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TEMA 5 - El control constitucional de las normas con fuerza de ley

- El control constitucional de las normas con fuerza de ley


- El recurso de inconstitucionalidad
- La cuestión de inconstitucionalidad
- La autocuestión de inconstitucionalidad
- Las sentencias de los procesos de control de constitucionalidad

El control constitucional de las normas con fuerza de ley


El control de constitucionalidad constituye un juicio sobre la validez constitucional de las normas con fuerza
de ley. La CE asigna esta función a un órgano jurisdiccional específico: el TC.
La CE prevé dos mecanismos mediante los cuales se ejerce este control de constitucionalidad: el recurso de
inconstitucionalidad y la cuestión de inconstitucionalidad. La LOTC, además, añade un tercero: la
autocuestión de inconstitucionalidad.
A pesar de ser todos ellos procedimientos distintos, su articulación como instrumentos procesales dirigidos
a verificar la adecuación de las normas a la CE les hace partícipes de unos elementos comunes que se analizan
a continuación.

La función de control
La aparición de la justicia constitucional responde a la finalidad de garantizar la superioridad y supremacía
de la norma constitucional, especialmente en relación con la ley.
Los mecanismos que se contemplan para hacer posible dicho cometido persiguen la depuración del OJ. Si se
estima que la ley es contraria a la CE, será declarada inconstitucional y ello acarreará su desaparición del OJ.
Por otro lado, también es éste un juicio de naturaleza abstracta que persigue un interés público objetivo:
garantizar la primacía de la CE.

El objeto de control - Los 3 procedimientos por medio de los cuales el TC está llamado a ejercer el control de
constitucionalidad tienen un mismo objeto: la ley y las disposiciones con fuerza de ley.

¿De que normas va a conocer el Tribunal Constitucional? Leyes y normas con fuerza de ley. Incluimos las
organicas, y dentro de estas los estatutos de autonomía que son leyes organicas suis generis. Tambien
incluimos las leyes ordinarias, tanto del Estado como de las Comunidades Autonomas. Ademas las
disposiciones normativas con fuerza de ley del estado y de las CA (estas son los decretos-ley y los decretos
legislativos) y tambien los decretos parlamentarios (que utilizan las cámaras para regular su ordenamiento,
y tienen rango de ley, por tanto pueden tambien ser controlados por el TC). Asimismo, pueden ser
controlados los Tratados Internacionales, que tienen rango supralegal e infraconstitucional (están entre la
CN y las leyes). Pero el TC los puede controlar, porque asi lo establece la CN. Incluso, se puede hacer el
control de los tratados, antes de que sean aprobados e incluso después, una vez que ya formen parte del
ordenamient.

Según la LOTC (Art. 27.2) son susceptibles de declaración de inconstitucionalidad


- Estatutos de autonomía y demás leyes orgánicas
- Leyes
- Disposiciones normativas y actos del E y de las Com. Aut con fuerza de ley
- Decretos-leyes, decretos legislativos: los TTII, y los reglamentos de las cámaras parlamentarias

Se exige, además, que todas estas leyes o normas con fuerza de ley hayan culminado su proceso de
aprobación e integración en el OJ mediante su publicación oficial con posterioridad a la entrada en vigor
de la CE (normas postconstitucionales).

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Ni la CE, ni la LOTC aluden al control de las reformas constitucionales. Por tanto, no sería posible someterlas
a control de constitucionalidad, al menos desde una perspectiva material.
La doctrina, sin embargo, discrepa sobre si es o no viable someterlas a un control formal, a fin de verificar si
se han cumplido los requisitos procedimentales previstos en los Arts. 167 y siguientes de la CE.

El parámetro de control
La norma en relación con la cual el Tribunal ejerce el control sobre las leyes es la CE.
- No obstante, la LOTC también establece como parámetro de control de la constitucionalidad de las leyes
y normas con fuerza de ley, además de los preceptos constitucionales, las leyes que, dentro del marco
constitucional, se hubieran dictado para delimitar las competencias del Estado y las diferentes
comunidades autónomas o para regular o armonizar el ejercicio de las competencias de estas
comunidades autónomas. Es lo que se conoce, doctrinal y jurisprudencialmente, como «bloque de la
constitucionalidad».

