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(UNPHU)
Facultad de Ciencias Políticas y Jurídicas
Relaciones dominico-haitianas
POL-636-35
Maestra:
Prof. Angela María Balbuena
Resumen ....................................................................................................................................... 3
Palabras claves: ......................................................................................................................... 3
Introducción:......................................................................................................................... 4
Objetivo general: ................................................................................................................... 4
Objetivos específicos: ............................................................................................................ 4
Trujillo y el periodo del “Entendimiento” ................................................................................ 5
El fin del entendimiento: ¿Cuál argumento fue el histórico de la matanza del perejil? ............ 6
Leyes de la masacre: El apoyo jurídico de la “dominicanización” de la frontera ..................... 7
Un debate abierto: ¿Cuántas personas fueron asesinadas durante la matanza de 1937? ........... 8
El precio de las vidas – La indemnización pagada por el Estado dominicano ........................ 10
La importancia de la mediación internacional ........................................................................ 12
La diplomacia posterior al genocidio: Un giro radical en las relaciones bilaterales ............... 13
Conclusión: El reflejo de la herida. Cómo sigue afectando la matanza de 1937 a las
relaciones dominico-haitianas .................................................................................................. 14
Referencias bibliográficas ........................................................................................................... 15
Dedicatoria.................................................................................................................................. 16
Resumen
La matanza de 1937 (conocida popularmente como la “matanza del perejil”) es uno de
los eventos históricos y políticos más sombríos de la historia dominicana y de las
relaciones bilaterales, puesto que, representan un episodio oscuro; casi tan cruel -y fácil
de asociar- como los funestos hechos inhumanos que viviría el mundo durante esos años
bajo el accionar de los regímenes fascistas y nazi pues, dicha masacre no respetó ni apeló
un sentido de humanidad ni de estrategia fronteriza de repatriación, sino que fue un
intento de exterminio bajo un mandato despótico.
Palabras claves:
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Introducción:
No obstante, con la llegada de los franceses a la isla y con la continua sucesión de eventos
históricos y bélicos, se produjo una serie de tratados e instrumentos diplomáticos entre
las potencias coloniales (Algunos de los cuales, fueron: Nimega, Ryswish, Aranjuez y
Basilea), los cuales fueron configurando y diseñando una frontera que delimitaba ambos
territorios.
Es a partir del contexto histórico antes mencionado que, al momento de conformarse dos
Estados independientes, los mismos heredaron un complejo problema fronterizo heredado
de su pasado colonial; realidad que los obligó a buscar una solución duradera y definitiva,
pues ambos Estados diferían sobre las delimitaciones fronterizas estipuladas por cada
parte (un Estado postulaba la delimitación del tratado Aranjuez, el Estado dominicano; y
otro Estado seguía mostrando disconformidades con dicho tratado, el Estado haitiano).
Es debido a esto que, dicho problema no sería superado hasta la revisión del acuerdo
fronterizo de 1929 en el año 1936 bajo la dirección Estatal de Rafael Leónidas Trujillo.
No obstante, al culminar la revisión del acuerdo fronterizo, el dictador dominicano
terminaría produciendo la llamada ‘matanza del perejil’ con el objetivo de
“dominicanizar” la frontera y evitar que las fronteras se siguieran diluyendo.
Objetivo general:
Comprender el impacto histórico de la matanza de 1937 en las relaciones dominico-haitianas para
entender los retos y el devenir de las relaciones binacionales modernas.
Objetivos específicos:
- Analizar el impacto diplomático de la matanza de 1937 y sus dimensiones políticas,
sociales y diplomáticas
- Reflexionar sobre el futuro de las relaciones binacionales
- Reflexionar sobre el contexto histórico y su impacto ante la comunidad internacional
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Asumiendo como hecho que el proceso de colonización y conquista estaba consolidado en la isla de la
Española y, que el caribe se había convertido en una especie de frontera imperial y laboratorio de
aprendizaje de las potencias colonizadoras europeas.
