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REPÚBLICA, MODERNIZACIÓN

Y EMPRESA

En el periodo republicano comienzan a predominar las haciendas ganaderas, de trapiche y de


tabaco. La población de San Jacinto no fue la excepción, teniendo en cuenta la ocupación de
terrenos baldíos o haciendas deshabitadas tras la independencia. Durante este periodo se
presento una fuga masiva de esclavos que trabajaban en estas haciendas, al mismo tiempo que
se incrementaron las rochelas o pequeñas parcelas ocupadas por negros cimarrones y
arrochelados o por vecinos libres, teniendo en cuenta de que se encontraban dispersos en la
región. La esclavitud pese a ya no contar con un grueso número de población todavía se
mantenía hasta su abolición completa en 1851 y fueron los que trabajaron en el campo durante
la primera mitad del siglo XIX. Las casas o chozas de esclavos y peones tenían materiales muy
pobres, al igual que sus herramientas tales como los machetes, azadas, barras y cavadores En
las haciendas de caña había mayor tecnología agraria como los trapiches, en donde utilizaban
fondos de cobre, pailas, “canoas” para depositar la miel, hornos, cajones, canales y pozos. Cabe
destacar que los trapiches se encontraban tanto en las grandes haciendas como en las
modestas parcelas.

En la segunda mitad del siglo XIX se da una


expansión de la ganadería en general en
to d a l a C o s t a C a r i b e , d e b i d o a l a
introducción de pastos artificiales como la
pará, la guinea y la yaraguá. Con esta
novedad se disuelve parcialmente el
transporte tradicional del ganado, el cual
era llevado desde los playones inundables
hacía sabanas más altas de acuerdo a la
temporada. Fue hasta 1860 que se mantuvo el ganado cimarrón al desarrollarse esta en
espacios semiabiertos y sin hacer un encerramiento de sus parcelas. Pero en la década de 1870
se inicia un proceso lento y gradual del encerramiento o cercamiento con alambre de púas, en
las fincas de la Costa Caribe. El municipio o la población de San Jacinto estuvo presente en este
proceso, al ser la expansión de la hacienda ganadera en la Costa Caribe su principal actividad
económica durante la segunda mitad del siglo XIX y también en las primeras décadas del siglo
XX. Cabe destacar que en la mayoría de las haciendas costeñas también se dedicaron a la
producción de otros productos tales como el cultivo de la caña de azúcar, de panela y la
destilación del aguardiente, sumado a la exportación del ganado.

Comienzan también a darse cruces de


ganado criollo costeño, esto para dejar
a t rá s a l a g a n a d e r í a c i m a r r o n a y
semisalvaje en la primera mitad del siglo
XIX. Las razas mezcladas para dar crías más
puras y valiosas para la exportación fueron
la Normanda, la Abeerden - Angus y Red
Polled, razas que dieron resultados
satisfactorios. De estos cruces en la
segunda mitad del siglo XIX y principios del XX nace el reconocido ganado Cebú, el cual es el
resultado de su importación proveniente de la India. Este ganado perdura hasta nuestros días.
Pasamos ahora a las haciendas azucareras, pero nos enfocamos principalmente en la segunda
mitad del siglo XIX y principios del XX. La producción azucarera se llevaba a cabo en amplias
zonas de la Costa Caribe. Para el caso de San Jacinto, se intento hacer una experiencia que no
obtuvo resultados positivos, cercana a este municipio ya que se desarrolló en la zona de
Marialabaja. Este ingenio o compañía se llamó Balmaceda y no logro llegar hasta el siglo XX por
las dificultades financieras. Estos trapiches estaban movidos de forma rudimentaria por bueyes,
principalmente en las pequeñas parcelas donde se producía panela y melaza, esta última para
fabricar rones.
ORIGENES DE SAN JACINTO
El 16 de agosto de 1776 don Antonio de
La Torre y Miranda funda una población,
con un grupo de personas que congrega
a quienes se les reconoce como
descendientes de la cultura primitiva San
Jacinto o la famosa Cultura de Cerámica.
La población fue categorizada como
“Sitio”, comenzando asi la historia del
poblamiento permanente
español de los Montes de María, que sigue vigente hasta nuestras épocas. Uno de los
principales atractivos de esta población fue el desarrollo de la labor del tejido, el cual se
realizaba con hilaza de algodón. Antonio de la Torre y Miranda en uno de sus viajes
desarrolla el importante significado que representa el algodón para esta población y
otras nueve que reorganiza, esto por poseer temperamentos cálidos y húmedos que
permitían el desarrollo de la agricultura, permitiendo así buenos cultivos.

Este tejido contaba del adecuado


requerimiento de técnicas y al
mismo tiempo brindaba una gran
riqueza artesanal que se comenzaría
a dejar de generación en
generación, San Jacinto se
destacaba por la textilería en
algodón y fique siendo sus
productos mas representativos las
hamacas y las mochilas. Estos
saberes ancestrales comenzaron
por parte de los hombres ya que el
tejido se comienza a implementar para las famosas mochilas donde estos
llevaban sus herramientas para el campo.

