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EL SINU: OTRA RUTA HACIA LA

INDEPENDENCIA1811-1816

SINU - BOLIVAR
EL SINU: OTRA RUTA HACIA LA
INDEPENDENCIA 1811-1816
Mabel Rocío Vergel Rodríguez

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EL SINU: OTRA RUTA HACIA LA
INDEPENDENCIA1811-1816

Mabel Rocío Vergel Rodríguez


Estudiante tesista del Programa de Historia
de la Universidad de Cartagena

Luego de que el Rey de España Fernando VII fue restablecido en su trono en


1814, se dispuso, desde ese país, la “pacificación” de las antiguas colonias
americanas que a partir de 1810 empezaron a luchar por su Independencia
(Sourdis 29). Por “pacificación” se entendía someter por la fuerza a los promotores
de la Independencia y devolver a su estatus de vasallos a los pueblos americanos
que se habían levantado en contra de la Corona española. Para esta campaña fue
nombrado Capitán General del Ejército Expedicionario, el veterano de guerra
Pablo Morillo, quien se desplazó con naves de guerra, armas y hombres hacia las
costas del Caribe de América del sur, a su centro más vulnerable e importante, la
Plaza Fuerte de Cartagena de Indias.

Antes de la llegada de Pablo Morillo, se encargó a Francisco Montalvo y Ambulod


desde Santa Marta, fortín de la escuadra realista al norte del Virreinato de la
Nueva Granada, para que bloqueará la comunicación de Cartagena, tanto con el
extranjero como con el interior del virreinato, principalmente toda la ruta del río
Magdalena que facilitaba la comunicación con Santafé de Bogotá y Venezuela. 2
Además era importante bloquear y tomar el control de la región de las sabanas de
Corozal y del Sinú, por ser ésta la despensa de víveres que surtía la capital de la
Provincia de Cartagena (Mendoza 156). El objetivo, era disminuir las fuerzas de
los patriotas que tenían el control de la Plaza Fuerte de Cartagena, impidiendo la
entrada de víveres, armas y auxilios pecuniarios a la ciudad, de manera que se
debilitarán sus defensas y facilitará la entrada de Pablo Morillo y su ejército
expedicionario, para luego desde allí dirigir su campaña de reconquista de las
colonias americanas.

Estando ya Pablo Morillo en la Hacienda de Torrecillas, ubicada en el actual


corregimiento de Turbaco en el departamento de Bolívar, el Capitán General
organizó diferentes frentes militares con destino a la región del bajo y medio
Magdalena y hacia las sabanas de Corozal y Sinú (Restrepo II 59). Uno de estos
frentes estuvo comandado por Julián Bayer, a quien le correspondió bloquear y
tomar el control de lo que conocemos hoy como Golfo de Morrosquillo, en uno de
sus puntos más importantes, el Puerto de Cispatá o el Zapote, que era una de las
salidas por el Mar Caribe hacia Cartagena, desde el río Sinú.

El 20 de septiembre de 1815 Julián Bayer se encontró con una columna del


ejército republicano en Chimá, actual municipio del departamento de Córdoba
ubicado al sur de la ciénaga grande del bajo Sinú, que había sido comisionada
para llevar el dinero de un situado a Cartagena, ciudad que desde hacía tiempo

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venía pidiendo auxilios al Gobierno de la Unión, instalado en Santafé de Bogotá.


Esta columna iba comandada por los republicanos Pantaleón Germán Ribón y
Martín Amador, quienes lograron huir refugiándose en “la espesura del monte
inmediato al pueblo”, según palabras de Bayer dirigidas a Pablo Morillo (Boletín
Expedicionario 6). Para darles alcance, Bayer planeó poner destacamentos sobre
Sabanilla y San Antero y mandó a ocupar el pueblo de San Andrés de Sotavento
de manera que pudieran encerrar en círculo a los prófugos. Por último, dispuso
Julián Bayer a través de su comunicado, armar todas las canoas de las
inmediaciones de Cereté y subir por el curso del río Sinú, examinando ambas
riberas en busca de los republicanos (Boletín Expedicionario 6). En el mismo
informe se apuntó, que además del dinero se incautaron joyas, armas y
municiones.

