que tiene una utilizar un mecanismo del que había sido privado.
función. Hubo sesiones que me llevaron a suponer que el pa­
ciente sentía que había algún objeto que le negaba
el uso de la identificación proyectiva. En las ilustra­
ciones que ofrecí aquí, especialmente en la primera
142 W . R. BION VOLVIENDO A PENSAR 143
(el tartamudeo) y la cuarta (la muchacha compren­ dientemente a las manifestaciones emocionales del ni­
siva y la bruma azul), hay elementos que indican que ño. Esta respuesta obediente, tenía un elemento de
el paciente sentía que partes de su personalidad que impaciencia, de “no sé lo que tiene esta criatura”. Mi
quería depositarme, eran rehusadas por mí, pero hubo deducción es que para comprender lo que necesitaba
asociaciones previas a esto, que me llevaron a este el niño, la madre tendría que haber actuado ante los
enfoque. llantos más que con un simple acto de presencia. Des­
Cuando el paciente trataba de deshacerse del temor de el punto de vista del niño, ella tendría que haber
a la muerte, sentido como demasiado poderoso para incorporado y experimentado el temor de que él se
contenerlo en su propia personalidad, disociaba sus te­ estaba muriendo. Este temor era el que el niño no
mores y los depositaba en mí, con la idea de que si podía contener dentro de sí. Trataba de disociarlo
podían permanecer allí durante un tiempo, serían mo­ juntamente con la parte de la personalidad que lo
dificados por mi mente y podrían entonces ser rein- contenía y proyectarlo dentro de la madre. Una madre
troyectados sin peligro. En la ocasión a que me refiero, comprensiva puede vivenciar este miedo, que el niño
el paciente había sentido que yo los evacuaba tan rá­ está tratando de resolver por medio de la identifica­
pidamente que los sentimientos no se modificaban, y ción proyectiva, y mantener su equilibrio. El paciente
que, al contrario, se volvían más dolorosos, probable­ tuvo una madre que no podía tolerar la vivencia de
mente por razones similares a aquellas que formulé en tales sentimientos, y reaccionaba negándoles la entrada
la quinta ilustración (las nubes de prohabilidades). o, alternativamente, siendo presa de la ansiedad resul­
Asociaciones de un período previo del análisis, mos­ tante de la introyección de los sentimientos del niño.
traban una intensidad creciente de las emociones del Esta última reacción, me parece, era menos frecuente:
paciente. Esto se originaba en lo que él sentía como dominaba la negación.
mi negativa a aceptar partes de su personalidad. Co­ Para algunos, esta reconstrucción será demasiado
mo consecuencia, luchaba por metérmelas con violencia fantasiosa; a mí no me parece forzada, y responde a
y desesperación crecientes. Su comportamiento aislado aquellos que pueden objetar que se da demasiado én­
del contexto del análisis podría haber sido tomado co­ fasis a la transferencia, sin aclarar debidamente los
mo la expresión de una agresión primaria. Cuanto recuerdos tempranos.
más violentas sus fantasías de identificación proyecti- En el análisis se puede ver una situación compleja.
va, más miedo me tenía. Hubo también sesiones en El paciente siente que se le permite aprovechar una
que este comportamiento expresaba agresión inmoti­ oportunidad de la que antes había sido privado. Lo
vada, pero menciono estos ejemplos porque muestran doloroso de su privación se hace así más intenso, y
al paciente en otro aspecto, es decir, su violencia como también el resentimiento por haber sido privado. Co­
reacción a lo que él sentía como mi defensa hostil. existen la gratitud hacia el analista por la oportunidad
Me sentía testigo, en la situación analítica, de una provista y la hostilidad contra él como persona que no
escena muy arcaica. Sentí que el paciente había vi- va a comprender, y que le niega al paciente el uso
venciado en la infancia una madre que respondía obe­ del único modo de comunicación de que se dispone
144 W . R. BION VOLVIENDO A PENSAR 145

j para hacerse comprender. De esta manera, el vínculo proyectivas del paciente. Ataques al vínculo, por lo
entre paciente y analista, o niño y pecho, es el meca- tanto, son sinónimos de ataques al estado receptivo
) nismo de la identificación proyectiva. Los ataques de la mente del analista, originariamente de la madre.
destructivos contra este vínculo se originan en una La capacidad de introyectar es transformada por la
fuente externa al paciente o al niño; es decir, el ana­ envidia y el odio del paciente en avidez que devora
lista o el pecho. El resultado es una identificación la mente del paciente; de la misma manera, un estado
proyectiva excesiva por parte del paciente y un dete­ apacible se transforma en indiferencia hostil. En este
rioro de su proceso de desarrollo. momento surgen problemas analíticos a través del
No propongo esta experiencia como la causa de la acting out del paciente (para destruir el estado apa­
perturbación del paciente: esa tiene su fuente principal cible tan envidiado), actos delictivos y amenazas de
en la tendencia innata del niño, como describí en mi suicidio.
trabajo sobre “Diferenciación de las personalidades
psicóticas y no psicóticas” (3). Lo considero un as­
pecto principal del factor ambiental en la génesis de CONSECUENCIAS
la personalidad psicótica.
Antes de discutir este factor ambiental en el desa­ 97. Pasando revista a los aspectos principales des­
rrollo del paciente, debo referirme a las características tacados hasta ahora, vemos que el origen de la pertur­
innatas y al rol que desempeñan en la producción de bación es doble. Por una parte, la tendencia innata
ataques por parte del niño contra todo lo que lo vincu­ del paciente a la destructividad excesiva, al odio y a
la al pecho, es decir, a la agresión primaria y a la la envidia; por la otra, el ambiente que, en su peor
envidia. La gravedad de estos ataques se ve aumen­ expresión, le niega el uso de mecanismos de escisión y
tada si la madre manifiesta el tipo de incomprensión de identificación proyectiva. En algunas instancias, los
que he descripto, y se ve disminuida, pero no abolida, ataques destructivos al vínculo entre paciente y am­
si la madre puede introyectar los sentimientos del lac­ biente o entre distintos aspectos de la personalidad del
tante y permanecer equilibrada (9), la gravedad per­ paciente, tienen su origen en él mismo; otras en la
manece porque un niño psicótico está agobiado por madre, aunque en este último caso, y en los pacientes
el odio y la envidia de la capacidad de la madre para psicóticos, no puede ser nunca solamente en la madre.
mantener un estado de ánimo apacible, aun experi­ Estas perturbaciones comienzan con la vida misma.
mentando los sentimientos del niño. Esto fue demos­ El problema que enfrenta el paciente es: ¿cuáles son
trado claramente por un paciente que insistía en que los objetos que él reconoce? Estos objetos, internos o
yo tenía que convivir la experiencia con él, pero expe­ externos, son de hecho objetos parciales y, predomi­
rimentaba odio cuando sentía que yo era capaz de nante aunque no exclusivamente, lo que llamaríamos
hacerlo sin claudicar. Aquí tenemos otro aspecto del funciones, no estructuras morfológicas. Esto se ve en­
ataque destructivo al vínculo; siendo éste la capaci­ mascarado porque el pensamiento del paciente, es con­
dad del analista para introyectar las identificaciones ducido a través de objetos concretos y, por lo tanto,
146 W . R. BION VOLVIENDO A PENSAR 147
tiende a producir en la mente sofisticada del analista
la impresión de que la preocupación del paciente versa SUPERYO
sobre la naturaleza del objeto concreto. El paciente
explora, por medio de la identificación proyectiva, la 98 El desarrollo temprano del superyó es efectuado
naturaleza de las funciones que despiertan su curiosi­ .
por este tipo de funcionamiento, de la siguiente ma­
dad. Sus propios sentimientos, demasiado poderosos nera: como he dicho ya, el vínculo entre lactante y
para ser contenidos dentro de su personalidad, se en­ pecho depende de la identificación proyectiva y de
cuentran entre estas funciones. La identificación pro­ la capacidad para introyectar las identificaciones pro-
yectiva lo habilita para investigar sus propios senti­
mientos en una personalidad lo suficientemente fuerte yectivas. Un fracaso en esta introyección hace que los
como para contenerlos. La negación del uso de este objetos externos aparezcan como intrínsecamente hos­
tipo de mecanismo, sea por la negativa de la madre tiles a la curiosidad y al método de la identificación
para servir como depositario de los sentimientos del proyectiva, por el cual el lactante trata de satisfacerla.
niño o por la envidia y el odio del paciente que no Si el pecho es vivenciado como fundamentalmenteJ
puede permitir que su madre ejerza esta función, lleva comprensivo, se transforma, mediante el odio y la en­
a la destrucción del vínculo entre niño y pecho y, por vidia del niño, en un objeto cuya voracidad tiene por
lo tanto, a una perturbación severa del impulso de meta introyectar las identificaciones proyectivas del
curiosidad, del que depende toda la capacidad para niño para destruirlas. Esto se puede ver en la creencia
aprender. Se prepara el camino para una detención del paciente de que el analista, trata al comprender
grave del desarrollo. Además, debido a la negación del al paciente, de enloquecerlo. El resultado es un objeto
principal método de que dispone el lactante para tra­ que, una vez instalado en el paciente, ejerce la función
tar con sus emociones demasiado intensas, la conduc­ de un superyó severo y destructor del yo. Esta des- -
ción de su vida emocional, problema grave de todas cripción no es correcta aplicada a cualquier objeto en
maneras, se hace intolerable. Los sentimientos de odio la posición esquizoparanoide porque supone un objeto
se dirigen contra todas las emociones incluso contra el
odio mismo y contra la realidad externa que la estimu­ total. La amenaza que encierra este objeto total con­
la. Del odio a las emociones a odiar la vida misma hay tribuye a la incapacidad, bien descripta por Melanie
sólo un pasó. Como dije en mi trabajo “Diferenciación Klein y otros (11), que tiene el paciente psicótico
de las personalidades psicóticas y no psicóticas” (3), para enfrentar la posición depresiva y los desarrollos
este odio conduce a recurrir a la identificación pro­ que dependen de ella. En la posición esquizoparanoi­
yectiva de todo el aparato perceptivo, incluyendo el de, los objetos bizarros compuestos parcialmente de
pensamiento embrionario que forma un vínculo entre elementos de un superyó perseguidor, son predominan­
las impresiones sensoriales y conciencia. La tendencia tes, tal como lo describí en mi trabajo “Diferenciación
a la excesiva identificación proyectiva es reforzada de las personalidades psicóticas y no psicóticas”.
cuando predominan los instintos de muerte.
148 W. R. BION VOLVIENDO A PENSAR 149
El objeto interno que, en su origen, fue un pecho
DETENCION DEL DESARROLLO externo que rehusó introyectar, cobijar, y así modifi­
La perturbación del impulso de curiosidad, del que car la fuerza perniciosa de la emoción, es sentido, pa­
depende todo aprendizaje, y la negación del mecanis­ radójicamente, como intensificando, en relación con
mo por el cual trata de manifestarse, hacen imposible fuerza del yo, las emociones contra las cuales inicia los
el desarrollo normal. Otros hechos interfieren si el ataques. Estos ataques sobre la función vinculadora
curso del análisis es favorable; problemas que en len­ de la emoción llevan a un predominio en la parte
guaje sofisticado, se formulan con la palabra “¿por psicótica de la personalidad, de vínculos que parecen
que?”, no se pueden plantear. El paciente parece no lógicos, casi matemáticos, pero nunca emocionalmente
poder aprehender las causas y se queja de estados de razonables. Gomo consecuencia, los vínculos que per­
ánimo dolorosos, mientras persiste en las actitudes que duran son perversos, crueles y estériles.
los engendran. Por esta razón, cuando se presenta ma­ El objeto externo internalizado, su naturaleza, los
terial apropiado, se debe mostrar al paciente que no efectos que produce en los métodos de comunicación
tiene interés en saber porqué él siente así. La eluci­ dentro de la mente y con el ambiente, serán elaborados
dación del alcance limitado de su curiosidad, llevará posteriormente.
al (ensanchamiento del campo y a una preocupación
incipiente por las causas. Esto conduce a modifica­
ciones" de su conducta, que de otra manera sólo pro­
longa su sufrimiento. BIBLIOGRAFIA
1) Bion, W. R. (1954). “Notes on the Theory of Schizo-
CONCLUSIONES phrenia”. Int. J . Psycho-Anal., 35, parte II. Cap. II de
este libro “Notas sobre la teoría de la esquizofrenia”.
99. Las principales conclusiones de este trabajo es­ 2) — (1956). “Development of Schizophrenic Thought”.
Int. J. Psycho-Anal., 37. Cap. III de este libro “Desarro­
tán relacionadas con aquel estado de ánimo en el que llo del pensamiento esquizofrénico”.
la mente del paciente contiene un objeto interno que 3) _ (1957). “The differentiation of the Psychotic from
se opone a todo vínculo y lo destruye, desde el más the Non-Psychotic Part of the Personality”. Int. J.
primitivo (que, como he sugerido, es un grado normal Psycho-Anal., 38, partes III-IV. Cap. V de este libro
de identificación proyectiva) hasta las formas más so­ “Diferenciación de las personalidades psicóticas y no psi-
fisticadas de comunicación verbal y artística. cóticas”.
En este estado de ánimo la emoción es odiada; es 4) — (1957). “On the Arrogance”. Int. Psycho-Anal.,
Congreso, 1957. Cap. VII de este libro “Sobre la arro­
sentida como demasiado intensa para ser contenida en gancia”.
la mente inmadura, es sentida como vínculo entre 5) Klein, M. (1928). “Estadios tempranos del complejo
objetos, y le confiere realidad a objetos que no son el edípico”, en Contribuciones al psicoanálisis, Buenos Aires,
self, y por lo tanto hostiles al narcisismo primario. Hormé, 1964.
150 W . R . B IO N

6) — (1934). “ Una contribución a la psicogénesis de los


estados maníacodepresivos” , en Contribuciones al psico­
análisis, Buenos Aires, Hormé, 1964.
7) — (1946.). “ Notas sobre algunos mecanismos esquizoi­
des” , en Desarrollos en psicoanálisis, Buenos Aires, Hor­
mé, 1967.
8) — (1948). “ Sobre la teoría de la ansiedad y de la cul­
pa” , en Desarrollos en psicoanálisis, Buenos Aires, Hor­
9
mé, 1967.
9) — (1957). Envidia y gratitud, cap. II. Buenos Aires,
Hormé, 1969. U N A TEORIA DEL PENSAM IENTO 1
10) Rosenfeld, H. (1952). “ Observaciones sobre psicoanáli­
sis del conflicto del superyó en un paciente esquizofré­
nico” , en Nuevas direcciones en psicoanálisis. Buenos 100. En este trabajo me preocupo fundamental­
Aires, Paidós, 1965.
mente en presentar un sistema teórico. Su semejanza
11) Segal, H. (1950). “ Some Aspects of the Analysis of a con una teoría filosófica estriba en el hecho que los
Schizophrenia” , Int. J. Psycho-Anal., 31, parte IV.
filósofos se han ocupado del mismo tema; se diferen­
12) — (1956). “ Depression in the Schozophrenic” . Int. J.
Psycho-Anal., 37, partes IV -V . cia de una teoría filosófica en que está destinado, co ­
13) — (1957). “ Notes on Symbol Formation” . Int. J. Psy­ mo todas las teorías psicoanalíticas, a ser utilizado.
cho-Anal., 38, parte VI. Esta teoría está concebida con la intención de que
los psicoanalistas puedan reajustar las hipótesis que la
componen, en términos de datos empíricos verificables.
En este respecto, mantiene con proposiciones filosóficas
la misma relación que existe entre proposiciones de
matemática aplicada y la matemática pura.
Las hipótesis derivadas que están destinadas a la
comprobación empírica, y en grado menor, el sistema
teórico mismo, guardan la misma relación con los he­
chos observados en un psicoanálisis, como proposicio­
nes de la matemática aplicada, por ejemplo respecto
a un círculo matemático, guardan con una proposición
referente a un círculo trazado en un papel.
Este sistema teórico está destinado a ser aplicable
en un número significativo de casos; los psicoanalistas