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Trujillo y el periodo del “Entendimiento”
Tras el ascenso al poder de Rafael Leónidas Trujillo en 1930 las relaciones dominico-
haitianas gozaban de un clima de paz y, en apariencia un futuro de mutuo entendimiento
y muchas posibilidades diplomáticas prominentes, fruto de un estrecho acercamiento
entre Trujillo y las autoridades haitianas y estadounidenses2, lo cual aportó un panorama
idóneo para las relaciones diplomáticas. Es en virtud de esta realidad que Cena (2016)
citando a Bernardo Vega (2008), afirma que este periodo se le conoce o se le puede llamar
historiográficamente como los años del “entendimiento”; ya que durante estos años
Trujillo visitaba de forma relativamente constante el Estado haitiano, y de igual forma se
podía ver a su homologo haitiano (Sténio Vincent) en territorio dominicano. Asimismo,
se podía ver a políticos dominicanos y haitianos coexistir bajo un clima de respeto y de
mutuo entendimiento.
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Es importante tomar en cuenta que Haití seguía intervenida militarmente por los Estados Unidos desde
1915 y continuaría así hasta 1934, años en los cuales Haití no gozaba de su soberanía y era parte de un
protectorado estadounidense.
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Los departamentos son las divisiones políticas internas que existen en Haití.
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Es en función de esa realidad que, Trujillo decide ceder territorio al Estado haitiano y se
configura la frontera dominico-haitiana moderna.
Bajo un complejo contexto que iba desde el final de la ocupación estadounidense en Haití,
hasta el panorama visualizado por Trujillo en la demografía fronteriza de la República
Dominicana, se produce un recrudecimiento en las relaciones binacionales de ambos
Estados. Por un lado, Trujillo afirmaba que la población dominicana de la frontera, sobre
todo en la parte central y norte, se veía afectada constantemente por el robo y asesinato
(en especial de ganado) y, por otro lado, historiadores como Euclides Gutiérrez Feliz
(2008) afirman que: Trujillo impulso un meticuloso plan con las relaciones haitianas para
fomentar un ambiente de colaboración que le permitiera evitar que disidentes políticos se
establecieran en Haití, pero convencido de que a la larga el régimen tendría serias
dificultades con la nación vecina. Esto fue lo que provocó que, llegado su momento las
relaciones se deterioraran. Provocando que:
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Leyes de la masacre: El apoyo jurídico de la “dominicanización” de la
frontera
Es pertinente entender como Trujillo intentó dotar de legitimidad “El Corte” o como es
conocido en Haití según Carrón (2015): “el “kout kouto-a” (el apuñalamiento)”, puesto
que, a partir de esta medida, el dictador dominicano intentó respaldar bajo el manto de la
soberanía y la autodeterminación propia de los Estados esta acción; para así darle carácter
de ley, y no presentarlo como una masacre ante la comunidad internacional.
No obstante, la ley no surtió el efecto esperado ya que sirvió como un incentivo negativo
al hacer que muchos haitianos cruzaran desde Juana Méndez hacia el lado dominicano.
Por eso, a partir de esta ley se produce una “interpretación compulsiva de la ley”, hecho
que llevó a los militares bajo las órdenes de Trujillo a realizar la “la matanza del perejil
de 1937” (Páez Piantini, 2017).
“Si mis manos se han manchado de sangre, ha sido para salvar de la haitianización
del país a la generación de ustedes. Dentro de cincuenta años, la ocupación pacífica
del territorio nacional por parte de Haití significará para ustedes que los haitianos
podrán elegir autoridades dominicanas, podrán poner y disponer, podrán mandar a
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Antes, la UASD se llamaba Universidad de Santo Domingo, debido a que todavía no gozaba de
autonomía institucional
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Duarte y los trinitarios al zafacón de la historia y anular para siempre sus ideales y
su abnegada lucha, los cuales no tienen ningún sentido para los haitianos”.
