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Robert Falcon Scott


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Robert Falcon Scott
Scott of the Antarctic (bw) (cropped).jpg
Información personal
Nacimiento 6 de junio de 1868 Ver y modificar los datos en Wikidata
Plymouth (Reino Unido) Ver y modificar los datos en Wikidata
Fallecimiento 29 de marzo de 1912 Ver y modificar los datos en
Wikidata (43 años)
Barrera de hielo de Ross (Dependencia Ross) Ver y modificar los datos en
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Causa de muerte Hipotermia y caquexia Ver y modificar los datos en
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Nacionalidad Británica
Familia
Padres John Edward Scott Ver y modificar los datos en Wikidata
Hannah Cuming Ver y modificar los datos en Wikidata
Cónyuge Kathleen Scott (desde 1908) Ver y modificar los datos en
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Hijos Peter Scott Ver y modificar los datos en Wikidata
Educación
Educado en Stubbington House School (desde 1880) Ver y modificar los
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Información profesional
Ocupación Explorador, oficial naval y escritor de no ficción Ver y
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Rama militar Marina Real británica Ver y modificar los datos en
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Rango militar Capitán Ver y modificar los datos en Wikidata
Distinciones
Comendador de la Real Orden Victoriana
Livingstone Medal
Medalla Polar
Oficial de la Legión de Honor
Medalla de Oro del Patrono (RGS) (1904)
Vega Medal (1905)
Medalla Cullum (1906) Ver y modificar los datos en Wikidata
Firma R.F. Scott's signature.svg
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Robert Falcon Scott, CVO (Plymouth, Reino Unido; 6 de junio de 1868-
Barrera de hielo de Ross, Antártida; c. 29 de marzo de 1912), fue un
oficial de la Marina Real Británica y explorador que lideró dos
expediciones a la Antártida: la Expedición Discovery (1901-1904) y la
malograda Expedición Terra Nova (1910-1913). En la primera expedición
estableció un nuevo récord llegando hasta la latitud 82° S y descubrió la
meseta antártica, en la que se encuentra el polo sur. En la segunda
aventura, Scott lideró a una partida de cinco hombres que alcanzó al polo
sur el 17 de enero de 1912, algo más de un mes después que la Expedición
Amundsen.

Durante la vuelta desde el polo, un encuentro planificado con equipos de


apoyo con perros de trineo procedentes del campamento base no llegó a
producirse, a pesar de las instrucciones por escrito de Scott, por lo que
a una distancia de 261 km de su base en la península de Hut Point y a
solo 20 km del siguiente depósito de suministros, Scott y sus compañeros
murieron. Cuando se hallaron sus cuerpos estaban en posesión de los
primeros fósiles antárticos que se han descubierto,1 correspondientes al
árbol Glossopteris, lo cual probaba que la Antártida estuvo alguna vez
poblada de bosques y unida a otros continentes.2

Antes de su nombramiento para dirigir la Expedición Discovery, Scott


había seguido una carrera como oficial de la Marina Real británica. En
1899 se encontró casualmente con sir Clements Markham, presidente de la
Royal Geographical Society, quien le informó de los planes que se estaban
haciendo para una expedición a la Antártida. Poco después Scott se
presentó voluntario para liderar el buque de la misión, el Discovery.3
Tras dar este paso, su nombre quedó inseparablemente vinculado a la
Antártida, el campo de trabajo al que dedicó los últimos doce años de su
vida.

Tras conocerse la noticia de su muerte, Scott se convirtió en un héroe


británico, como quedó reflejado por los numerosos memoriales levantados
por todo su país. En las últimas décadas del siglo xx, Scott pasó de
leyenda a figura controvertida, cuestionado en su competencia y carácter
a causa del desastre que terminó con su vida y con la de sus camaradas.
En el siglo xxi los historiadores han reconocido más positivamente a
Scott, teniendo en cuenta las temperaturas extremadamente bajas de –40 °C
que se registraron en la Antártida en marzo de 1912 y el hecho de que no
se cumplieron sus órdenes para que los asistieran en el regreso.4

Índice
1 Primeros años
1.1 Familia
1.2 Principios de su carrera naval
2 Expedición Discovery (1901-1904)
3 Entre las expediciones
3.1 Héroe popular
3.2 Disputa con Shackleton
3.3 Matrimonio
4 Expedición Terra Nova (1910-1912)
4.1 Preparación
4.2 Primera temporada
4.3 Viaje al Polo Sur
4.4 Última marcha
5 Reputación
5.1 Glorificación
5.2 Reacción moderna
6 Notas
7 Referencias
8 Bibliografía
9 Libros
10 Enlaces externos
Primeros años
Familia

Scott a la edad de trece años.