1 Aparecido en el Int. Journal of Psychoanalysis, vol. 43,


1962.
152 W . R . B IO N 153
V O LV IE N D O A P E N S A R

deberán por lo tanto experienciar hechos que se apro­ bre y por lo tanto son concepciones fijas, o pensamien­
ximen a la teoría. tos. La concepción es iniciada por la conjunción de
No asigno importancia diagnóstica a la teoría, aun­ una preconcepción con una realización *.
que pienso que puede ser aplicable cuando se cree La preconcepción puede ser considerada como algo
que existe un trastorno del pensamiento. Su impor­ similar en psicoanálisis, al concepto kantiano de “pen­
tancia diagnóstica dependerá del patrón formado por samientos vacíos”. Un modo psicoanalítico de esto
la constante conjunción de una serie de teorías, de la podría ser la teoría de que el bebé tiene una disposición
cual esta teoría sería una. innata que corresponde a la expectación de un pecho.
Puede ayudar a explicar la teoría si comento el Cuando la preconcepción es puesta en contacto con
trasfondo de experiencias emocionales de las cuales una realización que se aproxima a ella, el resultado
ha sido extraída. Haré esto en términos generales sin mental es una concepción. Dicho de otro modo, la
pretender rigorismo científico. preconcepción (la expectativa innata de un pecho, el
101. Es conveniente considerar el pensar como de­ conocimiento a priori de un pecho, el “pensamiento
pendiendo del resultado exitoso de dos desarrollos vacío” ), en el momento en que el niño es puesto en
mentales fundamentales. El primero es el desarrollo contacto con el pecho mismo, entra en conjunción con
de pensamientos. Estos requieren un aparato para el darse cuenta de la realización del hecho y es sin­
manejarlos. El segundo desarrollo, por lo tanto, es el crónica con el desarrollo de una concepción. Este
de este aparato que provisoriamente denominaré el modelo servirá para la teoría de que cada vez que una
pensar {thinking). Repito —el Segundo jaensar es llamado a preconcepción se une a su realización se produce una
existir para manejarPrimero
pensamientos. concepción. Las_concepciones por consiguiente siem­
Se advertirá que esto difiere de cualquier teoría que pre estarán unidas a una experiencia emocional de
considere el pensamiento como un producto del pen­ satisfacción.
sar, ya que considera que el pensar es un desarrollo Limitaré el término “pensamiento” a la conjunción
impuesto en la psiquis por la presión de pensamientos, de uña preconcepción con una frustación, El modelo
y no al revés. Pensamiento > pensar (aparato
para pensar)> pensamientos qué propongo es el de un bebé cuya expectación de
Los procesos psicopatológicos pueden estar asocia­ un pecho entra en conjunción con la realización de la
dos con una o con ambas fases, esto es, pueden estar no existencia de un pecho para su satisfacción. Esta
relacionados con una falla en el desarrollo de pensa­
mientos, o con una falla en el desarrollo del aparato * En el Diccionario Appleton’s Revised-Cuyas encontra-
para “pensar”, o sea, tratar con pensamientos, o con . mos los siguientes significados del término realization, em­
ambos a la vez. pleado en el texto inglés: realización, verificación, concep­
ción, comprensión. Hemos elegido realización en la presente
Los “pensamientos” pueden ser clasificados, de traducción por creer que en su acepción española de: “acción
acuerdo con la naturaleza de la historia de su desarro­ y efecto de realizarse” y “realizarse: verificar, hacer real y
Idea.opinión
llo, como preconcepciones, concepciones o pensamien­ efectiva una cosa” (Espasa-Calpc Abreviado) y “darse cuen­
tos. y finalmente, conceptos; los conceptos tienen nom­ ta”, “comprender”, efectuar”, “llevar a cabo” , expresa la
intención de Bion. (IV. del T .)
154 V O LV IE N D O A P E N S A R 155
VV. R . B IO N

conjunción es experimentada como un no-pecho o un se^produce un desarrollo hipertrófico del aparato para
pecho “ausente” adentro. El próximo paso depende la identificación proyectiva. El modelo que propongo
de la capacidad del niño para tolerar frustraciones: en para este desarrollo es una 'psiquis que opera basada
particular depende de si la decisión es eludir la frus­ erTel principio que la evacuación de un pecho malo
tración o modificarla. es. sinónimo de la obtención de suministros de un pe­
¡ Si la capacidad para tolerar la frustración es sufi­ cho bueno.
ciente el “no-pecho” adentro deviene un pensamiento, t El resultado final es que todos los pensamientos son
i y se desarrolla un aparato para “pensar”. Esto inicia
.tratados como si fueran indistinguibles de los objetos
el estado descripto por Freud en Los dos principios !malos internos; se siente que la máquina apropiada
del suceder psíquico, en el que el predominio del prin­ es, no un aparato para pensar los pensamientos, sino
Se produce al mismo tiempo
cipio de realidad es sincrónico con el desarrollo de un aparato para librar a la psiquis de la acumulación
una capacidad para pensar, y de este modo para cerrar de objetos malos internos. El punto crucial está en la
la brecha de la frustración que se produce entre el decisión entre modificar o eludir la frustración.
momento en que se siente un deseo y el momento en 102. Elementos matemáticos, tales como rectas, pun­
queda acción apropiada para satisfacer el deseo cul­ tos, círculos y algo que corresponde a lo que más tarde
mina en su satisfacción. La capacidad para tolerar es conocido como números, derivan de realizaciones
frustración permite a la psiquis desarrollar pensamien­ de dualidades como en pecho y niño, dos ojos, dos piés,
tos como un medio por el cual la frustración que es etcétera.
tolerada se hace más tolerable. Si la capacidad para Si la intolerancia de la frustración no es demasiado
tolerar la frustración es inadecuada, el “no-pecho” intensa, la modificación se convierte en el fin domi­
malo interno, que una personalidad capaz de madurez nante. El desarrollo de elementos matemáticos, u ob­
reconoce finalmente como un pensamiento, confronta jetos matemáticos como los denomina Aristóteles, es
a la psiquis con la necesidad de decidir entre evadir la análogo al desarrollo de concepciones.
: frustración o modificarla. Si la intolerancia a la frustración predomina, se to­
La incapacidad de tolerar la frustración inclina la man medidas para evadir la percepción de la realiza-
balanza en la dirección de eludir la frustración. El > ción por medio de ataques destructivos. En la medida
resultado es una significativa desviación de los hechos que la preconcepción y la realización entran en con­
que Freud describe como característico del pensamien­ junción se forman concepciones matemáticas, pero
to en la fase de predominio del principio de realidad. éstas son tratadas como si fueran indistinguibles de las
Lo que debería ser un pensamiento, un producto de cosas-en-sí y son evacuadas a alta velocidad como pro­
la'yuxtaposición de una preconcepción con una reali­ yectiles para aniquilar el espacio. En la medida en que
zación negativa, se transforma en un objeto malo, in­ el espacio y el tiempo son percibidos como idénticos a
distinguible de una cosa-en-sí-misma, adecuada solo un objeto malo que es destruido, es decir, como un
para ser evacuada. Por consiguiente, el desarrollo de no-pecho, la realización que debiera entrar en conjun­
un aparato para pensar se ve perturbado, y__en cambio ción con la preconcepción no está disponible para
156 W . R. BION VOLVIENDO A PENSAR 157

I completar las condiciones necesarias para la formación se asume la omnisciencia como sustituto del aprendi­
de una concepción. El predominio de la identificación zaje a través de la experiencia con la ayuda de pensa­
proyectiva confunde la distinción entre el self y el mientos y del pensar. No existe por lo tanto una acti­
objeto externo. Esto contribuye a la ausencia de cual­ vidad psíquica que discrimine entre lo verdadero y lo :
quier percepción de dualidad, desde que esta percep­ falso. La omnisciencia substituye la discriminación en­
ción depende del reconocimiento de una diferencia tre lo verdadero y lo falso, por la afirmación dictato­
entre sujeto y objeto. rial de que una cosa es moralmente correcta y otra
Me di cuenta gráficamente de la relación con el equivocada. La suposición de omnisciencia que niega
tiempo, gracias a un paciente que decía una y otra realidad asegura que la moral así engendrada sea una
vez que estaba perdiendo el tiempo —y continuaba función de la psicosis. La discriminación entre lo ver­
perdiéndolo. Las consecuencias de esto se pueden ver dadero y lo falso es una función de la parte no psicó-
ilustradas en Alicia en el país de las maravillas, en tica de la personalidad y de sus factores. Existe así en/
el episodio del “Té del sombrerero loco”, donde siem­ potencia un conflicto entre la afirmación de la verdad
pre son las cuatro de la tarde. y la afirmación de un ascendiente moral. El extremis­
La incapacidad para tolerar frustración puede obs­ mo de una contagia a la otra.
truir el desarrollo de pensamientos y de una capacidad 103. Algunas preconcepciones se relacionan con ex­
de pensar, aunque una capacidad de pensar disminui­ pectativas del self. El aparato preconceptual está ade­
ría la sensación de frustración inherente a la aprecia­ cuado para realizaciones que caen dentro de la redu­
ción de la distancia entre un deseo y su satisfacción. cida variedad de circunstancias adecuadas a la super­
Las concepciones, esto es, el resultado entre una pre­ vivencia del niño. Una circunstancia que afecta la
concepción y su realización, repite de un modo más supervivencia es la personalidad del niño mismo.
complejo la historia de la preconcepción. Una concep­ Por lo común, la personalidad del niño, así como
ción no necesariamente encuentra una realización que otros elementos ambientales, esta manejada por la ma­
aproxime lo suficiente como para satisfacer. Si la frus­ dre. Si la madre y el niño están adaptados el uno al
tración puede ser tolerada la conjunción de concepción otro, la identificación proyectiva desempeñará un papel
y realización, ya sean positivas o negativas, inicia los principal en este manejo, a través del funcionamiento
procedimientos necesarios para aprender de la expe­ de un sentido de realidad rudimentario y frágil, la
riencia. identificación proyectiva, habitualmente una fantasía
* Si la intolerancia de la frustración no es tan grande omnipotente, opera en este caso realísticamente. Esta,
como para poner en actividad los mecanismos de eva­ pienso, es su condición normal. Cuando M. Klein
sión, pero es lo suficientemente intensa como para pre­ habla de un “exceso” de identificación proyectiva, creo
dominar sobre el principio de realidad, la personalidad que el término “exceso” debe comprenderse no sólo
desarrolla omnipotencia como sustituto de la conjun­ como si se aplicara exclusivamente a la frecuencia con
ción de la preconcepción, o de la concepción, con la que se utiliza el mecanismo de identificación proyec­
realización negativa de un hecho. Esto implica que tiva, sino a una excesiva creencia en la omnipotencia.
158 W . R. BION VOLVIENDO A PENSAR 159

Gomo actividad realista se evidencia como una con­ 104. He descripto anteriormente (en un Congreso
ducta razonablemente calculada para despertar en la Científico de la Sociedad Psicoanalítica Británica) la
madre sentimientos de los que el niño desea liberarse. utilización de un concepto de “función-alfa” como ins­
Si el niño siente que está muriendo puede despertar trumento de trabajo en el análisis de perturbaciones
en la madre el temor a su muerte. Una madre equi­ del pensamiento. Me pareció entonces conveniente
librada podrá aceptar estos temores y reaccionar tera­ postular una función-alfa que convierte los datos de
péuticamente: es decir, haciendo que el niño sienta los sentidos eri elementos-alfa, y qué de este modo
que se le devuelve su atemorizada personalidad pero proporciona a la psiquis el material necesario para los
en forma tal que puede tolerarla (los temores son pensamientos de los sueños, y por lo tanto, la capacidad
manejables por la personalidad del niño). Si la madre de despertarse o dormirse, de estar consciente o incons­
no puede tolerar esas proyecciones, el niño se ve redu­ ciente. De acuerdo con esta teoría la conciencia de­
cido a continuar la identificación proyectiva llevada pende de la función alfa y es una lógica necesidad
a cabo con mayor fuerza y frecuencia. El incremento suponer que dicha función existe si vamos a suponer
de la intensidad parece despojar a la proyección de su que el self puede tener conciencia de sí mismo en el
penumbra de significado. La reintroyección se efectúa sentido de que se conoce a sí mismo por haberse expe­
con fuerza y frecuencia similares. Deduciendo los sen­ rimentado a sí mismo. Sin embargo, el fracaso en
timientos del paciente a través de su comportamiento
en el consultorio, y utilizando tales deducciones, para establecer una relación entre el niño y la ifíkdre en la
construir un modelo, el niño de mi modelo no actúa que la identificación proyectiva normal sea posible,
en la forma que yo supondría habitualmente actuaría impide el desarrollo de una función alfa y por lo tanto
un paciente adulto que piensa. Actúa como si sintiese de una diferenciáción de elementos en conscientes o
que ha aparecido un objeto interno dotado de las ca­ inconscientes.
racterísticas de un “pecho” voraz en forma de vagina, La dificultad se salva restringiendo el término “con­
que despoja de su bondad a todo cuanto el niño recibe ciencia” al significado que le confiere la definición de;
o da, dejando sólo objetos degenerados. Este objeto Freud. Utilizando el término “conciencia” en este sen­
interno quita al huésped que lo aloja, toda posible tido restringido, es posible suponer que esta conciencia
comprensión. En el análisis, estos pacientes son inca­ obtiene “datos sensoriales” del self, pero no existe una
paces de recibir lo que el ambiente les ofrece, y por función alfa que los convierta en elementos alfa y que
consiguiente, recibir de su analista. Las consecuencias permita por lo tanto una capacidad de ser consciente
para el desarrollo de una capacidad de pensar son gra­ o inconsciente del self. La personalidad del niño por
ves; me referiré tan sólo a una, es decir, el desarrollo sí misma es incapaz de utilizar los datos de los senti­
precoz de la conciencia. dos, y tiene que evacuar esos elementos en la madre,
\ Con conciencia entiendo en este contexto, lo que y confiar en ella para hacer todo cuanto sea necesario
Freud describió como un “órgano sensorial para la para convertirlos en una forma adecuada que le per­
¡ percepción de las cualidades psíquicas”. mita al niño utilizarlos como elementos alfa.
160 W. R . B IO N
V O L V IE N D O A P E N S A R 161
La limitada conciencia definida por Freud, que yo ción proyectiva implica que en lugar de un objeto ;
utilizo a mi vez para definir una conciencia infantil comprensivo el niño tiene un objeto voluntariamente
rudimentaria no se relaciona con un inconsciente. To- incomprensivo, con el cual se identifica. Más aún, sus
J das las impresiones del self tienen igual valor; todas cualidades psíquicas son percibidas por una concien­
son conscientes. L a capacidad materna para el ensue­ cia precoz y frágil.
ño ( reverte) es el órgano receptor de la cosecha de 105. El aparato de que dispone la psiquis puede r
sensaciones de sí mismo que el niño obtiene por medio considerarse como constituido por cuatro partes:
de su conciencia.
Una conciencia rudimentaria no podría cumplir las 1) El pensamiento, asociado con la modificación y
tareas que por lo común atribuimos al dominio de la la evasión.
conciencia y sería equivocado intentar separar el tér­ 2) L a identificación proyectiva, asociada con la
mino “ conciencia” de la esfera del uso común donde evasión por la evacuación y que no debe ser confundida
se la aplica a funciones mentales de gran importancia con la identificación proyectiva normal (o como dije
en el pensamiento racional. Por el momento hago la en el parágrafo 103 “ realística” .
distinción tan sólo para mostrar lo que ocurre si se 3) Omnisciencia (sobre le principio de tout savoir,
produce una ruptura en el Ínterjuego a través de la iout condamner).
identificación proyectiva entre la conciencia rudimen­ 4) Comunicación. 1
taria y el ensueño materno. El examen del aparato que acabo de describir en
Un desarrollo normal tendrá lugar si la relación estos cuatro puntos, demuestra que está destinado a
entre el niño y el pecho permite a aquél proyectar un manejar pensamientos en el sentido amplio del térmi­
sentimiento, por ejemplo, que se está muriendo, en la no, es decir, incluyendo todos los objetos que he des-
madre y reintrovectarlo después que su estadía en el cripto como concepciones, pensamientos, pensamientos
pecho lo ha tornado tolerable para la psiquis del niño. del sueño, elementos alfa y elementos beta, como si se
Si la proyección no es aceptada por la madre, el niño tratase de objetos que deben ser manejados: a) por­
siente que a su sentimiento de que se está muriendo que en una u otra forma contenían o expresaban un
lé es arrancado su significado. Por lo tanto, lo que problema, y b) porque eran en sí sentidos como excre­
reintróyecta no es un miedo:_3e morirse que se ha cencias indeseables de la psiquis y requerían atención
tornado tolerable, sino un terror sin nombre. y eliminación por uno u otro medio, por esa misma
¡J Las tareas que la ruptura en la capacidad del en­ razón.
sueño de la madre ha dejado inconclusas se imponen
106. Como expresiones de un problema, es evidente ‘
a la conciencia rudimentaria; todas están relacionadas
que requieren un aparato destinado a desempeñar la
en grados diferentes con la función de correlación.
misma función de cerrar la brecha entre el conocimien­
•i L a conciencia rudimentaria no puede llevar el peso to y la apreciación de carencia y la acción destinada
de la tarea con que se la ha cargado. El estableci­ a modificar la carencia, tal como la que desempeña
miento interno de un objeto que rechaza la identifica­ la función alfa al cerrar la brecha entre los datos de
162 W . R. BIÓN VOLVIENDO A PENSAR 163
los sentidos y la apreciación de los datos de los sentidos. Esto me lleva a la comunicación. En su origen la
, (Én este contexto incluyo la percepción de las cuali­ comunicación se efectúa por la identificación proyec-
dades psíquicas como requiriendo el mismo tratamiento tiva realista. Este sistema primitivo del niño sufre
que los datos de los sentidos.) En otras palabras, del distintas vicisitudes incluso, como hemos visto, la de­
mismo modo que los datos de los sentidos deben ser gradación a través de la hipertrofia de la fantasía
modificados y elaborados por la función alfa para tor­ omnipotente. Si la relación con el pecho es buena,
narlos disponibles para pensamientos del sueño, etcé­ podrá convertirse' en una capacidad del self para to­
tera, del mismo modo los pensamientos tienen que ser lerar sus propias cualidades psíquicas y preparar así el
elaborados para hacerlos disponibles para ser traduci­ camino para la función alfa y el pensamiento normal.
dos en acción. Pero también se desarrolla como parte de la capacidad
La traducción en acción involucra publicación, co­ social del individuo, Este proceso, de gran importancia
municación y sentido común. He evitado hasta el mo­ en los dinamismos del grupo, virtualmente no ha reci­
mento la discusión de estos aspectos del pensamiento bido atención; su ausencia haría imposible inclusive la
aun cuando están implícitos en la discusión y uno al comunicación científica. ...Sin embargo, su presencia
menos ha sido abiertamente bosquejado; me refiero a puede provocar sentimientos de persecución entre los
la correlación. receptores de la comunicación. La necesidad de dis­
, La publicación en su origen puede ser considerada minuir los sentimientos persecutorios intensifica la ten­
I como poco más que una función de los pensamientos, dencia hacia la abstracción en la formulación de co­
es decir, hacer accesibles a la conciencia los datos sen­ municaciones científicas. La función de los elementos
soriales. Quiero reservar este término para las opera­ dé comunicación, palabras y signos, es la de transmitir
ciones necesarias para hacer público lo que es cono­ ya'sea por medios de simples sustantivos o grupos ver­
cimiento privado del individuo. Los problemas impli­ bales, el hecho de que ciertos fenómenos se hallen en
cados en esto pueden ser considerados como técnicos conjunción constante dentro del patrón de la relación
y emocionales. Los problemas emocionales se relacio­ que existe entre ellos.
nan con el hecho de que el individuo humano es un Una función importante de la comunicación es la
animal político y no puede realizarse plenamente fuera de alcanzar correlación. En tanto que la comunicación
de un grupo, ni puede satisfacer sus impulsos emocio­ sigue siendo una función privada, las concepciones, los
nales sin expresar su componente social. Sus impulsos, pensamientos^ y sus verbalizaciones son necesarios para
y me refiero a todos los impulsos, no tan sólo a los facilitar la conjunción de una serie de datos aportados
sexuales, son al mismo tiempo narcisísticos. El proble­ por los sentidos con otra. Si la conjunción de datos
ma reside en la resolución del conflicto entre el nar­ es armónica, se experimenta una sensación de verdad
cisismo y el social-ismo. El problema técnico es el que y es de desear que este sentimiento se exprese en una
se relaciona con la expresión de pensamientos o con­ afirmación análoga a una afirmación funcional de la
cepciones por medio del lenguaje, o su equivalente en verdad. El fracaso de esta conjunción de los datos de
signos. los sentidos, y por lo tanto de un punto de vista con
164 W . R. BION