Su previsión legal no altera, sin embargo, el parámetro que el TC debe utilizar en los procedimientos de
control de la constitucionalidad, que siguen siendo las disposiciones constitucionales; y ello porque el bloque
de la constitucionalidad no está integrado por cualquier ley que desarrolle directamente los preceptos
constitucionales, sino sólo por aquellas normas que vengan a completar el diseño competencial acogido en
el título VIII de la CE, precisamente porque es la CE la que llama a estas otras normas a completarla
(ocupando un lugar preferente los estatutos de autonomía y las leyes del art. 150 CE).

Art. 28 LOTC: «el Tribunal podrá declarar inconstitucionales por infracción del Art. 81 CE los preceptos de un
decreto-ley, decreto legislativo, ley que no haya sido aprobada con el carácter de orgánica o norma
legislativa de una comunidad autónoma en el caso de que dichas disposiciones hubieran regulado materias
reservadas a ley orgánica o impliquen modificación o derogación de una ley aprobada con tal carácter
cualquiera que sea su contenido»
- Parece indicar que la ley orgánica puede ser utilizada como parámetro de constitucionalidad de otras
leyes o normas con fuerza de ley.

El TC ha considerado, sin embargo, que el concepto de «bloque de la constitucionalidad» debe quedar


reservado al núcleo distribuidor de competencias entre el Estado y las comunidades autónomas,
excluyéndose del mismo las leyes orgánicas que no integren este núcleo.

Cabe señalar que también el TC ha utilizado los reglamentos parlamentarios como canon de
constitucionalidad: la infracción de sus preceptos, en cuanto subvierta la voluntad parlamentariamente
expresada, puede suponer la infracción de la CE cuando ordena los contenidos básicos y las formas de
concreción de la soberanía parlamentaria.

La legitimación: exclusividad de la intervención pública


Sólo los órganos públicos o fracciones de estos órganos –y no las personas privadas o particulares– están
legitimados para instar el control de constitucionalidad de las leyes o normas con fuerza de ley.
- El fundamento último de tal exclusión radica en que no son, en ningún caso, procedimientos en que se
resuelvan pretensiones subjetivas, sino cuestiones de interés público objetivo como la de garantizar la
primacía de la CE.

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RECURSO DE INCONSTITUCIONALIDAD
Es un procedimiento de control abstracto de las normas con fuerza de ley, tanto en su origen como en su
sustanciación.
En su origen, porque permite realizar una valoración de la ley en abstracto, sin tener en cuenta si esa ley se
ha aplicado o no. En su sustanciación, porque el Tribunal sólo tiene en cuenta la CE y, en su caso, el
denominado bloque de constitucionalidad. Éste, además, debe ser un enjuiciamiento en términos jurídicos.
El recurso de inconstitucionalidad no es, por tanto, un mecanismo que permita ni el control de la corrección
técnica o de utilidad de las leyes, ni el de su oportunidad.

Procedimiento de control abstracto


- Origen: No tiene en cuenta si la ley se ha aplicado o no
- Sustanciación: Solo tiene en cuenta la Constitucion y en su caso el bloque de constitucionalidad

Las anteriores consideraciones son susceptibles de alguna matización cuando el recurso de


inconstitucionalidad es utilizado como un cauce procesal para resolver conflictos positivos de competencias
entre el Estado y las comunidades autónomas que tienen su origen en una norma con fuerza de ley.
- En estos supuestos no existe naturaleza abstracta en el recurso porque sólo puede ser promovido contra
una ley o norma con fuerza de ley por quien reclama una competencia como propia y porque el Tribunal
ha de pronunciarse sobre a quién corresponde la competencia debatida.

