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MARCOS NOVARa
(compilador)
PERONISMO y DEMOCRACIA
Historia y perspectivas
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Samuel Amaral
pero, debido a prácticas fraudulentas que su propio partido no Comunista había abandonado la consigna de "clase comra clase"
desconocía, no la alcanzó. El nuevo presidente, su antiguo minis- adoptada en e! VI Congreso de 1928 que implicaba el enfrenta-
tro Roberto M. Ortiz, trató de limitar el fraude, pero su intento miento de los partidos comunistas con los partidos ".burgueses"
se frustró por la enfermedad que lo llevó a pedir licencia primero y la denuncia de los partidos socialistas como "socialfascistas".
ya renunciar después, poco antes de su muerte en julio de 1942. La lle?ada de Hitler al poder en Alemania hizo que esa política
El gobierno quedó en manos del vicepresidente, Ramón Castillo, cambIara bruscamente y que los partidos comunistas buscaran la
cuyas ideas acerca de la tarea del gobierno no coincidían con las conformación de alianzas políticas con todos los partidos antifas-
de Ortiz. cistas, cualquiera fuese su composición "de clase". La prioridad de
Bajo Castillo, la democracia argentina era una democracia la lucha contra e! fascismo fue confirmada por el VII Congreso
enferma, pero era aún una democracia, es decir -ésta es la defi- de la Internacional Comunista en 1935. Desde entonces (excepto
nición- un orden poHtico caracterizado por la tolerancia del di- e! lapso de vigencia del pacto Hitler-Stalin, entre agosto de 1939
senso, por la resolución de los conflictos mediante acuerdos, por y junio de 1941), los frentes populares se transformaron en un
el respeto a las leyes preestablecidas y por la existencia de frenos ca?allo de Troya usado por los partidos comunistas que, por sí
y equilibrios que impiden la concentración de poder. La caída de mIsmos, no estaban en condiciones de llegar al gobierno por me-
Castillo no se produjo porque violara algunos de los principios y dio de elecciones.
reglas de la democracia. La dictadura militar establecida e! 4 de El Partido Comunista de la Argentina era parte de la Interna-
junio de 1943 no eliminó -las imperfecciones de la democracia- cional Comunista-y, por lo tanto, buscó también la conformación
-sino a la democracia misma. de un frente popular con otras fuerzas antifascistas con vistas a la
elección presidencial de 1943. Las otras fuerzas antifascistas con
la que esperaba formar ese frente eran el radicalismo, el socialismo
La dictadura y la democracia progresista. Esos partidos eran mucho más gran-
des que e! comunista, pero éste tenía una organización de la que
El 4 de junio de 1943 fue establecida una dictadura militar cuyo a~uéllos careda~. Eso hacía que una fuerza menor en número pu-
objetivo era dar respuesta a las amenazas que el orden político dIera tener una mfluencia extraordinaria sobre ese frente. Desde la
democrático no podía enfrentar. Ésa era la visión de los jefes mili- perspectiva de los jefes militares había un problema adicional que
tares que quebraron la continuidad del orden constitucional. Ha- magnificaba la amenaza: quien se proponía liderar el frente anti-
bía muchas amenazas para ellos -a la moral, allenguaje-, pero la fascista, el ex presidente Justo, había muerto en enero de 1943. Su
principal era la amenaza política: la posibilidad de triunfo de un probada habilidad política era para esos jefes un reaseguro con e!
frente popular en la elección presidencial de ese año. ~ue ya no contaban. Tampoco estaba quien podía llevar al radica-
Los frentes populares eran la vía por la cual los partidos co- lIsmo como partido a la alianza antifascista, AIvear, muerto diez
munistas de Francia, España y Chile habían llegado a las inme- mes~ antes, ~or lo .que los votos radicales estaban disponibles y
diaciones de! poder. Desde mediados de 1934, la Internacional podIan conflUIr haCIauna candidatura indeseada.
