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MARCOS NOVARa
(compilador)

PERONISMO y DEMOCRACIA

Historia y perspectivas

_Samue1 Amaral, Nicolás Cherny, Edward L. Gibson,


Vicente Palermo, Luis Alberto Romero, Kurt Weyland
y Loris Zanatta

~
eJ edhasa
,1
t

La democracia y los orígenes del peronismo

Samuel Amaral

El peronismo no nació de la democracia sino de la dictadura


militar establecida el 4 de junio de 1943. Que el peronismo haya
nacido de una dictadura militar significa que no surgió de los
acuerdos y disensos propios del orden político democrático que
- algunos dirigentes organizan en la for.f!1adepartidos. Que.el
peronismo haya- nacido de una dictadura militar significa que
surgió como consecuencia de las políticas implementadas por
esa dictadura, no por las ambiciones políticas de uno de sus
miembros sino como producto de los objetivos por los cuales
las Fuerzas Armadas la habían establecido. Como Perón triunfó
en la elección presidencial del 24 de febrero de 1946, es decir,
cuando la dictadura militar cedió el paso al orden constitucional
mediante la implementación de uno de los procedimientos de-
mocráticos clave, el examen de ese lapso permite explicar cómo
un fenómeno político mayoritario, en apariencia expresión cul-
minante de una democracia, surgió de la negación de la demo-
cracia que es toda dictadura, pero también cómo surgió de esa
dictadura en particular.
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La democracia La crisis provocada por la senilidad del presidente, junto a la


