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sombríos, en las transversales parisinas, en las buhardillas adobadas por álamos y tragedias.
Durante el siglo XIX, los escritores románticos se esforzaban en conjurar sombras y mistificar el
sufrimiento tras escenarios góticos, propios del folclore europeo. Edgar Allan Poe, exponente del
El paradigma del cronotopo romántico a través del lente europeo se extendió a los
ambientes taciturnos. Por supuesto, en toda obra literaria existen pretensiones de fondo, como
susurros que se entrelazan con las tramas principales y refuerzan los componentes del romance de
manera tácita.
que permite la unidad artística del relato, la asimilación del espacio, la progresión
temática, así como la asimilación de la evaluación de la historia en los dos momentos más
María, de Jorge Isaacs, entonces, se vuelve un reflejo disruptivo del romanticismo clásico,
al menos en lo que respecta al espacio y el folclore que constituyen los escenarios de fondo de la
novela. María es una novela que transcurre en un contexto colonial. Se reemplazan los adoquines
parisinos por los caminos reales, los álamos por los árboles frondosos de las plantaciones del
Valle del Cauca. Si bien la estructura narrativa deriva directamente del estilo francés que
presentan obras como Atala de Chateaubriand y otras, la marcada distinción histórica y política
de la obra, conjugadas con los espacios abiertos, los escenarios de la hacienda El Paraíso, el idilio
El impacto de María, empero, trasciende las apreciaciones literarias (como toda obra que
Como podemos ver, esta novela coadyuvó al proceso de formación de la nación haciendo
pasiones entre los cónyuges, sino de fortalecer la institución matrimonial bajo los mismos
naciones: libertad e igualdad. Sin duda alguna, estos parámetros también alimentaron el
progreso de individuación, que es considerado por algunos teóricos como el logro más
Era de esperarse que María tuviera un influjo poderoso sobre quienes le leían. Jorge
Isaacs presenta a María como una muchacha incauta, casta y de aurora ultraterrena. Un modelo
que se debe seguir, suponiéndose que las mujeres de la época empatizaran con el arquetipo de
María.
de la nacionalidad colombiana a lo largo del siglo XIX. La mujer que hemos creído María
esclavitud en Colombia, o por lo menos que existe cierta coincidencia y que la novela eleva la
igualdad entre esclavos y amos, sin embargo, el relato no es acuse romántico por la libertad de los
esclavos, una gesta racional por su igualdad de derechos, sino una legitimización del estatu
quo. Si ya como puede leerse a lo largo de la propia Ley hay discriminación entre hombres y
mujeres negros, la novela solo se limita a patrocinar un aparente buen trato, amoroso, pero
nacionalistas. María no muere por amor, sino por un ataque epiléptico y el autor no trata de elevar
su muerte al pedestal del romance inmaculado. No se inmola en las pretensiones de sus colegas
sometiéndose a la voluntad de su padre para que estudie medicina en Londres. Por supuesto, la
tensión romántica entre la pareja y los personajes circundantes es evidente, no se pretende negar
este hecho,
Así pues, el romanticismo respecto a los héroes queda referido a la expresión subjetiva de
sus mundos nostálgicos del amor, mientras que al cronotopo central en que se realiza
diferentes clases sociales, la hegemonía de la raza blanca como consolidación del poder
dominante, la religiosidad católica como elemento de control del sujeto que se impuso en
Colombia desde el siglo XIX; precisamente, los ejes centrales que constituyen la novela
María es una novela romántica, sí. Consiente mucho de los cánones del romanticismo
francés y por supuesto que es entrañable la pasión pueril de los protagonistas, quienes se aman
con un ardor idílico que acaba frustrado por el aciago azar, el capricho divino o la simple
disposición del pincel que, indistintamente, retrata la tragedia sobre todos los hombres. Es
entretenida, ampliamente ilustrativa respecto a cómo se podían percibir las cosas durante los
primeros años de la República. Una imagen que se eleva sobre la realidad de los criollos, que
buscaba presentar al mundo una apoteósica reflexión de las costumbres criollas donde los negros
eran tratados con dignidad, el amor florecía y se marchitaba súbitamente, en medio de espasmos
dolorosos, pero conmovedores, y la fuerza de voluntad somete la ciencia en un afán fútil de curar
la epilepsia.