Está en la página 1de 5

24/10/22, 9:43 :: G E S T I O N DIGITAL PARA A B O G A D O S ::

EXPEDIENTE SAC: 6268545 - CATANIA, JAVIER MARCELO C/ AGRUPACION TRADICIONALISTA GAUCHA 20 DE JUNIO - ABREVIADO - COBRO DE PESOS

OFICINA: CAMARA APEL CIV. Y COM 7A


EXPRESION DE AGRAVIOS:

Sres. Vocales:

Dr. JUAN GUILLERMO PACHARONI, por la participación acordada en estos autos caratulados: “CATANIA, JAVIER MARCELO C/ AGRUPACION
TRADICIONALISTA GAUCHA 20 DE JUNIO -RECURSO DE APELACION – Expte. 6268545”, manteniendo domicilio para todos los efectos legales en calle Esquiu 424 de esta
ciudad, ante V.E., respetuosamente comparezco y digo:

1. EXORDIO:
Que por el presente vengo a expresar los agravios que le causa a mi conferente la resolución dictada por el juez a quo en los presentes autos, solicitando desde ya
que por las razones de hecho y de derecho que infra se exponen, al resolver en definitiva se haga lugar a los mismos y en consecuencia se modifique la Sentencia recurrida en lo que
es materia de impugnación, rechazando en consecuencia, la demanda instaurada en todas sus partes, con costas a cargo de la contraria.-

Transcribo la resolución hoy apelada: “RESUELVO: 1) Hacer lugar parcialmente a la demanda iniciada por el Sr. Javier Marcelo Catania en contra de Agrupación Tradicionalista
Gaucha 20 de junio y en consecuencia, condenar a ésta última a abonar al actor, en el término de diez (10) días de quedar firme la presente, la suma de pesos cinco mil ($5.000) en
concepto de daño material y la suma de pesos diez mil ($10.000) en concepto de daño moral. 2)Rechazar el rubro daño punitivo. 3) Imponer las costas a la parte demandada.
4) Regular los honorarios profesionales del Dr. Sandro Ansaldi, en forma definitiva, en la suma de pesos dieciocho mil novecientos veinticinco con ochenta centavos
($18.925,80). Adicionar a los honorarios regulados la suma de pesos tres mil setecientos ochenta y cinco con dieciséis centavos ($3.785,16) atento lo dispuesto en el art. 104 inc. 5
de la Ley Arancelaria. 5) No regular honorarios al letrado de la parte demandada en esta oportunidad.”

2. PROCEDENCIA FORMAL – ADMISIBILIDAD.


El presente recurso es formalmente procedente porque es interpuesto dentro del plazo de ley, con las formalidades procesales correspondientes, y cuestiona una
resolución jurisdiccional definitiva que causa agravio a los derechos de esta parte.

3. SUMARIO DE LA CAUSA.

A. Con fecha 10/05/2017 el Sr. Catania Javier Marcelo inició demanda abreviada de daños y perjuicios pretendiendo una indemnización de $19.000 en
concepto de daño material y de $15.000 en concepto de daño punitivo, solicitando absurdamente la aplicación del art. 52 bis de la ley de defensa del consumidor y regulación
de honorarios prevista por el 104 inc 5 del C.A.- en contra de mi representada, AGRUPACIÓN TRADICIONALISTA GAUCHA 20 DE JUNIO- basando los hechos de la acción en una
“supuesta” sustracción de elementos de su propiedad, que dice el actor haber sufrido en el vehículo Eco Sport dominio OVD894, habiéndose violentado la cerradura del
automóvil, en ocasión de un evento celebrado el día 24 de Marzo de 2017 en el predio de la agrupación, al que la parte actora habría asistido, y manifestando este que el
vehículo supuestamente se encontraba en el “predio” de la agrupación al momento de la sustracción.

B. Oportunamente, el día 28/09/2017 esta parte contestó en tiempo y forma la demanda a fs. 51/55, solicitando se rechace la acción por absurda e injustificada,
luego de negativa general de los dichos de la parte actora, se procedió a la negativa especial y detallada de cada una de las afirmaciones expresadas en la demanda, entre ellas: se
negó el hecho en sí mismo, y en su caso el haber permitido o autorizado el ingreso de vehículos al predio, que el actor sea titular del vehículo Eco Sport dominio OVD894, que
resulte aplicable al caso la ley de defensa del consumidor, como así también se resaló la ambigüedad y oscuridad en la redacción de la demanda, la infundada cuantificación de los
daños reclamados, entre muchas otras consideraciones a las que me remito.

C. Con fecha 31/05/2018 se remitió la causa a mediación obligatoria, sin que se alcance acuerdo alguno.
D. A su turno la Fiscal Civil, a fs. 88/94, concluyó: 1) Que corresponde encuadrar el reclamo de la parte actora dentro de la L.D.C. sin dar mayores fundamentos que
justifiquen tal conclusión; 2) Que no corresponde en autos la aplicación del daño punitivo.

E. Que luego de producida la prueba que hace al derecho de cada parte, la causa quedó en estado de ser resuelta.

F. A posteriori, el A-quo resuelve mediante Sentencia n° 219, obrante a fs. 140/150 de autos, hacer lugar parcialmente a la demanda e imponiendo las costas a la
parte demandada.