“Jóvenes dominicanos, en esa gente no se puede confiar, cuiden su país y con más
ahínco después de mi desaparición del escenario político nacional. (…) No dejen que
les invadan sus casas ni sus haciendas, ni su patria y mucho menos que se las
arrebaten con argucias o con fuerzas”.
A partir de este nuevo discurso político y resonado por Trujillo durante más de 30 años,
algunos antropólogos e historiadores como Hayden Carrón proponen que se conformó un
“anti-haitianismo” como parte de la identidad dominicana.
Existe una polémica histórica en la cual no existe un consenso académico ni mucho menos
una certeza comprobable sobre el número exacto de victimas producidos durante el
siniestro episodio de este genocidio; por un lado, hay que tomar en cuenta que en función
de la fuente consultada las dimensiones demográficas pueden llegar a cifras escandalosas,
hasta toparse con cifras que también pueden ser consideradas irrisorias por las
estimaciones minimalistas que ofrecen: Esto quizás se deba al hecho de que ambos
Estados en su momento quizás quisieron sobredimensionar o infravalorar el hecho, con
el objetivo de obtener una mejor situación ante la comunidad internacional. No obstante,
si se quiere extraer una idea medianamente objetiva, es pertinente estudiar las cifras
presentadas por ambos grupos, y los argumentos a través del cual se respaldan.
En sentido general, algunas de las fuentes más incrédulas sobre las dimensiones de la
masacre estiman que dicho suceso produjo un grupo de muertes de entre 600 a 3,000
víctimas -tomando como fuente las estimaciones de Cena (2016) y Bonó (s.f.);
embajadores como Páez Piantini (2017) argumentan que: debido a la inexistencia de fosas
comunes (como prueba arqueológica o forense) o la existencia de una registro civil
moderno y adecuado por parte de ambos Estados de la época; llegan a servir como prueba
u argumento de aquellos autores e intelectuales que estipulan cifras más pequeñas y
módicas. En otro orden de ideas, es pertinente tener en cuenta que como dijo Carl Sagan
“La ausencia de pruebas, no es prueba de ausencia”, hay que tomar en cuenta que, si
existe el debate histórico de la cifra exacta, es debido a la ausencia casi total o parcial de
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investigaciones y fuentes confiables, puesto que, en su época este hecho no se investigó
a fondo.
Partiendo del hilo conductor anterior, también es necesario estudiar las cifras más
alarmantes de la cantidad de víctimas de este suceso histórico, pues, así se puede apreciar
la notable divergencia entre cifras (sobre todo tomando en cuenta que son cifras de textos
académicos y artículos científicos, en los cuales se intenta emplear la mayor cantidad de
información comprobable o bien, la consulta bibliográfica más exhaustiva posible).
Por un lado, Cena (2016) sitúa la mayor cifra entre las 20 mil víctimas y Bonó (s.f.)
establece que las victimas pudieron llegar a ascender hasta las casi 30 mil. Asimismo,
también hay que tomar en cuenta las dimensiones que establecen historiadores y políticos
haitianos como el embajador haitiano en República Dominicana de la época y el
presidente haitiano de aquel momento, Élie Lescot, los cuales llegan a estimar la cantidad
de entre 12 mil a 67 mil muertos, dos intervalos de cifras muy amplios y divergentes entre
sí.
No obstante, existen historiadores dominicanos como Bernardo Vega que, si afirman que
la cantidad de muertos puedo llegar a ascender hasta lo 35 mil, pero, en base a las pruebas
arqueológicas, los registros civiles y las estimaciones más imparciales o relativamente
objetivas, se puede estimar que la cantidad de muertes ronda las 10 mil a 15 mil víctimas,
lo cual no es un número para nada pequeño (y más si tomamos en cuenta que la población
de Haití no superaba los 2 millones de habitantes).