parálisis de su gobierno, era vista entonces por quienes se involu-
Las definiciones son siempre un punto de partida dificultoso, pero craron en el alzamiento como una crisis similar a la que afectaba a
si se quiere establecer la relación entre dos términos o, más aún, las democracias europeas. Las opiniones, sin embargo, no coinci-
si se quiere establecer en qué medida un fenómeno político se dían en cuanto a la solución que debía dársele. Quien encabezó el
adecua a cierto orden político, es inevitable comenzar aclarando nuevo gobierno establecido el6 de septiembre de 1930, el general
de qué se trata ese orden político. El orden político en cuestión José Félix Uriburu, creía necesaria una respuesta autoritaria que a
es la democracia, la democracia liberal, la democracia representa- la manera fascista pusiese a las masas bajo control del gobierno,
tiva, tal como fue establecida en la Argentina por la Constitución a expensas del orden político democrático. Ese proyecto fracasó
de 1853. Esta había servido de marco al orden político nacional por la timidez política del presunto duce criollo, que buscó la le-
durante casi setenta años, cuando la senilidad de Yrigoyen y la gitimación de su proyecto a través de elecciones y ante el primer
incapacidad de su partido para reemplazarlo de acuerdo con las fracaso, en la elección del 5 de abril de 1931 en la provincia de
reglas constitucionales dio como resultado que un levantamien- Buenos Aires, se resignó a dar paso a la otra solución, que era
to militarmente débil pero popularmente fuerte interrumpiera la la restauración del orden político democrático, ya sin Yrigoyen,
continuidad constitucional. con la esperanza de que su sucesor, el ex presidente Marcelo T. de
En 1930, en el mundo y también en la Argentina, circula- Alvear, integrara a las masas radicales a ese orden de una manera
ban ideas alternativas al orden político democrático, que pare .... -menos conflictiva y, ya despojada del personalismo, más duradera:
cía quebrado moralmente después de la Primera Guerra Mun- Ése fue el proyecto del general Agustín P.Justo, elegido presidente
dial e incapaz de dar respuesta a la nueva sociedad de masas en la elección de noviembre de 1931, en la que el radicalismo se
que había surgido en los países donde se había producido, en abstuvo tras el veto de Uriburu a la candidatura de Alvear (para-
alguna medida al menos, procesos de urbanización e industria- dójicamente, el radicalismo quería imponerla sosteniendo que el
lización. El nuevo hecho de la presencia de las masas, personas carácter revolucionario del gobierno de Uriburu dejaba sin efecto
agrupadas accidental o intencionalmente o aun de modo meta- la provisión constitucional que le impedía volver a la presidencia
fórico, tuvo como consecuencia el desarrollo de nuevas formas antes de que pasaran seis años del fin de su mandato, es decir,
de participación política a través de partidos que intentaban hasta el 12 de octubre de 1934; yel gobierno provisional sostenía
apelar a ellas, sin la intervención (o modificando las maneras que la provisión constitucional no había perdido efecto por causa
usuales de intervención) de los antiguos mediadores políticos, de la revolución).
dirigentes apegados a un estilo de conformación de la clientela En un mundo como el de la década del treinta, en el que
electoral que el crecido número de nuevos participantes ya no sobrevivían pocas democracias, Justo no estableció una dictadura
permitía. La primera expresión de un partido de masas en la fascista. El radicalismo volvió a la competencia electoral en 1935
Argentina fue el radicalismo, organizado con paciencia y habi- y tres años más tarde logró la mayoría en la Cámara de Diputa-
lidad por Yrigoyen. dos de la Nación. Alvear fue candidato a la presidencia en 1938
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pero, debido a prácticas fraudulentas que su propio partido no Comunista había abandonado la consigna de "clase comra clase"
desconocía, no la alcanzó. El nuevo presidente, su antiguo minis- adoptada en e! VI Congreso de 1928 que implicaba el enfrenta-
tro Roberto M. Ortiz, trató de limitar el fraude, pero su intento miento de los partidos comunistas con los partidos ".burgueses"
se frustró por la enfermedad que lo llevó a pedir licencia primero y la denuncia de los partidos socialistas como "socialfascistas".
ya renunciar después, poco antes de su muerte en julio de 1942. La lle?ada de Hitler al poder en Alemania hizo que esa política
El gobierno quedó en manos del vicepresidente, Ramón Castillo, cambIara bruscamente y que los partidos comunistas buscaran la
cuyas ideas acerca de la tarea del gobierno no coincidían con las conformación de alianzas políticas con todos los partidos antifas-
de Ortiz. cistas, cualquiera fuese su composición "de clase". La prioridad de
Bajo Castillo, la democracia argentina era una democracia la lucha contra e! fascismo fue confirmada por el VII Congreso
enferma, pero era aún una democracia, es decir -ésta es la defi- de la Internacional Comunista en 1935. Desde entonces (excepto
nición- un orden poHtico caracterizado por la tolerancia del di- e! lapso de vigencia del pacto Hitler-Stalin, entre agosto de 1939
senso, por la resolución de los conflictos mediante acuerdos, por y junio de 1941), los frentes populares se transformaron en un
el respeto a las leyes preestablecidas y por la existencia de frenos ca?allo de Troya usado por los partidos comunistas que, por sí
y equilibrios que impiden la concentración de poder. La caída de mIsmos, no estaban en condiciones de llegar al gobierno por me-
Castillo no se produjo porque violara algunos de los principios y dio de elecciones.
reglas de la democracia. La dictadura militar establecida e! 4 de El Partido Comunista de la Argentina era parte de la Interna-
junio de 1943 no eliminó -las imperfecciones de la democracia- cional Comunista-y, por lo tanto, buscó también la conformación
-sino a la democracia misma. de un frente popular con otras fuerzas antifascistas con vistas a la
elección presidencial de 1943. Las otras fuerzas antifascistas con
la que esperaba formar ese frente eran el radicalismo, el socialismo
La dictadura y la democracia progresista. Esos partidos eran mucho más gran-
des que e! comunista, pero éste tenía una organización de la que
El 4 de junio de 1943 fue establecida una dictadura militar cuyo a~uéllos careda~. Eso hacía que una fuerza menor en número pu-
objetivo era dar respuesta a las amenazas que el orden político dIera tener una mfluencia extraordinaria sobre ese frente. Desde la
democrático no podía enfrentar. Ésa era la visión de los jefes mili- perspectiva de los jefes militares había un problema adicional que
tares que quebraron la continuidad del orden constitucional. Ha- magnificaba la amenaza: quien se proponía liderar el frente anti-
bía muchas amenazas para ellos -a la moral, allenguaje-, pero la fascista, el ex presidente Justo, había muerto en enero de 1943. Su
principal era la amenaza política: la posibilidad de triunfo de un probada habilidad política era para esos jefes un reaseguro con e!
frente popular en la elección presidencial de ese año. ~ue ya no contaban. Tampoco estaba quien podía llevar al radica-
Los frentes populares eran la vía por la cual los partidos co- lIsmo como partido a la alianza antifascista, AIvear, muerto diez
munistas de Francia, España y Chile habían llegado a las inme- mes~ antes, ~or lo .que los votos radicales estaban disponibles y
diaciones de! poder. Desde mediados de 1934, la Internacional podIan conflUIr haCIauna candidatura indeseada.
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Muy poco después de la muerte de Justo surgió en el Ejército plementarla sin otros vínculos con la sociedad que los funciona-
una logia, el Grupo Obra de Unificación (GOU), cuyo objetivo rios católicos, en general sin experiencia política previa y sin los
era enfrentar la amenaza comunista. Con ese fin debía fortalecer, contactos necesarios. Otro problema de la dictadura era que el
