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Para poder afirmar la existencia de un delito se requiere:

1.TIPICIDAD
Primeramente, es necesaria la existencia de un 1.COMPORTAMIENTO TIPICO  Se requiere de tipicidad
para que dicho comportamiento goce de relevancia penal. El comportamiento típico hace referencia a la parte
objetiva del tipo, es decir, al aspecto externo de la conducta. Tal comportamiento se ajusta a la descripción legal, en
función de las formas que éste puede adoptar:

1) ACCION. Se vulnera una prohibición, es decir, se trata de un hacer (delitos activos).


A.10
2) OMISION. Se vulnera un mandato, es decir, se trata de un NO hacer (delitos omisivos).

Requiere de los siguientes elementos para gozar de tal calificación:

- El comportamiento debe ser humano.


- Debe ser exterior (por tanto, se excluyen los meros pensamientos).
- Voluntario  es decir, debe ser controlable por el agente. Dicha voluntariedad implica una accion dirigida a
la consecución de un fin u objetivo.

Del propio concepto de acción se deduce que no lo son (AUSENCIA DE ACCION): ni los actos meramente internos,
que no trascienden al exterior, ni los comportamientos de animales y los fenómenos puramente naturales. La acción
requiere, por tanto, un hecho humano exteriorizado.

NO VOLUNTARIEDAD  CAUSAS DE AUSENCIA DE ACCION (Causas de exclusión del


comportamiento humano)
Responden a dicha calificación los actos involuntarios (en los cuales el cuerpo es una mera masa física incontrolable)
 en dichos supuestos, el comportamiento no es calificado como típico (no existe delito). Puesto que el Derecho
penal sólo se ocupa de acciones voluntarias, no habrá acción penalmente relevante cuando falte la voluntad.

1. FUERZA IRRESISTIBLE. Actúa a modo de instrumento: el movimiento corporal se debe a la aplicación de


fuerza por parte de un tercero (o incluso de fuerzas naturales).

Requisitos:
- Fuerza física (es invalida la mera amenaza).
- Fuerza irresistible (es decir, se excluye la contabilidad).
- Fuerza externa
- Absoluta. Desde el punto de vista cuantitativo, la fuerza ha de ser absoluta de tal forma que no deje ninguna
opción al que la sufre. Si la fuerza no es absoluta, el que la sufre puede resistirla o por lo menos tiene esa
posibilidad, no se excluye la acción.

RESPONDE EL TERCERO DE LOS RESULTADOS GENERADOS  La consecuencia principal de la apreciación de esta


eximente es que el que violenta, empleando fuerza irresistible contra un tercero, responde como autor (mediato) del
delito cometido y el que actúa u omite violentado por la fuerza irresistible no sólo no responde, sino que su
actuación u omisión es irrelevante penalmente, siendo un mero instrumento en manos de otro.
2. ACTOS REFLEJOS. Los movimientos reflejos, no constituyen acción, ya que el movimiento no está en estos
casos controlado por la voluntad. Se trata de movimientos corporales no dominados por la conciencia.
 ≠ de actos en cortocircuito (siendo éstos reacciones impulsivas o explosivas), en los que la voluntad
participa, así sea fugazmente y que, por lo tanto, no excluyen la acción.

3. ESTADOS DE INCONSCIENCIA.  (EJ. Sueño, sonambulismo, epilepsia…)


En estos casos los actos que se realizan no dependen de la voluntad y, por consiguiente, no pueden
considerarse acciones que puedan llegar a ser penalmente relevantes. El sujeto es víctima de una alteración
en la personalidad que le impide ser consciente de sus actos.
 Dichos estados de inconsciencia no pueden haber sido buscados  sino estamos ante un caso de ALIC.

ACTIO LIBERAE IN CAUSA  EXCEPCION A LAS CAUSAS DE AUSENCIA DE ACCION


(Por tanto, se exige responsabilidad penal)

En general, en este ámbito se puede plantear el problema de que el sujeto se encuentre en el momento de los
hechos en estado de inconsciencia, bajo fuerza irresistible o en movimiento reflejo y a pesar de ello se den tales
circunstancias que quepa, sin embargo, apreciar la voluntariedad.  Y lo mismo cabe decir de las otras causas de
ausencia de acción.

Se apreciará, por tanto, la voluntariedad cuando una accion no es voluntaria en si misma, pero si lo fue en la causa.
Es decir, existe una conducta previa activa (tu te pones en tal situación)  tu mismo provocas la pérdida de control.
Podemos concluir, por tanto, que, la ausencia de acción no excluye la responsabilidad del sujeto si dicha situación ha
sido provocada de manera dolosa o imprudente por el propio sujeto en un momento anterior.

Como ya hemos mencionado, se crea la ausencia de accion de manera dolosa o imprudente:

- Dolosa: se busca intencionadamente la ausencia de accion.


- Imprudente: la situación era previsible y evitable.

El sujeto que conoce su predisposición a incurrir en estados de ausencia de acción que pueden tener efectos lesivos
para terceros debe actuar preventivamente evitando ese tipo de situaciones, ya sea no involucrándose en
actividades arriesgadas, adoptando medidas de seguridad suplementarias, o configurar escenarios que impidan
físicamente el daño. De no hacerlo así, incurriría en responsabilidad basada en su actio libera.

Casos típicos: sueño y embriaguez.

LAS DOS MODALIDADES DEL COMPORTAMIENTO TIPICO:


Según la definición de delito del código penal vemos que tanto las acciones como las omisiones son tipos de delitos.
Las modalidades activa y omisiva del comportamiento humano forman parte del sustrato de la definición delictiva.
***Art. 5. No hay pena sin dolo o imprudencia. Tiene que haber por lo menos dolo o imprudencia para castigar a
alguien, sino no se puede imponer la pena correspondiente y, por lo tanto, no existe responsabilidad.

1) ACCIÓN Dolosa  A.10 Y 12


Parte subjetiva: aspecto interno de la conducta. Se hace
Imprudente  A.12 referencia al contenido de la voluntad que rige la acción.

EL DOLO Y LA IMPRUDENCIA SON DE APLICACIÓN TANTO PARA LA ACCION COMO PARA LA OMISIÓN.

El delito doloso supone, pues, una agresión consciente contra el bien jurídico protegido, mientras que la
imprudencia es sólo una falta de cuidado en la que a veces el sujeto ni siquiera se plantea el posible daño al bien
jurídico; por eso la realización dolosa de un delito siempre se considera más grave que la realización imprudente del
mismo delito.

 ACCION DOLOSA.  Es necesario conocer (elemento intelectual) y querer (elemento volitivo) la producción del
resultado (elementos objetivos).

- El mismo delito cometido dolosamente se castiga más que la correspondiente categoría imprudente.
- El delito doloso siempre se castiga.

A continuación, procederemos a analizar los dos elementos los cuales componen el tipo doloso:

- ELEMENTO COGNITIVO INTELECTUAL. Abarca el conocer y saber el tipo penal. Para actuar dolosamente, el
sujeto de la acción debe saber qué es lo que hace y conocer los elementos que caracterizan su acción como
conducta típica. No es necesario, en cambio, que conozca otros elementos pertenecientes a la antijuricidad,
a la culpabilidad o a la penalidad.

El elemento intelectual del dolo se refiere, por tanto, a los elementos que caracterizan objetivamente a la
conducta como típica (elementos objetivos del tipo) ya que, éstos son los que muestran inferencia sobre la
tipicidad del hecho.

El conocimiento que exige el dolo es un conocimiento actual, no bastando uno meramente potencial. Es
decir, el sujeto ha de saber lo que hace, no basta con que hubiera debido o podido saberlo. Esto no quiere
decir que el sujeto deba tener un conocimiento exacto de cada particularidad o elemento del tipo objetivo.
El sujeto ha de tener un conocimiento aproximado de la significación social o jurídica de tales elementos.

- ELEMENTO VOLITIVO. Para actuar dolosamente no basta con el mero conocimiento de los elementos
objetivos del tipo, es necesario, además, querer realizarlos. Este querer no se confunde con el deseo del
sujeto. También son indiferentes para caracterizar el hecho como doloso los móviles del autor.

El elemento volitivo supone la voluntad incondicionada de realizar algo (típico) que el autor cree que puede
realizar. Si el autor aún no está decidido a realizar el hecho, o sabe que no puede realizarse, no hay dolo,
bien porque el autor no quiere todavía, bien porque no puede querer lo que sabe que no está dentro de sus
posibilidades.

CLASES DE DOLO:
1- DOLO DIRECTO:
 Primer grado: (=INTENCIONAL). El dolo se corresponde con la intención. Es decir, el resultado (o la
comisión de la accion típica) es directamente perseguido por el autor. El propósito de dicho autor es
realizar el hecho típico.
 Segundo grado: (= DE CONSECUENCIAS NECESARIAS). Es necesaria la realización del tipo, aunque no
la persigue directamente. Se trata de aquellos casos en los que el autor no quiere directamente una
de las consecuencias que se va a producir, pero la admite como necesariamente unida al resultado
principal que pretende. Se trata de un objetivo secundario necesario para la realización del objetivo
primario. No basta con que prevea la consecuencia accesoria, es preciso que, previéndola como
necesaria o de segura producción, la incluya en su voluntad.

2- DOLO EVENTUAL: (= DOLO DE PROBABILIDAD). Se es consciente que con lo que se realiza eventualmente se
llega a ese resultado, no hay seguridad, hay incertidumbre, pero aún así se persiste en la acción. En el dolo
eventual el sujeto se representa el resultado como de probable producción y, aunque no quiere producirlo,
sigue actuando, admitiendo su eventual realización. El sujeto no quiere el resultado, pero «admite su
producción», «acepta el riesgo».
Es decir, resulta probable la realización del tipo objetivo, aunque no la persigue directamente.

Ej. Se da alguien con una botella en la cabeza y no se da con la intención de matarlo, pero la muerte sigue
siendo una posibilidad.

 ERROR DE TIPO  EXCLUSION DEL DOLO (A.14.1-2)


La vertiente negativa del elemento intelectual del dolo es el error (que también contiene a la ignorancia), que da
lugar a que el dolo no exista, determinando, en su caso, la existencia de imprudencia si se dan los elementos
conceptuales de ésta.

Como ya antes se ha dicho, el autor debe conocer los elementos objetivos integrantes del tipo de injusto. El sujeto
cree que no concurren los elementos objetivos del tipo cuando en realidad si concurren (es decir, no sabe lo que
hace). Cualquier desconocimiento o error sobre la existencia de algunos de estos elementos repercute en la tipicidad
y, excluye el dolo. Por eso se le llama error de tipo.

- Invencible: (=insuperable, inevitable). El autor no hubiera podido superarlo ni aun empleando una gran
diligencia. Se produce la EXCLUSIÓN DE LA RESPONSABILIDAD PENAL tanto a título de dolo como de
imprudencia (excluye el dolo).
- Vencible: (=superable, evitable). Hubiese resultado evitable aplicando la diligencia debida. Genera existencia
de responsabilidad a título de IMPRUDENCIA.

 ACCION IMPRUDENTE.  Se realiza el hecho típico sin conciencia y voluntad (no se busca la lesión del bien
jurídico) + A su vez, éste es producido por no prestar la diligencia o cuidado exigible (es decir, podía haber sido
previsto y evitado).
Entre la pura conexión causal de la acción imprudente con el resultado existe un tercer elemento importantísimo, sin
el cual no podría fundamentarse el tipo de injusto del delito imprudente: el deber objetivo de cuidado.

En efecto, lo esencial del tipo de injusto del delito imprudente no es la simple causación de un resultado, sino la
forma en que se realiza la acción. La observancia del deber objetivo de cuidado, también llamada «diligencia
debida», constituye, por tanto, el punto de referencia obligado del tipo de injusto del delito imprudente.

