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La función de control
La aparición de la justicia constitucional responde a la finalidad de garantizar la superioridad y supremacía
de la norma constitucional, especialmente en relación con la ley.
Los mecanismos que se contemplan para hacer posible dicho cometido persiguen la depuración del OJ. Si se
estima que la ley es contraria a la CE, será declarada inconstitucional y ello acarreará su desaparición del OJ.
Por otro lado, también es éste un juicio de naturaleza abstracta que persigue un interés público objetivo:
garantizar la primacía de la CE.
El objeto de control - Los 3 procedimientos por medio de los cuales el TC está llamado a ejercer el control de
constitucionalidad tienen un mismo objeto: la ley y las disposiciones con fuerza de ley.
¿De que normas va a conocer el Tribunal Constitucional? Leyes y normas con fuerza de ley. Incluimos las
organicas, y dentro de estas los estatutos de autonomía que son leyes organicas suis generis. Tambien
incluimos las leyes ordinarias, tanto del Estado como de las Comunidades Autonomas. Ademas las
disposiciones normativas con fuerza de ley del estado y de las CA (estas son los decretos-ley y los decretos
legislativos) y tambien los decretos parlamentarios (que utilizan las cámaras para regular su ordenamiento,
y tienen rango de ley, por tanto pueden tambien ser controlados por el TC). Asimismo, pueden ser
controlados los Tratados Internacionales, que tienen rango supralegal e infraconstitucional (están entre la
CN y las leyes). Pero el TC los puede controlar, porque asi lo establece la CN. Incluso, se puede hacer el
control de los tratados, antes de que sean aprobados e incluso después, una vez que ya formen parte del
ordenamient.
Se exige, además, que todas estas leyes o normas con fuerza de ley hayan culminado su proceso de
aprobación e integración en el OJ mediante su publicación oficial con posterioridad a la entrada en vigor
de la CE (normas postconstitucionales).
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Ni la CE, ni la LOTC aluden al control de las reformas constitucionales. Por tanto, no sería posible someterlas
a control de constitucionalidad, al menos desde una perspectiva material.
La doctrina, sin embargo, discrepa sobre si es o no viable someterlas a un control formal, a fin de verificar si
se han cumplido los requisitos procedimentales previstos en los Arts. 167 y siguientes de la CE.
El parámetro de control
La norma en relación con la cual el Tribunal ejerce el control sobre las leyes es la CE.
- No obstante, la LOTC también establece como parámetro de control de la constitucionalidad de las leyes
y normas con fuerza de ley, además de los preceptos constitucionales, las leyes que, dentro del marco
constitucional, se hubieran dictado para delimitar las competencias del Estado y las diferentes
comunidades autónomas o para regular o armonizar el ejercicio de las competencias de estas
comunidades autónomas. Es lo que se conoce, doctrinal y jurisprudencialmente, como «bloque de la
constitucionalidad».
Su previsión legal no altera, sin embargo, el parámetro que el TC debe utilizar en los procedimientos de
control de la constitucionalidad, que siguen siendo las disposiciones constitucionales; y ello porque el bloque
de la constitucionalidad no está integrado por cualquier ley que desarrolle directamente los preceptos
constitucionales, sino sólo por aquellas normas que vengan a completar el diseño competencial acogido en
el título VIII de la CE, precisamente porque es la CE la que llama a estas otras normas a completarla
(ocupando un lugar preferente los estatutos de autonomía y las leyes del art. 150 CE).
Art. 28 LOTC: «el Tribunal podrá declarar inconstitucionales por infracción del Art. 81 CE los preceptos de un
decreto-ley, decreto legislativo, ley que no haya sido aprobada con el carácter de orgánica o norma
legislativa de una comunidad autónoma en el caso de que dichas disposiciones hubieran regulado materias
reservadas a ley orgánica o impliquen modificación o derogación de una ley aprobada con tal carácter
cualquiera que sea su contenido»
- Parece indicar que la ley orgánica puede ser utilizada como parámetro de constitucionalidad de otras
leyes o normas con fuerza de ley.
Cabe señalar que también el TC ha utilizado los reglamentos parlamentarios como canon de
constitucionalidad: la infracción de sus preceptos, en cuanto subvierta la voluntad parlamentariamente
expresada, puede suponer la infracción de la CE cuando ordena los contenidos básicos y las formas de
concreción de la soberanía parlamentaria.
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RECURSO DE INCONSTITUCIONALIDAD
Es un procedimiento de control abstracto de las normas con fuerza de ley, tanto en su origen como en su
sustanciación.
En su origen, porque permite realizar una valoración de la ley en abstracto, sin tener en cuenta si esa ley se
ha aplicado o no. En su sustanciación, porque el Tribunal sólo tiene en cuenta la CE y, en su caso, el
denominado bloque de constitucionalidad. Éste, además, debe ser un enjuiciamiento en términos jurídicos.
