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Colección Cucaña
Charles Dickens
ATENCIÓN:
Esta muestra está realizada con las primeras pruebas, por lo tanto, es posible
que en ellas aparezcan errores que siempre se corrigen en unas segundas
pruebas, y que normalmente, no aparecen en la guía editada.
9 de noviembre de 2011
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Historia de
dos ciudades
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Guía de lectura
Antes de la tormenta
1 Lorry es un respetable banquero de unos sesenta años. ¿Con
qué propósito viaja a París? (pág. 12) Una vez en Dover, ¿qué
le descubre a la señorita Manette y cómo reacciona la joven?
(págs. 18-19)
© Lorry viaja a París con el propósito de llevar a Londres al doctor Ma-
nette, un médico francés cliente del Banco Tellson que acaba de ser
liberado tras pasar dieciocho años injustamente encerrado en la pri-
sión parisina de la Bastilla.
Lorry le revela a la señorita Manette que su padre vive. Esto le
causa una gran impresión, pues había crecido en la creencia de que
su padre había muerto cuando ella era muy pequeña. Hasta ese mo-
mento había vivido tranquila y feliz, sin que la ausencia de su padre
le angustiara. Por ello, al enterarse de repente que su padre está vi-
vo, sufre un ataque de terror que la paraliza momentáneamente
mientras sus dedos aprietan con fuerza el brazo de Lorry. Poco a po-
co, con los cuidados de la robusta mujer que irrumpe de pronto en
la habitación, y que no es otra que la señorita Pross, que la había
cuidado desde niña y que la ha seguido, se recupera de la terrible
impresión recibida.
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fue detenido, era rubio como el de la señorita Manette. Sin embar-
go, pronto se desengaña, pues es imposible que se trate de su espo-
sa debido al tiempo transcurrido. Esta reacción demuestra que el
doctor Manette no ha perdido del todo el uso de la razón, como te-
mían Lorry y la señorita Manette.
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la insistencia de éste, que había visto en el juicio cómo Carton se fi-
jaba en ella, intenta ocultar sus sentimientos afirmando que no le
parece tan hermosa y desviando la conversación hacia otro tema.
La tristeza de Carton se debe a que no cree que pueda ser co-
rrespondido por ella en sus sentimientos, pues se considera un ser
despreciable y poco agraciado. Por otro lado, su actitud evasiva ante
Stryver se debe a que no quiere que éste conozca sus verdaderos
sentimientos hacia Lucie Manette, pues sería un nuevo motivo para
que se burlarla de él y lo humillara.
Por un momento Carton anida la esperanza de que algún día
puedan hacerse realidad sus sueños de felicidad junto a Lucie Ma-
nette, pero pronto comprende que esta esperanza es sólo un espe-
jismo que nunca alcanzará, pues se siente incapaz de luchar y de
cambiar de vida.
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El Marqués de Saint-Evrémonde demuestra el desprecio que
siente por el pueblo al ordenar a su cochero que vaya lo más rápido
posible por las calles, disfrutando al ver cómo la gente se aparta
asustada y sin importarle, como finalmente sucederá, que pueda
atropellar a alguien. Su desprecio por el pueblo y su crueldad alcan-
zan su máxima expresión cuando atropella al niño y, ante el dolor
del padre, le reprocha al pueblo bajo, al que mira comos si fueran
ratas, que no sepan cuidar de sus hijos y que éstos, al interponerse
en su camino, puedan dañar a sus caballos. Cree, además, que con
una moneda puede reparar la injusticia cometida, pues para él la vi-
da de las gentes del pueblo no tiene ningún valor.
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a la altura de ella y que, al sentirse incapaz de cambiar de vida, nun-
ca será correspondido en su amor. Carton piensa que sólo puede
despertar en Lucie lástima y compasión. Sin embargo, su amor por
ella es tan profundo y desinteresado que le promete que sería capaz
de hacer cualquier cosa para que ella y sus seres queridos sean feli-
ces siempre. Esta promesa, fundamental en el desarrollo posterior
de los acontecimientos, pone de manifiesto la grandeza moral y la
generosidad de Carton, que tanto contrasta con su aspecto físico y
la vida que lleva.
