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LOBISÓN

Na¹ Casiana tenía seis hijos varones el


séptimo,mencargado.

- Tenés que ser mujer - ordenaba ña


Casiana acariciándose la panza. Miraba alto y
musitaba² a las estrellas-: Dios mío... que sea
mujer.

El día en que la comadrona³ entró al rancho


para asistirla en el parto, el hombre rezaba
con los otros hijos. La comadrona misma
murmuraba entre dientes:

- Padrecito que estás en los cielos, hacé


que sea mujer.

Y cuando se oyó el llanto de la criatura, los


que esperaban en la cocina se persignaron.

Casi enseguida sonó el grito de la madre. Y


una mariposa negra huyó por la ventana.

Esa misma tarde salió el padre de aquel


rancho maldecido con otro hijo varón. El -Hay tiempo -dijo el padre-. Hay tiempo
séptimo. Llevaba en brazos al recién nacido. todavía.
Iba a la iglesia de Pago Alegre, el pueblo más Y le entregó el hijo a la madre. El Benito
cercano, a que se lo bautizaran. Le pusieron el enseguida se prendió a la teta como lo
nombre de Benito. Era el que había que hubiera hecho un gurisito cualquiera.
ponerle para quebrar el maleficio. También
Las distancias son largas en Corrientes. Los
había que bautizarlo en seis iglesias más, de
pueblos quedan apartados. Y había seis
seis pueblos distintos: siete en total. Eso lo
hermanos más para atender. Y había también
sabía de sobra el padre, pero el gurí era
pobreza y un solo caballo.
apenas nacido y la maldición recién se
cumpliría cuando llegara a mozo. Pero los padres no olvidaban la gravedad
del caso. Tampoco era muy fácil de olvidar,
viendo que el Benito crecía flacucho,
1 Forma abreviada de “señora” o “doña”, que se enfermizo y con más de una costumbre rara.
antepone al nombre de una mujer.
Como esa de no querer probar la carne. Como
2 Susurraba.
3 Partera. esa de pasársela escarbando en el potrero y
volver con las uñas renegridas. Uñas lar gas y
duras que ña Casiana cortaba por las noches y Cada tanto veían algún carpincho que se me
a la mañana estaban largas otra vez. Y curvas. tía en su madriguera.
Iban atentos porque estas cuevas son
Recién para su quinto cumpleaños lo
peligrosas si el caballo llega a hundir la pata
llevaron a su segundo bautismo en la iglesia
ahí. Sin embargo, resultó que, bordeando los
de Pago Arias. A los ocho, lo bautizaron en
esteros de Santa Lucía, el zaino viejo del
Loma Alta, la tercera iglesia. A los once, en
padre metió la pata nomás en una vizcachera.
Pago de los Deseos, la cuarta. A los trece, en
la iglesia de Saladas, la quinta. Saladas era Y cayó de rodillas el caballo, con una
casi una ciudad por aquel tiempo. Y en la casi quebradura. El padre también tuvo una mala
ciudad hicieron noche 5 . Al otro día, el padre caída. Y ahí nomás quedó, de cara al cielo, con
lo llevó a la sexta iglesia en Colonia Cabral. los ojos abiertos y el espinazo roto. Y se llevó
Solo faltaba una y todavía había tiempo, aun a la muerte el sapucay.
que ya no tanto. El padre aún era joven,
El Benito y el Florián fueron barridos por
aunque menos, y el caballo era el mismo.
semejante desgracia. Deshechos. Y tuvieron
Cuando el Benito estaba al cumplir los que sepultarlo ahí mismo.
quince, ya no escarbaba potreros ni
El Florián miraba alrededor buscando con
rechazaba la carne ni le crecían las uñas de
qué abrir la sepultura, cuando ve que el
aquella rara manera.
Benito empieza a usar las uñas. Las que desde
Segura mente los bautismos estaban tanto tiempo atrás no usaba. Y se quedó
alejando la profecía. Fue entonces cuando mirándolo con el alma encogida.
intentaron ir hacia el norte, hasta Mburucuyá.
Cuando el Benito acabó el pozo, entre los
Querían que el último bautismo fuera en una
dos bajaron el cadáver y, otra vez con las
iglesia grande, con una bendición importante.
uñas, el Beni tolo cubrió. Todavía les faltaba
Desde aquel mal nacimiento, el padre
despenar 7 de un tiro al caballo, que tampoco
guardaba en el pecho un largo sapucay6 para
tenía salvación. Pero esa noche les faltó
gritarlo el día en que se quebrara la
coraje.
maldición. Esta vez los acompañó el Florián, el
hermano mayor. Había cumplido veintidós y Ya habían llorado hasta quedarse secos. Y
montaba un tordillo que le prestaron. se durmieron, uno junto al otro y al sereno 8,
en el vaho húmedo de los esteros. Con el
Y allá iban los tres, camino a Mburucuyá. El
sueño pesado del que ha llorado mucho. Bajo
padre, en el zaino; los hijos, en el tordillo.
la luna redonda como un plato. Y era viernes.
Cruzaron montes de talas espinosos,
Apenitas estaba amaneciendo. El Florián
vadearon lagunas de juncos tupidos, rodearon
creyó ser el primero en despertarse. Alargó el
plantaciones de tabaco. Y siguieron andando.
brazo para tocar al Benito, pero solo tocó la
5 Pasaron la noche, se quedaron a dormir. manta sobre la que había dormido.
6 Palabra de origen guaraní, que designa al grito de alegría o
triunfo.
7 Matar a un animal moribundo, para ahorrarle sufrimientos.