El municipio de los antiguos Zenú y de los “Gaiteros” usaba la técnica de telar de cintura,
hasta que Antonio de la Torre introduce el telar vertical. Es asi que instalan grandes
telares en sus casas y con materiales como la hilaza de algodón, que era teñida con
tintes vegetales, tenían los elementos utilitarios de las casas, especialmente las
reconocidas hamacas. Este conocimiento del oficio además de crear una gran tradición
de saberes ancestrales se volvió en una de las principales fuentes de empleo para la
población sanjacintera y al mismo tiempo permite que tanto hombres y mujeres pasen
esta tradición a los más pequeños del núcleo familiar.
LA DOLOROSA HISTORIA
DEL C O N FL IC T O

El conflicto armado en los Montes de María


propicio una crisis económica, política y
social en la región, debido a la disputa por el
control territorial entre guerrilleros y
paramilitares. Estos grupos se ubicaron en
este territorio debido a las condiciones de la
zona, logrando convertirlo en epicentro de
operaciones de actores armados. Se
aprovecharon de la poca presencia del
estado, de los recursos naturales, de la
biodiversidad y de su posición estratégica
de tránsito hacia el mar y acceso al interior
del país. Esto condujo a un descontrol total
de la población lugareña hasta el punto que
miles de campesinos fueron desplazados y
despojados de sus tierras y muchos otros
asesinados.

El conflicto armado fue un choque


económico, social y cultural para el
colectivo del municipio de San Jacinto
B o l í v a r, p u e s t o q u e t ra j o c o n s i g o
estancamiento en la circulación de
mercancías de los artesanos de dicho
municipio. Económico porque, ya no
estaban recibiendo tantos visitantes que
adquirieran sus producciones artesanales,
las cuales dinamizaban la economía del
municipio. En lo social, ocasiono que gran
parte de los artesanos migraran hacia
territorios vecinos experimentando nuevas
formas de vida, nuevas costumbres, otra economía, entre otros. Muchos artesanos se quedaron
enfrentando el drama de la violencia y se tuvieron que acomodar a las restricciones planteadas
por temor a ser saqueados o asesinados. Y en lo cultural impacto puesto que, imposibilito la
realización de sus fiestas patronales durante varios años, las cuales reafirmaban sus tradiciones
culturales y ancestrales.

La tradición cultural de San Jacinto Bolívar sigue viva a pesar de la ola de violencia
experimentada. Fue este mismo colectivo artesanal que lucharon por mantener y
evolucionar en sus tradiciones ancestrales y transmitir esos conocimientos de
generación en generación. Estos artesanos se organizaron en cooperativas
artesanales para brindar capacitaciones de emprendimiento para ayudar a superar la
pobreza en la cual se encontraban sumergidos a raíz de todo este conflicto armado
vivido. Estas prácticas artesanales permitieron que muchas familias dejaran de lado las
marcas de la guerra y salieran adelante, constituyendo estas uno de los motores por
los cuales fue reactivada la economía en este municipio.
CIRCUL ACIÓN Y COMERCIALIZACIÓN
D E L T E J I D O D E S A N JAC I N TO

Los Tejidos de San Jacinto cuentan con diversidad de puntos de venta. De


manera tradicional, las viviendas aledañas a la Troncal de Occidente han servido
como el principal punto de venta de las artesanías de San Jacinto para su
comercialización. Desde allí las cooperativas de artesanos reúnen un importante
volumen que es comercializado en los mercados nacionales e internacionales.

Para la década de los 60


ya existían agremiaciones
que producían y vendían a
mercados externos de manera directa, sin
intermediarios, por lo cual los productos eran
vendidos a buenos precios para el consumidor,
al igual que garantizaban la rentabilidad para
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los artesanos. En 1994 se había conformado la
Cooperativa de Artesanos de San Jacinto, la
cual contaba con 25 asociados dedicados al oficio de tejeduría en telar
vertical mediante efectos de técnica como el labrado, acordonado, bordado
o calado y sus principales diseños.

