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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular Para la Educación Universitaria

“Universidad Bolivariana de Venezuela”

Unidad: BASES BIOLÓGICAS DEL COMPORTAMIENTO HUMANO

SEDE-BOLÍVAR

PFG-PSICOLOGÍA

Sistemas nerviosos: el tálamo y el


hipotálamo
Profesor: Integrante:

Julio Barreto Jennifer Girón

Ciudad Bolívar, abril 2021

Índice

 Sistema Nervioso: El tálamo

 El Hipotálamo

 Sustancia negra

 Epitálamo

 El Diencéfalo (pedúnculos cerebrales)

 Bulbo raquídeo

 Pirámides bulbares y decusación piramidal.

 Protuberancia anular

 El cerebelo

 El sistema ventricular del SNC

 Líquido Céfalo Raquídeo (LCR)


 Médula Espinal (ME)

 Neuronas de la ME

Introducción

El cerebro entraña muchos misterios. Lo que se produce en su interior es algo


que lleva interesando a la comunidad científica desde incluso la Antigua
Grecia. Pero algo que no se escapa a nuestro conocimiento es la fisiología del
cerebro. Una de estas partes, el tálamo, es la estructura más voluminosa del
diencéfalo. Se halla en el centro del cerebro, encima del hipotálamo, y está
separado por el surco del hipotalámico de Monroe.
Es una parte muy importante en la estructura neuronal, pues por el tálamo
pasan todos los estímulos sensoriales que van al cerebro. A excepción del
olfato, cuyas vías se desarrollan en el embrión, antes del tálamo, y por tanto
llegan directamente al cerebro. En total tiene 80 grupos neuronales agrupados
en territorios.
El cerebro humano es un órgano tan complejo que para funcionar
correctamente debe contar con la participación de un gran número de partes y
estructuras en su anatomía. Varias de estas partes del encéfalo son grandes y
fáciles de distinguir a simple vista, como por ejemplo los lóbulos frontales,
pero otros son muy pequeños y están ubicados por debajo de esos pliegues de
la superficie.
La mayoría de la información sensorial llega hasta la corteza cerebral tras
pasar por el tálamo. Dado que dependemos críticamente de la actividad de
nuestros sentidos para relacionarnos con el mundo exterior, podemos
considerar el tálamo como una pieza clave en la percepción.
Lejos de comportarse con una simple estación de relevo, los circuitos
talámicos representan la armazón sobre la que se construye un auténtico filtro
biológico y dinámico capaz de seleccionar los mensajes que han de llegar a la
corteza en función de su relevancia y del estado conductual del sujeto. Este
filtrado implica el concurso de múltiples neurotransmisores que representan a
otros tantos sistemas aferentes. De entre ellos resaltan el conjunto formado por
la acetilcolina y el óxido nítrico, cuyos axones nacen en el tronco del encéfalo,
y las fibras nerviosas que la propia corteza cerebral envía hacia el tálamo.

Sistema Nervioso: El tálamo

Del tálamo se podría


decir que se encuentra en lo más
profundo del encéfalo, justo por
encima del tallo encefálico y
cerca de los ganglios basales.
Cumple la función de “estación
de relevo” y centro de integración sináptica para un primer procesamiento de
las señales sensoriales en su trayecto hacia la corteza cerebral. Realiza una
labor de cribado de señales insignificantes y dirige los impulsos sensoriales
importantes a las áreas de la corteza somatosensorial y a otras regiones del
encéfalo. Y de la misma forma que conduce información sensorial a la
corteza, también recibe señales de aquélla, señales susceptibles de modificar
su propia actividad, haciendo variar la intensidad y naturaleza de la
información que remite a otros centros.
Junto con el tallo encefálico y áreas asociativas de la corteza, el tálamo
es clave para dirigir la atención hacia estímulos relevantes.

Es el encargado de controlar el movimiento, el proceso de relevo de


sueño (vigía) y la información sensorial. La información que toma se la pasa a
la corteza cerebral, aunque también ocurre en el sentido contrario, siendo el
tálamo el que reparte la información al resto del cuerpo.
Por ejemplo: las aportaciones de la retina son enviadas a esta región.
Estas lo proyectan a su vez en la corteza visual primaria en el lóbulo occipital.
Como consecuencia, las áreas de retransmisión sensorial reciben proyecciones
concretas a partir de la corteza cerebral.

También tiene fuertes conexiones recíprocas con la corteza cerebral,


que a su vez forma los circuitos tálamo-córtico-talámicos. Estos son los
encargados de la conciencia. Además, es una parte importante dentro de la
regulación de la excitación, el nivel de conciencia y de la actividad.
Las estructuras del tálamo

El tálamo es, básicamente,


un amontonamiento de cuerpos de
neuronas, es decir, una estructura
de materia gris, al igual que la
corteza cerebral. Pero dentro de
este conjunto de grupos neuronales
se pueden distinguir una serie de
núcleos del tálamo:

 Núcleos de conexión específica. Estos mandan información sensorial a


zonas concretas de la corteza cerebral que están especializadas en
trabajar con ese tipo concreto de datos provenientes de un sentido
específico.
 Núcleos de conexión inespecífica. Mandan información a zonas muy
amplias de la corteza cerebral, sin discriminar por especializaciones.
 Núcleos de asociación. Forman parte de un circuito de información que
comunica la corteza cerebral con estructuras subcorticales.