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Muy poco después de la muerte de Justo surgió en el Ejército plementarla sin otros vínculos con la sociedad que los funciona-
una logia, el Grupo Obra de Unificación (GOU), cuyo objetivo rios católicos, en general sin experiencia política previa y sin los
era enfrentar la amenaza comunista. Con ese fin debía fortalecer, contactos necesarios. Otro problema de la dictadura era que el
dentro de un gobierno cuyo mandato estaba por concluir, el poder dictador, el general Ramírez, presidente tras los dos días que duró
del ministro de Guerra, que era el general Pedro P. Ramírez. Un en el cargo el general Arturo Rawson, reveló características perso-
malentendido entre el presidente Castillo y el general RamÍrez fue nales muy distantes de las de Franco. Quizá por conocerlas de an-
el disparador de laf(evolución deJ~nio, como la llamaron los jefes temano fue que se organizó el GOU, para fortalecer su autoridad
militares para equiparada a la de Mayo, pero esa revolución no fue dentro del gobierno de Castillo. Por ellas y por la torpeza política
un hecho fortuito. Ella tenía un objetivo, ya presente en los docu- de RamÍrez, los integrantes del GOU, confinados al principio por
mentos del GOU: impedir que los comunistas llegaran al poder a sus grados en la segunda línea del gobierno, comenzaron a cobrar
través de un frente popular. importancia en el seno de la dictadura. Uno de ellos, el coronel
Con tal fin, la dictadura establecida por la revolución debía Juan Perón, que en junio de 1943 solo había llegado a la secretaría
dar respuesta a los problemas sociales que alimentaban esa ame- del Ministerio de Guerra, reveló habilidades políticas que lo trans-
naza y que el orden político democrático, por sus propios frenos formaron, en apenas un año, en la cabeza pensante del gobierno y
y equilibrios institucionales, no había podido resolver. Los jefes la cara visible de la dictadura.
militares no debían inventar un nuevo modelo de orden político
porque ya existían modelos: el Portugal de Salazar y la España de
Franco. Éstos eran gobiernos no democráticos, autoritarios, fuer- La política social
temente vinculados con la Iglesia Católica, que daban (o intenta-
ban dar) respuesta a los problemas sociales que podían constituir La llegada de Perón a la secretaría del Ministerio de Guerra no
el caldo de cultivo del comunismo. Había otros modelos tam- se debió a un designio del GOU sino a su proximidad con el
bién, similares pero no idénticos: la Italia de Mussolini, el Brasil ministro, el general Edelmiro J. Farrell, a quien había seguido des-
de Getúlio Vargas y la Francia de Pétain, también autoritarios, de Mendoza a Buenos Aires cuando éste asumió la jefatura de la
con menor o ninguna influencia de la Iglesia, pero que daban res- Inspección de Tropas de Montaña. Cuando Farrell se convirtió en
puesta a los problemas sociales. El reclutamiento de funcionarios ministro de Guerra del gobierno del general RamÍrez, llevó a la
en las instituciones católicas, particularmente la Acción Católica secretaría del ministerio al subordinado que lo había secundado
Argentina, y en los círculos nacionalistas católicos, como asimis- en sus destinos anteriores. No era un puesto estratégico, pero las
mo la estrecha relación de la jerarquía eclesiástica con el gobierno, circunstancias lo hicieron para Perón. Era un coronel muy moder-
aproximan la dictadura establecida por la revolución de junio al no, ya que tenía solamente un año en el grado. Por encima de él
modelo español. estaban, por su grado, los poco más de treinta generales, y por su
La política social era un elemento clave para el cumplimiento antigüedad, la inmensa mayoría de los 130 coroneles que revista-
de los objetivos revolucionarios, pero el problema era cómo im- ban en actividad. La influencia de Perón dentro del gobierno en
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los meses siguientes a la revolución no se debió, por lo tanto, ni a fue designado presidente del Departamento Nacional de Traba-
su grado ni a su antigüedad. Fueron más bien las circunstancias y jo, con retención de su puesto de secretario del Ministerio de
la particular habilidad que reveló al lidiar con ellas el motivo de su Guerra. De este modo, la política social pasaba a ser parte de la
rápido ascen"sodentro del gobierno de la dictadura, que no impli- seguridad interna y ambas estaban en las mismas manos.
