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Érase una vez una niña muy hermosa que vivía en una ciudad llena de gente. El nombre de
la niña era Tiana.
Tiana se sentía muy feliz por vivir junto a su mamá y su papá y tenía el sueño de tener un
restaurante maravilloso cuando fuese adulta. Su papá le enseñaba a preparar comidas
deliciosas y ella guardaba esas recetas como tesoros.
Como creía en el poder de las estrellas, Tiana le pidió ayuda a una estrella fugaz.
Sin embargo, Tiana creció y su sueño todavía no se hacía realidad. Trabajaba en un bonito
restaurante sirviendo las mesas y buscaba reunir la máxima cantidad de dinero para
invertir en su propio restaurante, pero no era fácil y estaba segura de que le tomaría
mucho tiempo.
La buena noticia vino cuando una amiga, que era muy rica, la invitó a trabajar en una
fiesta lujosa que darían en su casa para recibir a un príncipe:
“Tiana, necesito que todo sea especial y no se me ocurre nadie mejor que tú
para hacerte cargo de la comida”.
“Me siento muy honrada. Por supuesto que acepto y haré todo delicioso”.
Tiana estaba muy emocionada porque ganaría una buena cantidad de dinero con lo que
iba a recibir de la fiesta y, sumándolo a sus ahorros, alcanzaría la cifra necesaria para
abrir su propio restaurante, aunque todavía sería muy pequeño.
El día de la fiesta, Tiana preparó todo con anticipación y después se arregló para asistir al
evento usando un vestido que parecía de princesa. Antes de salir de casa pidió un deseo
a una estrella:
“Por favor, ayúdame poderosa estrella a que todo salga bien en la fiesta”.
Al instante sucedió una cosa de lo más impresionante. Un sapo que estaba en el balcón
de Tiana empezó a hablarle:
Por otro lado, estaba el hecho de que no deseaba besar a un sapo para nada.
“Pídeme lo que desees. Estoy bajo este hechizo y solo el beso de una verdadera
princesa me devolverá a mi forma original”.
Asustados, ambos brincaron con rapidez hacia un pantano donde esconderse de los
humanos. Allí se hicieron amigos de un divertido caimán que les dijo que les ayudaría
llevándolos con alguien que sabía cómo romper ese hechizo.
Tiana y el príncipe Naveen se hicieron muy amigos en toda la travesía. Ella le enseñó a él
que no todo en la vida es regalado y que es necesario esforzarse y trabajar duro.
El príncipe Naveen, por su parte, le enseñó a Tiana lo importante que era divertirse en la
vida y no solo trabajar sin descanso:
Al final, llegaron con la hechicera de la que el caimán les había hablado que podía
ayudarles. Ella les comentó:
“La única solución es que vayan a la fiesta en el palacio antes de la
medianoche y que recibas el beso de la princesa”.
Aunque la amiga de Tiana le había dicho que la fiesta era para recibir a un príncipe, la
verdad era que ella sería nombrada princesa esa noche. Esa parte era una sorpresa.
Tiana y Naveen corrieron y saltaron a toda velocidad para llegar antes de medianoche,
pero cuando entraron al palacio, ya era tarde.
Ambos regresaron tristes al pantano por el futuro que les esperaba (ser sapos toda su
vida). Lo bueno es que estaban juntos y se tenían el uno al otro.
Tiana y Naveen se enamoraron y decidieron que querían pasar el resto de su vida juntos,
así fuesen sapos.