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CINCO CLAVES PARA ENFRENTAR LA PRESIÓN DE GRUPO

La presión de grupo va desde la influencia para vestirse de tal forma, visitar ciertos lugares,
tratar o no a otras personas, hasta beber alcohol, tener relaciones sexuales, fumar o consumir
drogas.
Esta hace referencia al efecto que tienen las opiniones y comportamientos de los otros sobre lo
que pensamos o las decisiones que tomamos y en este sentido es una parte normal de las
interacciones entre las personas. Para los niños y jóvenes, pertenecer a los grupos es una de
las necesidades sociales más importantes, así como lo que piensen los amigos, ser aceptados
y reconocidos por sus pares y tener un lugar entre ellos.
Un poco de presión puede ser positivo, motivante y ayudar a tomar decisiones correctas. Los
amigos pueden empujar a los niños y jóvenes a que hagan cosas buenas por buenas razones,
como mejorar en fútbol, tener notas más altas o a hablar en público sin pena. Pero cuando es
negativa, lleva a hacer elecciones inadecuadas y a actuar de manera inconveniente, aunque la
persona sepa lo que hay que hacer.

1. Tener información sobre el tema. Estar actualizados sobre cómo se ejerce la presión en el
mundo de hoy y cuáles son las principales fuentes frente a las cuales nuestros hijos pueden
estar expuestos. Esto nos permite guiarlos y orientarlos con tranquilidad, inteligencia y respeto,
así como ayudarles a diferenciar entre una presión sana y aquella que puede resultar peligrosa
o contraria a sus intereses y creencias.

2. Conocer los hijos. Significa observarlos y escucharlos para saber quiénes son, identificar sus
rasgos de personalidad y sus necesidades, sentimientos y expectativas. A qué dilemas se
enfrentan en su vida diaria, cuál es el manejo que hacen de las diferentes situaciones, por
ejemplo, cómo se sienten cuando están con sus amigos, y frente a cuáles influencias del grupo
pueden ser sensibles.

3. Reflexionar sobre nuestras acciones. Los padres tenemos todas las posibilidades de
desarrollar en los hijos la capacidad para decir ‘no’. Es muy importante revisar los mensajes
que les enviamos a través de las nuestras propias actuaciones. Resistir la presión de grupo y
no ir con la corriente en ciertas situaciones sociales es difícil. Por esta razón, cuestionarse
sobre la manera como nosotros manejamos las presiones sociales y también que exigencias
hacemos a los niños y jóvenes, son un modelo para ellos y una oportunidad para mostrarles, a
través del ejemplo, las ventajas de ser uno mismo sin atropellar a los demás.

4. Generar espacios de confianza. Los niños y los jóvenes necesitan que los comprendan. No
siempre pueden hacer lo que queremos y seguir nuestras indicaciones. Entender lo difícil que
puede ser negarse, porque muchas veces puede costarles perder un amigo, el reconocimiento
o no ser incluidos en las actividades sociales.

Algunas intervenciones son muy efectivas como hacer buenas preguntas, contar historias
personales acerca de cómo han experimentado los padres la presión de grupo, cuándo
acertaron y en qué se equivocaron, cuáles fueron las consecuencias y cómo se sintieron si en
algún momento cedieron.

5. Ayudarles a desarrollar estrategias efectivas. Para hacer frente a situaciones de presión, los
niños necesitan que les enseñen, a través de la práctica, destrezas para salir airosos en
situaciones difíciles. Por ejemplo, entrenarse en diferentes formas de decir ‘no’, hablar de forma
contundente y con voz firme, buscar personas que los respalden, usar el humor para negarse,
dar excusas convincentes o proponer algo alternativo.
RESISTENCIA ANTE LA PRESIÓN DEL GRUPO DE PARES

