Está en la página 1de 6

Notas _Impericia médica _MRO

1. Guzmán v. Silén, 86 DPR 532 (1962)

Caso de impericia en el área dental. El paciente Guzmán había sufrido una fístula a partir de
una extracción de una muela en el lado izquierdo. El Dr. Silén intentó 6 veces sanar la herida
repitiendo el mismo proceso de limpieza. Luego de semanas de agonía, el paciente recurrió a
otro médico, el Dr. Dávila, cirujano reconocido, el cual le curó casi al 100% luego de un
tratamiento. Guzmán demanda a Silén por daños y perjuicios a causa de no haberle tratado
con diligencia y por no haberlo referido a un especialista.

El TPI halló con lugar la demanda, imputando $3,000 de pago. TSPR confirma.

En cuestión de principios, el TS comienza detallando que los médicos --incluyendo a los


dentistas—tienen el deber de ejercer “debido cuidado”. Parte de las normas de cuidado, dice
TS, deberá ser que un médico incapaz de atender a su paciente tiene que referirlo a uno
capacitado. La causalidad en estos casos se determina igual que en otros. En este caso, el Dr.
Silén incumplió, y su negligencia fue causa de los daños del demandante.

2. Oliveros v. Abreu, 101 DPR 209 (1973)

Muerte de una menor luego de ser operada de las amígdalas. ***No se realizó una autopsia.
TPI desestimó la demanda.

***Los records médicos de la menor habían sido alterados.

Reglamente de hospitales 24 LPRA 332 a: “los hospitales llevarán récords completos y exactos
de cada paciente”; (b) “inmediatamente después de una operación, el médico anotará en el
récord [todo detalle de la operación]”; (c) “el récord del paciente debe incluir . . . la fecha de
ingreso”. (d) “los pacientes que estén bajo la influencia de anestesia general o intrarraquídea
serán atendidos constantemente por una enfermera, hasta que hayan recobrado la conciencia
o hayan pasado los efectos de la anestesia”; (e) “No se operará bajo anestesia general. . . al
menos se le haya hecho al paciente un examen físico que incluya placas de pecho . . .o de
enfermedad cardiaca y un análisis de orina con pruebas de albumina y azúcar”; (f) todo el que
sepa de una muerte en 24 horas deberá informarlo a la policía, a un juez, o a un fiscal.

Norma mínima de atención médica:

i. Se elimina la norma de la comunidad como criterio. Esta determinaba el criterio


salubrista a seguir según la práctica común regional.
ii. Los errores de juicio del médico son aceptables como defensa en los siguientes
escenarios (1) cuando hay duda razonable sobre la condición del paciente, ***(2)
cuando las autoridades médicas están dividas en cuanto al procedimiento idóneo y (3)
cuando el diagnóstico es producto del esfuerzo a conciencia del médico.
iii. Los hospitales deberán ejercer el mismo grado de cuidado que una persona prudente y
razonable.
iv. [Entiendo que a falta de res ipsa loquitur, procede evidencia circunstancial].

Cita importante del TS:


Entendemos que el cirujano . . . incurrió en negligencia. Su responsabilidad . . . no estaba
limitada al acto preciso [de la operación]. [E]ra su deber cerciorarse de que se habían
realizado todos los exámenes preoperatorios necesarios. [E]ntendemos que dejó de
cumplir con su deber al no atender adecuadamente a la paciente inmediatamente después
de la operación, abandonado el hospital sin que esta todavía hubiera recobrado
conocimiento.

Se ordenan 50,000 por torts y 3,000 por honorarios.

3. Morales v. Hospitales Matilde Brenes 102 DPR 188 (1974)

***Aplicación de Oliveros. En este caso, se le diagnosticó gastroenteritis a una menor y


descartó otra posibilidad. Pese a la reocurrencia de los síntomas, el Dr. no alteró su dictamen.
Unos días después atendió otro médico, el cual le encontró apendicitis. La condición de la
paciente había empeorado severamente debido al diagnóstico tardío.