Robert Falcon Scott nació el 6 de junio de 1868, tercero de seis hermanos
e hijo mayor de John Edward y Hannah Scott, en Stoke Damerel, cerca de
Devonport (Devon) y Plymouth, condado de Devon. Aunque su padre era
productor de cerveza y magistrado, había tradición naval y militar en su
familia, pues el abuelo de Scott y cuatro de sus tíos habían servido en
el ejército o la armada.5 John Scott prosperó gracias a la venta de una
pequeña cervecería que poseía en Plymouth y que había heredado de su
padre.6 La infancia de Scott fue muy confortable, pero años después,
cuando Robert se estaba labrando una carrera en la armada, la familia
sufriría graves problemas económicos.
De acuerdo con la tradición familiar, Robert y su hermano pequeño
Archibald estaban predestinados a ingresar en las fuerzas armadas. Robert
permaneció cuatro años en la escuela local antes de ser enviado a la
Stubbington House School, en Hampshire, un colegio que preparaba a sus
estudiantes para los exámenes de ingreso en el buque escuela HMS
Britannia en Dartmouth. A los 13 años, Robert superó los exámenes y dio
comienzo a su carrera naval en 1881 como aspirante.7

Principios de su carrera naval


En julio de 1883 Scott terminó su formación y dejó el Britannia como
guardiamarina, séptimo de una clase de 26.8 En octubre ya estaba en
camino a Sudáfrica para embarcar en el HMS Boadicea, buque insignia del
Escuadrón del Cabo y primero de los varios barcos en los que serviría
Scott durante sus años como guardiamarina. Estando en la isla de San
Cristóbal, en el Caribe, a bordo del HMS Rover, se encontró por primera
vez con Clements Markham, entonces secretario de la Royal Geographical
Society (Real Sociedad Geográfica), quien cobraría gran importancia en la
carrera posterior de Scott. En aquella ocasión, 1 de marzo de 1887,
Markham observó al cúter del guardiamarina Scott ganar la carrera
matutina a lo largo de la bahía. Markham tenía la costumbre de «fichar»
jóvenes oficiales de la marina como Scott con la intención de iniciar en
un futuro las exploraciones polares. Quedó impresionado por la
inteligencia, entusiasmo y encanto de Scott, y tomó nota del
guardiamarina de 18 años.9

En marzo de 1888 Scott superó los exámenes de alférez de navío con


excelentes calificaciones.10 Su carrera progresaba sin problemas,
sirviendo en varios buques y ascendiendo a teniente de navío en 1889. En
1891, tras un largo tiempo en aguas extranjeras, presentó su candidatura
para un curso de entrenamiento torpedero de dos años a bordo de la HMS
Vernon, un paso importante en su ascenso pues se graduó con excelentes
notas tanto en los exámenes prácticos como en los teóricos. En el verano
de 1893 ocurrió un pequeño incidente cuando quedó varado un buque
torpedero mandado por él, percance que le costó una leve reprimenda.11

Scott hacia 1900.


Durante la documentación para la realización de su biografía dual de
Scott y Amundsen,12 el historiador Roland Huntford investigó un posible
escándalo en los primeros tiempos de Scott en la armada, hacia 1889-1890,
cuando era teniente en el HMS Amphion. De acuerdo con este historiador,
Scott «desapareció de los registros navales» durante ocho meses, desde
mediados de agosto de 1889 hasta el 26 de marzo de 1890. Huntford alude a
su relación con una mujer estadounidense casada y a su encubrimiento y
protección por parte de oficiales de alto rango. El biógrafo David Crane
reduce este período a once semanas, pero no aclara nada más y rechaza la
idea de la protección por parte de altos oficiales sobre la base de que
Scott no era importante ni estaba tan bien relacionado como para
justificar esto. Los documentos que podrían aclarar este asunto no se
encuentran en los registros del Almirantazgo británico.13

En 1894, mientras servía como oficial torpedero en el buque HMS Vulcan,


Scott tuvo noticia de la mala situación económica de su familia. John
Scott, que había vendido la cervecería e invertido imprudentemente el
dinero, se había quedado sin capital y estaba virtualmente en
bancarrota.14 Con 63 años y una salud precaria, se vio obligado a volver
a trabajar como gerente de una cervecería y a trasladar toda su familia a
Shepton Mallet, Somerset. Tres años después, mientras Robert servía en el
HMS Majestic, buque insignia del Escuadrón del Canal, su padre murió de
una enfermedad cardíaca y a la familia le sobrevino una nueva
desgracia.15 Hannah Scott y sus dos hijas solteras quedaron entonces a
expensas del sueldo de Scott y de su hermano Archie, quien había dejado
el ejército por un puesto mejor pagado en el servicio colonial. La muerte
del propio Archibald en el otoño de 1898, como consecuencia de unas
fiebres tifoideas, significó que toda la responsabilidad financiera de la
familia recayera sobre Robert.16

Los ascensos, y el aumento en sus ingresos que estos supondrían, se


convirtieron en asunto prioritario para Scott.17 A principios de junio de
1899, estando en casa de permiso, Scott se encontró casualmente en una
calle de Londres con Clements Markham, ya entonces nombrado sir y
presidente de la Royal Geographical Society. También tuvo noticia por
primera vez de una inminente expedición a la Antártida bajo el auspicio
de la Sociedad, lo que era una oportunidad para asumir un mando y obtener
distinción. No se sabe qué pasó entre ambos hombres ese día, pero poco
después, el 11 de junio, Scott se presentó en la residencia de Markham y
se ofreció voluntario para liderar la expedición.9

Expedición Discovery (1901-1904)


Artículo principal: Expedición Discovery

El barco Discovery en la Antártida en 1902.