La legitimación activa
Según la CE (art. 162.1.a), están legitimados para presentar un recurso de inconstitucionalidad:
- El presidente del Gobierno (y no el Gobierno en tanto que órgano colegiado). La legitimación, en este
caso, no está limitada: puede impugnar cualquier ley o norma con fuerza de ley.
- 50 diputados o 50 senadores. No se exige que estos parlamentarios hayan de pertenecer a un mismo
grupo parlamentario, sólo que hayan de estar representados de forma unitaria por un comisionado
nombrado al efecto.
- El Defensor del Pueblo. Respecto de éste deben hacerse dos precisiones. La primera es que sólo se
confiere al órgano estatal y no se extiende a las figuras similares existentes en las comunidades
autónomas. La segunda es que, teniendo en cuenta que ésta es una figura que en el ordenamiento
constitucional, por mandato expreso del Art. 54 de la CE, está configurada como un órgano de garantía
de los derechos de los ciudadanos, esta legitimación debería circunscribirse a la impugnación de leyes o
normas con fuerza de ley que desarrollen los derechos de los ciudadanos o los afecten.
- Los órganos colegiados ejecutivos de las CCAA y las asambleas de las mismas, que han de actuar como
órganos plenarios (no se reconoce legitimación a una fracción de los parlamentos autonómicos).

La LOTC condiciona su ejercicio a un doble requisito:


1- Que los actos legales que se quieran impugnar sean estatales y que, además, «puedan afectar a su propio
ámbito de autonomía» (art. 32.2 LOTC).
2- Relativo a la afectación del ámbito de autonomía, ha ido modulando su alcance literal, gracias a la
interpretación realizada por el mismo TC.

En un primer momento, se abogó por una interpretación restrictiva. Esta posición inicial partía de la premisa
de que la comunidad autónoma sólo estaba legitimada para actuar en defensa de sus intereses, equiparando
este interés a las competencias que asumía en su estatuto de autonomía.
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- Poco tiempo después, se matizó esta estricta interpretación, posibilitando el ejercicio de esta
legitimación autonómica en supuestos en los que no estaba en juego, estrictamente, una competencia
de la comunidad autónoma, sino «un ámbito propio de actuación que pudiera verse afectado por la ley
estatal».
- Y fue a partir de finales de los años ochenta cuando el Tribunal admitió que esta legitimación pudiera
actuarse en todos los supuestos en que exista una conexión material entre la ley estatal impugnada, el
ámbito competencial de la comunidad autónoma y la defensa del interés general.

Finalmente, es necesario subrayar el carácter tasado de la legitimación. Sólo los sujetos enumerados en los
Arts. 162.1.a CE y 32 LOTC pueden impugnar la constitucionalidad de una ley o norma con fuerza de ley.

El procedimiento
El plazo de interposición: El recurso de inconstitucionalidad podrá plantearse en el plazo de 3 meses a
contar desde el día siguiente al de la publicación oficial de la ley o norma con fuerza de ley.

Este plazo de interposición se amplía a 9 meses, cuando el recurso es presentado por el presidente del
Gobierno estatal contra una ley o norma con fuerza de ley de las comunidades autónomas o por los
ejecutivos autonómicos contra una ley estatal.
- Esta previsión sólo está contemplada cuando se utilice el recurso de inconstitucionalidad para dirimir
conflictos positivos de competencia originados por una norma de rango legal, y siempre y cuando se
cumplan unas condiciones previas tendentes a facilitar la conciliación entre los órganos en conflicto.

El trámite de admisión: La LOTC no contempla expresamente un trámite de admisión.


