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Tribunal de Apelación de Sentencia Penal II Circuito Judicial de San José

Resolución Nº 00472 - 2015

Fecha de la Resolución: 25 de Marzo del 2015 a las 3:30 p. m.


Expediente: 12-000219-0063-PE
Redactado por: Rafael Gullock Vargas
Clase de asunto: Recurso de apelación
Analizado por: CENTRO DE INFORMACIÓN JURISPRUDENCIAL

Sentencia con datos protegidos, de conformidad con la normativa vigente

Contenido de Interés:
Tipo de contenido: Voto de mayoría
Rama del Derecho: Derecho Penal
Tema: Homicidio calificado
Subtemas:
Homicidio "proditorio".
Tema: Alevosía
Subtemas:
Homicidio "proditorio".

“I.- […] Una vez que ha sido analizado el fallo de forma integral, encuentra ésta Cámara que a partir de un adecuado análisis de los
elementos probatorios, el Tribunal tuvo por establecido cuál fue la participación de cada uno de los imputados en los hechos. Debe
indicarse previamente, que contrario a lo que indica el recurrente, no es necesario, en estricta aplicación de la teoría del dominio
del hecho, ampliamente aceptada en nuestro sistema, que cada coautor ejecute, por sí mismo, los actos materiales integradores del
núcleo del tipo, pues la realización del mismo, se produce de manera conjunta por medio de las diversas aportaciones de los
coautores integradas en el plan común. En el caso en concreto, a través de la prueba incorporada, se logró demostrar las
aportaciones causales esenciales y decisivas que le fueron atribuidas a cada uno de los imputados. A esta conclusión, arribaron los
juzgadores a partir de la declaración que rindiera el testigo [Nombre 011], quien, si bien es cierto no estuvo presente al momento de
que el ofendido fue asesinado, fueron los mismos encartados quienes le mostraron un video que tomaron mientras le causaban la
muerte al agraviado. En este sentido se indica en el fallo: “En cuanto a los hechos indicó que se dieron en el mes de febrero del
2012 en la primera semana, entre seis o siete y lo recuerda porque era el primer año que pasaba el día de los enamorados con su
actual compañera, de manera que no puede hacerse una interpretación diversa a la que se indicó por parte del testigo,
estableciendo que lo que dijo fue que el hecho ocurrió el día de los enamorados, sino que la referencia es porque era el primer año
que pasaba junto a la madre de sus hijos en ese año 2012 el día de los enamorados, de ahí que diga ese mes pero establece que
fue entre el 6 y 7, día en que se dirigía a la bodega propiedad de su hermana Guiselle que la tenía David prestada, estaba cerrada
en ese momento, faltaban 15 o 20 minutos para las dos de la mañana y observó cuando llegaron en un carro Hyundai Elantra
negro, sin recordar la placa, el ofendido [Nombre 001] junto a los hermanos “Pechan” y Nicolás, así como otro sujeto que trabajaba
con ellos conocido como “Chichi”, de nombre José Luis Rodríguez, al que conocía con anterioridad porque trabajó con su hermano
David, éstos se bajaron con maletines, entraron a la bodega dejaron los maletines adentro, salió Pechán -Jonathan- del carro y se
dirigió a traer una lancha, acto seguido le dijo que a él no lo llevaría, refiriéndose a [Nombre 011], que todo estaba listo y que no lo
llevaba porque él era quien ponía la gasolina. Describió que la lancha era negra con bordes azules, era de ellos y anteriormente
había sido de su hermano David, se llamaba Octopus, llegó Pechán con la lancha y se montaron el resto que mencionó, siendo que
dentro de ésta habían dos canaletes, uno de color azul, eran de madera, dos o tres nasas casi en la proa, -las nasas son un objeto
de pesca que se construye con malla para atrapar pescado en cantidades-, cinco pichingas de gasolina, antes de salir [Nombre
001] llegó junto a él y le dijo que si se ganaba un dinero le regalaba alguito cuando volvía, esto porque ellos iban hacer un negocio
y no lo quisieron llevar. Es así que el testigo observa cuando salieron, quedándose él en la parte de arriba de la construcción y ya
al amanecer, como entre 6 a 7 de la mañana escuchó un golpe duro, eran los acusados que venían a una velocidad tal que la
lancha pegó contra un portón de lata y eso lo despertó, por lo que salió a ver qué sucedía y se los encuentra, se bajó primero
Nicolás, luego “Chichi ”y finalmente Pechán, observó la lancha que estaba sucia y con mucha sangre con agua, en tanto que los
aquí encartados tenían en sus vestimentas salpicaduras de sangre, de inmediato le preguntó a “Chichi” qué había sucedido y que
dónde estaba [Nombre 001] ya que él en otras ocasiones se bajaba en el puente cuando estaba en problemas con [Nombre 008] y
creyó que así lo había hecho en esa oportunidad, además pensó que habían matado una tortuga por la sangre que se observaba
en la lancha, pero al preguntar por [Nombre 001] le dijeron que nunca más lo iban a volver a ver y de seguido Nicolás le mostró un
teléfono celular negro, marca Samsung y le mostró un video en el que se ve que Nicolás llevaba él teléfono en la mano, se
apreciaba bastante claro, por lo que presume que podían ser como las 5 de la mañana, observa además a “Chichi” que le daba con
una macheta a [Nombre 001], describiendo que esto es como una hoja de acero que pesa como entre tres o cuatro kilos que se
usa para matar pescados grandes, lo tenían de espalda, le daban en él cuerpo de [Nombre 001] le estaban cortando la cabeza y le
decían a Nicolás que la mostrara a la cámara, estaba con los ojos semi-abiertos, todavía le sangraba él cuello de la corta de la
cabeza y le vio perfectamente la cara, le cortaron partes de sus piernas, la lancha tenía tres bancos, en él primer aposento tenían a
[Nombre 001], vio las gotas de sangre en cuello, pusieron la cabeza a un lado cerca de un balde con algo de sangre, parecía estar
dentro algo parecido a un cordón umbilical o tripas, pero estaba cerca de la cabeza al otro lado una chancleta café junto con una
jacquet militar que llevaba [Nombre 001] cuando lo vio partir en la lancha junto a los acusados, luego agarraron unos troncos de
madera donde tenían montado él cuerpo de [Nombre 001], Pechán lo agarraba en parte de su cuerpo desnudo y “Chichi” lo
mutilaba, lo cortaba en pedazos, vio que cortaban un brazo y se le salió un hueso, en tanto que Nicolás, alias “Pechan” le decía a
Chichi “care picha me estas pringando de sangre". También indicó que pudo apreciar que Pechan tenía unos guantes de látex
blancos y Chichi no. Refirió que el video fue de 5 a 6, 7 minutos pero no soportó porque le dieron ganas de vomitar, después
“Chichi” le hizo una seña a Nicolás para que se fuera, acto seguido Pechan se montó en la lancha y se retiró alegando que él había
hecho toda la parte del trabajo porque había tenido que eliminarlo, cortarlo e ir a lavar la lancha y se retiró con la lancha la cual
medio lavaron, luego se retiraron del lugar. Explicó el testigo que él se quedó en ese lugar porque muchas veces lo hacía
quedándose a dormir ahí, inclusive en unas ocasiones cuando discutía con su compañera, pero no pensó que vendrían tan
temprano porque algunas veces lo hacían a medio día, explicando que a veces se lanzan las nasas al mar y se retiran, luego
regresar a retirarlas ya con el pescado. El testigo fue claro en establecer que al salir llevaban unos bolsos, que en ocasiones se
lleva alimentación y hasta papel higiénico, eran como tres bultos grandes y describió además que como parte de los implementos
de pesca llevaban dos canaletes -remos de madera-, dos o tres nasas que se utilizan para pescar pargo colorado por la
profundidad, lo cual no le resultó extraño como si le resultó al regreso que no vio que los trajeran. Adicionó que pudo observar a un
lado estaban la ropa militar que [Nombre 001] portaba cuando zarparon en la lancha, las chancletas y la jaquet que era camuflada
oscuro. Refirió que días después Chichi le comentó que [Nombre 001] iba en la proa cuando él le disparó con una 9 milímetros,
pero después “Pechan” le dijo que fue él, sin embargo, esto no es lo que observa en el video, sino la mutilación del ofendido al que
inicialmente reconoce por el tatuaje que tenía y luego porque muestran su rostro a la cámara y ahí que empiezan a hacer burla del
fallecido, que porqué no abría los ojos, porque se veían entre abiertos y decían que era porque estaba muy pijiado y se reían, a la
vez observa el goteo de sangre que emanaba del cuello de éste…” (Cfr. Folios 38 y 39). Con la anterior declaración, a la cual el
Tribunal le otorgó plena credibilidad, se logró constatar la participación de cada uno de los imputados, pero además, esto permitió
especificar el momento aproximado en que ellos dieron muerte al ofendido, y que esto ocurrió dentro de la embarcación que fue
abordada por el agraviado junto con los imputados alrededor de las dos de la mañana, regresando sin la víctima, cerca de las seis
o siete de la mañana, lo cual excluyó cualquier otro lugar en donde se produjera la muerte. Además, el testigo pudo apreciar a
través del video que le fue mostrado por los imputados, cómo estos desmembraron al occiso, y esto ocurrió, según declaró, cuando
ya estaba amaneciendo, cerca de las cinco de la mañana. Adicional a ello, según refirió el testigo, a los días posteriores le
reafirmaron que habían matado al agraviado disparándole con un arma nueve milímetros en la espalda y que después lo
desmembraron. En cuanto a la calificación jurídica otorgada a esos hechos, el Tribunal sentenciador, con adecuados fundamentos,
indicó que se está en presencia de un homicidio calificado, por cuanto el ofendido vio disminuidas sus posibilidades de defensa, no
solo por la superioridad numérica de sus agresores, sino porque además fue engañado con el pretexto de que saldrían esa
madrugada a realizar un negocio en el mar. Estas son las razones por las cuales el Tribunal sentenciador consideró que los
imputados habían actuado con alevosía, pues aprovecharon las circunstancias que les permitieron actuar con ventaja y seguridad,
lo cual se conoce en doctrina como homicidio “proditorio”, donde el sujeto se gana la confianza de la víctima o la sorprende por la
espalda, lo cual, de acuerdo con la declaración del testigo, fue lo que sucedió en este caso, pues los encartados le manifestaron
que estando el agraviado en la proa, le dispararon por la espalda. Con base en los elementos probatorios, no existe duda con
respecto a la ubicación temporal y espacial de los hechos, ni con relación a la dinámica misma, que se siguió a fin de dar muerte al
ofendido y deshacerse de su cuerpo, desmembrándolo y arrojándolo al mar. Por otra parte, no existe duda alguna en cuanto a la
identidad de la víctima, ya que el testigo claramente lo conocía con anterioridad, lo vio esa madrugada salir en la embarcación con
los imputados, describió su indumentaria y volvió a ver las vestimentas cuando los encartados regresaron, además al apreciar el
video lo reconoció por un tatuaje que tenía y luego vio la cabeza cortada, mientras los endilgados hacían bromas macabras de
cómo había quedado el ofendido. Y es a partir de la apreciación de dicho video que el testigo puede claramente señalar la función
que los imputados ejecutaron, pues indicó que Jonathan Morales Jiménez fue quien sostuvo el cadáver, José Luis Rodríguez
Zamora (el encartado ausente, a quien se le sigue una causa por separado) fue quien desmembró el cuerpo, mientras Nicolás
Jiménez Morales se encargaba de filmar un video de lo que iba sucediendo, con la finalidad de luego hacer desaparecer el cuerpo.
Todo ello permite establecer que los alegatos que hace referencia la defensa en torno a una falta de fundamentación, no tienen
asidero, siendo los hechos probados similares, en lo esencial a la acusación, ya que la sentencia explica de manera convincente y
cierta a partir de los elementos probatorios incorporados, los hechos que se tuvo por demostrados.”

