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La ciudad romana de La Caridad.

Nerea Atienza Crespo


Grupo A2
Introducción.
El yacimiento arqueológico de La Caridad se encuentra en el área este de la región
Celtiberia, en el término municipal actual de Caminreal en la provincia de Teruel, y está
situado en una plataforma elevada delimitada por accidentes naturales y junto al río Jiloca.
El yacimiento se empezó a excavar en 1984 y se fueron haciendo excavaxiones
sistemáticas y trabajos de restauración bajo la dirección de diferentes arqueólogos, pero
fue descubierto varios años antes, en 1977, por el Museo de Teruel. La ciudad de La
Caridad, construida por los romanos a finales del siglo II a.C., fue destruida poco después
durante las guerras sertorianas alrededor del año 74 a.C. El yacimiento es especialmente
importante porque demuestra la asimilación de las poblaciones indígenas en la cultura
romana durante la periodización de la romanización de la Península Ibérica, puede que su
creación estuviese destinada al asentamiento de veteranos de guerra (auxiliares celtíberos)
e indígenas romanizados desempeñando un papel importante en la estructuración del
territorio, con funciones de centro administrativo y económico, y con vínculos con la
explotación y comercialización del hierro en la zona de Sierra Menera cercana (Lebrón,
2007).
Trazado urbano.
Este asentamiento urbano está construido sobre una base trapezoidal con dimensiones
máximas de 620 y 240 metros, lo que proporciona una superficie total prácticamente
plana de 12,5 hectáreas, con una ligera pendiente hacia el río. Un muro básico de
construcción, formado por un pequeño terraplén de tierra y piedra, de 1,70 metros de
ancho, delimita el asentamiento por el norte y el oeste. Algunas áreas se reservan para la
construcción de viviendas en el futuro. En cuanto al trazado de la ciudad, existe un patrón
planificado y regular, con calles perpendiculares y un único tipo de edificación. El pueblo
está formado por una serie de manzanas rectangulares o manzanas (insulae). No se han
descubierto restos de asentamientos anteriores en la zona. Las calles se cruzan en ángulo
recto y consisten en ager o calzadas (4,15 metros) con ligeras pendientes horizontales y
márgenes o aceras de anchura variable (de 0,70 a 1 metro). En algunas calles se
encontraron zanjas de drenaje expuestas de 0,5 m de ancho y 0,5 m de profundidad. Un
análisis detallado del interior del canal mostró que los bloques de piedra caliza utilizados
para cubrirlo no sufrieron ninguna disolución, lo que sugiere que el canal no tiene una
circulación regular de agua. Las calles no cuentan con ningún tipo de empedrado o
pavimentación. (Lebrón, 2007).
Las viviendas.
La ínsula I es una zona arqueológica en la que se han encontrado seis viviendas con
características constructivas similares, esta es la que mejor conocemos a pesar de que su
excavación y su estudio no han finalizado todavía.
La Casa de Likine (Casa I-1) ocupa gran parte de la ínsula y tiene dimensiones notables
(915 m2), con un patio ajardinado con columnas y veintiuna estancias que incluyen
dormitorios, comedores, salón principal, cocina y talleres. La estancia 1 tiene un mosaico
complejo con una inscripción en lengua y alfabeto ibérico que dice “Likine, de la ciudad
de Usecerde, la hizo”, que da nombre a la casa. El pavimento de la estancia 4 presenta un
campo dividido en dos superficies rectangulares cuya separación coincide con la
presencia de falsas medias columnas de mortero adosadas al muro. La parte destinada al
lecho está decorada con una retícula de rombos.
La ínsula V tiene cinco viviendas, una de ellas subdividida a su vez en dos casas, y una
plaza en la intersección del cardo I y el decumano VI que reduce la superficie totsl
habitable. La casa V-5 parece ser un espacio sin construcciones, excepto por un horno
circular de piedra.
La ínsula IV está limitada por un terraplén defensivo, las casas se encuentran adosadas a
este terraplén sin ningún tipo de muro de cierre similar al resto de las construcciones, esta
zona ha sufrido una intensa destrucción por las labores agrícolas.
La ínsula VII, situada en la ínsula V, tiene un esquema de distribución similar a la anterior
y se encuentra en fase inicial de excavación. Se ha encontrado una estancia con hogar
central extraordinariamente conservado, dos cubetas laterales y un pequeño muro de
protección del fuego.