Tres días después en horas de la noche, luego de recorrer caminos desconocidos


para los realistas, la tropa de la sección de Julián Bayer dio alcance a los fugitivos
patriotas en inmediaciones del río Sinú, en una isla más arriba de Montería
(Boletín Expedicionario 9) haciendo prisioneros al Inspector General Pantaleón
Germán Ribón, al Subinspector General Teniente Coronel Martín Amador, al Jefe
de Estado Mayor Rafael Cardile, 6 oficiales de plana mayor, 16 de otras
categorías militares, 16 soldados, 11 bogas, un diácono, a Doña Isabel Colorete y
Concepción Miliar de la Villa de Mompóx, entre otros. Las demás personas
alcanzadas por los realistas fueron asesinadas en Montería, entre ellos el Coronel
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Feliciano Otero y el Capitán Felipe Madrid, hermano de José Fernández de
Madrid. Pantaleón Germán Ribón y Martín Amador fueron fusilados en Cartagena
el 24 de febrero del siguiente año por orden de Pablo Morillo. En memoria de
todos aquellos que fueron víctimas de los realistas ese día del 20 de septiembre
de 1815, a la isleta donde fueron capturados, se le llamó “La Isla de los Muertos”
(Badel 325). Este lugar corresponde a la “Isla de Matamoros”, nombre con que los
españoles la habían bautizado anteriormente.

En este punto cabe preguntarse por la importancia de la región del Sinú durante la
época de la Independencia. Contrario a lo que algunos historiadores han señalado
(Mendoza 72), al afirmar que la región no tuvo mayor participación en la época de
la Independencia porque no se desencadenaron grandes confrontaciones bélicas
o porque no se ejerció un liderazgo militar a la altura de los grandes próceres
como los que ha registrado la historia en general, es necesario señalar que sí la
tuvo en la medida en que, además de ser despensa de la Plaza Fuerte de
Cartagena, fue utilizada en algunas ocasiones, por lo menos durante la Primera
República, como vía alterna de comunicación, pese a las dificultades que sus
características físicas y geográficas representaban. Cuando la ruta del Magdalena,
la más expedita, fue bloqueada, se necesitaron otras vías de acceso, que para el
caso del Virreinato de la Nueva Granada eran las del Atrato, Cauca y Sinú por el
noroccidente.

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Para los republicanos, era claro que mantener el control de la Plaza Fuerte de
Cartagena implicaba ejercer control sobre los pueblos de la provincia entera
primero que todo, conformada en aquel entonces por los actuales departamentos
de Córdoba, Sucre, Atlántico y Bolívar, y luego someter el frente realista apostado
sobre el bajo Magdalena con su centro de operaciones en Santa Marta. Durante la
Primera República, y con la participación desde entonces de Simón Bolívar, éste
fue uno de los escenarios de confrontación más importante entre republicanos y
realistas por casi cuatro años (Sourdis 30). Los primeros estuvieron siempre al
frente de defender la provincia de Cartagena en su totalidad y por ello no
escatimaron esfuerzos a la hora de someter sus propios pueblos al primer asomo
de sedición. Los segundos, antes de que se enviarán refuerzos de España,
propendían por ganar legitimidad en la Provincia de Cartagena, para debilitar la
Plaza Fuerte atacando por el oriente y sublevando los pueblos del oriente.

En 1812 tuvo lugar la Revolución de las Sabanas, que alude a las sabanas del
Sinú y Corozal; otros las llaman las sabanas del Sinú y Tolú. En definitiva se
refiere a la parte norte de los departamentos de Córdoba y Sucre. Sobre ésta
zona, en el Golfo de Morrosquillo se ubican dos de los puertos más importantes
del golfo para la época: Cispáta y Tolú, el primero en el actual departamento de
Córdoba y el segundo en Sucre. Según José Manuel Restrepo (Tomo 2 242), ésta
revolución fue promovida desde Santa Marta por los realistas como táctica de
ofensiva contra Cartagena, con quien se encontraba en guerra, aprovechando su
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debilitamiento y su falta de recursos. Según otro autor, fue producto de una
solicitud que se hizo a Santa Marta desde las sabanas, con la intervención del
clero, por contravenir las reformas que traería la Independencia, cuya causa
afectaba intereses económicos de la región (Martínez y Gutiérrez 78).