dentro de un gobierno cuyo mandato estaba por concluir, el poder dictador, el general Ramírez, presidente tras los dos días que duró
del ministro de Guerra, que era el general Pedro P. Ramírez. Un en el cargo el general Arturo Rawson, reveló características perso-
malentendido entre el presidente Castillo y el general RamÍrez fue nales muy distantes de las de Franco. Quizá por conocerlas de an-
el disparador de laf(evolución deJ~nio, como la llamaron los jefes temano fue que se organizó el GOU, para fortalecer su autoridad
militares para equiparada a la de Mayo, pero esa revolución no fue dentro del gobierno de Castillo. Por ellas y por la torpeza política
un hecho fortuito. Ella tenía un objetivo, ya presente en los docu- de RamÍrez, los integrantes del GOU, confinados al principio por
mentos del GOU: impedir que los comunistas llegaran al poder a sus grados en la segunda línea del gobierno, comenzaron a cobrar
través de un frente popular. importancia en el seno de la dictadura. Uno de ellos, el coronel
Con tal fin, la dictadura establecida por la revolución debía Juan Perón, que en junio de 1943 solo había llegado a la secretaría
dar respuesta a los problemas sociales que alimentaban esa ame- del Ministerio de Guerra, reveló habilidades políticas que lo trans-
naza y que el orden político democrático, por sus propios frenos formaron, en apenas un año, en la cabeza pensante del gobierno y
y equilibrios institucionales, no había podido resolver. Los jefes la cara visible de la dictadura.
militares no debían inventar un nuevo modelo de orden político
porque ya existían modelos: el Portugal de Salazar y la España de
Franco. Éstos eran gobiernos no democráticos, autoritarios, fuer- La política social
temente vinculados con la Iglesia Católica, que daban (o intenta-
ban dar) respuesta a los problemas sociales que podían constituir La llegada de Perón a la secretaría del Ministerio de Guerra no
el caldo de cultivo del comunismo. Había otros modelos tam- se debió a un designio del GOU sino a su proximidad con el
bién, similares pero no idénticos: la Italia de Mussolini, el Brasil ministro, el general Edelmiro J. Farrell, a quien había seguido des-
de Getúlio Vargas y la Francia de Pétain, también autoritarios, de Mendoza a Buenos Aires cuando éste asumió la jefatura de la
con menor o ninguna influencia de la Iglesia, pero que daban res- Inspección de Tropas de Montaña. Cuando Farrell se convirtió en
puesta a los problemas sociales. El reclutamiento de funcionarios ministro de Guerra del gobierno del general RamÍrez, llevó a la
en las instituciones católicas, particularmente la Acción Católica secretaría del ministerio al subordinado que lo había secundado
Argentina, y en los círculos nacionalistas católicos, como asimis- en sus destinos anteriores. No era un puesto estratégico, pero las
mo la estrecha relación de la jerarquía eclesiástica con el gobierno, circunstancias lo hicieron para Perón. Era un coronel muy moder-
aproximan la dictadura establecida por la revolución de junio al no, ya que tenía solamente un año en el grado. Por encima de él
modelo español. estaban, por su grado, los poco más de treinta generales, y por su
La política social era un elemento clave para el cumplimiento antigüedad, la inmensa mayoría de los 130 coroneles que revista-
de los objetivos revolucionarios, pero el problema era cómo im- ban en actividad. La influencia de Perón dentro del gobierno en
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los meses siguientes a la revolución no se debió, por lo tanto, ni a fue designado presidente del Departamento Nacional de Traba-
su grado ni a su antigüedad. Fueron más bien las circunstancias y jo, con retención de su puesto de secretario del Ministerio de
la particular habilidad que reveló al lidiar con ellas el motivo de su Guerra. De este modo, la política social pasaba a ser parte de la
rápido ascen"sodentro del gobierno de la dictadura, que no impli- seguridad interna y ambas estaban en las mismas manos.
có un ascenso paralelo en la jerarquía del Ejército. Para darle mayor capacidad operativa en esos dos campos ya
Perón no fue el primer encargado de implementar la polí- unificados, un mes después fue creada la Secretaría de Trabajo y
tica social de la dictadura, ni ésta tuvo una buena partida. El Previsión y Perón fue designado para encabezada. Asumió sus fun-
gobierno de la dictadura comenzó con un intento de disciplinar ciones el2 de diciembre de 1943 yel discurso que pronunció en la
a las organizaciones sindicales que produjo en muy corto lapso ocasión sintetizó, del modo que sus superiores deseaban pero no
amenazas al orden social. La principal de estas amenazas prove- sabían cómo expresar, la principal consecuencia de la revolución
nía, desde el punto de vista militar, de los poderosos sindicatos de junio: la política social era, desde ese momento, una cuestión
que agrupaban a los obreros ferroviarios. Unión Ferroviaria y La
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de Estado. Perón no llevó a cabo su, propia política en la Secretaría
Fraternidad tenían la posibilidad de paralizar al país, que por de Trabajo y Previsión, sino la del gobierno dictatorial que inte-
entonces dependía del ferrocarril para sus comunicaciones y el graba; pero lo hizo a su manera, es decir, imprimiendo al cargo,
transporte de pasajeros y bienes. El ministro de Guerra de la -tal como lo hicieron Ramírez y Farrell a la presidencia, pero en
dictadura militar era quien debía velar por la seguridad interior un sentido completamente opuesto-, su marca personal. Debe de
y evitar que se produjeran hechos potencialmente revoluciona- haber sido él, como presidente del Departamento NácionaT de
rios. Perón, como secretario del Ministerio de Guerra de una Trabajo, y no algún oscuro funcionario del gobierno, quien dio
dictadura militar, debió tratar con los dirigentes ferroviarios para las ideas para redactar el decreto-ley de creación de la Secretaría.
disipar la amenaza. El contacto no debe de haber sido una ma- Ése era un instrumento legal que no podría haber aprobado nin-
nifestación de su proyecto político personal, como lo pretendió gún congreso, cualquiera fuese su conformación partidaria, por-
más tarde, sino la primera revelación de sus habilidades políti- que establecía un grado de concentración del poder de decisión
cas. Desde agosto de 1943, cuando ocurrió ese contacto, esas en materia social que hubiera resultado inaceptable para muchos
habilidades, su capacidad de trabajo y el apoyo de su ministro actores políticos. La Secretaría, además de absorber cierta canti-
deben de haber jugado en su favor para transformarlo en quien dad de agencias dispersas, incorporó a todos los departamentos
debía implementar la política social del gobierno. A partir de en- provinciales de trabajo o equivalentes y creó en su lugar (y donde
tonces, de la obligación impuesta por su cargo de ocuparse de la no existían) delegaciones que respondían a la autoridad nacional.
seguridad interior, Perón descubrió que podía contribuir mejor Ningún senador ni diputado podría haber votado semejante dis-
con ese fin si al mismo tiempo se encargaba de implementar la posición que cercenaba el poder de los gobiernos provinciales. So-
política social. Como eso no afectaba su posición en la jerarquía lamente una dictadura militar, que había suprimido los frenos y
militar ya la vez prometía dar cumplimiento, por otros medios, equilibrios institucionales del orden político democrático, podía
a los objetivos originales del gobierno, a fin de octubre de 1943 concentrar en la autoridad nacional semejante poder de intervención
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en los asuntos locales. El motivo era ampliar las bases de un pro- sumó el cargo de vicepresidente de la Naci6n al de secretario de
yecto político que ligaba la política social a la seguridad interna. Trabajo y Previsi6n, que ejercía desde diciembre anterior, y al de
