Está en la página 1de 3

Relaciones sociales de producción y el intercambio, una mirada a guisa de

Simmel.

César Wilfredo Chindoy

La presente relatoría tiene como propósito analizar la relación entre la perspectiva


teórica de Karl Marx y el pensamiento de Simmel en la sustentación de sus imaginarios
sobre la sociedad y su conjunto. Para lo cual se ha tomado en consideración el apartado
sobre la sociedad de Bujarin, y el texto de David Frisby sobre Georg Simmel.

En primer término, Para Bujarin la sociedad se entiende como “el más amplio
sistema de personas que se influencian recíprocamente, sistema que abarca todas sus
relaciones duraderas y está basado sobre las relaciones de trabajo” (Bujarin, 1972, pág.
187). Esta concepción de la sociedad puede considerarse bajo la conceptualización de la
metrópoli hecha por Simmel, la cual es, “una compleja red de interacciones incesantes,
donde se lleva a cabo un sinnúmero de intersecciones de círculos o redes sociales y sus
límites sociales” (Frisby, 2014, pág. 48), En este sentido, es posible inferir que la sociedad
se presenta como un conjunto de relaciones mutuas verdaderas y perennes, ya que, se puede
evidenciar la interdependencia entre el todo y las partes, es decir, que los sujetos
individuales aún con sus propias formas de interpretar el mundo sólo encuentran su sentido
en relación con el resto de la sociedad.

Por supuesto, también se plantea el problema del equilibrio y del orden social, ya
que, una sociedad en la que los individuos actúan a la manera de un torbellino sería
inimaginable, por lo cual, Bujarin plantea que existen leyes que rigen las relaciones
sociales, para que estas se den de forma ordenada y con el mayor grado de solidaridad
posible, en respuesta, a lo anterior pone como eje de las relaciones sociales al trabajo,
aludiendo a la división social del trabajo, en donde directa e indirectamente los seres
humanos se producen a si mismo y también a los demás.

Ahora bien, en la teoría de Marx sobre la concepción materialista de la historia,


comúnmente llamada como materialismo histórico se pone como eje angular al trabajo
humano, como forma de realización individual, en concordancia con los planteamientos de
Hegel sobre la dialéctica entre el amo y el esclavo en relación a la lucha por el
reconocimiento.

No obstante, su consideración sobre el trabajo no se reduce a instancias


individuales, sino que también, con su obra sobre la ideología alemana extrapola al trabajo
humano como eje central en el curso de la historia, y del desarrollo de las grandes
sociedades modernas de su época, adicionalmente, en la escuela del marxismo se discuten
las formas en que las relaciones de trabajo se convierten en modos de producción de
mercancías, de asociaciones y de identidades que influyen en la sociedad en su conjunto.
Para Bujarin las asociaciones son mediadores entre la sociedad y el individuo, puesto que,
son grupos de personas que mantienen relaciones mutuas que a su vez están indirectamente,
pero, inevitablemente vinculados a la sociedad en su totalidad, estás asociaciones se pueden
establecer por clases, partidos, grupos eclesiásticos, trabajadores obreros, entre otros… que
establecen relaciones significativas al interior y exterior de su grupo.

Por otro lado, en el caso de George Simmel, y su supuesto sobre la sociedad, este
considera que, está no puede ser interpretada bajo un marco teórico universalista que sólo
reflexiona sobre la sociedad como totalidad, sino que también, pone de manifiesto el papel
de las interacciones sociales como componentes indisolubles de la sociedad al proponer la
totalidad como síntesis de las interacciones intersubjetivas.

Adicionalmente, siguiendo con la corriente de la economía política de Marx,


Simmel analiza la circulación, el intercambio y el consumo como fenómenos de la
modernidad, que si bien, no son equiparables a los estudios de Marx, también con sus obras
alcanza a enfatizar alrededor de fenómenos como la circulación de mercancías, de
individuos y el uso del dinero en el campo del intercambio. En este sentido, se podría decir
que Simmel y Marx tienen en común el análisis de las pequeñas relaciones sociales
alrededor de lo que se considera que es el trabajo y su función en la producción del ser
social y de las mercancías, además de analizar el fenómeno del intercambio de mercancías
como forma de condensar y extender las relaciones sociales, que implica la extensión de la
sociedad en su conjunto.

Además, en la propuesta teórica de Simmel también se arguye sobre la idea de la


enajenación que han sufrido ciertas producciones humanas, como el dinero, las mercancías,
el estado, la política, debido a que, los sujetos no aparecen como si estuviesen guiando sus
productos, sino que, aparecen fuera de ellos, como si el algún momento estos elementos se
hubieran desprendido como figuras independientes, y con una movilidad propia con
exclusión del individuo.

Cabe resaltar que Marx en su crítica a la filosofía del derecho de Hegel, menciona
que el estado al ser una producción social, depende de la sociedad civil y no a la inversa,
(Weiss, 2014). Esta aseveración tiene gran significancia en la propuesta teórica de Simmel,
ya que, se evidencia que, las estructuras sociales son producto de la interacción y la
relación entre sujetos.

A modo de conclusión, se puede decir, que la teoría de Simmel con respecto a la de


Marx, tiene un cierto grado de paralelismo, porque si bien, Marx centra sus estudios en el
funcionamiento del capitalismo y de la gran industria, también, hace alusión a la
estructuración de la sociedad a partir de las relaciones que se establecen con el trabajo, en
donde se puede deducir que para Marx al igual que para Simmel las interacciones sociales
son el capital fundante de la sociedad en su conjunto.

Referencias
Bujarin, N. (1972). Teoria del materialismo histórico: Ensayo popular de teoria marxista. Argentina:
Ediciones de pasado y presente.

Frisby, D. (2014). Gorge Simmel . México: Fondo de cultura económica.

Weiss, A. (2014). La sociología en el capital de Karl Marx, de Luz Teresa Gomez. Revista colombiana
de sociología, 253-259.

También podría gustarte