có un ascenso paralelo en la jerarquía del Ejército. Para darle mayor capacidad operativa en esos dos campos ya
Perón no fue el primer encargado de implementar la polí- unificados, un mes después fue creada la Secretaría de Trabajo y
tica social de la dictadura, ni ésta tuvo una buena partida. El Previsión y Perón fue designado para encabezada. Asumió sus fun-
gobierno de la dictadura comenzó con un intento de disciplinar ciones el2 de diciembre de 1943 yel discurso que pronunció en la
a las organizaciones sindicales que produjo en muy corto lapso ocasión sintetizó, del modo que sus superiores deseaban pero no
amenazas al orden social. La principal de estas amenazas prove- sabían cómo expresar, la principal consecuencia de la revolución
nía, desde el punto de vista militar, de los poderosos sindicatos de junio: la política social era, desde ese momento, una cuestión
que agrupaban a los obreros ferroviarios. Unión Ferroviaria y La
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de Estado. Perón no llevó a cabo su, propia política en la Secretaría
Fraternidad tenían la posibilidad de paralizar al país, que por de Trabajo y Previsión, sino la del gobierno dictatorial que inte-
entonces dependía del ferrocarril para sus comunicaciones y el graba; pero lo hizo a su manera, es decir, imprimiendo al cargo,
transporte de pasajeros y bienes. El ministro de Guerra de la -tal como lo hicieron Ramírez y Farrell a la presidencia, pero en
dictadura militar era quien debía velar por la seguridad interior un sentido completamente opuesto-, su marca personal. Debe de
y evitar que se produjeran hechos potencialmente revoluciona- haber sido él, como presidente del Departamento NácionaT de
rios. Perón, como secretario del Ministerio de Guerra de una Trabajo, y no algún oscuro funcionario del gobierno, quien dio
dictadura militar, debió tratar con los dirigentes ferroviarios para las ideas para redactar el decreto-ley de creación de la Secretaría.
disipar la amenaza. El contacto no debe de haber sido una ma- Ése era un instrumento legal que no podría haber aprobado nin-
nifestación de su proyecto político personal, como lo pretendió gún congreso, cualquiera fuese su conformación partidaria, por-
más tarde, sino la primera revelación de sus habilidades políti- que establecía un grado de concentración del poder de decisión
cas. Desde agosto de 1943, cuando ocurrió ese contacto, esas en materia social que hubiera resultado inaceptable para muchos
habilidades, su capacidad de trabajo y el apoyo de su ministro actores políticos. La Secretaría, además de absorber cierta canti-
deben de haber jugado en su favor para transformarlo en quien dad de agencias dispersas, incorporó a todos los departamentos
debía implementar la política social del gobierno. A partir de en- provinciales de trabajo o equivalentes y creó en su lugar (y donde
tonces, de la obligación impuesta por su cargo de ocuparse de la no existían) delegaciones que respondían a la autoridad nacional.
seguridad interior, Perón descubrió que podía contribuir mejor Ningún senador ni diputado podría haber votado semejante dis-
con ese fin si al mismo tiempo se encargaba de implementar la posición que cercenaba el poder de los gobiernos provinciales. So-
política social. Como eso no afectaba su posición en la jerarquía lamente una dictadura militar, que había suprimido los frenos y
militar ya la vez prometía dar cumplimiento, por otros medios, equilibrios institucionales del orden político democrático, podía
a los objetivos originales del gobierno, a fin de octubre de 1943 concentrar en la autoridad nacional semejante poder de intervención
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en los asuntos locales. El motivo era ampliar las bases de un pro- sumó el cargo de vicepresidente de la Naci6n al de secretario de
yecto político que ligaba la política social a la seguridad interna. Trabajo y Previsi6n, que ejercía desde diciembre anterior, y al de
Per6n hizo uso de ese poder de intervenci6n con el fin de des- ministro de Guerra, que ocupaba desde marzo de ese año.