La Expedición Antártica Británica, después conocida como Expedición
Discovery, fue una empresa conjunta entre la Royal Geographical Society y
la Royal Society. Sueño largamente acariciado por Markham, esta necesitó
de todas sus habilidades y astucia para llegar a buen puerto, bajo mando
naval y en gran parte integrada por personal de la armada. Scott quizá no
fue la primera opción de Markham para liderar la empresa, pero tras
decidirse por él su apoyo fue constante.18 El comité batalló mucho sobre
el alcance de las responsabilidades de Scott, pues la Royal Society
quería poner a un científico a cargo del programa de la expedición,
mientras que Scott solo mandaría el barco. Sin embargo, se acabó
imponiendo la opinión de Markham19 y Scott recibió todo el mando, para lo
que fue ascendido a capitán de fragata (equivalente a teniente coronel)
antes de que la Discovery zarpara hacia la Antártida el 31 de julio de
1901.20

Hubo muy poco entrenamiento en equipamiento y técnicas antes de que el


Discovery se hiciera a la mar.21 Se llevaron perros y esquíes, pero casi
nadie sabía como usarlos. Según la opinión de Markham, la profesionalidad
se consideraba menos digna que la «verdadera aptitud»,22 y posiblemente
Scott compartía el mismo punto de vista. En el primero de los dos años
enteros que el Discovery pasó en el hielo esta despreocupación fue
severamente puesta a prueba, pues la expedición hubo de luchar para
afrontar los desafíos de un entorno nada familiar. Así, uno de los
primeros intentos por viajar a través del hielo acabó con la muerte de
George Vince, que se deslizó por un precipicio el 11 de marzo de 1902.23
24

Scott (centro) junto a Ernest Shackleton (izquierda) y Edward Wilson en


la Antártida en noviembre de 1902.
La expedición tenía objetivos tanto científicos como exploratorios, y
este último incluía un largo viaje en dirección al Polo Sur. Esta marcha,
realizada por Scott, Ernest Shackleton y Edward Wilson, les llevó a una
latitud de 82°17′ S, a unos 850 km del polo. En el terrible viaje de
vuelta, Shackleton sufrió un colapso físico y tuvo que abandonar de forma
prematura la expedición.25 Durante el segundo año se mejoró en
equipamiento y logros, lo que culminó en un viaje de Scott hacia el oeste
que le permitió descubrir la meseta Antártica, algo que un escritor ha
descrito como «uno de los grandes viajes polares».26 Los resultados
científicos de la expedición incluyeron importantes hallazgos biológicos,
zoológicos y geológicos,27 aunque algunas de las lecturas meteorológicas
y magnéticas obtenidas fueron criticadas más tarde como poco
profesionales e imprecisas.28

La cabaña Discovery, construida por la primera expedición de Scott, en la


península de Hut Point en la actualidad.
Al final de la expedición hubieron de recurrir al apoyo de dos barcos de
suministro y el uso de explosivos para liberar al Discovery del hielo.29
Scott no quedó muy convencido de que los perros y los esquíes fueran la
clave para realizar viajes eficientes por el hielo, por lo que en los
años siguientes, y casi hasta el final de su carrera antártica, continuó
expresando la preferencia británica por el arrastre humano.30 Su
insistencia en las formalidades de la Real Armada durante la expedición
hizo difíciles las relaciones con el contingente de marinos mercantes,
muchos de los cuales volvieron a casa con el primer buque de suministro
en marzo de 1903. Al segundo comandante, Albert Armitage, oficial de la
marina mercante, se le ofreció la oportunidad de regresar por razones
humanitarias, pero interpretó el ofrecimiento como un desaire personal y
rehusó.31 Armitage también promovió la idea de que la decisión de enviar
a Shackleton a casa en el barco de suministro se debió más a su mala
relación con Scott que a su propio deterioro físico.32 Aunque tiempo
después hubo tensiones entre Scott y Shackleton por el choque de sus
ambiciones polares, en público reinó el civismo mutuo entre ambos.33
Scott se unió a la recepción oficial que se brindó a Shackleton a su
regreso de la Expedición Nimrod en 1909,34 y ambos intercambiaron
correspondencia de tono cortés en 1909 y 1910 sobre sus respectivas
aspiraciones.35

Entre las expediciones


Héroe popular

Retrato de Scott por Daniel Albert Wehrschmidt (1905).


El Discovery regresó a Gran Bretaña en septiembre de 1904. La expedición
había cautivado la imaginación pública y Scott se convirtió en un héroe
popular. Fue galardonado con numerosas medallas y honores, muchos de
fuera de su país, y ascendió al rango de capitán de navío (equivalente a
coronel).36 El rey Eduardo VII le invitó al castillo de Balmoral, donde
le nombró comendador de la Real Orden Victoriana.37

Los siguientes años de Scott fueron muy ajetreados, pues durante más de
un año estuvo ocupado en recepciones públicas, conferencias y la
redacción del diario de la expedición, The Voyage of the Discovery (El
viaje del Discovery). En enero de 1906 retomó plenamente su carrera
naval, primero como asistente del Director de Inteligencia Naval en el
Almirantazgo y, en agosto, como capitán de bandera del contralmirante Sir
George Egerton a bordo del HMS Victorious.38 Ahora se movía siempre en
los más altos círculos sociales, pues en un telegrama a Markham en
febrero de 1907 se refiere a sus encuentros con la Reina y con el
heredero al trono de Portugal, y en una carta a su casa le habla de
comidas con el Comandante en jefe de la Flota y con el príncipe Enrique
de Prusia.N 1