G. Que habiendo dicha resolución agraviado mis intereses en este pelito, por infundada y contraria a derecho, interpuse recurso de apelación, y oportunamente
los autos se elevaron a esta Excma. Cámara para expresar agravios.

4. AGRAVIOS DE LA SENTENCIA.

Primer agravio: Valoración “parcial y segmentada” de elementos de prueba –Declaraciones testimoniales y denuncia policial unilateral- por parte del Juez para fundar su
resolución.
El a quo, al momento de valorar la prueba que utilizó para fundar su fallo, se valió básicamente de la prueba testimonial - obrante a fs.77,78,79,80- y denuncia policial “inaudita
parte”- obrante a fs.10-, pruebas que carecen manifiestamente de entidad alguna para dar por probado el hecho que maliciosamente expresa la parte actora.
La Sentenciante dice a fs. 143 -: “Tengo por reconocida la existencia de la celebración de un evento el día denunciado, acontecido en el predio de la accionada.
Ello surge de las testimoniales de fs. 77, 78, 79 y 80.
Incluso el testigo Sr. Héctor Everio Bonino -ofrecido por la demandada- también depuso en sentido similar a fs. 81.
A ello se suma, con valor de indicio, la “invitación” cuya copia obra a fs. 08.
En virtud de ello concluye seguidamente:“ Pues bien, de esos mismos testimonios se desprende que -efectivamente- el Sr. Javier Marcelo Catania fue víctima de
la sustracción de pertenencias que se encontraban en el automóvil marca Ford Ecosport, dominio OVD894. Tal extremo también surge de la declaración del testigo ofrecido por la
propia demandada.”.
Con todo el respeto que me merece SS, autor del fallo, de tales extractos citados se puede verificar que el Juez no valoró de manera correcta, completa e integral la
prueba testimonial obrante en autos, sino de manera parcial, arbitraria y fragmentada, despreciando el contenido completo las declaraciones.

https://www.justiciacordoba.gob.ar/MarcoPolo/_Expedientes/ExpedientesAlta.aspx 1/5
24/10/22, 9:43 :: G E S T I O N DIGITAL PARA A B O G A D O S ::