El TPI condenó al Dr. Torees y al Hospital Matilde Brenes a pagar solidariamente 39,000 por el
maldiagnóstico de la menor María Morales.

Principio de responsabilidad: “[e]l criterio de razonabilidad supone, sin embargo, que el


médico efectúe todos los exámenes necesarios para llegar a un diagnóstico correcto. Tiene el
deber de hacer un esfuerzo honesto y concienzudo para enterarse de los síntomas y de la
condición del paciente”.

4. Medina vda. de López v. ELA 104 DPR 178 (1975)

¿Cuándo responde el ELA por las actuaciones de un hospital? No se responde en este caso.

Caso de paciente anciano que fue internado en Centro Médico. Aquí, fue sometido a varios
procesos, entre estos dos enemas de agua y una sigmoidoscopia sin problema. Al tratar de
introducirle enema de bario, el paciente se agitó, se arrancó el equipo que tenía introducido
en el ano. Luego, cuando fue trasladado al Presbisteriano, falleció de una peritonitis causada
por el bario introducido que llegó a la cavidad abdominal. El bario entró de la cánula a la
cavidad abdominal. Hay 4 posibles causas de estos; a falta de prueba, no hay negligencia del
hospital.

Existe una presunción general a favor del experto de la salud, la cual deberá ser rebatida por la
preponderancia de prueba. Es decir, debe mostrarse la negligencia y su carácter de causa
adecuada.

5. Toro Aponte v. ELA 142 DPR 464 (1997)

Los cirujanos dejaron una gasa dentro del abdomen de la demandante luego de practicar una
cesárea. Esto después que la enfermera confirmó erróneamente que se encontraba todo el
equipo fuera. Luego de esto, la paciente comenzó a sentirse grave en el área abdominal. El Dr.
aminoró esas quejas y le receto analgésicos. Luego de repetidas instancias de desatender las
quejas de su paciente –incluso esta teniendo un sonograma –la paciente recluyó a otro
médico, el cual encontró la gasa, la cual al ser removida perforó el intestino grueso. La
paciente tuvo que ser operada y estuvo diez meses con la bolsa para las heces. Sufrió daños
severos en su vida personal y familiar. TPI ordenó 112,500 y encontró a los médicos 75%
responsable, 25% al ELA.

¿Quién tuvo el grado mayor de responsabilidad? El médico, según el TSPR. Los médicos no
delegan su responsabilidad a sus asistentes, deberán ser cautelosos aun. Esto fue “una omisión
de carácter grave”.

***Como respondieron otros médicos a la situación es un criterio fundamental para


determinar negligencia. La mala respuesta de los médicos agravó considerablemente la
condición, no hay dudo de que fueron negligentes en ese aspecto.

Disidencia Rebollo López: Alega que la imposición de responsabilidad absoluta a los


cirujanos y no a los asistentes es errónea. Reseña la doctrina del capitán del barco y sugiere
que debe abandonarse. Luego de revisar la doctrina del common law del sirviente rentado,
Rebollo concluye que la negligencia era de la enfermera y, por ende, respondía el hospital,
quien retenía autoridad sobre la enfermera. Luego de revisar la especialización del campo de
la cirugía, plantea unos cuestionamientos [válidos] sobre quién es responsable cuando operan
múltiples cirujanos y el daño ocurre en ausencia de uno de ellos. Finalmente, concurre con la
mayoría que los doctores fueron negligentes en su reacción a los síntomas de la paciente
posoperación.

6. Negrón Morales v. Mun de San Juan 107 DPR 375 (1978)

Sr. Morales fue atendido por una dra. residente primeriza, la cual no removió de su cuerpo
una hoja de la cuchilla con la cual fue apuñalado. El retraso de esta operación le retrasó su
recuperación. Cita de autoridad doctrinal: “[e]l médico que acepta un paciente debe ir más
allá del examen mismo. Si el historial y los síntomas sugieren más de un diagnóstico, es su
deber hacer diagnósticos diversos y emprender un proceso de eliminación mediante los
exámenes conocidos y prevalecientes en la profesión”. El TSPR redujo de 16,000 a 5,000 la
partida por sufrimientos físicos y morales; se eliminan los 1,500 del menor [diablo. . .]. Se
conserva la partida de lucro cesante y se reduce la partida de honorarios.