Las ínsulas I y V tienes planta rectangular, estas se pueden relacionar con algunos
ejemplos de casas itálicas de la Pompeya de la época romana. Las ínsulas IV y VII
debieron de tener la misma estructura, pero no se ha establecido ninguna similitud entre
ellas debido a la falta de información, ya que de la segunda solo se ha excavado una
pequeña parte (Lebrón, 2007).
Cronología y cultura material.
El análisis de los documentos arqueológicos encontrados en La Caridad nos permite fechar
lo y vincularlo a una fecha de finales del siglo II o principios del siglo I a.C. El proceso de
identificación, clasificación y restauración de artefactos no se ha completado debido a la
gran cantidad recuperada y el estado de deterioro, especialmente en las herramientas de
hierro, por lo que la restauración es difícil.

Los objetos se han agrupado en tres categorías: Objetos domésticos, económicos y


militares, aunque esta clasificación no es necesariamente inequívoca debido a que los
objetos eran polifuncionales.
Los objetos domésticos se dividen en subcategorías que incluyen objetos de construcción,
iluminación, mobiliario, cocina, almacenamiento de alimentos, servicio de mesa,
herramientas textiles, higiene, cuidado personal, indumentaria, adornos y objetos
religiosos y de escritura.
Los objetos económicos representan el 9,61% del total, pero algunos objetos de hierro
aún no han sido restaurados o son difíciles de identificar. Los datos muestran la
importancia de la agricultura, la ganadería y la explotación forestal. La producción de
forja también es importante, y puede ser una de las razones para la presencia y desarrollo
de este asentamiento. En cuanto a las operaciones textiles, se debe tener en cuenta el dato,
ya que cada peso se cuenta como una unidad y se debe tratar como un conjunto delimitado
por su posición.
La representación de los objetos militares es limitada, pero algunos de los objetos
domésticos y artesanales pueden estar relacionados con el ámbito militar. Las armas son
diversas, pero representan una homogeneidad de cronología y entorno cultural. Aunque
algunas de las armas pueden ser de origen indígena, se cree que todas fueron utilizadas
por el ejército romano en esta época, a pesar del carácter indígena de los habitantes de las
casas donde se encontraba el objeto encontrado. (Lebrón, 2007).
Las excavaciones.
La metodología utilizada en el yacimiento desde el inicio de los trabajos es convencional
y cuenta con suficiente acreditación. Esta metodología implica la excavación en área
abierta, haciendo referencia a la cuadrícula establecida en todo el enclave desde las
primeras campañas y definida por la implantación de ejes de coordenadas que dividen la
superficie en cuadros de 2X2 metros, con denominaciones alfanuméricas que facilitan la
correcta ubicación de los restos descubiertos. Parejo a la cuadrícula alfanumérica se
georreferenciaron los elementos muebles e inmuebles del yacimiento con unas
coordenadas relativas (X, Y y Z). Además, se elaboró simultáneamente un aparato gráfico
planimétrico para registrar en su contexto espacial preciso el enorme número de
elementos muebles, antes de su extracción.
Según los análisis realizados hasta el momento, se ha observado que, en la totalidad del
área excavada, los niveles estratigráficos indican que hubo un período de ocupación
predominante, el cual presentó reformas en ciertos sectores que indican una cierta
evolución, y que coinciden cronológicamente con la datación planteada para el período
del asentamiento. Este período de ocupación quedó sellado por el nivel de destrucción de
la ciudad en los últimos años de la década de los 70 a.C., y queda registrado con la
denominación de nivel "a" en la estratigrafía general del yacimiento. Adicionalmente, se
ha detectado un segundo estrato, denominado nivel "r", que se encuentra superpuesto a
esta acumulación de destrucción y que corresponde a un paquete de tierras que ha sufrido
continuas alteraciones debido a las labores agrícolas y extracción de sillares en el
yacimiento. Algunos estratos correspondientes a niveles de amortización de unidades
estructurales del momento de la construcción original también fueron identificados de
forma esporádica. Por último, se detectó un uso residual de la ciudad, donde algunos
sectores del yacimiento fueron utilizados como necrópolis durante la época visigoda.
