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Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña

(UNPHU)
Facultad de Ciencias Políticas y Jurídicas

Relaciones dominico-haitianas
POL-636-35

La matanza de 1937 (del perejil): Una mancha indeleble en las


relaciones dominico-haitianas

Carlos Felipe Núñez Amparo


cn21-0745

Maestra:
Prof. Angela María Balbuena

Santo Domingo, D.N.


República Dominicana
11 de diciembre de 2022
Índice de contenido

Resumen ....................................................................................................................................... 3
Palabras claves: ......................................................................................................................... 3
Introducción:......................................................................................................................... 4
Objetivo general: ................................................................................................................... 4
Objetivos específicos: ............................................................................................................ 4
Trujillo y el periodo del “Entendimiento” ................................................................................ 5
El fin del entendimiento: ¿Cuál argumento fue el histórico de la matanza del perejil? ............ 6
Leyes de la masacre: El apoyo jurídico de la “dominicanización” de la frontera ..................... 7
Un debate abierto: ¿Cuántas personas fueron asesinadas durante la matanza de 1937? ........... 8
El precio de las vidas – La indemnización pagada por el Estado dominicano ........................ 10
La importancia de la mediación internacional ........................................................................ 12
La diplomacia posterior al genocidio: Un giro radical en las relaciones bilaterales ............... 13
Conclusión: El reflejo de la herida. Cómo sigue afectando la matanza de 1937 a las
relaciones dominico-haitianas .................................................................................................. 14
Referencias bibliográficas ........................................................................................................... 15
Dedicatoria.................................................................................................................................. 16
Resumen
La matanza de 1937 (conocida popularmente como la “matanza del perejil”) es uno de
los eventos históricos y políticos más sombríos de la historia dominicana y de las
relaciones bilaterales, puesto que, representan un episodio oscuro; casi tan cruel -y fácil
de asociar- como los funestos hechos inhumanos que viviría el mundo durante esos años
bajo el accionar de los regímenes fascistas y nazi pues, dicha masacre no respetó ni apeló
un sentido de humanidad ni de estrategia fronteriza de repatriación, sino que fue un
intento de exterminio bajo un mandato despótico.

En virtud de lo antes dicho, es pertinente estudiar las dimensiones sociales, políticas,


económicas y hasta antropológicas de esta masacre, con el objetivo de entender a
cabalidad como dicho hecho ha repercutido en la mentalidad dominicana y haitiana, pero,
sobre todo, en las relaciones de ambas naciones. Así, se puede entender de una manera
más holística las siguientes preguntas ¿Por qué ha sido tan difícil establecer relaciones
binacionales? ¿Cuál fue el contexto de dicha masacre? Y ¿Cuál es el futuro probable de
las relaciones bilaterales de ambos países?

Palabras claves:

Relaciones bilaterales, masacre del perejil, Trujillo, pueblo haitiano, “dominicanización”,


sanciones internacionales, frontera dominico-haitiana, Problemas territoriales

3
Introducción:

La historia de la frontera dominico-haitiana quizás tenga su origen oficial desde las


devastaciones de Osorio (1605 – 1606), pues, este fue el hecho base desde el cual se crea
un ‘territorio o colonia paralela’ a la que existía hasta la época1, en donde el Imperio
Español era la única potencia que gozaba de control y soberanía sobre el territorio, por lo
menos hasta la llegada de los franceses a la parte occidental de la isla.

No obstante, con la llegada de los franceses a la isla y con la continua sucesión de eventos
históricos y bélicos, se produjo una serie de tratados e instrumentos diplomáticos entre
las potencias coloniales (Algunos de los cuales, fueron: Nimega, Ryswish, Aranjuez y
Basilea), los cuales fueron configurando y diseñando una frontera que delimitaba ambos
territorios.

Es a partir del contexto histórico antes mencionado que, al momento de conformarse dos
Estados independientes, los mismos heredaron un complejo problema fronterizo heredado
de su pasado colonial; realidad que los obligó a buscar una solución duradera y definitiva,
pues ambos Estados diferían sobre las delimitaciones fronterizas estipuladas por cada
parte (un Estado postulaba la delimitación del tratado Aranjuez, el Estado dominicano; y
otro Estado seguía mostrando disconformidades con dicho tratado, el Estado haitiano).
Es debido a esto que, dicho problema no sería superado hasta la revisión del acuerdo
fronterizo de 1929 en el año 1936 bajo la dirección Estatal de Rafael Leónidas Trujillo.
No obstante, al culminar la revisión del acuerdo fronterizo, el dictador dominicano
terminaría produciendo la llamada ‘matanza del perejil’ con el objetivo de
“dominicanizar” la frontera y evitar que las fronteras se siguieran diluyendo.