A pesar de ello, el TC ha considerado que esta falta de previsión no impide un examen de la demanda, bien
mediante la apertura del correspondiente incidente bien en la sentencia que resuelva el recurso, a fin de
comprobar los requisitos exigidos para la demanda por el Art. 33.1 LOTC: identidad y circunstancias de la
persona u órgano que la presenta, la disposición o disposiciones legales impugnadas y el precepto
constitucional que se entiende vulnerado.
- En relación con este último, el TC exige que se formule una mínima argumentación fáctica y jurídica
acerca de los motivos que, en su caso, determinarían la inconstitucionalidad de la norma recurrida.
- La admisión a trámite del recurso no implica la suspensión de la vigencia y aplicación de la ley impugnada,
salvo en el supuesto que el Gobierno estatal, por medio de su presidente, impugne leyes o normas con
fuerza de ley de las comunidades autónomas.
- Cuando así fuere la suspensión automática tendrá una duración máxima de cinco meses. En este período
el Tribunal podrá decidir levantarla o ratificarla, teniendo en cuenta los intereses implicados y los
perjuicios de difícil o imposible reparación que puedan producirse por el mantenimiento o levantamiento
de la suspensión.

Las partes del proceso constitucional:


- La posibilidad de personarse en el proceso constitucional y de realizar las alegaciones que se estimen
pertinentes se atribuye sólo a órganos públicos que el Art. 34.1 LOTC enumera de forma tasada.

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- Así, intervienen como partes el Congreso de los Diputados, el Senado y el Gobierno estatal. En el caso
que la norma impugnada fuese autonómica, también intervendrán en el proceso el Gobierno y el
parlamento de la comunidad autónoma correspondiente.

Las formas de finalización del proceso:


- Lo habitual es que el proceso finalice con una sentencia en la que el TC decida sobre el fondo de las
pretensiones, estimando o desestimando la inconstitucionalidad de la norma impugnada.
- Existen, no obstante, otras formas de concluir el proceso que no conllevan un pronunciamiento sobre el
fondo. Además de la decisión de rechazar la admisión inicial del recurso, el Art. 86.1 de la LOTC
contempla el desistimiento y la caducidad, a las que debe añadirse la renuncia.

Para que se acepte el desistimiento, entendido como la manifestación de la voluntad de retirarse del
proceso por el sujeto que ha impugnado, es necesario que las demás partes personadas no se opongan y
que el Tribunal entienda que no existe un interés constitucional que aconseja la prosecución de las
actuaciones hasta su finalización por sentencia.

La caducidad, sin embargo, como forma de terminación del proceso por inactividad imputable al
demandante, no parece que pueda tener cabida en este tipo de procesos porque si bien el Tribunal no actúa
de oficio en el control de la ley, una vez instado este control, las partes no son dueñas del proceso y prevalece
la necesidad del examen de constitucionalidad de las normas impugnadas. Por ello mismo tampoco cabe la
figura de la renuncia al ejercicio de la acción.

Formas de finalización del proceso


- Estimación
- Desestimación
- Rechazar admisión inicial del recurso
- Desistimiento
- Caducidad
- Renuncia

La cuestión de inconstitucionalidad
Finalidad: Posibilita que un juez pueda elevar al TC la duda sobre la validez constitucional de una ley que
debe aplicar para resolver el proceso que se sigue en su instancia jurisdiccional.

Éste es un procedimiento que, a diferencia del recurso directo de inconstitucionalidad, se plantea en el


momento de aplicación de la ley por parte de los tribunales o jueces ordinarios. Tiene, por tanto, un origen
concreto.

Sin embargo, el control de constitucionalidad que está llamado a realizar el TC por medio de la cuestión es,
al igual que en el resto de procesos analizados en el presente tema, un control abstracto que tiene como
finalidad garantizar la supremacía de la CE, expulsando del ordenamiento leyes que la contravienen.
La cuestión de inconstitucionalidad cumple, además, la función de ser un instrumento que la CE pone a
disposición de los jueces y magistrados para poder conciliar su necesario sometimiento simultáneo a la ley
(principio de legalidad) y a la CE (principio de unidad y coherencia del OJ).

La legitimación activa
La legitimación activa para plantear la cuestión de inconstitucionalidad se atribuye al órgano jurisdiccional
ordinario que conozca del caso. La decisión es únicamente de éste, sin que en ella la intervención de las
partes del proceso pueda adquirir relevancia.