sentido común, provoca un estado mental de debilidad


e í el paciente como si la inanición de verdad fuese
análoga a la inanición alimentaria. La veracidad de
una afirmación no implica que exista una realización
que se aproxime a esa afirmación de verdad.
Podemos considerar ahora más a fondo la relación
de la conciencia rudimentaria con las cualidades psí­ 10
quicas. Las emociones cumplen una función similar
para la psiquis a la que cumplen los sentidos en rela­ COMENTARIO 1
ción con objetos en el espacio y en el tiempo. Es decir,
el’ equivalente del punto de vista con sentido común Las alteraciones del pasado del paciente en “El me­
en el conocimiento privado es el punto de vista emo­ llizo imaginario” fueron concebidas para impedir que
cional común; si la visión de un objeto odiado se pone él mismo y cualquier otra persona que lo haya cono­
en conjunción con la visión del mismo objeto amado, cido piensen que la descripción se refiere a él. Ese
y la conjunción confirma que el objeto experimentado propósito subestima el poder de los rumores y la sus­
en las dos distintas emociones es el mismo objeto, se picacia.
experimenta un sentimiento de verdad. Entonces se Si se estima que las alteraciones son eficaces, hay
establece una correlación. que considerar a la narración como una ficción. Si el
"T07. TJna correlación similar, hecha posible al rela­ relato fuera una obra de-arte, sería tal vez razonable
cionar consciente e inconsciente con respecto a los pensar que se acerca más a la verdad que cualquier
fenómenos que se observan én el consultorio, le da a transcripción literal; pero este autor no es un artista.
los objetos psicoanalíticos una realidad que es incon­ Hay que desechar como vana a la expectativa de que
fundible, aun cuando su misma existencia haya sido el relato describa lo que realmente sucedió.
cuestionada. El primer párrafo es evocativo; se invita al lector
a considerar la gravedad de la enfermedad del pacien­
te, el estado de ánimo de alguien a quien se le ha acon­
sejado una seria operación del cerebro, el pesimismo
y la desesperanza de quien ha pasado por muchos años
de tratamiento ineficaz. Se prepara al lector para el
triunfo del psicoanálisis, en contraste con las desafor­
tunadas experiencias anteriores del paciente en el curso
de la psicoterapia.
1 Los números en bastardilla se refieren a los párrafos nu­
merados de las páginas precedentes.
166 W . R. BION VOLVIENDO A PENSAR 16 7

Los párrafos 2 y 3 son inexactos; las proposiciones taciones —parcialmente fundadas en mis ideas acerca
de esos dos párrafos enuncian hechos bastante aproxi­ del significado de la teoría psicoanalítica— seguida
mados a la realidad. Pensé esto en aquella época, y por una fiel exposición de las consecuencias de las in­
lo mismo pienso ahora. ¿Qué importancia hay que terpretaciones. En la actualidad me parece más co­
atribuir a estas afirmaciones, una en el artículo, efec­ rrecto considerar a este y a todos los demás artículos
tuada algunos meses después de la experiencia, y la escritos por mí (son estos los trabajos que conozco más
otra en este libro, hecha veinte años después? íntimamente) como conjuntos de proposiciones de ca­
Se acostumbra pensar que un informe escrito alre­ lidad variable. Por ejemplo, en el párrafo 5 la pro­
dedor de una hora después de los hechos que se pro­ posición inicial enuncia verbalmente una imagen vi­
pone describir tiene una validez intrínseca especial, y sual. Leyéndolo ahora, después de diecisiete años,
es superior al reláto redactado muchos meses, y hasta puedo recibir una impresión visual que en cierta me­
años, después. Yo supondré simplemente que se trata dida me recuerda algo que no es posible aprehender
de dos exposiciones distintas del mismo hecho, sin su­ sensorialmente: la depresión. La afirmación de que
gerir qué una sea superior a la otra. Se necesita alguna sus intervenciones eran “indiferentes y monosilábicas”,
técnica para revelar el carácter de ambos relatos y de en el contexto del resto del párrafo, me hace suponer
los elementos divergentes en ellos. Los historiadores ahora que el paciente estaba deprimido, pero esto no
están habituados a los usos de la historia “contempo­ es lo mismo que decir que él estaba deprimido que
ránea” y de la historia escrita lo bastante después de describirlo como indiferente y monosilábico. Esta es
los acontecimientos como para que “se hayan enfriado la clave de la situación, pues cuanto más libre es la
las pasiones” y la perspectiva sea más madura. El relación del psicoanalista con su paciente, más sutil es.
psicoanalista necesitará una definición más precisa de Se trata de una experiencia inefable. La interpreta­
los hechos que hay detrás de estas distinciones. ción del psicoanalista debe referirse a un estado mental
La necesidad de discreción implica la sustitución de que es tanto más- difícil de describir en términos senso­
ciertos hechos por invenciones concebidas de modo riales cuanto más se esfuerza aquél por ser preciso.
que no alteren de modo importante la exposición de En el psicoanálisis mismo no es tan difícil formular
las tensiones emotivas que formaban parte del con­ una interpretación como lo es aquí. Para comenzar, el
torno del paciente. No me cabe duda actualmente de paciente sabe, porque está presente, de qué está ha­
que esta noción es falaz, pues se hace la sustitución blando el psicoanalista. La interpretación del psico­
de acuerdo con ciertas concepciones previas derivadas analista y la asociación tienen las mismas cualidades
de la experiencia del psicoanálisis del paciente. El inherentes. Por lo tanto, la comunicación entre el psi­
marco emotivo del que deriva la exposición debe in­ coanalista y el paciente no presenta las mismas difi­
cluir mis ideas acerca de lo que aquél me dijo, mis cultades que la comunicación escrita entre el psicoana­
interpretaciones, y mis interpretaciones de los resulta­ lista y el lector.
dos de la entrevista. Cuando escribí eso pensé que es­ La experiencia de la comunicación del paciente y
taba presentando una fiel exposición de mis interpre­ la interpretación del psicoanalista es inefable y esen-
168 W. R. BION VOLVIENDO A PENSAR 169
cial. La comunicación de esta clase desempeña un sesión psicoanalítica. Pero ningún psicoanalista se con­
papel fundamental en toda interpretación ofrecida al tentará con dejar las cosas tal como están.
paciente psicótico. La reacción del paciente ante la Un caso especial del problema de la comunicación
interpretación a menudo depende más de esta cualidad entre el escritor y el lector psicoanalíticos, que volvió
de la interpretación que de su significado verbal. De­ a solicitar mi atención durante la preparación de estos
bido al carácter de la transferencia psicótica, el des­ artículos para su publicación, se presenta cuando es-
tiño del significado verbal depende de la reacción del critpr y lector son una misma persona. Podría supo­
paciente al tono de la interpretación. nerse que en este caso se dan las condiciones perfectas
La imagen sensorial, categoría C de la tabla, pro­ para la comunicación. Sin embargo, en la época en
porciona la sustancia de la descripción del párrafo 5 que solía escribir largas notas sobre mis sesiones con
Si tratara de formularla en términos más precisos,
.
pacientes, comprobé que mi éxito no era mayor cuando
como lo puede hacer el hombre de ciencia con sus el intervalo entre la redacción y la lectura era relati­
fórmulas matemáticas, la comunicación degeneraría en vamente breve que ahora, cuando el intervalo se mide
un malabarismo verbal. Sin embargo, son necesarias en años. Al principio pensé que podría comprender
fórmulas más precisas para que el lector tenga una fácilmente anotaciones hechas rápidamente, un gara­
idea correcta de la asociación que debía ser interpre­ bato aquí, un signo de admiración allí, o alguna con­
tada. ¿Cómo podríamos lograr que la comunicación jetura o comentario interpolados acerca de mis impre­
entre el psicoanalista que escribe y el psicoanalista siones sobre lo que estaba sucediendo. No diré que
que lo lee sea por lo menos tan eficaz como la comu­ cuando las leía me resultaban carentes de significado,
nicación entre el analista y su paciente? Lo que hay pero no expresaban lo que yo había intentado decir.
A lo que más se parecían era a las notas soñolientas
que comunicar es indudablemente real; no obstante, que redactaba a veces para tratar de retener un sueño
todo psicoanalista conoce las frustraciones que depara que me parecía importante para estudiarlo por la ma­
el esfuerzo de aclarar, siquiera sea para otro psicoana­ ñana. Los garabatos quedaban; el sueño ya se había
lista, una experiencia que parece poco convincente en desvanecido. Comprobé que no tenían más utilidad
cuanto se la formula. Tal vez tengamos que resignar­ interpretativa que las notas que redactaba en estado
nos a la idea de que esa comunicación es imposible en de vigilia y en el momento. Lo mismo sucede con
la etapa actual del psicoanálisis. La transformación este trabajo. La exposición no me parece desdeñable;
de la experiencia psicoanalítica en formulaciones que creo que si se tratara de un informe de otro psicoana­
establezcan una comunicación entre el psicoanalista y lista me parecería bastante bueno. Pero no reconozco
el lector sigue siendo una actividad ineludible. Tal vez allí ni al paciente ni a mí mismo.
algunos deseen abordarla en términos de grupo, y otros Esta clase de experiencia me indujo a ensayar algu­
en términos matemáticos, científicos o artísticos. Qui­ nos experimentos en materia de anotaciones, entre los
zá haya otros que se contenten con el perfecciona­ cuales tal vez los más convincentes fueron las exposi­
miento de las interpretaciones en el contexto de la ciones deliberadamente subjetivas de mis sentimientos
170 W. R. BION VOLVIENDO A PENSAR 171
respecto del trabajo del día. Un fichero me servía la relación entre los objetos representados por la tabla?
para ubicar las referencias a los pacientes, de modo que En el contexto de esta exposición sostengo que el valor
podía examinar rápidamente el material cuando de­ real de la formulación designada como C3 está “lejos”
seaba recordar la historia psicoanalítica de alguno de del valor real representado por C4. ¿Sería la tabla
ellos. Pensé que esto era algo útil, en una o dos oca­ más representativa de los hechos que intenta concep-
siones. Tengo la misma impresión actualmente, por tualizar si las categorías aparecieran diferentemente
ejemplo, cuando leo los párrafos 8-11, pero no estoy ubicadas en el papel? Puede decirse que las notas a
seguro de en qué sentido esta fue una experiencia útil, las que me refiero pertenecen a categorías similares o
o lo es ahora. Finalmente abandoné totalmente las próximas por cuanto, si pretenden ser registros del
anotaciones, pero esto sucedió recién algunos años des­ pasado, su objeto es evocar recuerdos a los que se pre­
pués de haber escrito el primer artículo. No puedo sume inconscientes, porque se los ha olvidado, supri­
enunciar de un modo completo ni sencillo las razones mido o reprimido; para evocar ideas sobre el futuro
de esta decisión. Una de ellas, vinculada con lo que tienen que sugerir profecías o conjeturas acerca de lo
ahora nos interesa, fue que me di cuenta de que las que todavía no ha sucedido. La distancia entre am­
notas más sugestivas' eran aquellas en las que más me bas, no en términos espaciales sino temporales, puede
aproximaba a una representación de una imagen sen­ ser muy pequeña o muy grande. Además, si mi nota
sorial, por ejemplo, la rememoración visual de un me dice “lo que sucedió” en la sesión de ayer y me
hecho (un caso es el del párrafo 5). Pero lo que se hace pensar en lo que dentro de poco sucederá, en la
evocaba no era el pasado sino las interpretaciones sesión de hoy, ¿puede medirse la “distancia” entre
correctas posteriores al hecho. En suma, el valor de estas dos ideas por el tiempo que ha transcurrido en­
las notas no reside en la supuesta formulación de una tre las dos sesiones? Quizá sería mejor no concebirla
crónica del pasado, sino en la formulación de una como una distancia, espacial o temporal entre las
imagen sensorial que evoca el futuro. Lo que las notas ideas, sino pensar en términos de una diferencia rela­
permitían no era la preservación de la conciencia del tiva a alguna escala enteramente diferente desde el
pasado sino la evocación de expectativas del futuro. punto de vista genético de las del espacio y el tiempo
De acuerdo con la tabla que he tratado de elaborar físicos. Podemos preguntamos además en qué sentido
con este fjn, las proposiciones contenidas en mis notas útil puede decirse que la mente “viaja” con la “velo­
pertenecen más bien a la categoría C4 que a la C3. cidad del pensamiento” desde la tierra al “quasar”
En la tabla estas dos categorías se presentan en más próximo?
estrecha proximidad. Es común en la vida cotidiana Para los psicoanalistas estas no son ideas sino cues­
escuchar que por sus opiniones dos personas están en tiones prácticas; piénsese en la importancia que tiene
“polos opuestos” ; esta no es más que una expresión para el psicoanálisis la capacidad del psicoanalista, o
de la “distancia” mental. La imagen visual de la tabla del paciente, para captar una idea muy “lentamente”
sugiere que estas categorías son vecinas; ¿debemos su­ o muy “rápido”. Suele suceder que un paciente com­
poner por tanto que es correspondientemente estrecha prende tan rápidamente el significado de una Ínter-
172 W. R. BION VOLVIENDO A PENSAR 173

pretación que el psicoanalista se sorprende cuando un considerar una gama de pensamientos y sentimientos,
momento después aquél parece no tener ninguna no­ agradables o desagradables, tan amplia como sea po­
ción de lo que se le ha dicho. La rapidez de su pen­ sible. La idea de que su paciente podría suicidarse es
samiento lo lleva a dejar de lado la proposición que sólo un caso particular de las ideas penosas que el psi­
se está discutiendo antes de haber tenido tiempo para coanalista debe ser capaz de afrontar; de otra manera
comprenderla. Estoy describiendo toda esto en térmi­ no podría realizar la tarea que es su razón de ser, y
nos de experiencia sensorial. El modelo sirve para es­ que nadie más puede asumir, o sea, el análisis. Si el
clarecer muchos fenómenos del psicoanálisis, pero la análisis del impulso suicida no puede alterarlo, tam­
luz que arrojan estos modelos (incluyendo el que usa­ poco lo lograrán medidas preventivas tales como la
mos ahora) es incierta, y su inadecuación es fácilmente hospitalización. Otras personas tienen que desempeñar
perceptible. El psicoanalista necesita modelos de rápi­ papeles distintos en esa contingencia; tal vez ellas crean
da elaboración, ampliamente aplicables y sólidos. Los que el psicoanalista debería encargarse de estas otras
que utilizamos actualmente son de corto alcance. Son tareas. Tal creencia puede tener consecuencias des­
bastante útiles hasta cierto punto, pero se llega con agradables para éste. Sólo el psicoanalista está en con­
rapidez a este límite, y a partir del mismo el psico­ diciones de saber que su función es psicoanalizar. Se
analista no ve más que tinieblas. En mi opinión, esa halla sometido a presiones, está aislado y es vulnerable,
es la deficiencia de los trabajos que estoy comentando. sufre la tentación de abandonar su papel y asumir otro
Los comento porque ese defecto no les es peculiar, sino que, por impropio que sea para él, concuerda con las
que caracteriza al método que ellos representan. El convenciones y prejuicios aceptados por el grupo. Si
problema está en transformar formulaciones tales co­ hace esto último compromete irremediablemente al
mo “tiempo”, “distancia”, “espacio”, de modo que la psicoanálisis. El paciente pierde a su psicoanalista y
reformulación no sea tan abstracta como para conver­ gana un auxiliar de dudoso valor.
tirse en malabarismo verbal, ni tan cargada de signifi­ Estos argumentos se aplican con la misma fuerza a
cado como para obstruir el progreso. la suposición de que el paciente podría convertirse en
La nota de un psicoanalista sobre una sesión puede psicoanalista, posibilidad que el analista debería tener
estar lejos de ser un registro de lo acontecido, y puede en cuenta 2. Si es capaz de considerar toda una gama
aproximarse a una previsión de hechos futuros. La de posibilidades, desde el suicidio de su paciente hasta
formación científica parece involucrar la suposición de la supervivencia de éste como una personalidad ro­
que la capacidad de prever es una cualidad deseable busta y estable, el psicoanalista debería ser capaz de
y digna de ser desarrollada. Para el psicoanalista sería psicoanalizar cada una de ellas según se presente en
importante poder predecir un intento de suicidio del el contexto del análisis. El escollo que hace naufragar
paciente, o bien su probable mejoría. Examinemos
más atentamente esta suposición. Si se piensa que el 2 En “The Relation of Anal Masturbation to Projective
Identification”, de D. Meltzer, aparecido en el International
psicoanalista debe prever un intento suicida de su pa­ Journal of Psycho-Analysis (1966), 47, 335, se hallarán im­
ciente, eso significa meramente que debe ser capaz de portantes comentarios relativos al análisis didáctico.
174 W . R. BION VOLVIENDO A PENSAR 175