El Hipotálamo
Su posición es, como su nombre indica, inferior a la del tálamo, y algo
más adelantada. Es una colección de núcleos específicos con sus fibras
nerviosas asociadas. Es un centro de integración de varias y muy importantes
funciones de regulación homeostática del organismo. Vincula funcionalmente
el sistema nervioso autónomo con el sistema endocrino; de ahí el carácter
integrador al que acabamos de aludir. De hecho, el hipotálamo conforma el
sistema de integración neuroendocrino por excelencia: el denominado sistema
hipotálamo-hipofisario que, como su nombre indica, está integrado por la
hipófisis o glándula pituitaria (glándula máster del sistema hormonal) y el
hipotálamo. En futuras anotaciones nos referiremos con detalle a este sistema.
El hipotálamo ocupa un nivel intermedio en la jerarquía del control
neurológico y está considerado como un centro integrador de reflejos. Quiere
esto decir que recibe señales de receptores sensoriales internos y, en respuesta,
envía órdenes a través de vías en las que intervienen muy pocas sinapsis para
generar rápidamente las respuestas reguladoras. Como ocurre con otros
reflejos, esas respuestas se producirían con más retraso si interviniesen los
centros superiores del cerebro. Un ejemplo ilustrativo es lo que ocurre con la
señal de frío: la respuesta hipotalámica da lugar a una serie de acciones que
promueven la producción de calor (como la tiritación), a la vez que se reduce
la pérdida de calor corporal disminuyendo notablemente la circulación
periférica al provocar el estrechamiento de los vasos sanguíneos más
superficiales, o sea, aumentando el aislamiento.
Además, el hipotálamo está ubicado cerca del tronco del encéfalo
porque interviene en las funciones básicas que garantizan nuestra
supervivencia y que, por tanto, se realizan de manera involuntaria, sin que nos
demos cuenta. Además de actuar como puente entre el cerebro y el sistema
endocrino, coordina todo lo que se realiza a través del sistema nervioso
autónomo, es decir, el que le envía órdenes a partes del cuerpo para que estas
se adapten a cada situación.

Entre los procesos que se encarga de regular el hipotálamo se encuentran:

 Los niveles de sueño y el ciclo


circadiano.
 La excitación sexual y la conducta asociada a ella.
 El nivel de hambre.
 La presión sanguínea.
 La tensión muscular.
 La temperatura corporal.
 Los niveles de energía disponibles.

Es el principal centro de control del sistema vegetativo y controla:

SNA – Vía neural: por medio de sus axones eferentes.


SNE – Vía neurohormona: controlando la secreción hormonal de varias
glándulas (por medio de su acción sobre la hipófisis).

Subtálamo
Es la parte más ventral
del diencéfalo. Se encuentra
entre el tálamo y el
mesencéfalo. La división
más grande del subtálamo es
el núcleo subtalámico que
participa en la integración de
la función motora somática.

Se compone de:

 El núcleo subtalámico -o núcleo de Luys- (conectado con los ganglios


basales, con funciones motoras).
 La zona incierta (pequeña masa de sustancia gris, que parece la
continuación de la formación reticular mesencefálica).
 Extensiones rostrales de núcleos mesencefálicos, como el núcleo rojo y
la sustancia negra.
Esta estructura forma parte del diencéfalo y se sitúa entre el tronco del
encéfalo y los hemisferios cerebrales. Concretamente se puede hallar por
debajo del tálamo, del cual se separa mediante la zona limitante intertalámica,
y por encima del mesencéfalo. También conecta con el hipotálamo.

El subtálamo es una estructura de gran importancia para el correcto


funcionamiento del ser humano, teniendo un gran papel en la integración de la
información motora que permite la gestión del movimiento. Especialmente se
ve vinculado a aspectos involuntarios del movimiento y al control preciso de
éste, afectando en gran medida a ello su conexión e influencia con los ganglios
basales.
Además del control motor, también se ha observado que el subtálamo
influye en la orientación y el equilibrio, observándose ante su lesión un mayor
riesgo de caídas ante la lesión de la zona incierta.

Sustancia negra
Es un micro regulador del
cuerpo estriado a través del
neurotransmisor dopamina.
Cuando mueren neuronas
dopaminérgicas en la sustancia
negra, esta micro regulación
desaparece. Este proceso está
muy vinculado con la aparición
de la enfermedad de Parkinson.
CUERPO ESTRIADO: es la
principal vía de ingreso de datos hacia los ganglios basales. A su vez, el
cuerpo estriado recibe información de la corteza cerebral.
GANGLIOS BASALES: son centros primarios para el control motor
involuntario (postura y tono muscular). También se ha demostrado que están
altamente involucrados en el procesamiento de la emoción y de las funciones
cognitivas.
DOPAMINA: según sus diferentes funciones, las neuronas dopaminérgicas
(que se accionan con el auxilio de la dopamina) pueden clasificarse en
reguladoras de los movimientos, reguladoras del comportamiento emocional y
reguladoras de las funciones relacionadas con la corteza prefrontal, tales como
la cognición, la memoria, el comportamiento y el pensamiento abstracto;
asimismo, con aspectos emocionales, especialmente vinculados con el estrés.
PARKINSON: enfermedad neurodegenerativa crónica que da por resultado un
temblor de reposo, dificultad para iniciar el movimiento (hipoquinesia),
rigidez y dificultades en los reflejos posturales.

Epitálamo
El epitálamo es una relativamente
pequeña estructura que forma parte del
diencéfalo y que puede encontrarse justo por
encima del tálamo y tocando el techo del tercer
ventrículo. Se trata de una estructura
principalmente vinculada al sistema límbico,
siendo relevante en la gestión del instinto y las
emociones.
También se encuentra asociada al sistema neuroendocrino a través de la
glándula pineal, una de las principales estructuras que forma parte del
epitálamo que también forma parte de dicho sistema. Estamos ante una
estructura con una amplia gama de conexiones con el resto de regiones del
encéfalo, incluida el sistema olfativo (teniendo también relación con la
percepción y reacción a los olores) y otras muchas estructuras del encéfalo.
El epitálamo está configurado por un conjunto de estructuras de gran
importancia para el ser humano. Al margen de las estrías medulares, fibras
nerviosas que establecen conexiones con otras regiones del cerebro, podemos
encontrar dos grandes estructuras, las cuales son las más relevantes y
conocidas del epitálamo.
Epífisis o glándula pineal. Se trata de
un elemento conocido desde hace la
antigüedad (concretamente las
primeras informaciones que se han
hallado al respecto datan del siglo III
antes de Cristo), proponiendo
Descartes la existencia en ella de
espíritus animales relacionados con las
emociones.
Situado por encima de la
superficie dorsal del tálamo. Por núcleos habernulares mediales y laterales, la
glándula y el tallo pineal, y la estría medular.
Inervada por el sistema nervioso autónomo y estando conectada con
otros núcleos como los septales, la glándula pineal es una importante
estructura cerebral reguladora del sistema neuroendocrino, participando en
funciones como la regulación de la energía y la sexualidad.
Uno de los aspectos más importantes de la glándula pineal es el hecho
de que es la encargada de secretar melatonina a partir de la serotonina, cuando
la iluminación es inexistente o muy baja. De este modo la epífisis es
imprescindible en la regulación de los ritmos circadianos y del sueño y la
vigilia.

