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12 EL MUNDO / UVE / MARTES 26 DE AGOSTO DE 2008

FOLLETÓN (1)

> ESPÍAS PSÍQUICOS


M
Si usted es de los que no ha salido de vacaciones, tal vez halle consuelo en un viejo don místico:
la bilocación o capacidad de estar en dos sitios a la vez. De esto trata la nueva serie de UVE

El viajero que se salió del cuerpo


Por Javier Sierra

SEQUEIROS

Supe por qué aquel lugar lleva décadas Sabía que esa mañana su amigo estaría en ca-
ma, convaleciente de una enfermedad. Se da-
con su hija y una joven amiga. Incluso admitió
haber sentido un extraño pellizco.
ría un paseo por su casa, husmearía en su Experiencias como ésas fueron recogidas
fascinando a los llamados «exploradores dormitorio y sorprendería después al doctor en Viajes fuera del cuerpo. Al año siguiente, y
con los detalles de su paseo virtual. Lo que no animado por sus lectores, Monroe decidió
esperaba Monroe es que cuando voló hasta el que había llegado el momento de sistematizar
de la conciencia» en cuanto lo tuve delante. domicilio de su amigo, se lo encontró saliendo su investigación y poner sus hallazgos al ser-
de casa en compañía de su mujer. «Me quedé vicio de la ciencia. Varios expertos se entre-
El condado norteamericano de Nelson... flotando delante de ellos, haciéndoles gestos
con la mano, procurando llamar su atención
vistaron con él, y algunos, como Charles Tart
de la Universidad de Virginia, llegaron inclu-
...es un paraíso de suaves colinas cubiertas de le hubiera agarrotado. Aquel primer síntoma en vano», recordaría más tarde. Aquella mis- so a realizar pruebas a Monroe en sus labora-
bosques frondosos y escasamente poblados, a remitió, pero le llamó la atención que, poco ma noche telefoneó a los Bradshaw, y al pre- torios con resultados alentadores. Aquel
sólo cuatro horas en coche de Washington después, a menudo, cuando se tumbaba a guntar por el enfermo y lo que había hecho hombre menudo, nervioso, con don de gentes
DC. Allí se retiraron personajes como Eliza- dormitar, notaba cómo su cuerpo comenzaba esa tarde, se quedó de una pieza. «Su mujer y capacidad innata para los negocios, demos-
beth Kübler Ross o Robert Monroe con la in- a sacudirse. Era una «vibración» extraña, me dijo que a eso de las 16.25 horas habían tró poder ver cosas y personas en habitacio-
tención de entregarse a sus peculiares queha- constante, que le urgió ponerse en manos de salido de casa (…). Bradshaw había decidido nes contiguas a la que él ocupaba para dor-
ceres. En España todavía son minoría los que doctores en busca de síntomas epilépticos, tu- que le sentaría bien un poco de aire fresco». mir. Todo, bajo un estricto control científico.
conocen su trabajo. La primera fue una psi- mores cerebrales o alteraciones nerviosas. Experiencias similares lo convencieron de El Instituto que creó con su nombre en
quiatra que se especializó en todo lo relativo Ninguno fue capaz de erradicar el problema. que, fuera lo que fuese en lo que se había me- 1972 centralizó sus investigaciones y descu-
al buen morir. Su labor con pacientes mori- Un buen día, después de una charla con un tido, era mucho más que un juego. Ese Se- brió que lo que a él le sucedía no era, en abso-
bundos la llevó a reflexionar sobre los meca- psicólogo amigo suyo, el doctor Bradshaw, gundo Cuerpo, al que no siempre era capaz luto, una excepción.
nismos del final de la vida. Falleció en agosto decidió dejarse llevar por aquella sensación y de dar órdenes, llegó a protagonizar otras cu- Por desgracia, cuando llegué a su organi-
de 2004 dejándonos más de una veintena de tratar de llegar al fondo del asunto. Al echar la riosísimas experiencias. Una tarde de agosto zación para investigar aquellos vuelos, Mon-
libros y el convencimiento de que dentro de siesta, notó otra vez aquella incómoda con- de 1963, por ejemplo, Robert Monroe quiso roe ya había muerto. Muy atentos, su hijastra
nosotros hay un alma inmortal. En cuanto al vulsión. Se percató de que en ese estado po- volar hasta la casa de la playa de una amiga Scooter, otros dos hombres y sus esposas, me