al análisis es la intromisión de los recuerdos y deseos donadas, y que aquella no se proponía vincular. En
del psicoanalista; tendré ocasión de referirme a esto la actualidad no pienso que la pauta del “mellizo ima­
más adelante 3. ginario” tenga importancia fundamental, aunque me
En 12 comienza una visión retrospectiva del análisis. ha permitido esclarecer algunos aspectos del psicoaná­
No tengo intención de discutir la exactitud de la des­ lisis de un hijo único. Muy a menudo es un elemento
cripción; voy a utilizarla para ilustrar mi punto de particular de la pauta más general de la escisión. El
vista actual. Tal como es, la exposición podría ser una paciente acerca del cual escribí no era un hijo único,
descripción de un recuerdo o de una evolución; es ne­ pero las circunstancias lo llevaron a sentirse como tal.
cesario distinguir entre uno y otra. En los comienzos de su carrera todo psicoanalista debe
En cuanto exposición de un recuerdo intenta des­ hallar su propio camino y llegar a teorías bien conoci­
cribir mi “recuerdo” de lo que ahora denomino una das y verificadas a través de las experiencias de su
“evolución”, a saber, la vinculación, gracias a una propio modo de percibir situaciones. Es obvio que la
súbita intuición, de una cantidad de fenómenos apa­ visión personal que se aproxima a alguna teoría que
rentemente inconexos, que adquieren así una coheren­ ha aprendido es única, y por tanto puede parecerle
cia y un significado que antes no poseían. Distingo tan diferente de la formulación teórica que no puede
esto de la relación de la historia contada por el cuñado percatarse de la relación entre una y otra. Es posible
homosexual. A este elemento y a otros similares los en cambio que violente una teoría para adaptarla a
considero “recuerdos”, así como también a las reme­ una situación, pues al analista inexperto le resulta di­
moraciones más bien deliberadas y laboriosas, como la fícil tolerar la duda y la incertidumbre que piensa que
del paciente que reconstruye un sueño que cree haber un analista más experimentado —probablemente su
tenido. Contrasta con este el sueño recordado repen­ propio analista— no tendría. Errores de esta clase no
tinamente, como totalidad. O tal vez olvidado, también son peligrosos: “descubrimientos originales” de cosas
en su conjunto. Esta experiencia se asemeja al fenó­ ya bien sabidas, y “confirmaciones” que no serían con­
meno de la transformación de la posición esquizopa- sideradas tales si se tuviera una intuición clínica más
ranoide en posición depresiva. He llamado anterior­ madura. Es fatal para el buen análisis que la aplica­
mente la atención sobre una notable descripción de la ción prematura de una teoría se convierta en un hábi­
experiencia en La ciencia y el método, de H. Poincaré. to, que le impide al psicoanalista el ejercicio de su
El hecho descripto en 13 serviría muy bien como ejem­ intuición sobre el material nuevo y por tanto desco­
plo de una “evolución”. Del material que presenta el nocido.
paciente surge, como la imagen de un caleidoscopio, El sueño mencionado en 75 está expresado en las
una configuración que parece corresponder no sólo a palabras del paciente tanto como es posible. Supuse
la situación presente sino también a otras, que ante­ que había sido correctamente relatado por el paciente,
riormente no habían sido consideradas como interrela- correctamente recordado por mí y correctamente tras­
cripto. No hay duda de que esta cómoda suposición
3 Véase págs. 194-8. es falsa. No obstante sigue siendo cómoda, y la mayo-
176 W . R. BION VOLVIENDO A PENSAR 177

ría de los psicoanalistas, yo mismo incluido, seguirán como es posible. Aun teniendo en cuenta deficiencias
ateniéndose a ella en la mayoría de las ocasiones. Pero personales en la aptitud para describir, el verdadero
no siempre es oportuna, y según las modernas tenden­ problema reside en la carencia de instrumentos para
cias del psicoanálisis suposiciones de ese tipo inducen registrar la única parte de una sesión psicoanalítica
a error si no se las usa con circunspección. Si no se que es digna de ello. Ocasionalmente, como en 15,
percibe el momento en que una suposición a la que es posible registrar algo de un modo lo suficientemente
se sabe falsa pero que es cómoda deja de ser útil, se adecuado como para conducir a una evolución cuando
llega a desviaciones de la práctica psicoanalítica que el lector es el psicoanalista. La literatura psicoanalítica
culminan en un punto muerto donde impera el pesi­ tiene sentido, cuando más, para uno o dos de los lec­
mismo. No hago objeto de un comentario crítico a tores de un artículo particular; para los otros segura-
este sueño y a la exposición de 16-20 porque haya rente es la más pesada e insatisfactoria de las litera­
cambiado mi opinión acerca del valor de lo expuesto turas científicas.
en ese lugar, sino porque eso me servirá de punto de Si esta monotonía representara adecuadamente lo
apoyo para la exposición siguiente. percibido por el analista no habría perjuicio: el psico­
Según yo lo “recuerdo”, el paciente relató el sueño análisis desaparecería, como otras pseudociencias. A
con vivacidad. La narración ofrecida en 15 me hizo quien haya experimentado la realidad del psicoanálisis
recordar el episodio de manera tan “completa”, cuan­ le parecerá trágica la posibilidad de ese desenlace de
do la leí, que pienso que “evolucionó” en el curso de una mala comunicación. Las formulaciones del párrafo
la lectura. Esto contrasta con mi experiencia al releer 17 son de clase distinta de las de los párrafos 15 ó 16.
el párrafo 16. “Recordé” que en mi opinión mi inter­ Son descripciones de hechos en términos que son en
pretación era buena, “correcta”, como hubiera dicho sí mismos formulaciones teóricas de intuiciones psico-
entonces, y también que la experiencia del sueño y la analíticas. Por consiguiente, están muy alejadas del
interpretación tenían en su época la misma y convin­ mundo de la experiencia emotiva, y en cambio no lo
cente cualidad de realidad. La descripción de 16 no está la descripción de un sueño en el párrafo 15,
puede ahora hacer “evolucionar” nada, como lo puede aunque, como hemos visto, esta última es la descrip­
la de 15. No atribuyo esto a la inferior calidad de la ción de una descripción de algo que según el paciente
primera sino al diferente carácter de las dos formula­ le sucedió mientras dormía. En cuanto practicante del
ciones. La interpretación no me impresiona ni como psicoanálisis, tolero por el momento los recelos que
falsa ni como verdadera. En el caso de 15 experi­ suscitan fundamentos tan inseguros. Pienso que hay
mento ahora una “evolución” de la experiencia emo­ que percatarse de esta incertidumbre, pero dejándola
tiva; en el caso de 16 sólo experimento la sensación de lado hasta el momento en que sea pertinente. La
de una manipulación de teorías. diferencia de naturaleza entre 15 y 16, y también en­
Habiendo participado en la experiencia relatada, sé tre 17 y 19-20, ya no es tolerable, porque el carácter
que no hubo una falsificación deliberada o consciente. de nuestro trabajo actual no permite la indiscrimina­
Sé también que la formulación de 16 fue tan buena ción respecto de realizaciones tan distintas una de
178 W . R . B IO N V O L V IE N D O A PENSAR 179

otra. La formulación verbal del sueño en 15 es rela­ goría C. La descripción en esos términos evita el
tivamente tolerable; se la puede asignar a la categoría peligro que entraña el manejo de una jerga, pero sus­
C3. N o es posible considerar del mismo modo a las cita otros peligros que, aunque diferentes, son igual­
descripciones de los párrafos 16-20. Estas carecen de mente grandes. En primer lugar, esos términos no
la inmediatez que da sustancia a la descripción de 15. pueden representar la experiencia analítica que se pro­
De modo semejante, salvo para unos pocos psicoana­ ponen describir, sino sólo una experiencia sensorial de
listas, las formulaciones de 17 se convierten en enun­ hechos físicos, supuestamente análoga a la experiencia
ciaciones teóricas de intuiciones psicoanalíticas, que son mental. 18-20 son una transformación (ver W . R.
vulnerables porque carecen de “ sustancia” , por un la­ Bion, Transformations) de una experiencia emotiva
do, y de rigor científico, por otro. en una formulación verbal de una experiencia senso­
Tolero las formulaciones de los párrafos 17-18 por­ rial (19). Esta es quizá la representación más directa
que no podría presentar otras mejores, pero su valor en todo el pasaje 18-20.
es discutible pues lo que comunican tal vez nó valga En la experiencia no psicoanalítica ordinaria, sería
la pena comunicarlo, y en cambio lo que en la expe­ innecesario un examen riguroso; posiblemente lo sería
riencia psicoanalítica era digno de comunicar posible­ también en la mayoría de las experiencias psicoanalí­
mente no ha sido comunicado. ticas. N o tiene importancia para el hombre al que se
Respecto de 18-20 el problema es más complejo. refiere este trabajo, pero es pertinente en el psicoaná­
No puedo decir en este momento en qué medida la lisis de pacientes cuya percepción de la realidad está
exposición presentada refleja adecuadamente lo suce­ perturbada. Es esencial comprender la naturaleza de
dido. Sé que tuvo la intención de hacerlo, pero la las formulaciones que hace el psicoanalista de su expe­
experiencia psicoanalítica demuestra que esa impre­ riencia de la realidad para tener una visión de la na­
sión puede ser muy falaz. Además, desde entonces he turaleza de las formulaciones que hace el paciente de
aprendido que por larga que sea su propia experien­ su experiencia de la realidad, y poder luego compa­
cia analítica el psicoanalista no puede evitar deformar rarlas.
el material del análisis, si bien es posible que sus de­ La descripción en el último párrafo de 19 y el con­
formaciones sean menos burdas después de haber sido junto de 2Ó no aclara en qué medida el lector debe
analizado que antes. suponer que la exposición es una intuición directa de
Por Consiguiente, lo relatado en 18-20 puede haber lo que estaba sucediendo, y en qué medida un registro
sufrido la clase de deformación inconsciente que se de hechos seleccionados. En el psicoanálisis, el psico­
da en el psicoanálisis. Por otra parte esa exposición analista debe discernir la pauta subyacente mediante
fue escrita con el propósito consciente de “ ilustrar” lo un proceso de discriminación y selección. Si la expo­
que yo pensaba haber aprendido en la experiencia sición presentada es una selección hecha para demos­
analítica. La necesidad de “ ilustrar” el tema significa trar que la selección original fue correcta, carece in­
que se intenta representar la experiencia en términos dudablemente de valor. La discriminación y selección
de experiencia sensorial, o sea en términos de la cate­ conscientes del autor sólo son legítimas com o método
18 0 W . R. BION VOLVIENDO A PENSAR 181