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Contenido de Interés:
Tipo de contenido: Voto de mayoría
Rama del Derecho: Derecho Procesal Penal
Tema: Prueba en materia penal
Subtemas:
Distinción entre indicio y presunción.
Tema: Prueba indiciaria en materia penal
Subtemas:
Distinción entre indicio y presunción.
“IX .- […] El recurrente alega, en síntesis, dos tipos de agravios que le afectan al imputado: el análisis intelectivo insuficiente y, una
determinación imprecisa de los hechos, todo ello basado en las pruebas testimoniales. Ante esto, hay aspectos importantes a
mencionar, cuando se habla de presunción y de indicios, hay diferencias evidentes, la presunción conlleva el principio de identidad,
en el tanto, una cosa es idéntica a sí misma (hay sólo una probabilidad), como cuando se hace alusión a la presunción de
inocencia, mientras que, el indicio utiliza el principio de causalidad, es decir, todo efecto, supone una causa, hay certeza de un
hecho, por ejemplo, se ven manchas de sangre, lo cual hace evidente que la persona estuvo en el lugar de los hechos. La doctrina
lo menciona: “ (…) La presunción deduce lo conocido de lo desconocido partiendo del principio de identidad, en tanto que, el
raciocinio del indicio infiere lo desconocido de lo conocido, mediante el principio de causalidad” (Lógica de las Pruebas en Materia
Penal, Nicolás Framarino, pp 22), así las cosas, con base en el análisis de la prueba, realizado por el Tribunal, éste puede inferir
que la prueba testimonial de cargo es coherente y creíble.”

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Citas de Legislación y Doctrina

Texto de la Resolución

PODER JUDICIAL
TRIBUNAL DE APELACIÓN DE SENTENCIA PENAL

Resolución: 2015-0472
Expediente: 12-000219-0063-PE (12)