Disputa con Shackleton


A principios de 1906 Scott había sondeado a la Royal Geographical Society
sobre la posible financiación de una futura expedición a la Antártida.40
Por eso, para él fue una noticia inoportuna cuando Ernest Shackleton
anunció sus planes de viajar a la vieja base Discovery en el estrecho de
McMurdo, desde donde intentaría alcanzar el Polo Sur.N 2 Scott afirmó, en
una de sus varias cartas a Shackleton, que el área de McMurdo era su
propio «campo de trabajo» porque tenía derechos de precedencia hasta que
decidiera renunciar a ellos, y que, por lo tanto, Shackleton debería
trabajar en un área totalmente distinta.41 En esto fue apoyado por el que
fuera zoólogo de la expedición Discovery, Edward Wilson, quien afirmó que
los derechos de Scott se extendían a todo el sector del mar de Ross,42
algo que Shackleton se negó a aceptar. Finalmente, y para poner fin a la
disputa, Shackleton acordó, en una carta a Scott el 17 de mayo de 1907,
trabajar al oeste del meridiano 170° O y así evitar toda el área familiar
del entorno de la base Discovery.43 Sin embargo, fue incapaz de mantener
esta promesa porque no encontró buenos lugares alternativos de
desembarco. Basó su expedición en el cabo Royds del estrecho de McMurdo,
y el incumplimiento del acuerdo provocó una profunda brecha en la
relación Scott-Shackleton.44 El historiador Beau Riffenburgh afirma que
esta promesa a Scott «éticamente nunca debería haber sido exigida», y
compara desfavorablemente la intransigencia de Scott en esta materia con
la generosa actitud del explorador noruego Fridtjof Nansen, que brindó su
asesoramiento y experiencia a todos, fueran rivales o no.45

Matrimonio

Robert y Kathleen Scott a bordo del barco Terra Nova en 1910.


Scott, quien gracias a la fama de su expedición había ingresado en la
Sociedad Eduardiana, conoció a Kathleen Bruce a comienzos de 1904 en una
comida privada.46 Ella era escultora, una mujer cosmopolita que había
estudiado con Auguste Rodin47 y cuyo círculo incluía a Isadora Duncan,
Pablo Picasso y Aleister Crowley.48 Su primer encuentro con Scott fue
breve, pero cuando se volvieron a ver más tarde ese año, la atracción
mutua era evidente. Siguió un noviazgo tormentoso, pues Scott no era su
único pretendiente, sino que su principal rival era el novelista Gilbert
Cannan, y sus largas estancias en el mar no ayudaban a la relación.49 Sin
embargo, la persistencia de Scott obtuvo sus frutos y el 2 de septiembre
de 1908 contrajeron matrimonio en la Capilla Real del palacio de Hampton
Court.50 Su único hijo, Peter Markham Scott, nació el 14 de septiembre de
1909.51

Para entonces, Scott ya había anunciado los planes para su segunda


expedición Antártica. Shackleton había regresado sin poder alcanzar el
Polo Sur, algo que le dio mayor ímpetu a Scott.52 El 29 de marzo de 1909
había sido nombrado asistente naval del Segundo Lord del Mar en el
Almirantazgo, con lo que se estableció cómodamente en Londres. En
diciembre quedó exento con medio sueldo para tomar el mando a tiempo
completo de la Expedición Antártica británica de 1910, que sería conocida
como Expedición Terra Nova por el nombre de su barco.53

Expedición Terra Nova (1910-1912)


Artículo principal: Expedición Terra Nova
Preparación

El barco Terra Nova en la Antártida en diciembre de 1910.


La Royal Geographical Society expresó su esperanza de que esta expedición
pudiera ser «principalmente científica, con la exploración y el Polo como
objetivos secundarios»,54 pero a diferencia de la expedición Discovery,
nadie de esta Sociedad o de la Royal Society estuvo a cargo en esta
ocasión. En su folleto de la expedición, Scott dejó claro que su objetivo
prioritario era «alcanzar el Polo Sur, y así asegurar para el Imperio
británico el gran honor de este logro».54N 3 Como Markham observó, Scott
«había sido mordido por la manía del Polo».54
Scott no sabía que la expedición iba a ser una carrera hasta que recibió
en Melbourne un telegrama del noruego Roald Amundsen, en octubre de
1910.55 Antes de esto, el británico había estado configurando la
expedición de acuerdo a sus preferencias, sin las restricciones de
ninguna comisión mixta. En lo que a transporte se refería, decidió que
los perros de trineo serían solo un elemento dentro de una compleja
estrategia que también implicaba caballos y trineos motorizados, además
de mucha mano de obra humana. Scott no sabía nada de caballos, pero le
pareció que a Shackleton le habían sido muy útiles y decidió
emplearlos.5657 El experto en canes Cecil Meares fue a Siberia a
seleccionar perros y Scott le ordenó que cuando estuviera allí comprara
ponis manchúes. Meares no era un experto comprador de caballos y los
ponis que eligió resultaron ser en su mayor parte poco aptos para una
estancia prolongada en la Antártida.35 Mientras tanto, Scott viajó a
Francia y Noruega para probar trineos motorizados, y reclutó a Bernard
Day, de la expedición de Shackleton, como experto en este tema.58