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estaba preso. No reconoce a nadie y se pone a hacer zapatos, en
concreto, los zapatos de señorita que había dejado a medias cuando
Lorry y Lucie lo encontraron en la buhardilla de París.
Lorry decide entonces que deben ocultar a todo el mundo lo que
sucede, y cuando el doctor, después de nueve días, al despertarse
vuelve a sus tareas cotidianas como si nada hubiera ocurrido, la se-
ñorita Pross y él fingen que esos nueve días no han pasado, y que el
matrimonio de Lucie ha sido el día anterior. Sin embargo, Lorry con-
sigue de forma ingeniosa contarle lo que realmente ha sucedido sin
que ello suponga para el doctor un nuevo trauma doloroso. La es-
trategia consiste en atribuir lo sucedido a un amigo que tiene una
hija y pedirle al doctor su opinión sobre el caso. El doctor enseguida
comprende que Lorry le está hablando de lo que le ha ocurrido a él
durante esos nueve días que no recuerda.
La hora de la Revolución
1 En 1789, estalla en Francia la Revolución, que comienza con el
asalto a la Bastilla. ¿Qué hace Defarge nada más entrar en la
Bastilla? (pág. 94) En general, ¿cómo manifiesta el pueblo en
esos días su odio por la aristocracia? (págs. 95-98) ¿Qué ocurre
con el castillo del Marqués de Saint-Evrémonde? (págs. 99-
100)
© Defargue le pregunta a uno de los guardianes qué significa “Ciento
cinco, torre norte” y al responderle que es una celda le exige que lo
lleve hasta ella.
El pueblo manifiesta su odio a la aristocracia lanzándose a la ca-
lle y, consciente de su poder revolucionario, deteniendo y ejecutan-
do de forma brutal a los que han explotado al pueblo durante años
de tiranía, como el gobernador de la Bastilla, al que le corta la cabe-
za la señora Defarge, o Foulon, que decía al pueblo hambriento que
comiera hierba, y al que, ante el temor de que el tribunal que lo juz-
ga pueda ponerlo en libertad, una muchedumbre furiosa lo ahorca
cruelmente.
El castillo del Marqués es incendiado por los revolucionarios que
llegan de París guiados por el peón caminero.
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2 Las noticias que llegan desde Francia provocan inquietud en In-
glaterra. ¿Qué sentimientos despierta en Charles Darnay la car-
ta de Gabelle? (págs. 103-104) ¿Por qué decide el personaje
regresar a París? (pág. 104) ¿Es Darnay bien recibido en Fran-
cia? (págs. 108-110) ¿Dónde acaba al llegar a París? (pág. 111)
© La carta de Gabelle comunicándole a Darnay que está preso y que
su vida corre peligro despierta en éste un sentimiento de culpabili-
dad, pues piensa que no ha obrado bien abandonando Francia, sus
posesiones y la posición social que ocupaba. Tal vez se precipitó en
su decisiones, pues él nunca había oprimido a nadie y siempre había
tratado bien al pueblo.
Decide regresar a París precisamente por este sentimiento de cul-
pabilidad. Piensa que es responsable de lo que le pueda suceder a
Gabelle y que debe hacer todo lo posible para salvarle la vida. Tam-
bién regresa porque cree que en Francia puede ser más útil para en-
cauzar una Revolución que ha desembocado en una serie de críme-
nes horribles.
Darnay, que regresa voluntariamente a Francia, no es recibido
como esperaba sino como un maldito aristócrata emigrado y traidor
a la Revolución. Por ello es detenido y llevado como preso incomu-
nicado a un calabozo oscuro y húmedo de la cárcel de La Force.
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embargo, ¿por qué detienen de nuevo a Charles ese mismo
día? (págs. 128-129)
© El jurado declara inocente y pone en libertad a Darnay gracias a las
declaraciones del doctor Manette, cuyo prestigio entre los revolu-
cionarios es enorme por haber estado prisionero en la Bastilla. Con-
vence al jurado de la inocencia de su yerno aportando como prueba
la carta de Gabelle y el testimonio de éste. También declara que
Darnay se había comportado siempre con él como un amigo gene-
roso y fiel, y que en Inglaterra había sido juzgado como enemigo de
la Monarquía.