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Ni la CE ni la LOTC condicionan esta legitimación del órgano jurisdiccional a ningún requisito ulterior. Ahora
bien, en la medida que es un cauce procesal que la CE confiere a los jueces y magistrados para resolver las
dudas que ellos mismos puedan tener acerca de la constitucionalidad de una ley decisiva para el fallo del
proceso, el TC ha considerado que es condición imprescindible para su planteamiento la previa existencia de
tal «proceso».

El procedimiento
La ausencia de plazo: El planteamiento de la cuestión de inconstitucionalidad no está sometido a plazo
preclusivo alguno. Será el momento de la aplicación de la ley en un proceso el determinante para elevar la
cuestión al TC.

La fase previa en la instancia judicial ordinaria:


- La cuestión de inconstitucionalidad inicia su tramitación en la jurisdicción ordinaria: es en la sede de un
proceso judicial concreto (juicio a quo) en el que puede plantearse la cuestión, siendo el momento
procesal oportuno el período de tiempo comprendido entre la finalización del proceso y antes de dictar
sentencia (art. 35.2 LOTC).
- La decisión de plantear la cuestión de inconstitucionalidad corresponde al órgano judicial, de oficio o a
instancia de alguna de las partes. Con carácter previo al planteamiento de la cuestión, que corresponde
en exclusiva al órgano judicial, éste debe oír a las partes del proceso a quo y al ministerio fiscal para que
en el plazo de diez días puedan realizar cuantas alegaciones deseen sobre la pertinencia de plantear la
cuestión de inconstitucionalidad o sobre el fondo de la misma.
- Una vez satisfecho este trámite, el juez decidirá mediante auto. En él se resolverá o bien promover la
cuestión de inconstitucionalidad, o bien denegar la petición que haya realizado alguna de las partes del
proceso para su planteamiento. En cualquier caso, este auto es inapelable. Ahora bien, en este último
supuesto, no se impide que en otras instancias cualquiera de las partes del proceso pueda volver a
solicitar su planteamiento sobre la misma ley.

Si el juez decide elevar la cuestión de inconstitucionalidad, en el auto, además de identificar el precepto


constitucional que se supone infringido, se deberá concretar la ley o norma con fuerza de ley cuya
constitucionalidad se cuestione y especificar o justificar en qué medida la decisión del proceso depende de
la validez de la norma que se cuestiona. Igualmente, deberá acompañarse el testimonio de los autos
principales y de las alegaciones que se hayan realizado en el trámite de la audiencia.

El trámite de admisión:
Una vez presentada la cuestión de inconstitucionalidad por parte del órgano judicial, el Pleno del TC decidirá
sobre su admisión. Sin embargo, el mero planteamiento de la cuestión provocará la suspensión provisional
de las actuaciones en el proceso judicial (a quo) hasta que el Tribunal se pronuncie sobre su admisión, pero
no de la ley impugnada.

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La cuestión será rechazada si no concurren las condiciones procesales exigidas para su planteamiento o si la
misma fuera notoriamente infundada. La decisión de rechazar la admisión deberá adoptarse una vez oído el
fiscal general del Estado mediante auto motivado (art. 37.1 LOTC).

Las condiciones procesales que se examinan por el TC son las de la relevancia de la ley impugnada para la
decisión del proceso, la existencia del trámite de audiencia y la razonabilidad de la duda de
inconstitucionalidad planteada por el órgano judicial

Una vez que el Tribunal verifique que se dan las condiciones procesales y que la cuestión no es notoriamente
infundada, la decisión de admitir a trámite la cuestión de inconstitucionalidad deberá ser publicada en el
B.O. del Estado, provocando el mantenimiento de la suspensión del proceso judicial hasta que el Tribunal
resuelva definitivamente sobre la misma.