La presión de grupo es la influencia que sobre un adolescente ejercen los otros adolescentes de su
círculo de amigos para que este actúe de acuerdo con la mayoría. Busca la uniformidad de todo el
grupo, pudiendo ser la influencia positiva o negativa. La necesidad de ser aceptada y pertenecer a un
grupo de iguales que lo refuerce en la búsqueda de su identidad es un factor crítico en el desarrollo
adolescente. Cuando la presión es positiva favorece la mejora en distintas facetas de su vida
(rendimiento académico, relaciones sociales…), en cambio si la presión es negativa favorece conductas
de alto riesgo que pueden causar importantes daños en su salud.
Fuera del grupo genera problemas La baja autoestima, que hace más fácil que el adolescente se deje
influir por otros, la falta de habilidades sociales a la hora de expresar sus opiniones, la falta de
comunicación con los padres, o que esta sea inadecuada y una disciplina familiar incoherente hacen al
adolescente más vulnerable a la presión de grupo. Algunas veces, su tendencia al riesgo le lleva a
experimentar y dejarse influir sin sopesar las consecuencias de sus actos.
Se puede superar la presión de grupo que lleve a tener problemas desarrollando la comunicación (saber
comunicarse adecuadamente a nivel familiar, grupal y con personas de otras áreas sociales).
Fomentando el asertividad (expresar lo que siente, piensa y desea de manera clara, directa y oportuna).
Fortaleciendo la autoestima, reconociendo sus logros. Teniendo conciencia de sí misma, sus capacidades
y limitaciones. Y en cuanto a los padres de adolescentes mejor no prohibir andar con “malas compañías”
sino fomentar la responsabilidad y el sentido crítico.

CONSEJOS PARA QUE COMBATAN LA PRESIÓN SOCIAL

1. Di “no” con moderación Aprende a decir “no” sólo cuando realmente quieras comunicarlo
en serio. No siempre debería significar no. No, no debería significar tal vez. No busques
negociar. Expresa tu posición con claridad y de una forma no negociable, pero también sin
querer confrontar. Puedes añadir: “No, gracias. No en esto".
2. Sé consciente de tu lenguaje corporal Las palabras son tan sólo una pequeña parte de
cuanto expresamos. El lenguaje corporal también es un factor relevante en lo que les
comunicamos a los demás. Decir “no” mientras sonreímos o nos inclinamos hacia alguien
podría enviarle señales contradictorias.
3. Ofrece alternativas
En ocasiones, pueden dudar en decir “no” porque piensan que no les agradará a las
compañeras. Nadie quiere ser la extraña o parecer que está juzgando a las otras personas por
sus elecciones. Una estrategia útil que puede usarse es ofrecer alternativas. Por ejemplo, si
alguien te pide faltar a clase, puedes comentarle: “Voy a clase, pero si quieres nos reunimos
después de la escuela para tomar un café".
4. Refuerza tus valores Cuando toman una decisión adecuada para ellas y se apegan a la
misma, aprenden a expresar sus valores. Lo que está bien para una persona puede poner en
riesgo a otra. Finalmente, deben ser ellas en sí quienes tomen sus propias
decisiones. Depende de ellas (no de sus amigas) decidir qué valoran y afirmarlo.
5. Practica Siempre que tienen la oportunidad de practicar nuevas estrategias, adquieren
confianza en su capacidad para usar esas habilidades en un contexto real. El juego de roles es
la forma más obvia de practicar decir “no”. Practica con tus padres o una amiga de confianza
una variedad de situaciones potenciales.
6. Emula buenos modelos a seguir Trata de emular a adultos ejemplares -incluso pueden
ser tus padres o maestras- en cómo decir “no” de forma definitiva. Puedes basarte en
personajes fuertes. A medida que adoptes las buenas cualidades de otros adultos, irás
adquiriendo práctica a partir de modelos de vida y personas con más experiencia
Si son tus amistades las que te orillan a encontrarte situaciones incómodas, quizás debas
reconsiderarlas. Las verdaderas amistades respetan las decisiones ajenas. Nos hallamos en
nuestro momento óptimo cuando sabemos cómo rodearnos de personas con valores e
intereses similares.

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