 Pena de inferior gravedad a la infracción dolosa. No cabe la TENTATIVA, solo se pena la producción del resultado.

- Consciente: Advierte el peligro, pero confía en evitarlo.


- Inconsciente: No advierte el peligro (pero tenia la obligación de conocerlo).

- Grave: Resultado de no poner la diligencia más elemental.


- Menos grave: Resultado de no poner la diligencia de una persona media.

2) OMISION (A.10-11)  En omisiones hablamos de un mandato (no de una prohibición) del


ordenamiento jurídico el cual nos dice que tenemos que realizar una determinada conducta. Deber de
ejecutar determinados comportamientos (como forma de protección de bienes jurídicos).

Se genera por:

- La no adopción de una determinada accion posible y debida.


 si dicha accion no es posible porque no gozas de los medios necesarios para ejecutarla, no existe delito.

- Infracción de un deber jurídico de actuar.

Distinguimos entre dos tipos:

1. OMISION PROPIA. Conducta omisiva sin que se contemple la producción de un resultado (es decir, no se
imputa el resultado a la omisión).

Se produce el desamparo de una persona en peligro manifiesto y grave, por lo que, se están vulnerando los deberes
cívicos generados de evitar la producción de un determinado daño a los bienes jurídicos.

*** Si no puedes ayudar directamente a quien lo necesita tienes que buscar ayuda sino se castiga por delito de
omisión simple.

 tales supuestos están expresamente tipificados, por lo que, si no están previstos no supone responsabilidad
penal.

Acontece DOLO o IMPRUDENCIA dependiendo de lo que establezca el tipo delictivo

2. COMISION POR OMISION (= IMPROPIA).

En estos delitos se sanciona tanto la conducta de omitir una acción debida y esperada como el hecho de no haber
impedido así la aparición de un resultado lesivo que para el omitente era evitable.

Para imputar a un sujeto la causación de un resultado mediante omisión será preciso que:
1) Ese sujeto tenga un deber jurídico de garante respecto al objeto lesionado por el que tendría que haber evitado el
resultado.

2) Exista equivalencia estructural o normativa entre la omisión concreta en la que ha incurrido el sujeto y aquella
acción que hubiera producido el mismo resultado lesivo. En esta clase de delitos, la omisión es equivalente a la
accion.

Se añaden una serie de elementos a la estructura de delito omisivo que determinan una mayor gravedad:

A. Existe un deber de velar por el bien jurídico en cuestión (es decir, existe un deber de evitar el resultado).

En consecuencia, aquí se castiga la omisión de un deber especial de salvaguarda del bien jurídico por parte de quien
es garante de la integridad de ese bien. Es decir, es sancionado con mayor gravedad quien ostenta un deber especial
de actuar en protección del objeto material y, no lleve a cabo la conducta esperada (por el legislador penal).

Aquellos que gozan de posición de garante, están obligadas a actuar para evitar determinados resultados lesivos, de
manera que si no actúan y dichos resultados se producen, éstos serán imputables al sujeto activo en comisión por
omisión.

El garante tiene la obligación de:

 Función de protección del bien jurídico. El garante esta al cargo de la protección de un bien jurídico ante
posibles ataques externos.

 Deber de control de una fuente de peligro. Mediante la omisión, lo que se hace es no evitar el riesgo
partiendo de la posición de garantía. El riesgo que no se evita tiene que ser superior a un riesgo permitido.

Dicha posición especial de garante deviene de:

 Obligación legal
 Obligación contractual
 Actuar precedente o injerencia: ha existido una previa creación de riesgo para el bien jurídico protegido por
accion u omisión.
 Quien mediante un actuar precedente crea un peligro para el bien jurídico, responde de la lesión
del mismo si posteriormente no evita el resultado.

B. Conducta omisiva (ausencia de accion debida) + producción de un resultado (generado por dicha conducta
omisiva) = dicho resultado le es atribuido en calidad de comisión de accion. Es decir, la omisión equivale a la
accion.

C. Capacidad de realizar la accion + capacidad de evitar el resultado.

Acontece DOLO o IMPRUDENCIA dependiendo de lo que establezca el tipo delictivo

2.CAUSALIDAD E IMPUTACION OBJETIVA

1. CAUSALIDAD.
Exige la existencia de un nexo (causal), es decir, una relación entre la accion y el resultado.
Para determinar la existencia de nexo causal podemos atender a las siguientes teorías:
- Teoría de la equivalencia de las condiciones. Si al suprimir mentalmente la causa desaparece el resultado,
existirá dicho nexo.

- Teoría de la causalidad adecuada. Selecciona la causa mas adecuada para la producción del resultado. Entre
la causa más adecuada y la accion existirá nexo causal.

*** INTERRUPCIÓN DEL NEXO CAUSAL: Existe un acontecimiento interviniente independiente y excluye la existencia
de la anterior causalidad (ya no esta operativa). Existe una nueva accion más adecuada para la producción del
resultado.

2. IMPUTACION OBJETIVA. (Se requiere previa causalidad)

Se atribuye el resultado concreto a la accion del autor si:

Dicha accion (dolosa o imprudente) crea un peligro jurídicamente desaprobado y, el resultado es correlato de dicho
riesgo creado (no es otro riesgo el que genera el resultado).

En el supuesto de que no se produjese el resultado:

- Si actuamos con dolo  tentativa.


- Imprudencia  no se aplica la tentativa.

2.ANTIJURICIDAD  Contrariedad al Ordenamiento jurídico + afectación a los bienes


jurídicos protegidos por éste.

Una vez afirmada la tipicidad del caso real concreto, es decir, una vez comprobado que el caso es subsumible en el
supuesto de hecho del tipo de delito previsto en la norma penal, el siguiente paso, en orden a la averiguación de si
ese caso puede engendrar responsabilidad penal, es la determinación de la antijuricidad, es decir, la constatación de
que el hecho producido es contrario a Derecho, injusto o ilícito.

- Aspecto formal: simple contradicción de un hecho con el Ordenamiento Jurídico (se regula la prohibición de dicha
conducta)  ILICITUD

- Aspecto material: ofensa, lesión opuesta en peligro de un bien jurídico protegido (al cual la norma quiere proteger).
No toda lesión o puesta en peligro de un bien jurídico (desvalor de resultado) es antijurídica, sino sólo aquélla que se
deriva de una acción desaprobada por el Ordenamiento jurídico (desvalor de acción).

Antijuricidad formal y material no son sino aspectos del mismo fenómeno.

Una acción que contradice la norma de manera puramente formal no puede ser calificada de antijurídica, como
tampoco puede ser calificada como tal la lesión de un bien que no esté protegido jurídicamente.

La esencia de la antijuricidad es, la ofensa a un bien jurídico protegido por la norma que se infringe con la
realización de la acción. En la medida en que no se dé esa ofensa al bien jurídico no podrá hablarse de antijuricidad,
por más que exista una contradicción entre la norma y la acción.

CAUSAS DE JUSTIFICACIÓN: Eximentes: eximen la ilicitud del comportamiento típico (tipicidad).


El Ordenamiento jurídico no sólo se compone de prohibiciones, sino también de preceptos permisivos que autorizan
a realizar un hecho, en principio, prohibido. En Derecho penal la existencia de un hecho típico supone la realización
de un hecho prohibido, es decir, aquel o aquellos hechos que el legislador quiere evitar que realicen los ciudadanos.
Pero en algún caso concreto el legislador permite ese hecho típico. De esta manera, la conducta típica es autorizada
o permitida por el Derecho. En estos casos, el indicio de la antijuricidad que supone la tipicidad queda desvirtuado
por la presencia de una causa de justificación, es decir, por una causa de exclusión de la antijuricidad que convierte
el hecho, en sí típico, en un hecho perfectamente lícito y aprobado por el Ordenamiento jurídico. Las causas de
justificación no sólo impiden que se pueda imponer una pena al autor de un hecho típico, sino que convierten ese
hecho en lícito, con todas las consecuencias que ello comporta.

La participación (inducción, cooperación necesaria o complicidad) en un acto justificado del autor está también
justificada.

 Su exceso deriva en la antijuricidad y, por tanto, en la ilicitud / su provocación intencionada también la excluye.

Del catálogo de eximentes de la responsabilidad criminal que contiene el art. 20 del Código penal tienen el carácter
de causas de justificación: la legítima defensa (art. 20,4º), el estado de necesidad (art. 20,5º) y el cumplimiento de un
deber o el ejercicio legítimo de un derecho (art. 20,7º). Junto a ellas se considera también como causa de
justificación el consentimiento.

1. LEGITIMA DEFENSA (A.40.4) Acto reactivo frente a una previa agresión (la cual ha generado una situación
de peligro para los bienes jurídicos). El agresor genera una situación en la que es necesario competer un
delito contra el para salvar bienes jurídicos propios o ajenos.
Se produce una defensa con causa en el ataque de otro, siendo dicha defensa una respuesta proporcionada a una
agresión injusta. En este caso, aunque se produzca la realización de un tipo penal, éste se realiza de manera legítima,
ya que existe una autentica causa de justificación que legitima el acto realizado.

Requisitos (a.20.4):

1) Agresión ilegitima previa. Este requisito es el elemento objetivo esencial o presupuesto de la


legítima defensa y lo que la diferencia de otras causas de justificación.
 La agresión ha de ser en todo caso «ilegítima», es decir, antijurídica.
 La agresión antijurídica debe ser típica (tratándose por tanto de un acto humano), es decir, debe
constituir el tipo de injusto de un delito.
 Respecto a los bienes jurídicos que pueden ser defendidos se reputará agresión ilegítima el
ataque a los mismos que constituya delito y los ponga en grave peligro o deterioro o perdida
inminentes.
 La agresión ha de ser real; es decir, no basta con que quien se defienda crea que lo hace si la
agresión sólo existe en su imaginación ( ficción = LEGÍTIMA DEFENSA PUTATIVA).
*** Legitima defensa putativa (= ERROR)  el sujeto cree erróneamente que concurren los
presupuestos objetivos de la legitima defensa.

 La agresión ha de ser, además, presente o actual. No cabe, pues, preciar legítima defensa
cuando la agresión ha cesado o aún no ha comenzado.
Exceso extensivo si no es actual

2) Obrar en defensa.
 Se trata de la autoprotección de bienes jurídicos. Dicha autoprotección es llevada a cabo debido a la
efectiva puesta en peligro de bienes jurídicos defendibles, que con la agresión estén en verdadero
riesgo inminente de ser lesionados
 La legítima defensa sólo es posible para proteger bienes jurídicos individuales y personales no se
puede usar para proteger bienes estatales o jurídicos colectivos, porque existen otros mecanismos
de defensa jurídica a los que hay que recurrir para hacerla efectiva.
 Por otro lado, cabe la autodefensa, pero también cabe ejercerla en favor de terceros se puede
actuar en ayuda de una tercera persona que este siendo agredida.
SE PUEDE EJERCER AUTOPROTECCIÓN RESPECTO DE BIENES O DERECHOS PROPIOS O AJENOS

3) Necesidad racional del medio empleado para impedir o repeler la agresión.


 La necesidad de defensa, que sólo se da cuando es la única vía posible para repelerla o impedirla
 La racionalidad del medio empleado, que exige la proporcionalidad, tanto en la especie como en la
medida, de los medios empleados para repeler la agresión. Es decir, la entidad de la defensa, una vez
que ésta sea necesaria, es preciso que se adecue a la entidad de la agresión, de lo contrario no
habría justificación plena y, todo lo más, vendría en consideración la eximente incompleta (exceso
intensivo).

4) Falta de provocación suficiente por parte del defensor.