Habénula o núcleos habenulares.


Se encuentra unida a la
anterior, y resulta de gran
relevancia a la hora de recibir y
enviar conexiones núcleos del
sistema límbico y la formación
reticular. Los núcleos habenulares
son elementos que, al contrario que
epífisis, no tienen funciones
endocrinas.
Actúa en gran medida como puente entre diversas áreas cerebrales
(incluyéndose además de las anteriores los núcleos talámicos, los del
prosencéfalo o área preóptica) aunque precisamente por estas conexiones
también parece estar implicada en la motivación a no actuar, el miedo y las
valoraciones negativas de los hechos semejantes a los que en el pasado
pudieron causarnos daño. Por último, también se encuentran vinculadas a la
capacidad de dotar de información emocional a los olores.
Como parte del sistema límbico, participa en la gestión de la emoción y
la motivación. En este sentido puede explorarse su papel en diferentes
trastornos como la depresión o la ansiedad anticipatoria.
Una de estas funciones es la gestión de los ritmos circadianos, nuestro
reloj biológico que regula en qué momentos del día disponemos y empleamos
más o menos energía. En este sentido también tiene gran importancia en la
gestión del sueño, debido a que la glándula pineal presente en el epitálamo
reacciona a la ausencia de luz produciendo melatonina y disminuyendo los
niveles de energía, facilitando el sueño.

También participa en el crecimiento y maduración sexual, ajustando el


ritmo biológico en el cual nos desarrollamos y nos transformamos en adultos.
Por último, sus conexiones con las vías olfativas las hacen relacionarse con la
capacidad de percibir los olores y otorgarles un significado emocional.

El Diencéfalo (pedúnculos cerebrales)

Los pedúnculos cerebrales son


dos pequeñas estructuras de forma
cilíndrica y color blanco que están
compuestas por materia blanca. Nacen a
partir del tronco del encéfalo,
concretamente por encima del puente de
Varolio, y llegan hasta la corteza
cerebral proyectándose verticalmente.
Entre los pedúnculos del cerebro se encuentra la fosa interpeduncular,
un espacio que actúa como separación física entre estas dos estructuras como
si fuese una especie de túnel. Además, la cara ventral y la dorsal de cada
pedúnculo se encuentran separadas entre sí por una lámina de algo que no es
materia blanca, sino algo conocido como sustancia negra.

Los pedúnculos cerebrales son fundamentalmente “autopiestas” de


impulsos nerviosos que viajan por el encéfalo. Como están hechos de
sustancia blanca, esta información los atraviesa con rapidez, ya que la mielina
que cubre los axones (y que da esa tonalidad blanca a estas estructuras) hace
que estas señales eléctricas vayan a gran velocidad.

La principal función de los pedúnculos cerebrales, pues, es la de


comunicar dos zonas del encéfalo: el mesencéfalo (situado en la parte superior
del tronco del encéfalo) y la corteza cerebral. De hecho, estos conductos de
fibras nerviosas llegan hasta la división que se crea entre los dos hemisferios
cerebrales.
De hecho, los pedúnculos contienen varias vías. Una de ellas es la
corticoespinal, que tal y como su nombre indica comunica la corteza con la
médula espinal, y la otra es el tracto corticopontino, que une la corteza con el
puente de Varolio.
Como el tronco del encéfalo se encarga de ejecutar acciones
automáticas y estereotípicas útiles o necesaria para nuestra supervivencia, el
rol de los pedúnculos cerebrales también tiene que ver con esta tarea.

Específicamente, los pedúnculos tienen un importante papel en los


movimientos reflejos de los ojos, necesarios para que funcionen bien, y en la
coordinación de estos actos con otros movimientos de la cabeza y el cuello.

Concretamente, estas estructuras intervienen en el control reflejo de los


movimientos reflejos. Normalmente esto se da cuando las órdenes de la
corteza motora llegan a los pedúnculos cerebrales, y de estos van a varios
núcleos de una estructura conocida como tálamo, situado en las profundidades
del encéfalo, en una zona conocida como diencéfalo.
Partes de los pedúnculos cerebrales.
Los pedúnculos cerebrales
reciben conexiones del cerebelo, la
corteza cerebral y las zonas bajas del
tronco del encéfalo y de la médula
espinal.

Por otro lado, los pedúnculos


cerebrales están compuestos por varias
partes o tramos. Uno de ellos es el tegmento del mesencéfalo, al que sucede el
crus cerebral, y la otra región se llama pretectum. El tectum se extiende más
allá del tronco del encéfalo, llegando hasta la corteza del cerebro.

La complejidad de los distintos componentes de los pedúnculos tiene


que ver con el hecho de que estos se encuentran en una zona del sistema
nervioso central en la que se llevan a cabo todo tipo de funciones de control y
coordinación de acciones especializadas y creadas por millones de años de
evolución y selección natural. En poco espacio, el tronco del encéfalo presenta
zonas minúsculas encargadas de realizar acciones tan vitales como la
regulación de los latidos del corazón o el control de la temperatura corporal.