Per6n hizo uso de ese poder de intervenci6n con el fin de des- ministro de Guerra, que ocupaba desde marzo de ese año.
activar conflictos y ésa resultó su principal arma política. Ningún A partir de agosto de 1944, espoleada por la liberación de
gobierno anterior tuvO semejante capacidad de resolver los con- París y la inminente derrota del nazismo, mucha gente se lanzó a
flictos que se producían en el ámbito laboral. Perón, como secreta- las calles para demandar el fin de la dictadura militar. También lo
rio de Trabajo y Previsión de la dictadura militar, podía resolverlos hicieron los partidos políticos, pero a la zaga de ese movimiento
en cualquier momento, en cualquier lugar del país, sin tener que que, por simpatía con Francia, se identificó con la resistencia. Era
preocuparse por la opinión de los políticos provinciales, ni de las la resistencia contra una dictadura militar a la que sus oponentes
partes involucradas. No fue la capacidad de introducir grandes asimilaban al fascismo porque no ocultaba que pertenecía a esa
cambios lo que contribuy6 a su popularidad entre los obreros, familia política. En el momento en que el fascismo era derrotado
sino esa capacidad ilimitada de intervención que le daba su con- en Europa no había motivos para tolerarlo en la Argentina. La
dición de funcionario de la dictadura. Los grandes cambios, como consolidación del poder de Per6n en el seno de la dictadura mili-
el Estatuto del Peón, no fueron inmediatos, pero sí lo fueron los tar coincidi6 entonces con el fracaso del experimento político de
pequeños, aquellos que por su sola voluntad permitían a los obre- la revolución de junio. Per6n, la cara visible y también la cabeza
ros obtener más de lo que ellos mismos estaban pidiendo. política de la dictadura, debía conducirla en su retirada.
Ése poder desconocido, que pudo usár a voluntad, fue el arma -
secreta que le permiti6 construir una base de apoyo para la dicta-
dura militar que luego se transform6 en su propia base electoral, La retirada
cuando las circunstancias obligaron a abandonar el proyecto origi-
nal de la revoluci6n de junio de establecer un régimen al estilo del El regreso al orden político democrático -el de la tolerancia del
de Franco. Ramírez no fue Franco: su ingenuidad política lo llevó disenso, la resolución de conflictos mediante acuerdos, el respeto a
a renunciar arrastrado por hechos generados por él mismo. Farrell las leyes preestablecidas y la existencia de frenos y equilibrios insti-
no fue Franco: careda de vocaci6n de poder y del sentido divino tucionales que impidieran la concentración de poder- significaba
de su misión. El único candidato a copiar a Franco que produjo la la derrota del proyecto autoritario de la revoluci6n de junio, apo-
revolución de junio fue Per6n pero, por otros motivos, para gran yado por los enemigos de la democracia. Pero también significaba,
desaz6n de los ide61ogos nacionalistas a los que su ascenso opac6, eso fue lo que Per6n comenz6 a destacar en sus muy frecuentes
tampoco él fue Franco. Las circunstancias también contribuyeron d.isc~rsos,el fin del poder arbitrario en la política social, que había
a que no pudiera serlo. No era el generalísimo de un ejército ven- ejerCIdocomo parte de la política de seguridad interna de la dic-
cedor, sino un coronel moderno, funcionario de una dictadura mi- tadura. Él percibi6 que el retorno a la democracia perjudicaría a
litar que había comenzado a replegarse casi en el mismo momento quienes su actividad había beneficiado. Debía encontrar la manera
en que él logr6 prevalecer en su seno, en julio de 1944, cuando de organizar políticamente a los beneficiarios de la dictadura en
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Y LOSORfCENES
DELPERONISMO SAJvfUEL
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el nuevo contexto democrático que inevitablemente sobrevendría. un dirigente radical de mayor envergadura, Amadeo Sabattíni, ex
Ésa era la base social que impediría que él y sus camaradas de la gobernador de Córdoba y líder indiscutido del radicalismo en esa
¡"olución de:'unio fueran juzgados por haber quebrado el orden provincia, pero sólo podía despertar su interés ofreciéndole 10 que
~onstitucional'y por sus actos ilegales posteriores. no podía ofrecerle: la candidatura presidencial. No podía ofrecér-
Perón, que en la revolución de septiembre de 1930 se ha- sela no por ambición personal sino porque el futuro de los jefes
bía alineado con Justo y que durante su presidencia había sido que integraban el gobierno de la dictadura y el de todos aquellos
edecán del ministro de Guerra y presunto sucesor, recurrió a las oficiales que la habían apoyado dependía de que cuando se pro-
ideas de Justo para transformar esa base social en fuerza electo- dujera el regreso al orden constitucional la presidencia siguiera en
ral. Justo, en el momento de su muerte, tal como había hecho manos de un militar. Sabattini, cuyas ideas no estaban demasiado
cuando había sido candidato a la presidencia por primera vez, lejos de las que habían originado la dictadura, creía que el retor-
trataba de obtener el apoyo del radicalismo. Ésa era la princi- no a la democracia 10 llevaría a la presidencia. Era, además, un
pal fuerza electoral y allí debía buscar los votos si quería llegar hombre de partido y uno de los más importantes de su partido,
al poder. Fracasó parcialmente en su primer intento, en 1931, ¥ ~ el mayoritario. Tenía buenas razones para rechazar la pro-
porque no obtuvo el apoyo de Alvear sino sólo el de los radicales . puesta de Perón. Sin dirigentes importantes del radicalismo que
antipersonalistas; pero en el segundo, frustrado por5~ muerte '/ aceptaran unirse a la dictadura, el proyecto de Perón para salvar a
se hallaba mejor encaminado al proponerse como cabeza los revolucionarios de junio no era viable. Por el contrario, lejos de
de ~na alianza antifascista que, en medio de la Segunda Guerra atraer el apoyo de los políticos había logrado que lo rechazaran. El
Mundial, inevitablemente arrastraría votos radicales. Justo era la exceso de activismo que había desplegado durante un año jugaba
fuente de inspiración de Perón: para triunfar era necesario con- en su contra. Como señaló Félix Luna, el amiperonismo nació
seguir los votoS radicales. antes que el peronismo.
Triunfar no era necesariamente ser elegido presidente, una El antiperonismo era la oposición democrática a la dictadu-
posibilidad con la que aún no se atrevía a soñar despierto; era, ra; reunía a todo el arco de los partidos políticos y la gente que se
más bien, conducir ordenadamente la retirada del Ejército tras el había lanzado a las calles desde que la liberación de París señaló
fracaso de la revolución de junio. En las retiradas, sin embargo, no la derrota del fascismo. La Marcha de la Constitución y de la
es fácil conseguir aliados. Los esfuerzos de Perón por obtener el Libertad fue la mayor expresión del antiperonismo. El19 de sep-
apoyo del radicalismo no produjeron resultados que indicaran que tiembre de 1945, bajo las imágenes de los padres fundadores de
esa fuerza política, o alguna parte significativa de ella, apoyaría a la democracia argentina, cientos de miles de manifestantes mar-
un candidato surgido de la dictadura. En agosto de 1945 logró charon desde el Congreso hasta plaza Francia exigiendo el fin
incorporar al gobierno a algunos dirigentes radicales, como Hor- de la dictadura. Reclamaban también que el regreso a la demo-
tensio Quijano, Armando Antille y Juan Isaac Cooke, pero ellos cracia fuese supervisado por la Suprema Corte, el único de los
no podían asegurar que su presencia lograría atraer los votos de la tres poderes de la república que había mantenido la continuidad
masa de sus correligionarios. Antes, Perón había intentado atraer a institucional a pesar de las revoluciones de 1930 y 1943. Perón
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no había permanecido impasible ante la convocatoria: el día an- La estampida