El recurso de inconstitucionalidad no es, por tanto, un mecanismo que permita ni el control de la corrección
técnica o de utilidad de las leyes, ni el de su oportunidad.
La legitimación activa
Según la CE (art. 162.1.a), están legitimados para presentar un recurso de inconstitucionalidad:
- El presidente del Gobierno (y no el Gobierno en tanto que órgano colegiado). La legitimación, en este
caso, no está limitada: puede impugnar cualquier ley o norma con fuerza de ley.
- 50 diputados o 50 senadores. No se exige que estos parlamentarios hayan de pertenecer a un mismo
grupo parlamentario, sólo que hayan de estar representados de forma unitaria por un comisionado
nombrado al efecto.
- El Defensor del Pueblo. Respecto de éste deben hacerse dos precisiones. La primera es que sólo se
confiere al órgano estatal y no se extiende a las figuras similares existentes en las comunidades
autónomas. La segunda es que, teniendo en cuenta que ésta es una figura que en el ordenamiento
constitucional, por mandato expreso del Art. 54 de la CE, está configurada como un órgano de garantía
de los derechos de los ciudadanos, esta legitimación debería circunscribirse a la impugnación de leyes o
normas con fuerza de ley que desarrollen los derechos de los ciudadanos o los afecten.
- Los órganos colegiados ejecutivos de las CCAA y las asambleas de las mismas, que han de actuar como
órganos plenarios (no se reconoce legitimación a una fracción de los parlamentos autonómicos).
En un primer momento, se abogó por una interpretación restrictiva. Esta posición inicial partía de la premisa
de que la comunidad autónoma sólo estaba legitimada para actuar en defensa de sus intereses, equiparando
este interés a las competencias que asumía en su estatuto de autonomía.
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- Poco tiempo después, se matizó esta estricta interpretación, posibilitando el ejercicio de esta
legitimación autonómica en supuestos en los que no estaba en juego, estrictamente, una competencia
de la comunidad autónoma, sino «un ámbito propio de actuación que pudiera verse afectado por la ley
estatal».
- Y fue a partir de finales de los años ochenta cuando el Tribunal admitió que esta legitimación pudiera
actuarse en todos los supuestos en que exista una conexión material entre la ley estatal impugnada, el
ámbito competencial de la comunidad autónoma y la defensa del interés general.
Finalmente, es necesario subrayar el carácter tasado de la legitimación. Sólo los sujetos enumerados en los
Arts. 162.1.a CE y 32 LOTC pueden impugnar la constitucionalidad de una ley o norma con fuerza de ley.
El procedimiento
El plazo de interposición: El recurso de inconstitucionalidad podrá plantearse en el plazo de 3 meses a
contar desde el día siguiente al de la publicación oficial de la ley o norma con fuerza de ley.
Este plazo de interposición se amplía a 9 meses, cuando el recurso es presentado por el presidente del
Gobierno estatal contra una ley o norma con fuerza de ley de las comunidades autónomas o por los
ejecutivos autonómicos contra una ley estatal.
- Esta previsión sólo está contemplada cuando se utilice el recurso de inconstitucionalidad para dirimir
conflictos positivos de competencia originados por una norma de rango legal, y siempre y cuando se
cumplan unas condiciones previas tendentes a facilitar la conciliación entre los órganos en conflicto.
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- Así, intervienen como partes el Congreso de los Diputados, el Senado y el Gobierno estatal. En el caso
que la norma impugnada fuese autonómica, también intervendrán en el proceso el Gobierno y el
parlamento de la comunidad autónoma correspondiente.
Para que se acepte el desistimiento, entendido como la manifestación de la voluntad de retirarse del
proceso por el sujeto que ha impugnado, es necesario que las demás partes personadas no se opongan y
que el Tribunal entienda que no existe un interés constitucional que aconseja la prosecución de las
actuaciones hasta su finalización por sentencia.
La caducidad, sin embargo, como forma de terminación del proceso por inactividad imputable al
demandante, no parece que pueda tener cabida en este tipo de procesos porque si bien el Tribunal no actúa
de oficio en el control de la ley, una vez instado este control, las partes no son dueñas del proceso y prevalece
la necesidad del examen de constitucionalidad de las normas impugnadas. Por ello mismo tampoco cabe la
figura de la renuncia al ejercicio de la acción.
La cuestión de inconstitucionalidad
Finalidad: Posibilita que un juez pueda elevar al TC la duda sobre la validez constitucional de una ley que
debe aplicar para resolver el proceso que se sigue en su instancia jurisdiccional.
Sin embargo, el control de constitucionalidad que está llamado a realizar el TC por medio de la cuestión es,
al igual que en el resto de procesos analizados en el presente tema, un control abstracto que tiene como
finalidad garantizar la supremacía de la CE, expulsando del ordenamiento leyes que la contravienen.