Ese mismo día detienen nuevamente a Darnay porque Defarge y
su esposa, y también otra persona, lo han denunciado en el barrio
de San Antonio.
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8 Movido por el amor, Sydney Carton decide salvar a Darnay.
¿Cómo logra sacarlo de la cárcel? (págs. 152-154) Por su parte,
¿de qué modo facilita la señorita Pross la huida de sus amos?
(págs. 159-160)
© Carton logra sacar a Darnay de la cárcel ocupando su lugar. Para
ello se hace llevar por Barsad hasta la celda de Darnay. Una vez allí
se intercambian las botas y la ropa. Luego lo adormece con un va-
por que le hace respirar y llama a Barsad, que lo saca de la cárcel
con la ayuda de dos carceleros que creen que es Carton que se ha
desmayado al despedirse de su amigo, al cual van a ejecutar.
La señorita Pross facilita la huida de sus amos impidiéndole a la
señora Defarge, cuando ésta se presenta en la casa, entrar en la ha-
bitación de Lucie, haciéndole creer que todavía está allí y ganando
de este modo tiempo para que Lucie, su hija, Charles, el doctor y
Lorry, que ya habían partido en un primer coche, se alejen de París.
Además, al morir la señora Defarge al dispararse la pistola que lle-
vaba, y dejar su cadáver encerrado en el piso, la señorita Pross y
Jerry también logran huir.
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Comentario
Personajes
1 El señor Lorry es un personaje entrañable. ¿Cuáles son sus ras-
gos físicos y de carácter más destacados? (págs. 13-14) ¿De
qué se acusa a sí mismo, por su intensa dedicación a los nego-
cios? (pág. 16) Sin embargo, ¿en qué momentos demuestra un
profundo sentido de la amistad? (págs. 84-86 y 112-113)
© Jarvis Lorry es un caballero de unos sesenta años, de buena aparien-
cia, elegante, educado, que cuida con detalle su forma de vestir y de
comportarse, aunque tiene unos modales algo anticuados. Su rostro
es serio e inexpresivo y sus ojos resplandecientes y húmedos, pero
impenetrables. Como todos los empleados del Banco Tellson, es una
persona muy reservada y ordenada que da la impresión de ser digna
de toda confianza.
Su intensa dedicación a los negocios lo ha convertido en una per-
sona que aparenta no tener sentimientos, tímida, acostumbrada a
comportarse en la vida como una máquina dedicada sólo a manejar
dinero.
Lorry demuestra tener un profundo sentido de la amistad en va-
rios momentos claves de la historia. El primero es cuando el doctor
Manette recae en su locura tras la boda de Charles y Lucie y éstos se
marchan de viaje de novios. Durante nueve días, Lorry y la señorita
Pross se turnan en el cuidado del doctor, manteniendo en secreto su
dolencia. Cuando el doctor se recupera, Lorry le explica con mucho
tacto lo que ha sucedido, ayudándole así a superar definitivamente
el trauma de los años pasados en la Bastilla. Otro momento es cuan-
do se presentan en París el doctor, Lucie y su hija, en plena revolu-
ción, pues se han enterado de que Charles está preso. Lorry enton-
ces hará todo lo posible para proteger a Lucie y su hija, que están
en peligro por ser la esposa y la hija de un emigrado, y para lograr
la liberación y salida de Francia de Charles y su familia.
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ja y la confunde con su mujer, piensa que todavía está en la Basti-
lla… Sin embargo, con los amorosos cuidados de su hija Lucie y la
amistosa ayuda de Lorry, irá recuperando todas sus facultades perdi-
das hasta volver a llevar una vida normal y a ejercer de nuevo su
profesión de doctor, aunque volverá a recaer y creer durante nueve
días, tras la boda de Lucie, que está en la Bastilla y que es zapatero.