Objetivo general:
Comprender el impacto histórico de la matanza de 1937 en las relaciones dominico-haitianas para
entender los retos y el devenir de las relaciones binacionales modernas.

Objetivos específicos:
- Analizar el impacto diplomático de la matanza de 1937 y sus dimensiones políticas,
sociales y diplomáticas
- Reflexionar sobre el futuro de las relaciones binacionales
- Reflexionar sobre el contexto histórico y su impacto ante la comunidad internacional

1
Asumiendo como hecho que el proceso de colonización y conquista estaba consolidado en la isla de la
Española y, que el caribe se había convertido en una especie de frontera imperial y laboratorio de
aprendizaje de las potencias colonizadoras europeas.

4
Trujillo y el periodo del “Entendimiento”

Tras el ascenso al poder de Rafael Leónidas Trujillo en 1930 las relaciones dominico-
haitianas gozaban de un clima de paz y, en apariencia un futuro de mutuo entendimiento
y muchas posibilidades diplomáticas prominentes, fruto de un estrecho acercamiento
entre Trujillo y las autoridades haitianas y estadounidenses2, lo cual aportó un panorama
idóneo para las relaciones diplomáticas. Es en virtud de esta realidad que Cena (2016)
citando a Bernardo Vega (2008), afirma que este periodo se le conoce o se le puede llamar
historiográficamente como los años del “entendimiento”; ya que durante estos años
Trujillo visitaba de forma relativamente constante el Estado haitiano, y de igual forma se
podía ver a su homologo haitiano (Sténio Vincent) en territorio dominicano. Asimismo,
se podía ver a políticos dominicanos y haitianos coexistir bajo un clima de respeto y de
mutuo entendimiento.

Es partiendo de la realidad antes mencionada que se produce un complejo cambio de


panorama en las relaciones dominico-haitianas que terminaría lacerando de forma fatal
las relaciones de ambas naciones. En palabras de Cena (2016): “En febrero de 1935, el
presidente Vincent realizó una visita de tres días a la ciudad de Santo Domingo, donde
los jefes de Estado acordaron poner fin a la controversia fronteriza. En 1936 Trujillo visitó
la población fronteriza de Belladere – Departamento Central – y ese mismo año, el 15 de
mayo visitó de nuevo Puerto Príncipe”. Tras estas visitas, se afirma que Trujillo pudo
constatar que la revisión del acuerdo fronterizo de 1936 debía hacer acatando factores
demográficos como señala Páez Piantini, puesto que, la delimitación fronteriza que
estipulaba el tratado de Aranjuez no respondía a la realidad poblacional, ya que todo lo
que hoy es el departamento 3Central en Haití (que anteriormente pertenecía a la República
Dominicana según el tratado de Aranjuez) estaba predominantemente habitado por
población haitiana e instituciones como escuelas e iglesias eran respaldadas de facto por
el Estado haitiano.

2
Es importante tomar en cuenta que Haití seguía intervenida militarmente por los Estados Unidos desde
1915 y continuaría así hasta 1934, años en los cuales Haití no gozaba de su soberanía y era parte de un
protectorado estadounidense.
3
Los departamentos son las divisiones políticas internas que existen en Haití.

5
Es en función de esa realidad que, Trujillo decide ceder territorio al Estado haitiano y se
configura la frontera dominico-haitiana moderna.

El fin del entendimiento: ¿Cuál argumento fue el histórico de la matanza del


perejil?