***Razonamiento de Oliveros.

Conc. Y dis. Negrón García: Debe de quitarle la partida de lucro cesante por no pagar
impuestos. [usa una cita muy bonita] Lammennais: “el derecho y el deber son como dos
palmeras que no dan fruto si no crecen la una al lado de la otra”.

Disidencia Díaz Cruz: No se trata de negligencia, sino de error de diagnóstico. Al tratarse de


un hospital municipal, el criterio debería ser más laxo, cuestión de salvaguardar la integridad
financiera del hospital.

7. Cruz v. Centro Médico de PR 113 DPR 719 (1983)


Cita de Oliveros: “[c]omo puede verse, al médico se le reconoce amplia discreción en su
trabajo; no es responsable de mala práctica cuando se enfrenta a una situación en la cual cabe
duda educada y razonable sobre cuál debe ser el curso a seguir”.

Cita de Reyes v. Phoenix: “[a]unque la falta de dichas anotaciones en el récord no


necesariamente constituye negligencia per se, dicha omisión puede ser un factor a
considerarse en la credibilidad que el médico merezca al tribunal con respecto al tratamiento
que dio al paciente. La clase médica puede protegerse contra algunos pleitos injustificados con
un récord médico completo y adecuado”.

Conclusión sobre las actuaciones del médico: “[l]a totalidad de sus acciones acusan
indiferencia y pobre juicio profesional frente a la posibilidad real de que, dada la naturaleza de
la lesión, ocurriera una infección, tal como la gangrena gaseosa. . . [L]a suma total de sus
actuaciones y omisiones concomitantes y subsiguientes señalan indefectiblemente hacia una
conclusión de negligencia profesional”.

*** “No puede considerarse razonable un tratamiento que somete a un paciente a riesgos
innecesarios y previsibles, cuando se cuenta con medios alternos para evitarlos o
disminuirlos”.

Se hallaron responsables los médicos del Centro Médico, no los del Centro de Diagnóstico, los
cuales atendieron al menor con diligencia, indicando desde temprano la posibilidad de una
infección.

8. Pérez Cruz v. Hospital la Concepción 115 DPR 721 (1984)

***Un primerizo en sala de emergencia: mala práctica.

En este caso, llega el Sr. Pérez Cruz al CDT de Lajas luego de un accidente de carro. Llegó con
la nariz rota y con dolor abdominal. De este lo envían a la Concepción en donde es atendido y
dado de alta por un médico practicante. El Dr. en la Concepción lo atendió escuetamente y no
le auscultó bien el abdomen. El récord es insuficiente, como mínimo. El paciente se siguió
sintiendo mal, a pesar de las recetas. La mañana siguiente regresó al CDT en donde el médico
que allí se encontraba le identificó fracturas de las costillas. El paciente murió unas horas
después.

Concepto de diagnóstico: “[E]lemento cardinal de la medicina. Toda aproximación judicial


debe inquirir en cuanto a su calidad, extensión y eficacia como punto de partida para el
problema planteado de la negligencia médico-hospitalaria”. (énfasis suplido).

Modificaciones a los montos: de 2,500 a 1,000 a cada causahabiente por sufrimientos del
fenecido; 65,000 a 40,000 mamá; 25,000 a 15,000 hijo porque (a) habían recibido 10,000 de la
ACAA y (b) porque habían continuado con una vida normal. Se confirman las demás.