activar conflictos y ésa resultó su principal arma política. Ningún A partir de agosto de 1944, espoleada por la liberación de
gobierno anterior tuvO semejante capacidad de resolver los con- París y la inminente derrota del nazismo, mucha gente se lanzó a
flictos que se producían en el ámbito laboral. Perón, como secreta- las calles para demandar el fin de la dictadura militar. También lo
rio de Trabajo y Previsión de la dictadura militar, podía resolverlos hicieron los partidos políticos, pero a la zaga de ese movimiento
en cualquier momento, en cualquier lugar del país, sin tener que que, por simpatía con Francia, se identificó con la resistencia. Era
preocuparse por la opinión de los políticos provinciales, ni de las la resistencia contra una dictadura militar a la que sus oponentes
partes involucradas. No fue la capacidad de introducir grandes asimilaban al fascismo porque no ocultaba que pertenecía a esa
cambios lo que contribuy6 a su popularidad entre los obreros, familia política. En el momento en que el fascismo era derrotado
sino esa capacidad ilimitada de intervención que le daba su con- en Europa no había motivos para tolerarlo en la Argentina. La
dición de funcionario de la dictadura. Los grandes cambios, como consolidación del poder de Per6n en el seno de la dictadura mili-
el Estatuto del Peón, no fueron inmediatos, pero sí lo fueron los tar coincidi6 entonces con el fracaso del experimento político de
pequeños, aquellos que por su sola voluntad permitían a los obre- la revolución de junio. Per6n, la cara visible y también la cabeza
ros obtener más de lo que ellos mismos estaban pidiendo. política de la dictadura, debía conducirla en su retirada.
Ése poder desconocido, que pudo usár a voluntad, fue el arma -
secreta que le permiti6 construir una base de apoyo para la dicta-
dura militar que luego se transform6 en su propia base electoral, La retirada
cuando las circunstancias obligaron a abandonar el proyecto origi-
nal de la revoluci6n de junio de establecer un régimen al estilo del El regreso al orden político democrático -el de la tolerancia del
de Franco. Ramírez no fue Franco: su ingenuidad política lo llevó disenso, la resolución de conflictos mediante acuerdos, el respeto a
a renunciar arrastrado por hechos generados por él mismo. Farrell las leyes preestablecidas y la existencia de frenos y equilibrios insti-
no fue Franco: careda de vocaci6n de poder y del sentido divino tucionales que impidieran la concentración de poder- significaba
de su misión. El único candidato a copiar a Franco que produjo la la derrota del proyecto autoritario de la revoluci6n de junio, apo-
revolución de junio fue Per6n pero, por otros motivos, para gran yado por los enemigos de la democracia. Pero también significaba,
desaz6n de los ide61ogos nacionalistas a los que su ascenso opac6, eso fue lo que Per6n comenz6 a destacar en sus muy frecuentes
tampoco él fue Franco. Las circunstancias también contribuyeron d.isc~rsos,el fin del poder arbitrario en la política social, que había
a que no pudiera serlo. No era el generalísimo de un ejército ven- ejerCIdocomo parte de la política de seguridad interna de la dic-
cedor, sino un coronel moderno, funcionario de una dictadura mi- tadura. Él percibi6 que el retorno a la democracia perjudicaría a
litar que había comenzado a replegarse casi en el mismo momento quienes su actividad había beneficiado. Debía encontrar la manera
en que él logr6 prevalecer en su seno, en julio de 1944, cuando de organizar políticamente a los beneficiarios de la dictadura en
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el nuevo contexto democrático que inevitablemente sobrevendría. un dirigente radical de mayor envergadura, Amadeo Sabattíni, ex
Ésa era la base social que impediría que él y sus camaradas de la gobernador de Córdoba y líder indiscutido del radicalismo en esa
¡"olución de:'unio fueran juzgados por haber quebrado el orden provincia, pero sólo podía despertar su interés ofreciéndole 10 que
~onstitucional'y por sus actos ilegales posteriores. no podía ofrecerle: la candidatura presidencial. No podía ofrecér-
Perón, que en la revolución de septiembre de 1930 se ha- sela no por ambición personal sino porque el futuro de los jefes
bía alineado con Justo y que durante su presidencia había sido que integraban el gobierno de la dictadura y el de todos aquellos