Hace especial mención en la sentencia, de la declaración del testigo Sr. BONINO HECTOR EVERIO - fs. 81-, (único testigo imparcial del hecho, no comprendido
por las generales de la ley) concluyendo que de su testimonio se tiene por probada la sustracción de los elementos de propiedad del Sr. Catania, el error interpretativo del a quo
resulta evidente, y se corrobora con la simple lectura de la declaración, simplemente expresa: “(…) Que había un señor que decía porque dejaste el auto abierto y unos chicos
jugando adentro. Que había un montón de chicos jugando en ese auto, tipo camioneta Eco Sport, que los chicos eran de la fiesta, que lo sabe por la vestimenta y por la hora de
la noche. Que había un varoncito que cree que era hijo del Sr. Catania. (…) Que Catania cerró la camioneta, revisaron que estaba todo bien, estaban todas las cerraduras sanas
dado que cerró con alarma.” Como puede ver su excelentísima cámara, el testigo ofrecido por esta parte, NO DECLARA haber observado la sustracción de pertenencias que
codiciosamente el actor reclama, por el contrario, sostiene que todas las cerraduras estaban sanas, y en ningún momento hace mención de haber visto alguna de las
pertenencias. Aún en el hipotético e inexistente supuesto que dichas pertenencias hayan existido y a su vez sido sustraídas por alguno de los niños invitados, dicho daño no es
originado por acción u omisión culposa o dolosa por parte de ningún miembro de la agrupación ni de sus directivos, colaboradores, ni dependientes. En este sentido aclaro, para que
resulten resarcible los daños pretendidos, se requiere de la comprobación de responsabilidad subjetiva de quien lo ocasiona (dado que es la regla general establecida por nuestro
código civil, siendo la responsabilidad objetiva la excepción), en consecuencia, recae sobre la parte actora la carga probatoria de dicha responsabilidad, resultando ostensible en
autos que el demandante no probó tal presupuesto, esencial para pretender cualquier tipo de resarcimiento. Aún en el caso que se le atribuya a mi representada la responsabilidad
objetiva, tal como injustamente sentenció el juez de 1ra instancia, tampoco en ese supuesto y bajo ningún punto de vista deviene responsabilidad indemnizatoria contra la
agrupación, puesto que se trataría de un daño generado por un TERCERO POR EL QUE NO SE DEBE RESPONDER, siendo uno de los eximentes de la responsabilidad y consecuente
ruptura del nexo causal. Se reitera no existe en toda la causa una sola prueba objetiva que pueda hacer demostrar que el hecho ocurrió como lo dice el actor, mas por el contrario
todos los testigos refieren que: “… el Sr. Catania decía que le faltaban…. Que el actor decía que le habían robado…”. Situación esta que nadie vio y que no se probó. Que la
denuncia policial acompañada (si bien se niega la misma) resulta no ser más que una declaración unilateral del actor, con infinidad de incongruencias. No probó el actor haber tenido
esos elementos en su vehículo que dice o refiere supuestamente le han sustraído. Es decir, tenemos que “confiar” en el actor que dice que tenía esos elementos previamente, que dice
que se los sustrajeron en oportunidad de un evento privado (de un socio del club) y para colmo que pretende que una institución sin fines de lucro y con el fin de sostener y fomentar
nuestra cultura patria y gaucha, se haga responsable por tal “inventada situación”.
A su vez, el sentenciante se vale también de las declaraciones de los testigos ofrecidos por la actora, resulta necesario destacar que ninguno de todos los testigos escapa de
las generales de la ley, tal como lo reconoce cada uno de ellos cuando se les interroga respecto a su relación con el actor (dos testigos reconocen ser cuñados, otro ser el primo y el
cuarto testigo afirma ser el primo de su esposa, y organizador del evento por tratarse de su casamiento) siendo en consecuencia inidóneas sus declaraciones como medio de prueba
para la presente causa, se torna manifiesta la parcialidad y el interés de los testigos en el resultado del pleito y en beneficiar al actor en contra de mi representada. El autor de la
sentencia sostiene: “si estamos hablando de un suceso acontecido en la celebración de una boda, resulta razonable y esperable que los testigos sean conocidos o parientes del actor.”,
coincido en la existencia de un margen de probabilidad que parte de los testigos del hecho puedan encontrarse dentro de las generales de la ley y sean necesarios para alcanzar la
verdad en el caso, pero debe tenerse en cuenta a la hora de resolver que TODOS los testigos ofrecidos por la parte actora poseen un evidente interés en el pleito.
Sumado a ello, ninguno presenció el hecho de la supuesta sustracción, solo se remiten a dichos de otras personas no individualizadas, o a acusaciones o dichos que el propio
Catania reclamaba al momento del robo, es decir ninguno de todos los testigos parciales e interesados reconoce haber visto o percibido de forma directa que se haya forzado la
cerradura, como así tampoco manifiestan haber visualizado daños en alguna de las cerraduras del vehículo, así por ejemplo: el testigo Ariel Auad, cuñado del actor, declara:
“(…)sintió el alboroto y ahí fueron a preguntar que paso, a lo que le dijeron que le habían abierto el auto a Javier.(…)” ; la testigo Valeria Catania, prima del actor, expresó: (…) que
le abrieron el auto, porque al actor se lo dijo y por que vió el auto y que no recuerda si estaba dañada la cerradura o solo abierto el auto.”
Resulta evidente que ninguno de los testigos presenció el hecho de forma directa, y solo declaran bajo la presión de los dichos del señor Catania, como así tampoco manifiestan
haber visualizado los daños sobre la cerradura.
La otra prueba que utiliza el a quo para tener por probada la existencia del hecho, es la denuncia realizada por la actora ante el ministerio público fiscal, obrante a fs. 10. Me
resulta sorprendente tener que aclarar que una simple denuncia unilateral ante la policía no basta para dar por probado ningún hecho, más aún teniendo en cuenta que el propio actor
manifiesta en la denuncia que el robo se le ocasionó en el km 5 camino a 60 cuadras, siendo la ubicación del predio de la agrupación en el km 6 y ½, es decir se toma como prueba
concluyente una denuncia con datos no coincidentes en cuanto al lugar del suceso.
Así las cosas, el “inventado” hecho base de la dolosa acción no ha sido probado por el actor. Solo dichos del mismo, dichos de testigos (amigos y familiares) que escucharon que el
actor decía tal o cual cosa…etc. No hay prueba de los daños sufridos por la cerradura, más por el contrario los testigos refieren que no tenía daños la unidad. Entonces, tenemos que
creerle al actor sin prueba y por sus solos dichos de que el hecho existió, pese a que no haya prueba de ello.
Por todo ello, y en base a la aplicación de la sana crítica racional EL HECHO DEL SUPUESTO ROBO NO EXISTIÓ o al menos no fue probado (fueron solo dichos del actor),
razón por lo cual mal puede hacerse lugar a la demanda, ni siquiera de forma parcial. Toda la causa se basa en puras manifestaciones y sandeces del actor. NO HAY HECHO, NI
HAY PRUEBA DEL HECHO.

Segundo agravio: Errónea aplicación e interpretación de la ley de defensa del consumidor.