segundo, lejos de filosofar con la existencia día mover el brazo. Muy despierto, primero suya. La sorprendió charlando con dos ado- invitaron a cenar en una cabaña cercana y po-
del alma, dedicó toda su vida a jugar con ella. articuló un dedo, luego otro, y luego, con na- lescentes y aunque también trató de hacerse nerme al día de lo que habían supuesto sus
El año que yo nací, Robert Monroe publicó turalidad, hurgó en la moqueta, la atravesó, y visible ante ellas y dejarlas en alguna prueba cinco décadas de trabajo. Y allí, sentados en
un libro revolucionario que tituló Viajes fuera tras ella cruzó el suelo de madera, y el hormi- una terraza colgada entre árboles gigantes,
del cuerpo, y del que se vendieron, sólo en Es- gón que le separaba del techo de la planta in- me contaron algo que me sobrecogió de ve-
tados Unidos, un millón de copias. Aquel ferior. ¡Era capaz de atravesar la materia! ras: esas experiencias de apariencia naíf cap-
1971, su autor trabajaba como productor de Los siguientes pasos del nuevo atraviesa- taron la atención del Departamento de Defen-
programas de radio en la Costa Este, era due-
ño de varias emisoras, dirigía una oficina en
muros llegaron enseguida. Monroe parecía
capaz de salirse fuera de su propio cuerpo. In-
Monroe llamó al sujeto sa de los Estados Unidos durante la Guerra
Fría. «Si alguien podía atravesar muros o ver
la neoyorquina Madison Avenue y se había cluso se dio cuenta de que en realidad era un cosas sin ser visto, ¿por qué no instruir a otros
especializado en la física del sonido. En resu- doble, una especie de otro yo etéreo, el que de sus viajes astrales para que hicieran lo mismo al servicio del Go-
men, encarnaba al prototipo del self made podía volar hasta el techo o vulnerar las leyes bierno?», dijo Scooter. Recuerdo las sonrisas
man americano; un tipo materialista y muy de la física. Era de locos, pero, durante meses,
Monroe se entregó al juego. Sus salidas dura-
‘Segundo Cuerpo’... cómplices de los reunidos. Dos de ellos no tar-
darían en identificarse como antiguos oficia-
ajeno a todo lo que oliera a espiritualidad.
Monroe, de hecho, fue de los que superó el ban poco, a veces segundos, pero enseguida les de inteligencia instruidos por Monroe. Y
crack de la Bolsa de 1929, se construyó su pri- logró cierta destreza para inspeccionar regio- Pero, ¿era eso su alma? allí, frente a los cafés, me contaron cómo em-
mer coche de carreras con piezas de chatarre- nes cada vez más alejadas. Nuestro hombre pezó el Tío Sam a interesarse por los viajes
ría e incluso tuvo su propia avioneta privada. llamaría a aquel doble su Segundo Cuerpo. astrales. Fue a principios de 1977 cuando uno
Pero, en la primavera de 1958, algo turbó Pero, ¿era eso el alma? de mis anfitriones, el entonces teniente llama-
aquella vida cartesiana y materialista. Aún a riesgo de que lo tomaran por chifla- do Fred Holmes Atwater, pidió cita a Monroe.
Como buen curioso, Monroe llevaba algún do, el respetable businessman comenzó a to- –Le contaré exactamente lo que pasó–
tiempo interesado en cuestiones de moda co- mar nota minuciosa de lo que veía durante anunció.
mo los biorritmos o la posibilidad de aprender sus escapadas. Al principio no supo decir si de su paso, se vio impotente. Al irse, intentó
durante las horas del sueño escuchando gra- eran sólo producto de su imaginación, hasta algo nuevo: la pellizcó. «Ella gritó: ‘¡Ay!’, y yo Javier Sierra, autor de ‘La cena secreta’ y ‘La
baciones. Una mañana, después del desayu- que, en septiembre de 1958, su percepción retrocedí sorprendido», explicó. «La verdad dama azul’, dedica sus esfuerzos a investigar enig-
no, tras haber oído una de esas cintas, empe- cambió para siempre: Monroe decidió disfru- es que no esperaba poder tocarla siquiera». mas del pasado supuestamente nunca aclarados.
zó a sentirse mal. Sintió una fuerte presión en tar con su nueva habilidad y quiso que su Se- Tres días más tarde, Monroe telefoneó a su
el pecho, como si algún músculo del tórax se gundo Cuerpo visitara al doctor Bradshaw. amiga, que reconoció haber pasado esa tarde Mañana: ‘El perfecto 007’

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