Bajo un complejo contexto que iba desde el final de la ocupación estadounidense en Haití,
hasta el panorama visualizado por Trujillo en la demografía fronteriza de la República
Dominicana, se produce un recrudecimiento en las relaciones binacionales de ambos
Estados. Por un lado, Trujillo afirmaba que la población dominicana de la frontera, sobre
todo en la parte central y norte, se veía afectada constantemente por el robo y asesinato
(en especial de ganado) y, por otro lado, historiadores como Euclides Gutiérrez Feliz
(2008) afirman que: Trujillo impulso un meticuloso plan con las relaciones haitianas para
fomentar un ambiente de colaboración que le permitiera evitar que disidentes políticos se
establecieran en Haití, pero convencido de que a la larga el régimen tendría serias
dificultades con la nación vecina. Esto fue lo que provocó que, llegado su momento las
relaciones se deterioraran. Provocando que:

“Esta situación molestaba mucho a ciertas autoridades dominicanas que veían en


ella la manifestación de la debilidad del Estado dominicano. De ahí que 1937 el
tirano Rafael L. Trujillo tratara de ponerle fin mediante lo que históricamente se
conoce como “La Masacre de perejil”: los soldados del dictador —que no podían
distinguir a un dominicano de un haitiano por el color de la piel— detenían a la
gente en la calle y les ordenaban pronunciar la palabra “perejil”, que es más difícil
de pronunciar para un francófono; los que no pasaban la prueba eran asesinados”
– (Centro Bonó; s.f.; pp.4)

Es en función de lo dicho anteriormente, diversos autores como Cena (2016) y Carrón


(2015) afirman que durante esta masacre, no solamente murieron haitiano, sino que
también murieron dominicanos de tez oscura o que bien estaban emparentados
étnicamente con progenitores dominicanos, ya que en los pueblos que colindaban la
delimitación fronteriza existía una coexistencia lingüística y poblacional entre ambas
naciones, hecho por el cual también se afirma que durante “el Corte” (como fue llamada
la operación) se hayan asesinado también a dominicanos y sus descendientes.
*A continuación un capítulo, de autoría propia elaborado en otro ensayo* Núñez (2022):

6
Leyes de la masacre: El apoyo jurídico de la “dominicanización” de la
frontera

Es pertinente entender como Trujillo intentó dotar de legitimidad “El Corte” o como es
conocido en Haití según Carrón (2015): “el “kout kouto-a” (el apuñalamiento)”, puesto
que, a partir de esta medida, el dictador dominicano intentó respaldar bajo el manto de la
soberanía y la autodeterminación propia de los Estados esta acción; para así darle carácter
de ley, y no presentarlo como una masacre ante la comunidad internacional.

En función de la realidad fronteriza y demográfica mencionada anteriormente, según Páez


Piantini, (2017): Trujillo impulsa un nuevo marco legal y jurídico que permitía al Estado
dominicano obrar con mayor libertad la “problemática fronteriza y demográfica”, por eso
surge la ley 1343, la cual expresaba que los extranjeros que se encontraban en suelo
dominicano de forma irregular o ilegal debían buscar la forma de regularizar su estatus,
o bien abandonar el territorio dominicano a cambio de una indemnización.

No obstante, la ley no surtió el efecto esperado ya que sirvió como un incentivo negativo
al hacer que muchos haitianos cruzaran desde Juana Méndez hacia el lado dominicano.
Por eso, a partir de esta ley se produce una “interpretación compulsiva de la ley”, hecho
que llevó a los militares bajo las órdenes de Trujillo a realizar la “la matanza del perejil
de 1937” (Páez Piantini, 2017).

En virtud de lo antes dicho, el suceso de la matanza del perejil provocó un


recrudecimiento muy delicado en las relaciones dominico-haitianas; un fenómeno que
generaría una “hemorragia fatal, sin torniquete” que traerías problemas en la
consolidación de unas relaciones bilaterales sanas, y que se seguiría sintiendo hasta la
actualidad. No obstante, según Bosch (2015) citando un discurso de Trujillo en 1939 en
la Universidad de Santo Domingo4, expresaba lo siguiente:

“Si mis manos se han manchado de sangre, ha sido para salvar de la haitianización
del país a la generación de ustedes. Dentro de cincuenta años, la ocupación pacífica
del territorio nacional por parte de Haití significará para ustedes que los haitianos
podrán elegir autoridades dominicanas, podrán poner y disponer, podrán mandar a

4
Antes, la UASD se llamaba Universidad de Santo Domingo, debido a que todavía no gozaba de
autonomía institucional

7
Duarte y los trinitarios al zafacón de la historia y anular para siempre sus ideales y
su abnegada lucha, los cuales no tienen ningún sentido para los haitianos”.

“Jóvenes dominicanos, en esa gente no se puede confiar, cuiden su país y con más
ahínco después de mi desaparición del escenario político nacional. (…) No dejen que
les invadan sus casas ni sus haciendas, ni su patria y mucho menos que se las
arrebaten con argucias o con fuerzas”.

