En términos generales la diferencia entre ética y moral debe buscarse en que la primera es
un estudio filosófico y científico mientras la moral es puramente práctica; es decir, la
ética habla desde la razón y la reflexión filosófica pero la moral se refiere a los actos que
realizamos día a día durante nuestra vida.
Si analizamos etimológicamente ambas palabras nos encontramos con que las dos tienen el
mismo significado originario:
Pero actualmente, con la evolución de la lengua, ambos significados se han ido bifurcando
para terminar con dos completamente distintos. A continuación vamos a analizarlos de forma
detallada para entender cuál es la diferencia de base.
Comenzamos a analizar qué es la moral para entender su diferencia inicial con la ética. Se
trata de una serie de principios, valores o normas que son los que rigen nuestro
comportamiento.
La moral es la que determina nuestras actuaciones y la que nos marca los límites que no
queremos pasar. Actualmente, a la moral también se la conoce como "tener principios" y
se refiere a, precisamente, ese cuadro de normas propias que seguimos en nuestro día a día
para actuar tal y como nosotros creemos que es correcto.
A nivel sociológico, la moral también puede determinar la cultura y forma de vivir de una
sociedad o un colectivo de personas. Algunas normas o principios se transmiten entre
diferentes generaciones de un mismo grupo de personas que establecen, así, unos principios
morales sobre los que crear su sociedad.
Ahora nos centraremos en el significado de ética. Se trata de reflexionar sobre los principios
que formarán luego nuestra moral y, por tanto, es la parte filosófica que determinará el
comportamiento al que tendremos que someternos para vivir en sociedad de forma pacífica.
Es decir, es el pensamiento previo, la parte reflexiva que conforman nuestros actos.
Así pues, tal y como hemos visto, la diferencia entre ética y moral se encuentra en que la
primera es la reflexión sobre un hecho concreto de la vida y que esta marcará la práctica
moral posterior; de las conclusiones de la reflexión se extraerá el comportamiento moral que
marcará tu vida.
También cabe apuntar que la ética tiene una base totalmente personal e individual pues de la
reflexión de una persona se extraen algunas conclusiones que puede llevar a nivel personal
(como el ejemplo anterior de no comer carne) pero también pueden llevar a unas normas
sociales que involucren a un número mayor de personas (como por ejemplo no comer cerdo,
algo que cumplen todos los musulmanes).
Por ejemplo, los vegetarianos son un tipo de persona que defiende que por sus principios (por
su propia ética) no van a comer carne (moral); esos "principios" han surgido de una reflexión
previa sobre la situación quedando resultante la conclusión final: no comer carne.
Ambas voces son consideradas por muchos como sinónimas, sin embargo esto es
incorrecto. El concepto de moral se diferencia de la ética en que ésta última reflexiona
racionalmente sobre los diversos esquemas morales con la finalidad de encontrar
principios racionales que determinen las acciones éticamente correctas y las acciones
éticamente incorrectas, es decir, busca principios absolutos o universales,
independientes de la moral de cada cultura. En ética prima más la idea de principios y
proceder individual, mientras que la moral es una serie de modos de carácter colectivo,
los cuales, además, pueden variar a través del tiempo.
Moral, es el nivel del mundo social constituido por el conjunto de valores, normas y
conductas impuestas por la sociedad, la misma que vincula a sus miembros en
forma de ideales compartidos, así como de obligaciones y prohibiciones. En tanto
Ética es el momento reflexivo y racional de la moral. El objeto de la ética es la
moral.
Ser y valor
El bonum surge prendido al ser, coincidente con el ser. En realidad bien y ser son idénticos.
Tan sólo añade el bien al ser un especial matiz, la relación con el fin y la tendencia a él. Santo
Tomás ve en la consecución de los propios fines de la naturaleza y de su obrar, las virtudes
específicas y el valor de cada ser. "La bondad de cada ser consiste en que se comporte
conforme a su naturaleza" (Summa theologica; De virt. in com).