Desde Santa Marta se enviaron armas para alentar la insurrección de las sabanas
lo que puso en alerta a la ciudad de Cartagena porque significaba un bloqueo para
la entrada de víveres a la ciudad. Por ello, se formaron frentes de recuperación de
esta zona, quedando comisionado el oficial Miguel Carabaño para dirigir las
operaciones en el Sinú:

Fue también feliz la expedición que el oficial Miguel


Carabaño condujo a las bocas del río Sinú; era apenas de
ciento cincuenta hombres y algunos buques de mar; llevaba
el objeto de apoderarse del fuerte de Zispatá. El 26 de
noviembre lo atacó a viva fuerza por mar y tierra, tomándolo
por asalto… Pacificando este punto de apoyo de los
revolucionarios del Sinú, los demás lugares reconocieron de
nuevo al gobierno y se restableció la tranquilidad. (Restrepo
246)

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José Manuel Restrepo (243) anota que para ese momento la guerra se había
vuelto cruel y sanguinaria. Y no omite que el venezolano Cortés Campomares,
comandante de las fuerzas patriotas de las sabanas castigó cruelmente a los
insurrectos que se habían declarado a favor del rey. Da cuenta de ahorcamientos
y fusilamientos en Lorica, Tolú y otros pueblos de las sabanas. Estas acciones y el
mantenimiento del control por parte de Campomares hicieron que los siguientes
dos años no se registraran mayores acontecimientos en la región del Sinú. Pero la
revolución de las sabanas es una muestra de la importancia que tenía la región,
tendiente a mantenerse a favor de los realistas por lo menos en el año de 1812.

Otra situación que da cuenta de la importancia de la zona del bajo Sinú es la


ocurrida a principios de 1815 cuando los republicanos iban perdiendo la guerra
contra los realistas de Santa Marta dado que estos últimos se habían apoderado
del bajo Magdalena. Desde Santafé el Gobierno de la Unión envió un ejército al
mando de Bolívar para retomar el control. El coronel Manuel Castillo y el
Gobernador de la provincia de Cartagena, Juan de Dios Amador, se negaron a
auxiliar el ejército de Bolívar con armas y hombres para arremeter contra los
realistas, entre otras razones, aduciendo que era necesario:

Examinar el plan de defensa […] considerándose que no teniéndose


en el tiempo en que fue calculado aquel Plan una idea exacta de la
importancia de las posiciones de sotavento o Bahía de Zapote y
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baterías que la defienden y están situadas en Zispatá y Tolú, para
poner a cubierto un desembarque que proporcionase la introducción
a las Sabanas, que son el granero del Estado, y proteger al mismo
tiempo la exportación de víveres del Río Sinú, o lo que es más
cierto, contando con unas fuerzas navales que ahora no tenemos, y
que debían obrar la defensa de aquella parte, es necesario aumentar
a los presupuestos de armas, municiones y hombres, los que son
precisos para la guarnición de aquellos puntos (Corrales 27).

Si bien los cartageneros en ese momento no eran afectos a Bolívar, exponían


razones importantes para preparar la defensa de la ciudad dado que ya había
llegado la noticia del arribo a Venezuela del Capitán General Pablo Morillo, quien
de allí se dirigiría hacia la Plaza Fuerte. Bolívar, por su parte, mientras asediaba la
ciudad envío una columna militar hacia el Zapote para bloquear el paso de víveres
a Cartagena, pero fue repelida por una división que se había enviado desde esa
ciudad.