A partir de este nuevo discurso político y resonado por Trujillo durante más de 30 años,
algunos antropólogos e historiadores como Hayden Carrón proponen que se conformó un
“anti-haitianismo” como parte de la identidad dominicana.

Un debate abierto: ¿Cuántas personas fueron asesinadas durante la matanza


de 1937?

Existe una polémica histórica en la cual no existe un consenso académico ni mucho menos
una certeza comprobable sobre el número exacto de victimas producidos durante el
siniestro episodio de este genocidio; por un lado, hay que tomar en cuenta que en función
de la fuente consultada las dimensiones demográficas pueden llegar a cifras escandalosas,
hasta toparse con cifras que también pueden ser consideradas irrisorias por las
estimaciones minimalistas que ofrecen: Esto quizás se deba al hecho de que ambos
Estados en su momento quizás quisieron sobredimensionar o infravalorar el hecho, con
el objetivo de obtener una mejor situación ante la comunidad internacional. No obstante,
si se quiere extraer una idea medianamente objetiva, es pertinente estudiar las cifras
presentadas por ambos grupos, y los argumentos a través del cual se respaldan.

En sentido general, algunas de las fuentes más incrédulas sobre las dimensiones de la
masacre estiman que dicho suceso produjo un grupo de muertes de entre 600 a 3,000
víctimas -tomando como fuente las estimaciones de Cena (2016) y Bonó (s.f.);
embajadores como Páez Piantini (2017) argumentan que: debido a la inexistencia de fosas
comunes (como prueba arqueológica o forense) o la existencia de una registro civil
moderno y adecuado por parte de ambos Estados de la época; llegan a servir como prueba
u argumento de aquellos autores e intelectuales que estipulan cifras más pequeñas y
módicas. En otro orden de ideas, es pertinente tener en cuenta que como dijo Carl Sagan
“La ausencia de pruebas, no es prueba de ausencia”, hay que tomar en cuenta que, si
existe el debate histórico de la cifra exacta, es debido a la ausencia casi total o parcial de

8
investigaciones y fuentes confiables, puesto que, en su época este hecho no se investigó
a fondo.

Partiendo del hilo conductor anterior, también es necesario estudiar las cifras más
alarmantes de la cantidad de víctimas de este suceso histórico, pues, así se puede apreciar
la notable divergencia entre cifras (sobre todo tomando en cuenta que son cifras de textos
académicos y artículos científicos, en los cuales se intenta emplear la mayor cantidad de
información comprobable o bien, la consulta bibliográfica más exhaustiva posible).

Por un lado, Cena (2016) sitúa la mayor cifra entre las 20 mil víctimas y Bonó (s.f.)
establece que las victimas pudieron llegar a ascender hasta las casi 30 mil. Asimismo,
también hay que tomar en cuenta las dimensiones que establecen historiadores y políticos
haitianos como el embajador haitiano en República Dominicana de la época y el
presidente haitiano de aquel momento, Élie Lescot, los cuales llegan a estimar la cantidad
de entre 12 mil a 67 mil muertos, dos intervalos de cifras muy amplios y divergentes entre
sí.

En otro orden de ideas, existen escritos documentales (cartas, diarios e informes)


intergubernamentales desde el gobierno dominicano, los cuales evidencian que existía un
desconocimiento e inflación de las cifras de las muertes. Por lo menos así lo plantea,
Castellanos (2018) cuando afirma que:

“El canciller de la República Dominicana en ese momento, el Dr. Joaquín


Balaguer, entregó al presidente Trujillo un informe en el cual hacía constar que
los muertos habían llegado a la cifra de 1,700. En algún momento, el dictador
dominicano adoptó la cifra ficticia de 30,000 muertos, argumentando - “No
importa que sea mentira, hay que decir que son 30,000 para asustarlos”-”
pp.21

No obstante, existen historiadores dominicanos como Bernardo Vega que, si afirman que
la cantidad de muertos puedo llegar a ascender hasta lo 35 mil, pero, en base a las pruebas
arqueológicas, los registros civiles y las estimaciones más imparciales o relativamente
objetivas, se puede estimar que la cantidad de muertes ronda las 10 mil a 15 mil víctimas,
lo cual no es un número para nada pequeño (y más si tomamos en cuenta que la población
de Haití no superaba los 2 millones de habitantes).