La cuestión de inconstitucionalidad cumple, además, la función de ser un instrumento que la CE pone a
disposición de los jueces y magistrados para poder conciliar su necesario sometimiento simultáneo a la ley
(principio de legalidad) y a la CE (principio de unidad y coherencia del OJ).
La legitimación activa
La legitimación activa para plantear la cuestión de inconstitucionalidad se atribuye al órgano jurisdiccional
ordinario que conozca del caso. La decisión es únicamente de éste, sin que en ella la intervención de las
partes del proceso pueda adquirir relevancia.
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Ni la CE ni la LOTC condicionan esta legitimación del órgano jurisdiccional a ningún requisito ulterior. Ahora
bien, en la medida que es un cauce procesal que la CE confiere a los jueces y magistrados para resolver las
dudas que ellos mismos puedan tener acerca de la constitucionalidad de una ley decisiva para el fallo del
proceso, el TC ha considerado que es condición imprescindible para su planteamiento la previa existencia de
tal «proceso».
El procedimiento
La ausencia de plazo: El planteamiento de la cuestión de inconstitucionalidad no está sometido a plazo
preclusivo alguno. Será el momento de la aplicación de la ley en un proceso el determinante para elevar la
cuestión al TC.
El trámite de admisión:
Una vez presentada la cuestión de inconstitucionalidad por parte del órgano judicial, el Pleno del TC decidirá
sobre su admisión. Sin embargo, el mero planteamiento de la cuestión provocará la suspensión provisional
de las actuaciones en el proceso judicial (a quo) hasta que el Tribunal se pronuncie sobre su admisión, pero
no de la ley impugnada.
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La cuestión será rechazada si no concurren las condiciones procesales exigidas para su planteamiento o si la
misma fuera notoriamente infundada. La decisión de rechazar la admisión deberá adoptarse una vez oído el
fiscal general del Estado mediante auto motivado (art. 37.1 LOTC).
Las condiciones procesales que se examinan por el TC son las de la relevancia de la ley impugnada para la
decisión del proceso, la existencia del trámite de audiencia y la razonabilidad de la duda de
inconstitucionalidad planteada por el órgano judicial
Una vez que el Tribunal verifique que se dan las condiciones procesales y que la cuestión no es notoriamente
infundada, la decisión de admitir a trámite la cuestión de inconstitucionalidad deberá ser publicada en el
B.O. del Estado, provocando el mantenimiento de la suspensión del proceso judicial hasta que el Tribunal
resuelva definitivamente sobre la misma.
Las partes del proceso constitucional: la posibilidad de comparecencia de las partes del proceso a quo:
Admitida la cuestión por el TC, éste da traslado de la misma, a fin de poder personarse y formular las
correspondiente alegaciones, siempre y en todo caso, al Congreso de los Diputados y al Senado, al Gobierno
y al fiscal general del Estado; y al parlamento y al gobierno de la comunidad autónoma, cuando la cuestión
se hubiera planteado contra una ley o norma con fuerza de ley autonómica.
Por otro lado, «quienes sean parte en el procedimiento judicial podrán personarse ante el TC dentro de
los quince días siguientes a su publicación para formular alegaciones, en el plazo de otros quince días»
La autocuestión de inconstitucionalidad
La autocuestión de inconstitucionalidad es un procedimiento no previsto específicamente por la CE.
- Fue la LOTC la que, en su Art. 55.2, vino a disponer que «en el supuesto de que el recurso de amparo
debiera ser estimado porque, a juicio de la sala o, en su caso, la sección, la ley aplicada lesione derechos
fundamentales o libertades públicas, se elevará la cuestión al Pleno con suspensión del plazo para dictar
sentencia, de conformidad con lo prevenido en los Arts. 35 y siguientes».
La autocuestión de inconstitucionalidad no quiebra con la concepción de que el Tribunal sólo actúa a
instancia de parte.
El momento procesal oportuno para elevar la cuestión será el de la fase final de resolución del recurso de
amparo antes de dictarse sentencia estimativa; es decir, antes de dictarse una resolución que entienda que
se ha producido la lesión de un derecho fundamental por la aplicación de una ley inconstitucional.
Momento procesal --- Fase final de resolución del recurso de amparo antes de dictarse sentencia estimativa
Elevada la autocuestión al Pleno del Tribunal, se suspende el plazo para dictar sentencia en el recurso de
amparo hasta que dicho órgano plenario no resuelva sobre la constitucionalidad de la ley.
En función de cuál sea la decisión las sentencias pueden ser, básicamente, de dos tipos: estimatorias o
desestimatorias.
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Las primeras declaran la inconstitucionalidad de la norma impugnada mientras que las segundas rechazan
la pretensión, declarando la constitucionalidad de la ley o norma con fuerza de ley.