TRIBUNAL DE APELACIÓN DE SENTENCIA PENAL . Segundo Circuito Judicial de San José. Goicoechea, a las quince
horas treinta minutos, del veinticinco de marzo de dos mil quince.-
RECURSO DE APELACIÓN interpuesto en la presente causa seguida contra JONATHAN MAURICIO JIMÉNEZ MORALES,
mayor, costarricense, cédula de identidad número 7-0179-0942, de oficio comerciante, nacido en Limón el 16 de agosto de 1987,
hijo de María Serrano y Nicolás Jiménez Mora, vecino de Calle Blancos, y contra NICOLÁS JIMÉNEZ MORALES, mayor,
costarricense, cédula de identidad número 7-0153-0319, de oficio comerciante, nacido en Limón el 25 de julio de 1983, hijo de
María Serrano y Nicolás Jiménez Mora, vecino de Calle Blancos; por el delito de HOMICIDIO CALIFICADO, en perjuicio de [Nombre
001]. Intervienen en la decisión del recurso, el juez Rafael Gullock Vargas y las co-juezas Ana Isabel Solís Zamora y Laura Murillo
Mora. Se apersonaron en esta sede la licenciada Rebeca Jiménez Lobo, en calidad de Abogada de la Oficina de la Defensa Civil de
la Víctima, el encartado Nicolás Jiménez en escrito autenticado por la licenciada Delia Segura Soto, el licenciado Francisco Campos
Bautista, en calidad de defensor particular del mismo, el licenciado Leonel Villalobos Salazar, en calidad de defensor particular del
encartado Jonathan Jiménez y el licenciado César Emanuel Torres Ospino, fiscal del Ministerio Público.
RESULTANDO:
I.- Que mediante sentencia número 600-2014, de las dieciséis horas cuarenta minutos, del veinticinco de setiembre de dos
mil catorce, el Tribunal Penal del Primer Circuito Judicial de la Zona Atlántica, Limón, resolvió: "POR TANTO: De conformidad con
los artículos 39 y 41 de la Constitución Política ; 1, 30, 45, 50, 71 a 73 y 112 inciso 5) del Código Penal, 8.2 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, 11 de la Declaración Universal de Derechos Humanos ; artículos vigentes sobre reglas de
responsabilidad civil del Código Penal, 1045 a 1048 del Código Civil, 693 del Código Procesal Civil, Decreto de Honorarios vigente,
175, 360, 361, 363, 364, 365, 367 y 368 del Código Procesal Penal, se declara SIN LUGAR la actividad procesal defectuosa
incoada por el Lic. Juan Luis Arias Venegas en su carácter de defensor del imputado Jonathan Jiménez Morales. Se declara a
NICOLÁS JIMÉNEZ MORALES y JONATHAN MAURICIO JIMÉNEZ MORALES autores
responsables del delito HOMICIDIO CALIFICADO cometido en perjuicio de [Nombre 001], consecuentemente se les impone la pena
de TREINTA Y CINCO AÑOS DE PRISION. La pena impuesta, la deberán descontar los sentenciados previo abono de la preventiva
sufrida en el lugar y forma que determinen los reglamentos carcelarios. Firme la sentencia inscríbase en el Registro Judicial y
envíense los testimonios de estilo al Instituto Nacional de Criminología y al Juzgado de Ejecución de la Pena para lo de su cargo.
Por el término de seis meses que corren a partir del treinta de setiembre del dos mil catorce, se prorroga la Prisión Preventiva del
sentenciado, la cual estaría venciendo el próximo EL TREINTA DE MARZO DEL AÑO DOS MIL QUINCE , esto por haber cambiado
su condición de indiciados a condenados, considerando el monto de la pena impuesta, lo que aumenta el peligro de fuga, por lo
cual se hace indispensable la sujeción de los condenados al fiel cumplimiento de la pena impuesta. Son las costas del proceso a
cargo del Estado. Se ordena la devolución de la totalidad de bienes incautados a quien demuestre su legítimo derecho, caso
contrario se dispondrá el comiso a favor del Estado. Se declara con lugar la acción civil resarcitoria interpuesta por la actora civil
[Nombre 003] contra los demandados civiles Nicolás Jiménez Morales y Jonathan Mauricio Jiménez Morales, habiéndose probado el
nexo causal del hecho por ellos cometidos y el daño, siendo éste el fallecimiento de la víctima, se les condenándose a pagar a favor
de la actora civil por DAÑO MORAL el monto de CUARENTA MILLONES DE COLONES y por costas procesales a favor de la
Oficina de la Defensa Civil de la Víctima la suma de SEIS MILLONES DE COLONES, monto que deberá depositarse en la cuenta
N°2074-6 del Banco de Costa Rica. Por concepto de DAÑO ECONÓMICO POR MUERTE se condena en abstracto por lo que
deberá de acudirse a la vía de ejecución de sentencia. Notifíquese por lectura.- ( sic., )" .
II.- Que contra el anterior pronunciamiento interpusieron recursos de apelación la licenciada Rebeca Jiménez Lobo, en
calidad de Abogada de la Oficina de la Defensa Civil de la Víctima, el encartado Nicolás Jiménez en escrito autenticado por la
licenciada Delia Segura Soto, el licenciado Francisco Campos Bautista, en calidad de defensor particular del mismo y el licenciado
Leonel Villalobos Salazar, en calidad de defensor particular del encartado Jonathan Jiménez.
III.- Que verificada la deliberación respectiva de conformidad con lo dispuesto por el artículo 465 del Código de Procesal
Penal, el Tribunal se planteó las cuestiones formuladas en el recurso de apelación.
IV.- Que en los procedimientos se han observado las prescripciones legales pertinentes.
Redacta el Juez de apelación Gullock Vargas; y,
CONSIDERANDO:
I.- El licenciado Francisco Campos Bautista, en su condición de defensor particular del señor Nicolás Jiménez Morales,
presentó recurso de apelación en contra de la sentencia número 600-2014 dictada por el Tribunal de juicio del Primer Circuito
Judicial de la Zona Atlántica 16:40 horas del 25 de setiembre del 2014, en la que se condenó a su defendido a 35 años de prisión
por el delito de homicidio calificado. En el primer reclamo, mediante una redacción bastante confusa y extensa, la cual conforme a
la apertura que tiene el recurso de apelación, se sintetiza, hace una serie de alegatos en los que señala falta de fundamentación de
la sentencia por violación al derecho de defensa, debido proceso y errónea calificación del delito, al considerar que no se definió en
el debate la participación de cada uno de los imputados, ni las razones por las cuales se calificaron los hechos conforme al artículo
112 del Código Penal. Durante la audiencia oral, reiteró sus reclamos, indicando que la acusación no es clara en cuanto a la
participación del imputado, el cuerpo del ofendido no fue localizado, hubo llamadas telefónicas anteriores y posteriores al hecho,
tampoco fue localizado el video que el testigo mencionó, por lo que a su juicio la condena se basa en prueba ilegal. Posición del
Ministerio Público: El licenciado César Emanuel Torres Ospino, en su calidad de fiscal de la Fiscalía Adjunta de Limón, hace la
contestación a los diferentes recursos interpuestos contra la sentencia 600-2014 dictada por el Tribunal de juicio del Primer Circuito
Judicial de la Zona Atlántica 16:40 horas del 25 de setiembre del 2014, contra Jonathan y Nicolás Morales Jiménez, cc Pechán, por
el delito de homicidio calificado en perjuicio de [Nombre 001]. Indica que no es necesario contrario a lo que señala la defensa que
se compruebe la reunión previa de los imputados para planear el homicidio, ya que lo que realmente es importante es el aporte
funcional de cada uno de los agentes que participaron en la comisión del ilícito y que no existe la alegada falta de correlación entre
acusación y sentencia. Agrega con respecto a la falta de individualización de los imputados, que [Nombre 011] es muy preciso al
determinar, a través de su función como testigo presencial (al haber visto el video en mención, pasa de ser un testigo referencial a
uno presencial), las identidades de los diferentes autores del hecho punible, así como el dominio funcional con el que cada uno
individualmente cuenta. Durante la audiencia oral indicó que contrario a lo manifestado por la defensa, el testigo [Nombre 011] fue
claro al declarar haber observado al ofendido salir con los imputados y que estos regresaron sin él, además el padre del agraviado
confirmó que su hijo ese día saldría con los imputados. Agrega que durante el debate no se incorporó ningún video ni mensaje de
texto , por lo que no se puede pretender la ineficacia de la prueba. El reclamo no es de recibo. Una vez que ha sido analizado el
fallo de forma integral, encuentra ésta Cámara que a partir de un adecuado análisis de los elementos probatorios, el Tribunal tuvo
por establecido cuál fue la participación de cada uno de los imputados en los hechos. Debe indicarse previamente, que contrario a
lo que indica el recurrente, no es necesario, en estricta aplicación de la teoría del dominio del hecho, ampliamente aceptada en
nuestro sistema, que cada coautor ejecute, por sí mismo, los actos materiales integradores del núcleo del tipo, pues la realización
del mismo, se produce de manera conjunta por medio de las diversas aportaciones de los coautores integradas en el plan común.
En el caso en concreto, a través de la prueba incorporada, se logró demostrar las aportaciones causales esenciales y decisivas
que le fueron atribuidas a cada uno de los imputados. A esta conclusión, arribaron los juzgadores a partir de la declaración que
rindiera el testigo [Nombre 011], quien, si bien es cierto no estuvo presente al momento de que el ofendido fue asesinado, fueron
los mismos encartados quienes le mostraron un video que tomaron mientras le causaban la muerte al agraviado. En este sentido se
indica en el fallo: “En cuanto a los hechos indicó que se dieron en el mes de febrero del 2012 en la primera semana, entre seis o
siete y lo recuerda porque era el primer año que pasaba el día de los enamorados con su actual compañera, de manera que no
puede hacerse una interpretación diversa a la que se indicó por parte del testigo, estableciendo que lo que dijo fue que el hecho
ocurrió el día de los enamorados, sino que la referencia es porque era el primer año que pasaba junto a la madre de sus hijos en
ese año 2012 el día de los enamorados, de ahí que diga ese mes pero establece que fue entre el 6 y 7, día en que se dirigía a la
bodega propiedad de su hermana Guiselle que la tenía David prestada, estaba cerrada en ese momento, faltaban 15 o 20 minutos
para las dos de la mañana y observó cuando llegaron en un carro Hyundai Elantra negro, sin recordar la placa, el ofendido
[Nombre 001] junto a los hermanos “Pechan” y Nicolás, así como otro sujeto que trabajaba con ellos conocido como “Chichi”, de
nombre José Luis Rodríguez, al que conocía con anterioridad porque trabajó con su hermano David, éstos se bajaron con
maletines, entraron a la bodega dejaron los maletines adentro, salió Pechán -Jonathan- del carro y se dirigió a traer una lancha,
acto seguido le dijo que a él no lo llevaría, refiriéndose a [Nombre 011], que todo estaba listo y que no lo llevaba porque él era
quien ponía la gasolina. Describió que la lancha era negra con bordes azules, era de ellos y anteriormente había sido de su
hermano David, se llamaba Octopus, llegó Pechán con la lancha y se montaron el resto que mencionó, siendo que dentro de ésta
habían dos canaletes, uno de color azul, eran de madera, dos o tres nasas casi en la proa, -las nasas son un objeto de pesca que
se construye con malla para atrapar pescado en cantidades-, cinco pichingas de gasolina, antes de salir [Nombre 001] llegó junto a
él y le dijo que si se ganaba un dinero le regalaba alguito cuando volvía, esto porque ellos iban hacer un negocio y no lo quisieron
llevar. Es así que el testigo observa cuando salieron, quedándose él en la parte de arriba de la construcción y ya al amanecer,
como entre 6 a 7 de la mañana escuchó un golpe duro, eran los acusados que venían a una velocidad tal que la lancha pegó
contra un portón de lata y eso lo despertó, por lo que salió a ver qué sucedía y se los encuentra, se bajó primero Nicolás, luego
“Chichi ”y finalmente Pechán, observó la lancha que estaba sucia y con mucha sangre con agua, en tanto que los aquí encartados
tenían en sus vestimentas salpicaduras de sangre, de inmediato le preguntó a “Chichi” qué había sucedido y que dónde estaba