El diencéfalo y el tallo cerebral


(Protuberancia anular, Bulbo
raquídeo)
El diencéfalo es una parte
del cerebro que se sitúa en su
región medial. Este nombre hace
referencia a la parte del tubo neural
que da lugar a diversas estructuras cerebrales a medida que progresa el
desarrollo embrionario.
En concreto, una vez diferenciadas, las partes principales del diencéfalo
son el tálamo, el hipotálamo, el epitálamo, el subtálamo y la retina. Asimismo,
la glándula pituitaria o hipófisis está unida al hipotálamo, y el nervio óptico
también conecta con el diencéfalo.
El tallo cerebral está constituido por cuatro áreas que se continúan a
partir de la médula espinal y que se conectan con el diencéfalo.

Bulbo raquídeo
El bulbo raquídeo es una estructura del
sistema nervioso que se encuentra localizada
después del puente o protuberancia con la
cual se une a través de la unión ponto
medular. Además, presenta relación con la
médula espinal, al conectarse con ella al
nivel del foramen magnum.
En el bulbo raquídeo se pueden
encontrar conexiones nerviosas tanto
motoras como sensoriales, pasando a través de él los diferentes tractos
nerviosos. Se trata de un núcleo neurovegetativo, encargándose del
mantenimiento y funcionamiento de los órganos de forma automatizada y
ajena a la consciencia.
El correcto funcionamiento del bulbo raquídeo es vital para los seres
humanos. Literalmente, dado que la destrucción o cese del funcionamiento de
esta área provoca la muerte.

Partes del bulbo raquídeo


Generalmente se considera que el bulbo raquídeo es principalmente
divisible en tres partes: pirámides y su decusación piramidal, lemniscos y
decusación lemniscal y complejo olivar inferior.
Pirámides bulbares y decusación piramidal.
Denominadas así por su forma, en las pirámides del bulbo raquídeo se
localizan los haces de fibras nerviosas que conectan la corteza con el bulbo y
la espina dorsal. Así pues, es en esta zona donde se conecta el cerebro con el
resto del organismo, enviando información motora hacia fibras musculares
repartidas por todo el organismo.
En la decusación piramidal, las fibras nerviosas de las pirámides
decusan, es decir en su mayoría cambian de lado, estando las fibras de la
pirámide izquierda en la derecha y viceversa. Concretamente, en esta zona
decusan especialmente las vías motoras.
Lemniscos y decusación lemniscal. Los lemniscos son haces de fibras
nerviosas cuya función, igual que en el caso de las pirámides, es la de
transmitir la información entre encéfalo, concretamente el tálamo, y médula
espinal. En este caso, sin embargo, la información que llevan es
principalmente de tipo sensorial.
Complejo olivar. es una estructura situada en el tronco del encéfalo, estando
parte en la protuberancia y parte en el bulbo raquídeo. La región presente en el
bulbo conecta con el cerebelo, estando vinculada al control de la motricidad.
También se ha vinculado con la visión.

Protuberancia anular

Protuberancia ancha y blanquecina, formada por fibras nerviosas


transversales, que conecta el bulbo raquídeo, el cerebro y el cerebelo.
Tiene la forma de un rodillo grueso semejante a un semianillo o puente
dispuesto transversalmente, en el que se distinguen 2 caras (anterior y
posterior). La cara posterior está oculta por el cerebelo y forma la parte
superior de la fosa romboidea o piso del IV ventrículo. La cara anterior es
visible y en ella se destaca una depresión media vertical llamada "surco
basilar", huella de su relación con el tronco basilar, formado por la unión de
las arterias vertebrales.
En los límites laterales de esta cara emergen los nervios trigéminos (V –
quinto par craneal) que indican los lugares donde el puente se continúa con los
pedúnculos cerebelosos medios, los que se extienden hacia el cerebelo.

Por el surco protuberancial inferior emergen 3 pares de nervios


craneales: por encima de las pirámides los nervios abductores (VI – sexto par
craneal) y por encima de los funículos laterales los nervios faciales (VII –
séptimo par craneal) y vestíbulos cocleares (VIII – octavo par craneal)

la protuberancia anular como un órgano de conducción y un centro


funcional.
Órgano de conducción: Por la protuberancia pasan las vías sensitivas que
van de la médula al cerebro y viceversa. Como todas las fibras han cruzado,
sea en la médula sea en el bulbo raquídeo, todas las fibras de la protuberancia
se relacionan con el lado opuesto del cuerpo.
Centro funcional: La protuberancia anular es el centro de la estación; sin este
órgano, no podemos quedarnos de pie y caeríamos inmediatamente. Además,
es un centro de asociación que interviene en las emociones y determina los
fenómenos fisiológicos que las acompañan como la aceleración del pulso, de
la respiración, etc.

El cerebelo
El cerebelo es una estructura que
conforma el 10% del volumen total del
encéfalo, aproximadamente. Está
especializado en el control de los
movimientos, de las integraciones
sensitivomotoras y del equilibrio
corporal. Esta parte del encéfalo se
encuentra bajo los hemisferios
cerebrales, envolviendo el tronco del
encéfalo por su parte dorsal.

Lo que une el cerebelo al resto del encéfalo son tres tractos llamados
pedúnculos cerebelosos. Tiene múltiples conexiones con diferentes partes del
córtex cerebral que envían información sobre los movimientos del cuerpo.
Junto con los ganglios basales, interacciona con el sistema sensoriomotor,
coordinando y modulando su actividad.