8 A la intemperie.
Se incorporó de un salto y lo buscó a la luz Noticia tras noticia, la madre y los
que apenas se insinuaba, pero no lo divisó. hermanos iban cayendo como árboles bajo el
hacha. Con apenas un hilo de voz, ña Casiana
Entonces fue hasta donde había quedado el
pudo decir:
zaino. El animal no se movía. Tendido de
costado, sobre la pata rota. Florián se fue -¿Alcanzaron al séptimo bautismo?
agachando, le acarició la cabeza a la luz
-No-respondió el Florián.
imprecisa del amanecer y, en la misma caricia,
bajó la mano hasta el cuello. Y salió a buscar botellas. Las trajo. También
traía una maza. Puso las botellas sobre una
Sus dedos se sobresaltaron al tocar algo
bolsa de arpillera. Las fue rompiendo a
pringoso 9 y tibio todavía. Se puso en cuclillas
mazazos. Los vidrios, al quebrarse, sonaban a
y, sin ver bien, tanteó mejor. Tocó una herida
desesperación. Los otros hermanos trajeron
honda.
carbones y maderas y hojas secas para
Tocó otra. Tocó la yugular que no latía. encender un fuego y atizarlo, llega do el caso.
Alguna fiera nocturna le había clavado los Acaso fueran a necesitar brasas, muchas. No
colmillos. sabían si el Benito seguiría siendo el Benito.
Bajo qué aspecto volvería a la casa, si es que
En eso oye unos pasos arrastrados. Levanta
volvía. Temían que no tuviera forma humana.
la vista y lo ve al Benito. Parado ahí.
Greñudo¹⁰, ausente. Ahora había que esperar, como mínimo, hasta
un martes. Hasta el próximo martes de luna
-¿De ande venís? - le dijo y le señaló el
llena. Pero no fue tan largo el esperar: El
caballo.
domingo a la tardecita, el Benito apareció. Lo
El Benito se tapó la cara con sus dedos de traían en ancas 11 unos paisanos. Venía más
uñas largas, curvas, sucias. Al instante, corría flaco, consumido, enfermo.
monte adentro. Cuando Florián reaccionó y
Na Casiana lo abrazó llorando y le sirvió un
fue tras él, tardó muy poco en perderle el
plato del guiso del mediodía. Pero el Benito se
rastro.
negó a probarlo. Otra vez rechazaba la carne,
El Florián volvió, montó el tordillo y anduvo como cuando era chico. Y ña Casiana ahogó
en busca del Benito por varios días, pero no lo un quejido.
encontró. Una sospecha horrible le comía los
El Benito no habló, no contó nada y al otro
sesos.
día volvió a escarbar en los potreros durante
Finalmente, volvió al rancho con las tres horas. Solo.
noticias: la muerte del padre, la muerte del
A la velocidad con que corren las voces en
zaino y la huida del Benito tras aquel viernes
los pueblos, por todo Pago Alegre se
de luna llena.
comentaba el caso.
9 Grasoso, pegajoso.
11 Sobre la parte posterior de la montura.
10 Con los cabellos revueltos.
El Benito se volvió sospechoso de haberse la luna se volvió a llenar. Los seis hermanos la
con vertido en lobisón. miraron con recelo, y ña Casiana también.