[Nombre 001] ya que él en otras ocasiones se bajaba en el puente cuando estaba en problemas con [Nombre 008] y creyó que así
lo había hecho en esa oportunidad, además pensó que habían matado una tortuga por la sangre que se observaba en la lancha,
pero al preguntar por [Nombre 001] le dijeron que nunca más lo iban a volver a ver y de seguido Nicolás le mostró un teléfono
celular negro, marca Samsung y le mostró un video en el que se ve que Nicolás llevaba él teléfono en la mano, se apreciaba
bastante claro, por lo que presume que podían ser como las 5 de la mañana, observa además a “Chichi” que le daba con una
macheta a [Nombre 001], describiendo que esto es como una hoja de acero que pesa como entre tres o cuatro kilos que se usa
para matar pescados grandes, lo tenían de espalda, le daban en él cuerpo de [Nombre 001] le estaban cortando la cabeza y le
decían a Nicolás que la mostrara a la cámara, estaba con los ojos semi-abiertos, todavía le sangraba él cuello de la corta de la
cabeza y le vio perfectamente la cara, le cortaron partes de sus piernas, la lancha tenía tres bancos, en él primer aposento tenían a
[Nombre 001], vio las gotas de sangre en cuello, pusieron la cabeza a un lado cerca de un balde con algo de sangre, parecía estar
dentro algo parecido a un cordón umbilical o tripas, pero estaba cerca de la cabeza al otro lado una chancleta café junto con una
jacquet militar que llevaba [Nombre 001] cuando lo vio partir en la lancha junto a los acusados, luego agarraron unos troncos de
madera donde tenían montado él cuerpo de [Nombre 001], Pechán lo agarraba en parte de su cuerpo desnudo y “Chichi” lo
mutilaba, lo cortaba en pedazos, vio que cortaban un brazo y se le salió un hueso, en tanto que Nicolás, alias “Pechan” le decía a
Chichi “care picha me estas pringando de sangre". También indicó que pudo apreciar que Pechan tenía unos guantes de látex
blancos y Chichi no. Refirió que el video fue de 5 a 6, 7 minutos pero no soportó porque le dieron ganas de vomitar, después
“Chichi” le hizo una seña a Nicolás para que se fuera, acto seguido Pechan se montó en la lancha y se retiró alegando que él había
hecho toda la parte del trabajo porque había tenido que eliminarlo, cortarlo e ir a lavar la lancha y se retiró con la lancha la cual
medio lavaron, luego se retiraron del lugar. Explicó el testigo que él se quedó en ese lugar porque muchas veces lo hacía
quedándose a dormir ahí, inclusive en unas ocasiones cuando discutía con su compañera, pero no pensó que vendrían tan
temprano porque algunas veces lo hacían a medio día, explicando que a veces se lanzan las nasas al mar y se retiran, luego
regresar a retirarlas ya con el pescado. El testigo fue claro en establecer que al salir llevaban unos bolsos, que en ocasiones se
lleva alimentación y hasta papel higiénico, eran como tres bultos grandes y describió además que como parte de los implementos
de pesca llevaban dos canaletes -remos de madera-, dos o tres nasas que se utilizan para pescar pargo colorado por la
profundidad, lo cual no le resultó extraño como si le resultó al regreso que no vio que los trajeran. Adicionó que pudo observar a un
lado estaban la ropa militar que [Nombre 001] portaba cuando zarparon en la lancha, las chancletas y la jaquet que era camuflada
oscuro. Refirió que días después Chichi le comentó que [Nombre 001] iba en la proa cuando él le disparó con una 9 milímetros,
pero después “Pechan” le dijo que fue él, sin embargo, esto no es lo que observa en el video, sino la mutilación del ofendido al que
inicialmente reconoce por el tatuaje que tenía y luego porque muestran su rostro a la cámara y ahí que empiezan a hacer burla del
fallecido, que porqué no abría los ojos, porque se veían entre abiertos y decían que era porque estaba muy pijiado y se reían, a la
vez observa el goteo de sangre que emanaba del cuello de éste…” (Cfr. Folios 38 y 39). Con la anterior declaración, a la cual el
Tribunal le otorgó plena credibilidad, se logró constatar la participación de cada uno de los imputados, pero además, esto permitió
especificar el momento aproximado en que ellos dieron muerte al ofendido, y que esto ocurrió dentro de la embarcación que fue
abordada por el agraviado junto con los imputados alrededor de las dos de la mañana, regresando sin la víctima, cerca de las seis
o siete de la mañana, lo cual excluyó cualquier otro lugar en donde se produjera la muerte. Además, el testigo pudo apreciar a
través del video que le fue mostrado por los imputados, cómo estos desmembraron al occiso, y esto ocurrió, según declaró, cuando
ya estaba amaneciendo, cerca de las cinco de la mañana. Adicional a ello, según refirió el testigo, a los días posteriores le
reafirmaron que habían matado al agraviado disparándole con un arma nueve milímetros en la espalda y que después lo
desmembraron. En cuanto a la calificación jurídica otorgada a esos hechos, el Tribunal sentenciador, con adecuados fundamentos,
indicó que se está en presencia de un homicidio calificado, por cuanto el ofendido vio disminuidas sus posibilidades de defensa, no
solo por la superioridad numérica de sus agresores, sino porque además fue engañado con el pretexto de que saldrían esa
madrugada a realizar un negocio en el mar. Estas son las razones por las cuales el Tribunal sentenciador consideró que los
imputados habían actuado con alevosía, pues aprovecharon las circunstancias que les permitieron actuar con ventaja y seguridad,
lo cual se conoce en doctrina como homicidio “proditorio”, donde el sujeto se gana la confianza de la víctima o la sorprende por la
espalda, lo cual, de acuerdo con la declaración del testigo, fue lo que sucedió en este caso, pues los encartados le manifestaron
que estando el agraviado en la proa, le dispararon por la espalda. Con base en los elementos probatorios, no existe duda con
respecto a la ubicación temporal y espacial de los hechos, ni con relación a la dinámica misma, que se siguió a fin de dar muerte al
ofendido y deshacerse de su cuerpo, desmembrándolo y arrojándolo al mar. Por otra parte, no existe duda alguna en cuanto a la
identidad de la víctima, ya que el testigo claramente lo conocía con anterioridad, lo vio esa madrugada salir en la embarcación con
los imputados, describió su indumentaria y volvió a ver las vestimentas cuando los encartados regresaron, además al apreciar el
video lo reconoció por un tatuaje que tenía y luego vio la cabeza cortada, mientras los endilgados hacían bromas macabras de
cómo había quedado el ofendido. Y es a partir de la apreciación de dicho video que el testigo puede claramente señalar la función
que los imputados ejecutaron, pues indicó que Jonathan Morales Jiménez fue quien sostuvo el cadáver, José Luis Rodríguez
Zamora (el encartado ausente, a quien se le sigue una causa por separado) fue quien desmembró el cuerpo, mientras Nicolás
Jiménez Morales se encargaba de filmar un video de lo que iba sucediendo, con la finalidad de luego hacer desaparecer el cuerpo.
Todo ello permite establecer que los alegatos que hace referencia la defensa en torno a una falta de fundamentación, no tienen
asidero, siendo los hechos probados similares, en lo esencial a la acusación, ya que la sentencia explica de manera convincente y
cierta a partir de los elementos probatorios incorporados, los hechos que se tuvo por demostrados. En consecuencia, al no
apreciarse el vicio alegado, el motivo se declara sin lugar.
II.- En el segundo reclamo, aduce falta de fundamentación de la sentencia. Alega que el Tribunal confunde la tesis del
indicio que sumados en forma global, armónica y concatenada y que después de pasar el filtro del indubio pro reo , nos lleva a una
certeza absoluta y única conclusión de los hechos, con el indicio anfibológico que es un indicio que puede tener diversas
interpretaciones, con lo cual se produce un quebrantamiento del debido proceso. Para demostrar lo expuesto, el recurrente indica
uno a uno los puntos de su disconformidad: Inexistencia de un cuerpo humano. Al no existir un cadáver para constatar el asesinato
de la víctima, no es posible achacarle el delito de homicidio calificado a los endilgados. Además el video que indica [Nombre 011]
haber observado nunca fue encontrado y su testimonio no es confiable. También alega, v icio de razonamiento en relación al
testimonio de Merdean Fuller Mitchell, del cual se extraen indicios anfibológicos y resulta ser una testigo de referencia. Asimismo,
menciona la declaración de los padres de la víctima, sobre quienes dice, que lo que declararon son meras suposiciones. No
proceden los reclamos: El recurrente alega en este apartado, varios puntos en los que considera que no hay una adecuada
fundamentación en la sentencia en cuestión. El primero hace referencia a la inexistencia de un cadáver, para poder asegurar la
comisión de un homicidio. Esto, no siempre es necesario, cuando, como en este caso, se aporta prueba testimonial e indiciaria que
lleve a la probanza de un hecho como tal (a manera de ejemplo puede consultarse la sentencia BGH 2 StR 509/10 del 22 de
diciembre del año 2011 de la Corte Suprema de Justicia Federal Alemana, en la que se detalla cómo la prueba indiciaria tiene
sustento jurídico suficiente, para poder establecer una condenatoria por homicidio, aún sin haberse hallado el cadáver de la
víctima). En el caso en específico, efectivamente el cuerpo del ofendido no fue encontrado. No obstante, conforme al principio de
libertad probatoria, se permite la valoración de prueba testimonial como resulta ser el caso del testigo [Nombre 011] que vio un
video (medio audiovisual, mostrado por los imputados) en el cual se apreció, claramente, cómo luego de asesinar a la víctima, ya
que los imputados le indicaron que le habían disparado por la espalda, mutilaron su cuerpo. El por ello que el Tribunal
sentenciador, luego de valorar la totalidad de la prueba, no tuvo duda alguna en cuanto a la muerte del ofendido y la participación
de los encartados en estos hechos. Dicho video, en el que se observan las acciones macabras de desmembramiento, coincide con
otros aspectos que refuerzan su dicho, como son el hecho de percatarse [Nombre 011] que, cuando la lancha regresó, únicamente
iban los imputados; que la misma se encontraba llena de sangre, al igual que la vestimenta de los encartados, al punto que les
preguntó que si habían atrapado alguna tortuga, lo cual provocó que los imputados dijeran que a la víctima no la volverían a ver.
Todos estos aspectos fueron como se indicó en el considerando anterior, claramente razonados por los juzgadores. En el segundo
reclamo, asevera que hay un vicio en el razonamiento del Tribunal a la hora de valorar el testimonio de la novia de la víctima, en el
tanto ésta presenta un tipo de prueba testimonial anfibológica, la cual no se interpreta correctamente. Esta afirmación del
recurrente, no es cierta. El Tribunal hace una extensa valoración a los diferentes testimonios, y con respecto a Merdean Fuller
Mitchell, es claro y conciso. Ella describe las horas, lugares y situaciones que se dieron el día de los hechos en torno a la víctima.
No hay contradicciones, ni vacíos en su deposición. En lo que interesa indicó la testigo: “…El dia propio que salió a pescar se
mostraba un poco nervioso, nosotros nos levantamos, fue un 6 de febrero, se levantó, almorzamos me dijo que iba a hacer una
vuelta, salió a la una y volvió a las 4:30 a 5, se acostó y como a las seis entró un mensaje al teléfono de él, y referencia decía
“Pechán” y decía que la vuelta está para hoy en la noche e igualmente era de “Pechan”. El teléfono solo estaba juntos a la ama y
atiné a revisarlo porque él cambiaba de chip porque él mantuvo una relación con [Nombre 008] ella pasaba consiguiendo los
números de él y muchas veces él cambiaba el número, me cambio que ese mismo día cambió al chip, yo le pregunté sí iba a salir a