Con el debido respeto que el a quo merece, resulta necesario dejar en manifiesto el grave error cometido al concluir que corresponde al caso de autos, la aplicación de la ley de
defensa del consumidor, brindándole al actor una sobreprotección por demás injusta e incorrespondida.
La sentencia, en reiteradas ocasiones, se basa para justificar su decisión en la aplicación de la ley de defensa del consumidor, en casos de jurisprudencia y doctrina que no
resultan análogas a la presente controversia, por el contrario en nada se parecen, en consecuencia cuando en fs. 142 (dorso) cita: (…)Compartimos lo sostenido por Schiavi en orden
a que “la seguridad debe estar garantizada no sólo para el que efectuó una compra en el local comercial sino también para todo aquel que circule en sus instalaciones, porque la
existencia de una relación de consumo no queda subsumida a la celebración de un contrato.”, con cita de: Gregorini Clusellas, Eduardo L. “El daño resarcible del consumidor
accidentado en un supermercado”, La Ley-2011 Revista nº7, pág. 63 y Schiavi, María Virginia “El consumidor y los supermercados”, cita online AR/DOC/993/2013”. ; A su vez en fs
143 (dorso)/144 cita: En un caso similar se sostuvo que: “El supermercado Vea de autos no contaba, al momento del hecho, con personal de vigilancia ni cámaras de seguridad. Tal
afirmación de la actora no fue controvertida por la demandada quien, de no haber sido ello cierto, podría haber ofrecido como prueba las filmaciones de la playa de
estacionamiento el día y en el horario referidos o el testimonio del guardia de seguridad, por lo que, si no lo hizo, debe cargar con la responsabilidad de su omisión, en base al
carácter preponderante del consumidor reseñado supra.”(Cámara de Apelaciones IV en lo Civil y Comercial de Salta en autos “Martínez Poma Juan Manuel c/ Supermercado Vea
s/ sumarísimo – daños y perjuicios – defensa al consumidor” Cita: Portal Microjuris MJ-JU-M-107565-AR | MJJ107565 | MJJ107565, fecha 05/09/2017.)”.
Entre otras numerosas citas similares que versan sobre el mismo supuesto fáctico, grandes empresas de supermercados, que otorgan servicio de estacionamiento y que realizan una
clara actividad comercial a los fines de lucrar y enriquecerse, que evidentemente ocupan una posición de poder en relación con el consumidor, y que además, reitero, brindan
adicionalmente un servicio de estacionamiento. Harta doctrina y jurisprudencia ha sostenido que la justificación de la ley de defensa del consumidor se encuentra en la
vulnerabilidad de una de las partes de la relación jurídica, y que sin duda en los casos previamente citados dicha vulnerabilidad se torna evidente, por denostarse el desequilibrio
estructural entre ambos polos de la relación, citando al Dr. Francisco Junyent Bas “(…)En este marco, es criterio determinante de la existencia de la relación de consumo que exista
un desequilibrio estructural entre las partes, el que no puede predicarse de un artesano o un profesional, o asociaciones que poco puede imponer a sus clientes, ni tampoco se lo
puede equiparar a sus propios proveedores” (Título: El impacto del Anteproyecto de Código Civil y Comercial de la Nación en la figura del consumidor Autor: Junyent Bas,
Francisco - Garzino, M. Constanza).
En esta línea de argumentación remarco, dicho desequilibrio no puede ser invocado a la presente causa, por numerosas y certeras razones que paso a exponer: En primer lugar la
asociación demandada no ejerce actividad comercial alguna, es decir se trata de una asociación sin fines de lucro, no se trata de un salón de eventos que organice fiestas/casamientos
como actividad profesional, este no es el objeto de la agrupación, ocasionalmente presta el salón de su propiedad a los socios o con la finalidad de fomentar las actividades gauchas

https://www.justiciacordoba.gob.ar/MarcoPolo/_Expedientes/ExpedientesAlta.aspx 2/5
24/10/22, 9:43 :: G E S T I O N DIGITAL PARA A B O G A D O S ::

y patrióticas (ver fs. 38 frente y dorso), objeto para la que fue creada , siendo todos los cargos y servicios que prestan sus directivos ad-honorem.
En segundo lugar, mi representada las pocas veces que presta el salón, se obliga única y exclusivamente a otorgar el uso y goce del salón de su propiedad, sin que se brinde, ni se
incluya algún otro tipo de servicio adicional, siendo a cargo del locatario la organización completa de un evento, todo tipo de servicios y comodidades que quiera brindar a sus
invitados dentro del predio (cáterin, shows, luces, etc.). Se torna necesario hacer énfasis, en que se encuentra totalmente prohibido el acceso de vehículos al predio que no sea el del
personal autorizado, es decir, si algún vehículo ingresa es sin autorización. Esto se desprende textualmente del propio testimonio del novio (socio organizador del evento), Alvarez
Mario Cesar: “(…) se ingresa por la tranquera, con custodia policial en el ingreso, que es un adicional que el testigo abono para su casamiento y que fue exclusivamente para la
fiesta (…)”.
Por tal motivo mal puede el a.quo tener por acreditada la relación de consumo en la siguiente causa, toda vez que no se ven configurados los presupuestos básicos para su aplicación,
ni el actor es un afectado a una relación de consumo, ni la demandada es prestataria de un servicio que sea protegido por dicha normativa, ni nada que se le parezca. Razón por lo
cual debe rechazarse su aplicación y presunciones, ni siquiera de forma analógica.
Se reitera, el quincho mayor se presta a los socios como parte de la función social y solidaria que desarrolla la agrupación que represento. En ningún momento puede existir la
posibilidad de interpretación de tal situación como “relación de consumo”, dado que no solo desvirtuaría el ordenamiento legal protectorio para el que fue creado, sino por el
contrario atacaría a una “ONG” en su labor de colaboración, ayuda, solidaridad y función social que desarrolla. La agrupación no se beneficia en nada, son los socios y socias
quienes (generalmente de escasos recursos) pueden utilizar las instalaciones. En consecuencia mucho menos hay ni puede entenderse como relación de consumo ni afectación alguna
a una relación de consumo el vinculo entre el actor y la demandada.