Su condición de antiguo preso de la Bastilla le da autoridad y
prestigio entre los revolucionarios, que lo consideran uno de los su-
yos. De este modo consigue llegar sin problemas a París, enterarse
que Charles está preso en La Force y, una vez en casa de Lorry, ga-
narse la confianza de los revolucionarios que afilan sus armas en el
patio y que éstos lo acompañen hasta donde está Charles. Aunque
no consigue su liberación inmediata, al menos impide con su pre-
sencia que sea asesinado como los demás presos y que sea juzgado
por un tribunal. También consigue que los revolucionarios lo nom-
bren inspector médico de tres cárceles y que el jurado, tras su testi-
monio en el juicio, declaren inocente a Charles.
El profundo y sincero sentido de la justicia y del deber del doctor
le lleva siempre a ayudar a los desfavorecidos y a denunciar los abu-
sos de la nobleza, lo que le acerca a los ideales de los revoluciona-
rios, pero este mismo sentido de la justicia le obliga a oponerse a los
excesos y las atrocidades que los revolucionarios llegan a cometer
en nombre de la Libertad y la Justicia.
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Evrémonde, sin tener en cuenta que estaba enfrentado a su tío el
Marqués y que no compartía sus ideas.
5 Dentro del ámbito popular, los Defarge son los personajes más
destacados de Historia de dos ciudades. ¿Qué tienen en co-
mún Ernest y Thérèse Defarge? (págs. 21-22) En cambio, ¿en
qué se diferencian? (págs. 81-82, 147 y 158) ¿Cómo calificarí-
as el comportamiento de la señora Defarge tras la toma de la
Bastilla? (pág. 95) ¿Piensas que su conducta es justificable?
¿Por qué? Tal y como ella misma acaba por revelar, ¿qué hecho
de su historia personal explica la violencia con que actúa la se-
ñora Defarge durante la Revolución? (pág. 147)
© Ernest Defarge y su esposa Thérèse tienen en común que ambos son
robustos y con un carácter fuerte y decidido, que impone respeto y
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temor. Son también precavidos y dispuestos a luchar y defender sus
ideas hasta el final, como se nos da a entender cuando se afirma
que el tabernero es de aquellos a los que nada lo haría apartarse de
su camino, y de su esposa que tiene el aire decidido de quienes nun-
ca se equivocan.
Sin embargo, también hay diferencias entre ellos. Thérèse es más
fría e implacable que su marido, y sabe controlar y ocultar mejor sus
sentimientos y emociones, como sucede cuando los visita el espía
Barsad en la taberna. Ella se muestra impasible; en cambio, Defarge
no puede ocultar su nerviosismo cuando Barsad les habla del matri-
monio de la hija del doctor Manette, lo que está a punto de delatar-
lo. También se diferencian en que Defarge siente afecto y compa-
sión por el doctor, su hija y el esposo de ésta, aunque sea marqués,
y desea que no les ocurra nada malo en el futuro. Sin embargo, Thé-
rèse es una persona fanática incapaz de cualquier sentimiento de
compasión ni de perdón, lo que produce en Defarge admiración y
miedo. Defarge intentará salvar al doctor Manette, y cree que la re-
volución está sobrepasando sus límites en la represión, pero su mu-
jer es partidaria del exterminio completo de la aristocracia y de los
que no están totalmente comprometidos con la revolución. Al final,
incluso desconfía de su marido, al que considera capaz de ayudar al
doctor y a su hija a escapar, y sin decirle nada, acude al aserrador
para denunciarlos.
Tras la toma de la Bastilla, la señora Defarge se comporta de un
modo consecuente con sus ideas. Es la hora de la venganza, y no du-
da en mostrarse cruel y despiadada, como lo demuestra al cortarle
la cabeza al viejo e indefenso gobernador de la Bastilla.