tes de la marcha habló en su carácter de secretario de Trabajo y
Previsión a los trabajadores de todo el país por la Red Argentina En el momento en que renunció como vicepresidente de la Na-
de Radiodifusión, de la que no podían hacer uso los dirigentes ción, ministro de Guerra y secretario de Trabajo y Previsión, Pe-
de la oposición, para condenados como "una genuina expresión rón había fallado en su intento de hacer contacto con la masa
de la oligarquía criolla", pero lo que en realidad le preocupaba de los votantes radicales. Ignorante, naturalmente, de las teorías
era "el viejo apotegma marxista de la lucha de clases", es decir, el sociológicas que luego explicaron el origen del peronismo por los
resurgimiento de la idea del frente popular antifascista promovi- migrantes recientes, desarraigados de la sociedad tradicional, anó-
da por los comunistas. La marcha, sin embargo, fue un éxito. En micos y, por lo tanto, social y políticamente disponibles, crela que
esa manifestación, de una dimensión sin precedentes, participa- la mayoría de los votantes se identificaba con el radicalismo y que
ron políticos de todos los partidos, en una muestra también sin cualquier proyecto político para ser viable debía de contar con su
precedentes de que detrás de las ideas que los separaban había apoyo. Había intentado obtenerlo a través de los dirigentes parti-
otra, la de la democracia, que los unía. No pudo participar, sin darios, pero la enorme mayoría de ellos, por diversas que fueran
embargo, el activista más fogoso que había tenido la oposición sus opiniones, no se sentían atraídos por la idea de unir su suerte
democrática desde la derrota de Alemania: Spruille Braden, el a la de una dictadura declinante. Perón no había encontrado otra
embajador norteamericano que había llegado en mayo y estaba manera de llegar a esos votantes que a través de sus dirigentes, y
próximo a partir. Su activismo, al t¡empoque señalaba clara.,.- el resultado fue poco alentador. Tampoco había ningún indicio de
mente la orientación de la política de su país, marcaba asimismo que esos votantes pudieran desoírlos para sostener una candidatu-
el límite de la oposición democrática: careCÍa de un líder y él, ra que aún no se había declarado.
por su condición, no podía serlo. La marcha no lo hizo surgir Como una buena parte de los votantes radicales estaba con-
pero tuvo consecuenCias. formada por obreros y por lo que sociólogos posteriores llamaron
Tres semanas más tarde, Perón renunció a todos sus cargos. "las clases populares", Perón también intentó llegar a esa masa
No había obtenido los apoyos políticos que esperaba y el tiempo por medio de los dirigentes sindicales. Su éxito, sin embargo, fue
se le agotaba. En el seno del Ejército surgieron dudas acerca del modesto. Los dirigentes sindicales movilizaron a sus seguidores en
éxito de su proyecto cuando quiso dar un paso para consolidarlo: apoyo de las políticas sociales, aunque no necesariamente en apo-
la designación de una persona que le respondiera sólo a él en la yo del proyecto político con que Perón esperaba salvar a los revo-
Dirección General de Correos y Telecomunicaciones, un puesto lucionarios de junio de la ominosa suerte que parecía reservarles el
clave para el control de las elecciones. La renuncia de Perón a sus inminente fin de la dictadura. Los dirigentes sindicales apreciaban
cargos implicaba también su renuncia a conducir la retirada. La seguramente cuanto Perón había hecho en beneficio de sus afilia-
Marcha de la Constitución y de la Libertad había hecho que la dos y para fortalecer sus organizaciones, pero el fin de la dictadura
retirada se convirtiera en estampida. también les preocupaba a ellos porque con la restauración de la de-
mocracia terminaría la arbitrariedad que los había favorecido. Dos
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veces llevaron a sus seguidores durante los meses de la ofensiva de je~e.de la guarnición de Campo de Mayo, la mayor concentración
la oposición democrática a actos en apoyo de Perón. La primera, mIlItar del país. Avalos tenía quejas acerca de una acción reciente
el 12 de julio de 1945, en respuesta a la declaración de las "fuerzas de Perón pero, como el paso de los días reveló, no tenía ideas di-
vivas", es decir, de las organizaciones patronales. No salieron a la fer~ntes ~i una propuesta alternativa. El motivo de la queja era la
calle, sin embargo, cuando esa declaración fue publicada sino un designacIón de un civil ignoto en un puesto clave para el control
mes después. Todo ese tiempo les llevó decidir el paso que darían. de las comunicaciones internas. Avalos, quizá convencido por los
Cuando lo dieron, no tuVOconsecuencias políticas: los sindicalis- coronel.es de C~~o de Mayo, creía que correspondía designar a
tas llevaron a sus seguidores y se fueron con ellos. En la segunda un ofiCIalen actIVIdad que era entonces el director de la escuela
oportunidad, el 1O de octubre, al día siguiente de la renuncia de de la espe~i~idad. No !e faltaban argumentos en tal sentido, ya
Perón, sucedió lo mismo: el acto organizado por los sindicalistas que la debIlIdad de la dICtadura frente a la oposición democrática
para despedirlo como secretario de Trabajo y Previsión tampoco p.arecía r:que~ir que esa área clave quedara bajo control del Ejér-
tuVOconsecuencias políticas. Los sindicalistas condujeron a sus cito.. ~er~n, SIn embargo, tenía motivos políticos para preferir a
seguidores al menguado espacio de Perú, entre Julio A. Roca y un CIVIlSI~ ot.ro vínculo con el gobierno que él mismo, en lugar
Avenida de Mayo, y a su fin se los llevaron. Perón no salió de allí de un. ofiCIalmse:to en una cadena de mandos en la que tenía
como candidato a la presidencia ni como líder de los trabajadores. otros Jefes. Es posIble que no quisiera explicárselos a Avalos o que
Había conseguido establecer buenas relaciones con los dirigentes creyera que no los entendería. Las ideas de Avalas no habían sido
sindicáles mediante la implementación de la política social de la - hasta ent~nces diferentes de las de Perón respectO de la misión de
dictadura, pero eso no alcanzaba para que ellos acudieran en au- la revolucIón de junio ni en cuanto a la retirada. En todos los con-
xilio de una dictadura condenada a extinguirse en lugar de pre- flictos internos de la dictadura, desde junio de 1943 hasta octubre
pararse para lo que les depararía la democracia, cuya restauración de 1945, habían estado del mismo lado. La diferencia entre Perón
tanto los acontecimientos internacionales como nacionales hadan y Avalas radicaba, como se vio en los días siguientes, cuando lo
inevitable. La renuncia de Perón no produjo ningún cambio, en- reemplazó como ministro de Guerra, en la profundidad de la vi-
tonces, aparte del hecho mismo de que ya no conduciría la reti- sión política de cada uno de ellos. .
rada. Ninguna fuerza política ni social acudió en su auxilio ni en Avalas lo reemplazó como ministro, pero no en la conducción
auxilio de su proyecto de salvataje de los revolucionarios de junio. de la retirada. Ante la demanda de la oposición democrática de
Tampoco lo hicieron los muchos camaradas dispersos por el país que cesara la dictadura, intentó un camino distinto de la cesión del
que, en desconocimiento quizá de las circunstancias de su renun- poder ~ l~,S~prema .~orte que aquélla reclamaba y que significaba
cia, seguían creyendo que era la persona indicada para conducir la l~ re.ndlcIOnInCOndICIOnal de los revolucionarios de junio. El ofre-
retirada. Pero a veces los acontecimientos se aceleran súbitamente I CImIento al ,procurador general de la Nación, Juan Álvarez,de for-
~ar un ga?lllete que gobe~nara la transición fue, sin embargo, un
y las opiniones sostenidas hasta ayer pierden validez mañana.
El conflicto que provocó la renuncia de Perón se suscitó con
alguien que siempre 10 había apoyado: el general Eduardo Avalas,
I lllt~ntO~alltdo.No P?día s~usfacera la oposicióndemocrática porque
no Impltcaba el fin lllmediato de la dictadura, pero tampoco a los
64 ---------LA DEMOCRACIA Y LOS ORfGENES DEL PERONISMO SAMUELAMARAL-- _
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jefes militares porque carecía de las salvaguardias que Perón había que le hizo aJuan Álvarez elI3 de octubre era su límite. Tal como
tratado de construir. Álvarez tardó una semana en encontrar quie- estaban las cosas sólo cabía esperar el resultado de esa gestión y ver
nes quisieran acompañarlo en una empresa plagada de riesgos, cómo reaccionaba la oposición ante esa concesión a medias de su
aun personales, para quienes aceptaran hacerlo. No era el menor demanda. Avalas, sin embargo, tomó algunas medidas que contri-
de ellos el quedar identificado con un gobierno al que se tildaba buyeron a crearle problemas con otros actores en los días siguien-
de fascista en un momento en que los colaboracionistas estaban tes: por un lado, puso a Perón bajo custodia; por otro, designó a
siendo fusilados en Europa. Cuando Álvarez logró cubrir todos los un nuevo secretario de Trabajo y Previsión y lo autorizó a que se
ministerios, la situación política había cambiado. dirigiera a los trabajadores por la Red Argentina de Radiodifusión,
El cambio de la situación política se produjo súbitamente. El la cadena radial que cubría todo el país.
11 de octubre se había realizado una asamblea en el Círculo Mi- Perón fue puesto bajo custodia en la madrugada del sábado 13
litar que mostró la desorientación reinante entre los oficiales. Al de octubre. Durante los días 11 y 12 había estado fuera de Buenos
día siguiente, una manifestación frente a esa institución desnudó Aires, pero por su seguridad, como lo afirmó en esos días, Ava-
las limitaciones de la oposición democrática y le reveló a los mi- las decidió protegerlo. Veinte años más tarde se supo que había
litares los peligros que corrían. La manifestación fue espontánea, un complot para asesinar a Perón durante una visita a la Escuela
no parte de una estrategia concertada. La Junta de Coordinación Superior de Guerra que su renuncia frustró. Quizá no se haya
Democrática, que había organizado la Marcha de la Constitución tratado más que de comentarios de algunos exaltados, pero Ávalos
y de la Libertad, era un conglomerado multipartidario que no prefirió no arriesgarlo y por eso lo puso en manos de la Marina,
ofrecía más de lo que su nombre indicaba: coordinación, no li- en Martín García, lejos de los complotados. Podía estar molesto
derazgo. Sus miembros se entrevistaron con el nuevo ministro de con Perón, pero era su camarada, quizá aun su amigo, y no tenía
Guerra en la creencia de que habían triunfado, pero descubrieron diferencias de fondo con él. La inexperiencia política de Avalas no
que no tenía nada que decirles. Ávalos, aunque no supiera qué le permitió percibir las consecuencias que tal decisión podía tener
hacer, sabía que debía evitar el triunfo de la oposición. Un grito ya que para la prensa y el gran público Perón estaba preso.
en la manifestación del 12 de octubre debe de haber resonado en El mismo sábado 13, por la noche, habló por radio el nuevo
sus oído.s yen los de sus camaradas: «¡Nurembergl". Todavía no se secretario de Trabajo)' Previsión, Juan Fentanes, que no era un
había reunido el tribunal que juzgaría a los criminales de guerra miembro de la oposición democrática sino un funcionario de la dic-
nazis, pero su constitución se conocía desde fines de agosto. Nadie tadura. Su discurso, leído hoy, parece dirigido a calmar a patrones
puede establecer hoy comparación alguna entre los jerarcas nazis y y obreros, asegurando a los primeros que las decisiones futuras les
los militares integrantes de la dictadura, pero el calor del momen- serían consultadas ya los segundos que no perderían sus conquistas.
to muchas veces opaca diferencias que resultan obvias en tiempos Es posible que entonces no haya sido interpretado de esa manera, ya
más calmos. Nadie que por cualquier motivo fuera considerado que no había ninguna seguridad de que hiciera ni lo uno ni lo otro.
nazi en aquellos días podía permanecer imperturbable. Ávalos sa- Su tono mesurado, muy distante de las arengas de Perón, debe de
bía lo que tenía que evitar pero no sabía cómo hacerlo. La oferta haberle caldo mejor a los patrones que a los obreros.
SAMUEL AMARAL---- _
66 ________ LA DEMOCRACIA Y LOS ORíGENES DEL PERONISMO 67