de representación si la experiencia original es una ge- y efímero. Sin embargo, puede ofrecer una interpre­
nuina evolución de una intuición psicoanalítica, esto tación, y el paciente experimenta la realización a la
es, la revelación de una coherencia por un “hecho que aquélla trató de aproximarse. En lo que atañe a
seleccionado”. la comunicación psicoanalítica, el lector no disfruta
En los pasajes mencionados hay otra complicación, de la misma ventaja del paciente. Depende de una
debida a que tuve que falsificar deliberadamente los transformación verbal de la experiencia psicoanalítica,
hechos para hacer imposible la identificación del pa­ que ha sido formulada por la misma persona que ha
ciente. Logré mi propósito, pero al precio de presentar hecho la interpretación, en los términos que ella decide
una exposición que ahora considero desprovista de emplear.
valor. No representa la percepción que yo quería des­ No hay nada nuevo en la crítica de falta de objeti­
cribir y no explica las interpretaciones ofrecidas. vidad que se dirige al psicoanálisis, y no voy a perder
Esto nos lleva al dilema de la comunicación psico­ tiempo refiriéndome a ella. Deseo considerar algunas
analítica tal como es en la actualidad. El registro de de las deficiencias que se subsume bajo este rubro, y
una sesión (o sea, la realización psicoanalítica) puede especialmente cuál se supone que es la diferencia entre
ser una jerigonza literal e incomprensible o bien una los párrafos penúltimo y último en 20. En mi opinión,
representación artística. No es necesario que nos de­ el presunto relato de lo que ocurrió es simplemente
tengamos aquí para referirnos a la primera; la última, una no muy buena formulación de categoría G3. Es
suponiendo que el psicoanalista tenga la capacidad decir que para trasmitir al lector una impresión de la
artística requerida, involucra una transformación du­ experiencia psicoanalítica (que en realidad no es algo
rante la cual se efectúan una selección y un ordena­ que pueda ser visto, olido ni oído, pues uno no está
miento del material. La interpretación que se le da escuchando lo que el paciente cree estar diciendo), se
al paciente es una formulación que se propone revelar da una descripción ,en términos de lo que puede ser
una pauta subyacente. Por lo tanto, es similar a la fór­ experimentado sensorialmente. No puede causar asom­
mula matemática tal como la define Poincaré (Science bro pues que las interpretaciones psicoanalíticas des­
and Method, edición Dover Books, pág. 30). Es se­ pierten escepticismo.
mejante también a algunos aspectos de la pintura, la Aunque nadie duda de la realidad de la ansiedad,
escultura y la composición musical. En el mejor de por ejemplo, no es posible aprehenderla sensorialmente.
los casos estas formulaciones nos hacen tomar concien­ En la práctica psicoanalítica no nos interesan las ma­
cia de la coherencia y el orden allí donde, sin ellas, nifestaciones más bastas, ni siquiera de la ansiedad;
reinarían la incoherencia y el desorden. dos psicoanalistas podrían disentir respecto de un pa­
En la práctica, el psicoanalista no está en condicio­ ciente que expresa intensa hostilidad hacia el analista.
nes, aunque tenga cualidades para ello, de llegar a Uno de ellos podría súponer que lo impulsa la ansie­
una creación artística, a menos que pensemos que la dad, y el otro que está manifestando un temor perse­
aptitud para expresarse en la conversación puede ser cutorio. Cuanto más experto y sensitivo es el psico­
sublimada hasta alcanzar la forma de un arte menor analista más capaz es de experimentar los fenómenos
1 82 W . R. BION VOLVIENDO A PENSAR 183
no sensoriables que tienen lugar ante él. Por consi­ p relación, pero es posible en cambio aprender algo
guiente, el psicoanalista tendría que ser capaz de co­ comparando el carácter de la interpretación con el
municar algo que es en realidad inefable. Tendría carácter de la asociación.
que haber una significativa diferencia entre la formu­ En 22 se relata parte de un sueño. Hay dos pala­
lación de lo que se sostiene que ha sucedido y la for­ bras, “furor” y “aterrorizado” que, si suponemos qije
mulación que pretende ser una interpretación. ¿Cuál se las ha empleado correctamente, representan y co­
es esa importante diferencia? ¿Cuál es la diferencia munican una realidad psíquica. El contexto en el cual
significativa que existe entre lo que fue expresado en se las utiliza es una transformación verbal de una ima­
la sesión psicoanalítica y la interpretación que da de gen visual. Ese contexto y los términos “furor” y
ello el psicoanalista?
Los debates psicoanalíticos consisten a menudo de “aterrorizado” suscitan en mí una intensa impresión,
comparaciones de lo que el paciente ha dicho con las aún en la actualidad, cuando no puedo recordar con
interpretaciones que han sido, o podrían haber sido, certeza la ocasión a la que se hace referencia. A este
dadas. Aparte de la objeción de que la comunicación respecto se trata de algo diferente de la interpretación
psicoanalítica contiene dos versiones de la misma ob­ mencionada, que no causa efecto alguno; no me cabe
servación, el examen demuestra la futilidad de com­ duda de que ella representa lo que dije en esa oportu­
parar asociación con interpretación. Las asociaciones nidad. Su ineficacia no puede sorprender, pues se
son innumerables, y también lo son las interpretacio­ formula la interpretación en términos de la categoría
nes; es ocioso, por tanto, tratar de cotejar unas con F6. O sea que la formulación es compleja y se propone
otras. Más aún dado que el relato de las asociaciones ser un equivalente mental de la acción. Se la concibe
del paciente es una transformación, y la transforma­ como una acción psicoanalítica. Como el conjunto de
ción introduce una deformación que no puede ser co­ las categorías F, G y H, tiende a reducirse a una ma­
rregida. La deformación debida a la personalidad del nipulación de términos técnicos carente de sentido.
psicoanalista no se produce de manera constante en la Este es precisamente el peligro que puede preverse en
asociación que refiere y la interpretación que ofrece el caso de todas las formulaciones complejas. Lo ex­
de la misma. A veces el estudiante menciona una presa el relato presentado en 31 ; las interpretaciones
interpretación que no le dijo al paciente casi nada dejan la sensación de ser manipulaciones verbales ca­
más que lo que ya había dicho la asociación. En tales rentes de significado. Carecen de permanencia, no son
casos los psicoanalistas consideran que la interpretación perdurables; a este respecto difieren de las expresiones
es deficiente. Hay ocasiones en que la interpretación estéticas.
es casi literalmente idéntica a la asociación, pero como Este problema no se suscita en el momento de la
el psicoanalista confirma con su autoridad lo expresado interpretación, pues el psicoanalista y el paciente pue­
por el paciente esa interpretación produce un cambio den compararla con los hechos que ella intenta inter­
importante. Está claro, por tanto, que no es posible pretar. El lector no puede hacer otro tanto, y ninguna
descripción, por apta que sea, y ninguna interpreta­
ción, por oportuna que sea, pueden compensar la igno-
184 W. R . B IO N V O L V IE N D O A P E N S A R 185
rancia del lector respecto de los hechos con los que presión jugara un papel fundamental. En ningún
tienen relación. momento pareció preocuparse seriamente por sí mis­
Si se intuye correctamente la situación psicoanalítica mo en calidad de paciente que necesita curarse, ni
— prefiero el término “ intuir” a “ observar” , “ escu­ siquiera cuando hablaba de los estudiantes que había
char” o “ ver” , pues no entraña una penumbra de aso­ enviado a ver especialistas. Fue el primer paciente
ciación sensorial—• el psicoanalista puede comprobar que me hizo preguntarme si la idea de curación no
que el idioma corriente hablado es sorprendentemente introduce un criterio poco pertinente en el psicoaná­
adecuado para la formulación de su interpretación. lisis. Volveré sobre esto 4. Por el momento llamaré
Por otro lado, la situación emotiva permite que la in­ la atención hacia el contraste entre la movilidad psi­
terpretación le resulte comprensible al paciente, si bien coanalítica y la rigidez moral que se observa al co­
la presencia de resistencias imponen modificar esta mienzo de 27. Más adelante agregaré algo sobre el
afirmación para que no parezca demasiado optimista. punto.
Como resultado, las interpretaciones que, al ser leí­ Al final de 29 y al comienzo de 30, me refiero al
das, no dan la impresión de ser útiles, suelen ser en problema suscitado por una creciente intuición. No
realidad eficaces. Dado que es importante comprender sabía entonces hasta qué punto es común esta expe­
el proceso del desarrollo psicoanalítico, el hecho de riencia. En el trabajo sobre la diferenciación entre las
que no se logre comunicar la experiencia no sensorial personalidades psicóticas y no psicóticas (pág. 6 4 ), hay
en la que se basa la interpretación es una deficiencia un ejemplo de la profundización de una intuición y
de la práctica psicoanalítica en su fase actual de desa­ del peligro que' representa para el desarrollo del indi­
rrollo. Sospecho que también contribuye a atizar la viduo. El tema está tratado con mayor amplitud en
controversia, más bien fútil, acerca de las teorías psi- “ Cambio catastrófico” B, donde explico que forma par­
coanalíticas; el debate debería aclarar qué teoría ha te de una difundida configuración. Dejaré el tópico
sido aplicada a qué realización psicoanalítica. Pero no para referirme al uso de términos com o “ difundida” ,
lo hace, pues nadie ha descubierto un método que “ superficial” , empleados en el segundo párrafo de 31,
haga posible la comunicación de esta relación decisiva y otros tomados de las realizaciones del espacio físico.
entre la interpretación y la realización. Ni siquiera El modelo freudiano de la psiquis, ilustrado por un
en el caso de 15 pude presentar con claridad esa rela­ diagrama, está basado en una realización del espacio
ción; mucho menos aún en 23-24. fisico; la representación lineal contribuye a reforzar una
En 26 se habla de una considerable movilidad psico­ impresión que hasta ahora no parece haber creado difi­
analítica. El paciente es capaz de pasar de un estado cultades. Ha facilitado la comprensión y los descubri­
psíquico a otro con cierta libertad. No recuerdo ahora mientos; pero tales modelos son inadecuados para la
que él se haya sentido “ mejor” o haya empleado tér­ investigación de pacientes cuya orientación en el es-
minos que sugirieran alguna noción de “ cura” o “ en­
fermedad” . Esto concordaba con su actitud pesimista 4 Véase págs. 205-6.
5 Scientific Bulletin of the British Psycho-Analytical So-
y escéptica, pero no daba la impresión de que la de­ riety, n° 5, 1966.
186 W. R. BION VOLVIENDO A PENSAR 187
pació y el tiempo es defectuosa. Para comprendei cuando el psicoanalista tiene motivos para cuestionar
estas deficiencias, hay que emplear en su investigación la utilidad de una interpretación basada en la acep­
un modelo más aproximado a la realización que el tación de esa convención, cosa que a mí me ha suce­
modelo usado por el paciente. Si un paciente se con­ dido. El problema se hace aun más complejo cuando
duce como si no tuviera conciencia del paso del tiem­ se_ nos revela, en el caso de ciertos pacientes, que las
po, y el analista considera a este paso del tiempo y a mediciones del tiempo y del espacio se fundan en la
la no percepción del mismo como algo importante, realidad psíquica y no en el tiempo o el espacio
necesita averiguar cómo se ha producido la diferencia físicos; ambas mediciones sólo le resultan posibles al
de actitud. ¿De qué se ha percatado el analista y paciente capaz de tolerar la frustración, pues ambas
cómo llega a percatarse de ello? ¿“Pasa” el “tiempo”? provienen de estimaciones de la frustración. Si un
Si no sucede esto, es absurdo esperar que el paciente paciente no puede tolerar la frustración, impide el
se de cuenta de ese “pasaje”. La mayoría de la gente desarrollo de cualquier aparato que sirva para medirla.
acepta la existencia de una realización que estaría ade­ Por consiguiente, si se halla a tantos años, o tantos
cuadamente representada por la formulación “el tiem­ minutos, de su objetivo, aniquila el espacio o el tiempo
po pasa” pero el paciente psicótico suele no tener con­ que mide esa frustración. Se ve así trabado el desarro­
ciencia de aquélla y no se conduce como si la formu­ llo jde usos más elaborados de esta capacidad, tales
lación mencionada representara una réalización impor­ como la medición del tiempo o el espacio. Se origina
tante. ¿ Aceptaría ese paciente el significado de la rea­ una situación en la que el paciente se múestrajreacio
lización si se la representara mediante una formula­ a admitir una conciencia de la distancia o del tiempo.
ción que se le aproximara más? La proposición “el Por lo común esto no tiene importancia, pigro cuando
tiempo pasa” consiste de palabras derivadas de la ex­ comencé a considerar la naturaleza del recuerdo y del
periencia sensorial, y es una formulación verbal que deseo caí en la cuenta de que eran el “pasado” y el
pertenece a la categoría C. Dicho brevemente, para “futuro” del mismo impulso. Esto me hizo percatar
comprender en qué forma el paciente se aparta de lo dé la necesidad de revisar las nociones imperantes en
“normal” es necesario tener una idea de lo “normal” un área demasiado amplia para la comodidad mental
que no sea ella misma una desviación de ese concepto. del psicoanalista. A este respecto, tiene una experien­
Los psicoanalistas hablan con frecuencia de las fases cia paralela a la del paciente (véase 32).
“inicial” y “última” de la vida mental. Calificar a El progreso en psicoanálisis es inseparable de la ne­
episodios del análisis de reactivaciones, reminiscencias, cesidad de tolerar los concomitantes penosos del cre­
o experiencias del pecho, implica la conciencia de una cimiento psíquico; entre ellos no es el más leve la
dimensión temporal y sugiere que algún elemento obs­ inmediata revelación de nuevos problemas que requie­
tructor tiene una historia. A veces se expresa esto ren solución. La importancia de esto se hará evidente
hablando de un “lugar” en el tiempo o de un “lugar” con el paso del tiempo; ni siquiera los psicoanalistas
en el espacio, de algo “superficial” o “profundo”.. He parecen tener conciencia de que su universo es.por
aceptado esta convención, pero se suscita unjrroblema naturaleza expansivo, en parte porque es difícil per-
188 W . R. BION VOLVIENDO A PENSAR 189
cibir el movimiento cuando el participante está absor­ ser obsoleta. El problema está en decidir si una expe­
bido por los detalles, y en parte porque no es posible riencia esclarecedora para el psicoanalista puede ser
comprender las implicaciones del psicoanálisis en esta comunicada a otro psicoanalista, y en caso afirmativo,
fase temprana de su desarrollo. Si la experiencia co­ si esa comunicación vale la pena; a esta cuestión no
rrobora mis hipótesis en este sentido, las dificultades es posible dar otra respuesta que la que se obtiene al
del paciente, sugeridas en 32, son importantes tanto hacer el intento. Lamentablemente, es tal el tiempo
para el analizando como para el analista cuando se requerido para efectuar la comunicación, para acumu­
registra un crecimiento. Desde el punto de vista del lar experiencias que parezcan dignas de comunicarse,
psicoanalista, el problema requiere solución no sólo y para recibir comunicaciones de otros, que surgen
por parte del paciente sino también por parte de él serias dudas acerca del valor de la empresa. Tampoco
mismo, como aspecto de su propio desarrollo. El ana­ se puede confiar en las críticas adversas, pues el carác­
lista puede desarrollarse junto con su paciente o inde­ ter inefable del psicoanálisis hace improbable que la
pendientemente de él, o bien puede no desarrollarse titulada crítica imparcial tenga valor alguno, aparte
en modo alguno. En este último caso el futuro de su del de servir como índice del clima de opinión en el
práctica y su futuro personal no tienen relación con que se desempeña el psicoanalista. Podemos resumir
el psicoanálisis, aunque pueden tener interés para la esto diciendo que la tarea del psicoanalista es un tra­
sociología de la práctica psicoanalítica. Ilustran el bajo solitario, que el único compañero que tiene es su
problema psicoanalítico las dificultades que suscita la paciente, y que este, por definición, no es confiable.
reedición del trabajo “Notas sobre la teoría de la esqui­ Sin embargo el paciente viene a analizarse, y eso es
zofrenia”. Según pienso ahora, la descripción allí ofre­ algo que nadie lo obliga a hacer. En consecuencia
cida es una buena representación de las realizaciones hay motivo para suponer la existencia de un impulso
clínicas que pretende exponer. Representa correcta­ a cooperar hasta en el paciente más hostil. Por con­
mente la experiencia de la que ellas provienen; señala siguiente es importante saber como valorar este im­
adecuadamente recurrencias futuras. En términos de pulso. Se pone de manifiesto el carácter del problema
las categorías de la tabla 6 (que todavía no había ela­ cuando el paciente muestra tendencias suicidas, o
borado en esa época), se trata de elementos G3 que cuando se siente impulsado a hacer todo el daño que
tratan de representar realizaciones psicoanalíticas, de sea posible al psicoanalista, a sí mismo o a quienes se
proposiciones C1 que definen experiencias del psico­ preocupan por él. El tiempo, el dinero y el esfuerzo
analista, y de formulaciones D4 que indican contin­ requeridos por el psicoanálisis lo convierten en un
gencias futuras. Sin embargo, la ulterior experiencia arma eficaz para el paciente que se propone hacer
psicoanalítica hace inevitable la insatisfacción con ese daño. Si el analizando abriga esas intenciones, es evi­
trabajo. Así debe suceder en toda experiencia que dente que el psicoanalista debe saber claramente cuá­
entraña un crecimiento; la experiencia valiosa llega a les son sus finalidades en cuanto tal. El deseo de
ayudar al paciente es inadecuado; éste lo capta rápi­
6 Véase los artículos finales. damente y lo incluye en su sistema de ataque. Si el
190 W . R. BION VOLVIENDO A PENSAR 191
psicoanalista ha formulado cualquier otra meta, la si­ ciones psicoanalíticas no son de tal naturaleza que sea
tuación no es mejor; el paciente puede advertirla y posible emplear términos como los de cualidad y can­
destruirla. En 35 utilicé términos comúnmente acep­ tidad sin considerar su trasfondo sensorial. La medi­
tados para formular un diagnóstico (F1 según las ca­ ción de la frustración, a la que me referiré en un pró­
tegorías de la tabla). Tienen un valor retrospectivo y ximo libro, puede ofrecer un enfoque para la solución
probablemente tienen un sentido para el lector. El de este problema. Los modelos que se ve obligado a
problema del pensamiento y el lenguaje esquizofréni­ usar el psicoanalista en la fase actual del desarrollo del
cos implica el problema del lenguaje que emplea el psicoanálisis aumentan la dificultad de estimar la can­
analista para hablar de ellos. Ninguno de los términos tidad. Un modelo no es del mismo' tamaño que la
usados en 35 representa la condición psíquica del pa­ realización; su valor proviene en parte de ese mismo
ciente destructivo que quiero describir. No obstante hecho. Desde el punto de vista de la comunicación
la descripción es una representación a la que se apro­ es útil referirse a la avidez por el “pecho” que muestra
ximan algunas experiencias psicoanalíticas. ¿ Qué debo un paciente. Pero es posible que el problema del pa­
pensar entonces cuando encuentro esos términos em­ ciente derive no de su avidez por el “pecho” sino por
pleados por otros, o, como en este caso, por mí mismo? su anhelo de lo que él considera que el mundo puede
Volviendo a considerar el problema, podría ser que ofrecerle. Esta alteración de la escala que va de “pe­
todos los pacientes toxicómanos, esquizofrénicos y ob­ cho” a “mundo” puede ser un rasgo inadvertido pero
sesivos sean sospechosos en cuanto sus impulsos des­ importante de la comunicación tal como la recibe el
tructivos se aproximan en grados diversos al extremo paciente, aunque su importancia sea menor para el
que yo he descripto. Una sugestión más útil es la de psicoanalista que la efectúa. La reducción de la escala
que el psicoanalista considere los términos empleados puede hacer que el modelo sea esclarecedor en todo
en 35, y otros similares, como indicadores de conjun­ respecto, excepto en cuanto medida de la cantidad.
ciones constantes, tocándole al psicoanálisis determinar No propongo ninguna alteración de mis formulacio­
qué son los elementos constantemente asociados. En nes en_3ó y 37 . Actualmente no se satisfacen, pero
el caso postulado lo importante para el psicoanalista cualquier cambio que ahora introdujera carecería de
no es la naturaleza de esos elementos sino su intensi­ base en una experiencia actual. Aquellas serán más
dad. Esto es cierto cuando se trata de la envidia, el útiles si el lector las considera como formulaciones
odio, el sexo y el amor. En la práctica psicoanalítica verbales de elementos de la categoría C. Para mí
los términos usados en 34 son casi inútiles, y yo los no son informes sobre lo que sucedió. Son representa­
utilizaría actualmente con circunspección. Los pacien­ ciones verbales de imágenes visuales que describen un
tes en quienes se presentan las dificultades descriptas estado afectivo del autor en el momento de redactarlas.
tienen importancia por el grado de actividad de los En cuando estímulos para el pensamiento del lector,
deseos destructivos. Si el psicoanalista pudiera evaluar pueden resultarles útiles a ciertos tipos de lectores; por
ese “grado”, eso sería tan importante como su capa­ tal la razón vuelvo a publicarlas. No deseo restar im­
cidad de estimar la cualidad. No obstante, las realiza­ portancia a formulaciones que, en su oportunidad, lo-
192 W . R. EION
VOLVIENDO A PENSAR 193
liar, pero por el momento quiero destacar solamente
graron representar experiencias que contribuyeron al la importancia de reconocer la configuración en cual­
desarrollo del paciente y al mío propio. Si tuvieron quier forma en que aparezca. Se supone que estas pa­
tal virtud en aquella época, tal vez la tengan todavía. labras que escribo “contienen” un significado. La ex­
El último párrafo de 38 es una formulación que presión verbal puede ser tan formalizada, tan rígida,
representa una realización recurrente. Junto con 39 puede estar tan cargada de ideas anteriores, que se
contienen elementos de una configuración que es co­ pierda el sentido de la idea que quiero expresar. Por
mún en la esfera mental de grupos e individuos. La otro lado, el significado que deseo expresar puede te­
recurrencia de la configuración, aunque asociada en ner tal fuerza y tal vitalidad, en relación con la for­
cada caso co n , teorías psicoanalíticas conocidas, nos mulación verbal en la que intento incluirlo, que des­
hace pensar que seguramente existe un grupo subya­ truye a este portador verbal. El resultado en este caso
cente al que pertenecen todas las configuraciones y no es una comunicación compacta sino una incoheren­
teorías asociadas con ellas. El caso citado es un ejem­ cia. O bien, para tomar otro ejemplo, un grupo o una
plo de una relación, que luego he tratado más am­ sociedad en disolución, o un dirigente fracasado. El
pliamente 7, entre recipiente y contenido, denotada por mismo psicoanálisis ofrece un notable ejemplo de una
los signos 9 5 . El modelo sexual implicado dirige la fuerza semejante, de una idea o un individuo en ten­
atención del observador hacia una pauta constante­ sión con su continente, sea éste una formulación ver­
mente recurrente; se indica la diversidad de los ele­ bal o una sociedad.
mentos que entran en su composición al señalar su El conjunto de 39, que como he sugerido conviene
presencia “ en un grupo” , “en una persona” , “en el considerar como perteneciente a la categoría C, pre­
análisis” , en el “ acting ouí” , “en una proposición, pa­ senta un problema de interés para el futuro del psico­
labra o expresión” etc. Se ha objetado que, por ejem­ análisis. He considerado a los elementos de la categoría
plo, acting out es sólo una peculiaridad verbal de la C como el material del que deriva el uso científico de
traducción inglesa. Pero yo no me estoy refiriendo a los modelos. Una ventaja del modelo es que no cons­
expresiones verbales sino a una configuración que pue­ triñe al psicoanalista con la rigidez formal de una
de presentarse en una formulación verbal o en una teoría, sino que le ofrece un instrumento que puede
realización, en una imagen visual o en una experiencia dejar de lado una vez que ha servido a sus fines. Esto
emotiva, en un idiojna sí y en otro no; en la conciencia puede suceder en seguida, o bien después de un tiempo
de un paciente, pero no en la de otro; que a veces es considerable, después de muchas demostraciones de la
consciente y otras veces no; que a veces aparece en el utilidad del modelo. Se comprende fácilmente el valor
pensamiento y otras en la acción; lo importante es que tiene el uso de modelos en las ciencias físicas, pues
que la configuración sea reconocida cada vez que se el material que hay que elaborar es de carácter senso­
presenta. Cuando experiencias emotivas revelan esa rial, o por lo menos no está muy alejado de lo senso­
pauta, la misma puede tener una significación pecu­ rial. El componente sensorial, que por definición es
un aspecto de los elementos de la categoría C, al que
7 Véase “ Cambio catastrófico” , pág. 185.
194 W . R . B IO N
VOLVIENDO A PENSAR 195
tales elementos le deben su valor expositivo, es preci­
samente el rasgo que expone a malas interpretaciones soriales, a lo dicho por el paciente. ¿Qué deficiencia
al modelo psicoanalítico. El modelo psicoanalítico re­ tenía su modelo que le impidió llegar a una solución?
produce un aspecto de la experiencia original, cuya ¿Cuál tenía el mío, que lo hizo poco plausible e im­
realización es objeto de la comunicación en un nuevo preciso? En la práctica es posible superar los defectos
medio. Debe mostrar las invariantes del nuevo medio de mi modelo, pues el problema al que se hace refe­
que se supone han sido captados por la realización. rencia está siendo experimentado, en el momento de
Pero la realización psicoanalítica no es discernida por la discusión, tanto por el paciente como por el analista,
ninguno de los sentidos físicos que conoce el biólogo. y todo lo que se necesita es emplear palabras aptas
En el capítulo 7 de la Interpretación de los sueños para iluminar una experiencia a la que ambos tienen
Freud habla de la conciencia como órgano sensorial acceso, mientras ella es accesible. Pero cuando ocurre,
de la realidad psíquica. No se necesita ser psicoana­ como en el momento en que yo escribo y en el que el
lista para comprender la realización que se aproxima lector lee, que no se puede apelar a ninguna experien­
al término “ansiedad” . La ansiedad no tiene olor, for­ cia emotiva, y cuando el “esclarecimiento” que deseo
ma, color ni ningún otro atributo sensorial. Lo mismo hacer como escritor se refiere a un hecho que aún no
se aplica a toda realización psicoanalítica. Las cosas ha tenido lugar, a una experiencia que según mi opi­
de las que tratamos son indudablemente reales, pero nión es probable que tenga el psicoanalista que lee lo
hay que describirlas en términos que por su misma presente, el fracaso de la comunicación es básico y no
naturaleza ocasionan una deformación. accidental. El problema que hace necesario el modelo
psicoanalítico es similar al que resuelve el matemático
Los temas tratados en 39 requieren un modelo. No cuando la matemática le permite tratar un problema
existe un modelo psicoanalítico satisfactorio; la mejor en ausencia de los objetos. En el dominio de las cien­
aproximación a las funciones de un modelo la ofrece cias físicas, cuando el problema original no permite la
el paciente cuando habla del orificio, de la cavidad experimentación y la manipulación necesarias, se pue­
que queda en la piel cuando se elimina un punto
de construir un modelo que elimine los elementos obs­
negro. Este modelo no lo ayudó a resolver su proble­
tructivos y al mismo tiempo conserve sin alteración los
ma, pues de haber sucedido eso no habría venido a
psicoanalizarse. El problema del paciente no reside en rasgos esenciales del problema. En lo que atañe al
problema vislumbrado en 39, se necesita un modelo
las medidas terapéuticas impuestas por una afección
cutánea, sino en su sensación de haber perdido una porque las “realizaciones originales” están ausentes,
una de ellas porque tuvo lugar en circunstancias ya
parte importante de su “frontera mental” debido a su
ataque destructor contra ella. Ahora lo ataca el “agu­ inexistentes, y en la medida en que de algún modo
está presente, lo está sólo en la memoria; la otra, por­
jero” que es la parte de su epidermis mental que
quedó luego de ser destruida por él. La proposición que todavía no ha tenido lugar, y en la medida en que
recién formulada, en cuanto modelo, es inferior en está presente lo está sólo en la fantasía. Por consi­
calidad de imagen visual expresada en términos sen­ guiente, ambos “originales” son inaccesibles para la
investigación directa. ¿Existe alguna clase de modelo
196 W . R. BION VOLVIENDO A PENSAR 197
que le ofrezca al psicoanalista lo que los modelos le El concepto de “sentido” que acabo de exponer no
ofrecen al físico? Si dispusiéramos de algo así podría ha sido empleado en la práctica psicoanalítica, y en
ocupar el lugar de la formulación de 39. Creo que consecuencia el instrumental del psicoanalista ha sido
eliminaría las malas interpretaciones que suscita esa deficiente para la observación de la omnipotencia y
formulación, que en su forma actual es un conglome­ la omnisciencia. Es muy común que los estudiantes
rado de formulaciones de diversas clases, imágenes vi­ de psicoanálisis observen a pacientes cuyas referencias
suales, teorías, y proposiciones que pretenden ser re­ a Dios revelan la operación de “recuerdos” del padre.
presentaciones de hechos. Aun reconociendo que un Se considera que el término “Dios” indica la escala
escritor más capaz podría corregir algunos de estos según la cual hay que medir la magnitud, la sabiduría
errores, no creo que el problema resida en las aptitu­ y la fuerza del padre. Si el psicoanalista conserva un
des literarias. Se necesita una formulación en la que espíritu abierto para la observación de los fenómenos
todo psicoanalista vea expuestas las constantes de un psíquicos que se manifiestan en la experiencia psico­
hecho que es inconsciente porque la memoria lo ha analítica, le será posible aprehender el significado de
oscurecido, aunque ha sucedido, y de un hecho que es sentido que yo he definido recién. En consecuencia,
manifiesto porque lo revela el deseo, aunque no ha no se vería reducido a interpretaciones de Dios en
tenido lugar. La memoria y el deseo pueden ser con­ cuanto expresión de una visión deformada del padre,
siderados como “sentidos” pasado y futuro (análogos y podría evaluar, en caso de que se presenten, los datos
al concepto matemático de “sentido”, y aplicables in­ que sugieren que el paciente es incapaz de una expe­
diferentemente al tiempo y al espacio) de la misma riencia directa de Dios y que tal experiencia no se ha
“cosa”. Empleando el término sentido de esta manera producido, pues la hizo imposible la existencia de
<----- < -— --------------------------- >