La Caridad es un lugar ideal para ilustrar este período de transición y los dramáticos
cambios sociales, económicos y culturales que experimentó el interior de la península
durante su establecimiento político romano, y se refleja en el registro arqueológico de la
riqueza material con los conjuntos característicos de la época. La recuperación de
materiales siempre ha sido muy cuidadosa en cuanto a su distribución por nivel, con
coordenadas de profundidad inicial y final de los pisos donde fueron encontrados y su
registro por plaza y área de exportación. Para los materiales que se encuentran en la
superficie del suelo, que no cambian después de la deposición, así como para aquellos
que requieren un tratamiento previo a la extracción, el modo de operación cambia
relativamente. Se mantienen sus encadenamientos estratigráficos y espaciales, donde el
marco y la extensión siguen siendo válidos, aunque estos datos generales de ubicación se
complementan con la georreferenciación precisa de cada elemento, a lo largo de los ejes,
implantándose coordenadas relativas en la región extendida del yacimiento. El estudio de
los objetos y su distribución en todas las casas y sus habitaciones es de gran importancia
para comprender la organización doméstica. Allison, ha advertido anteriormente que la
distribución de artefactos en contextos domésticos generalmente no confirma las
expectativas generadas por las fuentes literarias y sugiere que no hay necesidad de una
correlación entre el tamaño, el diseño y la decoración de las habitaciones con los
artefactos distribuidos en la sala.
En la investigación clásica, en general, prima la interpretación arquitectónica y decorativa
sobre la asignación de objetos, y en esta, el análisis de conjuntos específicos, con poca
interrelación entre ellos con la estructura del edificio. Tal y como comprobamos en la
investigación de la Casa de Likine, el uso y la importancia de los distintos espacios de
una vivienda pueden sufrir muchas veces cambios o evoluciones distintas a su función
original. También muestra que la casa es compatible tanto como residencia y como lugar
de producción industrial, y también como espacio que atiende usos sociales y cotidianos.
La documentación y el registro riguroso de los elementos móviles descubiertos in situ es
absolutamente necesario para recopilar la máxima cantidad de información disponible en
estos conjuntos arqueológicos. Con estos objetivos en mente, en los últimos años siempre
hemos contado con un técnico en arqueología dedicado a la representación plana de
elementos muebles e inmuebles. En total, desde 1984 se han realizado 32 campañas de
excavación, encabezadas por Jaime D. Vicente y Beatriz Ezquerra. El área de excavación
hasta el momento es de 7.391 m2. Los objetos identificados y clasificados, tras su
agrupación y recuperación parcial, superan los 4.200. El programa de
conservación/restauración estuvo liderado desde el principio por Pilar Punter. La
financiación es proporcionada por varias organizaciones.
Lo que supuso para el pueblo.
(Dicho por Pilar Punter, restauradora del yacimiento).
Cuando comenzaron las excavaciones en 1984 se contrataba para trabajar a la gente del
propio pueblo de Caminreal como ayudantes de excavación, y toda esa gente a tenido una
vinculación con el yacimiento ya que lo ha conocido de manera directa y lo han
incorporado a su vida, se han establecido relaciones personales debido a todo el tiempo
que han pasado juntos en la excavación y se han creado vínculos de amistad, conocidos e
incluso a raíz de esto se llegaron a formar parejas y familias, gracias a esto no se ha sentido
como algo ajeno porque la propia gente lo ha podido vivir de cerca. El yacimiento es
visitable contactando con la gente de acrótera que son los que enseñan el sitio, y la visita
se divide entre el yacimiento y el centro de interpretación de La Caridad, por lo que para
ellos forma parte de su actividad. No toda la gente del pueblo tiene la misma vinculación
con el yacimiento, ya que no todas las corporaciones municipales han sido igual de
receptivos, así que cuando han sido más receptivos ha repercutido un poco mejor para el
pueblo y para el yacimiento.
Desde que se empezó a trabajar en este sitio se hacían equipos en verano en el que
arqueólogos, restauradores, gente contratada, estudiantes, etc, hubo un aporte económico
y de capital humano al lugar. Fue importante que la gente tomara el yacimiento como
suyo ya que si esa visión no se tenía desde el mismo pueblo no se iba a conseguir que se
conserve y que se le de el valor que merece al lugar. Cada verano habían 3 o 4 turnos de
estudiantes que estaban 15 días cada turno y en cada turno había unos 15 estudiantes más
el equipo del museo, por lo que habían unas 30 personas allí permanentemente aunque
fueran cambiando a lo largo del verano (desde Junio hasta finales de Septiembre) y esto
repercutía en la economía del pueblo ya que se alquilaban casas, se iba al bar a tomar algo
o a comer, se contrataba a gente para cocinar en las casas que alquilaban, trabajos
auxiliares en el yacimiento, etc. Para la gente del pueblo se ha convertido en un referente,
se hacen campañas, talleres, visitas guiadas, y llevan a la gente a ver más cosas como por
ejemplo en un pueblo cerca hay unas trincheras de la guerra civil visitables y se les lleva
a verlas también para completar una ruta. Con el trabajo que se ha hecho este año es para
una futura musealización que permita que las visitas se intensifiquen para la repercusión
del territorio, y lo siguiente será acondicionar los accesos, organizar una zona de recogida
de visitantes, una zona de aparcamiento, etc, todo esto se hace para crear repercusión en
el pueblo. Toda la gente del pueblo ha visitado y conoce el yacimiento, antes nadie
conocía Caminreal y gracias a este yacimiento ahora es conocido y se sabe que están en
el mapa, tienen una relación de identidad con el yacimiento ya que fueron sus
antepasados, tanto que tras la excavación del mosaico principal en el que se descubrió el
nombre del que pudo ser el dueño de la casa (Likine), en el pueblo se le dedicó una calle
por ser el habitante más antiguo conocido de la zona.
