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TEMA 3: LA CAVERNA MEDIÁTICA.

CONSTRUCCIÓN DE LA
REALIDAD A TRAVÉS DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

Criterio de evaluación

5. Reconocer a través de lecturas comprensivas y reflexivas de fragmentos de textos


metafísicos y científicos el concepto de realidad y sus implicaciones filosóficas, y
reflexionar a través de debates, tertulias, foros, etc., sobre el ser humano y su lugar en
el mundo y la diferencia entre realidad y virtualidad.
Estándares de aprendizaje evaluables relacionados: 1,2,5,13,24, 25, 26, 27, 28, 29,46

Competencias: CL, AA, CMCT, CSC, CEC

1. Realidad y apariencia: el mito de la Caverna.


1.1. Verdad formal y verdad empírica.
1.2. Los criterios de verdad
1.3. Estados de seguridad respecto a la verdad.
2. Democracia mediática.
2.1. Qué es la democracia mediática.
2.2. Relación MCM y política.
2.3. Influencia de los MCM en la formación de la opinión pública.

“I make news. (Yo hago noticias)” WILLIAM RANDOLF HEARST


1. Realidad y apariencia: el mito de la Caverna.
En el siglo V a.C. el filósofo griego Platón escribió un texto que pretendía explicar la
situación del ser humano frente a la realidad. Quería mostrar que la mayor parte de la gente vive
en un mundo de apariencias que confunde con la realidad auténtica, que se encuentra cómoda
en ese mundo y que es difícil salir de él si no se tiene alguna guía que indique el camino correcto.
Esa guía nos la deben proporcionar los filósofos.
Han pasado 2600 años y el mito platónico sigue manteniendo toda su vigencia. Bajo la apariencia
de la transparencia, la inmediatez y la hipercomunicación que nos proporcionan Internet y los
medios de comunicación en general, vivimos más engañados y manipulados que nunca. Y
también nos encontramos en un momento en el que existe una enorme resistencia a reconocerlo.
Por ello la filosofía debe cumplir su obligación de quitarnos el velo de los ojos para que veamos
la realidad tal y como es.
Leamos, pues, el mito de la Caverna:
“Represéntate hombres en una morada subterránea en forma de caverna, que tiene la entrada
abierta, en toda su extensión, a la luz. En ella están desde niños con las piernas y el cuello
encadenados, de modo que deben permanecer allí y mirar sólo delante de ellos, porque las
cadenas les impiden girar en derredor la cabeza. Más arriba y más lejos se halla la luz de un
fuego que brilla detrás de ellos; y entre el fuego y los prisioneros hay un camino más alto, junto
al cual imagínate un tabique construido de lado a lado, como el biombo que los titiriteros levantan
delante del público para mostrar, por encima del biombo, los muñecos.
- Me lo imagino.
- Imagínate ahora que, del otro lado del tabique, pasan sombras que llevan toda clase de
utensilios y figurillas de hombres y otros animales, hechos en piedra y madera y de diversas
clases; y entre los que pasan unos hablan y otros callan. - Extraña comparación haces, y
extraños son esos prisioneros.
- Pero son como nosotros. Pues en primer lugar, ¿crees que han visto de sí mismos, o unos
de los otros, otra cosa que las sombras proyectadas por el fuego en la parte de la caverna
que tienen frente a sí?
- Claro que no, si toda su vida están forzados a no mover las cabezas.
- ¿Y no sucede lo mismo con los objetos que llevan los que pasan del otro lado del tabique?
- Indudablemente.
- Pues entonces, si dialogaran entre sí, ¿no te parece que entenderían estar nombrando a los
objetos que pasan y que ellos ven?
-Necesariamente.
- Y si la prisión contara con un eco desde la pared que tienen frente a sí, y alguno de los que
pasan del otro lado del tabique hablará, ¿no piensas que creerían que lo que oyen proviene
de la sombra que pasa delante de ellos?
- ¡Por Zeus que sí!
- ¿Y que los prisioneros no tendrán por real otra cosa que las sombras de los objetos
artificiales transportados?
-Es de total necesidad.
-Examina ahora el caso de una liberación de sus cadenas y de una curación de su ignorancia,
qué pasaría si naturalmente les ocurriese esto: que uno de ellos fuera liberado y forzado a
levantarse de repente, volver el cuello y marchar mirando a la luz y, al hacer todo esto, sufriera
y a causa del encandilamiento fuera incapaz de percibir aquellas cosas cuyas sombras había
visto antes, ¿Qué piensas que respondería si se le dijese que lo que había visto antes eran
fruslerías y que ahora, en cambio, está más próximo a lo real, vuelto hacia cosas más reales y
que mira correctamente? Y si se le mostrara cada uno de los objetos que pasan del otro lado del
tabique y se le obligara a contestar preguntas sobre lo que son, ¿no piensas que se sentirá en
dificultades y que considerará que las cosas que antes veía eran más verdaderas que las que
se le muestran ahora?
- Mucho más verdaderas.
- Y si se le forzara a mirar hacia la luz misma, ¿no le dolerían los ojos y trataría de eludirla,
volviéndose hacia aquellas cosas que podía percibir, por considerar que éstas son realmente
más claras que las que se le muestran?
- Así es.
- Y si a la fuerza se lo arrastrara por una escarpada y empinada cuesta, sin soltarlo antes de
llegar hasta la luz del sol, ¿no sufriría acaso y se irritaría por ser arrastrado y, tras llegar a la
luz, tendría los ojos llenos de fulgores que le impedirían ver uno solo de los objetos que
ahora decimos que son los verdaderos? - Por cierto, al menos inmediatamente.
- Necesitaría acostumbrarse, para poder llegar a mirar las cosas de arriba. En primer lugar
miraría con mayor facilidad las sombras, y después las figuras de los hombres y de los otros
objetos reflejados en el agua, luego los hombres y los objetos mismos. A continuación
contemplaría de noche lo que hay en el cielo y el cielo mismo, mirando la luz de los astros y
la luna más fácilmente que, durante el día, el sol y la luz del sol.
- Sin duda.
- Finalmente, pienso, podría percibir el sol, no ya en imágenes en el agua o en otros lugares
que le son extraños, sino contemplarlo cómo es en sí y por sí, en su propio ámbito.
- Necesariamente.
- Después de lo cual concluiría, con respecto al sol, que es lo que produce las estaciones y
los años y que gobierna todo en el ámbito visible y que de algún modo es causa de las cosas
que ellos habían visto.
- Es evidente que, después de todo esto, arribaría a tales conclusiones.
- Y si se acordara de su primera morada, del tipo de sabiduría existente allí y de sus entonces
compañeros de cautiverio, ¿no piensas que se sentiría feliz del cambio y que los
compadecería?