Quien más quien menos se las arregló para Miércoles no es martes ni tampoco viernes.
tener un crucifijo a mano. Botellas rotas. Pe ro la luna iba a seguir llena durante ocho
Tizones encendidos. Sabían que, cuando un días. Y eso era de temer. La familia se turno
lobisón vuelve a su forma humana, no quiere para vigilar el sueño del Benito, pero la
que se sepa su secreto. Por eso huye de los distracción de un minuto alcanzó. El séptimo
vidrios y de las quemaduras que le podrían varón se echó al monte, no sin antes
dejar marcas. Así que los vecinos estaban revolcarse en las cenizas de una hoguera
preparados. Quien más quien menos oía por apagada en el potrero días atrás. Ya en el
las noches mugir a las vacas. Eso que solo monte, llegó a un claro, se dejó caer de
pasa cuando un lobisón las ronda para rodillas y levantó la frente. La luna le volcó
beberles la leche. una luz azulada de tan blanca. Y él comenzó a
agitarse con espasmos 12. El cabello le crecía
Quien más quien menos encontraba cada
en crenchas duras. Las cejas se alargaban más
tanto el patio limpio de suciedades de gallina.
allá de la frente. Las manos y los brazos se le
Eso que solo pasa cuando un lobisón anda en
iban cubriendo de pelambre espesa. Los
la noche lamiendo lo que solo un lobisón
dedos se le arquearon en garras. Las piernas
considera alimento exquisito.
fueron cambiando hasta llegar a patas. Su piel
Una noche muy negra, se metió al rancho se ponía tirante a medida que, bajo los
de Don Nicosia un perro más negro que la músculos, los huesos se alargaban o se
noche misma. Era casi tan alto como un contraían. Las mandíbulas se le estiraron
potrillo, Don Nicosia, que estaba prevenido, le hacia adelante hasta acabar en hocico. Y le
salió al cruce al grito de: creció una cola poderosa. Y una lengua que
chorreaba saliva le colgó entre las fauces. Se
-¡Yaguá-hú! alargaron los dientes en colmillos de fiera y
un aullido terrible le vibró en la garganta.
Pero el perro olisqueó un hueso y se
volvió, mansito, por donde había venido. Con Así, se puso en marcha de regreso al
eso, don Nicosia supo que no era lobisón, que rancho. Buscaba ayuda tal vez... o tal vez no.
era perro negro nomás. Y no le disparó la bala
de plata que tenía en el cargador de su El caso fue que los hermanos andaban por
escopeta. Cuando contó el incidente en el afuera. Y cuando vieron a la bestia, temieron
boliche, todo el pueblo estuvo al tanto de que que no fuera un simple perro enorme y negro.
don Nicosia tenía una de esas balas. Las
Solo la madre tuvo presencia de ánimo:
únicas capaces de atravesar la piel de un
lobisón y darle muerte. -¡Yaguá-hú! -lo increpó 13 para salir de
dudas.
Cerca de veinte días habían pasado desde
el regreso del Benito al rancho. Un miércoles, 12 Convulsiones, contracciones involuntarias de los músculos.
Y a la bestia se le erizaron los pelos.
Mostró los dientes gruñendo con ferocidad.
No era un perro negro, no. Lobisón era.

Uno de los hermanos fue por el crucifijo;


otro, por las botellas; un tercero, por las
brasas. A la vista de la cruz, el lobisón
retrocedió. Esto animó a los otros, que le
empezaron a arrojar botellas rotas. El lobisón
retrocedió aún más.

Entonces el Florián, con un nudo en la


garganta, le arrojó una palada de tizones
encendidos.

El lobisón escapó de nuevo al monte. Pero


esta vez la madre fue tras él. Lo vio meterse
en un naranjal y ella también entró. Él había
aminorado la carrera y ahora caminaba. Hasta
que el ruido de una pisada le detuvo el paso.
Se dio vuelta y la vio.

Otra vez se le irguieron los pelos del lomo.