Las partes del proceso constitucional: la posibilidad de comparecencia de las partes del proceso a quo:
Admitida la cuestión por el TC, éste da traslado de la misma, a fin de poder personarse y formular las
correspondiente alegaciones, siempre y en todo caso, al Congreso de los Diputados y al Senado, al Gobierno
y al fiscal general del Estado; y al parlamento y al gobierno de la comunidad autónoma, cuando la cuestión
se hubiera planteado contra una ley o norma con fuerza de ley autonómica.
Por otro lado, «quienes sean parte en el procedimiento judicial podrán personarse ante el TC dentro de
los quince días siguientes a su publicación para formular alegaciones, en el plazo de otros quince días»

La autocuestión de inconstitucionalidad
La autocuestión de inconstitucionalidad es un procedimiento no previsto específicamente por la CE.
- Fue la LOTC la que, en su Art. 55.2, vino a disponer que «en el supuesto de que el recurso de amparo
debiera ser estimado porque, a juicio de la sala o, en su caso, la sección, la ley aplicada lesione derechos
fundamentales o libertades públicas, se elevará la cuestión al Pleno con suspensión del plazo para dictar
sentencia, de conformidad con lo prevenido en los Arts. 35 y siguientes».
La autocuestión de inconstitucionalidad no quiebra con la concepción de que el Tribunal sólo actúa a
instancia de parte.

El legislador toma en consideración la existencia de los órganos en que se estructura internamente el


Tribunal (secciones, salas y Pleno) y posibilita su planteamiento por un órgano interno (sala o sección)
distinto al que está llamado a resolver los procesos de constitucionalidad contra leyes o normas con fuerza
de ley (Pleno) con la finalidad de poder resolver aquellos supuestos en los que la aplicación de una ley
inconstitucional genere una lesión de derechos fundamentales.

El momento procesal oportuno para elevar la cuestión será el de la fase final de resolución del recurso de
amparo antes de dictarse sentencia estimativa; es decir, antes de dictarse una resolución que entienda que
se ha producido la lesión de un derecho fundamental por la aplicación de una ley inconstitucional.

Momento procesal --- Fase final de resolución del recurso de amparo antes de dictarse sentencia estimativa
Elevada la autocuestión al Pleno del Tribunal, se suspende el plazo para dictar sentencia en el recurso de
amparo hasta que dicho órgano plenario no resuelva sobre la constitucionalidad de la ley.

Las sentencias de los procesos de control de constitucionalidad


El contenido de las sentencias: sentencias estimatorias y desestimatorias de la inconstitucionalidad

En función de cuál sea la decisión las sentencias pueden ser, básicamente, de dos tipos: estimatorias o
desestimatorias.

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Las primeras declaran la inconstitucionalidad de la norma impugnada mientras que las segundas rechazan
la pretensión, declarando la constitucionalidad de la ley o norma con fuerza de ley.

- Las sentencias estimatorias declaran la nulidad de las disposiciones que se consideren


inconstitucionales. Esta declaración de nulidad podrá extenderse, además, a otros preceptos del mismo
texto legal impugnado que no habiéndose recurrido guarden una conexión material con las disposiciones
declaradas inconstitucionales.
- Es regla general que la declaración de nulidad que lleva aparejada la inconstitucionalidad de la norma se
retrotraiga al momento de su entrada en vigor (efectos ex tunc).
- Ello no obstante, el Art. 40 LOTC dispone que las sentencias declaratorias de inconstitucionalidad «no
permitirán revisar procesos fenecidos mediante sentencia con fuerza de cosa juzgada en que se haya
hecho aplicación de las leyes, disposiciones o actos inconstitucionales, salvo en el caso de los procesos
penales o contencioso-administrativos referentes a un procedimiento sancionador en que, como
consecuencia de la nulidad de la norma aplicada, resulte una reducción de la pena o de la sanción, o una
exclusión, exención o limitación de la responsabilidad».
- Además de la excepción prevista también el propio Tribunal ha limitado en ocasiones los efectos ex tunc
de sus sentencias estimatorias, declarando la nulidad con efectos ex nunc, esto es, con efectos
producidos a partir de la publicación de la propia sentencia.
- Incluso, en otras, ha llegado a declarar la inconstitucionalidad de la norma enjuiciada pero no su nulidad,
pues de lo contrario se irrogarían «graves perjuicios y perturbaciones […] a los intereses generales».
- Las sentencias desestimatorias confirman la adecuación a la CE de la disposición legal impugnada.
- Pero el hecho de que el Tribunal declare su constitucionalidad no supone que aquélla sea irrevisable. En
este sentido, el Art. 38.2 LOTC establece sólo que dicho tipo de sentencias desestimatorias impedirá
cualquier planteamiento ulterior de la cuestión por la misma vía.
Nada impide que por medio de una cuestión de inconstitucionalidad el Tribunal vuelva a enjuiciar una
norma cuya constitucionalidad fue ya declarada en un anterior recurso de inconstitucionalidad.