 Cuando la agresión es consecuencia de una previa provocación del que luego se defiende ante ella,
en ningún caso cabe apreciar legítima defensa. Es decir, la provocación intencionada de la situación
excluye su antijuricidad.
 No debe apreciarse legítima defensa, sin embargo, cuando la agresión fue provocada
intencionalmente para luego invocar legítima defensa (actio ilícita in causa).
2. ESTADO DE NECESIDAD (A.20.5)  Existe un peligro actual para un bien jurídico que solo puede ser evitado
mediante el sacrificio de bienes jurídicos ajenos (a través del comportamiento típico).

Mientras el mal que se cause sea menor al que se intenta evitar, la conducta estaría justificada, su comportamiento
seria conforme al Ordenamiento jurídico. Si el mal es igual, la doctrina tradicional dice que el comportamiento no
estaría justificado, pero sería no culpable.

Requisitos:

1) Situación de necesidad.
 Se tienen que dar siempre para tener el estado de necesidad, situaciones que no pueden ser
resueltas sin realizar una conducta típica. Se refiere a un peligro actual de un mal propio o ajeno y
una situación de conflicto. El peligro es la probabilidad inminente de que se produzca la lesión de
algún bien jurídico. Se concibe la situación de necesidad, presupuesto de esta eximente, como una
situación de conflicto entre dos bienes jurídicos, en la que la salvación de uno de ellos exige el
sacrificio del otro.
 La realización del mal o la infracción del deber que el sujeto realiza para evitar un mal a sí mismo o a
un tercero sea el único camino posible para conseguir la meta salvadora. La realización del tipo de
injusto de un delito que constituye la lesión de un bien jurídico o la infracción de un deber jurídico
ha de ser, por tanto, necesaria, es decir, la evitación del mal que amenaza al bien jurídico sólo puede
ser conseguida realizando otro mal.
 Este peligro ha de ser real y objetivo, no pudiendo ser meramente supuesto, con más o menos
fundamento, por el que trata de evitarlo (sino estaríamos ante un supuesto de ESTADO DE
NECESIDAD PUTATIVO).
 Dicho peligro también debe ser grave, actual e inminente de producción de un mal propio o ajeno.

LA FALTA DE NECESIDAD EN UN CASO HACE PLENAMENTE RESPONSABLE AL SUJETO ACTIVO.

2) Que el mal causado no sea mayor que el que se pretende evitar.


 Mal causado de menor.
 La proporcionalidad en el estado de necesidad, de tal manera que alguien solo puede sortear
un estado de necesidad causando un mal inferior o un mal igual, nunca un mal mayor.

3) Que la situación de necesidad no haya sido provocada intencionadamente por el sujeto.


 Falta de provocación de la situación por el sujeto, es decir, que la situación no haya sido
 provocada intencionadamente, tiene que ver con lo que se conoce como la “actio ilícita in causa” es
decir, evitar que alguien provoque de forma intencionada una situación fraudulenta de necesidad
para cometer un delito.
 El requisito de la no provocación intencionada se refiere al que actúa, bien sea el propio afectado o
un tercero.

4) Que el necesitado no tenga, por su oficio o cargo la obligación de sacrificarse.


 El sujeto estaría obligado a soportar este deber jurídico dentro de la normalidad.
 Los límites de la exigencia de sacrificio deben coincidir con los límites legales o sociales del ejercicio
de su profesión. Más allá de ellos no se puede exigir a nadie un comportamiento heroico o virtuoso.

5) Conocimiento de la situación. El sujeto tiene que saber que se da esa situación de necesidad y por tanto está
actuando de acuerdo a ella. Si no lo sabe no tiene efecto pleno la causa de justificación.

3. CUMPLIMIENTO DE UN DEBER O EJERCICIO LEGITIMO DE UN DERECHO, OFICIO O CARGO (A.20.7).

Está exento de responsabilidad criminal el que obre en cumplimiento de un deber o en el ejercicio legítimo de un
derecho, oficio o cargo.
Lógicamente, el cumplimiento del deber o el ejercicio del derecho que se justifica es el que se realiza dentro de
los límites legales y conforme a Derecho (debe actuar conforme a derecho). Quien obra conforme a derecho no
puede comportarse antijurídicamente.

Derivado de un oficio o cargo


Cumplimiento de un deber

No derivado de un oficio o cargo

Derivado de un oficio o cargo EJ. Boxeador


Ejercicio de un derecho

No derivado de un oficio o cargo

Requisitos:

No aparecen en el art. 20.7 por lo que son una creación doctrinal.

- Legitimidad. El sujeto debe tener legitimación para actuar de acuerdo al determinado deber.
- Elemento objetivo esencial o presupuesto de esta causa de justificación. Necesidad abstracta. La existencia
misma del deber, derecho, oficio o cargo.
- Elemento objetivo no esencial. Necesidad concreta. Que el sujeto actúe dentro de los límites de dicho deber,
derecho, oficio o cargo; puede darse que se tenga que elegir una acción menos lesiva, es necesario actuar y
dentro de las posibilidades de acción hay que elegir la menos lesiva.
- Elemento subjetivo. Debe ser ésa, además, su intención. El que actúa amparado por el cumplimiento de un
deber tiene que saber que hay una situación que le ampara.

4. CONSENTIMIENTO (A.20.7).

Se concede eficacia al consentimiento del titular del bien jurídico protegido como elemento del tipo de injusto del
delito en cuestión. El sujeto pasivo (titular del bien jurídico) acepta que el autor realice la conducta típica.

Se trata de supuestos en los cuales el Ordenamiento jurídico reconoce al titular una facultad dispositiva sobre el bien
jurídico.

Cuando el titular del bien jurídico no pudiese manifestar su consentimiento, pero resulta seguro que lo prestaría si
pudiera (aunque luego no fuera así), hablaremos de consentimiento presunto en aquellos casos en los cuales la
intervención resulte necesaria para salvar un bien no disponible por su titular.
Sin embargo, sin perjuicio de reconocer que efectivamente el consentimiento pueda tener en estos supuestos el efecto de excluir ya la
tipicidad del comportamiento, hay casos en los que el consentimiento no excluye directamente la tipicidad ya de un modo general, sino que
sólo y en la medida en que se den determinados requisitos todo lo más puede excluir la antijuricidad, es decir, justificar una conducta que
sigue siendo típica.

Requisitos:

Tanto si se trata de una causa de exclusión de la tipicidad, como si es una causa de justificación:

- El consentimiento del titular del deber jurídico debe quedar claramente manifestado, aunque no siempre ha
de ser expreso. Cabe también el consentimiento tácito (presunto) en aquellos casos en los cuales el titular
no puede manifestar su consentimiento, pero se deduce que si pudiera lo haría. En este último caso, debe
existir una previa relación de confianza que permita pensar que el titular del bien jurídico admite la
realización del hecho.

- Debe existir una facultad reconocida por el Ordenamiento jurídico a una persona para disponer válidamente
de determinados bienes jurídicos propios.

- Ausencia de vicios. El consentimiento debe ser otorgado libremente. Cualquier vicio esencial de la voluntad
del que consiente (error, coacción, engaño, etc.) invalida o conlleva la nulidad del consentimiento.

- El consentimiento ha de ser dado antes de la comisión del hecho y ha de ser conocido por quien actúa a su
amparo.

3.CULPABILIDAD  La culpabilidad hace referencia a la atribución del hecho típico y


antijuridico al sujeto, para hacerle responsable del mismo.
Por tanto, no basta con que alguien se haya comportado de manera contraria a Derecho, de manera
antijuridica. Es necesario que haya culpabilidad, para imponer una pena.
A la culpabilidad pertenecen los siguientes elementos (los elementos para determinar si alguien es culpable son
los siguientes:

1. CONOCIMIENTO DEL CARÁCTER ANTIJURIDICO DE LA CONDUCTA.  Para que exista culpabilidad es


necesario que el sujeto conozca (bastando con el mero conocimiento inexacto) que actúa de forma contraria
a Derecho. Conoce la antijuricidad de su actuación o, al menos ha tenido la posibilidad de conocerla. (Si nos
encontramos ante una ausencia de conocimiento, estamos ante un caso de ERROR DE PROHIBICIÓN).

 ERROR DE PROHIBICIÓN (A.14.3)  EXCLUSIÓN DE LA CULPABILIDAD (= responsabilidad criminal)


El error de prohibición se produce cuando el sujeto sabe lo que está haciendo (dolo) pero cree que actúa lícitamente,
ignorando la prohibición del hecho (es decir, no sabe que actúa de forma contraria a Derecho).

Puede ser:

- Vencible: genera la existencia de responsabilidad penal, pero, concurre atenuante.


- Invencible: genera la exclusión de la culpabilidad, por tanto, se anula la responsabilidad penal.

2. IMPUTABILIDAD.  El sujeto tiene las facultades psíquicas suficientes para comprender lo injusto del hecho
(es decir, su ilicitud) y, tiene la capacidad de dirigir su propia actuación conforme a dicho entendimiento o
comprensión para hacerle responsable de sus actos. De esta manera, concluimos que el sujeto tiene libertad
de voluntad, ya que, goza de la capacidad de actuar de otro modo.

La imputabilidad es el presupuesto de la culpabilidad, hace falta que el sujeto tenga una


capacidad mínima de culpabilidad para imponerle una pena.

 CAUSAS DE INIMPUTABILIDAD  EXCLUSION DE LA IMPUTABILIDAD (EXCLUSIÓN DE LA


CULPABILIDAD=EXIMENTE)

Nos encontramos ante casos de ausencia de culpabilidad debido a: la capacidad del sujeto se encuentra perturbada
por lo que le impide comprender la significación de sus actos o adaptar su voluntad a esa comprensión.

a) ANOMALÍAS O ALTERACIONES PSÍQUICAS.

No transitorias. (A.20.1- párrafo 1)

El que, al tiempo de cometer la infracción penal, a causa de cualquier anomalía o alteración psíquica, no pueda
comprender la ilicitud del hecho o actuar conforme a esa comprensión.

Se trata de una anomalía o alteración psíquica (de base biológica) que produce incapacidad para comprender la
ilicitud del hecho o para actuar conforme a esa pretensión.

Si no se da esa incapacidad, pero si una disminución relevante, podrá apreciarse una eximente incompleta.

Transitorias. (A.20.1- párrafo 2)

El trastorno mental transitorio no eximirá de pena cuando hubiese sido provocado por el sujeto con el propósito de
cometer el delito o hubiera previsto o debido prever su comisión.

Casos de trastorno mental transitorio, siendo éste una perturbación de facultades causada por una anomalía o
alteración psíquica de duración limitada tras la que la perturbación desaparece sin generar secuelas.
Pueden incluirse aquellas referentes al consumo de bebidas alcohólica y drogas.

b) INTOXICACIÓN PLENA Y EL SÍNDROME DE ABSTINENCIA. (A.20.2)

El que al tiempo de cometer la infracción penal se halle en estado de intoxicación plena por el consumo de bebidas
alcohólicas, drogas tóxicas, estupefacientes, sustancias psicotrópicas u otras que produzcan efectos análogos,
siempre que no haya sido buscado con el propósito de cometerla o no se hubiese previsto o debido prever su
comisión, o se halle bajo la influencia de un síndrome de abstinencia, a causa de su dependencia de tales sustancias,
que le impida comprender la ilicitud del hecho o actuar conforme a esa comprensión.

Es por ello que, se dará lugar a una eximente completa si:

- Nos encontramos en estado de intoxicación plena no provocada o buscada (=ALIC). Dicha plenitud genera la
incapacidad de control por parte del sujeto.
 Se exige que no concurra ALIC, es decir, falta de provocación, ya que sino no se podrá dar lugar a la
concurrencia de una causa de exclusión de la culpabilidad.

- Actuamos bajo el síndrome de abstinencia, ya que, se merman las facultades del sujeto por la interrupción
del consumo regular en situación de dependencia.