alguna parte y me dijo que si que tipo once de la noche y al final me dijo que iba a pescar y yo lo llevé tipo 11 de la noche a barrio
Cristóbal Colón en la entrada Castillo, por la iglesia católica, él me dio un beso, me dijo váyase directo y no vuelva a ver para atrás y
ese fue el último día que lo vi. Por curiosidad revisé el teléfono me dio curiosidad porque ese mismo día él cambio el chip. El no
acostumbraba ausentarse conmigo no lo hacía visitábamos mucho a los padres de él nosotros salíamos a lugares sociales
igualmente en ese período. El no me indicó que se dedicaba a actividades ilícitas, esa noche él vestía una jacket tipo militar
guerrillera, chancletas negras con la bandera de Jamaica tipo rasta pantalón tres cuartos negro bóxer negro con rayitas blancas y
gorra aeropostales porque era mía, un anillo en la mano derecha el anillo tenía tres piedras…” (Cfr. Folios 23 vuelto y 24 del
expediente). Esta declaración, como se puede apreciar resulta relevante, pues sitúa al ofendido precisamente en el lugar en donde
aborda la lancha con los imputados, y si bien es cierto, la ofendida no los vio, tanto el lugar como la hora coinciden plenamente con
lo declarado por el testigo [Nombre 011]. Además incluye en su deposición dos aspectos que resultaron esenciales como son el
hecho de confirmar que su novio recibió un mensaje de texto de una persona conocida como “Pechan”, que corresponde al mote
de uno de los imputados, y también el hecho de que saldría con este en horas de la madrugada en una embarcación. También
describió la indumentaria que el ofendido vestía la noche en que desapareció y que corresponde a la misma que indicó el testigo
[Nombre 011], por lo que no cabe duda de que ambos testigos, hablan de los mismos eventos por ellos observados. En este
contexto, no se aprecia la violación al principio de libertad probatoria alegado. Tal y como se indica en doctrina: “ …Dentro del
sistema de libre valoración, se admite que se pueda llegar a una sentencia condenatoria con base en el testimonio de un simple
testigo, siempre que se expresen debidamente las razones por las que se le da crédito y las mismas no sean violatorias de las
reglas de la sana crítica” ( Proceso Penal Comentado, 5° Edición, Javier Llobet Rodríguez, pps. 181 y 182). Considerando lo
expuesto y el criterio de la doctrina aquí mencionado, se torna evidente que la afirmación del recurrente con relación a la prueba
testimonial de Merdean Fuller Mitchell, no se ajusta a la realidad, pues la misma se valoró adecuadamente y fue debidamente
confrontada con la declaración del testigo [Nombre 011]. La defensa pretende aislar este testimonio de los otros elementos
probatorios, lo cual lo lleva desde esta perspectiva a restarle valor, pero contrario a ello, ambas declaraciones se complementan
situando al ofendido con los imputados el día de los hechos. Además tergiversa lo dicho por los testigos afirmando en el caso de
[Nombre 011] que declaró que los eventos ocurrieron el día de los enamorados, cuando en realidad según se pudo apreciar en su
declaración, lo que dijo fue que la desaparición del ofendido sucedió antes del catorce de febrero porque ese era el primer año que
pasaba el día de los enamorados con su actual pareja y más bien indicó que los hechos habían sucedido entre el seis y siete de
febrero. Puede verse que, contrario a lo indicado por la defensa, se contó con dos declaraciones que a la postre resultaron
esenciales para establecer la responsabilidad penal de los encartados. En relación con los números telefónicos a los que se hace
referencia en el informe policial 88-ARLIM/ART-2012, no existió evidencia que fueran utilizados por el ofendido, y más bien, el
teléfono que éste usaba según indicó su novia, después de su desaparición no registró más llamadas telefónicas. Tal y como se
indicó con anterioridad, en el fallo se analizó con detalle cada uno de los elementos probatorios que permitieron establecer a partir
de la prueba testimonial, la ubicación espacio temporal del ofendido junto con los imputados para el momento en que zarparon,
regresando únicamente los endilgados, quienes le mostraron al testigo [Nombre 011], el video en el que se apreciaba claramente,
que el ofendido ya había sido asesinado, y los imputados desmembrando su cuerpo, al punto que hasta manifestaciones jocosas y
grotescas realizaron sobre cómo había quedado su cabeza una vez que la desprendieron del cuerpo. Tampoco es de recibo que se
pretenda dar valor al anticipo jurisdiccional de prueba del testigo [Nombre 011] y las aseveraciones que este hizo en esa
oportunidad como que era narcotraficante, para contrastarlas con lo que indicó en el debate, o bien si el lugar en donde durmió esa
noche era de uno o de dos pisos, cuando lo cierto es que él mismo declaró en juicio y las partes tuvieron oportunidad de
interrogarlo ampliamente sobre lo que fuera de su interés, por lo que no es válido a partir de no haber hecho un amplio
interrogatorio, pretender crear dudas sobre aspectos que, pudiendo clarificar en su declaración, no lo hicieron en su oportunidad al
no preguntarle al testigo sobre esos tópicos. Lo cierto es que el Tribunal, a partir de la declaración de [Nombre 011] y Merdean
Fuller Mitchell, aprecia como válidos estos testimonios indicando que el primero describió con detalle aspectos anteriores al hecho,
así como aquellos que apreció al momento de ver el video que le fue mostrado por los imputados, mismo que ni siquiera pudo
terminar de ver, según indicó, por las náuseas que le causaron las desgarradoras imágenes; además, detalló la ropa con la que
observó al ofendido partir en la lancha junto con los imputados, y que resulta ser la misma que la novia de éste declaró que tenía
puesta al momento en que lo fue a dejar al lugar donde se vio con los imputados. Asimismo refiere el Tribunal que ambos testigos
no pudieron ponerse de acuerdo para declarar como lo hicieron porque no se conocían entre sí. Esta conclusión se deriva de las
reglas de la sana crítica pues es obvio que dos personas que no se conocen si quiera, no tienen el contacto necesario para poder
fraguar toda una trama y ponerse de acuerdo e inventar un suceso solo para perjudicar a alguien, que es el reclamo que pretende
hacer valer la defensa. Entonces a partir de estas declaraciones, el Tribunal valora una serie de indicios que inequívocamente los
lleva a la conclusión de que los encartados son los responsables del homicidio como son: i) en cuanto a la inexistencia del cuerpo,
el testigo [Nombre 011] observó el video grabado por los imputados en donde desmembraban el cuerpo del ofendido, ii) En dicho
video además se aprecian los encartados haciendo bromas de la forma en que quedó la cabeza del agraviado una vez que la
desprendieron del cuerpo, iii) Es el imputado Nicólás quien muestra el video de manera voluntaria al testigo [Nombre 011]. iv) uno
de los imputados, días después de homicidio le informa a [Nombre 011] que al agraviado lo habían matado con un balazo en la
espalda y después desmembrado, v) el testigo observó el zarpe, con cuatro personas incluyendo a los dos imputados y al ofendido
y apreció el regreso solo de tres de ellos con sus ropas ensangrentadas lo mismo que la embarcación, informándole que al
ofendido no lo volverían a ver, vi) en el video se observa las acciones que realizaron los encartados: Jonathan Morales Jiménez fue
quien sostuvo el cadáver, José Luis Rodríguez Zamora (el encartado ausente, a quien se le sigue una causa por separado) fue
quien desmembró el cuerpo, mientras Nicolás Jiménez Morales se encargaba de filmar el video; vii) el testigo además observó
dentro de la embarcación, al regreso, parte de las vestimentas que tenía el occiso al partir en la madrugada; viii) el ofendido la
noche antes de su desaparición recibió en su teléfono celular un mensaje de texto de “Pechan” quien le decía que el trabajo se
haría esa noche, ix) posterior a la desaparición del agraviado, no hubo más llamadas a su teléfono celular, x) el ofendido nunca
más fue visto por sus padres o conocidos y no se han recibido noticias de él, diversas a las indicadas por los imputados. Todos
estos indicios que se analizan adecuadamente y de manera conjunta a lo largo del fallo, llevan a determinar de manera indubitable
que [Nombre 001], falleció en forma violenta a manos de los encartados. En consecuencia, al no apreciarse el vicio alegado, el
motivo se declara sin lugar.
III.- En el tercer reclamo, indica falta de fundamentación de la sentencia en cuanto a la valoración de los testigos de la
defensa técnica. Afirma que el a quo, no tomó como pertinentes las declaraciones del testigo Oporta Cajina (prueba testimonial de
descargo), con el argumento de que su versión no es trascendental en el caso, tampoco el dicho de las testigos (también de
descargo): [Nombre 017] y [Nombre 021], aduciendo que, no hay elementos que comprueben lo que dichos testigos manifestaban,
incluso, ni siquiera existe alguna denuncia que los mismos interpusieran con relación a lo que sabían del caso y que incluso
pudieron haber otros móviles para cometer el crimen. Insiste que la valoración sesgada y arbitraria en relación a todo el material
probatorio presentado, genera una sentencia no ajustada a derecho. No procede el alegato. El Tribunal fue minucioso en su
valoración de la prueba, tanto de cargo, como de descargo, lo que sucede es que la defensa se muestra inconforme con el
resultado del proceso. Los juzgadores indicaron que los testigos de descargo en realidad no aportaron elementos trascendentales
pues hablaron sobre aspectos periféricos no relacionados con los hechos acusados, como por ejemplo Oporta Cajina quien declaró
sobre la relación sentimental que el ofendido mantuvo con otra persona antes de los hechos. Contrario a lo sostenido en el recurso,
los jueces sí valoraron la prueba ofrecida por la defensa, sin embargo, por las razones que allí se establece, se le resta credibilidad
a la misma como por ejemplo lo dicho por la testigo [Nombre 017], quien recordó que [Nombre 001] había llegado a pedir dinero
prestado, pero esto fue mucho antes de que la novia de éste lo fuera a dejar cerca del Castillo. Tampoco la testigo [Nombre 021]
aportó nada esencial con respecto a los hechos, pues se limitó a indicar el conflicto familiar que había con su hermana [Nombre
008] y la familia de su esposo, pero de dichos testimonios, no se logra derivar que haya sido otras personas quienes acabaron con
la vida del ofendido, como lo especula la defensa. En todo caso, el hecho de que se planteé una tesis alternativa no invalida el
razonamiento del fallo, pues lo importante es que la versión acogida tenga fundamento probatorio. En el caso en concreto la
defensa lo que hace es ensayar sin sustento en las pruebas que se tuvo en el debate, probables alternativas sobre posibles
motivos que terceros podrían haber tenido para matar al ofendido. Como se aprecia, el reclamo carece de sustento y contrario a lo
indicado el Tribunal sí hizo una correcta valoración de los elementos probatorios que permitieron establecer la responsabilidad
penal de los encartados.
IV.- En el cuarto reclamo, arguye falta de fundamentación intelectiva de la sentencia. Alega que no existe debida
fundamentación en la sentencia, que corrobore que su representado fuera autor de los hechos acusados. Los juzgadores no
cumplen con lo estipulado en el artículo 184 del Código Procesal Penal, en relación con la valoración lógica de las pruebas, ya que
no realiza un análisis intelectivo adecuado, pues lo que hace es transcribir las declaraciones de los testigos. El motivo se declara
sin lugar: No lleva razón el recurrente en cuanto a que el Tribunal no valoró correctamente las diferentes manifestaciones que
fueron rindiendo los testigos, las cuales, a la luz de la sana crítica, la lógica y la psicología, fueron debidamente analizadas de