PLATÓN: República. Libro VII


1.1 Verdad formal y verdad empírica.

En síntesis, se puede hablar de dos tipos de verdad: la verdad formal y la verdad empírica.

La verdad formal (a veces también llamada verdad lógica y, mejor aún, validez) es únicamente
la ausencia de contradicción entre los términos y sólo se da en enunciados de las matemáticas y
la lógica, todos ellos demostrables aplicando sus reglas.

La verdad empírica es la coincidencia, concordancia y correspondencia entre un juicio y la


realidad que expresa, de manera que puede ser verificada (comprobada) acudiendo a la
experiencia. Sin embargo, en rigor, sólo pueden ser verificados los enunciados particulares (o
singulares) y, en ningún caso, los universales, de los que sólo cabría enunciar su probabilidad.

1.2 Los criterios de verdad.

¿Cómo tener certeza de algo?, ¿con qué criterio determinar que una proposición es verdadera o
falsa?, ¿qué es lo que permite distinguir entre lo verdadero y lo falso?

Se llama criterio de verdad a la propiedad o característica que posee un enunciado y que


permite saber con seguridad qué es verdadero o falso. A lo largo de la historia se han mantenido
diferentes criterios de verdad. Algunos de los más importantes han sido:

• La tradición. Se toma como verdadero aquello que a lo largo del tiempo ha sido
considerado como verdadero por la comunidad a la que uno pertenece. En el caso de los
mitos de muchos pueblos este criterio ha desempeñado un papel muy importante.
• El criterio de autoridad. Se acepta una afirmación como verdadera porque procede de
alguna persona a la que se concede crédito por su conocimiento en una materia
determinada. El caso de la filosofía de Aristóteles en los últimos siglos de la Edad Media
es posiblemente uno de los más claros.
• La verificabilidad. Lo que se piensa será verdadero si, al contrastarlo con la realidad,
coincide con ella. Este criterio ha sido defendido por los seguidores de la teoría de la
verdad como adecuación y tiene una gran aplicación en el campo de las ciencias
experimentales. Algunos de sus defensores lo han propuesto como el único criterio
posible en cualquier área del conocimiento, con todos los problemas que esta postura
provoca.
• La coherencia lógica. Es un criterio aplicable sólo en el ámbito de las ciencias formales
y se da cuando un enunciado se deriva, directamente o a través de teoremas, de unos
axiomas, y, al mismo tiempo no se contradice con el resto de los enunciados del sistema.
• La utilidad. Este criterio, defendido por los que siguen la teoría pragmática de la verdad,
sostiene que un enunciado será verdadero cuando sea beneficioso y útil, cuando le
permita al ser humano orientarse en la realidad o avanzar en sus investigaciones.
• La evidencia. Es el criterio más importante. Lo evidente es lo que se presenta como
indiscutible, aquello que una vez que el ser humano ha entendido no tiene otro remedio
que aceptar. La evidencia es intuitiva, aunque haya ocasiones en las que sea preciso
mostrarla mediante razonamientos.

1.3. Estados de seguridad respecto a la verdad.

Supongamos que un día leemos en una revista la siguiente noticia:

Según los datos obtenidos, un grupo de paleontólogos tiene la certeza de que hace 2,8 millones
de años se produjo en la Tierra un gran cambio climático que provocó un descenso brusco y
duradero de las temperaturas con la consiguiente expansión de los casquetes polares. ¡Hace
2.800.000 años! ¿Será verdadero lo que dicen?
Quien no supiera este dato, al leer la revista, ha salido de su ignorancia: ahora ya lo sabe. Y lo
sabe independientemente de que el dato sea verdadero o falso, porque la ignorancia es la
ausencia de conocimiento, no la ausencia de conocimiento verdadero.

Es posible, sin embargo, que algún paleontólogo no esté convencido de esa posición. Quizás
porque maneja otros datos o porque, manejando los mismos, no está seguro de que lleven a esa
conclusión. Tiene, entonces, opinión, porque aún afirmando algo admite la posibilidad de no
estar en lo cierto.

La mayoría de las personas, sin embargo, al no ser especialistas en el tema, al leer los
argumentos de unos paleontólogos y otros, no sabrían a quienes dar la razón: dudarían, porque
la duda es eso, la suspensión del juicio: no sé si A o B.

Los hipotéticos paleontólogos que habían escrito el artículo de la revista dicen poseer certeza de
lo que afirman, esto es, tienen plena seguridad de que es verdadero.

2. Democracia mediática.

2.1. Qué es la democracia mediática.


La democracia mediática hace referencia a la relación que se establece entre los medios de
comunicación de masas (MCM) y la vida política por la capacidad de los medios (sobre todo la
televisión, Internet, radio) de construir y condicionar la opinión pública creando una determinada
visión de la realidad y de la forma en que los políticos y los ciudadanos se relacionan con ella.

Los medios aparecen en este modelo como los responsables de la construcción de las agendas
políticas, como los grandes mediadores entre los actores político-sociales y la opinión pública.
Se han convertido en la principal fuente de información política, y juegan un doble papel:

- Una función de constructores y portavoces de los discursos de las instituciones políticas y


los grupos de interés, a partir de los cuales el electorado se puede posicionar y puede
reaccionar en torno a los problemas y a los políticos.
- Una segunda función de constructores y portavoces de la opinión pública a partir de la cual
los políticos conforman sus agendas y toman sus decisiones.

