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TURNO: TARDE
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ÍNDICE
1. Ciudad y campo…………………………………………………………………… 3
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PRIMERA PARTE: PAÍS MULTIPLE
1. CIUDAD Y CAMPO
A comienzos del segundo gobierno de Leguía se encuentra un país poco poblado,
inminentemente rural, con población en su mayoría quechua o aimara hablante, que desconocía
el español. Situación que iría cambiando desde la década del 20, con el inicio del crecimiento
urbano limeño. Pero el crecimiento demográfico comenzó a rebalsar las posibilidades de
previsión y ordenamiento en las décadas del 40 al 50.
En 1876 lima con una población de 120 000 habitantes, iría con un aumento demográfico
reflejado en el final del oncenio, con una población de 300 000 habitantes. De los cuales 118 629
provenían de provincia.
La capital evidentemente a principios del siglo XX se perfilaba como nuestra mayor ciudad,
asentando su hegemonía sobre el resto del país. Pero a pesar del crecimiento demográfico, a
inicios del segundo gobierno de Leguía en Lima se encontraba rodeada por 238 fundos.
Por entonces, Lima era una ciudad en vías de tugurización, donde no estaban diferenciados los
barrios ricos de los pobres. Hasta que, en 1920 las familias ricas comenzaron a emigrar hacia los
barrios del sur, reverdeciendo Barranco, originando Miraflores y embelleciendo con fuerte
influencia europea la avenida Arequipa. A pesar del predominio económico norteamericano, la
clase alta se mantenían fiel a Inglaterra.
En 1920 en Lima figuran cerca de 20 000 extranjeros, de los cuales: 1 000 eran ingleses; 3 000,
italianos; 5 000, chinos y 9 000, japoneses. El deterioro urbano afecto principalmente a los chinos
y japoneses, quienes en su mayoría vivían en situaciones precarias de hacinamiento.
Tomaremos el caso de la hacienda Ccapana. Esta hacienda, en el periodo 1895-1930, tuvo una
extensión de 20,000 has. Conformada por siete estancias bien delimitadas; no es un caso
particular, esta organización se debe a la necesidad de administrar racionalmente haciendas muy
extensas. Cada estancia está ubicada a diferente nivel altitudinal; que, a diferencia de las
haciendas altiplánicas, lograban una gran variedad de actividades agropecuarias. Cada una de las
estancias constituía una unidad productiva independiente.
Mientras las tierras de altura se dedicaban a la crianza y pastoreo de ganado ovino, como también
de auquénidos. Las tierras de media altura estaban dedicadas a los cultivos temporales, divididas
en suertes. En cada estancia existía un número determinado de suertes; el área del terreno era
repartida de manera desigual: 30% para el hacendado y el 70% para los colonos. Este 70%, en
el caso de Parcocalla, era compartido por 50 familias, es decir a cada una le pertenecía el 1.4%
de esta área. Este topo o mañay, representaba el mínimo vital para lograr una sobrevivencia
simple de la familia campesina. A esto debemos agregar la forma del reparto desigual de los
excedentes.
Durante seis años, se realiza la rotación de cultivos: cuatro años de cultivo y dos años de
descanso. Cada año dos suertes quedaban en barbecho (descanso de la tierra) mientras que las
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demás suertes producían anualmente papa, habas y cebada. Logrando una variedad de
producción agrícola que le permitía autosuficiencia.
El maizal, zona irrigada a orillas del río, no estaba dividido en suertes y se cultivaba íntegramente
todos los años. Acá se utilizaba las mejores técnicas agrícolas, técnicas relegadas para las otras
tierras. El maizal era compartido de manera contrapuesta a las tierras de altura: el 70% pertenecía
a la hacienda y el 30% a los colonos, debido a que el maíz se podía comercializar con bastante
provecho. Esto convertía al maíz en un producto escaso para la familia campesina. Siendo el
campesino indígena aún el menospreciado huatyacuri (come papa).
Los campesinos tenían la obligación de trabajar 180 días para la hacienda: una semana para los
hacendados y la siguiente para su propia parcela. En otros casos, los colonos, recibían un “cargo”
que lo conducían todo el año. Las obligaciones eran diversas, se distribuían a lo largo del año.
La familia campesina poseía paralelamente un rebaño pequeño. Las lanas eran intercambiadas
con productos que no podían producir, mediante el comercio, en Paucartambo y Congate, u
practica del trueque.
Por otro lado, la familia campesina estaba dedicada a los trabajos textiles. De preferencia la
mujer era la que cumplía las tareas de hilado y tejido, las familias utilizaban colores propios y
distintivos. Esto explica que, en las estancias más altas, las familias le dedicaban mayor tiempo
a la ganadería para producir textiles.
La preocupación fundamental del hacendado era mantener invariable los volúmenes de ingresos
agropecuarios, lo cual dependía de la cantidad de fuerza de trabajo; esto lo lograba mediante el
aumento de faenas, como también el incremento de propiedades y obtención de recursos
productivos.
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Los gastos monetarios fueron casi siempre muy reducidos en la hacienda. Los principios de
contabilidad en el manejo de estas haciendas no tenían sentido para el propietario y hacerlo
podría ser decepcionante. Toda la rentabilidad de la hacienda descansa en el uso de una mano de
obra barata y en la sobreexplotación de las familias campesinas. Entonces, la hacienda era
rentable porque se podía derrochar fuerza de trabajo.
El administrador era el representante directo del hacendado. Sus autoridades inmediatas eran:
los mayordomos mestizos de cada una de las estancias. Estos personajes actuaban con gran
independencia, debido al aislamiento y la dificultad de camino por la basta extensión de la
hacienda. Por debajo de ellos, se encontraban las autoridades indígenas: El mandón, primer jefe
indígena, quien mandaba a la población de cada una de las estancias durante un año agrícola.
Luego, encontramos al Alcalde (Varayoc), quien recibía el reconocimiento del hacendado. El
regidor (Caywa), quien dirige el trabajo colectivo, el arariwa (el que vigila los campos) y el
quipo, el contador. Toda esta jerarquía constituye una expresión andina de origen pre-europeo al
servicio de la economía terrateniente. En conclusión, se puede afirmar que las autoridades
indígenas organizaban y ordenaban el funcionamiento productivo al servicio del hacendado.