Las sentencias interpretativas


Con las sentencias interpretativas, el TC rompe el binomio inconstitucionalidad-nulidad y, estimando la
inconstitucionalidad de una norma en su sentido originario, la declara constitucional siempre y cuando sea
aplicada en el sentido que fija el propio TC. Se distinguen varios tipos de sentencias interpretativas en función
de cuál sea el resultado de esa interpretación:
- Sentencias meramente interpretativas. En ellas el Tribunal selecciona, entre las diversas interpretaciones
posibles, aquélla que es conforme a la CE, salvando la inconstitucionalidad de la ley enjuiciada pero sólo
en la medida que sea aplicada en el sentido indicado por el Tribunal.
- Sentencias de mera inconstitucionalidad. Son aquéllas que, aún declarando la inconstitucionalidad de la
norma enjuiciada, el Tribunal no impone su nulidad, sino que opta por realizar advertencias,
recomendaciones o mandatos al legislador para que modifique la ley en un plazo determinado.
- Sentencias manipulativas. En este tipo de pronunciamientos el Tribunal no se limita sólo a una
interpretación conforme de la ley sino que introduce nuevas normas en el ordenamiento y supera su
función estrictamente constitucional para convertirse en un verdadero legislador positivo.
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Valor y efectos de las sentencias
Las sentencias recaídas en los procesos de constitucionalidad contra leyes o normas con fuerza de ley tienen
valor de cosa juzgada, vinculan a todos los poderes públicos y producen efectos generales desde la fecha de
su publicación en el B.O. del Estado (art. 164 CE, desarrollado por los arts. 38 y siguientes de la LOTC).
- De acuerdo con los Arts. 164.1 CE y 93.1 LOTC, todas las sentencias del TC producen el efecto de cosa
juzgada formal, pues contra ellas no cabe recurso alguno.
- En cuanto al efecto de cosa juzgada material, es sólo atribuible a las sentencias que resuelvan sobre el
fondo del litigio y en las que su alcance se reconduzca al fallo contenido en las mismas.
- Por otra parte, es indiscutible que las sentencias del TC producen el efecto de cosa juzgada material
respecto de los demás Tribunales; pero respecto del propio TC, si bien parece claro en lo que se refiere
a las sentencias estimatorias de la constitucionalidad, en el caso de las sentencias desestimatorias queda
en manos del Tribunal, de forma que si se vuelve a cuestionar ante él una norma declarada constitucional
podrá desestimar la demanda por efecto de cosa juzgada material o bien entrar en el fondo del asunto
si considera necesario un cambio de su línea jurisprudencial.
- La vinculación a los poderes públicos se extiende a los fundamentos del fallo y obliga a todos los poderes
públicos, estén o no legitimados para intervenir en dichos procesos. Esta especial vinculación a las
sentencias del TC es directa consecuencia de su carácter de intérprete supremo de la CE.
- Finalmente, con la declaración de los efectos generales, conocida como eficacia erga omnes, se hace
referencia a que las sentencias que declaran la inconstitucionalidad de una disposición legal vienen a
rellenar el vacío creado por la ausencia de la norma declarada inconstitucional, de ahí que tenga una
eficacia transformadora del OJ.

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