uña formulación de deseo tendría el mismo valor que deseos y recuerdos.


----------> Las experiencias esbozadas en 39 indican el grado
una de recuerdo, refiriéndose la primera a un acon­ ---------> <-----
tecimiento que ha tenido lugar y la segunda a un en que recuerdo y deseo obstruyen la relación del
suceso que no ha tenido lugar, y que por tanto no paciente con un pecho o un pene ausente, en el nivel
sería habitualmente descripto como algo “recordado”. mental, o en una época de la vida en que ese objeto
Un paciente del que dijéramos, en inglés corriente, que sería tan importante que suscitaría sentimientos aná­
“recuerda” algo que no ha sucedido se asemejaría a logos a la veneración religiosa del adulto. Esto podría
un paciente de quien dijéramos que está “alucinado”. ser representado por el deseo. Considerando la evi­
A la inversa, consideraríamos que el paciente que no dencia en su otro aspecto, el de recuerdo, su importan­
<----------
recordara lo que ha sucedido, mediante el deseo, o no cia residiría en la revelación de la medida en que la
recordara lo que no ha sucedido, mediante la opera­ relación del paciente con Dios se vio perturbada por
ción del mismo agente, pertenece igualmente al mismo modelos deseados sensorialmente (o elementos de la
grupo de la “alucinosis”. categoría C1 que impidieron una experiencia inefable
J 98 W . R. BION VOLVIENDO A PENSAR 199

por su carácter concreto, y por tanto, por ser inade­ individuo tiene, y conserva, lo que las personas reli­
cuados para representar la realización. En términos giosas llaman una fe en Dios, por mucho que lo niegue
religiosos, esta experiencia parecería estar representada y que pretenda haberse emancipado. La relación final
por afirmaciones de que el individuo o el pueblo des­ es permanente, aunque su expresión esté sujeta a cons­
carriado se dejó seducir por imágenes grabadas, ídolos, tantes reformulaciones. Cuando no se reconoce este
esculturas religiosas, o bien, en el psicoanálisis, por el hecho es imposible una visión equilibrada del indivi­
analista idealizado. Habría que ofrecer interpretacio­ duo y el grupo, y esta deficiencia es la base de la supo­
nes basadas en el reconocimiento del deseo, pero no sición de que existe una “reacción terapéutica nega­
habría que hacerlas derivar del reconocimiento del tiva”. Me referiré a su influencia sobre la visión que
recuerdo. La necesidad de esa apreciación y esa in­ tiene el paciente de la insania.
terpretación tiene consecuencias de largo alcance. Ex­ En 40 el paciente manifiesta ansiedad y hostilidad
tendería la teoría psicoanalítica hasta abarcar las vi­ respecto de lo que él llama esquizofrenia, y de su ca­
siones de los místicos, desde el Bhagavad Gita hasta pacidad de percatarse de ella. El paciente psicótico es
el presente. El psicoanalista acepta la realidad de la presa de intensas emociones, y puede suscitarlas en los
reverencia y la veneración, la posibilidad de una per­ demás; así parece, por lo menos, hasta que se examina
turbación en el individuo que hace imposible la expia­ más atentamente la situación. El psicoanálisis de un
ción, y, por tanto, la reverencia y la veneración. El paciente de ese tipo revela pronto una “situación”
postulado central es que la reconciliación con la reali­ compleja, más bien que un paciente complejo. Hay
dad última, u O, como la he llamado para evitar la un campo de fuerza emotiva en el que los individuos
complicación con una asociación existente, es esencial parecen perder sus fronteras en cuanto tales y se con­
para el desarrollo mental armonioso. Por consiguiente, vierten en “áreas” en torno y a través de las cuales
la interpretación involucra la elucidación de los datos juegan las emociones libremente. El psicoanalista y el
relativos a esa expiación, y no sólo de los datos acerca paciente no pueden evadirse del campo emotivo. El
de la persistente influencia de una relación inmadura psicoanalista debe ser capaz de un mayor desapego que
con el padre. La introducción de “sentido” y “direc­ otras personas, porque siendo psicoanalista no puede
ción” implica ampliar la teoría psicoanalítica actual. disociarse del estado psíquico que se supone debe ana­
Una perturbación de la capacidad de expiación está lizar. El paciente no puede disociarse del estado psí­
asociada con actitudes megalómanas. El paciente del quico que necesita hacer analizar. Ese estado psíquico
que se habla en 39 tenía una actitud hacia los aguje­ es más fácil de comprender si se lo considera como el
ros persecutorios que en última instancia manifestaba estado psíquico de un grupo más bien que el de un
rasgos que hallamos en la actitud religiosa hacia los individuo, pero trascendiendo los límites que habitual­
ídolos. El psicoanalista debe comparar la actitud re­ mente atribuimos a los grupos y los individuos.
velada en la experiencia psicoanalítica con la actitud El psicoanalista que emprende el análisis de un es­
hacia el padre, o hacia el psicoanalista, o hacia el Dios quizofrénico pasa por una experiencia para la que
que el paciente está dispuesto a venerar. En suma, el debe improvisar y adaptar el aparato mental necesario.
200 W. R. BION
VOLVIENDO A PENSAR 201
En su relación con el paciente goza de una gran ven­ no se disponga del original hace esencial que el modelo
taja. que está ausente de la relación con sus colegas y tenga de algún modo en cuenta esa situación como
otras personas extrañas a la experiencia; el paciente parte del problema a resolver, un problema del pro­
podrá acceder a esta experiencia con su intuición si blema, por decirlo así, y como un elemento que debe
le permite al psicoanalista que dirija su atención hacia hallarse reflejado en el modelo.
ella. Quienes no intervienen en el psicoanálisis no ob­
tendrán provecho de las formulaciones del psicoana­ Antes de cerrar la exposición sobre “sentido” y “di­
lista, pues éstas dependen de la presencia de las expe­ rección”, debo mencionar un rasgo matemático de las
riencias que son expresadas. Su situación es análoga primeras fases de la solución del problema. El indivi­
a la de la persona que carece de los conocimientos duo siente que el problema es amplio, complicado, o
matemáticos necesarios para manipular objetos ausen­ de algún modo superior a sus fuerzas. El modelo es
tes. Frente al problema se ve en la misma posición un intento para hacerlo accesible. Cuando el individuo
que aquél que tiene que experimentar con el objeto se enfrenta con algo que, comparado con él mismo, es
original sin la ayuda de un modelo manejable. No hay un número o cantidad infinito, designa el conjunto
ningún hermano con quien elaborar los problemas de innumerable con el nombre “tres” tan pronto como
la relación con el padre. O bien, como diría el hombre tiene una noción de la “triplicidad”. El “número infi­
religioso, no hay nadie que pueda interceder ante Dios nito” es ahora finito. Se ha formado la noción de
por el individuo. La carencia de una contraparte del “triplicidad” y lo que era infinitud es ahora tres. Infi­
modelo, la directa manipulación del original, priva al nitud (o “tres”) es el nombre de un estado psíquico
psicoanalista de una de las herramientas necesarias y se extiende a lo que estimula ese estado. Lo mismo
para su tarea y contribuye a la situación de perpetuo se aplica a “tres”. Se convierte en un nombre para
acting-out. Esto último demuestra que el psicoanalista designar aquello que estimula la sensación de “tripli­
no trata con modelos (verbales u otros) de su proble* cidad”. “Tres” e “infinitud” son por tanto casos de
rna sino con el mismo original, y no puede conducirse una forma peculiar de modelo. Se los puede consi­
como si manipulara modelos. Por tanto, el psicoaná­ derar como representaciones de un estado psíquico,
lisis de la personalidad psicótica posee una cualidad como “padre” ; o bien, como “padre”, se los puede
que lo hace muy diferente del análisis de la persona­ considerar asociados a un estado mental ineludible,
lidad no psicótica. Correspondientemente, la relación peculiar del ser humano, o manifestaciones del mismo.
con la realidad exterior sufre una transformación pa­ Desde cierto punto de vista, “tres” es una conjunción
ralela a la relación con la realidad psíquica en ausen­ constante “ganada a la oscuridad y al infinito sin for­
cia de un modelo que sirva de intermediario (o que mas”. Es un signo de que la precisión ha reemplazado
“interceda”). No hay ninguna “personalidad” inter­ a la imprecisión. ¿En qué sentido es preciso “tres”
puesta entre el psicoanalista y el “inconsciente”. e impreciso el término “infinitud”? No matemática­
Para resumir: sin la ayuda de un modelo los “ori­ mente, por cierto, pues el matemático se esfuerza por
ginales” escapan a la investigación. El hecho de que elaborar una notación que, por inexacta que sea su
íundamentación genética, cumpla la función, trasla-
202 W. R. BION VOLVIENDO A PENSAR 203
dada a un nuevo campo, de expresar universalmente la transferencia, tiene un sentido del que carecen las
el mismo significado. En el psicoanálisis la precisión mismas palabras en un contexto diferente.
se ve limitada por el hecho de que la comunicación es Antes de pasar a considerar las diferencias entre las
de esa especie primitiva que requiere la presencia del personalidades psicótica y no psicótica debo hacer una
objeto. Términos tales como “excesivo”, “cientos de breve referencia a 41, donde se exponen los resultados.
veces”, “culpa” y “siempre” tienen sentido siempre Me referiré al tema a menudo porque el progreso del
que el objeto de que se habla esté presente. No está psicoanálisis nos ha hecho alejar de la situación en la
presente en un debate entre psicoanalistas; en este caso que tenían algún significado" las nociones de “trata­
el intercambio entre los analistas tenderá a consistir en miento”, “cura” y “resultados”.
una jerga, o sea en una manipulación arbitraria de El psicoanálisis del psicótico ofrece una oportunidad
términos psicológicos. Aun cuando no suceda eso, las de ver lo que significa trabajar estando insano. Hay
apariencias lo hacen pensar. La crítica que suele ha­ que hacer una distinción en el uso de los términos
cerse al psicoanálisis de que no es matemático y no “psicótico” e “insano” ; un paciente puede ser psicó­
puede por tanto ser científico está basada en una erró­ tico e insano o psicótico y sano. Conviene considerar
nea concepción del carácter del problema y del tipo de que hay una clase de progreso psicoanalítico que va
matemática empleado. El tema del que trata el psi­ de la psicosis insana a la cordura psicótica. Cuando
coanálisis no permite el empleo de ninguna forma de escribí esta sección no me había percatado de la me­
comunicación que pretenda satisfacer las exigencias dida en que no sólo el psicoanálisis sino todo el campo
del problema en ausencia del mismo. Ni siquiera es de la vida mental o espiritual está dominado por ideas
posible emplear modelos que ofrezcan un sustituto de curación basadas en la experiencia sensorial y el
adecuado del original del problema. Esto ha inducido principio de placer. El examen de los Evangelios si­
a error hasta a críticos benévolos, porque el lenguaje nópticos demostrará la medida en que el enfoque reli­
que usa el psicoanálisis a menudo se asemeja a la con­ gioso de la vida mental excita las esperanzas de “cu­
versación ordinaria. Y proposiciones de la conversa­ ración” de emociones y experiencias “dolorosas” de
ción corriente parecen decir exactamente lo mismo que una manera que sería apropiada al dolor físico, el alivio
los enunciados de los psicoanalistas, y a menudo mejor. físico y las medidas terapéuticas físicas. No fue nece­
En un debate sobre psicoanálisis trasmitido por la BBC sario que San Lucas fuera médico —eso está claro en
le oí sugerir a un profano que Freud no había dicho el Evangelio de San Marcos— ni que Freud se for­
nada que no sepamos ya. Si pensamos que Freud se mara en la medicina física, para que suscitaran expec­
limitó a llamar la atención hacia la existencia del sexo, tativas de curación asociadas al dolor físico. Podría­
esa crítica se nos presenta como una especie de verdad mos resumirlo así: “Hay un dolor. Debe ser eliminado.
lunática. La realidad de la experiencia psicoanalítica Alguien tiene que eliminarlo de inmediato, preferible­
pronto demuestra la falsedad de esa suposición. Una mente mediante la magia, la omnipotencia o la omnis­
afirmación acerca de una experiencia sexual, en pre­ ciencia; a falta de esto, mediante la ciencia”. Se po­
sencia de esta experiencia tal como se manifiesta en dría describir el conflicto entre las personalidades psi-
204 W . R. BION VOLVIENDO A PENSAR 205
cótica y no psicótica como si tuviera lugar entre una ideas familiares expondrá a la persona o al grupo a
parte religiosa de la personalidad y una parte cientí­ la fuerza desintegradora (aunque creadora) de la idea
fica de ella. Los puntos de vista opuestos son igual­ “contenida”. Por consiguiente, se mantiene como ba­
mente fanáticos. También se asemejan en cuanto pa­ rrera defensiva a un “recuerdo” constantemente res­
recen reproducir una lucha entre personas; el triunfo taurado. Se destaca entre esa clase de “recuerdos”, en
equivalente a una aniquilación de la experiencia pe­ una Sociedad psicoanalítica, la idea de cura. Es una
nosa o de la conciencia de ella. Correspondientemente, preconcepción en K, o sea, una preconcepción (cate­
una conciencia más aguda de las experiencias emotivas goría D) que no hace juego con una concepción, como
penosas sería una condenación del enfoque científico parte de la actividad K, sino con un “recuerdo”, para
o religioso responsable. El mismo psicoanalista puede convertirse en un elemento saturado (similar a un ele­
conducirse como si sostuviera esta concepción. Ella mento (3) que impedirá el crecimiento o el cambio
ofrece una sencilla explicación y una justificación del catastrófico. El psicoanalista no debe sorprenderse al
costo del psicoanálisis en términos de tiempo y dinero. darse cuenta de que él mismo está tan poco dispuesto
En su defecto, el psicoanálisis se convierte en una como su paciente, o su grupo, a abandonar el deseo
actividad difícil de justificar. Además, tal concepción o la idea de curación. Y no se efectúa esa renuncia
les proporciona al psicoanalista y al paciente un “re­ mediante un acto de voluntad.. Hay sólo un paso del
cuerdo” que les da la sensación de seguridad de saber abandono de la “curación” al descubrimiento de la
que no han emprendido ninguna actividad que sea realidad del psicoanálisis y al poco familiar mundo
nueva para el género humano. de la experiencia psicoanalítica. El “deseo” de cura­
En un trabajo presentado a la British Psycho-Analy- ción es precisamente un ejemplo dé deseo que el psi­
tical Society, del cual se publicó una versión abreviada coanalista no debe abrigar, y lo mismo vale para todos
en el Boletín Científico de esa Sociedad, llamé la aten­ los deseos. En estos trabajos el lector comprobará que
ción hacia la recurrencia de una configuración a la si bien yo había vislumbrado esto, no me había per­
que describí como una relación entre continente y catado de la importancia del asunto.
contenido ( $ S ). Una manifestación de esta relación La tentación de desear la cura es intensificada por
se da en la tensión existente entre los “dirigentes es­ el hecho de que toda persona que se somete al psico­
tablecidos” de un grupo y el miembro “místico” de análisis y obtiene buenos resultados tiene una expe­
ese grupo. También hallamos esa tensión en la rela­ riencia que se asemeja a la idea popular de “cura” ;
ción entre una idea y la expresión (verbal, pictórica o se supone que queda “curada” como resultado del
artística) que pretende contenerla. El psicoanálisis “tratamiento” psicoanalítico. Debemos considerar con
mismo es una idea de ese tipo. Se manifestará esa el mismo recelo a la idea de “resultados”, pues deriva
tensión en cualquier formulación del psicoanálisis, en de una actitud que es común en los científicos de la
cualquier persona que lo practique, en cualquier grupo naturaleza, cuya experiencia está asociada con impre­
(una sociedad psicoanalítica, por ejemplo) que lo siones sensoriales (aunque a veces disimula este hecho
adopte. El abandono de la corteza protectora de las la intervención de aparatos). Sería irónico que los
206 W . R. BION VOLVIENDO A PENSAR 207