Los tejidos de San Jacinto nacen en las manos de la mujer que los elabora. Ella es
ama de casa, mientras prepara el telar, también prepara los alimentos para la
familia. Tradicionalmente, la elaboración de las hamacas, mochilas y demás
productos son una tarea exclusiva de las mujeres, así como el cuidado de la
familia y los más pequeños. La mujer aprende a tejer desde su adolescencia, le
enseña su madre, una tía, su abuela u otra mujer mayor quien a su vez aprendió
de otra. Luego de la elaboración de los tejidos, las unidades productivas
conformadas, principalmente por las familias, llevan sus productos a distintos
puntos de venta. Así, la identidad que se teje al interior de las familias de San
Jacinto, cobra valor comercial, con lo que contribuye al ingreso económico del
núcleo familiar.
EL TEJIDO EVOLUCIONA
El oficio de la tejeduría en San Jacinto se ha transmitido
generacionalmente, la técnica empleada desde los
inicios, ha sido el tejido en telar vertical de marco
donde se pueden realizar diversos tejidos. Los
materiales utilizados para los tejidos son una hilaza de
cien porciento algodón de calibre 20/2, que
actualmente se procesa en las hilanderías industriales
en madejas de 100 gr. Para tejer una hamaca se
necesita de 12 a 2 madejas de acuerdo al tamaño,
técnica o calidad de la hamaca. Para darle cuerpo al
tejido y proteger su color es común almidonar el hilo
mediante el proceso de rayar la yuca, luego se cuela
con agua y se bota el bagazo, el resto se coloca al sol
hasta que pueda pulverizarse, el resultado se hierve en
agua batiéndola hasta que adquiera un aspecto de
engrudo. Posteriormente, se sumerge la madeja en el
almidón ligado con agua, se exprime y se pone al sol
para su secado.

El uso de telar viene desde la tradición Arawak y se


encuentra en los Morroa, en Sucre, hasta la Guajira
pasando por la Sierra Nevada. El telar vertical de
marco tiene capacidad para tejer una tela de tres
metros de largo por dos de ancho, aunque la medida
común de una hamaca es de 2.80 x 1.50 metros, la
construcción del telar es realizada por los hombres de
cada familia, ya que la madera con que se realiza el
marco es traída desde el campo. El tejido puede ser
realizado por tres o cuatro personas, una encargada
de la urdimbre y el peine, otra ocupada del tejido y
otra encargada del terminar de las cabezas. Primero
se toma el hilo y se echa de abajo hacia arriba en
sentido vertical, pasando por las trabas en forma
de ocho hasta armar la urdimbre.
Con una mano se jala el peine, con la otra se golpea la urdimbre con la paleta abriendo las trabas y los paños de la
hamaca. Luego se pasa el palo de hilo debajo del peine, de un lado a otro y por encima del entrelazamiento de los
hilos. Posteriormente se golpea con la paleta para fijar el tejido repitiéndose indefinidamente el movimiento del
peine-paleta-palito-paleta-peine. Entre el tejido y las cabezas se teje a mano una trenza con hilaza, que ayuda al
terminado para evitar que posteriormente se deshilache la tela, después de esto se procede a hacer las gicas en
forma de trenza.

La producción artesanal en San Jacinto se ha visto fuertemente influenciada por el proceso de


industrialización que ha vivido el país en las últimas décadas. La introducción de hilos industriales ha
facilitado el proceso de fabricación de los tejidos, ya que redujo el tiempo y el costo de producción, de igual
forma, produjo una diversificación en los colores de los tejidos. Así también, se han transformado los
diseños tradicionales utilizados por los artesanos en un intento por competir contra la producción de
tejidos completamente industriales que se producen en menor tiempo, con costos más bajos y una calidad
menor; para esto Artesanías de Colombia S. A. ha implantado unos criterios para la diversificación de los
tejidos, reconociendo la dificultad y responsabilidad de resguardar la cultura y tradición artística del
pueblo sanjacintero. Los criterios tenidos en cuenta han sido la conservación de las características
originales de los materiales, técnicas y diseños formales, mantener el tejido y el bordado tradicional de la
hamaca y producir los textiles en el telar vertical tradicional sin ninguna innovación técnica, entre otros
más. Algunos intentos de diversificación del tejido se pueden encontrar desde los años de 1965 cuando los
Cuerpos de Paz reactivaron la producción artesanal durante 15 años, en este intento se evidencio una
marcada influencia guatemalteca. En el año de 1973 Artesanías de Colombia realizo una asesoría, en el
color y en la diversificación del tejido para realizar telas bordadas y a rayas con motivos regionales,
acompañada del diseñador Ernesto Rodríguez. En 1977 también llevaron a la diseñadora María Elvira
Pardo para la realización de prendas de vestir con telas a rayas en color y con hilaza de hamacas y en 1983
se realizaron las primeras muestras de tela en hilaza cruda por parte de la experta textil Silvia Gualteros.
SAN JACINTO,
HISTORIA Y TEJIDO

Esta exposición es el resultado de


un ejercicio de investigación y
creación de los estudiantes de la
a s i g n a t u ra M u s e o l o g í a d e l
Programa de Historia en el
período 2022 - I, quienes después
de haberse encontrado alejados
de las aulas por causa de la
pandemia del COVID-19
retornaron para encarar con
profunda resiliencia y renovado
entusiasmo, los aprendizajes de
los diferentes cursos. Se evidencia
el empeño con el que han llevado
a cabo está exposición, que les
invitamos a visitar.

CREDITOS

Estudiantes

Dora Angélica Espinosa Vega


Tomás Enrique Gónima Pinto
Danna Gabriela Güeto Morelo
Sasha Paully Jiménez Prada
Camilo Andrés Montoya Carmona
Natalia Yohana Torregloza Martelo

Docente

Nancy Rocío Correa Mosquera

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