9. Lozada v. ELA 116 DPR 202 (1985)

“[En este caso] [l]o esencial es dictaminar si el tratamiento es uno aceptable que satisfaga las
exigencias generalmente reconocidas por la profesión médica a la luz de los medios modernos
de corrección, enseñanza y equipos disponibles”. Fue así, en todos los sentidos.
El Tribunal también rechaza un argumento sobre la doctrina de diagnostico diferencial previo.
Aclara que esta solo exige que se realice un procedimiento para distinguir entre posibles
enfermedades. [En los casos anteriores se vio que se levantaba este argumento cuando el
proceso de diagnóstico fue reprochable].

10. Riley v. Rodriguez de Pacheco, 119 DPR 762 (1987)

Prescripción: teoría cognoscitiva del daño*** la mamá se enteró de la causa de la condición de


su bebé más de un año luego del parto. Es necesario que se sepa qué ocasionó el daño y quién.

Negligencia: Había un récord prenatal incompleto. Un perito estableció que un médico no


puede hacer su juicio clínico en ausencia de información completa y exacta del cuadro.
Tampoco habían exámenes radiológicos ni de laboratorios disponibles. Hay evidencia también
de que la dra. no cumplió con las exigencias previo a aplicar el tratamiento. El récord carece
de los signos fetales del neonato. Uso los fórceps equivocados y no tomó las medidas propias
para atender las complicaciones. No reportó el Índice Agpar (descripción inicial de las
condiciones cardio-respiratorias).

***La decisión del anestesiólogo de no entubar a la bebé fue negligencia crasa. No se cumplió
con el criterio Oliveros.

Daños e indemnización: Redujo lucro cesante de 30,000 a 15,000 (ella era actriz); confirmo
100,000 por angustias morales; redujo la porción de la menor de 800,000 a 400,000 tanto por
daños físicos como morales y redujo los costos de honorarios a 30,000.

***Solidaridad entre co-causantes procede si la combinación de las actuaciones constituye


causa adecuada.

Voto particular Naveira de Rodón: En desacuerdo con reducirle el monto a la menor y con
reducir la cuantía de honorarios. En casos donde los daños por causantes solidarios no sean
concertados, existirá solidaridad hasta que una de las partes pueda individualizar el daño y así
librarse de esa porción de la responsabilidad.

11. Ríos Ruiz v. Mark 119 DPR 816 (1987)

***en ausencia de prueba de negligencia, existe una presunción a favor del médico. En este
caso, toda la evidencia indicaba que el medicamento usado era el apropiado para el caso y que
era lo indicado según la literatura médica.

Disidencia Negrón García: Fallo del tribunal. Responsabilidad de un médico relacionado a


medicamentos puede ser: (1) uso contraindicado de una droga, (2) desviación de las
recomendaciones del fabricante y (3) uso sin consentimiento del paciente. El medicamento
utilizado no era indicado para la condición en los ojos para la cual se utilizó. Aun siendo
posible su uso no lo exime; al tratarse de un medicamento peligroso, requirió de mayor
precaución. Finalmente, la forma de llevar a cabo la operación –en condiciones precarias,
cerca de un factor agraviante (ventana)—constituye, también, negligencia.

Voto particular Naveira de Rodon: antes de exigir consentimiento informado, hay que
establecer el deber de informar al paciente en ‘x’ caso, según la práctica médica cotidiana.
12. Pérez Torres v. Bladuell Ramos 120 DPR 295 (1988)

En este caso solo se cuestiona si fue negligente el ginecólogo al retirarse a su casa y no


quedarse supervisando a la paciente. No había nada, ni en plano legal, ni el plano médico que
le indicase que se tenía que quedar 24 horas con la paciente. Ninguna de la evidencia, ni
testimonios periciales, aluden a que el dr. manejó el caso negligentemente.

Disidencia Negrón García: Sí actuó negligente al retirarse del escenario. La dilatación en el


tiempo de atención es evidencia de que la decisión fue negligente y produjo daños. La
doctrina médica en este caso dice: “[e]l riesgo producido a la paciente debido a la falla del
medico a estar presente claramente es una circunstancia prevenible”.

También podría gustarte