manera minuciosa. El dicho de los testigos de descargo en mención, sí fueron debidamente valorados, y a su vez descartados con
sólidos argumentos principalmente porque no conocían nada del tema de fondo. Y en ello hay una gran diferencia, con respecto a
los testigos de cargo, que si bien es cierto no observaron la muerte del ofendido, todos los aspectos indiciarios y de su testimonio
que fueron valorados en el considerando segundo, permitió determinar que estos efectivamente declararon verdad sobre los
hechos que conocían y que guardaban coincidencia con todos los elementos indiciarios que permitieron llegar a la univoca
convicción de que los imputados dieron muerte al ofendido. Además, en relación con los testimonios de descargo, el impugnante
pretende hacer nacer una duda en torno a los testigos de cargo, sin embargo, esta percepción no surte efectos en la realidad, por
cuanto el análisis de las pruebas fue ajustado a Derecho. El principio in dubio pro reo, se aplica en aquellos casos en los que se
considera que hay una duda razonable. El estado de inocencia, consagrado en nuestro derecho con rango Constitucional en el
artículo 39 de la Constitución Política, así como el artículo 8 inciso 2) de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y
artículo 9 del Código Procesal Penal, implica que toda persona acusada de un delito debe ser considerada inocente hasta que se
demuestre su culpabilidad con arreglo a la ley ((art. 11 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos ; y art. 14.2 Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos). Su invocación en el proceso penal obliga al Tribunal de Apelación a comprobar si el
a-quo ha tenido en cuenta prueba de cargo, de contenido suficientemente incriminatorio, que haya sido obtenida e incorporada al
juicio oral con respeto a los derechos fundamentales y con arreglo a las normas que regulan su práctica de manera que se pueda
considerar acreditados determinados hechos concretos, así como la participación del imputado en los mismos. Además debe
verificarse que la valoración de dicha prueba sea efectuada con respeto a las reglas de la sana crítica racional. En lo que atañe al
principio in dubio pro reo, es aplicable cuando una vez recibida y analizada la prueba, ésta no ha desvirtuado la presunción de
inocencia. En sentido contrario, si los juzgadores no han tenido duda sobre el carácter incriminatorio de las pruebas recabadas, se
excluye la aplicación de dicho principio, que es precisamente lo que ha sucedido en el presente caso, en donde el Tribunal valoró
cada uno de los elementos probatorios estableciendo con sólidos fundamentos la responsabilidad penal del encartado por los
hechos acusados. La parte recurrente ha indicado que la prueba fue valorada inadecuadamente y que conforme a la prueba
presentada por la defensa, otro habría sido el resultado. Sin embargo, el a quo, evaluó la prueba conforme a Derecho, imponiendo
la pena que consideró justa a los efectos, no es procedente el alegato en cuestión.
V.- El imputado Nicolás Jiménez Morales, presentó recurso de apelación en contra de la sentencia número 600-2014 dictada
por el Tribunal de juicio del Primer Circuito Judicial de la Zona Atlántica 16:40 horas del 25 de setiembre del 2014, en la que se
condenó a 35 años de prisión por el delito de homicidio calificado. En su reclamo, aduce que hay falta de correlación entre los
hechos acusados y la sentencia pues, el tribunal de juicio, no hace más que trascribir los hechos expuestos en la acusación. En
directa relación con lo aquí expuesto, refiere el impugnante que, en la mencionada acusación, se hace referencia a que el día 6 de
febrero del año 2012, a las 17:00 horas, hubo una reunión entre éste y su hermano Jonathan Jiménez Morales, y con José Luis
Rodríguez Zamora ( encartado ausente, a quien se le sigue una causa por separado), sin embargo, tal como se señala en el folio
79 de sentencia en marras, no hay un parámetro temporal que pueda comprobarlo. Reclama además que los juzgadores tomaron
un papel preponderante en el interrogatorio de los testigos. Solicita que, en razón de lo expuesto supra, se declare con lugar el
recurso de apelación y se procesa conforme a Derecho. Durante la audiencia oral, agregó que no había cometido ningún delito y
que el fiscal tenía roces con él y su hermano. No procede el alegato: Es preciso recordar que las reglas contenidas en el artículo
365 del Código Procesal Penal no implican que los hechos de acusación y el cuadro fáctico que se tiene por probado en una
sentencia penal tengan que coincidir de manera absoluta o literal, ya que es claro que es en el juicio oral y público en el que se
evacua la prueba que viene a determinar las circunstancias de modo, tiempo y lugar en que acaeció el evento juzgado. Así, lo que
garantiza el principio de correlación entre acusación y sentencia es la tutela efectiva del derecho de defensa de tal modo que no se
hagan modificaciones de carácter esencial de los hechos acusados en el requerimiento fiscal que alteren o extralimiten su
contenido. En todo caso, el recurrente, claramente menciona que los hechos probados resultan ser básicamente los mismos que se
formularon en la acusación, y sobre los cuales a lo largo del proceso ha tenido conocimiento y amplias posibilidades de ejercer su
defensa técnica y material. Con respecto a la aseveración de que, el Tribunal de juicio se inmiscuye y cumple con funciones que no
le corresponden, la doctrina aclara que esta afirmación no tiene fundamento: “ (…) El poder penal pertenece, en primer lugar, a los
tribunales: es, dicho en idioma vulgar, cosa propia de ellos. Es por ello que, contrario a lo que sucede en materia de Derecho
privado y aun en Derecho Público, el tribunal penal no resulta estrictamente vinculado a lo propuesto por un actor extraño a él y
puede, en la sentencia, mirar al objeto procesal desde puntos de vista distintos a los sostenidos durante el procedimiento, si
observa ciertas exigencias formales para no sorprender a la defensa de imputado, y, aún más importante, no está por regla
vinculado a ninguna pretensión que haya hecho valer la Fiscalía, de tal manera que puede condenar aun cuando ella requiera la
absolución, o medir la pena según crea que corresponde, incluso sobre el límite solicitado por el Ministerio Público” ( Proceso Penal
Comentado, 5° Edición, Javier Llobet Rodríguez, pp. 571), desde esta perspectiva, considera esta Cámara de Apelación que el
recurrente no tiene razón en su alegato con relación a la falta de correlación entre acusación y sentencia y que los hechos
demostrados se derivan de un correcto análisis de los elementos probatorios incorporados en el proceso, así como que el Tribunal
no actuó desmedidamente en el interrogatorio, haciendo preguntas aclaratorias en interés de la búsqueda de la verdad real.
Igualmente aduce el recurrente que hubo falta de fundamentación en la sentencia, al no haber un análisis minucioso de los reportes
telefónicos, ni de la publicación del día 5 de noviembre del año 2010 del Nuevo Diario de Nicaragua. En este sentido, asevera el
recurrente que, aun habiéndose aportado un amplio reporte (88-ARLIM/ART-2012 y 88-ARLIM/ART-2012) sobre los diferentes
números de teléfono vinculados al ofendido, el Tribunal de juicio, no analizó, ni siquiera leyó dicha prueba documental. En relación
a dos números de teléfono a saber: 85 27 52 65 y 85 74 20 68, el primero era el más usado por el ofendido para comunicarse con
la novia (número de teléfono celular de ésta: 70 12 80 283) , mientras que, el segundo, con sus padres (número de teléfono de su
casa de habitación: 27 58 22 00). Menciona que en el informe referido, aparecen otros números de teléfono ligados al ofendido,
mas no se entrevistó a los dueños de dichas líneas telefónicas, lo cual evidencia desprecio y falta de respeto por parte del tribunal
en mención. Señala que la Fiscalía no demostró que, dichos teléfonos estaban en poder de terceros, lo cual evidencia que, sin
lugar a dudas, el ofendido, [Nombre 001], se encontraba con vida. También alega en relación a la prueba de descargo, aportada en
relación con la publicación que realizara el Nuevo Diario de Nicaragua en el año 2010. En este sentido, en el mes de octubre del
año 2010, el diario en mención, publicó una nota, en la cual se informa sobre la lancha Octopus, lo cual fue socorrida en dicho país,
por cuanto la tripulación se encontraban de manera ilegal en el territorio, siendo, entonces, decomisada la embarcación y
deportados sus ocupantes. Esta publicación demuestra que, dicha lancha, no se encontraba en Costa Rica al momento de los
hechos acusados. No procede el reclamo: Durante el debate quedó claro que no había prueba de que el ofendido poseyera los
mencionados números telefónicos, de modo que las apreciaciones del recurrente en que uno de los números recibió varias
llamadas posterior a la desaparición del ofendido y que por ende el mismo se encontraba vivo, resulta especulativo y carente de
sustento. Contrario a ello sí se recibió prueba directa de la declaración de la novia del agraviado que pudo ver los mensajes de
texto que entraron al teléfono que usaba su novio, y que provenían de una persona conocida como “Pechan”. En tal sentido se
indica en el fallo: “…no es necesario establecer cuál era el celular, o al menos el número telefónico que [Nombre 001] utilizaba,
porque se hicieron estudios y los mismos no revelaron información de dónde se obtuvieron ni quiénes eran los abonados, la
relación de estos pudieran tener con el ofendido o si era el propio ofendido el que los usaba…” (Cfr. Folio 41 vuelto), de modo que
al no poderse vincular los números de teléfono que indica el recurrente, con el ofendido, no se podía arribar a una conclusión
distinta a la que llegaron los juzgadores. Por otro lado, en cuanto a la lancha utilizada por los encartados, la misma no fue localizada
por la policía, de modo que sobre la misma no pudieron hacerse pruebas periciales ya que, según indica el recurrente esta no se
encontraba en nuestro país pues fue llevada con anterioridad a los hechos a Nicaragua; este lo deriva sin mayor fundamento de
una noticia periodísticas que indica que la misma fue encontrada en Nicaragua dos años antes de los hechos, lo cual no
necesariamente implica que para el momento de los eventos, la misma no estuviera en posesión de los encartados. El testigo
[Nombre 011] fue claro en describir la lancha en la que viajaron los imputados el día de los hechos junto con el ofendido, pues éste
no solo los vio zarpar, sino, también regresar el mismo día, al punto que manifestó que la lancha ingresó tan rápido que golpeó un
portón de lata, y que reconoció la embarcación porque ésta había pertenecido anteriormente a su hermano. Como se aprecia, el
recurrente, sobre valoraciones subjetivas y desde su propia perspectiva pretende restarle valor al análisis realizado por los
juzgadores, no obstante ello, la sentencia se encuentra adecuadamente fundamentada, sin que se aprecie el vicio alegado.
VI.- En su tercer alegato, el impugnante, asegura que existió una transcripción parcial de la prueba. El recurrente refiere
que se dio una transcripción parcial de varias declaraciones de los diferentes testigos. No procede el alegato: La norma procesal
obliga al juzgador a hacer un resumen de los aspectos más esenciales de la prueba incorporada, incluida la testimonial, lo cual no
significa que deba haber una literalidad de la misma, lo importante es que en su análisis no se deje de valorar aquellos aspectos
esenciales y que en ningún caso, afecte el derecho de defensa. Es así como el recurrente hace apreciaciones subjetivas de lo
dicho por algunos de los testigos, y a partir de transcripciones parciales pretende restar su credibilidad, pero sobre aspectos
periféricos, como cuando indica que no es cierto que la testigo Merdean Fuller, haya dejado al ofendido en el Castillo frente al
