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EL ORDEN DE PRELACIÓN DE LAS LEYES EN INDIAS

De acuerdo con los principios del derecho común medioeval y el principio de paralelismo
jurídico que caracterizó a la legislación, fue cosa natural el traslado del derecho castellano a
las tierras de Indias, consideradas una extensión de Castilla allende los mares. Por ese
motivo, se dispuso la aplicación del mismo orden de prelación de leyes vigente en el reino,
a saber:

a) Ordenamiento general de carácter territorial, más las leyes reales, con o sin Cortes
b) Fuero Real y fueros municipales
c) Partidas (derecho romano canónico)

Esto fue lo que había consagrado el Ordenamiento de Alcalá en 1348 y que se prolongó
en el tiempo, puesto que fue recogido por posteriores ordenamientos.

Al intentar aplicar este derecho a la realidad indiana, bien pronto se advirtieron las
dificultades que implicaba, lo que provocó el nacimiento de normas especiales indianas que
cada vez fueron más abundantes. Tanto, que lo que en un primer momento se consideraba
legislación supletoria pasó a ser la principal, cuando menos de hecho, hasta que en el año
1542 un ordenamiento conocido como Leyes Nuevas consagró esta inversión de la
supletoriedad de manera oficial, reconociendo la primacía del derecho indiano sobre el
castellano, aunque siempre bajo el principio del paralelismo jurídico (ver: documentos).

La Recopilación de Leyes de Indias de 1860 (única recopilación que hubo y que no agota
todo el sistema jurídico indiano), estableció de manera explícita en la Ley II, Título I, Libro
II, cuál sería el orden de aplicación de las normas en Indias, del siguiente modo:

a) Recopilación de Leyes de Indias de 1860, aun si contraviniese normas vigentes en


Castilla (es decir, prevalece la legislación indiana general de carácter territorial)
b) Cédulas, Provisiones y Ordenanzas “dadas y no revocadas” por el Consejo de Indias
(se refiere al requisito de “pase” exigido desde 1614 para cualquier norma dirigida a
estas tierras) y “las que por nuestro orden se despacharen” (se trata de una
legislación orgánica y más específica sobre ciertos temas que pudiera surgir en el
futuro, por ejemplo, referida a la explotación de las minas o al derecho comercial,
etc, y que da fe del progresismo que caracterizó al derecho indiano siempre)
c) Leyes de Castilla conforme a las de Toro (es decir, la legislación castellana con el
mismo orden de prelación fijado en el Ordenamiento de Alcalá en 1348, pero como
la norma recogida por la Recopilación es de 1530, hace referencia a las Leyes de
Toro, que son posteriores a aquél).

La falta de referencia explícita al derecho indígena (usos y costumbres aprobados, y no


contrarios a Dios ni a la moral), que era uno de los elementos integrantes del derecho

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indiano, hace necesaria la interpretación acerca del lugar que pueden ocupar estos, y por
ende, crea controversia entre los autores.

Si tomamos la opinión de Manzano y Manzano y, como él indica, comparamos los


párrafos referidos a los fueros en las Leyes de Toro con el referido a las costumbres
indígenas en la Recopilación (Ley IV, Título I, Libro II), encontraremos que hay gran
similitud. (ver: documentos).

De aquí que este autor deduzca que el lugar que cabe a los usos y costumbres indígenas
que la Recopilación incorpora, será el mismo que las Leyes de Toro daban a los fueros
(también en su mayor parte usos y costumbres locales), es decir: el segundo lugar luego
de la legislación general de carácter territorial.

Así, en los nuevos territorios, en todos los casos en que se encontrasen implicados los
indígenas, se seguiría el siguiente orden en la solución del conflicto:

1-Normas especiales indianas (Recopilación de Leyes de 1860 más Cédulas,


Provisiones y Ordenanzas dadas y no revocadas, y “las que por nuestro orden se
despacharen”

2-Usos y costumbres indígenas que no contradigan las leyes castellanas ni ofendan a


Dios o la razón natural.

3-Derecho castellano (según Leyes de Toro de 1505, orden tomado en cuenta por la
Recopilación de Indias)

Ésta es la interpretación de Manzano y Manzano acerca del lugar que ocupan las
costumbres indígenas en el orden de prelación de las leyes de Indias.

Por supuesto, otros doctrinarios sostienen diversos puntos de vista, basados en el


estudio de la aplicación de las costumbres locales indígenas en cada territorio, dado que la
nota sobresaliente en América fue la diversidad, tanto en la vida social como en la
geografía y las cosmovisiones.

GLORIA VODANOVICH CASAÑAS

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