El latifundio se caracteriza por su enorme extensión y baja productividad. Otro de los rasgos
esenciales fue el ausentismo de los propietarios, debido a que residían en las principales
ciudades. Los grandes terratenientes, vivían con un gran refinamiento occidental, muchas veces
confundidos con los hacendados costeños. Por debajo de este grupo encontramos, el grupo de
gamonales residentes en sus haciendas. Los dueños de pequeñas y medianas haciendas,
constituyeron la figura representativa del gamonal indio al interior de la hacienda. El gamonal
andino, recibía a los colonos en su casa, se sentaba con ellos, coqueaba, tocaba la quena y bailaba
junto a ellos. Este tipo de gamonalismo encontraba su justificación en el paternalismo
despiadado, el compadrazgo y el tradicional sistema de reciprocidad andina.
Muchas veces se ha señalado a las condiciones geográficas como las responsables del atraso del
sur; sin embargo, las razones son más complejas. Los comerciantes, cumplen un rol negativo,
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debido a los jugosos beneficios que se atribuían y vializaban ganancias insuficientes a los
productores; estas ganancias no fueron suficientes para modificar la estructura tradicional
productiva, de esta manera las haciendas permanecían atrasadas. Además, estos comerciantes,
en su región, no pudieron construir una industria, como los Aspillaga, Larco, Gildemeister.
A pesar de la diversidad de producción, nos vamos a centrar exclusivamente en las lanas, por ser
el principal producto de exportación y fuente de riqueza para la región. Esta empresa mercantil,
tendría los siguientes rasgos: ser exportadora de lanas e importadora de bienes manufacturados,
mayoría de fundadores de origen europeo, empresas de gran longevidad patrimonial, los
empresarios reinvertían en empresas altamente rentables. Estas casas compraban lana y otros
productos nativos, posteriormente comerciándolas en el mercado internacional por mediación de
las casas extranjeras.
La hacienda azucarera republicana surgió y se desarrolló en la segunda mitad del siglo XIX. Los
capitales que se generaron por la comercialización del guano se movilizaron a los cultivos de
mayor productividad: algodón y azúcar. Existían 2 formas de transferencia de los fondos del
Estado a particulares: directa, que consistía en que los antiguos consignatarios del guano
compraban las haciendas y las equipaban con modernas tecnologías y de manera indirecta a
través de préstamos bancarios, la consolidación de la deuda interna y la manumisión de esclavos
originaron grandes fraudes. En 1860 se produce el primer desarrollo de la hacienda azucarera
costeña, que entra en crisis en 1876 y más tarde, con la Guerra del Pacifico (1879-1883) muchas
haciendas fueron saqueadas, incendiadas y destruidas por las campañas devastadoras del general
Lynch. La agricultura de la costa se desorganiza y empobrece en el periodo de la post-guerra. En
los últimos 15 años del siglo XIX el proceso de reconstrucción fue lento; sin embargo, en 1896,
los grandes hacendados, impulsan un proceso de concentración de tierras a lo largo de casi toda
la costa.
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La hacienda moderna surgió entre 1895 y 1930 trae un proceso de monopolización de la
producción azucarera en el Perú, la mayoría de los más importantes hacendados azucareros
fueron inmigrantes recién llegados (Gildemeister, Larco y Grace). A mediados del siglo XIX,
los hermanos José Alberto, Antonio, Andrés y Rafael Larco, llegaron al Perú. Rafael se casa con
Josefina Herrera, perteneciente a un antiguo linaje de hacendados trujillanos. En 1888, a la
muerte de Rafael, sus herederos forman la negociación Vda. de Larco e hijos con la finalidad de
explotar Chiquitoy. Rafael, Alberto, María y Carlos forman la sociedad Larco Herrera con la
finalidad de explotar Chiclín y sus anexos. Sin embargo, los hermanos se independizan y
comienzan a tener profundas contradicciones.
Juan Gildemeister (Alemania) se enriqueció con la explotación del salitre en Chile, en 1889 este
negocio ya no tenía futuro. A su muerte, Enrique Gildemeister (primo lejano) toma la
administración de sus haciendas. La fuerza de los Gildemeister fue irresistible e incluso atentó
gravemente contra los intereses de los comerciantes.
La Grace (Inglaterra) al igual que los Gildemeister no se circunscribió en Chicama, sino desbordó
el valle. La British Sugar Company de Cañete fueron haciendas de la familia Swayne, se
estableció en 1900, esta empresa reitera lo que nos muestra los casos anteriores: triunfo de la
gran empresa y derrota del hacendado criollo. Finalmente, y como una consecuencia de la acción
de diversos factores económicos y sociales, esta empresa vendió sus propiedades en 1920.
La agricultura costeña es una agricultura de riego, el río costeño es el que proporciona el agua,
se caracteriza por su régimen irregular y estacional. Chiclín, hacienda que pertenecía a la familia
Larco en 1895, hacienda que en ese año se encontraba en un estado deplorable; Rafael Larco,
administrador de la hacienda, hizo trasladar los instrumentos de labranza y riegos de Chiquitoy
y a Chiclín, y de inmediato comenzó la preparación de los campos de cultivo de la caña de azúcar;
para las aguas se tenían que comprar las tierras, el administrador busca una salida en la
construcción de acequias para captar aguas subterráneas, la perforación de pozos y la dotación
de ríos, lo cual permitió un riego más racional y mejores cosechas; el mismo Larco llegó a
sostener, con mucho entusiasmo que era necesario restablecer las pequeñas lagunas, represas y
cauces de origen pre-europeo con la finalidad de aumentar las áreas de cultivo.
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trayectoria que sigue la curva del valor monetario de las exportaciones peruanas. Nuevas técnicas
agrícolas, la mecanización de las actividades del campo, la utilización intensiva de fertilizantes
y de pesticidas permiten obtener una mayor productividad. El aumento de la producción y de la
productividad trae consigo un lógico incremento de la rentabilidad de la agricultura azucarera.
La escasez de mano de obra ha sido una de las más pesadas herencias que los siglos de la
dominación española llegaron al Perú republicano. Los hacendados del siglo XIX resumieron
esta situación en una expresión paradójica: la agricultura peruana es como la Venus, bella, pero
sin brazos. Para solucionar el problema de la mano de obra trajeron esclavos africanos,
semiesclavos chinos y en 1880 recurrieron al “enganche” de las poblaciones indígenas. El
sistema cruel y eficaz el “enganche” funcionaban por dos contratos paralelamente: el primero
entre el hacendado y el enganchador, en este contrato se establecía el lugar donde se reclutaría
la mano de obra, la cantidad de peones que debía proporcionar el enganchador, el tiempo de
duración del contrato oscilaba entre uno y cinco años; y el segundo, entre el enganchador y el
aval enganchado quien generalmente era un noble, hombre pudiente de los lugares de
reclutamiento, que respondía con sus bienes ante cualquier incumplimiento del enganchado, su
apadrinado.