Por tanto, si la situación ha sido provocada de manera consciente o el sujeto sabe que puede pasar esta situación, si
que se le puede hacer culpable por haber podido prever esta situación.

 En relación con ello, se excluye como eximente la grave adicción, ya que requiere consumo puntual.

 ACTIO LIBERA IN CAUSA

Funciona sobre todo en los casos de trastorno mental transitorio y en los casos de intoxicación plena. De tal manera
que en el momento en que se realiza la acción típica el sujeto está en una situación de inimputabilidad. Pero, si
encontramos una acción previa donde el sujeto haya sido el causante de tal situación o estado intencionadamente,
lo haya previsto o debido prever podemos hacer al sujeto culpable porque entendemos que tenia capacidad de
culpabilidad en el momento previo.

c) ALTERACIONES EN LA PERCEPCIÓN. (A.20.3)

El que, por sufrir alteraciones en la percepción desde el nacimiento o desde la infancia, tenga alterada gravemente la
conciencia de la realidad.

Se trata de una causa de inimputabilidad ya que, suponen una incomunicación con el entorno que incapacita al
sujeto para recibir normalmente el mensaje normativo.

Dicha condición o alteración es necesario que le impida conocer que algo es antijuridico o que le empujen a cometer
un hecho antijuridico.

Se exige:

- El padecimiento de alteraciones en la percepción desde el nacimiento o la infancia.


- Una alteración grave en la conciencia de la realidad.

Ej. Ceguera, sordomudez…

d) MINORÍA DE EDAD
Los menores de 18 años no serán responsables con arreglo a este código. Si un menor entre 14 y 18 años comete un
acto delictivo podrá ser responsable de acuerdo con lo establecido en la Ley de responsabilidad penal del menor,
pero no de acuerdo con el CP. Por tanto, existe sujeción a responsabilidad penal de los mayores de catorce años y
menores de dieciocho.

Hasta los 14 años no rigen las normas penales, los sujetos menores de 14 años no son destinatarios de estas normas.
Es decir, se restringen los casos de falta de imputabilidad por minoría de edad a los hechos realizados por personas
menores de catorce años.

Cuando cumpla 18 años, se le puede tratar como un adulto y está reconocido por el CP como un sujeto con
capacidad de culpabilidad.

3. EXIGIBILIDAD.

Alude a supuestos en los cuales el sujeto no puede cumplir la norma, generándose, por tanto, acciones típicas y
antijuridicas. En dichas acciones, el sujeto (imputable) actúa en plena posesión de sus facultades mentales y conoce
la prohibición (es decir, conoce la ilicitud o antijuricidad de su conducta). Pero, dichas acciones no son consideradas
culpables debido a que actúa ante circunstancias excepcionales de peligro para bienes jurídicos propios o ajenos, de
modo que no resulta razonable esperar del sujeto una conducta adecuada a Derecho. Esto se debe a que, el derecho
no puede pedirnos comportamientos heroicos, de manera que lo que no es exigible, no es culpable.

La inexigibilidad de la conducta puede actuar como eximente completa o atenuante.

INEXIGIBILIDAD  CAUSAS DE EXCLUSIÓN DE LA CULPABILIDAD


a. ESTADO DE NECESIDAD EXCULPANTE. A.20.5.

Se da cuando el sujeto en estado de necesidad, para evitar un mal propio o ajeno lesione un bien jurídico de otra
persona o infrinja un deber, siempre que concurran los siguientes requisitos:

 Primero. Que el mal causado no sea mayor que el que se trate de evitar.
 Segundo. Que la situación de necesidad no haya sido provocada intencionadamente por el sujeto.
 Tercero. Que el necesitado no tenga, por su oficio o cargo, obligación de sacrificarse.

En este caso, nos encontramos ante un supuesto de estado de necesidad que actúa como causa exculpante de la
culpabilidad (y no como causa de justificación de la antijuricidad). Dicha condición se produce cuando:

Surge de la colisión de bienes jurídicos del mismo valor, cuando sacrificas uno para salvar el otro. Se trata de una
causa disculpante o exculpante.

 ≠ ESTADO DE NECESIDAD JUSTIFICANTE

b. MIEDO INSUPERABLE. A.20.6. Cabe apreciar esta circunstancia eximente cuando el sujeto lesiona o
menoscaba un bien jurídico, mediante la comisión de un hecho típico y antijurídico, debido a un estado de
pánico o pavor insuperable que le conduce a ello.

Esta insuperabilidad del miedo es requisito principal e indispensable para declarar aquél como causa de
inexigibilidad y, por tanto, para desplazar la culpabilidad del sujeto. El miedo ha de ser real e inminente. A su
vez, ha de tener su causa en estímulos externos.

Requisitos del miedo insuperable:


- La presencia de un mal que posicione al sujeto en una situación de temor o miedo invencible e insuperable
que sea determinante a la hora de anular su libre voluntad.

- Que el miedo sea inminente, real, acreditado y efectivo. También puede ocurrir que el miedo esté inspirado
en la amenaza de un mal real, inminente, serio y grave.

- A su vez, ha de tener su causa en estímulos externos.

- Que el miedo sea insuperable, invencible, esto es, que no sea controlable o dominable por cualquier hombre
medio (por el común de las personas). Como ya hemos mencionado, se trata de un miedo insuperable, es
decir, que es claramente superior a la media de soportar peligros. Por tanto, se trata un temor de tal entidad
que el hombre medio, el común de no lo hubiera resistido o vencido.

- Que el miedo sea el único móvil de la acción final.

c. EL ENCUBRIMIENTO ENTRE PARIENTES. Según lo dispuesto en el A. 454 son encubridores los que ayudan al
que ya ha cometido un delito. Es evidente que, debido a los lazos de parentesco que unen a estas personas,
el Derecho no puede obligarlas a delatarse entre sí o a la denegación de ayuda. De esta manera, cuando se
trata de parientes próximos o asimilados, se excluye la responsabilidad penal (falta de culpabilidad).

4.PUNIBILIDAD  Condicionan la imposición de la pena (el merecimiento o necesidad de pena).

Para exigir responsabilidad por la comisión de un hecho típico, antijurídico y culpable en ocasiones se atiende a
elementos diversos que acostumbran a englobarse en la punibilidad, donde, en esencia, se decide si resulta
conveniente exigir responsabilidad penal por la conducta.

Sin punibilidad hay delito, pero no se puede castigar.

ELEMENTOS DE LA PUNIBILIDAD.

Como se ha referido, en el nivel de la punibilidad se atiende a elementos que afectan a la posibilidad de exigir
responsabilidad por un comportamiento típico, antijurídico y culpable, pero que no son necesarios con carácter
general para todo delito, sino sólo donde se contemplen por la ley. Como circunstancias pertenecientes a la
punibilidad cabe referir:

- Condiciones objetivas de punibilidad. Son circunstancias sustantivas que, sin pertenecer al tipo ni a la
culpabilidad, posibilitan la imposición de la pena. Al igual que todos los elementos que se refieren a la
punibilidad, no afectan ni al injusto ni a la culpabilidad, pero establecen ciertos requisitos a cuyo
cumplimiento se supedita el castigo de un delito.

- Excusas absolutorias. Impiden la imposición de la pena. Se trata de circunstancias materiales que, sin
pertenecer al tipo ni a la culpabilidad, impiden la imposición de la pena. Es decir, las excusas absolutorias son
circunstancias que han de estar ausentes para que se pueda imponer una pena.
Son circunstancias personales de exclusión de la pena, que afectan al castigo sólo respecto a la persona de
quien se predican y no al del resto de intervinientes en el delito.

 CAUSAS DE EXTINCIÓN DE LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL.


Las distintas circunstancias a las cuales se va a hacer referencia presuponen la realización de un previo delito con
todos sus elementos y, por tanto, el nacimiento de una responsabilidad penal derivada de dicho delito (a excepción
de la prescripción de la medida de seguridad).

Tales circunstancias permiten el nacimiento de la responsabilidad penal, pero, extinguen una responsabilidad penal
ya nacida previamente.

1. LA MUERTE DEL REO (A.130.1.1).

La responsabilidad penal es estrictamente personal, por lo que no puede responsabilizarse penalmente a un sujeto
por hechos delictivos ajenos. Por tanto, una vez fallecido el que ha cometido un hecho delictivo, procede la extinción
de las consecuencias penales derivadas de su comportamiento.

2. EL CUMPLIMIENTO DE LA CONDENA (A. 130.1.2).

Una vez cumplida la condena, el sujeto ha satisfecho su responsabilidad penal y, por lo tanto, dicha responsabilidad
se acaba, aunque puedan persistir otros efectos asociados a la misma, como los antecedentes penales.

3. LA REMISIÓN DEFINITIVA DE LA PENA (A. 130.1.3).

Se trata de un modo de extinguir la responsabilidad penal vinculado esencialmente a razones de prevención especial
y sin que el sujeto haya tenido que cumplir de manera efectiva la condena. Así, transcurrido el plazo de suspensión
de la ejecución de la pena, si el condenado ha cumplido los requisitos establecidos en los apartados 1 y 2 del art. 87
CP, el juez o tribunal acordará la remisión de su pena.

4. EL INDULTO (A. 130.1.4).

En nuestro Derecho, el indulto se concreta en una decisión del Poder ejecutivo que acuerda la remisión o extinción,
total o parcial, de la pena o penas a las que un sujeto ha sido condenado, o su sustitución por otra u otras menos
graves, aunque persisten las demás consecuencias derivadas del delito cometido, como los antecedentes penales, la
responsabilidad civil o las costas procesales.
5. EL PERDÓN DEL OFENDIDO (A. 130.1.5).

Cuando se trata de delitos leves perseguibles a instancias del agraviado o la ley así lo prevea, se admite el perdón del
ofendido, que consiste en una declaración expresa por parte del mismo en el sentido de que no se le imponga la
pena al que ha cometido el delito.

6. LA PRESCRIPCIÓN PENAL.

Es un modo de extinguir la responsabilidad criminal por el transcurso del tiempo. Se basa en la ausencia de
necesidad de pena por el transcurso del tiempo

Por lo que se refiere a la prescripción de los delitos, los mismos prescriben cuando transcurren los plazos
establecidos en el art.131 CP, si bien existen algunos delitos imprescriptibles (art. 131. 3 CP).

En cuanto al cómputo de los plazos, como regla general, los mismos comienzan a correr desde el día en que se haya
cometido la “infracción punible”, si bien posteriormente se fijan una serie de excepciones a esta regla (art. 132.1 CP).

Para fijar el final del plazo de prescripción, en ausencia de previsión legal específica en el CP, se acude
supletoriamente al art. 5.1 del Código Civil, es decir, cómputo de fecha a fecha sin excluir los días inhábiles.

Sin embargo, durante su transcurso, los plazos de prescripción pueden interrumpirse, quedando sin efecto el tiempo
transcurrido hasta ese momento, o suspenderse, quedando paralizado el plazo sin pérdida del tiempo que ya
hubiera transcurrido.

Para la prescripción de las penas, el CP contempla una regulación similar a la prescripción de los delitos, por lo que
son trasladables la mayoría de las consideraciones efectuadas anteriormente, con algunas peculiaridades y matices.
El tiempo de la prescripción de la pena se computará desde la fecha de la sentencia firme, o desde el
quebrantamiento de la condena, si ésta hubiese comenzado a cumplirse. La prescripción de las penas no es
susceptible de interrupción, aunque sí de suspensión en los siguientes supuestos: durante el periodo de suspensión
de la ejecución de la pena y durante el cumplimiento de otras penas, en los casos de cumplimiento sucesivo por no
ser posible el cumplimiento simultáneo (art. 134 CP).