portón negro, para más adelante indicar que en ese lugar se vendía drogas y que la propiedad era de la familia [Nombre 011], por
lo que el agraviado pudo haberse encontrado en ese lugar con algunos de los miembros de la familia [Nombre 011]. También
cuestiona la credibilidad que el Tribunal otorgó al testimonio de [Nombre 011], quien a su juicio mintió a lo largo del debate. No
obstante ello, en la especie, las circunstancias referidas no se aprecian, pues los juzgadores fueron amplios en el análisis de la
prueba testimonial recabada y el recurrente no indica cuál aspecto de los testimonios se dejaron de valorar o cómo esto habría
incidido en un resultado diverso, lo cual deja el reclamo carente de sustento. Más bien y contrario a lo expuesto y según se ha
podido apreciar en los considerandos precedentes, todos los elementos probatorios, incluidas las diversas declaraciones fueron
analizadas con detalle sin que se hayan dejado de valorar aspectos esenciales de la misma, como se puede apreciar en el fallo, y
en ese sentido no se le ha causado indefensión a las partes.
VII.- En el cuarto reclamo, el recurrente manifiesta que hay una violación a las reglas de la sana crítica. La valoración que
se hace sobre el material probatorio fue errada. Indica que el Tribunal de juicio, le da plena credibilidad al testigo de cargo, [Nombre
011], sin presentar la adecuada fundamentación para ello. Asegura que el testigo en mención mintió en cuatro aseveraciones, a
saber: 1. Afirmó que, desde el año 2010, no ha incurrido en actos ilícitos. Sin embargo, el día del debate (por la causa aquí vista),
éste llegó custodiado y esposado, ya que, se encuentra bajo medidas cautelares -prisión preventiva- por la investigación que se
realiza en su contra, en razón de dos homicidios y una tentativa de homicidio. Además, se aportó prueba de que, este testigo, se ha
visto involucrado en procesos por otras causas penales, acaecidas, posterior al año 2010. 2. Asegura que, se aportó prueba que
demuestra que, la lancha Octopus permanece en Nicaragua, tras seguir descompuesta, 3. Asevera que, según consta en el folio
40, el oficial del Organismo de Investigación Judicial, Marlon Steven Granados Mora, declaró que el testigo en mención, estuvo
detenido por motivo de la venta de drogas, 4. Agrega que [Nombre 011] manifestó que, la noche de los hechos, él se encontraba
durmiendo en El Castillo, lo cual no resulta posible, en el tanto, y según las declaraciones de las testigos de descargo [Nombre 017]
y [Nombre 021] (sobrina y hermana, respectivamente, de dicho testigo), el local el mención, para la época de los hechos, aún no
contaba con una segunda planta. Aun así, el Tribunal a quo, no fundamentó la razón por la cual no cree en las afirmaciones de
dichas testigos de descargo, simplemente, no considera como veraz ninguna de esas declaraciones. Por otro lado, en relación al
testimonio de Julio Oporta Cajina, también testigo de descargo, el Tribunal en mención no cree cuando este afirma que, [Nombre
008] (hermana del testigo [Nombre 011]) le ofreció dinero, a cambio de que declarara lo mismo que dijo su hermano. A ese respecto
el Tribunal analizó que no existen denuncias al respecto, siendo que tal afirmación por parte del Tribunal de juicio, es arbitraria y
denota el interés de éste en buscar una vía para poder condenar a los imputados. El reclamo se declara sin lugar: En este caso,
los jueces, con adecuados fundamentos, descartaron la prueba ofrecida por la defensa otorgándole plena credibilidad a los testigos
ofrecidos por el Ministerio Público, siendo que en el caso del testigo [Nombre 011] resultaba irrelevante si tenía o no causas
penales, pues no era la persona que estaba siendo juzgada y en todo caso su declaración fue adecuadamente ponderada con el
resto de los elementos probatorios que fueron coincidentes en lo medular como el lugar en donde se encontraba el testigo cuando
el ofendido llegó y se encontró con los imputados para zarpar. Tampoco resulta de especial relevancia como para desacreditar el
dicho de [Nombre 011] si, el lugar en donde dormía era de uno o dos pisos, porque lo importante es que se encontraba en ese
lugar tanto al momento en que los imputados salieron en la lancha con el ofendido, como cuando regresaron sin éste último, por lo
que el recurrente lo que pretende es desacreditar su dicho haciendo hincapié sobre aspectos periféricos como el hecho de si el
testigo tenía o no antecedentes penales o en que parte de la infraestructura durmió aquella noche, pero no ha podido desvirtuar
los aspectos esenciales de su declaración, tal y como se indicó en los considerandos precedentes. Al profundizar más sobre lo que
el recurrente alega de los distintos testigos, y su valoración en juicio, resulta evidente que, el Tribunal a quo, no violentó ningún
precepto legal en relación con el análisis de la prueba testimonial, por lo que las disconformidades del recurrente, no pasan a ser
más que eso, en torno a la forma en que los juzgadores valoraron los distintos medios de prueba, es por ello que, se rechaza este
alegato.
VIII.- En el quinto reclamo, indica el impugnante que, existe una falta de fundamentación probatoria del fallo, afectando el
principio de mínima actividad probatoria y, del principio de presunción de inocencia. En este entendido, afirma el recurrente que, el
Tribunal ha de mantener una postura objetiva e imparcial, para llegar a la averiguación de la verdad real, a través de los medios de
prueba, tanto de cargo, como de descargo, lo que en este caso no se dio. Afirma que el tribunal de juicio transcribió la pieza
acusatoria, sin aportar un análisis debido, lo que conlleva a la violación del principio de inocencia, en el tanto, al no existir una
valoración adecuada, el órgano a quo en mención, toma como única referencia creíble, el aporte testimonial del testigo [Nombre
011], sin comprobar si existe una duda razonable ante sus declaraciones. El testigo mencionado supra es, según lo manifiesta el
recurrente, un conocido enemigo de éste, el cual basa su declaración en un supuesto video, mismo que no existe. Si se excluyera el
dicho de éste, no quedaría ningún elemento de convicción para poder respaldar la condena impuesta. Es por lo que, el
impugnante, asevera que la sentencia de marras, tiene defectos de fundamentación en cuanto a la acreditación de los hechos
acusados contra éste, siendo que así, el Tribunal de juicio le condena sin que exista prueba suficiente e idónea a los efectos.
Solicita el impugnante que se declare con lugar el recurso de apelación, que se anule el debate y se ordene un nuevo juicio de
reenvío. Como pretensión accesoria, que se absuelva a su representado. No lleva razón el recurrente: En referencia a este
particular, se explica de manera amplia en los considerandos precedentes las razones por las cuales el tribunal sentenciador le
otorgó plena credibilidad al testigo [Nombre 011], pero no solo a este, sino que su declaración también fue constatada y
corroborada con otros testigos, como la novia y el padre del occiso, que permitieron situar al ofendido junto con los imputados el
día en que todos zarparon y luego el regreso de los encartados sin el ofendido. Ahora bien, el hecho que el testigo [Nombre 011]
no haya presenciado el homicidio de [Nombre 001], se explica en el suceso ocurrió en mar abierto, pero sí lo pudo constatar a partir
de lo que los mismos imputados le informaron, así como del video en que observó el desmembramiento del agraviado, lo cual lo
sitúa como un testigo privilegiado, sin que haya podido apreciar el tribunal razones exógenas para que éste relatara lo que observó
y escuchó decir de parte de los mismos endilgados, testimonio que como se dijo, los juzgadores analizaron ampliamente,
exponiendo adecuadamente las razones por las que dicho testigo les merecía credibilidad, como se indicó en el considerando
segundo. En consecuencia, al no apreciarse los vicios alegados, el motivo se declara sin lugar.
IX .- El licenciado Leonel Villalobos Salazar, en su condición de defensor del justiciable Jonathan Jiménez Morales, presentó
recurso de apelación en contra de la sentencia número 600-2014 dictada por el Tribunal de juicio del Primer Circuito Judicial de la
Zona Atlántica 16:40 horas del 25 de setiembre del 2014. Único reclamo : Alega el recurrente que hubo una fundamentación
errónea e insuficiente en relación a un análisis descriptivo e intelectivo incompletos, sesgados y parcializados, además, violación a
las reglas de la sana crítica, al derecho de defensa y al del debido proceso . Indica el recurrente que, el Tribunal de juicio, dictó la
sentencia en contra del imputado basándose en el testimonio del testigo [Nombre 011], quien no funge como testigo presencial,
sino que éste se limitó a ver un supuesto video en el cual le mostraron el homicidio. En relación con los testigos de cargo, fueron
considerados como creíbles en sus declaraciones, mientras que, en cuanto a los de descargo, sucedió lo contrario. Ante lo
expuesto, el recurrente subdivide su alegato en cinco apartados dentro del mismo, a saber: a) Determinación imprecisa o no
circunstanciada del hecho. Alega una violación al principio in dubio pro reo y a la existencia de una fundamentación contradictoria.
1. Existencia de un plan previo para cometer el homicidio. Menciona el recurrente que, se dio una transcripción de la pieza
acusatoria en la sentencia, lo cual conlleva a que no exista un adecuado análisis en lo referente al tiempo, modo y demás
circunstancias importantes, para poder determinar que los acusados se hubiesen reunido previo a los hechos, para planear su
accionar. Señala que no hay una determinación de hechos y, no se dice el motivo del crimen. La sentencia no define el por qué se
considera que los endilgados quisieron cometer el homicidio, éstos no incurrieron en un planeamiento previo, ya que, ni siquiera
existía un motivo para acabar con la vida del ofendido. Además, al no haber un cadáver, ni un video que compruebe el hecho
imputado, existe duda sobre si el mismo ocurrió o no, y ante, la duda, hay que absolver. Si se toma en consideración que, para
cometer un homicidio y desaparecer el cuerpo, ha de haber un plan trazado de previo, con base en las reglas de la lógica,
resultaría imposible que, en tan sólo unos segundos, los imputados se pusieran de acuerdo para realizar el homicidio que se les
achacó. La fundamentación presentada por el Tribunal de juicio en este aspecto, es ilegítima, según lo aquí expuesto. 2.
Indeterminación del autor del disparo en contra del ofendido. Al no existir la presencia de un cadáver, no es posible determinar que
a la víctima se le diese muerte con un disparo. No pudo realizarse una autopsia que determinara la causa de la muerte, siendo que,
entonces, si no hay cadáver, no hay delito. Esto lleva a afirmar que, el ofendido pudiese estar vivo, escondido en algún lugar del
mundo. El Tribunal a quo, simplemente, se dedicó a trascribir lo que, en su declaración, afirmó el testigo de cargo [Nombre 011], sin
un debido análisis en lo relativo. El mismo testigo, manifestó que en el video no se ve quién propinó el disparo en cuestión. b)
Análisis intelectivo insuficiente. En el apartado de la sentencia de marras IV. Sobre el Análisis de Fondo , en el folio 50, se evalúa el
testimonio de Merdean Fuller Mitchell, la cual afirmó haber ido a dejar al ofendido en un lugar llamado El Castillo, el cual es un local
que está situado frente a otro llamado El Puesto (en el cual venden drogas), mas son lugares distintos, no relacionados entre sí. El
Tribunal de juicio, muestra mala intención en su análisis intelectivo en este particular, por cuanto, con el objetivo de condenar al
imputado, modifica dicha versión indicando que la testigo dijo que vio al ofendido dirigirse a un portón negro, hacia El Castillo. Todo
esto, según dicha declaración, sucedió entre las 11 y las 11.30 de la noche, entonces, el juzgador entrelaza dicha aseveración con
