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Definición formal
A partir del latín ego, traducido como yo, está presente en el comportamiento del ser humano,
quien se coloca por encima de los demás en un escalón de superioridad, siendo un aspecto
analizado por las máximas autoridades de la psicología dada la importancia en el carácter
individual.
Uno piensa que sabe más que el otro, y por ende lo trata con inferioridad. Asimismo, el ego no
permite ver los propios errores porque se supone que la persona es dueña de la verdad absoluta.
Es la contracara de la humildad, y primo del egocentrismo.
En su teoría de la personalidad el ego es un nivel de la psique humana y está formado por aquellos
deseos conscientes y algunos inconscientes que se encuentran entre dos niveles: los deseos más
profundos ubicados en nuestro inconsciente (el ello) y las estructuras culturales y sociales
incorporadas en nuestra mente (el superyo).
Por otra parte, el yo se ocupa del mundo real y de alguna manera es un nivel psíquico que intenta
controlar los otros dos niveles mencionados. En otros términos, el ello nos presiona desde nuestro
interior diciéndonos lo que queremos hacer y el superyo nos condiciona desde el exterior
recordándonos lo que deberíamos hacer.
La parte consciente de nuestra personalidad o ego es la que gobierna nuestra existencia como
individuos y se forma como resultado de la colisión entre nuestras apetencias más primitivas y
nuestro entorno exterior.
El adjetivo ególatra califica a la persona que muestra una veneración exagerada hacia sí mismo.
Quien posee esta característica es un individuo narcisista. Desde lo psicológico, estas personas
poseen una escasa empatía por los demás y una sobrevaloración de ellos mismos (el mito griego
de Narciso es el origen del narcisismo).
El comportamiento egoísta consiste en actuar a favor de uno mismo y sin tener en cuenta a los
demás. Como otras inclinaciones humanas, la egoísta tiene distintos grados (en su versión
razonable el egoísmo conecta con el instinto de supervivencia y en su vertiente más negativa es
una actitud poco respetuosa con el resto de personas).
Por último, el egocentrismo es una variante del egoísmo y la egolatría. En este sentido, el individuo
egocéntrico presenta algunos rasgos de personalidad: quiere destacar sobre los demás, busca el
protagonismo en su entorno personal y adopta una cierta indiferencia hacia los asuntos ajenos.