La sociedad actual se ha convertido en una sociedad de la información puesto que ésta llega
de manera asequible a todo el mundo gracias a, por un lado, el aumento de medios (cada vez
hay más canales de televisión, más radios, prensa digital…), y por otro, a los progresos técnicos
que han permitido, sin grandes infraestructuras, que estén al alcance de todos. De esto último
es buen ejemplo Internet. A través de la línea de teléfono, se tiene al alcance información de
todo lo que ocurre en el mundo al segundo, contrastable con tantas fuentes diversas como se
quiera. O lo que ocurre en cualquier barriada de cualquier ciudad del mundo, con una antena
parabólica se puede ver cómo es la vida en otros lugares, qué cosas ocurren en todos los
países…

2.2. Relación MCM y la política.

Los poderes del Estado en democracia son tres: ejecutivo, legislativo y judicial. Sin embargo, en
la actualidad se suele hablar de un cuarto poder que ejerce su función, a menudo, como
contrapoder. Ese denominado cuarto poder se refiere a los MCM. Las características de este
poder son:
- Informal: poder no oficial (si estamos hablando de un sistema verdaderamente
democrático), y privado en su mayoría.
- Disperso: existen diferentes medios de diferentes características y diferentes perspectivas.
- No coactivo: tiene una gran influencia pero no obliga a actuar o pensar de una determinada
manera.

Los MCM cumplen una función de control sobre la actividad política, lo que supone una
garantía de transparencia de la acción del poder político. En ese sentido se convierte en un
contrapoder. ¿Cómo actuarían los
políticos si no supieran que los medios
de comunicación están siempre
pendientes de sus actividades y que
están dispuestos a publicar cualquier
cosa que consideren relevante en
relación a su comportamiento? ¿No
puede cambiar la percepción que la
opinión pública tiene de un político,
incluso su intención de voto, el saber que
es responsable de determinado tipo de
actuaciones? (Piensa en casos tan
actuales como los relacionados con la
corrupción política, cómo han
evolucionado en gran medida gracias a
la influencia de los medios de
comunicación.)
Por otra parte, los MCM garantizan la
participación de la ciudadanía en la vida pública, ya que a través de ellos se permite expresar
sus opiniones, intereses, críticas, etc. Los medios digitales han permitido que esta función de los
medios sea más accesible a todo el mundo, gracias a la posibilidad de expresar la opinión a
través de comentarios, a la participación en foros, encuestas, etc.
Por último, como señalamos al principio, los MCM se convierten en intermediarios entre el poder
político y la ciudadanía. La clase política puede medir las sensaciones de la ciudadanía sobre
sus actuaciones, y la ciudadanía puede mostrar sus inquietudes y necesidades que orientarán a
los políticos hacia una forma de actuación u otra. Hay que tener presente que estamos hablando
siempre de sistemas democráticos, donde hay libertad de expresión y los políticos obtienen el
poder gracias a elecciones libres. Por eso es fundamental el papel de los MCM. Si estuviéramos
en un sistema dictatorial, no habría libertad de prensa con lo que los medios estarían restringidos
a los medios institucionales que cumplirían la función fundamental de dar a conocer la acción de
gobierno según los intereses de los gobernantes, sin admitir ningún tipo de crítica o de visión
diferente a la oficial. Recordemos que en la España franquista, los informativos de todas las
radios tenían la obligación de conectar con Radio Nacional que era la única que podía dar
noticias. Recordemos también los problemas que ha tenido Google en China a causa de la
censura que este país ejerce sobre la información…
También es importante señalar que, además de la libertad de expresión garantizada como
derecho, es necesaria la libertad que se puede ejercer cuando no se está condicionado por
intereses económicos, es decir, que los medios de comunicación que dependen de los ingresos
publicitarios, que reciben dinero de grandes grupos empresariales, etc., no pueden informar de
manera rigurosa, y utilizan su poder para defender sus intereses y no para informar. Por eso es
importante que existan medios de comunicación públicos que se entiendan a sí mismos como
un servicio necesario para los ciudadanos y no como una empresa que debe obtener buenos
resultados económicos.