La misma táctica utilizaron los realistas a la llegada de Pablo Morillo. Uno de los
puntos de los que tenían que apoderarse era la desembocadura del río Sinú para
cortar el paso de hombres, armas, víveres y comunicados hacia Cartagena.
Restrepo dice, a propósito de esto, que una de las ventajas que obtuvo el bando
realista al tomar el control del fuerte del Zapote, fue la captura de José María

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Portocarrero, “conductor de pliegos del Gobierno de Cartagena para el de la


Unión” (Restrepo II 61 ), porque al apoderarse de dichos documentos los realistas
se hicieron a una mejor idea de la situación paupérrima de la Plaza Fuerte y le
permitió a Morillo tomar la decisión de hacerla rendir cercándola y obstruyendo sus
vías de acceso, hasta lograr un total debilitamiento y una posterior rendición.

Se puede inferir de todo lo anterior que la historia de la región del bajo Sinú para la
época de la Independencia, está fuertemente ligada a las acciones de la Plaza
Fuerte de Cartagena y en general, a los grandes acontecimientos que se
presentaron en la región de la costa norte del virreinato de la Nueva Granada. La
historiografía nacional le ha dado por supuesto mayor importancia a los procesos
alrededor de la Plaza Fuerte de Cartagena; por tal razón, es muy difícil deslindar la
historia local de la regional e incluso de la nacional para el caso de la región del
Sinú. Pero no quiere decir que por esa razón se dejen en el olvido hombres,
mujeres del común que habitaron la región, que tomaron algún partido con sus
luchas, con su trabajo y algunos con sus vidas en las diferentes confrontaciones
ya fuera entre republicanos, o entre éstos y realistas. El episodio de la Isla de los
muertos dejó como registro la muerte de varias bogas y soldados sin mayor rango
militar. Aunque sus nombres no quedaron escritos en los documentos de la época
al lado de los más insignes, es suficiente su mención para pensar en la
participación de otros tantos como ellos, que más allá de saber a cuál de los
ejércitos acompañaban o a quienes auxiliaron o defendieron, merecen el mismo
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reconocimiento y un lugar en la memoria.

Luego del episodio de la Isla de los Muertos, Montalvo envío hacia las sabanas del
Sinú y Corozal, representantes de los realistas para hacer jurar a los pueblos de
esta región fidelidad al Rey Fernando VII de España y durante varios años
ejercieron control en esta zona hasta 1821, año en el que fueron expulsados
definitivamente del territorio colombiano. A pesar de ello y de no haberse
presentado grandes gestas y batallas en la región del Sinú, quedando demostrada
la preocupación por mantener el control de esta zona dada su importancia como
despensa de Cartagena y su potencial carácter de vía de comunicación en
tiempos de guerra, se puede considerar que esta región, entre otras tantas,
durante el tiempo de la Primera República, fue pensada tanto por los realistas
como por republicanos como una ruta importante hacia la Independencia.

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BIBLIOGRAFIA

Badel, Dimas. Diccionario Histórico – Geográfico de Bolívar. Corozal: Talleres El


Ideal, 1943.

Biblioteca Nacional. Colección microfilmada, rollo No. MF-1120. Boletín


Expedicionario No. 6. Septiembre 7 de 1815. P 111-112

Biblioteca Bartolomé Calvo de Cartagena. Colección microfilmada, rollo No. 1120.


Boletín Expedicionario No. 9. Octubre 3 de 1815. P 38.

Corrales, Manuel Ezequiel. Documentos para la historia de la Provincia de


Cartagena. Bogotá: Impresa Rivas, 1883.

Martínez Garnica, Armando y Gutiérrez Ardila, Daniel. La contrarrevolución de los


pueblos de las sabanas de Tolú y el Sinú. 1812. Bucaramanga: Universidad
Industrial de Santander, 2010.

Mendoza Candelo, Alberto. Memoria Histórica del Departamento de Sucre. 1500 -


1870. Vol. I Sincelejo: Corporación Universitaria del Caribe (CECAR). 2001.
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Restrepo, José Manuel. Historia de la revolución de la República de Colombia.
Tomo I. Medellín: Editorial Bedout, 1974.

---. Historia de la revolución de la República de Colombia. Tomo II. Medellín:


Editorial Bedout, 1974.

Sourdis de la Vega, Adelaida. Cartagena de Indias durante la primera República.


1810 – 1815. Bogotá: Banco de la República, 1988.

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