Finalmente, como se ha señalado, el CP también se refiere a la prescripción de las medidas de seguridad,


estableciendo únicamente dos plazos: diez años, si fueran medidas privativas de libertad superiores a tres años, y
cinco años, en los demás casos, sin contemplarse supuestos de imprescriptibilidad (art. 135.1 CP).

Como regla general y de forma paralela a lo que sucede en la prescripción de las penas, estos plazos comienzan a
correr desde el día de la firmeza la resolución que impone la medida. No obstante, también se contemplan causas de
suspensión: en los casos de cumplimiento sucesivo, los plazos se computarán desde el día que la medida debió
empezar a cumplirse, y si el cumplimiento de una medida de seguridad es posterior al de una pena, el plazo se
computará desde que la pena se extingue (art. 135.2 y 3 CP).
5.CIRCUNSTANCIAS MODIFICATIVAS DE
LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL.
CIRCUNSTANCIAS ATENENUANTES Y AGRAVANTES (GENÉRICAS).  Se trata de situaciones
vinculadas a la gravedad del hecho injusto, a la culpabilidad del sujeto o a otras razones de utilidad que determinan
una modificación de la responsabilidad penal. Pueden operar sobre todos los delitos.

1. ATENUANTES (A21). Las circunstancias atenuantes dan lugar a una disminución de la responsabilidad
penal.

a. Eximente incompleta.

Eximente incompleta será cualesquiera de las contempladas en el a.20 en la cual falta alguno o algunos de sus
requisitos para su apreciación como eximente completa. Dicha eximente afecta a la responsabilidad penal,
rebajándola, pero no la anula o extingue en su totalidad.
 Referentes a: legitima defensa, estado de necesidad, miedo insuperable, cumplimiento de un deber.

b. La atenuante de actuar el culpable por causa de su grave adicción a las sustancias.

Se extiende la modificación de la responsabilidad criminal hacia un mero reproches en aquellos momentos en los
cuales el sujeto aun no se encuentra incurso en la disminución de sus facultades por la ingesta de la correspondiente
sustancia, pero, su actividad está íntimamente ligada a dichas sustancias y, por tanto, motivada por la dependencia
del sujeto a las mismas.

c. Atenuante de obrar bajo estímulos tan poderosos que produzcan arrebato u obcecación, o estado pasional
de entidad semejante.

Existe un estimulo que presenta una fuerte entidad, lo suficiente para incidir en la conducta del sujeto activo que lo
padece, el cual esta además directamente relacionado con la conducta delictiva. Ante dicho estimulo se espera que
se actúe de manera diferente.

d. Atenuante de confesión ante las autoridades.

En este caso, debe haber procedido el culpable, antes de conocer que el procedimiento judicial que se dirige contra
él, a confesar la infracción a las autoridades.

Se acepta como atenuante analógica cuando falta el requisito temporal (no se realiza de manera previa a saber que
la causa se dirige contra el mismo), pero la misma favorece enormemente la instrucción de la causa.

e. Atenuante de reparación del daño o de disminución de sus efectos.

Debe haber procedido el culpable, es decir, quien ha perturbado el orden establecido mediante la comisión de la
conducta delictiva, a reparar el daño ocasionado del bien jurídico lesionado a la víctima (aunque sea parcialmente) o,
disminuir sus efectos, en cualquier momento del procedimiento y con anterioridad a la celebración del acto del juicio
oral. Se exige que sea un acto personal o por encargo directo del autor.

Cuando el daño o perjuicio causado es económico o susceptible de cuantificarse económicamente, la reparación del
daño conlleva el pago de dicho perjuicio económico. En aquellos supuestos en los cuales la reparación del daño es
imposible, cabe la aplicación de la misma atendiendo a la expresión “o disminuir sus efectos”, cuantificando
económicamente la valoración económica que se efectúa por los perjuicios.

f. Atenuante de dilaciones indebidas.

Debe concurrir la dilación extraordinaria e indebida en la tramitación del procedimiento (es decir, se produce una
paralización de la causa desde que la misma se dirige contra el sujeto activo hasta la celebración del juicio oral)
siempre que no sea atribuible al propio inculpado y que no guarde proporción con la complejidad de la causa. Dicha
paralización, para ser considerada como atenuante debe tener una duración mínima de un año, pudiendo
contabilizarse de manera acumulable los periodos superiores a 6 meses de paralización.

g. Atenuante analógica.

La atenuante analógica no puede existir por sí misma, sino que debe, necesariamente, ponerse en relación a alguna
de las otras atenuantes contempladas en el artículo 21 C.P., sin que quepa la remisión a otras circunstancias ajenas
al presente artículo, dada la expresa remisión a las mismas.

La atenuante requiere la existencia de una circunstancia que, sin que pueda integrarse en ninguna de las restantes
atenuantes, se asemeje a alguna de ellas.
2. AGRAVANTES (A.22).  Los agravantes incrementan la responsabilidad penal.

a. Agravante de alevosía.

Ejecutar el hecho con alevosía. Hay alevosía cuando el culpable comete cualquiera de los delitos contra las personas
empleando en la ejecución medios, modos o formas que tiendan directa o especialmente a asegurar la comisión de
dicho delito, eliminando los riesgos derivados para su persona de una eventual defensa por parte del ofendido (es
decir, se trata tan solo de aquellos medios que eliminan o neutralizan la posible defensa de la víctima). En
conclusión, se trata de medios que garantizan la total indefensión de la víctima y, por tanto, garantizan la comisión
del delito.

Debe existir intención y voluntad del sujeto activo de aprovechar dicha circunstancia para la comisión y
aseguramiento del delito, y que por tanto, dicha circunstancia no sea accidental al mismo.

Tan solo es aplicable a los delitos contra las personas.

Ej. Uso de veneno (determinados medios) o, también por el aprovechamiento de determinadas circunstancias
inherentes a la victima (como la edad, enfermedad…).

b. Ejecutar el hecho mediante disfraz.

Consiste en la utilización por parte del sujeto activo de medios idóneos que oculten o alteren notablemente la
apariencia externa que habitualmente presenta de manera que impida o dificulte la identificación del mismo o,
facilite la comisión del hecho delictivo (no se exige el logro efectivo de ese objetivo). Es preciso que el disfraz se
utilice en el momento de la comisión del delito, por lo que no concurrirá la presente agravante cuando la alteración
de la apariencia externa se realiza a posteriori.

c. Ejecutar el hecho con abuso de superioridad.

El abuso de superioridad puede venir dado por cualquier medio o elemento que sea válido para producir la situación
de desproporción o desequilibrio de fuerzas entre víctima y agresor en el momento de la comisión del delito,
minorizando o debilitado las posibilidades de defensa de la víctima, pero dejando existente al menos un mínimo
margen. La finalidad del abuso de superioridad debe ser, o bien debilitar las posibilidades de defensa de la víctima, o
bien favorecer la impunidad del autor. Siendo las más frecuentes el uso de determinadas armas, o la comisión del
delito por un número significativo de personas.

d. Ejecutar el hecho provechando las circunstancias de lugar, tiempo o auxilio de otras personas que
debiliten la defensa del ofendido o faciliten la impunidad del delincuente.

La presente agravante no son más que formas específicas de abuso de superioridad, referidas expresamente a
factores externos. Al igual que el abuso, que se recoge en el mismo art. 22.2 C.P., requiere que se debilite la
posibilidad de defensa por parte de la víctima o que se favorezca la impunidad del delito, y asimismo, que el sujeto
activo actúe aprovechándose de la misma.

Concurren circunstancias de lugar o tiempo que facilitan la ejecución del delito o dificultan o impiden la petición de
ayuda por parte de la víctima. Es decir se favorece la menor defensa o la impunidad, y no debe ser inherente al delito
cometido.

e. Ejecutar el hecho mediante precio, recompensa o promesa.

Solo puede aplicarse a quien actúa movido por las mismas y ejecuta el delito. La mayor reprochabilidad de la
conducta se debe al carácter especialmente reprobable del móvil lucrativo presente en quien ejecuta el delito a
cambio de un beneficio económico. Es necesario que concurra la oferta de un tercero y la aceptación de la misma
por parte del sujeto activo.

f. Cometer el delito por motivos racistas, antisemitas u otra clase de discriminación referente a la ideología,
religión o creencias de la víctima, la etnia, raza o nación a la que pertenezca, su sexo, orientación o
identidad sexual, razones de género, la enfermedad que padezca o su discapacidad (física o psíquica).

Podría resumirse en que se trata de un agravante de discriminación. El móvil del sujeto activo que lo impulsa a
cometer el delito son motivos discriminatorios: el desprecio, sentimiento de superioridad frente a la víctima, tratar
de humillar, someter o dominar a la misma por motivo de la pertenencia de ésta a dicha categoría.

No puede incluirse dentro del término discapacidad las producidas por motivos laborales, económicos o sociales, por
ejemplo, no cabe apreciarla cuando el delito se comete por razón de que la víctima sea un mendigo o un “sin techo”.

g. Ensañamiento.

Dicho acto de enseñamiento empleado no es necesario para la comisión del delito, sino que este implica aumentar
deliberada e inhumanamente el sufrimiento de la víctima, causando a ésta padecimientos innecesarios para la
ejecución del delito.

Como ya hemos mencionado, requiere que, con el acto, realizado intencionalmente por el sujeto activo, se aumente
el dolor de la víctima, siendo indiferente si este es físico, psíquico o moral. El aumento del dolor debe ser
significativo, es decir, debe de tener tal intensidad que encaje dentro del término “inhumano”.

h. Obrar con abuso de confianza.

El abuso de confianza implica una especial relación entre víctima y victimario, la cual puede haber nacido o tener su
fundamento en diferentes ámbitos (familia, amistad, relaciones laborales, etc…), que hacen presuponer en base a
esa relación que existe un deber de lealtad o fidelidad que no va a quebrantarse.

La apreciación de la agravante implica necesariamente que la misma no sea inherente al delito. Se produce el
quebrantamiento de una lealtad otorgada. Asimismo, debe existir un aprovechamiento de dicha circunstancia por
parte del autor, no bastando la mera existencia objetiva del vínculo en el que se basa dicha relación. De este modo,
el delito debe verse favorecido por la existencia de dicha confianza.

i. Prevalerse del carácter público que tenga el culpable.

Utilización de la condición de funcionario público para la consecución del propósito criminal.

Obviamente, dicha agravante solo puede concurrir respecto de aquellos sujetos que ostenten el ejercicio de un
cargo público. No basta con que el autor o sujeto activo ostente el cargo público, sino que debe abusar de su cargo
para la comisión del delito, de manera que el mismo se vea favorecido por tal circunstancia.

j. Reincidencia.

Existencia, al momento de la comisión del delito, de condenas firmes anteriores por delitos de la misma naturaleza y
comprendidos en el mismo título.

El antecedente debe existir en el momento de la comisión del delito, por lo que no cabe la apreciación de la
agravante cuando, aunque el hecho que motiva el antecedente sea anterior al nuevo delito, la sentencia adquiera
firmeza con posterioridad al mismo, aunque lo sea con anterioridad a su vez a la celebración de la vista oral.
A los efectos de este número no se computarán los antecedentes penales cancelados o que debieran serlo, ni los
que correspondan a delitos leves.

Las condenas firmes de jueces o tribunales impuestas en otros Estados de la Unión Europea producirán los efectos
de reincidencia salvo que el antecedente penal haya sido cancelado o pudiera serlo con arreglo al Derecho español.

3. CIRCUNSTANCIA MIXTA DE PARENTESCO (A.23).  Determinadas relaciones de parentesco entre el


delincuente y la víctima pueden suponer un aumento o disminución de la responsabilidad penal. Según los
casos, puede dar lugar a un aumento o a una disminución de la responsabilidad.