Primera temporada

Scott escribiendo su diario en la cabaña del cabo Evans durante el


invierno de 1911. Fotografía de Herbert Ponting.
La propia expedición sufrió pronto algunas desgracias que dificultaron
los trabajos durante la primera temporada y entorpecieron los
preparativos para la principal marcha polar. En su viaje de Nueva Zelanda
a la Antártida, el Terra Nova quedó atrapado en el hielo durante veinte
días,59 mucho más tiempo que otros barcos, por lo que llegaron a finales
de la temporada y tuvieron menos tiempo para los preparativos previos al
invierno antártico. Uno de los trineos motorizados se perdió durante el
desembarco al hundirse bajo el mar helado.60 El empeoramiento de las
condiciones meteorológicas y los ponis débiles y mal aclimatados
afectaron al despliegue inicial del viaje, por lo que el principal
depósito de suministros, One Ton, hubo de situarse a 56 km al norte de su
ubicación planeada en 80° S. Lawrence Oates, encargado de los ponis,
aconsejó a Scott que sacrificara los equinos para consumir su carne y que
avanzara el punto de suministro al lugar previsto inicialmente, pero este
se negó a ambas cosas. Se afirma que Oates le dijo a Scott «Señor, me
temo que va a lamentar no aceptar mi consejo».61 Seis ponis murieron
durante este viaje, ya sea por frío o porque hubieron de ser sacrificados
para no ralentizar al equipo. Durante el retorno a su base tuvieron
noticia de la presencia de Amundsen, que había acampado en la bahía de
las Ballenas, a unos 320 km al este de la posición británica, con su
equipo y un gran contingente de perros.62

Scott se negó a modificar su agenda para hacer frente al desafío que le


planteaba Amundsen, escribiendo «Lo adecuado, así como el camino más
sabio para nosotros, es proceder exactamente como si eso no hubiera
ocurrido».62 Reconociendo que la base del noruego estaba más cerca del
Polo Sur y que su experiencia con los perros era formidable, Scott tenía
la ventaja de viajar por una ruta ya abierta por Shackleton. Durante el
invierno de 1911 su confianza aumentó, y el 2 de agosto, tras el retorno
de la expedición invernal de tres hombres al cabo Crozier, Scott escribió
«Estoy seguro de que estamos tan cerca de la perfección como la
experiencia nos puede llevar».63

Viaje al Polo Sur

Las rutas hacia el Polo Sur tomadas por Scott (verde) y Amundsen (rojo).
Scott esbozó sus planes para el viaje al sur a todo el equipo mientras
estaban en la costa,64 aunque no desveló quiénes compondrían el último
equipo polar porque lo decidiría una vez viera el desempeño de todos en
la posterior travesía. El 20 de octubre de 1911, once días antes de que
los equipos partieran, Scott dio en el cabo Evans al encargado de los
trineos de perros, Cecil Meares, las siguientes instrucciones escritas
para asegurar un regreso rápido con la ayuda de los trineos:

Hacia la primera semana de febrero quisiera que iniciaras tu tercer viaje


al sur, con el objetivo de acelerar el regreso de la Tercera Unidad del
sur (el equipo polar) y así darle una oportunidad de alcanzar el barco.
La fecha de tu partida dependerá de las noticias que te den las unidades
que vayan regresando, del tamaño del depósito de comida para perros que
hayas sido capaz de crear en el campamento One Ton, del estado de los
perros... Por tanto, preveo que deberías reunirte con el grupo de regreso
hacia el 1 de marzo en la latitud 82° u 82°30′.65
El grupo sur fue reduciendo su número a medida que los sucesivos equipos
de apoyo se daban la vuelta. Para el 4 de enero de 1912, los dos últimos
grupos de cuatro hombres habían alcanzado la latitud 87°34′ S.66 Scott
anunció su decisión: cinco hombres (Scott, Edward Wilson, Henry Bowers,
Lawrence Oates y Edgar Evans) seguirían adelante y los otros tres (Teddy
Evans, William Lashly y Tom Crean) podrían regresar. El grupo elegido
prosiguió su marcha y alcanzó el Polo Sur el 17 de enero de 1912, pero
solo para encontrarse que los noruegos de Roald Amundsen lo habían hecho
cinco semanas antes. La angustia de Scott ante este descubrimiento quedó
reflejada en su diario: «Lo peor ha sucedido». «Todos los sueños del día
se han evaporado». «Dios mío, este lugar es horrible».67

Última marcha

Scott con su trineo y la vestimenta polar el 13 de abril de 1911.


El desmoralizado grupo de exploradores comenzó el viaje de retorno de
1300 km el día 19 de enero de 1912. Al día siguiente, Scott escribió «Me
temo que el viaje de regreso va a ser terriblemente agotador y
monótono».68 Sin embargo, a pesar del mal tiempo, el grupo avanzó a buen
ritmo y habían recorrido los 500 km de la etapa de la llanura Antártica
para el 7 de febrero. En los días siguientes el grupo afrontó el descenso
de 160 km del glaciar Beardmore, donde se deterioró mucho la condición
física de Edgar Evans, circunstancia que ya había advertido con
preocupación Scott el 23 de enero.69 Una caída el 4 de febrero dejó a
Evans «desmoralizado e incapaz»,70 y el día 17, tras una nueva caída,
murió cerca del pie del glaciar.71

Mientras tanto, el barco Terra Nova arribó al cabo Evans a principios de


febrero y el médico Edward L. Atkinson, al mando de la base de la
expedición en el cabo, decidió descargar los suministros que traía con
sus propios hombres en lugar de partir hacia el sur con los perros para
unirse a Scott, tal y como había quedado previsto.72 Cuando Atkinson
comenzó su tardía marcha al sur, se encontró con Teddy Evans enfermo de
escorbuto y necesitado de atención médica urgente. Por ello, Atkinson
trató de enviar al sur al experimentado navegante Wright para encontrarse
con Scott, pero el meteorólogo jefe Simpson declaró que necesitaba a
Wright para trabajos científicos. Por ello, Atkinson decidió enviar el 25
de febrero a Apsley Cherry-Garrard, quien sufría miopía y no fue capaz de
llegar más allá del depósito de suministros One Ton, con lo cual no se
cumplieron las órdenes de Scott de reunirse con él en la latitud 82° u
82°30′ el día 1 de marzo.4