El "bonum" humano. Puesto que el hombre posee una especial naturaleza y un agere
correspondiente a este esse, el bonum humano, estará en que cada hombre particular sea y
obre como corresponda a la esencia y a la idea de hombre. La naturaleza común humana
constituye, pues, el principio óntico de la moral. No es esto un materialismo ni un naturalismo,
o una simple moral de bienes, pues ya en la antigüedad entendió siempre la naturaleza
humana ideal, y así lo entiende santo Tomás, quien toma las ideas de la mente de Dios. "De
Dios tienen las naturalezas lo que son como naturalezas, y en tanto son ellas defectuosas en
cuanto se apartan de los planes de su dueño que las ha ideado" (Summa theologica). Y
cuando subraya que por naturaleza humana debe entenderse la racional, viene a expresar lo
mismo; porque sólo mediante la razón superamos lo sensible en nosotros y llenamos un orden
ideal. La ratio recta es aquí la conciencia moral. Por ello cae la lex naturalis, como principio de
la moralidad humana, bajo el principio aún superior de la lex aeterna. De ella participa nuestra
humana naturaleza en cuanto a racional
única en que siempre es buena y mantiene su valor moral incluso cuando fracasa en el logro
de sus intenciones morales. Consideró la buena voluntad como un principio moral individual
que libremente elige usar a las otras virtudes para fines morales.
Para Kant una buena voluntad es una concepción más amplia que una voluntad que actúa por
deber. Una voluntad que actúa por deber es distinguible como una voluntad que supera los
obstáculos con el fin de cumplir la ley moral. Es por tanto un caso especial de buena voluntad
que se hace visible en condiciones adversas. Kant sostiene que solo los actos realizados por
deber tienen valor moral. Esto no quiere decir que los actos realizados solamente en
conformidad con el deber sean despreciables (estos todavía merecen aprobación y apoyo),
pero las acciones que se realizan por deber poseen una consideración especial.
La concepción kantiana del deber no implica que las personas realicen sus tareas de mala
gana. Aunque el deber a menudo limita a las personas y las motiva a actuar en contra de sus
inclinaciones, todavía proviene de la voluntad de un agente: desean mantener la ley moral.
Por lo tanto, cuando un agente realiza una acción por deber es porque los incentivos
racionales le importan más que sus inclinaciones opuestas. Kant deseaba ir más allá de la
concepción de la moral como deberes externamente impuestos y presentar una ética de
autonomía, donde los agentes racionales reconocen libremente las exigencias que la razón les
hace.
Imperativo categórico.-
La formulación primordial de la ética kantiana es el imperativo categórico, de la que deriva
cuatro formulaciones adicionales. Kant hace una distinción entre imperativos categóricos e
hipotéticos. Un imperativo hipotético es uno que debemos obedecer si queremos satisfacer
nuestros deseos: "ir al médico" es un imperativo hipotético, porque solo estamos obligados a
obedecerlo si queremos mejorarnos. Un imperativo categórico nos obliga a pesar de nuestros
deseos: todo el mundo tiene el deber de no mentir, independientemente de las circunstancias
e incluso si hacerlo nos beneficia. Estos imperativos son moralmente vinculantes ya que se
basan en la razón, en lugar de hechos contingentes sobre un agente. A diferencia de los
imperativos hipotéticos, que nos obligan en la medida en que somos parte de un grupo o
sociedad con los que tenemos deberes, no podemos excluirnos del imperativo categórico
porque no podemos optar por dejar de ser agentes racionales. Le debemos obligación a la
racionalidad en virtud de ser agentes racionales; por lo tanto, el principio moral racional se
aplica a todos los agentes racionales en todo momento.
Obra de tal modo que trates a la humanidad, tanto en
tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un
fin y nunca solamente como un medio.
Immanuel Kant, Fundamentación de la metafísica de las
costumbres (1785)
Podemos decir, entonces, que es del complemento entre la ética y la moral que
obtendremos la capacidad para reconocer lo “bueno” y diferenciarlo de lo “malo”,
rechazar esto y aceptar aquello. Esto le permitirá conducirse de manera adecuada
hacia una formación intelectual, material y espiritual cada vez más profunda y
perfecta; hacia una permanente evolución en el universo del conocimiento, puesto
que: la sabiduría sin conocimiento es ineficaz, de la misma manera que el
conocimiento sin sabiduría es perjudicial para uno mismo y para los demás.
Asimismo, los valores son universales, sin embargo cada persona posee una
escala de valores particular. Por lo tanto, lo que diferencia a unos hombres de otros
es la mayor o menor intensidad con que los viven. Es verdad que los valores que
tenemos reflejan nuestra personalidad, pero también lo es que de nuestros valores
son responsables, en gran medida, las instituciones a las que pertenecemos, la
cultura en la que nos desarrollamos, y, en toda su amplitud, la sociedad que nos
cobija, además de nuestras familias, por supuesto.
Finalmente, nosotros como masones, tienen mayor exigencia entre los miembros
de nuestra Augusta Institución, ya que, en la búsqueda permanente de la verdad
y en la aplicación de la libertad, fraternidad e igualdad, vivimos conforme al
amor fraternal y la cadena masónica.
He cumplido VM