5. EL IMPERIALISMO EN EL PERÚ
En lo que se refiere a las exportaciones peruanas se observa las trayectorias hacia Gran Bretaña
y EEUU son convergentes y en el año 1914 se inaugura el canal de Panamá, que más que a
Europa, parece haber aproximado el Perú a los Estados Unidos.
En la sierra central, al igual que en otras áreas del país, la expansión imperialista apareció
vinculada con el impacto de los ferrocarriles; en 1870 se había iniciado la construcción del
ferrocarril central, en 1875 la línea llegaba a Chicla. Pero este ferrocarril que se había iniciado
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gracias a los capitales obtenidos por la comercialización guanera, desde 1890 se “desnacionaliza”
cuando comienza a ser explotado por la Peruvian Corporation. Para muchos políticos y
economistas del siglo pasado e incluso del actual, el ferrocarril era sinónimo del capitalismo y
progreso, olvidando que el ferrocarril era producto del capitalismo y no a la inversa como se
creía.
Por otro lado, es necesario indicar que solo el transporte masivo permitió la expansión de los
grandes centros mineros. Para la Peruvian Corporation, propietaria del ferrocarril del centro, la
carga mineral significa grandes beneficios y al mismo tiempo penosas imposiciones La Cerro
pidió y obtuvo tarifas preferenciales más baratas. Esta empresa amenazaba con construir su línea
privada y ya lo había hecho antes al construir un ramal de La Oroya a sus yacimientos más altos.
En 1904 se firmó el contrato de transporte, donde ambas partes eran beneficiados; la Peruvian
evitaba que la Cerro construya una línea privada y al mismo tiempo se aseguraba un flete
permanente y constante. La Cerro obtenía una tarifa baja de privilegio y se libraba de posibles
alzas. El chantaje había triunfado.
El ferrocarril defraudó las expectativas de sus propagandistas del siglo XIX al ser demasiado
elevados los costos del transporte de los productos (mercancía agrícola), por lo tanto, la demanda
de los productos agrícolas no aumentó como se esperaba. El ferrocarril debía facilitar el
desarrollo económico; la reducción de los costos del transporte, debería convertir los productos
regionales, en productos “nacionales”, pero los resultados no fueron los esperados, las tarifas
fueron altas y los mayores beneficios fueron para los grandes productores; el ferrocarril, en lugar
de contribuir a la formación y desarrollo de un amplio mercado interno, regionalizó al país y
redefinió la economía peruana como una economía semicolonial, dominada por el capital
extranjero y exportada de materias primas.
La producción de cobre del Perú se obtuvo a través de la sobre-explotación del trabajo minero y
de la destrucción ecológica de una vasta región agropecuaria. Desde 1903 la Cerro comienza a
comprar tierras que tienen un valor estratégico para sus actividades mineras. La presencia del
voraz capital imperialista y su “racionalidad” económica habían deteriorado la flora, fauna y la
vida humana en general. En 1925 el Estado “obligó” a la Cerro a instalar recuperadores de metal
tipo Cotrell. En resumen, el desplazamiento de Gran Bretaña por EEUU en el control de la
economía peruana, coincide con la penetración del capital imperialista, la hegemonía
norteamericana es perceptible. El Estado de la República Aristocrática (1895-1932), controlado
por los agroexportadores, terratenientes y comerciantes, se enfeudó con el capital extranjero,
primero los británicos y luego los norteamericanos.
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Por otro lado, las exportaciones de azúcar, algodón y lanas se expanden hasta 1925, luego siguen
una tendencia depresiva debido a los precios bajos e inestables. Entonces, el petróleo y el cobre
se convierten en los principales rubros de exportación, lo que significa, que se convierten en los
sectores más dinámicos de la economía peruana. En el caso del caucho, entre 1892 y 1910 su
valor de exportación pasa del 1% al 30% del valor total de las exportaciones peruanas. Pero en
1911 se inicia el declive y al año siguiente, prácticamente desaparece.
Para concluir podemos indicar que, durante este periodo, el capital imperialista desarrolla
enclaves productivos en la agricultura de exportación, en la minería, en el petróleo en el caucho,
y controla gran parte de la producción ferrocarrilera peruana.
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SEGUNDA PARTE: ELCONSENSO Y VIOLENCIA
Desde finales del siglo XX la oligarquía establece un dominio casi absoluto sobre la sociedad
peruana. Este dominio es ejercido a través de un estado que excluyo de la vida política a las
grandes mayorías sociales y fue controlado por un grupo social bastante reducido. Se basó más
en la dictadura que en un consenso. No existió una ideología oligárquica, sino una mentalidad
oligárquica.
Los mecanismos de producción y consolidación del poder político fueron el gamonalismo del
interior, es decir, la más dura violencia y el racismo con las actitudes paternales. El poder de los
oligarcas se realiza vía internamente de intereses con estos hacendados. Hacia el exterior, los
oligarcas desempeñan el rol de nexo entre el país y el imperialismo.
Este “mundo oligárquico” comienza a sufrir cambios significativos cuando Augusto B. bajo el
amparo del capital imperialista, un programa de reforma tanto del estado como del país.
1. EL ESTADO OLIGÁRQUICO:
Fue una clase social numéricamente reducida cuyo poder reposaba de la tierra, mineras,
comercio de importación – exportación y la banca. Se constituyó como parte de un país
independiente con un mercado escasamente desarrollado y desempeña el papel de nexo entre el
país y las metrópolis imperialistas (EE. UU principalmente e Inglaterra). Las familias
oligárquicas provienen principalmente de la época del guano, pero se definen además por el
apellido, lazos de parentesco y ciertos estilos de vida.
Durante las dos primeras décadas del siglo xx, con ciertas excepciones, la oligarquía ejercicio el
papel político, con una tendencia a monopolizar el poder, la neutralización de las capas medias
y la marginación casi completa de las clases populares. El partido civil fue uno de los más
influyentes, pero no solo fue ese partido se puede describir al partido de la oligarquía según Jorge
Basadre “Hombres de negocios prósperos, grandes hacendados productores de azúcar y algodón,
los abogados con los bufets más famosos, los médicos con mayor clientela, los catedráticos, en
suma, la mayor parte de la gente a la que le había ido bien en la vida”.