No hay criterios unánimes y generales, pero existe la tendencia a considerar que el parentesco agrava en los
delitos contra las personas y atenúa en los delitos contra el patrimonio siempre y cuando hayan sido realizados sin
violencia e intimidación.

También puede actuar a modo de excusa absolutoria (quedando exentos de responsabilidad penal) en el supuesto
de encubrimiento entre parientes.

Los requisitos necesarios serán:

1. Que la persona agraviada reúna una de las siguientes condiciones respecto del ofensor:

- Relación de matrimonio. Ser actualmente o haber sido en el pasado cónyuge. Se hace referencia al
matrimonio, independientemente del carácter que tenga dicho matrimonio.
Ahora bien, se requiere que la relación haya sido estable, análoga a la del matrimonio, sin que se pueda
aplicar a las relaciones en las que no ha existido convivencia.

- Estar o haber estado ligado de forma estable por análoga relación de afectividad. El vínculo extramatrimonial
de personas unidas de forma estable es equiparable, a la hora de la aplicación de la circunstancia
modificativa, al matrimonio jurídico.

- En línea recta:
 Ser ascendiente. Cualquiera que sea el grado del vínculo, ya sea por naturaleza o por adopción.
 Ser descendiente. Cualquiera que sea el grado del vínculo, ya sea por naturaleza o por adopción.

- En línea colateral:
 Ser hermano (pues sólo es relevante el primer grado del vínculo, siendo irrelevante el vínculo entre
otros parientes) por naturaleza o adopción: del ofensor, de su cónyuge o de quien con él conviva
(éstos dos últimos son calificados como hermanos por afinidad).

2. Que el sujeto sea consciente de ella.


DISTINTICIÓN ENTRE EL PARENTESCO COMO ATENUANTE O AGRAVANTE.
En la aplicación de dicha circunstancia se tiene que entender el tipo de delito cometido dependiendo del bien
jurídico lesionado, los “efectos” se refieren no tanto al resultado de delito como a las consecuencias de todo tipo
que se han derivado del mismo y los “motivos” se refieren a los móviles que impulsaron a actuar de esa manera al
sujeto activo, llegando a negar cualquier efecto a la circunstancia, cuando el motivo no tiene trascendencia
suficiente en la comisión del delito.

EL PARENTESCO COMO AGRAVANTE.

Actuara como agravante en delitos contra las personas.

Para parte de la Doctrina, la aplicación del parentesco como agravante requiere, como elemento objetivo, la
existencia de la relación parental que la ley prevé y como elemento subjetivo, el conocimiento de los deberes que
derivan del vínculo familiar, que no consiste en el cariño ni en el afecto ya que parece que no existen en los casos en
los que hay que aplicar la agravante, porque el pariente ha cometido un delito.

Por lo tanto, la agravación se fundamenta en el aprovechamiento de la circunstancia del parentesco, con


debilitamiento de las posibilidades de defensa y posterior denuncia.

Así pues, no será el afecto el fundamento de la agravante, sino el aprovechamiento del conocimiento de la víctima
que se deriva de las relaciones de parentesco y en el hecho de prevalerse de una relación que otorga una ventaja al
autor que se beneficia del conocimiento que tiene de la víctima, horarios, domicilio, costumbres etc… para cometer
el delito y la trasgresión del principio de confianza propio de la relación parental.
En los casos en los que se da una relación deteriorada por frecuentes discusiones, o se ha producido una separación reciente el
TS aprecia la agravante, excluyendo su aplicación en los casos de separaciones de larga duración, por considerarse que ha
desaparecido “la afectio maritalis”.

EL PARENTESCO COMO ATENUANTE.

Actuara como atenuante en los delitos contra el patrimonio.

Con carácter general el parentesco suele apreciarse como atenuante en los delitos patrimoniales cuando no se
cometen con violencia o intimidación, pero es el juez el que la apreciará o no dependiendo de la naturaleza del
delito, de los efectos y los motivos del delincuente.

También será de aplicación como atenuante en el supuesto del tipo del art. 143.4, que describe la cooperación
necesaria y ejecutiva en la muerte de otro en el caso de que la víctima sufra una grave enfermedad que
necesariamente la conduciría a la muerte o que le produzca graves padecimientos difíciles de soportarlos del
delincuente.

En relación con los delitos contra la salud pública, se discute la aplicación o no del parentesco.

INAPLICABILIDAD
Cuando la relación familiar fundamenta la posición de garante por infracción de deberes parentales en un delito de
resultado en comisión por omisión, queda absorbida la agravante de parentesco para no vulnerar el ne bis in idem.
6.AUTORIA Y PARTICIPACIÓN.
La realización de un delito puede ser llevada a cabo por un solo sujeto, pero también es posible que intervengan
varios sujetos (realizan el hecho delictivo conjuntamente, tratándose, por tanto, de una actuación colectiva).

Cuando se realiza algo como colectivo hay personas que tienen un papel protagonista y otras personas que tienen un
papel secundario. Un elemento esencial, por tanto, cuando tenemos una actuación colectiva que tiene una
relevancia colectiva es distinguir quienes son autores que serían los protagonistas del hecho delictivo (aquellos que
realizan el hecho como propio), de aquellos que son meramente partícipes, en el sentido de que han ayudado a los
autores (contribuyen o ayudan en el hecho ajeno), a los protagonistas, pero ellos no son los que han realizado el
hecho delictivo.

Ambos son considerados responsables criminalmente (a.27).

DISTINCIÓN ENTRE AUTORÍA Y PARTICIPACIÓN.

1) TEORÍA OBJETIVO-FORMAL.
 Parte del tenor literal y define como autor a quien realiza el tipo. La realización del tipo se entiende
como realizar por sí mismo todo o parte de la acción descrita en el tipo. Es quien ejecuta la conducta
descrita en el tipo penal de que se trate, es decir, a quien realiza todos o algunos de los actos que
integran la conducta típica.
 Por el contrario, será partícipe quien no realiza el hecho típico, pero realiza una aportación al hecho
que no es subsumible en el tipo. Es decir, son aquellos que contribuyen en el hecho típico ajeno,
ayudando a su autor.

2) OBJETIVO- MATERIALES.

No se conforman con la mera remisión a la descripción típica, sino que atienden en primer término al valor objetivo
de la contribución realizada para delimitar a las conductas de autoría de las de participación, considerando la mayor
o menor peligrosidad de la contribución del agente al hecho.

 La teoría del “dominio sobre el hecho”: es autor el que tiene el control sobre el acontecimiento típico.

3) TEORÍA SUBJETIVA DE LA PARTICIPACIÓN.

Las teorías subjetivas delimitan la autoría y la participación de acuerdo a criterios intrapsíquicos, como la voluntad, o
los motivos e intenciones de los partícipes, ello implica como punto de partida la necesidad de aceptar una igualdad
en el plano causal de todos los intervinientes.

El criterio delimitador básico de estas posturas reside en el animus del sujeto:

 Si el agente actuó con animus auctoris (ánimo de autor) se le considerará autor.


 Si obró con animus socii (animo de participe) será cómplice o participe.

1. AUTORÍA.

Son autores los que realizan el hecho como propio. Éstos son quienes realizan las conductas típicas/delictivas o, en
su caso, los actos ejecutivos.

CLASES.

a. Autoría directa e individual (A.28). Se refiere a aquel que realiza el hecho por si solo (lo hace todo solo).
Es por ello que, será considerado quien tiene dominio material del hecho y, actúa de un modo directo
Siendo por tanto dicho autor quien realiza personalmente el hecho típico el cual constituye el delito y, como
ya hemos mencionado, también lo realiza de manera individual (es decir, debe realizar el hecho típico por si
solo).

b. AUTORÍA MEDIATA (A.28).

También es un autor único. Autor mediato es que realiza el hecho típico de manera indirecta, a través de otra
persona, a la que utiliza como un mero instrumento. Es decir, la autoría mediata implica siempre la
instrumentalización a otra persona. Por tanto, los casos de autoría mediata implican a dos sujetos. Por un lado, está
el hombre de atrás, que no ejecuta materialmente el hecho, es decir, no realiza de propia mano los hechos típicos,
pero es el autor en cuanto tiene dominio del hecho (dominio sobre la decisión, el dominio de la voluntad) ya que el
agente tiene control sobre la decisión de actuar del otro. Por otro lado, está el instrumento, que ejecuta
materialmente el hecho, pero no es autor, porque carece de voluntad autónoma ya que actúa sin libertad (bajo
coacción del agente) o sin conocimiento de la situación (en estado de error), de modo que su conducta es impune
(es decir, no posee responsabilidad penal).
 La autoría mediata exige una PERSONA que sea instrumentalizada.

Esta situación puede originarse por diversas razones:

 Porque el realizador material se encuentre inmerso en un supuesto de ausencia de acción.


Se trata de un caso de utilización meramente material de una persona en el que ésta ni
siquiera actúa bajo el control de su voluntad.

 Porque el sujeto actúe bajo una causa de justificación, como podría suceder si el
instrumento se encuentra en un estado de necesidad o actúa en legítima defensa.

 Porque el sujeto actúe bajo un error de tipo o de prohibición. En estos casos es posible que
sea el “hombre de atrás” el que haya dado lugar al error para propiciar la realización del
delito o, bien, que utilice un conocimiento erróneo preexistente.

 Porque el autor mediato se sirva de un sujeto que actúe sin posibilidad de imputación
personal. Sería el caso de utilización de sujetos inimputables. Dentro de esta categoría cabe
también considerar el aprovechamiento de un sujeto que se encuentra en una situación de
miedo insuperable.

c. COAUTORÍA (A.28).

Casos donde varias personas realizan conjuntamente el hecho delictivo (realizan el hecho típico entre todos). Existe
una realización conjunta y acuerdo común (reparto de funciones), siendo esta la base de la imputación reciproca.
Son coautores los que realizan el hecho consciente y voluntariamente. A su vez, para ser considerado coautor se
requiere que éste ostente el dominio funcional del hecho, es decir, debe realizar una aportación de una parte
esencial del hecho (de manera consciente y voluntaria), de la cual dependa la consecución del proyecto delictivo
global.

Así, coautor será todo interviniente cuya aportación representa un requisito indispensable para la realización del
resultado pretendido, es decir, todo aquel con cuyo comportamiento funcional se sostiene o se viene abajo lo
emprendido. Será necesario que cada individuo domine los sucesos globales en cooperación con los demás, es decir,
que se trate de un dominio de hecho conjunto y unitario.

2. PARTICIPACION.

Es la cooperación dolosa en un delito doloso ajeno. Participe es quien contribuye o colabora al hecho (es por ello que
es una causa de extensión de la pena). Son formas de participación porque no son actos ejecutivos, es otra persona
(autor) la que realiza los actos ejecutivos.

La participación representa una contribución efectiva y consciente al hecho antijuridico ajeno en alguna de las
formas legalmente previstas.

Los efectos atribuibles a la participación son:

- La descripción legal de la participación se integra con la descripción de la conducta típica del autor.
- Las formas de participación constituyen causas de extensión de la pena.

 EN RELACIÓN CON EL PRIMER REQUISITO:


No realizan la conducta delictiva propiamente dicha, pero son considerados como autores:
 Los que inducen directamente a otro u otros a ejecutarlo (inductores).
 Los que cooperan a la ejecución con un acto sin el cual no se habría efectuado (cooperadores necesarios).

Se alude aquí a los sujetos que participan en el delito de otro, pero su aportación al hecho es tan importante que se
equipara su pena a la del autor. No son autores, pero se les considera autores a efectos penológicos.

No son consideramos como autores:

 Los que cooperan con actos no necesarios (cómplices o cooperadores no necesarios).