2.3. Influencia de los MCM en la formación de la opinión pública.


La libertad de prensa y la pluralidad de medios que existen en la actualidad suponen una gran
ventaja para nuestras sociedades, ya que permiten a la opinión pública contrastar diferentes
puntos de vista y formarse una opinión propia acerca de los grandes temas que le afectan. Sin
embargo, la importancia que han ido adquiriendo los medios de comunicación supone una serie
de riesgos:
- Políticos que dan más valor a los medios que al mensaje o al destinatario: Esto se
observa a menudo en las conexiones en directo que hacen los informativos televisivos
durante los mítines políticos. Es más importante entrar en el telediario de turno y decir
una frase impactante, que hacer saber al electorado lo que verdaderamente se piensa
de los asuntos que preocupan a la opinión pública.
- Sustitución de las ideas por la imagen: La relevancia cada vez mayor de los medios
audiovisuales ha hecho que la imagen sea determinante a la hora de alcanzar el éxito
político. Por eso es tan importante un buen asesoramiento de imagen, (a veces incluso
más), como tener ideas convincentes.
EEUU fue pionero en este cambio de
modelo del funcionamiento político, al
ser el primero en retransmitir en directo
un debate televisivo entre candidatos a
la presidencia. Fue en 1960 y se
produjo entre Richard Nixon
(vicepresidente en aquel momento y
favorito en las encuestas), y el joven
senador J. F. Kennedy. Quienes
escucharon el debate en la radio,
consideraron a Nixon ganador, pero los
70 millones de americanos que
VIERON el debate en televisión, se decantaron por Kennedy, que finalmente ganó las
elecciones.
- Política convertida en espectáculo: Los políticos intentan crear una conexión emotiva con
el electorado, por lo que deciden sustituir el discurso racional, la explicación de las ideas
que proponen a través de argumentos convincentes por el recurso a las emociones.
¿Quién no ha visto a nuestros políticos “emocionarse” con las victorias de “nuestros
deportistas” ante millones de españoles que ven la televisión y se emocionan con ellos?
¿Recuerdas el adoquín que sacó Albert Rivera en un debate electoral? ¿Se te ocurre
otro ejemplo próximo?
- Mezcla de opinión e información: Uno de los grandes riesgos con los que se enfrenta la
democracia mediática es que fácilmente se puede confundir la verdadera información
con la opinión. Sobre todo porque no siempre interesa que esté clara la diferencia.
Cuando hay un asesinato que impacta a la opinión pública, hay políticos que, con
frecuencia, aprovechan para decir que la delincuencia cada día aumenta en nuestro país,
que hay que tomar medidas más drásticas… Generalmente los datos reales, es decir, la
información, no coincide con esta percepción que es usada precisamente para
aprovechar la conmoción en la opinión pública. Muchas veces se habla del terrorismo
como el problema más grave de este país, cuando si nos atenemos a los datos,
probablemente sea el paro, aunque quizás sea menos popular decirlo… Otra práctica
habitual en los medios de comunicación es aceptar un rumor como noticia. Esto plantea
el problema de que, una vez publicado, la gente considera que eso que se dice es cierto,
y puede llevar a una grave confusión. La práctica de llamar corrupto, irresponsable,
mentiroso, etc., al oponente político, y el que esto se reproduzca una y mil veces a través
de los medios, puede llevar a la opinión pública a pensar que, efectivamente, quien es
llamado así, es realmente así.
- Privilegios a medios afines: La gran importancia que tienen los medios en la política
puede favorecer que algunos grupos mediáticos apoyen a determinados grupos políticos
con el fin de obtener un trato de favor a cambio si aquellos alcanzan el poder.
- Políticos convertidos en estrellas mediáticas: Cuando los políticos adquieren relevancia
no por sus propuestas políticas, su capacidad o sus ideas, sino por salir en televisión,
estar presente en actos sociales, tener determinados amigos o parejas… Un ejemplo de
este modo de hacer política es Donald Trump.
Además es necesario tener presente los efectos negativos que los medios pueden causar en
la opinión pública, pudiendo llegar a convertirse más en herramientas de propaganda que en
instrumentos de comunicación de la información. Para evitar esto, es necesario defenderse
teniendo siempre actitud crítica y la capacidad de análisis que la educación proporciona.
- Creación de opiniones mayoritarias: Hemos visto que uno de los riesgos de la
democracia mediática hace referencia a la mezcla de información y opinión. Esto puede
llevar consigo la creación de corrientes de opinión dirigidas por los medios a partir de los
intereses concretos de los dirigentes políticos. Cuando, por ejemplo, casi todo el mundo
acepta como necesario e inevitable que hay que darle dinero a los bancos para salvar
“nuestra” economía, se consigue que esa medida que los políticos han decidido tomar
no tenga oposición por parte de la opinión pública, incluso, que quien se opone a ella,
pueda ser tachado de extravagante o de contradecir lo que la mayoría piensa que es
correcto. De esta manera se debilita y desacredita la opinión minoritaria.
- Identificación de la propia opinión con la del medio: A menudo ocurre que una persona
se informa habitualmente a través de unos medios determinados, a los que da
credibilidad por afinidad ideológica, por costumbre, etc. Esto puede llevar a que se pierda
la perspectiva crítica y se acepte como válida una opinión simplemente porque la expresa
un medio determinado, no porque haya sido el resultado de la propia reflexión.
Recordemos al respecto lo que ocurrió tras el 11-M, y cómo la campaña de determinados
medios a favor de la tesis de que la autoría del atentado era de ETA, afectó a la opinión
de muchas personas que veían lo ocurrido a través de lo que dichos medios contaban.
- Decidir qué es importante y qué no: Los medios pueden olvidar en cuestión de días lo
ocurrido tras una tragedia para darle relevancia a un partido de fútbol que ocupa la
portada. Con ello, ya nadie se acuerda de lo ocurrido, y se desvía la atención hacia lo
que interesa en ese momento. Recordemos lo ocurrido con la gripe A. Mientras las
economías del mundo hacían aguas y se mandaba a la calle a millones de trabajadores,
nuestra principal preocupación era la gripe A… De este modo, se consigue centrar la
atención en aquello que interesa, a menudo simplemente intrascendente, para desviarla
de lo que objetivamente es más importante, por afectar a más personas, por ser relevante
para la vida de la gente, etc.
- Medios convertidos en portavoces oficiales de los partidos políticos: Se supone que uno
de los objetivos del periodismo serio es la objetividad, es decir, la capacidad de ser
equidistante de los distintos intereses políticos e intentar trasmitir lo que ocurre de la
manera más fiel y menos condicionada por los intereses de unos u otros. Sin embargo,
esto no suele ocurrir. Cada grupo mediático tiene sus afinidades políticas debidas a los
intereses comunes que defienden, y desgraciadamente, son usados por los políticos
para trasmitir sus mensajes a la opinión pública como si fueran sus medios oficiales. De
esta manera algunos medios llegan a convertir la supuesta información política en
propaganda. Entiéndase por propaganda todo mensaje que trata de atraer adeptos a
una causa. La propaganda no es información, sino desinformación, por eso hay que estar
muy atentos a este tipo de mensajes y saber discernir bien cuándo se trata un tema con
rigor y cuándo se está haciendo simple propaganda.
Un capítulo aparte merecen las llamadas “fake news” o noticias falsas. Estas se refieren a
noticias inventadas o manipuladas con la intención de alterar la opinión pública y dirigirla
hacia una posición determinada, que defienda los intereses de aquellos que promueven
dichas noticias. Desgraciadamente están muy presentes en nuestros días, aunque siempre
se han producido desde que existen los medios de comunicación de masas, (por ejemplo: la
difusión de los llamados “Protocolos de los sabios de Sión”, que generó una ola de
antisemitismo en Europa a principios del siglo XX). Sin embargo, el peligro que suponen en
la actualidad tiene relación con la rápida y amplia difusión que tienen estas noticias a través,
sobre todo, de las redes sociales. A todos nos llegan noticias sorprendentes a través de
Whatsapp, Facebook, etc. y, en muchas ocasiones las compartimos, sin ser conscientes de
que estamos difundiendo un bulo que puede dañar a un colectivo, a un grupo político, a una
persona, etc. Recientemente se ha sabido que la proliferación de noticias falsas, se usó para
conseguir el triunfo del no a la UE en el referendum del Brexit, o para inclinar la balanza a
favor de Donald Trump en las elecciones de EEUU. Para evitar caer en la trampa de creer o
compartir una noticia falsa, podemos usar algunos criterios que nos permiten identificar si la
noticia es fiable o no:
1. Lo primero que tenemos que buscar es la FUENTE. ¿De dónde viene la noticia?
¿Quién o qué organismo o institución proporciona la información a la que se hace
referencia? Si un informe de la policía o la fiscalía avalan la noticia podremos darle
credibilidad, pero si no se hace ninguna referencia al origen de dicha información o
se habla de fuentes en abstracto, no nos debemos fiar.
2. ¿Qué MEDIO DE COMUNICACIÓN publica la noticia? Aunque nos llegue a través
de una red social o la publique Google, la información siempre parte de un medio,
es decir, un periódico, una televisión, etc. Tendremos que investigar acerca de la
fiabilidad de dicho medio, y por supuesto, no fiarnos si no se hace referencia a
ninguno.
3. Otro dato relevante tiene que ver con el CONTENIDO. ¿Aparece la información justo
en el momento políticamente más oportuno para determinados grupos? ¿Es
demasiado buena para ser verdad? ¿Circula justo cuando aquello a lo que hace
referencia es un tema de debate social? Por ejemplo: en la campaña del referendum
del Brexit aparecieron noticias que daban una impresión negativa de la UE para
favorecer una opinión favorable al Brexit.
4. Por último, debemos mirar si la noticia aparece en OTROS MEDIOS. Podemos
encontrarnos con una exclusiva de un medio concreto que saque determinada
información a la luz, pero si la noticia tiene credibilidad, en poco tiempo saldrá
también en otros medios.
EJERCICIOS:
1. Busca información sobre W. R. Hearst, sobre el conflicto entre España y Estados Unidos
en relación con la colonia española de Cuba y sobre el papel jugado por W. R. Hearst.
Valora críticamente la actuación de Hearst.
2. Investiga sobre el caso “Watergate”, el caso “Bárcenas”, el caso “Cifuentes”, el caso
“Kitchen”: describe en qué consistieron y cuál fue el papel que jugaron en ellos los
medios de comunicación.
3. Extrae los titulares de los informativos de un día concreto de la semana y fíjate en los
temas a los que se le dedica más tiempo, el orden en que se presentan y la orientación
ideológica. Intenta sacar conclusiones a partir de lo observado.
4. Trabajo sobre los riesgos y efectos negativos de los MCM:
-Escoge un mínimo de 5 noticias de prensa escrita, señalando fuente, fecha y titular.
También se puede escoger una portada de un periódico si se considera que ahí se ve
con claridad lo que se está analizando.
-Señala en cada una de ellas qué riesgo o qué efecto negativo se ve y explícalo.