El estado oligárquico se caracterizó por un débil desarrollo de sus aparatos administrativos, por
eso dio gran relevancia a la prensa y a los organizamos gremiales.
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Solo en apariencia fue un estado nacional, la fragmentación del país fue muy notoria. La costa
norte estaba centrada en la producción azucarera, la sierra sur en la ganadería ovina y la sierra
central en la ganadería y minería, empero la oligarquía norteña fue la más próxima a un estado
nacional por la diversificación de sus actividades. El feudalismo fue uno de los obstáculos para
lograr la unión nacional.
José Pardo y Barreda nació en París, y fue secretario de la Legislación Peruana en España, volvió
al Perú para la administración de las empresas de Tumán y diversificó las actividades. La
culminación y máxima cumbre de su carrera política fue obtener la presidencia en dos
oportunidades siendo derrocado en la última por Leguía. Se fue a Europa y vivió sus últimos 25
años a costa de las rentas de Tumán y las demás empresas.
La combinación de dos elementos define las relaciones existentes entre el estado y las clases
subalternas: consenso y la dictadura. La oligarquía no desarrolló un programa político en el cual
aglutinar las demás clases. Quizás el ejército y la iglesia fueron las únicas instituciones a nivel
de todo el país. Aunque en la oligarquía predominó la violencia, no hubo un avance del aparato
represivo, gendarmería, está solo se basó en el gamonalismo del interior. En síntesis, la
oligarquía no fue una clase dominante en primer lugar por la dependencia de los Estados
imperialistas, en segundo lugar, por no tener un programa político y por último por no poseer un
sustrato cultural en común.
2. LA MENTALIDAD OLIGÁRQUICA:
Aunque no hubo una ideología oligárquica si hubo una mentalidad oligárquica, es decir un estilo
de vida, una concepción del mundo espontánea y poco consiente que ayudó a la cohesión de la
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oligarquía. Entonces, ¿Qué conforma la mentalidad oligárquica? La religión, la concepción
señorial, el paternalismo, el pertenecer a una familia y el temor.
La religión se encuentra presente aquí, como en todos los actos sociales importantes. Un caso de
ello es Antero Aspíllaga quien era socio protector de la hermandad del Señor de los Milagros y
la devoción de la virgen María en su haciendo, en su convencimiento de estar dando un buen
ejemplo a sus servidores. Esta religión era más influyente que diversas corrientes. En 1914 la
Constitución no permite otra religión aparte de la católica en el cual se da un enfrentamiento de
evangelistas y católicos hasta 1924.
El catolicismo siempre apoyo a la oligarquía de cualquier amenaza, esto ayuda entender porque
los anti oligarcas eran también anticlericales. El catolicismo estuvo acompañado por una
concepción señorial, donde pertenecer a una determinada familia era importante. Un ejemplo de
esto es El altercado de la familia Barnechea y los del Campo que por la disputa de un lugar en la
plaza se batieron a duelo que terminó con la muerte de este último. El pertenecer a ciertas clases
sociales debía exhibirse como signo de prestigio y mecanismo de dominación, por eso la vida
articulada a un consumo lujoso y ostentación. Esta caballerosidad afectaba a todas las clases
sociales y hasta se ejemplificó en la literatura tal es el caso del caballero Carmelo. El
paternalismo era la derivación lógica de la privatización del poder político y existía gracias al
débil del desarrollo del estado y de sus aparatos ideológicos represivos. Para ejemplificarlo se
debe observar el motín ocurrido en Puno, provincia de Azángaro, que tras la imposición del
administrador en las nuevas formas de crianza del ganado se realiza un motín entre los pastores.
Eduardo López de Romana se muestra como una figura paterna y específica que la ayuda será
entregada, sin embargo, pide que no haya un acuerdo entre ellos. Es decir, una relación pastor
hacendado, no pastores hacendados. Podemos ver aquí que el paternalismo paradójicamente era
acompañado por el racismo y la subordinación, un ser al cual debían explotar. Daban la sensación
de pertenecer a una familia a cambio se exigía una sumisión y fidelidad de pertenecer a una
misma familia
La familia era la cédula central de la sociedad oligárquica. Se exigía un gran tiempo en familia,
se afianzaban proyectos, el divorcio era un tema tabú, los matrimonios eran planeados y se tenía
una vida definida desde el nacimiento. Sin embargo, todo esto sufre un giro inesperado la vida
hogareña es cambiada por hábitos más frívolos, esto prefigurado en el Palais Concert que a pesar
de su afrancesamiento no terminaba de agradar a ciertos oligarcas. Ciertos escritores comienzan
a realizar actos que desconciertan a los oligarcas.
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El temor fue otro de los componentes subterráneos de la vida oligárquica. Resumida en la frase:
“carta recibida, carta leída, carta destruida”. El bandido social encarna la posibilidad de la
rebeldía, la libertad y la independencia en medio de una sociedad opresiva, que conducía a
algunos a la evasión.
José Carlos Mariátegui y Víctor Raúl Haya de la Torre fueron críticos implacables de la sociedad
oligárquica. Mariátegui realizo los 7 Ensayos, realizó un profundo aprendizaje en Europa donde
tuvo un afán obsesivo de conocer los últimos avances, pensaba en conocer el conocimiento
europeo para construir algo diferente. Sustituyo los mitos religiosos por la “teoría del mito”. En
Haya de la Torre la religión fue más marcada una obsesión de la muerte de cristo en la cruz
relucía en sus discursos. Desarrollo un ideal ascético EL incorporar la religión en los discursos
ayudo a la legitimación del aprismo en un país mayoritariamente cristiano.
3. EL GAMONALISMO ANDINO
Existe un uso arbitrario de los términos gamonal y gamonalismo. El primero alude a un individuo
y el segundo a un sistema. El sistema se sustenta en la explotación tiránica de las masas
campesinas dentro o fuera de las haciendas y por lo tanto en su esencia el gamonalismo expresa
un tipo de explotación terrateniente feudal. Los gamonales en el interior de las diversas regiones
andinas conformaban un grupo heterogéneo compuesto por fracciones de variado poder
económico y muchas veces enfrentados entre si. Esta heterogeneidad era producto de la
peculiaridad económica, social y cultural de cada uno de las regiones andinas. En la sierra sur
(Cusco, Puno, Apurímac y parte alta de Arequipa) la concentración de tierras no alcanzo la
magnitud que este fenómeno tuvo en la sierra central. En esta región las grandes negociaciones
ganaderas concentran tierras y modernizan el funcionamiento de la hacienda, los propietarios se
acercan más a la imagen del oligarca que del gamonal. En las punas quechuas del sur las
haciendas se mantuvieron tradicionales, atrasadas y feudales. Dentro de esta aparente
homogeneidad se encuentra una variedad de haciendas que se diferencian por su tamaño de la
propiedad, rebaño o de la renta que recibía el hacendado. En su mayoría eran propietarios
ausentitos, vivían y pensaban como blancos occidentales y se vestían con textiles ingleses. En el
caso del sur andino organizaban su producción en base en base al sistema del colonato en el caso
de las haciendas grandes se dividían en estancias para gestionarlas mejor, los administradores y
mayordomos representaban al hacendado y encarnaban la feudalidad.