Tercer agravio: Violación al sistema dispositivo, y a los principios de igualdad, defensa en juicio y debido proceso – abuso de en la utilización de las medidas de mejor
proveer- Carencia de razón suficiente para probar el hecho y la cuantía de los daños

En este punto, me quiero referir a la abusiva y sorprendente medida de mejor proveer que solicita el A-quo, supliendo indisimuladamente la negligencia de la
contraparte y que utiliza como justificación para tener al hecho productor del daño como existente.

Así, cuando dictamina :“(…) Paralelamente, el actor alegó que se violentó la cerradura del automotor “del lado del conductor” (fs. 1 vta. y 2). Tal extremo se
corrobora con el acta de inspección ocular realizada por el funcionario policial Cabo Rodrigo Lisboa de la cual surge que en un automóvil marca Ford, modelo Ecosport, de color
blanco, dominio OVD894, se constata un daño en la cerradura de la puerta delantera del lado del conductor (fs. 130).(…)”. En este sentido el a quo burdamente vulnera los
principios de igualdad, debido proceso, defensa en juicio y el sistema dispositivo en su integralidad, al incorporar una prueba ilegítima al proceso.

Que la facultad otorgada al Juez en el Art. 325 en relación a la Medida de Mejor proveer, es de pleno carácter subsidiario, y busca aclarar deficiencias o confusiones
sobre pruebas ya ofrecidas y producidas, el juez no puede suplir la deficiencia probatoria de las partes. Así surge entonces que ninguna de las partes ha solicitado dicha prueba,
como podrá corroborarse con las propias constancias de autos. Es decir, el juez asume facultades notoriamente “extra petita”, perdiendo así su condición de director del proceso, sin
respetar el derecho y la obligación de cada parte de ofrecer y producir las pruebas que hacen a su derecho, como así tampoco el de fiscalizar y conocer dichos elementos de prueba.
Se “auto aporta” una prueba en favor exclusivo del actor. Prueba que por cierta resulta inuadita parte, que la demandada no pudo corroborar, ni inspeccionar. Asi pues, es un acta
Notarial (con participación de las partes) el único medio fehaciente a los fines de acreditar tal extremo, y no los dichos del actor ni la simple manifestación de un oficial de policía
que días después del supuesto hecho refiere verificar. ¿ como sabemos que la supuesta cerradura dañada no lo estaba con anterioridad al hecho que supuestamente se invoca?...
¿Cómo sabemos que esos daños se ocasionaron en el predio de la demandada?... situación esta que no fue probada, más por el contrario la totalidad de los testimonios aportados
dicen que el vehículo NO ESTABA DAÑADO y que eran solo los dichos del actor al respecto. El Testigo Bondino refiere además que el actor cerró con alarma su auto… ¿Cómo es
posible si tenía la cerradura rota?...etc.,

A su vez, mas allá de la ilegítima prueba incorporada, la misma carece de razón y entidad suficiente para tener por probado el supuesto hecho delictivo que maliciosamente el
actor aduce, teniendo en cuenta que el certificado de inspección ocular a fs. 130 (prueba que insisto, no debió ser incorporada a autos) fue realizada a las 15.00hs del día 25 de
Marzo, es decir casi 23 horas después hecho dañoso que el actor alega en la demanda. Resulta evidente que no hay inmediatez entre el momento de la producción del supuesto hecho
dañoso y la inspección ocular del vehículo, cualidad esencial para que dicha prueba nos pueda brindar algún tipo de certeza respecto a la existencia de dichos daños, en definitiva,
resulta absurdo que se pueda tener por probado el hecho dañoso exclusivamente por una inspección ocular carente de inmediatez, de contralor y que no debió ser tenida en cuenta
como prueba válida a la hora de resolver, amen de denunciar que el hecho fue en otra dirección diferente al predio de la agrupación. En concordancia con lo manifestado, ninguno de
todos los testigos manifiesta en sus declaraciones haber visualizado de forma directa daño alguno sobre la cerradura, es decir que el actor no logra probar si quiera a través de sus
inidóneos testigos violencia sobre el vehículo. Y sumado a ello, de la propia prueba documental (NO RECONOCIDA POR CIERTO) a fs 15, surge que el estado del vehículo al
momento de la restitución de la posesión al supuesto locador, se recibe sin daños aparentes, es decir se reconoce que el vehículo, previa inspección, se encontraba en perfectas
condiciones y sin reconocimiento de daño alguno sobre las cerraduras. Por último cabe resaltar que el actor tampoco incorpora como prueba documental, fotografías donde consten
los daños en la cerradura, así lo expresa el a quo: “(…) Es decir, no se encuentra legitimado para reclamar los daños del rodado dado que no es el titular registral y tampoco acreditó
haberlo reparado.(…)” Mintió en la demanda al pretender hacerse pasar por el dueño. Ni siquiera acompañó alguna fotografía que acredite los supuestos daños. Si bien en la
inspección ocular realizada “inaudita parte” por el funcionario policial se constataría un daño en la cerradura de la puerta delantera del lado del conductor (fs. 130), de la ya
mencionada copia de fs. 15 surge que el rodado fue devuelto a la empresa locadora del automotor “sin daños aparentes”.(…)”, resulta cuanto menos extraño, que no se haya
incorporado siquiera una sola foto del daño, siendo una prueba de tan sencilla producción, y que evidentemente denota la inexistencia de todas las mentiras que se esgrimen en la
demanda.