Un gruñido ronco le lijó la garganta y se
preparó para saltarle encima. Pero ella lo
miró a los ojos con una pena infinita y solo
dijo:

- Benito...

Y al desdichado lobisón, que había iniciado


el salto, se lo vio ahí, en el aire, recuperar su
forma humana, a medida que una bala de
plata le iba atravesando el corazón.

Tras los naranjos, don Nicosia bajó el


cañón de su escopeta. Humeaba.
13 Reprender con severidad.
CALISTO y si se entera, sus reproches valen tanto la
pena en este caso...". En el acto, tomó la figura y
Hubo una vez en la tierra un gran incendio las prendas de Diana, se hizo presente junto a la
producido por culpa de un joven audaz y terco. ninfa y le dijo: "Doncella que formas parte de mi
Los bosques quedaron ennegrecidos, los ríos cortejo, ¿en qué bosques has estado cazando?”
sucios, el césped raleado. Ante este desorden, Viendo a la diosa que adoraba, Calisto la saludó
Júpiter1 , el padre todopoderoso, dirigía su mirada con veneración y comenzó a relatarle sus mejores
a cada rincón; pero destinaba sus más solícitos cacerías. Júpiter conversó hasta verla totalmente
cuidados a su amada Arcadia 2 . Restableció en confiada y luego se transformó nuevamente en sí
ella las fuentes y los ríos que aún no se atrevían a mismo. Ante la sorpresa de la ninfa, la besó. Esto
correr, dio pasto a la tierra y hojas a los árboles, y le resultó impropio a Calisto, que no quería
ordenó que las selvas destruidas reverdecieran. amores con ninguno. Trató de zafarse de mil
Durante sus constantes idas y venidas, se modos, pero no lo logró y, finalmente, cayó bajo
enamoró de una ninfa 3 de Nonacris 4 , y la pasión los influjos del amor divino del supremo.
penetró y ardió bajo sus huesos. Calisto se Conquistador volvió Júpiter al Olimpo8 . Calisto,
llamaba la bella ninfa. Como era una fiel seguidora en cambio, detestó para siempre aquel bosque y
de Diana 5 , la diosa del bosque, Calisto había aquella espesura. Mucho tiempo le llevó a Calisto
prometido no amar a ningún hombre. Estaba acercarse de nuevo a la Trivia, ya que temía que
entregada a la caza y a la vida salvaje y no se se tratase otra vez de Júpiter. Cuando lo logró, sin
preocupaba por desenredar sus cabellos ni embargo, ya no volvió a caminar al lado de la
decorar sus prendas. Apenas sujetaba con un diosa como antes ni a ser la primera en darle
broche su vestido y con una cinta su cabellera ofrenda. Al contrario, permanecía callada y
descuidada. Así, ni bien tomaba en sus manos una culpable, porque llevaba en su vientre los frutos
jabalina o el arco, ya era soldado de Diana. Con del amor de Júpiter. Finalmente, una noche en
esas armas honraba a la diosa cazadora de los que Diana y las ninfas se bañaban en un
bosques persiguiendo a las presas. Era, entre manantial, Calisto fue invitada a bañarse con el
todas las ninfas, la más protegida por la Trivia 6 y grupo. Ella intentó evitarlo para que, al
su más frecuente compañera; pero ningún desnudarse, no se viera su panza redonda; pero la
privilegio es duradero. El sol estaba bien alto en el diosa le ordenó entrar al agua. Al ver su
cielo cuando Calisto entró en un bosque espeso embarazo, la diosa entendió que Calisto había
que nunca nadie había talado jamás. Destensó el traicionado la promesa que había hecho como fiel
arco y se tendió sobre el suelo cubierto de hierba
seguidora suya. Le dijo entonces la Cintia 9 :
para descansar. Júpiter, a pesar de que estaba
"Vete lejos de aquí". Y Calisto tuvo que huir. Ya
casado con la diosa Juno 7 , era un dios con el
hacía tiempo que la señorial esposa del gran dios
corazón inquieto. Siempre estaba persiguiendo y
se había enterado de los amoríos de Júpiter con la
conquistando con los más ingeniosos y variados
engaños a las jóvenes más hermosas. Cuando 3 Ninfas: doncellas que viven en los bosques, el campo y las
aguas. Son los espíritus de la Naturaleza y representan su belleza y