Pasaremos a mostrar los rasgos fundamentales del gamonalismo andino. El primer rasgo es el
carácter extensivo de las actividades agropecuarias de los gamonales del interior, escasa
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productividad, baja rentabilidad y derroche de fuerza de trabajo constituyen tres aspectos
fundamentales de la feudalidad de la hacienda andina. El paternalismo era una de las actitudes
que legitimaba la explotación del gamonal se sentían padres de sus indios los podían amar y
castigar. Las rivalidades personales permiten advertir una dimensión importante de la
personalidad del gamonal y constituyen un rasgo sustancial del gamonalismo como grupo social
poco cohesionado por ejemplo la vieja rivalidad de las familias Choquehuanca y Concorcanqui
la raíz de la discordia eran las intrigas y usurpaciones de los derechos de la propiedad de la tierra
y algunas veces por rencillas personales, las hermandades de sangre y las alianzas matrimoniales
cohesionaban a los
grupos que se enfrentaban para capturar los poderes locales, esto explica los enfrentamientos
entre la familia Puga e Iglesias en Cajamarca después de la guerra contra Chile o los sangrientos
sucesos que protagonizaron las facciones de Miguel Lazón y Feliciano Urbina en Huanta durante
las elecciones de 1890. El gamonalismo en su esencia expresa poderíos locales autonomía de
acción para realizar su hegemonía. En Cajamarca durante casi todo la Republica Aristocrática
los gamonales buscaron mantener sus poderes locales recurriendo a la rebeldía y enfrentándose
con los ejércitos estatales. Normalmente esta fuerza y poder lo usaban para usurpar tierras y para
enfrentar a los hacendados enemigos. Las tres primeras décadas del siglo XX conforman un
periodo de gobernantes con programas políticos que marginaban a las mayorías y especialmente
al indígena la política civilista (1899- 1919) no intento desarrollar un proyecto nacional sino más
bien un gobierno en función casi exclusiva de los grupos dominantes los oligarcas y los
gamonales del interior. En el problema del indígena que a consecuencia de la creación del
congreso indígena de la sociedad del Tahuantinsuyo y de los comités se había tornado grave y
amenazaba envolver en ola de sangre cuyos actos de exterminio habían comenzado en Lampa,
Huancané y Chucuito contra los propietarios .Otros de los rasgos era su exagerado catolicismo
y piadosos con las instituciones religiosas, la mentalidad del gamonal en rechazo al centralismo
y el apoyo al federalismo, buscaban en el federalismo una mayor autonomía para hegemonizar
sobre sus regiones sin ninguna intermediación ni obstáculo por otro lado es bastante notable la
visión del mundo de este grupo no solo incorporaba elementos europeos sino también andinos.
Ellos se nutrieron de este mundo de ideas e hicieron suyos algunas esperanzas del hombre andino
por ejemplo José Angelino Lizares Quiñones propuso un proyecto en 1919 donde propuso dividir
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al país en cuatro estados como el viejo Tahuantinsuyo, el estado en cuatro departamentos cada
departamento en cuatro provincias, cada provincia en cuatro comunidades y así sucesivamente
hasta la unidad elemental de cuatro cabañas todo estos grupos pequeños estarían bajo el mundo
de autoridades indígenas presento un presentaba un proyecto que trataba de hacer renacer el
imperio inca pero que debía constituirse en una versión latina de los EE.UU de Norteamérica
federalismo imitando a EE.UU pero organizado a la manera inca.
a) Luchas interétnicas: Los quechuas de Azángaro contra los aimaras de Huancané los
considera como una especie de razas, pero no los analiza
b) Las luchas entre gamonales: Este es un fenómeno que se originaba por las enemistades, odios
y rencores que caracterizaban las relaciones entre las familias.
c) Las insurrecciones se indios: Son insurrecciones masivas dentro de un ámbito geográfico
mayor liderados por alguien que viene de fuera del mundo campesino o por dirigentes étnicos
que nacen por motivaciones antifiscales pero que terminan cuestionando el orden total para
luego proponer la reconstrucción del Tahuantinsuyo. Dentro de este se encuentra la rebelión
de Rumi Maqui (1915)
Y a la Gran sublevación de 1920-1923 acontecimientos que alteran al gamonalismo andino
durante la república aristocrática
4.1 Rumi Maqui: En 1915 Teodomiro Gutiérrez cuevas sargento mayor de caballería
encabeza un importante levantamiento campesino en el altiplano puneño forma parte de
un largo proceso de luchas que enfrentaban a campesinos y hacendados. En 1903-1904
había sido subprefecto de Chucuito. Durante su gestión suprimió los trabajos gratuitos,
el reparto de la alana y abrió una escuela en Juli para los hijos de los campesinos sus
actividades era claramente pro-indígena los indígenas empezaron a admirarlo y los
hacendados consiguieron su destitución .En 1913 ante la alarmante situación del altiplano
el presidente Guillermo Billingurst lo designa comisionado especial, el golpe militar que
depuso a Guillermo Billingurst perjudico las actividades pro-indígenas Bernandino Arias
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Echenique gran hacendado y comerciante de Azángaro su enemigo recalcitrante y
personal pidió al congreso quitarle el grado de sargento mayor de caballería entonces
tuvo que dejar el país viajar a Bolivia y luego Argentina, tiempo después regresa a Puno
clandestinamente pone en marcha tres programas fundamentales .
a) Reactivar la rama: Era el aporte de los indígenas en dinero, lanas o productos para
solventar los reclamos o litigios contra los hacendados.
Después de esta rebelión los hacendados del grupo de Bernandino A. Echenique forman
una hueste de 500 colonos estas fuerzas dirigidas por los mayordomos saquean,
incendian, violan mujeres y hacen desaparecer a los dirigentes campesinos.