el del testigo [Nombre 011], el cual indicó en su testimonio que, vio llegar a la víctima entre 15 y 20 minutos antes de las 2 de la
mañana al Castillo, demostrándose así, la voluntad del Tribunal de forzar los testimonios para que sean coincidentes, y así, lograr
una concatenación con la finalidad de responsabilizar al endilgado en los hechos que se le achacaron. c) Análisis intelectivo
insuficiente y fundamentación insuficiente y/o contradictoria. El Tribunal de juicio, tomó la declaración de [Nombre 011] como veraz,
sin fundamentarlo, es decir, no explica por qué consideró sus aseveraciones como coherentes, consistentes y veraces. Por otro
lado, las de los testigos de descargo no surtieron el mismo efecto, éstas fueron, más bien, desechadas. El detalle del contorno, la
descripción de las prendas de vestir, la ubicación de los objetos en la lancha, y demás detalles descritos por el testigo [Nombre
011], no pueden ser considerados como un sinónimo de consistencia ni verosimilitud del testimonio. Indica el recurrente que,
además de lo supra expuesto, hay una serie de conceptos como: idéntico, coherencia, verosimilitud y verosímil, que demuestran
cómo la fundamentación de los jueces es insuficiente, lo cual le causa un perjuicio importante al imputado. Además de ello, la
manera en cómo se trató a los testigos de cargo y a los de descargo, lo cual no debió de ser así, en el tanto que el juzgador ha de
ser neutral y mantener un trato igualitario con las diferentes partes, d) y e) Falta de fundamentación y/o fundamentación
insuficiente. Afirma el recurrente que, la defensa técnica, logró acreditar que, el testigo [Nombre 011], presenta el trastorno de
personalidad conocido como sociopatía, a la vez que, el mismo es enemigo de los hermanos Jiménez Morales (imputados en esta
causa), lo cual, evidencia el ánimo de perjudicarlos con su testimonio. Además de esto, el recurrente afirma que, el Ministerio
Público le daba a éste un trato preferencial, aun cuando dicho testigo manifestó ser vendedor de drogas, y se muestra en la red
social Facebook en fotografías en las que, aparece vistiendo ropa militar, portando armas prohibidas, de grueso calibre. Resulta
extraño para el recurrente que, no se le practicaran pruebas psicológicas ni psiquiátricas al testigo, bajo la excusa de que éste
manifestó su negativa. Por otro lado, los testimonios de [Nombre 017], así como el de [Nombre 021], no fueron debidamente
analizados. Esto conlleva a que, sólo se tome en cuenta el testimonio de [Nombre 011], mientras que las declaraciones
mencionadas, no tienen peso para el tribunal de juicio. Éstas fueron claras en indicar que los imputados, se encontraban en sus
casa de habitación al momento de los hechos, desmintiendo así, a [Nombre 011]. Sin embargo, el tribunal a quo, no tomó en
consideraciones estas aseveraciones, y no fundamenta las razones. Solicita el impugnante que se declare con lugar el recurso de
apelación, que se anule el debate y se ordene un nuevo juicio de reenvío. Como pretensión accesoria, que se absuelva a su
representado. Durante la audiencia oral refirió que se dictó una sentencia condenatoria por homicidio, sin cadáver, que se hizo un
incorrecto análisis de la prueba indidicaria y que no se demostró que los imputados hayan planeado la muerte del ofendido. No
procede el alegato: El recurrente alega, en síntesis, dos tipos de agravios que le afectan al imputado: el análisis intelectivo
insuficiente y, una determinación imprecisa de los hechos, todo ello basado en las pruebas testimoniales. Ante esto, hay aspectos
importantes a mencionar, cuando se habla de presunción y de indicios, hay diferencias evidentes, la presunción conlleva el
principio de identidad, en el tanto, una cosa es idéntica a sí misma (hay sólo una probabilidad), como cuando se hace alusión a la
presunción de inocencia, mientras que, el indicio utiliza el principio de causalidad, es decir, todo efecto, supone una causa, hay
certeza de un hecho, por ejemplo, se ven manchas de sangre, lo cual hace evidente que la persona estuvo en el lugar de los
hechos. La doctrina lo menciona: “ (…) La presunción deduce lo conocido de lo desconocido partiendo del principio de identidad,
en tanto que, el raciocinio del indicio infiere lo desconocido de lo conocido, mediante el principio de causalidad” (Lógica de las
Pruebas en Materia Penal, Nicolás Framarino, pp 22), así las cosas, con base en el análisis de la prueba, realizado por el Tribunal,
éste puede inferir que la prueba testimonial de cargo es coherente y creíble. La prueba que se derivó de la declaración de [Nombre
011] al igual que los padres y la novia de la víctima, fueron adecuadamente analizadas, así como con el resto de los elementos
probatorios. La defensa echa de menos que no se haya establecido quién personalmente disparó por la espalda al agraviado, pero
esto resulta lógico en las circunstancias del caso en donde el homicidio se produjo en alta mar, además el video visto por el testigo
[Nombre 011] inició con el desmembramiento del cuerpo y solo los encartados y el agraviado se encontraban dentro del bote, por lo
que indistintamente cuál haya sido el aporte individual de cada uno de ellos, todos responden de manera conjunta por el resultado,
a pesar de que [Nombre 011] sí logra indicar de acuerdo a lo que observó en el video, qué actos materiales realizó cada uno de los
endilgados, pero en el momento de desmembrar el cuerpo del ofendido. Esto además de la prueba indiciaria les permitió establecer
a los juzgadores que, los hechos ocurrieron en la forma descrita por el testigo, a quien la defensa pretende restarle credibilidad a
partir de sus propios antecedentes penales o el hecho de que no haya sido valorado psiquiátricamente, pero lo cierto es que, todas
las partes tuvieron la oportunidad de interrogarlo ampliamente, limitándose éste a declarar lo que los imputados le manifestaron,
describiendo con detalle el video que estos le mostraron, en tanto las otras circunstancias indiciarias también fueron corroboradas
por los otros testigos como se indicó en los considerandos precedentes, y todo ello analizado conforme a los principios de la sana
crítica. En cuanto a la posible enemistad entre los imputados y el ofendido, según declaró éste último para la fecha de los hechos
no tenían problemas, tanto es así que Jonathan días después le contó al mismo [Nombre 011] que a él le había tocado el trabajo
más duro que había sido dispararle al cuerpo, sostenerlo mientras otro lo desmembraba y luego lavar la lancha. Debe reiterarse
que, de acuerdo con la teoría del dominio del hecho, no es necesario, que cada coautor ejecute, por sí mismo, los actos materiales
integradores del núcleo del tipo, pues la realización del mismo, se produce de manera conjunta por medio de las diversas
aportaciones de los coautores. Y con respecto al plan previo, éste se deriva de las mismas circunstancias del caso, como el hecho
de que le indicaran al ofendido por mensaje de texto el día y la hora en que zarparían, tanto es así que el ofendido le dijo al testigo
[Nombre 011] que no lo podían llevar y que si se ganaba algo le regalaría dinero, lo que evidencia que el ofendido pensaba que iba
para otra cosa, que los imputados llevaran al menos un arma de fuego, pues con esta ultimaron al imputado a quien le dispararon
por la espalda, y posteriormente lo desmembraran, aspectos que le permitieron al Tribunal establecer que la muerte de [Nombre
001] había sido previamente planeada, tal y como se indicó en el considerando segundo, al cual se remite a efecto de evitar
repeticiones innecesarias. Es por lo expuesto que, se rechaza el alegato presentado por el recurrente al haberse analizado toda la
prueba conforme a las reglas de la sana crítica.
X.- La licenciada Rebeca Jiménez Lobo, en su condición de fiscal auxiliar del Primer Circuito Judicial de la Zona Atlántica,
presentó recurso de apelación en contra de la sentencia número 600-2014 dictada por el Tribunal de juicio del Primer Circuito
Judicial de la Zona Atlántica 16:40 horas del 25 de setiembre del 2014. En su único reclamo la recurrente alega que hay una falta
de fundamentación en lo referente a la parte de la acción civil resarcitoria, lo cual va contra Derecho. Según el peritaje realizado, el
monto a pagar por el daño moral para la madre de la víctima es del 70.000.000,00 colones, más el tribunal otorgó sólo
40.000.000,00 de colones, sin la debida explicación. El peritaje era muy claro en cuanto a la suma monetaria que se debía de
otorgar, sin embargo, el tribunal no lo avaló. Por otro lado, el daño por muerte, liquidado en la suma de 56.235.595,00 colones, fue
señalado como abstracto, quedando esto para la fase de ejecución de sentencia. En cuanto a las costas de la Oficina de la
Defensa Civil de las Víctimas, el tribunal tampoco otorgó el monto solicitado, sino que otorgó 6.000.000,00 colones. Solicita la
recurrente que se ordene el reenvío de la causa. El reclamo se declara con lugar. La reparación del daño moral ocasionado por
un delito, encuentra respaldo jurídico en el artículo 41 de la Constitución Política, que establece que “ocurriendo a las leyes, todos
han de encontrar reparación para las injurias o daños que hayan recibido en su persona, propiedad o intereses morales (...)”. Por
su parte el artículo 103 del Código Penal dispone en lo que interesa, que todo hecho punible tiene como consecuencia la
reparación civil, que será determinada en sentencia condenatoria que ordenará la reparación de todo daño y la indemnización de
los perjuicios causados tanto al ofendido como a terceros. Paralelamente al artículo 103 citado el numeral 122 del Código Penal de
1941 (Reglas Vigentes Sobre Responsabilidad Civil), también en lo que interesa establece que la reparación civil comprende la
reparación del daño material y moral. Finalmente el numeral 124 del Código Penal de 1941, dispone que la reparación del daño
material se hará mediante indemnización pecuniaria que se fijará valorando la entidad de todos los daños patrimoniales causados
con la acción u omisión punibles, por medio de peritos, y si ello no fuere posible en todo o en parte, al prudente arbitrio del juez. El
daño moral debe ser valorado por el Tribunal de conformidad con criterios de equidad. En el caso en concreto se fija un monto de
cuarenta millones de colones, sin indicarse adecuadamente cuales fueron los razonamientos que permitieron a los jueces fijar ese
rubro, distinto al peticionado por la representante de la actora civil, lo que deja el fallo sin sustento sobre este aspecto, al igual que
el daño económico por la muerte del ofendida que se fija en abstracto pero sin indicar ninguna razón para ello. En virtud de lo
anterior, se anula parcialmente la sentencia, solo respecto a la condena civil y a las costas y se ordena el reenvío para una nueva
sustanciación conforme a derecho sobre estos extremos. En todo lo demás el fallo permanece incólume.
POR TANTO:
Se declaran sin lugar los recursos de apelación interpuestos por la defensa y el imputado. Se declara con lugar, el recurso de
apelación interpuesto por la abogada de la defensa civil de la víctima. Se anula el fallo únicamente en cuanto a los extremos civiles,
así como sobre las costas y se ordena el reenvío para una nueva sustanciación. NOTIFÍQUESE.-

Rafael Gullock Vargas


Ana Isabel Solís Zamora Laura Murillo Mora
Jueza y Juezas de Tribunal de Apelación de Sentencia Penal
Expediente : 12-000219-0063-PE (12)
Imputado : Nicolás Jiménez Morales y otro
Ofendido : [Nombre 001]
Delito : Homicidio Calificado

ASÁNCHEZBE

Clasificación elaborada por CENTRO DE INFORMACIÓN JURISPRUDENCIAL del Poder Judicial. Prohibida su reproducción y/o
distribución en forma onerosa.

Es copia fiel del original - Tomado del Nexus PJ el: 08-04-2023 15:22:56.

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