Programa de conservación.
El programa de conservación es inseparable de todas las intervenciones que componen el
proyecto global: Las excavaciones arqueológicas no pueden quedar al margen de la
atención que necesariamente deben tener los restos durante y después de su
descubrimiento. El programa se estructura en dos grandes áreas: Intervenciones
relacionadas con el proceso de excavación arqueológica, que consiste fundamentalmente
en la extracción de objetos; y, en segundo lugar, las actuaciones propuestas tras la
excavación. Como norma general, se otorga un papel fundamental a la documentación de
todos los aspectos relacionados con el estado de conservación y las intervenciones
realizadas. En cuanto a las intervenciones relacionadas con el proceso de excavación
arqueológica, están básicamente orientadas a asegurar la integridad de los bienes
mediante la extracción controlada. En función de la morfología, peso y masa del objeto
encontrado, se aplican refuerzos más o menos complejos, diseñados en todos los casos
con carácter temporal. Complementando la tarea anterior se encuentra la elaboración de
embalajes, a la medida de las necesidades de las piezas contenidas para evitar riesgos de
traslado.
Los tratamientos habituales de conservación-renovación procedimental que se utilizan
cuando se trabaja con bienes culturales se estructuran en tres fases: La primera etapa es
la fase de estudio, dirigida al conocimiento profundo de los objetos y sobre todo sus
cambios. Además de las observaciones realizadas con los medios disponibles en las
instalaciones. La segunda etapa es el diagnóstico y propuesta de tratamiento,
interpretación de los resultados obtenidos del estudio que conducen a una evaluación
precisa de la condición de los sujetos, evaluación de la extensión de los procesos alterados
y el grado de estabilidad determinado, lo que conduce a una propuesta intervención
específica. La tercera fase es la fase de intervención, cuando se han completado las etapas
anteriores, se realizan los tratamientos correspondientes. Durante las distintas campañas
se formaron equipos formados por un técnico en restauración de la conservación y dos o
más auxiliares especializados en el manejo de estructuras arquitectónicas. Su trabajo está
orientado a la conservación y restauración de estructuras, pavimentos de cemento y
canalizaciones. La naturaleza de estas acciones está dictada por la exposición a largo
plazo de los restos a condiciones ambientales extremas, lo que hace que los tratamientos
se prueben y requieran intervenciones repetidas. Las principales medidas son: Soluciones
que implican campañas de excavación activa durante las campañas, estructuras
semipermanentes instaladas en salas pavimentadas con cemento necesarias durante la
mayor parte del año, pero fácilmente desmontables, si el clima lo permite, como medidas
permanentes. Deben existir acciones periódicas dedicadas a la eliminación de la flora,
acompañado de una inspección visual para controlar el estado de los restos de la planta y
se aplicaron las medidas correctoras correctas, y en cuanto a las medidas legales, el sitio
fue declarado BIC en 2004, lo que permitió el control de acciones en terrenos privados.
Algunas de las fincas directamente afectadas han sido adquiridas por el Gobierno de
Aragón, y otras medidas de protección incluyen el desvío y el desvío de secciones de
zanjas que se consideren más dañinas para los restos.

Bibliografía.
EZQUERRA LEBRÓN, B., 2007: “La ciudad romana de La Caridad”, Fragmentos de historia.
100 años de arqueología en Teruel. Teruel, 206-210.
VICENTE, J., EZQUERRA, B., y PUNTER, M. P., 2016: “La ciudad romana de La Caridad
(Caminreal, Teruel). Síntesis de 32 años de intervención arqueológica”, Actas I Congreso
Arqueología Patrimonio Aragonés. Zaragoza 2015. Zaragoza, 243-253.

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