Durante el regreso, Scott alcanzó el punto de encuentro con los trineos


de perros en la latitud 82°30′ S tres días antes de lo previsto. Así,
anotó en su diario el 27 de febrero de 1912: «Estamos naturalmente
debatiendo siempre la posibilidad de encontrarnos con los perros, dónde y
cuándo, etc. Es una situación crítica. Podríamos encontrarnos a salvo en
el siguiente depósito, pero hay un horrible elemento de duda». Para el 10
de marzo la temperatura descendió de manera imprevista hasta −40 °C73 y
era evidente que los trineos de perros no iban a llegar. «Los perros que
podrían haber sido nuestra salvación han fallado de manera evidente.
Supongo que Meares —el encargado de los animales— ha tenido un mal viaje
de vuelta a casa. Es un miserable jaleo». Con 670 km todavía por desandar
a través de la barrera de hielo de Ross, las perspectivas del grupo
empeoraron mientras avanzaba hacia el norte con un tiempo cada vez peor,
congelación, ceguera de las nieves, hambre y agotamiento.74 En una carta
de despedida a Edgar Speyer, fechada el 16 de marzo, Scott se preguntó si
habría superado el punto de encuentro y luchó contra la sospecha de si
habían sido abandonados por los equipos con perros: «Casi llegamos, y es
una lástima, pero últimamente he sentido que hemos superado nuestro
objetivo. Nadie tiene la culpa y espero que no se intente sugerir que nos
faltó apoyo».75 El 16 de marzo Oates, cuya condición se había deteriorado
por el empeoramiento de una antigua herida de guerra hasta el extremo de
no poder caminar,N 4 salió voluntariamente de la tienda de campaña y se
alejó hasta morir congelado.77 Scott dejó escrito que sus últimas
palabras fueron «Voy a salir fuera y puede que por algún tiempo».78

Los miembros del equipo de Scott en el Polo Sur, el 18 de enero de 1912.


De izquierda a derecha, de pie: Oates, Scott, Wilson; sentados: Bowers,
Evans. Foto preparada por Bowers.
Después de caminar otros 30 km, los tres miembros restantes del grupo
montaron su último campamento el 19 de marzo, a unos 19 km del depósito
de suministros One Ton, pero a 38 km de la localización prevista
originalmente para este. Al día siguiente una fuerte ventisca les impidió
hacer ningún progreso,79 y en los siguientes nueve días, con sus
suministros agotándose, los dedos congelados, la luz escasa y las
tormentas azotando el exterior de la tienda, Scott escribió sus últimas
palabras, a pesar de haber renunciado a continuar su diario el 23 de
marzo, para concluir así: «Última entrada. Por el amor de Dios, cuida de
nuestra gente».80 Dejó cartas dirigidas a las madres de Bowers y Wilson,
a varias personas importantes como su antiguo comandante sir George
Egerton, a su propia madre y a su esposa.81 También escribió su «Mensaje
al público», esencialmente una defensa de la organización y conducta de
la expedición en la que atribuía el fracaso del grupo al mal tiempo y
otras desgracias, pero finalizando con una inspiradora nota que dice:

Tomamos riesgos, lo sabíamos, las cosas han ido en nuestra contra y por
lo tanto no tenemos motivo de queja, sino solo someternos a la voluntad
de la Providencia, determinados todavía a hacer lo mejor hasta el final…
Si hubiéramos vivido, debería haber contado la historia de la audacia,
resistencia y coraje de mis compañeros, que han llenado el corazón de
todos los ingleses. Estas ásperas notas y nuestros cadáveres deberán
contar la historia. Sin duda, un gran país como el nuestro se encargará
de que todos los que dependen de nosotros estén adecuadamente
provistos.82
Se presume que Scott murió el 29 de marzo de 1912, un día después de
escribir estas notas. Las posiciones de los cuerpos en la tienda de
campaña cuando fueron descubiertos ocho meses después sugieren que Scott
fue el último de los tres en fallecer.8384N 5

Tumba de hielo de Scott, Wilson y Bowers (1913).


Los cuerpos de Scott y sus compañeros fueron descubiertos por un grupo de
búsqueda el 12 de noviembre de 1912. También se recuperaron sus escritos.
Su último campamento se convirtió en su tumba, pues se erigió un
montículo de nieve sobre él coronado por una cruz cristiana.86 En enero
de 1913, antes de que el Terra Nova zarpara de vuelta, los carpinteros
del barco elaboraron una gran cruz de madera, sobre la que se
inscribieron los nombres de los fallecidos y una línea del poema Ulises
de Alfred Tennyson: «Esforzarse, buscar, encontrar y no ceder». La cruz
se colocó como memorial permanente en lo alto de la colina Observation
Hill, sobre el campamento de la península de Hut Point.87

Reputación
Glorificación
El mundo supo de la tragedia cuando el Terra Nova llegó a Oamaru, en
Nueva Zelanda, el 10 de febrero de 1913.88 Pocos días después, Scott se
convirtió en un icónico héroe británico89 y el fervor patriótico del
Reino Unido se despertó: coincidiendo con el funeral memorial en la
catedral de San Pablo de Londres el periódico London Evening News hizo un
llamamiento para que la historia se estudiara en todas las escuelas del
país.90 Robert Baden-Powell, fundador del Escultismo, dijo: «¿Van cuesta
abajo los británicos? ¡No! Hay mucho coraje en el espíritu británico
después de todo. El capitán de navío Scott y el capitán Oates nos lo han
demostrado».91 Mary Steel, de once años, escribió un poema que acababa
así:

Aunque nada más que una simple cruz


Marca ahora la tumba de los héroes

¡Sus nombres vivirán siempre!