Su conducta plantea un claro dilema ético y se presenta siempre
cuando hay una revolución o revuelta contra un gobierno o sistema
opresor. ¿Es justificable la violencia y el asesinato de los opresores o
se les debe juzgar con todas las garantías legales? ¿No se estará ca-
yendo en una nueva opresión e injusticia en nombre de la revolu-
ción? La historia personal de Thérèse Defarge puede justificar su
odio y su sed de venganza hacia los aristócratas, pero este mismo
odio provoca una violencia que desemboca en nuevos abusos e in-
justicias, como es el caso al desear la muerte del doctor, de Lucie, de
Charles, e incluso de la niña, claramente inocentes.
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gar de ayudarle a salir de su depresión, la alimenta diciéndole que
está mal, que es un borracho y que lleva una mala vida. Lo único
que se le ocurre para ayudarle es darle el ridículo consejo de que se
case con una mujer respetable que tenga dinero y que lo cuide.
El alto concepto que Stryver tiene de sí mismo y su soberbia le
impiden aceptar una derrota. Como no es tonto, tras la entrevista
con Lorry, comprende que no va a tener éxito con la señorita Ma-
nette, y entonces decide no presentarse en su casa para pedir su ma-
no y evitar así el ridículo de ser rechazado. Sin embargo, esta derro-
ta la transforma en un “éxito” al decir ahora que un matrimonio así
le perjudicaba socialmente y que ha salido ganando al no declararse
a la señorita Manette.
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bleza francesa, en los años previos a la Revolución, se había conver-
tido, por tanto, en una clase explotadora que vivía a costa del pue-
blo, al cual despreciaba y trataba como si fueran esclavos que no
merecen ningún respeto, como Dickens pone de manifiesto en la
conducta del marqués de Saint-Evrémonde al atropellar y matar al
hijo de Gaspard. Actitudes como éstas, bastante frecuentes, o abu-
sos tan despreciables como el que comete el Marqués con la familia
de campesinos al violar a la muchacha y humillar a su marido, justifi-
can el odio del pueblo y la revolución que estallaría en 1789. Si a to-
do ello se une las inhumanas condiciones de hambre y miseria, tan-
to en los barrios populares de París como en el campo y las aldeas,
la sublevación del pueblo parecía inevitable, y así la presenta Dic-
kens, si la nobleza no cambiaba de actitud.
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tecimientos históricos que relata su novela. ¿A qué atribuye los
excesos de la Revolución? (pág. 163) En su opinión, ¿podría re-
petirse un hecho tan trágico? De hecho, ¿se han producido
otras revoluciones semejantes con posterioridad al año 1789?
¿Qué modelo de sociedad crees que defiende Dickens en His-
toria de dos ciudades? ¿Cuáles serían los valores principales de
esa sociedad?
© Dickens atribuye los excesos de la Revolución a la opresión y explota-
ción despiadada de unos hombres sobre otros. Cuando esta opresión
se hace insoportable y el pueblo se subleva, el horror y los excesos en
la venganza, simbolizados por la guillotina, son prácticamente inevi-
tables, en su opinión. De hecho, así ha sucedido en revoluciones
posteriores como la Revolución rusa de 1917, que desembocó en el
terror estalinista, o la revolución iraní de 1979 contra el régimen
dictatorial del sha Reza Pahlevi, que acabó con la instauración del
régimen islámico de Jomeini y la represión de todos los demás gru-
pos. En la actualidad, las revueltas en países del norte de África co-
mo Túnez, Egipto o Libia contra gobernantes opresores y corruptos
tienen semejanza con los primeros momentos de la Revolución fran-
cesa, aunque por ahora parecen conducir a sistemas democráticos.
Dickens defiende en Historia de dos ciudades un modelo de so-
ciedad basado en la justicia, la libertad, la bondad y el trabajo, en la
que no hayan privilegios de clase, los pobres lleven una vida digna y
las personas honradas y trabajadoras vivan felices y en paz, ideal
que encarna el doctor Manette y su familia. Además de los valores
señalados, Dickens destaca también los valores de la familia, la amis-
tad, la generosidad y el sacrificio en bien de los demás.
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el odio y el egoísmo es Thérèse Defarge. El odio que siente por los
aristócratas, en cierto modo justificable por su infancia y la injusticia
cometida sobre su familia, la ciega y la transforma en un ser impla-
cable y egoísta, incapaz de la mínima generosidad con los que consi-
dera sus enemigos, o con el doctor Manette y su familia, que ningún
mal le han hecho. Esta conducta, que muestra la cara negativa de la
revolución, recibe su justo castigo al morir fortuitamente en su for-
cejeo con la señorita Pross.