Por tanto, podemos concluir que, todos tienen la misma responsabilidad penal, excepto los cómplices o
cooperadores no necesarios, cuya responsabilidad penal es inferior (art. 63 CP).

A su vez, concurren dos principios característicos:

- Principio de accesoriedad de la participación. La participación es accesoria, es decir, depende del hecho


principal del autor. Dado que el partícipe únicamente contribuye en el hecho principal del autor, el hecho no
puede atribuirse al participe si no se atribuye previamente al autor.

- Principio de unidad del título de imputación. Cuando concurren varias personas en un delito, todas
responden por el mismo título de imputación (delito), que es el realizado por el autor en sentido estricto.

CLASES.

a. INDUCCIÓN (A.28).

El inductor es el que despierta o induce directamente en otro (a través de un influjo psíquico) la decisión de cometer
un delito. Inducción es hacer nacer en otro la idea de delinquir.

Puede llevarse a cabo por cualquier medio eficaz y directo, siempre y cuando, dichos medios gocen de carácter
psíquico: el inductor actúa a través de la persuasión, que puede consistir en aconsejar, solicitar, ofrecer un precio,
una recompensa, provocar o en conductas similares que inciten a la ejecución.

El influjo psíquico sobre el autor que debe materializarse en un doble resultado:

1. Causación de la resolución criminal en otro. La intervención del inductor ha de ser una condición sine
qua non o condición necesaria del nacimiento de la voluntad criminal en el autor.

2. Existencia al menos de un principio de ejecución por parte del autor (tentativa).

Están equiparados, a efectos de responsabilidad penal con el AUTOR DEL DELITO. Es una forma de participación que,
por su especial importancia y gravedad, se equipara a efectos de pena a la autoría.

Relevante a estos efectos será que el inducido sea quien mantenga el dominio del hecho, ya que de lo contrario se
trataría de un supuesto de autoría mediata.

b. COOPERACIÓN NECESARIA (A.28).

Son aquellos que cooperan a la ejecución del hecho con un acto imprescindible sin el cual tal hecho no se habría
efectuado (para que la otra persona, es decir, el autor, lleve a cabo un hecho delictivo). Se trata de una conducta
que, sin realizar directamente actos típicos, incrementa de forma sustancial el riesgo de lesión o puesta en peligro
del bien jurídico por el autor, contribuyendo efectivamente a la configuración del hecho delictivo.
Cooperador necesario, será aquel que preste una contribución esencial, es decir, una aportación que incremente de
forma relevante las posibilidades de realización del delito pero que actúe sin acuerdo mutuo o no reuniendo las
cualidades personales y especiales típicas.

Ello nos lleva a afirmar que esta figura resultará aplicable a quien, contribuyendo causalmente de forma eficaz al
hecho delictivo, de forma excepcional, no cumpla el tipo subjetivo de la coautoría o, bien, no sea autor idóneo.

Están equiparados, a efectos de responsabilidad penal, con el AUTOR DEL DELITO.

c. COMPLICIDAD O COOPERACIÓN NO NECESARIA (A.29).

Son cómplices aquellos que sin ser “necesarios” cooperan a la ejecución del hecho o producción del resultado
típico con actos anteriores o simultáneos. Es decir, se trata de personas que participan y facilitan la comisión del
hecho delictivo, pero sin ser una contribución esencial.

Su contribución, se trata de una conducta que, sin realizar directamente actos típicos, incrementa el riesgo de lesión
o puesta en peligro del bien jurídico por el autor de forma no sustancial, contribuyendo efectivamente a la
configuración del hecho delictivo.

Así, la diferencia entre la complicidad y las dos restantes figuras mencionadas es meramente cuantitativa, ya que
mientras el cooperador necesario y el inductor posibilitan la lesión o puesta en peligro del bien jurídico, el cómplice
solo la favorece, acelerando, asegurando o facilitando la ejecución del delito o intensificando el resultado.

No están equiparados al autor a efectos de pena, sino que se les castiga con la pena inferior en grado.

7.TENTATIVA. ITER CRIMINIS.


La tentativa es una “forma imperfecta” de ejecución del delito, que hace referencia a aquellos casos en los que el
autor no llega a realizar perfectamente la conducta descrita en el tipo, y por tanto no consuma el delito pese a que lo
intenta.

Por eso, aunque el autor no haya conseguido el resultado pretendido, al menos ha creado un riesgo para el bien
jurídico, y por ello merece una respuesta penal. En todo caso (en la tentativa) el resultado no se produce por
motivaciones totalmente ajenas al autor.

El Derecho penal no solo castiga los delitos consumados sino también las tentativas o intentos (A.16). Siguiendo lo
dispuesto por el art. 15 CP, son punibles el delito consumado y la tentativa de delito.

El tipo del delito intentado o tentativa.

- Parte objetiva. Implica una ejecución de todos o parte de los actos que objetivamente deberían producir la
consumación y, sin embargo, no se produce por causas ajenas a la voluntad del autor.

- Parte subjetiva. Sólo dolo. La tentativa exige la voluntad de consumación por parte del sujeto. De ahí se
desprende la imposibilidad de una tentativa imprudente, es decir, la tentativa no es compatible con la
imprudencia

La realización de un delito (doloso) es un proceso que se desarrolla en el tiempo. Desde que el autor concibe la idea
criminal hasta que realiza el delito de modo completo, la acción dolosa pasa por una serie de fases o etapas distintas
más o menos presentes y más o menos duraderas. Este conjunto de fases o etapas de desarrollo del delito es lo que
se denomina iter criminis (camino hacia el delito).
En el recorrido que existe desde que el sujeto concibe la idea de llevar a cabo un hecho delictivo hasta que lo realiza
podemos distinguir una fase interna y otra externa.

El iter criminis hace referencia a la vida del delito, desde que se concibe en la fase interna del sujeto hasta que se
agota el propósito del autor. Por ello, el iter criminis gira en torno al momento de la consumación, que llega con la
lesión o no del bien jurídico, más allá de si se logra el propósito final.

FASES ITER CRIMINIS.

FASE INTERNA.
La fase interna no interesa al Derecho penal. Se trata de una mera fase de deliberación y, por tanto, no resulta
punible. Prima la máxima liberal de que el pensamiento no delinque, priman los actos y no las intenciones.

 RESOLUCION DELICTIVA
FASE EXTERNA.

Una vez que el autor ha comenzado a ejecutar aquello que piensa, estamos dentro de la fase externa, aun así, no
todos los actos exteriores encaminados a la consumación del delito deben considerarse relevantes penalmente,
distinguiendo aquí actos meramente preparatorios de los actos ejecutivos propiamente.

Dentro de esta fase externa se pueden distinguir, a su vez, dos grandes etapas o fases: fase preparatoria y fase de
ejecución.

 FASE DE ACTOS PREPARATORIOS.

La fase preparatoria es una fase intermedia, que no tiene por qué producirse necesariamente, entre la fase
puramente interna (se ha traspasado la esfera de la simple deliberación) y la fase de ejecución material del delito.
Esta fase se inicia cuando el sujeto realiza los llamados actos preparatorios.

Por regla general, los actos preparatorios no se castigan (quedan fuera de la definición legal de tentativa), con las
excepciones de las figuras de la conspiración, provocación y proposición cuando su punición está expresamente
prevista. En dicha fase, el sujeto aun no ha empezado a ejecutar el delito, todavía no ha realizado actuación en
contra de la norma, pero va preparando la ejecución de dicho delito.

Regla general: los actos preparatorios son impunes.

Como regla general, puede afirmarse que para que un sujeto pueda ser castigado por los actos preparatorios
realizados, no tiene que haber dado comienzo la fase ejecutiva. Es decir, a quien realiza un acto preparatorio punible
se le puede sancionar por el mismo si, además, comenzó la ejecución del delito. Las fases ulteriores del iter criminis
absorben a las anteriores.

 FASE DE EJECUCION DEL HECHO.

Dado que los actos preparatorios por regla general son impunes y los actos ejecutivos generalmente punibles,
resulta sumamente importante señalar la frontera entre los actos preparatorios y los ejecutivos, decidir en qué
momento del iter criminis se pasa de la fase preparatoria a la fase ejecutiva, es decir, señalar la frontera entre ambas
fases, cuando comienza la tentativa.

La fase de ejecución se inicia cuando el autor realiza los primeros actos ejecutivos, esto es, aquellos actos que
suponen un inicio de la conducta típica. El 16 acoge para definir cuándo hay tentativa (fase de ejecución) la fórmula
del “comienzo de la ejecución”, de carácter eminentemente objetivo, al exigir que el sujeto “dé principio a la
ejecución del delito directamente por hechos exteriores”.

Dentro de la fase de ejecución podemos encontrar dos situaciones distintas: tentativa y consumación.

i. TENTATIVA.

Se puede definir como la ejecución completa o incompleta sin éxito. A diferencia de los actos preparatorios, la regla
general es el castigo de la tentativa. El autor realiza todos o parte de los actos ejecutivos, pero sin éxito, esto es, sin
producir como resultado el delito. Cabe resaltar que la tentativa solo es predicable de los delitos dolosos.

Depende de cómo se haya dado comienzo a la ejecución del hecho, podemos hablar de un grado u otro de tentativa.

De ahí cabe inferir varios tipos de tentativa:

A. Tentativa idónea e inidónea.

Pareciera que de alguna manera toda tentativa es inidónea, pues de ser idónea hubiere alcanzado el resultado.
 TENTATIVA IDONEA: Tentativa que desde todas las perspectivas posibles serviría para producir el
resultado.
 TENTATIVA INIDONEA: El autor que planea llevar a cabo un crimen debe seleccionar los medios más
adecuados para realizarlo. Sin embargo, a veces el autor selecciona medios bien inocuos, o bien
porque el objeto sobre el que pretende realizar el crimen es inexistente. En todos estos casos el
sujeto acredita una elevada intención de cometer el delito, pero bien los medios seleccionados, bien
el objeto, son inidóneos para llevarlo a cabo. La accion aparece como incapaz desde un principio
para poner en peligro el bien jurídico.

Tentativa que no sirve para producir el resultado porque el método empleado resulta inidóneo para
producir el resultado (o bien porque el objeto de ataque sea inidóneo).

El CP castiga tanto la tentativa idónea como la inidónea. A su vez, ambas tendrían que representar un hecho típico
(si el empleo de los medios fuese el adecuado).

 TENTATIVA IRREAL: Los medios empleados resultan ridículos. En este caso, aunque lo que me
representara fuera correcto, nunca sería una conducta típica.
La accion aparece como incapaz desde un principio para poner en peligro el bien jurídico.
Penalizar o no estas conductas depende de la teoría que sigamos. Recordemos que la teoría subjetiva justificaría el castigo de
cualquier tentativa, siempre que se demostrara la intención del autor, excepto la tentativa irreal. Sin embargo, descartada tal
teoría en nuestro sistema deberemos partir de la teoría objetiva.

B. Tentativa acabada e inacabada.

 TENTATIVA ACABADA: Cuando se realizan todos los actos (todos los actos ejecutivos) necesarios
para producir el resultado y, sin embargo, no se produce (por circunstancias ajenas a su voluntad).
Además, es necesario que se realicen todos los actos que objetivamente deberían producir el
resultado tal y como el agente lo ha planeado, incluyendo en algunos casos actuaciones que se
espera que realice la víctima o terceras personas.

 TENTATIVA INACABADA: Cuando se realizan solo parte de los actos (parte de los actos ejecutivos)
que objetivamente deberían producir el resultado.

La jurisprudencia viene entendiendo que habría que disminuir la pena en un grado si la tentativa fuera acabada y en
dos grados si fuese inacabada.

La falta de consumación debe darse por causas ajenas a la voluntad del autor, de modo que no hay tentativa
cuando es el propio autor quien impide la consumación. De esta forma estaríamos en el desistimiento.

ii. DESISTIMIENTO.