edecán del ministro de Guerra y presunto sucesor, recurrió a las oficiales que la habían apoyado dependía de que cuando se pro-
ideas de Justo para transformar esa base social en fuerza electo- dujera el regreso al orden constitucional la presidencia siguiera en
ral. Justo, en el momento de su muerte, tal como había hecho manos de un militar. Sabattini, cuyas ideas no estaban demasiado
cuando había sido candidato a la presidencia por primera vez, lejos de las que habían originado la dictadura, creía que el retor-
trataba de obtener el apoyo del radicalismo. Ésa era la princi- no a la democracia 10 llevaría a la presidencia. Era, además, un
pal fuerza electoral y allí debía buscar los votos si quería llegar hombre de partido y uno de los más importantes de su partido,
al poder. Fracasó parcialmente en su primer intento, en 1931, ¥ ~ el mayoritario. Tenía buenas razones para rechazar la pro-
porque no obtuvo el apoyo de Alvear sino sólo el de los radicales . puesta de Perón. Sin dirigentes importantes del radicalismo que
antipersonalistas; pero en el segundo, frustrado por5~ muerte '/ aceptaran unirse a la dictadura, el proyecto de Perón para salvar a
se hallaba mejor encaminado al proponerse como cabeza los revolucionarios de junio no era viable. Por el contrario, lejos de
de ~na alianza antifascista que, en medio de la Segunda Guerra atraer el apoyo de los políticos había logrado que lo rechazaran. El
Mundial, inevitablemente arrastraría votos radicales. Justo era la exceso de activismo que había desplegado durante un año jugaba
fuente de inspiración de Perón: para triunfar era necesario con- en su contra. Como señaló Félix Luna, el amiperonismo nació
seguir los votoS radicales. antes que el peronismo.
Triunfar no era necesariamente ser elegido presidente, una El antiperonismo era la oposición democrática a la dictadu-
posibilidad con la que aún no se atrevía a soñar despierto; era, ra; reunía a todo el arco de los partidos políticos y la gente que se
más bien, conducir ordenadamente la retirada del Ejército tras el había lanzado a las calles desde que la liberación de París señaló
fracaso de la revolución de junio. En las retiradas, sin embargo, no la derrota del fascismo. La Marcha de la Constitución y de la
es fácil conseguir aliados. Los esfuerzos de Perón por obtener el Libertad fue la mayor expresión del antiperonismo. El19 de sep-
apoyo del radicalismo no produjeron resultados que indicaran que tiembre de 1945, bajo las imágenes de los padres fundadores de
esa fuerza política, o alguna parte significativa de ella, apoyaría a la democracia argentina, cientos de miles de manifestantes mar-
un candidato surgido de la dictadura. En agosto de 1945 logró charon desde el Congreso hasta plaza Francia exigiendo el fin
incorporar al gobierno a algunos dirigentes radicales, como Hor- de la dictadura. Reclamaban también que el regreso a la demo-
tensio Quijano, Armando Antille y Juan Isaac Cooke, pero ellos cracia fuese supervisado por la Suprema Corte, el único de los
no podían asegurar que su presencia lograría atraer los votos de la tres poderes de la república que había mantenido la continuidad
masa de sus correligionarios. Antes, Perón había intentado atraer a institucional a pesar de las revoluciones de 1930 y 1943. Perón
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veces llevaron a sus seguidores durante los meses de la ofensiva de je~e.de la guarnición de Campo de Mayo, la mayor concentración
la oposición democrática a actos en apoyo de Perón. La primera, mIlItar del país. Avalos tenía quejas acerca de una acción reciente
el 12 de julio de 1945, en respuesta a la declaración de las "fuerzas de Perón pero, como el paso de los días reveló, no tenía ideas di-
vivas", es decir, de las organizaciones patronales. No salieron a la fer~ntes ~i una propuesta alternativa. El motivo de la queja era la
calle, sin embargo, cuando esa declaración fue publicada sino un designacIón de un civil ignoto en un puesto clave para el control
mes después. Todo ese tiempo les llevó decidir el paso que darían. de las comunicaciones internas. Avalos, quizá convencido por los
Cuando lo dieron, no tuVOconsecuencias políticas: los sindicalis- coronel.es de C~~o de Mayo, creía que correspondía designar a
tas llevaron a sus seguidores y se fueron con ellos. En la segunda un ofiCIalen actIVIdad que era entonces el director de la escuela
