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Categoría académica crítica que analiza las relaciones (de poder) desiguales de los
géneros (entendidos como éstos como construcciones culturales) que las diversas
sociedades, a través del tiempo y en diferentes contextos, han configurado en torno de
los sexos (definidos éstos como realidades biológicas).
Movimiento social diverso y producción teórica heterogénea desarrollados y
configurados a través del tiempo y en diferentes contextos que, por medio de la práctica
y la reflexión, buscan cuestionar y terminar con la situación desventajosa en la que se
encuentran los sujetos femeninos en las distintas sociedades.
• Multiplicidad: No hay una única versión de masculinidad que podamos encontrar
en todo el mundo.
• Jerarquización: Los vínculos incluyen habitualmente la jerarquía y la exclusión.
• Colectividad: masculinidades institucionalizadas. (ejército, policía, guerreros)
• Aprendizaje social: Las masculinidades se forman a lo largo de largos períodos de
la vida.
“…las militantes de los movimientos feministas hacen la historia de las mujeres antes
que las historiadoras mismas”. Arlette Farge
“…la historia de las mujeres no debe quedar en manos de las feministas de la misma
manera que la historia del movimiento obrero no puede ser coto exclusivo de los
historiadores socialistas”, Brian Harrison y James MacMillan
Con el tiempo, un grupo de historiadoras se aleja de la
militancia, en lo que Pablo Sánchez León llama proceso
de “desidentificación” del compromiso feminista y se
acercan a la Historia académica e institucionalizada en
las universidades.
“La historia de las mujeres (…) implica realmente una modificación de la historia (…)
critica la prioridad relativa concedida a la historia masculina (…) frente a la historia
femenina (…), exponiendo la jerarquía implícita en muchos relatos históricos. Y, lo que
es aún más fundamental, pone en duda tanto la suficiencia de cualquier pretensión de la
historia de contar la totalidad de lo sucedido, como la integridad y obviedad del sujeto
de la historia: el Hombre universal”. Joan Scott
“Las mujeres han ´hecho historia´, aunque se les haya impedido conocer su Historia e
interpretar tanto la suya propia como la de los hombres”. Gerda Lerner
“La historia de las mujeres ha hecho uso de todos los métodos y enfoques de que
disponen los historiadores, con inclusión de la biografía, la historia cultural,
antropología, economía y política, la historia de las mentalidades y de las ideas, la
historia de la tradición oral y los métodos preferidos de la historia social, tales como el
estudio de la movilidad, de la demografía histórica y de la historia de la familia”, Gisela
Bock
Feminismos del Sur refiere a un campo de debates teóricos y políticos entre mujeres,
activistas de disidencia sexual, es decir, eso que define como el campo de los feminismos;
aquellas personas que problematizamos las consecuencias políticas de las diferencias
corporales entre las personas. Hace referencia a la politización del cuerpo, por una parte,
y por otra a la ubicación espacial…aquellas personas que estamos al sur del planeta y que
compartimos el haber sido antiguas colonias.
Históricamente, nos ubica ante una serie de dificultades comunes: las consecuencias de
la colonización. Hay una serie de asuntos que nos atraviesan a todas; la
internacionalización de los feminismos nos ha dado la posibilidad de discutir y de poner
en común esos problemas que compartimos:
➢ El problema ecológico
➢ El problema de la violencia contra las mujeres
➢ El problema de la desigual distribución de la riqueza
Línea imaginaria que corta al planeta en 2: países del norte (antiguos imperios) y los
países del sur (antiguas colonias)
Eso hace posible diálogos, interlocuciones, debates, puestas en común entre personas
que habitamos al sur del planeta y que estamos interesadas en las consecuencias políticas
de las diferencias corporales y, en general, en lo que esto implica en términos de
degradación de la consideración de la humanidad de esas personas
• física
• psicológica
• sexual
• económica y patrimonial
• simbólica
• doméstica
• institucional
• laboral
• contra la libertad reproductiva
• obstétrica
• mediática
“Hay que dejar muy claro que la categoría 'mujer' no es unitaria”. Angela Davis
Chandra Talpade Mohanty cuestiona el concepto “mujer del tercer mundo”, como sujeto
monolítico usado por el Feminismo Occidental. Además, se cuestiona: Feminismo
Occidental ¿respecto a qué?
