Está en la página 1de 2

Cuaderno de Notas

Destrezas de autocompasión
Sesión 4

Descubriendo tu voz compasiva


Fisiológicamente hablando, la autocrítica es parte del sistema de amenaza del cuerpo.
Cuando eres muy autocrítico se activan marcadores del sistema nervioso simpático- Tus
niveles de la hormona cortisol aumentan, tu ritmo cardíaco se eleva. Y es por esto que las
personas que son muy autocríticas terminan con alta presión e hipertensión porque te pone
en un estado de defenderte de una amenaza. Te estás defendiendo de una amenaza. Así
que lo que está pasando es que digamos que haces un error y comienzas a autocriticarte,
estas atacando el problema que eres tú mismo o una parte de ti (de paso esto no es algo
que pasa a nivel racional es inconsciente).

Nosotros pensamos que si nos atacamos a nosotros mismos vamos a evitar cometer más
errores, estaremos seguros o pensamos que nos ayuda a que no nos importen las críticas
de otros tanto. También viene de cuando éramos niños, algún cuidador nos criticaba
mucho e internalizamos esto porque nos lo creíamos.

Y si vemos más profundamente nos daremos cuenta de que esto viene de un deseo de
sentirnos más seguros. Si aprendemos otra manera de sentirnos seguros sería más útil y
crearía otro tipo de respuesta en nosotros- la de seguridad por amistad y conexión (en vez
de la 'respuesta defensiva por una amenaza') activa el sistema de cuido de sentirnos seguros
porque nos sentimos cuidados y somos parte de una comunidad mayor. Y los estudios
indican que motivarnos con amistad y conexión es mucho más efectivo para motivarnos
que autocriticarnos.

EL VIAJE, Mary Oliver


Por fin un día supiste
lo que tenías que hacer, y empezaste,
aun a pesar de que las voces a tu alrededor seguían disparando
sus malos consejos –
aun cuando toda la casa
empezó a temblar
y sentiste los viejos grilletes
en tus tobillos.
"Remienda mi vida"
gritaba cada voz
Pero tú no paraste.
Tú sabías lo que tenías que hacer,
aun cuando el viento escarbaba
con sus rígidos dedos
en los mismísimos cimientos,
aun cuando tu melancolía
era terrible.
Era ya bastante
tarde, y una noche salvaje,
y el camino lleno
de ramas rotas y piedras,
pero poco a poco,
según ibas dejando sus voces atrás,
las estrellas empezaron a quemar
a través de las capas de nubes,
y allí había una voz nueva
que tu despacio
reconociste como la tuya,
que te hizo compañía
mientras dabas zancadas más y más profundas hacia el mundo,
determinada a hacer
la única cosa que podías hacer
determinada a salvar
la única vida que tu podías salvar.

También podría gustarte