psicoanalistas adoptaran una idea que el físico está ficaría la comunicación era optimista. A las Castra­
tratando de descartar. Deberíamos estar entre los pri­ ciones clínicas las considero elementos de la ca goría
meros en darnos cuenta de lo inadecuado que son los C. Se asemejan a los relatos de hechos pasad . las
modelos en los que ocupan un lugar prominente los transformaciones de imágenes visuales, los ma: 'los,
resultados. En 11 digo que una buena tarea queda pero no se las puede describir como ninguna de sas
anulada si el psicoanalista conforta al paciente; hoy cosas porque no satisfacen exigencias psicoanalí cas.
no creo sea necesario para eso que el psicoanalista con­ No es solución aplicar criterios “científicos”, taifa co­
forte al paciente, pues éste hallará confortación en la mo se los entiende, pero no puedo ofrecer una solu­
aparente semejanza del psicoanálisis con el modelo del ción mejor. Los psicoanalistas que no se sientan satis­
tratamiento y la curación físicos. Una experiencia de fechos con la calidad científica de su tarea deben con­
generaciones con las enfermedades físicas y su trata­ fiar en si mismos para obtener mejores niveles. La
miento ha establecido un modelo, un “recuerdo”, que “descripción teórica” a la que creí limitarme es sólo
opera automáticamente como barrera contra la intru­ el reemplazo por una formulación que emplea térmi­
sión de hechos perturbadores. Podemos considerar a nos de origen sensorial de otra más elaborada. Una
las quejas acerca de la ineficacia del psicoanálisis experiencia acerca de la cual yo no tenía dudas se
como el anverso de las creencias confortadoras asocia­ presenta como algo poco convincente para cualquiera
das con los modelos del tratamiento y la cura. que no tenga una experiencia práctica del psicoanáli­
El abandono de los recuerdos y modelos derivados sis. Ni siquiera podrá trasmitirse esa convicción de un
de la medicina física implica la experiencia de proble­ psicoanalista a otro a menos que trabajen con métodos
mas que el psicoanalista puede considerar ajenos a su muy parecidos. Hasta ahora esto ha significado que
campo o fuera de su alcance; a menudo parecen co­ los dos psicoanalistas comparten los mismos instrumen­
rresponder a disciplinas no incluidas en su formación. tos teóricos, y eso entraña el peligro de que el psico­
La experiencia que tiene el psicoanalista respecto a los analista vea lo que quiere ver. Si dos psicoanalistas
problemas filosóficos es tan real que a menudo com­ logran reducir a un mínimo la influencia del recuerdo
prende más claramente la necesidad de un marco filo­ y el deseo, reducen al mínimo el peligro de colusión
sófico que el mismo filósofo profesional. La filosofía y aumentan las posibilidades de compartir la misma
académica, en cuanto marco, y la vivencia realista de experiencia, de “ver” los mismos mecanismos en ac­
la experiencia analítica tienden a aproximarse, pero ción. Las formulaciones empleadas en este trabajo
el mutuo reconocimiento no es tan frecuente ni tan son transformaciones verbales de intuiciones psicoana-
fecundo como cabría esperar. líticas.
Al comienzo del trabajo sobre el “Desarrollo del pen­ Las formulaciones de los fenómenos de transferencia
samiento esquizofrénico” (julio de 1955), dije que son insatisfactorias, aunque relativamente correctas.
habían sido vanos los intentos de ofrecer una ilustra­ En 41 usaría ahora una formulación geométrica (ca­
ción clínica, y que me limitaba a una descripción teó­ tegoría H) para transformar la experiencia psicoana-
rica. Considero que la idea de que con ello se simpli­ lítica en términos de la categoría C, o sea en una
208 W . R . B IO N
V O L V IE N D O A P E N S A R 209

imagen visual. Para comunicar la experiencia en el al principio malo y luego desastroso; si los psicoana­
psicoanálisis, utilizo una categoría compleja (H) de listas actuaran en las condiciones adecuadas para “ ver”
una manera primitiva (C ). En el artículo hablo de lo que sucede, las realizaciones del psicoanálisis se
la transferencia como si se tratara de un vínculo linear, impondrían por sí mismas y las diferencias de parecer
de una línea sin espesor que une al analista y el pa­ entre los psicoanalistas respecto de lo que observan
ciente. Pero actualmente pienso que ese fenómeno asumirían proporciones más modestas. El problema
cambia constantemente según las tensiones del psico­ del reconocimiento de la deuda con obras anteriores
análisis, de modo que el vínculo transferencial es una no crea dificultades si el analista lo expulsa de su
línea en un momento dado, pero en otro momento se mente cuando trabaja con el paciente.
transforma en un plano. El psicoanalista, ligado por Hay que comparar la hostilidad del paciente psicó-
esa línea tenue y persistente, se encuentra súbitamente tico hacia el aparato mental que lo pone en contacto
en contacto con una superficie o plano “monomolecu- con la realidad, sea el suyo o el de otra persona, con
lar” . El paciente tiene un contacto muy preciso con su actitud respecto de la realidad psíquica. Parece
el analista, y éste comprueba que sus estados de ánimo tener una conciencia peculiar de esta realidad, y sen­
más fugaces se reflejan en la transferencia. Por ejem­ tirse perseguido por ella. No destacaré ningún aspecto
plo, si se halla irritado por el zumbido de una mosca particular del fenómeno, como los estados de confusión,
o por algún ruido callejero, o bajo el impacto de al­ pese a que son ciertamente penosos, sino el placer o
guna mala noticia acerca de un paciente o un familiar, dolor psíquico en su conjunto. El problema está aso­
su humor se reflejará en la transferencia. Pero tan ciado con el predominio del principio de placer-dolor,
escasa es la profundidad (o el grosor de la transferen­ como cabría esperarlo, pero su cualidad peculiar se
cia plana) que no hay discriminación cualitativa en debe a que el principio de placer dominante tiene que
estos humores. Tienen el mismo valor; el zumbido de operar en el campo del placer y el dolor endopsíquicos.
una mosca y una noticia grave e inquietante producen Por consiguiente, no se dispone de la solución propia
el mismo reflejo; el paciente observa ambas cosas, y de los problemas de placer y de dolor que tienen su
una no tiene mayor ni menor importancia que la otra. origen en la realidad externa. Es como si el paciente
El cambio de la transferencia puede ser representado sintiera que se le requiere que enfrente la clase de
gráficamente como el paso dé una “ línea sin espesor” problema para la cual sabemos ahora que es necesario
a un “plano sin profundidad” . el psicoanálisis, en un momento en que, en el mejor de
los casos, podría esperarse de él que afrontara, en
Una de las dificultades que experimentan los ana­ colaboración con su madre, el hambre física. En otras
listas aparece cuando el psicoanalista deja languidecer palabras, desde el comienzo de la vida el paciente
la intuición que ha obtenido, permitiendo que la sus­ siente que su mundo mental requiere atención especial.
tituya lo que ha aprendido de las teorías y de la expe­
Esto es distinto de tener una dotación física, por
riencia de su psicoanalista. Este impulso surge fácil­ ejemplo, una mala salud corporal, que requiere una
mente, y una vez contraído el hábito es difícil contro­
atención especial.
larlo; el efecto sobre la intuición del psicoanalista es
210 W . R. BION VOLVIENDO A PENSAR 211

En cuanto a las restantes secciones del trabajo, 44- cambio, aunque sea vagamente; pero en sí misma no
50, es improbable que las descripciones conduzcan a tiene significación (y con mayor razón, no es lo único
errores si se las considera como formulaciones perte­ significativo) para el psicoanálisis, en el sentido en
necientes a la categoría C, y el lector las utiliza como que “cura” y “mejoría” tienen una significación en
“modelos reveladores” 8. Hay que leerlas, olvidarlas, el campo de la medicina física. Las apreciaciones del
y permitir que reaparezcan, como partes de la evolu­ valor moral o social están tomadas de la religión, la
ción peculiar de una situación afectiva psicoanalítica moral o la política, sin tener en cuenta si es posible
particular. Los comentarios de la conclusión (50) tie­ aplicarlas al psicoanálisis. Esto es tanto más sorpren­
nen relación con un vértice en el cual “curación” o dente por cuanto los criterios del paciente son mate­
“mejoría” es algo que parece tener importancia; en rial adecuado para la investigación. No cuestiono las
esa época no me percataba del problema de lós vérti­ “mejorías” ; objeto la aceptación acrítica de la mejoría
ces, y no tenía motivos para pensar que la idea de como una meta o un deseo apropiados para el psico­
“cura” era inadecuada. Mi trabajo siguiente muestra analista. Como he dicho, no hay lugar para el deseo
claramente en qué medida consideraba a este vértice en el psicoanálisis; no hay lugar tampoco para el re­
como el único. Dado que excluye muchas posibilida­ cuerdo en cuanto está basado en deseos vinculados con
des que como psicoanalista debería tener presentes, actividades pasadas distintas del psicoanálisis, y es in­
señalaré, en relación con este trabajo, algunas de las separable de ellos. El deseo de ser un buen psicoana­
desventajas. En 51, aunque hablo de sucesos “que lista es un impedimento para ser psicoanalista.
son analíticamente importantes”, quería decir en reali­ En la actualidad no iría más allá de mi última fra­
dad que eran importantes desde el punto de vista tera­ se: “las mejorías que he presenciado requieren una
péutico. Considero que el hecho de que un suceso es investigación psicoanalítica”. Y requiere algo más que
terapéuticamente importante es menos significativo eso, una norma de progreso que incluye la observación
que el hecho de que sea psicoanalíticamente importan- de las diferentes normas de progreso, su origen y su
tante. Es posible considerar a un suceso importante papel en el psicoanálisis.
tanto desde el punto de vista terapéutico como desde Pueden sorprender las escasas referencias a obras
el punto de vista psicoanalítico, pero a esta última anteriores. Este es un aspecto de la tarea psicoanalí­
noción la incluyo en una categoría distinta y más im­ tica en el que mi convicción es mayor, y no menor,
portante que la correspondiente a la primera. En el que otrora. El psicoanalista debe ser capaz de percibir
mismo párrafo me refiero a mejorías, pero la “mejo­ las implicaciones de lo que dicen sus pacientes y de
ría” se estima de acuerdo con la opinión de alguien y lo que han dicho sus predecesores en el psicoanálisis,
según cierta norma establecida (pero no mencionada). y no la cantidad de maneras en que lo dicen. Los psi­
Esa estimación es útil en cuanto intenta medir un coanalistas han reconocido ampliamente las implica­
ciones del trabajo de Freud sobre Dos principios del
8 Ia n T . Ramsey, M odels and M ystery, Oxford University suceder psíquico. Esto no quiere decir que las haya
Press, 1964. reconocido algún psicoanalista determinado. Como es
212 W . R . B IO N V O L V IE N D O A P E N S A R 213

habitual, el recuerdo ofrece un rápido sustituto, por ciones de sugerir algo mejor de lo que ya he dicho
lo menos en apariencia, para permitir el comienzo de acerca de la transferencia psicótica, y por lo tanto lo
una evolución en la mente del lector. Considero que dejo tal como lo escribí. Las opiniones expuestas en
!o que he dicho acerca de las sesiones psicoanalíticas 58 están más ampliamente tratadas en mi trabajo pos­
se aplica a la experiencia de la lectura de obras psico­ terior sobre “ Ataques al vínculo” .
analíticas. Al trabajo de Freud habría que leerlo... En 63-68 he ofrecido una descripción que pretende
y “ olvidarlo” . Sólo de este modo es posible crear las representar la experiencia real de una sesión. Creo
condiciones que, al leerlo nuevamente, estimularán una que la experiencia fue excepcional. El paciente se
nueva evolución. Sólo hay tiempo para hacer esto con mostró cooperativo dentro de los límites impuestos por
los mejores trabajos; pero sólo los mejores trabajos son su estado mental, y se consideraba a sí mismo, de al­
capaces de estimular una lectura defensiva (respecto guna manera, com o una persona que está “ enferma”
del tema del trabajo) com o sustituto de la experimen­ y que necesita “ tratamiento” . También parecía con­
tación del trabajo mismo, algo que en otro lugar he siderar al psicoanálisis como si fuera un tratamiento.
denominado Transformación bajo K , en contraste con Di esto por sentado considerándolo razonable, pero
la Transformación bajo O 9. Los mismos comentarios ahora pienso que es necesario cuestionar todas las
se aplican a los trabajos de Melanie Klein que he concepciones que abriga el paciente. El instrumento
mencionado. del psicoanalista es una actitud de duda filosófica; es
No todos los psicoanalistas suscribirán esta opinión de primordial importancia mantener esa “ duda” sobre
de que hay que tratar a los trabajos psicoanalíticos la que podrá elaborarse el psicoanálisis. U n paciente
como experiencias que afectan el desarrollo del lector. que efectúa ataques contra los vínculos manifestará
No pretendo que se trate de una cuestión librada a su desagrado por la capacidad del analista de mante­
la elección consciente del lector, de acuerdo con sus ner una actitud de duda, y hará constantes esfuerzos
deseos, sino que ciertos libros, como algunas obras de para estimular los recuerdos y los deseos del analista.
arte, suscitan emociones poderosas y estimulan el cre­ Las pruebas de “ mejoría” que me impresionaron no
cimiento, quiéraselo o no. Gomo todo el mundo sabe, eran parte de la tarea psicoanalítica.
este fue el caso de Freud. Se comienza a tratar este tema en el final de 68, y
No me extenderé más sobre el asunto en este lugar, se lo expone en 69. Cuando el paciente está tan per­
pues he abordado el tema en mi comunicación sobre turbado como para merecer un diagnóstico jfsiquiá-
el “ Cambio catastrófico” . Las obras a las que me he trico no es sorprendente que los familiares, los amigos,
referido aquí representan muchas horas de ardua lec­ el mismo paciente y el psicoanalista tiendan a concor­
tura, cosa que tal vez no sea evidente al principio. Las dar respecto del “ tratamiento” y la “ cura” . Pero el
encontré esclarecedoras, pero no han sido adecuadas; paciente más perturbado puede tener súbitas intuicio­
aunque mi trabajo es inadecuado no estoy en condi­ nes que son signos de una vida mental a la que a
menudo se pierde de vista. Y personas de gran pe­
9 W. R. Bion, Transformations. netración suelen ser calificadas de locos. En el trabajo
214 W . R. BION VOLVIENDO A PENSAR 215
sobre “Cambio catastrófico” llamé la atención sobre Quería lograr apoyo para la idea de que yo sabía lo
un caso, bien conocido en la cultura cristiana, y señalé que era el paciente; de que el paciente era lo que la
una configuración en la que se repite constantemente profesión médica pretendía que era; y yo concordaba
este elemento. Es necesario tener en cuenta que hay con la profesión médica. Quería evitar que pudiera
una “mejoría” que puede ser una negación de cuali­ decirse que todo el mundo sabía lo que era ¿1 paciente
dades místicas del individuo. El error opuesto ve en excepto yo, y posiblemente, aunque no con seguridad,
una profunda perturbación mental una evidencia del el paciente mismo. No obstante, pronto me encontré
genio. Dejo el trabajo para una ulterior discusión, precisamente en esa posición. Como psicoanalista tenía
pero reitero las razones para desconfiar de la “cura” el deber de mantener un espíritu abierto, y al mismo
y la “mejoría”, no porque dude de la existencia de tiempo me hallaba bajo una constante presión, que
una realización que se aproxima a esos términos, sino provenía también de mí mismo, para buscar refugio
porque la tendencia a equiparar el psicoanálisis con en una certidumbre. Los pacientes se mostraban ansio­
el “tratamiento” y la “cura” con mejorías, es una señal sos de concordar con una interpretación, para ganar
de que se está limitando el psicoanálisis; se limita el una sensación de seguridad. Dado que me opongo a
desarrollo del paciente con el fin de no perturbar al dar rienda suelta al recuerdo, y el deseo, conviene
grupo. Respecto de la conclusión en 70 no tengo señalar que la exclusión de ambos expone al psicoana­
reparos en cuanto se la puede considerar un alegato en lista a la ansiedad de constituir una minoría de uno
pro de más psicoanálisis; no obstante la considero re­ (o de dos, cuando el paciente se une al analista) al
dundante pues el psicoanálisis no necesita del empleo emprender el psicoanálisis de un paciente de este tipo.
de la propaganda y los procedimientos políticos en su Mientras no se llega a una cooperación no puede
favor. Correspondientemente, quienes necesitan las hablarse de “observar alucinaciones”. No creo que
artes del político no desearán el psicoanálisis. eso sea posible si el psicoanalista busca la cooperación
Cuando escribí sobre la alucinación, pensé que era de otra persona que no sea el paciente mismo. No
importante contar con un apoyo “independiente” del mejora la posición del psicoanalista respecto de fami­
diagnóstico de esquizofrenia. Me parece más signifi­ liares, amigos, colegas y otras personas capaces y de­
cativo que estos pacientes sean capaces de suscitar reac­ seosas de cooperar lo que parece ser una actitud reti­
ciones similares en los miembros de los grupos a los cente y posiblemente arrogante. Pese a ello, el psico­
que pertenecen. Quienes conviven más íntimamente análisis del esquizofrénico debe efectuarse solamente
con ellos, principalmente sus familiares, y los pacientes con el paciente, o bien no se lo hará de ningún modo.
mismos, pretendían que había algo que andaba mal, La descripción “clínica”, 72, es pasible de las obje­
pero que los pacientes no podían ser realmente “así” ; ciones ya expresadas contra esta clase de afirmaciones.
naturalmente, la opinión de los médicos difería de la La descripción está hecha en términos apropiados a
de los familiares respecto de lo que era “eso”. No una experiencia sensorial. No podía discutirse la reali­
reparé en ello en esa época, pero al usar un enfoque dad psíquica de la experiencia, pero su realidad senso­
psicoanalítico estaba presuponiendo aun otro “eso”. rial no la representaba. No puedo ofrecer algo mejor
2 16 W . R. BION VOLVIENDO A PENSAR 217