Con Perón aparentemente preso y con sus conquistas aparen- La ordaJía


temente amenazadas, el lunes 15 los obreros salieron a las calles,
especialmente en el sur del Gran Buenos Aires, la zona de mayor El mito construido durante el gobierno de Perón le atribuiría a la
concentración industrial. Ese día se reunió la comisión adminis- concentración del 17 de octubre en la Plaza de Mayo un carácter
tradora de la CGT y decidió una huelga, cuya fecha debía fijar masivo y decisivo, pero hay motivos para dudar de ambos cali-
el Comité Central Confederal, la máxima instancia de la orga- ficativos. Puede dudarse de su carácter decisivo porque Avalas y
nización sindical. En la reunión de ese organismo, que se llevó Farrell ya habían dispuesto la noche anterior el traslado de Perón
a cabo al día siguiente, hubo dos posiciones: la de los dirigentes desde Martín García al Hospital Militar de Buenos Aires. Perón fue
que estaban en contra de la huelga porque no querían arriesgar embarcado en las primeras horas de la madrugada del 17 y alre-
una intervención a sus sindicatos, que terminaría favoreciendo a dedor de las 7 de la mañana ya estaba alojado en el hospital. Esa
los comunistas; la de quienes estaban a favor de la huelga porque decisión no se debió a los acontecimientos en la Plaza de Mayo,
creían que ella se haría de todos modos, en cuyo caso era mejor que aún no habían sucedido, sino a los acaecidos en los dos días
encabezada para no ser desplazados por la ola de protesta. Aun- anteriores: la presencia de obreros en las calles y, sobre todo, la
que un fabulador -antes de que se conociera el acta de la reunión, huelga general convocada por la CGT y los sindicatos autóno-
publicada casi treinta años después- inventó el mito de ~ influen- mos para el día 18. La preocupación de Ávalos y Farrell era esa
cia sobre un voto supuestamente decisivo, el Comité huelga, no los obreros que estaban en las calles, ni la gente que
Central Confederal decidió por una mayoría de cinco votoS que estaba en la Plaza de Mayo. Hasta pasadas las cinco de la tarde la
la huelga se realizara dos días después, el jueves 18 de octubre. El concentración no pasaba de unas pocas miles de personas, las que
llamado a la huelga pedía la libertad de todos los presos políticos, caben entre la Casa Rosada, el monumento a Belgrano, el Banco
pero no mencionaba el nombre de Perón. El 17 de octubre, como de la Nación y una de las fuentes de la plaza, la más cercana al
durante los dos días anteriores, hubo obreros en las calles del Gran monumento, la misma en la que algunos manifestantes,' según
Buenos Aires y también una concentración espontánea en la Plaza una famosa foto, refrescaron sus dolidos pies. Esa exigua y pacífica
de Mayo. multitud no ejerció presión alguna sobre las decisiones tomadas
El temor al avance de la oposición democrática había llevado esa tarde.
al general Ávalos a tomar decisiones cuyas consecuencias no había El problema era la huelga del día siguiente que, si adquiría
previsto. Las demandas de la oposición democrática podrían llevar características violentas y afectaba a todo el país, las Fuerzas Arma-
a un Nuremberg, pero cuanto había hecho desde la renuncia de das no tenían capacidad suficiente para controlar. Por ese motivo,
Perón había desembocado en una situación que amenazaba con poco después del mediodía, Ávalos y Farrell se reunieron con el
quedar fuera de control. Avalas y Farrell debían hacer algo para comité de huelga para pedir el levantamiento de la medida. El co-
contener la estampida. mité de huelga se negó a acceder porque carecía de facultades para
~acerlo. Para evitar las posibles consecuencias de la huelga del 18
Avalas y FarrelI sólo tenían un arma: Perón. Era el último recurso
SAMUEL AMARAL- _
68 -------- LA DEMOCRACIA Y LOS ORíGENES DEL PERONISMO
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para quitar el detonante a la bomba social creada por los aconteci- imposible: que un revolucionario de junio sucediera a la dictadura
mientos posteriores a su renuncia. Era el único que podía frenar la c.uando se rest~bleciera el orden constitucional. Ésa debe de haber
estampida y retomar el camino de la retirada en orden. Perón tenía sId~ la ~ustanclade la negociación de Perón con Ávalos y Farrel1:
sus peculiaridades pero, como señaló veinte años después uno de P~ron tIene ~ue haber insistido en que se establecieran salvaguar-
los coroneles de Campo de Mayo que había impulsado la protesta dIas pa:a eVItar malentendidos como el que había provocado su
de Ávalos, era después de todo un camarada. Su situación familiar renunc:a ~ en que se debía confiar en su habilidad para llevar a
irregular, como se designaba en la jerga militar a la convivencia de ~uen termlI10 una operación política completamente incompren-
ese viudo con una joven actriz, era un factor de irritación por la SIble para la mayoría de sus camaradas, aun los más cercanos
influencia que a ella se le atribuía sobre sus actos, pero pasaba a como los sucesos de esos días mostraban. '
segundo plano ante la potencial gravedad de la huelga. , ~alt~ba un detalle clave: encontrar una solución a la huelga del
Es posible que desde el fin de la reunión con el comité de huel- dla sIg~Iente. Como lo habían comprobado Ávalos y Farrell ya no
ga, Ávalos haya consultado por teléfono a los coroneles de Campo era pOSIble fre~ar1a, pero Perón podía transformar su significado,
de Mayo y a algunos generales esparcidos por las guarniciones del Por eso ~parecló en el balcón de la Casa Rosada cuando faltaban
interior del país que no habían participado de los acontecimientos apenas ClI1cuenta minutos para que comenzara el día 18 y se dirigió
de esos días. Si lo hizo, debe de haber encontrado la comprensión a to~os los huelguistas, invocándolos expresamente al comienzo d
de sus subordinados pero también la ira de sus pares, quienes, . su dIscurso: "¡Trabajadores!". Pero no se dirigió solamente a los qu;
marginados de los sucesos recientes, seguramente reclamaron el a esa hora estaban en la Plaza de Mayo quizá m" á h
, ' as, qUlZ mue os
regreso de quien hasta hace pocos días antes conducía la retirada. mas que . los es~os manifestantes del fin de la tarde (es imposi-
Por eso, alrededor de las 16:30, cuando se sabe con certeza que ble c~nocef la cantIdad porque la técnica entonces disponible no
comenzó la negociación de Ávalos y Farrell con Perón (aparte de perm.ltfa las fotos nocturnas de amplios espacios), sino a todos Jos
las llamadas telefónicas previas, que bien pueden haber existido trabajadores del país por la cadena nacional de r d' d'fu . I S
d' . a la .l. SlOn. u
pero que los diarios no registran), su objetivo fue convencerlo de Iscurso: C.Iertamente vago, como ha señalado Emilio de fpoJa,
que quitara el detonante a la bomba. No es imposible que le hayan fue p~ec~so ~n un punto: los trabajadores debían realizar la huelga
ofrecido hacerse cargo del gobierno, pero por los inconvenien- ?el dla sIgUle.nte, pero ella debía ser una fiesta, Era un pedido que
tes que había tenido Farrell para ser reconocido como presidente lntentab~ quitar el detonante a la bomba, pero faltaba ver en los
cuando a comienzos del año anterior había sustituido a Ramírez, hechos S.I10 había logrado.
la solución no era la más conveniente desde el punto de vista de , La ordalía, l~ fue favorable: el18 sólo hubo incidentes menores
la política internacional. Tampoco lo era desde el punto de vista y aIslados. El exlto de Perón en la contención de la e t 'd
." 'J' . s ampI a per-
de la política nacional, porque limitaría la capacidad de acción romo que e y los Jefes de la dictadura se olvidaran de la retirada y
de Perón para encauzar el evidente apoyo popular. Era mejor que comenzaran a preparar la ofensiva.
Perón tuviera un gobierno de amigos, siempre bajo la presidencia
de Farrell, y se concentrara en concretar un sueño hasta entonces
SAMUEL
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70 ________ LA DEMOCRACIA Y LOS ORfGENES DEL PERON1SMO 71

El triunfo Perón, se sabía, obtuvo el apoyo de muchos radicales, pero lo


que la investigación más reciente ha revelado es que obtuvo el apoyo
Después de la ordalía, Perón contó con el apoyo irrestricto de la tanto de muchos ciudadanos que antes votaban por el radicalismo
dictadura. Sus camaradas, en el gobierno o en los cuarteles, cerra- como de máquinas políticas radicales probadas en la acción electo-
ron filas detrás de él y esperaron su destino. Éste se presentaba más ral. Así fue en Jujuy, en Salta, en Mendoza, en Buenos Aires, por
favorable que nunca desde el c~mienzo de la retirada. El Nurem- señalar algunas provincias, como tanlbién en varias ciudades de esta
berg argentino se había disipado para siempre. Perón conseguía últim~, como Bahía Blanca, Mar del Plata, Tandil. La dirigencia
apoyos políticos insospechados pocos días antes. Los sindicatos, per~msta, tan~o en el momento inicial como cuando se organizó el
que hasta el 16 de octubre habían mantenido una prudente dis- Partldo Peromsta, ya con Perón en el gobierno, provenía del radi-
tancia de Perón, a fin de ese mes organizaron un partido político calismo. Esto fue así por dos motivos: en primer lugar, por la ya se-
para apoyarlo. También la cantidad de radicales que acudió tras de ñalad~ c.uestión del co~bustible; en segundo lugar, por el mensaje.
él se multiplicó rápidamente. El objetIvo de los polítICOSes el poder: el poder local, provincial y,
En pocas semanas Perón tuvo dos estructuras políticas para en últi~a .instancia, nacional. Cualquier dirigente cuyas aspiracio-
sostener su candidatura: el Partido Laborista, organizado por los nes se lImItaran al poder en una ciudad o en una provincia sabía
sindicalistas, y la Unión Cívica Radical-Junta Renovadora, orga- que el combustible venía de Perón, no de la oposición democrática.
nizada por los radicales que se alejaban de la dirección partidaria. El cambio de la situación política operado tras los acontecimientos
Los motivos de los primeros estaban claros: Perón significaba la del 17 Y 18 de octubre, al manifestarse el apoyo popular a Perón,
continuación de la política social de la dictadura; los de los segun- ~liminó el te~or al colaboracionismo. Quien quisiera ser concejal,
dos, también: Perón había llegado con su mensaje a .Iamasa de los Intendente, diputado provincial o gobernador sabía dónde tenía
votantes y tenía el combustible necesario para hacer política. Ese q~e ubicarse en el plano nacional para obtener el combustible que
combustible, el dinero, era provisto por el gobierno, a veces de alImentara sus ambiciones.
sus propios fondos, otras de fondos ajenos. De sus propios fondos No todo era una cuestión de máquinas políticas, sin embargo.
provenía el presupuesto de la Secretaría de Trabajo y Previsión, que Éstas necesitan dinero para funcionar, pero el objetivo es obtener
se había multiplicado por nueve, de 5 a 45 millones de pesos entre vacos. Para lograrlo, es necesario llegar con el mensaje adecuado
1944 y 1945, una suma tan grande como la destinada a todas las y Perón lo emitía. La característica de la huelga del 18 de octubre
obras públicas del gobierno nacional. De fondos ajenos, privados, había revelado más que la movilización del día anterior que Pe-
provenía el aguinaldo, una concesión graciosa de la dictadura en rón había conseguido llegar a la masa de los votantes que hasta
favor de su candidato, que la oposición democrática debió abste- entonces había conformado el núcleo duro de la mayoría radical.
nerse de criticar para no perder el favor de los beneficiarios de esa Lo había intentado antes por la vía de algunos políticos de segun-
dádiva, que no se efectuó en los días iniciales de la política social, da línea, sin mayor éxito; también a través de los sindicalistas
. '
a fines de 1943, sino a fines de 1945, menos de dos meses antes de S111 ~ue le fuera mucho mejor. Pero el hecho de que su palabra

la elección presidencial. hubiese transformado la huelga en una fiesta significaba que ella
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________ LA DEMOCRACIAY LOSORíGENESDEL PERONISMO SAMUELAMARAL------------ _ 73