En definitiva, el cerebelo se encarga de regular el movimiento y la


postura, ajustando las salidas de los principales sistemas motores. Su función
es muy importante, y la lesión de este puede provocar déficits muy
importantes e incapacitantes en el movimiento, el equilibrio y el aprendizaje
de secuencias motoras.
Tal y como nos explica un estudio del University College London, y
publicado en la revista Neuroscience, a día de hoy todavía no conocemos
todas las funciones del cerebelo. Sin embargo, lo que sí sabemos con claridad
es cómo está conformado. Estos son los datos:
La superficie cerebelosa se puede clasificar en tres partes diferenciadas:
dos hemisferios y vermis. En cuanto a su organización, el cerebelo posee 3
capas:

 La capa granular. Es la más interna y está formada por gran número de


interneuronas (granulares y de Golgi).
 La molecular. Es donde se encuentran los axones de las células
granulares. También hay interneuronas, pero diferentes (estrelladas y de
cesto).
 La de células de Purkinje. Se encuentra entre las dos capas anteriores y
está formado por los cuerpos de las células de Purkinje, las únicas
células de proyección de la corteza cerebelosa. Sus axones se dirigen a
los núcleos profundos del cerebelo.

En cuanto a los núcleos profundos, en el interior de la sustancia blanca


podemos encontrar 4 pares de núcleos de sustancia gris:

 Núcleo dentado. El cerebelo envía el resultado del análisis de la


información de la corteza motora sobre el inicio del movimiento. Está
involucrado en el aprendizaje de nuevos patrones motores.

 Núcleos interpuestos (emboliforme y globoso). Se encarga del


movimiento de brazos y manos (sistema rubroespinal). También del
aprendizaje de nuevos patrones motores.
 Núcleo fastigio o del techo. Se ocupa del equilibrio y de funciones
automáticas del movimiento.

 Núcleo pontino. Comunica la corteza frontal de asociación y la motora


primaria con la zona lateral del cerebelo.
El cerebelo es responsable de controlar tanto las funciones motoras, como
la coordinación o el equilibrio. Ahora bien, son tareas conocidas durante
décadas, al igual que sabemos que es clave en el aprendizaje motor.
Asimismo, esta estructura lleva a cabo tareas muy sofisticadas. Una de ellas
son los programas neurales para el control de los movimientos aprendidos.
Gracias a él llevamos a cabo acciones automáticas, como conducir un coche.

El cerebelo está conectado al sistema límbico y la amígdala cerebral.


Gracias a este punto de unión, podemos regular nuestras emociones, asociar
sensaciones con sentimientos, y aprender a su vez de estos procesos.

En el 2016, se publicó un interesante artículo en el Journal of Neurology


donde el doctor Jeremy D. Schmahmann, de la Facultad de Medicina de
Harvard y director de la unidad de ataxia del Massachusetts General Hospital
reveló algo impactante. El cerebelo es clave en nuestros procesos cognitivos.

Esta teoría la desarrolló después de su amplia práctica clínica. Pudo ver


cómo pacientes con daño en el cerebelo presentaban déficits en los dominios
cognitivos de la función ejecutiva, la cognición espacial y el lenguaje.
En las diferentes conexiones del cerebelo con el resto de áreas, actúa
casi siempre como un regulador. Registra la información y regula los
movimientos de diferentes partes del cuerpo, dependiendo de la estructura a la
que esté conectado. Funciones como mantener el equilibrio o aprender un
movimiento podrían dificultarse si se rompen estas vías.

El sistema ventricular del SNC

Dentro del cráneo se encuentra el


encéfalo, y dentro de este, el cerebro. El
sistema ventricular, compuesto por
cuatro ventrículos, se halla contenido en
el encéfalo. Este sistema se encarga de
mantener, proteger y dar estructura a
nuestro cerebro.
Dentro del sistema ventricular se origina la mayor parte del líquido
cefalorraquídeo (se calcula que algo más del 60%), concretamente en las
estructuras y células ependimarias propias de los plexos coroideos.
El sistema ventricular se origina en el feto durante el tercer trimestre
semana de embarazo, evolucionando del canal central del tubo neural. Se
compone de un total de cuatro ventrículos y los diferentes canales que los
comunican.
Componentes del sistema ventricular. Existen un total de cuatro
ventrículos cerebrales, interconectados entre ellos por diversos canales y
aperturas.
En la parte superior y justo debajo del cuerpo calloso encontramos los
ventrículos laterales, una pareja de ventrículos gemelos que se encuentran a lo
largo de los hemisferios cerebrales. Es en estos ventrículos en los que
podemos encontrar en su mayoría los plexos coroideos, donde se genera la
mayor parte del líquido cefalorraquídeo.
Estos se comunican a través el orificio interventricular o de Monro con
el tercer ventrículo, el cual se sitúa por debajo del tálamo. Finalmente, el
tercer y cuarto ventrículo (localizado entre el tronco cerebral y el cerebelo) se
comunican mediante el acueducto cerebral o de Silvio.

El cuarto ventrículo se conecta con la médula espinal a través del canal


ependimario, el cual recorre la totalidad de la médula y permite que el líquido
cefalorraquídeo fluya a través de ella hasta su fin en el conocido como
ventrículo terminal.

El cuarto ventrículo también se conecta a través de los orificios de


Luschka y Magendie con la aracnoides, permitiendo de este modo que el
líquido cefalorraquídeo se distribuya a lo largo del encéfalo.