¡Oh Inglaterra, Tierra de Valientes!92


Los supervivientes de la expedición fueron extensamente honrados a su
retorno, con medallas polares y ascensos para el personal naval. En lugar
del nombramiento de caballero que habría recibido su marido si hubiera
sobrevivido, a Kathleen Scott se le garantizó el rango y la distinción de
una viuda de un caballero comandante de la Orden del Baño.93N 6 En 1922
ella se casó con Edward Hilton Young, que luego sería Lord Kennet y la
convertiría a ella en Lady Kennet, y fue una firme defensora de la
reputación de Robert Scott hasta su muerte, en 1947 a los 69 años.94

Estatua de Scott en el puerto de Portsmouth, Reino Unido, creada por su


viuda Kathleen Scott en 1915.
Un artículo en The Times, que informaba de los encendidos elogios de la
prensa neoyorquina a Scott, afirmó que tanto Amundsen como Shackleton
estaban «[sorprendidos] al escuchar que una expedición bien organizada
pudiera haber sufrido tal desastre».95 Al conocer los detalles de la
muerte de Scott, se afirma que Amundsen dijo que «Renunciaría a cualquier
honor y dinero si así pudiera salvar a Scott de su terrible muerte».96
Scott sabía expresarse mejor que Amundsen y su historia recorrió el mundo
gracias a sus escritos, mientras que la innegable victoria de Amundsen
quedó reducida, a ojos de muchos, a una estratagema antideportiva.97
Incluso antes de conocerse la muerte de Scott, Amundsen se había ofendido
por lo que sentía era un «brindis burlón» del presidente de la Royal
Geographical Society, lord Curzon, en un encuentro que pretendía ser un
homenaje al vencedor de la carrera por el polo. Curzon había dicho «Tres
hurras por los perros». Según el libro de Huntford, este desliz hizo que
Amundsen renunciara a su beca honoraria en la Society.9899

La respuesta a la petición final del escrito de Scott, en nombre de los


familiares de los fallecidos, fue enorme para los estándares de entonces.
El Fondo Memorial Mansion House Scott cerró con 75 000 £ (unos 5,5
millones de libras actuales). Esta cantidad fue desigualmente
distribuida: la viuda de Scott, su hijo, madre y hermanas recibieron un
total de 18 000 £ (1,3 millones actuales), la viuda de Wilson 8500 £ (600
000 £) y la madre de Bowers 4500 £ (330 000 £). La viuda, hijo y madre de
Edgar Evans recibieron en total 1500 £ (109 000 £).N 7

En los doce años siguientes al desastre se erigieron más de treinta


monumentos y memoriales solo en el Reino Unido. Estos fueron desde
simples reliquias (la bandera del trineo de Scott en la catedral de
Exeter) a la fundación del Instituto de Investigación Polar Scott en
Cambridge. Se hicieron otros honores en el extranjero, incluida una
estatua creada por su viuda para su base neozelandesa en Christchurch.101
102 Su última expedición fue objeto de una película filmada en 1948,
Scott of the Antarctic (Scott en la Antártida), donde él fue interpretado
por John Mills como el típico y flemático héroe británico. La base de los
Estados Unidos en el Polo Sur, fundada en 1957, se llama Base Amundsen-
Scott en memoria de los dos exploradores pioneros. Un siglo de tormentas
y nieve han cubierto el montículo de hielo levantado sobre su último
campamento, que está ahora encerrado en la barrera de hielo de Ross.103

Reacción moderna

Una de las cuatro vidrieras de la iglesia de Binton, Warwickshire, que


conmemoran a Scott. En esta se representa el montículo de hielo bajo el
que fue enterrado.
El mito de Scott sobrevivió tras el período de la Segunda Guerra Mundial
y más allá del 50.º aniversario de su muerte.104 En 1966 Reginald Pound,
el primer biógrafo que tuvo acceso al diario del trineo de Scott, reveló
fallos del explorador que arrojaron nueva luz sobre su figura,104 aunque
también continuó ensalzando su heroísmo con frases que lo definían como
dotado de «una espléndida salud mental que no fue sometida».105 En la
década siguiente se publicaron más libros, algunos de los cuales
desafiaban hasta cierto punto la opinión pública sobre Scott. El más
crítico de todos ellos fue Scott's Men (1977) de David Thomson, que
opinaba que el explorador británico no fue un gran hombre, «al menos, no
hasta el final».106 Describió su planificación como «azarosa» y
«defectuosa»107 y su liderazgo como falto de previsión.108 Así, a fines
de la década de 1970, en palabras de Jones, «la compleja personalidad de
Scott había sido revelada y sus métodos cuestionados».104