También el Marqués de Saint-Evrémonde es un personaje des-
preciable y egoísta que se mueve por el odio. Su egoísmo le lleva a
explotar y matar de hambre a sus siervos, negándose, como le pro-
pone su sobrino, a repartir sus riquezas o ser más generoso. El odio
y desprecio que siente hacia las clases míseras y hacia sus siervos se
manifiesta, por ejemplo, cuando atropella y mata al hijo de Gaspard
o en su conducta con la muchacha campesina y su marido. También
odia a su sobrino, al doctor Manette y a los que quieren reformar el
injusto y egoísta sistema político que él defiende. Su asesinato por
Gaspard, que venga así la muerte de su hijo, es el justo castigo que
recibe por su egoísmo y maldad.
Además del Marqués y de la señora Defarge, también morirán
víctimas del mismo odio que han sembrado o de su conducta egoís-
ta, según pronostica Carton antes de morir, Barsad, Defarge, la Ven-
ganza y aquellos jueces y personas que llevadas por el odio se han
convertido en nuevos opresores.
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jes cultivan dichos valores? En cambio, ¿en qué ciudad sigue
dominando la división social propia del Antiguo Régimen, esto
es, la distinción entre señores y siervos?
© Los valores burgueses del trabajo y el beneficio arraigaron mucho
antes en Londres que en París, pues Inglaterra fue, en la segunda
mitad del siglo XVIII, la cuna del liberalismo económico y de la revo-
lución industrial, que durante el siglo XIX se extenderán al resto de
Europa. Un ejemplo de la defensa de estos valores es el economista
Adam Smith (1723-1790), que en su obra La riqueza de las naciones
(1776) sostiene que ésta procede del trabajo.
Lorry es el personaje que mejor responde a esta nueva mentali-
dad burguesa y financiera. Es puntual, reservado, trabajador inta-
chable y con una mente calculadora que vela siempre por los intere-
ses del Banco en el que trabaja. También el doctor Manette y Char-
les Darnay, aunque son franceses de origen, han adoptado la nueva
mentalidad burguesa y tienen al trabajo como base de una sociedad
más justa e igualitaria. Ambos procuran ganarse la vida honrada-
mente con un trabajo útil y desprecian a los que viven explotando a
los demás.
En cambio, en el París anterior a la Revolución francesa de 1789,
los valores que predominan son los clasistas del Antiguo Régimen
monárquico y absolutista, con una clase nobiliaria ociosa que disfru-
ta de inmensos privilegios y que explota a otra clase humilde y tra-
bajadora que vive en la miseria. La aristocracia, a diferencia de la
burguesía, considera el trabajo una humillación y una deshonra, co-
mo le expone el Marqués de Saint.Evrémonde a su sobrino.
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dos ciudades, donde Charles Darnay se salva de la muerte gra-
cias a un sorprendente plan ejecutado por Sydney Carton. ¿Có-
mo prepara Dickens ese desenlace desde el principio de la no-
vela? (pág. 37)
© El plan de Carton al final de la novela no hubiera sido posible sin la
sorprendente semejanza física entre Charles Darnay y éste, que es
prácticamente su doble. La importancia de este hecho fortuito, que
Dickens sitúa al comienzo de la novela con motivo del juicio a Char-
les en Londres, sólo se nos revelará como un elemento clave al final,
con el sorprendente desenlace de la historia.
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la ridícula ceremonia con la que le sirven el chocolate a Monseig-
neur y afirmar que prescindir de uno de los cuatro criados que nece-
sita menoscabaría su nobleza. También utiliza el humor mediante la
ironía y la paradoja para criticar la vida de lujo de la nobleza y la in-
capacidad e ineptitud de las clases dirigentes que frecuentan sus pa-
lacios: militares sin conocimientos militares, marinos que no saben
lo que es un barco, sacerdotes que no se ocupan de la religión, filó-
sofos charlatanes, o viejas que visten como las jóvenes. De este mo-
do, mediante recursos burlescos y humorísticos, Dickens consigue
con gran eficacia transmitirnos una visión crítica y muy negativa del
nivel de corrupción y degeneración del Antiguo Régimen.