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había alcanzado, con la ayuda de la cadena nacional de radiodifu- La derrota
sión, el corazón de los integrantes de la masa. Un sociólogo, Gino
Germani, explicó posteriormente el surgimiento del peronismo, La contrapartida del triunfo del heredero de la dictadura fue la
entre otros factores, por la anomia de los migrantes recientes, derrota de la oposición democrática reunida en la Unión Demo-
obreros nuevos. Los individuos clasificados en esa categoría tenían crática. Los triunfos llaman más la atención que las derrotas y
un pasado, sin embargo, y posiblemente habían votado antes, ya concentran el mayor esfuerzo de los analistas, pero las derrotas
que desde fines de la década del veinte la participación electoral también deben ser explicadas. Dentro del marco de las explica-
era alta, por el voto obligatorio establecido por la ley Sáenz Peña. ciones del triunfo de Perón que enfatizan el papel de los obreros,
Más aun, como mostró la elección presidencial del 24 de febreto nuevos o viejos, debería señalarse que la derrota se debió a que las
de 1946, Perón obtuvo muy altos porcentajes de voto en provincias fuerzas integrantes de la Unión Democrática fracasaron en atraer
donde no había por entonces obreros nuevos ni viejos, como Cata- el apoyo de los obreros nuevos o viejos. Esta explicación, que se li-
marca, Jujuy, La Rioja, Mendoza, Salta, Santa Fe, Santiago del Este- mita espacialmente al Gran Buenos Aires, deja de lado los motivos
ro y Tucumán. Allí operaron los dos factores: las máquinas políticas, por los cuales la Unión Democrática perdió en provincias donde
para organizar el voto; el mensaje, para atraer a los votantes hacia los partidos que la integraban habían triunfado en el pasado. Para
las máquinas. Antes que los sociólogos, el principal dirigente comu- explicar ese fenómeno es mejor prestar atención a qué sucedió con
nista, Victorio Codovilla, había tenido que establecer la diferencia- las máquinas políticas de que antes disponía el radicalismo: la de
ción entre los obreros nuéVOSy los obreros viejos para explicar por Miguel Tanco, en Jujuy, y la de Lucio Cornejo, en Salta, por ejem..:
qué muchos obreros apoyaban a Perón. A fin de 1945, cuando ese plo, apoyaron a Perón, y algo similar sucedió en otras provincias y
apoyo era obvio, Codovilla señaló que los migran tes internos incor- ciudades. Es posible que también algunas máquinas políticas con-
porados recientemente a la industria no habían podido adquirir servadoras hayan apoyado a Perón, como sugiere un estudio de
conciencia de clase, es decir, ser organizados por el Partido Comu- Luis González Esteves: ellas también necesitaban el combustible
nista. Ése fue el origen del mito que luego pasó a la ciencia social, que alimenta la política y que en ese momento podía suplir Perón.
pero como esa explicación excluye lo sucedido en las provincias Excepto el norte de Córdoba, por él estudiado, no hay noticia, sin
no industrializadas donde también triunfó Perón, sirve solamente embargo, de otros casos que permitan sospechar algo parecido. La
para dar cuenta parcialmente, en un espacio territorial muy redu- derrota se debió, en gran medida, a la deserción de los votantes
cido, el del Gran Buenos Aires, del surgimiento del peronismo. y de las máquinas políticas del radicalismo, el principal partido
Quienes votaron por Perón, lo hicieron porque reconocieron en él de la Unión Democrática. Aunque para explicarla no basta esa
lo que él siempre había querido que reconocieran: que era el here- deserción: es necesario prestar atención también a lo que quedó
dero de Yrigoyen. Las máquinas políticas radicales que apoyaron dentro del partido.
su candidatura sirvieron para que el mensaje que había llegado a la El radicalismo estaba dividido en dos grandes sectores: uno,
masa de votantes se transformara en el triunfo electoral. el de los herederos de Alvear, al que pertenecían los candidatos a
la presidencia ya la vicepresidencia, José P. Tamborini y Enrique
74 -------LA DEMOCRACIA
YLOSORfGENES
DELPERONISMO SAMUEL
AMARAL------------------ 75
Mosca, y los principales dirigentes que habían actuado en la dé- esos cargos. Además, la aceptación formal del apoyo de partidos
cada anterior; el otro, el Movimiento de Intransigencia y Reno- programáticos daba al radicalismo un sesgo que hasta enton-
vación, reunía a una nueva generación de dirigentes, muchos de ces sus dirigentes habían evitado y afectaba la difusa apelación
los cuales no tenían aún cuarenta años. La diferencia entre ambos identitaria que había contribuido a sus triunfos electorales en la
sectores no era solamente generacional sino también programá- década anterior.
tica y estratégica. En cuanto al programa, como admiradores de El problema del radicalismo residía, en definitiva, en que los
Harold Laski y Franklin D. Roosevelt -es decir, de una creciente once años de democracia consensual de Alvear no alcanzaban para
intervención estatal en la economía y en la sociedad-, los intran- borrar los treinta años de democracia plebiscitaria de Yrigoyen. El
sigentes no dejaban de sentirse atraídos por el de Perón, si bien no alma del radicalismo no estaba en la democracia corno confron-
podían aceptar el origen dictatorial de su candidatura. En cuanto tación de ideas, como aceptación de triunfos y derrotas; estaba,
a la estrategia, criticaban la alianza con los conservadores en la por el contrario, en la visión maniquea de "la causa' contra "el
Unión Democrática, aunque ésta se manifestase como un apoyo régimen". En el radicalismo de mediados de los cuarenta no había
externo a la candidatura radical. El extraordinario libro de Félix muerto esa concepción dicotómica de la política, con la conse-
Luna, £/45, es también un testimonio, ya que el autor militaba en cuente deslegitimación del adversario. Bastó que un nuevo líder
la intransigencia, de esa ambigüedad. Los intransigentes, que tras apelara a la masa, renovando el vínculo que Yrigoyen había cons-
la derrota tomarían el control del partido, luchaban en la elección truido con sus seguidores, para que éstos, constreñidos desde la
de febrero de 1946 tanto contra Perón como contra la dirección - revolución de 1930 a seguir una dirección que no podía reprodu-
partidaria y contra los conservadores. Es difícil ganar elecciones cirlo, encontraran bajo nuevas banderas su verdadera identidad
cuando un componente no menor de un partido lucha contra su perdida.
dirección y contra los aliados con tanto énfasis como contra los Finalmente, otro factor contribuyó a la derrota: la democracia
adversarios externos. es débil frente la dictadura. La democracia es conflicto y compe-
Los problemas internos del radicalismo contribuyeron a la tencia; la dictadura suprime el conflicto y la competencia. La de-
derrota también en otro sentido. Sus dirigentes no podían acep- mocracia requiere frenos y equilibrios institucionales; la dictadu-
tar la alianza con otros partidos sin desmentir el carácter excep- ra elimina los frenos y equilibrios institucionales. La democracia
cional y mayoritario que la mística militante atribuía al partido. implica acuerdos y disenso; la dictadura puede prescindir de los
Aceptaron formalmente el apoyo del socialismo, del comunismo acuerdosy no tolera el disenso. Donde la democracia duda, la dicta-
y de la democracia progresista a sus candidatos a presidente y dura impone. Los partidos democráticos prometían -por la mane-
vicepresidente, pero no el de los conservadores, sus históricos ra como encararon la elección, por su misma esencia- conflictos,
adversarios, y se negaron a formar listas comunes de candidatos competencia, frenos y equilibrios, acuerdos y disensos, dudas. La
para los otros cargos nacionales y provinciales, como reclamaba dictadura era acción y su candidato prometía continuarla.
Codovilla. La Unión Democrática quedaba así debilitada por la
necesaria competencia entre los partidos que la formaban para
76 --------LA DEMOCRACIA Y LOS ORíGENES DEL PERONISMO
SAMUEL AMARAL 77
El peronismo y la democracia
ción del orden político había cambiado. Tuvo éxito en la tarea
y por eso volvió a ser presidente; pero, puede argüirse, menos
El peronismo nació corno expresión de una dictadura y triunfó en
lo tuvo -a semejanza de lo que le había ocurrido a Alvear- en
la elección del 24 de febrero de 1946 porque para la mayoría de
cambiar la cultura preexistente dentro de su propia organización
los votantes daría continuidad a la arbitrariedad característica de la política.
dictadura. Por eso obtuvo el apoyo de votantes de todos los sectores
El radicalismo y el peronismo nacieron y crecieron en contra-
sociales, corno señalaron Peter Smith y E. Spencer Wellhofer. La
posición a la democracia consensual. En su evolución, en ambos
democracia se basa, sin duda, en la regla mayoritaria, pero ella no
fenómenos políticos, por las consecuencias que sobre ellos tuvo la
agota el significado de la democracia. La posibilidad de la demo-
reacción de las fuerzas excluidas, sus dirigentes debieron aceptar
cracia reside en que los participantes acepten reglas comunes y
que no representaban a todo el pueblo de la nación sino sólo a una
actúen dentro de ellas, pero si hay uno que las rompe, las posibi-
parte. La concepción plebiscitaria que se encuentra en el origen
lidades de triunfo de esa persona crecen y la democracia se des-
de los dos principales partidos políticos ha marcado un siglo de
vanece. Napoleón, dice Guglielmo Ferrero en Aventure, triunfó política en la Argentina.
en la campaña de Italia porque violó las reglas de la guerra die-
ciochesca: ¿recordó Perón, antiguo profesor de historia militar,
esa lección? Su formación militar, ocurrida bajo el imperio de las Bibliografía
ideas de Clausewitz, tampoco ayudaba a darle una visión de la
competencia democrática que no condujera a la destrucción del Ado, Osear H.: El peronismo en fa provincia de Buenos Aires, 1946-
enemIgo. 1955, Caseros, Edumref, 2012.
Además de la influencia de esos maestros, que no se cuentan Barry, Carolina: E1Jita capitana: el Partido Peronista Femenino, 1949-
entre los fundadores de la democracia liberal decimonónica, el 1955, Caseros, Edumref, 2009.
haber llegado a la política desde el poder y el haberlo usado ar- Codovilla, Victoria: Batir al nazi-peronismo para abrir una era de liber-
bitrariamente durante la dictadura, no contribuyó a que Perón tad JI progreso, Buenos Aires, Ameo, 1946.
percibiera que la democracia implica restricciones autoimpues- De Ípola, Emilio: "'Desde estos mismos balcones ... ' Nota sobre el dis-
tas y que si ellas molestan cuando se está en el gobierno, son muy curso de Perón el 17 de octubre de 1945", en Juan Carlos Torre
apreciadas cuando se está en el llano. Por eso, sólo cuando debió (comps.), El 17 de octubre de 1945, Buenos Aires, Ariel, 1995.
Del Campo, Hugo: Sindicalismo y peronismo: los comienzos de un vínculo
hacer política sin poder, tras su caída en 1955, Perón aceptó -no
perdurable, Buenos Aires, Clacso, 1983.
inmediatamente, pero sí a poco andar- la democracia consen-
Del Valle Michel, Azucena; Torino, Esther María y Correa, Rubén:
sual, es decir, la democracia liberal decimonónica, la democracia
"Crisis conservadora, fractura radical y surgimiento del peronismo
de sus antiguos enemigos, ya solo adversarios. Corno el peronis- en Salta (1943-1946)", en Daría Macar y César Teach (comps.),
mo había nacido, sin embargo, contra esa idea de la democracia, La invención del peronismo en el interior del país, Sama Fe, Univer-
le costó a Perón diecisiete años convencerlos de que su concep- sidad Nacional del Litoral, 2003.
78 -------- LA DEMOCRACIA Y LOS ORíGENES DEL PERONISMO