oportunidad, el 1O de octubre, al día siguiente de la renuncia de de la espe~i~idad. No !e faltaban argumentos en tal sentido, ya
Perón, sucedió lo mismo: el acto organizado por los sindicalistas que la debIlIdad de la dICtadura frente a la oposición democrática
para despedirlo como secretario de Trabajo y Previsión tampoco p.arecía r:que~ir que esa área clave quedara bajo control del Ejér-
tuVOconsecuencias políticas. Los sindicalistas condujeron a sus cito.. ~er~n, SIn embargo, tenía motivos políticos para preferir a
seguidores al menguado espacio de Perú, entre Julio A. Roca y un CIVIlSI~ ot.ro vínculo con el gobierno que él mismo, en lugar
Avenida de Mayo, y a su fin se los llevaron. Perón no salió de allí de un. ofiCIalmse:to en una cadena de mandos en la que tenía
como candidato a la presidencia ni como líder de los trabajadores. otros Jefes. Es posIble que no quisiera explicárselos a Avalos o que
Había conseguido establecer buenas relaciones con los dirigentes creyera que no los entendería. Las ideas de Avalas no habían sido
sindicáles mediante la implementación de la política social de la - hasta ent~nces diferentes de las de Perón respectO de la misión de
dictadura, pero eso no alcanzaba para que ellos acudieran en au- la revolucIón de junio ni en cuanto a la retirada. En todos los con-
xilio de una dictadura condenada a extinguirse en lugar de pre- flictos internos de la dictadura, desde junio de 1943 hasta octubre
pararse para lo que les depararía la democracia, cuya restauración de 1945, habían estado del mismo lado. La diferencia entre Perón
tanto los acontecimientos internacionales como nacionales hadan y Avalas radicaba, como se vio en los días siguientes, cuando lo
inevitable. La renuncia de Perón no produjo ningún cambio, en- reemplazó como ministro de Guerra, en la profundidad de la vi-
tonces, aparte del hecho mismo de que ya no conduciría la reti- sión política de cada uno de ellos. .
rada. Ninguna fuerza política ni social acudió en su auxilio ni en Avalas lo reemplazó como ministro, pero no en la conducción
auxilio de su proyecto de salvataje de los revolucionarios de junio. de la retirada. Ante la demanda de la oposición democrática de
Tampoco lo hicieron los muchos camaradas dispersos por el país que cesara la dictadura, intentó un camino distinto de la cesión del
que, en desconocimiento quizá de las circunstancias de su renun- poder ~ l~,S~prema .~orte que aquélla reclamaba y que significaba
cia, seguían creyendo que era la persona indicada para conducir la l~ re.ndlcIOnInCOndICIOnal de los revolucionarios de junio. El ofre-
retirada. Pero a veces los acontecimientos se aceleran súbitamente I CImIento al ,procurador general de la Nación, Juan Álvarez,de for-
~ar un ga?lllete que gobe~nara la transición fue, sin embargo, un
y las opiniones sostenidas hasta ayer pierden validez mañana.
El conflicto que provocó la renuncia de Perón se suscitó con
alguien que siempre 10 había apoyado: el general Eduardo Avalas,
I lllt~ntO~alltdo.No P?día s~usfacera la oposicióndemocrática porque
no Impltcaba el fin lllmediato de la dictadura, pero tampoco a los
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jefes militares porque carecía de las salvaguardias que Perón había que le hizo aJuan Álvarez elI3 de octubre era su límite. Tal como
tratado de construir. Álvarez tardó una semana en encontrar quie- estaban las cosas sólo cabía esperar el resultado de esa gestión y ver
nes quisieran acompañarlo en una empresa plagada de riesgos, cómo reaccionaba la oposición ante esa concesión a medias de su
aun personales, para quienes aceptaran hacerlo. No era el menor demanda. Avalas, sin embargo, tomó algunas medidas que contri-
de ellos el quedar identificado con un gobierno al que se tildaba buyeron a crearle problemas con otros actores en los días siguien-
de fascista en un momento en que los colaboracionistas estaban tes: por un lado, puso a Perón bajo custodia; por otro, designó a
siendo fusilados en Europa. Cuando Álvarez logró cubrir todos los un nuevo secretario de Trabajo y Previsión y lo autorizó a que se
ministerios, la situación política había cambiado. dirigiera a los trabajadores por la Red Argentina de Radiodifusión,
El cambio de la situación política se produjo súbitamente. El la cadena radial que cubría todo el país.