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El precio de las vidas – La indemnización pagada por el Estado dominicano
“Una orden fue pasada por teléfono a los jefes de destacamentos de Santiago,
Montecristi, Puerto Plata, Duarte y Barahona. Los que asombrados pidieron
explicación sobre el caso, recibieron la intimidación de cumplir la orden, y nada
más. En Santiago, el Comisionado del gobierno José Estrella, reunió su cuerpo
de matones, al que se agregó un número de jóvenes, entre ellos estudiantes
universitarios, y pasó a cuchillo a los haitianos residentes en Quinigua y demás
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Es necesario destacar que en aquel momento la Carta Universal sobre los Derechos Humanos aún no
existía y, tampoco había muchos instrumentos y tratados internacionales alegóricos al respeto de los
Estados sobre los derechos sociales, como fue el tratado impulsado por Eleanor Roosevelt ante la recién
fundada ONU en 1945.
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campos cercanos. Las casas que habían construido en barrios de la ciudad,
pasaron a ser propiedad de los oficiales del Comisionado. Los legítimos dueños
fueron también exterminados. En Puerto Plata, una movilización de miembros del
ejército, que se pusieron en pie de guerra, estuvo acompañada del secreto rumor
de que habría una matanza. Al amanecer del día dos de octubre, en el llamado
campo de experimentación (agrícola), alcanzaban a ver los vecinos la matanza
con garrote y puñal. En los lugares más apartados como Sosua, Cabarete y toda
la costa siguiente hasta Nagua, el exterminio se hizo con arma de fuego, y fueron
víctimas las mujeres, muchas encinta, y los niños, con la misma saña despiadada
que los hombres”. (pp.9)
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No obstante, Trujillo logró usar artimañas diplomáticas y logró instruir a sus negociadores
para alcanzar un trato lo más favorable posible para sus intereses, esta es la razón de que
el acuerdo de 750 mil dólares no fuera cumplido. Según Castellanos (2018): “Trujillo
instruyó al personal de la Embajada dominicana en Haití a realizar un acuerdo con las
autoridades haitianas que consistía en pagar por los muertos en la matanza la suma de 250
mil dólares a la firma del convenio y luego cada año, a partir de 1939, la suma de 100,000
dólares hasta completar el total de los 750,000 acordados”. Sin embargo, este acuerdo fue
renegociado, y mediante el apoyo del mismo congreso haitiano se acordó que se
“realizaría un único pago de 275,000 dólares, suma que pagó el Gobierno dominicano al
presidente haitiano Sténio Vincent. Por lo que, el Gobierno de la República de Haití
recibió el cheque No. 64707 a su favor por el monto de 275,000 dólares”.
En otro orden de ideas, es menester destacar que existe poquísima información sobre
como el Estado haitiano utilizó estos fondos para “reparar” los daños y perjurios de la
matanza, sin embargo, es probable que estos fondos se hayan perdido o no hayan llegado
a su destino final, pues, tomando en cuenta los bajos controles y registros institucionales,
y la posible corrupción, es probable que la población afectada nunca haya sido
indemnizada realmente.
Bajo la tesitura antes mencionada, un punto neurálgico a tomar en cuenta durante este
acontecimiento social, fue la importancia y el papel que jugó la comunidad internacional
en esta crisis, pues, fue debido al “miedo” y presión de los países de la región que Trujillo
decidió reparar los daños de la masacre; además, no se puede pasar por alto que en aquel
entonces, los Estados Unidos hacía un uso excesivo de la fuerza, ya que contemplaba las
intervenciones militares como parte de su política exterior, y eso conllevaba a una nueva
perdida de la soberanía del Estado. Según Castellanos (2018): “los representantes de los
Estados Unidos de América, Cuba y México fueron los que tuvieron más incidencia” en
las negociaciones y la mediación de la crisis.
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Por eso, en función de lo dicho anteriormente, no se puede despreciar el papel de las
Relaciones Internacionales y la cooperación internacional como un método de presión y
garantía de la paz en la geopolítica regional.