Stryver, que tiene un gran concepto de sí mismo y de su valía,
también es ridiculizado mediante la ironía. Sus palabras lo delatan
y, aunque quiere dar a entender lo contrario, lo retratan como una
persona vanidosa e hipócrita. Así, cuando declara a Lorry, ante su
sorpresa al enterarse de que quiere casarse con la hija del doctor
Manette, si es que acaso él no le parece un buen partido; o cuando
comenta, al ver que va a ser rechazado, que socialmente ese matri-
monio le perjudicaba, lo que no es cierto, o que lo siente mucho por
el doctor y su hija, que no sabe realmente lo que le conviene, cuan-
do es él quien siente no casarse y mejorar económica y socialmente.
Una vez casado con una viuda rica, los comentarios negativos que
hace sobre Charles, cuando éste rechaza darles clases de francés a
sus hijos, o sobre la señorita Manette, a la que acusa ahora de inten-
tar cazarlo con malas artes, lo ponen en ridículo y lo caricaturizan.
En cuanto a la señorita Pross, los rasgos de humor con los que la
retrata la convierten en un personaje simpático y entrañable. Su fie-
ro aspecto físico y su fuerza, que le hace pensar a Lorry la primera
vez que aparece si no sería un hombre disfrazado, contrasta con su
amor casi maternal por la señorita Manette y con su alma bondado-
sa, que aprovecha su hermano Solomon, al que desearía ver casado
con la señorita Manette, para dejarla casi en la ruina. Su orgullo de
mujer inglesa y su desprecio por los revolucionarios también contri-
buyen a caracterizar a este personaje tan típico de Dickens.
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Francesa
1 La novela histórica, en la que el autor mezcla personajes y he-
chos reales con otros ficticios, es un género literario que siem-
pre ha tenido gran éxito de público. ¿Sabrías mencionar algu-
nas novelas que sigan esta técnica?
© La técnica de mezclar personajes y hechos reales con otros ficticios
es muy frecuente en las novelas más vendidas en estos momentos,
aunque no siempre con el rigor histórico que debiera o supeditando
estos hechos a otros elementos como el misterio, lo oculto o la sim-
ple aventura. Es posible que citen algunas de estas novelas, como El
código Da Vinci, de Dan Brown. En este caso se debería debatir si re-
almente son novelas históricas al estilo de Historia de dos ciudades,
o simplemente novelas de ficción con un mero transfondo de época
sin apenas rigor histórico. Lo mismo ocurre con muchas novelas ju-
veniles actuales de gran éxito.
Sobre novela histórica hay numerosos blogs y foros en la red que
es interesante consultar y en los que los lectores dejan su opinión o
votan sobre sus novelas históricas preferidas.
La novela histórica como género literario surge en Inglaterra du-
rante el Romanticismo. Entre las novelas de su creador, el escocés
Walter Scott (1771-1832), destaca Ivanhoe (1820), ambientada en la
Inglaterra del siglo XII, en la época de las Cruzadas y las luchas entre
Ricardo Corazón de León y Juan sin Tierra. En Francia encontramos
Nuestra Señora de París (1831), de Víctor Hugo, ambientada tam-
bién en la Edad Media, y Los tres mosqueteros (1844), de Alejandro
Dumas, que recrea la Francia de Luis XIII y el Cardenal Richelieu en
el siglo XVII. Otras novelas históricas destacadas de escritores euro-
peos del siglo XIX son Guerra y paz (1865), del ruso León Tolstói,
con las guerras napoleónicas como telón de fondo; o Quo vadis?
(1896), del polaco Sienkiewicz, sobre los primeros cristianos en Ro-
ma. En España, entre los escritores románticos que imitan a Walter
Scott en su recreación de la Edad Media, destacan Mariano José de
Larra, con El doncel de don Enrique el Doliente (1834), y Enrique Gil
y Carrasco con El señor de Bembibre (1844).