9
El precio de las vidas – La indemnización pagada por el Estado dominicano

Si partimos desde la premisa de la importancia de los Derechos Humanos5 y el rol


fundamental de los Estados como árbitros y promotores de esos principios de justicia
universales (que deberían ser propias de cada persona sin importar ninguna condición
social) entonces podemos caer en la reflexión pertinente sobre ¿Cómo el Estado
dominicano indemnizó tal pérdida de vidas? Y ¿Qué delimitación tenían las ordenes bajo
las cuales se orquestó esta matanza? Si respondemos estas preguntas, podremos elevar
una crítica más holística y robusta sobre la indemnización pagada por el Estado
dominicano al Estado haitiano con la intención reivindicar y subsanar a las víctimas y
familias de este hecho; y así saber si fue un pago justo o no, tomando en cuenta que, tras
este hecho, una compensación lo más humanísticamente justa, hubiese sido la mejor
forma de sanear las relaciones binacionales.

Entonces, en virtud de lo antes dicho, entender las delimitaciones de las ordenes de la


matanza puede hacernos comprender el grado perversidad e intencionalidad de la orden
y de quienes la ejecutaron, puesto que, siempre existe la posibilidad de que el odio latente
hubiera sido utilizado como una oportunidad para que las autoridades abusen de su poder;
ahora bien, de no ser ese el caso, el Estado y sus autoridades, entonces quedarían
profundamente desvirtuados ya que ordenar el uso de fuerza contra población civil
siempre será una acción desdeñada.

A la sazón de la pregunta, debemos analizar lo que historiografía nos brinda; y una


narración de la matanza la destaca (Rufino Martínez, 1961, citado a partir de Carrón
2015):

“Una orden fue pasada por teléfono a los jefes de destacamentos de Santiago,
Montecristi, Puerto Plata, Duarte y Barahona. Los que asombrados pidieron
explicación sobre el caso, recibieron la intimidación de cumplir la orden, y nada
más. En Santiago, el Comisionado del gobierno José Estrella, reunió su cuerpo
de matones, al que se agregó un número de jóvenes, entre ellos estudiantes
universitarios, y pasó a cuchillo a los haitianos residentes en Quinigua y demás

5
Es necesario destacar que en aquel momento la Carta Universal sobre los Derechos Humanos aún no
existía y, tampoco había muchos instrumentos y tratados internacionales alegóricos al respeto de los
Estados sobre los derechos sociales, como fue el tratado impulsado por Eleanor Roosevelt ante la recién
fundada ONU en 1945.

10
campos cercanos. Las casas que habían construido en barrios de la ciudad,
pasaron a ser propiedad de los oficiales del Comisionado. Los legítimos dueños
fueron también exterminados. En Puerto Plata, una movilización de miembros del
ejército, que se pusieron en pie de guerra, estuvo acompañada del secreto rumor
de que habría una matanza. Al amanecer del día dos de octubre, en el llamado
campo de experimentación (agrícola), alcanzaban a ver los vecinos la matanza
con garrote y puñal. En los lugares más apartados como Sosua, Cabarete y toda
la costa siguiente hasta Nagua, el exterminio se hizo con arma de fuego, y fueron
víctimas las mujeres, muchas encinta, y los niños, con la misma saña despiadada
que los hombres”. (pp.9)

Si tomamos como punto de partida la descripción de Rufino Martines sobre cómo se


produjo la matanza, entonces podemos apreciar que el Estado dominicano si gozaba de
un gran peso de responsabilidad en el hecho, a razón de dicha realidad ¿Cuánto debió ser
el monto justo a pagar por cada vida perdida?

Aunque el genocidio se produjo a lo largo de varios meses (siendo octubre de 1937 el


mes de mayor intensidad de asesinatos) no fue hasta principios de 1938 que la masacre
adquirió mayor relevancia internacional, por eso Cena (2016) afirma que: Después del
matanza, las gestiones diplomáticas no se hicieron esperar, por lo cual se planteó la
conveniencia de la intermediación internacional (sobre todo los Estados del caribe y los
de la OEA), acogiéndose al Pacto Gondra que prevenía conflictos entre los Estados
americanos, sin embargo, Trujillo no deseaba que la comunidad internacional se
empoderara de la tragedia, hecho por el cual el dictador dominicano decidió cooperar y
negociar directamente con el Estado Haitiano y su homólogo Sténio Vincent. Cena (2016)
afirma:

