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SINCELEJO 1812
SINCELEJO- SUCRE
El AGUARDIENTE Y LA INDEPENDENCIA:
SINCELEJO 1812
Karen Margarita Vega Villanueva
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El AGUARDIENTE Y LA INDEPENDENCIA:
SINCELEJO 1812
Introducción
Para las primeras décadas del siglo XIX la provincia de Cartagena continuaba
como en el siglo XVIII, organizada territorialmente en los partidos de Tierradentro,
Mompox, Tolú y sus Sabanas, dividida en 15 jurisdicciones o corregimientos
(Solano, Flórez y Malkun 66). Con el advenimiento de la República la división
política, administrativa y territorial de la Nueva Granada estableció cantones,
departamentos y provincias (Ibíd.), los cuales motivaron un incremento en los
intercambios entre las distintas poblaciones que agruparon. Productos como el
tabaco, la carne, aguardiente y otros géneros, circularon a la luz de una demanda
creciente de consumo. Martínez y Gutiérrez (2007) señalan que:
A finales del siglo XVIII los territorios del Sinú y las Sabanas eran una
fuente esencial de víveres no sólo para Cartagena, sino también para
otras ciudades del Virreinato. La demanda creciente de sus productos,
así como la facilidad que proporcionaban el río Sinú y el mar Caribe
para su exportación […]
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El AGUARDIENTE Y LA INDEPENDENCIA:
SINCELEJO 1812
La palabra aguardiente proviene del latín “agua ardens”, usada para designar al
alcohol que resulta de la destilación de la caña u otros productos. El aguardiente
es una bebida alcohólica que era elaborada y consumida desde tiempos
inmemorables, asociado a celebraciones, descansos, festividades y ritos religiosos
que se brindaban a deidades. Marta Herrera Ángel (2002 227-230) muestra que,
en el siglo XVIII, los pueblos arrochelados que estaban por fuera del orden colonial
realizaban sus celebraciones con música y aguardiente, que era ciertamente una
bebida tradicional del Caribe Neogranadino.
A todo esto, se sumó el establecimiento del papel moneda, lo cual obligó a los
sincelejanos a comerciar el aguardiente a través de rutas distintas a las de su
Gobernación. En este sentido, Alberto Mendoza Candelo (2001) anotó que el
Gobierno de Cartagena atravesaba por muchas dificultades y por extrema penuria,
que al agotarse el tesoro se hizo necesaria la circulación forzada de papel moneda
y pésimas monedas de cobre, lo cual creó más desconfianza entre los habitantes
de las sabanas, quienes sólo se imaginaban la ruina de sus hogares.
A renglón seguido, Escobar anotó: “Y que en aquel país se había hecho como
natural [la producción, destilación y comercialización de aguardiente], porque
desde que abrían los ojos los veían constante, e impunemente practicados” (Ibíd.).
sincelejanos significó una ruptura de la tutela que Cartagena tenía sobre ellos,
manifestada, entre otros aspectos, en el monopolio de la producción, destilación y
comercialización de aguardiente.
Por otra parte, en la revolución sabanera algunos curas católicos jugaron un papel
clave desde sus púlpitos, lanzando arengas en contra de la administración
cartagenera e incitando a sus fieles a unirse a la causa realista en oposición a los
patriotas. Esto fue contrario a la idea que se tiene de que en la Nueva Granada, el
bajo clero apoyó de manera generalizada la causa Independentista. Los curas de
Sampues, Sincelejo y Chinú, entre otros curas de las sabanas, aparecieron ante
los ojos de las fuerzas patriotas, como incitadores a la rebelión para proclamar
fidelidad a Fernando VII.
Escobar (1813) también anota que los curas se declararon como integrantes del
ejército realista para frenar los apetitos de control por parte de los “rebeldes” de
Cartagena, por ello dice que:
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BIBLIOGRAFIA
a. Fuentes primarias