que la descripción que hice en ese trabajo, pese a que cer sugestiones para determinar en qué momento se
no podía resultar convincente para nadie que no de­ toma conciencia de esto. Por ejemplo, un paciente
seara ser convencido, y probablemente ponía a prueba puede embarcarse en una serie de alegatos hostiles.
la credulidad de quien se hallara en este último caso. Puede tratarse de una simple expresión de hostilidad,
¿Q ué puede hacerse al respecto? He llegado a la con­ pero puede ser también parte de un ataque de escisión
clusión de que además de los procedimientos habitua­ contra el analista. En cierta ocasión el paciente no
les, el análisis del analista y otros, el psicoanalista temía a las alucinaciones, con las que ya estaba fami­
debe conducir su vida mental de modo de no caer en liarizado, según dijo más tarde, sino que las utilizaba
malos hábitos mentales. Un primer paso que ayuda­ como un arma en su lucha conmigo. No considero
ría a evitar errores sería que los psicoanalistas traten aquí las variedades de experiencia con las que el pa­
a los que habitualmente son considerados informes de ciente alucinado confronta al analista, pero el modo
experiencias psicoanalíticas como “modelos” similares como el psicoanalista experimenta la alucinación del
a los que utilizan los físicos. El método científico debe paciente es un buen ejemplo de lo que quiero significar
emplearse con cautela, teniendo en cuenta la demos­ con el término evolución. En determinado momento
tración que hiciera Freud de la existencia de motivos los hechos parecen presentarnos una simple exterio-
inconscientes. Es posible que la observación psicoana- rización de hostilidad; repentinamente se transforman:
lítica de nuestros propios defectos disimule las debili­ el paciente está experimentando una alucinación. Era
dades del método científico actual, aun cuando los como si el psicoanalista a quien el paciente atacaba
hombres de ciencia las reconozcan. El método cientí­ tuviera una “piel” que se desprendiera de él y pasara
fico del psicoanálisis debe aplicarse a sus defectos de a ocupar una posición entre el analista y el paciente.
comunicación. Esta es, o bien significativa, pero ina­ (Es característico que en esta descripción yo deba ape­
propiada a una experiencia no sensorial, o bien tan lar a términos especiales que tienen más “cuerpo” del
“abstracta” que simula una experiencia no sensorial, que yo desearía darles, y que considero que son formu­
pero no la representa. L a opción parece ser una ine­ laciones inexactas.) Cuanto más experiencia de los
xactitud pintoresca o el uso de una jerga. Puede fenómenos psicóticos tiene un psicoanalista, menos du­
parecer pedante examinar las descripciones que hace­ das tiene de su realidad. Estos fenómenos “evolucio­
mos de las experiencias psicoanalíticais, pero no es ese nan” ; están allí y son sustituidos por una nueva
el caso cuando la exposición se refiere a alucinaciones, “evolución” . Afortunadamente para el psicoanálisis,
que en lo que concierne al paciente, son experiencias es posible la demostración de estos hechos entre el
sensoriales. No lo son para el analista, pues éste no analista y el paciente, pero lamentablemente para la
escucha ni ve lo que escucha o ve el paciente aluci­ ciencia, no es posible demostrarlos en ausencia de los
nado, pero tiene que interpretar los hechos que pre­ fenómenos. Hay un curioso paralelo con la situación
sencia. En 76 menciono mi incapacidad de relatar los del individuo que no puede resolver matemáticamente
“hechos” que me llevaron a pensar que el paciente un problema de enumeración, y que tiene que apelar
sufría alucinaciones. Me sigue resultando difícil ofre­ a la manipulación de los objetos que debe enumerar.
218 W. R. BION VOLVIENDO A PENSAR 219
En este trabajo me he referido a la función evacua­ En 83, en el trabajo sobre la arrogancia, repaso el
toria de la alucinación, como si fuera su única función. mito de Edipo poniendo de manifiesto una relación
Actualmente considero que tanto las alucinaciones co­ entre la curiosidad, la arrogancia y la estupidez; esta
mo el “uso” que se les da cambian constantemente. relación no es fácil de demostrar en la práctica psico­
El psicoanalista debe estar en condiciones de “intuir” analítica. Mis dificultades fueron mayores cuando con­
las alucinaciones, y finalmente las leyes que gobiernan fiaba en el recuerdo para establecer los vínculos, que
a las mismas y a sus cambios. Un sistema rígido no actualmente, cuando dejo evolucionar la situación ana­
puede representar a una realización cambiante. La lítica y luego interpreto la “evolución”. Tanto para
aptitud de desterrar el deseo y el recuerdo es una de el psicoanalista como para el paciente es esencial que
las condiciones necesarias para la observación de la se demuestre la operación de la curiosidad misma, y
alucinación. Cuando tiene lugar una evolución, y no su nombre. Se ha objetado, por ejemplo, que
cuando recriminaciones dirigidas al analista son “des­ activg out es una traducción inglesa de una frase con
prendidas” hacia una “piel” intermediaria, éste tiene la que Freud quiso decir algo diferente del sentido
que ser capaz de “intuirla” e interpretarla. que se le atribuye en inglés al término citado. La
En 71 explico que las actuales descripciones de alu­ confusión deriva de que se piensa que la discusión se
cinaciones no tienen mucha utilidad en la práctica centra en la representación de una realización y no
psicoanalítica. La descripción que he intentado puede en la realización, o bien que no se refiere al término
explicar por qué pienso que los psicoanalistas deben acting out sino a los fenómenos representados por ese
formular sus propias descripciones. Es posible seguir término. Del mismo modo, no me refiero a las ocasio­
las diversas fases de la transformación, desde la recri­ nes en las cuales los pacientes emplean la palabra
minación hostil contra el psicoanalista, pasando por el “curiosidad” sino a la curiosidad misma. Hay que
temor de penetrar dentro suyo, por la violencia del tener en cuenta esta distinción, pero no siempre se la
ataque linear (y por tanto por una confusión con él), hace; si se la tuviera siempre presente no se les haría
por el ataque plano (las asociaciones amplias, difusas con tanta frecuencia a los psicoanalistas el reproche
y no penetrantes), hasta el “desprendimiento” de la de usar una jerigonza, y éstos no darían pie al mismo.
“piel”. No soy optimista acerca de las posibilidades En 88 digo que la persona en cuyo psicoanálisis se
de trasmitir claramente al lector lo que pretendo decir basa el estudio no se condujo en ningún momento
mediante una descripción de esta clase, pero una vez como un psicótico; este comentario es válido si se
que él se halle en condiciones de experimentar la in­ acepta el uso psiquiátrico corriente. Melanie Klein
tuición no tendrá duda alguna respecto de su realidad. sostuvo que era posible detectar mecanismos psicóticos
El psicoanalista no debe permitir que se lo aparte en todos los pacientes, y que era necesario ponerlos de
del vértice desde el cual son “intuibles” los hechos manifiesto para que el psicoanálisis fuera satisfactorio.
afectivos, una vez que han evolucionado. El estudio Estoy de acuerdo con ese punto de vista: no hay pos­
de la alucinación está en sus comienzos. El tiempo ha tulante al psicoanálisis que no tema a los elementos
confirmado la conjetura expresada al final de 82. psicóticos dentro de sí mismo y que no crea que podrá
220 W . R. BION VOLVIENDO A PENSAR 221

lograr una adaptación satisfactoria sin hacer psicoana- difícil definirlos con rigor y estimar la naturaleza de
lizar dichos elementos. Una de las soluciones de este la profundización de la intuición asociada con tal ex­
problema es particularmente peligrosa para quienes clusión. Considero que la idea de causación, implícita
imparten la instrucción. El individuo trata de resolver en todo el trabajo, es errónea; si el analista tolera la
su temor sometiéndose a la instrucción, de modo tal presencia de este elemento, eso limitará su perspicacia.
que su aceptación pueda ser interpretada como una El “vínculo causal” sólo tiene una evidente validez en
autorizada declaración de inmunidad por parte de lo que atañe a hechos estrechamente asociados en el
quienes están más calificados para darla. Con la ayuda tiempo y el espacio. Heisenberg, en Physics and Phi-
de su psicoanalista evitará el examen de su temor y losophy (Alien & Unwin, 1958, pág. 81), demuestra
terminará por ser un calificado pseudo analista. Su claramente la índole falaz del razonamiento basado
calificación es la capacidad de considerarse libre, gra­ en la idea de “causas”, en términos que deberían sus­
cias a la identificación proyectiva (en la que no cree), citar la aprobación de todo psicoanalista. Siempre que
de la psicosis que trata de descubrir en sus pacientes el psicoanalista no se deje seducir por la búsqueda y
y sus colegas. Cuanto más psicosis, y hasta alucinacio­ proposición de “causas”, excepto en los términos del
nes, estudiamos psicoanalíticamente, más inadecuadas lenguaje corriente, el trabajo estimulará sus propias
nos parecen las ideas establecidas; no hablaré del tema investigaciones. El descubrimiento de una “causa” está
en este momento pues lo he tratado con mayor detalle más vinculado con la paz espiritual de quien la des­
en “Cambio catastrófico”. cubre que con el objeto de su indagación.
En 91 la referencia a la destrucción de un vínculo Esto me lleva al problema de cómo puede salvarse
importante está basada en una cantidad de observacio­ la distancia que hay entre la lectura de los trabajos
nes, cuyo efecto acumulativo me llevó a las formula­ incluidos en este libro y la experiencia psicoanalítica.
ciones presentadas en el trabajo sobre “Ataques al Sugiero que se lea estos trabajos del mismo modo en
vínculo”. Las ideas allí expuestas iluminan una serie que debería conducirse un psicoanálisis, o sea, sin re­
de situaciones que no tuve presentes cuando escribí el cuerdo ni deseo. Y que luego se los olvide. Se los
artículo. A medida que fui capaz de observar la evo­ puede volver a leer; pero no hay que recordarlos.
lución de una situación psicoanalítica me vi enfren­ Podríamos dar este consejo con mayor tranquilidad
tado con los aspectos frustrantes del recuerdo y el de­ si hubiera más certidumbre en la naturaleza de las
seo. Los pacientes estimulan ambos elementos en el comunicaciones, en su carácter en cuanto formula­
analista, como medio de destruir su vínculo con ellos. ciones. He intentado llegar a eso proponiendo que se
Es como si el paciente fuera él mismo un psicoanalista considere a los denominados informes clínicos (supues­
que descubriera estos elementos y se propusiera estimu­ tamente F3) pertenecientes a la categoría G3: trans­
larlos deliberadamente para destruir el vínculo entre formaciones verbales de impresiones sensoriales. No
el psicoanalista y él mismo. La experiencia me ha
convencido de la conveniencia de excluir la actividad contamos todavía con ninguna categorización adecua­
del deseo y el recuerdo. La dificultad de lograrlo hace da que prometa ser más útil que la opinión popular.
222 W . R. BION VOLVIENDO A PENSAR 223

Se puede comparar la situación adecuada para ex­ presión, aparentemente “ verá” una luz ( “ estrellas” ,
perimentar las intuiciones psicoanalíticas, que he seña­ según los pugilistas). En el dominio mental, el “ órga­
lado en este comentario, con los estados que se supone no sensorial de la realidad psíquica” , para usar una
proporcionan las condiciones aptas para las alucinacio­ expresión de Freud, no está sujeto a tal limitación.
nes. El individuo alucinado parece tener experiencias Puede apreciar, indiferentemente, todas las contrapar­
sensoriales que no tienen su paralelo en la realidad tes de todos los sentidos. Aparentemente, todas las
sensorial. El psicoanalista debe ser capaz de intuir una contrapartes mentales del olfato, la visión, etc., pueden
realidad psíquica que carece de imagen sensorial co­ ser intuidas por el mismo aparato. El tema tiene im­
nocida. El individuo alucinado transforma e inter­ portancia práctica para el psicoanalista cuyo paciente
preta la realidad presente, de la que tiene conciencia, dice “ Veo lo que usted quiere decir” cuando tiene
en términos diferentes de los que emplea el psicoana­ una alucinación, por ejemplo, de sufrir una agresión
lista. No considero que el paciente alucinado describa sexual; lo que él quiere decir es que el sentido de lo
una realización que tiene un fondo sensorial, e igual­ que dijo el psicoanalista se le aparece en una forma
mente no pienso que una interpretación psicoanalítica visual, y no que ha comprendido la interpretación.
derive de hechos accesibles al aparato sensorial. ¿C ó ­ Este es el tipo de problema para el que constituye una
mo explicar entonces la diferencia que hay entre una introducción el último trabajo, “ Una teoría del pen­
alucinación y la interpretación de una experiencia psi­ samiento” .
coanalítica intuida? A veces se dice, muy a la ligera, El hecho de que el pensamiento y el habla juegan
que los psicoanalistas que analizan a pacientes psicó- un papel tan importante en el psicoanálisis es tan obvie
ticos son ellos mismos psicóticos. Y o buscaría una for­ que tal vez no sea advertido. Pero no le pasa inad­
mulación que represente la diferencia entre la intui­ vertido al paciente que concentra sus ataques en los
ción (en el sentido que yo le doy al término) de una vínculos, y especialmente en los vínculos entre él mis­
experiencia que no tiene componentes sensibles, y una mo y el analista; ese paciente efectúa un ataque des­
alucinación de úna realización que carece igualmente tructor contra la capacidad de hablar y de pensar tanto
de una realización sensible. El psicoanalista tiene por de él como del analista. Para comprender adecuada­
lo menos la oportunidad adecuada para elaborar una mente estos ataques el psicoanalista necesita reconocer
respuesta; muchas personas supuestamente sanas y la naturaleza de los objetivos que son atacados. El tra­
responsables transforman pensamientos en acciones a bajo citado es un intento de elucidar esta cuestión.
las que sería caritativo calificar de insanas, y que a Con mi experiencia actual destacaría más, en 98, la
menudo son así llamadas, caritativamente. importancia de dudar de que sea necesario un pensa­
Para estimular una ulterior reflexión llamaré la dor para que haya pensamientos. Para comprender
atención sobre una peculiaridad que todos conocen adecuadamente la situación cuando se efectúan ata-,
pero que no ha sido suficientemente considerada. Por ques contra los vínculos conviene postular la existencia
lo común los órganos sensoriales tienen sus propios de pensamientos sin pensador. No puedo exponer aquí
objetos sensibles. Es verdad que el ojo, sometido a una los problemas del caso, pero es necesario formularlos
224 W . R. BION VOLVIENDO A PENSAR 225
para una ulterior investigación: Existen pensamientos a Dios). Las ramificaciones de esta actitud, que se
sin una persona que los piense. La idea de infinito es percibe más claramente si el psicoanalista postula la
anterior a toda idea de lo finito. Lo finito es “ganado existencia de “pensamientos sin pensador”, son tan
al oscuro e informe infinito”. Para formular esto más considerables que será necesario otro libro para inten­
concretamente, la persona humana tiene conciencia tar su elucidación. Por inadecuada que sea esta for­
del infinito, el “sentimiento oceánico”. Toma concien­ mulación, espero que le ayude al lector a descubrir
cia de la limitación, presumiblemente a través de la la continuación de los desarrollos que he tratado de
experiencia física y mental de sí misma y de la sensa­ esbozar en estos trabajos.
ción de frustración. Un número infinito, una sensa­ Haría una advertencia contra la frase “datos em­
ción de infinitud, son reemplazados, digamos, por una píricamente verificables” que empleo en 100. No quiero
sensación de “triplicidad”. La sensación de que existe significar que la experiencia “verifique” o “convalide”
un número infinito de objetos es sustituida por la sen­ algo. Esta creencia, con la que he tropezado en la
sación de que sólo existen tres objetos; el espacio infi­ literatura de la filosofía de la ciencia, está asociada a
nito se convierte en espacio finito. Los pensamientos una experiencia que le permite al hombre de ciencia
que carecen de pensador adquieren un pensador, o adquirir una sensación de seguridad que compensa y
son adquiridos por él. neutraliza la sensación de inseguridad consecutiva a
| En la práctica, he comprobado que esta formula­ la comprobación de que un descubrimiento revela nue­
ción, o alguna parecida, es una aproximación útil a vas perspectivas de problemas sin resolver, “pensamien­
las realizaciones psicoanalíticas. El paciente que sufre tos” en busca de un pensador.
las que solían ser denominadas perturbaciones del pen­
samiento nos proporcionará ejemplos que muestran
que toda interpretación que ofrece el psicoanalista es
en realidad un pensamiento suyo. Dejará traslucir su
creencia de que artículos o libros escritos por otros,
incluyendo naturalmente los escritos por su psicoana­
lista, le fueron en realidad hurtados a él. Esta creencia
se extiende a lo que en pacientes más comunes se pre­
senta como la situación edípica. En la medida en que
el paciente admite el hecho del coito entre los padres,
o del comercio verbal entre él mismo y el psicoanalista,
es simplemente un montón de excrementos, el pro­
ducto de una pareja. En cuanto se considera su propio
creador, ha salido del infinito. Sus cualidades huma­
nas (limitaciones) se deben a que los padres, mediante
el acto sexual, lo han robado a sí mismo (equiparado
BIBLIOTECA: PSICOLOGIA D€ HOY
BIBLIOTECA: PSICOLOGIA DE HOY (Continuación de la página anter~jy
(Continuación d e la página 4) terapia intensiva en la esquizofre­ 106. Ira A Greenberg
nia. drama y
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