El fiscal encargado de sustanciar la presente causa manifestó que, el
sábado primero de agosto del 2015 Ligia Moyolema llegó a su domicilio a eso de las 19h00 a 20h00 después de realizar sus labores consistente en vender bisutería en la plaza oriental, en el domicilio estaba el procesado, mismo que estaba preocupado porque no llegaba su esposa, posteriormente el señor Juan Betún les invitó a salir, por lo que salieron a unos bares, finalmente llegaron a la discoteca denominada El Cartel, allí tomaron una botella de vodka entre varias personas, de pronto surgió una discusión entre los esposos y José Ulcuango le dejó en el bar sola a Ligia Moyolema, misma que posteriormente solicitó que le dejen en su casa, minutos después Juan Betún recibió una llamada del procesado y reclamando por su esposa le dijo que si no llega esta hija de puta al departamento, le saca la puta, al llegar al domicilio de Ligia Muyolema, sus amigas le dijeron que no se quede, pues puede haber problemas, sin embargo se quedó argumentando que lo va a enfrentar y va a dialogar con él, después se produjo una discusión y el procesado procedió a dar varias puñaladas a Ligia Moyolema, una de ellas tocó el corazón y el pulmón, causándole la muerte, el procesado decidió desaparecer la evidencia y abandonar el lugar, se probara estos hechos con las pruebas anunciadas en su oportunidad, que se ha colaborado con las diligencias dispuestas por Fiscalía con el fin de que aparezcan datos precisos y relevantes dentro de la indagación, siempre reiteraron el afán de colaboración dentro de la investigación ALEGATO FINAL De las pruebas enunciadas anteriormente se puede colegir la existencia material de la infracción, pues no cabe duda que Ligia Moyolema sufrió una muerte violenta, producida por un objeto corto punzante, además se establece que el lugar de los hechos existe y en el mismo se encontraron varias evidencias que corroboran la existencia de la infracción. Cabe destacar que las dos últimas personas que observaron con vida a Ligia Moyolema fueron los señores Vilma Tuabanda y Juan Betún, quienes concordaron al manifestar que el día de los hechos le fueron a dejar a la occisa en su domicilio ubicado en la Saboya Militar, recibiendo el señor Juan Carlos Betún en el trayecto una llamada del procesado José Ulcuango, en la cual amenazaba con golpearle a su cónyuge, cabe destacar que dicha llamada fue captada por la operadora claro, concretamente desde una antena en común ubicada en el edificio Acrópolis, asimismo quedó grabado en video, cuando José Ulcuango y Ligia Moyolema se encontraban en la discoteca denominada El Cartel. Es un hecho cierto también que Ligia Moyolema se dirigió hasta su domicilio, en donde encontró la muerte, debiendo recalcar que estaba predispuesta a recibir una agresión por parte de su cónyuge, si tomamos en consideración que hubo una pelea previa en la discoteca El Cartel, cuyo resultado fue el que José Ulcuango se alejara de sus esposa sin llevarla con él, quedando ésta última llorando en la discoteca. Como se pude apreciar José Ulcuango estaba molesto, ésta ira posteriormente fue exteriorizada cuando Vilma Tuabanda y Juan Betún le escucharon decir mediante una llamada telefónica “dile a esa hija de puta que ya venga o le saco la puta”. De acuerdo al procesado, desconoce todo lo sucedido desde que salió de la discoteca El Cartel en la que reconoce estaba en compañía de la occisa y otros amigos, lo que conlleva a establecer que no existen testigos presenciales de los hechos acontecidos desde que Ligia Moyolema se dirigió a su domicilio, hasta que fue hallada sin vida, sin embargo Fiscalía aportó con abundante e importante prueba indiciaria que permite determinar claramente al responsable de la muerte de Ligia Moyolema. En primer lugar se destaca que el perito Julio Banda le escuchó decir libre y voluntariamente a José Ulcuango, que no se acordaba de lo sucedido y que presumiblemente había matado a su mujer. Por otra parte hay que tomar en consideración que no se encontraron forzadas las puertas de ingreso del lugar donde habitaba Ligia Moyolema, salvo una ventana rota, que se quebró en días anteriores con el objetivo de ingresar al departamento, es decir antes de que sucedan los hechos, asimismo no habían señales de desorden y la víctima tenía todas sus pertenencias, por lo que se descarta que alguien extraño a los habitantes de la vivienda hubiere ingresado con otro propósito. En el lugar de los hechos se encontró una huella en forma de figura geométrica dejada en el lugar donde se encontró el cadáver de Ligia Moyolema, la cual presentaba características de haber sido impresa mientras todavía se encontraba fresca, misma que al ser comparada con el calzado que proporcionó el procesado, coincidió su morfología , de esta manera se establece claramente que, cuando la víctima fue asesinada, el procesado estuvo presente en ese mismo instante, pues dejo impresa la huella de su calzado. Cabe también destacar el hecho de que la persona que mató a Ligia Moyolema, intentó borrar los vestigios dejados por la infracción, tratando de borrar las huellas de sangre dejadas en un sillón, eso explica el por qué se encontraron restos de fibras del sillón, en el cepillo encontrado en el lugar de los hechos, además dicho cepillo tenía presencia de sangre, por lo que la única persona que pudo matar a Ligia Moyolema es el procesado, pues se descarta totalmente la presencia de una tercera persona en la escena del crimen, pues si hubiera sido una tercera persona la responsable, no se hubiera permitido borrar las huellas de la infracción, hubiera bastado con retirarse del lugar. El procesado es una persona consiente de sus actos, así lo reveló el peritaje psicológico que se le practicó, descartando de plano que sufra alguna alteración mental, especialmente el de amnesia, puesto que como lo explicó la perito psicóloga solo puede producirse ante circunstancias graves como un acto de terrorismo o un accidente de tránsito fuerte. Las pruebas aportadas durante la audiencia de juzgamiento evidenciaron claramente que José Ulcuango actuó con dolo, pues utilizó un arma corto punzante para atacar a su conviviente en varios órganos vitales como lo es el pulmón, corazón; y cuello, produciendo el colapso de los mismos, por lo que su intención fue de matar, se recalca que no se ha encontrado evidencia de pruebas obtenidas con violación de la Constitución o la ley. Al respecto la Jurisprudencia ecuatoriana se ha pronunciado de la siguiente manera: “A este respecto es importante destacar que tanto la Jurisprudencia de nuestros Tribunales como la doctrina son uniformes en el criterio de quien pone en acción medios que normalmente causan la muerte, no puede tener otra intención que la de matar Por estas consideraciones este Tribunal tiene la certeza de que el procesado es responsable de la infracción de la que se le acusa. 1 del Art. 140 del Código Orgánico Integral Penal. Por ello, con fundamento en los Arts. 621; y, 622 del Código Orgánico Integral Penal,
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