Es por eso por lo que algunos historiadores afirman que, esta matanza terminaría de
diezmar las maltrechas relaciones dominico-haitianas condenándolas a un plano de casi
nulo entendimiento por el pasado turbulento de su historia común; esto llevó a que el
Estado dominicano impulsara el “Modus Operandi” una ley que definiría en el ámbito de
lo social como serían las relaciones binacionales posteriores a la matanza. En palabras de
Castellanos (2018): “Este Modus Operandi estableció el cierre de la frontera tanto por la
parte haitiana para ciudadanos dominicanos que quieran pasar a Haití, como por la parte
dominicana para ciudadanos haitianos que quisieran pasar a la República Dominicana”.
Entonces, este nuevo instrumento configuró el marco legal que terminaría de hermetizar
una isla que esta “dividida en dos mundos”.
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Conclusión: El reflejo de la herida. Cómo sigue afectando la
matanza de 1937 a las relaciones dominico-haitianas
En la actualidad, es notable que la Republica Dominicana y la República de Haití aún no
han logrado superar el turbulento pasado histórico que acarrean, y se podría decir que la
herida diplomática abierta por este episodio aun no ha desaparecido de la memoria
histórica de ambos pueblos. Y esto se puede apreciar a partir del discurso político y social
que, en menor o mayor medida se aprecia en el colectivo de la sociedad dominicana.
Es quizás debido a esta razón que, el acercamiento diplomático que se ha intentado dar
desde 1996 hasta el 2012 aún no ha surtido el efecto esperado… y que tampoco hay un
panorama muy alentador al respeto.
Sin embargo, es innegable que si queremos avanzar como pueblos, siempre será necesario
la colaboración conjunta de ambas naciones, pues, ambas están destinadas a convivir bajo
un mismo territorio y a afrontar las crisis y adversidades a las que ambas naciones pueden
verse sometidas por su cercanía e interdependencia. Por eso, si queremos avanzar hacia
otros proyectos más trascendentales ‘NO podemos seguir ignorando al vecino’.
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Referencias bibliográficas
BBC. (2019). La Masacre del Perejil: la matanza en 1937 que marcó las relaciones de Haití y la
República Dominicana. Londres: BBC.
Bonó, C. (s.f.). Haití y República Dominicana: cronología y crítica de sus relaciones estatales.
Santiago de los Caballeros: Centro bonó.
C., M. B. (2015). República Dominicana y Haití: entre la fraternidad y la doctrina del conflicto.
Madrid: El País. Obtenido de
https://elpais.com/elpais/2015/12/01/contrapuntos/1448930606_144893.html
Wikipedia. (2020). Crisis diplomática entre Haití y República Dominicana de 1963. Obtenido de
https://es.wikipedia.org/wiki/Crisis_diplom%C3%A1tica_entre_Hait%C3%AD_y_Rep%
C3%BAblica_Dominicana_de_1963
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Dedicatoria
A: Mi estimada maestra, Angela María Balbuena.
Aunque este tipo de dedicatorias no sean las más comunes en el ámbito académico (al
menos dentro de un trabajo final), no quiero perder el chance de manifestarle la inmensa
alegría que me produce haber sido su alumno, pues, en usted logré edificarme y aprender
de una forma exponencial, como pocos maestros saben lograrlo.
Ante mi percepción, cada materia que di con usted era como una maestría totalmente
nueva y paralela, puesto que, su método y enseñanzas me hicieron apasionarme de cada
tema investigado y aprendido; tanto que sus enseñanzas me han hecho querer seguir
indagando y formándome para tratar de emular lo que usted ha logrado en mí en mis
estudiantes.
Si es válida hacer una analogía, he decir que usted es como el sabor de un buen vino… Y
un buen vino casi nunca se olvida. Porque el recuerdo de un gusto así permanece fijado
en la memoria.
¡Feliz Navidad!
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