5. Indaga acerca del caso Wikileaks: a qué se dedican, qué impacto ha tenido su trabajo,
etc.
6. Lee el siguiente artículo:
PERIODISMO ES PEDIR CUENTAS AL PODER, por Ignacio Escolar
(…) Marty Baron, el actual director del Washington Post y hoy uno de los directores de
periódicos más de moda –es uno de los protagonistas de la película Spotlight–, tiene una
definición sobre mi oficio que a mí me gusta especialmente. “Periodismo es pedir cuentas al
poder”. Es una buena definición porque es breve y porque es directa. Porque se entiende, y
que te entiendan es parte vital de mi oficio (...).
Mi oficio no ha tenido una edad de oro en España. No lo fueron los años 40, 50 y 60, las
décadas en la que los grandes diarios europeos multiplicaron sus tiradas y se consolidaron.
Aquí eso no pasó, porque en esos años el periodismo en España estaba sometido a la
censura.
Fueron mucho mejores para la prensa española la década de los 70 y los 80, el periodismo
de la transición. Es en esos años y después, en los 90, cuando el periodismo español sin
duda florece y vive sus mejores años. Yo aprendí a leer con esos periódicos, con el diario El
País, fundamentalmente, que ha sido con mucha diferencia el mejor periódico jamás
publicado en España; la institución periodística española más sólida, veraz y creíble de todas
las que ha creado mi oficio en este país. Un diario en el que hoy no me reconozco.
En la transición, nacen las mejores virtudes del periodismo en España, pero también sus
principales defectos; unos vicios que entonces eran sobradamente compensados con las
ventajas de aquella prensa pero que, con los años, se han ido haciendo más grandes. A
todos nos pasa: la edad suele agravar nuestros defectos. A veces compensa la experiencia
que ganas con los años. En otras ocasiones, se confunde la sabiduría con la soberbia.
El pecado original de ese periodismo de los años 70 y 80 –insisto, tan exitoso– está en su
enorme cercanía con el poder político y económico. En ausencia de una sociedad civil
organizada, durante la Transición, la prensa ocupó un lugar mayor del que le correspondía y
se articuló como un poder más, no como un contrapoder.
Ahí nace ese periodismo que cree que su papel es mandar, en vez de fiscalizar a los que
mandan. Que concibe el periodismo como otra manera de hacer política sin rendir cuentas,
sin pasar por las urnas y sin asumir responsabilidades. Que piensa que nuestro trabajo
consiste en quitar y poner presidentes, ministros o líderes de la oposición. Que presume de
“responsabilidad de Estado”, mientras trata a los ciudadanos como si fueran menores de
edad.
Yo no creo en esa prensa. La función del periodismo es informar, no mandar. Nuestros
clientes son los lectores, no las élites políticas o económicas. Nuestros valores, por nobles
que sean, no pueden estar por delante del valor fundamental para la prensa: el del respeto
por la verdad.
Los debates profesionales sobre la objetividad, la honestidad, el rigor… están muy bien. Pero
la norma más básica de mi oficio aparece ya en uno de los códigos éticos más antiguos que
existen, en los diez mandamientos. El octavo: No mentirás.
Hace unos días, la Universidad de Oxford y el Instituto Reuters publicaron su último informe
anual sobre el periodismo en el mundo. En la edición anterior, la prensa española aparecía
como la menos creíble de los once países analizados en Europa. En esta edición, los
resultados no son tan catastróficos y sitúan a la prensa española en la media europea: mejor
que la griega, la turca o la italiana; peor que la alemana, la holandesa o la inglesa.
Sin embargo, cuando se bucea en los cuadros de este informe del Instituto Reuters aparecen
algunos datos muy reveladores. El más llamativo: que existe en España una enorme brecha
generacional también en la confianza de la prensa. Cuanto más mayores son los lectores,
más se fían de la prensa. Cuanto más jóvenes, menos confianza nos otorgan. Y entre los
españoles menores de 45 años, y especialmente entre los menores de 35, la credibilidad de
la prensa se hunde. Casi el 70% de los jóvenes no confía en los medios de comunicación
españoles. Y si los jóvenes no creen en la prensa, ¿qué futuro le espera a la prensa? (...)
La gran mayoría de la prensa española ha ignorado la noticia política más importante de la
última década en España: la del fin del bipartidismo. Pasó por delante de sus narices y ni la
olieron.
La prensa cerró sus ojos a la crisis del sistema político y económico español. No supo
adelantarse a la aparición de nuevos actores políticos ni creía que el sistema necesitaba
reformas profundas hasta que tuvo que rendirse a la evidencia.
En la interpretación más benevolente (para la prensa), se puede decir que no se dio cuenta
de lo que estaba pasando por error, por incompetencia. En la peor, y más probable, lo que
les pasó fue otra cosa. Que no quisieron hablar de estos temas porque a sus editores no les
gustan.
Y la razón por la que a sus editores no les gustan estos temas es porque la crisis económica
de la prensa de los últimos años se ha transformado en otra crisis mucho peor: en una
pérdida vital de independencia que después ha provocado una crisis de credibilidad,
especialmente entre los lectores del futuro.
Decía Jesús Polanco que la mejor garantía de la independencia de un medio de
comunicación residía en su cuenta de resultados; en sus beneficios. Tenía toda la razón, y
por eso cuando las pérdidas han entrado por la puerta de muchos periódicos, su
independencia ha saltado por la ventana.
Cuando una empresa que pierde dinero cada año sigue abierta, hay que preguntarse quién
paga esa fiesta y por qué. Más aún si es un sector que cae un 15% en ventas cada año y
que todos los pronósticos dan por finiquitado: que no es una empresa que aguante porque
confíe en que la situación vaya a mejorar con los años. Esto es lo que pasa con muchos
periódicos en España, que siguen saliendo cada día a pesar de que pierden dinero cada día.
Si los periódicos fabricasen tornillos en vez de opinión pública, gran parte de ellos ya estarían