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inmediatas. Por otro lado, un nuevo sector social, los comerciantes que existían desde la
colonia había adquirido una importancia que nunca antes había tenido en la región. La
sublevación general de estos años adquiere un carácter nuevo que amplía la base social
de los rebeldes las revueltas se dan también al interior de las haciendas. Aquí es necesario
hacer intervenir factores para explicar la sublevación de los colonos. A causa de las
propagandas pro-indígenas los líderes étnicos se habían convertido en líderes políticos
con objetivos que desbordaban la solidaridad de los grupos pequeños. Otro factor fue la
crisis mercantil afecto en diferentes grados a todos los productores de lanas, grandes y
pequeños. A diferencia de las rebeliones anteriores esta vez fue más extensa con líderes
campesinos que tenían claros objetivos antifeudales y con un programa milenarista de
auténtica tradición campesina ¿Por qué fracaso el programa milenarista? Porque el
milenarismo carecía de orientaciones políticos de procedimientos tácticos y
reivindicaciones rápidas, los campesinos permanecían aislados por que la articulación
con los comerciantes fue bastante débil y confusa y el movimiento indigenista estaba
apenas en sus inicios.
El oncenio de Leguía fue el intento sistemático de construir la patria nueva quitando el antiguo
poder político a la antigua monarquía civilista y entregándolo a un nuevo grupo en proceso
leguiísta, los primeros enjuiciamientos sobre su gobierno han sido reemplazados por modernas
inversiones. La época de José Pardo esta es el periodo del apogeo y el enclave y de la presencia
del capital inglés.
Leguía en su primer gobierno pensaba en el progreso del país, rompió con el civilismo ortodoxo
mostró su inclinación personalista y se apoyó en una base social más amplia menos oligárquica.
Augusto B. Leguía desde su llegada a Europa se mostró como un definido anti civilista y fue
apoyado por los demás partidos y las mayorías urbanas y campesinas. Se dio un golpe de estado
el 4 de julio de 1919. Los dos primeros dos años de su gobierno se le denomina periodo
democrático de Leguía teniendo una tenaz lucha anti civilista, trata de destruir los mecanismos
de poder del civilismo, gamonalismo interior, para así romper su hegemonía. La constitución
reconoce y legaliza la propiedad de las comunidades indígenas. Se elaboró una comisión para
ver los problemas de los indígenas. En el sur comienza estallar una rebelión en contra del
gamonalismo.
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Después de este periodo de descontrol de pugnas, de crecientes exigencias del proletariado
urbano y rural y una vez desarticulado el civilismo comienza la segunda fase y esta vez se
caracterizaba por la hegemonía norteamericana y el apoyo abierto de la burguesía industrial. Esta
etapa es denominada Apoteosis del caudillo (1926-1929) y el ocaso en 1930. Las sublevaciones
fueron reprimidas y huno un intento de convencer a los hacendados de que no era una destrucción
a sus reglas, sino un cambio y supresión de las reglas al indio. Leguía recurrió a todos los medios
con la finalidad de poner freno a los movimientos populares y de mantener su imagen caudillista.
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1. NUEVOS CAMINOS DE LA PRAXIS
Pero en los años siguientes, la crisis del 30 precipita los acontecimientos. La vida en la sociedad
oligárquica adquiere un ritmo inusual. Termina el oncenio, surgen movimientos de masa en las
minas, las haciendas azucareras y las ciudades (Lima-Trujillo). Dos opciones se disputan el
liderazgo popular: el comunismo y el aprismo, mientras la oligarquía opta por refugiarse tras el
militarismo encarnado en Sánchez Cerro, y consigue ponerlo al servicio de sus intereses. El
comunismo, por una táctica errónea y la acción despiadada de la represión, termina fuera del
escenario político. El aprismo, si bien pierde las elecciones, llega a congregar el entusiasmo de
multitudes que exigen cambios y transformaciones en la sociedad oligárquica.
Los constituyentes apristas son desaforados, la insurrección popular de 1932 termina derrotada,
muchos apristas y comunistas anónimos poblaron las prisiones del país. De esta manera y a costa
de la violencia, la crisis deriva en una solución favorable para la oligarquía. Sin embargo, su
dominio antes omnímodo, acabo deteriorado, comenzando así la crisis orgánica del poder
oligárquico.
Las luchas entre los campesinos y los terratenientes forman parte de los conflictos clásicos de la
historia peruana. A partir de la década de 1920 estos enfrentamientos se volvieron más
complejos: al conflicto entre haciendas y comunidades se añadió la sublevación general de los
colonos en el sur andino, mientras que en el norte terratenientes secundados por campesinos se
levantan contra el estado. Sin embargo, lo realmente novedoso en la historia social
contemporánea no serán estas nuevas modalidades de la violencia rural, sino la aparición del
movimiento obrero que al formular nuevas reivindicaciones y al introducir en la escena otras
formas de organización (el sindicalismo), contribuirá decisivamente a la crisis de la sociedad
oligárquica y hará posible que surjan el aprismo y el comunismo.
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Los obreros son con las limitaciones que señalaremos más adelante los personajes nuevos en el
cuadro social del Perú al iniciarse el siglo XX. Una clase joven, en proceso de formación, en
crecimiento, cuya historia marchara paralela con el siglo. Mientras la oligarquía hecha raíces en
el inmediato pasado nacional y familiar, los obreros tienen solo presente y futuro.
La Protesta asumió una postura crítica frente a la revolución rusa (1917). Intentaron hacer un
balance distinguiendo lo que para sus redactores era positivo y negativo: Aplaudimos y
defendimos la revolución rusa cuando esta se dirigió a derrumbar el tétrico y bárbaro templo de
los Zares, pero cuando esta formidable revolución social que supero por su tendencia y pujanza
a todas las revoluciones de ese carácter habidas en la humanidad, fue desviada de su cauce por
el oportunismo marxista, por habilidad de Lenin y Trotski y demás correligionarios, tuvimos que
ver una vez más, frustradas las esperanzas del proletariado que tendría a su emancipación integral
de todos los hombres, aboliendo para siempre todas las clases y los privilegios .