Sin poner en tela de juicio, bajo ningún punto de vista, la integridad y capacidad que el a-quo posee, es notorio que en este caso ha cometido una injusticia a la hora de resolver,
sin embargo, coincido con SS cuando a fs 144 manifiesta: (…) Incluso, del testimonio de fs. 81 surgiría que el vehículo pudo haber sido dejado abierto. Ello podría ser un motivo
que interrumpa el nexo causal por culpa de la propia víctima. (…)”. Queda claro por las razones expuestas que el actor no logra probar por ningún medio que el vehículo haya
sufrido violencia alguna, en consecuencia, el a-quo sustenta su decisión en un hecho que manifiestamente no existió, y a su vez reconoce que en el supuesto de que el vehículo se
haya encontrado abierto se trataría de un hecho de la víctima, razón que exime a mi representada de responsabilidad alguna. ¿Cómo podemos saber que en el vehículo estaba la
billetera y esa campera? (sino no hay prueba de ello). Por último, no hace referencia a lo vertido por casi todos los testigos de que en el interior del rodado SE ENCONTRABAN
JUGANDO NIÑOS (que estaban en el casamiento) Y QUE UNO DE ELLOS ERA EL HIJO DEL PROPIO ACTOR. Resultan entonces que, había niños en el auto jugando (entre ellos el hijo
del actor) y que supuestamente el actor dice que le faltan algunas pertenencias y pretende absurdamente achacar responsabilidad a la Agrupación Gaucha (propietaria del predio) por
tal situación. Dicho en otras palabras, el hecho base de la acción fue un simple invento del actor, o su propio hijo le sustrajo dicha supuesta billetera o un amiguito de este lo hizo (si
es que realmente tenía la billetera en el auto como decía, situación que tampoco fue probada). La presente demanda resulta a todas luces una aventura procesal tratando e inventando
un hecho inexistente. Si fuera cierto que el actor perdió su billetera…. ¿Cómo sabemos que estaba en el auto y no la perdió en otro lugar previamente?... si estaba su propio hijo con
amiguitos jugando en el auto… ¿Cómo sabemos que no fue uno de ellos quien los sustrajo?...etc.…etc. Resulta así por demás absurda la sentencia apelada que pretende achacar
algún grado de responsabilidad a la demandada por un hecho inexistente, cuantificando rubros sin prueba de ninguna naturaleza y otorgándole al actor daño moral cuando ni quiera
fue reclamado en la demanda como tal.

https://www.justiciacordoba.gob.ar/MarcoPolo/_Expedientes/ExpedientesAlta.aspx 3/5
24/10/22, 9:43 :: G E S T I O N DIGITAL PARA A B O G A D O S ::

Cuarto agravio: -Errónea e injustificada cuantificación de daños-Violación al principio congruencia / extralimitación en sus facultades. Basamento judicial
en documental no reconocida.

Se expide la Sentenciante en el Considerando n° V) a), luego de desestimar los daños sobre el vehículo por falta de legitimación, a fs. 146 dorso:“ En tercer lugar,
persigue el resarcimiento por la sustracción de una tarjeta de crédito del banco Macro y una tarjeta de débito del banco ICBC. A fs. 107/108 acompañó notas del Banco Macro y
ICBC, de las que surge que el Banco Macro informó que la tarjeta de débito fue denunciada robada el día 24/03/2017 y que la misma se renovó el día 27/03/2017. Esto permitiría
suponer entonces el menoscabo en cuestión.