“A propuesta de la parte dominicana que se opuso a la intermediación, el Estado


dominicano y el haitiano negociaron directamente, acordando una indemnización por
parte del Gobierno dominicano al haitiano de $750,000.00” dólares (una cantidad similar
en pesos dominicanos). Esta suma y las medidas negocias (que incluían una disculpa
hacia el pueblo haitiano y el reproche público de este acontecimiento) fueron apoyada por
la Comisión Consultiva dominicana, compuesta por parte de la cúpula intelectual de
Trujillo, como lo era: Arturo Logroño, el sacerdote Oscar Robles Toledano y Joaquín
Balaguer, los cuales convencieron a Trujillo de la importancia de honrar este acuerdo.

11
No obstante, Trujillo logró usar artimañas diplomáticas y logró instruir a sus negociadores
para alcanzar un trato lo más favorable posible para sus intereses, esta es la razón de que
el acuerdo de 750 mil dólares no fuera cumplido. Según Castellanos (2018): “Trujillo
instruyó al personal de la Embajada dominicana en Haití a realizar un acuerdo con las
autoridades haitianas que consistía en pagar por los muertos en la matanza la suma de 250
mil dólares a la firma del convenio y luego cada año, a partir de 1939, la suma de 100,000
dólares hasta completar el total de los 750,000 acordados”. Sin embargo, este acuerdo fue
renegociado, y mediante el apoyo del mismo congreso haitiano se acordó que se
“realizaría un único pago de 275,000 dólares, suma que pagó el Gobierno dominicano al
presidente haitiano Sténio Vincent. Por lo que, el Gobierno de la República de Haití
recibió el cheque No. 64707 a su favor por el monto de 275,000 dólares”.

En pocas palabras, el mismo Estado haitiano decidió reducir sustancialmente el montón


de la indemnización, acordando de forma implícita que solo se pagarían 20 dólares por
cada asesinato. Si ajustamos esa cifra a valores de inflación en el 2022 sería un
equivalente a uno 380 a 400 dólares por cada ser humano, una cifra que no supera los 22
mil pesos dominicanos actuales.

En otro orden de ideas, es menester destacar que existe poquísima información sobre
como el Estado haitiano utilizó estos fondos para “reparar” los daños y perjurios de la
matanza, sin embargo, es probable que estos fondos se hayan perdido o no hayan llegado
a su destino final, pues, tomando en cuenta los bajos controles y registros institucionales,
y la posible corrupción, es probable que la población afectada nunca haya sido
indemnizada realmente.

La importancia de la mediación internacional

Bajo la tesitura antes mencionada, un punto neurálgico a tomar en cuenta durante este
acontecimiento social, fue la importancia y el papel que jugó la comunidad internacional
en esta crisis, pues, fue debido al “miedo” y presión de los países de la región que Trujillo
decidió reparar los daños de la masacre; además, no se puede pasar por alto que en aquel
entonces, los Estados Unidos hacía un uso excesivo de la fuerza, ya que contemplaba las
intervenciones militares como parte de su política exterior, y eso conllevaba a una nueva
perdida de la soberanía del Estado. Según Castellanos (2018): “los representantes de los
Estados Unidos de América, Cuba y México fueron los que tuvieron más incidencia” en
las negociaciones y la mediación de la crisis.

12
Por eso, en función de lo dicho anteriormente, no se puede despreciar el papel de las
Relaciones Internacionales y la cooperación internacional como un método de presión y
garantía de la paz en la geopolítica regional.

La diplomacia posterior al genocidio: Un giro radical en las relaciones


bilaterales

Después de culminada la matanza de 1937 el acontecimiento hizo que ambos Estados


reorientaran radicalmente su política exterior, hecho que terminó en el devenir de un
recrudecimiento de las relaciones binacionales.

Esto provocó que en el sentir social se terminara “calcificando” un sentido de rechazo a


lo haitiano. Por eso Carrón (2015) afirma que:

“(…) con la pasividad cómplice de la mayoría del pueblo dominicano y de los


intelectuales orgánicos del régimen que veían los asesinatos como una gesta
patriótica que defendiera la ‘cristiandad’ y las costumbres ‘españolas’ de la
mayoría de la República, frente a la ‘incivilizada’ raza y cultura haitianas. En
realidad, la dictadura solo tuvo que aprovechar los rencores de los dominicanos
hacia sus vecinos haitianos provenientes de más de un siglo de narraciones
identitarias que culpabilizaban al pueblo haitiano del atraso económico y social en
que se encontraba el país”.