Júpiter vio a Calisto, cansada y sin que nadie la
fecundidad. 4 Nonacris: localidad de Arcadia. 5 Diana: diosa del
acompañara en esa espesura, dijo: "Al menos de bosque. Muchacha eternamente joven, arisca a los amores de los
esta aventura no se enterará mi esposa; hombres y cazadora. Muy hábil y fuerte, va armada de un arco con el
que persigue a ciervos y a humanos. 6 Trivia: otro nombre de la diosa
1 Júpiter: hijo del dios Saturno, reina sobre todos los dioses del Diana. 7 Juno: es hermana y esposa de Júpiter. Personifica la
Olimpo. 2 Arcadia: región ubicada en el Peloponeso central, actual femineidad y protege a las mujeres casadas legítimamente. 8
península de Morea, en Grecia. Según esta versión del mito, Júpiter Olimpo: monte sagrado en el que residen Júpiter y todos los dioses
habría nacido en Arcadia y por eso se preocupa especialmente por que están bajo su reinado. Está ubicado por encima de la tierra, en
ese lugar. las alturas celestes. 9 Cintia: se llama así a Diana porque, junto con su
hermano gemelo Apolo, nació en la isla de Délos, donde está el
monte Cinto.
pobre Calisto, y había decidido postergar su ella misma era una osa por fuera, temía en su
venganza hasta el momento oportuno. interior a los osos y a los lobos y a todas las fieras.
Pasaron así muchos años. Arcas cumplió 15 sin
Juno era así: apasionada, cruel, y cuando la ira
saber qué había sido del destino de su madre y
la inflamaba, dioses y mortales temblaban. Al deseando siempre haberla conocido. Un día,
saber Juno que Calisto había dado a luz a un niño cuando estaba el muchacho eligiendo un lugar
sano y fuerte al que había llamado Arcas, sintió apropiado para cazar en el monte Enmanto, fue
que su vengativa paciencia había llegado al límite visto por su madre. Conmovida por esta aparición,
y se dirigió a la ninfa: "No quedarás impune,
Calisto no pudo contenerse y se aproximó a su
porque te voy a quitar esa figura por la que te querido hijo. Ignorante de la identidad de la osa.
gustas a ti misma, descarada, y gustas a mi Arcas huyó asustado; pero como Calisto se
marido" acercaba cada vez más, el joven se dispuso a
atravesarle el pecho con su mortífera lanza.
Júpiter, que veía lo que estaba sucediendo,
impidió el crimen. Con su poder ilimitado, envió
un torbellino que arrancó a madre e hijo de la
tierra, los transportó por el espacio y los depositó
en el firmamento. Allí, Calisto y Arcas se
transformaron en dos constelaciones de estrellas
brillantes. Por eso, por la noche, desde aquellos
remotos tiempos, brillan en el cielo la Osa Mayor
y el Guardián de la Osa, la una junto al otro para
Dijo esto y, agarrando a la bella Calisto por los siempre.
cabellos, la tendió boca abajo en tierra.
Ovidio, Metamorfosis (versión de Lorenza Blanc y Laura
Suplicante, la joven extendía sus brazos; pero la
No).
diosa no cedió. Y en los brazos de Calisto comenzó
a crecer un negro pelo, sus manos se curvaron y
se prolongaron en uñas ganchudas. Ahora Calisto
tenía patas. Y la boca, en otro tiempo admirada
por Júpiter, fue tornándose fea hasta convertirse
en un ancho hocico. Y para que sus plegarias y
palabras suplicantes no pudieran doblegar ningún
corazón, Juno la privó de la capacidad de hablar.
De su ronca garganta salía una voz colérica y
amenazadora. Calisto fue así una temible osa;
pero sus sentimientos quedaron intactos. Sin
poder articular palabras y queriendo expresar su
angustia, levantaba la ninfa sus patas con garras al
cielo y gemía dolorosamente mientras pensaba
que Júpiter era realmente ingrato. Por las noches,
temía ir a dormir sola a la selva oscura y,
entonces, pasaba por delante de su antigua casa
sabiendo que no podía volver. ¡Cuántas veces fue
perseguida por los perros! La antigua cazadora
debía ahora cuidarse de no ser cazada. Y aunque

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