El sujeto no es una entidad abstracta sino una entidad material, corporizada. El cuerpo
no es una cosa natural; por el contrario, es una entidad socializada, codificada
culturalmente; constituye el sitio de intersección de lo biológico, lo social y lo lingüístico.
Rosi Braidotti (2004)
“...la diferencia entre los sexos, hombre, mujer, raza, negro, blanco, naturaleza, están en
el núcleo del conjunto de parámetros [del pensamiento heterosexual]. Ellos han formado
nuestros conceptos, nuestras leyes, nuestras instituciones, nuestra historia, nuestras
culturas”. Wittig, Monique
A finales del siglo XX, todos somos híbridos teorizados y fabricados de máquina y
organismo; en unas palabras, somos ciborgs. Donna Haraway “Manifiesto cyborg” (1985)
“No existe nada en el hecho de ser ‘mujer’ que una de manera natural a las mujeres”.
Donna Haraway “Manifiesto cyborg” (1985)
“El tema de las mujeres ya no se ve en términos estables o constantes”. Judith Butler El
género en disputa (1990)
“Cualquier discusión sobre la construcción intelectual y política de las “feminismos del
tercer mundo” debe tratar dos proyectos simultáneos: la crítica interna de los
feminismos hegemónicos de “Occidente”, y la formulación de intereses y estrategias
feministas basados en la autonomía, geografía, historia y cultura”. Chandra Talpade
Mohanty (2008). “Bajo los ojos de Occidente. Academia Feminista y discurso colonial”.
En: Suárez Navaz, Liliana y Aída Hernández (ed.). Descolonizando el Feminismo:
Teorías y Prácticas desde los Márgenes. Madrid: Cátedra.
El feminismo decolonial es “un movimiento en pleno crecimiento y maduración que se
proclama revisionista de la teoría y de la apuesta política del feminismo dado su sesgo
occidental, blanco y burgués”. Yuderkys Espinosa Miñoso
“... se hace posible procurar por nuestras genealogías e incluso reflexionar sobre la
especificidad que nos cabe en tanto latinoamericanas, se hacen visibles las dificultades y
tensiones de nuestras genealogías dobles y triples, ligadas a las marcas del cuerpo, que
no son solo las de la sexuación, sino las que imprime la clase social y los procesos de
racialización. Desde luego también las diversas tradiciones políticas en las que las
feministas abrevamos. Las feministas de Abya Yala [América] dicen desde sí sus
experiencias, ponen palabra por sí mismas, se resisten a ser habladas, las feministas
afrodescendientes ubican sus experiencias en las coordenadas históricas de la
colonización y la esclavización de sus ancestras...”. Ciriza, Alejandra (2015). “Construir
genealogías feministas desde el Sur: encrucijadas y tensiones”. En: MILLCAYAC 3, p. 91.
Desde la infancia las expectativas de conducta son distintas para cada sexo.
Se educa a los hijes de manera específica para que actúen de manera específica.
Los juguetes y los cuentos no son inocentes: son la primera presión cultural
Miguel de Unamuno: “En la especie humana el genio es forzosamente masculino,
¿por qué? Cosas de la naturaleza”
Rabindranath Tagore: “Mujer, aporta la magia de tu amor” “erigir un mundo para
el hombre”
Ernesto Sábato: “A parte de las reformas históricas hay radicales condiciones
biológicas y metafísicas que apartan a la mujer de la creación y del descubrimiento”
Simone de Beauvoir: “Cada vez que una mujer se comporta como un ser humano se
dice que imita al varón”
William M. Thackeray: “Ser bella ya es suficiente, si puede cumplir esto, ¿qué más
se le puede pedir?”