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El oncenio a diferencia de la Republica Aristocrática se interesó en alguna medida por los
intelectuales y a muchos de ellos llego a incorporarlos en su proyecto. Tal vez el caso más
representativo fue el de José Santos Chocano recibido triunfalmente en 1921, a su regreso al país
después de dieciséis años de ausencia, coronado por el propio Leguía en una fastuosa ceremonia
que tuvo lugar al año siguiente y uno de los personajes centrales de las celebraciones motivadas
por el centenario de Ayacucho, origen precisamente de uno de sus poemarios, Ayacucho y los
Andes. La protección del régimen persistió a pesar de ese incomprensible incidente en el que
Chocano hirió y dio muerte a Elmore Letts (1925), como consecuencia de lo cual el poeta fue
sometido a juicio. Sin embargo, por influencia directa de Leguía el juicio fue cortado en 1927.
¿Cuáles fueron los temas y los problemas centrales de la vida intelectual peruana en la década
del 20? En primer lugar, debemos mencionar el pensamiento marxista. Se había producido la
revolución rusa y la experiencia de los soviets atraía a obreros e intelectuales. Los escritos de
Marx alcanzaron una nueva difusión: José Deusta en un reciente estudio todavía inédito, ha
mostrado que era factible viviendo en Lima y sin salir del Perú, adquirir una mínima formación
marxista.
La influencia marxista se hizo sentir de varias maneras en la década del 20. A ella se debe en
parte, la preocupación por la economía y la historia económica. La formulación de una crítica
literaria interesada por el sustento social de la creación artística.
4. LA CRISIS DEL 30
Tras la caída de la bolsa de valores de Nueva York el Perú tuvo una fuerte crisis económica, ya
que se había convertido en un país dedicado a exportar las materias primas al gran mercado
norteamericano.
En el Perú, entre 1929 y 1932, el valor de las exportaciones de cobre se redujo en 69%, lanas en
50%, algodón en 42% y azúcar en 22%. Ahora se dejó sentir el endeudamiento dejado por el
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Oncenio de Leguía. El país tuvo que reducir sus gastos y disminuir la obra social. El presupuesto
nacional que era de 50 millones de dólares en 1929, descendió a 16 millones en 1932, el año más
duro de la crisis. La Libra Peruana desapareció y se creó el Sol de Oro como nueva moneda en
1930. Hubo una continua devaluación de la moneda y el costo de vida aumentó. Se emitieron
bonos y la deuda pública quedó suspendida. El flujo de capital se hizo más lento y muy difícil la
renovación de la capacidad instalada. Muchas empresas cerraron y el desempleo se extendió por
todo el país. Para los grupos medios populares los años 30 significaron reducción de salarios,
desocupación y auge de huelgas y revueltas.
Los años de la crisis se caracterizaron por la inestabilidad política. Entre febrero y diciembre de
1931 se produjeron 18 movimientos militares en diversos lugares del país. Solo en un mes, entre
el 20 de febrero de 1931 y 23 de marzo sucedieron los siguientes acontecimientos: levantamiento
de Arequipa, renuncia de Sánchez Cerro, nueva Junta de gobierno conformada por las Fuerzas
Armadas, etc.
La inestabilidad política comenzó desde la caída de Augusto B. Leguía, como consecuencia del
levantamiento militar promovido en Arequipa y liderado por Sánchez Cerro, inicialmente el
levantamiento tuvo un propósito proclamadamente moralizadora, algunos rasgos populistas e
incluso fue alentado por cierto espíritu nacional. La caída de Leguía fue una buena oportunidad
para que los oligarcas recuperar su poder político, pero ante la incapacidad de reorganizar un
partido civil optaron por tomar a Sánchez Cerro como títere para oponerse tanto al aprismo como
al comunismo.
Ocurrió un duro enfrentamiento entre las fuerzas oligarcas, identificadas claramente con el
sanchezcerrismo, por un lado y las fuerzas anti-oligarcas por el otro que, después de una disputa
entre el comunistas y apristas, terminaron siendo lideradas por los últimos.
Para las clases populares, los años de crisis significaron desocupación, reducción de salario y
auge de movimiento de masas. El caso más evidente es el de la minería, donde en el año 1929
laboraban 32 000 trabajadores y en el año 1932 apenas algo más de 14 000 La Cerro de Pasco
Corporation había clausurado varios campamentos en el “lock-out”, lo mismo ocurrió con otras
empresas mineras como la Northern Perú.
La desocupación se fue irradiando en todo el país. Según el censo elaborado por la Junta Pro-
Desocupados, según los cálculos en el año 1931 había 13 000 desocupados inscritos, ascendió
en 1932 a las de 20 000. La actividad más impactada por la crisis fue la construcción, terminado
por el gran despliegue que había alcanzado durante el oncenio. Entre los gremios más afectados
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por la desocupación figuran los pintores, albañiles, carpinteros, plomeros, etc. El impacto fue
menor entre los trabajares de textiles y agricultores.
En lo que se refiere a la baja de salario, los más afectados de manera particular fue le proletariado
agrícola, y en este sector los cañeros del norte del país.
La crisis llego a la burocracia, cuyas filas se habían incrementado durante el oncenio. Lo mismo
ocurrió con los profesionales (médicos, abogados, etc.)
Al lado del caudillo y de la asonada militar surgen los partidos de masa, las grandes
movilizaciones y lucha callejera. El instrumento más reiterado de en la protesta social fue la
huelga: signo de la presencia obrera y de un cierto grado de organización.
La huelga de los cañeros del norte (1931) ilustra la manera particular todos los acontecimientos
anteriores. En la costa del departamento de Lambayeque a los efectos de la crisis se añadió una
fuerte sequía a partir de febrero de 1931, de manera tal que los hacendados no exageraban al
decir que los terrenos estaban “resecados”, haciendo imposible las labores a fines del mismo mes
de mayo los trabajadores de la hacienda Pátapo presentaron una especie de pliego de reclamos
conformados por quince puntos, entre los cuales figuraban el reconocimiento del sindicato,
afiliado a la Confederación General de Trabajadores del Perú; la jornada de ocho horas y el pago
extra por sobretiempos; derechos de huelga y de sindicalización; mejora de las condiciones
higiénicas en los galpones, pero el conflicto no termino allí.
La violencia y la intensión social eran fenómenos cotidianos durante los años de la crisis. En
enero de 1931, por ejemplo, tiene lugar en lima un partido internacional de foot-ball y al terminar
el encuentro ocurre un hecho banal: el público de segunda entra a la cancha para salir por las
puertas de primera, pero la policía les sale al paso, deteniendo a los espectadores violentamente,
para lo cual hasta hacen uso de sus espadines. La policía se ve obligada a abandonar las calles,
la turba llega frente a palacio y exige una reparación y exige una reparación de parte del propio
presidente Sánchez cerro.
