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El 28 de julio de 1821, el general José de San Martín proclamó la independencia del Perú en la Plaza Mayor de Lima frente a 16.000 personas. San Martín había entrado triunfalmente en Lima el 10 de julio luego de que el virrey abandonara la ciudad, y presionado por sus aliados y el pueblo peruano, finalmente aceptó el cargo de Protector del Perú y declaró su independencia el 28 de julio.
El 28 de julio de 1821, el general José de San Martín proclamó la independencia del Perú en la Plaza Mayor de Lima frente a 16.000 personas. San Martín había entrado triunfalmente en Lima el 10 de julio luego de que el virrey abandonara la ciudad, y presionado por sus aliados y el pueblo peruano, finalmente aceptó el cargo de Protector del Perú y declaró su independencia el 28 de julio.
El 28 de julio de 1821, el general José de San Martín proclamó la independencia del Perú en la Plaza Mayor de Lima frente a 16.000 personas. San Martín había entrado triunfalmente en Lima el 10 de julio luego de que el virrey abandonara la ciudad, y presionado por sus aliados y el pueblo peruano, finalmente aceptó el cargo de Protector del Perú y declaró su independencia el 28 de julio.
El 15 de julio de 1821, 300 de los principales vecinos de Lima firmaron el Acta
de Independencia del Perú. Pero fue recién el sábado 28 de julio de 1821, en
una ceremonia pública, cuando el general San Martín proclamó la independencia del Perú en la Plaza Mayor de Lima.
Según testigos de la época, aproximadamente 16.000 personas presenciaron
la ceremonia en la cual el Libertador, con la flamante bandera peruana en la mano, exclamó:
"Desde este momento el Perú es libre e independiente
por la voluntad general de los pueblos y por la justicia de su causa que dios defiende. ¡Viva la Patria!, ¡Viva la libertad!, ¡Viva la independencia!". En un principio el general se había negado a aceptar el cargo de Protector de Perú, pero el clamor popular y los consejos de su amigo y secretario Bernardo de Monteagudo, le hicieron dar cuenta que el peligro realista estaba latente; su presencia era imprescindible para terminar con el dominio español. Los días previos
El 6 de julio, el virrey José de la Serna abandona Lima con 6.000
hombres. El 8 de julio entran en Lima los emisarios de San Martín. El 9 de julio, en horas de la noche, ingresa a Lima una división de la caballería patriota. El 10 de julio, San Martín entra en Lima y se aloja en casa del marqués de Montemira. El 12 de julio, San Martín recomienda al general Arenales no comprometer su división en combate mientras no tuviera la seguridad completa de vencer. El 14 de julio, San Martín dirige un oficio al Cabildo de Lima destacando la conveniencia de convocar una junta general que, representando al común de los habitantes de la capital, expresase si la opinión general estaba decidida a proclamar la Independencia. El Cabildo responde, de inmediato, en sentido afirmativo al día siguiente. El 16 de julio, La Gaceta de Lima publica un homenaje a San Martín:
“¡Gloria al ínclito varón, al libertador general del
Perú, guerrero esforzado, que vino a romper nuestras cadenas (…) La presencia del general San Martín embotó las armas del enemigo obstinado en perpetuar nuestra opresión. ¡Esfuerzo inútil! (…) Lima respira finalmente sostenida por sus virtudes patriotas; y no teniendo ya nada que temer, recibe dentro de sus muros pacíficos a su libertador”. El 17 de julio, Antonio José de Sucre sofoca un levantamiento realista en Guayaquil. Ese mismo día, San Martín emite un bando en el que dispone la supresión de escudos de armas en los edificios públicos; aunque permite el uso de los escudos particulares y emite otro en el que se dispone sean castigados los atropellos e insultos contra españoles. Empero, dos días después, en un nuevo bando dispone que el comercio español debe abrir sus puertas, caso contrario será sujeto a confiscación. El día 24 prohibirá, asimismo, la utilización de distintivos realistas. El 18 de julio se reanudan las actividades públicas de Lima. El 19 de julio, San Martín le escribe a O’Higgins anunciándole que los realistas han abandonado Lima y que percibe un gran entusiasmo popular por la noticia. El 25 de julio, San Martín emite un bando en el anuncia a los peruanos que el sábado 28 se proclamará solemnemente la Independencia.
“Y para que se haga con la solemnidad
correspondiente, espero que este noble vecindario autorice el augusto acto de la Jura, concurriendo a él: que adorne e ilumine sus casas en las noches del viernes, sábado y domingo; para que con las demostraciones de júbilo se den al mundo los más fuertes testimonios del interés con que la ilustre capital del Perú celebra el día primero de su independencia y el de su incorporación a la gran familia americana.” El sábado 28 julio, la dura, extensa y sacrificada campaña da su mejor fruto al producirse la jura de la independencia del Perú. San Martín lanza una proclama cuyas palabras
“(…) permanecerán esculpidas en el corazón de
todo peruano eternamente: El Perú es desde este momento libre e independiente por la voluntad general de los pueblos, y por la justicia de su causa que Dios defiende.”