En 1979 se produjo el ataque más despiadado contra Scott con la


publicación de la biografía dual de Amundsen y Scott por parte de Roland
Huntford, quien describe al explorador británico como un «chapucero
heroico».109 La opinión de Huntford tuvo un impacto inmediato y se
convirtió en la nueva ortodoxia.110 Este autor incluso desafía su
heroísmo a la hora de encarar la muerte y ve el Mensaje al público de
Scott como un engaño de autojustificación de un hombre que ha llevado a
sus camaradas a la muerte.104 Tras la publicación de este libro,
desbancar a Scott de su mito se convirtió en algo común. En 1996 Francis
Spufford, en una historia no totalmente contraria a su figura, se refiere
a «las evidencias devastadoras de su torpeza»111 y concluye que «Scott
condenó a sus compañeros y luego cubrió sus huellas con retórica».112 El
escritor Paul Theroux resume a Scott como «confuso y desmoralizado… un
enigma para sus hombres, sin preparación y chapucero».113 Esta merma de
la reputación de Scott fue acompañada del proporcional ascenso de la
consideración de su rival Shackleton, primero en los Estados Unidos, pero
también en el Reino Unido.114 Una encuesta a nivel nacional en Gran
Bretaña realizada en el año 2002 con el fin de descubrir los «100
Greatest Britons» (Los 100 británicos más importantes) colocó a
Shackleton en el puesto 11 y a Scott mucho más abajo, en el 54.114 El
cráter lunar Scott lleva este nombre en su memoria.115
La cruz memorial en Observation Hill, estrecho de McMurdo.
En los primeros años del siglo xxi se ha visto un cambio de opinión
favorable a Scott, en lo que la historiadora de la cultura Stephanie
Barczewski llama «una revisión de la visión revisionista».116 El relato
The Coldest March escrito por la meteoróloga Susan Solomon en 2001
relaciona el destino del grupo de Scott con las condiciones
climatológicas extraordinariamente adversas que se dieron en la barrera
de hielo de Ross en febrero y marzo de 1912, y le atribuye más peso a
estas que a los fallos personales de organización, aunque admite la
validez de algunas de las críticas negativas vertidas sobre el
explorador.117 En 2004 el explorador polar sir Ranulph Fiennes publicó
una biografía que es una firme defensa de Scott y una refutación franca
de Huntford. No en vano, el libro está dedicado «A las familias de los
muertos difamados».116 Fiennes fue después criticado en el artículo de
otro revisionista por la naturaleza personal de su ataque a Huntford y
por la aparente presunción de que sus propias experiencias como
explorador polar le otorgan a él una autoridad única.118

En 2005 el historiador David Crane publicó una nueva biografía de Scott


que, según Barczewski, pretende de alguna manera una evaluación de Scott
«libre del peso de las anteriores interpretaciones».116 Crane afirma que
todo lo que ha sucedido con la reputación de Scott deriva de la forma en
que ha cambiado el mundo desde que se creó este mito: «No es que lo
veamos de forma distinta a como lo vieron sus contemporáneos, sino que lo
vemos igual e instintivamente no nos gusta».119 El principal logro de
Crane es, según Barczewski, la restauración de la humanidad de Scott,
«mucho más eficaz que la estridencia de Fiennes o los datos científicos
de Solomon».116 El columnista del Daily Telegraph Jasper Rees, haciendo
un símil entre los cambios en la reputación de los exploradores y las
variaciones climáticas, sugiere que «en los actuales informes sobre el
clima antártico, Scott está disfrutando de sus primeros rayos de sol en
veinticinco años».120 El New York Times Book Review fue más crítico,
señalando que el apoyo de Crane a Scott desacreditó algunas afirmaciones
sobre las circunstancias de la liberación del Discovery del hielo y
concluye que «Entre todos los atractivos de su libro, Crane no ofrece
respuestas convincentes que exoneren a Scott de una significativa culpa
en su propia muerte».118

En 2012 Karen May publicó su descubrimiento sobre que Scott había dejado
unas órdenes escritas antes de partir hacia el Polo Sur, dirigidas a
Cecil Meares para que el grupo polar se encontrara con equipos de trineos
de perros. Este dato contrasta con lo que afirmó Roland Huntford en 1979,
según el cual Scott emitió estas instrucciones vitales tan solo como unas
órdenes orales a Evans durante la marcha hacia el Polo. Según May, «el
escenario descrito por Huntford es pura invención basada en un error y ha
llevado a los historiadores polares por un lamentable camino
equivocado».4

Notas
El telegrama relataba una colisión del barco de Scott, el HMS Albemarle.
Scott fue absuelto de culpa.39
Shackleton informó de sus planes a la Royal Geographical Society el 7 de
febrero de 1907. Scott había pedido al secretario Keltie de la Sociedad
que mantuviera en secreto sus intenciones.41
En la película Ninety Degrees South, el narrador H. G. Ponting dice que
Scott zarpó de los muelles de Londres con «entusiasmo por conseguir el
honor para su país».
«Titus Oates está muy cerca del final» — Entrada del diario de Scott, 11
de marzo de 1912.76
Roland Huntford afirma que Bowers fue probablemente el último en morir,
citando evidencias en la p. 528.85
Este honor no permitía que Kathleen Scott se llamara a sí misma «Lady
Scott». Sin embargo, tanto (Fiennes, 2003, p. 383) como (Huntford, 1985,
p. 523) se refieren a ella como «Lady Scott», aunque ello no se
corresponde con el anuncio en The Times el 22 de febrero de 1913.
34 000 £ (2,5 m £) en total fueron a los familiares, 17 500 £ (1,2 £) a
la publicación de los resultados científicos y 5100 £ (370 000 £) para
pagar las deudas de la expedición y el balance de la creación de
memoriales y monumentos.100
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