Los ventrículos cerebrales y el sistema ventricular en general pueden


parecer un residuo del desarrollo que no tiene demasiadas funciones, pero en
realidad se trata de elementos de gran importancia en el mantenimiento de la
salud y el estado del cerebro.
Algunas de las principales funciones que poseen son las siguientes.
1. Producción de líquido cefalorraquídeo
2. Contribuyen a mantener el cerebro sano
3. Mantenimiento de la forma y estructura del cerebro
Líquido Céfalo Raquídeo (LCR)
El líquido cefalorraquídeo o
cerebroespinal es una sustancia
presente en el sistema nervioso, tanto a
nivel de encéfalo como de médula
espinal, que realiza diversas funciones
como la protección, el mantenimiento
de la presión intracraneal y estado de
salud del órgano pensante.
El líquido cefalorraquídeo es un
líquido transparente e incoloro que se
encuentra en el cerebro y la médula
espinal. El cerebro y la médula espinal
forman el sistema nervioso central

Su presencia en el sistema nervioso se da especialmente en el espacio


subaracnoideo (entre la aracnoides y la piamadre, dos de las meninges que
protegen el encéfalo) y los ventrículos cerebrales. Se trata de un líquido
transparente de una importancia fundamental en la conservación y buena salud
del cerebro, con una composición similar a la del plasma sanguíneo, del cual
se deriva. A pesar de ser incoloro, diferentes alteraciones e infecciones pueden
dotarlo de diferentes tonalidades, siendo su coloración signo de la presencia de
un problema.

la composición del líquido cefalorraquídeo es muy similar a la del


plasma sanguíneo, siendo las variaciones principales la comparativamente
mucho menor presencia de proteínas (se calcula que en el plasma sanguíneo la
presencia de proteínas es doscientas veces mayor) y el tipo de electrolitos que
forman parte de él.
Una solución de base acuosa, el líquido cefalorraquídeo tiene diversos
componentes de gran importancia para el mantenimiento del sistema nervioso,
como vitaminas, electrolitos, leucocitos, aminoácidos, colina y ácido nucleico.

Dentro de esta gran cantidad de elementos, en el líquido cefalorraquídeo


destaca la presencia de albúmina como principal componente proteico, junto
con otros como la prealbúmina, alfa-2-macroglobulina o la transferrina. Al
margen de estos componentes destaca la elevada presencia de glucosa,
teniendo alrededor de entre un 50 y 80% de presencia en esta solución tan
vital para el encéfalo.

Uno de las funciones principales del líquido cefalorraquídeo es la de ser


el principal mecanismo de eliminación de los residuos producidos por el
continuo funcionamiento del sistema nervioso, residuos que podrían afectar
gravemente a su funcionamiento. Así, la circulación de líquido
cefalorraquídeo se lleva esas sustancias y metabolitos, los cuales terminarán
siendo excretados del sistema. En caso de no existir esta sustancia, las toxinas
y partículas sobrantes irían quedando sedimentadas en regiones del sistema
nervioso y zonas adyacentes, de manera que aparecerían muchos problemas en
el estado de las células vivas: ni podrían liberarse de esos elementos sobrantes,
ni podrían acceder a las partes de estos que pueden ser reciclados una vez han
pasado por el lugar adecuado.
Otra de las funciones de mayor relevancia del líquido cerebroespinal es
la de mantener nutrido al encéfalo, así como asegurar la constancia del medio
entre las diferentes células del cerebro y la médula. Es una especie de
"amortiguador" químico que permite que aumente el margen de maniobra en
caso de que aparezcan ciertos desequilibrios hormonales, por ejemplo, y
cuando hay problemas de homeostasis en general.
El líquido cefalorraquídeo permite también que el cerebro se mantenga
en flotación dentro del cráneo, reduciendo en gran medida su peso. Dicha
flotación también sirve como amortiguación ante agresiones, golpes y
movimientos al reducir la posibilidad de choque contra los huesos del cráneo o
elementos externos.

Asimismo, el líquido cefalorraquídeo tiene que ver en gran medida con


el mantenimiento de la presión intracraneal, haciendo que no sea ni demasiado
grande ni demasiado pequeña, manteniendo un equilibrio constante que
permite el correcto funcionamiento.

Participa también al actuar como sistema inmunitario, protegiendo al


sistema nervioso de agentes nocivos. También contribuye como medio de
transporte de hormonas.
Médula Espinal (ME)
La médula espinal es una masa
alargada y casi cilíndrica de tejido nervioso
que se extiende en dirección caudal a partir de
la médula oblongada (bulbo raquídeo)
marcada por la decusación de las pirámides;
en el esqueleto este límite corresponde a un
plano imaginario trazado a nivel del agujero
magno u occipital.
La médula espinal es un cordón de
tejido nervioso que recorre el interior de la
columna vertebral, también recubierto, como
el encéfalo, por las meninges. La zona central
de la médula espinal está ocupada por la
sustancia gris y presenta forma de alas de
mariposa. La sustancia blanca se sitúa en la parte externa. En el interior de la
sustancia gris se encuentra el epéndimo, un canal central que la recorre y que
contiene líquido cefalorraquídeo.

De la médula espinal salen los nervios motores y llegan los nervios


sensitivos de casi todo el cuerpo, menos de la cabeza. Puede generar
respuestas sin necesidad de que intervenga el cerebro, los movimientos
reflejos.
Esta parte del sistema nervioso es el punto de conexión entre el cerebro
y el resto del organismo, pasando la gran mayoría de fibras nerviosas por la
médula. La transmisión de la información no se da generalmente a través de
una única neurona, sino que, por norma general, las neuronas que configuran
los diferentes nervios del cuerpo hacen una o varias sinapsis intermedias, sea
dentro de la propia médula o fuera de ella (como con las neuronas de los
ganglios nerviosos).
La médula espinal recibe tanto aferencias como eferencias, es decir,
posee tantas neuronas que reciben información de los receptores de los
diferentes órganos y estructuras como otras que envían información y órdenes
a dichas zonas.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que la médula espinal no es
simplemente una especie de conducto por la que viajan nervios de todas las
partes del cuerpo en dirección al cerebro y viceversa; su composición y sus
funciones son más complejas de lo que parecen, e incluso es posible encontrar
elementos similares entre esta parte del sistema nervioso y el encéfalo. Por
ejemplo, en ambas estructuras encontramos un envoltorio de meninges,
líquido cefalorraquídeo y una diferenciación entre materia blanca y materia
gris.
Las funciones de la médula espinal son:
 Conducir los impulsos nerviosos que llegan desde los órganos de los
sentidos hacia el cerebro, y llevar las respuestas elaboradas en el
cerebro hasta los órganos efectores.
 Realización de actos reflejos. La médula espinal elabora una respuesta
refleja ante un estímulo sin la participación del cerebro.
Organización macroscópica externa e interna
Macroscópicamente, desde el punto de vista anatómico, el Sistema Nervioso
Central está formado por 2 zonas: el Encéfalo y la Médula Espinal, de las
cuales salen todos los nervios de nuestro organismo, que constituyen el
Sistema Nervioso Periférico. Éstas dos zonas se pueden diferenciar por los
huesos que las protegen, el Encéfalo está contenido por los huesos del cráneo,
mientras que la médula espinal lo está por las vértebras (columna vertebral).
Tanto el encéfalo como la médula espinal están cubiertos por membranas, las
meninges, que contienen el líquido cerebroespinal, que actúa como un
protector del sistema nervioso. Y están suspendidos en el líquido
cerebroespinal.