cerrados. No lo están porque fabricar opinión pública tiene unos beneficios indirectos que
van mucho más allá de la cuenta de resultados de los propios medios.
Cuando un diario está en pérdidas y sigue saliendo cada día, su beneficio hay que buscarlo
otro lado. En la influencia política que consigue su dueño, y que rentabiliza por otros métodos:
con una recalificación, con una adjudicación pública, con una licencia de radio o de televisión,
con otro tipo de favores de los poderes políticos. Cuando un diario está en pérdidas y sigue
en el kiosco, sus lectores ya no son los clientes. Sus lectores son la mercancía y ese diario
ya no es un negocio de periodismo. Es un negocio de propaganda o, en el mejor de los
casos, un negocio de relaciones públicas.
No conozco un solo periódico en el mundo que no se califique a sí mismo como
“independiente”. No hay nadie que confiese ser “el diario al servicio de la banca” o “el
periódico a sueldo del Gobierno”. Pero hay varios indicadores para medir el grado de
independencia de un medio de comunicación.
El primero ya lo he dicho: su rentabilidad. Sus beneficios. Cuando un diario entra en pérdidas,
su capacidad para soportar las presiones se debilita enormemente.
El segundo está en su propiedad. En qué intereses empresariales ajenos a la información
tengan sus dueños. Es difícil que un periódico editado por un constructor que está pendiente
de una recalificación sea independiente. Es improbable también que ser independiente sea
su objetivo.
Les pongo un ejemplo, que conozco bien. El de mi ciudad: Burgos. Hay dos periódicos en
papel. Uno es de un constructor, condenado por corrupción urbanística y que está entre los
promotores del famoso bulevar de Gamonal que levantó a todo el barrio en su contra. El otro
es de otro constructor, un imputado en la Gürtel. Ambos son rivales en Burgos pero socios
en la televisión autonómica de Castilla y León, que paga el Gobierno de la Junta, en manos
del PP.
Esa es la independencia de los medios de mi ciudad natal y no se distingue mucho a lo que
pasa en otras ciudades.
El tercer indicador de la indepedencia de un medio de comunicación está en su modelo de
ingresos. En cómo se financia. Por ejemplo, es muy difícil que un periódico que obtiene más
de la mitad de sus ingresos de instituciones públicas gobernadas por tal o cual partido sea
independiente. Quien paga manda, o así lo entienden gran parte de los administradores del
sector público, que creen que pagan ellos en vez de todos los ciudadanos, que consideran
que la publicidad institucional es su cortijo.
La publicidad institucional en España, la forma en que se ha gestionado, se ha convertido en
una de las mayores amenazas a la independencia de la prensa. Se reparte de forma opaca
y arbitraria, como se demuestra cada vez que se conocen datos concretos.
Hace poco se publicaron los del reparto de la publicidad institucional del Canal de Isabel II
durante los gobiernos de Esperanza Aguirre e Ignacio González, esos supuestos “liberales”
que gestionaron el dinero público con criterios completamente intervencionistas.
El Canal, la empresa pública que gestiona el agua, se gastó en la última década 55 millones
de euros en publicidad, que se repartió a dedo entre los medios afines al aguirrismo. Era muy
necesario anunciar que en Madrid sale agua del grifo porque, al parecer, muchos madrileños
no lo sabían. A ver si se creen que la buena prensa de Esperanza Aguirre de esos años salía
gratis.
Por poner un ejemplo: el desconocido portal de información Nuevatelevisión.com, hoy ya
cerrado, se llevó medio millón de euros del Canal de Isabel II. En el mismo periodo,
elconfidencial.com, el líder de la prensa digital en España, obtuvo 60.000 euros y eldiario.es
apenas 7.000 euros en tres años.
Entenderán estas cifras mejor si les explico que el digital Nuevatelevisión.com fue fundado
por el exsecretario de Comunicación de José María Aznar, Miguel Ángel Rodríguez.
Mamandurrias.
Además, de la rentabilidad, de la propiedad y de los ingresos, el cuarto indicador que sirve
para medir tu independencia está en las deudas. En cuánto dinero debes y a quién se lo
debes.
La deuda es clave para explicar la situación de muchos de los grupos de medios españoles
que, en los años buenos, como le pasó a muchas otras empresas españolas, se endeudaron
hasta la camisa. Y cuando la burbuja del crédito barato estalló, han visto cómo su
independencia estallaba con ella. Hoy la banca, a través de la deuda, es el principal editor
de prensa en España. Y es difícil que un periódico en manos del sector financiero pueda
pedir cuentas al poder, como decía Marty Baron.
Por poner un ejemplo más concreto: que El País diese una cobertura tan superflua sobre la
lista Falciani o que no publicase prácticamente nada de los SwissLeaks se entiende mejor
cuando explicas que el banco suizo HSBC es uno de los principales acreedores del grupo
Prisa, y que después, a través de la deuda, se ha convertido en uno de sus principales
accionistas.
Cuatro indicadores: la rentabilidad, la propiedad, el modelo de ingresos y la deuda. La
independencia se resume en cuatro preguntas. ¿Eres rentable? ¿Quién es tu dueño? ¿Quién
te paga? ¿A quién le debes dinero?
En eldiario.es presumimos de independencia porque podemos contestar a estas cuatro
preguntas con la cabeza bien alta.
Somos un medio rentable desde hace ya tres años, y aún no hemos cumplido cuatro años
desde nuestra fundación, en septiembre de 2012. En este tiempo, nos hemos cambiado
cuatro veces de oficina.
Empezamos en un ‘coworking’ en Gran Vía 16, en una mesa de 4 personas. De ahí saltamos
a Gran Vía 55, a un pequeño piso de 70 metros cuadrados desde donde lanzamos eldiario.es
en septiembre de 2012. Entonces éramos solo 12 personas.
En septiembre de 2013, nos mudamos a Gran Vía 60, a una oficina de algo más de 200
metros cuadrados en la que llegamos a ser 24 personas; nos mudamos cuando estábamos
a punto de incumplir la legislación laboral porque ya no cabíamos.