No ocurre lo mismo con la otra tarjeta. A fs. 107 obra “consulta de saldo de productos” del Banco ICBC acompañada en cumplimiento que la medida para mejor
proveer dispuesta a fs. 101 que requería acompañar original y copia de “las renovaciones de objetos aparentemente sustraídos”. De dicha consulta (fs. 107) no surge que se haya
efectuado reposición alguna de tarjeta de débito y de la leyenda “Tarjeta Banelco Electro nº… T01 28-03-17 VIGENTE” no puede inferirse que ello fue así.”
En primer lugar, me remito a las razones esgrimidas en el tercer agravio respecto a las medidas de mejor proveer, puesto que nuevamente se extralimita el juez en sus
facultades para tener erróneamente por probado la cuantificación de un daño inexistente, supliendo de este modo negligencias procesales de la contraparte. (quien solo ofrece prueba
documental no reconocida y testigos inidóneos)
Sumado a ello, resulta inaudito y agraviante tener por existente el daño por el simple hecho de denunciarlo, y darle de baja a la tarjeta, bajo ese criterio podrían tenerse por
probado infinidades de daños materiales sobre cosas de mi propiedad con solo acudir a la institución correspondiente, manifestar unilateralmente sustracciones inexistentes, tal como
ocurre en el caso que nos convoca, ocasionando de este modo, una seria vulneración a la seguridad jurídica que el ordenamiento y la justicia deben garantizar. Lo mismo resuelve el
a-quo respecto al carnet de conducir, cuando resuelve que por tramitar un nuevo ejemplar, se puede tener por probada la sustracción.
A fs. 147 resuelve: “(…) En último lugar, reclama el robo de una billetera negra, dos camperas de color bordó y negro y la suma de $1000. Ello también fue denunciado como
sustraído a fs. 124.
De la declaración testimonial de fs. 77 vta. surge que el Sr. Auad indicó: “Javier le dijo lo que faltaba, la campera de los chicos, un bolso con cheques y tarjetas…”. A fs. 78 vta. la
Sra. Catania también expuso: “Entiende por lo que Javier le dijo que le faltaban abrigos y un bolso con documentación.”En el mismo sentido los testigos declarantes a fs. 79, 80 y
81.(…)”.
En conclusión, no existe prueba directa a los fines de cuantificar el supuesto daño patrimonial sufrido por el actor. Sobre este punto, respecto a la billetera, dos camperas y la suma
de $1.000, el sentenciante entiende que sumado a la denuncia de las mismas, el daño se tiene por probado y cuantificado por las declaraciones de los testigos por él mismo ofrecidos
(y que fueran todos impugnados). Es inconcebible que se entienda que el daño sobre dichas pertenencias haya existido solo por que el actor lo haya manifestado o las haya sido
denunciado, y más aún que se utilice como segundo fundamento una declaración testimonial que se remite a lo manifestado por el propio actor, es decir ninguno de los testigos
visualizaron por su propia cuenta que dichas pertenencias hayan estado antes en el vehículo ni que hayan sido sustraídas, el juez gravemente entiende que si se encontraban en el
auto y que fueron sustraídas por los maliciosos y dichos del Sr. Catania vertidos en su denuncia, y los comunicados a sus testigos. En fin, ¿bajo que prueba directa, objetiva y
material el a.quo sustenta su cuantificación patrimonial de los supuestos daños?... ¿Cuánto vale una billetera? (no hay prueba de ello en la causa) … cuanto pagó el actor por la
renovación de sus supuestas tarjetas? (en la totalidad de los casos los bancos proceden a emitir nuevos plásticos sin costo alguno) … ¿Cuánto vale una campera?... toda la
cuantificación patrimonial efectuada por el a.quo lo hace sin ningún tipo de prueba directa al respecto (y claro está que tratándose de daños patrimoniales directos no puede aplicarse
presunción de ninguna índole y la falta de prueba adolece pura y exclusivamente a una deficiencia probatoria del actor, que no puede ser suplida por el sentenciante).
Respecto al rubro daño material pretendido, el a quo resuelve hacer lugar parcial por la suma de $5.000, sin dar razón alguna respecto al quantum del daño, quedando librado
a su arbitrariedad y discreción, sin brindar si quiera algún criterio para su fijación que permita dar por sentado la cantidad que injustamente exige indemnizar. Sumado a ello el actor
reclama los daños a la cerradura de un vehículo que evidentemente no pertenece a él (pese manifestar en la demanda que es de su propiedad posteriormente relata que es alquilado,
adjuntando contrato de locación que a su vez tampoco se encuentra reconocido por los firmantes…etc.), todo lo cual evidencia la total falta de legitimación activa respecto este daño
reclamado, lo cual merece una ejemplificadora condena en costas atento demandar rubros no correspondidos bajo ningún punto de vista y ser la presente causa pura y
exclusivamente una aventura procesal.
En esta línea de equivocaciones, el a-quo vulnera manifiestamente el principio de congruencia, cuando resuelve condenar a la agrupación por la suma de $10.000 en concepto de
daño moral, RUBRO NUNCA PRETENDIDO NI RECLAMADO POR LA ACTORA, incumpliendo el a-quo su deber de limitarse a resolver lo solicitado por las partes, creando rubros que
no fueron demandados, y que tampoco fueron probados. El principio de congruencia es un principio procesal que hace a la garantía del debido proceso, que marcan al Juez un
camino para poder llegar a la sentencia, y fijan un límite a su poder discrecional, y que en autos, ha sido violado descaradamente. Ello se desprende de fs. 3, cuando el actor al
momento de describir los “daños” pretendidos, solo hace mención al daño material (discriminando los porcentajes en camperas, cerraduras y la plata sustraída en $9.000, y por los
trastornos derivados de la sustracción de documentos y tarjetas por su necesidad de reposición por la suma de $10.000) y daño punitivo, sin hacer mención directa alguna del rubro
de daño moral en ninguna parte de la demanda, y siendo esta la única oportunidad procesal para solicitarlo, en consecuencia el a-quo debe limitarse a los rubros allí descriptos. Si
bien es cierto que se hace mención en la demanda “de los supuestos trastornos derivados de la ficticia sustracción”, en ningún momento se lo menciona como un rubro propio,
supliendo el juez nuevamente la negligencia de la parte actora, y que sumado a ello dicho rubro carece de justificativo probatorio alguno, puesto que dichos trastornos no son
mencionados por ninguno de los testigos, ni tampoco surge de la denuncia policial, solo consta su mención en la misiva de fs. 11, sin siquiera mencionarse allí tampoco como rubro
de “daño moral”.
Que como bien tiene por cierto V.E. los daños se clasifican de forma bipartita en patrimoniales y extrapatrimoniales, encuadrando el daño material dentro de la primer
clasificación (daño patrimonial) y al daño moral dentro de la segunda (daño extrapatrimonial), en consecuencia resulta completamente incompatible que un rubro quede subsumido
dentro del otro cuando evidentemente se tratan de rubros opuestos, hacer lugar a una petición redactada en tales términos ocasiona vulneración de nuestra defensa en juicio y serios
problemas respecto a las reglas que rigen el proceso civil y a la justicia que pretendemos, de este modo resulta más conveniente redactar las pretensiones de formas oscuras y vagas
a los fines que S.S. supla la negligencia del demandante, y condene a su entera discreción, en base a prueba no producida ni ofrecida en autos, en hechos no probados, por daños no
reclamados y que a su vez tampoco se encuentran probados si quiera mediante una fotografía.
Adentrándonos en análisis y justificación de la sentencia respecto a los fundamentos por los cuales otorgar daño moral al actor… ¿Cuáles son?... ¿porque le correspondería
al mismo?... todas estas incógnitas puestas de manifiesto quedan sin respuesta en la sentencia aquí jaqueada. El daño moral no es presuncional y de aplicación absoluta en todos los
procesos. Mal puede otorgarse al actor un rubro de carácter extra patrimonial cuando su demanda resulta de absolutas mentiras e invenciones ficticias, tratando de “culpar a la
agrupación” por hechos que no existieron o que al menos no fueron probados y que de haber existido no fueron realizados por la demandada ni sus dependientes (procediendo en
consecuencia la interrupción del nexoS/D causal por la culpa de un tercero por el que no se debe responder), no se otorga deber de cuidado, ni de custodia, ni de garantía ni
prestación de estacionamiento.