Anatomía externa. La médula posee dos cisuras


o plegamientos en la substancia blanca, cisuras
llamadas anterior porque está situada en la parte
media anterior y otra posterior menos evidente,
localizada en la parte posterior y central. Hacia
las partes laterales se encuentran las raíces
nerviosas que conforman las comisuras laterales
anteriores como posteriores
Se considera que la médula espinal es el tejido
nervioso más extenso del cuerpo humano; los
axones de sus neuronas pueden alcanzar hasta un
metro de largo. Con un peso de
aproximadamente 30 gramos, en su completo
desarrollo la médula espinal alcanza la longitud de 45 cm en los hombres y 42
cm en la mujer.
Es de forma cilíndrica en los segmentos cervical superior y lumbar,
mientras que ovoide con un diámetro transverso mayor que el anverso en los
segmentos cervical inferior y torácico. La médula es asimétrica en casi 80 %
de los seres humanos, siendo el lado derecho el más grande en el 75 % de las
asimetrías. Tal asimetría se debe a la presencia de más fibras del fascículo
corticospinal descendente en el lado más grande.

La médula espinal está fijada al bulbo raquídeo por arriba con su


continuidad con el bulbo, en su parte media por medio de prolongaciones
conjuntivas para adherirse a la duramadre, aletas en las raíces de los nervios
como dependencias de la piamadre, constituyendo ambos tipos de
prolongaciones los ligamentos dentados. En el extremo inferior por una
prolongación de la duramadre que envuelve al filum terminale, fijándose hasta
la base del cóccix.

Anatomía interna. En un corte transversal, la médula se conforma por toda su


longitud y en sus divisiones un área gris, la sustancia gris en forma de "H" o
mariposa en el centro y una sustancia blanca periférica, al contrario que en el
encéfalo. Las prolongaciones posteriores relativamente delgadas que casi
alcanzan el surco posterior se denominan astas posteriores; las prolongaciones
anteriores anchas y redondeadas se denominan astas anteriores. La disposición
tridimensional de las astas anteriores y posteriores conforman verdaderas
columnas que recorren la medula espinal para constituir las columnas grises
anterior y posterior.
Las astas posteriores, funcionalmente somato sensitivas, están formadas
por neuronas sensitivas que reciben los impulsos que llegan de las raíces
posteriores. Las astas anteriores, funcionalmente somato motoras, están
constituidas por neuronas motoras cuyos axones salen por las raíces
anteriores.
La sustancia gris está compuesta principalmente por cuerpos neuronales
y células de sostén (neuroglia). Presenta dos astas grises anteriores y dos astas
grises posteriores unidas por la comisura gris. Esta comisura gris queda
dividida en una parte posterior y una anterior por un pequeño agujero central
llamado conducto ependimario o epéndimo medular, siendo este un vestigio
del tubo neural primitivo. A nivel torácico y lumbar también aparecen las
astas grises laterales en forma de cuña que corresponden a los somas de las
neuronas que forman el sistema autónomo simpático o toracolumbar.
La sustancia blanca de la médula es la que rodea a la sustancia gris y
está formada principalmente de fascículos o haces de fibras, viniendo a ser los
axones que transportan la información.

Organización microscópica. La
médula espinal está dividida en dos
regiones principales: la substancia
blanca y la substancia gris. La
substancia blanca está compuesta por
los axones de las diferentes neuronas,
que pueden ser aferentes (van hacia el
cerebro) o eferentes (vienen del
cerebro) (Diagrama).
Teniendo como marco de
referencia las comisuras y la cisura, la
substancia blanca de la médula se
puede subdividir en cordones anteriores (localizados entre las comisuras
anterior y lateral anterior), cordones laterales (localizados entre las cisuras
laterales tanto anterior como posterior) y cordones posteriores (localizados
entre las comisuras laterales posteriores y la comisura posterior).
La substancia gris de la médula debe su nombre a la concentración de
los núcleos de las neuronas en la médula espinal. A simple vista, esta
substancia tiene una forma de H, de donde las dos prolongaciones anteriores
(más cortas y gruesas) se llaman astas anteriores; las dos posteriores (más
largas y delgadas), astas posteriores; las astas laterales son un pequeño
conjunto de neuronas colocadas en la región media lateral que dan origen a las
neuronas del sistema autónomo simpático y la parte central (parte horizontal
de la H) se llama comisura gris.
Un segmento nervioso tipo está constituido por tres sectores
fundamentales: aferente (sensitivo), eferente (motor) e intercalado (de
asociación). El sector sensitivo está constituido por la neurona sensitiva que es
del tipo monopolar pues tiene su cuerpo en el ganglio espinal y un axón que se
bifurca en dos ramas, una de las cuales se une al receptor periférico y la otra
va hacia la médula espinal entrando por la comisura lateral posterior. El sector
motor lo constituyen las neuronas que controlan los músculos periféricos, por
tal motivo llamadas motoneuronas.
Las neuronas intercalares forman las astas posteriores de la médula, la
comisura gris y parte de las astas anteriores. Este sector intercalar es muy
complejo pudiendo interconectar segmentos medulares y es un sector reciente
en la evolución filogenética.
Un nervio raquídeo está compuesto por las ramas aferentes de los
sensores y los axones de las motoneuronas. La raíz dorsal de los nervios es por
lo tanto sensitiva y la raíz ventral o anterior es motora. Los nervios se agrupan
en la parte cervical y lumbar formando los plexos que llevan su nombre.

