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La Estrella Matutina de Carmen Nozal
La Estrella Matutina de Carmen Nozal
La Estrella Matutina de Carmen Nozal
Carmen Nozal
No fue el barro
Culpable fue la piedra
que deshizo el espejo de Luzbel
Pencas de sol lloraron en el mundo
y el rostro perdió al hombre
en un cráneo de ortigas
Fragmentos de mí
estas palabras
Cábala.
un testamento
y murmura la muerte
los decimales
Predestina el desafío
Eco de anónimos
Escrito en el primer tomo de la Doctrina Secreta de Helena Blavatsky, “el primer
Arcángel que brotó de las profundidades del Caos, fue llamado Lux (Lucifer), el
‘Hijo Luminoso de la Mañana’ o Aurora Manvantárica”. Es bien sabido que en el
libro de Isaías se le conjura como “Lucero de la mañana, estrella brillante, hijo de
la Aurora, caído del cielo”. La misma fundadora de la Sociedad Teosófica nos
advierte que esta misma entidad es la llamada Luz astral, esa sustancia plástica,
similar el éter de los antiguos y, aún más que en su aspecto femenino es una
virgen, madre de las criaturas vivientes. Como madre, intercede por nosotros.
Insólito, como el pensamiento poético. Leemos en El espejo de Luzbel:
Y el polvo en su tragedia
y en la piedra un suplicante
Derrotado Caín
Sombra
quien te desollará
Si el origen trastorna
Se fuga el mar.
Y el rey se enroca.
¿De qué sublevación seremos parte?
La poesía, forma del conocimiento que posibilita y delinea las formas del ser,
del habla del logos, pensamiento-palabra. “Donación del Ser por la palabra y en la
palabra”, al decir de Heidegger. Y esta herencia es resguardada por aquella que
nombran las esencias, la lengua flamígera del poeta. Al centro del paraíso, el Ser
y el árbol de la sabiduría; y su reflejo, el árbol del conocimiento del bien y del mal,
con su fruto como piedra filosófica y su significado, la única certeza: la muerte.
Leamos El espejo de Luzbel. Leamos la poesía de Carmen Nozal, para encontrar
un reflejo de nuestra imagen original:
desciende la palabra