El art. 16 CP, al definir la tentativa, especifica que el resultado “no se produce por causas independientes de la
voluntad del autor”, esto es, si son dependientes del autor, parece que no habría tentativa. Por otro lado, el art. 16.2
CP establece que “quedará exento de responsabilidad penal por el delito intentado quien evite voluntariamente la
consumación del delito, bien desistiendo de la ejecución ya iniciada, bien impidiendo la producción del resultado”.

El desistimiento puede definirse como la evitación voluntaria de la consumación por parte del autor de una
tentativa. Consiste en la voluntariedad del abandono del propósito criminal, es decir, cuando el resultado no se
produce porque el sujeto desiste en la ejecución. Esto es, cuando el autor ha realizado todos los actos de ejecución,
se exige que el desistimiento sea voluntario, pero además eficaz en tanto en cuanto impida la consumación del
resultado (art. 16.2 y 3 CP).

El desistimiento supone una exención de responsabilidad para aquel que voluntariamente pese a haber comenzado
a ejecutar el hecho, desiste en su empeño, así como para quien pese a realizar todos los actos, finalmente impide el
resultado. Se constituye por tanto como una excusa absolutoria.

Para que el desistimiento conlleve la impunidad por los actos ejecutivos realizados, es necesaria la concurrencia de
dos requisitos:

- Evitación del resultado.


- Voluntariedad del desistimiento.

iii. CONSUMACIÓN.

Cuando la forma de ejecución es perfecta, estamos ante la consumación del delito. Se puede definir como la
ejecución completa con éxito, es el momento en el que se realizan en el hecho todos los elementos que exige el
correspondiente tipo penal, de modo que el hecho encaja de modo pleno en el tipo.

Dentro del tipo objetivo, la comprobación del resultado nos llevaría a la consumación del hecho delictivo, puesto que
si el resultado no se da, estamos ante una tentativa.

TEORÍAS PARA LA DELIMITACIÓN ENTRE ACTOS PREPARATORIOS Y EJECUTIVOS.


La jurisprudencia se ha ayudado de varias teorías para diferenciar cuándo estamos ante un acto preparatorio de uno
ejecutivo, que han variado dependiendo del momento histórico.

A. TEORÍA SUBJETIVA.

Basada en el plan del autor. Esta teoría extiende la punición de la tentativa a la fase preparatoria porque se
fundamenta en el plan del autor, significa que gira en torno al dolo del autor como único elemento diferenciador
entre la fase preparatoria y la ejecutiva. Esto es, se centra en la peligrosidad del autor y prescinde del desvalor
del resultado, centrándose tan sólo en el desvalor de la acción, y por tanto debe ser rechazada.

B. TEORÍA OBJETIVO-FORMAL.

El autor daría comienzo a la ejecución cuando empieza a realizar la conducta típica. Esta teoría, que se ajustaría
muy bien al tenor literal del art. 16 CP, presenta un importante problema y es que reduce demasiado el ámbito
de la tentativa, sobre todo en aquellos delitos de actividad donde la conjugación del verbo típico supone la
consumación.

Atiende al inicio de la accion descrita en el tipo.

C. TEORÍA OBJETIVO-MATERIAL.

Estaremos ante el comienzo de la ejecución del delito, pudiéndose ya afirmar la tentativa, no sólo cuando el
autor realice actos típicos, sino también con la realización de actos previos que se hallen en una relación de
inmediatez con aquéllos. Esa inmediatez se dará cuando entre el acto realizado y la acción que ya realiza el verbo
típico no existan fases intermedias esenciales, conforme al plan del autor, pudiendo entenderse entonces como
una unidad. Dicha fase intermedia puede consistir en la necesidad de realizar acciones (por el agente o por
terceros) para llegar a la realización de la acción típica, o bien en la necesidad del transcurso de un lapso
temporal.
8.CONCURSOS.
Se denomina, pues, “concurso” al supuesto en que un sujeto realiza uno o varios hechos que, total o parcialmente,
son subsumibles en diferentes normas penales.

CONCURSO DE NORMAS.

Cuando la solución consiste en la aplicación de una única norma.

 Principio de especialidad: “El precepto especial se aplicará con preferencia al general” (art. 8.1 CP). Ello
ocurre, por ejemplo, respecto a todos los delitos cualificados en relación con el tipo básico.

 Principio de subsidiariedad: “El precepto subsidiario se aplicará sólo en defecto del principal, ya se declare
expresamente dicha subsidiariedad ya sea ésta tácitamente deducible” (art. 8.2 CP). Se suelen mencionar
como ejemplos de subsidiariedad tácita aquéllos en los que se observa una progresión en la intensidad del
ataque del bien jurídico, como, por ejemplo, la relación existente entre los delitos de peligro concreto y los
de lesión, o entre las distintas fases del iter criminis (actos preparatorios-tentativa consumación), aunque
quizá sea más apropiado aplicar el principio de consunción en estos casos.

 Principio de consunción: “El precepto penal más amplio o complejo absorberá a los que castiguen las
infracciones consumidas por aquél”. (art. 8.3 CP). Principio muy deficientemente regulado, a veces es difícil
de diferenciar de la subsidiariedad tácita. Por ejemplo, en principio puede afirmarse que el desvalor del
delito consumado consume las fases imperfectas de ejecución y de preparación previas (si por alguna razón,
por ejemplo, porque no concurren los requisitos de imputación, no se puede castigar el delito consumado,
podría castigarse la tentativa). Pero tampoco resulta totalmente erróneo afirmar que el castigo de los actos
preparatorios es subsidiario respecto de los actos ejecutivos, y el castigo de la tentativa es subsidiario
respecto del castigo del hecho consumado. También, por ejemplo, cuando un sujeto realiza aportaciones de
cooperación necesaria, pero también otras propias de complicidad, se le castiga solo por cooperador
necesario, entendiendo que esta calificación consume la de cómplice.

 Principio de alternatividad: “En defecto de los criterios anteriores, el precepto penal más grave excluirá los
que castiguen el hecho con pena menor” (art. 8.4 CP). Para la aplicación de esta regla, sería necesario
encontrarnos ante un concurso de normas que no pueda solucionarse por ninguna de las reglas anteriores.

CONCURSO DE DELITOS.

Cuando se aprecian varias infracciones y se aplican, por tanto, varias normas. Es decir, estamos ante un concurso de
delitos cuando para calificar correctamente un hecho, para englobar todo su desvalor, necesitamos aplicar más de
una norma.

A la vista de estos conceptos sobre concursos, en esta materia nos movemos siempre entre dos principios que han
de cohonestarse: el principio de íntegra desvaloración del hecho y el principio de non bis in idem. En la calificación
de conductas con relevancia penal ha de englobarse todo el desvalor que encierran, pero sin incurrir en repeticiones
a la hora de desvalorar los distintos elementos. En tal caso, la solución del problema exige acudir a las reglas del
concurso de normas y, en definitiva, aplicar un solo precepto, que será, de los implicados, el que capte una mayor
cantidad de desvalor.

CONCURSO DE DELITOS: CONCEPTO Y CLASES.


Existe concurso de delitos cuando un sujeto comete dos o más infracciones que no han sido enjuiciadas y cuya
apreciación y aplicación conjunta no implican la conculcación del principio non bis in idem.

1. EL CONCURSO REAL DE DELITOS.

Hay concurso real cuando el sujeto realiza varios hechos constitutivos de sendos delitos.  VARIOS HECHOS LOS
QUE REALIZAN VARIOS DELITOS.

 El artículo 73 CP establece como principio básico del régimen de este concurso la regla de acumulación
material: se imponen todas las penas correspondientes a los delitos cometidos.

 El artículo 76 CP establece límites a la regla de acumulación material que dan lugar a lo que la doctrina suele
denominar acumulación “jurídica”. Estos límites consisten en la fijación de un máximo de cumplimiento que
no podrá ser rebasado, aunque resulte inferior a la suma de penas impuestas. Así, el cumplimiento efectivo
no podrá exceder del triple de duración de la pena más grave ni tampoco de 20 años, si bien esta cifra se
aumenta excepcionalmente a 25, 30 o 40 años en ciertos supuestos. Cuando la suma de las penas impuestas
supera el límite máximo de cumplimiento, se extinguen todas las penas que lo exceden.

2. EL CONCURSO IDEAL DE DELITOS.

El concurso se califica como ideal cuando un solo hecho constituye dos o más infracciones penales.  UN SOLO
HECHO EL QUE REALIZA VARIOS DELITOS.

 La regulación legal se contiene en el artículo 77 CP, que prevé para el concurso ideal un sistema de pena
única agravada: la pena del delito más grave en su mitad superior. Existe, no obstante, un límite: la pena
impuesta conforme a este criterio no puede sobrepasar la suma de las penas que correspondería imponer si
se castigasen todas las infracciones por separado.

La diferencia entre concurso real y concurso ideal posee importantes consecuencias penológicas, siendo más
beneficioso para el reo, en principio, la aplicación del concurso ideal. Si bien estas cuestiones se analizarán con más
detenimiento en la parte de consecuencias jurídicas del delito.

3. EL CONCURSO MEDIAL DE DELITOS.

Existe concurso medial, conforme al artículo 77.1 CP, cuando un delito (una de las infracciones) es medio necesario
para cometer otro.

 En este supuesto se impone una pena superior a la que habría correspondido, en el caso concreto, por la
infracción más grave, pero sin que pueda exceder de la suma de las penas concretas que hubieran sido
impuestas separadamente por cada delito, sin que la pena final pueda exceder de la que correspondería si se
castigara como concurso real.

4. EL DELITO CONTINUADO ( O DELITO MASA).

El delito continuado es el resultado de considerar como una única acción delictiva varios hechos en principio
constitutivos de otras tantas infracciones penales.

Se trata de casos en los que existen claramente varios hechos diferenciados, es decir, una pluralidad de acciones u
omisiones, realizando cada una de ellas un tipo delictivo, por lo que estructuralmente estamos ante un concurso
real. Sin embargo, el Código penal consagra la posibilidad de considerarlos un único delito continuado o delito masa
cuando se den los requisitos previstos en el art. 74 CP

El artículo 74 CP señala como requisitos para apreciar su concurrencia:

- La realización de una pluralidad de acciones u omisiones que ofendan a uno o varios sujetos.

- En el caso del delito continuado estaríamos ante una ficción jurídica que permitiría contemplar una
pluralidad de acciones u omisiones como una “unidad jurídica de acción”.

- La ejecución de tales acciones a resultas de un plan preconcebido o del aprovechamiento de una idéntica
situación.

- La infracción del mismo precepto penal o de preceptos de semejante naturaleza (en atención al bien
jurídico). El elemento común a la pluralidad de acciones que conforman el delito continuado es que formen
parte de un plan preconcebido, hablándose entonces de “dolo unitario”, o bien se realicen aprovechando
idéntica ocasión, lo que supone una similitud de ocasiones, que el sujeto sea consciente de su
aprovechamiento y que las acciones no estén demasiado distanciadas en el tiempo.

- La ausencia de bienes jurídicos ofendidos eminentemente personales (salvo que se trate del honor o de la
libertad e indemnidad sexuales, supuestos en los que, cuando se ataca al mismo sujeto pasivo, cabe apreciar
un delito continuado si resulta aconsejable con arreglo a la naturaleza del hecho y del precepto infringido).
Si se cumplen estos requisitos y se aprecia delito continuado, se impone la pena correspondiente a la infracción más
grave en su mitad superior, pudiendo llegar el Juez a elevar el marco penal hasta la mitad inferior de la pena superior
en grado.

Cuando se trata de delitos contra el patrimonio en los que se perjudica a una generalidad de personas, hablamos
de “delitos masa”.

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