Desde el verano pasado estamos en el Palacio de la Prensa de Madrid, en Gran Vía 46. En
una redacción de más de 600 metros cuadrados frente a la plaza de Callao donde ya estamos
a punto de llegar a los 60 trabajadores. Además, contamos con otros 40 periodistas
repartidos entre 13 ediciones autonómicas que están asociadas con eldiario.es.
(...)
Somos un medio leído y también influyente. Logramos unos datos de audiencia tan altos a
pesar de que no tenemos secciones dedicadas al “corazón” o a los vídeos de gatitos o al
fútbol. Nuestro menú informativo tampoco hace concesiones a la audiencia a cualquier
precio. Esto también se nota en redes sociales, donde somos prescriptores. En las anteriores
elecciones generales, un estudio nos situó como el medio de comunicación más tuiteado por
los candidatos de los principales partidos.
¿Quién es nuestro dueño? En nuestro caso, la propia redacción. Yo no solo soy el director
de eldiario.es. También soy su consejero delegado y principal accionista. Y cuando me siento
cada mañana, a las 10:30, con mis subdirectores y redactores jefes, que muchos de ellos
también son accionistas, en esa reunión no solo está representada la redacción, sino también
la mayoría de las acciones de Diario de Prensa Digital SL, la empresa que edita eldiario.es.
(...)
¿Quién nos paga? En gran medida, nuestros lectores. eldiario.es se financia por publicidad
y con la ayuda de nuestros socios, suscriptores que pagan 60 euros al año para garantizar
nuestra independencia. Hoy ya tenemos casi 19.000 socios y son todos suscriptores de
verdad: no hay ventas en bloque a empresas. Son lectores que, uno a uno, se han sumado
a nuestro proyecto porque saben que son cruciales para mantener nuestra independencia.
En total, nuestros socios nos proporcionan casi un 40% de nuestros ingresos. El resto viene
de la publicidad. Sin embargo, nuestros lectores son nuestro primer cliente porque ninguno
de nuestros anunciantes, ni siquiera los más grandes, nos aporta ni la mitad de la mitad que
todos nuestros socios juntos. Mandan los lectores porque pagan los lectores.
¿Y a quien le debemos dinero? A nadie. Hemos conseguido lanzar eldiario.es y colocarlo
entre los principales diarios españoles sin deber un solo euro. No tenemos ningún crédito y
tampoco debemos favores inconfesables a ningún poder político ni a ningún partido. El
porcentaje de nuestros ingresos que viene del sector público no llega al 5%. Probablemente
porque no somos muy cómodos para quienes gestionan el sector público.
Pero nuestra independencia no solo se demuestra en la teoría. Tener las condiciones
necesarias no garantiza, por sí solo, que seas independiente. Hay que demostrarlo también
con la práctica y nosotros lo hacemos cada semana, con nuestras exclusivas. Porque en
eldiario.es publicamos cada día noticias que hoy no se pueden leer en otros medios.
eldiario.es fue el medio que destapó el escándalo de las tarjetas Black. No es que fuésemos
los primeros en publicarlo. Es que sin nosotros hoy no estarían imputados en la Audiencia
Nacional Miguel Blesa, Rodrigo Rato y todos los demás consejeros Black. (...)
Estoy convencido de que el efecto de esta investigación periodística va mucho más allá de
Caja Madrid o su consejo. Cada vez que la prensa publica un asunto así, creo que en algún
sitio hay un corrupto en potencia que se lo piensa dos veces antes de abusar del dinero
público, pagando un masaje con final feliz a costa de los contribuyentes. Nuestro lema es
“periodismo a pesar de todo” pero también podría ser “periodismo para cambiar las cosas”.
Porque de verdad creo que la función social del periodismo es ésta: fiscalizar a los poderes
y combatir sus abusos. Sin prensa independiente, es imposible que los malos
comportamientos tengan consecuencias y que la democracia funcione. Sin periodismo
independiente, la impunidad es completa. (...) eldiario.es nació como un pequeño medio
minoritario, independiente, valiente y combativo. Vamos a seguir siendo independientes,
valientes y combativos. Vamos a seguir siendo incómodos, pero no vamos a ser minoritarios.
Ya no lo somos. (...)
Estamos lejos de los presupuestos de los grandes medios pero vamos a ser uno de ellos
manteniendo los mismos valores, los mismos principios con los que nacimos.
En eldiario.es cada día somos más pero somos los mismos, y nuestro compromiso con los
lectores sigue siendo idéntico al del primer día. Buscando en la hemeroteca, he encontrado
esta primera declaración editorial que hicimos hace casi cuatro años, en septiembre de 2012.
“Somos un grupo de periodistas con ganas de seguir intentándolo”, decía aquel texto. “Nos
mueve la ambición de comprar nuestra libertad, reivindicar nuestro oficio, ser dueños de la
redacción en la que trabajamos y garantizar así que la línea editorial sea independiente y no
responda a intereses ocultos”.
“Creemos en un periodismo riguroso, independiente y también honesto. Estamos con la
libertad, con la justicia, con la solidaridad, con el progreso sostenible de la sociedad y con el
interés general de los ciudadanos. Defendemos los derechos humanos, la igualdad y una
democracia mejor, más transparente y más abierta”.
Sigue siendo así. Defendemos unos valores pero no a ninguna sigla, a ningún partido. Somos
unos locos convencidos de que nuestro trabajo sirve para algo, que sirve para cambiar las
cosas, para mejorar la sociedad, para pedir cuentas al poder. Creemos en el periodismo, en
el periodismo a pesar de todo.” (Artículo publicado en eldiario.es el 22/6/2016)
- ¿Qué indicadores sirven para juzgar la independencia de un medio de comunicación
según Escolar?
- ¿Cómo juzgas la independencia de los MCM de este país? ¿Qué crees que se debería
hacer para cambiar la situación? ¿Es necesario/deseable que se intervenga? Razona
tus respuestas.
7. Lee la siguiente noticia y responde a las preguntas: ¿Conocías el impacto que tuvo
en la opinión pública el caso de la Gripe A? ¿Cómo lo relacionas con las cuestiones
tratadas en este tema?