Ferrero, Guglielmo: Aventure: Bonaparte en Italie (1796.1797), París,


Plon,1936.
Germani, Gino: Política y sociedad en una época de transición, Buenos
Aires, Paidós, 1962.
González Esteves, Luis A. J.: "Las elecciones de 1946 en la provincia de
Córdoba", en Manuel Mora y Araujo e Ignacio Llorente (comps.),
El voto peronista, Buenos Aires, Sudamericana, 1980. El peronismo clásico
Kindgard, Adriana: "Ruptura partidaria, continuidad política. Los y la vía holística a la democracia
'cempranos' orígenes del peronismo jujeño", en DarÍo Macor y Cé-
sar Tcach (comps.), op. cit.
Luna, Félix: El 45: crónica de un año decisivo, Buenos Aires, Jorge Ál-
Loris Zanatta
varez, 1969.
Pocash, Robert A.: El ejército y la política en la Argentina, 1928-1945: de
Yrigoyen a Perón, Buenos Aires, Sudamericana, 1971.
----: Perón y el eGUo los r1fJcumentos de una logia secreta, Buenos En la experiencia histórica del peronismo clásico, el término y el
Aires, Sudamericana, 1984. concepto de "democracia" siempre han sido declinados para re-
Macor, DarÍo y Tcach, César (comps.): La invención del peronismo en el flejar la implícita visión del mundo que estaba en la base de esta
interior del país, Santa Fe, Universidad Nacional del Litoral, 2003. fuerza política. Así ha sido en el peronismo clásico y así perma-
-Melon Pirro: Julio César y Quiroga, Nicolás (comps.): El peronismo nece en parte en el de hoy en día, que es el desarrollo coherente
bonaerense: partido y prdcticas politicas, 1946-1955, Mar del Plata, de aquél.
Suárez, 2006. La idea peronista de democracia se ha definido desde el prin-
Smith, Peter: "La base social del peronismo", en Manuel Mora y Araujo cipio de su historia en oposición a la idea liberal de democracia,
e Ignacio Llorente (comps.), op. cit. por 10 que durante decenios el debate y el conflicto sobre ella
Torre, Juan Carlos: La vieja guardia sindical y Perón: sobre los orígenes del
entre peronistas y antiperonistas se ha convertido en un debate
peronismo, Buenos Aires, Sudamericana, 1990 (segunda edición,
y un conflicto entre sordos que hablan lenguas diferentes. No es
Caseros, Eduntref, 2007).
----(comp.): La formación del sindicalismo peronista, Buenos Ai-
que se trate de una característica específica del peronismo, ni de
res, Legasa, 1988.
una peculiaridad de la historia argentina. Es más, la misma com-
Troncoso, Osear: "Verdades y mentiras sobre el 17 de Octubre", en San- petición entre concepciones diferentes de la democracia, por no
• ¡

tiago Senén González )' Gabriel D. Lerman (comps.), El 17 de octu- decir opuestas, se encuentra en todo el mundo occidental, y en el
bre de 1945: antes, durante y después, Buenos Aires, Lumiere, 2005.
Wellhofer, E. Spencer: "The mobilization of che periphery: Perón's 1946
tri um ph", Comparative Political Studies, vol. 7, n.o 2, 1974.
I occidente latino con especial intensidad, durante todo el siglo XX
yen la actualidad. A grandes rasgos, y para simplificar, a la idea de
democracia que se remonta a John Locke y a la Ilustración francesa

Zanatta, Loris: Perón y el mito de la nación católica: la Iglesia y el Ejército
en los orígenes del peronismo, Buenos Aires, Sudamericana, 1999.
I de Montesquieu o de Condorcet, la democracia liberal, el peronis-
mo opone otra idea de democracia, una holística, con raíces mucho

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