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en los enfrentamientos de clase, que derivan en una verdadera “guerra civil”. Todo lo anterior
era la inevitable consecuencia de una clase obrera todavía joven, numéricamente reducida y que
recién se iniciaba en el aprendizaje de la lucha sindical y política.
Los reparos a esta interpretación surgen si se recuerda que la filiación política de Mariátegui
era un hecho público, que a nadie y menos al régimen de Leguía se le ocultaría el propósito
revolucionario de su partido, que la represión no tenía por qué hacer distingos nominales entre
"socialismo" y" comunismo". Pero el problema es mayor cuando se repara que asumir el
nombre "Socialista" significaba no acatar una cláusula de la Internacional, que señalaba
expresamente la necesidad de que los partidos sujetos a su orientación se llamaran
"comunistas": Mariátegui no podía ignorarlo. Es por esto que no se puede atribuir sólo a una
cuestión táctica el nombre que Mariátegui asignó a su partido.
Mariátegui pensaba, en segundo lugar, en una revolución de tipo socialista. Creía que después
de un régimen que había intentado desarrollar el capitalismo en el Perú (como el oncenio de
Leguía), la única alternativa realmente revolucionaria, el único camino para desarrollar una
oposición coherente, era el socialismo. Eso no significaba negar algunas tareas democráticas y
la necesidad de prolongar el desarrollo del capitalismo en algunos sectores; sí significaba en
cambio cuestionar el “progresismo” o un posible carácter “revolucionario” en la burguesía. El
enunciado Socialista aparece unido con la concepción de un partido que articule a los
intelectuales (en sus sectores avanzados y progresistas), con los obreros y los campesinos.
El partido de Mariátegui debía recoger la rica tradición cultural acumulada en las comunidades
indígenas. Los elementos colectivistas que todavía supervivían, herederos del comunismo
agrario prehispánico, tendrían una función al interior del socialismo peruano. De esta manera
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los campesinos no eran simples “aliados” del proletariado: de ellos se esperaba un aporte
decisivo para la revolución en el Perú.
Sería erróneo entender el fracaso del comunismo en 1930-31 sólo a partir de la línea impuesta
por la internacional en el Perú, el partido quería encarnar los intereses de la clase obrera y
realizar en esos momentos una revolución dirigida por obreros, sin que existiera todavía en el
pero un propietario cabalmente constituido
En lo que se refiere al aprismo habíamos anotado como sus filas fueron duramente afectadas
por la divergencia con Mariátegui. El APRA reduciendo a un grupo de conspiradores.
Pero en relación al marxismo los paristas mantuvieron sus objeciones a la dictadura del
proletariado., la táctica ultraizquierdista impulsada por los comunistas, la concepción maniquea
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de un enfrentamiento exclusivo entre burguesía y proletariado, hizo que ellos descuidaran este
importe sector social. El aprismo, en cambio, supo incorporar en sus fulas especialmente a
empleados y profesionales.
¿Cómo explicar la influencia del aprismo entre los obreros? Es preciso tener en cuenta que, si
bien resulto atenuado la radicalidad del programa aprista, tal vez por eso mismo, tuvieron una
mayor preocupación por recoger las reivindicaciones inmediatas, los problemas más concretos
y específicos del movimiento popular.
Para los grandes hacendados, comerciantes y banqueros no podía haber distinción alguna entre
apristas y comunistas: eran términos sinónimos desde una perspectiva intolerable a cualquier
cambio. En algo podrían tener razón los oligarcas y gamonales: la tracción popular del partido
aprista, el radicalismo verbal de los discursos a pesar de las concesiones hechas en el
programa), podrían alentar las exigencias de unas clases populares persistentemente
marginadas de la vida política.
Ala radicalidad de los discursos apristas se añadió una identificación con ciertos símbolos
nacionales. Los comunistas, en cambio preocupados por impulsar la táctica de “clase contra
clase”, descuidaron estos elementos de la propaganda política. El aprismo supo incorporarse a
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la vida cotidiana de las clases populares. Músicos y cantantes criollos fueron atraídos por el
aprismo, una revista tan popular en la década del 30 como lo era “el cancionero de Lima” acabo
publicando valses de inspiración aprista y haciendo propaganda por Haya. A pesar de que
P.A.P, no defendió el voto irrestricto a las mujeres en 1931, si se preocupó por movilizarlas e
incorporarlas en sus filas partidarias. El aprismo asumió en sus discursos elementos de la
cultura popular como el machismo y la virilidad.
En un país con alrededor de 5 millones de habitantes solo podrían votar aquellos que reunieran
los requisitos de ser mayor de 21 años, hombres y alfabetos: quedaban excluidos
completamente las mujeres, gran parte de los jóvenes y la gran masa campesina. Quienes
estaban facultados para ejercer el derecho al voto acabaron reduciéndose a poco más de
3990,000 habitantes, de los cuales solo 320,000 participaron en las elecciones de 1931.
Pero no obstante ese ausentismo, las elecciones terminaron absorbiendo todo el escenario
político. Las candidaturas de Arturo Osores y José María de la Jara y Ureta pasaron a un lugar
secundario, y en conjunto solo alcanzaron 14%, los apristas abogaron por ciertas
reivindicaciones democráticas mínimas, como el voto a los analfabetos y el voto a los jóvenes
mayores de 18 años. En cambio, pusieron restricciones al voto femenino sin ninguna traba,
Ocurría que los apristas, según propia confesión, temían que el voto de la mujer tuviera un tinte
definidamente conservador y clerical.
Fuerza del recinto constituye el enfrentamiento entre apristas y sanchezcerristas eran cada vez
más violentos: se producen ataques contra el local de P.A.P, disparos contra la tribuna, en
Paiján la población tiene un duro enfrentamiento con la policía
Desde las sesiones preparatorias (diciembre de 1931) los sanchezcerristas coparon las galerías
desde donde proferían de nuestros improperios y toda suerte de ataques verbales contra la
minoría, pero al poco tiempo los apristas optaron por disputar las galerías enfrentando unas
barras contra otra.
La unión Revolucionaria (el partido sanchezcerrista) día a día fue adquiriendo rasgos más
violentos: bajo la conducción de Luis A. Flores fue asimilando elementos procedentes del
fascismo que incluían las camisas negras, la violencia y la agresividad, además del feroz
anticomunismo, que en ese entonces era también antiaprismo.
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