EE UU prevé que el H1N1 podría triplicar las muertes de la gripe estacional

Casi dos millones de estadounidenses podrían ser hospitalizados durante el invierno debido
a la pandemia de gripe A, de los que unos 300.000 requerirían atención en unidades de
cuidados intensivos, según advierte un informe oficial hecho público ayer por el Consejo
presidencial de asesores en ciencia y tecnología del Gobierno de Estados Unidos y recogido
por el rotativo Los Angeles Times . En total, entre el 20% y el 40% de la población podría
desarrollar los síntomas del H1N1, y entre 30.000 y 90.000 podrían morir, según del
documento, que recuerda que la gripe estacional suele dejar 35.000 víctimas mortales en
Estados Unidos. La diferencia de la nueva gripe es que está causando la muerte de personas
mayores y adolescentes, mientras que la gripe estacional se ceba sobre todo en los
ancianos. Los investigadores temen una alta incidencia de infecciones porque la nueva gripe
es tremendamente diferente de otras cepas que se han propagado en años recientes, de
manera que la mayoría de la población no cuenta con ninguna inmunidad residual. "Esta no
es la gripe a la que estamos acostumbrados", advierte Kathleen Sebelius, secretaria del
Departamento de Sanidad y Servicios Humanos, en una rueda de prensa del CDC en
Atlanta. "Hasta que no estemos en plena temporada de gripe no sabremos cómo de grave
será la amenaza". ELPAÍS.com-25/08/2009

8. Lee los 11 principios de propaganda que formuló Joseph Goebbels (ministro de


propaganda de Hitler), e intenta compararlo con lo que a menudo ocurre con los medios
de comunicación:

- Principio de simplificación y del enemigo único. Adoptar una única idea, un único
símbolo. Individualizar al adversario en un único enemigo.
- Principio del método de contagio. Reunir diversos adversarios en una sola
categoría o individuo. Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.
- Principio de la transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o
defectos, respondiendo el ataque con el ataque. «Si no puedes negar las malas
noticias, inventa otras que las distraigan».
- Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por
pequeña que sea, en amenaza grave.
- Principio de la vulgarización. Toda propaganda debe ser popular, adaptando su
nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande
sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La
capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además,
tienen gran facilidad para olvidar.
- Principio de orquestación. La propaganda debe limitarse a un número pequeño de
ideas y repetirlas incansablemente, presentarlas una y otra vez desde diferentes
perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni
dudas. De aquí viene también la famosa frase: «Si una mentira se repite
suficientemente, acaba por convertirse en verdad».
- Principio de renovación. Hay que emitir constantemente informaciones y
argumentos nuevos a un ritmo tal que, cuando el adversario responda, el público
esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder
contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.
- Principio de la verosimilitud. Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a
través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias.
- Principio de la silenciación. Acallar las cuestiones sobre las que no se tienen
argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también
contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.
- Principio de la transfusión. Por regla general, la propaganda opera siempre a partir
de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y
prejuicios tradicionales. Se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en
actitudes primitivas.
- Principio de la unanimidad. Llegar a convencer a mucha gente de que piensa
«como todo el mundo», creando una falsa impresión de unanimidad.
9. Analiza las siguientes portadas:

10. Elige uno de los siguientes vídeos, resume su contenido y prepara una exposición para
explicarlo a tus compañeros/as. VÍDEOS:

- Tristan Harris “Cómo un grupo de compañías tecnológicas controlan billones de mentes cada
día” TED Talks
- Sherry Turkle “¿Conectados pero solos?” TED Talks
– Nicholas Carr “La tecnología influencia cómo funcionan nuestras mentes” Youtube

11. Busca alguna noticia relacionada con la pandemia de coronavirus que creas que no sea fiable
y explica por qué.
12. Disertación:
- ¿Son las redes sociales la nueva caverna platónica?

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