Quinto agravio: responsabilidad


Que ya se ha dicho que (aun cuando se tome por cierto lo relativo al hecho inventado y fabricado por el actor) de mediar responsabilidad de la demandada sería de carácter subjetiva
razón por la cual debió el actor probar la acción directa de uno de sus dependientes. Situación esta que no ha existido.

https://www.justiciacordoba.gob.ar/MarcoPolo/_Expedientes/ExpedientesAlta.aspx 4/5
24/10/22, 9:43 :: G E S T I O N DIGITAL PARA A B O G A D O S ::

El contrato de uso por el que se le presta a cada socio el salón de la agrupación, no se encuentra reconocido al igual que toda la documentación incorporada y que fuera
expresamente rechazada por esta parte al contestar la demanda, remitiéndome por ello a los principios probatorios y procesales respecto a documentación no reconocida y su nula
validad en un proceso.

Dicho, en otros términos: ¿Por qué debería responder la demandada por el hecho supuestamente padecido por el actor?... bajo que factor de atribución?... (dicha situación no fue
explicada en la demanda, afectándose nuevamente nuestro derecho constitucional de defensa en juicio).
Se entiende entonces que la respuesta es factor subjetivo, por lo cual debió probar la culpa o dolo del demandado o uno de sus dependientes. Debió esgrimir, deslizar o argüir cual
era la conducta esperada que debió realizar la Agrupación a criterio del actor y cual es el reproche que se le hace. (situación esta que a la luz de la Litis y de las propias constancias
de autos no sucedió).
Si la respuesta fuera Objetiva basándose en algún factor de Riesgo, equidad …etc., (aunque resulta evidente que no correspondería ni remotamente) una de las causales de
exoneración y de interrupción del nexo causal es la culpa de un tercero por el que no se debe responder o la culpa de la propia víctima. Es decir, de ser cierto el supuesto hecho y
no habiendo otorgado la demandada bajo ningún punto de vista deber de custodia ni de cuidado, ni de garantía ni nada que se le parezca (más por el contrario se encuentra prohibido
el ingreso vehicular al predio) no corresponde tampoco la condena en nuestra contra.

Por todo lo expuesto y manifestado la sentencia de 1° instancia debe ser revocada condenando al actor con las costas del proceso.

5. PETITUM.
Por todo lo expuesto solicito.
a) Téngaseme por notificado, y por expresados los agravios.
b) Admita los agravios formulados dejando sin efecto lo resuelto en Primera Instancia, revocando la Sentencia por contrario imperio, rechazando la demanda.
c) Impónganse las costas a la parte contraria.

SERÁ JUSTICIA

Presentado por: PACHARONI, JUAN GUILLERMO el 21/07/2022 08:00

Impreso el 24/10/2022 a las 09:42 a.m. por 1-33626

https://www.justiciacordoba.gob.ar/MarcoPolo/_Expedientes/ExpedientesAlta.aspx 5/5

También podría gustarte