Es por eso por lo que algunos historiadores afirman que, esta matanza terminaría de
diezmar las maltrechas relaciones dominico-haitianas condenándolas a un plano de casi
nulo entendimiento por el pasado turbulento de su historia común; esto llevó a que el
Estado dominicano impulsara el “Modus Operandi” una ley que definiría en el ámbito de
lo social como serían las relaciones binacionales posteriores a la matanza. En palabras de
Castellanos (2018): “Este Modus Operandi estableció el cierre de la frontera tanto por la
parte haitiana para ciudadanos dominicanos que quieran pasar a Haití, como por la parte
dominicana para ciudadanos haitianos que quisieran pasar a la República Dominicana”.
Entonces, este nuevo instrumento configuró el marco legal que terminaría de hermetizar
una isla que esta “dividida en dos mundos”.

Por eso, en ese mismo tenor la degradación o congelamiento de las relaciones


binacionales, todavía pueden sentirte sus efectos hasta en la actualidad.

13
Conclusión: El reflejo de la herida. Cómo sigue afectando la
matanza de 1937 a las relaciones dominico-haitianas
En la actualidad, es notable que la Republica Dominicana y la República de Haití aún no
han logrado superar el turbulento pasado histórico que acarrean, y se podría decir que la
herida diplomática abierta por este episodio aun no ha desaparecido de la memoria
histórica de ambos pueblos. Y esto se puede apreciar a partir del discurso político y social
que, en menor o mayor medida se aprecia en el colectivo de la sociedad dominicana.

Es quizás debido a esta razón que, el acercamiento diplomático que se ha intentado dar
desde 1996 hasta el 2012 aún no ha surtido el efecto esperado… y que tampoco hay un
panorama muy alentador al respeto.

Sin embargo, es innegable que si queremos avanzar como pueblos, siempre será necesario
la colaboración conjunta de ambas naciones, pues, ambas están destinadas a convivir bajo
un mismo territorio y a afrontar las crisis y adversidades a las que ambas naciones pueden
verse sometidas por su cercanía e interdependencia. Por eso, si queremos avanzar hacia
otros proyectos más trascendentales ‘NO podemos seguir ignorando al vecino’.

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Referencias bibliográficas

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República Dominicana. Londres: BBC.

Bonó, C. (s.f.). Haití y República Dominicana: cronología y crítica de sus relaciones estatales.
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https://elpais.com/elpais/2015/12/01/contrapuntos/1448930606_144893.html

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MASACRE SE PASA A PIE. Santo Domingo: INTEC.

Castellanos, A. I. (2018). REPÚBLICA DOMINICANA Y REPÚBLICA DE HAITÍ: DE UNA BARCA, DOS


REMOS. 1844-1970. Madrid: Universidad Rey Juan Carlos.

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Wikipedia. (2021). Masacre del perejil.

Calcuvio. Calculadora de inflación. Obtenido de: https://www.calcuvio.com/inflacion-estados-


unidos?p=20&ai=1937&af=2020

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Dedicatoria
A: Mi estimada maestra, Angela María Balbuena.

De: Carlos Felipe Núñez Amparo

Aunque este tipo de dedicatorias no sean las más comunes en el ámbito académico (al
menos dentro de un trabajo final), no quiero perder el chance de manifestarle la inmensa
alegría que me produce haber sido su alumno, pues, en usted logré edificarme y aprender
de una forma exponencial, como pocos maestros saben lograrlo.

Ante mi percepción, cada materia que di con usted era como una maestría totalmente
nueva y paralela, puesto que, su método y enseñanzas me hicieron apasionarme de cada
tema investigado y aprendido; tanto que sus enseñanzas me han hecho querer seguir
indagando y formándome para tratar de emular lo que usted ha logrado en mí en mis
estudiantes.

No tengo la suerte de conocerla físicamente, pero si algún día se da el chance, me gustaría


que usted sepa el gran cariño y respeto que he generado hacia usted.

Si es válida hacer una analogía, he decir que usted es como el sabor de un buen vino… Y
un buen vino casi nunca se olvida. Porque el recuerdo de un gusto así permanece fijado
en la memoria.

Sin más que agregar, se le quiere mucho, maestra :D :)

¡Feliz Navidad!

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