11 de octubre se había realizado una asamblea en el Círculo Mi- Perón fue puesto bajo custodia en la madrugada del sábado 13
litar que mostró la desorientación reinante entre los oficiales. Al de octubre. Durante los días 11 y 12 había estado fuera de Buenos
día siguiente, una manifestación frente a esa institución desnudó Aires, pero por su seguridad, como lo afirmó en esos días, Ava-
las limitaciones de la oposición democrática y le reveló a los mi- las decidió protegerlo. Veinte años más tarde se supo que había
litares los peligros que corrían. La manifestación fue espontánea, un complot para asesinar a Perón durante una visita a la Escuela
no parte de una estrategia concertada. La Junta de Coordinación Superior de Guerra que su renuncia frustró. Quizá no se haya
Democrática, que había organizado la Marcha de la Constitución tratado más que de comentarios de algunos exaltados, pero Ávalos
y de la Libertad, era un conglomerado multipartidario que no prefirió no arriesgarlo y por eso lo puso en manos de la Marina,
ofrecía más de lo que su nombre indicaba: coordinación, no li- en Martín García, lejos de los complotados. Podía estar molesto
derazgo. Sus miembros se entrevistaron con el nuevo ministro de con Perón, pero era su camarada, quizá aun su amigo, y no tenía
Guerra en la creencia de que habían triunfado, pero descubrieron diferencias de fondo con él. La inexperiencia política de Avalas no
que no tenía nada que decirles. Ávalos, aunque no supiera qué le permitió percibir las consecuencias que tal decisión podía tener
hacer, sabía que debía evitar el triunfo de la oposición. Un grito ya que para la prensa y el gran público Perón estaba preso.
en la manifestación del 12 de octubre debe de haber resonado en El mismo sábado 13, por la noche, habló por radio el nuevo
sus oído.s yen los de sus camaradas: «¡Nurembergl". Todavía no se secretario de Trabajo)' Previsión, Juan Fentanes, que no era un
había reunido el tribunal que juzgaría a los criminales de guerra miembro de la oposición democrática sino un funcionario de la dic-
nazis, pero su constitución se conocía desde fines de agosto. Nadie tadura. Su discurso, leído hoy, parece dirigido a calmar a patrones
puede establecer hoy comparación alguna entre los jerarcas nazis y y obreros, asegurando a los primeros que las decisiones futuras les
los militares integrantes de la dictadura, pero el calor del momen- serían consultadas ya los segundos que no perderían sus conquistas.
to muchas veces opaca diferencias que resultan obvias en tiempos Es posible que entonces no haya sido interpretado de esa manera, ya
más calmos. Nadie que por cualquier motivo fuera considerado que no había ninguna seguridad de que hiciera ni lo uno ni lo otro.
nazi en aquellos días podía permanecer imperturbable. Ávalos sa- Su tono mesurado, muy distante de las arengas de Perón, debe de
bía lo que tenía que evitar pero no sabía cómo hacerlo. La oferta haberle caldo mejor a los patrones que a los obreros.
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la elección presidencial. hubiese transformado la huelga en una fiesta significaba que ella
- ----------------------------,
tiago Senén González )' Gabriel D. Lerman (comps.), El 17 de octu- decir opuestas, se encuentra en todo el mundo occidental, y en el
bre de 1945: antes, durante y después, Buenos Aires, Lumiere, 2005.
Wellhofer, E. Spencer: "The mobilization of che periphery: Perón's 1946
tri um ph", Comparative Political Studies, vol. 7, n.o 2, 1974.
I occidente latino con especial intensidad, durante todo el siglo XX
yen la actualidad. A grandes rasgos, y para simplificar, a la idea de
democracia que se remonta a John Locke y a la Ilustración francesa
/¡
Zanatta, Loris: Perón y el mito de la nación católica: la Iglesia y el Ejército
en los orígenes del peronismo, Buenos Aires, Sudamericana, 1999.
I de Montesquieu o de Condorcet, la democracia liberal, el peronis-
mo opone otra idea de democracia, una holística, con raíces mucho