Pero la mejor muestra de novela histórica española es, sin duda,
los Episodios nacionales, de Benito Pérez Galdós, conjunto de cua-
renta y seis novelas escritas entre 1872 y 1912 que recrean la historia
de España desde Trafalgar y la Guerra de la Independencia hasta la
época de la Restauración. Sobre este mismo período también escri-
ben series Pío Baroja (Memorias de un hombre de acción) y Valle In-
clán (La guerra carlista, El ruedo ibérico), aunque con una visión
muy personal. La primera mitad del siglo XX, con la guerra civil es-
pañola como hecho histórico trágico, ha sido novelada por muchos
escritores, entre los que destacan Ramón J. Sender (Crónica del al-
ba), Arturo Barea (La forja de un rebelde), o Max Aub (El laberinto
mágico). Otros escritores como Miguel Delibes (El hereje), Antonio
Gala (El manuscrito carmesí), o Gonzalo Torrente Ballester (Crónica
del rey pasmado), también han cultivado la novela histórica.
En el siglo XX y en la actualidad la novela histórica es un género
que sigue gozando del favor del público. Prácticamente todas las
épocas han sido recreadas por novelistas que combinan hechos histó-
ricos y ficción en mayor o menor medida. He aquí algunas de las no-
velas más destacadas: Yo, Claudio (1934), de Robert Graves; Sinuhé,
el egipcio (1945), de Mika Waltari; Memorias de Adriano (1951), de
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Marguerite Yourcenar; El nombre de la rosa (1980), de Umberto Eco;
León el Africano (1986), de Amin Maalouf; Los pilares de la Tierra
(1989), de Ken Follett; El último judío (1999), de Noah Gordon, etc.
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emprendidas por la Asamblea Nacional reunida entre 1789 y
1791?
© Entre las causas económicas de la Revolución Francesa se halla el al-
to endeudamiento del Estado por el apoyo militar que Francia da a
las colonias inglesas de Norteamérica en su lucha por la indepen-
dencia. A ello se suma la subida de impuestos a los campesinos para
pagar esta deuda, que junto con las malas cosechas y la escasez de
alimentos en los meses previos al estallido de la revolución, produjo
un gran descontento y una indignación aprovechada por los revolu-
cionarios. Entre las causas políticas destacan un régimen monárqui-
co absolutista que concentra todo el poder en el rey y en la nobleza
excluyendo del gobierno a la cada vez más rica y poderosa burgue-
sía, y la expansión de las nuevas ideas ilustradas de Voltaire, Mon-
tesquieu y Rousseau, que propugnan los principios de libertad, fra-
ternidad e igualdad, la separación de poderes o que éste reside en
el pueblo. Por último, podemos señalar como causas sociales una
gran diferencia social entre una clase aristocrática que poseía el
60% de las tierras, ocupaba todos los altos cargos del Gobierno y no
pagaba impuestos, y una clase media y campesina (el 80% de la po-
blación) sin derechos y soportando una gran cantidad de impuestos.
En la novela se reflejan prácticamente todas estas causas: la subi-
da de impuestos al campesinado y su situación de miseria y hambre,
como vemos que sucede en la aldea del Marqués; el descontento y
la indignación del pueblo por el hambre y el abuso de poder de la
nobleza, puesto de manifiesto en el barrio de San Antonio; la gran
diferencia social y los privilegios que ostenta la nobleza, representa-
dos por Monseigneur y el Marqués de Saint-Evrémonde; o las nue-
vas ideas ilustradas que defienden el doctor Manette y Charles Dar-
nay.
A la Asamblea Nacional debemos la Declaración de los Derechos
del Hombre y del Ciudadano, aprobada el 26 de Agosto de 1789. En
este texto legislativo encontramos los principios fundamentales en
que se basan las democracias modernas, como son los de soberanía
nacional, de igualdad de todos los hombres en derechos y ante la
ley, de libertad de opinión, de prensa y de conciencia; el derecho a
la propiedad, etc.
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