“El matrimonio y el amor nada tienen de común... “Hoy en día existen muchos hombres
y mujeres para quienes el casarse no es más que una farsa, y solamente se someten a
ella para pagar tributo a la opinión pública”. Goldman, Emma (1910). “Matrimonio y
amor”.
“Hasta las postrimerías del siglo XVIII, la mayor parte de las sociedades del mundo
juzgaba que el matrimonio era una institución económica y política demasiado
trascendente como para dejarla enteramente en manos de la libre elección de los dos
individuos implicados, especialmente si éstos pretendían basar su decisión en algo tan
irracional y transitorio como el amor”. Coontz, Stephanie (2006). Historia del
matrimonio. Cómo el amor conquistó el matrimonio. Barcelona: Gedisa, p. 16.
Si tuviera que resumir las creencias que conforman el punto de vista conservador y
patriarcal sobre la sexualidad humana, sostenido desde la filosofía, la medicina, el
derecho y la religión dogmática, lo haría con tres enunciados:
Si tuviera que resumir las creencias que conforman el punto de vista conservador y
patriarcal sobre la sexualidad humana, sostenido desde la filosofía, la medicina, el
derecho y la religión dogmática, lo haría con tres enunciados:
Persiste en la realidad actual la aplicación reiterada, quizás por la inercia de la historia o
quizás por una voluntad explícita, de modelos y representaciones artificiales de la
maternidad. Si la antigua ecuación maternidad = mujeres y mujeres = madres, no se basa
ya en ninguna supuesta “esencia maternal”, puesto que la interrelación es el valor
fundante de la maternidad-paternidad, no estaría demás preguntarse pues, si el vicio
radica en el poder normativo de estos modelos y representaciones de la maternidad,
fáciles de emplear y aprovechar. Las representaciones, como producciones simbólicas
creadas por la cultura y el porvenir histórico han hecho de una posibilidad biológica: la
maternidad, un ideal identitario. Eso ha contribuido a que, a menudo, la feminidad
llegase a coincidir con la maternidad.
“Hemos concebido durante tanto tiempo el amor maternal en términos de instinto, que
de buena gana creemos que se trata de un comportamiento arraigado en la naturaleza de
la mujer cualquiera sea el tiempo y el espacio que la rodean. Creemos que al convertirse
en madre la mujer encuentra en ella misma todas las respuestas a su nueva condición.
Como si se tratara de una actividad preformada, automática y necesaria que sólo espera
la oportunidad de ejercerse. Como la procreación es natural, nos imaginamos que al
fenómeno biológico y fisiológico del embarazo debe corresponder una actitud maternal
determinada”.
“La maternidad así construida sustenta una serie de estereotipos sobre la «buena » y la
«mala» madre que pueden generar numerosos conflictos psicológicos. (...) la «buena
madre» es una mujer que sólo quiere lo mejor para su prole y que intuye sus necesidades
sin esfuerzo alguno. Inmune al aburrimiento, vive la crianza como una fuente de placer
que no requiere sacrificio. Por el contrario, la «mala madre» es una mujer que se aburre
con sus hijos e hijas, narcisista, sin empatía, centrada en sus propios intereses y
problemas, por lo que es insensible a las necesidades de su prole, que acaba padeciendo
trastornos psicológicos de los que la madre no es consciente. Y es que una madre que no
sigue el patrón establecido es una madre desnaturalizada, un monstruo”.
En este video, Candela Yatche reflexiona acerca de los estereotipos de belleza y la manera
de romper con ellos.
La idea de belleza es una construcción social.
El cuerpo es el medio que nos relaciona con el mundo. Le Breton, David (2018). La
sociología del cuerpo. Madrid: Siruela, p. 9.
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