Neuronas de la ME
La médula espinal y el cerebro en conjunto forman el sistema nervioso central
(SNC). La médula espinal coordina los movimientos y las sensaciones del
cuerpo. Incluye neuronas y fibras nerviosas largas llamadas axones. Los
axones de la médula espinal transportan señales que descienden del cerebro (a
lo largo de vías descendentes) y que ascienden hacia el cerebro (a lo largo de
vías ascendentes). Muchos de los axones de estas vías están cubiertos por
vainas de una sustancia aislante llamada mielina, que les da un aspecto
blanquecino; por lo tanto, la región donde se encuentran se llama “materia
blanca".
Varios tipos de células realizan las funciones de la médula espinal, incluyen:
 Las neuronas motoras grandes tienen axones largos que controlan los
músculos esqueléticos del cuello, torso y miembros.
 Las neuronas sensoriales, llamadas células ganglionares de la raíz
dorsal y cuyos axones forman los nervios que transportan información
desde el cuerpo hasta la médula espinal, se encuentran inmediatamente
fuera de la médula.
 Las interneuronas espinales, que están completamente dentro de la
médula espinal, ayudan a integrar la información sensorial y a generar
señales coordinadas que controlan los músculos.
 Las glías, o células de soporte, son mucho más numerosas que las
neuronas en el cerebro y la médula espinal y cumplen muchas funciones
esenciales.
 Un tipo de célula glial, el oligodendrocito, crea las vainas de mielina
que aíslan a los axones y mejoran la velocidad y confiabilidad de la
transmisión de señales nerviosas.
 Otras glías encierran a la médula espinal como la llanta y los rayos de
una rueda, proporcionando compartimientos para los tractos de fibras
nerviosas ascendentes y descendentes.
 Los astrocitos, células gliales grandes con forma de estrella, regulan la
composición de los fluidos que rodean a las células nerviosas. Algunas
de estas células también forman el tejido de la cicatriz después de una
lesión.
 Otras células más pequeñas, llamadas microglías, también se activan en
respuesta a lesiones y ayudan a eliminar los productos de desecho.

Todas estas células gliales producen sustancias que apoyan la


sobrevivencia de las neuronas e influyen sobre el crecimiento de los axones.
Sin embargo, estas células también pueden impedir la recuperación después de
una lesión. Tras una lesión, las células nerviosas (neuronas) del sistema
nervioso periférico (SNP), que transportan señales a los miembros, el torso y
otras partes del cuerpo, pueden auto repararse. Los nervios lesionados del
SNC, sin embargo, no se pueden regenerar.
Las células nerviosas del cerebro y de la médula espinal responden al
traumatismo y el daño de manera distinta a la mayoría de las otras células del
cuerpo, incluso las del SNP. El cerebro y la médula están encerrados en
cavidades óseas que los protegen, pero esto también los hace vulnerables al
daño por compresión que causan la inflamación o las lesiones con fuerza. Las
células del SNC tienen un metabolismo muy alto y dependen de la glucosa
sanguínea para el suministro de energía: estas células requieren un suministro
de sangre completo para funcionar saludablemente. Esto las hace
particularmente vulnerables a las reducciones de flujo sanguíneo (isquemia).

Conclusión

El líquido cefalorraquídeo (LCR) contiene una compleja mezcla de


proteínas que cambia drásticamente con la edad. En condiciones
experimentales, el LCR por sí mismo es suficiente para fomentar el
crecimiento de las células madre neurales, este efecto es
particularmente importante en los cerebros jóvenes.

En este nuevo estudio, publicado en la revista Neuron, los


investigadores tomaron pequeñas piezas de tejido embrionario del
cerebro de ratas, y las trasladaron a placas de cultivo con líquido
cefalorraquídeo de ratas de diferentes edades. Cuando las células se
bañaban en el LCR de las ratas jóvenes, aumentaba
considerablemente su división. En cambio, cuando se cultivaban en
el LCR de las ratas viejas, se producía una menor división celular.
Independientemente de la edad de la rata, el LCR contenía todo lo
necesario para mantener las células madre del cerebro en cultivo.

El análisis del líquido cefalorraquídeo mostró que la cantidad de una


proteína llamada factor de crecimiento similar a la insulina 2 (IGF2)
se correlaciona fuertemente con el nivel de división celular. Las
personas con un cáncer avanzado muestran mayores niveles de IGF2
en el LCR que aquellos con formas menos graves de la enfermedad.

Anexo
Tálamo
Medula espinal
Medula Espinal

Bibliografía
 Drián Triglia (Barcelona, 1988) Graduado en Psicología por la
Universitat de Barcelona

 Psicólogo Licenciado por la UNAM, México. Máster en Psicología


Clínica y de la Salud. Postgrado en terapia cognitivo-conductual.

 Oscar Castillero Mimenza - Psicología Clínica por la Universidad de


Barcelona.

 Alex Figueroba Psicólogo Graduado en Psicología por la Universitat de


Barcelona, mención en Psicología Clínica.

 Rodríguez-Segade, S. (2006). Líquido cefalorraquídeo. Ed Cont Lab


Clin.;9:49-56.

 Oscar Castillero MimenzaPsicólogo Barcelona la Universidad de


Barcelona.

 Bear, M.F.; Connors, B.W. i Paradiso, M.A. (1998). Neurociencia

 Gustavo Ramón S.- Doctor en Nuevas Perspectivas en la Investigación


en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte (Universidad de
Granada).

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